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1. Antecedentes
Una viga constituye una pieza lineal apoyada que resiste fundamentalmente
a flexión. Estas estructuras presentan un canto e inercia crecientes con luz, puesto
que la flexión es directamente proporcional al cuadrado de la luz. Los puentes
viga, por tanto, se basan en secciones de máxima inercia y de mínimo peso
(secciones en doble T, cajones, etc.).
Aunque morfológicamente el puente viga puede parecer el sistema más simple y
directo de atravesar un río, su mecanismo resistente, la flexión, es más complejo y
difícil de intuir que el esfuerzo axil, ya sea de tracción o compresión, predominante
en otras tipologías estructurales, como los arcos (ver un post anterior).
Las primeras intuiciones sobre el mecanismo de la flexión en una viga surgen en
el Renacimiento con Leonardo da Vinci, aunque fue Galileo el primero que intentó
dar una explicación científica al comportamiento de una viga. Sin embargo,
fue Coulomb (1736-1806) el primero que propuso las condiciones de equilibrio de
las secciones de la viga y Navier (1785-1836) el que resolvió en 1824
completamente el problema basándose en la proporcionalidad de tensiones y
deformaciones (ley de Hooke) y en la hipótesis de la conservación de las
secciones planas. Continuadores de Navier fueron Saint-Venant y Bresse que
hicieron importantes aportaciones a la resistencia de materiales y al cálculo de las
estructuras hiperestáticas. Sin embargo, no fue hasta 1954 el año en que Livesley
inició el método matricial del cálculo de estructuras empleado hoy masivamente
con el empleo de los ordenadores personales.
La modelización para el cálculo de un puente viga puede seguir un análisis como
estructura lineal. Sin embargo, el tablero del puente es una superficie, y por tanto,
deber estudiarse adecuadamente el efecto del reparto de las cargas. En los
puentes oblicuos se requiere incluso un estudio tridimensional de tensiones. Es
habitual, por tanto, emplear modelos de cálculo bidimensionales basados en la
losa ortótropa (rigidezes distintas en las dos direcciones). Es habitual el empleo
del modelo del emparrillado, el de láminas plegadas, el de bandas o de elementos
finitos.
En cuanto a las soluciones estructurales, éstas han pasado, según crecía la luz a
salvar por el puente, por la losa maciza, la losa aligerada, el tablero de vigas de
alma llena, las vigas en celosía o trianguladas y las vigas cajón. Con las
triangulaciones se llega a la máxima reducción de material, constituyendo los
puentes viga que cubren las luces mayores. Sin embargo, en las vigas cajón se
consigue la máxima eficacia resistente por su excelente comportamiento tanto a
flexión como a torsión.
Las vigas pueden estar simplemente apoyadas en sus extremos, o bien ser vigas
continuas, es decir, apoyadas en varios puntos. Los puentes viga biapoyados
constituyen estructuras isostáticas, de cálculo sencillo, que han sido empleados
para cubrir pequeñas y medianas luces. Los puentes en viga continua son
estructuras hiperestáticas, que permiten reducir considerablemente la flexión de
cálculo, debido al cambio de signo de estos esfuerzos en los apoyos y en el centro
del vano.
Los puentes continuos presentan ciertas ventajas frente a los simplemente
apoyados. Se requiere un menor número de apoyos y de juntas (superficie de
rodadura sin interrupciones), los cantos son menores y, asimismo, la deflexión y la
vibración son menores. Sin embargo, los asientos diferenciales pueden afectar a
la estructura. Otro inconveniente, aunque menor, es la mayor complejidad en el
análisis del puente continuo, sin embargo, es una dificultad relativa con los
potentes medios de cálculo actuales. Además, en los puentes prefabricados, es
habitual un sistema constructivo evolutivo que pasa del isostatismo al
hiperestatismo al unir las piezas prefabricadas a una losa de hormigón y además
se da una continuidad longitudinal. En estos casos deben contemplarse las
redistribuciones de esfuerzos en el tiempo por la fluencia y retracción del
hormigón, y si, además, la sección evoluciona, aparecen también redistribuciones
internas de tensiones. Estas redistribuciones no son despreciables y deben
considerarse en el cálculo en el proyecto y en la construcción.
Una tercera opción lo constituyen las vigas Gerber o en cantilever, que introducen
articulaciones en una viga continua con tal de hacerla isostática. En este último
caso se suman las ventajas de las vigas continuas (cambio de signo en los
momentos) y las vigas biapoyadas (no se ven afectadas por asientos del terreno).
Los puentes viga se han construido con materiales tan diversos como la madera,
el acero, el hormigón armado y el hormigón pretensado. Los puentes de vigas en
celosía y trianguladas en madera se desarrollaron en el siglo XIX sobre todo en
Estados Unidos con la extensión del ferrocarril. Se llegó con vigas Town de
madera a luces de 70 m en el puente de Blenheim en 1853. En 1840 Howe
patentó la primera viga mixta de madera y hierro, sin embargo pronto se
impusieron las vigas puramente metálicas.
Hacia 1830 la producción industrial de hierro comienza a desarrollarse con el
ferrocarril, y con ello se recurrió a este nuevo material en forma de vigas
trianguladas o de vigas de alma llena. En esta última categoría destaca el puente
Britannia, sobre el Menai (Gales), finalizado en 1850 por Stephenson, con dos
tramos centrales de 140 m de luz.
A finales del siglo XIX el acero sustituyó completamente al hierro y, por supuesto,
a la fundición. Los puentes viga de acero se impusieron rápidamente por su
ligereza. Para luces medias, y por encima de los 75 m, las soluciones metálicas
entran en competencia con el hormigón pretensado. La luz de 300 metros del vano
central de puente de Niteroi (Río de Janeiro, Brasil) se puede considerar límite en
puentes metálicos en viga continua con sección en cajón, porque la solución más
adecuada para estas luces es la atirantada. Otras tipologías como los puentes
atirantados o los colgantes, quedan fuera de la clasificación de los puentes viga.
Tampoco se entrará en la descripción de los puentes viga de hormigón armado,
pues éstos quedan relegados a las pequeñas obras de fábrica (menos de 15 m de
luz), estando ampliamente superada su tecnología con el hormigón pretensado
para luces mayores. Sin embargo, el puente viga de hormigón armado de mayor
luz del mundo es la pasarela de Irvy sobre el Sena (París), con 134,5 m de luz,
construida en 1930; su tipología corresponde con una viga triangulada. Para otros
post dejamos los aspectos constructivos de estos puentes.
Puentes de hormigón preesforzado
Freyssinet, además de contribuir al desarrollo del hormigón armado, fue el
iniciadordel hormigón pretensado porque, gracias a su extraordinario esfuerzo
personal, consiguió desarrollar una nueva técnica casi desde cero, hasta hacerla
aplicable en cualquier obradonde fuera adecuada.
2. Métodos constructivos
Sistemas Constructivos que utilizan la Prefabricación
Los sistemas en los que se utiliza la Prefabricación, en cualquier grado, son actualmente
los de mayor aplicación general en los puentes debido a todos o algunos de los factores
antes mencionados y a los que se describen a continuación.
El uso de la prefabricación en puentes abarca todo el espectro de los mismos, desde las
obras de arte menores hasta los de grandes luces, pasando por supuesto por los de
mediana envergadura, con distintos grados de aplicación (Foto 1).
Los sistemas estructurales más corrientes en tableros resultan aquellos en los que las
rigideces estructurales en sentidos longitudinal y transversal son distintas, partiendo de
un criterio racional en cuanto a la utilización del material. Es decir, las secciones de mayor
resistencia se dispondrán según la dirección de las mayores solicitaciones (longitudinal).
Estos constituyen los casos más corrientes para la utilización de elementos prefabricados
en sentido longitudinal, vinculados en sentido transversal con estructuras con diversos
grados de rigidez. En un extremo, con una relación de rigidez transversal/longitudinal
elevada, se ubican las placas ortótropas (Fig. 2), y en el otro extremo con la misma
relación nula, las vigas dispuestas en serie (contiguas) sin ningún tipo de vinculación
transversal (Fig 3)
En un punto intermedio entre los extremos antes mencionados, se ubican los sistemas de
emparrillados, que constituyen el tipo más corriente en la construcción de tableros: una
serie de vigas longitudinales prefabricadas (principales) vinculadas transversalmente con
una losa hormigonada in situ, superior o por franjas laterales a las cabezas de las vigas
(Fig. 4 y 5)
Si bien era corriente hasta poco tiempo atrás la disposición de vigas transversales en los
tramos que aumentaran la rigidez en sentido transversal y por ende mejoraran la
repartición de las cargas (Fig. 6), hoy en día solamente se disponen estos elementos en los
extremos del emparrillado, en correspondencia con los ejes de apoyos de las vigas
principales. La repartición transversal de cargas se realiza exclusivamente por la losa del
tablero redundando obviamente en secciones más armadas, pero en cambio se obtienen
beneficios con la eliminación de elementos constructivos de ejecución costosa y
complicada por la vinculación con las vigas principales (Fig. 7)
Las grandes superficies provocan un fuerte impacto visual sobre los usuarios de las
carreteras o sobre los vecinos a las mismas y deben integrarse de la mejor manera posible
con el paisaje (Foto 8) El empleo de la prefabricación en Hormigón, resulta una alternativa
constructiva inmejorable para lograr los requerimientos antes mencionados. La
eliminación de costosos encofrados, la mayor calidad de terminación de los paramentos
vistos con posibilidad de tratamiento arquitectónico, y la eliminación de las
complicaciones constructivas de ejecución de juntas, son algunas de las muchas ventajas.
Desde el punto de vista estructural, la utilización de elementos premoldeados en los
paramentos permite erradicar una patología muy común en los muros, como son las
fisuras por contracción. Además, por tratarse de elementos independientes entre sí, son
mucho menos sensibles a los asentamientos diferenciales. El proyecto debe orientarse a
lograr soluciones estandarizadas que puedan ser utilizadas en la mayor cantidad posible
de lugares, permitiendo explotar al máximo las ventajas de una construcción
industrializada. No debe descartarse asimismo durante la elaboración del proyecto, la
posibilidad de adaptación del mismo a las diversas tecnologías existentes en el mercado
proporcionadas por empresas fabricantes de elementos premoldeados.
3.