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Cuestionario previo a la Unidad de Trabajo 4

1. Narre una situación personal que le haya causado impacto en su vida (atención de
emergencias, duelo, pérdida personal, problemas familiares, problemas de pareja, etc…)

A lo largo de mi vida, he pasado varios eventos impactantes que han sido de gran
trascendencia. Sin duda alguna el que más marcó mi vida fue haber perdido a mi pilar, mi
madre.
Hace exactamente 2 años y 6 meses, enterraba a mi madre en el cementerio de mi
localidad, diría que ese fue el peor día de mi vida, pero no; todo empezó 2 o 3 meses antes.
Mis padres se dedicaban al transporte escolar, mi madre manejaba una furgoneta y su
jornada de trabajo empezaba poco antes de las 6 a.m.
Cierto día llegó a casa refiriendo que tenía dolor de espalda, no le dio mucha importancia ya
que refería que la noche anterior no había dormido bien y tal vez se deba a que adoptó una
mala posición al acostarse. Con el pasar de los días su dolor se iba agudizando, decía que ya
no lo podía ni describir y no mejoraba ni con reposo. Pensando en que tal vez se deba a un
dolor muscular acudió con una fisioterapista, pero el dolor tampoco disminuyó.
Cierto día mi mami se encontraba tomando una ducha, al poco tiempo la escuchamos gritar,
mi hermana y yo fuimos a ver qué pasaba y cuando entramos la encontramos agachada y
decía que no se podía incorporar, con mucho esfuerzo mi hermana y yo logramos erguir su
cuerpo y ayudamos a terminar su baño, la sacamos, la vestimos y le recostamos sobre la
cama. Ese día empezó la preocupación para todos en casa, sabíamos que algo no estaba
bien, sus dolores no eran musculares, no eran por un simple golpe o tal vez por dormir en
una mala posición. Al siguiente día empezamos a realizarle exámenes: de laboratorio,
radiografías, resonancias, entre otras; en los resultados nunca salió nada fuera de lo normal.
Los médicos le recetaron medicamentos para el dolor, aparentemente eso disminuía un
poco su molestia, pero poco duró.
Pasaban los días y el dolor se hacía más intenso, decía que le costaba levantarse, sentarse,
moverse, caminar y así era.
Nos recomendaron realizarle una tomografía, para ese entonces ya le movilizábamos en una
silla de ruedas, los movimientos que podía hacer por sí sola eran mínimos, necesita de toda
nuestra ayuda. Cuando nos entregaron los resultados de aquel examen, mi mundo se
desmoronó. El doctor dijo que tenía tumores malignos en cada una de sus vértebras, su
recomendación era que con esos resultados vayamos lo más pronto a Solca. Yo no paraba
de llorar, mi mami más fuerte que yo, me decía que no me pusiera así, que ella estaría bien
y que iba a luchar para que así sea. Pero yo sabía que lo que se venía no sería nada fácil.
Si hay algo que siempre he rescatado en mi vida, es que tengo una familia muy unida y
desde el momento en que se enteraron de lo que pasaba con mi mami, estuvieron ahí
incondicionalmente.
Llegar a Solca, para mí, fue lo peor. De no haber sido porque logramos conseguir un
contacto que trabajaba ahí, seguramente mi mami nunca hubiera sido atendida. Mis
hermanas y yo nos turnábamos para poder trasladarla hasta el hospital, cada día era
examen tras examen y los resultados no nos lo entregaban, pero nuestro contacto los
conseguía. Decía que no eran favorables, que seguirían haciéndole exámenes hasta lograr
un diagnóstico acertado, por lo pronto todo apuntaba a un cáncer de origen desconocido.
Mi mamá cada día peor, cada día dependía más de nosotros para todo, ya no podía hacer
absolutamente nada sola, la aseábamos, le dábamos de comer, peinarla, tuvimos que bajar
su cama a la sala de la casa, para levantarla teníamos que colocar una tabla debajo de su
espalda y entre 4 personas erguirla, el mínimo movimiento que le hacíamos le hacía gritar
Eran días muy difíciles, llenos de angustia, miedo, desesperación, llegamos al punto de
pelear entre nosotros.
Nos recomendaron con un médico, no recuerdo su especialidad, pero su tratamiento
consistía en aplicar unos sueros en base a lo que su cuerpo necesitaba, era garantizado
según decían, había curado a mucha gente ya. Teníamos que llevarla todos los días hasta su
clínica, le aplicaban dos o tres sueros por día, muy costosos por cierto, pero ya no importaba
nada, lo único que queríamos era que mi mamá sanara y vuelva a ser la de siempre,
absolutamente todo lo que nos recomendaban lo hacíamos, teníamos que agotar todos los
recursos, todo cuanto se podía hacer era una esperanza para nosotros. De nada sirvió, mi
mamá ya no se levantaba de la cama para nada, apenas y se movía, usaba pañal.
En Solca nos dijeron que era imposible saber dónde se originó su cáncer, aparentemente
cuando empezaron sus dolores de espalda la enfermedad ya estaba en metástasis, ningún
médico podía hacer nada, nos dijeron que la llevemos a casa y esperemos.
Mi mami ya en casa, solo pasaba acostada, no se movía, ya no podía hablar, ya no tenía
voluntad sobre su cuerpo, apenas y respiraba.
Un día llegué a casa en la mañana, encontré a mi mamá sumamente mal, deshidratada
completamente, no se movía por nada, pero respiraba. En mi desesperación y con mucho
esfuerzo logré trasladarla hasta Solca, ingresó por emergencia, después de realizarle algunos
exámenes nos dijeron que ahí ya no podían hacer nada. Yo no paraba de llorar, no me
quería separar ni un minuto de ella, no aceptaba que me dijeran que ya no se puede hacer
nada.
Mi prima, médico, nos recomendó llevarla a un lugar donde daban cuidados paliativos, fue
así como llegamos hasta el Hospice San Camilo, una vez ahí, nos recibió un cura, dueño de
aquel lugar. Ahí escuché la última frase de mi mamá: “padrecito, por favor cúreme”. Yo
rompí en llanto, había pasado así alrededor de dos meses ya, los peores días de mi vida.
Sabía que si mi mami estaba ahí, era porque ya nada se podía hacer y que lo único que nos
quedaba era esperar.
Yo no me quería separar de ella, quería estar todo el tiempo a su lado, por si mejoraba, por
si quería decir algo, por si me llamaba. Pedí permiso en mi trabajo, pero me negaron, que
porque no hay permisos para eso.
24 de noviembre del 2016, alrededor de las 5 a.m, recibo una llamada, yo me encontraba de
guardia, era mi hermana que se había quedado la noche en el Hospice y lo único que me
dijo fue: “Ñaña, mi mami ya se fue”.

Luego de su narración responda las siguientes preguntas:

a. Qué emociones experimentó al momento de sucedido el evento narrado


Desesperación, miedo al desenlace, rabia, impotencia al no poder hacer nada para salvar a mi mamá,
tristeza profunda, soledad.

b. Qué le habría gustado hacer en ese momento para cambiar la situación presentada
Hubiera querido que fuera un mal sueño, mi mamá siempre fue una mujer sana, nunca se quejó de
ninguna enfermedad, tal vez si se hubiera realizado exámenes periódicos, tal vez si
hubiéramos puesto más atención a su salud. Hubiera querido ser yo quien esté en su lugar.

c. Al momento de narrar la historia personal, ha evocado alguna emoción o sensación,


describa.
Recordé todo como si hubiera sido ayer, fue inevitable llorar, sentir tristeza, ese frío que invade todo
el cuerpo, mi mami hoy ya no está pero el escribir esta historia me hizo recordarla: viajes,
momentos en familia, días cocinando juntas, días de compras, ella diciéndome lo que
debería usar y lo que no, hasta nuestras peleas.

Nombre: ​Bra. 1 Abigail Hinojosa Parra


GRUPO MOTORIZADO

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