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Capítulo 1 1

USOS Y FUNCIONES ( * )

A l a n P. M e r r i a m

Uno de los problemas más importantes para la etnomusicología


es. el de los usos y funciones de la música, ya que, en el estudio del
comportamiento humano, buscamos no sólo los aspectos descripti­
vos de la música, sino · 10 que es más importante también sus
significados. Los aspectos descriptivos, aunque importantes por sí
mismos, hacen su contribución más significativa al aplicarse a pro­
blemas más generales para la total comprensión del fenómeno que in­
tentamos describir. Queremos saber no sólo. qué es, sino, sobre to­
do, qué función tiene para la gente y cómo funciona.
El título de este capítulo implica que hay una diferencia de signi­
ficado entre « usos» y <<funciones>>, y que esa diferencia es relevante.
En el pasado los etnomusicólogos no siempre se preocuparon por
esta distinción. y, de hecho, el problema todavía existe hasta cierto
punto en antropología, disciplina en la que el concepto de función ha
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jugado un papel histórico y teórico muy importante. Para hablar del


significado de estos dos conceptos, debe quedar claro que ambos son
complementarios y que, en principio, son utilizados porque proceden
de la propia sociedad. Si bien es el observador externo el que realiza
juicios por medio de la evaluación analítica, su marco de referencia
no es él mismo, sino el fenómeno que está estudiando en su propio

( * ) Capítulo 11 de The Anthropo/ogy of Music (1964). Evanston: Northwestern


University Press, pp. 209-227. Traducción de María Santacecilia. Revisión de Victo-
ria Eli Rodríguez -:y Jaiume Ayats.
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contexto. Al observar los USC)S de la música, el investigador inte11ta sa, quizás interpretable co1no el establecimiento de un sentido de se­
aumentar su conocimiento factual de tina forma directa; al observar guridad frente al universo. Así pues, la palabra « uso» se refiere a las
las fu11ci()nes, i11tenta aumentar dicho conocimiento indirectamente situaciones humanas en que se emplea la música; «función» hace re­
a través de t1na comprensión más profunda del significado del fenó­ ferencia a las razones de este uso y, particularmente, a los propósi­
tneno que estt1dia. Así, en una sociedad dada la música puede ser uti­ tos más a1nplios a los que sirve.
lizada de cierta manera, y esto puede expresarse directame11te COffi() El concepto de función ha sido empleado en las ciencias sociales
parte de la evaluación folk ' . La función, sin embargo, puede ser al­ de diversas formas, que Nadel ( 1 95 1 ) ha agrupado en cua.tro gran­
go bastante diferente, en la medida en que resulta de una evaluación des tipos. En primer, lugar « tener una .,, fu.nción '' se toma como si­
analítica derivada de las evaluaciones folk. El investigador puede, por nónimo de ''operar'', '' to.mar parte'', " estar activo" , contrastando
ejemplo, entender algo de los valores de una cultura analizando las la cultura " en funcionamiento'' con la que reconstruyen los arqueó­
letras de sus canciones, pe.ro esta comprensión procede de los pun­ logos o los difusionistas » . En segundo lugar, « función se ha emplea­
tos de vista tanto folk como analítico. Así, su conclusión no es sólo do para significar no aleatoriedad» , es decir, que « todos los hechos
que ha encontrado tales o cuales valores en las letras, sino también sociales tienen una función, y en una cultura no hay supervivencias
que estas letras realizan determinadas funciones dentro de la socie­ " sin función'', reliquias de la difusión u otros añadidos puramente
dad por el hecho mismo de expresar valores. La funció11 en particu­ fortuitos>> . En tercer lugar, « función se puede tomar en el sentido en
lar puede no ser expresada, o ni siquiera comprendida, desde el pun­ que se usa en la física, denotando una interdependencia de elementos
to de vista de las evaluaciones folk, las cuales hemos agrupado aquí compleja, mediada y recíproca, frente a la dependencia simple, di­
bajo el título de «conceptos » . El sentido en el que usamos estos tér­ recta e irreversible de la causalidad clásica » . Y, por último, función
minos se refiere, pues, a la comprensión de lo que hace la música «puede implicar la eficacia específica de cualquier elemento por la
para los seres humanos, tal y como lo puede describir un observa­ cual éste responde a los requerimientos de la situación, es decir, res­
dor externo que busque de esta manera aumentar su rango de com­ ponde a un propósito objetivamente definido; ésta es la ecuación de
prensión de los fenómenos que observa. función con propósito que ha dominado el pensamiento biológico
Cuando hablamos de los usos de la música, nos referimos a las desde Spencer» ( 1 95 1 : 368-369).
distintas formas en que la música es utilizada en la sociedad, a la prác­ A. R. Radcliffe-Brown, cuya orientación teórica está íntima­
tica habitual o al ejercicio corriente de la música ya sea por sí mis­ mente ligada al concepto de función en la antropología contempo­
ma o en conjunción con otras actividades . La canción que canta un ránea, tiende a resaltar el tercero y el cuarto de estos usos, pero con
enamorado a su amada es utilizada de una manera determinada, al una aplicación específica al sistema social:
igual que una invocación cantada a los dioses o una invitación mu­
sical para atraer a los animales y cazarlos. La música se usa en cier­ l)c acuerdo c<>n esta defi11ición, « funci{)n» es la co11tribución que tina acti­
VÍ(iacl parcial hace a la actividad tc)tal de la que fc)rma parte. La funció11 de
tas situaciones y se convierte en parte de ellas, pero esto puede o no u11 determinadc) use) sc)cial es la cc)ntribución que realiza al total de la vida
tener una función más profunda. Si el amante utiliza una canción pa­ social, C<)mo funcionamiento del conjunto del sistema social. Esta visión
ra cortejar a su amada, la función de esa música puede ser interpre­ i111.plica qL1e u11 sistema sc)cial [ ] tie11e un cierto tipo de unidad, a la cual po­
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tada como la continuación y perpetuación de la especie. Cuando la de1nos referirnos C<)ffi() unidad funci<)nal. Pode1nos defi11irla C<)ITI() una co11-
dici{)n pc)r la que t<>das las _partes del sistema social funcic)11an j t1ntas con un
persona que reza usa la música para aproximarse a su dios, está uti­
grade) suficiente de armonía o consistencia interna, es decir, sin I'r<>dt1cir cc>n-
lizando un mecanismo específico j unto con otros como la danza, la . flictos persistentes que no puedan ser resueltos ni regulados ( 1 952: 1 8 1 ) .
oración, el ritual organizado y otros actos ceremoniales. Por otra par­
te, la función de la música es aquí inseparable de la función religio- Radcliffe-Brown hace hincapié sobre otros dos aspectos más de
importancia: «Uno es que esta hipótesis no requiere la afirmación
dogmática de que todo en la vida de una comunidad tiene una fun­
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1. Distinciones y valoracic)11es realizadas desde el pu11t<) de vista del nativo de la
ción. Sólo requiere la asunción de que podría tenerla, y de que es le­
cultura. l a oposici{>n evaluación folk/evaluaci{)n analítica equivale en este contexto a gítimo intentar descubrirla » . Esto, por supuesto, contradice el se­
la distinci()n e1'nicletic frecucnte1nente invocada e11 antropología. [N. de la T.]
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gundo uso de «función» de la clasificación de Nadel. « El segundo es

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que l'J que parece ser el mismo uso social en dos sociedades, puede ca» o «artística » como pura, y a la 1n úsica para películas, radio o te­
tener distintas funciones [ . . . ] En otras palabras, para definir un uso levisión como aplicada. Hay, sin e1nbargo, varias preguntas qt1e se
social, y por tanto para poder validar comparaciones entre usos de pueden suscitar. En primer lugar, ¿se trata de una distinción real o
diversas culturas o períodos, es necesario considerar no sólo la for­ de una mera cuestión de separación de campos semánticos? Las lí­
ma del uso, sino también su función» ( 1 952: 1 84). neas de separación entre la denominada música «clásica» y la ma­
En etnomusicología estos términos se han intercan1biado cons­ yor parte del jazz contemporáneo son realmente difíciles de delimi­
tante1nente, si bien con un sentido u otro dependiendo del contexto. tar, y actual1nente tendemos a hablar de cierta música folk como de
Por ejemplo, a me11udo se afir1na que la música es un aspecto de la « arte» . Por otro lado, ¿ la música programática está totalmente se­
vida cotidiana que impregna las sociedades no alfabetizadas. En nues­ parada de la aplicada? (se supone que comunica ciertas emociones e
tra sociedad, se dice, tendemos a compartimentalizar las artes, es i1npresiones). Segundo, en la valoración de si la música es pura o apli­
decir, l1acemos hincapié en las diferencias, o supuestas diferencias, cada es importante sa her con precisión quién realiza esa distinción.
entre arte «puro » y «aplicado » , y entre el «artista» y el « artista co­ A menudo tendemos a olvidar que la sociedad norteamericana se com­
mercial» o el « artesano» , que se diferencian tanto por su papel como pone de una enorme y diferenciada masa de individuos cuyos juicios
por su función. También distinguimos claramente entre el « artista» y percepciones de la música varían enormemente. En realidad, la di­
y su «público»; el primero se supone que pertenece a un reducido gru­ visión entre música pura y aplicada sólo la hace un cierto segmento
po limitado a individuos con talento, y el segundo, a una masa más de esa sociedad; su validez es dudosa para mucha gente. Por último,
o menos indistinguible, cuyas percepciones frente al arte son de una no sabemos realmente si las culturas no alfabetizadas hacen el mis­
calidad variable e indiscriminada. En las sociedades 110 alfabetiza­ mo tipo de distinciones. Sabemos q.ue cierta música de esas socieda­
das en general «se puede decir que no se establecen distinciones de des es exclusivamente para entretener, pero no sabemos si esto forma
esta categoría. El arte es parte de la vida, no está separado de ella » la base de juicios sobre el arte «puro», ni sabemos si los pueblos ágra­
(Herskovits, 1948: 3 ·79). Esto no sig11ifica necesariamente que no exis­ fos consideran como un tipo más «aplicado» de música, por ejemplo,
ta una especialización en la música de estas culturas, sino que un las canciones con finalidad curativa.
11úmero relativamente grande de personas puede participar en ella. Profundizando en esta cuestión, podemos preguntarnos cómo de­
La música es funcional en el sentido de qt1e surge de un elevado nú­ limitar nuestra propia distinción entre «artista» y « artesano» . Es \ter­
mero de personas de cualquier sociedad no alfabetizada y que casi to­ ciad que hay algunos casos claros, pero el hombre que fabrica cuber­
do el mundo participa en ella, enfatizando así la carencia de una terías modernas puede situarse tanto a un lado como a otro de la línea
distinción ·básica entre «artista>> y «artesano» o entre «artista>> y «a u­ imaginaria, y lo mismo sucede con el compositor de jazz contempo­
diencia » . ráneo. Por otra parte, nos parece lógico asumir que tales distinciones
Cua11do hablamos de música de esta forma estamos empleando no se hacen en las culturas no alfabetizadas, aunque tampoco pare­
«función» en el primer sentido descrito por Nadel es decir, como ce que tengamos pruebas suficientes para afirmarlo. ¿ Qué pasa con
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sinónimo de «operar» , «tomar parte», «estar activo» . Todavía más el «músico ambulante» profesional, tan común en Africa? ¿Juega el
específicamente, estamos diciendo que la música es « tnás funcional» papel de artesano? ¿ No hay diferencia entre su papel y el del miem­
en las sociedades no alfabetizadas que en la nuestra. Debemos resal­ bro de un coro ambulante? Ya hemos visto que en muchas socieda­
tar que Nadel rechaza este uso de la palabra «función» , por consi­ des se apoya de una manera u otra a los músicos profesionales y que
derarlo como 11n «empleo indiferente y redundante que puede ser pa­ el papel de compositor se distingue de una manera especial; estos es­
sado por alto » , y está claro qt1e de lo que realmente se está hablando pecialistas ¿ son artesanos o artistas? No tenemos una respuesta ta-
aquí es más de uso que de función. Pero hay en esto un aspecto igual­ Jante.

me11te importante, y es la cuestión de si la música se utiliza más en La diferencia entre artista y audiencia presenta problemas análo­
las S()Ciedades no alfabetizadas que en la nuestra. Esta cuestión no pa­ gos. Aunque es cierto que nuestros concertistas se diferencian clara­
rece haberse discutido nunca; simplemente se ha dado por supues ta. mente del público, en la música popular contemporánea se anima al
Es cierto que en nuestra sociedad tendemos a distinguir entre ar­ público a participar, y también en cierta música de jazz donde el pú­
te puro y aplicado; en el caso de la música, nos referimos a la «clási- blico se une a los músicos bailando, por ejemplo . Anteriormente

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ya hemos descrito varias situaciones en sociedades ágrafas e11 las Esta impresionante lista de tipos de cancio11es hace referencia a
L1 n ú11ico elemento de la cultura musical tutsi; se podría a111pliar enor-
que, mientras el mí1sico i11terpreta ante un público, éste participa dan­
do palmas o bailando; pero esto mismo también sucede en 11t1estra so­ 111e1nente si consideráramos las canciones de boda u otros subtipos,
ciedad. Y respecto a la afirmación de que, proporcional1nente, parti­ por i10 hablar de las canciones .religiosas. Cuando habla1nos de m ú­
cipa más público en la música en las sociedades no alfabetizadas que sica en estos términos, tratamos del LIS<) de la canción es decir, del
en la nuestra, lo único que podemos hacer es resaltar el increíble nú­ pu11to de Nadel en que se hacía refere11cia a «operar», «to1nar parte»
mero de instrumentos musicales vendidos en Estados Unidos y me11- o « estar activo » . Si ade1nás pone1nos énfasis, como solemos ha­
cio11ar las abrumadoras estimaciones referentes al núm.ero de gente cer, en que la música en culturas no alfabetizadas es « tnás funcional »
que toca algú11 tipo de música, ya sea para ellos mismos o para otros. que en la nuestra, deberíamos probar con evidencias ese argumento.
En suma, cuestiones de este tipo no se responden tan fácilmente En apariencia parecería ser así. Ciertan1ente, la sociedad nortea1ne­
C<)m<> a menudo sB ha pretendido. El hecho es que, cuando hacemos ricana no tiene series de canciones que se puedan comparar con las
distinciones, oponemos casos especiales dentro de nuestra sociedad de los tutsi sobre el ganado; sin embargo, a menudo pasamos p or
a suposiciones acerca de todas las culturas no alfabetizadas. Habla­ alto la gran variedad de usos presente en nuestra música. Tenemos
mos en primer lugar de lo que llamamos «música artística » , sin tener canciones de amor, de guerra, funerarias, de trabajo, para el depor­
en cuenta los muchos otros tipos de música que también forman par­ te; oimos música para estimular nuestra actividad en el trabajo y en
te de nuestra cultura musical. Si estas distinciones contienen algún el juego, y para acompañarnos mientras comemos; se provee a las
eleme11to de verdad lo cual es probable , es razonable pregun­ amas de casa de música especial para acompañar su trabajo, etc.
tarse si las excepciones no son tan relevantes como para quitar valor La clave de este problema parece residir en el hecho de que la
a la uti�idad que tales distinciones pudieran tener. En cualquier caso, palabra «función» no está correctamente utilizada en este contex­
.
descr1b1r el papel de la música tal y como hemos señalado aquí no es to. Cuando decimos que la música de culturas no alfabetizadas es
realmente hablar de su función, sino de su uso. « más funcional>> que la nuestra, inferimos además que es de ma­
Otro tipo de aseveració� de los etnomusicólogos sobre las fun­ yor importancia, cuando lo que realmente queremos decir es que la
ciones de la música tiene que ver con la muy repetida afirmación de rnúsica de estas culturas quizá se use en mayor variedad de situa­
que la música de las culturas no occide11tales está integrada en casi ciones que en nuestra sociedad. En este sentido puede que la músi­
todos los aspectos de la vida, y que esto 110 sucede en la sociedad oc­ ca de las culturas no occide11tales se emplee de formas más detalla­
cidental, citándose ejemplos como el siguiente, que habla de los tut­ das y directamente aplicadas, pero no que sea necesariamente más
si de Ruanda: funcional.
Hay otro aspecto en el que la música ha sido descrita por los et­
. . . canciones para alardear, para la guerra y para el salude), can.cic>11es de las nomusicólogos como funcional, y tiene que ver con el hecho de que
jóvc11es casadas cuandcl se re{u1e11 para recc>rdar a stts amigos ausentes, can­ al menos en algunas culturas la música no es abstraída de su contex­
ciclnes infantiles, para pircJpear a una chica, y 1nuchas rnás. De especial im­ to cultural. Los basongye, por ejemplo, tienden a conocer el corpus
pc>rtancia para los tutsi son las que tratan del ganado, y éstas incluyen can­
cic>11es de fanfarronee> l1a1nadas i/Jiririn1!Jo, en las qt1e dos hc>n1bres cantan
total de su música cosa que no ocurre en i1uestra cultura . Es más,
cc>mpitiendc) entre sí alternando frases 111usicales; pueden competir en la cada canción es reconocida instantáneamente por su uso. Esto quie­
alalJa11za a una vaca o resalta11Llc> lc>s 1néritos de una vaca respecto a otra. re decir que la música como tal no existe al margen de su contexto;
Hay ca11ciones especiales ., 1.10 ibiriri111hc>, en alabanza de las vacas, <>tras pa­ al contrario, el contexto puede determinar la conceptualización de la
ra p<Jncr de n1anifiesto la i111pc>rtancia de tener vacas; hay cancic>nes para vol­
música. Hablaremos más de esto en el capítulo 1 3 , pero el empleo de
ver a casa cc)tl el ganado al anochecer, otras para e] pastor cuando está listo
para llevar el ga11ado a casa, o para cuando está sacando agua para el gana­ la palabra «función» en este sentido coincide con la tercera defini­
(ic>; o, attn, para cua11do anda c<>11 <)tf<)S pastores J><)r la 11oche. Se cantan ala­ ción de Nadel, es decir, « denotando una interdependencia de ele­
ba11zas para el ganado del rey, inyan-z bo; l<)S 11iños cantan canciones especia­
· mentos compleja, mediada y recíproca, frente a la dependencia sim­
les SC)bre las vacas, otras so11 para cuando se muestra el ganaqo a los visitantes. ple, directa e irreversible de la causalidad clásica » .
Hay canciones especiales con flauta para a]ejar a los ladrones noctur.nos de
Sin embargo, apenas se ha discutido hasta qué punto el músico
y la música de algunas culturas no occidentales son funcionales. Re-
ganado, y otras que rememoran acontecimientos históricos en los que el ga­
nado ton1ó parte (Merriam, 1 959: 50).

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CC)rdemos que entre los basongye los músicos son considerados lo más -esto es, co1no sinónimo de « operar» , « tomar parte » «estar acti­
bajo de la escala social, y tanto nlúsicos como no músicos insisten vo»--. Cuando se emplea en este sentido, el término más preciso es
enfáticamente en que no les gustaría que sus hijos lo fueran. Al mis­ «uso» antes que «función» ; en tales casos, aunque sabemos cómo en­
mo tiempo les resulta inconcebible un pueblo sin música ni músicos, caja la música con otras actividades, no sabemos cuál puede ser su
e incluso puede asegurarse que opi11an que una vida sin música no propósito o función.
es vida. Una vez l1echas estas distinciones, podemos a bordar los diversos
Más concretamente, en un funeral importante de los basongye usos y funciones de la música en la sociedad. En primer lugar, ha­
no pueden faltar ni un músico profesional ni su música. Un funeral blaremos de los usos. Es evidente que la música se emplea como
de este tipo dura siete días, produciéndose el entierro el segundo de acompañamiento de casi todas las actividades humanas. Los antro­
ellos. El músico profesional hace su aparición un.a ''ez el muerto ha pólogos han ideado clasificaciones para poder abarcar todos los ele­
sido enterrado, y lleva a cabo un número de funciones que sólo él mentos de cualquier cultura y al mismo tiempo dividirlos para ma­
puede realizar. Ninguna otra persona puede hacer de contrincante nejarlos con mayor facilidad. Una de estas clasificaciones es la de
en la agresiva pantomima representada por las parientes .femeninas Murdock, que agrupa los materiales de una cultura en cuarenta y
del fallecido; esta pantomima sirve para ayudar a establecer la na­ seis categorías (Murdock et al., 1 945); el epígrafe de casi todas las
turaleza mágica o no mágica de la muerte, permite la exteriorización divisiones trae instantáneamente a nuestra mente alguna actividad
de tensiones internas por parte de las mujeres y muestra su sentida musical. Entre los indios flathead se pueden distinguir catorce gran­
e i11ocente implicación emocional en la muerte de su pariente. Sin el des grupos de situaciones con música, y cada una de ellas es sus­
profesional, estas actividades tendría que hacerlas otra persona, ceptible de numerosas subdivisiones (Merriam y Merriam, 1 955). Ya
pero tal y como está actualmente estructurado el funeral, es el mú­ hemos citado la complejidad de los tipos de música tutsi en rela­
sico quien las lleva a cabo. También es él quien ayuda a los dolien­ ción con algur1as canciones sociales, y una relación incompleta de
tes a olvidar la tragedia de la muerte. Desde que hace acto de pre­ canciones de los basongye muestra más de treinta tipos, que pue­
sencia, el curso del funeral cambia; la gente empieza a sonreír y a den a su vez subdividirse.
bromear por primera vez desde la muerte e introduce diversas dan­ Aunque no es posible ni conveniente abordar un catálogo de to­
zas, cuya función específica es ayudar a la gente a olvidar; hacien­ dos los usos de la música, podemos al menos enumerar las activida­
do el payaso contribuye enormemente a relajar las tensiones, que, en des musicales que se dan en todos los aspectos de la cultura. Hers­
este punto del funeral, han alcanzado un alto grado de intensidad. kovits ( 1948: 238-240) ideó una clasificación muy útil para manejar
Por st1puesto, hay otras personas que podrían llevar a cabo este pa­ materiales culturales, clasificación que seguiremos aquí en líneas ge­
pel tan bien como él; la cuestión es que en la sociedad basongye no nerales.
lo hacen. El músico es una figura clave en el funeral. También lo es Su prin1era división, Cultura material y sus sanciones, se divide
en otro tipo de actividades como el baile, la caza, ciertos comporta­ a su vez en dos partes: Tecnología y Economía; las posibles asocia­
mientos religiosos y otros aspectos de la vida basongye. De hecho, ciones con actividades musicales son numerosas. Las canciones de
sin el músico, cuyas numerosas funciones apenas se han relatado trabajo se en.cuentran en casi todas las culturas: incluyen las cancio­
aquí, la estructura de muchas actividades cambiaría drásticamente. nes que acompañan el remar de las canoas, la molienda, la cosecha,
La integración del músico dentro de la estructura social es tremen­ la construcción de casas, el transporte de objetos, etc. Las canciones
damente importante, e ilustra el cuarto uso de la palabra <<función» también acompañan la med.icina y su práctica, y se emplean para ob­
apuntado por Nadel, esto es: « la eficacia específica de cualquier ele­ tener una buena caza, una buena pesca o una cosecha generosa. El
mer1to por la cual éste responde a los requerimientos de la situación, compositor, el intérprete y el constructor de instrumentos, a la vez
es decir, responde a un propósito objetivamente definido; ésta es la que se benefician de sus actividades, contribuyen a la economía ge­
ecuación de función con propósito . . . >> . neral.
En un momento u otro, los etnomusicólogos han empleado el La segunda división de Herskovits es la de Instituciones sociales,
concepto de función en tres de los cuatro sentidos descritos por Na­ que consta de Org.anizacíón social, Educación y Estructuras políticas.
del, pero en la mayoría de los casos lo han empleado en el primero La música sirve de marcador social de la organización: el ciclo de la

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vida incluye cancio11es de nacimiento, con subdivisiones concretas pa­ sica. Música y folklore co11viven con frecuencia como partes del
ra diferentes nacimientos; i1anas; canciones para aprender a i1ombrar misn10 encuentro social, pc)r ejemplo cuando las canciones forman
las cosas; para el aseo personal; canciones de adolescentes; de salu­ parte de un cuento popular, o cuando encontramos refranes en las le­
do; de amor y matrimonio; canciones de familia, linaje o clan; para tras de las canciones. Se componen melodías para consagrar másca­
disti11tos grupos o asociaciones; para fu11erales; y muchas otras con ras música y máscaras se encuentran juntas a inenudo y existe11
aplicaciones sociales igualmente específicas. Ya he1nos mencionado canciones especiales para escultores, pintores, ceran1istas, artesanos
el uso de la música con propósitos educativos y tendremos ocasión del metal y otros artistas.
de volver a hablar de ello. Las canciones también rodean constante­ La última categoría de Herskovits es la de Lenguaje, y ya hemos
mente las estructuras políticas; unas, de alabanza de los dignatarios dedicado t1n capítulo de nuestro libro a tratar sobre letras de can­
en su investidura, otras, que comentan acontecimientos u objetivos ciones, que conviven estrechamente con la música. Además existen
políticos, etc. ciertos tipos de lenguaje que utilizan mecanismos musicales para su
El tercer aspecto de la división de Herskovits se denomina Hom­ transmisión, como el lenguaje del tambor, el silbido o la trompeta;
bre y Universo, subdivido en Sistemas de creencia y Control del po­ también se emplean frecuentemente en música los llamados lengua-
der. Las creencias religiosas se expresan por medio de la oración Jes secretos.

musical, así como los mitos y leyendas, canciones adivinatorias, Todas estas observaciones conforman tan sólo una parte de los
de culto, religiosas, y otras. El control del poder es a menudo ad­ usos de la música en la sociedad, y sin embargo dan una idea del enor-
quirido por medio de canciones de súplica; canciones mágicas para 1ne abanico de actividades en las que la música j uega un papel, a ve­
curar, cazar, y muchas otras actividades que requieren ayuda so­ ces tangencial, pero a menudo central. La importancia de la música,
brenatural; hay también canciones de espíritus, bruj as y otros fe­ a juzgar por su omnipresencia, es enorme; y cuando se considera que
nómenos sobrenaturales, invocaciones melódicas, etc. Ya hemos vis­ se emplea como marco de integración de muchas actividades, pero
to el papel crucial de la música en los rituales de los indios de las también como parte fundamental de otras tantas que no podrían ser
llanuras y en el funeral basongye. En relación con esto, llama la llevadas a cabo adecuadamente sin ella, su importancia aumenta sus­
atención la enorme cantidad de detalladísimos estudios sobre las tancialmente. Probablemente ninguna otra actividad cultural esté tan
ceremonias religiosas y los ritos de grupos de indios norteameri­ generalizada ni condicione, modele y controle tanto el comporta­
canos, estudios realizados por antropólogos norteamericanos a miento humano.
principios de siglo, que incluyen minuciosas descripciones de sus ce­ Si volvemos a las funciones de la música, veremos que los pro­
remonias y abunda11te información sobre el uso de la música. Dor­ blemas se complican aún más, ya que perseguimos fundamental­
sey, por ejemplo, ofrece un relato minucioso de la danza ponca sun, mente generalizaciones aplicables por igual a todas las sociedades. Si
e11 la que la participación de los músicos está meticulosamente intentamos valorar inicialmente estas funciones como universales cul­
descrita ( 1 905 ) . La Flesche da una ajustada descripción del rito de turales, estaremos empleando principalmente la palabra « función»
la vigilia de los osage, e� que la música juega un papel muy impor­ en el cuarto sentido de Nadel, es decir, « la eficacia específica de cual­
tante ( 1 92 5 ) . Mooney describe el empleo de la música y su impor­ quier elemento por la cual éste responde a los requerimientos de la si­
tan.cía en la danza de los espíritus; su relevancia es destacada por el tuación, es decir, responde a un propósito objetivamente definido; és­
hecho de que dedica casi un cuarenta por ciento de su estudio a las ta es la ecuación de función con propósito . . . » . Sin embargo, este uso
letras de las canciones ( 1 8 9 6 ) . Estas descripciones figuran entre se amplía desde el momento en que intentamos descubrir propósitos
las más detalladas que existen, y cada una de ellas contri�uye enor­ o funciones de la música y valorarlos desde el punto de vista más abar­
memente a aumentar nuestro conocimiento sobre el empleo de la cador posible. Se hace necesario recordar que a este nivel tratamos
música en ceremoniales religiosos. de evaluaciones analíticas y no de evaluaciones folk, ya que busca­
La cuarta categoría de Herskovits es la Estética, dividida en Ar­ mos respuestas a la cuestión de cómo funciona la música en la socie­
tes gráficas y plásticas, Folklore y Música, drama y danza; su rela­ dad. Me gustaría proponer diez tipos principales de funciones, en opo­
ción con la música es mtty directa. La música y la danza tienen una sición a los usos, que trataremos a continuación siguiendo un orden
relación inseparable, y el drama, casi por definición, incluye la mú- arbitrario.

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L A F' U N C I Ó N D E E X P R E S I Ó N E M O C I O N A L tos religiosos, solidaridad partidista y patriotismo, por mencionar


unas cuantas. Así, cantamos para que los niños se duerman, para que
Bastantes datos apuntan a que la música funciona de forma general el trabajo nos parezca ligero, para hacer que la gente compre deter­
y en distintos niveles como mecanismo para expresar emociones. Ya minad.o producto para el desayuno, o para ridiculizar a nuestros ene­
hemos señalado cuando hablamos sobre las letras de las canciones migos» ( 1960: 469).
que una de sus características más destacadas era el hecho de consti­ Desde una perspectiva diferente, Freeman llega a conclusio­
tuir un vehículo para la expresión de ideas y emociones no exteriori­ nes similares al observar los versos conocidos como lei Ana Ika o
zadas en el lenguaje cotidiano. A un nivel más general, la música pa­ U.S.E.D., que se cantaban en Hawaii antes, durante y después de la
rece estar claramente ligada con la emoción y ser un vehículo para segunda Guerra Mundial ( 1 957) .. En este caso, Freeman observa
la expresión de la misma, tanto si esa emoción es específica (obsce­ tres funciones principales, variables, en las canciones populares; dos
nidad, censura, etc.) como gene1·al .. En muchas de las obras de Bu­ de ellas relacionadas con la expresión de emociones y otras dos una
rrows sobre la música de Oceanía se hace hincapié en este aspecto. se solapa relacionadas con otras funciones. La hipótesis principal
Escribe, por ejemplo, sobre Uvea y Futuna: de Freeman es que « la relevancia funcional de una canción popular
se debe poner de manifiesto a través de su interrelación con otros
Característico de cualquier canto de las dos islas es su carácter social. El can­ aspectos del sistema social y cultural», y que « un tipo concreto de
to solista se limita al líder del coro o a pasajes responsoriales o intercalados.
expresión popular debería poderse asociar con un sistema concreto
Esto puede explicar la escasez de canciones q11e expresen emociones más ín­
timas, por ejemplo, la ausencia de nanas. Si hay una emoción que pueda ser de organización social», el cual en situaciones de cambio « provoca­
tanto individual como colectiva, es el aspecto colectivo el que encuentra ex­ rá transformaciones en la naturaleza del folklore que se le asocia>>
presión en la canción ( .. . ] E n suma, las canciones recogidas muestran que el (p. 215). Sus conclusiones son las siguientes:
canto en Uvea y Futuna expresa y estimula cualquier emoción compartida
J?Or el grupo, trátese de una familia, un grupo de trabajo o el reino comple­ En primer lugar, las letras de protesta social surgen ct1ando los miembros de
to ( 1 945: 78-79). una sociedad carecen de otros mecanismos de protesta. Encontraremos este
tipo de canciones en un segmento oprimido de la sociedad y perdurarán mien­
En otro pasaje Burrows enumera <<funciones» de la música entre tras estos individuos carezcan de otros medios de acción más directos. Estas
letras constituyen un intento por parte de los miembros de la sociedad de so­
los tuamotus y de nuevo destaca la importancia de la expresión emo­ brellevar esas condiciones inaceptables. Por otro lado, al dismin·uir las frus­
cional: traciones, permiten al individt10 una «vía de escape» dentro del grupo y, de
esta manera, adaptarse a las condiciones sociales existentes. Además, pueden
Estimular y expresar emoció11 en los intérpretes, y transmitirla a los oyen­ lograr cambios sociales al movilizar el sentimiento de grupo. En cualquier ca­
tes. La emoción puede ser exaltación religiosa, como en el canto de la crea­ so, estos versos tienen la función de reducir los desequilibrios y favorecer la
ción o la canción del pájaro rojo sagrado; dolor, como en los lamentos; de­ integración social.
seo o pasión, como en las canciones de amor; diversión, excitación sexual y En segundo lt1gar, cuando existe una frustración o conflicto de larga du­
otras emociones en las danzas; la exaltación del ego en los cantos de gloria, ración en las necesidades personales o las demandas culturales en contra­
o la estimulación del coraje y el vigor, como en los cantos de ánimo. Y sin dicción con las costumbres morales de una sociedad, se cantarán letras esta­
duda hay otros [ . . . ] Subyaciendo a todo esto, se encuentra en mayor o me­ bilizadoras. É stas describirán el conflicto, pero no acabarán en protesta. Es
nor grado la función de estimular, expresar o compartir emoción. Esta fun­ más, ofrecerán la solución que esas costumbres morales establezcan. Así,
ción está vinculada incluso con las canciones de trabajo. P.ara los nativos hay estas letras estabilizadoras permiten a las personas una «vía de escape» a la
algo más que emoción en sus cantos, es lo que denominan « mana» o poder vez que reafirman el sistema social.
sobrenatural; pero, desde el punto de vista europeo, la función que realmente En tercer lugar, cuando las condiciones permiten otros tipos institucio­
se lleva a cabo es la de transmitir emoción ( 1933: 54-56). nalizados de expresión personal y no predominan los conflictos morales, en­
contraremos exclusivamente letras de tipo recreativo, cuya función es es­
trictamente entretener (pp. 219-220).
Mci\llester sugiere una visión bastante similar, aunque expresa­
da en relación con la música occidental: « Para nosotros, una función
principal de la música es la de servir como ayuda para inducir acti­ Charles Keil, en un artículo no publicado ( 1962), divide la mú­
tudes. Tenemos canciones que evocan tranquilidad, nostalgia, senti­ sica entre aquella que tiene una <<función solidaria>> y la que tiene una
miento, compenetración entre los miembros de un grupo, sentimien- <<tunción .catártica>> o <<de descarga » . Más adelante trataremos so-
�·

286 287
., ••
A L A N P. M E R R I A M
USOS Y FUNCIONES

bre la función solidaria; en cuanto a la de descarga, Keil afirma que Hasta ahora hemos hablado del alivio emocional que produce la
alcanza su máxima expresión en el jazz. Además, opina que hay una música al individuo que se encuentra en ciertas situaciones sociales,
correlación entre estas dos funciones generales de la música y las so­ pero hemos de señalar que el mismo proceso creativo también lo pro­
ciedades que las expresan; así, « una tradición cultural que haga hin­ duce. Gotshalk llama la atención sobre este hecho cuando señala
capié en el control social, la moderación, la tranquilidad, los castigos «la importancia que el público tiene para el artista creativo, ya que
''vergonzosos'' , etc., tenderá a proporcionar al menos algt1na vía mu­ encarna la satisfacción de la voluntad, los logros y el dominio de la
sical de escape para aliviar las tensiones que pueden generarse en cier­ técnica. Una obra de arte es para él no la pobre ilusión de un sueño
tos individuos» . por conseguir, sino la sólida ilusión de una realidad alcanzada. Apa­
Tanto Freeman como Keil intentan explicar la función de la mú­ rece ante sus ojos como la alentadora señal del desarrollo de su ta­
sica como expresión emocional, pero el estudio más detallado nos lento, como símbolo del poder que alcanzará, y como una victoria de
lo ofrece Devereux, quien basa su trabajo en la teoría freudiana, apli­ su yo como fuerza creativa que supera enormes obstáculos y dificul­
cándola a todas las artes (Devereux y La Barre, 1961). El aspecto más tades» ( 1 947: 1 57).
destacable para Devereux es que el arte « existe porque confluye con Finalmente, la música funciona como mecanismo de alivio emo­
una necesidad social no satisfecha por otras actividades culturales>> ; cional para un grupo de personas que realizan actividades juntas. És­
a esto lo llama «función de válvula de seguridad». «Además de ver­ te es el caso, por ejemplo, de los indios flathead y quizá también de
la como una válvula de seguridad inofensiva>>, continúa el autor, «tan­ otras tribus de indios norteamericanos, que continúan la tradición de
to la sociedad como el artista consideran la expresión artística como ciertos tipos de canciones y danzas, aunque las ocasiones para las que
no rechazable en cuanto a la farma, aunque repudiable en cuanto al se interpretaban hace ya tiempo que desaparecieron. A los flathead
contenido » (pp. 368-369). Continúa Devereux: les divierten las frecuentes ocasiones en que interpretan canciones y
En resumen, el arte puede funcionar como una válvula social de seguridad danzas en un principio de�tinadas a la guerra, a arrancar cueros ca­
precisa1nente porque, como el talento, supone un compromiso, y es recha­ belludos, al matrimonio y a otras ocasiones ceremoniales, aunque
zable en cuanto a su intención y contenido. El arte permite al artista expre­ ya no haya oportunidad para combinar. estas interpretaciones con las
sar -y al consumidor oír (o ver)- lo prohibido, a condición de que: acciones para las que fueron pensadas. La música y la danza sirven
1 . La expresión artística sea formulada de n1anera tal que una determi­
nada sociedad decida considerarla «arte » .
en este caso como un alivio emocional ante la cultura esencialmente
2 . El conte11ido real de la expresión artística esté convencionalmente su­ hostil que rodea a los flathead; haciendo énfasis en sus valores cul­
bordinado a la forma. turales en un contexto acotado, encuentran la oportunidad de dar sa­
3. La expresión artística pueda ser ente11dida como rechazable. lida a la hostilidad que sienten.
Habiendo demostrado que el arte sirve como válvula de seguridad para
Así, una función importante de la música es expresar variedad de
expresar el tabú, debemos intentar definir los temas tabú que encuentran su
vía de expresión en el arte. Éstos pertenecen a tres esferas:
emociones: la expresión de ideas y pensamientos que de otra mane­
1. Los tabúes humanos generales: el incesto, el homicidio de otro miem­ ra no podrían transmitirse; la correlación entre una amplia variedad
bro del grupo, etc. de emociones y la música; la oportunidad de servir como «vía de es­
2. Los tabúes específicos de cada cultura: el sexo en una sociedad puri­ cape» y quizás de resolver conflictos sociales; la explosión de la crea­
tana, la avaricia en la sociedad mohave, la cobardía entre los indios de las tividad por sí misma; la expresión grupal de hostilidad. Es posible
llanuras, etc.
3. Los tabúes de un determinado individuo (neurosis): deseos reprimidos, que se puedan citar más ejemplos, pero los dados hasta ahora ilus­
etcetera.

tran claramente la importancia de esta función de la música.
También es significativa la percepción que el artista tiene de sus reglas de
j uego, así como las maniobra.s que utiliza como pretexto para transformar
su «obscenidad», «rebelión» o « blasfemia » en arte [ ... ] Además, el artista de­ L A F U N C I Ó N D E G O C E E S TÉ T I C O
be poseer la habilidad máxima para «patinar sobre una Jámina de hielo ». De
·
hecho, cuanto mejor sea el patinador, más fino puede ser el hielo (las reg as
_ ..
� El problema estético en relación con la música no es sencillo e invo­
del arte) sobre el que patina. En otras palabras, cuanto mas _
domine su tec
: lucra la estética tanto desde el punto de vista del creador como des­
nica el artista, más cerca estará de expresar, sin pérdida de afecto, el tabu
(pp. 369, 3 80, 370). de el del oyente. Si ha de ser considerada como una de las funciones

289
USOS Y FUNCIONES
A L A N P. M E R R I A M

L A F U N C I Ó N D E R E P RE S ENTA C I Ó N S I M B Ó L I C A
más importantes de la música, debe ser así en otras culturas además
de la nuestra. Música y estética están asociadas en la cultura occi­
Hay pocas dudas de que la música funciona en todas las sociedades
dental, así como en las de la India, China, Japón, Corea, Indonesia
c �mo representación simbólica de otras cosas, ideas y comporta-
y quizás también en otras, pero no podemos afirmar con seguridad
1n1entos. Trataremos de esta función de la música detalladamente en
que esta asociación esté presente también en las culturas del mundo
el capítulo 12.
no alfabetizado. Relacionada con esto está la cuestión de en qué con­
siste exactamente una estética, y particularmente la de si dicho con­
cepto se halla culturalmente determinado. Se trata de cuestiones im­
L A F U N C I Ó N D E R E S PU E S TA F Í S I C A
portantes a las que dedicaremos el capítulo 1 3 2; de momento quedan
planteadas y diremos solamente que la función de goce estético es cla -
I ?cluimos con vacilación esta «función» de la música, ya que es cues­
ramente operativa en algunas culturas y que quizá esté presente en
tionable s1. la r �spuesta física puede o debe ser enumerada junto con
otras.
lo que es prop1ament� �n grupo de funciones sociales. Sin embargo,
el hecho de que la mus1ca provoque una respuesta física es relevante
para �u uso en la sociedad, aunque las respuestas que provoque estén
L A F U N C I Ó N D E E N T R ETEN I MI E N T O .
del1m1tadas por convenciones culturales. Por ejemplo, la entrada en
.
tranc� , en c1ertos contextos, es provocada al menos en parte por
La música cumple una función de entretenimiento en todas las so­ . . esta respuesta ciertos ceremoniales religiosos de
la mus1ca, y sin
ciedades. Pero debemos señalar una distinción que probablemente
algunas �ulturas ��rían con �iderados un fracaso (ver por ejemplo
tenga que hacerse entre el entretenimiento <<puro>> , que parece ca­ ,
Herskov1ts, 1 938: 11). La mus1ca también provoca, excita y canaliza el
racterístico de la música en la sociedad occidental, y el entretenimiento .
comportam1en�o d� las multitudes, anima las reacciones del guerrero
combinado con otras funciones. Esta última parece predominar en
Y el cazador, e 1nsp1ra la respuesta física de la danza, que en ocasio­
sociedades no alfabetizadas.
nes puede ser central en el evento considerado. La producción de una
respuesta física parece ser una importante función de la música· la
cuestión de si se trata de una respuesta biológica queda posibleme�te
LA F U N C IÓN DE C O M U N I C A C I ÓN
en segundo plano ante el hecho de estar culturalmente configurada.
Ya tratamos en el capítulo 1 de la música como mecanismo de co­
municación; recordemos que el problema consiste en que sabemos
L A F U N CI Ó N D E R E F U E R Z O D E L A C O N F O R M I D A D
que la música comunica algo, pero no está claro el qué, ni el cómo,
A LAS NORMAS SOCIALES
ni a quién. La música no es un lenguaje universal, más bien está
conformado por la cultura a la que pertenece. Las letras de las can­ Ya se ha dedicado una considerable atención a esta función de la mú­
ciones comunican información directa para aquellos que corr1pren­ sica en el capítulo 10. Las canciones de control social juegan un im­
den la lengua en que están vertidas. Producen emoción o algo pa­ portante p �pel en un elevado número de culturas, ya sea como ad­
recido en aquellos que entienden su idioma. El hecho de que el vertenc1. � �1rect� a l? s miembros marginales de la sociedad, ya como
fenómeno musical sea una actividad común en todas las culturas pue­ establec1m1ento indirecto de lo que se considera un comportamiento
de significar que es capaz de transmitir, por su mera existencia, cier­ corr�cto. Esto es al?o que encontramos, por ejemp lo, en canciones
ta comprensión limitada. De todas las funciones de la música, quizá propias de ceremoi:i1as de in�ciación, en las que los miembros más jó-·
·1a comunicativa sea la menos conocida y comprendida. venes de la com�n1da d son instruidos sobr e lo adecuado y lo inade­
cuad o. Las canciones �� protesta también destacan lo que es correc-
to y lo que no. La func1on de refuerzo de la conformidad a Ias normas ·

socia1es es una de 1as mas importantes de la música.


, ·
· ·

2. Naturalmente, el autor se refiere a otros capítulos de su libro The Anthopology


of Music. [ N. de la T.]
,.

291
290
A L A N P. M E R R I A M USOS Y F U NCIONES

LA F U N C I Ó N D E R E F U E R Z O D E I NSTITUC I O N E S S () C I A L E S tido, comparte su función con otras artes. Al ser vehículo de trans­
Y RITOS RELIGIOSOS misión de la historia, de mitos y leyendas, ayuda a la continuidad; al
transmitir educación, controlar a los sujetos marginales y proclamar
Aunque la música se utiliza en contextos sociales y religiosos, hay lo que está bien, contribuye a la estabilidad. Simplemente por el he­
poca información de hasta qué punto tiende a validarlos. Reichard cho de existir, procura una actividad estable y normal que asegura a
afirma en relación con los navajo que «la función principal de sus los miembros de la sociedad que el mundo sigue su curso adecuado.
canciones es la de preservar el orden, coordinar los símbolos ceremo­ Recordemos la reacción basongye ante la sugerencia de eliminar los
niales . . . » ( 1 950: 288) y Burrows comenta que una de las funciones músicos de su pueblo, o citemos la respuesta de un indio sia a Leslie
de la canción entre los tuamotus es la de «transmitir potencia mági­ White: «Amigo mío, sin canciones no se puede hacer nada >> ( 1 962:
ca por medio de conjuros>> ( 1 933: 54). También podemos recordar la 115).
afirmación de Freeman de que las letras con finalidad estabilizadora Waterman ha resumido la contribución de la música a la conti­
se cantan cuando « existe una frustración o conflicto de larga dura­ nuidad y estabilidad de la cultura yirkalla de Australia señalando que,
ción en las necesidades personales o las demandas culturales en con­ como mecanismo de enculturación, la música llega a casi todos los
tradicción con las costumbres morales de una sociedad>> ; en ese ca­ aspectos de la vida. Waterman escribe:
so, se describe el conflicto y se propone para el mismo una solución
Básicamente, l a música funciona en Yirkalla como nlecanismo de encultu­
moralmente sancionada. « Así, las letras con función estabilizadora ración, como un medio para aprender la cultura yirkalla. A lo largo de su vi­
permiten al individuo una vía de escape y reafirman el sistema social» da, el abc)rigen está rodeado de acontecimientos musicales que le instruyen
( 1 957: 220). Se reafirman los sistemas religiosos, como en el folklo­ sobre el medio que le rodea y sobre cómo el hombre lo utiliza, le enseñan su
re, al cantar y recitar mitos y leyendas, así como con música que ex­ visión del mundo y conforman su sistema de valores, reafirman su com­
presa preceptos religiosos. Se reafirman las instituciones sociales me­ pre11sión de los conceptos aborígenes sobre el estatus y sobre su propio pa­
pel. Más específicamente, la música funciona como símbolo de su pertenen­
diante canciones que resaltan lo que es adecuado y lo que no, o las cia a su clan y su linaje, como reafirmación de su sistema de creencias religiosas
que dicen a la gente qué debe hacer y cómo debe hacerlo. Sin embar­ y como símbolo de su estatus generacional. Sirve a veces para aliviar tensio­
go, esta función de la música debe aún estudiarse más y ser expresada nes, otras para aumentar la emoción en el clímax de un ritual. Es un méto­
de forma más precisa. do para controlar, por medios sobrenaturales, acontecimientos naturales de
otra forma incontrolables. Es más, algunas canciones dejan fluir la creativi­
dad individual mientras que otras sirven para combatir la depresión. En cual­
quier caso es evidente la función enculturadora de la música a la hora de for­
LA FUNCI ÓN D E C O N T R I B U C I Ó N A L A C O N T I N U I D A D mar la personalidad social del abo.rigen yirkalla ( 1 956: 41).
Y E S TA B I L I D AD D E U N A C U LT U R A

Si la música permite la expresión de emociones, produce placer esté­ L A F U N C I Ó N D E C O NT R I BU C I Ó N A L A I N T E G R A C I Ó N


tico, entretiene, comunica, provoca respuestas físicas, refuerza la con­ D E LA S O C I E D A D
formidad a las normas sociales y reafirma instituciones y ritos reli­
giosos, sin duda contribuye a la continuidad y estabilidad de una En cierto sentido, ya hemos anticipado esta función de la música en
cultura. En este sentido, quizás, no contribuye ni más ni menos que el párrafo anterior, porque está claro que, al proporcionar un nú­
cualquier otro aspecto de esa cultura, y aquí, probablemente, utili­ cleo de solidaridad alrededor del cual se congregan los miembros
zamos « función» en el sentido estricto de «jugar un papel» . de una sociedad, la música realiza una función integradora. Esta
Al mismo tiempo, no muchos elementos culturales expresan emo­ función ha sido comentada por varios escritores. Nketia, hablan­
ciones, entretienen, comunican, etc., hasta el punto en que lo hace la do sobre la música yoruba en Acera, afirma que « la interpretación
música. Es más, la música es, _en cierto sentido, una actividad en �a de música yoruba conlleva tanto la satisfacción de participar en
que se sintetiza la expresión de valores; un medio por. el que lo mas algo familiar como la confianza de pertenecer a un grupo que com­
profundo de la psicología de una cultura es expuesto sin muchos de parte valores similares, vida parecida y formas artísticas comunes.
los mecanismos de defensa que rodean otras actividades. En este sen- Así, la música renueva la solidaridad tribal» ( 1 9 5 8 : 43). Elkin se-
•.
·

292 293
ALAN P. M E R R I AM
USOS Y FUNCIONES

ñala que, aunque las variadas actividades del hombre-canción aus­


humana. La música es claramente indispensable para la ejecución
traliano p11dieran hacerle ganar la admiración de otros, ésta « 11unca
cabal de actividades constitutivas para la sociedad; se trata de un
se convertiría en una institución social. Es algo que emana de su
comportamiento humano universal sin el cual es cuestionable que el
función como elemento unificador e integrador de su clan y su tribu»
hombre pueda llamarse verdaderamente hombre, con todo lo que
( 1 953: 92) . Los comentarios de Freeman ( 1 957) sobre el cancionero
eso implica.
hawaiano sugieren que las canciones de protesta social permiten al
individuo una vía de escape y de esta forma «adaptarse a las condi­
ciones sociales existentes», o también « lograr cambios sociales al mo­
BIBLIOGRAFÍA
vilizar el sentimiento de grupo. En ambos casos estas letras tienen la
función de reducir el desequilibrio social y favorecer la integración
Burrows, Edwin G. ( 1 9 3 3 ) Native music o( the Tuamotus. Honolulu: Berni­
de la sociedad» . Recordemos también la dicotomía de Keil entre la
ce P. Bishop Museum Bulletin, 1 09.
función « solidaria» y la función « de descarga» de la música, según Burrows, Edwin G. ( 1 945) Songs o( Uvea and Futuna. Honolulu: Bernice
la cual los compositores «intentan expresar una unidad cul.t ural» en P. Bishop M11seum Bulletin, 1 8 3 .
su música e invitan « al oyente a identificarse con la experiencia co­ Devereux, George y La Barre, Weston ( 1 9 6 1 ) «Art and mythology». En B.
lectiva, utilizando con ese propósito cualquier mecanismo musical Kaplan (ed.) Studying Personality Cross-Cultural/y. Evanston: Row, Pe­
posible» . Por último, al hablar de la danza andamanesa, Radcliffe­ terson, pp. 3 6 1 -403.
Brown resalta la función integradora: Dorsey, George A. ( 1 950) The Ponca Sun Dance. Chicago: Field Colum­
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La danza an.damanesa (y la canción que la acompaña) puede ser descrita Elkin, A. P. ( 1 953) «Arnhem Land Music » . Oceanía, 24: 8 1-109.
como una actividad en la que, por efecto del ritmo y la melodía, todos los Freeman, Linton C. ( 1 957) «The changing functions of a folksong» . ]our­
miembros de la comunidad son capaces de cooperar armoniosamente y ac­ nal o( American Folklore, 70: 215-220.
tuar unidos ...
Gotshalk, D . W. ( 1 947) Art and the social arder. Chicago: University of Chi­
El placer que siente el bailarín irradia hacia todo lo que le rodea, repleto
como está de genialidad y buenos deseos hacia sus compañeros. El compartir
cago Press.
con otros este placer tan i11tenso, o mejor, el compartir una expresión colecti­ Herskovits, Melville J. ( 1 9 3 8 ) Dahomey. New York: J. J. Augustine, 2 vols.
va de placer, nos predispondrá siempre a estos sentimientos expansivos . . . Herskovits, Melville J. ( 1 94 8 ) Man and his works. New York: Alfred A.
De esta manera, la danza produce un estado en el que la unidad, la ar­ Knopf. [Trad. cast.: El hombre y sus obras. México: FCE, 1 964.]
monía y la concordia de la comunidad llegan a su punto máximo y son sen­ Keil, Charles ( 1 962) Sociomusicology. Ma11uscrito inédito.
tidas intensamente por cada miembro. Yo diría que la principal función de La Flesche, Francis ( 1 92 5 ) The Osage tribe: the rite of vigil. Washington:
la danza es producir este estado. El bienestar, e incluso la existencia de ia
Thirty-Ninth Annual Report of the Bureau of American Ethnology, pp.
sociedad, dependen de la unidad y armonía que los individuos obtienen de
3 1-636.
ella, y la danza, al hacer sentir esta unidad tan intensamente, es un medio pa­
ra mantenerla. Pues la danza proporciona una ocasión para la acción direc­ McAllester, David P. ( 1 960) «The role of music in Western Apache cultu­
ta de la comunidad sobre el individuo, y hemos observado cómo ejercita en re » . En Anthony F. C. Wallace (ed.) Selected papers o{ the Fifth ln­
éste aquellos sentimientos mediante los cuales se mantiene la armonía social ternational Congress of Anthropological and Ethnological Sciences, pp.
( 1 948: 249, 251, 252). 468-472.
Merriam, Alan P. ( 1 959) « African music» . En William R. Bascom y Melvi­
La música, así, es un punto de encuentro alrededor del cual los lle Herkovits (eds.) Continuity and Change in African Cultures. Chica­
miembros de la sociedad se unen para participar en actividades que go: University of Chicago Press, pp. 49-86.
requieren la cooperación y la coordinación del grupo. Por supuesto, Merriam, Alan P. y Merriam, Barb ara W. ( 1 955) The ethnography of Flat­
head Indian Music. Missoula: Western Anthropology, 2.
no toda la música se interpreta así; pero cada sociedad tiene marca­
das como musicales ciertas o�asiones que reúnen a sus miembros Y Mooney, James ( 1 896) The Ghost-Dance religion and the Sioux outbreak o(
.
1 890. Washington: Fourteenth Annual Report of the Bureau of Ameri­
les recuerdan su unidad. can Ethnology, 2.
Es posible que esta lista de funciones de la música requiera re­ Murdock, George Peter et al. ( 1 94 5 ) Outline of cultural materials. New
cortarse o ampliarse, pero, en general, resume su papel en la cultura Haven: Yale Anthropological Studies, vol 2.
,.

294 295
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National Association for Music Therapy, vol. V, .PP· 40-49.

La actividad musical constituye una de las formas más estrictamen­


te pautadas del comportamiento humano. Sus modos de comunica­
ción son tan limitados que hasta un oyente casual puede distinguir
rápidamente a los mejores ejecutantes e identificar composiciones
en un idioma de cuyo contenido y técnica no conoce nada. Durante
muchos siglos y en muchas culturas los adeptos a la música han te­
nido a su disposición elaborados sistemas de notación y teoría. Los
musicólogos de nuestro tiempo han heredado este tesoro de conoci­
mientos y han refinado mucho sus herramientas analíticas. Existen
miles de volúmenes de cuidadosa notación musical en estudios críti­
cos esmeradamente escritos. Sin embargo, parecería que ninguno de
nosotros está más cerca que los cantores de culturas primitivas de al­
canzar una comprensión de lo que la música es y dice. Como afirmó
hace un año uno de los principales musicólogos de América, «nadie·
sabe nada acerca de la melodía» . Si la melodía, pátrimonio de todos

( >" ) Tomado de A. Lomax ( 1 962) «Song Structure and Social Structure» . Ethno­
logy, l : 425-45 1 . Reimpreso en D. P. MacAllester (co1np.) ( 1 971) Readings in Eth­
no1nusicology. New York: Johnson Reprints, pp. 227-25 1 . Traducción de Irma Ruiz.
Revisión de Enriqtte Cámara de Landa.
1 . Lo sustancial de este artículo fue leído en la reunión anual de la Society for Et­
n.omusicology en Filadelfia el 1 5 de noviembre de 1961. La investigación fue patroci­
nada por la Universidad de Columbia y financiada por la Fundación Rockefeller.
Muchas de las ideas desarrolladas en este trabajo se originaron en discusiones infor­
mal�s con el profesor Conrad Arensberg, bajo cuya dirección general tuvo lugar la
invest1gac1on.
. . . ,

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