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ACTIVIDAD 1

1. SÍNTESIS DE LOS 4 CAPÍTULOS


2. CRÍTICA A LA IGLESIA DESDE UNA PERSPECTIVA PROFÉTICA

Juan A. Levill Llaipén


I. Para esta primera actividad debes leer el texto “Introducción a los libros
proféticos e Isaías”, luego desarrolla una síntesis acerca de los cuatro capítulos que
se desarrollan en el documento considerando quiénes son estos profetas, cuál es la
fuente de su inspiración, sus métodos, su significado profético/mesiánico  así
cómo  sus implicancias sociales, políticas y religiosas en el contexto de aquella
época. 

CAPÍTULO I
LA REVELACIÓN DIVINA Y LA PROFECÍA

El Antiguo y el Nuevo Testamento


A sido voluntad de Dios dar una manifestación objetiva de su persona hacia la
humanidad.

1. El modo de revelación en el Antiguo Testamento

a) Las obras de Dios y los mensajeros de Dios:


El Diluvio es un ejemplo de que Dios interviene con sus juicios por el beneficio y
corrección de la propia humanidad corrupta, sin embargo el llamamiento de Abraham y la
consiguiente formación del pueblo de Israel y su liberación de Egipto a través del Éxodo,
manifiestan la gracia de Dios frente al hombre. Generalmente estos dos modos de
comunicación no se separan, ya que es necesario que las gestas históricas tengan una
explicación profética. Las obras y los oráculos son el medio de revelación del Antiguo
Testamento.

b) Profetas en el Antiguo y el Nuevo Testamento:


La revelación del Antiguo Testamento se debía al ejercicio de la función profética,
mientras que la del Nuevo Testamento dependía de la misión de los Apóstoles (los doce y
Pablo).

2. Perspectivas generales de la obra profética

a) Antes de Moisés:
En sentido general, era considerado un profeta todo aquel que podía comunicar algo de
Dios y de sus pensamientos a los hombres, usando su vida, obra y palabras. Algunos
ejemplos de esto son Enoc, el cual las Escrituras nos dicen que caminó con Dios, por lo
que estaba en el secreto de Dios y tenía algo que decir a las generaciones antediluvianas.
También tenemos a Abraham (Gen. 20:7 y Sal. 105:15). Las bendiciones de Isaac y de
Jacob son profecías que predicen eventos futuros (Gen. 27:27-29; 39 y 40; 48:20;49:
1-27). Los sueños de José (Gen. 37:5-11) también es la predicción de eventos futuros.

b) Moisés como profeta:


El mismo Moisés que fue caudillo de Israel, arquitecto de su constitución, legislador,
ejerció también el ministerio del profeta en el contexto nacional de manera normativa.

c) Profetas del período de los Jueces:


Los jueces no fueron llamados para aplicar las leyes, sino que fueron los salvadores del
pueblo después de la caída a causa de la idolatría. Por lo general, el profeta denunciaba
el pecado del pueblo.

d) La nueva era de Samuel:


Pedro menciona a Moisés como profeta cuya obra había finalizado en Cristo, pero hace
referencia al profeta Samuel como el modelo de una nueva generación de mensajeros de
Dios (Hech. 3: 24). Se pasa de la teocracia (gobierno directo de Dios, pero administrada
por distintos caudillos) a la monarquía (gobierno por medio de un rey o virrey, a través de
una dinastía). Es el profeta Samuel el llamado para esta transición.

e) La decadencia de las monarquías:


El controvertido y destruido sistema religioso y político de Israel hacen resaltar aún más
los mensajes proféticos de Elías y Eliseo (1 Reyes 17 hasta 2 Reyes 13:20) en compañía
de sus discípulos de la escuela de profetas. En el reino del Norte se propagan estos
mensajes después de la división. En el reino del sur (Judá), independiente de la
inestabilidad, había reyes que pertenecían de la dinástica de David y que fueron
piadosos, pero el pueblo constantemente caía en idolatría. Permanecen también el
Templo, el sacerdocio y los sacrificios.

f) Los profetas del Exilio.


El profeta Jeremías es parte de la historia de la caída de Jerusalén desde adentro,
Ezequiel participa a través de visiones que comunicaba a los exiliados ya que había sido
traslado antes a Babilonia por el rey Joaquín. El mensaje profético se enfocaba en
denunciar el pecado de Judá, anunciar los juicios que vienen como consecuencia de su
desvío, traer esperanza a través de las promesas de una ciudad y un Templo renovados
en los últimos tiempos por una obra especial de la gracia de Dios. Se caracteriza tambien
este tiempo por los escritos proféticos llenos simbolismo que hablan sobre el futuro de la
nación, muy similar a las profecías apocalípticas del Nuevo Testamento.

g) Profetas postexílicos:
Los profetas Hageo, Zacarías y Malaquías ministraban a los que volvieron del cautiverio.
Los animaban a volver a edificar al Templo, tarea muy compleja de cumplir. El profeta
Malaquías denunciaba el formalismo en el culto renovado. El grupo que regresó a Judá
era muy pequeño y en condiciones de debilidad y pobreza. La profecía se sigue
enfocando en las denuncias del pecado, sus consecuencias pero tambien una esperanza
en el futuro.

h) El período intertestamentario:
Los cuatrocientos años entre el ministerio de Malaquías y el de Juan el Bautista fueron
muy marcados en la parte política. Los escribas, intérpretes de la Ley, sucesores de
Esdras, llegaron a ser los líderes del pueblo. No hubo voz profética en Judá hasta la
aparición de Juan el Bautista denunciando la corrupción religiosa de la época,
anunciando la pronta manifestación del Mesías.

3. Moisés, arquetipo de los profetas

a) Moisés en la presencia de Dios:


La importancia de Moisés van de la mano con el llamado de Dios y los dones que
derramó sobre él, siendo un instrumento que guió y amonestó al pueblo de Israel. De
manera esencial manifiesta una condición primordial del ministerio profético que es vivir
en la presencia de Dios siendo el vidente que ve más alla de lo lógico y temporal.

b) Moisés como portavoz de Dios:


El profeta Habla en nombre de Dios e interpreta sus propósitos en relación al plan eterno
(Deut. 18:17-19). Moisés habló y sus palabras tienen una doble interpretación y
cumplimiento: el ministerio profético tendría continuidad pero también habría uno que
consumaría todo el proceso profético, hablando del Verbo de vida, Jesucristo, según
como el mismo apóstol Pedro lo afirmó (Hech. 3:23).

c) La profecía en los Salmos:


Existen muchos textos de los Salmos que son reiteradamente tomadas en cuenta en el
Nuevo Testamento, siendo en su gran mayoría proféticas (Ej. Hech. 4:25).

CAPÍTULO II
LOS PROFETAS: SU INSPIRACIÓN Y MÉTODOS

1. Designaciones de los profetas


Desde el punto de vista de Dios, los profetas son sus siervos, encargados de dar a
conocer su voluntad

a) Designaciones hebreas
Los vocablos que expresan la función del profeta en hebreo son los siguientes: nabi,
ro'eh, y hozeh.

• Nabi se traduce como profeta, también se puede expresar como alguien llamado por
Dios y a alguien que llama al pueblo en nombre de Dios.

• Ro'eh, se traduce como vidente (1 Sam. 9 y 10).

• Hozeh se refiere a los profetas que actuaban como consejeros de los reyes,
declarándoles la voluntad de Dios (1 y 2 Crónicas).

Los profetas también cumplían la función de historiadores del reino, siendo importante
considerar la inspiración de estos libros históricos (Ej. 2 Crón. 9:29; 12:15; 1 Crón. 29:29).

2. Los métodos de la profecía

a) El oráculo: predicación pública del profeta hablando en nombre de Dios.

b) Métodos visuales: Uso del método gráfico para dar una mayor claridad de los
términos de la profecía a los oyentes. Se utilizan expresiones concretas y no abstractas,
para facilitar la comprensión del mensaje.

3. La inspiración de los mensajes

Para comprender el origen de los mensajes proféticos, debemos revisar un par de


declaraciones del apóstol Pedro (1 Ped. 1:10-12; 2 Ped. 1:19-21).

a) Revelación e inspiración: Revelar es poner a la vista de los hombres verdades que no


podrían alcanzar por sus propias investigaciones ni por el uso de su raciocinio. Inspirar
hace alusión al aliento de Dios sobre su palabra, utilizando instrumentos humanos para la
transcripción de los textos.

b) La comunicación de los mensajes: Es obra de Dios dar a conocer sus pensamientos


y planes, siendo un proceso sobrenatural dentro de la voluntad de Dios (Ej. Núm. 24:2;
Miqueas 3:8; Joel 2:28 y 29; Zac. 7:12). Un verdadero mensaje profético es obra del
Espíritu Santo a través del instrumento humano.

c) Éxtasis, visiones y sueños: En un estado de éxtasis, el profeta recibía visiones o


transmitía mensajes, sin que interviniera en ello el raciocinio normal, por ejemplo, el
apóstol Pedro (Hech. 10:10-17) o el mismo rey Saúl (1 Sam. 10: 5-11). También podía
darse el caso de encontrarse con falsos profetas que utilizaban diversos métodos
psicológicos para expresar visiones falsas. Al cerrarse el Canon de las Escrituras, ya no
hace falta falta el empleo de métodos que eran precisos durante el período de su
formación (Job 33:15-18; Gen. 37:5-11; Dan. 2).

4. Los profetas falsos

¿Cómo podía el pueblo distinguir entre el mensaje verdadero y el falso? (Ej. 1 Reyes 22).
Algunas señales para detectar dicha falsedad son:

a) El mensaje agradable: El falso profeta busca agradar a sus oyentes con el fin de
sacar un provecho propio (Jer. 28:6; 28:15-17).

b) Las pruebas de una profecía genuina:

a) La verdadera profecía se cumple (Deut. 18:21-22)

b) La verdadera profecía no nos aleja de Dios (Deut. 13: 1- 5)

c) La verdadera profecía debe estar en sintonía con la misma palabra de Dios (Jer. 28:7-9)

Como hijos verdaderos de Dios, tenemos discernimiento espiritual (Juan 7:17; 1 Juan
2:24-27).

5. Predicación y predicción
El profeta era portavoz de Dios para los hombres de su generación

a) Predicación: El profeta hacía las veces de “conciencia” para el pueblo, hablando de


parte de Dios expresando la voluntad del Supremo, llamando al arrepentimiento y al
retorno al pacto.

b) Predicción: No sólo anuncia lo que los hombres debieran hacer en el presente, sino
también lo que Dios hará en el porvenir.
c) La perspectiva profética: Según el Apóstol Pedro, con respecto al Mesías, los
profetas no solo vieron anticipadamente sus padecimientos, si no que también su gloria
(1 Ped. 1:10-12). No había manera que el profeta hubiese podido enterarse del tiempo y
la época del cumplimiento de las profecías mesiánicas.

CAPÍTULO III
EL TEMA MESIÁNICO

1. El tema mesiánico en los profetas


La palabra Mesías proviene del verbo “ungir”. Se traduce por “Cristo” en el Nuevo
Testamento, que también significa “el Ungido”. “Cristo” es el equivalente a “Mesías”.

a) La Simiente de la mujer y el Hijo del Hombre:


Después de la caída de Adán y Eva, se dicta el juicio de parte de Dios sobre el hombre y
la serpiente, pero también extiende esperanza de victoria por medio de la ”Simiente de la
mujer” (Gen. 3:15). El que daría la estocada final al enemigo reuniría los rasgos esenciales
del hombre pero sin pecado (Jesús), siendo necesario primero expiar el pecado a través
del sacrificio de la cruz. En la profecía de Daniel (Dan. 7:13 y 14), nos muestra a uno que,
con Hijo de Hombre, tendría un reino soberano y eterno. Este concepto indicaba su
identificación con el hombre y con la herencia completa de la creación.

b) El Hijo de David y el Reino:


Las promesas hechas a David, un Reino eterno e inconmovible, se cumplirían a través del
Ungido que pertenecía a su dinastía o linaje (Rom. 1:3- 4; Gen. 49:10). En amplios
términos, el Reino de Dios incluye todo ser que se somete a su voluntad, sea celestial o
humano.

c) El Rey-Mesías en los libros proféticos:


El Reino davídico y el del Rey-Mesías es un tema que Dios quería revelar a su pueblo
para otorgarles una esperanza. Se destacan los rasgos de paz, de justicia, de
universalidad, del conocimiento de Jehová, del cual se habla en los Salmos. De Isaías 42
en adelante, se entrelaza la figura del Rey triunfante con la del Siervo de Jehová, para
cumplir su obra de redención. Jeremías habla sobre el “Retoño o Vástago”, haciendo
referencia a que el pacto con David no sería destruido a pesar de que los tiempos pasen,
sino que sería renovado en la persona de Jesús.

2. El Mesías como «Siervo de Jehová»

a) Israel, como siervo de Jehová:


Dios escoge al pueblo de Israel, no por la grandeza y poder de éste, sino para usarle
como instrumento de bendición para todas las naciones y como guardián de la Palabra
de Dios en medio de las naciones idólatras y paganas. A pesar de todo esto, siempre la
nación judía regresaba a la idolatría en diferentes tiempos. Por lo tanto, es necesario la
intervención del Mesías para reparar todas las fallas del hombre y hacer posible la
salvación, no solo para Israel, sino para toda la humanidad.

b) Israel, el siervo ciego y mudo:


Así como las Escrituras hablan del Mesías como el “siervo de Dios”, tambien se utiliza
este título para el pueblo de Israel y para otros personajes de los libros proféticos como
el rey Ciro. Es por eso que para realizar una correcta interpretación de los textos es
necesario ver el contexto en que se analiza el pasaje bíblico (Ej.Isa. 42:18; Rom. 11:12,
23-32).

c) El Siervo que sufre:


El libro del profeta Isaías 53:2-3, anticipa los sufrimientos del Mesías o siervos sufriente.
Quizás Jesús esperaba que sus discípulos entendieran estas profecías, los cuales no
solo serían sufrimientos vicarios, sino que sería hasta la muerte total en expiación por el
pecado del pueblo.

d) El enlace con el Nuevo Testamento:


El tema mesiánico enlaza el Antiguo Testamento con el Nuevo, en el que vemos que el
Padre colocó todas las cosas en las manos de su Hijo, nombrado Mediador y Redentor
desde antes de la fundación del mundo (Juan 13:3; Mat. 11:27; Col. 1:13-20; Heb. 1:1-3).

CAPÍTULO IV
LOS GRANDES TEMAS PROFÉTICOS

1. El ministerio oral y los escritos

a) Los profetas, como predicadores:


Partimos desde la base que no todo el ministerio profético fue escrito. Tenemos parte de
los oráculos proclamados, fruto del trabajo de redacción de personas que trabajaban
sobre los oráculos orales tales como fueron entregados al pueblo en un principio.

b) La parte de los profetas y de sus secretarios:


Tomando como ejemplo a Moisés que escribió los oráculos que recibió de parte de Dios
(Ex. 24:4), podemos concluir que todos los profetas harían lo mismo, pero nos
encontramos que muchos de ellos utilizaron secretarios que les ayudaron en esta tarea.
Jeremías dictaba sus oráculos a su secretario Baruc. Isaías se hallaba rodeado por
discípulos fieles (Isa. 8:16), y Elías y Eliseo tenían una estrecha relación con “los hijos de
los profetas”.

c) La posible parte de discípulos:


Es posible que fuera labor de los discípulos de los profetas la redacción de los oráculos,
cuando vemos que ésta redacción es posterior a la vida del hombre de Dios. No hay
datos suficientes para establecer este medio como un hecho incontrovertible, y sólo
queda como una posibilidad interesante.

2. Los principales temas de los profetas

a) El testimonio de Israel:
El mensaje que los profetas transmitían a la nación de Israel como la voluntad de Dios,
tanto en el reino del norte como en el reino del sur después de la división (920 a. C.), era
de vital importancia para la misión de Israel, que era recibir, guardar y transmitir la
revelación de Dios en medio de un mundo pagano, pese a que los rebeldes de la nación
no querían recibirla. Estas promesas hechas a Abraham, eran un pacto firme por parte de
Dios para con su pueblo, pero el “siervo Israel” no siempre fue fiel a este pacto, por lo
que fue necesario que el “siervo Mesías” llevara a cabo la obra redentora. Toda la nación
no guardaba una misma espiritualidad, ya que este hecho no es algo hereditario (Rom.
9:6).

b) Dios y sus atributos:


En el capítulo 40 de Isaías destaca los atributos de Dios tales como Fuente de toda
sabiduría, Creador y Mantenedor de todas las obras materiales, Gobernador de las
naciones, pese a la rebeldía de éstas. Se destacan su santidad como reflejo de su
carácter. Los títulos y nombres de Dios revelan mucho de su Persona. Otros nombres que
podemos encontrar en Isaías son: Señor Jehová de los ejércitos, Tu Hacedor, Creador de
todas las cosas, El Santo de Israel, El Fuerte de Israel, la Roca, El Principio y el último. Lo
primordial para el ser humano es aprender más sobre la naturaleza y las obras de Dios, y
las profecías sirven para anticipar la aparición del Verbo de Vida, Jesucristo.

c) La idolatría:
Cualquier cosa que atraiga la adoración del hombre es considerada idolatría. La nación
de Israel, en diversos pasajes de su historia, sucumbió ante las imágenes, rindiendo
adoración a aquellos que Dios aborrecía. El profeta Ezequiel, habla en su visión del
capítulo 8, que incluso ese tipo de idolatría llegó hasta las cámaras del Templo. Con sus
propias manos, el hombre realiza imágenes ante las cuales después se postra. No solo es
una locura, sino que también un crimen. Las consecuencias por dichos actos de
adoración traía destrucción, injusticia, vicios y violencia sobre la nación, trayendo juicios
como la destrucción de Samaria y de Jerusalén, y el destierro en tierras de Babilonia.

d) El resto fiel (remanente):


Al actuar de esta manera infiel hacia Dios, era imposible para el pueblo de Israel
mantener su testimonio en el mundo ni heredar las promesas. Sin embargo siempre
quedaba una minoría de hombres fieles, según la elección de gracia, dentro de la nación
infiel; gente que eran agradables a Dios y alcanzarían un nuevo pacto a través de la cruz
(Jer. 31:31-34). El apóstol Pablo establece este argumento como parte importante de su
predicación (Rom. 11:7).

e) Los israelitas fieles:


Son aquellos que se mantuvieron fieles a Dios en la época de la primera manifestación
del Mesías, de cuyas raíces surge la iglesia, núcleo fiel del cual saldrá el nuevo Israel,
convertido y bendecido, de los últimos tiempos.

f) El Mesías y su Obra:
Existe una relación íntima entre el Mesías y el Remanente. A través de las profecías, el
remanente fiel fue consolado con la esperanza de que Dios intervendría en la historia de
la nación y traería todo río a su cauce nuevamente, siendo el Ungido el que cumpla todo
para que Israel llegué a ser lo que debería ser según el plan de Dios.

g) La vanidad de la religión ceremonial sin la obediencia:


En ciertos episodios de su historia, la rebelión de Judá llegó a tales extremos que el
mismo Templo quedó abandonado (2 Crón. 28:24). Todo dependía de que llegara al trono
algún rey piadoso que estableciera nuevamente el culto a Dios (2 Crón. 29). Era fácil
mantener la forma externa del culto sin necesidad de someterse a la voluntad de Dios.

h) La intervención de Jehová en gracia:


Si bien los profetas denunciaban el pecado de la nación, no dejaban de recordar de que
Dios nunca rompería su pacto y sus promesas para con su pueblo. La llegada de Cristo
es la manifestación suprema de su gracia, ya que éste ha de ser el Siervo de Jehová
tanto para la redención como para la restauración de su pueblo (Jer. 31:35-37).

i) La intervención para la liberación del pueblo y el juicio de los rebeldes:


A pesar de que los profetas advierten al pueblo sobre los juicios de Dios a causa de la
desobediencia, muy a menudo el Señor interviene para su liberación y su bendición.
Todos esperan la restauración plena de Israel, que será cuando Jesucristo aparezca en
gloria siendo, para Israel, el Mesías-Rey.

j) El día de Jehová:
Es el profeta Joel quien más emplea esta designación, aunque tambien aparece en otros
escritos proféticos. Será una manifestación pública de Dios, donde todos los hombres
tendrán que creer y confesar el señorío del Mesías. Comenzará cuando el Cordero abra el
primer sello según Apocalipsis 6, y que llega a su punto culminante cuando el Señor se
manifieste en gloria en Apocalipsis 19, continuando con el Reino milenial de Apocalipsis
20.

k) El Rey y el Reino:
En toda esfera donde la voluntad de Dios prevalece se pede identificar como el “Reino”.
Esto incluye a la iglesia en esta dispensación (Rom. 14:17) y será por los siglos de los
siglos (Efe. 1:10; 5:21; Apoc. 21:1-7). Respecto a los profetas, guarda relación con la
restauración de Israel, siguiendo siempre el siguiente patrón:

• diagnóstico del pecado y del fracaso de Israel

• juicios como consecuencia

• Dios interviene

• la limpieza y restauración de Israel

• la destrucción de los enemigos de Israel

• el establecimiento de un reino universal, regido por el Rey-Mesías a través de Israel y


desde Sión.

l) Israel y las naciones circundantes:


El destino de Israel siempre afectaba a sus vecinos como Egipto, Asiría y Babilonia, ya
que estos intentaban sumar a Palestina en sus dominios. Tambien las naciones pequeñas
que rodeaban la tierra de Canaán: Fenicia, Siria, Amón, Moab, Edón y Filistia eran
afectadas por la suerte de Israel.

3. El valor permanente de los escritos profetices

a) Dios y el hombre:
Desde la eternidad, antes de todo lo creado, Dios había determinado la obra redentora de
la cruz para que se manifestase en la historia humana en su tiempo, por lo que las
normas básicas de las relaciones entre Dios y el hombre no cambian nunca. El Creador
es también el Redentor,

b) Las dispensaciones:
Este propósito guarda relación de como Dios administra su gracia a través de la historia
humana, acercándose a aquellos que mantienen un corazón humilde para ser
bendecidos a través de la obra de Cristo, aun durante las épocas anteriores a su
realización histórica. Es por esto, al ser la redención del hombre un propósito eterno
establecido antes de la misma creación, es que Dios entrega sus promesas a Abraham y
a Israel, pero no las quitó cuando establece la Ley. Es pues la iglesia el medio para
mantener el testimonio de la verdad en el mundo, siendo entregada la totalidad de la
revelación del propósito eterno en la persona de Cristo. A pesar de la primera venida del
Mesías, los escritos proféticos no dejan de ser palabra inspirada por Dios, solo que la
interpretación de dichos escritos proféticos deben ser analizados con detención de
acuerdo a las circunstancias de cada oráculo, ya que fueron entregados en tiempos
diferentes a los nuestros.

II. Como segunda actividad ahora deberás desarrollar una pequeña crítica
enfocada  desde una  perspectiva profética hacia la iglesia actual, considerando  la
actividad desarrollada con anterioridad, así como  tu propia lectura y  comprensión
de lo escrito por el autor. Mínimo tres páginas, más la carátula de presentación.

Una de las características de los profetas del Antiguo Testamento era denunciar el
pecado de la nación, que generalmente se apartaban de la voluntad de Dios. Si nosotros
aplicáramos los mismos términos a la iglesia en la actualidad, deberíamos apuntar a
diversos aspectos de la misma:

a) Inmadurez espiritual: el grueso de la gente que compone las congregaciones


cristianas solamente han cambiado de religión, mas no se ve un proceso de madurez
y crecimiento personal y familiar. Esto se ve reflejado en el poco interés de crecer en
el estudio de las Escrituras y en el poco tiempo que se destina a la oración como
disciplinas espirituales establecidas por Jesús, no solo para mantener una comunión
con Dios, sino para crecer en la fe. Esto no es una practica habitual en la mayoría de
los hogares de los denominados cristianos. Jeremías denuncia que la responsabilidad
de hogares que adoren a Dios era en gran parte de los padres (capt. 7).

b) Entretención v/s propósito: Hoy en día, en su gran mayoría, las iglesias que
explotan en un crecimiento numérico de una manera rápida, no necesariamente son
aquellas que se preocupa en la formación de las personas para ayudarles a
desarrollar una fe sana y madura en Cristo, sino que son aquellas que tienen como
principal característica, generar diversos tipos de eventos que sirven para mantener a
la gente entretenida dentro de los templos, mas no se genera la necesidad en las
personas de cumplir el propósito de Dios en el sentido del evangelizar y alcanzar a los
perdidos. No existe un cuidado por los desvalidos y abandonados, las viudas y
huérfanos y menos del extranjero, sino que se esta volviendo cada vez una religión
marcada por el personalismo y el egoísmo. El matrimonio del profeta Oseas con
Gomer es un recuerdo de que el amor de Dios siempre esta presente a pesar de la
infidelidad del pueblo de Dios.

c) Una conversión manipulada: Se generan diversos tipos de eventos denominados


“encuentros y post encuentros”, llevando a creer que la experiencia de fe y
conocimiento de Dios se reduce a eventos específicos como especie de retiros
espirituales donde cada espacio esta determinado por tratar de producir en los
asistentes un éxtasis emocional que puede llegar a confundir a las personas
pensando que esto es conocer a Dios. Los profetas siempre han establecido que era
necesario un volver a Dios a través del arrepentimiento. Esto nos lleva a conocer a
Dios en nuestro caminar diario, no dependiendo de eventos fortuitos. El profeta Isaías
en su ministerio en Judá, la declara como una viña que debe ser pisoteada (capt. 5)
pero que después será restaurada por Dios (capts. 43 y 52). Cuando las iglesias caen
en este error de hacer pensar a la gente que la única manera de conocer a Dios es a
través de un encuentro, da como resultado cristianos emocionales y débiles en su fe.

d) Analfabetismo bíblico: En su libro “Nuevas formas de poder”, el doctor Yattency


Bonilla denuncia el abuso en que están cayendo muchas personas a través de
iglesias que, lamentablemente, están doctrinalmente muy lejanas de la verdad bíblica,
manipulando los textos para obtener beneficios económicos y de poder sobre las
vidas que llegan a sus puertas. El analfabetismo bíblico es fruto de aquellas iglesias
que buscan cautivar a un cierto sector de los creyentes que buscan soluciones
rápidas y que no demanden el esfuerzo de desarrollar una relación con Dios. La
manipulación espiritual ejercida por los pseudo apóstoles y profetas de la “teología de
la prosperidad” esta siendo apañada por personas que caen en la avaricia y buscan
mensajes que no confronten, sino que ofrezcan lo que su avaricia anhela (2 Pedro
2:3-5).

e) Falta de unidad en el cuerpo de Cristo: Quizás una de la mayores falencias es la


falta de unidad entre los líderes de cada denominación, hasta incluso dentro de las
mismas denominaciones. Cada cual vela por intereses propios y no por la edificación
del Cuerpo de Cristo. En cierta manera es el comportamiento de los falsos profetas
que velaban por su bienestar (Jeremías 23). Dios usó a un hombre como Jeremías
para denunciar tales practicas que no llevaban a unir a la nación en pos de Dios sino
en pos de su propios deseos y la idolatría. Los falsos profetas declaraban oráculos
que no venían del Espíritu de Dios, sino de sus propios razonamientos.

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