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Los nuevos piratas del Caribe

por BBC

A medida que la economía de Venezuela se derrumba, una marea de ilegalidad se está


extendiendo a la cercana isla de Trinidad.

"Hay unos 50 pescadores en el pueblo que han tenido roces con ellos, ya sea siendo
robados o secuestrados. Nuestra única posibilidad es pescar en la oscuridad, para que no
nos vean, o comprar motores más grandes para poder ir más rápido que ellos".

¿Piratas? ¿En el Caribe? Eso fue hace 300 años, ¿verdad? Antes, cuando los
hombres como Barbanegra y Calicó Jack navegaron estas aguas.

Hasta ahora, el único pirata que había visto en Trinidad era una foto del capitán Henry
Morgan. Y estaba en una botella de ron.

Gerry Padarath gesticula hacia el mar, donde a través de un tramo de agua color lodo se
puede ver otra costa. Es la parte continental de Venezuela, que, en su punto más
cercano, se encuentra a apenas 20 kilómetros de Trinidad.

En tiempos más felices, los transbordadores solían llevar a grupos de turistas


venezolanos a divertirse en Trinidad.

Sin embargo, hoy en día, a medida que Venezuela se desliza más hacia el colapso
económico, sus empobrecidos puertos costeros se han convertido en modernos refugios
para bucaneros.

La mayoría de los piratas fueron otrora pescadores, que se ganaban la vida pescando
atún, pulpos y camarones en las cálidas aguas del Caribe.

Pero bajo el gobierno del expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, la industria


pesquera fue sometida a un programa de nacionalización bien intencionado pero
desastroso, lo que llevó a las empresas a trasladarse al extranjero.

Con el golpe adicional de la hiperinflación, muchos de los pescadores ahora no tienen


trabajo ni manera de alimentar a sus familias. Lo que sí tienen es acceso a botes y
armas ilegales, disponibles en las calles de Venezuela.

Lamentablemente recuerda la crisis de piratería en Somalia hace una década, cuando los
pescadores desempleados tomaron las armas para atacar a los barcos que pasaban.

Pero mientras que los piratas somalíes atacaban a los buques de carga ricos, los
venezolanos tienden a buscar a los pescadores de Trinidad, que no tienen mucho más
que ellos mismos.

Una de esas víctimas fue Candy Edwards, a quien conocí en el pueblo de Icacos, en
cuya playa se alinean largas piraguas de pesca de madera.
Estaba saliendo a pescar con dos amigos cuando un bote de hombres armados con
ametralladoras los atacó.

"Se subieron a bordo y nos ataron", me dijo. "Luego nos llevaron a Venezuela y nos
encerraron en una jaula en algún bosque. Pidieron un rescate de US$35.000 para
liberarnos. La comunidad aquí en Icacos recolectó como pudo y nos liberaron después
de 7 días. Pero quedé tan asustado que no volví al mar durante un año".

Un refugiado venezolano explica que los productos esenciales se han vuelto muy
costosos.

Uno puede escuchar historias como esta a lo largo de la costa suroeste de Trinidad.

Pero no solo los secuestros y robos han preocupado a la gente.

Los piratas también son grandes contrabandistas, que traen a Trinidad la cocaínay
las armas que alimentan las guerras de pandillas, cada vez más letales en la isla.

De Trinidad se llevan botes llenos de pañales, arroz, aceite de cocina y otros


elementos básicos, todos ahora escasean en Venezuela.

Es cierto que el problema de las pandillas no es nuevo: ha estado aquejando a la isla


durante casi dos décadas y, a menos que se desvíe hacia los barrios marginales de la
capital, Puerto España, es poco probable que lo notes.

Pero entre más grande sea la ola de anarquía proveniente de Venezuela, es probable que
empeore.

Venezuela alguna vez tuvo su propia y floreciente industria pesquera. Aquí, pescadores

Por otra parte, no todos los pescadores trinitarios son víctimas totalmente inocentes.

Al preguntar acerca de un secuestro de piratas, que había ocurrido unos días


antes, me encontré con miradas claramente nerviosas.

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