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Star Wars le dio a George Lucas el éxito,

pero también lo llevó a vivir su peor pesadilla

El director junto a Mark Hamill en la filmación de la primera Star Wars Crédito: Archivo
Martín Fernández Cruz
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4 de mayo de 2019 • 00:29

George Lucas es una particularidad dentro de Hollywood. El creador de Star Wars tuvo con la
industria una relación de amor y odio. Obsesionado por querer convertirse en un autor respetado
como muchos de sus compañeros de generación como Francis Ford Coppola y Martin Scorsese,
Lucas creó una pieza muy preciada para la industria, pero su éxito también fue parte de su
pesadilla. En este 4 de mayo, fecha en que se celebra el "Star Wars Day" , repasamos quién es el
creador de ese universo.

Una promesa que definió su futuro

Lucas en American Graffiti Crédito:


Archivo
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Skywalker

Murió Peter Mayhew, el actor detrás de la máscara de


Chewbacca en Star Wars
Como muchos adolescentes, Lucas encontraba más intereses afuera de la escuela que dentro de
ella. El joven nacido en 1944 en California era un apasionado de los autos. Para su padre, un
comerciante dueño de su propio local, era un pacto tácito que su hijo comience a trabajar allí al
cumplir los 18 años, pero el futuro director tenía planes muy distintos. Él era un enamorado del
cine de aventuras y los viejos seriales, pasiones que iban a moldear su obra. En sus años de
juventud era una aspiradora de cultura pop y su amor por los autos se traducía en una soñada
carrera como piloto, hasta que un grave accidente le quitó esa idea de la cabeza. A partir de allí
decidió perseguir una vida como cineasta. Esta decisión lo llevó a un duro enfrentamiento con su
padre y a una promesa: convertirse en millonario antes de cumplir los treinta. Nadie le creyó en
ese momento, pero Lucas pronto iba a cumplir esa meta.

Francis Ford Coppola: el padrino

Lucas junto a Francs Ford Coppola,


su gran amigo en sus años iniciales Crédito: The Grosby Group

Los setenta fueron una década atípica para Hollywood, en la cual los directores consiguieron un
poder inusitado. El éxito de El padrino marcó el camino y logró una rara alquimia: unir la
realización artística con una abultada taquilla. Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Michael
Cimino y Hal Ashby, entre otros, eran voces destinadas a revitalizar la industria. En los albores
de ese período, Lucas recibió una beca de Warner (1967) que le permite asistir a Coppola en una
de sus primeras obras, Finian´s Rainbow. Ambos congenian inmediatamente y Lucas, de
personalidad introvertida y poco amigo de la salidas nocturnas, encuentra en Coppola un padrino
artístico con el que se complementa a la perfección. "Mi vida es una especie de reacción contra
la de Francis, soy su antítesis", dijo George en más de una oportunidad. Sin embargo, Coppola
pulió el desorganizado, pero indudable talento de su amigo.

Avance de THX 1138 - Fuente: YouTube


02:59

De ahí en más Lucas colaboró en distintos films hasta que en 1969 concretó la posibilidad de
dirigir su ópera prima. Basada en un cortometraje que había realizado en 1967, el proyecto THX
1138 era una fábula de ciencia ficción sobre un futuro distópico. Warner solventó el film
basándose principalmente en la buena publicidad que Coppola le hacía a su amigo. El realizador
terminó su pieza en poco más de un mes con un presupuesto muy chico y en 1970 se la exhibió a
los jefes de Warner. A los ejecutivos no les gustó en absoluto el tono frío de la obra, la distancia
que el director tomaba con respecto a la acción y la obsesión por sobreanalizar a sus propios
personajes como si todo transcurriera en una pecera.

Por su parte, Lucas despreciaba a esos ejecutivos de traje que sin haber agarrado una cámara en
sus vidas, le aseguraban que THX 1138 era un fiasco. Un año después, el cineasta tuvo que vivir
otra cachetada a su orgullo: su película fue rápidamente levantada de cartel, luego de su estreno.

Un cine fríamente calculado


Rock, carreras y adolescentes, así es American Graffiti -
Fuente: YouTube
02:49

Superado el mal trago de THX, Coppola le aconsejó preparar un relato que conectara de manera
más directa con el público, un ejercicio que a él le parecía una tontería. En una entrevista para el
libro Moteros tranquilos, toros salvajes (Editorial Anagrama, 2004) de Peter Biskind, la
montajista Marcia Lucas recuerda así lo que su marido opinaba de esas historias que buscaban
empatizar con los espectadores: "Él siempre decía: implicar al público emocionalmente es fácil.
Cualquiera puede hacerlo con los ojos vendados, busca un gatito y que un tipo lo estrangule". En
este punto de su carrera es llamativo que Lucas comprendiera el cine como una fórmula
matemática y su soberbia le hiciera pensar que nada era más fácil que llevar a la gente de las
narices y manipular sus emociones, pero algo de razón tenía...

American Graffiti mostraba un grupo de chicos y su amor por los autos. Era una historia coral y
sin un conflicto más sólido que el de unos adolescentes asomándose nerviosos a una inminente
adultez. La trama nucleaba el amor por las carreras, las responsabilidades indeseadas y la
inconsciencia propia de la edad, y así Lucas le escribía una carta de amor a su juventud. En 1973
hubo una proyección de testeo y el público aplaudió de pie, pero inexplicablemente los
ejecutivos consideraban que el largometraje era un desastre y lo presionaron para hacer
numerosas modificaciones. El director estaba perdido, tenía una pieza redonda que conectaba
con el público, pero no parecía ser suficiente. Coppola una vez más salió en su defensa y le
plantó cara a los ejecutivos asegurando que American Graffiti no iba a ser modificado bajo
ningún punto de vista. Eventualmente la taquilla habló por sí misma, y la pieza se convirtió en un
éxito, la crítica también la elogió y hasta consiguió ser nominada a los Oscar de 1974 en los
rubros mejor película, director y guion. Con su segundo film, Lucas logró ganar un lugar de
prestigio en la industria del cine.

El hombre que quiso ser rey


Trailer de Star Wars V: El Imperio contraataca - Fuente:
Youtube
02:06

" American Graffiti era para adolescentes de 16 años, Star Wars es para chicos de diez y doce
años que han perdido algo más importante que los adolescentes. Vi que los niños no tenían
ninguna fantasía como las que teníamos nosotros. Hoy no tienen películas del Oeste, ni de piratas
ni de aventuras como las de Errol Flynn y John Wayne (...) Quería hacer un film que introdujera
algo así como una moral básica. Nadie se acuerda de decirle a los niños: 'Miren, esto es bueno y
esto es malo'". Así explicaba cuáles eran sus objetivos con Star Wars, su ambiciosa película de
ciencia ficción. En 1972, poco después del estreno de American Graffiti, el director comenzaba a
garabatear algunos conceptos de su nueva obra: la presencia de una fuerza vital, la historia de un
veterano Jedi llamado Mace Windu y su relación con un joven estudiante. Mucho se escribió
sobre el difícil paso a paso en la construcción de esa primera parte de la saga, por ese motivo es
importante comprender la huella que dejó en la vida de Lucas y su relación con la industria. El
enorme estrés, los dolores que atravesó durante el rodaje y las luchas con los inversionistas lo
llevaron a concluir que a pesar del éxito sin precedentes de su film, ya no quería dirigir más.

Los fans de Star Wars son el gran


motor de esa franquicia. Crédito: Dolores Moreno

Mientras sus finanzas ascendían meteóricamente, muchos de sus compañeros de ruta


consideraban que Lucas les había jugado una mala pasada. Éxitos autorales y de taquilla como El
padrino, Harold y Maude, Contacto en Francia o La última película de golpe parecían una
apuesta demasiado arriesgada para Hollywood. William Friedkin, autor de El exorcista y de la
mencionada Contacto en Francia, fue lapidario en una entrevista: " Star Wars barrió con todo.
Lo que ocurrió con ese largometraje se parece a lo que hicieron las cadenas de comidas rápidas
cuando se consolidaron: la gente se olvidó del sabor de la buena comida". Y en esa encrucijada
estaba el padre de la saga, que aún convivía con la sombra de no ser considerado un director
dueño de una visión personal.

Refugiado en su mundo

Indiana Jones fue su única


producción de gran éxito por fuera de Star Wars Crédito: Archivo

Con los millones de dólares obtenidos por Star Wars, construyó el Skywalker Ranch, un centro
audiovisual en el que pretendía nuclear proyectos independientes que no quisieran contaminarse
de Hollywood. Mientras tanto, El imperio contrataca en 1980 y El retorno del Jedi en 1983,
secuelas de su saga, le valieron unas ganancias fabulosas que se multiplicaron con la venta de
merchandising.

A comienzos de los ochenta se divorció de Marcia, su esposa y también su montajista. Ella era su
gran aliada, pero su obsesión con el trabajo y su capacidad de alienarse con sus proyectos
levantaron un muro que la pareja no pudo sortear. "Yo me daba cuenta que podíamos pagar las
facturas y que trabajábamos ocho días a la semana, veinticinco horas al día. Pero lo que quería
era detenerme a oler las flores. Quería un poco de alegría en mi vida. George no, él estaba
emocionalmente bloqueado, era incapaz de compartir sentimientos. Quería seguir por el camino
del adicto al trabajo. Ser el constructor de imperios y yo no me veía viviendo así el resto de mi
vida", contó ella sobre las razones del fracaso de su matrimonio.

Marcia Lucas recibe su premio Oscar - Fuente: Youtube


02:40

Abocado a su carrera, se unió a Steven Spielberg para la saga Indiana Jones, otro éxito
descomunal en el que ofició de productor y guionista. Y siguiendo esa idea, comenzó a
involucrarse con otros proyectos desde un rol de productor asociado que le permitía escapar a las
presiones diarias. Pero Indiana Jones fue una excepción más que una norma, Lucas tuvo una
seguidilla de fracasos comerciales que incluyeron dos películas de los Ewoks (los símil osos
pandas de El retorno del Jedi), un largometraje de Howard el pato (basada en un personaje de
Marvel), Willow, Tucker: un hombre y su sueño, y Laberinto (que a pesar de ser recordada con
cariño no fue precisamente un éxito de taquilla). En el saldo a favor, sí logró un importante
triunfo como productor de El corcel negro.

La demanda de juguetes basados en Star Wars era (y es)


enorme - Fuente: Youtube
14:23

Los ochenta y buena parte de los noventa fueron muy grises para el director. Los medios
señalaban que estaba recluido en el Skywalker Ranch. Él había logrado la independencia
económica y podía hacer las películas que quisiera, pero ya no tenía ganas. A pesar de su éxito,
paulatinamente se convirtió en alguien que miraba con amargura a la industria. Marcia
reflexionó sobre esa etapa de forma muy precisa: "George hubiera seguido siendo un cineasta
experimental sino hubiera sido porque American Graffiti lo llevó a Star Wars". A pesar de
regalarle a la cultura popular uno de sus tesoros más preciados, para Lucas esta saga fue como su
gran derrota moral.

Su última trilogía y la venta de su universo


A 22 años de su debut, Lucas volvió a dirigir una Star Wars
- Fuente: YouTube
02:13

"Me llevó mucho tiempo resignarme a Star Wars, pero finalmente lo conseguí y voy a volver a
ese largometraje. Star Wars es mi destino", de esa forma confesaba en el libro Moteros
tranquilos... su difícil regreso a la saga. Es que ese universo lo abrazaba cuando nadie más lo
hacía, esa era su zona de confort, en la que una legión de anónimos fans lo aguardaban mientras
su vida profesional era un completo caos. Así fue como empezó a perfeccionar su obra magna
hasta el hartazgo, incorporando por computadora más naves y mil (d)efectos especiales que
pronto fueron motivo de debate al considerarse que la magia artesanal se perdía entre tanto
chiche digital.

En 1999 llegó a los cines Episodio I: la amenaza fantasma, primera parte de una nueva trilogía
que contaba los orígenes de Anakin Skywalker, el joven Jedi destinado a convertirse en Darth
Vader. Inesperadamente Lucas se puso en la silla del director para esa nueva trilogía que no tuvo
el impacto esperado por fuera de los circuitos de fans. Finalizada esa etapa, y sin hacer
demasiado ruido en los medios, el cineasta se retiró.

Star Wars - Episodio IX: Primer Tráiler Oficial - Fuente:


YuoTube
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En 2012 anunció que abandonaba la producción de tanques cinematográficos para abocarse a
proyectos independientes, un comunicado que sonó a deja vú teniendo en cuenta que en los
ochenta tuvo una idea similar. Ese mismo año se informó la compra de Disney de la franquicia
Star Wars por más de cuatro mil millones de dólares, un plan que luego continuó con el estreno
de una nueva trilogía que finalizará este año, dos spin off, y dos inminentes series televisivas.

George Lucas al momento de


venderle su saga a Disney Crédito: Archivo

Que el realizador vendiera a su hijo pródigo fue quizá su último paso profesional. George Lucas
se deshizo de su gran creación, pero también de un calabozo personal del que jamás supo salir.
Sus inicios, que mostraban a un director obsesionado con las posibilidades formales del cine,
viró hacia un lado mucho más clásico con héroes nobles y villanos en busca de redención. Y en
el crepúsculo de su carrera , Lucas puede decir que cumplió esa vieja promesa que le realizó a su
padre de ser millonario a los treinta. Pero el cumplir con su palabra lo llevó a ceder parte de su
identidad cinematográfica.

Por: Martín Fernández Cruz

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