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Pontificia Universidad Javeriana

Departamento de Historia
Seminario de problemas: Historia de Europa, siglo XX
Ensayo final

Antonio Gramsci y el pensamiento materialista. El poder concebido desde


abajo 1891-1936.

Presentado a: Juan Carlos Eastman Arango


Presentado por: Nem Zuhué Patiño García
5 de junio de 2017
Bogotá D. C.

1
Índice
Gramsci: la política de su obra y la obra de su política.................................................................4
Su tiempo.........................................................................................................................................4
Consejos de fábrica..........................................................................................................................6
La fundación del PCd’I y sus consecuencias...................................................................................9
Notas sobre Maquiavelo, la política y el estado moderno.............................................................12
El príncipe moderno.......................................................................................................................13
Guerra de posición.........................................................................................................................14
Hegemonía.....................................................................................................................................16
Gramsci y el poder.........................................................................................................................18
¿Es la novedad un criterio de confiabilidad y de verdad?............................................................19
La teoría foucaultiana del poder....................................................................................................19
Epílogo...........................................................................................................................................21
Bibliografía....................................................................................................................................23

2
«La función máxima del derecho es la de
presuponer que todos los ciudadanos deben
aceptar libremente el conformismo por él
señalado, en cuanto todos pueden transformarse
en elementos de la clase dirigente»

«Cada uno es el mejor juez en las armas


ideológicas más apropiadas para el logro de los
fines propuestos y la demagogia puede ser
considerada como un arma excelente. Pero la
cosa se transforma en cómica cuando el
demagogo no sabe lo que es y actúa como si
fuese verdad que el hábito hace al monje y el
birrete al cerebro»

Notas sobre Maquiavelo, la política y el Estado


moderno. Buenos Aires, Nueva Visión, 162, 127.

A partir de reflexiones sobre el desarrollo de la historia de los países del denominado


«socialismo real» en 1991 se atendió a una crisis de nivel global. Parecía haberse derrumbado la
pretensión de los luchadores sociales que habían enfocado sus reflexiones y propuestas prácticas
contra el sistema capitalista. Libros como «El fin de la historia» de Francis Fukuyama
(financiado por la John M. Ohlin Foundation, de carácter anticomunista) anunciaban la llegada al
mejor de los mundos posibles, la victoria de la burguesía como una efigie incontestable 1. Estas
reflexiones, de poca calidad intelectual y profunda ignorancia sobre la historia que decían
profesar, expresaron la crisis sistémica del sistema que, continua hasta nuestros días 2. Las
herramientas necesarias para la transformación del presente se encuentran sólo en el mismo
presente, pero la base para entender la profunda relación entre pasado y futuro, pasa por entender
la relación entre pasado y presente. La relación no es dada o axiomática, sino que es un camino
para emprender investigaciones. El que propuso estas fórmulas fue Antonio Gramsci.
Justificamos el abordaje de la obra de Antonio Gramsci, así sea de forma fragmentaria,
para comprender las relaciones de poder presentes por los alcances de su teorización de la
política en el marco del materialismo histórico. No consideramos que pueda, como se hace

1 Como bien ha señalado Fontana, la mala lectura de Hegel fue publicitada por todos los medio como
el gran avance en la investigación de ciencias sociales, la novedad. Véanse Fukuyama, Francis, 2015. ¿El
fin de la historia? Y otros ensayos. Madrid: Alianza editorial; Fontana, Josep, 1992. La historia después
del fin de la historia. Reflexiones acerca de la situación actual de la ciencia histórica. Barcelona: Crítica.
2 En Fontana se explicita cómo la labor editorial de la John M. Ohlin Foundation fue legitimar el
ascenso del neoliberalismo como sistema que encarnaba la tradición cultural del occidente liberal. La
deificación del mercado fue uno de sus principales componentes, en la época en que las crisis de valores
se tornaron recurrentes por apegarse a las recetas del fondo Monetario Internacional (FMI). Véase
Fontana, Josep, 1992. Íbid, 7-17.

3
habitualmente, confiar en la novedad como criterio de confiabilidad para emprender
investigaciones, históricas para nuestro caso. La fragmentariedad de los estudios históricos
actuales no ha avanzado lo suficiente en la comprensión de los grandes procesos históricos, sino
que ha llevado a una marginación social de la disciplina histórica. En un mundo en proceso de
globalización, esta situación deja de ser local y se vuelve síntoma de la crisis social y política del
capitalismo. Por esto, el criterio de verdad que proponemos es uno que pase por la crítica y
compromiso de los autores con la transformación de la sociedad.
Retornar a Gramsci hoy no busca hacer un nuevo uso de su pensamiento3, sino mostrar
que sus teorías y reflexiones siguen siendo válidas para el análisis y transformación de la
sociedad actual. «Conocer es transformar» decía el pequeño gran sardo. Este ensayo se
desarrollará en tres partes: la primera hace un pequeño esbozo biográfico de Gramsci, en diálogo
con la historiografía que ha trabajado el período 1890-1937 para Italia; la segunda hace una
descripción y análisis de la obra Notas sobre Maquiavelo, la política y el estado moderno, con
una disertación sobre la edición y publicación de la bibliografía gramsciana; la tercera y última
parte pone en debate las posiciones gramscianas con las teorías postmodernas del poder, para
establecer a qué obedece el criterio de novedad editorial frente a la posibilidad de comprender el
poder desde abajo.

Gramsci: la política de su obra y la obra de su política


Su tiempo
Como bien anotaba Eric Hobsbawn en un libro de análisis sobre el marxismo 4, el tiempo
de Gramsci se caracterizó por tener dos de los modos de producción más diferentes en el mismo
espacio nacional, desde 1890. En el norte, Turín, la Fiat contaba con bases obreras importantes y
producía automotores con la tecnología más avanzada de Europa, en un complejo industrial que
no tenía mucha diferencia con los ingleses5. En el sur, Cerdeña y las provincias de Mezzogiorno,
se producía una de las transiciones más drásticas en formas de vida. El comienzo del siglo XX
trajo consigo la reestructuración del sistema económico del unificado Reino de Italia. Los
campesinos, que formaban la mayoría abrumadora de la región sur, no contaban con apoyo del
Estado para continuar sus cultivos, por los tratados de comercio con Francia 6. Los precios habían
subido y el gobierno de Roma decidió, por intercesión de la Iglesia católica junto con los
3 Referencia al estudio ya clásico de Portantiero sobre las distintas corrientes que habían asumido el
pensamiento gramsciano como fragmentos en la Argentina para 1977. Véase Portantiero, Juan Carlos,
1977. Cuadernos de Pasado y Presente, No 54, México, D.F., Siglo XXI.
4 Hobsbawm, Eric. «Gramsci» en Cómo cambiar el mundo. Barcelona: Crítica, 2011, 333.
5 Fiori, Giuseppe, 2015. Antonio Gramsci, vida de un revolucionario. Madrid: Capitán Swing, 97.

4
empresarios industriales, emprender una política de subsidios a los complejos del norte. El
proceso se dio entre 1880 y 1913, cuando se lanzó huelga general en el Reino 7. Los agricultores
no podían seguir cultivando y se vieron forzados a trabajar en las minas de Cerdeña, Bugerru, sin
ninguna experiencia para ello, aunque la minería en la isla fuese tradicional. El golpe fue
atenuado por los empresarios de queso, que emplearon a algunos campesinos en el pastoreo, pero
de este proceso sólo se benefició el monopolio de grandes empresarios.
En este ambiente se gesta un problema con el que Gramsci lidiaría años más adelante. La
cuestión meridional. El activismo en la isla había aumentado, aunque la militancia del Partito
Socialista Italiano (PSI) era de tan sólo 128 miembros para la filial sarda 8. Pero también
aumentaba la delincuencia. Los pueblos funcionaban como islas dentro de una isla, debido a la
desconexión entre ellos.
Los análisis de Gramsci sobre este período son posteriores al mismo, debido a que en el
momento de agudización de estas problemáticas era tan sólo un niño. Nació en Cerdeña el 22 de
enero de 1891, en una familia de ingresos medios, con una pequeña propiedad rural y cierta
formación legalista. Para este esbozo biográfico hemos atendiendo las observaciones de estudio
del mismo Gramsci sobre cómo abordar a los autores9.
Su infancia tuvo un momento decisivo, que recordaría cuando fuera encarcelado en 1926:
el apresamiento de su padre. Como funcionario público, Gennaro Gramsci había optado por
apoyar públicamente a un candidato para que se convirtiese en Alcalde. Cuando se dieron las
elecciones perdió estrepitosamente, y Gennaro fue encarcelado bajo cargos políticos. No
quisieron decirle a Nino (como lo llamaban en familia), pero no demoró mucho en descubrirlo.
Su distanciamiento con su padre fue característico de su adolescencia, pero también de la
institución familiar como matriz de vida. La vida familiar que llevaron durante el arresto fue

6 El gran problema consistía en que los gravámenes a los alimentos volvieron imposible la
producción local. El tratado se firmó en 1889 y sus efectos más nocivos se sintieron en la década de 1890.
Ver Fiori, Giuseppe, 2015. Antonio Gramsci, vida de un revolucionario. Madrid: Capitán Swing, 32-39.
7 Fiori, Giusseppe, 2015. Íbid, 98.
8 Fiori, Giusseppe, 2015. Íbid, 35.
9 «Hay que reconstruir, antes que nada, el proceso de desarrollo intelectual del pensador considerado,
para identificar los elementos que han llegado a ser estables y «permanentes», es decir, que han sido
tomados como pensamiento propio, distinto de y superior al «material» anteriormente estudiado y que ha
servido de estímulo; solo estos elementos son momentos esenciales del proceso de desarrollo. Esta
selección puede hacerse para periodos más o menos largos, apreciados desde dentro, y no por noticias
externas (aunque también estas pueden utilizarse), y motiva una serie de «residuos», de doctrinas y
teorías parciales por las cuales el pensador puede haber tenido en algunos momentos cierta simpatía, hasta
el punto de aceptarlas provisionalmente y utilizarlas para su trabajo crítico o de creación histórica y
científica». En Gramsci, Antonio, 2013.«Algunas cuestiones de método» en Antonio Gramsci. Antología.
Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán. Madrid: Akal, 344.

5
especialmente dura, ya que la madre tuvo que hacerse cargo de cinco hijos ella sola en el
pequeño pueblo de Ghilarza. Nino tuvo que trabajar.
Educativamente, enfrentó un sistema que no le brindaba posibilidades para desarrollar sus
capacidades intelectuales. Calificaba a sus profesores como incapaces e ineptos para impartir las
clases. Además de ello, las condiciones materiales de las aulas no eran suficientes. Tuvo que
salir, irse a una escuela (Seminario) que pudiera asegurarle un futuro prometedor, en
Santulussurgiu. Fiori es incisivo anotando las buenas calificaciones que recibía por sus
esfuerzos. Sus años de Seminario fueron especialmente duros, ya que el dinero que le mandaban
de casa no le alcanzaba, andaba mal vestido y pasaba hambre. Sus problemas de salud se
agravaron desde este entonces. Corría el año de 1908. Su fisionomía tuvo una relación directa
con su estado de salud y las épocas en las que más trabajó eran también las que más sufrimiento
le trajeron. Desde una caída que tuvo de pequeño, sufrió una lesión permanente en la columna
vertebral, por lo que su altura nunca superó el metro y cincuenta centímetros. Físicamente le
afectaban las condiciones precarias, pero mentalmente se valía de ellas para reflexionar en las
cartas que enviaba a casa, y entre algunos lamentos y peticiones empezó a mostrar rasgos del que
sería su método de análisis sobre las condiciones sociales, económicas y políticas de Italia.
Desde Ghilarza y Santulussurgiu ya colaboraba con la prensa local, más cercana al liberalismo.
Políticos como Giulio Einaudi eran de sus afectos.
Cuando estaba a punto de finalizar su formación se le presentó la posibilidad de
concursar para obtener una beca en el Instituto Politécnico de Turín. Para este momento se
encontraba influenciado por las ideas de Bendetto Croce, un actualizador de Hegel, pero también
de las interpretaciones de Georges Sorel y Henri Bergson 10. Con la intención de formarse como
lingüista concursó y pasó, aunque en un puesto no muy favorable. Con unos pocos recursos lo
paoyó su padre para que pudiera tomar los exámenes. El día de la publicación de la lista de
aceptados se encontró con su posterior compañero, con mejor puntaje, Palmiro Togliatti.
Consejos de fábrica
Nunca terminó su carrera, ni tenía la intención de hacerlo. Sus ideas sobre el desarrollo
del conocimiento empiezan a madurar con su estancia en Turín. Tiene la experiencia de primera
mano de la gran huelga general de 1913, que une a obreros del norte con campesinos del sur
(fórmula que desarrollará más adelante en su bosquejo de ensayo Sobre la cuestión meridional).
Se vincula con fuerza al Partido Socialista de Italia entre 1913 y 1914, mientras trabaja como

10 El mejor análisis sobre las trayectorias intelectuales emprendidas por Gramsci, con sus distintos
matices, se encuentra en Losurdo, Doménico, 1997. Antonio Gramsci. Del liberalismo al comunismo
crítico. Madrid: Disenso, 11-34.

6
periodista para el periódico Il Grido del Popolo. Empieza a publicar en el órgano de ese partido,
el periódico Avanti!, que dirigió más adelante Benito Mussolini. Su carrera como periodista le
daría amplitud para analizar la sociedad italiana. Su noción de bloque histórico, la matriz de
relaciones que existe entre clases sociales y la forma en la que esta se mantiene unida, fue
desarrollada a través de su relación orgánica con el movimiento social11.
Para ilustrar tal relación nos remitimos a su experiencia en los Consejos de Fábrica,
iniciativa de Gramsci para organizar a la clase obrera dentro de las huelgas de Turín de … en la
fábrica de Fiat. Eran necesarios los partidos, aunque fuesen « […] organizaciones
revolucionarias de tipo voluntario y contractual como son el partido político y los sindicatos
profesionales […]»12. Es interesante el acercamiento con posiciones anarquistas en esta
situación, ya que Gramsci considera que es el partido una organización que « […] no supera al
estado burgués, no abarcan [los partidos] y no pueden abarcar el múltiple pulular de fuerzas
revolucionarias que el capitalismo desencadena en su proceder implacable de máquina de
explotación y opresión»13.
Lo que veía el pensador y militante italiano en estos consejos era la muestra de la
posibilidad de creación de una nueva sociedad comunista. Es decir, busca fomentar la creación
de un nuevo bloque histórico en el que converjan los elementos de gestión propia de la clase. La
labor del partido frente a los consejos sería la de expandir esta experiencia como forma real de
producción, como muestra de que el ejercicio de democracia directa en la base material de la
sociedad es posible. El concepto de hegemonía será posterior en su pensamiento, pero es
interesante constatar que tenía gérmenes profundos en su artículo de L’Ordine Nuovo del 5 de
julio de 1920. Su pensamiento estará marcado desde este momento por la complementariedad
entre los elementos que analiza. En torno a este semanario se generó todo un grupo que tenía
posiciones similares frente a la política socialista dentro del PSI.

Para 1920 ya tenía un tiempo de militancia, de dedicación al periodismo. La experiencia


de los consejos lo marcó profundamente, porque fracasó. ¿Cómo puede fallar una experiencia
que « [la clase obrera] ha conseguido conciencia de su unidad orgánica y que se contrapone

11 En los clásicos textos de Portelli (1977) y Machiocci (1978) no se toma en serio esta afirmación,
ya que se separa al Gramsci de los Cuaderni del Gramsci militante. Esto, como veremos en el ensayo, no
obedece ni a la realidad, ni a la lectura atenta de la edición crítica de los Cuaderni.
12 Gramsci, Antonio. Escritos políticos 1917-1933. Córdoba: Cuadernos de Pasado y Presente, p.
109.
13 Gramsci Antonio, Íbid, p. 109.

7
unitariamente al capitalismo»?14 Pero no por ello puede considerarse como despreciable, tanto así
que fue denominado El biennio rojo. Recientemente, Matías Cervilla ha investigado la estrecha
relación entre Gramsci y los anarquistas, tan influyentes en los consejos de Biennio, con la
intensión de mostrar la dimensión libertaria de su pensamiento. Cervilla, con base en la lectura
de la biografía de Fiori y del artículo del 27 de mayo de 1920 publicado en L’Ordine Nuovo
analiza el rol de los consejos para Gramsci:
«Gramsci sostiene la idea de que la totalidad de los elementos activos de la sociedad,
los obreros y campesinos, empleados y técnicos, y no solo los sindicalizados sino
también los no sindicalizados, no solo los socialistas probos, sino también los
anarquistas, católicos y sindicalistas, habrían de transformarse de simples ejecutores
en dirigentes del proceso de producción. Concibe que los organismos de base, habrían
de ser investidos de un poder desde abajo, cualitativamente distinto al poder
tradicional ejercido desde arriba por la clase capitalista. En la concepción gramsciana
del consejo de fábrica, este no tenía que negociar con el capitalista, sino reemplazarlo
en su rol de regulador de la vida fabril» 15

La lectura que hace Gramsci de estos consejos debe ser vista a la luz de la creación de un
nuevo bloque histórico para expandir esta actividad. Gramsci atiende a la necesidad de integrar
la dialéctica en el razonamiento del movimiento, en la labor de sus intelectuales orgánicos. No
hay que asimilar su pensamiento solamente como la relación orgḉanica entre comunismo y
anarquismo, porque él es claro en diferenciarse de esta tendencia 16 Lecturas como la de Josep
Fontana, en la que hay un sólo actor en el Biennio 17 son opuestas a la versión que muestra el

14 Gramsci, Antonio, 2003. «el consejo de fábrica» en Kohan, Néstor. Vidas rebeldes. Antonio
Gramsci. La Habana: Ocean Sur, 63.
15 Cervilla, Matías, 2016. «Gramsci y el anarquismo» en I congreso Internacional de Investigadorxs
del Anarquismo. Buenos Aires: CeDInCI-IDAES/UNSAM, p. 274.
16 Con base en la lectura de la polémica con los anarquistas y la lucha contra el burocratismo, ambos
textos de L’Ordine nuovo, Cervilla dice que «Gramsci define al anarquismo como la concepción
subversiva de toda clase oprimida que no estando en el poder pone en el Estado la causa de sus miserias».
Cervilla, Matías, 2016. Íbid. 279. Por lo tanto, su concepción sobre el anarquismo no es doctrinal, y se
separa de la práctica anarquista en tanto que considera que el Estado es un instrumento útil para la
transformación de la sociedad, pero al mismo tiempo lo supera argumentando que el estado es, en sentido
estricto: «dictadura más hegemonía», como argumenta Buci-Glucksmann (1978) retomando a Gramsci.
Es decir, que el estado no es sólo un lugar de acumulación de poder, ejército y capital, sino que es
también una concepción política de la que cualquiera puede ser funcionario. Pero además, concibe que no
puede separase al Estado de su naturaleza de clase, por lo que la lucha obrera debe emprenderse en contra
del estado burgués, buscando instaurar el Estado obrero. Véase Gramsci, Antonio
17 Fontana, Josep, 2017. El siglo de la revolución. Una historia del mundo desde 1914. Barcelona:
Crítica, 115-121. Fontana no muestra la complejidad del acontecimiento, en la que no sólo socialistas
organizaban a los obreros, sino que se presentó un ejercicio de autogestión real de las fábricas. Como en
debates anteriores, se busca que los movimientos populares asuman una posición determinada por la
doctrina, sistemática y organizada, suponiendo que sólo puede haber un partido por clase. Gramsci anota
sobre esto: «[…] el Partido Socialista es indudablemente el máximo “agente” de este proceso [el proceso
de la Revolución Socialista] […] pero no es y no puede ser concebido como la forma de este proceso,
forma maleable y plasmable al arbitrio de los dirigentes» en Gramsci, Antonio, 1977. Escritos políticos

8
sardo. Gramsci fue organizador de los consejos, trabajó de la mano con anarquistas y socialistas
de distintas tendencias para consolidar el tipo de estado que veía en el « […] mundo organizado
sobre la base y según el tipo del gran taller mecánico, de la internacional comunista, en la cual
cada pueblo, cada parte de la humanidad, cobra figura en la medida en que ejercita una
determinada producción preeminente, y no ya en cuanto está organizada en forma de Estado y
tiene determinadas fronteras»18. Dentro de esta concepción, los obreros anarquistas podían entrar
a formar parte de la gran unidad obrero-campesina, idea que todavía no estaba madurada en el
joven Gramsci. Los intelectuales anarquistas, decía, caen en la sobredeterminación de la
espontaneidad de las masas, por lo que dicen a los obreros que, si no fuese por los demás
intelectuales que los engañan (socialistas, liberales) podrían entender sus posiciones.
Este Gramsci joven19, influenciado todavía por el pensamiento de Croce y Gentile,
cambiaría con la escisión del PSI hacia el Partito Comunista d’Italia.

La fundación del PCd’I y sus consecuencias


Queda planteado el problema de la relación entre el partido y los organismos de
democracia directa. El problema se vio en la traumática separación del PSI y el Partito
Comunista d’Italia (PCd’I),en el congreso de Livorno de 1921. La posición de Amadeo Bordiga,
que abogaba por una lucha directa contra la burguesía luego de la derrota de los Consejos era
más aventurera que orgánica. Las posiciones conciliacionistas de los dirigentes del PSI tampoco
aportaban en el sentido en que los consejos sí lo hicieron. Lenin, luego dela Guerra Civil y los
enfrentamientos por la implementación dela Nueva Política Económica (NEP), se enfocó en la
dirección de la Tercera Internacional. Desde allí apoyó la posición de los Ordinovistas20. El gran
debate que se presentó fue entre reformismo y revolución en un país con condiciones disímiles
de desarrollo. Los grupos que confluyeron el la separación del PSI y en la fundación del nuevo
PCd’I no estaban por la misma concepción del comunismo, como era el caso de Gramsci,
enfrentado a los bordiguistas, que tenían la mayoría en el Congreso.
Su análisis sobre los Consejos de Fábrica fue determinante para su elaboración teórica
posterior en los Cuaderni. La razón por la que los obreros (sin discriminar sus tendencias

1917-1933. Córdoba: Cuadernos de Pasado y Presente, 54, 102.


18 Gramsci, Antonio, 2003. Op.cit, 63
19 Los textos más reconocidos de esta época son «Nuestro Marx» y «La Revolución contra El
Capital», ambos publicados en Il Grido del Popolo, en el 4 de mayo y el 5 de enero de 1918.
20 El grupo que dirigía el semanario estaba compuesto por Palmiro Togliatti, Ángelo Tasca y Antonio
Gramsci. Se destacó por publicaciones en las que se trataba una variedad inmensa de temas, desde las
críticas culturales hasta los análisis políticos coyunturales.

9
políticas) no lograron ganar en el Biennio fue su falta de unidad con los demás desposeídos de
Italia. La profunda división del país, que trató en Sobre la cuestión meridional no fue recogida
por las militancias políticas de 1920 y desembocó en pequeñas experiencias aisladas entre sí. Los
campesinos del sur, en condiciones similares, no se unieron a la revuelta (aunque sí habían
participado en 1913, junto con obreros). Los cambios de actitud de Gramsci frente a la
experiencia de los Consejos son ilustrativos.
«La huelga general de Turín y del Piamonte chocó con el sabotaje y la resistencia de
las organizaciones sindicales y del parido mismo. Pero tuvo una gran importancia
educativa, porque demostró que es posible la unión práctica de los obreros y los
campesinos, y volvió a probar la urgente necesidad de luchar contra todo el mecanismo
burocrático de las organizaciones sindicales, que son el apoyo más sólido de la obra
oportunista de los parlamentarios y de los reformistas, tendiente a sofocar todo
movimiento revolucionario de las masas trabajadoras»21
«
El agente aglomerador del bloque eran los intelectuales. Pensadores como Benedetto
Croce o Giovanni Gentile, que tenían su propia revista La Crítica, influyeron en la opinión de los
campesinos hasta animarlos a no respaldar la forma en la que los obreros se habían levantado.
Más adelante se dará una polémica en el movimiento burgués italiano con la división entre
Gentile y Croce por la afirmación del primero sobre la necesidad histórica del fascismo22. Pero
Gramsci, analizando el rol de los intelectuales, anota que no son solamente los pensadores, en
sentido estricto, sino que son todos aquellos que cumplan funciones de organización y de
construcción de hegemonía dentro de una clase23.
Durante esta polémica se ve obligado a salir del país por el avance del fascismo. La
marcha sobre Roma, en la que Benito Mussolini, director del periódico Avanti!, toma la capital
italiana para proclamar su poderío con los Fasci italiani di combatimento. La vida para los
socialistas y disidentes del fascismo se complica; los hostigamientos públicos y las redadas son
cotidianas. A finales de 1922 se dirige hacia la recién fundada Unión de Repúblicas Socialistas

21 Gramsci, Antonio, 2003. «el movimiento turinés de los consejos de fábrica» en Kohan, Néstor.
Vidas rebeldes. Antonio Gramsci. La Habana: Ocean Sur, 72.
22 Gentile, abiertamente fascista, sostenía que la llegada del fascismo era un evento histórico que se
mostraba como necesario frente a la crisis social (inmigración y destrucción productiva) que vivía Italia.
Pero iba más allá. Proponía, como un neohegeliano, que el espíritu del mundo estaba encarnado en Benito
Mussolini. Fue Ministro de Educación de Mussolini en 1922, año en el que rompe con Croce. Su posición
niega el individualismo y muestra que la lealtad absoluta, corporativa, se encuentra en última instancia en
el Estado, que también considera cono creación divina. Véase Losurdo, Doménico, 1997. Op.cit, 45-49.
23 La categoría de intelectuales ha sido reconocida por varios especialistas como el gran avance del
pensamiento gramsciano. La función de estos es mantener unido al bloque histórico para permitir el
avance de la clase hegemónica del bloque. Por esto, lo que queremos decir con el análisis de Croce y
Gentile no es que sus posiciones filosóficas, sistemáticas y encausadas, tuviesen efecto directo en la
población, sino que por su rol en la sociedad, las ideas que difundían eran la expresión última del
refinamiento de los intelectuales burgueses.

10
Soviéticas (URSS). Conoce de primera mano las polémicas y debates entre la oposición de
izquierda (revolución permanente) y el bloque estalinista (socialismo en un sólo país). Se
decanta por la posición del bloque estalinista24. Es delegado del PCd’I en la Tercera
Internacional comunista (Komintern). En la URSS, durante una breve estancia en un hospital
conoce a Julia Schucht, quien sería el amor de su vida, y uno de sus más grandes desencantos.
En 1923 le solicitan ir a Viena para estar más cerca de un posible levantamiento en
Italia25. Desde el país vecino publica L’Ordine Nuovo con regularidad quincenal. No dura mucho
tiempo instalado allí, sólo hasta que el PCd’I lo lanza para ser parlamentario por Venecia.
Resulta elegido y vuelve a su país en 1924.
El caso Mateotti26 fue un detonante de la crisis social que había generado el fascismo; fue
prefigurativo del conflicto por el ascenso del fascismo en la década de 1930 en Europa. En este
ambiente, Gramsci retorna, inspirado en los logros del PCd’I y la fuerza moral que le daba Julia.
El fascismo consolidaba progresivamente su bloque de poder, basado en la estructura agraria del
sur. Los Fascios se financiaron en primer momento de las cuotas pagadas por ellos para, decían,
proteger sus propiedades. El fascismo funcionó como terrorismo y represión para someter a
todos los trabajadores (del Sur y del Norte) al trabajo servil, auspiciados pro la gran burgesía y
los terratenientes.
En 1926, cuando resulta elegido para ser parlamentario, su correspondencia con Togliatti
deja ver una amarga reyerta, con la que se zanjan las comunicaciones entre ambos. Fue este uno
de los años más agitados para la sociedad italiana, porque además del crecimiento del fascismo,
también hay un movimiento de masas favorable a su causa. Se celebra el III Congreso del PCd’I
en Lione donde Gramsci presenta sus famosas Tesis de Lione27 y queda elegido como Secretario
24 Sus críticas a la posición de Trotski son conocidas, y se resumen en Cuestión del “hombre
colectivo” o del “conformismo social” en Gramsci, Antonio, 1972. Notas sobre Maquiavelo, la política y
el estado moderno. Buenos Aires: Nueva Visión, 100-102.
25 Véase Guichonnet, Paul, 1982. «El socialismo italiano» en Droz, Jacques. Historia General del
Socialismo. III: de 1918 a 1945. Barcelona: Ediciones Destino, S. L., 181-202.
26 El 30 de mayo de 1924, Giacomo Mateotti, parlamentario de Partito Socialista Unitario (división
del PSI) pronunciaba un discurso en la Cámara denunciando los abusos de los grupos de camisas negras
de Benito Mussolini. El 10 de junio fue secuestrado y el 16 de agosto se encontró su cuerpo en estado de
descomposición . El caso indignó a todo el país y a varios organismos internacionales porque se había
denunciado su muerte con antelación. «Yo ya he hecho mi discurso. Ahora os toca a vosotros prepara el
discurso fúnebre para mi entierro» dijo Mateotti inmediatamente bajó del atrio.
27 «En síntesis, las tesis cardinales para el Congreso de Lyon [Lione] eran las siguientes: la definición
del fascismo como método de estabilización del capitalismo italiano, la proclamación de la hegemonía del
proletariado en la lucha antifascista, pero también el análisis de todas las fuerzas de masa que podían ser
conquistadas para la formación de un bloque obrero-campesino y la distinción entre las fuerzas burguesas
que formaban bloque en torno al fascismo y las fuerzas burguesas encuadradas o encuadrables en
formaciones democráticas antifascistas. Finalmente, […] el papel fundamental del Partido Comunista
[…], a la cabeza de la clase obrera hegemónica. Fiori, Giuseppe, 2015. Op.cit, 240.

11
General del Partido. La lucha con las posiciones bordiguistas fue importante. Sólo presentó un
discurso como parlamentario, enfrentando a la bancada de Mussolini. Fiori anota que «Se cuenta,
pero no disponemos de testimonios directos, que Mussolini al verlo en la buvette de la Cámara,
fue a su encuentro con la mano tendida para felicitarle por su discurso. Gramsci siguió tomando
su café indiferente, ignorando la mano que se le ofrecía»28

Gozando de inmunidad parlamentaria, y por encima de todo protocolo, es retenido el 9 de


noviembre de 1926, cuando se dirigía de la Cámara en Montecitorio hacia su casa. Su juicio se
dilata por la polémica que suponía encarcelar al Secretario General del PCd’I. Dos años más
tarde, luego de ser trasladado entre cárceles y establecimientos para enfermos mentales, le es
dictada sentencia por diez años, acusado de ser comunista. Una de las frases que inmortalizó su
pensamiento y su obra fue proferida por el fiscal Michele Isgro, que los condenó a él y al grupo
principal de dirigentes del PCd’I «Durante veinte años debemos impedir funcionar a este
cerebro»29
Sus años en la cárcel son extremadamente tortuosos. No puede ver a sus familiares con
regularidad; sufre por el trastorno depresivo que tenía Julia; su espalda le producía inmensos
dolores y la insalubridad de las cárceles (Ustica, Turi, Civitavecchia) le provocó diferentes
infecciones. Nunca conoció a su segundo hijo, Giuliano, y a Delio sólo lo vio unos pocos días.
La persona más cercana a su cautiverio fue Tatiana Schucht, su cuñada, con quien tuvo una
relación difícil pero muy empática. Sin duda, a pesar de la censura fascista y los diferentes
métodos de tortura psicológica a los que fue sometido (acoso para no dormir, falta de comida,
negación de tratamiento médico), produjo una obra fragmentaria, con intención de salir, para
completar una ambiciosa agenda de investigación. Los Cuaderni del càrcere comprenden 33
pequeñas libretas de apuntes sobre temas variados, pero cruciales para emprender la
transformación de Italia y el mundo occidental.
Notas sobre Maquiavelo, la política y el estado moderno
Lo que se presenta como un libro escrito por Gramsci no lo es, ni lo fue. Su publicación
se hizo primero en italiano, bajo la orientación de Palmiro Togliatti, con la intención de dar a
conocer algunos de los pensamientos de su compañero sardo. Julia Schucht había recibido los
Cuaderni de Tatiana en 1937, año de la muerte de Gramsci. Se encontraba en la URSS, junto con
el exiliado Togliatti. Para 1938 emprendió la tarea de seleccionar los escritos y cartas de

28 Una reconstrucción del debate hecho por Gramsci, del enfrentamiento en la Cámara fue hecha por
Fiori, Giusseppe, 2015. Op.cit, 233-235.
29 El juicio, que duró 10 días, fue organizado para que los comunistas no tuvieran defensa posible.

12
Gramsci. La publicación de estos textos se hizo en 1947. Argentina fue el primer país fuera de
Italia al que llegaron, en 1950. Fueron publicados por las editoriales Lautaro (comunista) y
Nueva Visión (del grupo cordobés del Partido Comunista Argentino). Las unidades eran
temáticas, agrupadas bajo criterios muy esquemáticos, y acompañadas de pies de página que
orientaban una lectura determinada de los documentos.
Cuando Valentino Gerratana emprendió la tarea en 1961, encargada por el Instituto
Gramsci, de editar los cuadernos completos, sin selecciones temáticas, encontró graves
irregularidades en su redacción30. Se completó y publicó en 1975. Los escritos habían sido
alterados en las traducciones (y aún en las compilaciones) para respaldar las posiciones de
Togliatti de disolución de los partisanos luego de la Segunda Guerra Mundial. Su idea de
compromiso histórico, bastante cuestionable, había estado, supuestamente, inspirada en la idea
de bloque histórico de Gramsci31. El PCd’I removió las armas a los obreros y campesinos que
buscaban acabar con el dominio de la Iglesia y de la burguesía italiana hacia el resto de la
sociedad. De nuevo, teoría y práctica, sujeto y objeto, no están separados.
El análisis que presentamos sobre la obra de Gramsci se ubica en una de las obras de la
primera generación, alimentada por la lectura de los Cuaderni para corroborar la lectura
traducida por José M. Aricó32.

El príncipe moderno
Su disertación sobre Maquiavelo muestra que: a) El Príncipe es un libro popular, en el sentido en
que está escrito para que cualquiera pueda leerlo; b) su función es brindar instrucciones para
gobernar de acuerdo a principios comunes, es decir, científicos33. Por esto, anota Gramsci que es
necesario asumir esta observación para la política del socialismo, es decir, constituir un príncipe
moderno. La diferencia frente al príncipe decimoquíntico es la concepción de clase que los
separa. El partido funciona, en la medida en que pertenece a la clase obrera, como un grupo
social que piensa científicamente la política. Usando la máxima de Marx y Engels, cuando se

30 Machiocci, Maria Antonieta, 1975. Gramsci y la revolución de occidente. México: Siglo XXI
editores, 47-60.
31 El análisis de Machiocci, bastante crítico del estalinismo, es categórico en señalar la falta de rigor
y el sometimiento de Togliatti a la política estalinista de la Komintern. El Compromiso histórico sostenía
que el movimiento obrero tenía una deuda con la Komintern y la burguesía que no había apoyado al
fascismo, para así poder mantener el compromiso del frente popular antifascista. Véase, Machiocci, Maria
Antonieta, 1975. Íbid, 100-102.
32 Gramsci, Antonio, 1980. Notas sobre Maquiavelo, la política y el Estado moderno. Aricó, José
(tr.). Buenos Aires: Editorial Nueva Visión, 1972.
33 Queremos decir que son verificables y aplicables de acuerdo con las condiciones históricas del
lugar de aplicación.

13
dice que las sociedades no desarrollan los problemas que no están en su seno, Gramsci distingue
tres elementos que permiten la existencia de un partido como el que hemos descrito: 1) el
elemento de clase no cohesionado en torno a sí, 2) el elemento de clase que brinda en núcleo
principal de cohesión y 3) el elemento medio articulador entre estos grupos. ¿es este otro análisis
metafísico de las condiciones estructurales de la política? Una lectura atenta a la obra mostrará
que no.
Aunque no estén completadas sus investigaciones, las notas que hace sobre los partidos
durante el Risorgimiento y la situación del Mezzogiorno son ilustrativas frente a esto. La
formación política italiana, a pesar de no contar con dirigentes que trascendiesen la dimensión de
dominio por coerción, contaban con un grupo importante de intelectuales que articulaban su
mandato con el de las clases que eran dominadas por ellos. La iglesia católica, así como el grupo
de industriales norteamericanos son los ejemplos vivos de esta concepción. Ambas formaciones
funcionan como corporaciones, que tienen como principal función la organización de las clases
subalternas34.
Su reflexión teórica no busca excluir las dimensiones subjetivas de la vida objetiva. Por el
contrario, como deja ver en su cuaderno Notas sobre Maquiavelo, entiende la realidad como la
aplicación de la voluntad al mundo de las cosas. Es decir que articula las dimensiones humana e
histórica a su análisis material de causas, fundamento último de sus apuntes para sumar al
materialismo histórico. Es por esto que la única forma posible de conocimiento es a través de la
acción, del ejercicio de la voluntad sobre el mundo de las cosas. El príncipe moderno, en la
medida en que elimina el burocratismo y dirige y organiza a la clase obrera hacia la toma del
Estado, es el elemento de política científica porque articula y cohesiona al bloque histórico en
formación, el de los desposeídos.
Vemos cómo Gramsci busca sumar a la teoría del materialismo histórico reflexiones a
partir de su propia experiencia militante. La formación del bloque histórico, a través de la labor
de los intelectuales, es el elemento analítico que puede brindar sentido a su política
revolucionaria de guerra de posición para entender las revoluciones de Occidente. ¿A qué se
refiere con esto?

Guerra de posición
Un de los aspecto que caracteriza a Gramsci en esta obra es su constante pregunta por las
necesidades más íntimas del ser humano, en cuanto a política. Su pregunta guía es ¿por qué hay

34

14
dominantes y dominados, división fundamental en la historia de la lucha de clases? Las
respuestas apenas se delinean, pero su perspectiva no deja de ser vital. Por ejemplo, en Análisis
de las situaciones. Relaciones de fuerza35 reflexiona acerca de las crisis en el capitalismo: ¿son
las crisis históricas provocadas inmediatamente por las crisis económicas? No, necesariamente.
El problema para el marxismo que conocía (el economicismo de la II Internacional, representado
en Eduard Bernstein) consistía en mostrar al capitalismo como sinécdoque: las relaciones
económicas de producción se entendían como la totalidad de la sociedad, desconociendo tanto la
superestructura como sus vínculos.
Este tópico guía la preocupación de Gramsci en torno al problema del liderazgo, por lo
que dedica algunas páginas a examinar a que relaciones sociales obedece el tipo de liderazgos
adoptados por la sociedad italiana: cesarismo y partidos en períodos de crisis orgánica 36. Ambos
tienen en común que las masas en las que se apoyaban las formaciones políticas se distancias de
ellas, o bien por incredulidad o por la creación de nuevos sistemas sociales así sean estos
temporales37. También se muestra que las relaciones de poder del bloque histórico no obedecen
solamente a esta dimensión, porque si fuera así los dominados habrían ganado hace tiempo.
La piedra angular de su explicación es la singularidad histórica que fue la revolución
rusa. La teoría del eslabón más débil de la cadena imperialista, postulada por V. I. Lenin 38,
implicaba todo un diagnóstico particular sobre el desarrollo del capitalismo en Rusia y las
consecuencias que las tradiciones radicales contra e zar podían tener. En febrero (marzo, de
acuerdo con el calendario gregoriano) de 1917 se cruzaron condiciones de guerra, hambre,
levantamientos populares (dirigidos por mujeres, principalmente) y organizaciones
comunitarias . No se puede esperar, dice Gramsci, que estas condiciones se repitan, asumiendo la
afirmación de Marx y Engels sobre el curso dialéctico de la historia 39. Por ello postula su

35 Gramsci, Antonio, 1980. « Análisis de las situaciones. Relaciones de fuerza» en Notas sobre
Maquiavelo, la política y el Estado moderno. Aricó, José (tr.). Buenos Aires: Editorial Nueva Visión,
1972, 51-62.
36 Gramsci, Antonio, 1980. « Observaciones sobre algunos aspectos de la estructura de los
partidos políticos en los períodos de crisis orgánica»; «El cesarismo» en Notas sobre Maquiavelo,
la política y el Estado moderno. Aricó, José (tr.). Buenos Aires: Editorial Nueva Visión, 1972, 62-71, 71-
75.
37. El ejemplo inmediato es la Comuna de París (1871), que no sólo inspiró movimientos posteriores,
sino que produjo una ruptura permanente en la idea liberal francesa de la eternidad del parlamento como
aspiración más elaborada de la democracia representativa. Aún cuando se presentaron contrarevoluciones
poco después (54 días) de su establecimiento, el sistema quedó roto por la intromisión de una nueva
posición.
38 Lenin, Vladimir Ilich, 1973. El Imperialismo, fase superior del capitalismo. Pekín: Ediciones en
Lenguas Extranjeras.
39. «Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal
aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como

15
planteamiento sobre la guerra de posición. Dejemos que sea él mismo el que explique este
planteamiento:
«De la política de los moderados resulta claro que puede y debe existir una actividad
hegemónica incluso antes del ascenso al poder y que no hay que contar sólo con la
fuerza material que el poder da para ejercer una dirección eficaz: precisamente la
brillante solución de estos problemas hizo posible el Risorgimento en las formas y los
límites en que se realizó, sin 'Terror", como "revolución sin revolución", o sea como
"revolución pasiva" para emplear una expresión de Cuoco en un sentido un poco
distinto del que Cuoco quiere decir»40

Con el análisis histórico del Risorgimiento41, Gramsci muestra la dimensión real de su


categoría central: hegemonía.

Hegemonía
Una multitud de analistas han mostrado que, junto con su categoría de intelectuales, la
hegemonía constituye el gran aporte de Gramsci al materialismo histórico. La pregunta guía de
su reflexión sería ¿por qué dominan los dominantes? Para responder a este interrogante, el sardo
se pregunta por qué tipo de conciencia es la que abunda en las lucha políticas, la que hace que
los ominados y dominadores se reconozcan como tales. Pero la conciencia, estando siempre
latente en la historicidad, se manifiesta en todos los grupos y clases en disputa. Gramsci habla
del problema que tienen las clases subalternas en Italia para acceder al Estado como un problema
de falta de conciencia sobre los objetivos de la clase adversaria: la burguesía. Por lo tanto, no
puede haber conciencia formada sobre los objetivos de la propia clase. A esta relación la llama
sentido histórico-político. El Gramsci maduro, a diferencia del joven, toma distancia radical de la
posición de los anarquistas sobre la unidad obrero-campesina, defendiendo la idea de los frentes
populares como estrategia para mantener las conquistas de tales movimientos.
La tarea del movimiento obrero es, en la medida en la que puede vincular a las clases
desposeídas por su rol central dentro del sistema capitalista, consolidarse como dominante.
Gramsci es leninista en este aspecto: se adhiere a la orientación de la URSS de «dictadura del
proletariado». Pero no basta sólo una asignación de tareas como orientación general, sino que
hace falta la consolidación de un bloque histórico que tenga alcance social más allá de las
instituciones y los espacios de sociabilidad de las clases. Debe extenderse a la totalidad de la
sociedad. Sobre la cuestión meridional es el ensayo que más avanza sobre este punto, dando

farsa». En Marx, Karl, El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte.


40. Gramsci, Antonio, 2013. Op.cit, 387.
41 Gramsci, Antonio, 1980. «La clase política»; «Religión, Estado y partido»; «Historia política e
historia militar». Op.cit, 168-169; 176-177; 181-182.

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dimensión real a la propuesta: la clase obrera debe crear sus propios intelectuales orgánicos para
tener un bloque histórico que domine la lucha de clases.
¿Cuál es el terreno de esta lucha? Gramsci hace una distinción que, aunque no trabaje
mucho en esta obra, es fundamental para entender todo el proceso de la hegemonía: sociedad
civil y sociedad política. La primera refiere a la dirección intelectual y moral de toda la
sociedad42. La segunda, a los personales que se encargan del ejercicio político, los intelectuales
organizadores del poder43. La separación entre estas dos ha sido un objetivo que han buscado las
clases poseedoras, ya que es con ella que la dominación es efectiva. Un error metodológico, que
ciertos enfoques historiográficos han convertido en piedra angular de sus investigaciones44, es
considerar la quietud y permanencia del estado como organizador de la sociedad. Los liberales
decimonónicos cambian al Estado por el mercado, pero consideran que una institución regula el
poder45. Bajo la óptica que Gramsci ofrece ¿qué lugar tiene el Estado con relación al poder?
El Estado es un ser social, es comunitario. Es indivisible de su naturaleza de clase, por
ello no es sólo la institución, sino que la supera desde su inicio. El análisis de Christine Buci-
Glucksmann, el Estado es el aparato de la sociedad civil, pero para serlo necesita de una relación
permanente entre coerción y consenso. Varios analistas del pensamiento gramsciano han dicho
que él es el teórico de la superestructura, que su obra trata solamente de la formación de
consenso, olvidando su definición de Estado: dictadura más hegemonía46
Pero esto no quiere decir que la imposición sea yuxtaposición, sino que la concepción de
clase sobre el mundo, el orden moral, es una negociación entre grupos sociales. La única forma
de que haya hegemonía es a través de la constante reinvención de esta dirección 47. Sorprende en
la lectura de El Estado48 la diferencia que establece entre marco jurídico y soberanía,
argumentando la maleabilidad de la ley en función de la concepción de clase. Por esta razón, la
pretensión de un Estado que sólo obedezca las leyes y se dedique a cumplirlas olvida la
dimensión política y social de la legalidad, que Gramsci bien entiende. La reinvención de la
dirección de la sociedad modifica formas de acción, más no principios generales.

42 Gramsci, Antonio, 1980. «Hegemonía (sociedad civil) y división de poderes. Op.cit, 104-105.
43 Gramsci, Antonio, 1980. «Internacionalismo y política nacional» Op.cit, 139-141.
44 Nos referimos al institucionalismo y neo-institucionalismo, que han tomado el marco de desarrollo
de la historia (como si este fuera dado, natural) del crecimiento y alcance de las intituciones, en función
de la protección de la propiedad privada y los derechos individuales.
45 Véase Smith, Adam, 1996. La riqueza de las naciones. Madrid: Alianza editorial.
46 Jacques Texier es el caso más recordado, en el que atribuye todo el análisis gramsciano al
reconocimiento del funcionamiento de la superestructura como determinante de la acción. Véase Texier,
Jacques, 1976. Gramsci. Barcelona: Ediciones Grijalbo S. A.
47 Gramsci, Antonio, 1980.
48 Gramsci, Antonio, 1977 «El Estado» Op.cit, 151.

17
La dominación es la inserción de la conciencia de clase en la sociedad civil, y la
distinción entre esta y la sociedad política mantiene este esquema por medio de la
burocratización, que es también una forma de coerción. El análisis, aunque esquemático y poco
prolijo, de las diferencias entre partidos en Francia e Italia 49, muestra los procesos de unificación
como prueba de esta teorización. La unificación italiana cambia de direcciones políticas,
inclusive en sus campañas militares, pero establece con ellas la inalienabilidad de la propiedad
privada, los sistemas de excención de impuestos a la industria turinesa, la distribución
inequitativa de la tierra y el monopolio de la educación (que Gramsci analiza en su apartado 3.
Acción Católica, jesuitas y modernistas50) que tiene la Iglesia51.

Gramsci y el poder
Una idea que pertenece al sentido común, por lo menos académico, dice que la novedad
es un criterio de confiabilidad en el producto que se lee. Se supone que este ha superado las
producciones anteriores, los instrumentos metodológicos con los que se habían analizado épocas
pasadas, pertenecientes a grandes teorías que acabaron reducidas a totalitarismos. Un sentido
común bastante localizado, que ha sido propagado en la sociedad por la escuela postmoderna
que, descreyendo de las grandes verdades ha postulado la necesidad de concentrarse en el
pensamiento fragmentario. Las obras base de esta visión de la historia son las de Michel
Foucault52 y Hayden White53. Lejos de estas afirmaciones y teorías, que contienen más
especulación que alcance científico social, buscamos presentar la forma en la que esta presunción
induce al error metodológico y al desconocimiento de la historia como disciplina.
El pensamiento de Gramsci, como hemos visto antes, sí se inscribe en la construcción de
una teoría general, del aumento y complementariedad de un corpus de ideas y ejercicios de
resistencia y creación de hegemonías alternativas para cambiar la base social del Estado y
comenzar el proceso de transición hacia una nueva sociedad. Su enfoque de pensamiento ya es
diametralmente distinto al posmoderno, por lo que no busca una superación de las teorías
pasadas, sino que, reconociendo conscientemente las fallas y los aciertos del materialismo

49 Gramsci, Antonio, 1980. «La crisis en Francia» Op.cit, 127-139.


50 Gramsci, Antonio, 1980. Op.cit, 203-285.
51 Gramsci, Antonio, 1980. «¿Quién es legislador?»; «Arte política y arte militar». Op.cit, 163-165;
165-166.
52 Especialmente la Historia de la Sexualidad, Microfísica del Poder y sus últimas teorías,
publicadas en Dits et ecrits.
53 Es conocida la reacción que suscitó su libro Metahistoria, que caracterizaba a los grandes sistemas
de pensamiento del siglo XIX como ficciones, obras que buscaban entretener a grandes poblaciones, y
que su pretensión de totalidad reemplazaba el real acontecer de los eventos.

18
histórico, aumenta su alcance sumando elementos de reflexión y formas de organización social
concretas. Su reflexión viene desde abajo, en el sentido en que retoma las preocupaciones de la
transformación social desde el análisis de la historia y sus efectos en la población.
Discutimos en este apartado, mostrando los alcances y avances en el conocimiento sobre
el poder que han logrado, para discutir si es la novedad, por sí misma, un criterio de
confiabilidad y superación de las teorías anteriores.

¿Es la novedad un criterio de confiabilidad y de verdad?

La teoría foucaultiana del poder


La obra de Foucault no es ni buscó ser sistemática en su abordaje de problemas. Se
concebía como una constante invitación a pensar problemas sociales, una especie de mayéutica
traída a la Academia Francesa en forma de disertación. En sus propios términos, sería una larga
elaboración de un dispositivo, una «máquina de interrogar nuestra cultura»54. Más bien, por el
abordaje que hacemos de su obra, puede decirse que estamos frente a un pensador ambiguo que
modifica todo su aparato teórico y epistemológico en función de sus inquietudes intelectuales
inmediatas. La diferencia entre la posición que expresa en Sobre la justicia popular (1971-
1972)55 frente a El poder, una bestia magnífica (1977) o Metodología para el conocimiento del
mundo: cómo deshacerse del marxismo (1978)56. La distancia con Gramsci es, por ello,
diametral, aunque ciertos nuevos teóricos trate de hacer sus concepciones complementarias57.
Aunque es cierto que el sardo cambió a sus referentes políticos, no abandonó ni la lucha social ni
al marxismo como eje de explicación de la totalidad social.
¿Cómo entender la noción de poder en Foucault? Como anota Edgardo Castro, el
concepto de fragmento es fundamental en la obra del pensador francés. Su teoría del poder es
una renuncia a la totalidad58. Pero aún así se enfoca en analizar las doctrinas y los grupos que
buscaron adquirir tal totalidad a través de la inserción de dispositivos, de mecanismos que
dividen lo que es bueno de lo que es malo, y así ad infinitum en diferentes diadas de

54 Morey, Miguel, 1994. «Introducción» en Foucault, Michel. Un diálogo sobre el poder. Madrid:
Alianza Editorial, ii.
55 Foucault, Michel, 1994. Un diálogo sobre el poder. Madrid: Alianza Editorial, 20-58.
56 Foucault, Michel, 2016. El Poder, una bestia magnífica. Buenos Aires: Siglo XXI editores, 29-46;
87-112.
57 Nos referimos a los textos de Daldal, Asli, 2014. «Power and Ideology in Michel Foucault and
Antonio Gramsci: A Comparative Analysis» en Review of History and Political Science, 2:2, 149-167.
58 Castro, Edgardo, 2016. «Fragmentos foucaultianos» en Foucault, Michel. El Poder, una bestia
magnífica. Buenos Aires: Siglo XXI editores, 12.

19
comportamiento. Este es el terreno principal de acción del poder, las relaciones sociales. Morey
anota también que su pensamiento busca dejar en suspensión postulados clásicos,
decimonónicos, sobre el poder59
Otra característica de esta teoría es su historicidad. Foucault hace una distinción entre el
poder en la edad media y el poder el el sistema capitalista que vale la pena citar in extenso:
«El poder político en una sociedad de tipo feudal consistía esencialmente en que los pobres
pagaran contribuciones al señor o a la gente que ya era rica, y prestaran asimismo el
servicio de las armas. Pero nadie se preocupaba mucho de lo que hacían los individuos; en
suma, el poder político era indiferente. Lo que existía a ojos del señor era su tierra, era su
aldea, eran los habitantes de su aldea, eran como mucho las familias, pero los individuos, en
concreto, no caían bajo el ojo del poder. Llegó un momento en que fue preciso que cada cual
fuera efectivamente percibido por el ojo del poder, si se aspiraba a tener una sociedad de
tipo capitalista, es decir, con una producci6n que fuera lo mas intensa posible, lo mas eficaz
posible; cuando, en la división del trabajo, fue necesario que hubiera personas capaces de
hacer esto y otras de hacer aquello, cuando apareció también el miedo de que movimientos
populares de resistencia, de inercia o de rebelión derrocaran todo ese orden capitalista que
estaba naciendo, fue menester entonces una vigilancia precisa y concreta sobre todos los
individuos, y creo que la medicalizaci6n a la que me refería está ligada a esa necesidad»60

Aunque el abordaje de la teoría sea esquemático en esta entrevista, se deja entrever la


médula de sus planteamientos sobre el poder. La distinción que existe entre épocas epistemes, se
traza bajo el cambio de paradigma desde arriba en las prácticas sociales. Pero va más allá.
Afirma que le poder es mucho más que el sólo control de la ley, que son las convenciones
extrajurídicas que atraviesan el cuerpo social61. Todo el trabajo de Foucault, busca genealogizar
tales prácticas de forma fragmentaria, evitando los supuestos perjuicios que trajeron para
comprensión de la historia el estalinismo y la revolución china 62. Por esto mismo afirma que hay
que renegar, condenar a toda la sociedad socialista63
Estamos frente a una posición cómoda, que cambia drásticamente de planteamientos
sobre un mismo tema a la luz de opiniones no muy elaboradas respecto de la documentación y la

59 Morey ubica cinco: Postulado de la Propiedad (el poder se posee); Postulado de la Localización
(poder es igual a poder de estado); Postulado de la Subordinación (el poder subordinado a un modo de
producción, a su infraestructura social); Postulado del Modo de Acción (mecanismos de represión e
ideología); Postulado de la Legalidad (el poder del Estado se expresa por medio de la Ley). Véase Morey,
Miguel, 1994. «Introducción» en Foucault, Michel. Un diálogo sobre el poder. Madrid: Alianza Editorial,
v-vi.
60 Foucault, Michel, 2016. Íbid, 36.
61 Foucault, Michel, 2016. Íbid, 41.
62 Foucault, Michel, 2016. Íbid, 40.
63 Foucault, Michel, 2016. Íbid, 65.

20
evidencia. Foucault es un filósofo, a secas, no un filósofo de la praxis. A ciento treinta y cuatro
años de la muerte de Karl Marx podemos decir que la Onceava Tesis contra Feuerbach64
Por lo tanto, más que preocuparse por lo sucedido, Foucault genealogiza las sittuaciones
que vive en el presente; los dispositivos son el mejor ejemplo de ello. Pero esto no basta para
entender el funcionamiento del sistema, o del poder. Su negación de la posibilidad, a lo menos
tendencial, de la comprensión de la totalidad de la vida social lo lleva a fragmentarla tanto que es
inútil emprender tales búsquedas. Le da la razón a Fukuyama, argumentando que la acción social
se desarrolla por reforma al dispositivo, no por acciones dirigidas a acabar el sistema que los
causa. No busca una teoría general para decirle a la «gente» qué pensar o qué hacer, pero si
busca hacer análisis de los puntos de ruptura entre las nuevas prácticas y las anteriores para
determinar donde la acción política puede resultar eficaz. ¿No ha resultado eficaz hasta la llegada
de Foucault? ¿No hay rol activo de los sujetos en la construcción de esta historia? ¿Las
relaciones de poder son unilaterales, de arriba abajo? ¿dónde queda la visión de luchas
populares, acomodada en un cierto sentido común, contra la injusticia y los desagravios que las
gentes perciben en su vida cotidiana?

Creemos que resulta fundamental, de nuevo, retomar el debate que hizo E. P. Thompson
al filósofo francés (vaya coincidencia) Louis Althusser en Miseria de la teoría (1978). La
categoría de experiencia es fundamental para entender el entramado de relaciones sociales, y la
única forma de ver su dimensión real social es a través de la óptica desde abajo. Esta experiencia
puede tener muchas variantes, el punto en el que Foucault absolutiza su interpretación, pero
obedece también a percepciones generalizadas sobre la injusticia, la dimensión moral de la
dominación y la hegemonía. Raphael Samuel, en un ensayo poco leído pero muy diciente,
argumenta que El capital puede considerarse como una historia dese abajo, pensada desde las
víctimas del sistema, de los desposeídos. En este sentido es que es válido el aporte de Gramsci al
materialismo histórico, al entendimiento del problema estructural relacionado con la vida
cotidiana. La fragmentación es útil a la hegemonía, es un recurso que quita importancia al
análisis socialy lo convierte en un placer privado, no en conocimiento público.

Epílogo

64 «Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de
transformarlo.». Marx, Karl y Frederich Engels, 2013. «Tesis sobre Feuerbach» en La ideología alemana.
Madrid: Akal, 502.

21
Como hemos visto a lo largo de este ensayo, la propuesta de Gramsci, a pesar de ser
fragmentaria por la censura del régimen, no reflexiona en el vacío social, sino que está siempre
en relación con su experiencia militante y su compromiso con la transformación de la sociedad
capitalista hacia el socialismo. Asumir conscientemente la identidad política es un avance frente
a la falsa impostura de imparcialidad. Hemos visto también la profunda relación que tiene el
pensamiento gramsciano con su experiencia vital. Su análisis de los consejos de fábrica en 1920
fue la expresión más refinada de su pensamiento joven, cuando mantenía una relación de
influencia con Croce y Gentile. En los Cuaderni, sus distanciamientos de estas posiciones
neohegelianas se explican por su labor militante como dirigente del PCd’I. Sus reflexiones sirven
como base para emprender nuevos proyectos de investigación, si son utilizadas como puntos de
partida criticables para aumentar el alcance de las pesquisas históricas. Su actualidad se explica
por la relación profunda que tienen con lo real, criterio que debe utilizarse para validar el
conocimiento nuevo.
No consideramos que la novedad, exhibida en vitrinas de prestigiosas librerías, tenga esta
relación necesariamente. El análisis que hemos hecho de la teoría foucaultiana del poder muestra
que su renuncia a la totalidad, su falta de rigor histórico y sus reflexiones sobre la naturaleza del
poder son ampliamente superadas por Gramsci más de cuarenta años antes de que el pensador
francés. El rechazo explícito de la posición política general lo lleva a errores metodológicos
importantes, que responden más a una despolitización de reivindicaciones y luchas coyunturales:
el mayo francés o la revolución iraní, que apoyó Foucault, son buenos ejemplos. Su relación con
lo real es muy débil por el corto alcance de su aparato teórico para comprender fenómenos que
tienen conexiones sistemáticas entre sí. La categoría de hegemonía demostraba que, años antes,
sí se puede estudiar el complejo de relaciones de acuerdo a clases sociales, a partir de la cultura.
Los dispositivos funcionan como partes pequeñas de un sistema de dominación. La conciencia
no existe en el análisis del filósofo francés.
Las teorías de Foucault y Gramsci pueden parecer similares en primera instancia, pero se
separan en cuanto al análisis político y a las convicciones que motivan sus reflexiones. Decía
Gramsci, analizando el americanismo (modo de vida de los americanos) que los medios de
comunicación difunden la concepción hegemónica del mundo. La novedad editorial funciona
igual, por lo que no es ni criterio de verdad ni de confiabilidad, sino del interés de la compañía
en hacer eco a una sola visión del mundo.

22
Bibliografía

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