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Los cambios en la lengua son constantes, pero pueden llegar a tener una
influencia importante y significativa dentro del sistema, todo claro, por niveles y
son tan importantes que pueden lograr que dos dialectos de una misma lengua
puedan llegar a ser diferentes entre sí, y si no, sólo hay que recordar la historia
detrás de las lenguas romances y el propio latín. El nivel más fácil de cambiar, por
decirlo así, es el fonético-fonológico, después, si estos cambios (que siempre van
a ser influenciados por los hablantes) logran avanzar a otro nivel, será al nivel
Monografía sobre los cambios de significado
Estas causas, son las que alteran el significado de las palabras en la lengua
y en las cinco palabras que analizo, busco explicar el cambio que pudieron
presentar y su posible origen para así, ejemplificar algunos cambios, algunos
notables y otros que no nos hubiéramos imaginado a simple vista. Porque, es
Monografía sobre los cambios de significado
Empezaré por la palabra camisa, que el DRAE (2017) define: “f. Prenda de
vestir de tela que cubre el torso, abotonada por delante, generalmente con cuello y
mangas.” Nos hace la referencia al origen de la palabra proveniente del latín tardío
y probablemente de voz celta: camisia. De la cual, nos dice San Isidoro en su libro
Etymologiarum libri II: “Camisias vocari quod in his dorminus in camis, id est in
stratis nostris.” (Las camisas se llaman así pues con ellas dormimos en la cama,
es decir, en nuestros lechos)”. Este cambio de significado aparentemente es
predecible, pero ahora no usamos sólo las camisas para dormir (se utilizan
pijamas) y no sólo eso, sino que además estas prendas usadas en la cotidianidad
e imprescindibles, fueron modificadas con el paso del tiempo, se les ajustaron
mangas largas y botones, con el fin de crear esta prenda indispensable en el
armario.
esta curiosa palabra con la que hoy podemos nombrar a un hombre respetuoso,
galante y educado en realidad tiene su origen en el vocablo de origen celta o
griego: Caballus (caballo) y el sufijo –arius (pertenencia o profesión). Para ser
caballero, el hombre debía tener un caballo y por supuesto, tendría que ir a la
guerra. Eso hacían los caballeros en la edad media, era incluso una profesión
como lo revela su etimología, pero por supuesto que ahora el significado es otro.
Este cambio pertenece a razones históricas que fueron cambiando su significado.
Ahora es más fácil hacer guerras con misiles, que los caballeros se volvieron
soldados.
que su significado era otro, así, la DRAE (2017), aclara: “1. adj. Que es capaz de
mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad
dolor, tristeza o melancolía.” Los héroes clásicos como Medea, eran patéticos (no
tontos), porque despertaban la compasión de las personas que les admiraban,
todas sus proezas, las pasiones con las que contagiaban el espíritu del lector y le
hacían conmoverse de su dolor.
Por último, otra palabra propuesta es la palabra envidia. Desde niña me han
dicho erróneamente: “¡convídale a tu hermano de tu chocolate, no sea envidiosa!”
y otra vez, el uso erróneo de una palabra, ahora esta tenía el significado de
egoísta o mezquina. ¿Por qué tal confusión de términos completamente
diferentes? La explicación aquí simplemente radia en una confusión de términos
similares. Se nos dice que el uso correcto de esta palabra es “1. f. Tristeza o pesar
del bien ajeno.|| 2. f. Emulación, deseo de algo que no se posee.” DRAE, 2017.
Este término correcto, fue empleado en el s. XIII proveniente del latín invidıa>
invidere (‘mirar con malos ojos’). Así, podemos observar que los hablantes a veces
usan y confunden los términos, sin reflexionar en estos, difunden esta información
y luego se producen cambios, aunque el diccionario oficial (de la lengua española
en este caso), no haga el registro formal.