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Unidad #1: Respuesta al ambiente:

Mecanismos de respuesta en el nivel organismo

La relación en los seres vivos

Qué son las funciones de relación

Las funciones de relación son aquellas que permiten a un ser vivo recibir la información del
exterior o de su interior y responder a ella de la forma más adecuada para asegurar su
supervivencia.

En toda función de relación se distinguen el estímulo; el receptor, que capta el estímulo y


transmite la información al efector, que ejecuta la respuesta más adecuada.

Los estímulos

Un estímulo es un cambio en el medio que rodea a un organismo o en su interior. Estos cambios


pueden ser de temperatura, de luz, de sonido, de concentración de alguna sustancia, etc.

Las respuestas

Las respuestas que ejecutan los receptores pueden ser muy diversas y se pueden agrupar en
estáticas y dinámicas.

Estáticas. Son aquellas en las que no se produce movimiento; son la producción y la secreción de
sustancias.

Dinámicas o taxias. En ellas sí se produce movimiento como respuesta al estímulo. Son positivas si
se acercan al estímulo y negativas si se alejan de él.

Algo más:

En los organismos unicelulares, es su célula la que realiza todo el proceso de captación del
estímulo y de ejecución de la respuesta. Una forma de responder a los estímulos es mediante el
movimiento celular.

Los organismos pluricelulares tienen células especializadas para detectar determinados estímulos
y todas ellas tienen que responder de manera coordinada ante un estímulo. Para ello, cuentan con
sistemas de coordinación, que pueden ser de dos tipos:

La coordinación nerviosa (solo en los animales). La realiza el sistema nervioso a través de las
neuronas, células encargadas de transmitir y de procesar la información.

La coordinación química (en todos los reinos). El sistema hormonal o endocrino responde a los
cambios del medio interno, mediante unas sustancias llamadas hormonas.

Los tipos de estímulos se clasifican en:


Estímulos externos Los estímulos de este tipo generan reacciones y son recibidos del exterior, es
decir involucran objetos, personas o aspectos del exterior que nada tienen con el cuerpo en sí. En
la actualidad uno de los estudios que miden mayormente el exceso de estímulos es el cortisol o
más comúnmente conocida como la hormona del estrés. Tengamos en cuenta que no todos los
estímulos exteriores son desfavorables, algunos como los medicamentos pueden contribuir
favorablemente.

Estímulos internos Los estímulos de este tipo se generan dentro del cuerpo, por lo general se
deben a las reacciones químicas naturales. Muchos de estos estímulos guían las acciones de las
personas, es así como si el cuerpo emite un estímulo interno donde comunica al cerebro que está
agotado, el individuo sentirá la necesidad de dormir para reponer el desgaste físico. Los estímulos
son imprescindibles para el desarrollo humano permitiendo así aprender ciertas conductas o
reaccionando, por ejemplo ante situaciones de riesgo

Estímulo incondicionado Este tipo de estímulos son incondicionados por el hecho de que son
natos, es decir no deben ser aprendidos para su correcta reacción. Muchos de estos estímulos se
ven cuando nace un niño, por ejemplo el estímulo que lo lleva a llorar ni bien sale de la panza es
incondicionado.

Estímulo condicionado Este tipo de estímulo surge del aprendizaje, es decir en un principio la
acción de este externo era inerte, es decir no generaba respuesta alguna. Con el aprendizaje se
relaciona este estímulo con una reacción.

Estímulos químicos Los estímulos químicos son receptados por los neurotransmisores que
transmiten la información al cerebro y generan una respuesta en el cuerpo, como por ejemplo
transpirar. Algunos de estos pueden recibirse de modo externo como los medicamentos, y generar
respuestas como calmar el dolor.

Estímulos sensoriales Si bien todos los estímulos pueden ser receptados gracias a los sentidos que
funcionan como sensores en el cuerpo humano, lo cierto es que estos se pueden identificar con
algún sentido en particular. Si decimos por ejemplo que la luz nos molesta o encandila, el estímulo
es captado por el sentido de la vista.

Estímulo motivacional Este tipo se genera a partir de estímulos externos que generan respuestas
positivas en el accionar de la persona o en el cuerpo. Con el estudio y la modificación de los
mismos es que trabaja la psicología conductual o motivacional, en la actualidad muchas empresas
implementan sistemas que generen estímulos motivacionales (como mayor cantidad de
vacaciones o premios por objetivos cumplidos) para lograr mejorar la productividad del personal.

Tipos de receptores biológicos

Receptores sensitivos: Denominados estímulos a aquellos cambios ambientales que pueden ser
detectados por nuestro organismo , Los estímulos son captados por unas células nerviosas
sensibles que denominamos receptores, Según su localización : Receptores internos: Nos informan
sobre el estado y el funcionamiento de nuestros órganos internos , Receptores externos: Captan
los estímulos exteriores; por ello, se localizan en la superficie de nuestro cuerpo ,Según el tipo de
estímulos que reciben: Mecano receptores: Reaccionan ante la presión de contacto, Termo
receptores: perciben los cambios de temperatura, Quimiorreceptores: detectan sustancias
químicas, Foto receptores: son sensibles a la luz.

Los órganos de los sentidos: tradicionalmente, se consideran cinco sentidos: tacto, olfato, gusto,
oído y vista. Los receptores sensitivos que forman los órganos se los sentidos son sensibles a
diferentes tipos de estímulos.

La piel: Está constituida por dos capas: las más superficial, la epidermis: Está constituida por tejido
epitelial .Las células de sus capas superficiales están muertas e impregnadas de un pigmento, la
melanina, que da color a la piel. De la epidermis derivan las uñas y el pelo .En ella se localizan dos
tipos de glándulas: las sebáceas, que producen grasa para impermeabilizarla, y las sudoríparas,
que segregan el sudor para refrigerar el cuerpo. Y la dermis está constituida por tejido conjuntivo,
y en ella se localizan vasos sanguíneos y receptores táctiles. Por debajo se localizan una capa de
tejido adiposo cuyas células almacenan grasa de reserva.

Los receptores y la sensación táctil: Los receptores táctiles son terminaciones nerviosas libres o
encerradas en cápsulas .Existen diversos tipos de receptores táctiles sensibles a diferentes
estímulos: contacto (roce ligero y momentáneo), presión (contacto sostenido y de mayor
intensidad), frío, calor y dolor. El contacto de un objeto con la piel estimula los receptores táctiles
de esa zona, desencadenando los impulsos nerviosos .A través de las fibras sensitivas los impulsos
llegan a la zona sensitiva correspondiente de la corteza cerebral , donde se hace consciente la
sensación ya sea rozamiento, presión, calor o frío .

Olfato: Se localiza en el tejido epitelial que recubre las fosas nasales denominada pituitaria se
distinguen dos regiones: Pituitaria roja. Reviste la parte inferior y media de la cavidad nasal y
contiene abundantes capilares sanguíneos para calentar el aire que inspiramos, Pituitaria amarilla:
Está situada en la parte superior de las fosas nasales. Contiene ,los receptores olfativos: Son
sensibles a sustancias gaseosas o volátiles presentes en el aire inspirado .estos receptores pueden
captar diferentes partículas presentes en el aire y emitir impulsos , que a través del nervio olfativo
llegan a la corteza cerebral donde se hace consciente la sensación en forma de olor.

Gusto: los receptores del gusto se encuentran en los botones gustativos de las papilas de la
lengua, y también en el paladar, la faringe y la laringe. Son sensibles a sustancias disueltas en la
saliva. Existen receptores para cada uno de los diferentes tipos de sabores: dulce, salado, ácido,
amargo. El sabor característico de un alimento es una mezcla entre sensaciones olfativas y
gustativas, ya que al masticar la comida, además de las partículas disueltas , millones de moléculas
volátiles se desprenden y pasan por la faringe a la cavidad nasal, donde son capaces son captadas
por células olfativas.

Funciones del oído:


La audición: las ondas sonoras, que son recogidas por el pabellón de la oreja y dirigidas hacia el
conducto auditivo, hacen vibrar al tímpano. Esa vibración, ampliada por la cadena de huesecillos,
se transmite al caracol, donde se encuentran los receptores sensibles a la vibración. Estos
convierten el estímulo en impulsos nerviosos, que son enviados al cerebro por el nervio auditivo.

El equilibrio: Cuando movemos la cabeza se desplaza la endolinfa que rellena los canales
semicirculares. Este movimiento es captado por los receptores situados en su pared y
transformado en impulsos nerviosos, que envían la información de estos movimientos al cerebro.
Los receptores del oído perciben vibraciones y producen impulsos nerviosos que son
transportados por el nervio auditivo al cerebro.

La corteza cerebral: en la corteza cerebral se localizan las áreas sensitivas, donde se reciben los
impulsos procedentes de los distintos órganos de los sentidos. En estas áreas los impulsos se
traducen en sensaciones. Realmente vemos, oímos y en general, sentimos en el cerebro.
Asimismo, en la corteza cerebral existen áreas motoras donde se localizan las neuronas
encargadas de elaborar las órdenes precisas de respuesta en forma de impulsos nerviosos. Estos
impulsos nerviosos son conducidos por la médula y los nervios raquídeos hacia los órganos
efectores, que son los responsables de llevar a cabo la respuesta. La destrucción de una región
sensitiva de la corteza cerebral lleva emparejada la insensibilidad de la zona del cuerpo
correspondiente, aunque los órganos de los sentidos funcionen perfectamente. La destrucción de
alguna zona del área motora implica la parálisis de los órganos controlados por esta .Estos órganos
podrían funcionar correctamente, pero no pueden hacerlo porque no reciben las órdenes
oportunas.

Actos voluntarios: Son actos conscientes, controlados de forma voluntaria, como andar o pensar.
Los actos voluntarios también son provocados por estímulos que pueden ser externos, como por
ejemplo el sonido de la melodía que nos hace descolgar el teléfono, o internos, como la sensación
de hambre que nos empuja a tomas alimentos. El mecanismo es el siguiente:*Las áreas sensitivas
de la corteza cerebral reciben estímulos de los receptores sensitivos. A través de conexiones
nerviosas, las áreas motoras, situadas en otras zonas del cerebro, reciben la información de las
áreas sensitivas, la procesan y elaboran la respuesta de forma consciente y voluntaria. Esta
respuesta es conducida a través de las neuronas motoras hacia los órganos efectores
correspondientes.

Los actos reflejos: son respuestas rápidas y automáticas ante estímulos que no implican un control
voluntario son: la tos, la abertura de la pupila, el párpado etc. Incluso movimientos complejos,
como retirar la mano al tocar un objeto ardiendo , se realizan de manera refleja. En los actos
reflejos, las órdenes son elaboradas por neuronas motoras de la médula espinal sin el control de la
corteza cerebral. Por este motivo, se ejecutan involuntariamente. Los actos reflejos se llevan a
cabo mediante una estructura nerviosa, el arco reflejo, en la que intervienen los siguientes
elementos: Un receptor sensible al estímulo, una neurona sensitiva, que lleva el impulso nervioso
desde el receptor hacia la médula. Una neurona de asociación situada en la médula que pone en
contacto la neurona sensitiva con la motora. Una neurona motora, que transmite el mensaje al
musculo correspondiente. Un músculo efector que efectúa la respuesta.

Auxinas

Las auxinas son un grupo de fitohormonas que actúan como reguladoras del crecimiento vegetal.
Esencialmente provocan la elongación de las células. Se sintetizan en las regiones meristemáticas
del ápice de los tallos y se desplazan desde allí hacia otras zonas de la planta, principalmente hacia
la base, estableciéndose así un gradiente de concentración. Este movimiento se realiza a través del
parénquima que rodea a los haces vasculares. Las auxinas y su rol en el crecimiento vegetal fueron
primero descritas por el científico neerlandés Frits Warmolt Went.1

La síntesis de auxinas se ha identificado en diversos organismos como plantas superiores, hongos,


bacterias y algas, y casi siempre está relacionada con etapas de intenso crecimiento.

La presencia e importancia de las hormonas vegetales se estableció por los estudios de las auxinas.
Sobre ellas hay una amplia y profunda información científica que supera ampliamente el
conocimiento que se tiene de otras hormonas, lo que ha permitido comprender con más precisión
cómo actúan las hormonas en las plantas. Junto con las giberelinas y las citocininas, las auxinas
regulan múltiples procesos fisiológicos en las plantas, aunque no son los únicos compuestos con
esa capacidad.

Su representante más abundante en la naturaleza es el ácido indo acético (IAA), derivado del
aminoácido triptófano.

Las auxinas también son usadas por los agricultores para acelerar el crecimiento de las plantas,
para promover la iniciación de raíces adventicias —por lo que una auxina suele ser el componente
activo de muchos preparados comerciales utilizados en la fruticultura para el enraizamiento de
esquejes de tallos, para promover la floración y el cuaje de frutos, y para evitar la caída prematura
de los frutos.

Ritmo circadiano

En la biología, los ciclos circadianos también conocidos como los ritmos circadianos, son
oscilaciones de las variables biológicas en intervalos regulares de tiempo.

Todos los animales, las plantas y todos los organismos muestran algún tipo de variación rítmica
fisiológica (tasa metabólica, producción de calor, floración, etc.) que suele estar asociada con un
cambio ambiental rítmico. En todos los organismos eucariotas así como muchos procariotas se han
documentado diferentes ritmos con períodos que van desde fracciones de segundo hasta años. Si
bien son modificables por señales exógenas, estos ritmos persisten en condiciones de laboratorio,
aun sin estímulos externos.
Características

Los ritmos biológicos se han clasificado de acuerdo con su frecuencia y su periodo. Los ciclos
circadianos han sido los más estudiados y su valor de periodo les permite sincronizar a los ritmos
ambientales que posean un valor de periodo entre 20 y 28 horas, como son los ciclos de luz y de
temperatura. Los ritmos circadianos son endógenos y establecen una relación de fase estable con
estos ciclos externos alargando o acortando su valor de periodo e igualándolo al del ciclo
ambiental. Poseen las siguientes características:

Son endógenos, y persisten sin la presencia de claves temporales.

En condiciones constantes se presenta una oscilación espontánea con un periodo cercano a las 24
horas (de ahí el nombre circadianos).

La longitud del periodo en oscilación espontánea se modifica ligeramente o prácticamente nada al


variar la temperatura, es decir, poseen mecanismos de compensación de temperatura.

Son susceptibles de sincronizar a los ritmos ambientales que posean un valor de periodo
aproximado de 24 horas, como los ciclos de luz y de temperatura.

El ritmo se desorganiza bajo ciertas condiciones ambientales como luz brillante.

En oscilación libre o espontánea, generalmente el período para especies diurnas es mayor de 24


horas y para especies nocturnas el período es menor a las 24 horas (ley de Aschoff), aunque tiene
más excepciones que ejemplos que cumplen la regla.

Al cambio cíclico ambiental que es capaz de sincronizar un ritmo endógeno se le denomina


sincronizador o Zeitgeber (el término equivalente en alemán).

Los ritmos circadianos son regulados por relojes circadianos, estructuras cuya complejidad varía
según el organismo que corresponda.

Reloj Biológico:

Se denomina reloj biológico al mecanismo interno de un ser vivo que le permite contar con una
orientación temporal. No se trata, por supuesto, de una máquina que muestra las horas y los
minutos, sino de un conjunto de funciones orgánicas vinculadas al ritmo de vida.

El reloj biológico hace que, cuando se acerca el mediodía, comencemos a sentir hambre ya que
nos anticipa que llegará el momento de almorzar. Lo mismo ocurre al caer la noche, cuando
empezamos a tener sueño.

Lo que hace el reloj biológico es ordenar de manera temporal diversas actividades orgánicas. Este
orden implica el desarrollo de ciclos (que hacen que, cada cierta cantidad de horas, tengamos
hambre o sueño, por ejemplo). Las secreciones glandulares, la regulación de la temperatura del
cuerpo y hasta el funcionamiento del corazón y del cerebro, entre otros órganos, dependen del
reloj biológico.

Diversas decisiones y actividades que desarrollamos pueden provocar cambios en el reloj


biológico, generando diversas clases de desequilibrios. Las personas que no mantienen un horario
regular para alimentarse o aquellas que viven de noche y duermen de día experimentan diversos
inconvenientes por alterar su reloj biológico: fatiga crónica, falta de apetito, depresión, etc.

Para regular el reloj biológico, lo ideal es mantener una rutina diaria respecto al descanso, la
actividad física y la alimentación. Esto ayuda a optimizar el funcionamiento del organismo.

Dentro de la cronobiología, un ritmo biológico es una oscilación de un parámetro biológico


dependiente de un reloj endógeno y de sincronizadores ambientales. La actividad de cualquier ser
viviente es un fenómeno que se manifiesta siempre con una variación regular y no como un
proceso continuo. La vida es un fenómeno rítmico. Así, al estudiar la relación entre el tiempo y
alguna actividad vital de la índole que sea (por ejemplo, la excitabilidad de un músculo o de un
nervio, el crecimiento, la reproducción, el comportamiento, la respiración, el sueño y la vigilia,
etcétera), se descubre la existencia de ciclos o periodos que nos indican claramente cómo dichas
actividades no se desarrollan de forma continua. Su estudio puede hacerse atendiendo a la
descripción y análisis del fenómeno. Al investigar las causas de estos «relojes biológicos» se
demuestra que gran parte de ellas tienen un origen externo, como pueden ser la foto
periodicidad, los cambios climáticos estacionales, las mareas, etc. De acuerdo con la duración de
estos ritmos extrínsecos se distinguen los ritmos nictemerales o circadianos, cuando el periodo es
de aproximadamente 24 horas (circa significa "cerca", en latín), los semanales, mensuales y los
anuales.

Los ritmos extrínsecos están impuestos desde fuera del ser vivo; los factores desencadenantes
son: el ambiente (la luz, la humedad, la temperatura, la salinidad, etc.) y los fenómenos cósmicos
(alternancia día-noche, fases lunares, variaciones de estaciones, etc.). Los factores externos actúan
sobre el organismo a través de su sistema nervioso, y éste normalmente acciona el sistema
endocrino. Por otra parte, existen también fenómenos rítmicos cuya causa es interna y no está
determinada por factores ambientales, aunque éstos pueden modificarlos. Estos ritmos
intrínsecos, como el latido cardiaco, los movimientos respiratorios, etc., tienen una cadencia más
elevada y, por su origen, deben formar un grupo aparte de los mencionados anteriormente, pues
son independientes de los fenómenos cósmicos. El conocimiento de los ritmos biológicos tiene un
interés muy amplio, no sólo para la comprensión de las cuestiones teóricas que encierran, sino
también por las aplicaciones prácticas que surgen de tales conocimientos.

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