You are on page 1of 168

¡La enseñanza,

un mundo apasionante!
Dos idiomas extranjeros, como nativos

De alumno problemático a profesor diferente


Alfonso Palencia Gallo

1
Algunos nombres y fotos han sido
deliberadamente modificados
para evitar la identificación.

Edición corregida 2014

Agradecimiento especial a mi esposa, Felisa


Gutiérrez, y a todos los que me ayudaron y pensaron
que había que crear un Mundo Nuevo en la enseñanza
del Idioma Moderno.

ISBN: 978-84-614-3026-0
Depósito legal: BU – 300 - 2010
Impreso en España
Por Imprenta García, S.A.

2
ÍNDICE
Introducción………………………………….. 6
Avance del proyecto de adquisición de dos
idiomas extranjeros como nativos.………….. 8
El dominio del idioma extranjero es más un arte
que un aprendizaje..…………………………… 10
En busca del verdadero dominio del idioma…. 12
La base de mi teoría está en la experiencia…… 14
- Primeras clases
- En el colegio a los doce años
- Primer contacto con el idioma moderno
- En peligro de ser expulsado del colegio
- El rebelde:
Se mueven los cimientos del colegio
- El camino del verdadero dominio del idioma
- Las canciones
- Primer destino definitivo
- Santander: Las clases
- Conversaciones en el Ferry
- En busca de material para las clases
- Cómo aprendieron inglés las hijas
- Comienzo del vídeo y las computadoras
- Actividades de una clase diferente
-El vídeo y las computadoras en la
enseñanza del I.M.
-Evolución de mi actividad

3
- El apasionante mundo de las
Nuevas Tecnologías en el I.M.
- Tropezando con el MEC
El problema del profesorado…………………… 82
Los padres de los alumnos……………………… 90
La opinión de los alumnos……………………… 92
Al final, un verdadero progreso……………….. 96
Disfrutar de la clase…………………………….. 101
Ciclos Formativos………………………………. 103
Por qué muchos alumnos odian el idioma…… 105
El concepto del tiempo y el aburrimiento……... 109
El problema del sonido…………………………. 112
Modelo de clase…………………………………. 116
Cuando la clase no funcione……………………. 128
Lo que para uno es alimento
para otro es veneno……………………………. 133
Cuando la clase funciona……………………… 134
Necesitamos un montón de locos para
que esto cambie………………………………… 140
Lo que yo haría hoy en día
con los nuevos avances…………………………. 144
¿Cuándo hay que comenzar la enseñanza
del idioma moderno?.......................................... 147
Proyecto de la adquisición de dos idiomas
extranjeros, como nativos……………………… 150
Conclusión……………………………………... 158

4
Introducción
Te estás preparando para la enseñanza. Ten
ilusión. Vas a estar rodeado de gente joven. Participa de
esa alegría que transmite la edad. Si estás en la
enseñanza, puede ser que estés satisfecho. Quiero
añadirte alguna nueva perspectiva. Si estás desilusionado
como algunos alumnos míos que hoy sois profesores y
me habéis dicho que os resulta difícil mantener el interés
de los alumnos, lee este pequeño libro donde vas a
conocer técnicas ilusionantes que a mí me ayudaron.
También descubrirás un método de trabajo hacia el éxito.
Al cabo de unos meses de leer el libro me
encantaría que algún alumno te dijera, como me dijo a mí
a las dos semanas de comenzar mi último año:
- Ud. se lo pasa bien en clase.
Igualmente, al final de curso, al dar en la clase los
resultados de la encuesta en que te valoren todas las
actividades, me gustaría que te hiciesen la misma
pregunta que a mí:
- ¿Qué piensa cuando recibe tan buenas
calificaciones?
Era el resultado de muchos años de trabajo
ilusionado. Muchos años de encuestas anónimas a los
alumnos cuando la clase no funcionaba y, sobre todo, al
final de curso para poder hacer las propuestas de cambio
para el año siguiente.
De esta manera, te ocurrirá, como a mí, algo
increíble: Al escribir las nuevas propuestas de cambio a
finales de junio para incluirlas en la Memoria del

5
Departamento, sentirás ganas de que empiece otra vez el
curso para ponerlas en práctica.

Como dijo Charlot:


- Puedes triunfar en casi todo por lo que sientes un
entusiasmo ilimitado.
Este proyecto es la visión del profesor que fue un
alumno problemático. Profundizo en las causas que me
llevaron a la rebeldía y la búsqueda de soluciones.
Todo este aspecto positivo de disfrute de la
enseñanza se fue acelerando en los últimos años.
Aprovéchate de estas ideas. No esperes para triunfar y
vivir a tope tu enseñanza a los últimos años y, si eres
profesor de Idioma Moderno, lucha conmigo, yo desde
mi jubilación, para que todos los niños de España tengan,
al menos, dos idiomas como nativos: el castellano y el
que tú enseñas.

Avance del proyecto de adquisición de dos idiomas


extranjeros.

Hay una insistente convicción popular alimentada


por los Medios de Comunicación: En este país no se
llegan a hablar idiomas extranjeros. Es el reto que me
propongo en este libro. Hay un plan completo que el
lector puede leer inmediatamente yendo al final de estas
páginas. También puede seguir los distintos capítulos,
que, relatados como una novela de mi vida de enseñante,

6
avalan ese plan sorprendente: Se puede aprender a hablar
dos idiomas extranjeros en clase.
No es que el profesorado español esté atrasado
con respecto al resto de otros países. Las personas
extranjeras que me han hablado sobre este tema tampoco
aprendieron a dominar el idioma extranjero en la clase.
El hecho de poseer un idioma con una literatura
tan rica y hablado por tantos millones de gente, nos sitúa
en desventaja. No sentimos tanta necesidad de hablar
otras lenguas como les ocurre a otros pueblos. Un gran
sentido del ridículo que experimentamos y un falso
perfeccionismo nos perjudica en el conocimiento de otros
idiomas.
Mi plan se basa en que la adquisición del idioma
extranjero:
- Sigue un proceso diferente del de las demás
asignaturas.
- Se necesita un contacto breve, pero diario.
- Vivir el idioma.
- Diálogo continuo con los alumnos.
- Para facilitar los horarios, se propone alternar dos
idiomas, el inglés y el francés.
Cincuenta años de contacto con el idioma inglés –
treinta como profesor- avalan este plan. También hablo
con fluidez francés e italiano.
El siguiente capítulo es una de las claves del plan.

El dominio del idioma extranjero es más un arte que


un aprendizaje.

7
Hablando con una señora inglesa, en el Camino
de Santiago, le comentaba:
- Hoy los jóvenes hablan inglés en España. Se
enseña mejor que antes.
Ella me dijo que eso no era verdad. Su
experiencia le decía que no. Por otra parte, yo se lo había
dicho temiéndome lo peor. Yo también pensaba lo mismo
que ella, pero quería convencerme de lo contrario; quería
que no fuera verdad. He oído, últimamente, en diferentes
periódicos y emisoras que el problema de España es que
los alumnos no saben hablar inglés.
En mi instituto, me enteré, últimamente, que
algún alumno desvalorizaba mi enseñanza diciendo que
yo enseñaba a hablar. Los exámenes de entrada en la
Universidad eran escritos. Luego, para él, estábamos
perdiendo el tiempo.
Por otra parte, presencié, en Madrid,
últimamente, los exámenes de inglés para la oposición
del Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la
Administración del Estado, y salí malhumorado. Era
decepcionante: ¡Qué hacemos los profesores en este país!
¡Qué barbaridad! ¡Eran alumnos de toda España con
carrera de telecomunicaciones!
El gran fallo se encuentra en el planteamiento: La
mayoría del profesorado considera el Idioma como una
asignatura más, cuando, en mi opinión, su adquisición
tiene unas características muy diferentes. El Idioma
Moderno no es una asignatura más. Es más un arte que
una asignatura de estudio. Es algo parecido a saber

8
escribir a máquina. Se parece también al andar: Lo
aprendemos a base de práctica. También caemos a veces,
pero es parte del proceso. Se parece al disfrute del arte:
¿Quién no disfruta al oír una bella canción en un idioma
nuevo? Recuerdo, también, la sensación que me produjo,
en Mondragón, al oír a una madre decirle al niño
“Etxera” ‘a casa’. La preposición está después del
nombre. Es algo nuevo y simpático del japonés y el
vascuence. El expresar de manera diferente las mismas
cosas me producía una sensación agradable. Hay que
transmitirlo a los alumnos. Es necesario, también, ver la
utilidad práctica, sobre todo, al principio del contacto con
el idioma moderno.

En busca del verdadero dominio del idioma.

De profesor, recordaba mis años jóvenes. No sólo


no aprendíamos apenas nada del idioma moderno, sino
que, lo que era más triste, no éramos capaces de hablar ni
de entender apenas nada después de años estudiando. Por
si esto fuera poco, las clases eran un total aburrimiento.
Un día un profesor inglés me contaba que él
enseñaba a alumnos inmigrantes de distintos países, en
Inglaterra. Su progreso era escaso. Sin embargo, esos
mismos alumnos en contacto con los otros niños, jugando
y charlando, a los cuatro meses, venían a clase hablando
inglés. Tengo que cambiar mi enseñanza –pensó.
Noté que aquel profesor se movía en mi misma
longitud de onda. Un día le di una cinta de vídeo en la

9
que resumía todas las actividades que yo desarrollaba en
clase. Al día siguiente vino con el organizador de nuevas
experiencias del Centro de Profesores:
- Esta cinta es maravillosa. Es algo increíble. Esto
es lo que hay que hacer.
Al poco tiempo, me animé a ir como ponente a un
Congreso que se celebraba en Logroño. Al finalizar, se
me acercaron dos personas. Querían que fuera a su
colegio de Bilbao a dar unas conferencias. Estaban
impresionadas y me dijeron:
- Se nota una relación nueva con los alumnos.
Lo importante es que creía haber descubierto una
nueva manera de plantear la enseñanza. Me encantaba
presentar mi actuación en la clase a otros profesores.
Podían ver multitud de grabaciones de alumnos actuando
con ilusión frente a sus compañeros en múltiples
actividades. Era posible una clase diferente dirigida por
quien había sido un alumno problemático. Era posible
vencer el aburrimiento que yo había sentido. Era posible
integrar a esos alumnos problemáticos y que fueran los
que más colaboraran en la clase. Como mostraré más
adelante, yo había vivido ese problema. Ahora yo lo tenía
presente al mismo tiempo que trataba de solucionarlo.

10
-
¿Quién explica la pronunciación de la t y la d en inglés? Salió esta
chica y lo hizo muy bien. Esto funciona –pensé.

Todos los días tenemos que dedicar un tiempo


pequeño al contacto con el idioma, sin aburrirnos. Al
cabo de unos años, nos daremos cuenta que lo
conocemos, como por arte de magia, sin saber por qué.
Nada de dos clases de una hora a la semana, nada de
aburrimiento: Que surja como una necesidad interior de
expresarse, de comunicarse.
En las alturas se hablaba de diferentes planes de
estudio. Yo me centré en potenciar lo que tenía que ser
un éxito en cualquier plan: El uso de las Nuevas
Tecnologías en el idioma moderno.

La base de mi teoría está en la experiencia.

Este largo capítulo es un grito de rebeldía total


ante el panorama desolador que presentan los Medios de
Comunicación sobre la enseñanza. Incluso sobre la
enseñanza de idiomas.
Quiero que conozcáis la vida de alguien que
disfrutó de la enseñanza a tope, que fue un alumno
11
problemático y que su máximo éxito lo consiguió
aprovechando su experiencia como alumno.
Si eres profesor de Idioma Moderno, sobre todo
de Inglés, alégrate porque tienes hoy en día los medios
para entusiasmarte e ilusionar a los alumnos: Sigue las
directrices que voy a “machacar” durante estas páginas y
disfruta de la enseñanza. Hazlo juntamente con tus
alumnos que te lo agradecerán enormemente. Quema
conmigo la literatura horrorosa que se ha vertido todos
estos años. ¡Hay muchos profesores que han sido y son
felices en la enseñanza! ¡Hay muchos alumnos
satisfechos! ¿Por qué sólo oímos la opinión contraria a
ésta?
Hacia 1950, con el final de la guerra en los
talones, se extendía una mentalidad exigente. La
Dictadura imperante y la misma Iglesia Católica, que lo
era todo en mi pueblo, contribuyó a esta mentalidad:
“Había que doblegar a las personas. Nada de hacer lo que
nos gusta. Lo que vale es lo opuesto”. Oíamos decir en
casa que la Mili era estupenda porque había que
obedecer. Allí se quitaba ese vicio de hacer lo que a uno
le daba la gana.
Aparejada a esta idea había otra: Hay que hacer
las cosas bien. Cuando alguna cosa no estaba bien,
buscaban a ver si algún niño había intervenido para
echarle la culpa. Los niños siempre hacíamos las cosas
mal. Ellos, los mayores, siempre lo hacían bien. Me creó
una especie de odio a los mayores, odio a su
comportamiento hacia nosotros, los niños.

12
Claro que, si consideramos la moral de algunos
jóvenes de hoy en día que el valor de su actuar depende
exclusivamente de si les apetece o no les apetece, no
estaba tan mal aquella postura.

Primeras clases.
Mis primeros recuerdos como estudiante
comienzan en un pequeño pueblo en el norte de la
provincia de Burgos. La maestra era de Valladolid. Yo
debía ser alumno problemático porque recuerdo que
nada más comenzar la clase, como un hábito, nos daba
dos tortazos a mi compañero Fidel y a mí y nos sentaba a
su lado. Posteriormente, debí de cambiar algo.
Llevaría ya quince años de profesor, cuando un
día, en verano, me dice mi hermano:
- Está Rosa aquí en el bar Jauja. Era la antigua
maestra del pueblo.
- Es que no quiero verla, le dije.
Fue una reacción instintiva. Hoy considero que
debía haber ido. Debía haber considerado el problema de
aquellas clases unitarias. Por otra parte, era una persona
más nerviosa que yo.
En una ocasión decidí preguntar a uno de mis
hermanos mayores que me explicara un problema de
cálculo. El era zapatero y se pasaba horas cosiendo. Leyó
el problema y me lo explicó de otra manera:

- ¿No lo entiendes todavía?


- No

13
De nuevo buscó otras palabras para explicarlo.
Tan harto debía estar de que no entendiera algo tan
sencillo que me dijo:
- ¡Pero no lo entiendes!, que te clavo la lezna.
Naturalmente que no se le podía exigir grandes
dotes pedagógicas, pero un niño de 7 años nunca volverá
a pedir ayuda, y reforzará su rechazo a los mayores.
A los nueve años estuve en la Granja de Lechedo,
cerca de Villarcayo (Burgos). Iba a clase a Bocos. Tenía
que ir dos kilómetros andando. Los tres alumnos de
Lechedo, Emilio, Gonzalo y yo, éramos un modelo que
había que imitar por la puntualidad. Al estar lejos,
salíamos con tiempo suficiente. Era una caminata muy
aburrida, pero a mí se me hacía corta porque siempre
iba corriendo.
Yo me había aprendido la tabla de multiplicar. Sin
embargo, aquel maestro, de repente, me ponía una serie
de números delante y decía que había que sumarlos a
gran velocidad. No me daba tiempo a contar con los
dedos de la mano y, además, ponía cifras altas para
sumar, con lo que tampoco tenía dedos suficientes. Esto
es imposible –pensé. Esperaba que algún compañero me
lo dijera y, si no, decía cualquier cantidad. No es que me
rebelara, es que nadie me había explicado cómo hacerlo,
excepto contando dedos. Por otra parte, el profesor más
que una pedagogía apropiada aplicaba la fórmula de
infalibles resultados del momento: “La letra con sangre
entra” y otra que apoya a ésta: “Quien bien te quiere te
hará llorar”. No quiero decir que pegara por cualquier
cosa. Eran más bien reproches o castigos.

14
A esa edad temprana bajé de un pueblo de las
montañas a Villarcayo. Había cine. A nadie se le ocurrió
explicarme que aquellas espadas no atravesaban a la
gente. Como consecuencia, sufría enormemente.
Todavía, hoy en día, se me reproduce aquel terror al
recordarlo.
Por la noche, las ratas saltaban encima del techo.
Aunque me dijeran que eran ratas y que estaban arriba,
yo las oía al lado de la cama. Tenía miedo que alguno de
esos ruidos fueran ladrones y me quedaba sin dormir
hasta que se notaba un poco de claridad en la ventana.
Entonces me dormía tranquilo: Ya esos ruidos no pueden
ser de ladrones porque les vería la gente -pensaba.
Probablemente, no dormía más que dos horas al día, en
esta edad tan temprana. ¡Qué concentración iba a tener en
las clases del día siguiente!
Yo me lo pasaba maravillosamente, antes de
entrar a la escuela, jugando con los compañeros, al salir a
comer y al volver después de comer. Procuraba ir pronto
porque esos momentos, que estaba jugando, me
encantaban. Lo demás era un infierno que se convertía en
felicidad al tocar el timbre de salida. ¡A esa edad me
encantaba jugar!
En clase estábamos de dos en dos. Un día el de
atrás me dice:
- ¿A que no sabes cómo le llamamos de mote a
éste? –era su compañero.
Yo había oído que le llamaban Tito –Como en mi
pueblo a los garbanzos los llamaban titos- dije:
- Garbanzo.

15
Los tres compañeros se rieron. El maestro me
llamó y me dio dos golpes en las puntas de los dedos con
una vara. No volví a abrir la boca en clase durante todo el
año. Era la primera vez que hacía reír en clase.
Posteriormente, iba a ser una actitud constante para matar
el aburrimiento de aquellas clases soporíferas.
Al subir al pueblo, con los diez años cumplidos
tenía mucho miedo. Era imposible ser monaguillo, como
antes, porque sentía una vergüenza horrorosa. Quizá
algunos defectos, que he arrastrado de mayor, procedan
de lo vivido entonces.

En el colegio a los doce años.


A pesar de todo, yo siempre decía que quería
estudiar. Un tío de mi cuñado tenía amistad con los
Dominicos. Pasé el examen de ingreso. Tuve la
oportunidad de estudiar fuera de mi pueblo. La cuota fue
de 90 pesetas al mes de aquel 1955. Mis padres no
pagaban ni el pan que comía con ese dinero. Fue
subiendo hasta llegar a 220 pesetas a mis 16 años.
- Si sabemos que nos cuesta tanto, no te habríamos
mandado a estudiar –me dijo mi madre en una
ocasión.
Recordaba aquellos días calurosos de verano
respigando, es decir, recogiendo las espigas de trigo o
cebada que quedaban esparcidas por las fincas. La sangre
se me bajaba a la cabeza y yo pensaba: Tanta molestia
para tan pequeño beneficio: ¡un puñado de granos! Era
algo tan inaguantable que no quería volver a sufrirlo. Por
si eso fuera poco, mis padres me recordaban que había

16
otro trabajo todavía peor que era destripar terrones. El
entusiasmo por librarme de esos trabajos y el
mantenerme en los puestos de la primera fila en clase
dieron sus frutos y acabé con cuatro sobresalientes. Sin
embargo, durante este primer año de bachillerato –curso
1955-56- a los 12 años en los Dominicos de Villava
(Navarra), estudié sin conseguir disfrutar de ninguna
asignatura.
A los Sanfermines vinieron con mi hermana y mi
cuñado, sus amigos, el maestro de Bocos y su mujer. El
mismo que le había aconsejado a mi cuñado que no me
mandara a estudiar porque no valía para ello. Nada más
verle le dije:
- He sacado cuatro sobresalientes.
- Ahora eres mayor. –fue su respuesta que se notó
tenía preparada.
Esto influyó, más adelante, a la hora de juzgar a
los alumnos. No me dejaba llevar por juicios rápidos.
Conocí muchos que durante algunos años no sobresalían
y posteriormente, fueron brillantes.
En segundo de bachiller me encantaron las
matemáticas. El profesor estaba en constante diálogo con
los alumnos. Nos lanzaba preguntas con cierta dificultad
y nos retaba a demostrarlo en la pizarra. Recuerdo que un
día dijo:
- ¿Puede haber ángulos proporcionales?
- Sí –contesté.
Sal a demostrarlo.
Naturalmente que dos ángulos no pueden ser
proporcionales. La proporción exige cuatro términos.
17
Dibujé cuatro ángulos y dije:
- Este es a éste como éste es a éste.
Me encantaba aprender unas cuantas cosas y
después deducir con gran seguridad. Lo que más me
alegraba era esa certeza de la matemática: nadie podía
contradecirme. Con saber bien cuatro principios se
deduce todo.
A partir de este momento, me sentí realizado.
Había una materia de estudio que me gustaba. Por fin,
disfrutaba de una asignatura. El profesor repetía tres
veces cada nueva explicación. A la segunda lo
comprendía, y la tercera era para mí de repaso.
Escribí versos y dos capítulos de una novela.
Sentía una felicidad inmensa al hacerlo. ¡Qué pena si los
demás no sienten esto! –pensaba. Era algo tan especial
que no me atrevía a contárselo a nadie. El profesor de
lengua me daba siempre un accésit cuando había
concursos. Me mandaba escribir los textos en un libro de
su propiedad.
- Veo que puedes llegar a ser poeta – escribió en
una ocasión.

Primer contacto con el idioma moderno.


Comencé a estudiar francés en segundo curso de
bachillerato. Tenía trece años. Aprendíamos unas listas
de vocabulario que olvidábamos rápidamente. Era algo
que metíamos en la mente sin intención de usar. No
vivíamos el idioma. No éramos capaces de decir ni
entender nada.

18
A los quince años en Vergara (Guipúzcoa)
tuvimos un profesor nativo de Francés. Leíamos un
pasaje del libro de texto y nos hacía preguntas. Al cabo
de diez minutos se olvidaba del francés y nos contaba
unas novelas fantásticas en castellano. Hacía las voces de
los distintos personajes y disfrutábamos de aquellas
aventuras. Yo pensaba:
- Si este señor estuviera dando clase de francés
toda la hora, me tiraba por la ventana.
Y seguía pensando:
- Por qué no traerá un día una bufanda y nos dice:
“esto es una bufanda” -en francés. Aprenderíamos
algo, pero leyendo del libro no vemos ninguna
utilidad práctica. No somos capaces de decir
nada.
Este episodio lo contaba a mis alumnos todos los
años el primer día de clase. Deseaba que se dieran cuenta
de que yo quería algo efectivo. Yo tenía que rebelarme
contra aquella enseñanza. Encontré maravillosas
canciones – como luego mostraré-, anuncios, noticias,
películas con subtítulos en inglés para estar toda la clase
usando el idioma.
Hoy me doy cuenta que en esos pensamientos se
encuentra la base de una verdadera enseñanza: Hay que
vivir el idioma. Usarlo en situaciones significativas.
Sentía gran deseo de poder hablar idiomas. El
francés era frustrante porque cualquiera que cogía un
periódico podía comprender bastantes cosas sin haberlo
estudiado. Un día cayó en mis manos un libro de inglés,
lo abrí y miré a una de sus páginas:

19
- Esto no se entiende nada. Si un día soy capaz de
comprenderlo habré aprendido algo –pensé.
La curiosidad es la madre de la ciencia. Tenía
curiosidad. Si era capaz de entender aquel texto, que en
ese momento era ininteligible, me podía sentir muy
satisfecho. Nadie podría decir que no había aprendido
nada. Enseguida comencé a darme cuenta que la
estructura de las frases era distinta que en español. Si el
francés se podía traducir pensando en español, en inglés
no era posible. Tenía un atractivo especial saber algo
totalmente diferente. Te dabas cuenta que estabas
aprendiendo. Eso no ocurría en francés.
Se decía, en aquellos años de comienzo de los
sesenta, que el idioma inglés iba a ser muy importante.
Yo me propuse aprenderlo.
Un alumno de un curso superior se enteró que yo
estaba estudiando inglés por mi cuenta y dijo que eso era
imposible sin profesor. Tenía quince años en ese
momento.

En peligro de ser expulsado del colegio.

En general, las clases eran soporíferas para mí.


Sacaba punta a todo lo que decía el profesor. Los demás
compañeros se reían y me sentía feliz al conseguir algo a
lo que los demás no llegaban. Se me ocurrían cosas que a
mí mismo me sorprendían.
El director mandó una carta a mis padres diciendo
que si seguía así tendría que abandonar el colegio a final
de curso. Mi padre me dijo que en el pueblo no había

20
porvenir y mi cuñado me comunicó que ya tenía
preparada la vara. No volví a abrir la boca en todo el
curso.
Al año siguiente, hicimos nuestro último año de
bachillerato en la Virgen del Camino de León. Tenía
ilusión por estudiar inglés. ¡Lo habían suprimido! Fue
una gran decepción. Quizás fue debido a que el profesor
que lo había dado en años anteriores se chuleaba
diciendo, delante de todos, que él había suspendido a
quienes conseguían las mejores notas en las otras
asignaturas. Se habría aprendido bien las excepciones
más recónditas a cuestiones gramaticales y las utilizaba
en los exámenes
Los que veníamos de Vergara (Guipúzcoa) nos
juntamos en el último año de bachiller con los que
procedían de Coria, un colegio al lado de Cangas de
Narcea en Asturias. Nos llovieron los suspensos. Yo
nunca había tenido uno y coseché tres el primer mes. El
segundo mes no tuve más que uno, pero a mis dos
amigos inseparables, Güemes y Torca, los echaron del
colegio. Se llevaron mi cuaderno con mi mejor poema y
los dos capítulos de la novela. Nunca los recuperé aunque
lo intenté al pasar por su pueblo en el Camino de
Santiago. Por si esto fuera poco, el P. Izquierdo, que daba
Latín y Griego, me dice:
- Palencia, Ud. vale así que le voy a dar la paliza.
Me sorprendió mucho esa afirmación porque
hasta entonces los profesores habían sido tremendamente
respetuosos. Si dar la paliza era lo que estaba haciendo
con otro compañero a quien denigraba, preguntándole

21
continuamente sabiendo que no tenía ni idea, iba a chocar
conmigo. El P. Marino, nuestro director durante los
primeros años, había sido muy respetuoso con nosotros,
nos había ilusionado presentándonos lo atractivo de su
asignatura. Sobre todo, nos valoraba el hecho de trabajar
con ilusión, con entusiasmo.
A mí me encantaban la Física y las Matemáticas.
Los Dominicos tenían un bachillerato en el que se
valoraban tanto las letras como las ciencias
Antes de Navidad escribí una carta a casa
diciendo que le iba a demostrar al profesor que sabía
matemáticas. Yo estaba sentado en una butaca del salón
de actos cuando se me acerca el P. Casquero, profesor de
Matemáticas, y me dice:
- En la carta a tus padres dices que me vas a
demostrar que sabes matemáticas. A ver, a ver...
Muchas veces, cuando alguien no sabía algo, este
profesor preguntaba a ver quién lo sabía. Yo no me
atrevía a contestar por temor a equivocarme. Desde este
momento era un reto para mí. Salía siempre a demostrar
cualquier cosa que alguien desconocía. Al cabo de quince
días, me dijo:
- Has demostrado que sabes matemáticas. ¿Por qué
no lo demostraste antes?
No contesté nada, pero me daba cuenta que, había
sacado notas bajas en matemáticas porque me equivocaba
en las operaciones. Los planteamientos solían ser
correctos.
En Griego me aprendí unos apuntes elaborados
por el profesor, el P. Izquierdo. Yo pensé: Estoy seguro

22
que nadie se va aprender estos veinte folios a principio de
curso. Voy a hacer un esfuerzo y después me río y
descanso durante todo el año.
Así ocurrió. Todos los meses tuve un seis en
Griego. El P. Izquierdo nos dividía el encerado en cuatro
partes y cuatro alumnos escribíamos cada uno un tiempo
verbal. Yo aplicaba los prefijos y sufijos a la raíz del
verbo y me salía perfecto. Me gustaba ser el primero al
que decía:
- Muy bien, siéntese.
Los demás, normalmente, siempre se equivocaban
en algo. No habían hecho el esfuerzo por aprenderlo
desde el principio.

El rebelde: Se remueven los cimientos del colegio.


En Latín, contrariamente a lo que ocurría con las
demás asignaturas, no teníamos una hora de estudio y
otra de clase. Eran las dos de clase. No teníamos tiempo
de preparar nada. Algunos lo estudiaban en las camarillas
por la noche. La luz era malísima y yo no estaba
dispuesto a perder la vista. Además, a mí no me gustaba
esta asignatura.
Ni corto ni perezoso, en el mes de enero, se
coloca el profesor P. Izquierdo en el asiento, detrás de
mí, y empieza a darme la paliza.
Me preguntaba continuamente. Comenzó a darme
palmadas en la espalda y una de las cosas que decía era:
- Señor Palencia, está Vd. en la luna de Valencia.
Tomé esta determinación: Cuando me pregunte,
me levanto y me siento sin proferir palabra.

23
- Que me insulte veinte veces en cada clase lo
aguanto, pero cuarenta veces, no –pensé.
Al día siguiente de tomar esta determinación, me
levantaba del asiento y me sentaba sin proferir palabra.
La noticia corre entre el profesorado:
- Hay un alumno que se está rebelando contra un
profesor ¡Cómo es posible! ¡Esto nunca ha
ocurrido!
En aquella época era algo así como si se hubieran
removido los cimientos del colegio. El P. Ricardo, mi
confesor, me dice al final de la confesión:
- ¿Qué te pasa con el P. Izquierdo?
- Me insulta. Yo, veinte veces en cada clase, le
aguanto, pero cuarenta no.
Se quedó mudo. Aquello era algo insólito para lo
que no tenía respuesta.
Por si esto fuera poco, un día en clase, el P.
Izquierdo lanza una pregunta a todos:
- No sé si preferís tener una hora de estudio y otra
de clase como con los demás profesores.
- Pues yo preferiría preparar la clase y no venir
aquí sin haber visto la lección –digo a mi compañero de
mesa.
- Aquí hay uno, dijo el P. Izquierdo, que piensa
que es mejor tener una hora de estudio.
- Porque haya un idiota, no nos vamos a fastidiar
todos, –dijo un compañero de la última fila.
Yo me volví con toda la mala leche y, con voz
especialmente alta, le dije:

24
- ¿Y yo no tengo derecho a pensar lo que me dé la
gana?
- Pues claro que tienes derecho a pensar lo que te
dé la gana. –añadió el P. Izquierdo.
Tanto le gustó la frase que lo repitió dos veces.
No podía responder otra cosa porque nos había
pedido nuestra opinión. Yo no se la habría dado en
público, pero me alegré que lo oyera y lo comentara.
Para mí era una rebeldía sana. Era la semilla de
una nueva forma de tratar al alumnado, el germen de un
profesor diferente que tiene en cuenta lo que piensa el
alumno.
El día de Reyes tuvimos, como todos los años, la
fiesta de compañeros: Metían nuestros nombres en una
bolsa. Durante ese año, la persona que nos tocaba era
algo especial para nosotros. Debíamos rezar por él y
tener algún detalle. A mí me tocó con el profesor de
Música que era muy amigo del P. Izquierdo. Nunca habló
conmigo a pesar de ser compañeros ese año.
Un día, al principio de la clase de Música, nos
dice:
- Lo que no comprendo es que un alumno se rebele
contra un profesor.
Yo sabía que se refería a mí.
- Si me lo hubieras preguntado, quizá sí que lo
hubieras entendido –pensé.
A mí me podía haber encantado el latín y el
griego. ¿Por qué odié el latín? No supieron presentarme
su enorme atractivo. Aquellas clases estaban dirigidas a
odiar la asignatura. La obsesión de los profesores era
25
preguntar la lección. Reconozco que algunos compañeros
lo estudiaban con agrado.
Recuerdo que cogía el diccionario de latín para
comprender el significado de una palabra y había veinte,
completamente distintos. Dada mi imaginación
desbocada me parecía algo imposible. Por si esto fuera
poco, el verbo estaba al final de la frase y ésta tenía tres o
cuatro líneas. O no me explicaron nunca cómo estudiarlo
o estaba pensando en otra cosa cuando lo hicieron.
Podíamos haber comenzado con textos más sencillos y
no con Cicerón y Tito Livio. Era el mismo problema que
los números de la suma, a mis 9 años.
En mayo, el P Izquierdo me obsequió con un 1 en
latín.
- Voy estupendamente en todas las asignaturas.
Que haga lo que quiera –pensé.
Al final de curso ocurrió un hecho insólito: El
profesor de Física salió al recreo con un examen con dos
Bs grandes en la primera pregunta. Lo levantaba en alto y
voceó varias veces:
- ¿Quién es este Alfonso Palencia?
Yo estaba cerca y me junté al grupo de
compañeros que rodeaba al profesor.
- ¡Es un examen maravilloso! –decía.
- Póngale sobresaliente a final de curso. –le dijo un
compañero que solía sacar la nota máxima en
todo.
- Para eso hay que mirar todas las demás notas –
contestó.

26
Yo pensé: me ocurren cosas increíbles. Nunca he
visto algo así. Cogí el examen y leí la pregunta con las
dos Bs grandes. Era la primera página y se refería al
átomo. Recuerdo que comenzaba así: “Según las últimas
teorías científicas…” decía cómo el átomo era un
microcosmos en el que las partículas se comportaban
como los astros en el universo, etc. Era una redacción
fantástica de alguien que estudiaba la asignatura con
ilusión.
Recuerdo que había dos compañeros que se
colocaban al final de su clase para charlar. Yo pensaba:
- ¡Con todo lo interesante que es esta clase, cómo
se pasaran el tiempo hablando…!
¡Me habían encantado tanto sus clases! Nos había
explicado todas las invenciones del mundo de la física y
yo no pestañeaba. El profesor era un despistado como yo,
pero le entusiasmaba explicar en qué consistían los
inventos más notorios.
Más tarde llegué a distinguir dos tipos de
personas: los despistados y desordenados, entre los que
este profesor y yo nos encontrábamos y que yo
consideraba genios, y las personas ordenadas, muy
valiosas, pero sin esa cualidad que tienen los genios para
cambiar el mundo. Me imagino a Marconi disfrutando en
un taller lleno de aparatos incompletos hasta que dio con
la invención de la radio.
Ese quinto de bachillerato fue un curso un poco
especial: La gente estaba cansada de tanto silencio y
hablábamos hasta por los codos. El P. Prior nos fue
recibiendo a todos, uno por uno. Era una persona amable.

27
- ¿Qué te ha pasado con el P. Izquierdo? –yo estaba
muy rojo y nervioso, pero no dudé en contestar:
- Me insulta continuamente. Yo veinte veces le
aguanto en cada clase, pero cuarenta no. Además,
no estoy de acuerdo con que no nos deje una hora
de estudio para preparar las clases como hacen
todos los demás profesores.
Aquel hombre se aflojó el cinto y soltó una serie
de carcajadas.
Me dio una sensación de connivencia.
Seguramente considera que ya es hora que alguien le pare
los pies a este profesor –pensé.
A final de curso, tuve un sobresaliente en Física y
un ocho en Matemáticas. Fui el único que acepté realizar
un examen para subir nota en esta última asignatura.
Recuerdo que un condiscípulo me dijo malhumorado:
- ¿Te parece que tenemos pocos exámenes…?
- Es un examen voluntario. Lo hace el que quiere.
–le podía haber contestado, pero no se me ocurrió
nada.
En aquellos tiempos, había costumbre de leer las
notas en público en el Salón de Actos. La incógnita del
Latín se aclaró: Tenía un cinco.
Estaba fichado como alumno rebelde porque en
Palencia al año siguiente, el maestro de novicios me hizo
la misma pregunta:
- ¿Qué te pasó con el P. Izquierdo?
Yo le di la misma respuesta y, como todos, se
quedó mudo. ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando, en este
lugar, me enteré de que había habido una lucha entre PP
28
Jóvenes y Viejos en la Virgen del Camino y de que el P.
Izquierdo había sido trasladado!
Esto me reafirmaba en algo que nunca había
dudado: Mi rebelión había sido un apoyo para todos los
demás profesores que nos habían respetado durante todo
el bachillerato. A pesar de todo, siempre he reconocido
que el P. Izquierdo era un hombre trabajador y que todo
lo que hacía era pensando que era lo mejor para nosotros.
Yo seguía siendo el mismo alumno problemático
que tendría que marchar del colegio de Vergara si seguía
sacando punta a todo lo que ocurría en clase. Había
jugado con fuego. Hasta los 16 años, todos los meses, los
profesores daban sus notas. Había pocos fines de mes en
que no desapareciera algún compañero. Te enterabas al
poco tiempo, pero en cuanto el director recorría la sala de
estudio y llamaba a alguien, sabíamos que ya nunca
volveríamos a verle. Yo tenía gran ilusión por las cosas y
era muy cumplidor de las normas. Me encantaba,
entonces y ahora, el sentido positivo que los Dominicos
dan al hecho religioso. Su sentido democrático hace
creíbles aquellas palabras de Lacordaire: “No tienen de
antiguo más que su historia”. Me sentía feliz en el
colegio siguiendo los ideales que se nos repetían todos
los días y, a veces, varias veces al día, pero era
problemático y rebelde.
Una prueba de mi rebeldía es también la carta que
le escribí a mi padre: yo tenía catorce años y estaba harto
de oírle blasfemar cuando iba de vacaciones –los
Dominicos, contrariamente a los demás frailes, nos daban
mes y medio de vacaciones durante el verano-. Le escribí

29
una carta dedicada totalmente a ese tema. Cuando fui en
verano, me dijo mi madre que a partir de aquella carta no
había vuelto a hacerlo. En efecto, nunca más ocurrió.
¡Es la misma rebelión que siento cuando veo a los
alumnos, ya desde los cinco años, aprender inglés con
dos clases de una hora a la semana, cuando los veo hacer
ejercicios gramaticales repetitivos…! Es decir, el Idioma
Moderno se transforma en una asignatura más cuando,
sin embargo, su adquisición sigue unos mecanismos
totalmente distintos como mencioné anteriormente y
trataré posteriormente.

El camino del verdadero dominio del idioma.


Durante los tres años de Filosofía, que compartí
con otros 200 compañeros en los PP. Dominicos de
Caldas de Besaya (Cantabria), acudía todas las noches a
oír unos discos de Assimil. El primer cuarto de hora lo
dedicaba al francés y el siguiente al inglés. Todos los
años, comenzábamos unos cuarenta al principio de curso
y, al cabo de un mes, el encargado de poner los discos me
decía:
- Ponlos tú mismo porque como no va nadie más...
Ya en este período de 1961 a 1963, estaba en el
verdadero camino que ahora reivindico, en mi proyecto,
para los colegios e institutos del siglo XXI: Es
conveniente el contacto con el idioma extranjero todos
los días, un cuarto de hora, o quizás, media hora, con
el fin de hacer más viables los horarios.
Me aprendí los cursos de Inglés y Francés de
Assimil. Posteriormente comencé a leer La Peste y

30
L’Étranger de Albert CAMUS y la traducción al francés
de Al Este del Edén de John STEINBECK. En inglés leí
varias novelas de Agatha CHRISTIE, The Heart of the
matter y The Comedians de Graham GREENE. Con una
novela de Agatha CHRISTIE estuve hasta las cuatro de la
mañana porque no podía dormir sin saber quién era el
asesino. Notaba que el aprendizaje era enorme. Vivía los
momentos más emocionantes con gran intensidad. Como
había estructuras y vocabulario que se repetían
continuamente en cada idioma, comencé a hablar tanto en
inglés como en francés a gran velocidad: Podía expresar
cualquier cosa. A partir de la primera novela, las demás
resultaban fáciles.
Por si esto fuera poco, metía las palabras nuevas
en unos rollitos que iba pasando, de vez en cuando,
siguiendo las directrices, sobre la memoria, que el
profesor de sicología nos había dado: Al principio el
olvido es muy rápido. Lo que hay que hacer es leer el
vocabulario, luego, a los diez minutos, después, a la
hora y después, a las cuatro horas. Así, queda para
siempre en la mente.
Un día nos dijo también que procuráramos
aprender los idiomas en aquellos momentos. Teníamos
dieciocho años. En cuanto se dio la vuelta en clase, yo
saqué en alto el rollito que tenía en la mano para que los
compañeros se dieran cuenta que practicaba sus consejos.
Su clase era un tostón: Nos hacía aprender de memoria
unos apuntes básicos. Lo importante era que, en cuanto te
preguntaba, estabas libre un mes hasta que te tocaba otra
vez.

31
Teníamos también una asignatura que se llamaba
Sicología Racional. Eran tan aburridas las clases que no
podíamos atender nadie. Se lo dijimos al profesor y, a
pesar de su propósito de cambios, seguíamos igual.
Encargamos a un compañero que sacara apuntes de lo
que decía y yo los escribía a máquina y los sacaba por
multicopista. Todos los días llevaba dos folios o tres para
repartir, y aprovechaba el final de las páginas para poner
dos o tres chistes. Todos eran de mi invención. Era un
ambiente tan cerrado que el humor era un escape sano y
necesario.
El profesor de Cosmología –Tratado del Mundo
desde el punto de vista filosófico- nos habló de un libro
que acababa de publicar en inglés y español que se
titulaba: “Dos metodologías y una realidad”. Se refería al
estudio del mundo desde el punto de vista científico
comparado con el filosófico.
Al día siguiente, entre clase y clase, dibujé en el
encerado una persona comiendo un trozo de melón con
cuchillo y tenedor. Al lado, había otro comiendo en la
misma mesa. Éste cogía el melón con las dos manos.
Escribí: “Dos metodologías y una realidad”. Resultó
genial la ocurrencia.
Este profesor era fantástico porque presentaba la
asignatura centrándose en la problemática filosófica. Nos
hacía discurrir enormemente. Un día dijo:
- Si tenéis mucha imaginación no podéis ser
buenos filósofos.
Yo pensaba que tenía una gran imaginación por lo
que me quitó toda la ilusión por la Filosofía. Seguí

32
estudiando su asignatura porque era la que más me
gustaba, pero recuerdo que pensé: De acuerdo con lo que
acabo de oír, no puedo destacar en Filosofía. Me gustan
los idiomas. Iré a oír los discos de Assimil todas las
noches.
Con lo que había estudiado en Física y la ayuda
de algún compañero hice un aparato de radio galena.
Esperaba poder oír algún curso de Inglés por la radio. Sin
embargo, esto no se llevó a efecto porque o no había o lo
daban a horas en las que yo estaba ocupado.
Al cabo de dos años, me dicen que se va a casar
mi hermano Olegario. Escribí a mis padres desde mi
primer curso de Teología en Salamanca. Les dije que me
mandaran dinero para hacerle un aparato de radio como
regalo. Lo realicé y, con doscientas pesetas que me
sobraron, conseguí hacer un aparato de radio para mí. Se
oía perfectamente la BBC que era lo que yo quería.
Todos los días oía el servicio mundial de la BBC y las
clases de inglés por radio (English by Radio).
En marzo de 1966 estaba, en Villarcayo (Burgos),
esperando incorporarme a la mili. Era probable que me
llamaran en septiembre. En el bar de Eugenio charlé con
un bilbaíno que venía de Torremolinos donde había
estado de vacaciones.
- Con inglés y francés tienes trabajo seguro –me
dijo.
Marché a la semana siguiente. Trabajé en
dos hoteles de Torremolinos como camarero y barman.
Un día nos ayudaba el maître en el bar y oí decirle a un
cliente:

33
- I’ll deliver it to the table ‘Se lo entregaré en la
mesa’.
Yo le hubiera dicho: “I’ll take it to the table” ‘Lo
llevaré a la mesa’. Conocía esa palabra, pero no la habría
usado nunca. Me di cuenta de que era más elegante el uso
de “deliver”. Esa inmediatez, esa utilidad máxima del
momento hacía que lo que aprendía quedaba totalmente
fijado en mi mente y era capaz de usarlo en adelante.
Cuando verdaderamente abrí los ojos a lo que era
el aprendizaje de un idioma, fue cuando una chica, en
medio de Torremolinos a las seis de la tarde, dio un grito:
- Leave, leave ‘Vete’.
Yo sabía que significaba ‘dejar,’ ‘ir,’ pero esa
fuerza enorme: ‘¡márchate!’ se me quedó grabado para
siempre. Yo no habría sabido usar “leave”, habría dicho
“go”. Me convencí que para aprender de verdad era
necesario vivir el idioma, sentir esa inmediatez. Me daba
cuenta que al mismo tiempo que lo aprendía se me
quedaba fijado en la mente con posibilidad de
reproducirlo.
Todos los años recordaba a los alumnos este
episodio. Quería que aceptaran mis exageraciones: Mis
gritos para que aprendieran la frase “I’m shouting”
‘Estoy gritando’. O el susurrar vis vis vis al oído de
alguien para que entendieran la frase “I’m whispering”
‘Estoy susurrando’. Lo repetía varios días en situaciones
imaginativas y, cuando al día siguiente hacía el gesto,
todos repetían la frase. Lo entendían y lo hablaban y yo
me divertía presentándoselo de modo simpático.

34
Durante mi servicio militar en Valladolid
aproveché las tardes libres para asistir a las clases de una
academia. El profesor irlandés reciclado me puso en el
grupo más avanzado. Yo hablaba a gran velocidad. Él era
un profesor reciclado porque no pronunciaba irlandés
sino el más puro inglés de la BBC.
Mi cuñado me recordó, en una poesía al
jubilarme, aquel día que en clase quise explicar
“barefoot” ‘descalzo’ y me quite el zapato: El dedo gordo
asomaba fuera del calcetín.
En efecto, al ser el idioma inglés muy diferente
del español era mejor conferir el significado mediante
una imagen o una acción para que no establecieran un
paralelismo de traducción con el español.
Desde el principio de mi enseñanza como
profesor, oía a los alumnos decir que yo era un profesor
diferente. Incluso, una vez, en aquel primer o segundo
año en el instituto de Recaldeberri –Bilbao-, una chica
dijo en alto:
- No es ni mejor ni peor, es diferente.
En aquellos momentos, además de mi
experiencia, hubo dos acontecimientos muy importantes
que influyeron en todo lo que hacía. Acababa de
presenciar en el Salón de Actos del Banco de Vizcaya
dos horas de actuación del grupo teatral English
Teaching Theatre. Fueron dos horas de un aprendizaje
fabuloso. Con mucho humor, gestos exagerados y
canciones, estuvimos las dos horas sin respirar. Por otra
parte, Hugh PIKE nos había dado una charla en la que los

35
gestos y sinónimos eran esenciales para transmitir el
significado.
Las canciones.
Cuando comencé a dar mis primeras clases en un
Colegio Cooperativa de Padres, en las Encartaciones, en
Vizcaya, enseguida pedí un buen magnetofón. Me
parecía absurdo leer los diálogos cuando podían oírlo con
una calidad perfecta. Comencé a usar canciones, las que
más me gustaban. Recuerdo que un día me encantó oír en
un comercio una canción hermosa: These are the best of
times ‘Ésta es la época más feliz’. BoneyM nos
sorprendió con el Lute. Incluso los más pequeños
querían oír aquellas canciones.

Billy Joel en la canción “Shades of Grey” canta esta frase que


aparece en el televisor al mismo tiempo que su voz: ’A los únicos
que temo es a aquellos que todo lo ven claro’.

36
El método más utilizado era oír la canción una
vez completa. Preguntaba si habían entendido alguna
palabra, si sabían si era una canción de amor, protesta,
etc. Les decía:
- No importa que la primera vez no lo entendáis.
Escuchad bien. Lo que entendáis por primera vez
vale ya para siempre. Cada vez entenderéis un
poco más. Lo importante es que al final de la
clase comprendáis perfectamente todo.
Y añadía:
- El uso de canciones es lo más serio de mis clases,
porque es la actividad con que más se aprende.
No lo digo sólo yo. Se lo he oído a muchos
profesores”.
Un alumno me regaló en una ocasión una cinta
doble con canciones de Chris de BURGH. Las habían
usado en su estancia de un año en USA para aprender
inglés. Hay varias fantásticas. Lady in Red y Last night
son las mejores. Al principio de curso, oí el comentario
de dos alumnos después de escuchar estas canciones:
- ¡Son canciones buenas!
Yo entendí perfectamente el mensaje: Al ser unas
canciones traídas por un profesor, pensaban que tenían
que ser aburridas. Me alegré de sorprenderlos.
No solamente los alumnos disfrutaron de ellas.
También una profesora de Ciencias Naturales me dijo
una vez:
- Estuve en la clase de al lado y oí una canción que
me entusiasmó. Dime de quien es porque voy a

37
comprar el LP inmediatamente. Era de Alan
Parsons Project.
Un profesor de Matemáticas me comentó, en una
ocasión, cómo estaban haciendo un examen y se oía, muy
lejana, una hermosa melodía.
Por experiencia sabía que si se aburrían se
portarían mal como había hecho yo. Cuando esto ocurría,
me echaba la culpa a mí mismo y procuraba buscar
cambios para crear variedad.
Fui a la Universidad de Deusto a las clases de
Filología Inglesa. Conseguí el Certificado sencillo de
Conocimiento del Idioma Inglés que proporcionaba la
Universidad y pasé el examen de la Escuela de Idiomas.
Por cierto, siempre me dieron algunas décimas en los
traslados por estos diplomas.
De una y media a dos tenía la clase de Inglés de la
BBC. En esos momentos solían hablar los trabajadores de
Iberduero por sus emisoras. No me dejaban escuchar. Yo
preparé una antena selectiva -en espiral- y no me
volvieron a molestar.
El aparato que usaba era el de mejor calidad para
Ondas Cortas del momento: un Grundig 2000. Fui a
Andorra a comprarlo. Me empeñé en traer aparatos para
todos los hermanos y me cayó una buena multa. A pesar
de todo, en aquel momento, no me salió más caro que
comprándolo en España.

Primer destino definitivo.


En 1979 aprobé la oposición. Fui con destino
definitivo a un instituto de Vizcaya. Recuerdo que

38
andaba por los pasillos, el primer día de clase, pensando
que no tenía clase en ese momento y me introduje en una
que no tenía profesor. Les leí unos cuantos chistes en
inglés. Ellos los entendieron. Al día siguiente, les dije
que el día anterior me había equivocado, que me tenían
de profesor. Noté una gran aceptación. Aquellos alumnos
estuvieron todo el año adorándome. Se portaban
maravillosamente y les hacía gracia todo lo que hacía.
Me admiraba que todo les resultaba ameno y me
aceptaban como locos. El estar dando clases, por primera
vez con la oposición aprobada, me confería también una
especial alegría.
Utilizaba el libro de texto que poseía multitud de
imágenes y enseguida pasaba a algo más divertido. Los
diálogos los oían mediante mi magnetofón. Quitaba el
radiocasete del coche y en una bolsa lo transportaba junto
con los altavoces. No tenía tecla de rebobinado y lo
volvía para atrás con un bolígrafo bick que ajustaba
perfectamente al agujero de la cinta. Ellos aceptaban esa
chapuza porque el sonido era fantástico.
Yo no podía esperar. La Dirección de los
Centros y la Delegación de Educación eran profesores y
no eran conscientes de la necesidad de un buen sonido
para las clases. Por otra parte, era tan fácil extraer el
estéreo del coche con sus dos altavoces… Más adelante,
en Santander, solucioné el problema del sonido con el
pegado de 400 cartones de huevos en el techo. No podía
esperar, treinta años, a que se concienciara la sociedad
de la importancia del sonido. Cada día, en clase, tenía 40
alumnos que necesitaban buenas condiciones acústicas.

39
Cuando estuve en el Instituto Experimental de
Deusto, me quejé a los inspectores de que nadie se
preocupaba del sonido de las clases. Pensé que había
servido de algo aquella queja porque, al año siguiente,
estrenamos instituto y la pared del fondo de la clase en
vez de ser vertical era oblicua. No había reverberación y
se oía estupendamente.
Por cierto que la primera impresión en este nuevo
instituto fue muy decepcionante: Aparecí en la clase. Los
alumnos estaban en el fondo charlando. Nadie se había
enterado que había llegado el profesor. Era la primera
clase y se callaron. Cuál no sería mi alegría cuando al día
siguiente veo que han instalado una tarima para el
profesor. Desde el primer momento tenía que ser
protagonista. Mi enseñanza se iba a basar más en gestos
que en traducción.
Tenía que captar su atención y la tarima me lo
facilitaba enormemente. Veían perfectamente la pizarra.
Veían mis gestos. Posteriormente, en Santander tuve que
prescindir de esta ventaja porque el profesorado
consideraba que la tarima nos encumbraba y alejaba del
alumnado.
Seguí usando el libro. Enseguida pasaba a algo
más alegre usando las canciones que más les podía
interesar en ese momento. Cuando, posteriormente, grabé
unas canciones de la BBC en las que una voz femenina y
otra masculina iban explicando la letra en inglés, me di
cuenta que muchas eran las mismas que yo estaba
utilizando. Me alegré de haber acertado en la elección de
este material.

40
Mientras Witney HOUSTON nos deleita con su voz, en la pantalla,
always es sustituido por never y éste por often: Lugar intermedio en
la frase, propio de los adverbios de frecuencia.

Por fin, tuvo éxito la carta que había dirigido a la


Delegación de Educación de Santander, unos meses
antes. Les pedía que sacaran todas las plazas de la ciudad
para el concurso de traslados. Estábamos muchos
matrimonios separados porque no salían las plazas. Los
nuevos podían ir de momento a puestos más lejanos.
Salieron nada menos que 7 plazas de Inglés para
Santander. Nunca habían sido tantas. A mí me dieron la
sexta en el mismo instituto que mi mujer, Fely, y al lado
de casa. Cuando ella me lo dijo por teléfono casi rompo
el techo del salto que di. Era todo un triunfo increíble.
Yo me veía yendo kilómetros y kilómetros a algún
instituto lejano y resulta que estaba a trescientos metros
de casa con plaza, en propiedad, definitiva.

41
Santander. Las clases.
En el año 1981 concursé y me dieron destino
definitivo en Santander. Lo primero que noté es que,
contrariamente a lo que pasaba en Vizcaya, los
profesores tanto de izquierdas como de derechas eran
personas agradables. Además, en Vizcaya, en aquel
momento, los alumnos seguían los dictados de un
periódico de extrema izquierda y nacionalista. Todos los
lunes o martes decretaban huelga. Nos destruían nuestros
planes de estudio. En este contexto se convocaron
elecciones para director. Se notaba que la persona que
podía salir elegida no iba a hacer nada ante esta situación.
Cuando hubo elecciones para director estuve por decir en
alto:
- Si queréis que los alumnos vengan a estudiar,
votad a este profesor como director.
Me callé y lo estuvimos sufriendo dos años
seguidos.
En Santander se podía hablar con todos los
profesores. Eran personas que tenían ideas razonables. Se
les podía votar para los cargos de dirección.
Es verdad que en aquellos momentos todavía no
había caído el muro de Berlín. Muchos profesores y
artistas que se las daban de “intelectuales” creían en
aquella democracia infame. Al menos allí todos tenían
trabajo -decían. Yo oía la BBC y sabía que iban al
trabajo, pero no trabajaban. Las fábricas estaban en
ruinas y tenían problemas más graves que nuestra
inflación. La persecución franquista había sido una

42
monja de la caridad comparada con la crueldad y falta de
libertad del comunismo. La gente oía la BBC en el
bloque comunista. Cuando pasaba algo vergonzoso para
la URSS, metían ruidos en frecuencias cercanas a la
BBC para que no pudiera oírse. Me carteaba con
frecuencia con un ingeniero de Berlín Este. Estaban que
explotaban. Años más tarde me mandó su historial tal
como lo había redactado la Stasi, policía política.
Yo estaba convencido que el vídeo tenía un gran
futuro en la enseñanza de idiomas. Los padres de Fely,
mi esposa, habían muerto el año anterior a mi traslado.
Traje a la clase su TV en blanco y negro que era Zenith
de gran calidad. Era el regalo que ella había hecho a sus
padres con su primer sueldo. Compré el mejor equipo
Sony de vídeo de mesa y una cámara que necesitaba un
vídeo portátil para su uso. En total eran 450.000 pts.
Todos los días llevaba el vídeo portátil de la cámara a
clase. Me encantaba. ¡Llevar la vida real a la clase con
sonido e imagen es el futuro! Un día me encontré con que
no tenía el cable de la TV hasta el vídeo. Si hoy consigo
que funcione, nunca voy a fallar -pensé.
Cogí un cable cualquiera, aproveché uno de los
polos y funcionó perfectamente.
Ahora tampoco podía esperar a que la
Delegación de Educación se concienciara de la
importancia de traer el sonido y la imagen a clase.
Además, me encantaba todo lo relacionado con estos
medios; sobre todo, el recoger las canciones mejores del
momento y hacer aparecer mediante el Storyboard la
letra en la pantalla del televisor al mismo tiempo que el

43
sonido. El caso más espectacular fue la canción I’ll
always love you de Whitney HOUSTON. Como
mostraba al pie de la imagen, en la frase I’ll always love
you, la palabra always se sustituía por never, often,
frequently: maravillosa manera de introducir el lugar que
ocupan en la frase los adverbios de frecuencia. Era la
canción más maravillosa del momento. El sonido era
excepcional. Por si esto fuera poco, cuando ya la
comprendían totalmente, usaba el videoclip. ¡Estoy
seguro que muchos lectores recuerdan aquella maravilla!
Tardaba tres horas en introducir la letra de cada
canción y hacerla coincidir con el sonido. Me encantaba
el resultado. Los alumnos lo agradecían.
Un día hacia la mitad de mi carrera docente se me
quejó una alumna de que todas las canciones eran tristes.
Presintiendo que había cierta verdad en su afirmación le
contesté:
- Son las más bonitas. Tienen las letras más
interesantes.
Fue la única crítica negativa a las canciones si
exceptuamos el caso de una alumna que no me atendía
como norma. Solamente el día que puse América,
América de West Side Story me dijo:
- Esta me encanta. Pónganos canciones como ésta.
Conversaciones en el Ferry.
Un día paseando por el puerto vi una cantidad
enorme de ingleses esperando en fila, durante horas, la
entrada al Ferry Santander-Plymouth. Pedí permiso a la
autoridad del puerto para llevar a los alumnos. Le
encantó mi propuesta. Nos dio un pase para otro profesor

44
y para mí. Todos los años preparábamos una serie de
preguntas en clase. Los alumnos charlaban con los
ingleses. Siempre nos recibieron con los brazos abiertos y
más de un inglés me dijo que le parecía una idea
fantástica.

La mujer no los soportaba, pero al marido no le creaban especial


problema los toros.

Los alumnos llevaban las preguntas en una tira de


papel. Ni corto ni perezoso uno preguntó:
- Are you single or married? ‘¿Es Ud. casado o
soltero?’
45
- I’m single ’Soy soltero’.
La siguiente pregunta también se la hizo.
- How many children have you got? ‘¿Cuántos
hijos tiene?’
El inglés se sonrió, pero, cuando al final el
alumno le dijo:
- Thank you for helping us with our English.
‘Gracias por ayudarnos con nuestro inglés’.
Le dijo:
- You need it a lot. ‘Necesitas mucha ayuda’.
Eran entrevistas que hacíamos al principio del
curso. Aunque algunos alumnos, como es éste el caso, no
entendían las respuestas, al menos se daban cuenta que
los ingleses entendían sus preguntas porque las
contestaban.
Al principio comencé con entusiasmo dando las
clases totalmente en inglés. A muchos se les veía
progresar. Hubo dos alumnos que no lo aceptaban de
ninguna manera. Incluso uno contaba que me había
preguntado por el significado de una palabra y le había
contestado con un sinónimo. Quizá no expliqué bien a
ese grupo lo que me proponía. Al año siguiente me
comprometí a usar el castellano para traducir vocabulario
ganando en precisión y rapidez. Quizás fue algo en lo que
no debía haber cedido. La inmensa mayoría me seguía
perfectamente las explicaciones. A pesar de eso, los
juegos de vocabulario, chistes e historietas seguían
siendo en inglés.

46
Era una actividad placentera tanto para los alumnos como para los
ingleses que esperaban la entrada del Ferry.

En busca de material para las clases.


Un verano, al comienzo de los ochenta, fui con mi
familia a Inglaterra con el fin de conseguir material de las
televisiones inglesas. Pensábamos ir de camping por la
zona sur. Los bungalós de los campings estaban todos
ocupados durante todo el mes de agosto. Por otra parte,
no dejaba de llover. Aterrizamos en un pequeño hotel de
Eastburn. Cada semana tenía que darle a la dueña un
montón de cheques de viaje. Al cambio, nos supuso unas
90000 pts. por ese mes. Monté el vídeo en la habitación.
Salía la imagen, pero el sonido no aparecía por ninguna
parte. Compré dos micrófonos e introduje el sonido que
47
tomaba del altavoz del televisor. Grabé anuncios y
multitud de programas. Me arrepentí de no haber grabado
una película de una profesora a la que se le revolucionaba
la clase. Fue lo primero que vi y habría sido lo mejor.
Hacía diecisiete años que no había habido un
verano tan lluvioso como el que nosotros elegimos para ir
a Inglaterra. Estuvimos en el pueblo más soleado del
Reino Unido y vimos el sol tres días.
Lo importante es que había conseguido material
de películas, series –Three’s company-, anuncios,
concursos, etc. Por otra parte, en España, compraba de
vez en cuando los LPs de música más famosos del
momento. También les pedía a los alumnos que
procuraran traerme aquello que más les entusiasmaba.
Les decía que yo iba a seleccionar, sobre todo, las
canciones con una letra interesante. Había que abstenerse
del Heavy Metal. Durante muchos años, dedicaba un
cuarto de hora de cada clase al estudio de alguna canción.
Posteriormente, empleaba un día completo a la semana.
Procuraba que fuera un día que tenía clase con todos. De
tanto oír la canción salía alegre tarareándola.

Cómo aprendieron inglés las hijas.


Con las hijas no hablaba habitualmente en inglés.
Comencé por cantar pequeñas canciones en los viajes.
Conseguí libros de la colección Ladybird con profusión
de dibujos. Les leí todos los cuentos tradicionales en
inglés. Yo disfrutaba quizá más que ellas de las bellas
presentaciones y la narrativa llena de misterio y poesía:

48
- Hablando con las amigas me he dado cuenta que
yo no tengo las imágenes de Blanca Nieves en
castellano, etc. lo tengo todo en inglés –me dijo la
hija mayor en una ocasión.
Yo había oído en la BBC un curso en el que
hablaban todos los animales. Era sumamente divertido.
En cuanto me enteré que Salvat lo había editado lo
compré: era Mr. Barrett’s Circus ‘El Circo de Mr.
Barrett’. Les aconsejaba seguir la historia de Mr. Barrett,
a ver qué pasaba en vez de insistir en la parte gramatical
que eran los fascículos pares. Posteriormente, les ponía
las cintas en el magnetofón mientras se dormían. Lo oían
con interés. Cuando una sobrina vino a nuestra casa para
acabar Magisterio, tuve que cambiar de método. Como
no le dejaba dormir la cinta, comencé a leerles una
pequeña historia todos los días en el desayuno. A
Cristina, la mayor, comencé con un capítulo de Animal
Farm de George ORWELL –centrada en la revolución
rusa-. Era impresionante cómo adoraba a Snowball y
odiaba a Napoleon –Snowball representaba a Trosky y
Napoleon a Stalin-. Seguí con la serie de Los Cinco. No
le traducía una palaba y lo entendía todo. Posteriormente,
se examinó de cada uno de los cursos de la Escuela de
Idiomas y siempre aprobó. Ella me decía:
- ¿Qué pongo en los exámenes?
Yo le decía:
- Lo que te suene.
Más adelante me dijo:
- Sé cuál es la respuesta verdadera, pero no sé el
porqué.
49
Entonces le di la gramática de THOMSON AND
MARTINET.
En la frase “It’s on television” el alumno usará
“on” porque lo ha oído varias veces. El aprender
explicaciones sobre el uso de las preposiciones y, a
continuación, llenar al alumno de ejercicios es destruir lo
más bonito del aprendizaje del idioma. Es un error que
no cometí con mis hijas.
Es importante tener un esquema básico sobre el
funcionamiento del nuevo idioma. Lo importante es
conseguirlo disfrutando de ese mágico placer que
produce. Si nos admiramos de que los niños búlgaros
consiguen hablar castellano en nueve meses, es porque
nunca se ha roto esa magia en la convivencia con los
compañeros de juego, sus profesores.
Además de mis historietas, mi hija mayor llegó a
leer asiduamente la revista Newsweek.
A los diez años fueron mis dos hijas por primera
vez a Inglaterra. Ellas no tenían problemas para entender
y hacerse entender.
La hija menor, Esther, no mostraba tanto interés
por los idiomas como la mayor. La matriculé en Inglés en
BUP pensando que era mejor que lo aprendiera bien. En
el primer trimestre tuvimos que cambiarle a Francés
porque se aburría en clase. Los profesores no salían de su
asombro: Lo normal era cambiarse de Francés a Inglés.
Nunca nadie había hecho lo contrario.
El alemán comenzaron a estudiarlo desde los 7
años. Conocimos a una alumna alemana, Córdula, de la
Facultad de Medicina. Venía tres días a la semana. Le

50
dijimos que más que enseñarles mucha gramática
procurara hacer juegos con el idioma para que no lo
odiaran.
La hija mayor se aficionó al francés en el
bachillerato y se matriculó en la Escuela Oficial de
Idiomas donde llegó a acabar cuarto curso.

Con la carrera de Telecomunicaciones recién


acabada y el dominio del inglés, francés y alemán tenía
las puertas abiertas de Patentes Europeas. Prácticamente
el ingreso en un Funcionariado Europeo sin oposición.
Realizó la primera entrevista en la Oficina de
Patentes en Holanda. Cuando salió nos comentó en qué
había consistido la entrevista:
- Tuve que hablar con un ingeniero inglés, con otro
alemán y con un francés; cada uno en su lengua.
En el idioma que más segura se sentía era en
inglés: El único en el que nunca había tenido una clase,
solamente la historieta diaria. Unos años antes había
pasado el “Proficiency” de Cambridge.

Comienzo del vídeo y las computadoras.


Hacia 1982 comenzó la explosión del vídeo y las
computadoras. Como todos los días subía el vídeo a
clase, los padres de los alumnos decidieron comprarme
uno. Recuerdo que el presidente de la Asociación de
Padres era partidario de comprar un horno para el
profesor de Dibujo. En aquel momento estaba yo, atrás,
en la asamblea. El padre de un alumno mío le dijo:

51
- El profesor de Inglés trae todos los días el vídeo.
Afecta a muchos más alumnos que el horno. Es
mucho más necesario. ¿Si no se puede cambiar lo
que tenéis programado para qué nos convocáis a
la asamblea?”
Al día siguiente fui con el Presidente a comprar el
vídeo. Además me dijo que comprara uno que me
sirviera para mi actividad.

Los primeros años en Santander teníamos clase


los viernes por la tarde. Todos los profesores se quejaban.
Los alumnos estaban inaguantables. Yo iba con la cámara
y el vídeo. Grabábamos pequeños Quiz programmes
‘Preguntas y respuestas’. Los alumnos traían pequeños
artilugios sonoros para aumentar la sensación de
aprobación o desaprobación con cada pregunta. Así
repasábamos todo lo estudiado durante la semana.
Algunos días pedía voluntarios para poner voz a algún
dibujo animado del Pájaro Loco. Cuando cambiábamos
la voz y oíamos a aquel pajarraco hablar en inglés, nos
emocionábamos. Es una sensación tan especial que no
sabría describirlo. Hay que experimentarlo. Esto no se
podía hacer más que con el sistema Beta por lo que para
esta actividad todavía tenía que traer el vídeo de mi
cámara.

52
El presentador está diciendo que lo ha hecho rematadamente mal:
’It’s awfully wrong’. La escalera indica que cada recreo ponía dos
nuevas filas de cartones. Cada vez se oía mejor.

Yo pensé que todos los vídeos Beta permitían el


cambio de sonido como el mío. Por lo tanto, cuando fui a
comprarlo con el Presidente de la Asociación de Padres
enseguida di el visto bueno, pero el que compraron no
permitía el doblaje de sonido. Para conseguirlo tenía que
ser un vídeo Beta y de calidad.
Por cierto, los ladrones entraron en el instituto
varias veces. Buscaron mi vídeo en la clase, pero no
encontraron más que la vieja TV en blanco y negro.
Demasiado pesada y de poco valor para llevársela. Por
otra parte, en la bolsa que subía y bajaba del instituto con
el vídeo, llevaba adosada una alarma por si sufría un
ataque en el camino: tendrían que llevárselo con una
sirena disparada y el profesor llamándoles ladrones.
Piénsese que en aquel momento cuando entrevistaban a
un político se le preguntaba si tenía vídeo en casa. El
equipo que yo compré era lo mejor del momento. Lo hice
por la enorme convicción que tenía que había que traer la
vida real a la clase y, también, como agradecimiento al

53
traslado, desde el País Vasco, que me permitía dar clase
al lado de casa.
Los ladrones, frustrados con los resultados
obtenidos en el instituto, lo quisieron robar en mi casa:
Un día tuvimos la visita de una prima. Salimos hacia el
Sardinero después de comer. Una hora después, Tomás,
mi cuñado, se presentó con cara seria.
- ¿Qué pasa? –le dijo mi mujer.
- No ha pasado nada, pero os han entrado en casa.
Yo di un grito de alegría. Sabía que había
funcionado la alarma. En efecto, le había cambiado las
pilas dos días antes. A los cinco minutos estaba la policía
en casa. No sabían dónde se encontraba, ni sabían
pararla. Se oía dentro de la cocina y fuera porque estaba
en medio del orificio del desagüe de humos a ras del
suelo. La vecina llamó a mi cuñado y él les dijo cómo
desactivarlo.
Desde este momento ya no me llamaron más
veces: “El de las alarmas”. Todos sabían que era algo
muy serio. Me había salvado del robo del coche y de todo
el equipo de vídeo. El profesor de Dibujo del instituto,
me dijo que quería instalarla en su chalet. Al no estar
patentada, los ladrones tampoco saben en qué consiste.
Los ladrones siguieron entrando al instituto.
Estaba abandonado durante la noche. Tampoco ahora
podía esperar: Puse una cara de infinita mala leche y me
marché a la Delegación de Educación. Me puse a la cola
y esperé a que me tocara el turno para hablar con el
Delegado. Le dije:

54
- Hay alarmas estupendas. Por favor, al menos
pongan un caldero de agua encima de la puerta
para que les caiga encima a los ladrones, pero
hagan algo.
Me vio muy enfadado. Me mandó esperar y me
llamó al poco tiempo:
- Hemos pensado poner una alarma en su instituto,
pero no corra la voz porque no podemos ponerla
en todos.

Actividades de una clase diferente


En diciembre de 1987 publiqué un artículo
titulado El vídeo y las computadoras en la enseñanza del
Idioma Moderno en la revista, dedicada a la enseñanza,
Quima. Además de la ilusión por las expectativas de
estos medios, había una relación de todas las actividades
que en aquellos momentos experimentaba en las clases.
Hoy en día, yo aprovecharía estos instrumentos con
mayores perspectivas de éxito dado el avance que se ha
producido. En el caso del uso de las computadoras,
elegiría un programa que, como los míos, dejara
constancia de todo lo que el alumno haría. Es
conveniente que no se realice de una manera
pormenorizada sino que aparezca el trabajo que el
alumno ha realizado mediante el programa. Todo ello en
una línea. Lo tendría en cuenta, como entonces, para la
nota de la evaluación.
Muchas de las actividades que aparecen en la
revista pueden funcionar perfectamente en estos
momentos. Leamos el artículo:

55
EL VÍDEO Y LAS COMPUTADORAS EN LA
ENSEÑANZA DEL IDIOMA MODERNO

La acelerada difusión de la computadora y el


vídeo en nuestro mundo moderno ha creado una gran
ilusión en amplios sectores del profesorado para
aprovechar intensamente estos medios. Muchos de los
que estamos ahora en los cuarenta recordamos algún
comentario de nuestros profesores de Universidad
cuando hablaban de sofisticadas máquinas que
ocupaban varias habitaciones y realizaban miles de
operaciones por minuto. Con la reciente aparición de
los COMPATIBLES XT y AT un nuevo mundo se ofrece a
nuestra imaginación. Por si esto fuera poco, el avance en
calidad y maniobrabilidad del vídeo y la computadora
durante estos últimos años ha sido increíble.
Estos magníficos medios de manipular la imagen
y el sonido se van extendiendo a profesores y alumnos.
No podemos dejarlos de lado sin tratar de experimentar
y comprobar hasta qué punto nos pueden servir en
nuestra clase. ¡Cuántas veces no vibramos ante el
televisor al contemplar unas secuencias perfectas con un
mensaje icónico insuperable! ¿Por qué no aprovecharlas
para motivar nuestras clases?

Computadoras
Una de las características que más puede
entusiasmar al profesor de idiomas cuando se acerca al
mundo de los lenguajes de programación es la sencillez.

56
Tienen un gran poder de comunicación y se aprenden
rapidísimamente. Desde el primer momento hacemos
nuestros pequeños programas y nosotros mismos somos
los primeros en sorprendernos de lo que hemos sido
capaces de realizar. Hace unos meses cuando comentaba
entusiasmado a un compañero lo que había conseguido
con el lenguaje Logo exclamé:” Es estupendo para
enseñar inglés y es muy fácil”.

Aquellos primeros IBM tenían un atractivo especial

Unos programas consisten en pequeños juegos


con las estructuras que vamos dando durante el curso.
Otros son historias que se van escribiendo en la
pantalla: en cada frase hemos quitado una palabra que
el alumno tiene que rellenar; en caso de no acertar la
palabra adecuada, la máquina la escribe correctamente
en el lugar apropiado. En otros se usa el “multiple
57
choice” ’elección múltiple’ con la particularidad de que
el ordenador le indicará la solución correcta en caso de
equivocarse, le tocará un carillón a gusto del profesor y
le contará los aciertos y los fracasos. Se puede ofrecer
ayuda al alumno en cualquier momento. Algunos de los
programas archivan el nombre del alumno y la
calificación obtenida con lo que funcionan como
exámenes, pero con una ventaja: la máquina le avisará
inmediatamente de cualquier error que haya cometido.
La gran maravilla es que incluso los profesores
que no quieren aprender nada de programación pueden
aprovecharse de ellos añadiendo distintas frases o
historias en las líneas DATA de los programas. Cuando
se ve a los alumnos teclear con tanto interés estos
ejercicios, resulta inconcebible que les condenemos a
no poder hacer más que matar marcianitos en sus
ordenadores.
El listado de los programas se puede exponer en
la biblioteca del centro para que puedan ser copiados
por los alumnos interesados en pasarlos a sus máquinas.
En el Instituto de Cazoña (Santander) disponemos de una
serie de programas sacados a partir de las
equivocaciones más frecuentes en las redacciones de
inglés, exámenes, etc. Casi todo está en Basic porque es
el lenguaje común a todos los alumnos y con pocas
modificaciones los pasan a sus máquinas.
Entre un grupo numeroso de profesores
podríamos hacer una gran cantidad de programas para
repartir entre nuestros alumnos.

58
El intercambio se puede realizar desde ahora
mismo. Los programas, aunque no se entiendan, se
pueden teclear o copiar de disco a disco o de casete a
casete con gran facilidad. Debido a que la concentración
del alumno en la pantalla es muy grande, nos
quedaríamos sorprendidos del dominio del idioma en
una de las tareas más importantes y costosas de la clase:
la enseñanza de la gramática. Las clases del instituto las
podríamos dedicar más al dominio de la lengua hablada.
Ese ha sido mi objetivo durante estos dos últimos años.

El vídeo
No quedan lejanos aquellos años en que
llevábamos el radiocasete del coche para que en
nuestras clases los alumnos pudieran oír diálogos
originales interpretados por distintas voces. Mucho más
cercano a nosotros está el momento en que se nos dotó
de un estupendo magnetofón, y últimamente, podemos
disponer de imagen y sonido por medio del vídeo.
Todas estas actividades que a continuación
enumero brevemente las he experimentado durante estos
últimos años:

Role Play La dramatización de pequeños diálogos


estudiados en clase por parte de los alumnos es una
práctica que realizan con entusiasmo. Podemos grabarla
en vídeo. Si el alumno comete alguna incorrección se le
mandará repetir la frase para que la diga correctamente.
De esta manera, se ven diciendo algo incorrecto y a

59
continuación la misma frase correctamente expresada
por ellos mismos.

¡Cuánto le costó a este alumno pronunciar bien la palabra


“emergency”! Al final, se enfadó y lo hizo perfecto.

Otra actividad consiste en realizar un guión


cinematográfico y hacer paradas al final de cada toma.
Durante la grabación se realizan pequeñas escenas y
después nos sorprende una historia completa.
Un guión cinematográfico que estoy realizando
este año tiene el siguiente argumento: El profesor
explica una cuestión de gramática y siempre hay un
alumno que no acaba de entenderlo bien. Esto no es más
que una disculpa para repetir las estructuras más
importantes varias veces. Cuando nos acerquemos a las
evaluaciones sucesivas, el simple hecho de proyectar los
episodios anteriores nos servirá de repaso.

Concursos: Muchos temas se pueden prestar a un


concurso. Tanto el vocabulario como las estructuras nos
60
pueden servir de material con el que construimos las
preguntas. No se puede pasar por alto que algo esté mal
expresado o pronunciado en un concurso donde la
pregunta tiene una gran fuerza de fijación en la
memoria. Normalmente tendremos que parar la máquina
para que las frases no contengan ningún fallo.

El presentador detiene los aplausos: Comienza el repaso de lo


estudiado durante la semana mediante un Quiz Programme
‘Preguntas y Respuestas’

Cursos de diapositivas: Cualquier curso de


diapositivas se puede pasar a vídeo facilísimamente con
la ventaja que cuando grabamos las dispositivas vamos
acercando las figuras que hablan en ese momento de tal
manera que se reaviva la imagen.

Lectura de redacciones: Las redacciones que han


sido hechas por los alumnos, posteriormente, las leen
ante la cámara. Tenemos la posibilidad de parar la
cámara en un momento dado y hacer repetir al alumno
una frase que previamente pronunció mal. Ya no es la
corrección molesta del profesor en clase sino que crea
entusiasmo tanto en el profesor como en el alumno el
61
hecho de que éste aparece expresándolo correctamente y
dándose perfecta cuenta de que es capaz de hacerlo bien.
Es conveniente que previamente las redacciones hayan
sido corregidas por el profesor.
En un principio los alumnos tienden a leer muy
deprisa, pero, posteriormente, al darse cuenta de lo
agradable que es escuchar a alguien que habla
pausadamente ante la cámara, lo hacen más despacio.

Noticias importantes: Las noticias importantes


que surgen en un momento determinado tienen una
fuerza enorme y atraen el interés. Se pueden presentar
escribiendo en la pizarra un breve párrafo y a
continuación poniendo el sonido de la BBC. Pero es, sin
duda, más interesante recoger algunas imágenes del
telediario e introducir el sonido de la BBC. Después
aparece en pantalla el texto de la noticia y se repite la
banda sonora.-Piénsese que es un momento en que no
existían emisoras de televisión extranjeras-

Los doblajes de escenas de película o de dibujos


animados son fáciles de realizar en el aula. Para ello no
hay que tener más que un vídeo y un micrófono. Aunque
el tema sea serio e importante, es conveniente que esté
tratado con cierto humor. Temas como la
preponderancia del hombre o la mujer en la casa,
tratado en la serie Bill Crosby, son perfectas. Algunas
escenas del Pájaro Loco se encuentran entre las que más
éxito tienen.

62
El método que convendría seguir es el de dedicar
una clase completa con cada grupo. Al final del día, se
ha completado el doblaje de una historieta. No importa
que se noten los cambios de voces de una clase a otra
porque la imagen tiene tanta fuerza que se admite todo y,
obviamente, no perseguimos ningún fin comercial sino
didáctico.
Cuando en la clase aparecen aquellos dibujos
hablando en inglés se siente algo verdaderamente
impresionante y tienen una fuerza enorme. Los alumnos
llegan a repetir frases inconscientemente El significado
se toma como algo global y apenas hay que explicar
nada porque hemos elegido unas secuencias con mucha
acción y el sentido es evidente.

Episodios: Los episodios bien sean de un curso


de vídeo o de un fragmento de película tienen un interés
para el alumno difícil de comparar con los diálogos de
los cursos tradicionales. A la hora de mandarles
dramatizar un diálogo que han oído del magnetofón o
del vídeo la diferencia es abismal sobre todo en
entonación y espontaneidad. El alumno recibe del vídeo
una comunicación más perfecta que le hace sentirse más
seguro al expresarse oralmente y corporalmente.

Las canciones: Las canciones debemos


presentarlas de distintas maneras:
 Escribiendo la letra en el encerado y
mandándola copiar mientras vamos explicando el
contenido.
63
 Dándoles un papel a multicopista en el que
hemos quitado algunas palabras del texto.
 Usando el vídeo y haciendo aparecer la letra al
mismo tiempo que la música.
Para que las canciones despierten interés deben
ser actuales y con un texto aprovechable didácticamente.
Las canciones tradicionales son estupendas para
ambientar la época que precede a la Navidad. En ese
mes consiguen un éxito seguro canciones que en otra
época serían un perfecto fracaso. Al cantarse
fácilmente, los 40 alumnos están usando el idioma al
mismo tiempo.
En mi opinión, el uso frecuente y equilibrado de
canciones en clase es uno de los aspectos más
importantes que hay que tener en cuenta en la
programación. Crea un ambiente alegre y distendido,
hace que esas frases que ha oído en la canción se sigan
repitiendo mentalmente hasta en el sueño y, sobre todo,
porque la canción es algo que los muchachos a esta edad
adoran. Incluso es fantástico para mantener la disciplina
porque el hecho de que el profesor les corte una canción
que verdaderamente les encanta porque alguien en la
clase está molestando hace que ellos mismos llamen la
atención al compañero y éste cambie de actitud en lo
sucesivo.
Importante Consideración
No olvidemos que la ley suprema en el
aprendizaje de un idioma es el uso continuo del mismo
en situaciones atractivas, pero con repetición constante

64
de los motivos que estamos estudiando. Lo que
vulgarmente llamamos “machaca”.
El uso del vídeo puede crear pasividad. Por lo
tanto, debe usarse siempre con gran contenido didáctico
y orientado a actividades concretas.

Evolución de mi actividad.
Hacia el año 87 me llamaron de Madrid para que
expusiera lo realizado en el Proyecto Mercurio.
Llegué a un centro con multitud de vídeos con
sistemas de alta definición de aquel tiempo. Se llamaban
U-matic. Yo pensé para mí: Ahora aparecerán los
representantes del Ministerio. Si les trato de Ud., me voy
a sentir inferior y me voy a poner nervioso. Los voy a
tratar de tú como si fueran compañeros de trabajo.
Después de los saludos les dije a los dos, un
hombre y una mujer:
- Tenéis equipos muy sofisticados. Veréis lo que se
puede hacer con un equipo de vídeo casero.
Me pidieron permiso para grabarme toda la
intervención y me aconsejaron que hablara unos 20
minutos. Estuve una hora. No respiraban. Les mostraba
breves momentos de trabajo con un anuncio de
televisión, cartas a otros países en inglés, pequeñas
escenas de episodios elegidos para trabajar en clase, el
uso de canciones apareciendo la letra al mismo tiempo
que la música, el doblaje de un episodio del Pájaro Loco,
etc. Les explicaba la forma de trabajar con ello.
Finalmente, les puse “role plays” –escenificaciones-
hechos por los alumnos y los Quiz programmes

65
‘programas de preguntas y respuestas’ de los viernes en
los que repasábamos aspectos de toda la semana.
Expuse la opinión de los alumnos: Algunos
papeles que me ponían por las nubes y otros pidiendo
más gramática, que fuera más despacio, etc. Les di las
calificaciones que me habían dado de cada una de las
actividades al final de curso. Eran altas, pero dos alumnas
me pusieron ceros en todas ellas. Desde el principio,
estas dos rechazaron hacer un esfuerzo por entender
aquellos episodios de humor, a pesar de que yo me
molestaba en imprimir y repasar con los alumnos todas
las frases que tenían alguna dificultad.
Yo estaba en una esquina y los representantes de
todos los Centros de Profesores de España estaban
alrededor de dos mesas. Entre ellos, el representante del
Centro de profesores de Cantabria y Alfonso Flor,
responsable en Santander de Programas Educativos.
Sólo hubo una pregunta. Me la hizo Alfonso Flor
que había sido profesor en mi instituto y ahora estaba en
la Delegación de Educación de Santander:
- ¿Cuánto tiempo te lleva hacer todo eso?
- De tres a cuatro horas el pasar la canción del
ordenador al vídeo y hacer coincidir la letra con
la música.
La elección de episodios de vídeo y la producción
de programas de computadora es un hobby. Por
lo tanto, no tengo en cuenta todo el tiempo que
empleo en ello.
Apareció el siguiente conferenciante y me dijo en
voz baja:

66
- Contento puedes estar porque aquí nadie hace
caso y contigo han estado sin respirar.
- Pasé al lado de la represente del Ministerio y me
dijo:
- ¡Quién pudiera estar en tu clase!
Alfonso Flor me comentó que había dejado muy
alto el pabellón de Cantabria. Posteriormente, me llovían
peticiones para dar conferencias por todas partes. La
primera fue en Torrelavega: Me salió muy bien. El
encargado me mandó que presentara lo que había hecho
en Madrid.
La segunda fue en Castro. Preparé, por primera
vez, una charla de nada menos que tres horas. Me resultó
larga y pesada. Pensé que les había aburrido.
Posteriormente, me dijeron las conclusiones que los
profesores habían sacado de aquella charla en el Centro
de Profesores de Castro: Les había gustado, pero veían
dificultades para llevarlo a cabo.
Quisieron llevarme a Plasencia, en el Norte de
Cáceres, a dar un curso completo de Fin de Semana.
Pensaba que no tenía material para tanta charla seguida.
Yo estaba dando clases. No tenía tiempo para
dedicarme a una mayor preparación. Por ello, no acepté.
Estuve en Burgos y en Aranda de Duero. También
actué en numerosos congresos, tanto en Santander, como
en Pamplona y Logroño. En Laredo di una charla de tres
horas a profesores de Francés e Inglés. Posteriormente, di
un curso sobre el uso de las computadoras explicando
mis programas. Una profesora que asistía a clase había
sido alumna en un instituto de Vizcaya. Ahora era

67
profesora de Inglés. La última actuación fue en la
Universidad de Cantabria. Estaban dando un curso de
Inglés a maestros. Todos los profesores eran ingleses.
- De repente viniste tú y pensamos: ¡Pero qué es
esto! -me contaba un compañero.
Les sorprendió tanto que, al final, antes de salir,
uno dijo en alto:
- Nos ha encantado todo ello.
Les había mostrado una ilusión por la enseñanza
que me agradecían y querían imitar.
A pesar de que habían estado escuchándome tres
horas seguidas, mostraban su satisfacción por todo lo
expuesto en la conferencia.
A mí me emocionaba hacer aquellas
presentaciones. Además de los comentarios de los
compañeros, me animaba, sobre todo, ese silencio que se
nota cuando explicas algo con ilusión y la gente que lo
oye tiene tu mismo sentimiento.
Al poco tiempo de la charla en Madrid,
comenzaron a llover vídeos por el instituto. Me
mandaron un VHS, muy especial, que era de los pocos
con los que se podía hacer un doblaje de sonido perfecto.
Los ladrones nos dieron un buen zarpazo
subiéndose por encima del bar hasta el despacho del Jefe
de Estudio donde guardábamos algunos de ellos. Es
como si me hubieran dado un sablazo a mí.
Debido a que nuestro Centro, el IES Torres
Quevedo de Santander fue pionero en las Nuevas
Tecnologías, el MEC nos concedió un premio tanto al
Proyecto Atenea -uso del ordenador en clase- como al

68
Proyecto Mercurio –uso del vídeo en clase-, doblete sólo
conseguido por otro instituto de Murcia.
Rubalcaba nos entregó el premio a Santos, el
director, a Marcos, coordinador del Proyecto Atenea, y a
mí, coordinador del Proyecto Mercurio.
En el vino español que siguió a la entrega de
premios, estuve hablando con un alto cargo del
Ministerio. Era originario de Cantabria. Le hablé de los
aspectos que más me ilusionaban en la enseñanza y me
dijo algo que estoy haciendo ahora:
- Eso hay que ponerlo por escrito
Recuerdo que vinieron de Madrid unos
representantes del MEC para hablarnos de los materiales
que nos iban a llover. Alguien nos amargó la reunión. En
vez de disfrutar de los premios concedidos, lo
transformó en crítica al Centro de Profesores.
Posteriormente, hubo una cierta crisis económica
por lo que pensamos que no nos mandaban los
ordenadores por ello. Años más tarde, desde Madrid se
quejaron de que estábamos trabajando con MSDOS
cuando todos los demás estaban con Windows. Nosotros
contestamos que no teníamos ningún ordenador con ese
sistema operativo. Años después se oyó que alguien
encontró numerosos paquetes en un armario en un lugar
lejano. Eran ordenadores que estaban desfasados.
Quizás, fueran los concedidos a nuestro instituto. En
parte, teníamos nosotros la culpa por no haber concretado
estos aspectos en la reunión anteriormente citada.
Seguí ilusionado con la enseñanza. En aquel
momento, era partidario de un libro de texto. Me había

69
funcionado maravillosamente. Se desarrollaba una
historia fantástica llena de misterio. Votaron en el
Departamento y lo quitaron. Si exceptuamos este caso,
cada vez odiaba más los libros del momento. Eran el
mismo aburrimiento. De la primera a la última lección
seguían la misma cantinela. Resultaba odioso mandarles
abrir el libro por una determinada página. Además, las
canciones que presentaban quedaban hieratizadas por el
mismo hecho de imprimirse en el libro. No era la canción
viva del momento, aquella que ellos acababan de oír en
los 40 principales. Lo mismo ocurría con las noticias:
tienen un valor muy especial cuando son del día anterior
o, simplemente, los alumnos las valoran porque se dan
cuenta que has trabajado por traerles algo interesante.
Como en otras ocasiones, ahora también me
ocurrió algo increíble: El diez de julio de 1990 recibimos
en el instituto un comunicado del Ministerio de
Educación y Ciencia. Era algo con lo que nunca había
soñado:
“Analizada la información que poseemos sobre el
área de INGLÉS enviada por los diferentes centros,
hemos considerado que los trabajos realizados por su
centro en dicha área son de gran interés por lo que
podemos asegurar que el apoyo que reciban los
profesores y profesoras que han realizado este trabajo
redundará, sin lugar a dudas, en beneficio de sus
alumnos y alumnas y en general de todo el sistema
educativo.
Por esta razón, le proponemos la aceptación,
durante el curso 90-91, de una reducción horaria de 18

70
horas que se distribuirán entre los profesores y
profesoras que imparten la asignatura de INGLÉS y
pertenezcan a los proyectos Atenea y Mercurio”.

Me aplicaron la máxima reducción de mis clases,


el 50%. Las demás reducciones hasta las 18 horas se
repartieron entre otros Departamentos porque en Inglés,
en aquel momento, estaba yo sólo en ambos proyectos.
Esto me llenó de ilusión tanto como el ánimo que
me daban muchos alumnos. Algunos me ayudaban con
sus conocimientos de programación cuando realizaba
algunos aspectos de mis programas de computadora. En
junio de 1991 publiqué en la revista Quima el resultado
de este esfuerzo:

EL APASIONANTE MUNDO DE LAS NUEVAS


TECNOLOGÍAS EN EL IDIOMA MODERNO.
Han pasado siete años desde aquellas primeras
experiencias con las computadoras y el vídeo en la clase.
A través de este período he podido constatar aspectos
concretos sobre su uso que merece la pena compartir con
quienes han practicado o intentan introducir estos
medios en su clase.
Hay tres características que las nuevas
tecnologías han ido perfeccionando año tras año. Cada
vez han aparecido vídeos y computadoras con más
prestaciones, han sido más fáciles de manejar y los
precios se han ido reduciendo. Si en un principio las

71
experiencias en el aula las realizábamos unos cuantos
entusiastas de estos medios que llevábamos nuestros
propios vídeos a clase, estos han sido sustituidos por
varios modelos que la Administración y los padres de los
alumnos nos han proporcionado para desarrollar los
Proyectos Atenea y Mercurio.
A pesar de todo, nos encontramos con
dificultades para usar con plena efectividad estos
medios. La mayor de todas es la horrorosa condición
acústica de las clases. En algún instituto y conservatorio
de música se ha solucionado pegando cartones en las
paredes y los techos. Es asombroso, también, pensar la
importancia que muchos profesores damos a vivir en
casas con cristales dobles y lo poco que los
reivindicamos para nuestras clases.

Computadoras:1.- Organización del aula:


El número de ordenadores para esta actividad ha
sido de diez. El tiempo dedicado ha sido de una clase a
la semana con cada grupo. Desde el año 1985 en que
comenzamos a introducir el ordenador en la clase,
hemos trabajado de distintas formas.
a) Los treinta y cinco o cuarenta alumnos se ponían
de cuatro en cuatro alrededor del ordenador toda
la hora.
b) La mitad de los alumnos usaban el ordenador un día a
la semana y la próxima semana la otra mitad. Mientras
tanto, los alumnos que no disponían de ordenador
realizaban ejercicios escritos.

72
c) La mitad de la clase usa el ordenador los primeros
veinte minutos de la sesión y la otra mitad la segunda
parte. Cuando el alumno está en el pupitre, desarrolla un
ejercicio, una redacción sobre un tema que hemos
tratado últimamente, completa el libro de ejercicios, etc.
La misión del profesor en toda esta actividad es la de
ayudar a todos los alumnos, ya sea en el funcionamiento
de las computadoras como en la solución de las dudas de
todo tipo que se presenten en el desarrollo de los
ejercicios escritos.

Mientras la mitad de la clase trabajaba con los


ordenadores, la otra mitad hacía una redacción sobre
algún episodio estudiado en clase. Yo ayudaba en aspectos
concretos

La conclusión de esta experiencia es que lo que


verdaderamente funciona es la alternativa “c”. Cuando
73
el alumno empieza a sentir el cansancio de la pantalla,
cambia de actividad. Cincuenta o cincuenta y cinco
minutos concentrados en la pantalla resulta fatigoso.

2.- Contenidos desarrollados con computadoras:


El grupo de inglés del CEP nos hemos
concentrado este año en la elaboración de once
ejercicios de gramática para el nivel de tercero de BUP
y COU. Conforme íbamos tocando diferentes aspectos,
creábamos nuevos ejercicios. También hemos usado un
programa para aprender modismos ingleses. Ambos se
encuentran en los CEPs de Santander y Torrelavega. Son
de creación totalmente propia.
Programa: ELEVEN GRAMMAR ITEMS FOR
3RD BUP Y COU.
Es un programa elaborado por el autor de este
artículo, el compañero sicólogo Emilio Rubín y algunos
alumnos de entre los que debo destacar a Alberto
Garrido, alumno de COU del Instituto Torres Quevedo.
Ambos profesores hicimos cursillos sobre lenguaje Logo
y Bases de Datos en el CEP, y comenzamos a hacer
nuestros programas en ese lenguaje. Posteriormente, nos
dimos cuenta de sus grandes limitaciones y pasamos a
Basic y Turbo Basic siguiendo nuestra iniciativa.
El programa lleva elaborándose siete años, desde
el momento que adquirimos los primeros conocimientos
de las variables de cadenas hasta el momento actual en
que no hemos escatimado tiempo para perfeccionar
nuestras pantallas y frases.

74
3) Objetivos que creemos haber conseguido:
- Creación de un nuevo diálogo que en este caso es
entre la máquina y el alumno. Este se queda
sorprendido de la inmediatez con que el ordenador
le ayuda en sus equivocaciones y le anima en sus
éxitos. Algo, esto último, que tenemos que tener
muy en cuenta y que con frecuencia olvidamos.
- Un aprendizaje agradable del vocabulario y de las
estructuras gramaticales del idioma inglés. Este
posee una gramática sencilla pero los aspectos que
estudiamos en estos programas hay que repetirlos
hasta dominarlos. ¡Cuánto mejor hacerlo de modo
agradable, como un juego, por medio del
ordenador! Las clases sin ordenador las
dedicamos, sobre todo, al trabajo oral.
- Hemos conseguido también que el alumno vea los
progresos que va realizando. Para ello, quedan
grabados en los disquetes, y por cursos, los datos
de cada alumno, la fecha en que lo realizó, la
puntuación que consiguió y si eligió la opción de
ejercicio o examen.
- Que el profesor se dé cuenta si sus alumnos
dominan un tema o tiene que continuar insistiendo
sobre lo mismo. Para ello, no tiene más que mirar
a los ficheros de cada curso. Hemos usado este
proceso también para dar la calificación en las
evaluaciones a un número considerable de
alumnos. Hemos tenido en cuenta tanto la

75
información que me ha proporcionado el
ordenador como los ejercicios realizados en el
pupitre.
- Proporcionar al profesor una herramienta más
para hacer su clase de inglés atractiva, eficiente y
relajada para él y para los alumnos. En este
sentido, es sencillo enseñar a cada profesor para
que introduzca los textos que él considere más
convenientes al nivel y edad de sus alumnos.
- Es un programa para usarlo durante todo el curso
siguiendo el tema que se está estudiando en ese
momento.
- Tiene una AYUDA general del tema que el alumno
puede consultar en cualquier momento y una
AYUDA particular para cada frase. Esto permite al
profesor dedicarse más tiempo a los alumnos que
están en los pupitres.
- Son programas que ofrecen bastante dificultad
para que el alumno vea cómo va pasando de notas
muy bajas a otras más favorables. No hay nada
más aburrido que poner unos ejercicios
sencillísimos por ordenador. Tienen que ser un
verdadero reto para el alumno.
- Hemos conseguido que el alumno no tenga que
usar ningún otro disco más que el que nosotros le
entregamos ni tener que poseer conocimientos de
informática. Tampoco se exige que sepa escribir a
máquina porque no usará más que cuatro teclas.

Programa: IDIOMS:

76
Sin saber escribir a máquina, el alumno llega a
hacer aparecer en la pantalla numerosos modismos
ingleses que en ocasiones no conoce. Además, tiene una
ayuda que le resolverá cualquier duda. Todo ello, se
desarrolla en un ambiente lúdico con los compañeros y
en el que el conseguir más puntos a veces depende de la
suerte. No era muy difícil porque al dar una letra ésta se
escribía todas las veces que salía en el texto.
Los modismos están divididos en tres niveles.
Además de esto, el programa permite a cada profesor
poder introducir sus propias frases y añadir la ayuda que
él considera más apropiada para la comprensión de las
mismas.
La actitud del alumno ante este programa fue tan
extraordinaria que no dudé salir al pasillo y en llamar a
otros profesores para que lo contemplaran.
Ambos programas han seguido un largo proceso
de depuración y tienen resueltos muchos problemas que
nos han surgido a través de estos años. Están abiertos a

77
El sicólogo Emilio Rubín es el principal autor técnico del
programa. Yo le sugerí algunos cambios para adaptarlo al inglés.

todas las sugerencias de los usuarios y seguirán


ediciones más perfeccionadas. Ahora que se comienzan
a instalar “módems” en los institutos es el momento de
aprovechar ese nuevo medio de comunicación para crear
una red de intercambio de software.
Muchos alumnos nos han pedido insistentemente
que les dejáramos estos programas para practicarlos en
casa con sus computadoras. Estos y otros similares se
han introducido en sus hogares. Hemos comprobado que
les ayudaban a hacer las evaluaciones y hemos sentido
que un nuevo mundo en la enseñanza se está fraguando a
través de estos medios.

El vídeo:
Han aparecido algunos cursos de idiomas a los
que les acompaña material de vídeo. En ocasiones he
usado algunos diálogos y la diferencia en la retención
78
por parte de los alumnos de un diálogo estudiado con
vídeo y otro que oyen del magnetofón es enorme. Cuando
tratan de imitar los diálogos estudiados con vídeo, su
entonación y pronunciación es perfecta. Sin embargo, no
es esto lo que en los últimos años me ha parecido más
interesante para mis clases. La bajada de los precios de
la vía satélite ha hecho que muchos podamos disponer de
numerosas emisoras de televisión y radio. La mayoría de
ellas emiten con sonido estéreo de gran calidad por lo
que podemos disfrutar más intensamente de una inmensa
variedad de programas. De cada dieciséis horas de
televisión se puede aprovechar algún motivo para
nuestras clases. Conforme vamos conociendo las
programaciones, seleccionamos aquellos espacios que
con más probabilidad nos van a suministrar algo
interesante. Aunque la elección de estos materiales
depende de los gustos e intereses de cada profesor, la
elección que yo he realizado para mis clases ha partido
de:
a) Noticias: Las emisoras que emiten noticias
durante todo el día me han permitido grabar cualquier
acontecimiento importante. Los momentos claves de la
guerra del Golfo explicados por especialistas en asuntos
de guerra atrajeron mi atención. En clase utilicé el
discurso de Baker en Ginebra al finalizar la conferencia
con el ministro de exteriores de Irak, respuesta
ciudadana y encuestas de opinión sobre la guerra, etc.
El texto de la noticia se la suministré en un folio. Un año
antes fue la caída del muro de Berlín, etc. Se prestan a

79
practicar la lectura y algunos motivos gramaticales
principalmente el uso del pretérito perfecto.

b) Programas sobre la naturaleza: El locutor


suele describir lo que está apareciendo en la pantalla en
ese momento. La dicción suele ser perfecta. Es
conveniente elegir algún motivo que ha causado en
nosotros gran impacto.

c) Series de humor: Hay numerosas series con


episodios de media hora que nos pueden proporcionar
un material extraordinario. Los motivos cómicos
deberán basarse en situaciones y no en juego de
palabras. Un ejemplo es Three’s company ‘Apartamento
para tres’. A la hora de elegir un episodio de una serie,
debemos tener en cuenta los gustos de los alumnos y el
interés del tema que se esté tratando. Cada episodio nos
puede servir de material para varias clases. El método
debe seguir una variedad de técnicas que mantenga al
alumno activo. En algunos momentos trabajaremos con
la imagen, en otros, con el sonido solamente, y en otros,
con el sonido y la imagen.
Los textos se pueden escribir con el procesador
de textos “First Publisher” que dispone de dibujos y
gran variedad de tipos de letras. El aspecto es muy
agradable y el tiempo que se tarda en el aprendizaje de
este procesador es de una hora.
d) Episodios de terror: Suelen causar gran
expectación entre los alumnos. Un interesante modo de
explotarlo en clase ha sido fijándonos simplemente en los

80
acontecimientos y tratar de escribir la narración de los
hechos en el encerado, aprovechando las sugerencias de
los alumnos.

e) Concursos televisivos: Algunos momentos de


máximo interés pueden ser aprovechados.
Posteriormente los alumnos pueden hacer imitaciones
aprovechando las preguntas para repasar los motivos
gramaticales y de vocabulario estudiados en clase. La
grabación posterior de los concursos preparados por los
alumnos es una actividad en la que todos quieren
participar.

f) Producciones de vídeo: Con un poco de


entusiasmo por estos medios, podemos aprender el uso
del “Story Board” que es un programa de computadora
que nos permite crear todo tipo de pantallas con dibujos
y letras. Posteriormente, podemos pasarlo al vídeo. De
este modo no sólo haremos aparecer sobre la pantalla
explicaciones de gramática con gran lucidez, sino que
nos puede servir para poner titulares a todas nuestras
producciones de películas. Estas consistirán en
telediarios en los que recogemos una relación de los
acontecimientos más importantes que hayan ocurrido en
el centro de enseñanza, pequeñas dramatizaciones
hechas en clase y resúmenes de acontecimientos
deportivos o teatrales que son estupendos para
posteriormente hacer un doblaje con voz en off en inglés.
Con un pequeño transmisor se puede hacer que la
señal de un vídeo aparezca en varias televisiones. Esto

81
nos permite crear una pequeña estación de televisión que
funcionará durante los recreos.
Conclusión
Las Nuevas Tecnologías proporcionan una gran
ayuda en el desarrollo de nuestras clases. El éxito en su
uso no depende de una persona sino de un trabajo en
colaboración. Solamente así podremos conseguir una
variedad enorme de ejercicios para los distintos niveles.
Cada uno podemos realizar un tipo de ejercicio a la
perfección y pasárselo a un compañero. De este modo,
dispondremos de una gran variedad de material para
nuestras clases. Desde el próximo septiembre comenzará
un grupo de Nuevas Tecnologías aplicadas al idioma
moderno en el CEP. El objetivo es llevar todos los días
algo nuevo para nuestras clases. Muchos profesores nos
han dicho que poseemos materiales que merecen la pena.
Hagamos que valgan para todos los alumnos. ¡Nadie lo
va a creer! El trabajo desarrollado por un profesor
durante un año se puede introducir en un disco de
cincuenta pesetas y se tarda dos minutos en pasarlo a un
compañero. Aprovechando las Nuevas Tecnologías
muchos hemos realizado actividades en clase que hace
unos años eran un sueño y hemos compartido horas de
ilusión con nuestros alumnos. Entre todos podemos crear
un mundo apasionante en nuestras clases.

Esto es un ejemplo de trabajo. Aunque hoy en día


ha habido cambios, conviene leer aquellos esfuerzos y
pensar que hoy podemos hacer más cosas y mejor.

82
La Universidad de Cantabria estaba elaborando
un programa de ordenador para la enseñanza del Inglés.
Por correo electrónico les mandé unas recomendaciones
para que las tuvieran en cuenta. Les insistía, sobre todo,
que era necesario que el programa informase sobre el
trabajo que había realizado el alumno. En mis programas
yo trataba de controlarlo. Para ello, aparecía una línea por
cada ejercicio con el nombre, fecha, título del ejercicio y
nota que conseguía cada 20 contestaciones. En un folio
sabía lo que habían hecho todos los alumnos. Me daba
cuenta del dominio de los aspectos estudiados y tomaba
decisiones con el fin de insistir en aquellos que no
dominaban.
Cuando me encontré con uno de los
programadores responsables, me dijo que se le había
olvidado incluir este aspecto: Un programa perdido,
porque si no hay control, todos sabemos que, a esa edad,
no funciona. Ellos son grandes programadores y supongo
que lo habrán modificado.

Tropezando con el MEC


Por aquellas fechas hubo una Semana Cultural
para profesores, al acabar el curso, en el Instituto Jose
María Pereda de Santander. El representante del PSOE
decía que las clases de Inglés se iban a reducir a dos a la
semana, que no eran necesarias más. Ni corto ni perezoso
alzo la mano y digo:
- “¿Por qué quieren Uds. cargarse el Idioma
Moderno en el momento en que más demanda
social hay?”

83
Él contestó malhumorado que no querían
cargarse nada. Se notó que le había molestado la palabra,
pero, al día siguiente, vino diciendo que habían pensado
añadir una hora más al Idioma Moderno.
También hay que decir que nos ayudó mucho el
MEC proporcionándonos diferentes medios. A mí me
animó mucho también el apoyo de la Administración al
uso de documentos originales de los Medios de
Comunicación para utilizarlos en clase.

84
El problema del profesorado.

Creo que hay una mentalidad de perfeccionismo


absurdo en la generalidad del profesorado que impide
una enseñanza eficiente.
Mi mujer me hablaba de una profesora de
Románicas de la Universidad. Un buen día ridiculizó al
máximo las faltas de ortografía. Al poco tiempo, puso
ella en el encerado una falta garrafal. No sabía dónde
meterse.
Es algo totalmente normal. Le puede ocurrir a
cualquiera, pero si, a pesar de tener fluidez en el idioma
inglés, crees que tienes que ir con pies de plomo y que
nunca te puedes equivocar estás en el mal camino. En
quinto de inglés de la Universidad de Deusto nos decía
un profesor, que además de inglés era licenciado:
- Os invito a que traigáis un magnetofón y
grabemos durante un rato la clase. Al oírlo,
posteriormente, podremos descubrir varias
incorrecciones gramaticales que normalmente
cometemos.
Nos equivocamos en nuestro idioma nativo y lo
haremos en el extranjero. La posibilidad del error no nos
debe paralizar. Si transmitimos ese temor al uso del
idioma, nuestros alumnos tampoco lo hablarán.
Hace mucho recuerdo haber leído en un libro de
texto que los alemanes hablaban con facilidad idiomas
extranjeros. No se preocupaban tanto como nosotros por
pronunciarlo a la perfección. Ese purismo, ese
perfeccionismo exagerado, de pata negra, puede estar en

85
la base que alimenta ese fallo que se produce en todo lo
ancho y largo de España. Yo lo repetía al principio de
todas las memorias de final de Curso del Departamento
de Inglés:
“Cada año nos esforzamos para que no ocurra
“este milagro”: ¿Cómo no pueden expresarse oralmente,
ni entender nada después de estar años estudiándolo?”
Yo recuerdo que las letras de las canciones que
usé en mis clases de la película del Violinista en el
Tejado las conseguí ayudado de una profesora inglesa
que venía a casa para prepararme para la oposición. Hoy
en día con sólo poner el título en Google seguido de la
palabra “lyrics” tenemos el texto de cualquier canción.
¡Es una ayuda enorme! Antes, no existía esta posibilidad.
En mi caso, me resultaba difícil conseguir el texto exacto
cuando el “long play” no traía la letra.
Con aquella profesora estuve todo el año
hablando. También me corregía mis redacciones. Si yo
me lanzaba a hablarlo, tenía que conseguir que los
alumnos también lo hicieran. Recuerdo pasar clases
enteras hablando con la profesora particular sin apenas
ninguna corrección. Lo mismo me ocurría con los
alumnos. Si por cualquier circunstancia tenía miedo de
equivocarme, era seguro que me equivocaba.
Todos tenemos unas cualidades y unos defectos.
Por mi parte, como mostré antes, viví acontecimientos
sorprendentes desde los primeros años de estudiante.
Más tarde, de profesor, tenía un impulso de
rebeldía enorme. Cambié hasta el aspecto de la clase
pegando 400 cartones en el techo y las paredes porque el

86
sonido reverberante me era insoportable. Se me veía en la
clase rodeado de mi televisor, vídeo y magnetofón
últimos modelos. Eran mis ayudas inseparables.
Mediante ellos aparecían en mis clases los personajes
más famosos, oían los diálogos mejor pronunciados, etc.
Todos me ayudaban y yo me reservaba la voz para
pequeñas presentaciones, juegos de vocabulario, etc.

El profesor de Dibujo, Luis Carlos Varea, retrató perfectamente


aquella clase de 1987. Elegí ese radiocasete de la figura para
reproducir casetes y mejorar el sonido del vídeo. La televisión de
mis suegros está sobre una mesa de alumno; el radiocasete está
sobre una silla, todo ello, juntamente con el vídeo recientemente
comprado por los padres de los alumnos, sobre la mesa del
profesor.

Intervine como ponente en diferentes Congresos


de Idiomas. Me llovían llamadas para que fuera a
87
multitud de centros. En una ocasión, por un despiste, me
salió algo mal, lejos de acomplejarme, me alegré porque
podría descansar de tanta conferencia y dedicarme más a
mis clases.
Por mi parte, notaba que tenía defectos.
Normalmente, cuando hago algo, si no cometo algún
error pienso que no es algo que yo haya hecho.
Últimamente, le hice dos páginas de rimas para celebrar
el cumpleaños de mi esposa. Veía que no tenía ninguna
equivocación. Pensaba que no parecía que lo había hecho
yo. En cuanto empecé a leerlo delante de todos, me
dijeron el fallo. En vez de marzo había puesto mayo en el
primer verso. Estoy seguro que estaba pensando que
escribía marzo. Posteriormente, al releerlo, ni me daba
cuenta.
En mi experiencia de clase recuerdo que, en dos
ocasiones, había dado una explicación errónea. Tenía
miedo por lo que los alumnos podían decir al rectificar al
día siguiente. No pasó nada. Lo vieron como algo
normal.
How many are absent? ‘¿Cuántos faltan?’ La
palabra “missing”, que es la palabra correcta en la frase:
“How many people are missing?” Me parecía un poco
fuerte para usarla en la clase cuando faltaban alumnos
por tener muchas veces la fuerza de echar de menos a
alguien, sobre todo, cuando en las noticias se hablaba de
secuestros. Yo usaba la palabra “lack”. Es un fallo que
corregí al verlo en un ejercicio en el que había que poner
“the missing words” ‘las palabras que faltaban’. Entonces
me di cuenta que tenía también ese sentido ordinario. Es

88
un fallo propio de quienes hemos aprendido el idioma
estudiando, no viviéndolo en períodos suficientemente
largos en el extranjero.
También tenemos ese purismo insano de no ser
capaces de ayudar a un compañero cuando vemos un
fallo. Yo recuerdo que no me atreví en varias ocasiones.
Una de ellas fue cuando vi a un compañero
escribir los días de la semana con minúscula. Es absurdo
no hacer esa observación, procurando no herir la
autoestima del otro.
Recuerdo que estuve realizando una vez ejercicios
gramaticales de una editorial que trataba de preparar para
la Escuela de Idiomas. Era un cuadernillo de cuarto
curso. Las dudas que tenía las apunté y las consulté en
Alicante con unos vecinos ingleses. No me resolvieron
ninguna. Tenían tantas dudas como yo. En efecto, una
vez pasado tercero de la Escuela de Idiomas, en aquel
momento, ya se había conseguido dominar la gramática.
El querer aumentar los ejercicios llevaba a distinciones
absurdas que muchas veces no son verdad.
Si somos profesores de inglés, normalmente
llevamos muchos años escuchando las noticias en inglés.
Hay que lanzarse a utilizar el idioma aunque, a veces,
tengamos fallos.
Si hemos conseguido la Licenciatura o el titulo
de la Escuela de Idiomas, quiere decir que tenemos una
cierta facilidad de uso. Nos surgirán dudas como ocurre a
todos los profesores. Hay que superarlas. Considerarlas
algo normal porque también las tenemos en nuestro
idioma. Es conveniente seguir expresándose oralmente.

89
Yo reconozco ser algo ingenioso, pero también
atolondrado. En ocasiones he cometido fallos
incomprensibles. En una ocasión en una reunión de
profesores, hablando en inglés, me preguntaron dónde
estaba mi mujer. Yo les dije: “She is in hospital”. Se
había quedado durante toda la noche a acompañar al
enfermo y suprimí el artículo. No fui capaz de
explicarme. Se me fue la mente a otra cosa y quedé fatal
como que no sabía ni eso.
En Peña de Francia, al sur de Salamanca, solía
acompañar a los franceses y les explicaba los detalles de
aquel lugar turístico. Al final, le dije a un matrimonio:
“And maintenant vous pouvez quitter ici” ‘Ahora ya se
pueden marchar de aquí’. Incluso les dije: “¿Quitter est
abandonner?”. ‘¿Quitter es abandonar?’ Llegado a este
momento no les dije que me había confundido, que lo
que yo había querido decir era “rester” ‘quedarse’. Quizá
no me vino a la mente esa palabra en ese momento. ¡Qué
pena no haberles comentado que me había equivocado!
Me ha ocurrido en otras ocasiones. Sé que a otros
también les pasa. Yo lo acepto y simplemente trato de
evitarlo, pero para que no quedes como un ignorante, no
te importe señalar que te has confundido. El rectificar es
de sabios.
El lapsus más grande de mi vida ocurrió en el País
Vasco. Era una asamblea de padres, alumnos y
profesores. Estábamos en los primeros años de la
transición. Allí se hablaba de todo y había continuos
asesinatos de extremistas de izquierda y derecha. Quise
hacer valer mi licenciatura en Filosofía y dije: “Siempre

90
hay razones para todo”. Dejé la frase inacabada y resultó
una barbaridad incomprensible. Lo que quise decir era lo
que solemos decir en Filosofía: “Siempre hay razones
para cualquier cosa, pero no son suficientes”. Razones,
motivos sí, pero no suficientes como para cometer
aquellos horrorosos asesinatos. Debía haber interrumpido
a cualquiera y haber explicado lo que quise decir. La
mente va de una idea a otra y cuanto más creativa es, más
salta de una cosa a otra sin completar la anterior.
Creo tener más entusiasmo por el idioma inglés
que la mayoría, pero no mayores conocimientos. El oír la
BBC casi todos los días me ha dado gran fluidez. Muchos
me han dicho lo cómodos que se sienten al oírme. Si los
espías alemanes, personas medio nativas del inglés, eran
descubiertos como tales por el uso de las preposiciones,
quiere decir que no estamos libres de fallos. Lo
importante es que somos capaces de comunicarnos con
fluidez sobre cualquier tema.
¡Si muchos de nuestros políticos de alto rango
hablaran con dificultad inglés, sería una maravilla! Sin
embargo, los vemos en la televisión sin poderse
comunicar con nadie mirando en todas las direcciones
para disimular. Convenzámonos de que no hay dos
personas que hablen el inglés de la misma manera. Hay
que estudiarlo como instrumento de comunicación.
Cuando, al principio, hablamos el idioma
extranjero, hay días que tenemos más fluidez que otros.
Si tenemos temor a equivocarnos, nos equivocaremos. Lo
mismo que, si tenemos miedo a los alumnos, estos se nos
subirán a las barbas.

91
Hoy en día hay más facilidad para pasarse unas
temporadas en el extranjero. Esto es muy aconsejable
para quienes van a dedicarse a la enseñanza del idioma.
Recuerdo que, en uno de los últimos años de
estudiante, una agencia londinense me mandaba limpiar
hoteles y casas particulares. En una de ellas la señora me
dijo que subiera al tercer piso:
- Then clean the sink ‘limpia el lavabo’
- What’s a sink? ‘¿qué es sink?’ -pregunté.
Había una niña de 7 años que se desternillaba de
risa.
- Don’t laugh at him. Alfonso is learning English
‘No te rías de él. Alfonso está aprendiendo
inglés’.
Lo que quiero expresar con esta anécdota es que,
cuando aprendemos el idioma fuera del país, nos quedan
lagunas de palabras muy simples que no nos han salido ni
en los telediarios de la BBC ni en las novelas. Sin
embargo, somos capaces de expresar cualquier cosa
aunque no conozcamos todas las palabras.
Para crear un dominio oral del idioma hay que
lanzarse a hablarlo. La clase debe ser esencialmente oral,
ayudándose, sobre todo, del vídeo para que a la imagen
sonora acompañe la visual. Los ejercicios de gramática
no deben ocupar toda la clase. Eso sí, hay que repetir
ciertas reglas varias veces. Un día, antes de comenzar la
clase, un alumno dijo en voz alta: “¿Se reduplica? Me
insinuaba que estaban hartos de oír esa regla gramatical.
Cuando los alumnos estén redactando sobre algún
tema y preguntan aspectos concretos, debemos contestar

92
con frases típicamente inglesas, que nos suenen de alguna
lectura que hayamos hecho anteriormente.
Por lo tanto, debemos sentir confianza en
nosotros mismos para crear unas clases en las que se use
continuamente el inglés, apoyándonos en los medios
actuales que traen la vida real a la clase.
Si aplicas los principios de este libro, tus alumnos
te adorarán porque se dan cuenta, como me ocurrió a mí,
que aprenden más en un mes que anteriormente en cinco
años. Busca su colaboración y no te preocupes si los
compañeros de profesión, para justificarse, agrandan en ti
cualquier defecto que ellos mismos tienen.
Hoy en día se está extendiendo el hecho de
profesores que dan su asignatura en inglés. En este caso,
sí que se necesitan buenos libros de texto. Es un
aprendizaje maravilloso del idioma precisamente porque
los alumnos pasan horas oyendo y usando el idioma sin
darse cuenta de que lo están aprendiendo. Todo mi apoyo
para ellos. Tened confianza en vosotros mismos y no os
importe algún fallo que otro. Entre todos tenemos que
conseguir que nuestros alumnos hablen el idioma y lo
escriban.
Los padres de los alumnos.

Oí muchas veces las quejas de algunos profesores


con respecto a los padres. Por mi parte, pasaban años y
no venía ninguno a hablar conmigo. Un día apareció una
madre muy enfadada. Venía furiosa por el suspenso del
hijo:

93
- Me encanta la actitud de su hijo. Se nota que le
duele el suspenso. Estas notas no tienen ninguna
importancia. La importante es al final de curso.
Lo que me entristece es cuando ni el alumno ni
sus padres se preocupan ante los suspensos. El
que haya venido Ud. me alegra -le dije y añadí:
- Además, el examen que hago siempre es de
treinta o cuarenta pequeños aspectos que tiene
que dominar en ese momento. Es bastante
objetivo. Que estudie ahora, atienda en clase. Si
aprende inglés, charla conmigo en cualquier
momento, yo lo apruebo. Es conveniente que al
final de curso consiga la puntuación más alta
posible, no simplemente aprobar. Este suspenso
de ahora no le impide sacar la mejor nota al final.
Noté que se le había pasado toda la fuerza de
choque que traía. Se fue encantada. Había valorado
también algún otro aspecto positivo de su hijo que ahora
no recuerdo.
Hacia el mes de noviembre, solía haber algún
grupito que faltaba a clase. A la segunda falta llamaba
por teléfono a sus padres. Sus respuestas siempre fueron
muy positivas y de agradecimiento. Recuerdo un diálogo
especial:
- Soy el profesor de Inglés de su hijo. Ha faltado a
clase dos días seguidos. Puede que se haya ido
con los compañeros y conviene que lo sepan.
- Muchas gracias por haber llamado.
- Si ocurre otra vez le avisaré.
- No se preocupe que no va a ocurrir.

94
En otra ocasión dejé la comunicación en el
contestador automático. Me vino la madre con la hija y la
tutora. No sé qué expresión usé y pensó que era algo
gravísimo.
- Mi hija es responsable –dijo su madre.
Yo le expliqué que era una práctica que había
usado durante años con muy buen resultado. Me gustaba
que se notara ese avance en el dominio del idioma que se
adquiere con la asistencia a clase. Si se van a la calle, hay
peligros que todos conocemos. Precisamente unos días
antes habían estado unos policías vigilando por la
ventana del Seminario de inglés a unos chicos con moto.
Algo más tarde, se cayó de la moto una chica en la
misma puerta del instituto. Tuvieron que llevarla al
hospital y se descubrió que traía droga.
Si se trabaja con entusiasmo, normalmente los
padres están de parte del profesorado. Los contratiempos
no serán más que pequeños malentendidos.

La opinión de los alumnos.

Casi todos los años pedía información a los


alumnos sobre la marcha de la clase. Ellos me animaban
a seguir con entusiasmo. Al final de curso, sacaba unas
conclusiones y proponía unas modificaciones para el
próximo año.
Estando yo de Jefe de Departamento, un inspector
especialista en Inglés se leyó todas las Memorias de final
de curso. Calificó unos doce aspectos. En la Memoria de
Inglés dio una nota máxima a todos ellos y al final, como

95
conclusión, decía: “Es una memoria excelente”. Ningún
otro Departamento consiguió tan alta calificación.
Ahora soy Jefe de Departamento por méritos
propios -pensé.
Creo que una de las cosas que más valoró fue la
recogida de información del alumnado y posteriores
modificaciones que yo introducía a partir de ésta.
Charló conmigo y, al hablarle del uso de las
canciones en la clase, me dijo que a él y a algunos
compañeros les habían dado un premio. Le rogué que no
se olvidara de enviarme algunas letras. Nunca se acordó
a pesar de que se lo recordé cuando unas horas después
abrí la puerta del despacho del director y le vi allí
sentado.
Los alumnos ponían cosas increíbles para
animarme. Conservo muchos de aquellos papeles en los
que yo les pedía su opinión. Me encantaba que lo
expresaran por escrito y de forma individual para que no
influyera uno sobre otro.
En los primeros años, recién estrenada la cámara
y el vídeo, me planteé el siguiente dilema: No sé hacer
encuestas. ¿Cómo descubrir lo que piensan de la clase?
Entonces se me ocurrió la siguiente pregunta:
¿Qué harías tú si fueras profesor de Inglés?
Me pareció una pregunta estupenda para saber
qué opinaban de la clase. ¡Qué bien le habría venido a mi
profesor de Francés cuando yo tenía 14 años saber mi
opinión! -pensé.
Elijo tres significativas:

96
-“Si yo fuera profesor de Inglés, haría
muchísimas cosas.
Sería un profesor alegre y divertido, trataría temas
culturales y cómicos por medio del vídeo. Me dedicaría a
los alumnos completamente. En fin, sería un profesor
como Alfonso Palencia”
-“Nos gustan los temas de deportes, cómicos. Hay
que seguir haciendo anuncios.
¡Arriba el ánimo, Míster!”
-“Me parece que lo que hace ahora está muy
bien. No cambiaría las clases de Inglés de ahora”

Nada me impresionó tanto como lo que me dijo


una limpiadora:
- “Mi hija siempre sacaba suficientes en inglés.
Este año vino aquí y estaba tremendamente
ilusionada. Ha acabado con un sobresaliente”.
Yo le dije:
- “Para sacar sobresaliente tiene que redactar muy
bien” -Se notaba cómo mejoraban aquellas
redacciones conforme avanzaba el curso. Este
último comentario se sitúa en los últimos años.
Yo quería saber su opinión personal. Me veía de
alumno, cuando tenía su edad, y me parecía muy
importante. Me hubiera gustado tener la oportunidad de
manifestar mi opinión con respecto a la marcha de la
clase, a mis catorce años, como ahora lo tenían ellos.

97
No todo fueron parabienes. Uno de los primeros
años en Santander, la Dirección del Centro decidió hacer
una clase de 17 alumnos. Parecía maravilloso cuando
todas las demás eran de 40. Eran todos, alumnos
problemáticos casi sin excepción. Yo estaba de tutor y
hacía lo que podía. Tengo temperamento alegre y no
estaba dispuesto a entrar en depresión cambiando mi
forma de ser. Además, por experiencia, la clase me
funcionaba peor cuando intentaba ser serio. Todo lo que
hacía era quedarme mirando a quien estaba hablando,
decirle que era un cara por interrumpirnos la clase, etc.
Recuerdo que uno de los alumnos no dejaba dar la clase a
casi nadie. Yo le tenía paralizado porque me quedaba
mirándole y le decía:
- Tú, José, con ponerte rojo crees que lo
solucionas todo.
98
Naturalmente que también había un alumno
estupendo y le parecía mal que yo no fuera más estricto.
Años más tarde lo encontré en la calle y me dijo:
- ¿Todavía sigue de profesor?
Yo le dije que sí y él hizo un gesto que expresaba
exactamente lo que pensaba:
- Pobres alumnos.
Conservo también contestaciones de momentos en
que la clase no funcionaba. Sus juicios negativos me
hacían reaccionar:
“El sistema me parece bien, pero crees que
tenemos más nivel del que en realidad tenemos”
“Explica demasiadas cosas en poco tiempo”
“Va la clase deprisa y podría explicar un poco
más”
“Podría ponerse alguna canción más y bajar un
poco el nivel. Hay mucha gente que no se entera”

Estos son comentarios a la pregunta que hice al


mes y medio de comienzo de curso. Esto me servía para
rectificar en el sentido que ellos señalaban. Todavía
estábamos a tiempo. Yo agradecía todo lo que podía
ayudarme a crear un verdadero ambiente. Había
cometido el error más común y más peligroso: como para
los profesores la mayoría de las frases las tenemos
trilladas, pensamos que los alumnos tienen más nivel del
que en realidad tienen y no nos adaptamos.
Al año siguiente, al acabar el curso con otro
grupo, pasé la encuesta para que me calificaran del 0 al
10 todas las actividades desarrolladas en clase. Había

99
sido un grupo excelente y las notas que me dieron lo eran
también: Como siempre lo que más valoraban era las
canciones, seguido de episodios de cine, noticias,
anuncios, reportajes, etc. Dos alumnas calificaron todo de
cero.
En la exposición que hice en Madrid lo dije.
Posteriormente, me di cuenta que al introducir ese
aspecto negativo todos los profesores comprendieron que
estaba hablando con plena sinceridad. Eso nos ocurre a
todos –pensarían. En esa edad del alumnado nunca debe
desanimarnos el no conseguir la unanimidad. Además,
había alumnos que se incorporaban al inglés por primera
vez y otros llevaban tres años estudiándolo.

Al final: un verdadero progreso.

Los últimos años, yo, el primer día del nuevo


curso, comenzaba las clases dando un pequeño portazo
al entrar en clase. Seguidamente ponía la palabra “slam”
en la pizarra y decía: “I’ve slammed the door” ‘He dado
un portazo’. Después dejaba caer la cartera y decía: “I’ve
lost my wallet”. A continuación, les daba las normas de
la clase en inglés y español. Les decía que el aprendizaje
de un idioma es distinto del de las demás asignaturas, es
semejante a escribir a máquina. Tiene que ver con la
repetición de los motivos aprendidos: la técnica del
“machaca”. Estas frases y otras muchas os las voy a
repetir hasta que las digáis vosotros con facilidad.
Yo añadía lo que ya expresé anteriormente:
“Cuando yo tenía 14 años, estudiaba francés y el profesor

100
nos daba un cuarto de hora de clase. Después, nos
contaba una novela en español: él hacía las voces y los
personajes. Nos encantaba. Yo pensaba: “Si este señor,
que, por cierto, era francés, nos diera clase toda la hora
me tiraba por la ventana. Por lo tanto, voy a buscar la
mayor variedad e interés para que os sintáis a gusto y
aprendáis el idioma”. Recuerdo que pensaba: “¿por qué
este señor no trae un día una bufanda y dice: Esto es una
bufanda en francés? Así aprenderíamos algo, porque no
avanzábamos nada leyendo simplemente un texto”. Y
continuaba:
“A mis 23 años estuve un verano de camarero en
dos hoteles de Torremolinos para practicar el inglés. Lo
conocía porque lo había estudiado con el método Assimil,
un cuarto de hora diario durante mucho tiempo, y,
posteriormente, me sirvió de gran ayuda la audición
diaria de la BBC. Estaba un día, a las seis de la tarde,
cerca del centro de este pueblo, en la carretera principal,
cuando una chica gritó desesperada:
- “¡LEAVE, LEAVE!” ‘¡Vete!’
Yo había leído esa palabra miles de veces, pero
no habría sido capaz de usarla. Desde ese momento era
una palabra con un mundo nuevo. Por lo tanto, quiero
que viváis el idioma”.
Al día siguiente, antes de entrar en la clase les
mostraba el manojo de llaves y les decía : “a bunch of
keys, which is the right key? This is the wrong key. This
one is the right key” ‘Un manojo de llaves, cuál es la
correcta? Esta es la equivocada. Esta es la correcta’.
Daba el golpetazo a la puerta y de nuevo ponía la frase

101
“SLAM the door” hasta que eran ellos mismos los que lo
decían. Introducía otras frases como: “I’m shouting, I’m
speaking very loud” ‘Estoy gritando. Estoy hablando
alto’ Hablaba muy alto. A continuación comenzaba a
susurrar y decía: “I’m whispering”. Después de varios
días eran ellos los que me decían las frases.
Llevaba una bolsa con objetos. Es fantástico lo
que se puede hacer con un trozo de lija.
Yo lo primero que hacía era averiguar si sabían
palabras como “rough, hard, soft, smooth, etc”. Alumnos
avanzados no tenían ni idea siendo conceptos muy
simples. No habían estudiado para comunicarse, sólo
para pasar exámenes.
Profe: “This is a piece of “lija”. In English we call
it sandpaper” ‘Esto es un trozo de lija. En inglés lo
llamamos papel arena’.
Toca la parte áspera y dice: “It’s rough”
Toca la parte lisa y dice: “It’s smooth”
Un alambre para mostrar “straight” que es
derecho o “bent” que es curvo. Simplemente con esto, al
cabo de una semana, se daban cuenta que habían
aprendido algo. Eran capaces de entenderlo y de
repetirlo. Explicaba, a continuación, un aspecto de
gramática que iban a estudiar en los ordenadores, y
pasaba a presentar unas escenas de una película.
Había frases que, como la de la chica de
Torremolinos, se gravaban en la mente para siempre.
Tales como la del que saca una pistola y se la pone detrás
a alguien mientras le dice:
- “DROP THE GUN” ‘Deja caer la pistola’.

102
El comienzo de la clase, lo dedicaba a hacer
pequeños juegos con el vocabulario importante que nos
había salido en las películas: Unas veces era poniendo las
vocales y rayas en las consonantes. Más frecuentemente
haciendo un gesto y describiendo lo que quería que
dijeran. Por ejemplo, lo de la película: “Here is a man
with a gun in his hand. I come from behind, take out my
gun and tell him: DROP THE GUN” ‘Hay un hombre
con una pistola en la mano. Yo vengo por detrás, saco mi
pistola y digo: DEJA CAER LA PISTOLA’.
Simplemente dejar caer un lápiz en la mesa y decir: I’ve
DROPPED the pencil.
Es increíble lo que se puede hacer con un trozo de
liga. Se elige un trozo que no sea muy fuerte porque
podría hacer daño.
Profe: “Hold this end of this elastic ribbon. Hold
it hard. Grab it hard” ‘Agarra este extremo de la cinta
elástica. Agarra fuerte’
“Now, release it. Loosen it” ‘Afloja, suelta’.
Alumno: suelta la cinta.
Profe: “It hurts” ‘Duele’.
El profe pinta con rojo un trozo de dedo y dice:
“You see. There is a wound here. You wounded me.
You are to blame for releasing the ribbon. It’s your fault”
‘Ves aquí hay una herida. Me heriste. Es tu culpa por
soltar la cinta’.
Es increíble que en una simple acción se pueda
usar todo ese vocabulario. Lo importante es que ésto se
repite unas cuantas veces en diferentes días y toda la
clase es capaz de usarlo.

103
El profesor toca la ropa y dice:” It’s soft” ‘blando’
Toca la mesa y dice: “It’s hard” ‘duro’
Se repite tres o cuatro días y todos los alumnos
son capaces de entenderlo y usarlo. Se están dando
cuenta que además de pasarlo bien están haciendo algo
que nunca hacían: Ser capaces de expresar conceptos en
inglés.
Todas estas actividades las hacen muchos
profesores. Se trata de unirnos todos para llevar al éxito a
toda España.
Al trabajar los episodios con la imagen y el
sonido, tenemos un material enorme que ellos han
experimentado. Hay que repetirlo los días siguientes en
otras situaciones o recordando las mismas. Simplemente
poner la letra por la que comienza una palabra y decir
frases cada vez más cercanas al significado con el fin de
que reconozcan lo que estamos recordando. Procuraba
que al principio fuera más difícil y, posteriormente, hacía
más comentarios hasta que resultaba fácil. Ellos siempre
acertaban. Es algo hermoso y artístico. Conforme
repetimos los mismos motivos, cada vez son más los que
contestan bien.
Procuraba ensalzar a quien acertaba, sobre todo, si
era alguien que no era muy brillante. Se crecía y se le
veía progresar enormemente. Todos los motivos que la
clase coreaba eran materia de examen. Piénsese que,
aunque se sepa algo, al salir en el examen no se es capaz
de ponerlo bien si no se ha repetido varias veces. Me lo
decía una cuidadora de un niño parapléjico que me pidió
permiso para estar en clases para aprender inglés:

104
- Sé las cosas y al verlas en el examen no soy
capaz de hacerlo bien.
Siempre he sostenido, como todos a quien he oído
hablar de este tema, que el idioma inglés es el más
simple de los conocidos. Apenas tiene gramática y la que
tiene no solamente se puede enseñar, sino que se debe
enseñar en pequeñas dosis, sin aburrir a la gente. Las
canciones crean mucha alegría y el ver que los alumnos
avanzan en el conocimiento, también, ayuda. Ellos
mismos sienten que progresan.

Disfrutar de la clase.

Eran las primeras semanas de clase del último año


como profesor. Un alumno, sentado en su asiento, me
dijo:
- Vd. se lo pasa bien en clase
Yo contesté:
- Lo mejor que puedo.
Me divertía siempre, pero, sobre todo, al recordar
algo del vocabulario más importante de días anteriores.
Seguía el proceso que anteriormente he descrito. Después
de insistir varios días, era instantánea la evocación de la
respuesta.
A las tres semanas de clase, un alumno que se
había esforzado y había sido capaz de expresarse en
inglés delante de todos. Yo le comenté:
- ¿Ves como has sido capaz de hablar en inglés?”
Él contestó:
- Gracias a lo que he aprendido aquí.
105
Los otros le llamaron pelota, pero él lo dijo con
convicción. En realidad, todos estaban encantados.
Notaban un gran progreso en aquellas clases. Me
resultaba increíble que un alumno pudiera decir eso tan
pronto: Significaba que notaba un aprendizaje enorme.
Algo que no habían experimentado hasta ahora. Eran
alumnos de Marketing con edades de unos 19 a 22 años.
- Al final de curso, después de enseñarles todas las
valoraciones que habían hecho sobre todos los
aspectos de la encuesta que les había mandado
rellenar, un chico, muy aceptado por los demás, de
este mismo grupo, dijo en voz alta:
- ¿Qué piensa al recibir unas calificaciones tan
altas?

Busca, compara…’Look for it, compare and if you find something


better than this, buy it’

Yo contesté lo primero que me vino a la mente:


- Son muy parecidas a las de otros años.
Estas encuestas me servían, por una parte, para
reafirmarme en mi forma de dar la clase y, por otra parte,

106
para mejorar aquellos aspectos que me señalaban los
alumnos. De esta manera, al final de curso, sentía
verdaderas ganas de mejorar lo que había hecho el año
anterior.
El problema era que el examen de Selectividad
era escrito. Muchos no valoraban la parte oral que para
mí ha sido siempre la más bonita e interesante. Si
atendemos a los Medios de Comunicación, hoy es lo que
el país aspira a conseguir.
Los últimos años seguí estos planteamientos. Al
final de curso les decía que quien quisiera mejorar nota
viniera a hablar conmigo. Todos querían hablar en inglés.
Era algo impensable en mis primeros años como
profesor.
Ciclos Formativos.

Fui Jefe de Departamento de Inglés durante


muchos años. Tenía también la reducción de otras tres
horas por atender el Proyecto Mercurio. Consistía en el
uso del vídeo en clase. Los arreglaba y los tenía siempre
en uso. Los profesores me llamaban en cualquier
momento y me encantaba solucionar sus problemas. Al
cabo de un tiempo, me parecía que era privilegiado por el
director y se lo dije. Él me contestó que él apoyaba a los
que trabajaban.
En junio, tres meses antes de mi cincuenta
cumpleaños, nos dieron la oportunidad de ir a Madrid a
hacer un curso de Inglés Comercial. Lo pasamos bomba,
pero no estábamos de acuerdo con lo que enseñaban
porque los profesores no eran especialistas en la materia.

107
Nos hacían inventar libros en vez de enseñarnos a
explotarlos. Al final, hice unas letrillas en la despedida.
Una chica de Burgos me decía que, al cabo de un tiempo,
nadie se acordaría del curso, pero sí de mí. Al año
siguiente, vi el nuevo programa que presentaron para la
preparación de nuevos profesores. Nos habían hecho caso
a todas las críticas del año anterior.
En adelante, me dediqué principalmente a dar
clases a los grupos formativos de Marketing y Comercio.
Usaba un ratito los libros para introducir el vocabulario
específico y enseguida pasaba a algo divertido: Trabajaba
con alguna película bien seleccionada. No pasaban de
cinco las que tenía elegidas. Las grababa con subtítulos
en inglés de una emisora de la parabólica o las compraba
en el quiosco. Cuando acababa la peli, les mandaba
redactar lo que habían visto. Era notorio cómo
progresaban: Las redacciones del principio de curso no se
parecían nada a las del final.
Les pedía información sobre la marcha de la
clase. Un alumno de este nivel me dijo que el trabajar
con una película estaba muy bien, pero que no se podía
parar cuando estaba en lo más interesante. Al cortar
constantemente, producía mucho estrés. Revisando las
opiniones de los alumnos, constato que esto me lo habían
dicho en ocasiones anteriores, pero no les había hecho
caso. Decidí estudiarlas con anterioridad y, después de
conocer bien el vocabulario, ponerlas sin ninguna
interrupción. Al final, siempre había una redacción.
Tenían que hacerla mientras yo estaba presente. Les
ayudaba en aspectos concretos. Se trataba de escribir

108
todo lo que se les ocurriera sobre algún aspecto de la
película durante un cuarto de hora. Lo corregía y notaba
cómo progresaban de un mes a otro. Atendían
extraordinariamente. No respiraban en toda la clase.
Este progreso en las clases era el resultado de
muchos años de trabajo y de escuchar las observaciones
que todos los años me hacían los alumnos hacia la mitad
del curso y al final.
Yo seguía con la obsesión por usar anuncios,
noticias, reportajes, vidas de animales con subtítulos en
inglés, dibujos animados y algunas películas bien
seleccionadas.
Al final de curso, hacía una encuesta sobre la
marcha del curso. Calificaban todos los aspectos.
Después les leía los resultados y todos los comentarios.
Por escrito, una chica me había hecho una
observación que podía tener un matiz negativo:
- Creo que pone notas muy altas.
Yo le contesté en alto en la clase:
- Trabajáis que da gusto. Se nota un gran progreso
entre el principio de curso y el final. Estáis
atentos. Esa es la razón.
Recuerdo que una vez, al final de curso, estaba
redactando las modificaciones que iba a introducir en mis
clases al curso siguiente cuando algo me sorprendió: “¡Si
tengo verdaderas ganas de comenzar otra vez las clases!”
Las vacaciones siempre han sido un largo período para
olvidar todo. Sentía verdaderas ganas de comenzar otra
vez. Quería saber cómo reaccionarían los alumnos al
introducir estos cambios. Fue algo que me ocurrió

109
durante los últimos diez años de enseñanza. Los artículos
sobre la enseñanza en la prensa no dejaban de
sorprenderme. Para mí, la enseñanza era algo fabuloso y
lo que leía era todo negativo.

Por qué muchos alumnos odian el idioma.

Los alumnos comienzan el contacto con el idioma


con dos clases a la semana. Es una asignatura más. Les
presentamos un libro con una serie de actividades que se
repiten en todas las lecciones. Hemos elegido el
aburrimiento. Piensan que el idioma es algo que tienen
que aprender. No estoy de acuerdo. No. El idioma es algo
que tienen que vivir, usar continuamente. Notan que se
les olvida lo aprendido de un día para otro. Cuando una
fiesta suprime una de las clases, se pasan cuatro días sin
contacto con el idioma extranjero. Es como si a un niño
que empieza a andar le tenemos tres días sentado. Notan
que es algo que no sirve más que para aprobar en los
exámenes.
La repuesta del alumno a nuestro actuar es el mal
comportamiento. Les respondemos con suspensos.
Algunos reaccionan, trabajan más, y los profesores
sentimos que estamos cumpliendo con nuestra
obligación. Nos sentimos en el camino verdadero porque
algunos han cambiado y los aprobamos, pero no
aprenden el idioma. A fuerza de suspensos no se aprende
un idioma. Lo que puede valer para otras asignaturas no
funciona en el Idioma Moderno.

110
Acabo de ver un libro que sirve para conseguir un
título de inglés: Una maravilla de imágenes perfectas
salpican todas las páginas. Comienza con una audición
excelente de una conversación. Enseguida vienen las
preguntas. Seguramente que el profesor inmediatamente
pregunta para saber si lo ha comprendido la clase. A
continuación ejercicios muy bien realizados. El libro te
está diciendo continuamente: ¡A ver si te enteras! ¡Qué
diferencia con aquel otro libro que desarrollaba una
historia fantástica! Después, se podía hablar de los
momentos que más nos habían impresionado. Ambos
pueden funcionar, pero con el segundo tendrás una clase
que viene a disfrutar oyendo una bella narración,
dispuesta a escribir sobre las múltiples ideas y
sensaciones que le ha producido lo que ha oído. Si el
libro y las actividades no son sumamente atractivas, no se
conseguirá una plena asimilación del idioma. Una
canción o unas bellas imágenes de animales salvajes con
subtítulos en inglés producen gran atractivo. No se
necesita la inmediata pregunta fiscalizadora del profesor.
Apenas te enteras que estás aprendiendo y es cuando más
se progresa.
La consecuencia de la falta de este planteamiento
atractivo es que, en general, no se aprende el idioma
moderno. Los alumnos lo odian y no hacen más que
preparar exámenes. Por si esto fuera poco, viene un
Ministro de Educación hacia el año 1970, de cuyo
nombre no quiero acordarme, y dice que los que saben
hablar es porque sus padres tienen dinero para llevarlos al
extranjero. Decide eliminar en lo sucesivo la prueba oral

111
de los exámenes de Selectividad. Había hundido la
enseñanza del idioma durante muchos años. No se dio
cuenta que ni los Presidentes del Gobierno saben hablar
inglés.
Un día estaba yo en el pasillo de segundo de
bachiller de un instituto. Eran chicos y chicas a punto de
ir a la Universidad. Les pregunté cómo se decía mujeres
en inglés. No hubo nadie capaz de pronunciarlo bien. Al
preguntarles se notaba que todos ellos pensaban en la
palabra escrita. Estos alumnos no saben nada –pensé.
El Departamento de Inglés era el que más
cantidad de suspensos cosechaba en aquel Instituto. Suele
ocurrir que un grado mayor de exigencia comporta un
mayor conocimiento por parte del alumnado. Sin
embargo, el Idioma no es una asignatura como las demás.
Más que favorecer el aprendizaje lo perjudica. Yo, por
experiencia, siempre huí del aprobado general, pero, lo
contrario, me parece igualmente erróneo. Hay un fallo de
raíz en la enseñanza del Idioma Moderno: El considerarlo
como una asignatura de estudio como las demás,
consigue alumnos con sobresaliente en Selectividad que
no son capaces de entender ni hablar nada.
Estoy seguro de que en muchos sitios se están
haciendo las cosas bien. Yo todo lo que pienso lo he
sacado de mi experiencia y de los numerosos cursillos
recibidos de otros profesores. He consultado a muchos
alumnos. Creo que es generalizada la enseñanza desde
que se inician con el inglés, con dos horas a la semana,
con planteamiento casi exclusivamente gramatical. Como
consecuencia, son incapaces de decir nada. Tienen que

112
verlo escrito para entender algo. Lo estudian para
aprobar. Es el coctel ideal para odiar el idioma. Ante este
panorama lanzo el grito de siempre: no podemos
esperar, hay que cambiarlo. Ni un año más en esta
situación
El sistema de dos clases a la semana de una hora
es lo peor que podemos hacer en un idioma moderno.
Conseguiremos el “milagro” actual de unos alumnos que
lo estudian durante años y no son capaces de decir una
palabra. Si conseguimos que un centro siga las directrices
que vamos exponiendo, nos daremos cuenta que lo
aprenden. Los demás seguirán con los suspensos y el
odio a la asignatura más aborrecible del plan de estudios.

113
El concepto del tiempo y el aburrimiento.

Para un adolescente una hora de clase aburrida es


como para una persona mayor una semana. Tenemos un
concepto diferente del tiempo. Recuerdo que en mi
bachillerato había muchas clases aburridas. Yo procuraba
sacar punta a cualquier cosa para provocar la risa. Era el
primero en sorprenderme de mis ocurrencias. En un
ambiente de represión, el escape hacia lo cómico era un
alivio a esa tensión que aparece como absurda. Los
compañeros también lo agradecen y uno se siente feliz.
Hoy en día es una terapia muy extendida: “La
risoterapia”.
A mis 14 años haciendo 4º de bachiller en los PP.
Dominicos de Vergara (Guipúzcoa) recuerdo un
comentario ingenioso en la clase de Latín:
- Alfonso, tú vas a cámara lenta en latín.
- Es Ud. quien me coge a cámara lenta –contesté.
El profesor de Latín, que era también director, se
hartó de que sacara punta a todo. Escribió a mis padres
diciendo que si seguía así tendría que abandonar el
colegio a final de curso.
Como relaté anteriormente, mi familia reaccionó
enérgicamente.
El profesor intentó disculparse diciendo que él no
había dicho gran cosa a mis padres.
Lo importante es que no volví a abrir la boca.
Cambié radicalmente. Incluso el profesor de
Matemáticas, P. Federico, me llamó aparte a final de
curso y me dijo:

114
- Alfonso, ya sé que esperabas sobresaliente, pero
qué van a decir los demás profesores si doy
muchos.
-

Con unos papeles en los dedos presentaban un anuncio promovido


por la Jefatura Superior de Tráfico

Al ser profesor, me di cuenta de que no solamente


tenía que trabajar por hacer unas clases agradables sino
ilusionantes. Si no lo conseguía, sabía que los alumnos se
iban a portar mal porque yo también lo había hecho.
Cuando los alumnos se portaban mal, siempre echaba la
culpa a algún fallo que había tenido. Yo reaccionaba
haciendo cambios que pudieran crear más amenidad en la
clase. Hacía encuestas anónimas y me maravillaba que la
mayoría estaba contenta con la clase. Se quejaban de
algunos que venían a molestar. Yo sabía que tenía que
ganarme a esos que se portaban mal. Sabía que había que

115
conseguir algo que les atrajera. Así fui aprendiendo:
haciendo caso a los fallos que ellos señalaban en las
encuestas.
Recuerdo a dos alumnos que se situaban al fondo
de la clase. Notaba que tenían a todos los demás
amedrentados. En mi intento de ganarlos, hice vista
gorda un día que estaban fumando. Después, en una
reunión, algún alumno dijo que yo dejaba fumar en clase.
Todos sabían que era el profesor que más he luchado
contra ello. Fue un intento de ganarlos.
Asistí en Santander, hace tiempo, a una charla del
Ministro de Educación de Navarra hablando de la
disciplina:
- Hay alumnos que van a clase con las pistolas
desenfundadas. Es el caso de aquel que se puso a
orinar delante de la profesora en clase. Son casos
que necesitan una atención especial. Nos han
apoyado todos los partidos políticos en la
solución que hemos dado: Estos alumnos
desarrollan actividades en una granja en las
afueras de la ciudad.
Naturalmente que yo también soy consciente de
estos casos y apruebo la solución arriba expresada. Sin
embargo, no parece haberse extendido esta medida a las
demás Comunidades.
En la adquisición de idiomas no está justificada
ninguna actividad desagradable. Si hemos sido serios al
principio y, para la tercera semana, el alumnado se da
cuenta que progresa, le va a ser muy difícil a un alumno
distorsionar la clase. El interés de los compañeros no se

116
lo permitirá. Con un buen desplante por parte del
profesor será suficiente. En las dos primeras semanas, en
algunas clases, tendrás que cabrearte. Después todo
funcionará. Sorpréndelos a todos diciendo:
- Mañana vamos a dedicar toda la clase a trabajar
con una bella canción. Es la clase más seria de la
semana porque con canciones es como más se
aprenden los idiomas.
Los niños problemáticos, en el 90% de los casos,
no nos portamos mal por placer o porque somos malos
sino porque nos aburrimos, un aburrimiento ciego del que
los mayores ya no se acuerdan. En mi caso había sido
tan atroz que lo tenía siempre presente. Yo siempre
pensaba: Tengo que impedir ese aburrimiento.

El problema del sonido.

Durante años se han venido haciendo institutos y


escuelas sin ninguna preocupación por el sonido. Se
construyen clases que son rectángulos perfectos,
verdaderas cajas de resonancia. El problema se agrava
cuando hacemos grabaciones en vídeo, y no se entiende
absolutamente nada al reproducirlo.
Basta que hable un alumno para que se oigan
numerosas voces. Es sumamente desagradable. Ese
desagrado lo mostramos en nuestro talante y en una voz
horrorosa que, sin darnos cuenta, producimos.
Por si esto fuera poco, tanto el hall del instituto
como los pasillos tenían baldosas blancas o marrones
hasta el techo. Nada más entrar los alumnos, se oía un

117
griterío desagradable, elevado a la enésima potencia por
culpa de las condiciones acústicas.
Comencé a subir la vídeo-cámara al instituto.
Grabamos algunos concursos y representaciones hechos
por los alumnos. Pensábamos que habíamos hecho algo
valioso. No se entendía nada absolutamente.
Los días de frío los alumnos traían abrigos. Los
ponían en unas perchas al fondo de la clase. Me sentía
más a gusto esos días. Me di cuenta que todo funcionaba
mejor. Entonces decidí buscar una solución.

Siguiendo el ejemplo de algunos conservatorios,


yo pegué, durante el recreo de la mañana, 400 cartones
de huevos en el techo y, a una cierta altura, en los lados.
Los alumnos me traían tres o cuatro cartones cada día.
Me quisieron ayudar, pero era imposible: Había peligro
real de que alguno se cayera de la escalera. Cada recreo
ponía una fila. Enseguida notamos el cambio.
El sonido era fabuloso. Casi todas las clases las
desarrollaba allí. Me era imposible dar clase en las
demás, excepto la de Marketing que estaba llena de
estanterías y el sonido era perfecto.
Unos años más tarde hubo una ampliación del
instituto. Nos prometieron una clase insonorizada. Me
118
enteré que no se iba a hacer. Marché a la Delegación de
Educación y me enfrenté a todos los arquitectos:
-¿Ustedes saben lo horroroso que es dar clase
donde cuando habla uno se oyen cuatro y apenas se
entiende?
Yo noté que el tono de voz o lo que dije les cogió
por sorpresa. El resultado fue que se hizo. En adelante,
cuando no podía dar clase en la mía, me iba a esta otra
que estaba dos clases más al fondo.
Al principio, tuve un alumno que nos interrumpía
constantemente. Era él solo. Yo los llevé a la clase de los
cartones y, al acabar la primera clase, dije: “¿Os dais
cuenta cómo Julio no nos molesta?” En efecto, en la clase
normal, cuando se ponía a hablar no se oía más que
barullo. En la clase de los cartones, podíamos percibir lo
que decía: eran tonterías y se quedaba cortado.
Un día vinieron un grupo de profesores japoneses.
Entraron en mi clase y uno de ellos me dijo:
- Is it effective? ‘¿Es efectivo?’
Yo di un grito en mi clase y el mismo en la de al
lado. En el segundo caso, se oyó por todo el instituto.
Cuando comencé mi carrera docente, me acordé
de aquellas clases del Colegio de La Virgen del Camino
cerca de León. Tenían el techo insonorizado y su diseño
era trapezoidal. El sonido era perfecto. Por si esto fuera
poco, tenía una tarima y una pizarra enorme y sin brillo.
Me acuerdo que pensaba: “Aquello aportaría la mitad del
éxito de mis clases”.
Posteriormente, he conocido lugares como la
Piscina de la Vidriera, en Maliaño, Cantabria. Es algo

119
horroroso. No se puede hablar con nadie porque basta
con el sonido del oleaje y la respiración de la gente para
que se origine un ruido ensordecedor. Sin embargo, la
del polideportivo de la Albericia en Santander es
fantástica porque se han preocupado de las condiciones
acústicas.
En la Iglesia de la Bien Aparecida de Santander, a
pesar de los numerosos altavoces, apenas se podía
entender la predicación. Pusieron planchas de corcho en
las paredes. Aquello mejoró. Un día se cayó la escayola
del techo. Lo repararon con un techo especial para el
sonido. Ahora se oye de cine.
Un centro ejemplar es el Colegio San José de
Reinosa (Cantabria). No sólo las clases, sino incluso los
pasillos y el hall tienen el techo insonorizado.
Son ejemplos concretos que se pueden
comprobar. El lector tendrá otros muchos.
Si eres profesor y quieres hacer una clase en la
que se viva el idioma, un cuarenta por ciento de tu éxito
dependerá de las condiciones acústicas. Además, el éxito
llama al éxito por lo que el porcentaje será mayor. Quiero
decir que el niño que disfruta de una actividad, al día
siguiente, va a tener una actitud favorable ante la clase.
Solemos decir que los niños gritan. Es verdad. Lo
que no hay derecho es tener que aguantar esos gritos
elevados al cubo porque nadie se preocupó de las
condiciones acústicas.
Cuando hayamos dormido mal o estemos
enfadados por algún acontecimiento de la clase, lo mejor
es subir el tono de la voz y nadie se dará cuenta. Esto es

120
muy importante porque, si tenemos la voz desagradable,
los alumnos no nos van a escuchar.

121
Modelo de clase.

Voy a escribir sobre la clase que yo logré disfrutar


durante los últimos años de mi vida docente. ¡Qué
gozada sería poder comenzar la enseñanza con esto que
fue el resultado de una experiencia llena de sonados
fracasos, múltiples encuestas a los alumnos, grandes
éxitos y continuas rectificaciones! Estas son unas
conclusiones a las que yo llegué. Además, los alumnos
no tenían dificultad en valorar, públicamente, lo mucho
que aprendían.
Lo que indico a continuación lo puedes cambiar.
Usa tu propia imaginación. Te puede servir de ejemplo:
Una sugerencia que te puede abrir horizontes.

Primera clase
Sorprende a los alumnos desde el principio. Entra
dando un ligero portazo y escribe en la pizarra: “I have
slammed the door”. A continuación, se cae tu cartera al
suelo y les dices: “I’ve lost my wallet”. Después dejas
caer la bolsa donde llevas los libros sobre la mesa y
dices: “I’ve dropped my school bag”. Pregunta: “How
many students are missing?” ‘¿Cuántos estudiantes
faltan?’ o “How many are absent” ‘¿Cuántos están
ausentes?’. Les dices que este año vamos a vivir el
idioma inglés, vamos a usarlo continuamente en
situaciones comunicativas. Das las normas del curso
escritas en inglés y español:

122
Normas Rules
1) El aprendizaje de un idioma 1) Learning a language is very
es muy diferente del de different from all the other
cualquier asignatura. En efecto, subjects of study. In fact, a child
en cuatro meses jugando con playing with other children in
sus compañeros los niños son four months can use any
capaces de usar cualquier language. If he studies it in the
idioma. Estudiándolo como una same way as any other subject,
asignatura, no. he can’t

2) El idioma es un hábito de uso 2) Learning a language is more


más que un aprendizaje. Es a habit than a subject of study.
como escribir a máquina, andar, It’s like typing, walking,
conducir… driving…

3) La presentación viva y clara, 3) A clear live presentation,


el interés, la repetición serán interesting motives and
nuestros objetivos. repetition are our aims.

4) Si estamos usando el idioma 4) If we are using English


inglés sin darnos cuenta que lo without realizing we are trying
estamos aprendiendo, se to learn it, the improvement will
incrementa el aprendizaje. double.

5) No tiene por qué haber 5) There shouldn’t be many


grandes diferencias entre los differences on the part of the
alumnos si seguimos estas students in the acquisition of the
normas. language.

6) Es esencial que el profesor 6) I shouldn’t use Spanish


no use el español porque se because once I start I never stop.
puede disparar en su uso. I’ll hand you in writing some
Debiera poner por escrito vocabulary in Spanish, as I do
algunas palabras de vocabulario with these regulations. I wish

123
en español, como hago con you would never listen to me
estas normas. ¡Si pudiéramos uttering a word in Spanish.
conseguir que no me oyerais
hablar en español!

7) Si algo no te queda claro en 7) If some explanation isn’t


las explicaciones del profesor, clear, ask for it to be repeated.
pide que lo repita. Insiste si el Insist on it if your teacher
profesor no te hace caso. No doesn’t care. Don’t let anything
dejes pasar algo sin entenderlo go by without being understood
bien. completely.

8) Las actividades de clase han 8) The activities we are going to


sido valoradas por los alumnos focus our attention on have been
de años anteriores. Procuro valued positively by students of
insistir en las que más os previous years. I’ll try to insist
interesan. on the things you like.

9) Algunas de las mejores 9) Some of the best songs we’ve


canciones que hemos usado en used in class have been
la clase han sido aportadas por provided by students. I hope
estudiantes. Espero que este año you’ll help me to collect new
también me ayudéis a recoger material.
nuevo material.

10) Se mandará en momentos 10) Sometimes I’ll ask you to


determinados hablar con el talk about something with your
compañero sobre algún aspecto classmate. It’s your
concreto en inglés. Es vuestra responsibility to do so and not
responsabilidad hacerlo de to turn to a childish behaviour
modo continuado y no ceder a talking in Spanish.
la chiquillada de intentar hablar
en español.

124
11) Dada la importancia del 11) The importance of the
inglés en el mundo actual y su English language is paramount.
enorme atractivo, debemos We must study it as a normal
estudiarlo con ilusión como un instrument of communication.
instrumento de comunicación That’s why you should
habitual. Por lo tanto, en approach the teacher and talk to
cualquier momento debemos him in English. He should do
dirigirnos al profesor y éste a likewise. It doesn’t matter if we
los alumnos en inglés, aunque take some help from Spanish.
necesitemos utilizar el español
en algún momento.

Debes destacar que todos vamos a disfrutar


usando el idioma en situaciones agradables. Pasas lista
tratando de memorizar los nombres de los alumnos.

Al día siguiente
1.-Sacas un manojo de llaves y dices: “This is a bunch of
keys”. Tratas de abrir la puerta con la llave equivocada y
dices: “This is the wrong key”. Les muestras la verdadera
y preguntas a ver si alguien conoce: “This is the
________ key”. Te sorprenderá, como me pasó a mí, que
no saben decir “right”. Lo han visto escrito, pero no han
estudiado el idioma como algo que hay que utilizar.
2.-Al cerrar la puerta les dices “I’ve _______ the door
(slammed)”. Te sorprenderá que haya uno o dos alumnos
que lo repiten. Solamente después de repetirlo tres o
cuatro veces, responde toda la clase. Haces lo mismo con
“I’ve lost my wallet” y “I’ve dropped my bag”. Es el
momento de acercarse a alguien y susurrar: vis, vis, vis.
Dices a toda la clase: “I’m whispering”. A continuación
125
gritas una frase o una palabra y dices: “Now I’m
shouting. I’m talking in a loud voice. If I whisper
vis,vis,vis I talk in a very low voice” ‘Ahora estoy
gritando, hablando alto, Si yo susurro hablo bajito’.
Es el momento de ponerles algún reportaje
interesante y serio. Yo tenía grabado uno sobre la vía
satélite del Astra. Es una maravilla de sonido y
explicación valiéndose de una enorme profusión de
imágenes. Aunque les hayas dicho que lo vamos a pasar
muy bien en clase, es conveniente que el primer contacto
sea algo serio. Una vez que ya has dado el tono de
seriedad y que se dan cuenta que aprenden, es una
maravilla cómo funciona la clase.

En la tercera clase
1.- Puedes repetir los gestos hasta que todos sepan
contestar. Puedes comenzar hablando en inglés para que
ellos te introduzcan algunas de las palabras más difíciles
del día anterior sobre la vía satélite del Astra.
Ejemplo:
In yesterday’s episode about the Astra Satellite
there was a beautiful word you didn’t know. It meant the
connection between the terrestrial stations and the
satellite ‘En el episodio de ayer sobre el Satélite Astra,
hubo una palabra que nadie sabíais. Significaba la
conexión entre las estaciones terrestres y el satélite. Un
sinónimo de conexión es:’. “A synonym of connection
is…” Pones la letra por la que comienza L. Si nadie
acierta, dices: LINK. Repite lo mismo al día siguiente. A
la tercera vez, contestan casi todos. Para el profesor, es

126
una diversión buscar imaginativamente diferentes
presentaciones cada día.
En adelante, vas a tener multitud de expresiones
que repetir. Conforme avanza el curso no te va a faltar
material para hacer verdaderos juegos artísticos. En las
páginas 100, 101 y 102 tienes ejemplos de dominio de
vocabulario a partir de objetos como un papel de lija, un
alambre o un trozo de liga. Si en un mes dominan ese
vocabulario, notarán un enorme avance y te aceptarán de
una manera que jamás soñaste.
Un día a la semana, hay que dedicarlo a una
canción. Diles desde el principio que esperas que te
traigan las que más les gustan. La letra es muy
importante. Tú les dices que vas a elegir, de entre todas
las canciones de que dispones, las que más suenen. Desde
el principio, hay que decir que el día de la canción es el
más importante porque con canciones se viven las
palabras y es la clase en la que más van a aprender.
Aprovecha las palabras más significativas. La canción en
la que más se disfruta de cada palabra es The Sound of
Silence de Simon and Garfunkel.
La canción de El Lute es una historia fantástica
recreada con la música del conjunto sueco BoneyM. Es
un modelo de letra porque nos cuenta toda una historia
llena de expresiones fantásticas que, además, se refieren
a la historia de nuestro país visto por extranjeros que nos
aprecian.
Shades of Grey por Billy Joel es un tema que les
encantará. Es altamente formativo. Dice que de joven
todo lo vemos blanco o negro, pero en el mundo todo es

127
gris. Por si esto no es suficientemente importante, él
añade:
- Sólo me dan miedo aquellos que lo ven todo
claro.
Puedes seguir estas pautas para el estudio de la
canción:
1.- Escribe en el encerado unas cuantas palabras que
salen en la canción. Haz pequeñas frases en inglés a ver
si aciertan a qué palabra te estás refiriendo. Cuando
conozcan todas, pon la canción completa. Diles que es
necesario que atiendan bien aunque no entiendan en este
momento. Lo importante es que al final de la clase lo
comprendan todo.
2.- Haz preguntas de tipo general: “Is it a sad song or a
happy song? What is it about? Do you like it? Do you
think it is one of the top twenty?” ‘¿Es triste o alegre?
¿De qué trata? ¿Te gusta? ¿Está en los veinte
principales?’.
3.- Trabaja con la letra que les das escrita en un folio.
Tienen que llegar a comprenderla totalmente. Pon la
canción otra vez. Si les encanta, esas frases se repetirán
en su mente hasta en el sueño. Al final, les puedes
sorprender con el vídeo clip.
Enseñaremos la gramática con el ordenador y
pequeñas explicaciones en clase.
Al cabo de tres semanas de clase, los alumnos se
darán cuenta que saben decir cosas, que el inglés no es
una asignatura como las demás. Has creado un mundo de
interacción y comunicación. Ellos están a gusto. Si sigues
así, cuando al año siguiente el profesor tutor lea tu

128
nombre entre el grupo de profesores que les ha tocado,
darán un salto en los asientos. Notarás una gran
aceptación desde la primera clase. Todo se debe a que
supiste sorprenderles desde el principio en el curso
anterior. Los alumnos a esa edad se aburren
terriblemente, pero también saben agradecer con exceso
tus aciertos. Te encumbrarán. Te considerarán el mejor
profesor del instituto. Las personas mayores vemos las
cosas grises como en realidad son Para ellos todo es
blanco o negro –lo decía arriba Billy Joel-. Hay
profesores maravillosos y malísimos. ¿En qué grupo
quieres que te coloquen?
Cuando leas en los periódicos las barbaridades
que ocurren en algunos sitios con relación a la enseñanza,
pensarás que vives en otra galaxia. Te encontrarás con
ellos por la calle y te tratarán con cariño. Cuando no te
hayan visto durante varios años y se encuentren contigo,
notas que les viene a la mente lo bien que se lo pasaron
en tus clases y lo mucho que aprendieron. Sabemos que
tenemos fallos, pero tú para hacer una clase agradable
has sabido apoyarte en ellos, en tu experiencia y en un
derroche de imaginación. Has sabido disfrutar. Cuando
Ronaldinho estaba en el Barcelona y era el mejor jugador
del mundo, alguien comentó que era doblemente valiosa
su actuación porque salía a disfrutar.

En las siguientes clases es el momento de usar


secuencias muy interesantes de películas, anuncios bien
elegidos que verdaderamente te encanten, vidas de
animales -Salvat tiene una publicación estupenda con

129
subtítulos en inglés-, noticias altamente significativas y
polémicas, Tintín, Asterics, etc. Si tú vives el episodio
que vas a presentar, comunicarás ese interés a los
alumnos.
Hay películas que parece que están hechas para
usar con alumnos principiantes y otras para avanzados.
Hay alguna como la primera de La Máscara del Zorro de
Antonio Banderas que valen para casi todos. Trabaja con
subtítulos en inglés. El Primer Caballero es fantástica.
The Pianist, maravillosa. Mother’s children sirve para los
más pequeños.

Anuncio: “When we do this it hurts” ‘Cuando hacemos esto, duele’.

Era una de las actividades más valoradas por los


alumnos. Había conseguido grabarlas de la parabólica
con subtítulos en inglés.
130
Recuerdo que el día que vi en un quiosco La
máscara del zorro con Antonio Banderas de protagonista
intuí su valor didáctico y la compré. Fue la mejor
adquisición.
Disfruta con un mundo de valores. Todos tenemos
una serie de valores. Si eres profesor, te sentirás a gusto
transmitiéndolos. Están en las películas, los anuncios, las
canciones, etc. Me viene a la mente la canción The show
must go on de Fredy MERCURY. Yo pensaba que no
merecía la pena. Estudié la letra. Estaba llena de valores.
¡Qué ejemplo para todos aquellos que tiran la toalla a la
menor contrariedad en la vida! Además, a los chicos les
encantaba.
Yo solía poner una selección de secuencias de
una película. Trabajaba sobre ellas. Como antes dije más
de un alumno me sugirió que el parar la película
continuamente producía gran estrés. Desde entonces, lo
que hacía era estudiar el vocabulario con detenimiento
antes de poner la película, y, después, la veíamos en dos
días. No importa que no capten todo, sería imposible,
pero tienes un material maravilloso para trabajar con ello.
Al final, se les manda redactar sobre cualquier aspecto
que les parezca interesante en el film. Tú te das vueltas
por la clase ayudando a todos con pequeñas frases para
que sigan redactando. ¡Verás cómo van mejorando sus
redacciones a lo largo del curso! Como eran redacciones
breves yo tenía tiempo para corregirlas y devolvérselas a
ellos. Incluso introducía los fallos que cada uno cometía
en una base de datos y se los imprimía. Ellos mismos se

131
daban cuenta si habían cometido los mismos errores que
en la redacción anterior.
Cuando las iba corrigiendo, cada vez eran más
perfectas. Estoy en el verdadero camino –pensaba. Si
usas el cañón y subtítulos en inglés, notarás un silencio
intenso. Concentración y disfrute es igual a máximo
aprendizaje.
Acabo de ver la película Invictus. ¡Qué montón de
valores humanos! Si al final les preguntas:
- Who won? ‘¿Quién ganó?’
Se acordarán
Si das clase en Cantabria, pregunta el lunes si ha
ganado el Racing.
En septiembre de 2010 no puede faltar la frase.
- Did Spain win the World Cup? ‘¿Ganó España el
Mundial de Fútbol?’
- Yes, Spain won ’Sí, España ganó’.
Recuerdo que suelen tener la imagen escrita y lo
pronuncian mal. Diles que es la misma pronunciación
que “one”. También hay que repetirlo varias veces hasta
que todos lo digan bien. El hecho tiene tanta fuerza
emotiva que puede que, con una vez, se grabe en su
mente para siempre.
A la hora de traer un material u otro a la clase, yo
era partidario de la variedad. Conforme avanzaba el
curso, los alumnos se aficionaban, sobre todo, a las
canciones y las películas. Era su entusiasmo lo que me
hacía buscar material en un sentido o en otro. Yo me
daba cuenta que su atención era total. Disfrutaban a tope.
Yo recordaba aquellos momentos en que yo leía novelas

132
en inglés o francés. Estaba totalmente concentrado en el
argumento y disfrutando de él. Gozaba de la particular
belleza de cada idioma. El aprendizaje era enorme.
Incrementa tu colección de pequeños objetos,
introdúcelos en una bolsa y usa nuevas expresiones con
ellos. No olvides el trozo de liga que comentamos
anteriormente. Las canciones, películas, anuncios, etc. te
proporcionarán una enorme cantidad de vocabulario para
usar en clase. Desfruta de las ocurrencias que te vienen a
la mente para sorprender a los alumnos con alguna
técnica nueva. El descubrirla te producirá a ti tanto placer
como a ellos. Repasa bien el vocabulario. Te darás cuenta
que aquellos alumnos que no eran capaces de decir una
palabra después de años de estudio, son capaces de usar
expresiones y entienden casi todo. Lo más importante es
que ellos se dan cuenta de que nunca soñaron con
aprender tanto en tan poco tiempo. Vas a trabajar mucho
porque tú mismo buscarás cosas nuevas, pero lo vas a
hacer disfrutando hasta final de curso.
No te olvides de sacar algún artilugio de la bolsa
de objetos para machacar todo el vocabulario esencial
hasta que les suene como el español.
Te he hablado de multitud de cosas. En la vida
real te darás cuenta que lo que hay que hacer es seguir
estas directrices. No importa que no hagas todo lo que se
puede hacer. Que no te ocurra lo que les pasa a muchos:
Se pueden hacer tantas cosas que se quedan paralizados.
No hacen nada. No digas, como muchos: “que me enseñe
la Administración”. Tus alumnos te esperan al día
siguiente. Para ellos, una clase aburrida es como para ti

133
cuatro horas esperando en la cola del banco. Además,
ellos no tienen la paciencia de una persona mayor como
tú. A estas alturas del libro sabes que yo quitaba el
magnetofón del coche, que compré un vídeo completo y
lo llevaba a clase, etc. Todo ello compensa.
Al final de curso, diles que pueden mejorar la
nota hablando contigo. Yo lo hice los últimos años que
seguí este sistema. Me quedé sorprendido que todos
querían hablarme. Esto no me había ocurrido antes.
Recuerdo que una alumna no conseguía fluidez a
pesar del esfuerzo y, a pesar de estar hablándome en el
hall del instituto, me dijo:
- Sí que sé hablar, pero me pongo nerviosa.
Cualquier momento es bueno para conocer la
fluidez que ha conseguido un alumno. Cuatro minutos, a
veces, es suficiente.

Cuando la clase no funcione.

A veces notaremos que no funciona una


determinada clase. Aunque creamos que sabemos la
solución, lo más conveniente es hacer una encuesta
anónima: diez minutos al final de una clase. Se puede
hacer preguntando:
- ¿Qué harías tú si fueras profesor de Inglés?
Se puede pedir una valoración de las distintas
actividades desarrolladas en clase hasta ese momento.
Que no decaiga tu ilusión por la enseñanza. Mira
todos los demás aspectos positivos y emprende la

134
solución a la situación actual teniendo en cuenta todo lo
leído hasta ahora y los aspectos que te señalan los
alumnos. Si has trabajado con ilusión, vas a sorprenderte
de que la mayoría de la clase te aprecia y te orienta en la
solución que has de adoptar. No lances la pregunta a la
clase en general: las contestaciones serán tan falsas como
una votación a mano alzada. El alumno que habla
intentará decir lo que algún compañero líder quiere que
diga y no lo que él piensa. Necesitas la opinión de todos
los alumnos y con una encuesta individual lo consigues.
En mis primeros años en Santander, en el año
1988, noté que una clase no funcionaba. De entre cientos
de papeles que conservo en carpetas voy a elegir unas
cuantas:
“Tenía que ir más despacio en lo referente a los
anuncios, series,… que nos pone en vídeo, ya que me
cuesta entenderlo porque hay mucho vocabulario.
No me gustaría cambiar al libro porque el
método del vídeo es más positivo para aprender el inglés
y, además, es más entretenido”.
“En realidad me gusta este método ya que
escuchar y hablar, a pesar de que me cuesta mucho, son
las únicas maneras que veo de aprender un idioma.
También está bien ver un poco de gramática,
aunque no demasiada, pues de nada sirve que la sepas si
no sabes utilizarla”.
“Quizás, a veces, vamos un poco rápido y me
cuesta entender los anuncios, etc., pero supongo que con
el tiempo mejoraré”

135
“Yo creo que es una clase divertida y dinámica.
No creo que sea necesario usar el libro.
“También creo que podíamos participar más en
clase haciendo comedias o algo así”.
“Me gusta que se repita el programa de TV para
poderlo entender mejor, ver más vídeos musicales.
Repetir más las cosas porque no se entiende
bien”
“A mí me gustaría que la clase fuera de otra
manera porque yo con la televisión no me entero de
nada. Se podría hacer así, pero más despacio”.
“Yo creo que deberíamos ver más vídeos
musicales y seguir con el episodio de humor “Some
mothers do have them” ‘Algunas madres tienen hijos
como estos’”.
“Yo creo que lo mejor es lo que estamos haciendo
pues con la televisión no te aburres y aprendes
bastante”.
“Me gusta la clase como es, pero podía poner
más canciones”.
“Me gustan las clases de inglés cuando tenemos
vídeos para ver: así aprendemos vocabulario y formas
coloquiales. También me gustaría repasar y estudiar más
gramática”.
“Entiendo más cuando vemos algo varias veces.
Más vídeos musicales y canciones”.
“Tendríamos que ir un poco más despacio
cuando explica gramática, porque va tan deprisa que, a
veces, no se puede pillar nada”.

136
“Las canciones se deberían repetir más veces, y
también los textos. Con las canciones se entiende y
aprende mucho mejor”.
“Yo pienso que es una clase muy dinámica. Al
principio estaba un poco asustada porque pensé que no
iba a entender nada, pero, según pasan las clases, voy
entendiendo más.
Clase original y divertida: diferente”.

Respuestas realizadas el 3 de noviembre de 1988.


Estábamos a principio de curso. Era el momento de hacer
una rectificación: ir más despacio, elegir anuncios más
sencillos, explicar más gramática, etc. Sería un error
volver al libro de texto y a los ejercicios repetitivos.
En aquellos momentos del comienzo de las
emisoras extranjeras en nuestras casas, no teníamos la
enorme cantidad de material que hoy podemos
seleccionar.
De todas las maneras una de las expresiones más
difíciles del idioma inglés se encuentra en la canción:
“Ten green bottles hanging from a wall and if one
green bottle should accidentally fall, there will be nine
green bottles hanging from the wall” ‘Diez botellas
colgadas de una pared y si una por casualidad se cae,
habrá nueve…’
Yo les decía para que no se asustasen:
- ¿A que entendéis lo que quiere decir?
Naturalmente que todos lo comprendían. Por si
acaso, y dado que era la estructura más difícil del idioma
inglés, se lo traducía detalladamente.

137
Poseo la opinión de los alumnos medio año
después, el 30 de mayo de 1989. ¿He tenido en cuenta las
críticas anteriores? ¿Sigo cometiendo los mismos
errores? ¿Se quejan los alumnos con la misma intensidad
que al comienzo de curso? Que el lector lo juzgue:
“Yo creo que el sistema en estos momentos es
bueno.
Tal vez se deberían intensificar más las
audiciones tanto musicales como series televisivas
(preferentemente cómicas) pero mi opinión es que está
bien como está”.
“Poner vídeos musicales de Kylie Minogue, Jason
Donovan, Van Halen, David Lee Roth”.
“Yo leería cada día una historia en inglés, y
sacaría personas a que dijeran de qué iba la historia en
español y así te das cuenta del nivel traductor de cada
alumno.
-Cada día sacaría a un alumno diferente.
-También seguiría escuchando canciones como
ahora hacemos”.
“Pienso que teníamos que aprovechar los medios
intelectuales como cintas de vídeo, casetes y cambiarlas
entre los alumnos. Además de no poner exámenes sino el
trabajo día a día”.
“Poner más canciones, sobre todo, de las que
salen mucho en la radio”.
“Más canciones y menos grabaciones de vídeo.
Más programas educativos en los que no se hable
un inglés muy cerrado”.

138
“A mí me gustaría oír canciones, como estamos
haciendo, pero que éstas fueran de grupos más
conocidos”.
“Pondría películas buenas y famosas en inglés”.
“Mejor que escuchar muchas canciones, trabajar
pocas, pero escucharlas más veces, para trabajarlas
mejor, porque sólo oímos ahora cada canción dos veces,
y no nos da tiempo a aprenderlas bien.
Las canciones son la mejor forma de aprender,
mejor que los reportajes hablados, porque aprendemos y
nos gusta a la vez”.
“Si yo fuera profesor, machacaría y machacaría
más las canciones para practicar”.
“De la clase de inglés me gusta:
- Las canciones de moda
- Reportajes en inglés
- Doblajes de capítulos a inglés.
- Chistes en inglés”.
“Más comedias inglesas, documentales de animales,
aunque lo demás está bien”.
“Hacer redacciones continuamente”.

Es interesante comprobar que no hay ninguna


referencia al estudio de la gramática que es lo que más
insistían al comienzo de curso. Se nota una mayor
aceptación de la clase.
Sin embargo, como profesor tengo que decir que
las clases en aquellos momentos distaban mucho de lo
que me proponía y de lo que pude realizar
posteriormente.

139
Lo que para uno es alimento para otro es veneno.

Es un proverbio inglés muy conocido. No


debemos extrañarnos de que esto ocurra en nuestras
clases. En ellas tenemos alumnos muy distintos. Los hay
a quienes les parece bien todo:
“Esta clase de inglés me parece que está bien
porque vemos muchas cosas como películas, canciones y
no estamos haciendo gramática todo el día. También,
porque, haciendo una variedad de cosas como las que
hacemos, no resulta aburrido y aprendemos más”.
“Deberíamos escuchar más canciones porque es
como mejor se queda el vocabulario y las estructuras”.
Alguno piensa que el visionado de películas con
subtítulos en inglés es una pérdida de tiempo y lo
explica:
“Deberíamos estudiar más el inglés comercial,
pero siguiendo con las canciones, ya que nos dan una
gran cantidad de vocabulario que podemos usar en todo
momento. Las películas sólo sirven cuando ya se tiene
una buena base, si no estás perdido y no te enteras de
nada, haciéndose la clase larga y pesada”.
Al lado tiene a alguien que opina exactamente lo
contrario:
“Me gustaría que pusiera más temas actuales
como los de las sectas. También más películas pues sólo
hemos visto dos en todo el curso y a mí me parece muy
importante, pues estamos continuamente oyendo inglés
que de otra manera no lo oímos”.

140
Otro va más lejos: “Ver más películas, pero
seguidas y sin traducir para intentar coger mejor la
idea”.
Es muy normal que se produzcan estas
contradicciones. Además, al tener que decidir sobre una u
otro planteamiento, tenemos una experiencia como
alumnos y como profesores.

Cuando la clase funciona.

Te sentirás tan feliz como tus alumnos. Sin


embargo, no debemos dormirnos en los laureles. La
enseñanza es un arte cambiante. Los mismos medios
avanzan prodigiosamente. Hoy hay muchísimas más
posibilidades de hacer una clase amena que en 2004
cuando yo me prejubilé. Seguramente que puedes grabar
algún reportaje interesante sobre el último gran
terremoto. No deberías dar clase en el curso 2010-11 sin
haber trabajado una buena grabación de televisión sobre
los campeones del mundial de fútbol. Yo grabé las
noticias de la BBC el día que murió Franco. Lo usé
muchísimas veces cuando se aproximaba el veinte de
noviembre. También utilicé el episodio de la BBC en el
que el rey Juan Carlos I estuvo con la reina inglesa en
visita oficial. En el primer caso les daba el texto escrito y
oían el sonido. En el segundo iba apareciendo la letra en
la pantalla del televisor al mismo tiempo que el sonido de
la BBC: Se realizaba un resumen valioso de toda la
transición española a la democracia.

141
Usé muchos años la grabación de radio de la BBC
del partido de España-Dinamarca en el mundial de
México. Era de admirar aquel locutor entusiasmado con
aquella élite de jugadores –la quinta de Butragueño- que
tenía que marcar 5 goles y lo consiguió. Yo hacía
aparecer la letra en la pantalla conforme iba hablando el
locutor. Posteriormente, usaba las imágenes de los goles
de TVE y cambiaba el sonido por el de aquel locutor de
la BBC.
En el reportaje de La caída del muro de Berlín al
pasar la frontera húngara dos chicos decían: “We are
free” ‘Somos libres’. Nunca se olvidará esa expresión a
quien la oiga en tal reportaje.
Es conveniente, al final de curso, realizar una
encuesta en la que los alumnos califiquen cada una de las
actividades desarrolladas en clase.
La que presento a continuación, no es la encuesta
perfecta preparada por un grupo de sicólogos. Prueba de
ello es que la pregunta ¿Te enteras de bastante? es nula.
Sin embargo, podemos apreciar ciertas pautas valiosas
parecidas a las de años anteriores: Las calificaciones más
altas son para las canciones; les siguen las películas.
Dentro de cada categoría podemos apreciar grados de
aceptación o rechazo. El libro de texto consigue las
calificaciones más bajas sin llegar a los dictados de cartas
comerciales que seguramente detestan.
Contrariamente a lo que pasaba en otros cursos,
aquí apenas tenemos que hacer rectificaciones. Tampoco
podría haberlas llevado a la práctica porque fue mi último
año. Sin embargo, como profesor tienes que estar abierto

142
a cosas nuevas. Cualquier acontecimiento importante que
ocurra debe ser objeto de grabación. Surgirán canciones
nuevas y entre todas ellas hay una que te entusiasma y
que todo el mundo admira. Yo, en mis primeros años, me
pasaba horas repitiendo las canciones para conseguir la
letra. Hoy sabes que es fácil conseguirlo. Disfruta como
profesor de ese silencio intenso que se produce cuando
toda la clase está disfrutando de una hermosa canción o
una película con subtítulos.
Veamos una de aquellas encuestas que mandé a la
Delegación en las Memorias de final de curso:
Opinión de los alumnos
Curso Me
Come dia
rcio
2003-
04

Mater 1 8 1 1 1 1 1 7 1 9 1 8 1 1 9,4
iales 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3
Dvd
con
subtít
ulos

Vidas 7 5 7 1 1 6 1 7 1 8 7 5 6 9 7,6
de 0 0 0 0 4
anima
les

The 1 4 1 7 1 7 7 8 8 8 8 6 1 1 8,0
Mask 0 0 0 0 0 7
of

143
Zorro

First 1 4 5 8 1 7 8 5 6 8 8 6 7 1 7,2
Knigh 0 0 0 9
t

Mothe 8 4 1 1 1 6 1 9 6 8 8 5 5 9 6,0
r’s 0 0 0 0 7
House

Frank 8 4 1 5 1 4 5 5 5 6 9 0 5 9 6,0
enstei 0 0 6
n

¿Te N S S N S S S N S S N S S S=
entera 9,
s de N=
bastan 4
te?

¿Segu S S S S S S S S S S S S S S S=
iste 14
argum
.
siemp
re?

¿Parar N N N N N N N N N N N N N N N=
lo 14
más?

¿Repe S N N N N N N N N N N N N N S=
tirlo 1,
en N0
peque =1
ñas 3
secue
144
ncias?

¿Está S S S S S S S S S S S N S=
bien 12,
como N=
hemos 1
hecho
?

¿Poco S S S S S S S S S S S S S S S=
y 14
bien:
No
much
o a
media
s?

Libro 5 5 7 5 4 1 0 5 6 6 4 6 1 4,2
de 3
texto

¿Hace N N N S S N S S N N N S N N=
r 8,
dictad S=
os de 5
cartas
?

Uso 1 1 7 1 1 1 8 7 9 9,0
de 0 0 0 0 0 0
cancio
nes

Améri 6 6 8 6 6 9 1 9 2 9 7,1
ca, 0 0
Améri
145
ca

Every 1 8 1 1 9 7 1 7 1 1 9 5 3 9 8,3
thing 0 0 0 0 0 0 6
I do I
do it
for
you

I’ll 7 6 8 7 8 9 7 1 1 1 1 7 5 9 8,0
alway 0 0 0 0 7
s love
you

The 9 6 1 8 7 6 8 7 8 8 9 6 7 9 7,7
sound 0 1
of
silenc
e

Home 7 7 7 7 8 7 6 7 8 6 1 6 6 9 7,4
ward 0 3
bound

Gone 9 6 7 6 6 9 8 9 9 7 5 9 7,5
too 0
soon

Symp 8 6 7 7 6 7 8 8 1 7 6 9 7,4
athy 0 2
for
the
devil

El 1 7 7 6 7 6 6 6 5 8 9 6 8 9 7,1
Lute 0 4

146
Dirty 1 1 1 7 4 6 9 1 8 9 7,4
danci 0 0 0 0
ng

Uso 7 1 4 1 9 9 6 7 7 6 5 7 7,2
de 0 0 5
notici
as

¿Se S S N S S S S S S S S S S S S=
deberí 13,
an N=
usar 14
notici
as
actual
es?

Engis 6 8 1 1 8 7 8 9 9 9 1 8,5
h in 0 0 0 5
Actio
n

Necesitamos un montón de locos para que esto


cambie.

Corría el año 1967. Estaba haciendo la mili, en


Artillería Antiaérea en Valladolid. El sargento encargado
del departamento de emisoras del ejército, nos dice un
día:
- Me encanta la gente que está loca. Tu locura es el
inglés.- Se refería a la gente que tiene una ilusión
y la persigue con todo entusiasmo.

147
En octubre de 2009 en un cine fórum en
Santander, presidido por dos sicólogos, éstos comentan
que la locura es algo que se da también en las personas
normales. Ni corto ni perezoso pido el micrófono y digo:
- He leído últimamente que en 1914 nadie pensaba
que se iba a desatar una guerra. Creían que el
asesinato de Sarajevo se solucionaría localmente.
Sin embargo, comenzaron manifestaciones
masivas por todos los países. Aquellas gentes
veían en la guerra la solución de todos los
problemas. Aquello fue una locura masiva e
irracional. Le conté el episodio del sargento.
Ambos sicólogos hablaron. Uno de ellos dijo que
no hay más que mirar al fenómeno del fútbol para ver
que se da esta locura colectiva.
- Además, el sargento le dijo lo que teníamos que
tener todos: Entusiasmo por mejorar las cosas,
por defender los derechos humanos. -Siguió una
larga explicación en este mismo sentido.

Frank McCourth el autor de Las Cenizas de


Ángela y El Profesor le dice a una profesora joven que le
pide consejo:
- Descubre qué es lo que te gusta y céntrate en ello.

148
Diálogos preparados por ellos mismos

No necesitamos gente que se contente con decir


que la enseñanza es muy problemática hoy en día, que no
hay nada que hacer; gente que comience a dar dos clases
semanales de una hora en la asignatura de Inglés llenando
a los niños de ejercicios. Si hay una fiesta entre semana
esos alumnos se pueden pasar hasta cinco días sin
contacto con el inglés. Es absurdo. Es evidente la
necesidad del contacto diario. Año tras año, se
comenzará a cero a principio de curso y cuando lleguen a
Selectividad no sabrán cómo se pronuncia “women”
‘mujeres’ en inglés. Habrá el máximo de suspensos en
Idioma Moderno en las diferentes evaluaciones del
curso..
Necesitamos gente loca, profesores ilusionados
por enfrentarse al reto de convertir los centros en lugares
donde se usan y se aprenden dos o tres idiomas como si

149
los alumnos fueran nativos. Para ello, lo que hay que
hacer es lo que aprendimos de los mejores profesores en
los cursillos.
Usad algún curso especialmente preparado para
niños. Mr. Barrett’s Circus de Salvat (hoy agotado) o
algún otro lleno de imaginación y fantasía puede servir.
No conozco el curso, pero me parece una gran idea usar
los personajes de Walt Disney. Repetid los motivos
aprendidos por medio de juegos de palabras,
crucigramas, objetos reales, gestos, etc. Usad la
imaginación y fantasía de profesor a tope. Hay que traer
el mundo real a la clase:
- Seleccionando anuncios fantásticos de
televisiones inglesas.
- Las mejores canciones del momento y las
canciones de siempre con la letra apareciendo en
pantalla al mismo tiempo que se canta.
- Los acontecimientos actuales.
- Los que consideres importantes aunque no tengan
tanta actualidad.
Algo muy importante es trabajar por aquello que
te ilusiona, sin rendirse. Aunque al principio no te
funcione, trabaja en esa actividad que consideras valiosa.
Tenemos tantos medios hoy en día que no sabemos por
dónde empezar y no hacemos nada. Yo comencé
haciendo programas de computadora. Me levanté alguna
vez a las cuatro de la mañana porque se me había
ocurrido una idea importante. Después, funcionó durante
muchas clases. Es conveniente que alguien repase los
textos para evitar equivocaciones. Hoy hay cursos
150
estupendos en el mercado. En las bibliotecas de las
Escuelas de Idiomas tienes varios que puedes probar.
Lánzate a usar alguno de ellos.

Lo que yo haría hoy en día con los nuevos avances.

Naturalmente que usaría el ordenador. Aprendería


el Power Point a la perfección y haría estupendas
presentaciones. Prepararía explicaciones cortas de
aspectos gramaticales para proyectar casi todos los días.
Me lo pasaría bomba tratando de hacerlo lo más artístico
posible.
Prepararía juegos de vocabulario con ese mismo
programa, aunque no dejaría de usar la pizarra para ese
cometido.
Usaría el cañón para proyección de noticias,
anuncios, pelis, etc. En mi último año en 2004 lo usé y
era una maravilla. ¡Cuidado con usarlo en una clase
normal!: no se oye bien y, si para ti es aborrecible ese
sonido, para el alumno lo es elevado al cubo.
Aplicaría todas las técnicas desarrolladas en este
libro: ¡Cuidado! No se nos debe ocurrir llevar la cámara a
la clase si ésta tiene un claro rechazo. Suele ocurrir con
alumnos a partir de 16 años, actual primero de bachiller.
Quizá sea a causa de un sentido del ridículo enorme a esa
edad.
Desarrollaría una página web, llena de ejercicios
graduados, para que todos los alumnos pudieran
progresar. Tendrían que ponerme su nombre y grupo al
que pertenecen. El ordenador les recogería estos datos,

151
añadiendo la fecha, título del ejercicio y nota que han
conseguido.
Tendría siempre preparado el DVD para grabar
anuncios estupendos de emisoras extranjeras; sobre todo,
los que tienen que ver con el turismo en España.
En el recreo, elegiría un lugar de paso como el
hall de entrada para unir varias televisiones con el mismo
programa. Pondría noticias del centro con voz en off en
inglés. Yo lo anunciaba con letreros impresionantes.
Cuando se comenzaba a hablar sobre la televisión
privada, hice aparecer, en el hall y los pasillos, mediante
distintas televisiones, este anuncio: “POR PRIMERA
VEZ EN ESPAÑA: TELEVISIÓN PRIVADA”. Si yo lo
pude hacer con el sistema analógico, más fácil será con
digital. Así me funcionó una emisora de TV dentro del
centro. Yo no conseguí que llegara el sonido a las
televisiones alejadas. Lucharía por tener mejores
condiciones acústicas que en el recinto que a mí me tocó
trabajar.

Una entrevista para conseguir trabajo


152
Si yo fuera profesor de Inglés visitaría de vez en
cuando la página web www.alfonsopalencia.com para ver
si hay alguna idea nueva.
Si algo causa placer es conseguir hacer algo a lo
que los demás no llegan. Querido lector, es el momento
de que yo me calle y crees con ilusión un mundo nuevo
en la clase. Si vives el idioma con tus alumnos, no sólo
aprenderán el idioma moderno sino que seréis felices.

¿Cuándo hay que empezar la enseñanza del


idioma moderno?
En el año 2000 escribí esta carta:
Consejería de Educación del Gobierno de
Cantabria
Estimados Compañeros:
Se está hablando en España y en Inglaterra en
este momento de la introducción de un idioma extranjero
en una temprana edad. Creo que no debemos perder ni
un año más en esa ventaja tan estupenda para nuestros
escolares.
Se basa en la gran facilidad que se posee en
edades tempranas para que el idioma, que se vaya
aprendiendo, sea como el nativo.
Al no tener un idioma autonómico, podemos
convertir el inglés como el segundo idioma nativo de
nuestra Comunidad.
Lo importante es que desde los tres o cuatro años
el alumno:

153
- Tenga contacto con el idioma inglés todos los
días.
- Un cuarto de hora cada día. Simplemente, una
pequeña historia, algún episodio de Barrio
Sésamo en inglés, una canción, etc.
- Vivir con una familia inglesa o americana
durante dos veranos es muy aconsejable.
Esa ha sido mi experiencia con mis hijas.
Aprendieron el idioma inglés sin apenas ningún esfuerzo.
Eso sí, todos los días una pequeña historia o una
canción. Así es como funciona el aprendizaje de un
idioma.
Los alumnos que en general consiguen dominar
dos idiomas de una manera tan natural suelen
interesarse por algún otro. Por lo tanto, se consiguen
unos alumnos con unas ventajas enormes a la hora de
acceder al mercado laboral en toda Europa.
Pienso que no se debe demorar ni un año más y
concretarse inmediatamente. Hay numerosos medios
audiovisuales, que pueden ser una gran ayuda para el
profesor a la hora de hacer agradable el momento diario
del idioma inglés.
Si los períodos lectivos son de una hora, es más
difícil mantener la atención, y puede provocar el rechazo
a la asignatura por parte del alumno. Si, por cuestión de
horarios, no es posible llevarlo a la práctica, las clases
no deberían sobrepasar la media hora, pero diaria.
Sería muy positivo dar una asignatura durante
toda la secundaria en inglés

154
“Everyone knows that with languages, the earlier
you start, the easier they are”. Todo el mundo sabe que
las lenguas, cuanto antes se empieza, más fáciles son,
decía Tony Blair, Tomanes Lecture, Oxford University,
December 1999.
El periódico The Guardian comenta: “That
comment by the Prime Minister (Tony Blair) –himself a
fluent French speaker- may have been stating the
blindingly obvious. But it is puzzling that this government
has missed such a big opportunity by waiting until its
second term to come up with a detailed strategy for
teaching modern languages. Artículo: Little Europeans,
www.guardian.co.uk.
Traducción: ‘Este comentario del Primer
Ministro (Tony Blair) –buen conocedor del francés-
puede considerarse totalmente obvio. Pero lo que
desconcierta es que su gobierno no haya aprovechado
esa gran idea y ha esperado hasta su segundo mandato
para presentar una estrategia detallada sobre la
enseñanza de las lenguas modernas’.
Cuando hay idioma autonómico, esto es más
difícil hacerlo, pero en nuestro caso no deberíamos
atrasarlo ni un año más. Al ser períodos lectivos
pequeños, no crean ni problema de profesorado. El
aprendizaje de un idioma tiene muy poco que ver con el
de las demás asignaturas. Según mi experiencia, puedo
asegurar que los alumnos llegarían al bachillerato
entendiendo, hablando el idioma inglés e ilusionados por
profundizar en algo que ya conocen.
Atentamente

155
Alfonso Palencia Gallo (Profesor del IES
Leonardo Torres Quevedo).
En las Memorias del Departamento de Inglés de
los años 1998-99 y 1999-2000 hay un proyecto más
extenso sobre este tema.
NOTA.- No pretende ser más que una sugerencia.

Actualmente se ha introducido el inglés a los 3


años.

Proyecto de la adquisición de dos idiomas extranjeros,


como nativos.
He elaborado este plan a partir del que entregué
en 1998 a la Dirección de mi Instituto. También lo mandé
a la Dirección Provincial de Educación. Todo el libro es
una justificación detallada y un proceso de maduración
de los aspectos clave de este plan.
Basándome en la experiencia con mis hijas y, en
parte, en treinta años de enseñanza, os voy a indicar unas
sencillas orientaciones que sirven para llegar a dominar
un idioma con gran facilidad:

1º.- El profesor deberá estar convencido de que el


dominio de un idioma es más un arte que un aprendizaje.
Es algo muy diferente al de las demás asignaturas. Se
parece más a escribir a máquina que a una asignatura de
estudio.

2º.- El profesor sorprenderá a los alumnos, desde la


primera clase, con una presentación del idioma que los

156
impacte. Realizará varias acciones simples, imaginativas
y simpáticas expresando en inglés lo que está haciendo.
A partir de los tres días que haya repetido esas acciones
pedirá que sea la clase la que lo exprese en inglés. Dirá,
en la primera clase: “Este año vamos a vivir el idioma
extranjero”.

3º.- Se comenzará el contacto con el idioma a partir de


los tres años. En estas edades tempranas se posee una
gran facilidad para que el idioma que se vaya
aprendiendo sea como el nativo.

4º.- El profesor debe preocuparse más por usar y vivir el


idioma en situaciones agradables que por cumplir un
programa. Existen múltiples momentos de contacto con
el idioma. Los usos normales de la lengua se van a
machacar a través de los años. Es ese repetir las frases,
como el presionar las teclas mientras escribimos algo
agradable, lo que produce aprendizaje.

5º.- El contacto con el idioma moderno tiene que ser


diario.

6º.- El tiempo dedicado, sobre todo los primeros años,


además de ser diario, tiene que ser de muy poca duración.
Un cuarto de hora es lo ideal. Si hay mucho problema de
horarios, puede ser de media hora. El dedicar dos clases
semanales de una hora cada una es lo más negativo que
se nos puede ocurrir hacer. El alumno lo interpreta como
una asignatura más. Si a ello se añade que el profesor ve

157
la clase de inglés como enseñanza de una gramática con
múltiples ejercicios, el odio a la asignatura está
asegurado.
Dado que un cuarto de hora es muy difícil
armonizar con los horarios de los demás profesores,
propongo que sea de media hora el tiempo diario
dedicado al inglés. Habrá que ponerse de acuerdo con el
profesor de Francés. Media hora de inglés y media de
francés. La formación de las frases en el primero es tan
distinta del segundo que no se interfieren absolutamente
nada. Además, se ha descubierto, últimamente, que cada
idioma ocupa una región distinta del cerebro.

7º.- En cuanto a la forma de llevar a cabo la clase es


conveniente tener en cuenta lo dado, al principio de cada
clase, para traer a la memoria el vocabulario anterior y
repetirlo. He mostrado algunos juegos que yo utilizaba
para intensificar ese vocabulario. A continuación, se
hace alguna pequeña actividad que no sobrepase esa
duración de media hora.
Es necesario usar continuamente el diálogo con
los alumnos para sugerir y sonsacar cualquier aspecto. Lo
que llamamos en inglés “eliciting”.

8º.- Los materiales de clase que se pueden emplear


pueden ser algunos de los siguientes:
-Escoger material de algún curso como Mr.
Barrett’s Circus de Salvat u otros cursos actuales para los
pequeños.

158
-Un montón de pequeños objetos para sugerir
distintas acciones. Estas hay que repetirlas hasta que los
alumnos las entiendan y las usen, incluso que las digan a
coro.
-Trabajar con algún anuncio sorprendente de
televisiones inglesas, a ser posible, que contenga gran
valor lingüístico y humano. Trabajar con él durante diez
minutos.
-Secuencias de películas con subtítulos en inglés.
Reportajes de vida de animales con imágenes increíbles y
con subtítulos en inglés.
-Conforme vayan aprendiendo, procurar usar
documentos originales de televisiones actuales o de
hechos históricos como la caída del muro de Berlín, la
final del Mundial de Fútbol de 2010, secuestros muy
comentados: Yo tenía uno de una joven que acudió a
Charing Cross Station en Londres a una cita con alguien
que le prometía un gran empleo: ¡Qué imprudencia les
comentaba! También debemos usar acontecimientos
sorprendentes de noticias nacionales grabados de
emisoras inglesas. Aprovechar algo que acaba de ocurrir.
Algunos se enterarán en la clase. Además, podemos sacar
el texto de la noticia y dárselo escrito.
-Uso de pequeñas historietas como la serie
graduada de L.A.HILL, cuentos, etc. Los gestos y las
variaciones de voz son muy importantes para que los
alumnos vivan la historia. Si no se consigue, se cambia a
otra actividad con imágenes. Hay grabaciones fantásticas.
-No hay que descartar el elegir algún libro de
texto que entusiasme al profesor y a los alumnos. Yo tuve

159
uno que desarrollaba una historia fantástica a través de
todas las lecciones. ¡Cuidado con planteamientos
tradicionalmente aburridos!
-Una tercera parte de la actividad de clase se
debería realizar con una canción; sobre todo en los
primeros años. Elige las más interesantes del momento
atendiendo sobre todo a la letra. Pedid a los alumnos que
os aporten material y elegid. No olvidad la canción: If
you are happy and you know it clap your hands…’Si eres
feliz y lo sabes, aplaude’. Funciona muy bien en fecha
cercana a la Navidad. Green Fields ‘Verdes Praderas’ es
otro ejemplo en esa época.
-Las canciones de artistas del momento son
difíciles de cantar, pero se puede disfrutar oyéndolas.
Elegir el vocabulario para crear juegos de palabras: tratar
de adivinar las palabras a partir de frases imaginativas
que haya preparado el profesor, etc. Fijarse bien en algún
alumno que normalmente no acierta, pero ese día ha
destacado. Párate y dile que ha sido un acierto
maravilloso. Verás cómo se crece y, en adelante, toma un
interés en la asignatura increíble.
-Realización, por parte de los alumnos, de alguna
escenificación que en inglés llamamos “role-play”. Se
puede ayudar a desarrollar esta actividad poniendo el
mismo profesor una palabra de cada frase de un diálogo
en el encerado, el profesor lo representa dos veces y, a
continuación los alumnos de dos en dos.
-Se puede doblar el sonido, traduciendo al inglés
algún episodio de dibujos animados. Cuando aquel
Pájaro Loco que hemos oído hablar en español comienza

160
a hablar en inglés, se siente una impresión maravillosa.
Hay que vivirlo.
-Se pueden seleccionar episodios de That’s
English.
Las actividades elegidas por el profesor deben ser
las que más le entusiasmen a él mismo; de este modo,
comunicará ese afán a los alumnos.
En efecto, ¿a quién no le entusiasman episodios
de vidas de animales? Salvat tiene una serie producida
por la BBC que es maravillosa. Está en muchas
Bibliotecas. Tiene subtítulos en inglés. Hay historietas
fantásticas. Hay anuncios maravillosos.
-Los últimos años antes de ir a la Universidad, sin
olvidar el trabajo sobre canciones, se usarán casi
exclusivamente películas, bien seleccionadas, con
subtítulos en inglés, artículos de periódicos y se
realizarán redacciones. Se harán explicaciones de
gramática puntuales.
-La gramática se puede aprender a partir de algún
programa de ordenador y de aspectos concretos dados en
clase cuando se necesite para comprender el texto.

9º.- No olvidar pasar encuestas anónimas cuando la clase


no funcione. Tratar de solucionar los problemas teniendo
en cuenta su opinión. Al final de curso, se pasará una
encuesta y pediremos a los alumnos que califiquen todas
nuestras actividades.
Examinadas las encuestas, haremos una serie de
modificaciones que introduciremos en el futuro. Estarán

161
basadas en nuestra visión de la enseñanza y las
sugerencias de los alumnos.

10º.- No desanimarse nunca. Hay miles de actividades y


nosotros no vamos a poder hacer más que unas cuantas.
No importa. Elige lo que sea más interesante para ti y
para tus alumnos. He explicado muchas actividades que a
mí me funcionaron. Siempre que viváis la lengua
extranjera, hay progreso y verdadera adquisición del
idioma.
Trabajar con entusiasmo. Nunca desanimarse
porque alguna actividad no nos ha funcionado la primera
vez.

11º.- Clase con buenas condiciones acústicas. Esto te


permitirá traer a la clase las voces de los mejores actores.
Guarda tu voz para trabajar con algunos aspectos
ingeniosos. Yo no sufrí casi nunca de la garganta. Si no
tienes buena acústica, te vas a desesperar, pero no te
funcionará una clase participativa. Ya sabes por qué yo
adopté la solución que aparece en la foto.

162
Pegué 400 cartones. Allí podía dar clase.

12º.- No marcarse como objetivo el contentar a toda la


clase. Ni siquiera entenderse a la perfección con
todos los grupos. En esta edad siempre habrá alumnos
que, en algún momento, tienes que suspender y, por
mucho que se lo expliques, te dirán que les tienes rabia.
Sigue siempre con el ánimo de hacer cosas nuevas
y mejorar. Olvídate de perfeccionismos que no conducen
más que a la infelicidad.
Siguiendo estos sencillos principios se puede
llegar a dominar un idioma con gran facilidad.
A todos los niños les encantará la clase de inglés.
A la larga no hay problema de suspensos porque lo
hablarán, entenderán y escribirán. Garantizo que en unos
años nos olvidaremos de esos alumnos que van a la
Universidad y no saben cómo se dice mujeres en inglés.
Yo descubrí varios grupos que no lo sabían.
Entenderán y hablarán el idioma sin darse cuenta
de que lo han estudiado. Todo lo que han hecho es oír
163
historias, disfrutar de canciones, actuar en diálogos,
redactar contenidos que les han motivado enormemente,
etc.
Mediante este sistema nada agresivo sino
ilusionante, qué menos vamos a pedir a nuestros
alumnos que dominar dos idiomas extranjeros. Dos
idiomas que sean capaces de usar, disfrutar y vivir. El
idioma autonómico, aunque sea difícil, no sufriría el
actual rechazo en ningún caso.

Conclusión:

Esto funciona. Quizás pienses que es una utopía.


Te diré una cosa. Esto está probado. Es una maravilla.
Me gustaría que algunos centros lo aplicaran. Al
cabo de un año, habría unos alumnos ilusionados con el
idioma.
Otros seguirán estudiando inglés con dos clases a
la semana y multitud de ejercicios repetitivos. Los
alumnos continuarán odiando el idioma a causa del
aburrimiento. Los profesores pondrán el mayor número
de suspensos de las asignaturas que estudian los alumnos.
Estarán contentos porque ante ese castigo algunos lo
estudian como una asignatura y consiguen aprobar, pero
no aprenden inglés.
¿Por qué no lo pones en práctica a ver si
funciona? Usa lo que muchos hemos copiado de los
mejores profesores ingleses: la técnica “eliciting” que
consiste en sonsacar los contenidos de las explicaciones

164
del alumnado, estando continuamente en diálogo con la
clase.
Si aún no te convence te contaré una historia:
Recuerdo que un día pensé que tenía que inventar
una alarma. La puerta de casa no era blindada y el coche
era muy importante para mí porque vivía en Santander y
trabajaba en Bilbao en aquel momento. Puse la alarma en
el coche. Ésta tenía que tener una parte que se disparara y
otro circuito independiente de éste. De esa manera,
aunque destruyeran el primer circuito, la alarma seguiría
funcionando. Aquella misma tarde que me propuse
diseñarla, quedó concluida.
La instalé en el coche, en la casa y en la clase. En
esta última, para que no me robaran el vídeo que me
habían comprado los padres de los alumnos.
A las doce del mediodía de un sábado, me avisan
a casa que está todo el mundo nervioso en la calle porque
está sonando la bocina del coche. No me había gastado ni
una peseta y, en vez de sirena, utilicé la bocina del coche
que se activaba y nadie sabía cómo pararla. Habían
intentado robarme el coche, pero no lo consiguieron.
A pesar de esto, en el instituto todavía me
llamaban “el hombre de las alarmas”. Decían que se
disparaban solas, que nadie las hacía caso…
Un día vino una prima de visita y salimos,
después de comer, a dar un paseo por el Sardinero.
Alguien armado de una palanqueta forzó la puerta del
portal y se dirigió a la puerta de mi casa. La puerta cedió
a la primera. Una sirena comenzó a sonar a plena
potencia. Se oía dentro y fuera de casa.

165
La vecina toda nerviosa llamó a la policía. En
cinco minutos, estaba en casa. Nadie sabía dónde se
encontraba la sirena. Llamaron a mi cuñado y les dijo la
manera de desactivarla.
En adelante, no me volvieron a llamar el de las
alarmas. Se lo tomaron en serio como creo que hay que
tomarse en serio el sistema de enseñanza que propongo.
Algunos instalaron el mismo sistema en sus casas. No
está patentada, pero funciona. A mí me solucionó el
problema del coche y de la casa. Los ladrones pretendían
robar un completo equipo de vídeo Sony que con cámara
y vídeo de cámara me había costado 450.000 pts. hacia el
año 1984. No se lo llevaron porque funcionó la alarma.
Lo había comprado porque no podía esperar a que la
sociedad se concienciara de lo maravilloso que son estos
medios para el estudio de los idiomas.
Lo mismo que os digo que la alarma funcionó,
también, afirmo que este sistema también es válido. Los
alumnos se maravillarán de saber un idioma que no han
estudiado como las demás asignaturas. Es parecida
sensación a la que sentimos cuando vemos hablar español
a un niño extranjero que lleva nueve meses en España.
No lo ha estudiado, pero lo ha vivido con otros niños.
Ese sistema de enseñanza funcionó con mis hijas.
Yo no me pasaba todo el día hablando en inglés:
Simplemente un pequeño contacto con el idioma todos
los días. ¡TODOS LOS DIAS! Ponlo en práctica y
espera los resultados.
La alternativa es lo que tenemos: un alumnado
que odia el idioma moderno, un profesorado de Inglés

166
con un máximo de suspensos en su asignatura, un país
donde no hablan inglés ni los presidentes de gobierno
pasados, presentes ni quizás futuros.
Eso sí: somos un país increíble. He estado en
contacto con emisoras extranjeras todos estos años. Se
habla más de España que de ningún otro: Desarrollo de
software de calidad, de productos industriales y
comerciales en los sitios más prestigiosos del mundo. The
Economist habló de los “nuevos conquistadores”
refiriéndose a los empresarios españoles. De los tres
tenores que aparecían por todo el mundo en las
Olimpiadas, dos eran españoles. Siempre hay primeras
figuras de Golf, tenis, fútbol, motocross, fórmula uno,
baloncesto, etc. Hay un político que estuvo dos años en
USA y fue muchos años Ministro de Asuntos Exteriores
de Europa.
Por si esto fuera poco, aparece el año 2008: son
españoles quienes ganan el Giro, el Tour, Campeonato de
Europa de Fútbol. Estamos en todas las primeras páginas
de los periódicos y las televisiones. En 2010, además de
recuperar Nadal el primer puesto en tenis, acabamos de
ganar el Mundial de Fútbol.
Parece mentira que estemos hablando de un país
con sólo 45 millones de habitantes.
Hace unos años comentaba a un amigo navarro
que me conoce desde los primeros años en el colegio:
- Yo tengo grandes cualidades, pero también
grandes defectos.
- Tienes razón”, me contestó.

167
Hay una estela de autenticidad, que soluciona el
problema, en todo lo que he expresado. Aprovéchate de
las cualidades, olvida los defectos y sigue mi ejemplo
cuando ante todas las decisiones importantes prevaleció:
NO PUEDO ESPERAR. Los alumnos de este país,
tampoco. No puedo hacer más, pero contad con mi ayuda
en peleon59@gmail.com y en www.alfonsopalencia.com
¡Pronto el presidente del país hablará inglés!

Nota.- Estoy seguro que muchos odiáis esas clases llenas


de resonancias. Si podéis ir al Balneario de Retortillo en
Salamanca notaréis que hay 500 personas en el comedor.
Se oye y entiende lo que dicen las mesas de los lados. A
continuación vais al bar y hay un barullo terrible con sólo
10 personas. Visita el final de mi página web. A ver si,
entre todos, podemos hacer algo. Muchas clases no
funcionan por eso. No podemos esperar…

168

You might also like