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TOMO VII- CAPITULO VI- EL MOVIMIENTO OBRERO - NHA-

JOEL HOROWITZ.

UN PERIODO DE CAMBIOS
Durante los años 30 el movimiento obrero cambió con rapidez, en primer lugar
influye:

• La difusión del fascismo, con un impacto muy fuerte en la Argentina.

• Pérdida de confianza en el modelo liberal, la depresión golpeo fuerte en el


país.

• La intensificación del modelo ISI, caracterizado por aparición de fábricas


grandes con solido capital.
Todo esto tuvo un efecto importante sobre las organizaciones obreras; los sindicatos
“apolítico” de base artesana fueron sustituidos por organizaciones que tenían lazos
con los partidos políticos, que trataban de representar a grupos mayores de
trabajadores. Los problemas para organizar a los obreros de las fábricas llevaron a los
sindicatos a buscar ayuda en el sistema político, este camino de aproximación al
Estado había comenzado a ser transitado en la década de 1920.
El anarcosindicalismo, se habían transformado en la tendencia dominante luego del
declive del anarquismo a partir de 1910. Los sindicatos anarcosindicalistas fueron el
eje del movimiento obrero durante 1917-1921, perdiendo fuerza hacia 1929, su
apoliticismo los ayudo poco en la adaptación a la industrialización creciente.
Los sindicalistas, al menos teóricamente, evitaban la política, y este rechazo y los
roces con los socialistas hicieron que la cooperación con la UCR fuera factible. Los
radicales luego de 1916, deseaban expandir su apoyo popular y buscaron aliados entre
los sindicatos; además, porque su rival político en la Capital era el P. Socialista.
Uno de los caminos ensayados por los radicales para extender el apoyo que le
prestaban los grupos populares, fue auxiliar o tolerar, las huelgas en sectores
estratégicos de la economía, como los ferrocarriles y los puertos.
La actitud del gobierno, la inflación, y las violentas tensiones ideológicas posteriores a
la Revolución Rusa contribuyeron a producir una masiva ola de huelgas que no se
detuvieron con la semana trágica de 1919. Sin embargo, hacia 1921, la ola de huelgas
terminó, y la actividad huelguística se mantendría baja durante la década del 20.
Otro problema fue la existencia de disputas sectoriales. Los sindicalistas demostraban
escasa tolerancia hacia otras ideologías: socialistas, comunistas o anarquistas, lo que
llevo a constantes luchas y rupturas. Pero el problema más grave fue el rechazo de los
sindicalistas a la creación de una organización de los ferroviarios, la Unión
Ferroviaria.

LA UNION FERROVIARIA

Un nuevo tipo de organización sindical había aparecido con la fundación de la Unión

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Ferroviaria en 1922. Su alcance era nacional, pero el poder se encontraba centralizado
y la Comisión Directiva controlaba a las autoridades locales, aunque los limitaban si
querían.
Eran reticentes a hacer colapsar el sistema. Esta estrategia los transformó, en
interlocutores aceptables para las compañías ferroviarias y para el gobierno, que
encontraba más fácil lidiar con el sindicato.
El gobierno de Alvear ayudó a la Unión Ferroviaria dándoles concesiones, como
aumentos de sueldos y mejoras en la calidad de trabajo, los ferroviarios se
transformaron en una elite. La Unión Ferroviaria fue el sindicato más poderoso del
país junto con La fraternidad (maquinistas). Ambos fueron modelo para muchas
organizaciones sindicales, aunque sus éxitos fueron difíciles de repetir ya que pocos
sindicatos podían ofrecer al gobierno lo que garantizaban los ferroviarios.

UN INTENTO DE UNIDAD DE 1928

La oportunidad para que la Unión Ferroviaria actuara como fuerza dominante en el


movimiento obrero llego a causa de una campaña por la unidad hacia 1928, donde
trabajadores gráficos llamó a la unificación del movimiento obrero, y dos de las cuatro
confederaciones sindicales respondieron positivamente: la Confederación Obrera
Argentina y la Unión Sindical Argentina. Los comunistas y los anarquistas
permanecieron fuera de la acción unificadora. Esa campaña para crear la C.G.T
sembró la semilla de futuros problemas:

• Algunos de los líderes socialistas de la Confederación Obrera Argentina


resistían a la idea de unidad.

• Formalmente la CGT no se constituyó hasta después del golpe de septiembre


de 1930.

• La Depresión intensifico todos los antiguos problemas de la clase obrera y de


los sindicatos: desocupación, baja de salarios, malas condiciones laborales,
etc.

• El empleo estatal dejó de ser un refugio seguro.

• Las tensiones ideológicas crecieron, enfrentándose anarquistas y sindicalistas


por cuotas de trabajo en el puerto.

• El débil gobierno de Yrigoyen no podía auxiliar a los trabajadores.

• Los sindicatos eran demasiado débiles y políticamente marginales.

LUEGO DEL GOLPE DE SEPTIEMBRE

Durante el régimen de Uriburu se instauró la ley marcial y el estado de sitio; los


sindicatos anarquistas y comunistas fueron empujados a la clandestinidad y sus líderes
fueron encarcelados, torturados, obligados a exiliarse; se terminaron las huelgas, en

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general, la actividad sindical se hizo difícil luego del 6 de septiembre. En esta
situación un gran número de empresas utilizo la represión para rebajar salarios,
cambiar condiciones laborales y despedir trabajadores, los sindicatos pudieron hacer
poco.

A pesar de la tendencia dominante en el gobierno, veía en la “represión” la mejor


política para seguir con el movimiento obrero, pero existía una segunda tendencia, “la
corporativista”, creían que el papel estatal en las relaciones laborales debía ser
importante, y que los sindicatos tenían un lugar en el proceso, pero siempre
subordinados al Estado. El presidente de la Dirección Nacional del Trabajo, Eduardo
Maglione, fue el que trato de evitar que las firmas sacaran provecho de la situación
política y económica. Pero su poder era muy limitado ya que no contaba con la
cooperación del resto del gobierno ni con los que conducían la policía.
La CGT (controlada por la Unión ferroviaria) se acercó al gobierno, como ya lo hacía
con los radicales, pudo hacer algo pero muy poco.

Los anarquistas, ya declinantes posterior al golpe y durante los años 30 fue una fuerza
marginal. Sobre los comunistas la represión tuvo un impacto menos dramático,
aunque tb. Fueron empujados a la clandestinidad, la existencia de una estructura
partidaria les permitió sobrevivir.

LOS AÑOS INICIALES DEL GOBIERNO DE JUSTO.

Para los sindicatos, la situación mejoro, cuando el General Justo asumió la


presidencia, si bien la situación económica no cambio, la represión se aplacó. Un
problema que persistía era que los empleadores no querían tratar con los sindicatos, lo
que hacía necesaria para los trabajadores la neutralidad del Estado, cuando no su
intervención activa.

Los sindicatos que crecieron, fueron aquellos que tenían conexiones políticas, pues
contaban con una fuerza externa que podía proporcionar ayuda, propaganda, lugares
de reunión y dinero. El gobierno que estaba compuesto por antipersonalistas aprendió
que en ocasiones era más fácil forzar a la patronal a hacer concesiones que enfrentar
las dificultades creadas por las huelgas o la agitación.

Los sindicatos del interior afrontaron dificultades mayores que los de la Capital; las
condiciones económicas fueron todavía peores en las provincias, dado que el fraude
electoral solía ser frecuente en el interior.

La disminución de la represión permitió que en 1932 se produjera una intensa ola


huelguística, lo que casi las tres cuartas partes fueran derrotadas. La respuesta del
gobierno dependía de la posición del sindicato en la estructura económica y de la
filiación política de sus líderes; por ejemplo en 1932:

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• Los comunistas fueron a la huelga con los petroleros, la respuesta del gobierno
fue una represión masiva.

• Cuando los empleados telefónicos lanzaron una huelga contra la Unión


Telefónica (empresa norteamericana) la reacción fue diferente.

El régimen hizo crecer la importancia de los socialistas, mientras los radicales se


abstuvieron de participar, el gobierno necesitaba del P.S para obtener ciertos aires de
legitimidad, y estaban dispuestos a proporcionarles ayuda. Los sindicatos que
lograron un desempeño adecuado en la gestión de Justo tenían conexiones con el P.
Socialista.

• La Federación de Empleados de Comercio, que tenía estrechos lazos con el


P.S, creó en 1932, una confederación nacional de sindicatos del sector con la
intensión de movilizar apoyos para la sanción de leyes laborales. Fueron
aprobadas dos leyes, limitadas a la Capital: una establecía el llamado “sábado
inglés”, fijaba una semana laboral de cinco días y medio. Otra que obligaba a
los comercios a cerrar a las ocho de la noche. Además fue promulgada una
reforma del Código de Comercio, de extensión nacional, que hizo más difícil
los despidos.

• La Unión Obreros Municipales, de predominación socialista, fue otro


sindicato que logro un buen desempeño, lo que contribuyó a ello, fue que el
intendente de bs.as necesitaba de la cooperación del Consejo Deliberante,
donde los socialistas eran mayoría.

El éxito de estos dos sindicatos fue una excepción, la mayoría enfrentaba los
problemas creados por la mala situación económica, por la hostilidad empresarial y la
indiferencia del gobierno.

Aun la organización más fuerte, la Unión Ferroviaria, tuvo serias dificultades. La


depresión golpeo a los ferrocarriles con dureza, de todos modos, los intereses del
sindicato y del gobierno coincidían: el gobierno no quería ver crecer la desocupación,
y tampoco lo deseaban las organizaciones ferroviarias. Así, bajo la presión
gubernamental, las compañías y las organizaciones sindicales elaboraron soluciones
por separado, que efectivamente reducían salarios de manera camuflada y temporaria,
a cambio del fin de los despidos. Este compromiso en el largo plazo residió en el
malestar que las reducciones generaron en las bases de la U.F.

La dirección de la U.F se dividió entre quienes estaban dispuestos a aceptarla y


aquellos que sostenían que ya se habían realizado demasiadas concesiones. Aunque
las fricciones entre los líderes de la U.F habían existido, recién se cristalizaron durante
las disputas en torno a la baja de salarios. Las facciones principales eran dos: los
sindicalistas, y los socialistas; ambos grupos creían que los partidos políticos debían
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mantenerse al margen de los asuntos sindicales.

Otras diferencias, era la rivalidad entre las dos compañías más grandes, los
trabajadores del Ferrocarril Sud, que dominaban el sindicato; y los hombres del
Central Argentino, que no tenían la cuota de poder que les correspondía.

Así, cuando su organización más fuerte atravesaba dificultades, el movimiento obrero


sólo podía esperar que la economía hubiese mejorado, para poder arrancar cierto
poder de los empresarios.

Hacia 1934-1935, la economía urbana comenzó a recuperarse de los efectos de la


depresión, y la política económica favoreció la sustitución de importaciones y la
afluencia de capital extranjero. La coexistencia de pequeños establecimientos con
otros mayores se intensificó. Hacia 1935, estas tendencias dañaron a los sindicalistas,
que tenían su base entre los obreros calificados de establecimientos pequeños. Estaban
perdiendo posiciones tanto en algunas industrias que dejaban de ser artesanales para
introducir maquinaria. Los lazos que habían cultivado con radicales y
antipersonalistas, eran menos importantes, la UCR fuera del poder, podía ofrecer poca
ayuda.

El antipersonalismo (forma parte del gobierno), entendía que necesitaba poco de las
fuerzas obreras, dado que no podía ganar las elecciones en la ciudad de Bs.As. Fuera
de la Capital, la Concordancia solía depender del fraude, por lo tanto no necesitaba
buscar votos.

LA CUESTION DE LA UNIDAD

Dentro del movimiento obrero argentino ha existido un mito que indica que el estado
“natural” del movimiento sindical es el de unidad. Sin embargo, siempre fallaron a
causa de

• Diferencias ideológicas o choques personales.

• Las confederaciones tienen poco para ofrecer a las organizaciones afiliadas.

• Pocos sindicatos tienen alcance nacional y tienden a centrase en Bs.As

• Fuerzas importantes Permanecen fuera de la CGT: los anarquistas y los


comunistas.

Hacia 1934-1935, el problema estaba dentro de la CGT y consistía en la rivalidad

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entre los socialistas y sindicalistas.

• Los Sindicalistas, sostenían que el movimiento obrero debía mantenerse


próximo al gobierno, pero ajeno a la política partidaria.

• Los Socialistas, entendían que debía establecerse una distancia con la


administración y admitían la participación política.

Las rivalidades y las alianzas, la falta de tolerancia, elevó las tensiones a medida que
los socialistas crecían y los sindicalistas se debilitaban. Este cambio de fuerza no se
reflejaba en la estructura del Comité Confederal de la CGT, dado que no se permitía a
la U.F reemplazar a sus representantes en el Comité, por lo que no se traducía el
cambio ocurrido en la composición de la Comisión Directiva del Sindicato.

Ambas facciones creían que el tamaño y desempeño de la U.F les daba el derecho de
dirigir la CGT. Esta pelea por el manejo de la central tuvo lugar a pesar de que su
papel se limitaba a interceder ante el gobierno en favor de huelguistas presos y a
dialogar con la administración en nombre de los sindicatos pequeños.

A fines de 1933, la Junta Ejecutiva de la CGT, se reunió con el Pte. Justo, en la que la
Junta declara las alabanzas por los intentos del gobierno por promover la democracia,
sosteniendo que no existe en la Argentina las condiciones que conduzcan hacia el
fascismo. La alabanza exagerada hacia el gobierno por parte de los sindicalistas no los
favoreció, ya que en los años 30 tenían poco para ofrecer al gobierno, y se estaban
debilitando, y como la política estaba cambiando, era más importante la apariencia de
legitimidad que brindan los socialistas. Estos (socialistas) deseaban ver reconocida su
nueva fuerza en la confederación nacional. Compartían un sentimiento de rechazo a
los sindicalistas y buscaban poner distancia con un gobierno que no era democrático,
ni amistoso hacia los trabajadores. La creación de la CGT sólo había ocultado los
antagonismos existentes entre ambas fuerzas.

En 1935, tuvo lugar una crisis que cambio el aspecto de la confederación. Al crecer
las tenciones se decidió celebrar un congreso que fijaría la estructura de la
organización, los sindicalistas que controlaban la CGT, enviaron delegados hacia el
interior. El objetivo, hacer campaña a favor de los candidatos sindicalistas para las
próximas elecciones internas de la U.F. Los socialistas respondieron con un golpe,
haciéndose del poder en la CGT. La violencia fue mínima, pero el sueño de la unidad
se hizo pedazos. De la cual surgieron dos CGT: CGT Sindicalista, con sede en los
Trabajadores Telefónicos; otra, CGT Socialista, operaba desde la U.F.

Con la U.F apoyando a la CGT socialista, los sindicalistas quedaron marginados.


Hacia 1937, la CGT sindicalistas se convirtió en la Unión Sindical Argentina, de
escasa importancia.

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Los acontecimientos internacionales favorecieron a la CGT socialista. En 1935, el
Comintern comenzó a cambiar su política; los partidos comunistas fueron urgidos a
abandonar la actitud agresiva y sectaria, y a buscar aliados en la izquierda. El Comité
Nacional de Unidad Sindical Clasista se disolvió y los comunistas se incorporaron a la
CGT socialista.

LOS AÑOS INTERMEDIOS.

Hacia mediados de la década de 1930 se produjo un cambio en la naturaleza del


movimiento obrero, por debajo de este, se ubicaba un conjunto de importantes y
amplias transformaciones estructurales:

• La economía urbana se recuperaba

• El proceso de sustitución de importaciones se encontraba avanzado.

• Los trabajadores se muestran más combativos.

• Las huelgas dejan de ser un mecanismo defensivo, para convertirse en


herramientas organizativas

Las huelgas dirigidas por los comunistas se transformaron en movimientos de dos


objetivos:

• Conseguir mejoras para los trabajadores.

• Expandir el sindicato.

Los comunistas percibieron la necesidad de obtener la cooperación de los trabajadores


no calificados y de las mujeres.

En el período posterior a 1935, los sindicatos en los cuales había una fuerte influencia
comunista tuvieron un rápido crecimiento entre los trabajadores (textiles,
metalúrgicos, frigoríficos, de la construcción y en de la madera). Esto reflejaba, al
menos parcialmente, los cambios en la naturaleza de la economía. Varias de esas
organizaciones tenían también alcance nacional, una tendencia que había sido iniciada
por la Federación| de Empleados de Comercio.

La creación y el desarrollo de la Federación Obrera Nacional de la Construcción, en


una industria que había estado dominada por los anarquistas, los comunistas

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desplegaron su acción a través de un sindicato de albañiles creado en febrero de 1935.
No sólo tuvo gran fuerza en casi todas las especialidades en Bs.As, sino que conto con
afiliados en casi todo el país.

¿Por qué los sindicatos con preponderancia comunista consiguieron tales éxitos? Los
comunistas pusieron los recursos de su partido a disposición de los trabajadores;
permitió a sus militantes sindicales realizar contacto dentro de las fábricas y crear
bases de las organizaciones, venciendo el temor de los obreros a perder el trabajo o ir
a la cárcel. También fueron auxiliados por su reconocimiento del papel que las
mujeres tenían en muchas industrias. A diferencia de los socialistas, abordaron los
problemas femeninos dentro de las fábricas, reclamando igual pago por igual trabajo y
haciendo campaña por la enmienda de la ley de maternidad. El sindicato examinaba
asuntos de interés para las mujeres, y el partido se encargó de que ellas tuvieran un
lugar en los ámbitos de toma de decisiones.

El ascenso de los comunistas fue favorecido por el infortunio de los anarquistas y los
sindicalistas que fueron marginados. La ayuda que el PS podía brindar a los sindicatos
declino su importancia con el levantamiento de la abstención de la UCR en 1935.
Luego de las elecciones de 1938 y 1940, el neoconservadurismo había dejado de
necesitar al PS para otorgar legitimidad al sistema.

Tampoco estaba el PS en condiciones de proporcionar el mismo tipo de ayuda


organizativa que los comunistas, ya que muchos dirigentes obreros eran sindicalistas
y en su rechazo a la intromisión de la política en sus organizaciones, prefiriendo
permanecer independientes y limitando, el auxilio que el partido podía darles. Por otra
parte, el PS se debilito en 1936 por un desprendimiento de su ala izquierdista y
juvenil, que fundó el Partido Socialista Obrero, aunque no tuvo impacto en el
movimiento sindical.

Estos procesos tenían lugar en una sociedad en la cual las tensiones se estaban
haciendo fuertes:

• El colapso del consenso liberal que domino el pensamiento de la elite desde la


segunda mitad del siglo XIX

• La búsqueda de nuevas ideologías y formulas políticas con la aparición del


fascismo, la depresión y el ascenso nazi.

• En la izquierda los roces se atenuaron cuando el P. Comunista adopto la


estrategia de Frente Popular.

Si bien no fue creado formalmente por desconfianzas de socialistas y radicales, hizo


posible un espíritu de cooperación, aunque se mantenían las suspicacias, los
adherentes de muchas tendencias ideológicas del movimiento obrero lograron

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colaborar entre sí.

Ese espíritu de solidaridad dentro del movimiento obrero y de la izquierda se vio


fortalecido por la guerra civil española. En el movimiento obrero se manifestó un raro
sentido de unidad, sindicatos y trabajadores abrazaron con fervor la causa de la
Republica.

Ese clima permitió a socialistas y comunistas postergar sus sospechas mutuas y


cooperar dentro de la CGT, favoreciendo el desarrollo de grandes y fuertes sindicatos
en la industria, y su organización.

Los sindicatos comenzaban a ser mayores, su envergadura y sus tácticas hicieron que
tanto los gobiernos como los empresarios se mostraran más favorables a la
negociación.

EL CONFLICTO SE RENUEVA

El clima de cooperación, no duró. La situación política cambio tanto en el mundo


como en la Argentina. La atracción suscitada por el PC se había basado en repudio al
fascismo y en su esfuerzo por crea una coalición que lo bloqueara. Pero esa posición
fue abandonada tras el pacto entre Hitler y Stalin.

El PC abandonó sus intentos de colaboración con el resto de las fuerzas de


centroizquierda, virando de una posición a otra de neutralidad beligerante y
antiimperialista, lo que significa tomar posiciones contra los EE.UU y contra G.B. Los
sindicatos comunistas adoptaron tácticas particularmente agresivas contra firmas de
esos orígenes, y esa política creó problemas con los socialistas que eran pro aliados.

En 1940, Castillo, a cargo de la presidencia, cambio de dirección retornando al fraude


y comenzando un recorte de las libertades civiles, que hizo más difícil la actividad
sindical.

A lo largo de la era del Frente Popular, entre 1935 y 1939, los sindicatos comunistas
habían buscado el auxilio del gobierno; algunas veces lo recibieron. Sin embargo,
Ortiz demostró menos interés que su predecesor en los problemas laborales. El
gobierno de Castillo tenía todavía menos razones para atender al movimiento obrero,
dado que dependía del fraude y era anticomunista. En 1941 corto todo contacto entre
el DNT y las organizaciones obreras de esa ideología. La CGT intento mediar entre
ambos, pero fracaso, debido a la mala relación entre la dirigencia de la CGT y los
comunistas.

La cambiante situación mundial volvió a alterar las relaciones en el movimiento


obrero. La invasión alemana a la URSS, produjo un cambio en las tácticas del PC,

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esta modificación supuso la oposición a los nazis, ahora más popular que la
neutralidad beligerante.

Los comunistas volvieron a insistir en el énfasis de crear alianzas de centro


izquierda. La meta era ahora ganar la guerra, y asegurar que los productos estratégicos
llegaron a los aliados. En ocasiones, el PC puso más empeño en alcanzar estos
objetivos que en obtener beneficios para los trabajadores.

El restablecimiento de la colaboración en el movimiento obrero no era posible. En


ciertas organizaciones, los antagonismos habían ido demasiado lejos. En la U.F hubo
una rebelión en contra de la dirección de Domenech y Luis González, quienes eran
socialistas, sin embargo tenían una visión sindicalista del rol de los partidos en el
movimiento obrero. Dirigían su sindicato con mano dura, lo que sin duda, esta
situación creaba problemas.

Los comunistas pudieron a las bases descontentas porque tuvieron la ayuda de los
radicales. Utilizando el descontento de las bases, y a pesar de las expulsiones, la
intervención de secciones y otras medidas disciplinarias, las dos fuerzas desafiaron al
establishment sindical ferroviario. Estaba claro hacia donde se inclinaba la balanza.
El desafío al control de Domenech se extendió a la CGT.

ANTES DEL PERONISMO

Castillo, en diciembre de 1941, declaró el estado de sitio. El hostigamiento se centró


en los comunistas y en todos los grupos sindicales. Estas restricciones, y las peleas
internas, hicieron difícil que los sindicatos funcionaran normalmente. Las
manifestaciones eran menos frecuentes, cuando lograban reunirse, existía el peligro de
que estallaran altercados entre los grupos internos.

Hacia 1941, el DNT levanto un censo sindical, de acuerdo con sus cálculos, todavía
por entonces la CGT era, la confederación dominante: a ella pertenecían el 75% de los
miembros de sindicatos. A su vez, la existencia de un nuevo tipo de organización
obrera se hacía evidente. Los sindicatos del transporte eran todavía importantes (la
UF- la UT- y la Fraternidad). Pero había grandes sindicatos, que eran de alcance
nacional y agrupaban a obreros industriales, en otras esferas (FONC- CNEC – FO de
la Alimentación – organizaciones textiles – municipales – Estatales).

Sin embargo, la UF todavía dominaba la CGT, y tal predominio molestaba a muchos


dirigentes, contribuyendo a una fuerte oposición dentro de la Confederación. Los
líderes ferroviarios señalaban que la UF era la “columna vertebral” de la CGT, fue
esta actitud la que posibilitó la lucha por el control de la CGT. Comunistas y
radicales no hubieran podidos solos amenazar el control que ejercía la UF en la CGT,
era necesario que se les unieran dirigentes socialistas. Las figuras claves en este
movimiento fueron Francisco Pérez Leiros, jefe de los trabajadores municipales de la
Capital; y su colega de los empleados de comercio, Ángel Borlenghi. Ambos
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cuestionaban el control de los ferroviarios sobre la CGT, se unieron a los ataques
contra el poder establecido, tanto en la CGT como en la UF.

En la CGT el conflicto fue muy fuerte, de un lado se alineaban radicales, comunistas y


los socialistas “políticos”, y del otro, Domenech y los tranviarios. Cuando el Comité
Central se reunió para elegir cargos en marzo de 1943, los que tenían el control,
expulsaron a un miembro de la UCR por votar la lista que postulaba a Pérez Leiros,
suspendiéndose la reunión y remplazando al disidente y en una nueva votación ganó la
lista de Domenech, los perdedores se rehusaron a aceptar la legalidad de la votación,
quedando organizadas dos versiones de la CGT:

• LA CGT número 1, tenía el apoyo de la UF, los tranviarios.

• LA CGT número 2, incluía a las organizaciones obreras comunistas, los


empleados de comercio, municipales y La Fraternidad.
El movimiento obrero era, a comienzos de la década de 1940, mucho más poderoso
que en 1930, ya que su estructura había cambiado, varios sindicatos eran más grandes
y fuertes, actuaban a escala nacional, sin embargo, la sindicalización y las actividades
organizativas habían hecho poco, en la tarea de auxiliar a los trabajadores a enfrentar
la inflación y en mejorar la situación general.
La convicción de que el papel del Estado era crucial en la organización de los obreros
crecía: se estimaba que sólo con el auxilio del gobierno se podría forzar a los
empresarios a hacer concesiones.
Hacia 1943, las dos fuerzas del movimiento sindical reconocían la importancia de la
política, pero diferían en el modo de aproximación a ese mundo.

• LA CGT n°1: deseaba crear algún tipo de partido laborista o de trabajadores,


lo que ocurrió cuando se creó en 1945, el Partido Laborista, aunque la
agrupación perdería su independencia y seria disuelta, eclipsada por la figura
de Perón.

• LA CGT n°2: deseaba establecer, entre los sindicatos y el sistema político,


lazos mucho más estrechos que los existentes, a través de la vinculación con
los partidos de izquierda.

UF: Unión Ferroviaria.


PC: Partido Comunista.
PS: Partido Socialista.
UCR: Unión Cívica Radical.
UT: Unión de Tranviarios.

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FONC: Federación Obrera Nacional de la Construcción
CNEC: Confederación Nacional de Empleados de Comercio.
FOdlA: Federación Obrera de la Alimentación.

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