Professional Documents
Culture Documents
Este enfoque a su vez refuerza las partes del cerebro que facilitan la interconectividad
local a expensas de las partes del cerebro que facilitan la interconectividad global;
acelerando un circuito de retroalimentación. La buena noticia es que la investigación ha
demostrado que el circuito de retroalimentación puede ser revertido. A través de varias
formas de interacción, los niños pueden establecer conexiones en el cerebro que
mejoren la interconectividad global y su capacidad acorde para realizar tareas que
involucran múltiples regiones del cerebro. Evidencia proveniente del campo de la
psicología nos muestra qué tipo de interacciones (con personas y objetos) ayudan a
reducir los síntomas principales del autismo y facilitan el incremento de la interacción
social, la comunicación y el rango de intereses.
Las áreas del cerebro que están pobremente conectadas no procesan información de
una manera que está sincronizada con otras áreas del cerebro, un proceso que es
necesario para procesar información multisensorial. Las revisiones más recientes
sugieren que los síntomas del autismo pueden, por lo tanto, ser el resultado de cerebros
que están pobremente conectados y pobremente sincronizados. En la ausencia de
fuerte interconectividad y sincronización global, las tareas que requieren integración de
la información dinámica desde múltiples canales (como ser la interacción social, la
comunicación y el razonamiento abstracto) son un gran desafío para las personas con
autismo. Mientras que las tareas que involucran el procesamiento de información más
estática desde canales mínimos llega más fácil debido a la relativa fortaleza de la
interconectividad localizada.
A medida que los niños interactúan con el mundo de las personas y objetos, sus
cerebros se organizan y se conectan para apoyar la conducta adaptativa. Un niño cuyo
cerebro no procesa fácilmente la información dinámica multi-sensorial que requiere
integración, interactuará con las personas y los objetos de formas atípicas. Esto podría
ser muy sutil al principio pero comenzaría a notarse desde los doce a los dieciocho
meses de edad cuando los principales hitos de comunicación no se alcanzan.
Mucha investigación ha sido publicada en las dos últimas décadas indicando que el
cerebro es maleable y que las neuronas forman conexiones en respuesta a nuestras
interacciones con el ambiente. Un estudio reciente de resonancia magnética funcional
(fMRI) capturó imágenes de la sustancia blanca creciendo para formar una conectividad
más típica en regiones del cerebro previamente menos conectados en niños con
dificultades en el aprendizaje. Luego de haber recibido instrucciones de lectura
intensiva, esos niños mostraron un aumento de conectividad en la sustancia blanca y
aumentaron significativamente sus habilidades de.
Estudios como este y otros indican que proporcionando entradas de forma frecuente y
consistente a los niños autistas, estimulando el procesamiento de información dinámica
y multisensorial, podemos ayudarlos a formar nuevas conexiones en sus cerebros de
una forma que se mejore la interconectividad global y la sincronización. Para llevar a
cabo cambios neurológicos significativos, las estimulaciones en el autismo deben:
impactar en cómo un niño interactúa con su ambiente físico y social, proporcionando
entradas intensivas, multisensoriales y estimulación frecuente de forma diaria.