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Enlace químico

Proceso químico responsable de las


interacciones atractivas entre átomos y
moléculas

Enlace iónico del cloruro de sodio, donde sodio da


su electrón de valencia al cloro para ambos tener 8
electrones en su valencia.

Un enlace químico es el proceso químico


responsable de las interacciones
atractivas entre átomos y moléculas, [1]​
y
que confiere estabilidad a los
compuestos químicos diatómicos y
poliatómicos. La explicación de tales
fuerzas atractivas es un área compleja
que está descrita por las leyes de la
química cuántica.

Una definición más sencilla es que un


enlace químico es la fuerza existente
entre los átomos una vez que se ha
formado un sistema estable.[2]

Las moléculas, cristales, metales y gases


diatómicos (que forman la mayor parte
del ambiente físico que nos rodea) están
unidos por enlaces químicos, que
determinan las propiedades físicas y
químicas de la materia.
Las cargas opuestas se atraen porque al
estar unidas adquieren una situación
más estable que cuando estaban
separadas. Esta situación de mayor
estabilidad suele darse cuando el
número de electrones que poseen los
átomos en su último nivel es igual a
ocho, estructura que coincide con la de
los gases nobles ya que los electrones
que orbitan el núcleo están cargados
negativamente, y que los protones en el
núcleo lo están positivamente, la
configuración más estable del núcleo y
los electrones es una en la que los
electrones pasan la mayor parte del
tiempo entre los núcleos, que en otro
lugar del espacio. Estos electrones
hacen que los núcleos se atraigan
mutuamente.

Teoría del enlace químico


En la visión simplificada del denominado
enlace covalente, uno o más electrones
(frecuentemente un par de electrones)
son llevados al espacio entre los dos
núcleos atómicos. Ahí, los electrones
negativamente cargados son atraídos a
las cargas positivas de ambos núcleos,
en vez de sólo su propio núcleo. Esto
vence a la repulsión entre los dos
núcleos positivamente cargados de los
dos átomos, y esta atracción tan grande
mantiene a los dos núcleos en una
configuración de equilibrio relativamente
fija, aunque aún vibrarán en la posición
de equilibrio. En resumen, el enlace
covalente involucra la compartición de
electrones en los que los núcleos
positivamente cargados de dos o más
átomos atraen simultáneamente a los
electrones negativamente cargados que
están siendo compartidos. En un enlace
covalente polar, uno o más electrones
son compartidos inequitativamente entre
dos núcleos.

En una visión simplificada de un enlace


iónico, el electrón de enlace no es
compartido, sino que es transferido. En
este tipo de enlace, el orbital atómico
más externo de un átomo tiene un lugar
libre que permite la adición de uno o más
electrones. Estos electrones
recientemente agregados ocupan
potencialmente un estado de menor
energía (más cerca al núcleo debido a la
alta carga nuclear efectiva) de lo que
experimentan en un tipo diferente de
átomo. En consecuencia, un núcleo
ofrece una posición de más fuerte unión
a un electrón de lo que lo hace el otro
núcleo. Esta transferencia ocasiona que
un átomo asuma una carga neta positiva,
y que el otro asuma una carga neta
negativa. Entonces, el enlace resulta de
la atracción electrostática entre los
átomos, y los átomos se constituyen en
((iones)) de carga positiva o negativa.

Todos los enlaces pueden ser explicados


por la teoría cuántica, pero, en la
práctica, algunas reglas de simplificación
les permiten a los químicos predecir la
fuerza de enlace, direccionalidad y
polaridad de los enlaces. La regla del
octeto y la (TREPEV) teoría de repulsión
de pares de electrones de la capa de
valencia son dos ejemplos.

Existen teorías más sofisticadas, como


la teoría del enlace de valencia, que
incluye la hibridación de orbitales y la
resonancia, y el método de combinación
lineal de orbitales atómicos dentro de la
teoría de los orbitales moleculares, que
incluye a la teoría del campo de los
ligantes. La electrostática es usada para
describir polaridades de enlace y los
efectos que ejerce en las sustancias
químicas.

Historia del concepto de


enlace químico

Las primeras especulaciones respecto a


la naturaleza del enlace químico son tan
tempranas como en el siglo XII. Se
suponía que ciertos tipos de especies
químicas estaban unidas entre sí por un
tipo de afinidad química.
En 1704, Isaac Newton esbozó su teoría
de enlace atómico, en "Query 31" de su
Opticks, donde los átomos se unen unos
a otros por alguna "fuerza".
Específicamente, después de investigar
varias teorías populares, en boga en
aquel tiempo, de cómo los átomos se
podía unir unos a otros, por ejemplo,
"átomos enganchados", "átomos
pegados unos a otros por reposo", o
"unidos por movimientos conspirantes",
Newton señaló lo que inferiría
posteriormente a partir de su cohesión
que:
Las partículas se atraen unas a
otras por alguna fuerza, que en
contacto inmediato es
excesivamente grande, a
distancias pequeñas
desempeñan operaciones
químicas y su efecto deja de
sentirse no lejos de las
partículas.

En 1819, a raíz de la invención de la pila


voltaica, Jöns Jakob Berzelius desarrolló
una teoría de combinación química,
introduciendo indirectamente el carácter
electropositivo y electronegativo de los
átomos combinantes. A mediados del
siglo XIX, Edward Frankland, F. A. Kekule,
A. S. Couper, A. M. Butlerov y Hermann
Kolbe, ampliando la teoría de radicales,
desarrollaron la teoría de valencia,
originalmente llamado "poder
combinante" en que los compuestos se
mantenía unidos debido a la atracción
entre polos positivo y negativo. En 1916,
el químico Gilbert N. Lewis desarrolló el
concepto de enlace de par de electrones,
en el que dos átomos pueden compartir
uno y seis electrones, formando el enlace
de un solo electrón, enlace simple,
enlace doble, o enlace triple:
En las propias palabras de Lewis:

Un electrón puede formar parte


de las envolturas de dos átomos
diferentes y no puede decirse
que pertenezca a uno
simplemente o exclusivamente.

El mismo año, Walther Kossel lanzó una


teoría similar a la de Lewis, con la
diferencia de que su modelo asumía una
transferencia completa de electrones
entre los átomos, con lo que era un
modelo de enlace iónico. Tanto Lewis y
Kossel estructuraron sus modelos de
enlace a partir de la regla de Abegg
(1904).

En 1927, el físico danés Oyvind Burrau


derivó la primera descripción cuántica
matemáticamente completa de un
enlace químico simple, el producido por
un electrón en el ion de hidrógeno
molecular (dihidrogenilio), H2+.[3]​
Este
trabajo mostró que la aproximación
cuántica a los enlaces químicos podrían
ser correctas fundamental y
cualitativamente, pero los métodos
matemáticos usados no podrían
extenderse a moléculas que contuvieran
más de un electrón. Una aproximación
más práctica, aunque menos
cuantitativa, fue publicada en el mismo
año por Walter Heitler y Fritz London. El
método de Heitler-London forma la base
de lo que ahora se denomina teoría del
enlace de valencia. En 1929, sir John
Lennard-Jones introdujo el método de
combinación lineal de orbitales atómicos
(CLOA o dentro de la teoría de orbitales
moleculares, sugiriendo también
métodos para derivar las estructuras
electrónicas de moléculas de F2 (flúor) y
las moléculas de O2 (oxígeno), a partir de
principios cuánticos básicos. Esta teoría
de orbital molecular representó un
enlace covalente como un orbital
formado por combinación de los
orbitales atómicos de la mecánica
cuántica de Schrödinger que habían sido
hipotetizados por los electrones en
átomos solitarios. Las ecuaciones para
los electrones de enlace en átomos
multielectrónicos no podrían ser
resueltos con perfección matemática
(esto es, analíticamente), pero las
aproximaciones para ellos aún producen
muchas predicciones y resultados
cualitativos buenos. Muchos cálculos
cuantitativos en química cuántica
moderna usan tanto las teorías de
orbitales moleculares o de enlace de
valencia como punto de partida, aunque
una tercera aproximación, la teoría del
funcional de la densidad, se ha estado
haciendo más popular en años recientes.
En 1935, H. H. James y A. S. Coolidge
llevaron a cabo un cálculo sobre la
molécula de dihidrógeno que, a
diferencia de todos los cálculos previos
que usaban funciones sólo de la
distancia de los electrones a partir del
núcleo atómico, usó funciones que sólo
adicionaban explícitamente la distancia
entre los dos electrones.[4]​
Con 13
parámetros ajustables, ellos obtienen el
resultado muy cercano al resultado
experimental para la energía de
disociación de enlace. Posteriores
extensiones usaron hasta 54 parámetros
y producen gran concordancia con los
experimentos. Este cálculo convenció a
la comunidad científica que la teoría
cuántica podría concordar con los
experimentos. Sin embargo, esta
aproximación no tiene relación física con
la teoría de enlace de valencia y orbitales
moleculares y es difícil de extender a
moléculas más grandes.

Teoría de enlace de valencia

En el año 1927, la teoría de enlace de


valencia fue formulada, argumentando
esencialmente que el enlace químico se
forma cuando dos electrones de
valencia, en sus respectivos orbitales
atómicos, trabajan o funcionan para
mantener los dos núcleos juntos, en
virtud a los efectos de disminución de
energía del sistema. En 1939, a partir de
esta teoría, el químico Linus Pauling
publicó lo que algunos consideran uno
de las más importantes publicaciones en
la historia de la química: "Sobre la
naturaleza del enlace químico". En este
documento, tomando en cuenta los
trabajos de Lewis, la teoría del enlace de
valencia (TEV) de Heitler y London, así
como su propio trabajo preliminar,
presentó seis reglas para el enlace de
electrones compartidos, aunque las tres
primeras ya eran conocidas
genéricamente:

1. El enlace de par de electrones a


través de la interacción de un electrón
desapareado de cada uno de dos
átomos.
2. El spin de los electrones
involucrados en el enlace, tienen que
ser opuestos.
3. Una vez apareados, los dos
electrones no pueden formar parte de
enlaces adicionales.

Sus tres últimas reglas eran nuevas:

4. Los términos de intercambio de


electrones para formar el enlace
involucra sólo una función de onda de
cada átomo.
5. Los electrones disponibles en el
menor nivel de energía forman los
enlaces más fuertes.
6. De dos orbitales en un átomo, el que
pueda solaparse en mayor proporción
con un orbital de otro átomo formará
el enlace más fuerte, y este enlace
tenderá a orientarse en la dirección del
orbital más concentrado.

A partir de este artículo, Pauling


publicaría en 1939 un libro de texto,
Sobre la Naturaleza del Enlace Químico',
que vendría a ser llamado por algunos
como la "biblia" de la química moderna.
Este libro ayudó a los químicos
experimentales a entender el impacto de
la teoría cuántica sobre la química. Sin
embargo, la edición posterior de 1939
falló en explicar adecuadamente los
problemas que parecían ser mejor
entendibles por la teoría de orbitales
moleculares. El impacto de la teoría del
enlace de valencia declinó durante la
década de 1960 y 1970 a la par con el
crecimiento en popularidad de la teoría de
orbitales moleculares, que estaba siendo
implementada en muchos programas de
grandes ordenadores. A partir de la
década de 1960, los problemas más
difíciles de la implementación de la teoría
del enlace de valencia en programas de
computadoras habían sido mayormente
resueltos y la teoría del enlace de valencia
vio un resurgimiento.

Teoría de los orbitales


moleculares
Orbital molecular HOMO-5 de tipo pi, en la molécula
de trifluoruro de boro, calculado usando Spartan.

La teoría de los orbitales moleculares


(TOM) usa una combinación lineal de
orbitales atómicos para formar orbitales
moleculares, que abarcan la molécula
entera. Estos orbitales son divididos
frecuentemente en orbitales enlazantes,
orbitales antienlazantes, y orbitales de
no enlace. Un orbital molecular es
simplemente un orbital de Schrödinger
que incluye varios, pero frecuentemente
sólo dos, núcleos. Si este orbital es del
tipo en que los electrones tienen una
mayor probabilidad de estar entre los
núcleos que en cualquier otro lugar, el
orbital será un orbital enlazante, y
tenderá a mantener los núcleos cerca. Si
los electrones tienden a estar presentes
en un orbital molecular en que pasan la
mayor parte del tiempo en cualquier
lugar excepto entre los núcleos, el orbital
funcionará como un orbital
antienlazante, y realmente debilitará el
enlace. Los electrones en orbitales no
enlazantes tienden a estar en orbitales
profundos (cerca a los orbitales
atómicos) asociados casi enteramente o
con un núcleo o con otro y entonces
pasarán igual tiempo entre los núcleos y
no en ese espacio. Estos electrones no
contribuyen ni detractan la fuerza del
enlace.

Comparación de las teorías


del enlace de valencia y de
los orbitales moleculares

En algunos aspectos, la teoría del enlace


de valencia es superior a la teoría de
orbitales moleculares. Cuando se aplica
a la molécula más simple de dos
electrones, H2, la teoría del enlace de
valencia, incluso al nivel más simple de
la aproximación de Heitler-London,
produce una aproximación más cercana
a la energía de enlace, y provee una
representación más exacta del
comportamiento de los electrones al
formarse y romperse los enlaces
químicos. En contraste, la teoría de
orbitales moleculares simple predice que
la molécula de hidrógeno se disocia en
una superposición lineal de átomos de
hidrógeno, e iones positivos y negativos
de hidrógeno, un resultado
completamente contrario a la evidencia
física. Esto explica en parte por qué la
curva de energía total versus la distancia
interatómica del método de orbitales de
valencia yace por encima de la curva del
método de orbitales moleculares a todas
las distancias y, más particularmente,
para distancias mucho más grandes.
Esta situación surge para todas las
moléculas diatómicas homonucleares y
es particularmente un problema para el
F2, para el que la energía mínima de la
curva con la teoría de orbitales
moleculares es aún mayor en energía
que la energía de los dos átomos de flúor
no enlazados.

Los conceptos de hibridación son


versátiles, y la variabilidad en el enlace
en muchos compuestos orgánicos es tan
modesta que la teoría del enlace
permanece como una parte integral del
vocabulario del químico orgánico. Sin
embargo, el trabajo de Friedrich Hund,
Robert Mulliken, y Gerhard Herzberg
mostró que la teoría de orbitales
moleculares provee una descripción más
apropiada de las propiedades
espectroscópicas, magnéticas y de
ionización de las moléculas. Las
deficiencias de la teoría del enlace se
hicieron aparentes cuando las moléculas
hipervalentes (por ejemplo, el PF5) fueron
explicadas sin el uso de los orbitales "d"
que eran cruciales en el esquema de
enlace basado en hibridación, propuesto
para tales moléculas por Pauling. Los
complejos metálicos y compuestos
deficientes en electrones (como el
diborano) también resultaron ser mejor
descritos por la teoría de orbitales
moleculares, aunque también se han
hecho descripciones usando la teoría del
enlace de valencia.

En la década de 1930, los dos métodos


competían fuertemente hasta que se
observó que ambas eran aproximaciones
a una teoría mejor. Si se toma la
estructura de enlace de valencia simple y
se mezcla en todas las estructuras
covalentes e iónicas posibles que surgen
de un juego particular de orbitales
atómicos, se llega a lo que se llama la
función de onda de interacción de
configuración completa. Si se toma la
descripción de orbital molecular simple
del estado fundamental y se combina
dicha función con las funciones que
describen todos los estados excitados
posibles usando los orbitales no
ocupados que surgen del mismo juego
de orbitales atómicos, también se llega a
la función de onda de interacción de
configuración completa. Puede verse
que la aproximación de orbital molecular
simple da demasiado peso a las
estructuras iónicas, mientras que la
aproximación de enlace de valencia
simple le da demasiado poco. Esto
puede ser descrito diciendo que la
aproximación de orbitales moleculares
simple es demasiado deslocalizada,
mientras que la aproximación de enlaces
de valencia es demasiado localizado.
Estas dos aproximaciones son ahora
observadas como complementarias,
cada una proveyendo sus propias
perspectivas en el problema del enlace
químico. Los cálculos modernos en
química cuántica generalmente
empiezan a partir de (pero finalmente
van más allá) un orbital molecular en vez
de una aproximación de enlace de
valencia, no por algún tipo de
superioridad intrínseca de la primera,
sino porque la aproximación de orbitales
moleculares es mucho más rápidamente
adaptable a computación numérica. Sin
embargo, ahora hay mejores programas
de enlace de valencia disponibles.
Enlaces en fórmulas
químicas
La tridimensionalidad de los átomos y
moléculas hace difícil el uso de una sola
técnica para indicar los orbitales y
enlaces. En la fórmula química, los
enlaces químicos (orbitales enlazantes)
entre átomos están indicados por varios
métodos diferentes de acuerdo al tipo de
discusión. Algunas veces, se desprecian
completamente. Por ejemplo, en química
orgánica, la fórmula molecular del etanol
(un compuesto en bebidas alcohólicas)
puede ser escrito en papel como
isómeros conformacionales,
tridimensional, completamente
bidimensional (indicando cada enlace
con direcciones no tridimensionales),
bidimensional comprimida (CH3–CH2–
OH), separando el grupo funcional del
resto de la molécula (C2H5OH), o sus
constituyentes atómicos (C2H6O), de
acuerdo a lo que se esté discutiendo.
Algunas veces, incluso se marcan los
electrones no enlazantes de la capa de
valencia (con las direcciones
aproximadas bidimensionalmente,
estructura de Lewis). Algunos químicos
pueden también representar los orbitales
respectivos.

Enlace químico
Longitudes de enlace típicas, en pm,
y energía de enlace en kJ/mol.
Información recopilada de [1] .

Longitud Energía
Enlace
(pm) (kJ/mol)

H — Hidrógeno

H–H 74 436

H–C 109 413

H–N 101 391

H–O 96 366

H–F 92 568

H–Cl 127 432

H–Br 141 366

C — Carbono

C–H 109 413

C–C 154 348

C=C 134 614

C≡C 120 839

C–N 147 308

C–O 143 360

C–F 135 488

C–Cl 177 330

C–Br 194 288

C–I 214 216

C–S 182 272

N — Nitrógeno

N–H 101 391

N–C 147 308

N–N 145 170

N≡N 110 945

O — Oxígeno
O–H 96 366

O–C 143 360

O–O 148 145

O=O 121 498

F, Cl, Br, I — Halógenos

F–H 92 568

F–F 142 158

F–C 135 488

Cl–H 127 432

Cl–C 177 330

Cl–Cl 199 243

Br–H 141 366

Br–C 194 288

Br–Br 228 193

I–H 161 298

I–C 214 216

I–I 267 151

S — Azufre

C–S 182 253

Estos enlaces químicos son fuerzas


intramoleculares, que mantienen a los
átomos unidos en las moléculas. En la
visión simplista del enlace localizado, el
número de electrones que participan en
un enlace (o están localizados en un
orbital enlazante), es típicamente un
número par de dos, cuatro, o seis,
respectivamente. Los números pares son
comunes porque las moléculas suelen
tener estados energéticos más bajos si
los electrones están apareados. Teorías
de enlace sustancialmente más
avanzadas han mostrado que la fuerza
de enlace no es siempre un número
entero, dependiendo de la distribución de
los electrones a cada átomo involucrado
en un enlace. Por ejemplo, los átomos de
carbono en el benceno están conectados
a los vecinos inmediatos con una fuerza
aproximada de 1.5, y los dos átomos en
el óxido nítrico no están conectados con
aproximadamente 2.5. El enlace
cuádruple también son bien conocidos.
El tipo de enlace fuerte depende de la
diferencia en electronegatividad y la
distribución de los orbitales electrónicos
disponibles a los átomos que se enlazan.
A mayor diferencia en electronegatividad,
con mayor fuerza será un electrón
atraído a un átomo particular involucrado
en el enlace, y más propiedades "iónicas"
tendrá el enlace ("iónico" significa que
los electrones del enlace están
compartidos inequitativamente), estos
enlaces son frecuentes entre átomos
que se ubican a la izquierda de la tabla
periódica (baja electronegatividad) y
átomos que se encuentran a la derecha
de la tabla periódica (más
electronegativos), porque permite la
transferencia de electrones de valencia
produciendo iones. A menor diferencia
de electronegatividad, mayores
propiedades covalentes (compartición
completa) del enlace, generalmente entre
átomos vecinos de la tablas periódica.

Los átomos enlazados de esta forma


tienen carga eléctrica neutra, por lo que
el enlace se puede llamar no polar.

Ejemplo:

Na - Cl Enlace iónico
O-O Enlace covalente no polar
C-O Enlace covalente polar
Los enlaces covalentes pueden ser
simples (H - H) cuando se comparte un
solo par de electrones, dobles (O = O) al
compartir dos pares de electrones,
triples cuando comparten tres tipos de
electrones, o cuádruples cuando
comparten cuatro tipos de electrones.

Los enlaces covalentes no polares se


forman entre átomos iguales, no hay
variación en el número de oxidación. Los
enlaces covalentes polares se forman
con átomos distintos con gran diferencia
de electronegatividades. La molécula es
eléctricamente neutra, pero no existe
simetría entre las cargas eléctricas
originando la polaridad, un extremo se
caracteriza por ser electropositivo y el
otro electronegativo.

Enlace covalente

El enlace covalente polar es


intermediado en su carácter entre un
enlace covalente y un enlace iónico. Los
enlaces covalentes polares se forman
con átomos distintos con gran diferencia
de electronegatividades. La molécula es
eléctricamente neutra, pero no existe
simetría entre las cargas eléctricas
originando la polaridad, un extremo se
caracteriza por ser electropositivo y el
otro electronegativo.
Los enlaces covalentes pueden ser
simples cuando se comparte un solo par
de electrones, dobles al compartir dos
pares de electrones, triples cuando
comparten tres pares de electrones, o
cuádruples cuando comparten cuatro
pares de electrones.

Los enlaces covalentes no polares (0 o


menor que 0,4)[5]​
se forman entre
átomos iguales, no hay variación en el
número de oxidación. Los átomos
enlazados de esta forma tienen carga
eléctrica neutra.

En otras palabras, el enlace covalente es


la unión entre átomos en donde se da un
compartimiento de electrones, los
átomos que forman este tipo de enlace
son de carácter no metálico. Las
moléculas que se forman con átomos
iguales (mononucleares) presentan un
enlace covalente pero en donde la
diferencia de electronegatividades es
nula.

Se presenta entre los elementos con


poca diferencia de electronegatividad (<
1.7), es decir cercanos en la tabla
periódica de los elementos químicos o
bien, entre el mismo elemento para
formar moléculas diatómicas.

Enlace iónico o electrovalente


El enlace iónico es un tipo de interacción
electrostática entre átomos que tienen
una gran diferencia de
electronegatividad. No hay un valor
preciso que distinga la ionicidad a partir
de la diferencia de electronegatividad,
pero una diferencia sobre 2.0 suele ser
iónica, y una diferencia menor a 1.7 suele
ser covalente. En pocas palabras, un
enlace iónico es aquel en el que los
elementos involucrados aceptan o
pierden electrones (se da entre un catión
y un anión) o dicho de otra manera, es
aquel en el que un elemento que tiene
más el electronegatividad se atrae con
los electrones con menos
electronegatividad.[6]​
El enlace iónico
implica la separación en iones positivos
y negativos. Las cargas iónicas suelen
estar entre –3e a +3e, este tipo de enlace
es frecuente entre átomos de los grupos
IA, IIA, IIIA que pierden electrones
(Cationes) y átomos de los grupos VA,
VIA, VIIA que ganan electrones (aniones).

Ejemplo:

La unión entre el sodio y el cloro, es un


enlace iónico donde el sodio pierde 1
electron del último nivel de energía (3s) y
el cloro gana ese electrón, completando
8 electrones en el último nivel de energía.

Na = pierde un electrón
(catión)
Cl = gana un
electrón (anión)

Enlace covalente coordinado


o dativo

El enlace covalente coordinado, algunas


veces referido como enlace dativo, es un
tipo de enlace covalente, en el que los
electrones de enlace se originan sólo en
uno de los átomos, el donante de pares
de electrones, o base de Lewis, pero son
compartidos aproximadamente por igual
en la formación del enlace covalente.
Este concepto está cayendo en desuso a
medida que los químicos se pliegan a la
teoría de orbitales moleculares. Algunos
ejemplos de enlace covalente
coordinado existen en nitronas y el
borazano. El arreglo resultante es
diferente de un enlace iónico en que la
diferencia de electronegatividad es
pequeña, resultando en una covalencia.
Se suelen representar por flechas, para
diferenciarlos de otros enlaces. La flecha
muestra su cabeza dirigida al aceptor de
electrones o ácido de Lewis, y la cola a la
base de Lewis. Este tipo de enlace se ve
en el ion amonio y en los complejos
químicos, donde un átomo central (por lo
general un catión metálico) está unido a
otras moléculas denominadas ligandos.

Enlaces de uno y tres


electrones

Los enlaces con uno o tres electrones


pueden encontrarse en especies
radicales, que tienen un número impar de
electrones. El ejemplo más simple de un
enlace de un electrón se encuentra en el
catión hidrógeno molecular, H2+. Los
enlaces de un electrón suelen tener la
mitad de energía de enlace, de un enlace
de 2 electrones, y en consecuencia se les
llama "medios enlaces". Sin embargo,
hay excepciones: en el caso del dilitio, el
enlace es realmente más fuerte para el
Li2+ de un electrón, que para el Li2 de dos
electrones. Esta excepción puede ser
explicada en términos de hibridación y
efectos de capas internas.[7]

El ejemplo más simple de enlace de tres


electrones puede encontrarse en el
catión de helio dimérico, He2+, y puede
ser considerado también medio enlace
porque, en términos de orbitales
moleculares, el tercer electrón está en un
orbital antienlazante que cancela la
mitad del enlace formado por los otros
dos electrones. Otro ejemplo de una
molécula conteniendo un enlace de tres
electrones, además de enlaces de dos
electrones, es el óxido nítrico, NO. La
molécula de oxígeno, O2, también puede
ser vista como si tuviera dos enlaces de
3-electrones y un enlace de 2-electrones,
lo que justifica su paramagnetismo y su
orden formal de enlace de 2.[8]

Las moléculas con número impar de


electrones suelen ser altamente
reactivas. Este tipo de enlace sólo es
estable entre átomos con
electronegatividades similares.[8]

Enlaces flexionados

Los enlaces flexionados, también


conocidos como enlaces banana, son
enlaces en moléculas tensionadas o
impedidas estéricamente cuyos orbitales
de enlaces están forzados en una forma
como de banana. Los enlaces
flexionados son más susceptibles a las
reacciones que los enlaces ordinarios. El
enlace flexionado es un tipo de enlace
covalente cuya disposición geométrica
tiene cierta semejanza con la forma de
una banana. doble enlace entre carbonos
se forma gracias al traslape de dos
orbitales híbridos sp3. Como estos
orbitales no se encuentran exactamente
uno frente a otro, al hibridarse adquieren
la forma de banana.

Enlaces 3c-2e y 3c-4e

En el enlace de tres centros y dos


electrones ("3c-2e"), tres átomos
comparten dos electrones en un enlace.
Este tipo de enlace se presenta en
compuestos deficientes en electrones,
como el diborano. Cada enlace de ellos
(2 por molécula en el diborano) contiene
un par de electrones que conecta a los
átomos de boro entre sí, con un átomo
de hidrógeno en el medio del enlace,
compartiendo los electrones con los
átomos de boro.

El enlace de tres centros y cuatro


electrones ("3c-4e") explica el enlace en
moléculas hipervalentes. En ciertos
compuestos aglomerados, se ha
postulado la existencia de enlaces de
cuatro centros y dos electrones.
En ciertos sistemas conjugados π (pi),
como el benceno y otros compuestos
aromáticos, y en redes conjugadas
sólidas como el grafito, los electrones en
el sistema conjugado de enlaces π están
dispersos sobre tantos centros
nucleares como existan en la molécula o
la red.

Enlace aromático

En muchos casos, la ubicación de los


electrones no puede ser simplificada a
simples líneas (lugar para dos
electrones) o puntos (un solo electrón).
En compuestos aromáticos, los enlaces
que están en anillos planos de átomos, la
regla de Hückel determina si el anillo de
la molécula mostrará estabilidad
adicional.

En el benceno, el compuesto aromático


prototípico, 18 electrones de enlace
mantiene unidos a 6 átomos de carbono
para formar una estructura de anillo
plano. El orden de enlace entre los
diferentes átomos de carbono resulta ser
idéntico en todos los casos desde el
punto de vista químico, con una valor
equivalente de aproximadamente 1.5.

En el caso de los aromáticos


heterocíclicos y bencenos sustituidos,
las diferencias de electronegatividad
entre las diferentes partes del anillo
pueden dominar sobre el
comportamiento químico de los enlaces
aromáticos del anillo, que de otra formar
sería equivalente.

Enlace metálico

En un enlace metálico, los electrones de


enlace se encuentran situados en una
estructura de átomos. En contraste, en
los compuestos iónicos, la ubicación de
los electrones enlazantes y sus cargas
son estáticas. Debido a la
deslocalización o el libre movimiento de
los electrones, se tienen las propiedades
metálicas de conductividad, ductilidad y
dureza. El enlace metálico es similar al
ionico; sin embargo, el primero es mas
compacto que el segundo, ya que el
numero de átomos que rodean a cada
uno de ellos es mayor.

Enlace intermolecular

Fuerzas de van der Waals.

Hay cuatro tipos básicos de enlaces que


se pueden formar entre dos o más
moléculas, iones o átomos que de otro
modo no estarían asociados. Las fuerzas
intermoleculares originan que las
moléculas se atraigan o repelan unas a
otras. Frecuentemente, esto define
algunas de sus características físicas
(como el punto de fusión) de una
sustancia.

Dipolo permanente a dipolo


permanente

Una gran diferencia de


electronegatividad entre dos átomos
enlazados fuertemente en una molécula
ocasiona la formación de un dipolo (un
par positivo-negativo de cargas
eléctricas parciales permanentes). Los
dipolos se atraen o repelen unos a otros.

Enlace de hidrógeno

Enlace de hidrógeno.

En alguna forma este es un ejemplo de


un dipolo permanente especialmente
fuerte. Sin embargo, en el enlace de
hidrógeno, el átomo de hidrógeno está
más cerca a ser compartido entre los
átomos donante y el receptor, en un
enlace 3-c 2-e. Los enlaces de hidrógeno
explican el punto de ebullición
relativamente alto de los líquidos como
el agua, amoníaco, y fluoruro de
hidrógeno, comparado con sus
contrapartes más pesadas en el mismo
grupo de la tabla periódica.

Dipolo instantáneo a dipolo


inducido

Los dipolos instantáneos a dipolo


inducido, o fuerzas de London, son las
interacciones más débiles, pero también
las más ubicuas, entre todas las
sustancias químicas. Imagine el átomo
de helio: en cualquier instante, la nube
electrónica alrededor del átomo (que, de
otro modo sería neutral) puede estar
ligeramente desbalanceada, con
momentáneamente más carga negativa
en un lado que en el otro. Esto es a lo
que se refiere como un dipolo
instantáneo. Este dipolo, con su carga
ligeramente desbalanceada, puede atraer
o repeler a los electrones en los átomos
de helio vecinos, estableciendo otro
dipolo (dipolo inducido). Los dos átomos
se estarán atrayendo por un instante,
antes que la carga se rebalancee y los
átomos se muevan.
Interacción catión-pi

La interacción catión-pi se presenta entre


la carga negativa localizada de los
electrones de un orbital pi, ubicados
sobre y debajo del plano de un anillo
aromático, y una carga positiva.

Electrones en los enlaces


químicos
En el límite (irrealístico) del enlace iónico
puro, los electrones están perfectamente
localizados en uno de los dos átomos en
el enlace. Tales enlaces pueden ser
interpretados por la física clásica. Las
fuerzas entre los átomos están
caracterizadas por potenciales
electrostáticos continuos isótropos. Su
magnitud es una proporción simple a la
diferencia de cargas.

Los enlaces covalentes se entiende


mejor por la teoría del enlace de valencia
o la teoría del orbital molecular. Las
propiedades de los átomos involucrados
pueden ser interpretadas usando
conceptos tales como número de
oxidación. La densidad electrónica en el
enlace no está asignada a átomos
individuales, en vez de ello está
deslocalizada entre los átomos. En la
teoría del enlace de valencia, los dos
electrones en los dos átomos se
emparejan con una fuerza de enlace que
depende del traslape entre los orbitales.
En la teoría del orbital molecular, la
combinación lineal de orbitales atómicos
(CLOA) ayuda a describir las estructuras
de orbitales moleculares deslocalizados
y las energías basadas en los orbitales
atómicos de los átomos de los que
proviene. A diferencia de los enlaces
iónicos puros, los enlaces covalentes
pueden tener propiedades de
direccionalidad (anisotropía). Estas
pueden tener sus propios nombres,
como sigma y pi.

En el caso general, los átomos forman


enlaces que son intermedios entre iónico
y covalente, dependiendo de la
electronegatividad relativa de los átomos
involucrados. Este tipo de enlace es
llamado algunas veces enlace covalente
polar.

Buckybalón
En 1985, los químicos de la Universidad
de Rice en Texas, Robert F. Curl y Richard
E. Smalley, y uno de la Universidad de
Sussex, Harold Kroto utilizaron un láser
de alta potencia para vaporizar grafito en
un esfuerzo por crear moléculas poco
comunes, que se creía existían en el
espacio interestelar. La espectrometría
de las masas reveló que uno de los
productos resultó ser una especie
desconocida con la fórmula (C60).
Debido a su tamaño y al hecho de que es
carbono puro, esta molécula tiene una
forma extraña en la que trabajaron varios
investigadores utilizando papel, tijeras y
cinta adhesiva. Posteriormente,
mediciones espectroscópicas y de rayos
X confirmaron que el (C60) tenían la
forma similar a una esfera hueca con un
átomo de carbono localizado en cada
uno de sus 60 vértices.
Geométricamente, el buckybalón
(abreviatura de buckminsterfulerene) es
la molécula más simétrica que se
conoce. Sin embargo, a pesar de sus
características peculiares, su esquema
de enlace es simple. Cada carbono tiene
una hibridación sp2, y tiene orbitales
moleculares deslocalizados que se
extienden sobre la estructura completa.
El buckybalón, así como otros miembros
de mayor peso representan un concepto
completamente nuevo en la arquitectura
molecular con implicaciones de largo
alcance. Por ejemplo, se ha preparado
con un átomo de helio dentro de su
estructura.[9]​
Por el descubrimiento del
buckybalón los tres científicos fueron
premiados con el premio Nobel de
química 1996.

Un descubrimiento fascinante, realizado


en 1991 por científicos japoneses, fue la
identificación de estructuras
relacionadas con el buckybalón. Estas
moléculas tienen una longitud de cientos
de nanómetros y presentan una forma
tubular con una cavidad interna
aproximada de 15 nanómetros de
diámetro.[9]

Enlaces externos
W. Locke (2398). Introduction to
Molecular Orbital Theory . Accedido
marzo 3, 20
Carl R. Nave (2005). HyperPhysics .
Accedido marzo 3, 2009.
Linus Pauling and the Nature of the
Chemical Bond: A Documentary
History . Accedido marzo 3, 2009.

Véase también
Reacción química
Reglas de Fajans
Regla de Ephraim-Fajans

Referencias
1. Gillespie, Ronald J. (August 1988).
Química . Reverte. ISBN 9788429171884.
Consultado el 11 de febrero de 2018.
2. Quimica 1 (SEP) . Ediciones Umbral.
ISBN 9789709758290. Consultado el 11
de febrero de 2018.
3. Laidler, K. J. (1993) The World of
Physical Chemistry, Oxford University
Press, p. 347.
4. James, H. H.; A. S. Coolidge (1933).
«The Ground State of the Hydrogen
Molecule». Journal of Chemical Physics
(American Institute of Physics) 1: 825-
835.
5. Química i . EUNED.
ISBN 9789968316262. Consultado el 11
de marzo de 2018.
6. Atkins, Peter; Loretta Jones (1997).
Chemistry: Molecules, Matter and
Change. Nueva York: W. H. Freeman & Co.
pp. 294-295. ISBN 0-7167-3107-X.
7. Weinhold, F.; Landis, C. Valency and
bonding, Cambridge, 2005; pp. 96-100.
8. Pauling, L. The Nature of the Chemical
Bond. Cornell University Press, 1960.
9. Chang, 2007, p. 440.

Bibliografía

Chang, R. (2007). Química (novena


edición). México: Mc Graw Hill.

Enlaces externos
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galería multimedia sobre Enlace
químico.

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