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un mundo apasionante!
Dos idiomas extranjeros, como nativos
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Algunos nombres y fotos han sido
deliberadamente modificados
para evitar la identificación.
ISBN: 978-84-614-3026-0
Depósito legal: BU – 300 - 2010
Impreso en España
Por Imprenta García, S.A.
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ÍNDICE
Introducción………………………………….. 6
Avance del proyecto de adquisición de dos
idiomas extranjeros como nativos.………….. 8
El dominio del idioma extranjero es más un arte
que un aprendizaje..…………………………… 10
En busca del verdadero dominio del idioma…. 12
La base de mi teoría está en la experiencia…… 14
- Primeras clases
- En el colegio a los doce años
- Primer contacto con el idioma moderno
- En peligro de ser expulsado del colegio
- El rebelde:
Se mueven los cimientos del colegio
- El camino del verdadero dominio del idioma
- Las canciones
- Primer destino definitivo
- Santander: Las clases
- Conversaciones en el Ferry
- En busca de material para las clases
- Cómo aprendieron inglés las hijas
- Comienzo del vídeo y las computadoras
- Actividades de una clase diferente
-El vídeo y las computadoras en la
enseñanza del I.M.
-Evolución de mi actividad
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- El apasionante mundo de las
Nuevas Tecnologías en el I.M.
- Tropezando con el MEC
El problema del profesorado…………………… 82
Los padres de los alumnos……………………… 90
La opinión de los alumnos……………………… 92
Al final, un verdadero progreso……………….. 96
Disfrutar de la clase…………………………….. 101
Ciclos Formativos………………………………. 103
Por qué muchos alumnos odian el idioma…… 105
El concepto del tiempo y el aburrimiento……... 109
El problema del sonido…………………………. 112
Modelo de clase…………………………………. 116
Cuando la clase no funcione……………………. 128
Lo que para uno es alimento
para otro es veneno……………………………. 133
Cuando la clase funciona……………………… 134
Necesitamos un montón de locos para
que esto cambie………………………………… 140
Lo que yo haría hoy en día
con los nuevos avances…………………………. 144
¿Cuándo hay que comenzar la enseñanza
del idioma moderno?.......................................... 147
Proyecto de la adquisición de dos idiomas
extranjeros, como nativos……………………… 150
Conclusión……………………………………... 158
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Introducción
Te estás preparando para la enseñanza. Ten
ilusión. Vas a estar rodeado de gente joven. Participa de
esa alegría que transmite la edad. Si estás en la
enseñanza, puede ser que estés satisfecho. Quiero
añadirte alguna nueva perspectiva. Si estás desilusionado
como algunos alumnos míos que hoy sois profesores y
me habéis dicho que os resulta difícil mantener el interés
de los alumnos, lee este pequeño libro donde vas a
conocer técnicas ilusionantes que a mí me ayudaron.
También descubrirás un método de trabajo hacia el éxito.
Al cabo de unos meses de leer el libro me
encantaría que algún alumno te dijera, como me dijo a mí
a las dos semanas de comenzar mi último año:
- Ud. se lo pasa bien en clase.
Igualmente, al final de curso, al dar en la clase los
resultados de la encuesta en que te valoren todas las
actividades, me gustaría que te hiciesen la misma
pregunta que a mí:
- ¿Qué piensa cuando recibe tan buenas
calificaciones?
Era el resultado de muchos años de trabajo
ilusionado. Muchos años de encuestas anónimas a los
alumnos cuando la clase no funcionaba y, sobre todo, al
final de curso para poder hacer las propuestas de cambio
para el año siguiente.
De esta manera, te ocurrirá, como a mí, algo
increíble: Al escribir las nuevas propuestas de cambio a
finales de junio para incluirlas en la Memoria del
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Departamento, sentirás ganas de que empiece otra vez el
curso para ponerlas en práctica.
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avalan ese plan sorprendente: Se puede aprender a hablar
dos idiomas extranjeros en clase.
No es que el profesorado español esté atrasado
con respecto al resto de otros países. Las personas
extranjeras que me han hablado sobre este tema tampoco
aprendieron a dominar el idioma extranjero en la clase.
El hecho de poseer un idioma con una literatura
tan rica y hablado por tantos millones de gente, nos sitúa
en desventaja. No sentimos tanta necesidad de hablar
otras lenguas como les ocurre a otros pueblos. Un gran
sentido del ridículo que experimentamos y un falso
perfeccionismo nos perjudica en el conocimiento de otros
idiomas.
Mi plan se basa en que la adquisición del idioma
extranjero:
- Sigue un proceso diferente del de las demás
asignaturas.
- Se necesita un contacto breve, pero diario.
- Vivir el idioma.
- Diálogo continuo con los alumnos.
- Para facilitar los horarios, se propone alternar dos
idiomas, el inglés y el francés.
Cincuenta años de contacto con el idioma inglés –
treinta como profesor- avalan este plan. También hablo
con fluidez francés e italiano.
El siguiente capítulo es una de las claves del plan.
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Hablando con una señora inglesa, en el Camino
de Santiago, le comentaba:
- Hoy los jóvenes hablan inglés en España. Se
enseña mejor que antes.
Ella me dijo que eso no era verdad. Su
experiencia le decía que no. Por otra parte, yo se lo había
dicho temiéndome lo peor. Yo también pensaba lo mismo
que ella, pero quería convencerme de lo contrario; quería
que no fuera verdad. He oído, últimamente, en diferentes
periódicos y emisoras que el problema de España es que
los alumnos no saben hablar inglés.
En mi instituto, me enteré, últimamente, que
algún alumno desvalorizaba mi enseñanza diciendo que
yo enseñaba a hablar. Los exámenes de entrada en la
Universidad eran escritos. Luego, para él, estábamos
perdiendo el tiempo.
Por otra parte, presencié, en Madrid,
últimamente, los exámenes de inglés para la oposición
del Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la
Administración del Estado, y salí malhumorado. Era
decepcionante: ¡Qué hacemos los profesores en este país!
¡Qué barbaridad! ¡Eran alumnos de toda España con
carrera de telecomunicaciones!
El gran fallo se encuentra en el planteamiento: La
mayoría del profesorado considera el Idioma como una
asignatura más, cuando, en mi opinión, su adquisición
tiene unas características muy diferentes. El Idioma
Moderno no es una asignatura más. Es más un arte que
una asignatura de estudio. Es algo parecido a saber
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escribir a máquina. Se parece también al andar: Lo
aprendemos a base de práctica. También caemos a veces,
pero es parte del proceso. Se parece al disfrute del arte:
¿Quién no disfruta al oír una bella canción en un idioma
nuevo? Recuerdo, también, la sensación que me produjo,
en Mondragón, al oír a una madre decirle al niño
“Etxera” ‘a casa’. La preposición está después del
nombre. Es algo nuevo y simpático del japonés y el
vascuence. El expresar de manera diferente las mismas
cosas me producía una sensación agradable. Hay que
transmitirlo a los alumnos. Es necesario, también, ver la
utilidad práctica, sobre todo, al principio del contacto con
el idioma moderno.
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que resumía todas las actividades que yo desarrollaba en
clase. Al día siguiente vino con el organizador de nuevas
experiencias del Centro de Profesores:
- Esta cinta es maravillosa. Es algo increíble. Esto
es lo que hay que hacer.
Al poco tiempo, me animé a ir como ponente a un
Congreso que se celebraba en Logroño. Al finalizar, se
me acercaron dos personas. Querían que fuera a su
colegio de Bilbao a dar unas conferencias. Estaban
impresionadas y me dijeron:
- Se nota una relación nueva con los alumnos.
Lo importante es que creía haber descubierto una
nueva manera de plantear la enseñanza. Me encantaba
presentar mi actuación en la clase a otros profesores.
Podían ver multitud de grabaciones de alumnos actuando
con ilusión frente a sus compañeros en múltiples
actividades. Era posible una clase diferente dirigida por
quien había sido un alumno problemático. Era posible
vencer el aburrimiento que yo había sentido. Era posible
integrar a esos alumnos problemáticos y que fueran los
que más colaboraran en la clase. Como mostraré más
adelante, yo había vivido ese problema. Ahora yo lo tenía
presente al mismo tiempo que trataba de solucionarlo.
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-
¿Quién explica la pronunciación de la t y la d en inglés? Salió esta
chica y lo hizo muy bien. Esto funciona –pensé.
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Claro que, si consideramos la moral de algunos
jóvenes de hoy en día que el valor de su actuar depende
exclusivamente de si les apetece o no les apetece, no
estaba tan mal aquella postura.
Primeras clases.
Mis primeros recuerdos como estudiante
comienzan en un pequeño pueblo en el norte de la
provincia de Burgos. La maestra era de Valladolid. Yo
debía ser alumno problemático porque recuerdo que
nada más comenzar la clase, como un hábito, nos daba
dos tortazos a mi compañero Fidel y a mí y nos sentaba a
su lado. Posteriormente, debí de cambiar algo.
Llevaría ya quince años de profesor, cuando un
día, en verano, me dice mi hermano:
- Está Rosa aquí en el bar Jauja. Era la antigua
maestra del pueblo.
- Es que no quiero verla, le dije.
Fue una reacción instintiva. Hoy considero que
debía haber ido. Debía haber considerado el problema de
aquellas clases unitarias. Por otra parte, era una persona
más nerviosa que yo.
En una ocasión decidí preguntar a uno de mis
hermanos mayores que me explicara un problema de
cálculo. El era zapatero y se pasaba horas cosiendo. Leyó
el problema y me lo explicó de otra manera:
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De nuevo buscó otras palabras para explicarlo.
Tan harto debía estar de que no entendiera algo tan
sencillo que me dijo:
- ¡Pero no lo entiendes!, que te clavo la lezna.
Naturalmente que no se le podía exigir grandes
dotes pedagógicas, pero un niño de 7 años nunca volverá
a pedir ayuda, y reforzará su rechazo a los mayores.
A los nueve años estuve en la Granja de Lechedo,
cerca de Villarcayo (Burgos). Iba a clase a Bocos. Tenía
que ir dos kilómetros andando. Los tres alumnos de
Lechedo, Emilio, Gonzalo y yo, éramos un modelo que
había que imitar por la puntualidad. Al estar lejos,
salíamos con tiempo suficiente. Era una caminata muy
aburrida, pero a mí se me hacía corta porque siempre
iba corriendo.
Yo me había aprendido la tabla de multiplicar. Sin
embargo, aquel maestro, de repente, me ponía una serie
de números delante y decía que había que sumarlos a
gran velocidad. No me daba tiempo a contar con los
dedos de la mano y, además, ponía cifras altas para
sumar, con lo que tampoco tenía dedos suficientes. Esto
es imposible –pensé. Esperaba que algún compañero me
lo dijera y, si no, decía cualquier cantidad. No es que me
rebelara, es que nadie me había explicado cómo hacerlo,
excepto contando dedos. Por otra parte, el profesor más
que una pedagogía apropiada aplicaba la fórmula de
infalibles resultados del momento: “La letra con sangre
entra” y otra que apoya a ésta: “Quien bien te quiere te
hará llorar”. No quiero decir que pegara por cualquier
cosa. Eran más bien reproches o castigos.
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A esa edad temprana bajé de un pueblo de las
montañas a Villarcayo. Había cine. A nadie se le ocurrió
explicarme que aquellas espadas no atravesaban a la
gente. Como consecuencia, sufría enormemente.
Todavía, hoy en día, se me reproduce aquel terror al
recordarlo.
Por la noche, las ratas saltaban encima del techo.
Aunque me dijeran que eran ratas y que estaban arriba,
yo las oía al lado de la cama. Tenía miedo que alguno de
esos ruidos fueran ladrones y me quedaba sin dormir
hasta que se notaba un poco de claridad en la ventana.
Entonces me dormía tranquilo: Ya esos ruidos no pueden
ser de ladrones porque les vería la gente -pensaba.
Probablemente, no dormía más que dos horas al día, en
esta edad tan temprana. ¡Qué concentración iba a tener en
las clases del día siguiente!
Yo me lo pasaba maravillosamente, antes de
entrar a la escuela, jugando con los compañeros, al salir a
comer y al volver después de comer. Procuraba ir pronto
porque esos momentos, que estaba jugando, me
encantaban. Lo demás era un infierno que se convertía en
felicidad al tocar el timbre de salida. ¡A esa edad me
encantaba jugar!
En clase estábamos de dos en dos. Un día el de
atrás me dice:
- ¿A que no sabes cómo le llamamos de mote a
éste? –era su compañero.
Yo había oído que le llamaban Tito –Como en mi
pueblo a los garbanzos los llamaban titos- dije:
- Garbanzo.
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Los tres compañeros se rieron. El maestro me
llamó y me dio dos golpes en las puntas de los dedos con
una vara. No volví a abrir la boca en clase durante todo el
año. Era la primera vez que hacía reír en clase.
Posteriormente, iba a ser una actitud constante para matar
el aburrimiento de aquellas clases soporíferas.
Al subir al pueblo, con los diez años cumplidos
tenía mucho miedo. Era imposible ser monaguillo, como
antes, porque sentía una vergüenza horrorosa. Quizá
algunos defectos, que he arrastrado de mayor, procedan
de lo vivido entonces.
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otro trabajo todavía peor que era destripar terrones. El
entusiasmo por librarme de esos trabajos y el
mantenerme en los puestos de la primera fila en clase
dieron sus frutos y acabé con cuatro sobresalientes. Sin
embargo, durante este primer año de bachillerato –curso
1955-56- a los 12 años en los Dominicos de Villava
(Navarra), estudié sin conseguir disfrutar de ninguna
asignatura.
A los Sanfermines vinieron con mi hermana y mi
cuñado, sus amigos, el maestro de Bocos y su mujer. El
mismo que le había aconsejado a mi cuñado que no me
mandara a estudiar porque no valía para ello. Nada más
verle le dije:
- He sacado cuatro sobresalientes.
- Ahora eres mayor. –fue su respuesta que se notó
tenía preparada.
Esto influyó, más adelante, a la hora de juzgar a
los alumnos. No me dejaba llevar por juicios rápidos.
Conocí muchos que durante algunos años no sobresalían
y posteriormente, fueron brillantes.
En segundo de bachiller me encantaron las
matemáticas. El profesor estaba en constante diálogo con
los alumnos. Nos lanzaba preguntas con cierta dificultad
y nos retaba a demostrarlo en la pizarra. Recuerdo que un
día dijo:
- ¿Puede haber ángulos proporcionales?
- Sí –contesté.
Sal a demostrarlo.
Naturalmente que dos ángulos no pueden ser
proporcionales. La proporción exige cuatro términos.
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Dibujé cuatro ángulos y dije:
- Este es a éste como éste es a éste.
Me encantaba aprender unas cuantas cosas y
después deducir con gran seguridad. Lo que más me
alegraba era esa certeza de la matemática: nadie podía
contradecirme. Con saber bien cuatro principios se
deduce todo.
A partir de este momento, me sentí realizado.
Había una materia de estudio que me gustaba. Por fin,
disfrutaba de una asignatura. El profesor repetía tres
veces cada nueva explicación. A la segunda lo
comprendía, y la tercera era para mí de repaso.
Escribí versos y dos capítulos de una novela.
Sentía una felicidad inmensa al hacerlo. ¡Qué pena si los
demás no sienten esto! –pensaba. Era algo tan especial
que no me atrevía a contárselo a nadie. El profesor de
lengua me daba siempre un accésit cuando había
concursos. Me mandaba escribir los textos en un libro de
su propiedad.
- Veo que puedes llegar a ser poeta – escribió en
una ocasión.
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A los quince años en Vergara (Guipúzcoa)
tuvimos un profesor nativo de Francés. Leíamos un
pasaje del libro de texto y nos hacía preguntas. Al cabo
de diez minutos se olvidaba del francés y nos contaba
unas novelas fantásticas en castellano. Hacía las voces de
los distintos personajes y disfrutábamos de aquellas
aventuras. Yo pensaba:
- Si este señor estuviera dando clase de francés
toda la hora, me tiraba por la ventana.
Y seguía pensando:
- Por qué no traerá un día una bufanda y nos dice:
“esto es una bufanda” -en francés. Aprenderíamos
algo, pero leyendo del libro no vemos ninguna
utilidad práctica. No somos capaces de decir
nada.
Este episodio lo contaba a mis alumnos todos los
años el primer día de clase. Deseaba que se dieran cuenta
de que yo quería algo efectivo. Yo tenía que rebelarme
contra aquella enseñanza. Encontré maravillosas
canciones – como luego mostraré-, anuncios, noticias,
películas con subtítulos en inglés para estar toda la clase
usando el idioma.
Hoy me doy cuenta que en esos pensamientos se
encuentra la base de una verdadera enseñanza: Hay que
vivir el idioma. Usarlo en situaciones significativas.
Sentía gran deseo de poder hablar idiomas. El
francés era frustrante porque cualquiera que cogía un
periódico podía comprender bastantes cosas sin haberlo
estudiado. Un día cayó en mis manos un libro de inglés,
lo abrí y miré a una de sus páginas:
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- Esto no se entiende nada. Si un día soy capaz de
comprenderlo habré aprendido algo –pensé.
La curiosidad es la madre de la ciencia. Tenía
curiosidad. Si era capaz de entender aquel texto, que en
ese momento era ininteligible, me podía sentir muy
satisfecho. Nadie podría decir que no había aprendido
nada. Enseguida comencé a darme cuenta que la
estructura de las frases era distinta que en español. Si el
francés se podía traducir pensando en español, en inglés
no era posible. Tenía un atractivo especial saber algo
totalmente diferente. Te dabas cuenta que estabas
aprendiendo. Eso no ocurría en francés.
Se decía, en aquellos años de comienzo de los
sesenta, que el idioma inglés iba a ser muy importante.
Yo me propuse aprenderlo.
Un alumno de un curso superior se enteró que yo
estaba estudiando inglés por mi cuenta y dijo que eso era
imposible sin profesor. Tenía quince años en ese
momento.
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porvenir y mi cuñado me comunicó que ya tenía
preparada la vara. No volví a abrir la boca en todo el
curso.
Al año siguiente, hicimos nuestro último año de
bachillerato en la Virgen del Camino de León. Tenía
ilusión por estudiar inglés. ¡Lo habían suprimido! Fue
una gran decepción. Quizás fue debido a que el profesor
que lo había dado en años anteriores se chuleaba
diciendo, delante de todos, que él había suspendido a
quienes conseguían las mejores notas en las otras
asignaturas. Se habría aprendido bien las excepciones
más recónditas a cuestiones gramaticales y las utilizaba
en los exámenes
Los que veníamos de Vergara (Guipúzcoa) nos
juntamos en el último año de bachiller con los que
procedían de Coria, un colegio al lado de Cangas de
Narcea en Asturias. Nos llovieron los suspensos. Yo
nunca había tenido uno y coseché tres el primer mes. El
segundo mes no tuve más que uno, pero a mis dos
amigos inseparables, Güemes y Torca, los echaron del
colegio. Se llevaron mi cuaderno con mi mejor poema y
los dos capítulos de la novela. Nunca los recuperé aunque
lo intenté al pasar por su pueblo en el Camino de
Santiago. Por si esto fuera poco, el P. Izquierdo, que daba
Latín y Griego, me dice:
- Palencia, Ud. vale así que le voy a dar la paliza.
Me sorprendió mucho esa afirmación porque
hasta entonces los profesores habían sido tremendamente
respetuosos. Si dar la paliza era lo que estaba haciendo
con otro compañero a quien denigraba, preguntándole
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continuamente sabiendo que no tenía ni idea, iba a chocar
conmigo. El P. Marino, nuestro director durante los
primeros años, había sido muy respetuoso con nosotros,
nos había ilusionado presentándonos lo atractivo de su
asignatura. Sobre todo, nos valoraba el hecho de trabajar
con ilusión, con entusiasmo.
A mí me encantaban la Física y las Matemáticas.
Los Dominicos tenían un bachillerato en el que se
valoraban tanto las letras como las ciencias
Antes de Navidad escribí una carta a casa
diciendo que le iba a demostrar al profesor que sabía
matemáticas. Yo estaba sentado en una butaca del salón
de actos cuando se me acerca el P. Casquero, profesor de
Matemáticas, y me dice:
- En la carta a tus padres dices que me vas a
demostrar que sabes matemáticas. A ver, a ver...
Muchas veces, cuando alguien no sabía algo, este
profesor preguntaba a ver quién lo sabía. Yo no me
atrevía a contestar por temor a equivocarme. Desde este
momento era un reto para mí. Salía siempre a demostrar
cualquier cosa que alguien desconocía. Al cabo de quince
días, me dijo:
- Has demostrado que sabes matemáticas. ¿Por qué
no lo demostraste antes?
No contesté nada, pero me daba cuenta que, había
sacado notas bajas en matemáticas porque me equivocaba
en las operaciones. Los planteamientos solían ser
correctos.
En Griego me aprendí unos apuntes elaborados
por el profesor, el P. Izquierdo. Yo pensé: Estoy seguro
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que nadie se va aprender estos veinte folios a principio de
curso. Voy a hacer un esfuerzo y después me río y
descanso durante todo el año.
Así ocurrió. Todos los meses tuve un seis en
Griego. El P. Izquierdo nos dividía el encerado en cuatro
partes y cuatro alumnos escribíamos cada uno un tiempo
verbal. Yo aplicaba los prefijos y sufijos a la raíz del
verbo y me salía perfecto. Me gustaba ser el primero al
que decía:
- Muy bien, siéntese.
Los demás, normalmente, siempre se equivocaban
en algo. No habían hecho el esfuerzo por aprenderlo
desde el principio.
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- Que me insulte veinte veces en cada clase lo
aguanto, pero cuarenta veces, no –pensé.
Al día siguiente de tomar esta determinación, me
levantaba del asiento y me sentaba sin proferir palabra.
La noticia corre entre el profesorado:
- Hay un alumno que se está rebelando contra un
profesor ¡Cómo es posible! ¡Esto nunca ha
ocurrido!
En aquella época era algo así como si se hubieran
removido los cimientos del colegio. El P. Ricardo, mi
confesor, me dice al final de la confesión:
- ¿Qué te pasa con el P. Izquierdo?
- Me insulta. Yo, veinte veces en cada clase, le
aguanto, pero cuarenta no.
Se quedó mudo. Aquello era algo insólito para lo
que no tenía respuesta.
Por si esto fuera poco, un día en clase, el P.
Izquierdo lanza una pregunta a todos:
- No sé si preferís tener una hora de estudio y otra
de clase como con los demás profesores.
- Pues yo preferiría preparar la clase y no venir
aquí sin haber visto la lección –digo a mi compañero de
mesa.
- Aquí hay uno, dijo el P. Izquierdo, que piensa
que es mejor tener una hora de estudio.
- Porque haya un idiota, no nos vamos a fastidiar
todos, –dijo un compañero de la última fila.
Yo me volví con toda la mala leche y, con voz
especialmente alta, le dije:
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- ¿Y yo no tengo derecho a pensar lo que me dé la
gana?
- Pues claro que tienes derecho a pensar lo que te
dé la gana. –añadió el P. Izquierdo.
Tanto le gustó la frase que lo repitió dos veces.
No podía responder otra cosa porque nos había
pedido nuestra opinión. Yo no se la habría dado en
público, pero me alegré que lo oyera y lo comentara.
Para mí era una rebeldía sana. Era la semilla de
una nueva forma de tratar al alumnado, el germen de un
profesor diferente que tiene en cuenta lo que piensa el
alumno.
El día de Reyes tuvimos, como todos los años, la
fiesta de compañeros: Metían nuestros nombres en una
bolsa. Durante ese año, la persona que nos tocaba era
algo especial para nosotros. Debíamos rezar por él y
tener algún detalle. A mí me tocó con el profesor de
Música que era muy amigo del P. Izquierdo. Nunca habló
conmigo a pesar de ser compañeros ese año.
Un día, al principio de la clase de Música, nos
dice:
- Lo que no comprendo es que un alumno se rebele
contra un profesor.
Yo sabía que se refería a mí.
- Si me lo hubieras preguntado, quizá sí que lo
hubieras entendido –pensé.
A mí me podía haber encantado el latín y el
griego. ¿Por qué odié el latín? No supieron presentarme
su enorme atractivo. Aquellas clases estaban dirigidas a
odiar la asignatura. La obsesión de los profesores era
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preguntar la lección. Reconozco que algunos compañeros
lo estudiaban con agrado.
Recuerdo que cogía el diccionario de latín para
comprender el significado de una palabra y había veinte,
completamente distintos. Dada mi imaginación
desbocada me parecía algo imposible. Por si esto fuera
poco, el verbo estaba al final de la frase y ésta tenía tres o
cuatro líneas. O no me explicaron nunca cómo estudiarlo
o estaba pensando en otra cosa cuando lo hicieron.
Podíamos haber comenzado con textos más sencillos y
no con Cicerón y Tito Livio. Era el mismo problema que
los números de la suma, a mis 9 años.
En mayo, el P Izquierdo me obsequió con un 1 en
latín.
- Voy estupendamente en todas las asignaturas.
Que haga lo que quiera –pensé.
Al final de curso ocurrió un hecho insólito: El
profesor de Física salió al recreo con un examen con dos
Bs grandes en la primera pregunta. Lo levantaba en alto y
voceó varias veces:
- ¿Quién es este Alfonso Palencia?
Yo estaba cerca y me junté al grupo de
compañeros que rodeaba al profesor.
- ¡Es un examen maravilloso! –decía.
- Póngale sobresaliente a final de curso. –le dijo un
compañero que solía sacar la nota máxima en
todo.
- Para eso hay que mirar todas las demás notas –
contestó.
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Yo pensé: me ocurren cosas increíbles. Nunca he
visto algo así. Cogí el examen y leí la pregunta con las
dos Bs grandes. Era la primera página y se refería al
átomo. Recuerdo que comenzaba así: “Según las últimas
teorías científicas…” decía cómo el átomo era un
microcosmos en el que las partículas se comportaban
como los astros en el universo, etc. Era una redacción
fantástica de alguien que estudiaba la asignatura con
ilusión.
Recuerdo que había dos compañeros que se
colocaban al final de su clase para charlar. Yo pensaba:
- ¡Con todo lo interesante que es esta clase, cómo
se pasaran el tiempo hablando…!
¡Me habían encantado tanto sus clases! Nos había
explicado todas las invenciones del mundo de la física y
yo no pestañeaba. El profesor era un despistado como yo,
pero le entusiasmaba explicar en qué consistían los
inventos más notorios.
Más tarde llegué a distinguir dos tipos de
personas: los despistados y desordenados, entre los que
este profesor y yo nos encontrábamos y que yo
consideraba genios, y las personas ordenadas, muy
valiosas, pero sin esa cualidad que tienen los genios para
cambiar el mundo. Me imagino a Marconi disfrutando en
un taller lleno de aparatos incompletos hasta que dio con
la invención de la radio.
Ese quinto de bachillerato fue un curso un poco
especial: La gente estaba cansada de tanto silencio y
hablábamos hasta por los codos. El P. Prior nos fue
recibiendo a todos, uno por uno. Era una persona amable.
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- ¿Qué te ha pasado con el P. Izquierdo? –yo estaba
muy rojo y nervioso, pero no dudé en contestar:
- Me insulta continuamente. Yo veinte veces le
aguanto en cada clase, pero cuarenta no. Además,
no estoy de acuerdo con que no nos deje una hora
de estudio para preparar las clases como hacen
todos los demás profesores.
Aquel hombre se aflojó el cinto y soltó una serie
de carcajadas.
Me dio una sensación de connivencia.
Seguramente considera que ya es hora que alguien le pare
los pies a este profesor –pensé.
A final de curso, tuve un sobresaliente en Física y
un ocho en Matemáticas. Fui el único que acepté realizar
un examen para subir nota en esta última asignatura.
Recuerdo que un condiscípulo me dijo malhumorado:
- ¿Te parece que tenemos pocos exámenes…?
- Es un examen voluntario. Lo hace el que quiere.
–le podía haber contestado, pero no se me ocurrió
nada.
En aquellos tiempos, había costumbre de leer las
notas en público en el Salón de Actos. La incógnita del
Latín se aclaró: Tenía un cinco.
Estaba fichado como alumno rebelde porque en
Palencia al año siguiente, el maestro de novicios me hizo
la misma pregunta:
- ¿Qué te pasó con el P. Izquierdo?
Yo le di la misma respuesta y, como todos, se
quedó mudo. ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando, en este
lugar, me enteré de que había habido una lucha entre PP
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Jóvenes y Viejos en la Virgen del Camino y de que el P.
Izquierdo había sido trasladado!
Esto me reafirmaba en algo que nunca había
dudado: Mi rebelión había sido un apoyo para todos los
demás profesores que nos habían respetado durante todo
el bachillerato. A pesar de todo, siempre he reconocido
que el P. Izquierdo era un hombre trabajador y que todo
lo que hacía era pensando que era lo mejor para nosotros.
Yo seguía siendo el mismo alumno problemático
que tendría que marchar del colegio de Vergara si seguía
sacando punta a todo lo que ocurría en clase. Había
jugado con fuego. Hasta los 16 años, todos los meses, los
profesores daban sus notas. Había pocos fines de mes en
que no desapareciera algún compañero. Te enterabas al
poco tiempo, pero en cuanto el director recorría la sala de
estudio y llamaba a alguien, sabíamos que ya nunca
volveríamos a verle. Yo tenía gran ilusión por las cosas y
era muy cumplidor de las normas. Me encantaba,
entonces y ahora, el sentido positivo que los Dominicos
dan al hecho religioso. Su sentido democrático hace
creíbles aquellas palabras de Lacordaire: “No tienen de
antiguo más que su historia”. Me sentía feliz en el
colegio siguiendo los ideales que se nos repetían todos
los días y, a veces, varias veces al día, pero era
problemático y rebelde.
Una prueba de mi rebeldía es también la carta que
le escribí a mi padre: yo tenía catorce años y estaba harto
de oírle blasfemar cuando iba de vacaciones –los
Dominicos, contrariamente a los demás frailes, nos daban
mes y medio de vacaciones durante el verano-. Le escribí
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una carta dedicada totalmente a ese tema. Cuando fui en
verano, me dijo mi madre que a partir de aquella carta no
había vuelto a hacerlo. En efecto, nunca más ocurrió.
¡Es la misma rebelión que siento cuando veo a los
alumnos, ya desde los cinco años, aprender inglés con
dos clases de una hora a la semana, cuando los veo hacer
ejercicios gramaticales repetitivos…! Es decir, el Idioma
Moderno se transforma en una asignatura más cuando,
sin embargo, su adquisición sigue unos mecanismos
totalmente distintos como mencioné anteriormente y
trataré posteriormente.
30
L’Étranger de Albert CAMUS y la traducción al francés
de Al Este del Edén de John STEINBECK. En inglés leí
varias novelas de Agatha CHRISTIE, The Heart of the
matter y The Comedians de Graham GREENE. Con una
novela de Agatha CHRISTIE estuve hasta las cuatro de la
mañana porque no podía dormir sin saber quién era el
asesino. Notaba que el aprendizaje era enorme. Vivía los
momentos más emocionantes con gran intensidad. Como
había estructuras y vocabulario que se repetían
continuamente en cada idioma, comencé a hablar tanto en
inglés como en francés a gran velocidad: Podía expresar
cualquier cosa. A partir de la primera novela, las demás
resultaban fáciles.
Por si esto fuera poco, metía las palabras nuevas
en unos rollitos que iba pasando, de vez en cuando,
siguiendo las directrices, sobre la memoria, que el
profesor de sicología nos había dado: Al principio el
olvido es muy rápido. Lo que hay que hacer es leer el
vocabulario, luego, a los diez minutos, después, a la
hora y después, a las cuatro horas. Así, queda para
siempre en la mente.
Un día nos dijo también que procuráramos
aprender los idiomas en aquellos momentos. Teníamos
dieciocho años. En cuanto se dio la vuelta en clase, yo
saqué en alto el rollito que tenía en la mano para que los
compañeros se dieran cuenta que practicaba sus consejos.
Su clase era un tostón: Nos hacía aprender de memoria
unos apuntes básicos. Lo importante era que, en cuanto te
preguntaba, estabas libre un mes hasta que te tocaba otra
vez.
31
Teníamos también una asignatura que se llamaba
Sicología Racional. Eran tan aburridas las clases que no
podíamos atender nadie. Se lo dijimos al profesor y, a
pesar de su propósito de cambios, seguíamos igual.
Encargamos a un compañero que sacara apuntes de lo
que decía y yo los escribía a máquina y los sacaba por
multicopista. Todos los días llevaba dos folios o tres para
repartir, y aprovechaba el final de las páginas para poner
dos o tres chistes. Todos eran de mi invención. Era un
ambiente tan cerrado que el humor era un escape sano y
necesario.
El profesor de Cosmología –Tratado del Mundo
desde el punto de vista filosófico- nos habló de un libro
que acababa de publicar en inglés y español que se
titulaba: “Dos metodologías y una realidad”. Se refería al
estudio del mundo desde el punto de vista científico
comparado con el filosófico.
Al día siguiente, entre clase y clase, dibujé en el
encerado una persona comiendo un trozo de melón con
cuchillo y tenedor. Al lado, había otro comiendo en la
misma mesa. Éste cogía el melón con las dos manos.
Escribí: “Dos metodologías y una realidad”. Resultó
genial la ocurrencia.
Este profesor era fantástico porque presentaba la
asignatura centrándose en la problemática filosófica. Nos
hacía discurrir enormemente. Un día dijo:
- Si tenéis mucha imaginación no podéis ser
buenos filósofos.
Yo pensaba que tenía una gran imaginación por lo
que me quitó toda la ilusión por la Filosofía. Seguí
32
estudiando su asignatura porque era la que más me
gustaba, pero recuerdo que pensé: De acuerdo con lo que
acabo de oír, no puedo destacar en Filosofía. Me gustan
los idiomas. Iré a oír los discos de Assimil todas las
noches.
Con lo que había estudiado en Física y la ayuda
de algún compañero hice un aparato de radio galena.
Esperaba poder oír algún curso de Inglés por la radio. Sin
embargo, esto no se llevó a efecto porque o no había o lo
daban a horas en las que yo estaba ocupado.
Al cabo de dos años, me dicen que se va a casar
mi hermano Olegario. Escribí a mis padres desde mi
primer curso de Teología en Salamanca. Les dije que me
mandaran dinero para hacerle un aparato de radio como
regalo. Lo realicé y, con doscientas pesetas que me
sobraron, conseguí hacer un aparato de radio para mí. Se
oía perfectamente la BBC que era lo que yo quería.
Todos los días oía el servicio mundial de la BBC y las
clases de inglés por radio (English by Radio).
En marzo de 1966 estaba, en Villarcayo (Burgos),
esperando incorporarme a la mili. Era probable que me
llamaran en septiembre. En el bar de Eugenio charlé con
un bilbaíno que venía de Torremolinos donde había
estado de vacaciones.
- Con inglés y francés tienes trabajo seguro –me
dijo.
Marché a la semana siguiente. Trabajé en
dos hoteles de Torremolinos como camarero y barman.
Un día nos ayudaba el maître en el bar y oí decirle a un
cliente:
33
- I’ll deliver it to the table ‘Se lo entregaré en la
mesa’.
Yo le hubiera dicho: “I’ll take it to the table” ‘Lo
llevaré a la mesa’. Conocía esa palabra, pero no la habría
usado nunca. Me di cuenta de que era más elegante el uso
de “deliver”. Esa inmediatez, esa utilidad máxima del
momento hacía que lo que aprendía quedaba totalmente
fijado en mi mente y era capaz de usarlo en adelante.
Cuando verdaderamente abrí los ojos a lo que era
el aprendizaje de un idioma, fue cuando una chica, en
medio de Torremolinos a las seis de la tarde, dio un grito:
- Leave, leave ‘Vete’.
Yo sabía que significaba ‘dejar,’ ‘ir,’ pero esa
fuerza enorme: ‘¡márchate!’ se me quedó grabado para
siempre. Yo no habría sabido usar “leave”, habría dicho
“go”. Me convencí que para aprender de verdad era
necesario vivir el idioma, sentir esa inmediatez. Me daba
cuenta que al mismo tiempo que lo aprendía se me
quedaba fijado en la mente con posibilidad de
reproducirlo.
Todos los años recordaba a los alumnos este
episodio. Quería que aceptaran mis exageraciones: Mis
gritos para que aprendieran la frase “I’m shouting”
‘Estoy gritando’. O el susurrar vis vis vis al oído de
alguien para que entendieran la frase “I’m whispering”
‘Estoy susurrando’. Lo repetía varios días en situaciones
imaginativas y, cuando al día siguiente hacía el gesto,
todos repetían la frase. Lo entendían y lo hablaban y yo
me divertía presentándoselo de modo simpático.
34
Durante mi servicio militar en Valladolid
aproveché las tardes libres para asistir a las clases de una
academia. El profesor irlandés reciclado me puso en el
grupo más avanzado. Yo hablaba a gran velocidad. Él era
un profesor reciclado porque no pronunciaba irlandés
sino el más puro inglés de la BBC.
Mi cuñado me recordó, en una poesía al
jubilarme, aquel día que en clase quise explicar
“barefoot” ‘descalzo’ y me quite el zapato: El dedo gordo
asomaba fuera del calcetín.
En efecto, al ser el idioma inglés muy diferente
del español era mejor conferir el significado mediante
una imagen o una acción para que no establecieran un
paralelismo de traducción con el español.
Desde el principio de mi enseñanza como
profesor, oía a los alumnos decir que yo era un profesor
diferente. Incluso, una vez, en aquel primer o segundo
año en el instituto de Recaldeberri –Bilbao-, una chica
dijo en alto:
- No es ni mejor ni peor, es diferente.
En aquellos momentos, además de mi
experiencia, hubo dos acontecimientos muy importantes
que influyeron en todo lo que hacía. Acababa de
presenciar en el Salón de Actos del Banco de Vizcaya
dos horas de actuación del grupo teatral English
Teaching Theatre. Fueron dos horas de un aprendizaje
fabuloso. Con mucho humor, gestos exagerados y
canciones, estuvimos las dos horas sin respirar. Por otra
parte, Hugh PIKE nos había dado una charla en la que los
35
gestos y sinónimos eran esenciales para transmitir el
significado.
Las canciones.
Cuando comencé a dar mis primeras clases en un
Colegio Cooperativa de Padres, en las Encartaciones, en
Vizcaya, enseguida pedí un buen magnetofón. Me
parecía absurdo leer los diálogos cuando podían oírlo con
una calidad perfecta. Comencé a usar canciones, las que
más me gustaban. Recuerdo que un día me encantó oír en
un comercio una canción hermosa: These are the best of
times ‘Ésta es la época más feliz’. BoneyM nos
sorprendió con el Lute. Incluso los más pequeños
querían oír aquellas canciones.
36
El método más utilizado era oír la canción una
vez completa. Preguntaba si habían entendido alguna
palabra, si sabían si era una canción de amor, protesta,
etc. Les decía:
- No importa que la primera vez no lo entendáis.
Escuchad bien. Lo que entendáis por primera vez
vale ya para siempre. Cada vez entenderéis un
poco más. Lo importante es que al final de la
clase comprendáis perfectamente todo.
Y añadía:
- El uso de canciones es lo más serio de mis clases,
porque es la actividad con que más se aprende.
No lo digo sólo yo. Se lo he oído a muchos
profesores”.
Un alumno me regaló en una ocasión una cinta
doble con canciones de Chris de BURGH. Las habían
usado en su estancia de un año en USA para aprender
inglés. Hay varias fantásticas. Lady in Red y Last night
son las mejores. Al principio de curso, oí el comentario
de dos alumnos después de escuchar estas canciones:
- ¡Son canciones buenas!
Yo entendí perfectamente el mensaje: Al ser unas
canciones traídas por un profesor, pensaban que tenían
que ser aburridas. Me alegré de sorprenderlos.
No solamente los alumnos disfrutaron de ellas.
También una profesora de Ciencias Naturales me dijo
una vez:
- Estuve en la clase de al lado y oí una canción que
me entusiasmó. Dime de quien es porque voy a
37
comprar el LP inmediatamente. Era de Alan
Parsons Project.
Un profesor de Matemáticas me comentó, en una
ocasión, cómo estaban haciendo un examen y se oía, muy
lejana, una hermosa melodía.
Por experiencia sabía que si se aburrían se
portarían mal como había hecho yo. Cuando esto ocurría,
me echaba la culpa a mí mismo y procuraba buscar
cambios para crear variedad.
Fui a la Universidad de Deusto a las clases de
Filología Inglesa. Conseguí el Certificado sencillo de
Conocimiento del Idioma Inglés que proporcionaba la
Universidad y pasé el examen de la Escuela de Idiomas.
Por cierto, siempre me dieron algunas décimas en los
traslados por estos diplomas.
De una y media a dos tenía la clase de Inglés de la
BBC. En esos momentos solían hablar los trabajadores de
Iberduero por sus emisoras. No me dejaban escuchar. Yo
preparé una antena selectiva -en espiral- y no me
volvieron a molestar.
El aparato que usaba era el de mejor calidad para
Ondas Cortas del momento: un Grundig 2000. Fui a
Andorra a comprarlo. Me empeñé en traer aparatos para
todos los hermanos y me cayó una buena multa. A pesar
de todo, en aquel momento, no me salió más caro que
comprándolo en España.
38
andaba por los pasillos, el primer día de clase, pensando
que no tenía clase en ese momento y me introduje en una
que no tenía profesor. Les leí unos cuantos chistes en
inglés. Ellos los entendieron. Al día siguiente, les dije
que el día anterior me había equivocado, que me tenían
de profesor. Noté una gran aceptación. Aquellos alumnos
estuvieron todo el año adorándome. Se portaban
maravillosamente y les hacía gracia todo lo que hacía.
Me admiraba que todo les resultaba ameno y me
aceptaban como locos. El estar dando clases, por primera
vez con la oposición aprobada, me confería también una
especial alegría.
Utilizaba el libro de texto que poseía multitud de
imágenes y enseguida pasaba a algo más divertido. Los
diálogos los oían mediante mi magnetofón. Quitaba el
radiocasete del coche y en una bolsa lo transportaba junto
con los altavoces. No tenía tecla de rebobinado y lo
volvía para atrás con un bolígrafo bick que ajustaba
perfectamente al agujero de la cinta. Ellos aceptaban esa
chapuza porque el sonido era fantástico.
Yo no podía esperar. La Dirección de los
Centros y la Delegación de Educación eran profesores y
no eran conscientes de la necesidad de un buen sonido
para las clases. Por otra parte, era tan fácil extraer el
estéreo del coche con sus dos altavoces… Más adelante,
en Santander, solucioné el problema del sonido con el
pegado de 400 cartones de huevos en el techo. No podía
esperar, treinta años, a que se concienciara la sociedad
de la importancia del sonido. Cada día, en clase, tenía 40
alumnos que necesitaban buenas condiciones acústicas.
39
Cuando estuve en el Instituto Experimental de
Deusto, me quejé a los inspectores de que nadie se
preocupaba del sonido de las clases. Pensé que había
servido de algo aquella queja porque, al año siguiente,
estrenamos instituto y la pared del fondo de la clase en
vez de ser vertical era oblicua. No había reverberación y
se oía estupendamente.
Por cierto que la primera impresión en este nuevo
instituto fue muy decepcionante: Aparecí en la clase. Los
alumnos estaban en el fondo charlando. Nadie se había
enterado que había llegado el profesor. Era la primera
clase y se callaron. Cuál no sería mi alegría cuando al día
siguiente veo que han instalado una tarima para el
profesor. Desde el primer momento tenía que ser
protagonista. Mi enseñanza se iba a basar más en gestos
que en traducción.
Tenía que captar su atención y la tarima me lo
facilitaba enormemente. Veían perfectamente la pizarra.
Veían mis gestos. Posteriormente, en Santander tuve que
prescindir de esta ventaja porque el profesorado
consideraba que la tarima nos encumbraba y alejaba del
alumnado.
Seguí usando el libro. Enseguida pasaba a algo
más alegre usando las canciones que más les podía
interesar en ese momento. Cuando, posteriormente, grabé
unas canciones de la BBC en las que una voz femenina y
otra masculina iban explicando la letra en inglés, me di
cuenta que muchas eran las mismas que yo estaba
utilizando. Me alegré de haber acertado en la elección de
este material.
40
Mientras Witney HOUSTON nos deleita con su voz, en la pantalla,
always es sustituido por never y éste por often: Lugar intermedio en
la frase, propio de los adverbios de frecuencia.
41
Santander. Las clases.
En el año 1981 concursé y me dieron destino
definitivo en Santander. Lo primero que noté es que,
contrariamente a lo que pasaba en Vizcaya, los
profesores tanto de izquierdas como de derechas eran
personas agradables. Además, en Vizcaya, en aquel
momento, los alumnos seguían los dictados de un
periódico de extrema izquierda y nacionalista. Todos los
lunes o martes decretaban huelga. Nos destruían nuestros
planes de estudio. En este contexto se convocaron
elecciones para director. Se notaba que la persona que
podía salir elegida no iba a hacer nada ante esta situación.
Cuando hubo elecciones para director estuve por decir en
alto:
- Si queréis que los alumnos vengan a estudiar,
votad a este profesor como director.
Me callé y lo estuvimos sufriendo dos años
seguidos.
En Santander se podía hablar con todos los
profesores. Eran personas que tenían ideas razonables. Se
les podía votar para los cargos de dirección.
Es verdad que en aquellos momentos todavía no
había caído el muro de Berlín. Muchos profesores y
artistas que se las daban de “intelectuales” creían en
aquella democracia infame. Al menos allí todos tenían
trabajo -decían. Yo oía la BBC y sabía que iban al
trabajo, pero no trabajaban. Las fábricas estaban en
ruinas y tenían problemas más graves que nuestra
inflación. La persecución franquista había sido una
42
monja de la caridad comparada con la crueldad y falta de
libertad del comunismo. La gente oía la BBC en el
bloque comunista. Cuando pasaba algo vergonzoso para
la URSS, metían ruidos en frecuencias cercanas a la
BBC para que no pudiera oírse. Me carteaba con
frecuencia con un ingeniero de Berlín Este. Estaban que
explotaban. Años más tarde me mandó su historial tal
como lo había redactado la Stasi, policía política.
Yo estaba convencido que el vídeo tenía un gran
futuro en la enseñanza de idiomas. Los padres de Fely,
mi esposa, habían muerto el año anterior a mi traslado.
Traje a la clase su TV en blanco y negro que era Zenith
de gran calidad. Era el regalo que ella había hecho a sus
padres con su primer sueldo. Compré el mejor equipo
Sony de vídeo de mesa y una cámara que necesitaba un
vídeo portátil para su uso. En total eran 450.000 pts.
Todos los días llevaba el vídeo portátil de la cámara a
clase. Me encantaba. ¡Llevar la vida real a la clase con
sonido e imagen es el futuro! Un día me encontré con que
no tenía el cable de la TV hasta el vídeo. Si hoy consigo
que funcione, nunca voy a fallar -pensé.
Cogí un cable cualquiera, aproveché uno de los
polos y funcionó perfectamente.
Ahora tampoco podía esperar a que la
Delegación de Educación se concienciara de la
importancia de traer el sonido y la imagen a clase.
Además, me encantaba todo lo relacionado con estos
medios; sobre todo, el recoger las canciones mejores del
momento y hacer aparecer mediante el Storyboard la
letra en la pantalla del televisor al mismo tiempo que el
43
sonido. El caso más espectacular fue la canción I’ll
always love you de Whitney HOUSTON. Como
mostraba al pie de la imagen, en la frase I’ll always love
you, la palabra always se sustituía por never, often,
frequently: maravillosa manera de introducir el lugar que
ocupan en la frase los adverbios de frecuencia. Era la
canción más maravillosa del momento. El sonido era
excepcional. Por si esto fuera poco, cuando ya la
comprendían totalmente, usaba el videoclip. ¡Estoy
seguro que muchos lectores recuerdan aquella maravilla!
Tardaba tres horas en introducir la letra de cada
canción y hacerla coincidir con el sonido. Me encantaba
el resultado. Los alumnos lo agradecían.
Un día hacia la mitad de mi carrera docente se me
quejó una alumna de que todas las canciones eran tristes.
Presintiendo que había cierta verdad en su afirmación le
contesté:
- Son las más bonitas. Tienen las letras más
interesantes.
Fue la única crítica negativa a las canciones si
exceptuamos el caso de una alumna que no me atendía
como norma. Solamente el día que puse América,
América de West Side Story me dijo:
- Esta me encanta. Pónganos canciones como ésta.
Conversaciones en el Ferry.
Un día paseando por el puerto vi una cantidad
enorme de ingleses esperando en fila, durante horas, la
entrada al Ferry Santander-Plymouth. Pedí permiso a la
autoridad del puerto para llevar a los alumnos. Le
encantó mi propuesta. Nos dio un pase para otro profesor
44
y para mí. Todos los años preparábamos una serie de
preguntas en clase. Los alumnos charlaban con los
ingleses. Siempre nos recibieron con los brazos abiertos y
más de un inglés me dijo que le parecía una idea
fantástica.
46
Era una actividad placentera tanto para los alumnos como para los
ingleses que esperaban la entrada del Ferry.
48
- Hablando con las amigas me he dado cuenta que
yo no tengo las imágenes de Blanca Nieves en
castellano, etc. lo tengo todo en inglés –me dijo la
hija mayor en una ocasión.
Yo había oído en la BBC un curso en el que
hablaban todos los animales. Era sumamente divertido.
En cuanto me enteré que Salvat lo había editado lo
compré: era Mr. Barrett’s Circus ‘El Circo de Mr.
Barrett’. Les aconsejaba seguir la historia de Mr. Barrett,
a ver qué pasaba en vez de insistir en la parte gramatical
que eran los fascículos pares. Posteriormente, les ponía
las cintas en el magnetofón mientras se dormían. Lo oían
con interés. Cuando una sobrina vino a nuestra casa para
acabar Magisterio, tuve que cambiar de método. Como
no le dejaba dormir la cinta, comencé a leerles una
pequeña historia todos los días en el desayuno. A
Cristina, la mayor, comencé con un capítulo de Animal
Farm de George ORWELL –centrada en la revolución
rusa-. Era impresionante cómo adoraba a Snowball y
odiaba a Napoleon –Snowball representaba a Trosky y
Napoleon a Stalin-. Seguí con la serie de Los Cinco. No
le traducía una palaba y lo entendía todo. Posteriormente,
se examinó de cada uno de los cursos de la Escuela de
Idiomas y siempre aprobó. Ella me decía:
- ¿Qué pongo en los exámenes?
Yo le decía:
- Lo que te suene.
Más adelante me dijo:
- Sé cuál es la respuesta verdadera, pero no sé el
porqué.
49
Entonces le di la gramática de THOMSON AND
MARTINET.
En la frase “It’s on television” el alumno usará
“on” porque lo ha oído varias veces. El aprender
explicaciones sobre el uso de las preposiciones y, a
continuación, llenar al alumno de ejercicios es destruir lo
más bonito del aprendizaje del idioma. Es un error que
no cometí con mis hijas.
Es importante tener un esquema básico sobre el
funcionamiento del nuevo idioma. Lo importante es
conseguirlo disfrutando de ese mágico placer que
produce. Si nos admiramos de que los niños búlgaros
consiguen hablar castellano en nueve meses, es porque
nunca se ha roto esa magia en la convivencia con los
compañeros de juego, sus profesores.
Además de mis historietas, mi hija mayor llegó a
leer asiduamente la revista Newsweek.
A los diez años fueron mis dos hijas por primera
vez a Inglaterra. Ellas no tenían problemas para entender
y hacerse entender.
La hija menor, Esther, no mostraba tanto interés
por los idiomas como la mayor. La matriculé en Inglés en
BUP pensando que era mejor que lo aprendiera bien. En
el primer trimestre tuvimos que cambiarle a Francés
porque se aburría en clase. Los profesores no salían de su
asombro: Lo normal era cambiarse de Francés a Inglés.
Nunca nadie había hecho lo contrario.
El alemán comenzaron a estudiarlo desde los 7
años. Conocimos a una alumna alemana, Córdula, de la
Facultad de Medicina. Venía tres días a la semana. Le
50
dijimos que más que enseñarles mucha gramática
procurara hacer juegos con el idioma para que no lo
odiaran.
La hija mayor se aficionó al francés en el
bachillerato y se matriculó en la Escuela Oficial de
Idiomas donde llegó a acabar cuarto curso.
51
- El profesor de Inglés trae todos los días el vídeo.
Afecta a muchos más alumnos que el horno. Es
mucho más necesario. ¿Si no se puede cambiar lo
que tenéis programado para qué nos convocáis a
la asamblea?”
Al día siguiente fui con el Presidente a comprar el
vídeo. Además me dijo que comprara uno que me
sirviera para mi actividad.
52
El presentador está diciendo que lo ha hecho rematadamente mal:
’It’s awfully wrong’. La escalera indica que cada recreo ponía dos
nuevas filas de cartones. Cada vez se oía mejor.
53
traslado, desde el País Vasco, que me permitía dar clase
al lado de casa.
Los ladrones, frustrados con los resultados
obtenidos en el instituto, lo quisieron robar en mi casa:
Un día tuvimos la visita de una prima. Salimos hacia el
Sardinero después de comer. Una hora después, Tomás,
mi cuñado, se presentó con cara seria.
- ¿Qué pasa? –le dijo mi mujer.
- No ha pasado nada, pero os han entrado en casa.
Yo di un grito de alegría. Sabía que había
funcionado la alarma. En efecto, le había cambiado las
pilas dos días antes. A los cinco minutos estaba la policía
en casa. No sabían dónde se encontraba, ni sabían
pararla. Se oía dentro de la cocina y fuera porque estaba
en medio del orificio del desagüe de humos a ras del
suelo. La vecina llamó a mi cuñado y él les dijo cómo
desactivarlo.
Desde este momento ya no me llamaron más
veces: “El de las alarmas”. Todos sabían que era algo
muy serio. Me había salvado del robo del coche y de todo
el equipo de vídeo. El profesor de Dibujo del instituto,
me dijo que quería instalarla en su chalet. Al no estar
patentada, los ladrones tampoco saben en qué consiste.
Los ladrones siguieron entrando al instituto.
Estaba abandonado durante la noche. Tampoco ahora
podía esperar: Puse una cara de infinita mala leche y me
marché a la Delegación de Educación. Me puse a la cola
y esperé a que me tocara el turno para hablar con el
Delegado. Le dije:
54
- Hay alarmas estupendas. Por favor, al menos
pongan un caldero de agua encima de la puerta
para que les caiga encima a los ladrones, pero
hagan algo.
Me vio muy enfadado. Me mandó esperar y me
llamó al poco tiempo:
- Hemos pensado poner una alarma en su instituto,
pero no corra la voz porque no podemos ponerla
en todos.
55
EL VÍDEO Y LAS COMPUTADORAS EN LA
ENSEÑANZA DEL IDIOMA MODERNO
Computadoras
Una de las características que más puede
entusiasmar al profesor de idiomas cuando se acerca al
mundo de los lenguajes de programación es la sencillez.
56
Tienen un gran poder de comunicación y se aprenden
rapidísimamente. Desde el primer momento hacemos
nuestros pequeños programas y nosotros mismos somos
los primeros en sorprendernos de lo que hemos sido
capaces de realizar. Hace unos meses cuando comentaba
entusiasmado a un compañero lo que había conseguido
con el lenguaje Logo exclamé:” Es estupendo para
enseñar inglés y es muy fácil”.
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El intercambio se puede realizar desde ahora
mismo. Los programas, aunque no se entiendan, se
pueden teclear o copiar de disco a disco o de casete a
casete con gran facilidad. Debido a que la concentración
del alumno en la pantalla es muy grande, nos
quedaríamos sorprendidos del dominio del idioma en
una de las tareas más importantes y costosas de la clase:
la enseñanza de la gramática. Las clases del instituto las
podríamos dedicar más al dominio de la lengua hablada.
Ese ha sido mi objetivo durante estos dos últimos años.
El vídeo
No quedan lejanos aquellos años en que
llevábamos el radiocasete del coche para que en
nuestras clases los alumnos pudieran oír diálogos
originales interpretados por distintas voces. Mucho más
cercano a nosotros está el momento en que se nos dotó
de un estupendo magnetofón, y últimamente, podemos
disponer de imagen y sonido por medio del vídeo.
Todas estas actividades que a continuación
enumero brevemente las he experimentado durante estos
últimos años:
59
continuación la misma frase correctamente expresada
por ellos mismos.
62
El método que convendría seguir es el de dedicar
una clase completa con cada grupo. Al final del día, se
ha completado el doblaje de una historieta. No importa
que se noten los cambios de voces de una clase a otra
porque la imagen tiene tanta fuerza que se admite todo y,
obviamente, no perseguimos ningún fin comercial sino
didáctico.
Cuando en la clase aparecen aquellos dibujos
hablando en inglés se siente algo verdaderamente
impresionante y tienen una fuerza enorme. Los alumnos
llegan a repetir frases inconscientemente El significado
se toma como algo global y apenas hay que explicar
nada porque hemos elegido unas secuencias con mucha
acción y el sentido es evidente.
64
de los motivos que estamos estudiando. Lo que
vulgarmente llamamos “machaca”.
El uso del vídeo puede crear pasividad. Por lo
tanto, debe usarse siempre con gran contenido didáctico
y orientado a actividades concretas.
Evolución de mi actividad.
Hacia el año 87 me llamaron de Madrid para que
expusiera lo realizado en el Proyecto Mercurio.
Llegué a un centro con multitud de vídeos con
sistemas de alta definición de aquel tiempo. Se llamaban
U-matic. Yo pensé para mí: Ahora aparecerán los
representantes del Ministerio. Si les trato de Ud., me voy
a sentir inferior y me voy a poner nervioso. Los voy a
tratar de tú como si fueran compañeros de trabajo.
Después de los saludos les dije a los dos, un
hombre y una mujer:
- Tenéis equipos muy sofisticados. Veréis lo que se
puede hacer con un equipo de vídeo casero.
Me pidieron permiso para grabarme toda la
intervención y me aconsejaron que hablara unos 20
minutos. Estuve una hora. No respiraban. Les mostraba
breves momentos de trabajo con un anuncio de
televisión, cartas a otros países en inglés, pequeñas
escenas de episodios elegidos para trabajar en clase, el
uso de canciones apareciendo la letra al mismo tiempo
que la música, el doblaje de un episodio del Pájaro Loco,
etc. Les explicaba la forma de trabajar con ello.
Finalmente, les puse “role plays” –escenificaciones-
hechos por los alumnos y los Quiz programmes
65
‘programas de preguntas y respuestas’ de los viernes en
los que repasábamos aspectos de toda la semana.
Expuse la opinión de los alumnos: Algunos
papeles que me ponían por las nubes y otros pidiendo
más gramática, que fuera más despacio, etc. Les di las
calificaciones que me habían dado de cada una de las
actividades al final de curso. Eran altas, pero dos alumnas
me pusieron ceros en todas ellas. Desde el principio,
estas dos rechazaron hacer un esfuerzo por entender
aquellos episodios de humor, a pesar de que yo me
molestaba en imprimir y repasar con los alumnos todas
las frases que tenían alguna dificultad.
Yo estaba en una esquina y los representantes de
todos los Centros de Profesores de España estaban
alrededor de dos mesas. Entre ellos, el representante del
Centro de profesores de Cantabria y Alfonso Flor,
responsable en Santander de Programas Educativos.
Sólo hubo una pregunta. Me la hizo Alfonso Flor
que había sido profesor en mi instituto y ahora estaba en
la Delegación de Educación de Santander:
- ¿Cuánto tiempo te lleva hacer todo eso?
- De tres a cuatro horas el pasar la canción del
ordenador al vídeo y hacer coincidir la letra con
la música.
La elección de episodios de vídeo y la producción
de programas de computadora es un hobby. Por
lo tanto, no tengo en cuenta todo el tiempo que
empleo en ello.
Apareció el siguiente conferenciante y me dijo en
voz baja:
66
- Contento puedes estar porque aquí nadie hace
caso y contigo han estado sin respirar.
- Pasé al lado de la represente del Ministerio y me
dijo:
- ¡Quién pudiera estar en tu clase!
Alfonso Flor me comentó que había dejado muy
alto el pabellón de Cantabria. Posteriormente, me llovían
peticiones para dar conferencias por todas partes. La
primera fue en Torrelavega: Me salió muy bien. El
encargado me mandó que presentara lo que había hecho
en Madrid.
La segunda fue en Castro. Preparé, por primera
vez, una charla de nada menos que tres horas. Me resultó
larga y pesada. Pensé que les había aburrido.
Posteriormente, me dijeron las conclusiones que los
profesores habían sacado de aquella charla en el Centro
de Profesores de Castro: Les había gustado, pero veían
dificultades para llevarlo a cabo.
Quisieron llevarme a Plasencia, en el Norte de
Cáceres, a dar un curso completo de Fin de Semana.
Pensaba que no tenía material para tanta charla seguida.
Yo estaba dando clases. No tenía tiempo para
dedicarme a una mayor preparación. Por ello, no acepté.
Estuve en Burgos y en Aranda de Duero. También
actué en numerosos congresos, tanto en Santander, como
en Pamplona y Logroño. En Laredo di una charla de tres
horas a profesores de Francés e Inglés. Posteriormente, di
un curso sobre el uso de las computadoras explicando
mis programas. Una profesora que asistía a clase había
sido alumna en un instituto de Vizcaya. Ahora era
67
profesora de Inglés. La última actuación fue en la
Universidad de Cantabria. Estaban dando un curso de
Inglés a maestros. Todos los profesores eran ingleses.
- De repente viniste tú y pensamos: ¡Pero qué es
esto! -me contaba un compañero.
Les sorprendió tanto que, al final, antes de salir,
uno dijo en alto:
- Nos ha encantado todo ello.
Les había mostrado una ilusión por la enseñanza
que me agradecían y querían imitar.
A pesar de que habían estado escuchándome tres
horas seguidas, mostraban su satisfacción por todo lo
expuesto en la conferencia.
A mí me emocionaba hacer aquellas
presentaciones. Además de los comentarios de los
compañeros, me animaba, sobre todo, ese silencio que se
nota cuando explicas algo con ilusión y la gente que lo
oye tiene tu mismo sentimiento.
Al poco tiempo de la charla en Madrid,
comenzaron a llover vídeos por el instituto. Me
mandaron un VHS, muy especial, que era de los pocos
con los que se podía hacer un doblaje de sonido perfecto.
Los ladrones nos dieron un buen zarpazo
subiéndose por encima del bar hasta el despacho del Jefe
de Estudio donde guardábamos algunos de ellos. Es
como si me hubieran dado un sablazo a mí.
Debido a que nuestro Centro, el IES Torres
Quevedo de Santander fue pionero en las Nuevas
Tecnologías, el MEC nos concedió un premio tanto al
Proyecto Atenea -uso del ordenador en clase- como al
68
Proyecto Mercurio –uso del vídeo en clase-, doblete sólo
conseguido por otro instituto de Murcia.
Rubalcaba nos entregó el premio a Santos, el
director, a Marcos, coordinador del Proyecto Atenea, y a
mí, coordinador del Proyecto Mercurio.
En el vino español que siguió a la entrega de
premios, estuve hablando con un alto cargo del
Ministerio. Era originario de Cantabria. Le hablé de los
aspectos que más me ilusionaban en la enseñanza y me
dijo algo que estoy haciendo ahora:
- Eso hay que ponerlo por escrito
Recuerdo que vinieron de Madrid unos
representantes del MEC para hablarnos de los materiales
que nos iban a llover. Alguien nos amargó la reunión. En
vez de disfrutar de los premios concedidos, lo
transformó en crítica al Centro de Profesores.
Posteriormente, hubo una cierta crisis económica
por lo que pensamos que no nos mandaban los
ordenadores por ello. Años más tarde, desde Madrid se
quejaron de que estábamos trabajando con MSDOS
cuando todos los demás estaban con Windows. Nosotros
contestamos que no teníamos ningún ordenador con ese
sistema operativo. Años después se oyó que alguien
encontró numerosos paquetes en un armario en un lugar
lejano. Eran ordenadores que estaban desfasados.
Quizás, fueran los concedidos a nuestro instituto. En
parte, teníamos nosotros la culpa por no haber concretado
estos aspectos en la reunión anteriormente citada.
Seguí ilusionado con la enseñanza. En aquel
momento, era partidario de un libro de texto. Me había
69
funcionado maravillosamente. Se desarrollaba una
historia fantástica llena de misterio. Votaron en el
Departamento y lo quitaron. Si exceptuamos este caso,
cada vez odiaba más los libros del momento. Eran el
mismo aburrimiento. De la primera a la última lección
seguían la misma cantinela. Resultaba odioso mandarles
abrir el libro por una determinada página. Además, las
canciones que presentaban quedaban hieratizadas por el
mismo hecho de imprimirse en el libro. No era la canción
viva del momento, aquella que ellos acababan de oír en
los 40 principales. Lo mismo ocurría con las noticias:
tienen un valor muy especial cuando son del día anterior
o, simplemente, los alumnos las valoran porque se dan
cuenta que has trabajado por traerles algo interesante.
Como en otras ocasiones, ahora también me
ocurrió algo increíble: El diez de julio de 1990 recibimos
en el instituto un comunicado del Ministerio de
Educación y Ciencia. Era algo con lo que nunca había
soñado:
“Analizada la información que poseemos sobre el
área de INGLÉS enviada por los diferentes centros,
hemos considerado que los trabajos realizados por su
centro en dicha área son de gran interés por lo que
podemos asegurar que el apoyo que reciban los
profesores y profesoras que han realizado este trabajo
redundará, sin lugar a dudas, en beneficio de sus
alumnos y alumnas y en general de todo el sistema
educativo.
Por esta razón, le proponemos la aceptación,
durante el curso 90-91, de una reducción horaria de 18
70
horas que se distribuirán entre los profesores y
profesoras que imparten la asignatura de INGLÉS y
pertenezcan a los proyectos Atenea y Mercurio”.
71
experiencias en el aula las realizábamos unos cuantos
entusiastas de estos medios que llevábamos nuestros
propios vídeos a clase, estos han sido sustituidos por
varios modelos que la Administración y los padres de los
alumnos nos han proporcionado para desarrollar los
Proyectos Atenea y Mercurio.
A pesar de todo, nos encontramos con
dificultades para usar con plena efectividad estos
medios. La mayor de todas es la horrorosa condición
acústica de las clases. En algún instituto y conservatorio
de música se ha solucionado pegando cartones en las
paredes y los techos. Es asombroso, también, pensar la
importancia que muchos profesores damos a vivir en
casas con cristales dobles y lo poco que los
reivindicamos para nuestras clases.
72
c) La mitad de la clase usa el ordenador los primeros
veinte minutos de la sesión y la otra mitad la segunda
parte. Cuando el alumno está en el pupitre, desarrolla un
ejercicio, una redacción sobre un tema que hemos
tratado últimamente, completa el libro de ejercicios, etc.
La misión del profesor en toda esta actividad es la de
ayudar a todos los alumnos, ya sea en el funcionamiento
de las computadoras como en la solución de las dudas de
todo tipo que se presenten en el desarrollo de los
ejercicios escritos.
74
3) Objetivos que creemos haber conseguido:
- Creación de un nuevo diálogo que en este caso es
entre la máquina y el alumno. Este se queda
sorprendido de la inmediatez con que el ordenador
le ayuda en sus equivocaciones y le anima en sus
éxitos. Algo, esto último, que tenemos que tener
muy en cuenta y que con frecuencia olvidamos.
- Un aprendizaje agradable del vocabulario y de las
estructuras gramaticales del idioma inglés. Este
posee una gramática sencilla pero los aspectos que
estudiamos en estos programas hay que repetirlos
hasta dominarlos. ¡Cuánto mejor hacerlo de modo
agradable, como un juego, por medio del
ordenador! Las clases sin ordenador las
dedicamos, sobre todo, al trabajo oral.
- Hemos conseguido también que el alumno vea los
progresos que va realizando. Para ello, quedan
grabados en los disquetes, y por cursos, los datos
de cada alumno, la fecha en que lo realizó, la
puntuación que consiguió y si eligió la opción de
ejercicio o examen.
- Que el profesor se dé cuenta si sus alumnos
dominan un tema o tiene que continuar insistiendo
sobre lo mismo. Para ello, no tiene más que mirar
a los ficheros de cada curso. Hemos usado este
proceso también para dar la calificación en las
evaluaciones a un número considerable de
alumnos. Hemos tenido en cuenta tanto la
75
información que me ha proporcionado el
ordenador como los ejercicios realizados en el
pupitre.
- Proporcionar al profesor una herramienta más
para hacer su clase de inglés atractiva, eficiente y
relajada para él y para los alumnos. En este
sentido, es sencillo enseñar a cada profesor para
que introduzca los textos que él considere más
convenientes al nivel y edad de sus alumnos.
- Es un programa para usarlo durante todo el curso
siguiendo el tema que se está estudiando en ese
momento.
- Tiene una AYUDA general del tema que el alumno
puede consultar en cualquier momento y una
AYUDA particular para cada frase. Esto permite al
profesor dedicarse más tiempo a los alumnos que
están en los pupitres.
- Son programas que ofrecen bastante dificultad
para que el alumno vea cómo va pasando de notas
muy bajas a otras más favorables. No hay nada
más aburrido que poner unos ejercicios
sencillísimos por ordenador. Tienen que ser un
verdadero reto para el alumno.
- Hemos conseguido que el alumno no tenga que
usar ningún otro disco más que el que nosotros le
entregamos ni tener que poseer conocimientos de
informática. Tampoco se exige que sepa escribir a
máquina porque no usará más que cuatro teclas.
Programa: IDIOMS:
76
Sin saber escribir a máquina, el alumno llega a
hacer aparecer en la pantalla numerosos modismos
ingleses que en ocasiones no conoce. Además, tiene una
ayuda que le resolverá cualquier duda. Todo ello, se
desarrolla en un ambiente lúdico con los compañeros y
en el que el conseguir más puntos a veces depende de la
suerte. No era muy difícil porque al dar una letra ésta se
escribía todas las veces que salía en el texto.
Los modismos están divididos en tres niveles.
Además de esto, el programa permite a cada profesor
poder introducir sus propias frases y añadir la ayuda que
él considera más apropiada para la comprensión de las
mismas.
La actitud del alumno ante este programa fue tan
extraordinaria que no dudé salir al pasillo y en llamar a
otros profesores para que lo contemplaran.
Ambos programas han seguido un largo proceso
de depuración y tienen resueltos muchos problemas que
nos han surgido a través de estos años. Están abiertos a
77
El sicólogo Emilio Rubín es el principal autor técnico del
programa. Yo le sugerí algunos cambios para adaptarlo al inglés.
El vídeo:
Han aparecido algunos cursos de idiomas a los
que les acompaña material de vídeo. En ocasiones he
usado algunos diálogos y la diferencia en la retención
78
por parte de los alumnos de un diálogo estudiado con
vídeo y otro que oyen del magnetofón es enorme. Cuando
tratan de imitar los diálogos estudiados con vídeo, su
entonación y pronunciación es perfecta. Sin embargo, no
es esto lo que en los últimos años me ha parecido más
interesante para mis clases. La bajada de los precios de
la vía satélite ha hecho que muchos podamos disponer de
numerosas emisoras de televisión y radio. La mayoría de
ellas emiten con sonido estéreo de gran calidad por lo
que podemos disfrutar más intensamente de una inmensa
variedad de programas. De cada dieciséis horas de
televisión se puede aprovechar algún motivo para
nuestras clases. Conforme vamos conociendo las
programaciones, seleccionamos aquellos espacios que
con más probabilidad nos van a suministrar algo
interesante. Aunque la elección de estos materiales
depende de los gustos e intereses de cada profesor, la
elección que yo he realizado para mis clases ha partido
de:
a) Noticias: Las emisoras que emiten noticias
durante todo el día me han permitido grabar cualquier
acontecimiento importante. Los momentos claves de la
guerra del Golfo explicados por especialistas en asuntos
de guerra atrajeron mi atención. En clase utilicé el
discurso de Baker en Ginebra al finalizar la conferencia
con el ministro de exteriores de Irak, respuesta
ciudadana y encuestas de opinión sobre la guerra, etc.
El texto de la noticia se la suministré en un folio. Un año
antes fue la caída del muro de Berlín, etc. Se prestan a
79
practicar la lectura y algunos motivos gramaticales
principalmente el uso del pretérito perfecto.
80
acontecimientos y tratar de escribir la narración de los
hechos en el encerado, aprovechando las sugerencias de
los alumnos.
81
nos permite crear una pequeña estación de televisión que
funcionará durante los recreos.
Conclusión
Las Nuevas Tecnologías proporcionan una gran
ayuda en el desarrollo de nuestras clases. El éxito en su
uso no depende de una persona sino de un trabajo en
colaboración. Solamente así podremos conseguir una
variedad enorme de ejercicios para los distintos niveles.
Cada uno podemos realizar un tipo de ejercicio a la
perfección y pasárselo a un compañero. De este modo,
dispondremos de una gran variedad de material para
nuestras clases. Desde el próximo septiembre comenzará
un grupo de Nuevas Tecnologías aplicadas al idioma
moderno en el CEP. El objetivo es llevar todos los días
algo nuevo para nuestras clases. Muchos profesores nos
han dicho que poseemos materiales que merecen la pena.
Hagamos que valgan para todos los alumnos. ¡Nadie lo
va a creer! El trabajo desarrollado por un profesor
durante un año se puede introducir en un disco de
cincuenta pesetas y se tarda dos minutos en pasarlo a un
compañero. Aprovechando las Nuevas Tecnologías
muchos hemos realizado actividades en clase que hace
unos años eran un sueño y hemos compartido horas de
ilusión con nuestros alumnos. Entre todos podemos crear
un mundo apasionante en nuestras clases.
82
La Universidad de Cantabria estaba elaborando
un programa de ordenador para la enseñanza del Inglés.
Por correo electrónico les mandé unas recomendaciones
para que las tuvieran en cuenta. Les insistía, sobre todo,
que era necesario que el programa informase sobre el
trabajo que había realizado el alumno. En mis programas
yo trataba de controlarlo. Para ello, aparecía una línea por
cada ejercicio con el nombre, fecha, título del ejercicio y
nota que conseguía cada 20 contestaciones. En un folio
sabía lo que habían hecho todos los alumnos. Me daba
cuenta del dominio de los aspectos estudiados y tomaba
decisiones con el fin de insistir en aquellos que no
dominaban.
Cuando me encontré con uno de los
programadores responsables, me dijo que se le había
olvidado incluir este aspecto: Un programa perdido,
porque si no hay control, todos sabemos que, a esa edad,
no funciona. Ellos son grandes programadores y supongo
que lo habrán modificado.
83
Él contestó malhumorado que no querían
cargarse nada. Se notó que le había molestado la palabra,
pero, al día siguiente, vino diciendo que habían pensado
añadir una hora más al Idioma Moderno.
También hay que decir que nos ayudó mucho el
MEC proporcionándonos diferentes medios. A mí me
animó mucho también el apoyo de la Administración al
uso de documentos originales de los Medios de
Comunicación para utilizarlos en clase.
84
El problema del profesorado.
85
la base que alimenta ese fallo que se produce en todo lo
ancho y largo de España. Yo lo repetía al principio de
todas las memorias de final de Curso del Departamento
de Inglés:
“Cada año nos esforzamos para que no ocurra
“este milagro”: ¿Cómo no pueden expresarse oralmente,
ni entender nada después de estar años estudiándolo?”
Yo recuerdo que las letras de las canciones que
usé en mis clases de la película del Violinista en el
Tejado las conseguí ayudado de una profesora inglesa
que venía a casa para prepararme para la oposición. Hoy
en día con sólo poner el título en Google seguido de la
palabra “lyrics” tenemos el texto de cualquier canción.
¡Es una ayuda enorme! Antes, no existía esta posibilidad.
En mi caso, me resultaba difícil conseguir el texto exacto
cuando el “long play” no traía la letra.
Con aquella profesora estuve todo el año
hablando. También me corregía mis redacciones. Si yo
me lanzaba a hablarlo, tenía que conseguir que los
alumnos también lo hicieran. Recuerdo pasar clases
enteras hablando con la profesora particular sin apenas
ninguna corrección. Lo mismo me ocurría con los
alumnos. Si por cualquier circunstancia tenía miedo de
equivocarme, era seguro que me equivocaba.
Todos tenemos unas cualidades y unos defectos.
Por mi parte, como mostré antes, viví acontecimientos
sorprendentes desde los primeros años de estudiante.
Más tarde, de profesor, tenía un impulso de
rebeldía enorme. Cambié hasta el aspecto de la clase
pegando 400 cartones en el techo y las paredes porque el
86
sonido reverberante me era insoportable. Se me veía en la
clase rodeado de mi televisor, vídeo y magnetofón
últimos modelos. Eran mis ayudas inseparables.
Mediante ellos aparecían en mis clases los personajes
más famosos, oían los diálogos mejor pronunciados, etc.
Todos me ayudaban y yo me reservaba la voz para
pequeñas presentaciones, juegos de vocabulario, etc.
88
un fallo propio de quienes hemos aprendido el idioma
estudiando, no viviéndolo en períodos suficientemente
largos en el extranjero.
También tenemos ese purismo insano de no ser
capaces de ayudar a un compañero cuando vemos un
fallo. Yo recuerdo que no me atreví en varias ocasiones.
Una de ellas fue cuando vi a un compañero
escribir los días de la semana con minúscula. Es absurdo
no hacer esa observación, procurando no herir la
autoestima del otro.
Recuerdo que estuve realizando una vez ejercicios
gramaticales de una editorial que trataba de preparar para
la Escuela de Idiomas. Era un cuadernillo de cuarto
curso. Las dudas que tenía las apunté y las consulté en
Alicante con unos vecinos ingleses. No me resolvieron
ninguna. Tenían tantas dudas como yo. En efecto, una
vez pasado tercero de la Escuela de Idiomas, en aquel
momento, ya se había conseguido dominar la gramática.
El querer aumentar los ejercicios llevaba a distinciones
absurdas que muchas veces no son verdad.
Si somos profesores de inglés, normalmente
llevamos muchos años escuchando las noticias en inglés.
Hay que lanzarse a utilizar el idioma aunque, a veces,
tengamos fallos.
Si hemos conseguido la Licenciatura o el titulo
de la Escuela de Idiomas, quiere decir que tenemos una
cierta facilidad de uso. Nos surgirán dudas como ocurre a
todos los profesores. Hay que superarlas. Considerarlas
algo normal porque también las tenemos en nuestro
idioma. Es conveniente seguir expresándose oralmente.
89
Yo reconozco ser algo ingenioso, pero también
atolondrado. En ocasiones he cometido fallos
incomprensibles. En una ocasión en una reunión de
profesores, hablando en inglés, me preguntaron dónde
estaba mi mujer. Yo les dije: “She is in hospital”. Se
había quedado durante toda la noche a acompañar al
enfermo y suprimí el artículo. No fui capaz de
explicarme. Se me fue la mente a otra cosa y quedé fatal
como que no sabía ni eso.
En Peña de Francia, al sur de Salamanca, solía
acompañar a los franceses y les explicaba los detalles de
aquel lugar turístico. Al final, le dije a un matrimonio:
“And maintenant vous pouvez quitter ici” ‘Ahora ya se
pueden marchar de aquí’. Incluso les dije: “¿Quitter est
abandonner?”. ‘¿Quitter es abandonar?’ Llegado a este
momento no les dije que me había confundido, que lo
que yo había querido decir era “rester” ‘quedarse’. Quizá
no me vino a la mente esa palabra en ese momento. ¡Qué
pena no haberles comentado que me había equivocado!
Me ha ocurrido en otras ocasiones. Sé que a otros
también les pasa. Yo lo acepto y simplemente trato de
evitarlo, pero para que no quedes como un ignorante, no
te importe señalar que te has confundido. El rectificar es
de sabios.
El lapsus más grande de mi vida ocurrió en el País
Vasco. Era una asamblea de padres, alumnos y
profesores. Estábamos en los primeros años de la
transición. Allí se hablaba de todo y había continuos
asesinatos de extremistas de izquierda y derecha. Quise
hacer valer mi licenciatura en Filosofía y dije: “Siempre
90
hay razones para todo”. Dejé la frase inacabada y resultó
una barbaridad incomprensible. Lo que quise decir era lo
que solemos decir en Filosofía: “Siempre hay razones
para cualquier cosa, pero no son suficientes”. Razones,
motivos sí, pero no suficientes como para cometer
aquellos horrorosos asesinatos. Debía haber interrumpido
a cualquiera y haber explicado lo que quise decir. La
mente va de una idea a otra y cuanto más creativa es, más
salta de una cosa a otra sin completar la anterior.
Creo tener más entusiasmo por el idioma inglés
que la mayoría, pero no mayores conocimientos. El oír la
BBC casi todos los días me ha dado gran fluidez. Muchos
me han dicho lo cómodos que se sienten al oírme. Si los
espías alemanes, personas medio nativas del inglés, eran
descubiertos como tales por el uso de las preposiciones,
quiere decir que no estamos libres de fallos. Lo
importante es que somos capaces de comunicarnos con
fluidez sobre cualquier tema.
¡Si muchos de nuestros políticos de alto rango
hablaran con dificultad inglés, sería una maravilla! Sin
embargo, los vemos en la televisión sin poderse
comunicar con nadie mirando en todas las direcciones
para disimular. Convenzámonos de que no hay dos
personas que hablen el inglés de la misma manera. Hay
que estudiarlo como instrumento de comunicación.
Cuando, al principio, hablamos el idioma
extranjero, hay días que tenemos más fluidez que otros.
Si tenemos temor a equivocarnos, nos equivocaremos. Lo
mismo que, si tenemos miedo a los alumnos, estos se nos
subirán a las barbas.
91
Hoy en día hay más facilidad para pasarse unas
temporadas en el extranjero. Esto es muy aconsejable
para quienes van a dedicarse a la enseñanza del idioma.
Recuerdo que, en uno de los últimos años de
estudiante, una agencia londinense me mandaba limpiar
hoteles y casas particulares. En una de ellas la señora me
dijo que subiera al tercer piso:
- Then clean the sink ‘limpia el lavabo’
- What’s a sink? ‘¿qué es sink?’ -pregunté.
Había una niña de 7 años que se desternillaba de
risa.
- Don’t laugh at him. Alfonso is learning English
‘No te rías de él. Alfonso está aprendiendo
inglés’.
Lo que quiero expresar con esta anécdota es que,
cuando aprendemos el idioma fuera del país, nos quedan
lagunas de palabras muy simples que no nos han salido ni
en los telediarios de la BBC ni en las novelas. Sin
embargo, somos capaces de expresar cualquier cosa
aunque no conozcamos todas las palabras.
Para crear un dominio oral del idioma hay que
lanzarse a hablarlo. La clase debe ser esencialmente oral,
ayudándose, sobre todo, del vídeo para que a la imagen
sonora acompañe la visual. Los ejercicios de gramática
no deben ocupar toda la clase. Eso sí, hay que repetir
ciertas reglas varias veces. Un día, antes de comenzar la
clase, un alumno dijo en voz alta: “¿Se reduplica? Me
insinuaba que estaban hartos de oír esa regla gramatical.
Cuando los alumnos estén redactando sobre algún
tema y preguntan aspectos concretos, debemos contestar
92
con frases típicamente inglesas, que nos suenen de alguna
lectura que hayamos hecho anteriormente.
Por lo tanto, debemos sentir confianza en
nosotros mismos para crear unas clases en las que se use
continuamente el inglés, apoyándonos en los medios
actuales que traen la vida real a la clase.
Si aplicas los principios de este libro, tus alumnos
te adorarán porque se dan cuenta, como me ocurrió a mí,
que aprenden más en un mes que anteriormente en cinco
años. Busca su colaboración y no te preocupes si los
compañeros de profesión, para justificarse, agrandan en ti
cualquier defecto que ellos mismos tienen.
Hoy en día se está extendiendo el hecho de
profesores que dan su asignatura en inglés. En este caso,
sí que se necesitan buenos libros de texto. Es un
aprendizaje maravilloso del idioma precisamente porque
los alumnos pasan horas oyendo y usando el idioma sin
darse cuenta de que lo están aprendiendo. Todo mi apoyo
para ellos. Tened confianza en vosotros mismos y no os
importe algún fallo que otro. Entre todos tenemos que
conseguir que nuestros alumnos hablen el idioma y lo
escriban.
Los padres de los alumnos.
93
- Me encanta la actitud de su hijo. Se nota que le
duele el suspenso. Estas notas no tienen ninguna
importancia. La importante es al final de curso.
Lo que me entristece es cuando ni el alumno ni
sus padres se preocupan ante los suspensos. El
que haya venido Ud. me alegra -le dije y añadí:
- Además, el examen que hago siempre es de
treinta o cuarenta pequeños aspectos que tiene
que dominar en ese momento. Es bastante
objetivo. Que estudie ahora, atienda en clase. Si
aprende inglés, charla conmigo en cualquier
momento, yo lo apruebo. Es conveniente que al
final de curso consiga la puntuación más alta
posible, no simplemente aprobar. Este suspenso
de ahora no le impide sacar la mejor nota al final.
Noté que se le había pasado toda la fuerza de
choque que traía. Se fue encantada. Había valorado
también algún otro aspecto positivo de su hijo que ahora
no recuerdo.
Hacia el mes de noviembre, solía haber algún
grupito que faltaba a clase. A la segunda falta llamaba
por teléfono a sus padres. Sus respuestas siempre fueron
muy positivas y de agradecimiento. Recuerdo un diálogo
especial:
- Soy el profesor de Inglés de su hijo. Ha faltado a
clase dos días seguidos. Puede que se haya ido
con los compañeros y conviene que lo sepan.
- Muchas gracias por haber llamado.
- Si ocurre otra vez le avisaré.
- No se preocupe que no va a ocurrir.
94
En otra ocasión dejé la comunicación en el
contestador automático. Me vino la madre con la hija y la
tutora. No sé qué expresión usé y pensó que era algo
gravísimo.
- Mi hija es responsable –dijo su madre.
Yo le expliqué que era una práctica que había
usado durante años con muy buen resultado. Me gustaba
que se notara ese avance en el dominio del idioma que se
adquiere con la asistencia a clase. Si se van a la calle, hay
peligros que todos conocemos. Precisamente unos días
antes habían estado unos policías vigilando por la
ventana del Seminario de inglés a unos chicos con moto.
Algo más tarde, se cayó de la moto una chica en la
misma puerta del instituto. Tuvieron que llevarla al
hospital y se descubrió que traía droga.
Si se trabaja con entusiasmo, normalmente los
padres están de parte del profesorado. Los contratiempos
no serán más que pequeños malentendidos.
95
conclusión, decía: “Es una memoria excelente”. Ningún
otro Departamento consiguió tan alta calificación.
Ahora soy Jefe de Departamento por méritos
propios -pensé.
Creo que una de las cosas que más valoró fue la
recogida de información del alumnado y posteriores
modificaciones que yo introducía a partir de ésta.
Charló conmigo y, al hablarle del uso de las
canciones en la clase, me dijo que a él y a algunos
compañeros les habían dado un premio. Le rogué que no
se olvidara de enviarme algunas letras. Nunca se acordó
a pesar de que se lo recordé cuando unas horas después
abrí la puerta del despacho del director y le vi allí
sentado.
Los alumnos ponían cosas increíbles para
animarme. Conservo muchos de aquellos papeles en los
que yo les pedía su opinión. Me encantaba que lo
expresaran por escrito y de forma individual para que no
influyera uno sobre otro.
En los primeros años, recién estrenada la cámara
y el vídeo, me planteé el siguiente dilema: No sé hacer
encuestas. ¿Cómo descubrir lo que piensan de la clase?
Entonces se me ocurrió la siguiente pregunta:
¿Qué harías tú si fueras profesor de Inglés?
Me pareció una pregunta estupenda para saber
qué opinaban de la clase. ¡Qué bien le habría venido a mi
profesor de Francés cuando yo tenía 14 años saber mi
opinión! -pensé.
Elijo tres significativas:
96
-“Si yo fuera profesor de Inglés, haría
muchísimas cosas.
Sería un profesor alegre y divertido, trataría temas
culturales y cómicos por medio del vídeo. Me dedicaría a
los alumnos completamente. En fin, sería un profesor
como Alfonso Palencia”
-“Nos gustan los temas de deportes, cómicos. Hay
que seguir haciendo anuncios.
¡Arriba el ánimo, Míster!”
-“Me parece que lo que hace ahora está muy
bien. No cambiaría las clases de Inglés de ahora”
97
No todo fueron parabienes. Uno de los primeros
años en Santander, la Dirección del Centro decidió hacer
una clase de 17 alumnos. Parecía maravilloso cuando
todas las demás eran de 40. Eran todos, alumnos
problemáticos casi sin excepción. Yo estaba de tutor y
hacía lo que podía. Tengo temperamento alegre y no
estaba dispuesto a entrar en depresión cambiando mi
forma de ser. Además, por experiencia, la clase me
funcionaba peor cuando intentaba ser serio. Todo lo que
hacía era quedarme mirando a quien estaba hablando,
decirle que era un cara por interrumpirnos la clase, etc.
Recuerdo que uno de los alumnos no dejaba dar la clase a
casi nadie. Yo le tenía paralizado porque me quedaba
mirándole y le decía:
- Tú, José, con ponerte rojo crees que lo
solucionas todo.
98
Naturalmente que también había un alumno
estupendo y le parecía mal que yo no fuera más estricto.
Años más tarde lo encontré en la calle y me dijo:
- ¿Todavía sigue de profesor?
Yo le dije que sí y él hizo un gesto que expresaba
exactamente lo que pensaba:
- Pobres alumnos.
Conservo también contestaciones de momentos en
que la clase no funcionaba. Sus juicios negativos me
hacían reaccionar:
“El sistema me parece bien, pero crees que
tenemos más nivel del que en realidad tenemos”
“Explica demasiadas cosas en poco tiempo”
“Va la clase deprisa y podría explicar un poco
más”
“Podría ponerse alguna canción más y bajar un
poco el nivel. Hay mucha gente que no se entera”
99
sido un grupo excelente y las notas que me dieron lo eran
también: Como siempre lo que más valoraban era las
canciones, seguido de episodios de cine, noticias,
anuncios, reportajes, etc. Dos alumnas calificaron todo de
cero.
En la exposición que hice en Madrid lo dije.
Posteriormente, me di cuenta que al introducir ese
aspecto negativo todos los profesores comprendieron que
estaba hablando con plena sinceridad. Eso nos ocurre a
todos –pensarían. En esa edad del alumnado nunca debe
desanimarnos el no conseguir la unanimidad. Además,
había alumnos que se incorporaban al inglés por primera
vez y otros llevaban tres años estudiándolo.
100
nos daba un cuarto de hora de clase. Después, nos
contaba una novela en español: él hacía las voces y los
personajes. Nos encantaba. Yo pensaba: “Si este señor,
que, por cierto, era francés, nos diera clase toda la hora
me tiraba por la ventana. Por lo tanto, voy a buscar la
mayor variedad e interés para que os sintáis a gusto y
aprendáis el idioma”. Recuerdo que pensaba: “¿por qué
este señor no trae un día una bufanda y dice: Esto es una
bufanda en francés? Así aprenderíamos algo, porque no
avanzábamos nada leyendo simplemente un texto”. Y
continuaba:
“A mis 23 años estuve un verano de camarero en
dos hoteles de Torremolinos para practicar el inglés. Lo
conocía porque lo había estudiado con el método Assimil,
un cuarto de hora diario durante mucho tiempo, y,
posteriormente, me sirvió de gran ayuda la audición
diaria de la BBC. Estaba un día, a las seis de la tarde,
cerca del centro de este pueblo, en la carretera principal,
cuando una chica gritó desesperada:
- “¡LEAVE, LEAVE!” ‘¡Vete!’
Yo había leído esa palabra miles de veces, pero
no habría sido capaz de usarla. Desde ese momento era
una palabra con un mundo nuevo. Por lo tanto, quiero
que viváis el idioma”.
Al día siguiente, antes de entrar en la clase les
mostraba el manojo de llaves y les decía : “a bunch of
keys, which is the right key? This is the wrong key. This
one is the right key” ‘Un manojo de llaves, cuál es la
correcta? Esta es la equivocada. Esta es la correcta’.
Daba el golpetazo a la puerta y de nuevo ponía la frase
101
“SLAM the door” hasta que eran ellos mismos los que lo
decían. Introducía otras frases como: “I’m shouting, I’m
speaking very loud” ‘Estoy gritando. Estoy hablando
alto’ Hablaba muy alto. A continuación comenzaba a
susurrar y decía: “I’m whispering”. Después de varios
días eran ellos los que me decían las frases.
Llevaba una bolsa con objetos. Es fantástico lo
que se puede hacer con un trozo de lija.
Yo lo primero que hacía era averiguar si sabían
palabras como “rough, hard, soft, smooth, etc”. Alumnos
avanzados no tenían ni idea siendo conceptos muy
simples. No habían estudiado para comunicarse, sólo
para pasar exámenes.
Profe: “This is a piece of “lija”. In English we call
it sandpaper” ‘Esto es un trozo de lija. En inglés lo
llamamos papel arena’.
Toca la parte áspera y dice: “It’s rough”
Toca la parte lisa y dice: “It’s smooth”
Un alambre para mostrar “straight” que es
derecho o “bent” que es curvo. Simplemente con esto, al
cabo de una semana, se daban cuenta que habían
aprendido algo. Eran capaces de entenderlo y de
repetirlo. Explicaba, a continuación, un aspecto de
gramática que iban a estudiar en los ordenadores, y
pasaba a presentar unas escenas de una película.
Había frases que, como la de la chica de
Torremolinos, se gravaban en la mente para siempre.
Tales como la del que saca una pistola y se la pone detrás
a alguien mientras le dice:
- “DROP THE GUN” ‘Deja caer la pistola’.
102
El comienzo de la clase, lo dedicaba a hacer
pequeños juegos con el vocabulario importante que nos
había salido en las películas: Unas veces era poniendo las
vocales y rayas en las consonantes. Más frecuentemente
haciendo un gesto y describiendo lo que quería que
dijeran. Por ejemplo, lo de la película: “Here is a man
with a gun in his hand. I come from behind, take out my
gun and tell him: DROP THE GUN” ‘Hay un hombre
con una pistola en la mano. Yo vengo por detrás, saco mi
pistola y digo: DEJA CAER LA PISTOLA’.
Simplemente dejar caer un lápiz en la mesa y decir: I’ve
DROPPED the pencil.
Es increíble lo que se puede hacer con un trozo de
liga. Se elige un trozo que no sea muy fuerte porque
podría hacer daño.
Profe: “Hold this end of this elastic ribbon. Hold
it hard. Grab it hard” ‘Agarra este extremo de la cinta
elástica. Agarra fuerte’
“Now, release it. Loosen it” ‘Afloja, suelta’.
Alumno: suelta la cinta.
Profe: “It hurts” ‘Duele’.
El profe pinta con rojo un trozo de dedo y dice:
“You see. There is a wound here. You wounded me.
You are to blame for releasing the ribbon. It’s your fault”
‘Ves aquí hay una herida. Me heriste. Es tu culpa por
soltar la cinta’.
Es increíble que en una simple acción se pueda
usar todo ese vocabulario. Lo importante es que ésto se
repite unas cuantas veces en diferentes días y toda la
clase es capaz de usarlo.
103
El profesor toca la ropa y dice:” It’s soft” ‘blando’
Toca la mesa y dice: “It’s hard” ‘duro’
Se repite tres o cuatro días y todos los alumnos
son capaces de entenderlo y usarlo. Se están dando
cuenta que además de pasarlo bien están haciendo algo
que nunca hacían: Ser capaces de expresar conceptos en
inglés.
Todas estas actividades las hacen muchos
profesores. Se trata de unirnos todos para llevar al éxito a
toda España.
Al trabajar los episodios con la imagen y el
sonido, tenemos un material enorme que ellos han
experimentado. Hay que repetirlo los días siguientes en
otras situaciones o recordando las mismas. Simplemente
poner la letra por la que comienza una palabra y decir
frases cada vez más cercanas al significado con el fin de
que reconozcan lo que estamos recordando. Procuraba
que al principio fuera más difícil y, posteriormente, hacía
más comentarios hasta que resultaba fácil. Ellos siempre
acertaban. Es algo hermoso y artístico. Conforme
repetimos los mismos motivos, cada vez son más los que
contestan bien.
Procuraba ensalzar a quien acertaba, sobre todo, si
era alguien que no era muy brillante. Se crecía y se le
veía progresar enormemente. Todos los motivos que la
clase coreaba eran materia de examen. Piénsese que,
aunque se sepa algo, al salir en el examen no se es capaz
de ponerlo bien si no se ha repetido varias veces. Me lo
decía una cuidadora de un niño parapléjico que me pidió
permiso para estar en clases para aprender inglés:
104
- Sé las cosas y al verlas en el examen no soy
capaz de hacerlo bien.
Siempre he sostenido, como todos a quien he oído
hablar de este tema, que el idioma inglés es el más
simple de los conocidos. Apenas tiene gramática y la que
tiene no solamente se puede enseñar, sino que se debe
enseñar en pequeñas dosis, sin aburrir a la gente. Las
canciones crean mucha alegría y el ver que los alumnos
avanzan en el conocimiento, también, ayuda. Ellos
mismos sienten que progresan.
Disfrutar de la clase.
106
para mejorar aquellos aspectos que me señalaban los
alumnos. De esta manera, al final de curso, sentía
verdaderas ganas de mejorar lo que había hecho el año
anterior.
El problema era que el examen de Selectividad
era escrito. Muchos no valoraban la parte oral que para
mí ha sido siempre la más bonita e interesante. Si
atendemos a los Medios de Comunicación, hoy es lo que
el país aspira a conseguir.
Los últimos años seguí estos planteamientos. Al
final de curso les decía que quien quisiera mejorar nota
viniera a hablar conmigo. Todos querían hablar en inglés.
Era algo impensable en mis primeros años como
profesor.
Ciclos Formativos.
107
Nos hacían inventar libros en vez de enseñarnos a
explotarlos. Al final, hice unas letrillas en la despedida.
Una chica de Burgos me decía que, al cabo de un tiempo,
nadie se acordaría del curso, pero sí de mí. Al año
siguiente, vi el nuevo programa que presentaron para la
preparación de nuevos profesores. Nos habían hecho caso
a todas las críticas del año anterior.
En adelante, me dediqué principalmente a dar
clases a los grupos formativos de Marketing y Comercio.
Usaba un ratito los libros para introducir el vocabulario
específico y enseguida pasaba a algo divertido: Trabajaba
con alguna película bien seleccionada. No pasaban de
cinco las que tenía elegidas. Las grababa con subtítulos
en inglés de una emisora de la parabólica o las compraba
en el quiosco. Cuando acababa la peli, les mandaba
redactar lo que habían visto. Era notorio cómo
progresaban: Las redacciones del principio de curso no se
parecían nada a las del final.
Les pedía información sobre la marcha de la
clase. Un alumno de este nivel me dijo que el trabajar
con una película estaba muy bien, pero que no se podía
parar cuando estaba en lo más interesante. Al cortar
constantemente, producía mucho estrés. Revisando las
opiniones de los alumnos, constato que esto me lo habían
dicho en ocasiones anteriores, pero no les había hecho
caso. Decidí estudiarlas con anterioridad y, después de
conocer bien el vocabulario, ponerlas sin ninguna
interrupción. Al final, siempre había una redacción.
Tenían que hacerla mientras yo estaba presente. Les
ayudaba en aspectos concretos. Se trataba de escribir
108
todo lo que se les ocurriera sobre algún aspecto de la
película durante un cuarto de hora. Lo corregía y notaba
cómo progresaban de un mes a otro. Atendían
extraordinariamente. No respiraban en toda la clase.
Este progreso en las clases era el resultado de
muchos años de trabajo y de escuchar las observaciones
que todos los años me hacían los alumnos hacia la mitad
del curso y al final.
Yo seguía con la obsesión por usar anuncios,
noticias, reportajes, vidas de animales con subtítulos en
inglés, dibujos animados y algunas películas bien
seleccionadas.
Al final de curso, hacía una encuesta sobre la
marcha del curso. Calificaban todos los aspectos.
Después les leía los resultados y todos los comentarios.
Por escrito, una chica me había hecho una
observación que podía tener un matiz negativo:
- Creo que pone notas muy altas.
Yo le contesté en alto en la clase:
- Trabajáis que da gusto. Se nota un gran progreso
entre el principio de curso y el final. Estáis
atentos. Esa es la razón.
Recuerdo que una vez, al final de curso, estaba
redactando las modificaciones que iba a introducir en mis
clases al curso siguiente cuando algo me sorprendió: “¡Si
tengo verdaderas ganas de comenzar otra vez las clases!”
Las vacaciones siempre han sido un largo período para
olvidar todo. Sentía verdaderas ganas de comenzar otra
vez. Quería saber cómo reaccionarían los alumnos al
introducir estos cambios. Fue algo que me ocurrió
109
durante los últimos diez años de enseñanza. Los artículos
sobre la enseñanza en la prensa no dejaban de
sorprenderme. Para mí, la enseñanza era algo fabuloso y
lo que leía era todo negativo.
110
Acabo de ver un libro que sirve para conseguir un
título de inglés: Una maravilla de imágenes perfectas
salpican todas las páginas. Comienza con una audición
excelente de una conversación. Enseguida vienen las
preguntas. Seguramente que el profesor inmediatamente
pregunta para saber si lo ha comprendido la clase. A
continuación ejercicios muy bien realizados. El libro te
está diciendo continuamente: ¡A ver si te enteras! ¡Qué
diferencia con aquel otro libro que desarrollaba una
historia fantástica! Después, se podía hablar de los
momentos que más nos habían impresionado. Ambos
pueden funcionar, pero con el segundo tendrás una clase
que viene a disfrutar oyendo una bella narración,
dispuesta a escribir sobre las múltiples ideas y
sensaciones que le ha producido lo que ha oído. Si el
libro y las actividades no son sumamente atractivas, no se
conseguirá una plena asimilación del idioma. Una
canción o unas bellas imágenes de animales salvajes con
subtítulos en inglés producen gran atractivo. No se
necesita la inmediata pregunta fiscalizadora del profesor.
Apenas te enteras que estás aprendiendo y es cuando más
se progresa.
La consecuencia de la falta de este planteamiento
atractivo es que, en general, no se aprende el idioma
moderno. Los alumnos lo odian y no hacen más que
preparar exámenes. Por si esto fuera poco, viene un
Ministro de Educación hacia el año 1970, de cuyo
nombre no quiero acordarme, y dice que los que saben
hablar es porque sus padres tienen dinero para llevarlos al
extranjero. Decide eliminar en lo sucesivo la prueba oral
111
de los exámenes de Selectividad. Había hundido la
enseñanza del idioma durante muchos años. No se dio
cuenta que ni los Presidentes del Gobierno saben hablar
inglés.
Un día estaba yo en el pasillo de segundo de
bachiller de un instituto. Eran chicos y chicas a punto de
ir a la Universidad. Les pregunté cómo se decía mujeres
en inglés. No hubo nadie capaz de pronunciarlo bien. Al
preguntarles se notaba que todos ellos pensaban en la
palabra escrita. Estos alumnos no saben nada –pensé.
El Departamento de Inglés era el que más
cantidad de suspensos cosechaba en aquel Instituto. Suele
ocurrir que un grado mayor de exigencia comporta un
mayor conocimiento por parte del alumnado. Sin
embargo, el Idioma no es una asignatura como las demás.
Más que favorecer el aprendizaje lo perjudica. Yo, por
experiencia, siempre huí del aprobado general, pero, lo
contrario, me parece igualmente erróneo. Hay un fallo de
raíz en la enseñanza del Idioma Moderno: El considerarlo
como una asignatura de estudio como las demás,
consigue alumnos con sobresaliente en Selectividad que
no son capaces de entender ni hablar nada.
Estoy seguro de que en muchos sitios se están
haciendo las cosas bien. Yo todo lo que pienso lo he
sacado de mi experiencia y de los numerosos cursillos
recibidos de otros profesores. He consultado a muchos
alumnos. Creo que es generalizada la enseñanza desde
que se inician con el inglés, con dos horas a la semana,
con planteamiento casi exclusivamente gramatical. Como
consecuencia, son incapaces de decir nada. Tienen que
112
verlo escrito para entender algo. Lo estudian para
aprobar. Es el coctel ideal para odiar el idioma. Ante este
panorama lanzo el grito de siempre: no podemos
esperar, hay que cambiarlo. Ni un año más en esta
situación
El sistema de dos clases a la semana de una hora
es lo peor que podemos hacer en un idioma moderno.
Conseguiremos el “milagro” actual de unos alumnos que
lo estudian durante años y no son capaces de decir una
palabra. Si conseguimos que un centro siga las directrices
que vamos exponiendo, nos daremos cuenta que lo
aprenden. Los demás seguirán con los suspensos y el
odio a la asignatura más aborrecible del plan de estudios.
113
El concepto del tiempo y el aburrimiento.
114
- Alfonso, ya sé que esperabas sobresaliente, pero
qué van a decir los demás profesores si doy
muchos.
-
115
conseguir algo que les atrajera. Así fui aprendiendo:
haciendo caso a los fallos que ellos señalaban en las
encuestas.
Recuerdo a dos alumnos que se situaban al fondo
de la clase. Notaba que tenían a todos los demás
amedrentados. En mi intento de ganarlos, hice vista
gorda un día que estaban fumando. Después, en una
reunión, algún alumno dijo que yo dejaba fumar en clase.
Todos sabían que era el profesor que más he luchado
contra ello. Fue un intento de ganarlos.
Asistí en Santander, hace tiempo, a una charla del
Ministro de Educación de Navarra hablando de la
disciplina:
- Hay alumnos que van a clase con las pistolas
desenfundadas. Es el caso de aquel que se puso a
orinar delante de la profesora en clase. Son casos
que necesitan una atención especial. Nos han
apoyado todos los partidos políticos en la
solución que hemos dado: Estos alumnos
desarrollan actividades en una granja en las
afueras de la ciudad.
Naturalmente que yo también soy consciente de
estos casos y apruebo la solución arriba expresada. Sin
embargo, no parece haberse extendido esta medida a las
demás Comunidades.
En la adquisición de idiomas no está justificada
ninguna actividad desagradable. Si hemos sido serios al
principio y, para la tercera semana, el alumnado se da
cuenta que progresa, le va a ser muy difícil a un alumno
distorsionar la clase. El interés de los compañeros no se
116
lo permitirá. Con un buen desplante por parte del
profesor será suficiente. En las dos primeras semanas, en
algunas clases, tendrás que cabrearte. Después todo
funcionará. Sorpréndelos a todos diciendo:
- Mañana vamos a dedicar toda la clase a trabajar
con una bella canción. Es la clase más seria de la
semana porque con canciones es como más se
aprenden los idiomas.
Los niños problemáticos, en el 90% de los casos,
no nos portamos mal por placer o porque somos malos
sino porque nos aburrimos, un aburrimiento ciego del que
los mayores ya no se acuerdan. En mi caso había sido
tan atroz que lo tenía siempre presente. Yo siempre
pensaba: Tengo que impedir ese aburrimiento.
117
griterío desagradable, elevado a la enésima potencia por
culpa de las condiciones acústicas.
Comencé a subir la vídeo-cámara al instituto.
Grabamos algunos concursos y representaciones hechos
por los alumnos. Pensábamos que habíamos hecho algo
valioso. No se entendía nada absolutamente.
Los días de frío los alumnos traían abrigos. Los
ponían en unas perchas al fondo de la clase. Me sentía
más a gusto esos días. Me di cuenta que todo funcionaba
mejor. Entonces decidí buscar una solución.
119
horroroso. No se puede hablar con nadie porque basta
con el sonido del oleaje y la respiración de la gente para
que se origine un ruido ensordecedor. Sin embargo, la
del polideportivo de la Albericia en Santander es
fantástica porque se han preocupado de las condiciones
acústicas.
En la Iglesia de la Bien Aparecida de Santander, a
pesar de los numerosos altavoces, apenas se podía
entender la predicación. Pusieron planchas de corcho en
las paredes. Aquello mejoró. Un día se cayó la escayola
del techo. Lo repararon con un techo especial para el
sonido. Ahora se oye de cine.
Un centro ejemplar es el Colegio San José de
Reinosa (Cantabria). No sólo las clases, sino incluso los
pasillos y el hall tienen el techo insonorizado.
Son ejemplos concretos que se pueden
comprobar. El lector tendrá otros muchos.
Si eres profesor y quieres hacer una clase en la
que se viva el idioma, un cuarenta por ciento de tu éxito
dependerá de las condiciones acústicas. Además, el éxito
llama al éxito por lo que el porcentaje será mayor. Quiero
decir que el niño que disfruta de una actividad, al día
siguiente, va a tener una actitud favorable ante la clase.
Solemos decir que los niños gritan. Es verdad. Lo
que no hay derecho es tener que aguantar esos gritos
elevados al cubo porque nadie se preocupó de las
condiciones acústicas.
Cuando hayamos dormido mal o estemos
enfadados por algún acontecimiento de la clase, lo mejor
es subir el tono de la voz y nadie se dará cuenta. Esto es
120
muy importante porque, si tenemos la voz desagradable,
los alumnos no nos van a escuchar.
121
Modelo de clase.
Primera clase
Sorprende a los alumnos desde el principio. Entra
dando un ligero portazo y escribe en la pizarra: “I have
slammed the door”. A continuación, se cae tu cartera al
suelo y les dices: “I’ve lost my wallet”. Después dejas
caer la bolsa donde llevas los libros sobre la mesa y
dices: “I’ve dropped my school bag”. Pregunta: “How
many students are missing?” ‘¿Cuántos estudiantes
faltan?’ o “How many are absent” ‘¿Cuántos están
ausentes?’. Les dices que este año vamos a vivir el
idioma inglés, vamos a usarlo continuamente en
situaciones comunicativas. Das las normas del curso
escritas en inglés y español:
122
Normas Rules
1) El aprendizaje de un idioma 1) Learning a language is very
es muy diferente del de different from all the other
cualquier asignatura. En efecto, subjects of study. In fact, a child
en cuatro meses jugando con playing with other children in
sus compañeros los niños son four months can use any
capaces de usar cualquier language. If he studies it in the
idioma. Estudiándolo como una same way as any other subject,
asignatura, no. he can’t
123
en español, como hago con you would never listen to me
estas normas. ¡Si pudiéramos uttering a word in Spanish.
conseguir que no me oyerais
hablar en español!
124
11) Dada la importancia del 11) The importance of the
inglés en el mundo actual y su English language is paramount.
enorme atractivo, debemos We must study it as a normal
estudiarlo con ilusión como un instrument of communication.
instrumento de comunicación That’s why you should
habitual. Por lo tanto, en approach the teacher and talk to
cualquier momento debemos him in English. He should do
dirigirnos al profesor y éste a likewise. It doesn’t matter if we
los alumnos en inglés, aunque take some help from Spanish.
necesitemos utilizar el español
en algún momento.
Al día siguiente
1.-Sacas un manojo de llaves y dices: “This is a bunch of
keys”. Tratas de abrir la puerta con la llave equivocada y
dices: “This is the wrong key”. Les muestras la verdadera
y preguntas a ver si alguien conoce: “This is the
________ key”. Te sorprenderá, como me pasó a mí, que
no saben decir “right”. Lo han visto escrito, pero no han
estudiado el idioma como algo que hay que utilizar.
2.-Al cerrar la puerta les dices “I’ve _______ the door
(slammed)”. Te sorprenderá que haya uno o dos alumnos
que lo repiten. Solamente después de repetirlo tres o
cuatro veces, responde toda la clase. Haces lo mismo con
“I’ve lost my wallet” y “I’ve dropped my bag”. Es el
momento de acercarse a alguien y susurrar: vis, vis, vis.
Dices a toda la clase: “I’m whispering”. A continuación
125
gritas una frase o una palabra y dices: “Now I’m
shouting. I’m talking in a loud voice. If I whisper
vis,vis,vis I talk in a very low voice” ‘Ahora estoy
gritando, hablando alto, Si yo susurro hablo bajito’.
Es el momento de ponerles algún reportaje
interesante y serio. Yo tenía grabado uno sobre la vía
satélite del Astra. Es una maravilla de sonido y
explicación valiéndose de una enorme profusión de
imágenes. Aunque les hayas dicho que lo vamos a pasar
muy bien en clase, es conveniente que el primer contacto
sea algo serio. Una vez que ya has dado el tono de
seriedad y que se dan cuenta que aprenden, es una
maravilla cómo funciona la clase.
En la tercera clase
1.- Puedes repetir los gestos hasta que todos sepan
contestar. Puedes comenzar hablando en inglés para que
ellos te introduzcan algunas de las palabras más difíciles
del día anterior sobre la vía satélite del Astra.
Ejemplo:
In yesterday’s episode about the Astra Satellite
there was a beautiful word you didn’t know. It meant the
connection between the terrestrial stations and the
satellite ‘En el episodio de ayer sobre el Satélite Astra,
hubo una palabra que nadie sabíais. Significaba la
conexión entre las estaciones terrestres y el satélite. Un
sinónimo de conexión es:’. “A synonym of connection
is…” Pones la letra por la que comienza L. Si nadie
acierta, dices: LINK. Repite lo mismo al día siguiente. A
la tercera vez, contestan casi todos. Para el profesor, es
126
una diversión buscar imaginativamente diferentes
presentaciones cada día.
En adelante, vas a tener multitud de expresiones
que repetir. Conforme avanza el curso no te va a faltar
material para hacer verdaderos juegos artísticos. En las
páginas 100, 101 y 102 tienes ejemplos de dominio de
vocabulario a partir de objetos como un papel de lija, un
alambre o un trozo de liga. Si en un mes dominan ese
vocabulario, notarán un enorme avance y te aceptarán de
una manera que jamás soñaste.
Un día a la semana, hay que dedicarlo a una
canción. Diles desde el principio que esperas que te
traigan las que más les gustan. La letra es muy
importante. Tú les dices que vas a elegir, de entre todas
las canciones de que dispones, las que más suenen. Desde
el principio, hay que decir que el día de la canción es el
más importante porque con canciones se viven las
palabras y es la clase en la que más van a aprender.
Aprovecha las palabras más significativas. La canción en
la que más se disfruta de cada palabra es The Sound of
Silence de Simon and Garfunkel.
La canción de El Lute es una historia fantástica
recreada con la música del conjunto sueco BoneyM. Es
un modelo de letra porque nos cuenta toda una historia
llena de expresiones fantásticas que, además, se refieren
a la historia de nuestro país visto por extranjeros que nos
aprecian.
Shades of Grey por Billy Joel es un tema que les
encantará. Es altamente formativo. Dice que de joven
todo lo vemos blanco o negro, pero en el mundo todo es
127
gris. Por si esto no es suficientemente importante, él
añade:
- Sólo me dan miedo aquellos que lo ven todo
claro.
Puedes seguir estas pautas para el estudio de la
canción:
1.- Escribe en el encerado unas cuantas palabras que
salen en la canción. Haz pequeñas frases en inglés a ver
si aciertan a qué palabra te estás refiriendo. Cuando
conozcan todas, pon la canción completa. Diles que es
necesario que atiendan bien aunque no entiendan en este
momento. Lo importante es que al final de la clase lo
comprendan todo.
2.- Haz preguntas de tipo general: “Is it a sad song or a
happy song? What is it about? Do you like it? Do you
think it is one of the top twenty?” ‘¿Es triste o alegre?
¿De qué trata? ¿Te gusta? ¿Está en los veinte
principales?’.
3.- Trabaja con la letra que les das escrita en un folio.
Tienen que llegar a comprenderla totalmente. Pon la
canción otra vez. Si les encanta, esas frases se repetirán
en su mente hasta en el sueño. Al final, les puedes
sorprender con el vídeo clip.
Enseñaremos la gramática con el ordenador y
pequeñas explicaciones en clase.
Al cabo de tres semanas de clase, los alumnos se
darán cuenta que saben decir cosas, que el inglés no es
una asignatura como las demás. Has creado un mundo de
interacción y comunicación. Ellos están a gusto. Si sigues
así, cuando al año siguiente el profesor tutor lea tu
128
nombre entre el grupo de profesores que les ha tocado,
darán un salto en los asientos. Notarás una gran
aceptación desde la primera clase. Todo se debe a que
supiste sorprenderles desde el principio en el curso
anterior. Los alumnos a esa edad se aburren
terriblemente, pero también saben agradecer con exceso
tus aciertos. Te encumbrarán. Te considerarán el mejor
profesor del instituto. Las personas mayores vemos las
cosas grises como en realidad son Para ellos todo es
blanco o negro –lo decía arriba Billy Joel-. Hay
profesores maravillosos y malísimos. ¿En qué grupo
quieres que te coloquen?
Cuando leas en los periódicos las barbaridades
que ocurren en algunos sitios con relación a la enseñanza,
pensarás que vives en otra galaxia. Te encontrarás con
ellos por la calle y te tratarán con cariño. Cuando no te
hayan visto durante varios años y se encuentren contigo,
notas que les viene a la mente lo bien que se lo pasaron
en tus clases y lo mucho que aprendieron. Sabemos que
tenemos fallos, pero tú para hacer una clase agradable
has sabido apoyarte en ellos, en tu experiencia y en un
derroche de imaginación. Has sabido disfrutar. Cuando
Ronaldinho estaba en el Barcelona y era el mejor jugador
del mundo, alguien comentó que era doblemente valiosa
su actuación porque salía a disfrutar.
129
subtítulos en inglés-, noticias altamente significativas y
polémicas, Tintín, Asterics, etc. Si tú vives el episodio
que vas a presentar, comunicarás ese interés a los
alumnos.
Hay películas que parece que están hechas para
usar con alumnos principiantes y otras para avanzados.
Hay alguna como la primera de La Máscara del Zorro de
Antonio Banderas que valen para casi todos. Trabaja con
subtítulos en inglés. El Primer Caballero es fantástica.
The Pianist, maravillosa. Mother’s children sirve para los
más pequeños.
131
daban cuenta si habían cometido los mismos errores que
en la redacción anterior.
Cuando las iba corrigiendo, cada vez eran más
perfectas. Estoy en el verdadero camino –pensaba. Si
usas el cañón y subtítulos en inglés, notarás un silencio
intenso. Concentración y disfrute es igual a máximo
aprendizaje.
Acabo de ver la película Invictus. ¡Qué montón de
valores humanos! Si al final les preguntas:
- Who won? ‘¿Quién ganó?’
Se acordarán
Si das clase en Cantabria, pregunta el lunes si ha
ganado el Racing.
En septiembre de 2010 no puede faltar la frase.
- Did Spain win the World Cup? ‘¿Ganó España el
Mundial de Fútbol?’
- Yes, Spain won ’Sí, España ganó’.
Recuerdo que suelen tener la imagen escrita y lo
pronuncian mal. Diles que es la misma pronunciación
que “one”. También hay que repetirlo varias veces hasta
que todos lo digan bien. El hecho tiene tanta fuerza
emotiva que puede que, con una vez, se grabe en su
mente para siempre.
A la hora de traer un material u otro a la clase, yo
era partidario de la variedad. Conforme avanzaba el
curso, los alumnos se aficionaban, sobre todo, a las
canciones y las películas. Era su entusiasmo lo que me
hacía buscar material en un sentido o en otro. Yo me
daba cuenta que su atención era total. Disfrutaban a tope.
Yo recordaba aquellos momentos en que yo leía novelas
132
en inglés o francés. Estaba totalmente concentrado en el
argumento y disfrutando de él. Gozaba de la particular
belleza de cada idioma. El aprendizaje era enorme.
Incrementa tu colección de pequeños objetos,
introdúcelos en una bolsa y usa nuevas expresiones con
ellos. No olvides el trozo de liga que comentamos
anteriormente. Las canciones, películas, anuncios, etc. te
proporcionarán una enorme cantidad de vocabulario para
usar en clase. Desfruta de las ocurrencias que te vienen a
la mente para sorprender a los alumnos con alguna
técnica nueva. El descubrirla te producirá a ti tanto placer
como a ellos. Repasa bien el vocabulario. Te darás cuenta
que aquellos alumnos que no eran capaces de decir una
palabra después de años de estudio, son capaces de usar
expresiones y entienden casi todo. Lo más importante es
que ellos se dan cuenta de que nunca soñaron con
aprender tanto en tan poco tiempo. Vas a trabajar mucho
porque tú mismo buscarás cosas nuevas, pero lo vas a
hacer disfrutando hasta final de curso.
No te olvides de sacar algún artilugio de la bolsa
de objetos para machacar todo el vocabulario esencial
hasta que les suene como el español.
Te he hablado de multitud de cosas. En la vida
real te darás cuenta que lo que hay que hacer es seguir
estas directrices. No importa que no hagas todo lo que se
puede hacer. Que no te ocurra lo que les pasa a muchos:
Se pueden hacer tantas cosas que se quedan paralizados.
No hacen nada. No digas, como muchos: “que me enseñe
la Administración”. Tus alumnos te esperan al día
siguiente. Para ellos, una clase aburrida es como para ti
133
cuatro horas esperando en la cola del banco. Además,
ellos no tienen la paciencia de una persona mayor como
tú. A estas alturas del libro sabes que yo quitaba el
magnetofón del coche, que compré un vídeo completo y
lo llevaba a clase, etc. Todo ello compensa.
Al final de curso, diles que pueden mejorar la
nota hablando contigo. Yo lo hice los últimos años que
seguí este sistema. Me quedé sorprendido que todos
querían hablarme. Esto no me había ocurrido antes.
Recuerdo que una alumna no conseguía fluidez a
pesar del esfuerzo y, a pesar de estar hablándome en el
hall del instituto, me dijo:
- Sí que sé hablar, pero me pongo nerviosa.
Cualquier momento es bueno para conocer la
fluidez que ha conseguido un alumno. Cuatro minutos, a
veces, es suficiente.
134
solución a la situación actual teniendo en cuenta todo lo
leído hasta ahora y los aspectos que te señalan los
alumnos. Si has trabajado con ilusión, vas a sorprenderte
de que la mayoría de la clase te aprecia y te orienta en la
solución que has de adoptar. No lances la pregunta a la
clase en general: las contestaciones serán tan falsas como
una votación a mano alzada. El alumno que habla
intentará decir lo que algún compañero líder quiere que
diga y no lo que él piensa. Necesitas la opinión de todos
los alumnos y con una encuesta individual lo consigues.
En mis primeros años en Santander, en el año
1988, noté que una clase no funcionaba. De entre cientos
de papeles que conservo en carpetas voy a elegir unas
cuantas:
“Tenía que ir más despacio en lo referente a los
anuncios, series,… que nos pone en vídeo, ya que me
cuesta entenderlo porque hay mucho vocabulario.
No me gustaría cambiar al libro porque el
método del vídeo es más positivo para aprender el inglés
y, además, es más entretenido”.
“En realidad me gusta este método ya que
escuchar y hablar, a pesar de que me cuesta mucho, son
las únicas maneras que veo de aprender un idioma.
También está bien ver un poco de gramática,
aunque no demasiada, pues de nada sirve que la sepas si
no sabes utilizarla”.
“Quizás, a veces, vamos un poco rápido y me
cuesta entender los anuncios, etc., pero supongo que con
el tiempo mejoraré”
135
“Yo creo que es una clase divertida y dinámica.
No creo que sea necesario usar el libro.
“También creo que podíamos participar más en
clase haciendo comedias o algo así”.
“Me gusta que se repita el programa de TV para
poderlo entender mejor, ver más vídeos musicales.
Repetir más las cosas porque no se entiende
bien”
“A mí me gustaría que la clase fuera de otra
manera porque yo con la televisión no me entero de
nada. Se podría hacer así, pero más despacio”.
“Yo creo que deberíamos ver más vídeos
musicales y seguir con el episodio de humor “Some
mothers do have them” ‘Algunas madres tienen hijos
como estos’”.
“Yo creo que lo mejor es lo que estamos haciendo
pues con la televisión no te aburres y aprendes
bastante”.
“Me gusta la clase como es, pero podía poner
más canciones”.
“Me gustan las clases de inglés cuando tenemos
vídeos para ver: así aprendemos vocabulario y formas
coloquiales. También me gustaría repasar y estudiar más
gramática”.
“Entiendo más cuando vemos algo varias veces.
Más vídeos musicales y canciones”.
“Tendríamos que ir un poco más despacio
cuando explica gramática, porque va tan deprisa que, a
veces, no se puede pillar nada”.
136
“Las canciones se deberían repetir más veces, y
también los textos. Con las canciones se entiende y
aprende mucho mejor”.
“Yo pienso que es una clase muy dinámica. Al
principio estaba un poco asustada porque pensé que no
iba a entender nada, pero, según pasan las clases, voy
entendiendo más.
Clase original y divertida: diferente”.
137
Poseo la opinión de los alumnos medio año
después, el 30 de mayo de 1989. ¿He tenido en cuenta las
críticas anteriores? ¿Sigo cometiendo los mismos
errores? ¿Se quejan los alumnos con la misma intensidad
que al comienzo de curso? Que el lector lo juzgue:
“Yo creo que el sistema en estos momentos es
bueno.
Tal vez se deberían intensificar más las
audiciones tanto musicales como series televisivas
(preferentemente cómicas) pero mi opinión es que está
bien como está”.
“Poner vídeos musicales de Kylie Minogue, Jason
Donovan, Van Halen, David Lee Roth”.
“Yo leería cada día una historia en inglés, y
sacaría personas a que dijeran de qué iba la historia en
español y así te das cuenta del nivel traductor de cada
alumno.
-Cada día sacaría a un alumno diferente.
-También seguiría escuchando canciones como
ahora hacemos”.
“Pienso que teníamos que aprovechar los medios
intelectuales como cintas de vídeo, casetes y cambiarlas
entre los alumnos. Además de no poner exámenes sino el
trabajo día a día”.
“Poner más canciones, sobre todo, de las que
salen mucho en la radio”.
“Más canciones y menos grabaciones de vídeo.
Más programas educativos en los que no se hable
un inglés muy cerrado”.
138
“A mí me gustaría oír canciones, como estamos
haciendo, pero que éstas fueran de grupos más
conocidos”.
“Pondría películas buenas y famosas en inglés”.
“Mejor que escuchar muchas canciones, trabajar
pocas, pero escucharlas más veces, para trabajarlas
mejor, porque sólo oímos ahora cada canción dos veces,
y no nos da tiempo a aprenderlas bien.
Las canciones son la mejor forma de aprender,
mejor que los reportajes hablados, porque aprendemos y
nos gusta a la vez”.
“Si yo fuera profesor, machacaría y machacaría
más las canciones para practicar”.
“De la clase de inglés me gusta:
- Las canciones de moda
- Reportajes en inglés
- Doblajes de capítulos a inglés.
- Chistes en inglés”.
“Más comedias inglesas, documentales de animales,
aunque lo demás está bien”.
“Hacer redacciones continuamente”.
139
Lo que para uno es alimento para otro es veneno.
140
Otro va más lejos: “Ver más películas, pero
seguidas y sin traducir para intentar coger mejor la
idea”.
Es muy normal que se produzcan estas
contradicciones. Además, al tener que decidir sobre una u
otro planteamiento, tenemos una experiencia como
alumnos y como profesores.
141
Usé muchos años la grabación de radio de la BBC
del partido de España-Dinamarca en el mundial de
México. Era de admirar aquel locutor entusiasmado con
aquella élite de jugadores –la quinta de Butragueño- que
tenía que marcar 5 goles y lo consiguió. Yo hacía
aparecer la letra en la pantalla conforme iba hablando el
locutor. Posteriormente, usaba las imágenes de los goles
de TVE y cambiaba el sonido por el de aquel locutor de
la BBC.
En el reportaje de La caída del muro de Berlín al
pasar la frontera húngara dos chicos decían: “We are
free” ‘Somos libres’. Nunca se olvidará esa expresión a
quien la oiga en tal reportaje.
Es conveniente, al final de curso, realizar una
encuesta en la que los alumnos califiquen cada una de las
actividades desarrolladas en clase.
La que presento a continuación, no es la encuesta
perfecta preparada por un grupo de sicólogos. Prueba de
ello es que la pregunta ¿Te enteras de bastante? es nula.
Sin embargo, podemos apreciar ciertas pautas valiosas
parecidas a las de años anteriores: Las calificaciones más
altas son para las canciones; les siguen las películas.
Dentro de cada categoría podemos apreciar grados de
aceptación o rechazo. El libro de texto consigue las
calificaciones más bajas sin llegar a los dictados de cartas
comerciales que seguramente detestan.
Contrariamente a lo que pasaba en otros cursos,
aquí apenas tenemos que hacer rectificaciones. Tampoco
podría haberlas llevado a la práctica porque fue mi último
año. Sin embargo, como profesor tienes que estar abierto
142
a cosas nuevas. Cualquier acontecimiento importante que
ocurra debe ser objeto de grabación. Surgirán canciones
nuevas y entre todas ellas hay una que te entusiasma y
que todo el mundo admira. Yo, en mis primeros años, me
pasaba horas repitiendo las canciones para conseguir la
letra. Hoy sabes que es fácil conseguirlo. Disfruta como
profesor de ese silencio intenso que se produce cuando
toda la clase está disfrutando de una hermosa canción o
una película con subtítulos.
Veamos una de aquellas encuestas que mandé a la
Delegación en las Memorias de final de curso:
Opinión de los alumnos
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147
En octubre de 2009 en un cine fórum en
Santander, presidido por dos sicólogos, éstos comentan
que la locura es algo que se da también en las personas
normales. Ni corto ni perezoso pido el micrófono y digo:
- He leído últimamente que en 1914 nadie pensaba
que se iba a desatar una guerra. Creían que el
asesinato de Sarajevo se solucionaría localmente.
Sin embargo, comenzaron manifestaciones
masivas por todos los países. Aquellas gentes
veían en la guerra la solución de todos los
problemas. Aquello fue una locura masiva e
irracional. Le conté el episodio del sargento.
Ambos sicólogos hablaron. Uno de ellos dijo que
no hay más que mirar al fenómeno del fútbol para ver
que se da esta locura colectiva.
- Además, el sargento le dijo lo que teníamos que
tener todos: Entusiasmo por mejorar las cosas,
por defender los derechos humanos. -Siguió una
larga explicación en este mismo sentido.
148
Diálogos preparados por ellos mismos
149
los alumnos fueran nativos. Para ello, lo que hay que
hacer es lo que aprendimos de los mejores profesores en
los cursillos.
Usad algún curso especialmente preparado para
niños. Mr. Barrett’s Circus de Salvat (hoy agotado) o
algún otro lleno de imaginación y fantasía puede servir.
No conozco el curso, pero me parece una gran idea usar
los personajes de Walt Disney. Repetid los motivos
aprendidos por medio de juegos de palabras,
crucigramas, objetos reales, gestos, etc. Usad la
imaginación y fantasía de profesor a tope. Hay que traer
el mundo real a la clase:
- Seleccionando anuncios fantásticos de
televisiones inglesas.
- Las mejores canciones del momento y las
canciones de siempre con la letra apareciendo en
pantalla al mismo tiempo que se canta.
- Los acontecimientos actuales.
- Los que consideres importantes aunque no tengan
tanta actualidad.
Algo muy importante es trabajar por aquello que
te ilusiona, sin rendirse. Aunque al principio no te
funcione, trabaja en esa actividad que consideras valiosa.
Tenemos tantos medios hoy en día que no sabemos por
dónde empezar y no hacemos nada. Yo comencé
haciendo programas de computadora. Me levanté alguna
vez a las cuatro de la mañana porque se me había
ocurrido una idea importante. Después, funcionó durante
muchas clases. Es conveniente que alguien repase los
textos para evitar equivocaciones. Hoy hay cursos
150
estupendos en el mercado. En las bibliotecas de las
Escuelas de Idiomas tienes varios que puedes probar.
Lánzate a usar alguno de ellos.
151
añadiendo la fecha, título del ejercicio y nota que han
conseguido.
Tendría siempre preparado el DVD para grabar
anuncios estupendos de emisoras extranjeras; sobre todo,
los que tienen que ver con el turismo en España.
En el recreo, elegiría un lugar de paso como el
hall de entrada para unir varias televisiones con el mismo
programa. Pondría noticias del centro con voz en off en
inglés. Yo lo anunciaba con letreros impresionantes.
Cuando se comenzaba a hablar sobre la televisión
privada, hice aparecer, en el hall y los pasillos, mediante
distintas televisiones, este anuncio: “POR PRIMERA
VEZ EN ESPAÑA: TELEVISIÓN PRIVADA”. Si yo lo
pude hacer con el sistema analógico, más fácil será con
digital. Así me funcionó una emisora de TV dentro del
centro. Yo no conseguí que llegara el sonido a las
televisiones alejadas. Lucharía por tener mejores
condiciones acústicas que en el recinto que a mí me tocó
trabajar.
153
- Tenga contacto con el idioma inglés todos los
días.
- Un cuarto de hora cada día. Simplemente, una
pequeña historia, algún episodio de Barrio
Sésamo en inglés, una canción, etc.
- Vivir con una familia inglesa o americana
durante dos veranos es muy aconsejable.
Esa ha sido mi experiencia con mis hijas.
Aprendieron el idioma inglés sin apenas ningún esfuerzo.
Eso sí, todos los días una pequeña historia o una
canción. Así es como funciona el aprendizaje de un
idioma.
Los alumnos que en general consiguen dominar
dos idiomas de una manera tan natural suelen
interesarse por algún otro. Por lo tanto, se consiguen
unos alumnos con unas ventajas enormes a la hora de
acceder al mercado laboral en toda Europa.
Pienso que no se debe demorar ni un año más y
concretarse inmediatamente. Hay numerosos medios
audiovisuales, que pueden ser una gran ayuda para el
profesor a la hora de hacer agradable el momento diario
del idioma inglés.
Si los períodos lectivos son de una hora, es más
difícil mantener la atención, y puede provocar el rechazo
a la asignatura por parte del alumno. Si, por cuestión de
horarios, no es posible llevarlo a la práctica, las clases
no deberían sobrepasar la media hora, pero diaria.
Sería muy positivo dar una asignatura durante
toda la secundaria en inglés
154
“Everyone knows that with languages, the earlier
you start, the easier they are”. Todo el mundo sabe que
las lenguas, cuanto antes se empieza, más fáciles son,
decía Tony Blair, Tomanes Lecture, Oxford University,
December 1999.
El periódico The Guardian comenta: “That
comment by the Prime Minister (Tony Blair) –himself a
fluent French speaker- may have been stating the
blindingly obvious. But it is puzzling that this government
has missed such a big opportunity by waiting until its
second term to come up with a detailed strategy for
teaching modern languages. Artículo: Little Europeans,
www.guardian.co.uk.
Traducción: ‘Este comentario del Primer
Ministro (Tony Blair) –buen conocedor del francés-
puede considerarse totalmente obvio. Pero lo que
desconcierta es que su gobierno no haya aprovechado
esa gran idea y ha esperado hasta su segundo mandato
para presentar una estrategia detallada sobre la
enseñanza de las lenguas modernas’.
Cuando hay idioma autonómico, esto es más
difícil hacerlo, pero en nuestro caso no deberíamos
atrasarlo ni un año más. Al ser períodos lectivos
pequeños, no crean ni problema de profesorado. El
aprendizaje de un idioma tiene muy poco que ver con el
de las demás asignaturas. Según mi experiencia, puedo
asegurar que los alumnos llegarían al bachillerato
entendiendo, hablando el idioma inglés e ilusionados por
profundizar en algo que ya conocen.
Atentamente
155
Alfonso Palencia Gallo (Profesor del IES
Leonardo Torres Quevedo).
En las Memorias del Departamento de Inglés de
los años 1998-99 y 1999-2000 hay un proyecto más
extenso sobre este tema.
NOTA.- No pretende ser más que una sugerencia.
156
impacte. Realizará varias acciones simples, imaginativas
y simpáticas expresando en inglés lo que está haciendo.
A partir de los tres días que haya repetido esas acciones
pedirá que sea la clase la que lo exprese en inglés. Dirá,
en la primera clase: “Este año vamos a vivir el idioma
extranjero”.
157
la clase de inglés como enseñanza de una gramática con
múltiples ejercicios, el odio a la asignatura está
asegurado.
Dado que un cuarto de hora es muy difícil
armonizar con los horarios de los demás profesores,
propongo que sea de media hora el tiempo diario
dedicado al inglés. Habrá que ponerse de acuerdo con el
profesor de Francés. Media hora de inglés y media de
francés. La formación de las frases en el primero es tan
distinta del segundo que no se interfieren absolutamente
nada. Además, se ha descubierto, últimamente, que cada
idioma ocupa una región distinta del cerebro.
158
-Un montón de pequeños objetos para sugerir
distintas acciones. Estas hay que repetirlas hasta que los
alumnos las entiendan y las usen, incluso que las digan a
coro.
-Trabajar con algún anuncio sorprendente de
televisiones inglesas, a ser posible, que contenga gran
valor lingüístico y humano. Trabajar con él durante diez
minutos.
-Secuencias de películas con subtítulos en inglés.
Reportajes de vida de animales con imágenes increíbles y
con subtítulos en inglés.
-Conforme vayan aprendiendo, procurar usar
documentos originales de televisiones actuales o de
hechos históricos como la caída del muro de Berlín, la
final del Mundial de Fútbol de 2010, secuestros muy
comentados: Yo tenía uno de una joven que acudió a
Charing Cross Station en Londres a una cita con alguien
que le prometía un gran empleo: ¡Qué imprudencia les
comentaba! También debemos usar acontecimientos
sorprendentes de noticias nacionales grabados de
emisoras inglesas. Aprovechar algo que acaba de ocurrir.
Algunos se enterarán en la clase. Además, podemos sacar
el texto de la noticia y dárselo escrito.
-Uso de pequeñas historietas como la serie
graduada de L.A.HILL, cuentos, etc. Los gestos y las
variaciones de voz son muy importantes para que los
alumnos vivan la historia. Si no se consigue, se cambia a
otra actividad con imágenes. Hay grabaciones fantásticas.
-No hay que descartar el elegir algún libro de
texto que entusiasme al profesor y a los alumnos. Yo tuve
159
uno que desarrollaba una historia fantástica a través de
todas las lecciones. ¡Cuidado con planteamientos
tradicionalmente aburridos!
-Una tercera parte de la actividad de clase se
debería realizar con una canción; sobre todo en los
primeros años. Elige las más interesantes del momento
atendiendo sobre todo a la letra. Pedid a los alumnos que
os aporten material y elegid. No olvidad la canción: If
you are happy and you know it clap your hands…’Si eres
feliz y lo sabes, aplaude’. Funciona muy bien en fecha
cercana a la Navidad. Green Fields ‘Verdes Praderas’ es
otro ejemplo en esa época.
-Las canciones de artistas del momento son
difíciles de cantar, pero se puede disfrutar oyéndolas.
Elegir el vocabulario para crear juegos de palabras: tratar
de adivinar las palabras a partir de frases imaginativas
que haya preparado el profesor, etc. Fijarse bien en algún
alumno que normalmente no acierta, pero ese día ha
destacado. Párate y dile que ha sido un acierto
maravilloso. Verás cómo se crece y, en adelante, toma un
interés en la asignatura increíble.
-Realización, por parte de los alumnos, de alguna
escenificación que en inglés llamamos “role-play”. Se
puede ayudar a desarrollar esta actividad poniendo el
mismo profesor una palabra de cada frase de un diálogo
en el encerado, el profesor lo representa dos veces y, a
continuación los alumnos de dos en dos.
-Se puede doblar el sonido, traduciendo al inglés
algún episodio de dibujos animados. Cuando aquel
Pájaro Loco que hemos oído hablar en español comienza
160
a hablar en inglés, se siente una impresión maravillosa.
Hay que vivirlo.
-Se pueden seleccionar episodios de That’s
English.
Las actividades elegidas por el profesor deben ser
las que más le entusiasmen a él mismo; de este modo,
comunicará ese afán a los alumnos.
En efecto, ¿a quién no le entusiasman episodios
de vidas de animales? Salvat tiene una serie producida
por la BBC que es maravillosa. Está en muchas
Bibliotecas. Tiene subtítulos en inglés. Hay historietas
fantásticas. Hay anuncios maravillosos.
-Los últimos años antes de ir a la Universidad, sin
olvidar el trabajo sobre canciones, se usarán casi
exclusivamente películas, bien seleccionadas, con
subtítulos en inglés, artículos de periódicos y se
realizarán redacciones. Se harán explicaciones de
gramática puntuales.
-La gramática se puede aprender a partir de algún
programa de ordenador y de aspectos concretos dados en
clase cuando se necesite para comprender el texto.
161
basadas en nuestra visión de la enseñanza y las
sugerencias de los alumnos.
162
Pegué 400 cartones. Allí podía dar clase.
Conclusión:
164
del alumnado, estando continuamente en diálogo con la
clase.
Si aún no te convence te contaré una historia:
Recuerdo que un día pensé que tenía que inventar
una alarma. La puerta de casa no era blindada y el coche
era muy importante para mí porque vivía en Santander y
trabajaba en Bilbao en aquel momento. Puse la alarma en
el coche. Ésta tenía que tener una parte que se disparara y
otro circuito independiente de éste. De esa manera,
aunque destruyeran el primer circuito, la alarma seguiría
funcionando. Aquella misma tarde que me propuse
diseñarla, quedó concluida.
La instalé en el coche, en la casa y en la clase. En
esta última, para que no me robaran el vídeo que me
habían comprado los padres de los alumnos.
A las doce del mediodía de un sábado, me avisan
a casa que está todo el mundo nervioso en la calle porque
está sonando la bocina del coche. No me había gastado ni
una peseta y, en vez de sirena, utilicé la bocina del coche
que se activaba y nadie sabía cómo pararla. Habían
intentado robarme el coche, pero no lo consiguieron.
A pesar de esto, en el instituto todavía me
llamaban “el hombre de las alarmas”. Decían que se
disparaban solas, que nadie las hacía caso…
Un día vino una prima de visita y salimos,
después de comer, a dar un paseo por el Sardinero.
Alguien armado de una palanqueta forzó la puerta del
portal y se dirigió a la puerta de mi casa. La puerta cedió
a la primera. Una sirena comenzó a sonar a plena
potencia. Se oía dentro y fuera de casa.
165
La vecina toda nerviosa llamó a la policía. En
cinco minutos, estaba en casa. Nadie sabía dónde se
encontraba la sirena. Llamaron a mi cuñado y les dijo la
manera de desactivarla.
En adelante, no me volvieron a llamar el de las
alarmas. Se lo tomaron en serio como creo que hay que
tomarse en serio el sistema de enseñanza que propongo.
Algunos instalaron el mismo sistema en sus casas. No
está patentada, pero funciona. A mí me solucionó el
problema del coche y de la casa. Los ladrones pretendían
robar un completo equipo de vídeo Sony que con cámara
y vídeo de cámara me había costado 450.000 pts. hacia el
año 1984. No se lo llevaron porque funcionó la alarma.
Lo había comprado porque no podía esperar a que la
sociedad se concienciara de lo maravilloso que son estos
medios para el estudio de los idiomas.
Lo mismo que os digo que la alarma funcionó,
también, afirmo que este sistema también es válido. Los
alumnos se maravillarán de saber un idioma que no han
estudiado como las demás asignaturas. Es parecida
sensación a la que sentimos cuando vemos hablar español
a un niño extranjero que lleva nueve meses en España.
No lo ha estudiado, pero lo ha vivido con otros niños.
Ese sistema de enseñanza funcionó con mis hijas.
Yo no me pasaba todo el día hablando en inglés:
Simplemente un pequeño contacto con el idioma todos
los días. ¡TODOS LOS DIAS! Ponlo en práctica y
espera los resultados.
La alternativa es lo que tenemos: un alumnado
que odia el idioma moderno, un profesorado de Inglés
166
con un máximo de suspensos en su asignatura, un país
donde no hablan inglés ni los presidentes de gobierno
pasados, presentes ni quizás futuros.
Eso sí: somos un país increíble. He estado en
contacto con emisoras extranjeras todos estos años. Se
habla más de España que de ningún otro: Desarrollo de
software de calidad, de productos industriales y
comerciales en los sitios más prestigiosos del mundo. The
Economist habló de los “nuevos conquistadores”
refiriéndose a los empresarios españoles. De los tres
tenores que aparecían por todo el mundo en las
Olimpiadas, dos eran españoles. Siempre hay primeras
figuras de Golf, tenis, fútbol, motocross, fórmula uno,
baloncesto, etc. Hay un político que estuvo dos años en
USA y fue muchos años Ministro de Asuntos Exteriores
de Europa.
Por si esto fuera poco, aparece el año 2008: son
españoles quienes ganan el Giro, el Tour, Campeonato de
Europa de Fútbol. Estamos en todas las primeras páginas
de los periódicos y las televisiones. En 2010, además de
recuperar Nadal el primer puesto en tenis, acabamos de
ganar el Mundial de Fútbol.
Parece mentira que estemos hablando de un país
con sólo 45 millones de habitantes.
Hace unos años comentaba a un amigo navarro
que me conoce desde los primeros años en el colegio:
- Yo tengo grandes cualidades, pero también
grandes defectos.
- Tienes razón”, me contestó.
167
Hay una estela de autenticidad, que soluciona el
problema, en todo lo que he expresado. Aprovéchate de
las cualidades, olvida los defectos y sigue mi ejemplo
cuando ante todas las decisiones importantes prevaleció:
NO PUEDO ESPERAR. Los alumnos de este país,
tampoco. No puedo hacer más, pero contad con mi ayuda
en peleon59@gmail.com y en www.alfonsopalencia.com
¡Pronto el presidente del país hablará inglés!
168