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DIFERENCIAS ENTRE INSTIGACIÓN Y COAUTORÍA [R.N.

263-2012, UCAYALI]

Fundamento destacado. Séptimo: Que, en efecto, se aprecia que ambos idearon y planificaron dar muerte al
agraviado en un acto de venganza, en tanto éste había agredido previamente al encausado Edgar Santos Delgado, por
ello ambos toman una mototaxi con dirección a la casa de este último donde con antelación habían guardado armas
de fuego, y luego de ello regresaron al lugar donde se encontraba su víctima y el referido encausado le da muerte
disparándole con su arma de fuego en presencia de su coencausado Nelsio Jorge Ubaldo Cano, quien con el objeto de
facilitar su huida efectuó disparos al aire; que en relación a la coautoría, ésta es entendida como una forma de autoría
con la peculiaridad que en ella, el dominio del hecho es común a varias Velonas, por ende, coautores son los que toman
parte en la ejecución del delito, en codominio del hecho (dominio funcional del hecho); que, en tal sentido, coautor es
quien en posesión de las cualidades personales de autor es portador de la decisión común respecto del hecho y en
virtud de ello toma parte en la ejecución del delito, por lo que entonces corresponde establecer que la condena de
ambos encausados por el delito de homicidio, en agravio de Carlos Augusto Fachín Vargas es a título de coautores, en
tanto no se advierte la presencia del instigador, dado que el encausado Nelsio Jorge Ubaldo Cano no hizo nacer
dolosamente en su coencausado Edgar Santos Delgado la resolución de ejecutar el acto punible, más bien se aprecia
un único designio criminal por parte de ambos encausados, los mismos que idearon, planificaron y consumaron la
muerte del aludido agraviado; que, ahora bien, como los encausados no han expresado agravios relacionados al
quantum de la pena, ésta debe mantenerse, tanto más si resulta proporcional a los hechos típicos perpetrados y a la
culpabilidad de los agentes.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. N° 263-2012, UCAYALI

Lima, veintiuno de mayo de dos mil doce.-

VISTOS; los recursos de nulidad interpuestos por los encausados Nelsio Jorge Ubaldo Cano y Edgar Santos Delgado
contra la sentencia de fojas seiscientos diez, de fecha veintiocho de Octubre de dos mil once; interviniendo como
ponente la señora Jueza Suprema Barrios Alvarado; de conformidad en parte con lo opinado por el Señor Fiscal
Supremo en lo Penal; y CONSIDERANDO:
Primero: Que, el causado Nelsio Jorge Ubaldo Cano en su recurso fundamentado a fojas seiscientos cuarenta y dos,
alega que el Colegiado Superior no tuvo en cuenta la admisión de los cargos por parte de su coencausado Edgar
Santos Delgado, la cual se encuentra corroborada con la declaración del menor agraviado, no existiendo en autos
elementos de prueba que contradigan lo que ellos han relatado; que si a ello, se aúna las demás pruebas testimoniales
e instrumentales es posible aseverar que el hecho objeto de acusación tipifica el delito de hurto de uso, previsto en
el artículo ciento ochenta y siete del Código Penal, pues no se empleó violencia contra el agraviado al momento de
apoderarse de su mototaxi; que no valoró que en la primigenia declaración del agraviado no estuvo presente el
representante del Ministerio Público, es más dicha declaración no tiene la firma del instructor, por lo que no puede
generar certeza, más bien en su declaración preventiva aclaró que en ningún momento fue agredido ni amenazado,
sólo fue requerido a bajarse, en tal sentido la citada declaración varió la inicial calificación del hecho como robo
agravado, tanto más si bien objeto de hurto fue abandonado, por lo que ello refleja su intención de devolverlo; que la
sentencia materia de grado sólo se sustenta en el atestado policial, lo cual no es suficiente para condenarlo.

Lea también: Homicidio: planificación minuciosa del crimen descarta error en la persona de la víctima [R.N.
2073-2017, Lima]

Que, por su parte, el encausado Edgar Santos Delgado en su recurso fundamentado a fojas seiscientos cincuenta y
dos, sostiene que el Colegiado Superior no merituó el hecho que, si bien, aceptó su participación en los delitos materia
de incriminación, no lo hizo en cuanto a su responsabilidad; que no se tuvo en consideración que adicionó elementos
atenuantes de su responsabilidad; que su confesión sincera no ha sido contradicha; que, no se merituó el hecho que
el occiso agraviado lo golpeó en público durante una fiesta popular, lo que se acreditó con las diferentes testimoniales
obrantes en autos generando un estado de venganza y honda emoción en el recurrente, por lo que se configuró el
delito de homicidio por emoción violenta, en tanto se evidencia una conmoción afectiva interna, una representación
mental súbita de una situación disvaliosa y una respuesta psicomotora con predominio de una actividad automática a
causa de la agresión sufrida, lo cual se advierte no sólo de su propia declaración, sino también de lo afirmado por el
agraviado y se corrobora con los informes psicológicos que se le han practicado; que, además, no se tomó en cuenta
su escaso estado educacional; que, asimismo, no se valoró que entre la agresión que sufrió y la muerte del agraviado
no existió mayor tiempo, por lo que solicita la nulidad de la sentencia.

Segundo: Que, de la acusación fiscal de fojas cuatrocientos noventa y tres, fluye que el veintiuno de junio de dos mil
diez, los encausados Edgar Santos Delgado y Nelsio Jorge Ubaldo Cano tomaron los servicios de mototaxi al agraviado
Leyter Guevara Tolentino -quien se encontraba en compañía de su hermano Francisco Guevara Inga-, a quienes luego
de trasladarlos a cierta distancia, los cogotearon y golpearon para luego bajarlos y despojarlos de dicho vehículo
menor, lo cual aconteció a la altura de un grifo en construcción a las cuatro de la mañana; asimismo, se les atribuye
haber portado armas de fuego sin la debida autorización; y del mismo modo, se les atribuye haber dado muerte con
ferocidad a Carlos Augusto Fachín Vargas, miembro de la orquesta “Pericos” contra quien efectuaron cuatro disparos,
hecho ocurrido a las cuatro y media de la mañana aproximadamente en el frontis del local comunal de la Municipalidad
Distrital del Centro Poblado Menor de Puerto Sungaro; que, en tal sentido, el representante Público acusó a los
encausados Edgar Santos Delgado y Nelsio Jorge Ubaldo Cano en calidad de autor y cómplice primario,
respectivamente, del delito de robo agravado -artículo ciento ochenta y ocho (tipo base) e incisos dos, tres, cuatro y
ocho del primer párrafo (circunstancias agravantes) del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal-, en agravio
de Leyter Guevara Tolentino y Francisco Guevara Inga; como coautores del delito de tenencia ilegal de armas de fuego
-artículo doscientos setenta y nueve del Código Penal-, en agravio del Estado; y, como autor e instigador del delito de
homicidio calificado -inciso uno del artículo ciento ocho del Código Penal-, en agravio de Carlos Augusto Fachín Vargas,
solicitando se les imponga por el primer delito doce años, por el segundo diez años y por el tercer delito veinticinco
años de pena privativa de libertad.

Lea también: Asesinato por ferocidad: alcances, elementos y probanza [Casación 163-2010, Lambayeque]

Tercero: Que, de la revisión de los autos, se aprecia que el Tribunal de Instancia emitió sentencia anticipada, pues los
encausados Edgar Santos Delgado y Nelsio Jorge Ubaldo Cano se acogieron a los alcances de lo previsto por el artículo
cinco de la Ley número veintiocho mil ciento veintidós, esto es, la conclusión anticipada del debate oral al haber
admitido sus responsabilidades penales y civiles en los hechos materia de acusación por el señor Fiscal Superior; que,
en efecto, los citados encausados admitieron de modo espontáneo en el plenario ser responsables de los delitos
materia de acusación y de la reparación civil -véase acta de sesión de audiencia pública de fojas seiscientos cinco, de
fecha veintiuno de octubre de dos mil once-; que, del mismo modo, se contó con la conformidad concurrente de sus
abogados defensores, esto es, se cumplió con el supuesto de doble garantía requerida por los numerales uno y deis
de la norma precitada, es decir, el concurso y coincidencia de imputado y defensor -bilateralidad- en el allanamiento
de los cargos (puestos por el señor Fiscal Superior para dar lugar a la conclusión anticipada del debate oral, esto es,
aceptar íntegramente los hechos que contienen el relato táctico de la acusación fiscal; que, en efecto, la defensa
técnica del encausado Nelsio Jorge Ubaldo Cano solicitó se tenga en cuenta que su patrocinado no se encontraba en
sus criminoso en agravio de Carlos Augusto Fachín Vargas constituye delito de homicidio por emoción violenta, mas
no el de homicidio por ferocidad como lo ha calificado el señor Fiscal Superior en su acusación; que, al respecto, el
Acuerdo Plenario número cinco – dos mil ocho/CJ -ciento dieciséis, de fecha dieciocho de julio de dos mil ocho,
estableció en relación a los nuevos alcances de la conclusión anticipada que si bien el Tribunal está obligado a respetar
la descripción del hecho glosado en la acusación escrita -vinculación absoluta con los hechos o inmodificabilidad del
relato táctico (vinculatio facti)-, por razones de legalidad y justicia, puede y debe realizar un control respecto de la
tipicidad de los hechos, del título de imputación, así como de la pena solicitada y aceptada, por lo que la vinculación
en esos casos (vinculatio criminis y vinculatio poena) se relativiza en atención a los principios antes enunciados; que,
por tanto, el juzgador está habilitado para analizar la calificación aceptada y la pena propuesta e incluso la convenida
por acusado y su defensa: ésta es la capacidad innovadora que tiene el Juez frente a la conformidad procesal. En tal
virtud, respetando los hechos aceptados, el Tribunal está autorizado a variar la configuración jurídica de los hechos
objeto de acusación, es decir, modificar cualquier aspecto jurídico de los mismos, dentro de los límites del principio
acusatorio y con pleno respeto del principio de contradicción [principio de audiencia bilateral].

Lea también: Criterios para diferenciar el asesinato por conexión con el robo con muerte subsecuente [R.N.
3932-2004, Amazonas]

Por tanto, la Sala sentenciadora puede concluir que el hecho conformado es atípico o que, siempre según los hechos
expuestos por la Fiscalía y aceptados por los acusados y sus defensas técnicas; concurre una circunstancia de
exención -completa o incompleta- o modificativa de la responsabilidad penal, y, en consecuencia, dictar la sentencia
que corresponda. El ejercicio de esta facultad de control y la posibilidad de dictar una sentencia absolutoria -por
atipicidad, por la presencia de una causa de exención de la responsabilidad penal, o por la no concurrencia de
presupuestos de la punibilidad- o, en SU caso, una sentencia condenatoria que modifique la tipificación del hecho, el
grado del delito, el título de participación y la concurrencia de las circunstancias eximentes incompletas o
modificativas de la responsabilidad penal, como es obvio, en aras del respeto al principio de contradicción -que integra
el contenido esencial de la garantía del debido proceso-, está condicionada a que se escuche previamente a las partes
procesales especial al acusador, pues de no ser así se produciría una indefensión que le lesionaría su posición en el
proceso], a cuyo efecto el Tribunal debe promover un debate sobre esos ámbitos, incorporando los pasos necesarios
en la propia audiencia, para decidir lo que corresponda. Es evidente, que el Tribunal no puede dictar una sentencia
sorpresiva en ámbitos jurídicos no discutidos por las partes [interdicción de resolver inaudita parte].

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La posibilidad de introducir, jurídicamente, determinadas circunstancias no incorporadas en la acusación -sólo desde


sus perfiles jurídicos, mas no tácticos- y dictar una sentencia conformada, siempre es compatible con un control in
bonam partem, respecto del sólo se exige audiencia a las partes. Empero, si se advierten otros, tales como omisión
de considerar -a partir del relato táctico- una circunstancia agravante o la posibilidad de un tipo legal distinto, más
b, que requiere indagación, debate probatorio y discusión en sede alegatos por todas las partes -control in malam
partem-, sólo corresponderá denegar la conformidad y ordenar proseguir el juicio oral; que, en el presente caso, las
pretensiones de los encausados están vinculadas desde el punto de vista jurídico a dos de los delitos materia de
acusación y condena -robo agravado y homicidio calificado-, por lo que resulta necesario analizar y verificar si el
comportamiento que desplegaron cada uno de ellos tipifican las hipótesis jurídicas que describen los artículos ciento
ochenta y ocho (tipo base) y las agravantes previstas en los incisos dos, tres, cuatro y ocho del artículo ciento ochenta
y nueve del Código Penal, -para el caso del encausado Nelsio Jorge Ubaldo Cano-, y el inciso uno del artículo ciento
ocho del acotado Código, -en relación al encausado Edgar Santos Delgado- a efecto de establecer si la tipicidad de los
hechos resultó correcta o no.

Quinto: Que, en lo concerniente al delito en agravio de Leyter Guevara Tolentino y Francisco Guevara Inga, el hecho
objeto de acusación consistió en que los encausados Nelsio Jorge Ubaldo Cano y Edgar Santos Delgado con el propósito
de acudir al domicilio de este último con el objeto de proveerse de armas de fuego, abordaron la mototaxi que conducía
el agraviado Leyter Guevara Tolentino, quien en esos momentos se encontraba en compañía de su hermano menor
Francisco Guevara Inga, y luego de haber avanzado alguna distancia, los encausados sujetaron por el cuello al aludido
agraviado y amenazándolo lo obligaron a descender del vehículo menor, haciendo propio su hermano, circunstancias
en las cuales el encausado Nelsio Jorge Ubaldo Cano tomó el volante de la mototaxi y se trasladó con su coencausado
Edgar Santos Delgado al domicilio de éste y luego de dejarlo se dirigió a la iglesia próxima para esconder el indicado
vehículo; que la doctrina y la uniforme jurisprudencia nacional ha dejado establecido que la diferencia entre el delito
de hurto y el delito de robo e circunscribe al ejercicio de violencia sobre la víctima con el fin de despojarlo de sus
bienes; que, en efecto, el delito de hurto se configura en el apoderamiento ilegítimo del bien del agraviado
sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, mientras que el delito de robo dicho supuesto de hecho se suscita
empleando violencia contra la persona o amenazándola con un peligro inminente para su vida o integridad física; que
acorde con el hecho objeto de acusación se evidencia el empleo o sólo de violencia contra el agraviado, sino también
amenaza o peligro inminente contra su integridad física; que, en tal virtud, estamos frente a un delito de robo y no de
hurto; que, del mismo modo, descrito el hecho se advierte lo siguiente: i) el ejercicio de violencia y amenaza contra el
agraviado que era menor de edad; ii) la superioridad númerica de los encausados, pues éstos eran dos; iii) el hecho
se produjo en un vehículo motorizado, el mismo que fue despojado al menor agraviado, quien lo conducía; y, iv) el
hecho incriminado se produjo en horas de la noche; que, por consiguiente, también concurren simétricamente al hecho
incriminado las capacidades mentales, pues estaba mareado y la propia víctima del delito de homicidio propició estos
hechos, debido a que antes de producirse la muerte tuvo un altercado con el encausado Edgar Santos Delgado y que
su defendido se encuentra arrepentido de lo ocurrido, por lo que solicita se imponga una pena por debajo del mínimo
licitado por el señor Fiscal Superior.

Lea también: Acuerdo Plenario 6-2009/CJ-116: Control de la acusación fiscal

Que, a su turno, el abogado defensor del encausado Edgar Santos Delgado peticionó que se tenga en cuenta la situación
de su defendido, quien ha cometido delito en un estado de emoción violenta; que, asimismo, se valore que vive en un
lugar alejado de la ciudad -fruto del terrorismo y del narcotráfico- donde el conflicto y la violencia está en cada
camino, se trata de una persona joven que durante todo el proceso ha reconocido el hecho indicado que cometió el
delito por el alcohol que estaba consumiendo, alterando su conducta conforme se demostró a través del examen
psicológico que se le practicó, por lo que se le debe imponer una pena por debajo de la solicitada por el representante
del Ministerio Público; que, por consiguiente, no es posible valorar la prueba actuada de conformidad con lo señalado
en la Ejecutoria Suprema de fecha veintiuno de setiembre de dos mil cuatro, recaída en el Recurso de Nulidad número
mil setecientos sesenta y seis – dos mil cuatro, y en el Acuerdo Plenario número cinco – dos mil ocho/CJ – ciento
dieciséis, de fecha dieciocho de julio de dos mil ocho. En igual sentido, al haberse acogido los indicados encausados a
la conclusión anticipada de los debates orales, no cabe en la sentencia apreciar prueba alguna, por tanto, sus agravios
referidos a una inadecuada valoración de la prueba actuada carecen de virtualidad procesal.

Cuarto: Que, ahora bien, al revisar los agravios expresados por los encausados en sus respectivos recursos de
nulidad debidamente fundamentados, se advierte que en lo sustancial el encausado Nelsio Jorge Ubaldo Cano sostiene
que el delito perpetrado en agravio de Leyter Guevara Tolentino y Francisco Guevara Inga tipifica el delito de hurto,
más no el de robo agravado, y por su parte, el encausado Edgar Santos Delgado alega que el hecho circunstancias
agravantes que se mencionan; que, por tanto, la tipificación del hecho como delito de robo agravado resulta arreglada
a ley; que, por lo demás, analizar en este caso las declaraciones del menor agraviado en relación a cómo ocurrieron
los hechos y establecer si su versión se encuentra corroborada o no, es evidente que entramos al campo de la
valoración de la prueba actuada, lo cual no es posible dado que estamos frente a una sentencia conformada o
anticipada, por lo que como se indicó en los fundamentos jurídicos precedentes dicho agravio carece de virtualidad.

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(presupuestos materiales)

Sexto: Que, en lo atinente al delito en agravio de Carlos Augusto Fachín Vargas, el representante del Ministerio Público
señaló que el veintiuno de junio de dos mil diez, en horas de la madrugada, los encausados con el propósito de buscar
venganza por haber sido agredidos por integrantes del grupo musical “Pericos”, cuando participaban de un baile social
en el local de la Municipalidad Distrital del centro poblado de Puerto Sungaro, provincia Puerto Inca, éstos retornaron
a dicho lugar provistos de armas de fuego que guardaron en el domicilio del encausado Edgar Santos Delgado, y al
advertir la presencia del agraviado Carlos Augusto Fachín Vargas en la puerta del mencionado local comunal, el
encausado Edgar Santos Delgado procedió a acercarse y hallándose a una corta distancia de su víctima le efectuó
varios disparos ocasionándole la muerte, huyendo del lugar conjuntamente con su coencausado Nelsio Jorge Ubaldo
Cano, quien en el trayecto también efectuó disparos al aire; que este hecho fue tipificado por el señor Fiscal Superior
como delito de homicidio calificado previsto en el inciso uno del artículo ciento ocho del Código Penal, no indicando si
éste fue por ferocidad, lucro o placer, y en ese mismo sentido, el Tribunal de Instancia ha emitido sentencia
condenatoria por dicho delito.

Séptimo: Que, sin embargo, de un análisis jurídico – doctrinario del hecho incriminado se aprecia que el Tribunal de
Mérito vulneró el principio de legalidad material, pues no realizó una correcta adecuación de la conducta admitida por
el encausado al tipo legal correcto (juicio de tipicidad y subsunción); que, en efecto, conforme a los hechos declarados
probados, por el modo, forma y circunstancias como ocurrió la muerte del agraviado es de estimar que en el caso
sub materia no concurre ninguna circunstancia agravada del delito de homicidio, en tanto no se advierte desde la
perspectiva de la hipótesis fiscal y admisión de cargos el encausado que la muerte del agraviado haya ocurrido por
ferocidad, en tanto, el encausado no concluyó con la vida del agraviado sin motivo o móvil aparentemente inexplicable
o procedió de modo inhumano con la víctima; que tampoco se aprecia que haya mediado lucro, pues el encausado no
tuvo el firme propósito y objetivo de obtener un provecho o ganancia patrimonial.

Lea también: Acuerdo Plenario 4-2005/CJ-116: Definición y estructura típica del delito de peculado

Que, asimismo, no se insinúa placer en la conducta del encausado, es decir, que haya dado muerte al agraviado por el
puro placer de hacerlo -experimente con ella una sensación agradable, un contenido de ánimo o regocijo perverso-;
que, del mismo modo, no se aprecia en el accionar de los encausados gran crueldad, pues ésta consiste en acrecentar
deliberada inhumanamente el sufrimiento de la víctima, causándole un dolor que es innecesario para la consecución
de su muerte, tampoco se aprecia alevosía -agravio del señor Fiscal Superior en su recurso de nulidad-, pues la
muerte del agraviado no se produjo a traición, en tanto, el encausado no empleó medios, modos o formas en su
ejecución tendientes a asegurar la consumación del delito, sin correr riesgo de acciones que procedan de la defensa
que pudiera haber ejercido el agraviado; que, por tanto, estando a este marco conceptual y dados el modo y forma
como ocurrió la muerte del agraviado no es posible estimar que estamos frente a las circunstancias cualificantes del
tipo base del delito de homicidio mucho menos que éste se haya producido por emoción violenta, pues para llegar a
tal conclusión era necesario evaluar la prueba actuada, lo cual como ya se ha dejado anotado estando a que la
sentencia materia de grado es una anticipada o conformada no es posible proceder a ello, tanto más si no se advierte
un cambio en la personalidad del encausado Edgar Santos Delgado, en virtud de un estímulo externo, que haya alterado
transitoriamente su comportamiento habitual y que le impidió dominar sus impulsos llevándolo a obrar
irreflexivamente, aunque sí concientemente, pues de lo contrario, no acarrearía imputabilidad; que, al respecto, el
estímulo debe ser de una entidad tal, que sea capaz de ocasionar la reacción en un individuo más o menos estable
emocionalmente.

Lea también: Acuerdo Plenario 2-2006/CJ-116: Combinación de leyes o unidad en la aplicación de las leyes
Que, de este modo, el hecho que el encausado haya sido agredido en una fiesta popular, lo cual supuestamente lo
humilló, no es suficiente para generar en él una alteración transitoria en su comportamiento, de otro lado, no se
evidencia que instantes después de haberse producido el altercado se haya producido la muerte agraviado, es decir,
el encausado tuvo tiempo de pensar el modo y forma como lograr su designio criminal, de lo que se infiere por el
tiempo transcurrido que la pretendida alteración había cesado; que, por lo demás, este mismo pedido ya ha sido
resuelto por el Tribunal de Instancia según se aprecia de la resolución de fojas quinientos sesenta y tres; que, en tal
virtud, sólo estamos frente al delito de homicidio simple, por lo que, corresponde modificar la calificación jurídica del
hecho objeto de la acusación y condenar al citado encausado por delito de homicidio simple -artículo ciento seis del
código Penal- y no por delito de homicidio calificado -inciso uno del artículo ciento ocho del Código Penal-; que, por lo
demás, el Tribunal de Instancia en concordancia con el dictamen acusatorio condenó al encausado a Edgar Santos
Delgado como autor y a Nelsio Jorge Ubaldo Cano como instigador delito de homicidio, en agravio de Carlos Augusto
Fachín Vargas; que, sin embargo, acorde con los hechos expuestos por el representante del Ministerio Público estamos
frente a un delito cometido en coautoría por ambos encausados y no en típico caso de instigación.

Que, en efecto, se aprecia que ambos idearon y planificaron dar muerte al agraviado en un acto de venganza, en tanto
éste había agredido previamente al encausado Edgar Santos Delgado, por ello ambos toman una mototaxi con dirección
a la casa de este último donde con antelación habían guardado armas de fuego, y luego de ello regresaron al lugar
donde se encontraba su víctima y el referido encausado le da muerte disparándole con su arma de fuego en presencia
de su coencausado Nelsio Jorge Ubaldo Cano, quien con el objeto de facilitar su huida efectuó disparos al aire; que en
relación a la coautoría, ésta es entendida como una forma de autoría con la peculiaridad que en ella, el dominio del
hecho es común a varias Velonas, por ende, coautores son los que toman parte en la ejecución del delito, en codominio
del hecho (dominio funcional del hecho); que, en tal sentido, coautor es quien en posesión de las cualidades personales
de autor es portador de la decisión común respecto del hecho y en virtud de ello toma parte en la ejecución del delito,
por lo que entonces corresponde establecer que la condena de ambos encausados por el delito de homicidio, en
agravio de Carlos Augusto Fachín Vargas es a título de coautores, en tanto no se advierte la presencia del instigador,
dado que el encausado Nelsio Jorge Ubaldo Cano no hizo nacer dolosamente en su coencausado Edgar Santos Delgado
la resolución de ejecutar el acto punible, más bien se aprecia un único designio criminal por parte de ambos
encausados, los mismos que idearon, planificaron y consumaron la muerte del aludido agraviado; que, ahora bien,
como los encausados no han expresado agravios relacionados al quantum de la pena, ésta debe mantenerse, tanto
más si resulta proporcional a los hechos típicos perpetrados y a la culpabilidad de los agentes.

Lea también: Acuerdo Plenario 2-2005/CJ-116: Requisitos de la sindicación del coacusado, testigo o agraviado
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas seiscientos diez, de fecha veintiocho
de octubre de dos mil once, en el extremo que condenó a Edgar Santos Delgado y Nelsio Jorge Ubaldo Cano como
autor y cómplice primario, respectivamente, del delito contra el Patrimonio, en la modalidad de robo agravado, en
perjuicio de Leyter Guevara Tolentino y Francisco Guevara Inga, a ocho años de pena privativa de libertad; HABER
NULIDAD en la propia sentencia en cuanto condenó a Edgar Santos Delgado y Nelsio Jorge Ubaldo Cano -y no Jorge
Nelsio Ubaldo Cano como erróneamente se consignó en la sentencia-, como autor e instigador, respectivamente, del
delito contra la Vida, el Cuerpo y la Salud, en la modalidad de homicidio calificado, en agravio de Carlos Augusto Fachín
Vargas; reformándola: los CONDENARON a título de coautores por el delito contra la Vida, el Cuerpo y la Salud, en la
modalidad de homicidio simple, en agravio de Carlos Augusto Fachín Vargas; declararon NO HABER NULIDAD en el
extremo de la propia sentencia que les impuso a ambos quince años de pena privativa de libertad por el citado delito
y agraviado dando un total de veinticinco años de pena privativa de libertad, la misma que se computa desde el
veintiuno de junio de dos mil diez -y no desde el cinco de julio de dos mil diez, como erróneamente se consignó en la
sentencia- vencerá el veinte de junio de dos mil treinta v cinco; con lo demás que contiene; y los devolvieron.-

S.S.
LECAROS CORNEJO
PRADO SALDARRIAGA
BARRIOS ALVARADO
PRÍNCIPE TRUJILLO
VILLA BONILLA

¿QUÉ ES LA AUTORÍA MEDIATA Y CUÁLES SON SUS PRESUPUESTOS? [R.N. 2308-2013, LIMA]

Fundamento destacado: 5.9. Por otro lado, el recurrente plantea que el Colegiado Superior, al aplicar al caso en
análisis la teoría desarrollada por el jurista Claus Roxin, habría establecido su responsabilidad penal como autor
mediato en los hechos imputados, bajo criterios de responsabilidad objetiva, lo que se encuentra proscrito por la ley
penal.

Sin embargo, esta alegación no es de recibo, pues la denominada Autoría Mediata es un planteamiento teórico-
doctrinario que busca abordar los casos en que la autoría material del hecho delictivo no es directa, sino que se
realiza a través de un aparato organizado de poder o mando; es decir, no se trata de una disposición estrictamente
normativa o legal, sino del abordaje o comprensión del comportamiento humano delictivo cuando el hecho es realizado
a través del accionar de otro, pues ello se orienta a darle contenido a la previsión legal contenida en el ‘artículo
veintitrés del Código Penal, el cual prevé que la conducta hípica pueda darse de mano propia o mediatizando a un
tercero. Por ello, autor mediato es aquel que a través del control o manejo ‘que tiene de una organización,
dispone la realización de actos delictivos, sin tener necesariamente el control directo e inmediato del
operador o ejecutor, sino que el control lo ejerce sobre la organización y en ese contexto consigue que este
último realice sus órdenes delictivas de manera prácticamente automática.

Conforme la doctrina ha establecido, los presupuestos de tal autoría mediata parten de la necesaria existencia previa
de una Organización criminal estructurada, con asignación de roles que opera autónomamente respecto de sus
integrantes, y en tal contexto se debe identificar: i) El poder de mando que tiene el hombre de atrás sobre la
organización, ii) El apartamiento del derecho en el accionar de la organización. iii) La fungibilidad de los ejecutores,
iv) Predisposición en el subordinado-ejecutor para cumplir las órdenes.

Este desarrollo dogmático sirve para determinar la imputabilidad a nivel de autoría, puntualmente del tipo mediato,
pero en modo alguno se puede sostener que el aspecto subjetivo que gobierna el comportamiento humano sea
inexistente o irrelevante, sino que ello es de aplicación al determinar la tipicidad de la conducta.

En este contexto, cabe anotar que la Corte Suprema acogió el concepto de autoría mediata en reiterada jurisprudencia
que se respaldó en lo desarrollado por la dogmática nacional e internacional; así, en un caso similar en el que se
imputó el delito de terrorismo, se utilizó la categoría dogmática de la autoría mediata para resolver en última instancia
el recurso de nulidad interpuesto Por procesado Abimael Guzman Reinoso (véase la Ejecutoria Suprema número 5385-
2003), para esto, el Tribunal Supremo señaló que: “ es una categoría dogmática, vinculada a la teoría del dominio del
hecho, cuyos orígenes se remontan mucho más allá de la entrada en vigencia del Código de 1991. (…) El profesor Claus
Roxin la sistematiza meridianamente a partir de sus trabajos académicos de 1960 en la Universidad de
Gotinga, publicados en 1963 en una versión alemana de su obra Täterschaft und Tatherrschaft traducida
recientemente. Como tal, es un título de imputación que no necesariamente debe estar descrito en un texto legal para
que se entienda su compatibilidad con la exigencia de determinación del tipo legal (ampliado). Se trata, en suma, de
un aparato teórico desde el que se da sentido a los elementos objetivos del tipo penal involucrado, porque pone en
relación a un individuo con los elementos que lo configuran por el dominio de la voluntad del ejecutor material.
La autoría mediata, a través de aparatos de poder, abarca tanto al abuso de una estructura de poder estatal y. sobre
todo, a una estructura no gubernamental, como en los supuestos de la macrocriminalidad o criminalidad organizada
como la presente. Lo relevante desde la perspectiva de la autoría mediata con uso de aparatos de poder es el hecho
que exista una estructura jerárquica, con ejecutores fungibles y en el que el hombre de atrás ejerza un dominio del
hecho cuya decisión se transmita a través de una cadena de mando en la que cada agente transmisor sea igualmente
un autor mediato. Esta dinámica en la transmisión de la voluntad del autor mediato es factible de presentarse en una
organización criminal. Más aún. si la estructura de poder es altamente jerarquizada y la fungibilidad de sus miembros
(ejecutores del acto) está fuertemente condicionada por la verticalidad y el centralismo. En consecuencia,
teóricamente es posible evaluar la conducta del líder o cabecilla de una organización terrorista dentro de este
contexto organizacional“.

En este sentido, se determinó que el procesado ostentaba el mando de la organización terrorista Sendero Luminoso,
por lo que es el principal responsable de los hechos declarados probados en la sentencia recurrida, pues fue autor
mediato por dominio de organización de los delitos de terrorismo agravado. En este caso, como se comprobó en autos,
el procesado, desde su nivel jerárquico, ordenó la realización de los hechos que se le incriminan.

Finalmente, no resulta de recibo lo alegado por el procesado en cuanto a que se le condenó bajo criterios de
responsabilidad objetiva, pues como se sostuvo en la sentencia dictada en contra de Abimael Guzmán Reinoso: “No se
trata de una forma de responsabilidad objetiva, en la medida que se afirma en esta forma de autoría igualmente el
carácter doloso de la conducta del autor mediato. Al autor mediato se le vincula jurídicamente con el acto ejecutado,
por la capacidad que tuvo de conocer el curso causal del acto material y de dominarlo volitivamente a través del
intermediario material”.

Sumilla. Las pruebas de cargo son suficientes para enervar la presunción constitucional de inocencia. El análisis
probatorio realizado por el Tribunal de Instancia es razonable, unido al examen realizado por este Supremo Tribunal.

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. N° 2308-2013, LIMA

Prueba suficiente para condenar

Lima, veinticuatro de septiembre de dos mil catorce

VISTO: el recurso de nulidad interpuesto por la defensa técnica del procesado FLORINDO ELEUTERIO FLORES HALA, así
como por el señor Procurador Público Adjunto Especializado para Delitos de Terrorismo del Ministerio del Interior,
contra la sentencia de folios cuatro mil seiscientos cincuenta y ocho, del siete de junio de dos mil trece; que declaró:

i) Infundada la nulidad formulada por la defensa del sentenciado, respecto a las declaraciones de los testigos claves.
ii) Improcedente la nulidad deducida por la misma defensa contra el dictamen fiscal, por imputar autoría mediata en
los hechos materia de acusación.
iii) Improcedente la solicitud de la defensa, en el sentido de aplicación del control difuso en este proceso.
iv) Infundada la nulidad planteada contra la pericia de voz dispuesta por la Sala Penal Superior.
v) Improcedente la tacha contra la visualización del video rotulado con el título IV: “Fugándose en el bote”.
vi) Improcedente Ja tacha formulada contra las interceptaciones telefónicas.
vii) Condenó a Florindo Eleuterio Flores Hala como autor de los delitos contra la tranquilidad pública en la modalidad
de Terrorismo Agravado, en agravio del Estado (hecho ¡lícito penado y sancionado en los incisos a) y b), del artículo
3, del Decreto Ley N° 25475, concordante con el artículo 2 del mencionado dispositivo legal); contra la Salud Pública,
en la modalidad de Tráfico Ilícito de Drogas en agravio del Estado (tipificado en el primer y tercer párrafos del
artículo 296, con las agravantes establecidas en el penúltimo y último párrafos, del artículo 297, del Código Penal) y
por Lavado de Activos, en agravio del Estado (tipificado en los artículos 1 y 2, así como la agravante establecida en el
último párrafo del artículo 3 de la Ley 27765); a la pena de CADENA PERPETUA; asimismo, a trescientos sesenta y
cinco días multa; y fijó en quinientos millones de nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá
abonar a favor del Estado. De conformidad, en parte, con lo opinado por el señor Fiscal Supremo en lo Penal.

Interviene como ponente el señor Príncipe Trujillo.

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Estado
CONSIDERANDO

IMPUGNACIÓN DEL IMPUTADO

PRIMERO. La defensa técnica del procesado Florindo Eleuterio Flores Hala, en su recurso formalizado de folios cuatro
mil ochocientos noventa y cuatro, sostiene que: i) Se ha vulnerado el derecho de defensa de su patrocinado, al
resolverse seguir con el juicio sin la notificación debida para la audiencia de control de acusación fiscal, ii) Se permitió
la participación con total libertad de dos abogados en representación del Estado, uno de la Procuraduría Antidrogas
y otro de la Procuraduría Antiterrorista, mientras que a él, si bien se le permitió tener dos abogados, solo uno de ellos
pudo intervenir cada vez, por lo que se le restringió su ‘derecho de defensa. iii) La Sala Penal Superior desestimó su
impugnación contra su manifestación policial realizada en nueve sesiones, sin tomarse en cuenta que la autoridad
policial no lo puso a disposición de la autoridad judicial correspondiente (ante la cual tenía los procesos pendientes y
había ordenado su captura), por lo que interfirió en el ejercicio de sus funciones; además, no firmó las actas, sino que
los efectivos policiales tomaron su mano y estamparon sus huellas digitales sin darle la oportunidad de que leyera el
contenido, pues no consta que se le haya proporcionado los lentes de lectura, iv) Se desestimó la tacha contra la
trascripción de las interceptaciones telefónicas, pese a que no intervino el abogado del procesado y solo se hizo en
presencia del representante del Ministerio Público, quien no certifica que la voz que se escucha le corresponda, v) La
Sala Penal Superior vulneró el derecho de defensa, la presunción de inocencia, así como el derecho a la igualdad, por
cuanto ordenó que se practique un peritaje de audio de su voz (amparándose en su poder de dirección y con la finalidad
de establecer la verdad), pese a que es el Ministerio Público quien tiene la carga de la prueba. vi) La Sala Penal
Nacional no es un órgano jurisdiccional ordinario, pues de serlo, pertenecería a la Corte Superior de Justicia de Lima,
por lo que pese a la ampliación de la competencia para conocer otros delitos, ello no cambia su naturaleza, por lo que
considera que carece de imparcialidad e independencia. vii) Se vulneró el derecho al juez natural, porque la Sala Penal
Nacional tiene como ámbito jurisdiccional a todo el país y depende de la Corte Suprema, al tener un estatus de Corte
Superior, por lo que al no ser una Sala Penal Superior sino una Corte Superior con competencia nacional, constituye
un fuero de excepción. viii) La ley antiterrorista (Decreto Ley 25475) vulnera el principio de legalidad, pues ninguna
de las normas legales que tipificaron el delito de terrorismo calificó de manera expresa e inequívoca el hecho
considerado como delito de terrorismo, al ser un tipo penal abierto que no precisa el bien jurídico tutelado, ix) La Sala
Penal Superior de manera inconstitucional estableció su responsabilidad como autor mediato, pero la teoría de Roxín
se basa sobre la responsabilidad objetiva, la que no está incorporada en el Código Penal de mil novecientos noventa y
uno, que incluso proscribe dicho tipo de responsabilidad; en consecuencia, la teoría de Roxín, de la autoría mediata,
no debe ser aplicada por ser violatoria del principio de legalidad. Además, no existe en nuestra legislación un injusto
de organización, x) La Sala Penal Superior basó su sentencia sobre las afirmaciones de los testigos con clave, con
identidad secreta, así como sobre afirmaciones de arrepentidos, los que fueron doblegados física y moralmente por
la policía para incriminarlo, al presentar declaraciones contradictorias, pues no son idóneos, ya que no se sabe si son
sus enemigos o si fueron coaccionados para declarar en su contra, o a cambio de una rebaja en las penas, por lo que
tales declaraciones no tienen valor probatorio, xi) Tanto la Sala Penal Superior que lo juzgó, así como la legislación
antisubversiva y la imputación de autoría mediata son aplicación del derecho penal del enemigo. xii) Existe trato
discriminatorio en cuanto a derechos y beneficios que se reconocen a los detenidos y procesados por el delito de
terrorismo en relación con otros procesados, xiii) La imposición de penas draconianas, como la cadena perpetua, al
considerar a las personas entes peligrosos o dañinos, es una expresión clara del derecho penal del enemigo, pues se
les niega la condición de persona, al cuestionar sus derechos fundamentales y su dignidad, xiv) La sentencia debe ser
declarada nula por carecer de la debida motivación escrita y los fundamentos de hecho que la sustentan.

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Galindo Cárdenas vs. Perú]

AMPLIACIÓN DE IMPUGNACIÓN

Posteriormente, la defensa del recurrente Florindo Eleuterio Flores Hala, en su escrito ampliatorio de fundamentación,
señaló que:

i) La condena impuesta se sustenta en las declaraciones de testigos clave quienes incurrieron en contradicciones
que no fueron evaluadas por el Tribunal.
ii) Los testigos clave refieren conocer los hechos indirectamente, por lo que son declaraciones de oídas.
iii) Ningún testigo clave refirió de manera clara y precisa la cantidad de dinero, ni fa moneda que supuestamente
recibió de mano de los narcotraficantes.
iv) No se le incautó dinero, droga ni insumos químicos para su elaboración.
v) En ninguna de las especies, cuya propiedad se le atribuye, se halló restos de droga.
vi) Desde la etapa policial negó su responsabilidad en estos hechos de manera uniforme y coherente.
vii) La sentencia se basa en audios transcritos sin abogado defensor.

FUNDAMENTOS DE IMPUGNACIÓN DEL SEÑOR PROCURADOR

SEGUNDO. Por su parte, la Procuraduría Pública Especializada para Delitos de Terrorismo del Ministerio del Interior,
en su recurso formalizado de folios cuatro mil novecientos tres, sostiene que: i) La SalaPenal Nacional se limitó a
valorar el dolor sufrido por las mas directas así como por sus familiares, sin considerar que el delito de terrorismo
tiene una implicancia adicional, pues el daño recae en víctimas colectivas; por otro lado, además de las víctimas
directas, existen las indirectas, ii) La reparación civil fijada por el Colegiado Superior es diminuta, pues no repara el
daño causado por casi treinta años de violencia terrorista realizada por el condenado Florindo Eleuterio Flores Hala.
iii) Es una reparación civil diminuta, en comparación con la fijada contra Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso y
otros, a quien por doce años de acciones terroristas se le fijó un monto siete veces superior al señalado en la
sentencia recurrida; por lo que el monto de la reparación civil deberá elevarse a diez mil trescientos cuarenta y (ocho
millones quinientos seis mil ochocientos treinta y tres nuevos soles.

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IMPUTACIÓN FISCAL

TERCERO. Según la acusación fiscal -de folios mil trescientos veinticuatro- y lo determinado en la recurrida, en la
presente causa judicial acumulada, se imputa al procesado FLORINDO ELEUTERIO FLORES HALA (quien actuaba también
bajo los sobrenombres de “Artemio”, “Pepe”, “César”, “Julio”, “Negro”, “Charles”, “José Flores León”, “Filomeno
Cerrón Cardozo”, y “Gabriel Macario Ala”) detentar el máximo liderazgo de la agrupación terrorista Sendero Luminoso,
de tal forma que fue miembro de su Comité Central, además de mando político militar y responsable del Comité
Regional Huallaga.

En el desempeño de su accionar subversivo en contra del Estado, el procesado habría cometido los siguientes hechos
delictivos:

i) En el Expediente número veintitrés-dos mil cinco, se le imputa haber ordenado el atentado contra el local del Banco
de la Nación de Uchiza, ocurrido el veintiocho de mayo de mil novecientos noventa y nueve, para lo cual encomendó a
Héctor Aponte Sinarahua alias “Clay” o “Santiago”, que conjuntamente con otros diecinueve subversivos lo perpetren,
del cual resultaron muertos Jesús Espinoza León, Liuliana Fasabi Ríos y Serimio Herrada Valverde, así como el
Suboficial PNP César Javier Ortiz Olórtegui, y heridos José Mercado Bartolo, Jacqueline Panduro Hidalgo, Mabel
Arévalo Salas y Pedro Pardo Pimentel.

ii) En el Expediente número 197-2008 se imputa a Florindo Eleuterio Flores Hala haber participado en el atentado
terrorista sucedido el veinte de diciembre de dos mil cinco, contra la dotación del patrullero KM-2227, integrada por
los efectivos policiales de la Comisaría de Aucayacu, Mayor PNP Marino Paulino Martínez Palacios; Suboficial PNP
Alfonso Agustín Mendoza Vásquez; Suboficial PNP Alberto Heracleo Domínguez Milosevich; Suboficial PNP Agustín Soto
Rivera; Suboficial PNP Richard Gonzalo Trejo Cerna; Suboficial PNP Carlos Jesús Ortiz Ayala; Suboficial de Primera
PNP Luis Canchucaja Canchaya; Suboficial de Tercera PNP Luis Tola Gómez y el Suboficial de Primera PNP Carlos
Alvarado, a quienes victimaron y sustrajeron sus armamentos (un lanzagranadas, seis fusiles AKM, un fusil FAL, cuatro
pistolas STAR, veinticuatro cacerinas abastecidas para AKM, cuatro cacerinas S & para pistolas STAR, tres cacerinas
abastecidas para FAL, pecheras con sus respectivas cacerinas abastecidas), hecho sucedido a doscientos metros del
puente Angashyacu, en el distrito del mismo nombre. Acontecimiento que también fue comprendido en el Expediente
162-08.

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sean candidatos

iii) En el Expediente número 659-2008, se le imputa, haber ordenado a Juan Laguna Domínguez alias “Piero”, que
conjuntamente con su pelotón de aniquilamiento conformado por Víctor Raúl Vásquez Santa Cruz “Camarada Rubén”,
y los delincuentes terroristas identificados con los alias de “Camarada Gerson”, “Camarada Rusel”, “Camarada Leo”,
“Camarada Goyo”, “Camarada Jack”, “Camarada Percy” y el “Camarada Roberto”, asesinara a los miembros de la
familia Rodríguez Figueroa, integrada por Victoria Figueroa Doria, Pablo Rodríguez Huerto, Cándida Alejandrina
Rodríguez Figueroa y Wilmer Hilario Isidro, hecho ocurrido el 07 de diciembre de 2007, en venganza por considerarlos
soplones de la policía, por brindar información que trajo como consecuencia la muerte del mando terrorista Héctor
Aponte Sinarahua “Camarada Clay”. Hubo ensañamiento en la muerte de los agraviados. Este hecho también fue
comprendido en el Expediente 375-220.

iv) En el Expediente número 10-2009, acumulado al Expediente í-2010, se le imputa ser autor mediato del atentado
terrorista sucedido el trece de octubre de dos mil ocho contra personal PNP de la OFIANESO/DIRANDRO integrado por
el Mayor PNP Harvey Julio Colchado Huamaní, Suboficial PNP Walter Enrique Capa Guibillón, Suboficial PNP Gilberto
Ordóñez Golac, Suboficial PNP Rodolfo García Tarazona y el Suboficial PNP José Antonio García Remón, quienes se
encontraban a bordo del vehículo con placa de rodaje QL-2684; hecho ocurrido por las inmediaciones del kilómetro
cuatro de la carretera Fernando Belaunde Terry- Aucayacu, distrito de José Crespo y Castillo, de la provincia de
Leoncio Prado, departamento de Huánuco, en el que resultaron heridos los efectivos policiales José Antonio García
Remón y Gilberto Ordóñez Golac, quienes fueron trasladados hasta el Hospital ESSALUD de Tingo María, lugar donde
falleció este último.

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sexual [Exp. 11384-2015, Huancavelica]

v) En el Expediente número 244-2011, acumulado al Expediente 170-2012, se imputa al encausado Flores Hala haber
ordenado que los mandos subversivos Gresilio Veramendi Meza “Camarada Tigre”, y Reyder Larry Utia Pérez
“Camarada Larry” a su vez ordenaran a los delincuentes terroristas Astolfo Angulo Cometivos “Camarada Chara”,
“Moreno” o “Zocino” y Alfredo Penadillo Carbajal “Camarada Veneno”, asesinar al profesor Víctor Plaza Fasaba, hecho
ocurrido el 18 de agosto de 2009 por las inmediaciones del caserío de Alto Pacae, distrito de José Crespo y Castillo.

vi) En el Expediente número 247-2011, acumulado al Expediente 177- 2012, se le imputa haberse enfrentado a las fuerzas
del orden el ocho de abril de dos mil diez, cuando estas obtuvieron información de que en el sector Wiracocha, distrito
de José Crespo y Castillo, provincia de Leoncio Prado, departamento de Huánuco, se hallaba instalado un campamento
de Sendero Luminoso, razón por la cual se dispuso que personal de la Policía Nacional del Perú intervenga dicho lugar
mediante la operación Helitransportada Contraterrorista Denominada LEO XIV-2010, por lo que se produjo un
enfrentamiento con los delincuentes terroristas, quienes huyeron del lugar, pero se logró incautar especies
compatibles con el campo funcional de la organización terrorista.

vii) En el Expediente número 107-2011, se le imputa haber ordenado a los delincuentes terroristas Astolfo Angulo
Cometivos “alias Chara” y Geisler Chujitalli Ramírez “Camarada Richard”, aniquilar a las personas de Hitler Sánchez
Tello, conocido como “Huevo” y Walter Lázaro Eugenio, conocido como “Hueso”, en el recreo Las Viñas del Río en
Aucayacu; hechos ocurridos el trece de junio de dos mil diez y el quince de noviembre de dos mil diez, respectivamente;
asimismo, ordenar a los delincuentes terroristas Astolfo Angulo Cometivos “Camarada Chara” y Geisler Chujutalli
[Ramírez “Camarada Richard” asesinar al delincuente común conocido como “Chorizo”, acontecimiento ocurrido el
dos de febrero de dos mil once, como castigo por haber utilizado el nombre de la organización terrorista Sendero
Luminoso para extorsionar a Ulises Martel Vela, ingeniero del Consorcio Aucayacu, asesinato que se frustró debido a
la oportuna intervención policial.

[Continúa…]

CARACTERÍSTICAS DE LA COAUTORÍA Y DETERMINACIÓN DE LA PENA EN CASO DEL CONCURSO

REAL [R.N. 3592-2009, AYACUCHO]

Fundamento destacado: Decimoprimero: […] sostienen que su grado de participación fue en calidad de cómplices
secundarios, sin embargo, para la materialización de dicho ilícito penal existió una distribución de roles entre todos
los encausados, se dio un trabajo concertado para la materialización de los hechos, es decir, existió una decisión
común orientada al logro exitoso del resultado con un aporte esencial de cada uno de los agentes, por lo que se
concluye válidamente que nos encontramos ante una coautoría.

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los bienes? [R.N. 3-2018, Lima Este]

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA PENAL PERMANENTE
R.N. 3592-2009, AYACUCHO

Lima, treinta de junio de dos mil diez

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Príncipe Trujillo; el recurso de nulidad interpuesto por los encausados
Roly Alex Huamán Galindo, Edwin Palomino Cárdenas, Rolando David Luis Pañahua Fernández y Eduar Medina
Vargas contra la sentencia de fojas tres mil setenta y cuatro, del siete de mayo de dos mil nueve; y el recurso de
nulidad promovido por los encausados Richard Huamán Galindo, Edgar Capire Pozo García, Nelson Huayhua
Llactahuamán y el representante del Ministerio Público contra la sentencia de fojas tres mil doscientos diecisiete,
del cuatro de junio de dos mil nueve; de conformidad en parte con lo opinado por el señor Fiscal Supremo en lo Penal.

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CONSIDERANDO:

Primero: Que el encausado Roly Alex Huamán Galindo en su recurso formalizado de fojas tres mil ciento cuarenta
y ocho solicita que se le reduzca la pena impuesta porque declaró uniforme y coherentemente que no participó en el
evento delictivo que se le atribuye, pero como sus coencausados lo sindicaron es que se acogió a la conclusión
anticipada del proceso; que no se valoró su grado de participación, pues solo se limitó a coadyuvar en la perpetración
del mismo y por ende le corresponde una condena como cómplice secundario; que se le sancionó por diversos delitos
que fueron agrupados ilegalmente.

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Segundo: Que el encausado Edwin Palomino Cárdenas en su recurso de nulidad de fojas tres mil ciento cincuenta y
uno, sostiene que no se compulsaron adecuadamente los medios probatorios que corren en autos; que no se motivó
adecuadamente la sentencia; que si bien se sometió a la conclusión anticipada del proceso, se le aplicó una pena
excesiva, pese a que reconoció desde un inicio que su participación consistió en trasladar a sus coimputados desde
la ciudad de Ayacucho donde ocurrió el evento delictivo y que para ello desconocía lo que efectuarían posteriormente
sus coencausados; que con las actas de reconocimiento, acta de registro personal, acta de registro domiciliario,
inspección ocular, reconstrucción de los hechos y diligencias de confrontación se acreditó que no participó en el
hecho punible; que con el dictamen pericial de ADN se demostró que no participó en la violación sexual que se le
atribuye; que su participación fue la de cómplice secundario y, por ende, debe aplicársele una pena proporcional a su
grado de participación.

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Tercero: Que el encausado Rolando David Luis Pañahua Fernández, en su recurso formalizado de fojas tres mil
ciento setenta y tres, alega que no se valoró que se sometió a la conclusión anticipada del proceso y a la confesión
sincera; que demostró la responsabilidad y grado de participación de cada uno de sus coencausados; que se le condenó
por el agravante que estipula el último párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal cuando no se
acreditó la existencia de una organización criminal; que se le condenó por el delito de tenencia ilegal de arma de fuego
cuando no se le halló en poder de ninguna de ellas; que se le sancionó por delito de asociación ilícita para delinquir
cuando no se acreditó dicho ilícito penal; que no se valoró sus condiciones personales como ser de escasa cultura y
de una condición económica humilde; que la pena que se le aplicó es excesiva, pues solo es responsable del delito de
robo agravado, sin pertenecer para ello a una organización delictiva, así como del delito de violación sexual; que su
participación se limitó al mismo momento de la perpetración del hecho punible; que es víctima de una serie de
amenazas por parte de sus coimputados por lo que fue aislado en diversas ocasiones para salvaguardar su integridad
personal; que le aplicaron una pena casi semejante a la de sus coimputados pese a que brindó información oportuna
y veraz.

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Cuarto: Que el encausado Eduar Medina Vargas, en su recurso de nulidad de fojas tres mil ciento ochenta y dos,
aduce que no se valoró su confesión sincera ni sus condiciones personales; que debe aplicársele una pena por debajo
del mínimo legal; que se sometió a la conclusión anticipada del proceso.
Quinto: Que el encausado Edgar Capire Pozo García, en su recurso formalizado de fojas tres mil doscientos
cincuenta y siete, protesta inocencia; que, al respecto, afirma que no se valoraron adecuadamente los medios
probatorios que corren en autos; que el día de los hechos se encontró en el distrito de Pichari (Cusco); que con el
acta de registro personal, de registro domiciliario, inspección ocular, reconstrucción de los hechos y diligencias de
confrontación, se acreditó que no participó en el hecho punible; que con el dictamen pericial de ADN se demostró que
no participó en la violación sexual que se le atribuye.

Sexto: Que el encausado Richard Huamán Galindo, en su recurso de nulidad de fojas tres mil doscientos sesenta y
uno, solicita se le absuelva de los cargos formulados en su contra, a cuyo efecto argumenta que negó uniformemente
los hechos que se le imputan; que el día del evento delictivo se encontró en la ciudad de Lima; que con el acta de
registro personal, de registro domiciliario, inspección ocular, reconstrucción de los hechos y diligencias de
confrontación, se acreditó que no participó en el hecho punible; que con el dictamen pericial de ADN se demostró que
no participó en la violación sexual que se le imputa.

Sétimo: Que el encausado Nelson Huayhua Llactahuamán, en su recurso formalizado de fojas tres mil doscientos
ochenta y cinco, solicita que se le aplique una pena proporcional a su grado de participación, esto es, cómplice
secundario; que, sobre el particular, anotó que aceptó su participación en el delito de robo agravado, empero, lo hizo
por instigación de su coencausado Edwin Palomino Cárdenas, quien planificó el evento delictivo conjuntamente con
Eduar Medina Vargas; que su participación fue la de “campana” y, por ende, no sustrajo directamente las especies
de los pasajeros; que lo hizo por necesidad económica y se encuentra arrepentido; que no se acreditó la comisión de
los delitos de violación sexual, tenencia ilegal de arma de fuego, asociación ilícita para delinquir y que forme parte de
una organización delictiva; que sus coimputados uniformemente indicaron que participó como vigilante desde la
cumbre de la escena del crimen; que se acreditó en el juicio oral que su coencausado Rolando David Luis Pañahua
Fernández lo sindicó como que participó en el ultraje sexual de las pasajeras con el ánimo de venganza por un proceso
penal que sostenían; que si resultó positivo el examen de restos de disparo que se le practicó, resulta contradictorio
con el resultado que se obtuvo del imputado Eduar Medina Vargas, quien pese a que se le incautó las armas de fuego
y utilizó las mismas, arrojó resultado negativo; que no se tuvo en cuenta sus condiciones personales como su humilde
condición económica, relativa cultura, con carga familiar y sin antecedentes.

Octavo: Que el Fiscal Superior, en su recurso de nulidad de fojas tres mil doscientos sesenta y siete, acota que las
penas impuestas a Edgar Capire Pozo García, Richard Huamán Galindo y Nelson Huayhua Llactahuamán no
guardan proporción con la gravedad de los ilícitos penales atribuidos; que cometieron un asalto a un ómnibus
interprovincial en su calidad de banda, en el que utilizaron armas de fuego y ultrajaron sexualmente tanto a las
pasajeras como a las terramozas; que la responsabilidad penal que les alcanza se halla debidamente acreditada en
autos.

Noveno: Que, según la acusación fiscal de fojas dos mil ochocientos veinticinco, el día dieciocho de julio de dos mil
siete, siendo la una y treinta minutos de la madrugada aproximadamente, en circunstancias que el ómnibus de placa
de rodaje VG guión siete mil doscientos setenta y uno de la empresa de transporte de pasajeros “Molina Unión” E.I.R.L.
(con cincuenta y nueve pasajeros) se desplazaba de la ciudad de Ayacucho a la ciudad de Lima, fue interceptado a la
altura del lugar denominado “Apacheta” por los encausados, quienes previamente bloquearon la carretera, y provistos
de armas de fuego y cubiertos con pasamontañas, obligaron al chofer a que desvíe el vehículo de la ruta e ingrese a
una trocha, lugar en el que despojaron de sus pertenencias a los pasajeros y seguidamente ultrajaron sexualmente a
dos pasajeras identificadas con las iniciales S.R.O.P. y A.P.L.H.; que dicha unidad vehicular fue retenida hasta las tres
y treinta de la madrugada aproximadamente, y una vez que los imputados huyeron del lugar fueron auxiliados por
vehículos que circulaban por la zona.

Décimo: Que el primer fallo data del siete de mayo de dos mil nueve y es una sentencia conformada por medio del
cual los encausados Roly Alex Huamán Galindo, Edwin Palomino Cárdenas, Rolando David Luis Pañahua
Fernández y Eduar Medina Vargas en el acto oral, con aceptación de su defensa, se acogieron a la conclusión
anticipada del proceso y, en tal virtud, admitieron ser autores de los delitos materia de acusación fiscal y responsables
del pago de la reparación civil (véase fojas tres mil sesenta y nueve); que, siendo así, no es válido el argumento del
imputado Roly Alex Huamán Galindo en el sentido de que se sometió a dicha institución procesal porque sus
coencausados lo sindicaron, pues con ello se trastocaría los fines de dicha figura procesal, que persigue la pronta
culminación del proceso a través de un acto unilateral del imputado, libre e informado, y de su defensa, de reconocer
los hechos objeto de imputación, concretados en la acusación fiscal, y aceptar las consecuencias jurídico-penales y
civiles correspondientes, institución que además importa una renuncia a la actuación de pruebas y del derecho a un
juicio oral.

Decimoprimero: Que, al respecto, los imputados Roly Alex Huamán Galindo y Edwin Palomino Cárdenas sostienen
que su grado de participación fue en calidad de cómplices secundarios, sin embargo, para la materialización de dicho
ilícito penal existió una distribución de roles entre todos los encausados, se dio un trabajo concertado para la
materialización de los hechos, es decir, existió una decisión común orientada al logro exitoso del resultado con un
aporte esencial de cada uno de los agentes, por lo que se concluye válidamente que nos encontramos ante una
coautoría.
Decimosegundo: Que, asimismo, los imputados Rolando David Luis Pañahua Fernández y Eduar Medina Vargas
invocan que se sometieron a la confesión sincera, empero, dicha institución prevista en el artículo ciento treinta y
seis del Código de Procedimientos Penales, está constituida por la declaración del agente que reconoce ser autor o
partícipe de un delito o de una falta, prestada en forma espontánea, oportuna, veraz y coherente, ante una autoridad
competente y con las formalidades y garantías correspondientes; que tal atenuante no resulta de aplicación al caso
porque, con relación al primer imputado, negó los cargos en sede policial y fue a nivel sumarial que admitió los mismos,
mientras que el segundo de ellos solo admitió el cargo de robo agravado mas no el de ultraje sexual.

Decimotercero: Que, asimismo, los imputados recurrentes citados en el décimo considerando, en su conjunto,
cuestionan el quántum de la pena impuesta por estimarla excesiva; que, sin embargo, se está ante un concurso real
de delitos (robo agravado y violación sexual) que en aplicación del artículo cincuenta del Código Penal, modificado por
Ley número veintiocho mil setecientos treinta, exige sumar las penas privativas de libertad que fije el juez para cada
una de ellas.

Decimocuarto: Que, al respecto, se tiene el Acuerdo Plenario número cero cuatro guión dos mil nueve / CJ guión
ciento dieciséis, del trece de noviembre de dos mil nueve, que establece que para la determinación de la pena concreta
aplicable, en caso del concurso real de delitos, rige un procedimiento que responde a las reglas derivadas del
denominado “principio de acumulación”, precisándose que, en primer orden debe identificarse una pena básica y una
pena concreta parcial para cada delito integrante del concurso y, una vez cumplido ello, se procederá a sumar las
penas concretas parciales y así obtener, con dicha adición, un resultado que será la pena concreta total del concurso
real.

Decimoquinto: Que, a pesar de ello, no es posible modificar la sanción impuesta en perjuicio de los mencionados
recurrentes porque fueron los únicos que la impugnaron y la competencia del Tribunal Revisor no puede extenderse
a ámbitos distintos de la pretensión impugnativa, por lo que resulta conforme a Derecho mantener la pena que se les
aplicó.

Decimosexto: Que, por otro lado, en mérito a la sentencia de fecha cuatro de junio de dos mil nueve, los encausados
Edgar Capire Pozo García y Richard Huamán Galindo protestan inocencia, mientras que Nelson Huayhua Llactahuamán
solo aceptó su participación como cómplice secundario del delito de robo agravado; que, empero, sus respectivas
responsabilidades penales se acreditan con los siguientes medios probatorios: i) la declaración en sede policial del
encausado Eduar Medina Vargas (ante el representante del Ministerio Público y abogado defensor) cuando detalló
la participación de Edgar Capire Pozo García, versión que sostuvo en su ampliación de declaración sumarial (véase
fojas cuarenta y siete y trescientos setenta y uno, respectivamente); ii) la ampliación de declaración a nivel de
instrucción del imputado Eduar Medina Vargas, cuando precisó la participación de Nelson Huayhua
Llactahuamán (véase fojas novecientos setenta y siete); iii) la declaración en sede policial de los pasajeros Diómedes
Bautista Méndez y Federico Vargas Infante (ante el representante del Ministerio Público) cuando reconocieron al
imputado Edgar Capire Pozo García como la persona que participó en el asalto (véase fojas sesenta y nueve y setenta
y seis, respectivamente); iv) el acta de entrevista al encausado Edwin Palomino Cárdenas (ante el representante
del Ministerio Público y abogado defensor) cuando mencionó la participación de Richard Huamán Galindo, versión que
sostuvo en sede policial también ante el representante del Ministerio Público y un abogado defensor, ocasión en la que
aseveró que el ultraje sexual a las víctimas lo efectuó también Huamán Galindo (véase fojas quinientos cuarenta y
siete y quinientos cincuenta, respectivamente); v) la declaración instructiva del encausado Rolando David Luis
Pañahua Fernández, cuando afirmó que todos los imputados ultrajaron sexualmente a las pasajeras, que incluso él
fue el último en hacerlo, y que en el asalto al ómnibus participaron además los imputados Edgar Capire Pozo García
y Richard Huamán Galindo (véase fojas setecientos cincuenta y cuatro y ochocientos once, respectivamente); y vi)
la diligencia de confrontación entre los imputados Eduar Medina Vargas y Rolando David Luis Pañahua Fernández,
cuando confirmaron la participación de Richard Huamán Galindo, Edgar Capire Pozo García y Nelson Huayhua
Llactahuamán (véase fojas mil diecinueve).

Decimosétimo: Que, por otro lado, si bien es cierto la totalidad de los encausados fueron condenados por el delito de
robo agravado como integrantes de una organización delictiva o banda (tipificado en el último párrafo del artículo
ciento ochenta y nueve del Código Penal), debe aplicarse lo establecido en el Acuerdo Plenario número ocho guión dos
mil siete / CJ guión ciento dieciséis, del dieciséis de noviembre de dos mil siete, que determina que: “la pluralidad de
agentes prevista en el inciso cuarto del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal alude a
un concierto criminal en el que el proceder delictivo conjunto es circunstancial y no permanente. Se trata, pues, de
un supuesto básico de coautoría o coparticipación, en el que los agentes no están vinculados con una estructura
organizacional y con un proyecto delictivo de ejecución continua. Por otro lado, la agravante que contempla el párrafo
in fine del citado artículo alude a un proceder singular o plural de integrantes de una organización criminal, sea esta
de estructura jerárquica-vertical o flexible-horizontal”.

Decimoctavo: Que, en consecuencia, válidamente se logra colegir que en autos no se acreditó que los imputados
pertenezcan a una organización delictiva con una estructura criminal previamente delimitada a través de la cual sus
integrantes, previo acuerdo de voluntades y con roles debidamente definidos, participaron en la comisión de los ilícitos
penales, por lo que solo resulta aplicable al caso lo dispuesto en el inciso cuarto del primer párrafo del artículo ciento
ochenta y nueve del Código sustantivo (modificado por la Ley número veintiocho mil novecientos ochenta y dos); que,
en consecuencia, es de rigor absolverlos por el agravante de pertenecer a un organización criminal, la que debe
alcanzar a la totalidad de los encausados (aun a los que solo impugnaron la pena impuesta) porque su condición
jurídica es la misma y lo que impide la ley es la reforma en peor.

Decimonoveno: Que lo mismo sucede para el caso de asociación ilícita para delinquir, pues, conforme estipula el
citado Acuerdo Plenario, la imputación paralela de cargos por integración en una organización criminal no es
procedente y, de plantearse, debe desestimarse porque el artículo trescientos diecisiete del Código Penal opera como
un tipo subsidiario a la comisión de uno o más robos por integrantes de dicha estructura delictiva, no se presenta en
estos casos un concurso ideal o real de delitos; obrar en sentido contrario implicaría una doble valoración del mismo
factor agravante; que, siendo así, es de rigor absolverlos por la citada figura, delictiva.

Vigésimo: Que, finalmente, con relación al delito de tenencia ilegal de armas de fuego, debe valorarse el hecho de que
si bien es cierto para el asalto a la citada unidad vehicular se utilizaron armas de fuego, sin embargo, no puede
concurrir dicha figura delictiva con la de robo agravado porque esta subsume a dicho tipo penal, en consecuencia,
corresponde absolver a los encausados recurrentes, con excepción del imputado Eduar Medina Vargas, porque
conforme se verifica del acta de registro domiciliario e incautación que se efectuó ante el representante del Ministerio
Público, se le halló dos retrocargas con el número de serie limado, cuarenta municiones, entre otras especies (véase
fojas ciento trece).

Vigesimoprimero: Que, para efectos de la individualización judicial de la pena impuesta a los imputados Edgar Capire
Pozo García, Richard Huamán Galindo y Nelson Huayhua Llactahuamán, debe tenerse en cuenta la forma y
circunstancia de la comisión de los delitos, esto es, que para la perpetración del asalto al ómnibus interprovincial y
el ultraje sexual de dos de sus pasajeras, se contó con la participación de una pluralidad de agentes, se efectuó
durante la noche, en un lugar desolado, a mano armada y a un medio de locomoción de transporte público; que se está
ante un concurso real de delitos y, siendo factible modificar la sanción impuesta a los mencionados recurrentes, debe
efectuarse la sumatoria descrita en el decimocuarto fundamento jurídico de la presente Ejecutoria Suprema, para lo
cual debe establecerse que la pena aplicable para el caso del delito de robo agravado (tipificado en el artículo ciento
ochenta y nueve primer párrafo incisos dos, tres, cuatro y cinco del Código Penal) es no mayor de veinte años de pena
privativa de libertad, y para el delito de violación sexual (tipificado en el artículo ciento setenta inciso dos de la norma
sustantiva) es no mayor de dieciocho años de pena privativa de la libertad; en consecuencia, resulta al caso la
aplicación de veinte años de pena privativa de la libertad para el delito de robo agravado y quince años de pena
privativa de libertad para el segundo ilícito penal mencionado, por lo que efectuándose la suma de ambas penas se
tiene un total de treinta y cinco años de pena privativa de la libertad para todos ellos. Por estos fundamentos:
I. Declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas tres mil setenta y cuatro, del siete de mayo de dos mil
nueve, en cuanto condenó a Eduar Medina Vargas, Roly Alex Huamán Galindo, Edwin Palomino Cárdenas y
Rolando David Luis Pañahua Fernández como autores del delito contra el patrimonio, robo agravado previsto en el
primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve incisos dos, tres, cuatro y cinco del Código Penal en agravio de
Paulino Ricardo Pariona Ayala y otros, y por delito contra la libertad sexual (violación sexual en agravio de las
personas de iniciales S.R.O.P. y A.P.L.H., a veintiséis, veintiocho, veinticuatro y veintidós años de pena privativa de la
libertad, respectivamente, y fijó en la suma de diez mil nuevos soles el monto de la reparación civil, que solidariamente
abonarán a favor de las agraviadas S.R.O.P. y A.P.L.H., así como en sesenta mil nuevos soles la suma que abonarán a
favor de los agraviados Paulino Ricardo Pariona Ayala y otros).

II. Declararon HABER NULIDAD en la propia sentencia en la parte que condenó a Eduar Medina Vargas, Roly Alex
Huamán Galindo, Edwin Palomino Cárdenas y Rolando David Luis Pañahua Fernández como autores del delito
contra el patrimonio (robo agravado en la modalidad de integrantes de una organización delictiva y banda, previsto
en el último párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, en agravio de Paulino Ricardo Pariona Ayala
y otros, y por delito contra la paz pública) asociación ilícita para delinquir en agravio del Estado; reformándola: los
ABSOLVIERON de la acusación fiscal formulada en su contra por los referidos delitos en agravio de los mencionados
perjudicados; ORDENARON se archive el proceso definitivamente en este extremo y se ANULEN sus antecedentes
judiciales y policiales.

III. Declararon NO HABER NULIDAD en la aludida sentencia en el extremo que condenó a Eduar Medina Vargas como
autor del delito contra la seguridad pública (peligro común) tenencia ilegal de arma de fuego y municiones en agravio
del Estado.

IV. Declararon HABER NULIDAD en la mencionada sentencia en cuanto condenó a Roly Alex Huamán Galindo, Edwin
Palomino Cárdenas y Rolando David Luis Pañahua Fernández como autores del delito contra la seguridad pública,
peligro común, tenencia ilegal de arma de fuego y municiones en agravio del Estado; reformándola: los ABSOLVIERON
de la acusación fiscal formulada en su contra por el mencionado delito y agraviado; ORDENARON se archive el proceso
definitivamente en este extremo y se ANULEN sus antecedentes judiciales y policiales.

V. Declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas tres mil doscientos diecisiete, del cuatro de junio de dos
mil nueve, en cuanto condenó a Richard Huamán Galindo, Edgar Capire Pozo García y Nelson Huayhua Llactahuamán
como autores del delito contra el patrimonio (robo agravado previsto en el primer párrafo del artículo ciento ochenta
y nueve incisos dos, tres, cuatro y cinco del Código Penal, en agravio de Paulino Ricardo Pariona Ayala y otros, y del
delito contra la libertad sexual (violación sexual en agravio de las personas de iniciales S.R.O.P. y A.P.L.H., y fijó en la
suma de diez mil nuevos soles el monto de la reparación civil que solidariamente abonarán a favor de las agraviadas
S.R.O.P. y A.P.L.H., así como en sesenta mil nuevos soles la suma que abonarán a favor de los agraviados Paulino
Ricardo Pariona Ayala y otros).

VI. Declararon HABER NULIDAD en la propia sentencia en la parte que impuso a Richard Huamán Galindo, Edgar Capire
Pozo García y Nelson Huayhua Llactahuamán treinta, veintinueve y veintidós años de pena privativa de la libertad
respectivamente; reformándola: les IMPUSIERON treinta y cinco años de pena privativa de la libertad para cada uno
de ellos, computadas de la siguiente manera: i) para el imputado Richard Huamán Galindo desde el veinticinco de
febrero de dos mil ocho, vencerá el veinticuatro de febrero de dos mil cuarenta y tres; ii) imputado Edgar Capire Pozo
García desde el veintiuno de julio de dos mil siete, vencerá el veinte de julio de dos mil cuarenta y dos; y, iii) imputado
Nelson Huayhua Llactahuamán desde el trece de agosto de dos mil siete, vencerá el doce de agosto de dos mil cuarenta
y dos.

VII. Declararon HABER NULIDAD en la referida sentencia en cuanto condenó a Richard Huamán Galindo, Edgar
Capire Pozo García y Nelson Huayhua Llactahuamán como autores del delito contra el patrimonio, robo agravado
en la modalidad de integrantes de una organización delictiva y banda previsto en el último párrafo del artículo ciento
ochenta y nueve del Código Penal en agravio de Paulino Ricardo Pariona Ayala y otros, por delito contra la seguridad
pública, peligro común, tenencia ilegal de arma de fuego y municiones en agravio del Estado, y por delito contra la paz
pública, asociación ilícita para delinquir en agravio del Estado; reformándola: los ABSOLVIERON de la acusación fiscal
formulada en su contra por los referidos delitos en agravio de los mencionados perjudicados; ORDENARON se archive
el proceso definitivamente en este extremo y se ANULEN sus antecedentes judiciales y policiales; y los devolvieron.

S.S.
SAN MARTÍN CASTRO
LECAROS CORNEJO
PRADO SALDARRIAGA
PRÍNCIPE TRUJILLO
SANTA MARÍA MORILLO

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