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CÓNVÓCACÍÓÍ N
Se avisaraú a todos: hombres, mújeres y ninñ os qúe lleven palmas o cúalqúier ramo
de flores y hojas verdes.
MATERÍALES NECESARÍÓS
PREPARACÍÓÍ N
En el lúgar previsto se tendraú preparada úna mesa qúe serviraú de altar, cúbierta con
ún mantel rojo o blanco.
En otra mesa maú s peqúenñ a, tener lista el agúa bendita y los ramos qúe llevaraú el
celebrador y los ayúdantes.
REALÍZACÍÓÍ N
RÍTÓS ÍNÍCÍALES
Ministro:
Monitor:
Qúeridos hermanos:
Monitor:
Aúmenta, Senñ or, la fe de los qúe tenemos en ti núestra esperanza y concede a qúiene
s agitamos estas palmasen honor de Cristo victorioso, permanecer únidos a El
para dan frútos de búenas obras. Por Jesúcristo núestro Senñ or.
El ministro, en silencio, rocíúa las palmas y los ramos con agúa bendita. En segúi
-da el ministro de la manera acostúmbrada, hace la lectúra del Evangelio
de la entrada del Senñ or a Jerúsaleú n segúú n algúno de los cúatro evangelistas.
CÍCLÓ B Lectúra del santo Evangelio segúú n san Marcos 11, 1-10
CÍCLÓ C Lectúra del santo Evangelio segúú n san Lúcas 19, 28-40
Despúeú s del Evangelio, si se cree oportúno, púede leerse la homilíúa escrita por e
-l paú rroco o compartir úna breve reflexioú n.
En segúida el monitor invita a iniciar la procesioú n hacia la capilla donde se haraú la cele
-bracioú n de la Palabra de Dios.
Sigúen los qúe van a participar en las lectúras, el monitor, los qúe van a proclamar el E
vangelio júnto con el Ministro y detraú s de ellos, los demaú s fieles con ramos en manos.
El monitor púede hacer úna exhortacioú n con estas palabras ú otras parecidas.
Monitor:
En segúida el Ministro, con las manos júntas o sin extenderlas da fin a la procesioú n
diciendo la oracioú n colecta.
ÓRACÍÓÍ N CÓLECTA
Dios Todopoderoso y Eterno, qúe has qúerido entregamos como ejemplo de hú-
mildad a Cristo, núestro Salvador, hecho hombre y clavado en úna crúz, conceú denos v
-ivir segúú n las ensenñ anzas de sú pasioú n, para participar con EÍ l, ún díúa de sú gloriosa Re
-súrreccioú n. Por núestro Senñ or Jesúcristo, tú Hijo, qúe vive y reina contigo enla únidad
del Espíúritú Santo y es Dios, por los siglos de les siglos.
LÍTURGÍA DE LA PALABRA
Cristo se húmilloú por nosotros, y por obediencia aceptoú inclúso la múerte y úna múert-
e de crúz. Por eso Dios lo exaltoú sobre todas las cosas y le otorgoú el nombre
qúe estaú sobre todo nombre.
R. Honor y gloria a ti, Senñ or Jesúú s.
Para la lectúra de la Pasioú n se debe elegir la forma qúe corresponda al ciclo segúú n
el anñ o en qúe nos encontremos:
CÍCLÓ A
C. En aqúel tiempo, úno de los Doce, llamado Júdas Íscariote, fúe a los súmos
sacerdotes y les propúso:
C. Ellos qúedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento and-
aba búscando úna oportúnidad para entregaú rselo. El primer díúa de fiesta de los
panes AÍ zimos, los discíúpúlos se acercaron a Jesúú s y le pregúntaron:
C. EÍ l respondioú :
+ - Vayan a la ciúdad, a casa de Fúlano, y díúganle: "El Maestro dice: Mi hora estaú ya c-
erca; voy a celebrar la Pascúa con mis discíúpúlos en tú casa "»
C. Ellos hicieron lo qúe Jesúú s les habíúa ordenado y prepararon la cena de Pascúa. Al at-
ardecer, se sentoú a la mesa con los Doce, y mientras cenaban, les dijo:
C. EÍ l respondioú :
Porqúe el Hijo del hombre va a morir, como estaú escrito de eú l; pero, ¡ay de
C. Jesúú s le respondioú :
alianza, qúe seraú derramada por todos, para el perdoú n de los pecados. Les digo qúe ya
no bebereú maú s del frúto de la
vid, hasta el díúa en qúe beba con ústedes el vino núevo en el Reino de mi Padre.»
C. Despúeú s de haber cantado el himno, salieron hacia el monte de los Ólivos. Entonces
Jesúú s les dijo:
escrito: “Herireú al pastor y se dispersaraú n las ovejas del rebanñ o”. Pero despúeú s de qúe
yo resúcite, ireú delante de ústedes a Galilea.»
C. Jesúú s le dijo:
+ -«Yo te asegúro qúe esta misma noche, antes qúe el gallo cante, me habraú s ne
gado tres veces. »
C. Pedro le replicoú :
C. Y lo mismo dijeron todos los discíúpúlos. Entonces Jesúú s fúe con ellos a ún lúgar llam-
ado Getsemaníú, y dijo a sús discíúpúlos:
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+ -«Mi alma estaú llena de úna tristeza mortal. Qúeú dense aqúíú y velen conmigo.»
C. Se adelantoú únos pasos maú s, se postroú rostro en tierra y comenzoú a orar, diciendo:
+ -«Padre míúo, si es posible, qúe pase de míú este caú liz; pero qúe no se haga como yo qúi
ero, sino como qúieres túú .»
C. Volvioú entonces a donde estaban los discíúpúlos y los encontroú dormidos. Dijo
a Pedro:
+ -« ¿No han podido velar conmigo ni úna hora? Velen y oren, para no caer en la
+ -«Padre míúo, si este caú liz no púede pasar sin qúe yo lo beba, haú gase tú
volúntad.»
C. Despúeú s volvioú y encontroú a sús discíúpúlos otra vez dormidos, porqúe teníúan los ojo
-s cargados de súenñ o. Los dejoú y se fúe a orar de núevo, por tercera vez, repitiendo
las mismas palabras. Despúeú s de esto, volvioú a donde estaban los discíúpúlos y les
dijo:
ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levaú ntense! ¡Vamos! Ya estaú aqúíú el qúe me
va a entregar.»
C. Entonces se acercaron a Jesúú s, le echaron mano y lo apresaron. Uno de los qúe estab
-an con Jesúú s, sacoú la espada, hirioú a ún criado del súmo sacerdote y le cortoú
la oreja. Le dijo Jesúú s:
Todos los díúas yo ensenñ aba, sentado en el Templo, y no me aprehendieron. Pero todo e
sto ha súcedido para qúe se cúmplieran las predicciones de los profetas.»
Jesúú s lo llevaron a la casa del súmo sacerdote Caifaú s, donde los escribas y los ancianos
estaban reúnidos. Pedro los fúe sigúiendo de lejos hasta el palacio del súmo sacerdote.
Entroú y se sentoú con los criados para ver en qúeú paraba aqúello. Los súmos sacerdotes
y todo el sanedríún andaban búscando ún falso testimonio contra Jesúú s, con aú nimo de d
-arle múerte; pero no encontraron múchos testigos falsos. Al fin llegaron dos,
qúe dijeron:
S. -«EÍ ste dijo: "Púedo derribar el templo de Dios y reconstrúirlo en tres díúas."»
C. Jesúú s le respondioú :
+ -«Túú lo has dicho. Ademaú s, yo les declaro qúe pronto veraú n al Hijo del hombre,
S. -«Ha blasfemado. ¿Qúeú necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes mismos han oíúdo
la blasfemia. ¿Qúeú les parece?»
C. Ellos respondieron:
C. Entretanto, Pedro estaba fúera, sentado en el patio. Una criada se le acercoú y le dijo:
C. Ya se iba hacia el zagúaú n, cúando lo vio otra criada y dijo a los qúe estaban ahíú:
S. -«No cabe dúda de qúe túú tambieú n eres de ellos, púes hasta tú modo de hablar
te delata.»
C. Ellos dijeron:
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C. Entonces Júdas arrojoú las monedas de plata en el templo, se fúe y se ahorcoú . Los sú-
mos sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron:
S. -«No es líúcito júntarlas con el dinero de las limosnas, porqúe son precio de sangre.»
C. Despúeú s de deliberar, compraron con ellas el Campo del alfarero, para sepúltar ahíú a
los extranjeros. Por eso aqúel campo se llama hasta el díúa de hoy “Campo de sangre”. A
síú se cúmplioú lo qúe dijo el profeta Jeremíúas: «Tomaron las treinta monedas de plata e
n qúe fúe tasado aqúel a qúien púsieron precio algúnos hijos de Ísrael, y las dieron po-
r el Campo del alfarero, segúú n lo qúe me ordenoú el Senñ or»
C. Jesúú s respondioú :
C. Pero nada respondioú a las acúsaciones qúe le hacíúan los súmos sacerdotes y los
ancianos. Entonces le dijo Pilato:
C. Pero eú l nada respondioú , hasta el púnto de qúe el procúrador se qúedo múy extranñ ad-
o. Con ocasioú n de la fiesta de la Pascúa, el procúrador solíúa conceder a la múltitúd l
a libertad del preso qúe qúisieran. Teníúan entonces ún preso famoso, llamado
Barrabaú s. Dijo, púes, Pilato a los ahíú reúnidos:
S. -« ¿A qúieú n qúieren qúe les deje en libertad: a Barrabaú s o a Jesúú s, qúe se dice el
Mesíúas? »
C. Ellos respondieron:
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S. -«A Barrabaú s. »
C. Respondieron todos:
S. -«Crúcifíúcalo.»
C. Pilato pregúntoú :
S. -« ¡Crúcifíúcalo!»
C. Entonces Pilato, viendo qúe nada consegúíúa y qúe crecíúa el túmúlto, pidioú agúa y se l
-avoú las manos ante el púeblo, diciendo:
C. Y le escúpíúan. Lúego, qúitaú ndole la canñ a, lo golpeaban con ella en la cabeza. Despúeú s
de qúe se búrlaron de eú l, le qúitaron el manto, le púsieron sús ropas y lo llevaron a crú-
cificar. Al salir, encontraron a ún hombre de Cirene, llamado Simoú n, y lo obligaron a lle-
var la crúz. Al llegar a ún lúgar llamado Goú lgota, es decir: «Lúgar de la Calavera», le die
-ron a beber a Jesúú s vino mezclado con hiel; eú l lo proboú , pero no lo qúiso beber. Los qú
-e lo crúcificaron se repartieron sús vestidos, echando súertes, y se qúedaron sentados
ahíú para cústodiarlos. Sobre sú cabeza púsieron por escrito la caúsa de sú condena: “E-
ste es Jesúú s, el rey de los júdíúos”. Júntamente con eú l, Crúcificaron a dos ladrones, úno a
sú derecha y el otro a sú izqúierda. Los qúe pasaban por ahíú lo insúltaban moviendo
la cabeza y gritaú ndole:
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S. -«Túú , qúe destrúyes el templo y en tres díúas lo reedificas, saú lvate a ti mismo; si eres e
l
S. -«Has salvado a otros y no púede salvarse a síú mismo. Si es el rey de Ísrael, qúe baje
de
C. Hasta los ladrones qúe estaban crúcificados a sú lado lo injúriaban. Desde el mediod
-íúa hasta las tres de la tarde, se oscúrecioú toda aqúella tierra. Y alrededor de las tres,
Jesúú s exclamoú con fúerte voz:
C. Qúe qúiere decir: «Dios míúo, Dios míúo, ¿por qúeú me has abandonado?». Algúnos
de los presentes, al oíúrlo, decíúan:
C. Ensegúida úno de ellos fúe corriendo a tomar úna esponja, la empapoú en vinagre y
sújetaú ndola a úna canñ a, le ofrecioú de beber. Pero los otros le dijeron:
C. Entonces el velo del templo se rasgoú en dos partes, de arriba a abajo; la tierra tembl-
oú y las rocas se partieron. Se abrieron los sepúlcros y resúcitaron múchos jústos qúe h-
abíúan múerto, y despúeú s de la resúrreccioú n de Jesúú s, entraron en la ciúdad santa y s-
e aparecieron a múcha gente. Por sú parte, el oficial y los qúe estaban con eú l c-
ústodiando a Jesúú s, al ver el terremoto y las cosas qúe ocúrríúan, se
llenaron de ún gran temor y dijeron:
CÍCLÓ B
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C. Faltaban dos díúas para la fiesta de Pascúa y de los panes AÍ zimos. Los súmos
sacerdotes y lo escribas andaban búscando úna manera de apresar a Jesúú s
a traicioú n y darle múerte, pero decíúan:
C. Estando con Jesúú s sentado a la mesa, en la casa de Simoú n el leproso, en Betania, lleg-
oú úna mújer con ún frasco de perfúme múy caro, de nardo púro; qúebroú el frasco y der
-ramoú en perfúme en la cabeza de Jesúú s.
S. “¿A qúeú viene este derroche de perfúme? Podíúa haberse vendido por maú s de trescien
tos denarios para daú rselos a los pobres”.
+. “Deú jenla. ¿Por qúeú la molestan? Lo qúe ha hecho conmigo estaú bien, porqúe a
los pobres los tienen siempre con ústedes y púeden socorrerlos cúando qúieran pero
a míú no me tendraú n siempre. Ella ha hecho lo qúe podíúa, Se ha
C. Júdas Íscariote, úno de los Doce, se presentoú a los súmos sacerdotes para entregarle-
s a Jesúú s. Al oíúrlo, se alegraron y le prometieron dinero; y el andaba búscando úna búe-
na ocasioú n para entregarlo. El primer díúa de la fiesta de los panes AÍ zimos, cúando
se sacrificaban el cordero pascúal, le pregúntaron a Jesúú s sús discíúpúlos:
pregúntar: ¿Doú nde estaú la habitacioú n en qúe voy a comer la Pascúa con mis
discíúpúlos?”
EÍ l les ensenñ araú úna sala en el segúndo piso, arreglada con divanes. Prepaú rennos allíú la
cena”
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+. “Yo les asegúro qúe úno de ústedes, úno qúe estaú comiendo conmigo, me va
a entregar”.
S. “¿soy yo?”
C. EÍ l respondioú :
+ “Uno de los Doce; algúien qúe moja sú pan en el mismo plato qúe yo. El hijo del hom
bre va a morir, como estaú escrito: Pero, ¡ay del qúe va a entrega al Hijo del hombre! ¡Maú
s le valiera no haber nacido!”
C. Y tomando en sús manos úna copa de vino, pronúncioú la accioú n de gracias, se la dio,
todos bebieron y les dijo:
les asegúro qúe no volvereú a beber del frúto de la vid hasta el díúa
en qúe beba el vino núevo en el reino de Dios”.
C. Despúeú s de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Ólivos y Jesúú s les dijo:
+. “Todos ústedes se van a escandalizar por mi caúsa, como estaú escrito: “Herireú al past
or y se dispersaraú n las ovejas”; pero cúando resúcite, ireú por delante de
ústedes a Galilea”.
C. Pedro replicoú :
S. “Aúnqúe todos se escandalicen, yo no”.
C. Jesúú s le contestoú :
+. “Yo te asegúro qúe hoy, esta misma noche, antes de qúe el gallo cante
C. Pero eú l insistíúa:
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C. Se llevoú a Pedro, a Santiago y a Júan; empezoú a sentir terror y angústia, y les dijo:
+. “Tengo el alma llena de úna tristeza mortal. Qúeú dense aqúíú, velando”.
+. “Padre, túú lo púedes todo: aparta de míú este caú liz. Pero qúe no se haga lo qúe
+. “Simoú n, ¿estaú s dormido? ¿No has podido velar ni úna hora? Velen y oren, para qúe n
o caigan en la tentacioú n. El espíúritú estaú pronto, pero la carne es deú bil”.
C. De núevo se retiroú y se púso a orar, repitiendo las mismas palabras. Volvioú y otra vez
los encontroú dormidos, porqúe teníúan los ojos cargados de súenñ o, por eso no
sabíúan qúeú contestarle. EÍ l les dijo:
+. “ya púeden dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora. Miren qúe el Hijo
del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levaú ntense! ¡Vamos! Ya est
aú cerca el traidor”.
C. Todavíúa estaba hablando, cúando se presentoú Júdas, úno de los doce y con eú l, gente c
-on espadas y palos, enviada por los sacerdotes, los escribas, los ancianos, el traidor
les habíúa dado úna contrasenñ a, dicieú ndoles:
S. “Al qúe yo bese, eú se es. Deteú nganlo y lleú venselo bien sújeto”.
C. Lúego, se acercoú y le dijo:
S. “Maestro”
C. Y lo besoú . Ellos le echaron la mano y lo apresaron. Pero úno de los presentes desenv-
ainoú la espada y de ún golpe le cortoú la oreja a ún criado del súmo sacerdote. Jesúú s
tomoú la palabra y les dijo:
apresado, pero asíú teníúa qúe ser para qúe se cúmplieran las Escritúras”
S. “Nosotros lo hemos oíúdo decir: Yo destrúireú este templo, edificado por hombr-
es, y en tres díúas constrúireú otro, no edificado por hombres”.
C. Jesúú s contestoú :
+. “Síú lo soy. Y ún díúa veraú n coú mo el Hijo del hombre estaú sentado a la derec
ha del Todopoderoso y coú mo vienen entre las núbes del cielo”.
S. “¿Qúeú falta hacen ya maú s testigos? Ustedes mismos han oíúdo la blasfemia. ¿Qúeú les
parece?”
C. EÍ l lo negoú , diciendo:
C. Salioú afúera hacia el zagúaú n, y ún gallo cantoú . La criada, al verlo, se púso de núevo
a decir a los presentes:
C. Pero eú l lo volvioú a negar. Al poco rato, tambieú n los presentes dijeron a Pedro:
C. Ensegúida, cantoú el gallo por segúnda vez, Pedro se acordoú entonces de las palabras
qúe le habíúa dicho Jesúú s; “Antes de qúe el gallo cante dos veces túú me habraú s
negado tres” y rompioú a llorar.
CÍCLÓ C
C. Llegada la hora de cenar, se sentoú Jesúú s con sús discíúpúlos y les dijo:
+. “Cúaú nto he deseado celebrar esta Pascúa con ústedes, antes de padecer, porqú
e yo les asegúro qúe ya no la volvereú a celebrar, hasta qúe tenga cabal
C. Lúego tomoú en sús manos úna copa de vino, pronúncioú la accioú n de gracias y dijo:
+. “Tomen esto y repaú rtanlo entre ústedes, porqúe les asegúro qúe ya no volvereú a beb
er del frúto de la vid hasta qúe venga el Reino de Dios”
C. Los discíúpúlos se fúeron, llegaron a la ciúdad, encontraron lo qúe Jesúú s les
habíúa dicho y prepararon la cena de Pascúa. Al atardecer llegoú Jesúú s
con los doce y estando a la mesa cenando, les dijo:
+. “Yo les asegúro qúe úno de ústedes, úno qúe estaú comiendo conmigo, me va
a entregar”.
+ “Esto es mi cúerpo, qúe se entrega por ústedes. Hagan esto en memoria míúa"
+. “Esta copa es la núeva alianza, sellada con mi sangre, qúe se derrama por
C. Ellos empezaron a pregúntarse únos a otros qúieú n de ellos podíúa ser el qúe lo iba a
traicionar. Despúeú s los discíúpúlos se púsieron a discútir sobre cúaú l de ellos
deberíúa ser considerado como el maú s importante. Jesúú s les dijo:
+. “Los reyes de los paganos los dominan, y los qúe ejercen la aútoridad
contrario: qúe el mayor entre ústedes actúú e como si fúera el menor, y el qúe
gobierna, como si fúera ún servidor. Porqúe, ¿qúieú n vale maú s, el qúe estaú a la
mesa o el qúe sirve? ¿Verdad qúe es el qúe estaú la mesa? Púes yo estoy en
Ustedes han perseverado conmigo en mis prúebas, y yo les voy a dar el Reino, como
mi Padre me lo dio a míú, para qúe coman y beban a mi mesa en el Reino, y se siente c
ada úno e-n ún trono, para júzgar a las doce tribús de Ísrael”.
+. “Simoú n, Simoú n, mira qúe Satanaú s ha pedido permiso para zarandearlos como
trigo; pero yo he orado por ti, para qúe tú fe no desfallezca; y túú , úna vez conve
rtido, confirmara tús hermanos"
C. EÍ l le contestoú :
C. Jesúú s le replicoú :
+. “Te digo, Pedro, qúe hoy, antes de qúe cante el gallo, habraú s negado
+. “Cúando los envíúe sin provisiones, sin dinero ni sandalias, ¿acaso les faltoú algo?”.
C. Ellos contestaron:
S. “"Nada”.
C. EÍ l anñ adioú :
+. “Ahora, en cambio, el qúe tenga dinero o provisiones, qúe los tome; y el qúe
no tenga espada, qúe venda sú manto y compre úna. Les asegúro qúe conviene
qúe se cúmpla esto qúe estaú escrito de mi: Fúe contado entre los
C. Ellos le dijeron:
C. EÍ l les contesto:
+. “¡Basta ya!”.
C. Salioú Jesúú s, como de costúmbre, al monte de los Ólivos y lo acompanñ aron los
discíúpúlos. Al llegar a ese sitio, les dijo:
+. “Padre, si qúieres, aparta de mi esta amarga prúeba; pero qúe no se haga mi volúnta
d, sino la túya”.
+. “¿Por qúeú estaú n dormidos? Levaú ntense y oren para no caer en la tentacioú n”.
C. Todavíúa estaba hablando, cúando llegoú úna túrba encabezada por Júdas, úno de los
doce, qúien se acercoú a Jesúú s para besarlo. Jesúú s le dijo:
C. Al darse cúenta de lo qúe iba a súceder, los qúe estaban con eú l dijeron:
C. Y úno de ellos hirioú a ún criado del súmo sacerdote y le cortoú la oreja derecha. Jesúú s
intervino, diciendo:
+. “¡Dejen!, ¡Basta!”
C. Le tocoú la oreja y lo cúroú . Despúeú s dijo Jesúú s a los súmos sacerdotes, a los encargad
-os del Templo y a los ancianos qúe habíúan venido a arrestarlo:
+. “Han venido a aprehenderme con espadas y palos, como si fúera ún bandido. Todos l
os díúas he estado con ústedes en el Templo y no me echaron mano. Pero eú ste es
sú hora y la del poder de las tinieblas”.
C. Pedro replicoú :
S. “Hombre, no lo soy”
C. Todavíúa estaba hablando, cúando cantoú ún gallo. El Senñ or, volvieú ndose, miroú a Pedr-
o. Pedro se acordoú entonces de las palabras qúe el Senñ or le habíúa dicho: Antes de qúe c
-ante el gallo, me negaraú s tres veces, y saliendo de allíú se soltoú a llorar amargamente”. L
-os hombres qúe sújetaban a Jesúú s se búrlaban de eú l, le daban golpes, le tapaban la car
a y le pregúntaban:
C. EÍ l les contestoú :
+. “Si se lo digo, no lo van a creer, y si les pregúnto, no me van a responder. Pero ya des
de ahora, el Hijo del hombre estaú sentado a la derecha de Dios todopoderoso”.
C. Dijeron todos:
C. EÍ l les contestoú :
S. “Hemos comprobado qúe eú ste anda amotinando a núestra nacioú n y oponieú ndose a q
-úe se pagúe tribúto al Ceú sar y diciendo qúe es el Mesíúas rey”.
C. EÍ l le contestoú :
+. “Túú lo has dicho”
S. “Solivianta al púeblo ensenñ ando en toda Júdea, desde Galilea hasta aqúíú”
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S. “Me han traíúdo a este hombre, alegando qúe alborota al púeblo; pero yo lo he interr-
ogado delante de ústedes y no he encontrado en eú l ningúna de las cúlpas de qúe lo acú
-san. Tampoco Herodes, porqúe me lo ha enviado de núevo. Ya ven qúe ningúú n delito d
i-gno de múerte se ha probado. Asíú púes, le aplicareú ún escarmiento y lo soltareú ”
C. Con ocasioú n de la fiesta, Pilato teníúa qúe dejarles libre a ún preso. Ellos
vociferaron en masa diciendo:
S. “Crúcifíúcalo, crúcifíúcalo””
C. Pero ellos insistíúan, pidiendo a gritos qúe lo crúcificara. Como iba creciendo el griter
-íúo, Pilato decidioú qúe se cúmpliera sú peticioú n; soltoú al qúe le pedíúan, al qúe habíúa sido
encarcelado por revúelta y homicidio, y a Jesúú s se lo entregoú a sú arbitrio. Mientras lo l
-levaban a crúcificar, echaron mano a ún cierto Simoú n de Cirene, qúe volvíúa del campo,
y lo obligaron a cargar la crúz, detraú s de Jesúú s. Lo iba sigúiendo úna gran múltit-
úd de hombres y mújeres, qúe se golpeaban el pecho y lloraban por eú l.
Jesúú s se volvioú hacia las mújeres y les dijo:
+. “Hijas de Jerúsaleú n, no lloren por míú; lloren mas bien por ústedes y por sús
hijos, porqúe van a venir díúas en qúe se diraú : ¡Dichosas las esteú riles y los
vientres qúe no han dado a lúz y los pechos qúe no han criado! Entonces diraú n a los m
ontes: Desploú mense sobre nosotros, y a las colina: Sepúú ltennos, porqúe si
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C. Los soldados se repartieron sús ropas, echando súertes. El púeblo estaba mirando. L
-as aútoridades le hacíúan múecas, diciendo:
C. Habíúa, en efecto, sobre la crúz, ún letrero en griego, latíún y hebreo, qúe decíúa: Este es
el rey de los júdíúos, úno de los malhechores crúcificados insúltaba a Jesúú s, dicieú ndole:
C. Y le decíúa a Jesúú s:
C. Jesúú s le respondioú :
C. Era casi el mediodíúa, cúando las tinieblas invadieron toda la regioú n y se oscúrecioú el
sol hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgoú a la mitad. Jesúú s,
clamando con voz potente, dijo:
C. Toda la múchedúmbre qúe habíúa acúdidito a este espectaú cúlo, mirando lo qúe ocúrr
-íúa, se volvioú a sú casa daú ndose golpes de pecho. Los conocidos de Jesúú s se manteníúan
adistancia, lo mismo qúe las mújeres qúe lo habíúan segúido desde Galilea,
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Reflexioú n
En este díúa qúe es conmemorado desde tiempos múy antigúos comprende el triúnfo re
-al de Cristo y el anúncioú de sú Pasioú n. Es el cúmplimiento de sú Misterio Pascúal.
Las maldades de nosotros lo han llevado a la múerte en la crúz pero Dios no permitiraú
esto múcho tiempo.
Núestra participacioú n en estos momentos nos debe ayúdar a reconocer qúe segúido p-
ecamos y qúe continúamente nos alejamos del búen camino; todo esto se ve con clarid
-ad cúando cometemos delitos, cúando cornos injústos conlos maú s peqúenñ os, cúando
n-os calúmniamos y nos levantamos falsos, cúando damos malos ejemplos o nos d
ej-amos llevar por los vicios, cúando no trabajamos como es debido o bien cúando
olv-idamos núestras responsabilidades con la familia, los amigos, el trabajo, etc., enton
ces como personas individúales o como púeblo estamos apartaú ndonos del camino qúe
llev-a a la victoria con Jesúcristo.
Mejor caminemos con Jesúú s hacíúa la núeva Jerúsaleú n, la ciúdad de Dios, donde reinare
mos con El, allaú donde ya no habraú maú s crúz ni súfrimiento.
Ministro:
Ministro:
¿Creen en Jesúcristo sú úú nico Hijo, Senñ or núestro, qúe nacioú de Maríúa Virgen, qúe entr-
oú triúnfante en Jerúsaleú n, múrioú , fúe sepúltado, resúcitoú de entre los múertos y estaú se-
ntado a la derecha del Padre?
Ministro:
¿Creen en el Espíúritú Santo, en la Santa Íglesia Catoú lica, en la comúnioú n de los santos, e
-n el perdoú n de los pecados, en la resúrreccioú n de los múertos y la vida eterna?
Ministro:
Esta es núestra fe, esta es la fe de la Íglesia qúe nos gloriamos de profesar, en Jesúcrist-
o núestro Senñ or.
Ministro:
Monitor:
20
Jesúú s, en la crúz, clamoú al Padre con el grito del hombre qúe se siente abandonado. Pid
-amos
por las mújeres y los hombres, los ninñ os, joú venes o ancianos, qúe se sienten sol-
os, perdidos, abandonados, para qúe sepamos portarnos
con ellos como hermanos. Rogúemos al Senñ or. R.
Jesúú s fúe júzgado y condenado por los poderosos. Pidamos por todos los qúe tie
-nen algúú n poder en la sociedad, para qúe lúchen de verdad por la paz y la jústicia par
atodos los hombres, múy especialmente para los maú s menospreciados
y oprimidos. Rogúemos al Senñ or. R.
En este Domingo de Ramos, en este díúa en qúe los ninñ os aclaman con alegríúa al
Senñ or, oremos por ellos, para qúe Dios bendiga sú inocencia. Rogúemos al Senñ or. R.
Ministro:
Padre, túú nos has revelado la inmensidad de tú amor a traveú s del camino qúe si
-gúioú Jesúú s hasta la múerte. Haz qúe contemplando sú pasioú n y múerte, compart
amos maú s sú vida núeva: aqúella vida núeva qúe túú qúieras para todos los
hombres. Por Jesúcristo núestro Senñ or.
Ministro:
Óremos.
Túú qúe nos has alimentado con esta Eúcaristíúa y por medio de la múerte de tú hijo nos
das la esperanza de alcanzar lo qúe la fe nos promete, conceú denos, Senñ or, llegar,
por medio de sú re-súrreccioú n, a la meta de núestras esperanzas. Por
Jesúcristo, Núestro Senñ or.
Todos: Ameú n.
El Senñ or nos bendiga, nos gúarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
CÓNVÓCACÍÓÍ N
MATERÍALES NECESARÍÓS
Mantel blanco
2 Veladoras
12 apoú stoles
PREPARACÍÓÍ N
Se búscaraú , a las personas qúe van a ayúdar en las lectúras y en los cantos. El altar d
-ebe estar cúbierto con ún mantel blanco, dos ciriales o veladoras. Preparar ún am
-boú n para las lectúras de la Palabra de Dios.
Se búscaraú n a doce personas (de preferencia adúltos qúe qúieran comprometerse)
qúe seraú n los apoú stoles en la ceremonia del lavatorio de los pies.
Se tendraú ún lúgar especial y visible para los apoú stoles desde el inicio
de la celebracioú n.
REALÍZACÍÓÍ N
RÍTÓS ÍNÍCÍALES
Monitor:
Hermanos, en este díúa del Júeves Santo, los cristianos de todo el múndo nos reúnimos
para celebrar y recibir
tres ensenñ anzas de Jesúcristo qúe son como el testamento qúe dejaraú a sú Íglesia ante
s de padecer y morir por
nosotros. Nosotros soú lo celebraremos el primero, pero sin dejar de tener presente los
otros dos. Los invito a qúeú participemos con múcha alegríúa y disposicioú n del corazoú n.
Ministro:
Ministro:
Ministro:
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Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone núestros pecados y nos ll-
eve a la vida eterna.
Ministro:
Dios núestro, danos fúerza para no cansarnos, gracia y paz para perdonarnos núestras
ofensas, fe y caridad para creer y amar lo qúe Jesúú s nos ha dejado como sú testamen-
to, para bien de toda la Íglesia. Por núestro Senñ or Jesúcristo tú Hijo, qúe vive y
reina por los siglos de los siglos.
LÍTURGÍA DE LA PALABRA
Ministro:
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Hermanas y hermanos les anúncio el santo Evangelio segúú n San Júan… (Mientras se s-
antigúa)
Ministro:
Despúeú s el Celebrador comparte con la gente úna meditacioú n, segúú n el sentido de las l-
ectúras qúe se han proclamado, tomando en cúenta los grandes hechos qúe se rec
-úerdan en esa celebracioú n, es decir; la institúcioú n de la Sagrada Eúcaristíúa, el
orden Sacerdotal y el mandato del Senñ or sobre la caridad fraterna.
Reflexioú n:
El ejemplo qúe realizoú Jesúú s de lavar los pies a sús discíúpúlos, en realidad no es nada f-
aú cil de comprender, ya escúchamos la reaccioú n de san Pedro cúando se acercoú a eú l: "Se-
nñ or, ¿me vas a lavar túú a míú los pies?"
Jesúú s era reconocido como el Maestro, gozaba de úna fama especial, eso lo sabíúa
n los apoú stoles. Lavar los pies era ún oficio qúe desempenñ aban los criados de las casas
de las grandes familias de "alta dignidad social"No era propio de los senñ ores ún trabaj-
o tan "insignificante".
¿Qúeú pensar de Jesúú s cúando lavoú los pies a los apoú stoles? El, siendo Rey, el Hijo de Dio
s, el Maestro. Lo qúe hizo el Senñ or en realidad fúe úna gran ens-enñ anza, porqúe en seg
úida les pregúntoú a los discíúpúlos: "¿Comprendenlo qúe acabo d-e hacer con ústedes?
Ustedes me llaman Maestro y Senñ or, y dicen bien, porqúe lo soy. Púes si yo qúe
soy el Maestro y el Senñ or, les he lavado los pies, tambieú n ústedes deben lavarse los pi-
es los únos a los otros. Les he dado ejemplo, para qúe lo qúe yo he hecho con ústedes, t
-ambieú n ústedes lo hagan" (Jn 13, 12-15).
Y para nosotros ¿qúeú significa lavar los pies a los hermanos? En núestros díúas significa
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Hemos de sentir qúe con ello en realidad servimos .a los demaú s. El verdadero se
-rvicio es desinteresado múchas
veces condúce al sacrificio, como donacioú n a los demaú s.
El evangelista san Júan no nos narra la institúcioú n de.la Eúcaristíúa, pero en sú lúga-
r nos ha dejado el testimonio del lavatorio de los pies; esto qúiere decir qúe la celebra-
cioú n de la Eúcaristíúa no se púede entender si no nos lleva al servicio generoso y con a-
mor.
La segúnda lectúra del apoú stol San Pablo nos narra el testimonio de la Ultima C
-ena, donde Jesúú s nos dejoú sú presencia permanente entre nosotros- por medio del Pa
-n y del Vino consagrados. Tambieú n institúyoú , el Órden Sacerdotal, de modo qúe los pr
e-sbíúteros cúando absúelven, bendicen, celebran la Eúcaristíúa y predican la Palabra de
D-ios, lo hacen en nombre de Cristo.
Terminada la reflexioú n el monitor invita a la gente a qúe con múcha devocioú n particip-
en en la ceremonia del lavatorio de los pies.
Monitor:
Repitiendo el gesto de Jesúú s en la úú ltima Cena, ahora, el celebrador lavaraú los pies a al-
gúnos
miembros de la comúnidad. Asíú recordaremos el servicio y la entrega de Jesúú s a los ho-
mbres; de esta manera comprenderemos el ejemplo qúe los cristianos debemos segúir
.
Los varones designados para el rito van, acompanñ ados por el celebrador, a ocúpar l-
os asientos preparados para ellos en ún lúgar visible. El celebrador se acerca a cada ún
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o de ellos y les lava los pies y se los seca. Para esto debe estar preparado la toalla, agú-
a, jaboú n, toalla y bandeja.
Se entona el canto “Un mandamiento Núevo” ú otro qúe hable del amor.
Óracioú n Universal
Ministro:
Óremos, amados hermanos, al Padre, por medio de Jesúcristo, qúien antes de entregar
-se a la múerte, nos dejoú en la Eúcaristíúa el memorial de sú Pasioú n diciendo: Te rogamo
-s Senñ or.
Por la Íglesia, para qúe no deje núnca de celebrar el memorial de la múerte y resúrrecc
-ioú n del Senñ or, y haga presente en el múndo aqúel amor y aqúel servicio por los cúales
Por todos los hombres y mújeres del múndo, para qúe vivan con aqúel amor con el cú-
al Jesúú s los ama. Rogúemos al Senñ or. R.
Para qúe la semilla del amor qúe Dios ha sembrado en el corazoú n de los hombres crezc
-a y de frúto. Rogúemos al Senñ or. R.
Por los pobres, para qúe encúentren en nosotros úna senñ al eficaz de la entrega
de Jesúú s.
Por los sacerdotes, para qúe sean fieles ministros de la Eúcaristíúa y vivan intens
-amente aqúello qúe celebran. Rogúemos al Senñ or. R.
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Por todos nosotros, para qúe, del mismo modo qúe nos hemos reúnido para par-
ticipar en la cena del Senñ or, vivamos únidos en la caridad fraterna. Rogúemos al
Senñ or. R.
Ministro:
Dios núestro, qúe has hecho del amor a ti y a los hombres la plenitúd de tú ley, escúch-
a la oracioú n qúe con amor te presentamos por los necesitados del múndo entero. Por
Jesúcristo Núestro Senñ or.
-
Recordar el horario y el lúgar del viacrúcis y la celebracioú n del Viernes Santo y si se- c
onsidera las del Saú bado Santo
El Senñ or nos bendiga, nos gúarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
CÓNVÓCACÍÓÍ N
La celebracioú n de la Pasioú n del Senñ or, qúe consta de tres partes. Litúrgia de la Palab-
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Por razones pastorales púede elegirse úna hora maú s conveniente para qúe los
fieles púedan reúnirse faú cilmente: por ejemplo desde el mediodíúa hasta el atard-
ecer, pero núnca despúeú s de las núeve de la noche y qúe no deú maú s importanci-
a al Víúa crúcis qúe a esta celebracioú n litúú rgica qúe debe ser lo principal.
MATERÍAL NECESARÍÓ
Mantel y corporal
2 Velas o veladoras
PREPARACÍÓÍ N
Fúera de la capilla se tendraú lista úna crúz cúbierta con ún velo, dos ciriales o
veladoras.
Tener alcohol y ún panñ úelo o algodoú n para púrificar la crúz en el momento de la ad-
oracioú n. Disponer qúien lo va a realizar.
Ensayaraú n las personas qúe van a ayúdar con las lectúras y los cantos.
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El altar debe estar desnúdo por completo sin crúz, sin candelabros y sin manteles.
REALÍZACÍÓÍ N
Monitor:
Permanecen de rodillas
únos momentos y despúeú s el ministro y sús ayúdantes se ponen de pie y van a ocúpar
ún lúgar conveniente dentro del presbiterio.
Monitor:
Hermanos, en este díúa la Íglesia contempla el amor misterioso de Dios qúe se nos revel
-a en la crúz. La pasioú n segúú n san Júan nos ayúdaraú a comprender qúe Jesúú s nos
revela el rostro amoroso del Padre fiel y misericordioso, bondadoso y tierno.
padece, pero qúe en realidad, EÍ l es el Hijo de Dios qúe triúnfa sobre la crúz. La oracioú n
úniversal de los fieles seraú núestra respúesta a esta palabra.
Los cristianos hemos de comprender qúe para ser discíúpúlos de Cristo es necesario ac-
eptar los dolores como EÍ l lo hizo, dando sentido asíú a núestros súfrimientos. Jesúú s m
-ismo nos dice: "el qúe qúiera ser mi discíúpúlo, tome sú crúz y síúgame".
La crúz es el paso para el triúnfo, adoremos y veneremos con alegríúa el madero santo d
e la crúz, ya qúe en eú l estaú núestra redencioú n.
Ministro:
Padre misericordioso, santifica y protege siempre a esta familia túya por cúya sa
-lvacioú n derramoú sú sangre Jesúcristo, tú Hijo. El cúal vive y reina contigo, por
los siglos de los siglos.
LÍTURGÍA DE LA PALABRA
Les doy ún mandamiento núevo, dice el Senñ or, qúe se amen los únos
a los otros, como yo los he amado.
R. Honor y gloria a ti, Senñ or Jesúú s
C. En aqúel tiempo. Jesúú s fúe con sús discíúpúlos al otro lado del torrente Cedroú n, dond
-e habíúa ún húerto, y entraron allíú, eú l y sús discíúpúlos. Júdas, el traidor, conocíúa tambieú
n el sitio, porqúe Jesúú s se reúníúa a menúdo allíú con sús discíúpúlos.
C. Le contestaron:
+ “Yo soy”
C. Ellos le dijeron:
S. “A Jesúú s, el Nazareno”,
C. Jesúú s contestoú :
+. “Les he dicho qúe yo soy. Si me búscan a míú dejen qúe eú stos se vayan”.
C. Asíú se cúmplioú lo qúe Jesúú s habíúa dicho: “No he perdido a ningúno de los qúe me dist
-e” Entonces Simoú n
Pedro. Qúe llevaba úna espada, la sacoú e hirioú a ún criado del súmo sacerdote y le cortoú
la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesúú s a Pedro:
+. “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el caú liz qúe me ha dado mi Padre?”
C. El batalloú n, sú comandante y los criados de los júdíúos apresaron a Jesúú s, lo ataron y l
-o llevaron primero ante Anaú s, porqúe era súegro de Caifaú s, súmo sacerdote aqúel
anñ o. Caifaú s era el qúe habíúa dado a los júdíúos este consejo: “conviene qúe
múera ún solo hombre por el púeblo”. Simoú n Pedro y otro discíúpúlo iban sigúiendo
a Jesúú s. Este discíúpúlo era conocido del súmo sacerdote y entroú con Jesúú s en el palacio
del súmo sacerdote, mientras Pedro se qúedaba fúera, júnto a la púerta. Salioú el otro di
-scíúpúlo, el conocido del súmo sacerdote, habloú con la portera e hizo entrar a Pedro. La
portera dijo entonces a Pedro:
20
C. EÍ l dijo:
S. “No lo soy”
C. Los criados y los gúardias habíúan encendido ún brasero porqúe hacíúa fríúo, y se calen
-taban, tambieú n Pedro estaba con ellos de pie, calentaú ndose. El súmo sacerdote interro
-goú a Jesúú s acerca de sús discíúpúlos y de sú doctrina. Jesúú s le contestoú :
nada a escondidas. ¿Por qúeú me interrogas a míú? Ínterroga a los qúe me han
C. Apenas dijo esto. Uno de los gúardias le dio úna bofetada a Jesúú s, dicieú ndole:
C. Jesúú s le respondioú :
C. Uno de los criados del súmo sacerdote, pariente de aqúel a qúien Pedro
le habíúa cortado la oreja, le dijo:
C. Le contestaron:
C. Asíú se cúmplioú lo qúe habíúa dicho Jesúú s, indicando de qúeú múerte iba a morir. Ent-
roú otra vez Pilato en el pretorio, llamoú a Jesúú s y le dijo:
C. Jesúú s le contestoú :
C. Pilato le respondioú :
S. “¿Acaso soy yo júdíúo? Tú púeblo y los súmos sacerdotes te han entregado a míú. ¿Qúeú
es lo qúe has hecho?”
C. Jesúú s le contestoú :
C. Pilato le dijo:
C. Jesúú s le contestoú :
+. “Túú lo has dicho. Soy rey. Yo nacíú y vine al múndo para ser testigo de la verdadTodo e
l qúe es de la verdad, escúcha mi voz”.
C. Pilato le dijo:
C. Dicho esto, salioú otra vez a donde estaban los júdíúos y les dijo:
S. “No encúentro en eú l ningúna cúlpa. Entre ústedes es costúmbre qúe por Pascúa pon-
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C. (El tal Barrabaú s era ún bandido). Entonces Pilato tomoú a Jesúú s y lo mandoú
a azotar. Los soldados trenzaron úna corona de espinas, se lo
púsieron en la cabeza, le echaron encima ún manto color púú rpúra, y acercaú ndose a eú l,
le decíúan:
C. Salioú , púes, Jesúú s, llevando la corona de espinas y el manto color púú rpúra. Pilato les
dijo:
S. “Crúcifíúcalo, crúcifíúcalo”
S. “Nosotros tenemos úna ley y segúú n esa ley tiene qúe morir, porqúe se ha declarado
Hijo de Dios”.
C. Cúando Pilato oyoú estas palabras, se asústoú aúú n maú s, y entrando otra vez
en el pretorio, dijo a Jesúú s:
S. “¿De doú nde eres túú ?”
C. Jesúú s le contestoú :
+. “No tendríúas ningúna aútoridad sobre míú, si no te la húbieran dado de lo alto. Por es
20
C. Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los júdíúos gritaban:
C. Al oíúr estas palabras, Pilato sacoú a Jesúú s y lo sentoú en el tribúnal, en el sitio qúe llam-
an “el Ensolado” (en hebreo Gaú bbata). Era el
díúa de la preparacioú n de la Pascúa, hacia el mediodíúa, y dijo Pilato a los júdíúos:
C. Ellos gritaron:
Jesúú s el Nazareno, el rey de los júdíúos”. Leyeron el letrero múchos júdíúos, porqúe est
aba cerca el lúgar donde crúcificaron a Jesúú s y estaba escrito en hebreo,
latíún y griego. Entonces los súmos sacerdotes de los júdíúos le dijeron a Pilato:
S. “No escribas: “El rey de los júdíúos” sino: “Este ha dicho: soy el rey de los júdíúos”
Al ver a sú madre y júnto a ella al discíúpúlo qúe tanto qúeríúa, Jesúú s le dijo a sú madre:
Jesúú s qúe todo habíúa llegado a sú teú rmino, para qúe se cúmpliera la Escritúra dijo:
+. “Tengo sed”.
C. Habíúa allíú ún jarro lleno de vinagre. Los soldados sújetaron úna esponja empapada
C. Entonces,
los júdíúos. Como era el díúa de la preparacioú n de la Pascúa, para qúe los cúerpos de los
ajústiciados no se qúedaran en la crúz el saú bado, porqúe aqúel saú bado era ún díúa múy
solemne, pidieron a Pilato qúe les qúebraran las piernas y los qúitaran de la crúz. Fúer
-on los soldados, les qúebraban las piernas a úno y lúego al otro de los qúe habíúan sido
crúcificados con eú l. Pero al llegar a Jesúú s, viendo qúe ya habíúa múerto, no le qúebraron
las piernas, sino qúe úno de los soldados le traspasoú el costado con úna lanza e inmedi
-atamente salioú sangre y agúa. El qúe vio da testimonio de esto y sú testimonio es verd
a-dero y eú l sabe qúe dice la verdad, para qúe tambieú n ústedes crean. Esto súcedioú para
q-úe se cúmpliera lo qúe dice la escritúra: “No le qúebraraú n ningúú n húeso”, y en otro lú
g-ar la Escritúra dice: “miraraú n al qúe traspasaron”.
Despúeú s de esto, Joseú de Arimatea, qúe era discíúpúlo de Jesúú s, pero ocúlto por miedo a
los júdíúos. Pidioú a Pilato qúe lo dejara llevarse el cúerpo de Jesúú s y Pilato lo aútorizoú . EÍ l
fúe entonces y se llevoú el cúerpo. Llegoú tambieú n Nicodemo el qúe habíúa ido a verlo de
noche, y trajo únas cien libras de úna mezcla de mirra y aú loe.
Despúeú s el celebrador comparte úna meditacioú n segúú n las lectúras qúe se han p
-roclamado o bien, lee la sigúiente reflexioú n o la homilíúa escrita por el paú rroco.
Reflexioú n
¿Coú mo entender el final de Jesúcristo? ¿Coú mo entender a ún hombre qúe habíúa vivido
pobre desde el
nacimiento, qúe era amigo de todos y qúe estaba júnto a los enfermos y los deú biles?
Entonces, ¿por qúeú el Senñ or múrioú crúcificado? Una respúesta total núnca la tendremo
-s en
realidad: pero pensemos qúe Jesúú s, como enviado del Padre, vino al múndo a cúmplir
úna misioú n y por la fidelidad al qúe lo envioú le costoú la múerte en la crúz. El anúncio de
l reino de Dios y sú opcioú n por
los maú s pobres fúe lo qúe determinoú sú múerte dolorosa.
El Senñ or fúe acúsado de expúlsar a los demonios con el poder del mismo demo-
nio; se le acúsoú de blasfemo porqúe decíúa qúe teníúa el poder de perdonar los pecados
se le acúsoú de ser ún falso profeta, porqúe denúnciaba las injústicias y defendíúa a l
-os deú biles. Se le acúsoú tambieú n de violar las tradiciones júdíúas, como el hacer mila-
gros en saú bado; vieron con malos ojos sú entrada a Jerúsaleú n y al templo.
La oracioú n Universal se hace de esta manera: ún ayúdante, júnto al amboú n, dice el invi
-tatorio, en el cúal se expresa la intencioú n. Ensegúida oran todos en silencio dúran
t-e ún breve espacio de tiempo y lúego el celebrador, de pie en sú lúgar o ante el al
t-ar, dice la oracioú n. Los fieles púeden permanecer arrodillados o de pie dúrante todo
el tiempo de las oraciones. Solamente el Óbispo tiene derecho a anñ adir algúna i-
ntencioú n especial a la Óracioú n Universal de este díúa: el celebrador no debe cambiar est
-a Óracioú n Universal. Por tanto aqúíú no habraú lúgar a peticiones particúlares.
Lector:
Óremos, hermanos, por la Santa Íglesia de Dios, para qúe el senñ or le conceda la paz y l-
a únidad, la proteja en todo el múndo y nos conceda úna vida serena, para alabar a
Dios Padre Todopoderoso.
Ministro:
Dios todopoderoso y eterno, qúe en Cristo revelaste tú gloria a todas las nacion-
es, conserva la obra de tú amor, para qúe tú Íglesia, extendida por todo el mún-
do, persevere con fe inqúebrantable en la confesioú n de tú nombre. Por Jesúcristo, núes
-tro Senñ or. R. Ameú n
ÍÍ Por el Papa
Lector:
Óremos tambieú n por núestro santo padre el Papa Júan Pablo ÍÍ, para qúe Dios núestro
Senñ or, qúe lo eligioú entre los obispos, lo asista y proteja para el bien de sú Ígle-
sia, como gúíúa y pastor del púeblo santo de Dios.
Ministro:
Dios todopoderoso y eterno, cúya providencia gobierna todas las cosas, atiende
a núestras súú plicas y protege con tú amor al Papa qúe nos has elegido, para qú
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Lector:
Óremos tambieú n por núestros obispos, Felipe, Júan y Rafael y por todos los obispos, pr
-esbíúteros, diaú conos, por todos los qúe ejercen algúú n ministerio en la Íglesia y por
todo el púeblo de Dios.
Ministro:
Dios todopoderoso y eterno, qúe con tú Espíúritú santificas y gobiernas a toda tú Íglesia
, escúcha núestras súú plicas y conceú denos tú gracia, para qúe todos, segúú n núest-
ra vocacioú n, podamos servirte con fidelidad. Por Jesúcristo, núestro Senñ or R. Ameú n
Lector:
Óremos tambieú n por todos los hermanos qúe creen en Cristo, para qúe Dios núestro S
enñ or les conceda vivir sinceramente lo qúe profesan y se digne a reúnirlos par-a
siempre en ún solo rebanñ o, bajo ún solo pastor.
Ministro:
Dios todopoderoso y eterno, qúe sin cesar concedes núevos hijos a tú Íglesia, aúmenta
en los catecúú menos el conocimiento de sú fe, para qúe púedan renacer por el baútismo
a la vida núeva de tús hijos de adopcioú n. Por Jesúcristo, núestro Senñ or. R. Ameú n
Lector:
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Óremos tambieú n por todos los hermanos qúe creen en Cristo, para qúe Dios núestro S
enñ or les conceda vivir sinceramente lo qúe profesan y se digne reúnirlos para siempr-
e en ún solo rebanñ o, bajo ún solo pastor.
Ministro:
Dios todopoderoso y eterno, túú qúe reúú nes a los qúe estaú n dispersos y los mantienes e-
n la únidad, mira con amor a todos los cristiano, a fin de qúe, cúantos estaú n co-
nsagrados por ún solo baútismo, formen úna sola familia, únida por el amor y l-
a integridad de la fe.
Lector:
Óremos tambieú n por el púeblo júdíúo, al qúe Dios se dignoú hablar por medio de
los profetas, para qúe el Senñ or le conceda progresar continúamente en el amor a
sú nombre y en la fidelidad a sú alianza.
Ministro:
Lector:
Óremos tambieú n por los qúe no creen en Cristo, para qúe, ilúminados por el Espíú
-ritú santo, púedan encontrar el camino de la salvacioú n.
Ministro:
Lector:
Óremos tambieú n por los qúe no conocen a Dios, para qúe obren siempre con bondad y
rectitúd y púedan llegar asíú a conocer a Dios.
Ministro:
Dios todopoderoso y eterno, qúe has hecho a los hombres en tal forma qúe en todo, a
ún sin saberlo, te búsqúen y soú lo al encontrarte hallen descanso, conceú denos qúe en m
-edio de las adversidades de este múndo, todos reconozcan las senñ ales de tú amor y, es
-timúlados por el testimonio de núestra vida, tengan por fin la alegríúa de
creer en ti, úú nico Dios verdadero y padre de todos los hombres. Por Jesúcristo, núestr-
o Senñ or. /R. Ameú n
Lector:
Óremos tambieú n por los jefes de Estados y todos los responsables de los asúnto
-s púú blicos, para qúe Dios núestro Senñ or les inspire decisiones qúe promúevan el
bien comúú n, en ún ambiente de paz y libertad.
Ministro:
Dios todopoderoso y eterno, en cúya mano estaú mover el corazoú n de los hombr-
es y defender los derechos de los púeblos, mira con bondad a núestros gobernantes, p
-ara qúe, con tú ayúda, promúevan úna paz dúradera, ún aúteú ntico progreso social
y úna verdadera libertad religiosa. Por Jesúcristo, núestro Senñ or. R. Ameú n
Lector:
20
Óremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para qúe se libre al múndo de todas s-
ús miserias, de salúd a los enfermos y pan a los qúe tienen hambre, libere a lo-
s encarcelados y haga jústicia a los oprimidos, conceda segúridad a los qúe viaja
n, ún pronto retorno a los qúe se encúentran lejos y la vida eterna a los moribúndos.
Ministro:
Dios todopoderoso y eterno, consúelo de los afligidos y fortaleza de los qúe súfr
-en, escúcha a los qúe te invocan en sú tribúlacioú n, para qúe experimenten todos la ale
g-ríúa de tú misericordia. Por Jesúcristo, núestro
Se lleva al altar la crúz, cúbierta con ún velo y acompanñ ada por dos acoú litos con velas
encendidas. El celebrador, de pie ante el altar, recibe la crúz descúbre ún poco sú extre
-mo súperior, la eleva y comienza a cantar el Ínvitatorio “Mirad el aú rbol de la
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Finalmente descúbre por completo la crúz, y volvieú ndola a elevar, comienza por
tercera vez el invitatorio “Mirad el aú rbol de la Crúz”, como la primera vez.
Ensegúida, acompanñ ada por dos acoú litos con velas encendidas, el celebrador llev-
a la crúz a la entrada del presbiterio a otro sitio adecúado y la coloca ahíú, o la entre-
ga a los acoú litos para qúe la sostengan, y se colocan las dos velas encendidas a
los lados de la crúz. Se hace lúego la adoracioú n de la Santa Crúz como
se indica maú s abajo.
Se súgiere qúe todos traigan úna vela (recordar qúe el eqúipo debe llevar por lo
menos úna caja).
El Senñ or nos bendiga, nos gúarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Ameú n.
Todos se retiran en silencio (No hay canto de salida). A sú debido tiempo se desnúda
el altar.
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Saú bado Santo
CÓNVÓCACÍÓÍ N
El lúgar de la reúnioú n es en la entrada de la capilla. Todas las familias con sús velas.
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Se avisaraú a la gente qúe en esta noche celebramos la fiesta maú s grande del
anñ o y qúe vale la pena desvelarse.
MATERÍALES NECESARÍÓS:
Agúa bendita
Lectores ensayados
Todo para la convivencia: pedir a la gente qúe prepare comida, agúa; preparar
cantos, júegos, etc.
PREPARACÍÓÍ N
Se nombraraú úna comisioú n para adornar la capilla con flores, súficiente lúz, et
-c. de modo qúe se note la grandeza de la fiesta qúe celebramos. El
altar y el amboú n de color blanco.
Púede hacerse letreros con frases como eú stas: "Cristo resúcitoú , Alelúya", ' Cristo
lúz del múndo", "Felices Pascúas", "La Vida vencioú
a la múerte", "El Senñ or ha resúcitado". "Túú eres el Senñ or de la Vida".
Fúera de la capilla tener lenñ a súficiente para encender úna fogata.
Preparar a las personas qúe van a leer las lectúras y los salmos responsoriales. Si
las circúnstancias pastorales lo piden, púeden redúcirse el núú mero de lectúras del An
-tigúo Testamento, pero teú ngase en cúenta qúe la lectúra de la Palabra de Dios
es parte fúndamental de la Vigilia de Pascúa.
Deben leerse, por lo menos, tres lectúras del Antigúo Testamento y, en casos múy ú-
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rgentes, dos. Pero núnca se omita la tercera, tomada del Capíútúlo 14 del EÍ xodo.
RÍTÓS ÍNÍCÍALES
Se apagan todas las lúces de la Íglesia. En ún lúgar adecúado, fúera de la capilla, se júnt
-a el púeblo y se enciende el fúego. Llega el celebrador con el cirio pascúal, ya pre
-parado con el anñ o y los clavos como indicado en el misal, y salúda al púeblo:
Ministro:
Hermanos: En esta noche santa, en qúe núestro Senñ or Jesúcristo pasoú de la múerte a la
vida, La Íglesia invita a todos sús hijos, diseminados por el múndo a qúe se reúú n-
an para velar en oracioú n. Conmemoremos, púes, júntos, la Pascúa del senñ or, escúcha
ndo sú palabra y participando en sús sacramentos, con la esperanza cierta de participa
r tambieú n en sú triúnfo sobre la múerte y de vivir con eú l para siempre en Dios.
Monitor:
1.
Primera: El rito del fúego. Se enciende ún cirio significando asíú la presencia d-e
Cristo Resúcitado.
En esta Noche Santa, en qúe núestro Senñ or Jesúcristo pasoú de la múerte a la vida, la Ígl
-esia invita a todos sús hijos dispersos por el múndo a qúe se reúú nan para velar
en oracioú n. Celebremos, púes, júntos la Pascúa del Senñ or, con la esperanza de p-
articipar tambieú n en sú triúnfo sobre la múerte y de vivir con EÍ l
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Ministro:
Óremos: Dios
núestro, qúe por medio de tú Hijo nos ha comúnicado el fúego de tú vida divina, bendi-
ce este fúego núevo y haz qúe estas fiestas pascúales enciendan en nosotros el d
-eseo del cielo, para qúe podamos llegar con ún espíúritú renovado a la fiesta gloriosa
d-e tú Reino. Por Jesúcristo, núestro Senñ or.
2. Principio y fin
3. Alfa
4. y Ómega
5. Súyo es el tiempo
Traza el primer núú mero del anñ o en cúrso, en el aú ngúlo súperior izqúierdo de la crúz
6. y la eternidad
7. A eú l la gloria y el poder
Despúeú s de haber trazado la crúz y los demaú s signos, el celebrante púede incrústar en
el cirio cinco granos de incienso, en forma de crúz, diciendo al mismo tiempo:
2. gloriosas,
3. nos proteja
4. y nos gúarde
Ministro:
Aqúíú se encienden las velas de las personas y van pasando al interior del templo.
Al llegar al altar el ministro dice por tercera vez:
Aqúíú se encienden las lúces de la capilla, pero no se encienden las velas del altar,
esto seraú posteriormente.
F. Y con tú espíúritú
M. Levantemos el corazoú n
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F. Es jústo y necesario.
Jesúcristo, tú Hijo,
R. Ameú n.
LÍTURGÍA DE LA PALABRA
En esta Vigilia, se proponen núeve lectúras: siete del Antigúo Testamento y dos del ún-
evo (La Epíústola y el Evangelio). Por razones pastorales púede redúcirse el núú mero de l
ectúras del Antigúo Testamento. Deben leerse, por lo menos, tres lectúras del Antigúo
Testamento. Núnca se omita la tercera lectúra, tomada del capíútúlo 14 de EÍ xodo.
Terminado el pregoú n, todos apagan sús velas y se sientan. Antes de comenzar las lectú
-ras, el monitor exhorta a la asamblea con estas palabras ú otras semejantes:
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Monitor:
Hermanos:
Con el
pregoú n solemne de la Pascúa, hemos entrado ya en la noche santa de la resúrreccioú n
del Senñ or. Escúchemos con recogimiento la palabra de Dios. Meditemos coú mo, en
la antigúa alianza.
Dios salvoú a sú púeblo y en la plenitúd de los tiempos, envioú al múndo a sú Hijo para q-
úe nos remidiera.
Óremos para qúe Dios, núestro Padre, condúzca a sú plenitúd esta obra de salva
-cioú n, iniciada con la múerte y resúrreccioú n de Jesúcristo.
R. Alelúya, alelúya.
Te damos gracias, Senñ or, porqúe eres búeno, porqúe tú misericordia es eterna. D
iga la casa de Ísrael: “Sú misericordia es eterna”. R.
La piedra qúe desecharon los constrúctores, es ahora la piedra angúlar. Esto es obra
Ministro:
El Ministro púede hacer úna breve meditacioú n acerca de la Palabra de Dios qúe se ha
proclamado o bien leer la sigúiente reflexioú n:
Reflexioú n
Los antepasados hebreos (israelitas), cúando peregrinaban con sús rebanñ os, celebraba
n cada anñ o la Pascúa del cordero en la primera lúna llena de la primavera, noche
del primer mes qúe marcaba el inicio del anñ o. Al anochecer se inmolaba el
cordero o ún cabrito sin defecto y sin mancha, de ún anñ o, se lo comíúan con panes aú zim
os (sin levadúra) y hierbas amargas.
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El Senñ or Jesúú s celebroú tambieú n la Pascúa. El Senñ or se reúnioú con sús discíúpúlos aparte,
segúú n la tradicioú n júdíúa de aqúel tiempo. "El primer díúa de la fiesta en fúe se comen los
panes sin levadúra, cúando se sacrificaba el Cordero Pascúal, sús discíúpúlos le dijeron"
¿Doú nde qúieres qúe vayamos: a preparar la cena de Pascúa?" (Mt 26, 17).
Monitor:
Hermanos:
Por medio del baútismo, hemos sido hechos partíúcipes del misterio pascúal de Cristo;
es decir, por medio del baútismo, hemos sido sepúltados con eú l en sú múerte para resú
-citar con eú l a úna vida núeva. Por eso, despúeú s de haber terminado el tiempo de Cúare
-sma, qúe nos preparoú a la Pascúa, es múy conveniente qúe renovemos las promesa
s de núestro baútismo, con las cúales ún díúa renúnciamos a Satanaú s y a sús obr-
as y nos comprometimos a servir a Dios, en la Santa Íglesia catoú lica.
Ministro:
Síú, renúncio.
¿Renúncian a todas las sedúcciones del mal para qúe el pecado no los esclavice?
Síú, renúncio.
Síú, renúncio.
¿Creen ústedes en Dios, padre todopoderoso, creador del cielo y la tierra?
Síú, creo.
¿Creen en Jesúcristo, sú Hijo úú nico y Senñ or núestro, qúe nacioú de la Virgen Maríúa.
Padecioú y múrioú por nosotros, Resúcitoú y estaú sentado a la derecha del padre?
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Síú, creo.
¿Creen en el Espíúritú Santo, en la santa Íglesia Catoú lica, en la comúnioú n de los santos,
Síú, creo.
Qúe Dios todopoderoso, Padre de núestro Senñ or Jesúcristo, Qúe nos liberoú del pecado
Y nos
has hecho renacer por el agúa y el Espíúritú Santo, nos conserve con sú gracia únidos a J
esúcristo núestro Senñ or, y hasta la vida eterna.
Ameú n.
El celebrador rocíúa al púeblo con el agúa bendita, mientras todos cantan ún canto
Óracioú n Universal
Ministro:
Por la Íglesia, signo de Vida y esperanza en medio de todos los púeblos. Rogúemos al
senñ or.
Por los núevos baútizados, para qúe confirmen sú núevo nacimiento con la fe y el testi-
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Por el anúncio de la Búena Noticia a todos los hombres. Rogúemos al Senñ or. R.
Por la paz, jústicia y la solidaridad entre todos los hombres y todos los púeblos,
frútos de la Pascúa del Senñ or. Rogúemos al Senñ or. R.
Por cúantos celebramos esta Noche Santa con la renovacioú n de núestra fe, de
Ministro:
R. Ameú n
No se dice Credo.
RÍTÓ DE CÓNCLUSÍÓÍ N
El Senñ or nos bendiga, nos gúarde todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Ministro:
Parar finalizar, el ministro y sús ayúdantes hacen reverencia o genúflexioú n si hay Santíú-
simo, mientras se retiran se entona ún alegre canto de accioú n de gracias.