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Las instituciones educativas se han ido transformando gracias a los cambios que ha
conllevado la globalización económica y social, lo cual ha tenido como
consecuencia una crisis en la enseñanza tradicional, dando énfasis a la tutoría en
la educación formal. Enseñar ya no sólo es la transmisión de conocimientos, en
donde el profesor aparecía como único poseedor de la información y se establecía
una relación vertical entre el que sabe y el que no sabe (Narro, J. y Arredondo, M.,
2013).
En este trabajo se pretende hacer una revisión de las tutorías como modalidad en
la educación actual en México, que busca que los estudiantes adquieran una
educación integral, más que limitarse a lo cognoscitivo. Durante muchos se ha
hecho énfasis en este aspecto, sin tomar en cuenta que el aprendizaje tiene
diversos componentes, entre ellos, lo que se refiere al aspecto emocional. Si se
toma en cuenta a los alumnos como un todo, el docente conseguirá desarrollar de
manera óptima sus diferentes potencialidades, haciendo de ellos individuos
exitosos.
La educación en México ha sufrido una serie de transformaciones que han
respondido, por un lado, a las demandas internacionales, pues se han puesto en
evidencia los bajos niveles de desempeño de los estudiantes en los diferentes
niveles, a partir de la aplicación de evaluaciones externas. La Secretaría de
Educación Pública en 2007, pone en acción diversos programas y estrategias, cuyo
fin es abatir las problemáticas en materia educativa (Rosas, A., 2011).
Badillo, J. (2007), señala que las instituciones educativas, especialmente las del
nivel superior, tienen retos importantes a enfrentar, a raíz de las innovaciones
educativas y la entrada de las nuevas tecnologías. Entre ellos podemos mencionar:
Toda acción tutorial se considera hasta cierto punto, como una especie de
orientación. Los buenos maestros cumplían con esta función, y sin embargo, es
necesario diferenciar la acción tutorial de la orientación, pues cubren áreas y
contextos particulares. Una acción tutorial es una forma de orientación, pero no
podemos llamar a la orientación, tutoría (Arellano, 2001, en Romo, A., 2011).
Hasta este punto se ha expuesto que el origen de la acción tutorial se origina en el
nivel superior de educación, con los fines ya descritos. Sin embargo, el tema ha
trascendido a los demás niveles educativos. En el nuevo modelo educativo, se
plantea: “la tutoría es el mecanismo mediante el cual se puede acompañar a los
estudiantes y ayudarlos a fortalecer su capacidad socioemocional, cognitiva
y académica durante su trayecto por la educación secundaria” (Aprendizajes Clave,
SEP, 2017, p. 524).
Lo anterior resulta muy relevante, ya que se ha reconocido a las tutorías como una
herramienta capaz de favorecer el desarrollo integral de los alumnos. Los cambios
que han tenido lugar en el paradigma educativo en donde el estudiante se ha
convertido en la parte central del proceso enseñanza aprendizaje, impulsan
positivamente la implementación de estrategias, como las tutorías. De esta manera,
es posible que los docentes tutores sean una pieza fundamental en mejorar la
calidad educativa.
Del mismo modo, se establece que el tutor será un docente cuya personalidad
facilite la empatía y la integración en su grupo. Se espera que genere confianza en
los adolescentes y tenga capacidad de liderazgo. En términos generales, esto sería
lo ideal; sin embargo, la realidad es muy diferente: los grupos son numerosos (al
menos son 35 alumnos), los docentes que se asignan como tutores son elegidos
sin un criterio claro o válido. Las autoridades lo ven como trámite administrativo, de
modo que tampoco se percibe a la tutoría como una herramienta valiosa para
contribuir en la formación de los alumnos.
ASIGNATURA
SEMINARIO DE PEDAGOGÍA 2
DOCTORADO EN EDUCACIÓN