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Ensayo de Las venas abiertas de América Latina, del autor Eduardo

Galeano.

¿Por qué América latina es cómo es?, ¿por qué existe una diferencia tan marcada
entre tantos países de un mismo continente en relación a Estados Unidos o a los
países de Europa, ¿cuál es el factor determinante que propicia que un país no
pueda desarrollarse tal y como conocemos el concepto hoy en día?, serán pues,
las condiciones geográficas, climáticas, políticas, sociales, religiosas o culturales
las que estancan o hacen prosperar a un país, ¿El cambio verdaderamente estará
en uno como dicen por ahí muchos optimistas?.

En el libro “Las venas abiertas de América latina” nos explica una historia extensa
y bien fundamentada sobre la historia de nuestro continente, y digo bien
fundamentada porque al final del libro pude apreciar cómo eran poco más de 10
páginas completas de puras fuentes bibliográficas, y, muchas de estas fuentes
eran instituciones internacionales de renombre tales como son el Fondo monetario
internacional, La organización de las naciones Unidas, documentos de Cambridge,
entre otros, incluso mientras leía los capítulos siempre era común en cada página
encontrar dos o tres citas textuales, es decir, el libro no saca datos de la manga,
no esta escrito con datos vacíos, lo que nos relata el autor es una investigación
detallada y bien fundamentada, por desgracia quizá, de todo lo que nuestra gente
ha vivido desde aquella “conquista” realizada a finales del siglo XV.

América no fue descubierta, pero al mismo tiempo sí lo fue. No fue descubierta


porque ya había gente que habitaba estas tierras y definitivamente existía el
continente con sus montañas, ríos y lagos; pero sí lo fue sólo en cuanto a la
interpretación de la llegada europea al continente. La manera de narrar el pasado,
los nombres que se usan para definir las cosas, como el caso mismo de
“América”, que se llama así por Amerigo Vespuccio, ha sido controlada por
Europa. Las personas oriundas de estas tierras no fueron respetadas como
sujetos, como personas que se podían autodefinir y que podían contar su propia
versión de la historia (existen algunos ejercicios de recuperación como el hecho
por el doctor Miguel León Portilla en su libro La Visión de los Vencidos).

El término “descubrimiento de América” tiene invariablemente la connotación


colonialista y euro centrista de un hecho, prácticamente es un nombre amigable
para la invasión que fue. Empezando por las lenguas más usadas en el continente
americano, las formas de relacionarse socialmente (nunca hay que olvidar que la
enorme cantidad de riqueza extraída del continente se hizo durante decenas y
decenas de años con trabajo esclavo), la discriminación por el color de la piel y
hasta las formas jurídicas que se usan en los países americanos, muestran la
imposición cultural derivada de la invasión que comenzó a finales del siglo XV.

“Hemos venido a cambiar vuestros sueños por la fe, vuestro oro por tener un dios
y un rey al que seguir”, narra un verso, y cuánta razón tiene el mismo. América no
fue descubierta, fue invadida y saqueada y la historia, que siempre es escrita por
los vencedores, la redactaron los españoles con la sangre de nuestro pueblo, el
autor Eduardo Galeano no escatima en contar la cruda verdad que recibieron los
indígenas que tantos años habían vivido en su propia tierra, gozaban de la riqueza
que su tierra les daba, de los campos verdes y abiertos, de sus propias creencias,
de sus propias costumbres, y que, de un día para otro, se vieron subyugados ante
hombres con avaricias inimaginables para ellos y una sed de sangre que no se
traduciría solo en asesinatos a mano armada, sino algo peor, la esclavitud de su
misma gente para trabajar día y noche sin ninguna recompensa más allá de las
establecidas por una religión impuesta y una corona desconocida.

Las venas abiertas de América latina no es un libro de historia, aunque, por


supuesto, tiene sus historias, sus anécdotas, tiene un grueso y arduo trabajo de
investigación detrás, y definitivamente es un libro que requiere tener la mente
abierta, estar preparado para que te planteen una realidad que incomoda y en
cierta medida indigna. En varias páginas del libro había momentos en donde,
sinceramente, me llegué a frustrar bastante, tenía un sentimiento de impotencia
difícil de explicar, al terminar cada capítulo me quedaba con un sabor amargo que,
en más de una ocasión , me daban ganas de no seguir leyendo el libro, de
terminar con esos sentimientos de dolor y angustia y volver a mi cotidianidad del
día a día, diciéndome a mí mismo que así siempre ha sido y no hay nada que
hacer al respecto, que es la vida que nos tocó y ni modo, que lo importante es
que uno tiene comida y techo, y lo demás está de sobra. Sin embargo, es esa
visión crítica la que necesitamos en América latina, darnos cuenta, en primera
instancia, de que las cosas están mal, de empezar a abrir los ojos y percatarnos,
quiénes son esos vampiros que succionan hasta la saciedad todos nuestros
recursos y dejan al país en la miseria absoluta.

El libro hace referencia a muchas empresas norteamericanas, y algo que me llamó


bastante la atención es como al autor no le tiembla la mano en poner claramente
en sus líneas el nombre de dichas empresas, expone por ejemplo a la Standard
Oil, que es una petrolera estadounidense, que siendo hasta irónico, no necesita de
petróleo estadounidense para ser potencia en el sector químico extractivo, pues se
nos plática como sus “relaciones diplomáticas” han conseguido apoderarse de las
extracciones que se realizan en el golfo de México, como esta mueve las piezas
de ajedrez a su conveniencia para dar como resultado comprar barato toda la
materia prima, tratarla y después venderla a un precio elevado e injusto, pero,
como ya sabemos, a la población mexicana no le quedan opciones en cuanto a
comprar gasolina, pues es un gasto necesario para el trabajo de la población, esté
al precio que esté, la gasolina se paga, que sí, nos quejamos a cada gasolinazo, y
con justa razón, pero recordando la historia ( y no muy lejana), el enojo poco a
poco se convierte en resignación, y actualmente vemos con completa normalidad
pagar de 18 a 20 pesos por un litro de gasolina también menciona algunas
industrias alimentarias, que no quiero ahondar mucho en ello porque es la misma
historia que la gasolina, son compañías que llegan, extraen nuestras riqueza, y
hago énfasis en “nuestra”, para después volverla a traer como un producto a
precios elevados, y otra vez, por desgracia, no queda más que pagar el precio o
nos quedamos sin comer. Todo esto se refleja en la calidad de vida que tienen los
ciudadanos en los países de América latina.

El punto que yo considero el más determinante en todo el libro, es aquella que se


refiere como teoría de la dependencia y la manera en que él visualiza la
globalización, pues son términos que aun e nuestros días estamos viviendo y no
terminamos de entender por completo. Estas son son llevadas a cabo, por
supuesto, por los países dominantes. La teoría de la dependencia surge en
América latina en la década de los sesenta, como una respuesta a la teoría del
desarrollo económico impulsada por Walt Whitman Rostov, el cual basa su teoría
que el desarrollo económico está constituido por cinco ciclos: sociedad tradicional,
condiciones previas para el impulso inicial. Despegue, marcha hacia la madurez y
consumo. El cual justifica la política imperialista norteamericana. Galeano ubica a
América en la división internacional del trabajo como la periferia que ha sido
marginada, como la productora por excelencia, ya que gracias a ella Europa
conoció el azúcar, tabaco, arboles tropicales, etc. La teoría de la dependencia
desarrolla la categoría de centro-periferia, el cual el centro estaría relacionado con
la industria y la periferia con la agricultura. La conquista es impulsada por los
estados y por organismos financieros, que ponen por encima de todo la mano del
mercado mundial, es así como se puede ver hoy como él Fondo Monetario
Internacional somete pueblos enteros, desterrando comunidades campesinas,
indígenas y explotando el trabajo de los obreros urbanos.

La atención principal se dedica a los hechos económicos, y se estudia desde el


comercio del oro y el azúcar de los primeros tiempos de la conquista, hasta las
modernas formas de despojo de las materias primas como café, petróleo, cacao
etc. Ello haciendo un brillante estudio de cómo actualmente las economías de los
países emancipados pertenecen del todo (y no ha podido ser de otra manera) a
sus antiguos colonizadores. Por supuesto se estudian concienzudamente las
causas y el desarrollo histórico de estos hechos (el libro cuenta con un amplio
índice analítico). Y si a todo ello sumamos que está escrito con un muy particular
propio del autor que se refleja en cada una de sus páginas, rápido, directo, agudo,
sin artificios, lleno de ejemplos ilustrativos, podremos concluir que estamos ante
una obra maestra, que se lee con vivo interés y sin caer en el menor sopor o
aburrimiento.

Entonces, después de todo lo planteado una y otra vez, queda más que claro
como como la riqueza que hoy posee las clases dominantes, ha sido el producto
del saqueo del pueblo productor, de nuestra gente, y esto ha sido tan vigente,
desde hace ya medio siglo como en nuestra actualidad. El sistema actual se
sostiene en someter territorios, así podemos ver como ejemplo a México el cual
sus pueblos de orígenes mayas, olmecas aztecas, entre muchos otros tenían una
organización, cultura y ciencia muy avanzadas para su época y hoy, nuestro país
sufre la dependencia del imperialismo norte americano. Así mismo el colonialismo
que surge con la mundialización o globalización, el cual entidades multinacionales
o transnacionales han desarrollado la violencia estructural, manteniendo el mismo
sistema colonial, con patrones, tributos y esclavitud.

Las venas de Latinoamérica, por desgracia, aún siguen sangrando.

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