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HISTORIA DE LA LINGÜÍSTICA
UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
1998
Cemy, Ji í
Título de la versión original checa: D jiny lingvistiky, Editorial Votobia, Olomouc 1996
© 1996, Ji í erný
© 1996, Votobia, Olomouc, República Checa
Diseño de Cubierta: J. Vaclová. Cedida por Editorial Votobia.
GRAMÁTICA GENERATIVA
Y TRAN SFORM ACION AL
tas reglas anteriormente dadas. El conjunto de dichas reglas es, según Chomsky, la
gramática de la lengua respectiva; en la lengua, según él, hay un número limitado tanto
de las reglas como de las unidades léxicas que, sin embargo, hacen posible «generar»
(crear) el número ilimitado de oraciones que correspondan a las necesidades momentáneas
de los hablantes.
Al tratar de formalizar la descripción de la gramática, o sea, describirla con ayuda
de símbolos, Chomsky se esforzó por simplificar en la mayor medida posible dicha
descripción. Por ello introdujo el concepto de «oraciones nucleares» (kemel sentences),
es decir pocas oraciones simples de las cuales se derivaban (generaban) todas las demás
oraciones con la ayuda de las reglas de tranformación. Es justamente por ello que su teoría
se denominó como generativa y transformacional.
Siguiendo las tradiciones americanas, Chomsky pretendió evitar los problemas del
contenido léxico; la primera variante de su teoría, por ello, era puramente formal. Por esta
razón se vio criticado más de una vez y, a mediados de los años sesenta, propuso la
segunda variante, en la que reelaboró su concepción original del componente sintáctico,
profundizó su concepción del componente fonético y, además, incorporó también el
componente semántico (ver ante todo: Aspects of the theory of syntax, 1965; Topics in
the theory of generative grammar, 1966; para la fonética: Noam Chomsky - Morris Halle,
The sound pattern ofEnglish, 1968). La segunda variante rechazó una buena parte de las
afirmaciones contenidas en la primera, del año 1957. No obstante, las dos variantes son
interesantes desde el punto de vista de la lingüística general. En las partes 2 y 3 del
presente capítulo recapitularemos las ideas fundamentales de la primera variante, y en las
partes 4-7 las de la segunda.
En «Estructuras sintácticas», del año 1957, Chomsky criticó dos modernas teorías
de la gramática y propuso una nueva. Ante todo analizó la llamada «gramática de estados
finitos» (finite State grammar) que fue formulada a base de la obra de Shannon y Weaver
«Teoría matemática de la comunicación» (C. Shannon - W. Weaver: The matematical
theory of communication, 1949). Los dos autores ya habían mencionado la posibilidad
de que uno de los modelos propuestos probablemente pudiera servir para formar las
oraciones de la lengua natural. Se trataba del llamado «modelo de Markov» (o también
«proceso de Markov»), según el cual, con ayuda del ordenador, era posible p. ej. crear
todas las unidades de cierto sistema (—> 13.3). Sin embargo, Chomsky llamó la atención
sobre varias deficiencias del modelo, demostrando sobre todo que: a) con el modelo de
Markov sólo podían crearse las unidades de un sistema cerrado, que contuviera un
número finito de unidades, mientras que la lengua natural era capaz de crear un número
ilimitado de oraciones; b) en las lenguas había cierto número de oraciones intercaladas
como un todo en otras oraciones, un fenómeno que tampoco era posible recoger con el
sistema propuesto; c) siguiendo el modelo de Markov, podían crearse incluso algunas
oraciones que no formaban parte de la lengua dada.
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Fig. 62: Algunos conceptos fundamentales del primer período de la gramática generativa y
transformacional (Chomsky, 1957).
gramática, según Chomsky, era más conveniente que la «gramática de estados finitos»,
sobre todo porque tenía carácter recursivo. Esto significaba que cualquier elemento del
árbol podía aparecer nuevamente en su parte inferior (p. ej. uno de los elementos de la
oración S podía ser otra oración S). De esta manera quedaban eliminadas dos de las
principales deficiencias del proceso de Markov: era posible generar un número ilimitado
de oraciones y registrar también los conjuntos intercalados. Chomsky elaboró igualmente
el conjunto de las reglas de transcripción que, con ayuda de ciertos símbolos, analizaban
la llamada estructura de frase (-» fig. 62, III).
Hasta ahora fue posible considerar la teoría de Chomsky como una gramática
generativa. Demostró que era más apropiada que otros tipos de gramática; no obstante,
subrayó que ésta también tenía toda una serie de inconvenientes. Ante todo, el indicador
y la estructura de la frase podían ser, en las oraciones compuestas complicadas, poco claros,
hasta confusos. Además, no eran capaces de registrar las relaciones que había entre las
diversas clases de oraciones, como p. ej. entre las oraciones afirmativas y negativas, las
indicativas e interrogativas, las activas y pasivas, etc. Por estas razones, Chomsky propuso
el tercer tipo de gramática, en que la estructura de la frase se aplicaría solamente a algunas
oraciones llamadas «nucleares» (kemel sentences), mientras que todas las demás oraciones
se considerarían como sus modificaciones, variantes o transformaciones, que serían des¬
critas con ayuda de las llamadas «reglas de transformación». De esta manera, por primera
vez apareció la gramática generativa completada por el componente transformacional.
que deben captar la estructura profunda de la oración y, por otra parte, el conjunto de las
reglas de transformación que deben cambiarla en la estructura superficial. El componente
fonológico, finalmente, debe cambiar la estructura superficial en la forma fonética con¬
creta de la oración.
Hay que hacer constar que es el componente sintáctico el que también en la segunda
variante mantiene su posición central. Chomsky lo elaboró perfectamente, ya que lo
consideró como el único componente creativo (los dos restantes, según él, sólo tienen el
carácter de interpretación). Su elaboración de los componentes semántico y fonológico,
por el contrario, es mucho más vaga y bastante incompleta. Esto quiere decir que Chomsky
ciertamente demostró cómo pasar desde el contenido hacia la forma, pero desgraciada¬
mente describió muy escasamente tanto el propio contenido como la forma concreta.
Antes de dedicamos a su nueva elaboración del componente semántico, nos ocupa¬
remos con más detalle de sus términos de estructura profunda y superficial, que se
encuentran entre los conceptos de singular importancia en su teoría.
otra parte, la distinción mencionada le hace posible criticar las corrientes llamadas
«taxonométricas» de la lingüística contemporánea.
De acuerdo con Chomsky, las corrientes taxonométricas son las que no tratan de
explicar los fenómenos lingüísticos, contentándose con su observación y descripción.
A su modo de ver, estas corrientes no son capaces de ofrecer la descripción semántica de
la oración, justamente por observar y describir solamente la estructura superficial; dicho
en otras palabras: se basan sólo en la forma. Dado que no trabajan con las transforma¬
ciones, no son capaces de llegar al contenido semántico de la oración, ya que el único
camino posible desde la estructura superficial hacia éste consiste en la reconstrucción
retrógrada de todas las transformaciones que fueron aplicadas a la estructura profunda
y cuyo resultado es justamente la estructura superficial. Tal vez no sea necesario subrayar
que Chomsky considera como taxonométricas todas las escuelas y corrientes estruc
turalistas, incluyendo el descriptivismo americano. Es posible decir sin exageración que,
a su parecer, todas las corrientes de la lingüística contemporánea, con la excepción de su
gramática generativa y transformacional, son taxonométricas.
Este tema ha sido motivo de amplias discusiones. Los representantes de varias
corrientes han tratado de demostrar en qué consisten los rasgos positivos de la
taxonometría (taxonométrico = el que enumera y describe los fenómenos), o se han
defendido contra esta denominación aparentemente peyorativa, incluso han tratado de
demostrar que también la teoría de Chomsky era taxonométrica, etc. En lugar de dedi¬
camos a semejantes discusiones, trataremos de evaluar las ventajas y las deficiencias de
la teoría chomskyana sobre la estructura profunda y superficial.
Su principal ventaja consideramos que se halla en su nueva interpretación de la
lengua, sobre todo de la relación que hay entre el contenido y la forma. Como su principal
defecto consideramos el hecho de que no ha resuelto el problema del contenido semántico
de la oración y de su descripción exacta, aunque lo haya esbozado. La teoría de Chomsky
puede considerarse como uno de los caminos por los cuales podría dirigirse la futura
investigación. Sobrestimar esta teoría sería tan perjudicial como rechazarla sin ningún
análisis. La teoría sobre la estructura profunda y superficial constituye un buen ejemplo
del pensamiento dialéctico de Chomsky; en una gran medida es una modificación de la
contradicción y unidad dialécticas que hay entre la forma y el contenido lingüísticos. Lo
que es nuevo y constituye la mayor aportación desde el punto de vista de la lingüística
es más bien la concepción chomskyana del componente sintáctico, es decir, ante todo, su
elaboración de las reglas de transformación que pretenden describir la transición desde
la estructura profunda hacia la superficial.
han servido por lo general para cambiar unas pocas proposiciones nucleares en todas las
oraciones posibles de la lengua. En la segunda variante, por el contrario, se han abando¬
nado las proposiciones nucleares y el componente de transformación ha quedado dividido
en las dos partes siguientes: a) el componente básico, al cual ha sido desplazado todo lo
que tiene alguna relación con el contenido; b) las propias transformaciones, que ya no
cumplen ninguna función semántica.
El papel del componente básico consiste ante todo en representar, con ayuda de las
reglas de transcripción, la abstracta estructura profunda de la oración (es decir, su conte¬
nido), todo esto en forma de árbol - el llamado indicador básico de frase (base phrase
marker). Este indicador se parece bastante al indicador de frase representado en la figu¬
ra 62. Sin embargo, en la primera fase contiene solamente las relaciones gramaticales (p.
ej. la categoría de tiempo, etc.) y, en lugar de las unidades léxicas, solamente los llamados
símbolos vacíos (dummy-symbols), p. ej. en forma de triángulos. En la fase siguiente es
necesario sustituir los símbolos vacíos por las unidades léxicas.
Aquí hemos tocado uno de los problemas más delicados de la teoría propuesta. Es
cierto que Chomsky habla de las llamadas reglas de selección y subcategorización; sin
embargo no llega a ninguna conclusión satisfactoria. Es que las unidades del léxico
apenas pueden clasificarse en forma de árbol o de alguna otra manera clara y de fácil
orientación. La única posibilidad que se ofrece en la semántica actual consiste en describir
cada una de las unidades léxicas por separado, y de una manera exhaustiva. Pero esto
significa que hace falta señalar cada una de las unidades léxicas con el símbolo que sea
capaz de definir todos su rasgos semánticos, sintácticos, fonológicos, eventualmente
todos los demás rasgos distintivos (distinctive features). Sin embargo, ni Chomsky ni
ningún otro han logrado hasta ahora hacerlo ni siquiera para una sola unidad léxica de
cualquier lengua.
El propio componente de transformación es más simple en comparación con el
componente básico, y también en comparación con el componente transformacional de
la primera variante. Sin duda sobre todo porque las principales dificultades relacionadas
con el contenido semántico de la oración han sido desplazadas hacia el componente
básico.
En la primera versión, Chomsky operó con las transformaciones simples (singuláry)
y con las generalizadas (generalized), mientras que en la nueva versión se ha contentado
con las simples. Es que las transformaciones generalizadas sirvieron para describir los
casos en que toda una oración había sido intercalada en otra construcción oracional. En
la nueva variante, sin embargo, todos los casos semejantes han sido también desplazados
hacia el componente básico, que tiene carácter recursivo (—» 11.2), y la oración intercalada
está representada en él con el símbolo vacío en la parte respectiva del árbol.
La eliminación de las transformaciones generalizadas tiene su ventaja en que el
propio componente transformacional queda fuertemente simplificado, obteniendo el ca¬
rácter lineal. Tan pronto como la estructura profunda está registrada por medio de las reglas
de transcripción, en forma de árbol (indicador básico de frase), las transformaciones
240 Gramática generativa...
Algunos lingüistas, sobre todo behavioristas, aseguraron con frecuencia que el niño
oía constantemente las mismas proposiciones, de manera que con el tiempo aparecían en
él ciertas habilidades gramaticales, es decir, la capacidad de reproducir las mismas pro¬
posiciones. No obstante, Chomsky demuestra que es una conclusión errónea. Como
prueba inequívoca menciona que la gran mayoría de las proposiciones son proposiciones
nuevas, originales, y no solamente repetidas. En este contexto concibe la competencia
como un componente intelectual creativo.
A diferencia de la competencia, la actuación es el conjunto de las manifestaciones
lingüísticas reales y concretas del hablante. Depende en una gran medida de la compe¬
tencia, pero al mismo tiempo está expuesta a fuertes influencias extralingüísticas, como
son la capacidad limitada de la memoria, la distracción del hablante, y otras semejantes.
Estos factores hacen imposible que la actuación sea una fiel copia de la competencia
(capacidad creativa ilimitada del hablante).
En cuanto a la memoria, p. ej., algunos psicólogos americanos han demostrado que
es capaz de captar al mismo tiempo entre siete y nueve datos nuevos como máximo.
Aparecieron también algunas opiniones de que ciertas construcciones oracionales eran
tan complicadas justamente para facilitar al hablande y al oyente retener en la memoria
cierto número de datos durante el tiempo absolutamente necesario. Si fuera así, sería una
clara demostración de cómo y por qué la actuación lingüística difiere de la competencia.
Según Chomsky, unos fenómenos lingüísticos pertenecen a la competencia, y otros
a la actuación. P. ej., todo lo que esté relacionado con la llamada «gramaticalidad» de la
oración (grammaticality; son los hablantes nativos los que deciden si una oración dada
es todavía «gramatical», es decir, si es todavía una oración correcta) y con su contenido
semántico, forma parte de la competencia; por tanto, el lingüista se servirá en este caso
ante todo de métodos matemáticos y lógicos. Por el contrario, todo lo que se refiera a la
frecuencia de los fenómenos lingüísticos o a la probabilidad de su aparición en la persona
o en el tiempo dados, forma parte de la actuación; por tanto, el lingüista empleará en estos
casos más bien los métodos psicológicos, sociológicos, fisiológicos, etcétera.
La diferencia que hay entre la competencia y la actuación se desprende bien de un
claro ejemplo. Al hablar sobre la ilimitada capacidad creativa del hablante, Chomsky ha
mencionado, a título de ejemplo, la siguiente serie de oraciones:
Uno.
Uno y uno.
Uno y uno y uno.
Etcétera.
A su parecer, ya esta serie por sí sola no tiene límites. Contra esta aseveración ha
argumentado Hockett, al mencionar que en la práctica es imposible formar un millón de
proposiciones (ni siquiera mil proposiciones) de esta serie, al igual que es imposible
marcar un millón de goles en un partido de futbol. Desde luego, a los generativistas les
conviene justamente este ejemplo para demostrar que no cabe duda sobre la posibilidad
de crear un número ilimitado de oraciones de esta serie; es sólo cuestión de competencia.
242 Gramática generativa...
Por supuesto, en la práctica el hablante empleará sólo una pocas proposiciones desde el
comienzo de la serie; esta ya es la cuestión de la actuación, o sea, realización. Por lo
demás, sería interesante saber dónde Hockett o cualquier otro crítico colocarían el límite
entre los miembros todavía aceptables de la serie mencionada y los miembros ya impo¬
sibles; nos parece evidente que no es posible fijar semejante límite.
Hemos tratado de presentar las ideas de Chomsky sin desfigurarlas. Sin embargo,
ahora quisiéramos confrontarlas con una teoría parecida de F. de Saussure, el cual ya
medio siglo antes de Chomsky había distinguido la langue (el sistema de la lengua) y la
parole (la concreta manifestación fónica). Nos parece que Chomsky, al criticar a los
behavioristas, escogió un adversario sin vigor. Al confrontar su oposición de competen
cia/actuación con la saussureana langue/parole, el resultado ya es menos favorable para
Chomsky. Los conceptos y términos de F. de Saussure, a nuestro parecer, interpretan
perfectamente la diferencia que hay entre el sistema de la lengua que está a disposición
del hablante, y el enunciado concreto que este crea a base de aquel sistema. La única
diferencia entre Saussure y Chomsky digna de ser mencionada consiste en que Saussure
consideró la langue como el sistema común de la lengua, mientras que para Chomsky la
competencia se refiere siempre a un hablante particular. Por otra parte, Chomsky ha
empleado también el concepto de competencia ideal, que ya no toma en consideración
las divergencias individuales, siendo igual a la gramática de la lengua. Esto quiere decir
que la «competencia ideal» de Chomsky es prácticamente lo mismo que la langue de F.
de Saussure, mientras que la «competencia» es más bien igual a aquella parte de la langue
que es propiedad de un individuo.
de toda la concepción es la llamada teoría de huellas (trace theory), que considera cada
uno de los elementos de la estructura como una cadena (chain) que conserva el desarrollo
de una eventual derivación. Esta concepción facilita su aplicación también a las lenguas
que no tengan tantos rasgos de configuración como el inglés y, al fin y al cabo, tiene como
consecuencia la reducción de la importancia de las estructuras profundas.
«Government and Binding» interpreta los planos particulares de la lengua dentro del
marco del llamado T-modelo, el cual hasta ahora comprende cuatro estratos fundamenta¬
les: profundo, superficial, fonético y lógico. La estructura profunda es la interpretación
abstracta de las entradas léxicas en forma de la proyección universal de frase. El elemento
transformacional cambia esta estructura profunda en la superficial. Las transformaciones
se establecen como la regla general y universal Move Alpha que facilita cualquier tipo
de cambios (desplazamientos, reducciones, eliminaciones, etc.), a menos que sean exclui¬
dos por algún principio independiente (ver p. ej. H. Lasnik - M. Saito: Move Alfa:
Conditions on Its Applications and Output, 1992). La estructura superficial, después de
ser aplicadas las reglas fonológicas y fonéticas, se^realiza como la estructura fonética
(Phonetic Form). La estructura superficial es también fuente de la estructura lógica
(Logical Form) independiente, la cual constituye una base para la interpretación. De esta
manera, la semántica sale de la propia sintaxis (adonde, al igual que antes, pertenecen
todos los fenómenos relacionados con la actuación, es decir, la pragmática, la estilística,
etc.). Las reglas de interpretación son independientes, apoyándose en una gran medida
en la lógica (ver p. ej. Robert May: Logical Form, 1985; Ray Jackendoff: Semantics and
Cognition, 1983; Semantic Structures, 1991).
La nueva corriente de la gramática generativa no ha sido aceptada unívocamente;
algunos representantes destacados han elaborado sus propias concepciones, que hasta
cierto punto difieren de la de Chomsky. A las de mayor divulgación pertenecen hoy ante
todo la llamada «gramática generalizada de la estructura de frase» (Generalized Phrase
Structure Grammar) elaborada por Gerald Gazdar, Ewan Klein, Geoffrey Pullum e Ivan
Sag, la «gramática léxico-funcional» (Lexical-Functional Grammar) representada ante
todo por las obras de Joan Bresnan y Ron Kaplan, así como la llamada «gramática de
relación» (Relational Grammar) de Paul Postal y Jeremy Katz.
En los años ochenta ha tenido lugar también un desarrollo considerable de otras
disciplinas lingüísticas que completan la limitación puramente sintáctica de la gramática
generativa, tales como p. ej. la fonética generativa (Morris Halle), varias variantes de la
morfología generativa (Andrew Spencer, Andrew Anderson, Mark C. Baker) y, ante todo,
la teoría de la adquisición de la lengua (Language Acquisition) que, siguiendo el modelo
de Chomsky, está basada en la hipótesis teórica del carácter ingénito de los principios de
gramática universales, sirviendo actualmente también como un frecuente medio de veri¬
ficación de los principios teóricos.
La concepción más abstracta y menos descriptiva de la gramática generativa ha
facilitado su divulgación fuera de los . UU. En los años ochenta, han aparecido
importantes obras de lingüistas americanos, europeos y japoneses que desarrollan las
subteorías de «Government and Binding», aplicándolas al análisis de otras lenguas
246 Gramática generativa. ..
distintas del inglés. En el contexto europeo, entre las más importantes se encuentran p.
ej. las obras del lingüista británico Andrew Radford, que tienen carácter de recapitulación.
Sin embargo, para el desarrollo de la disciplina son de singular importancia sobre todo
los análisis del francés (p. ej. Richard Kayne: French Syntax, 1984), del italiano (p. ej.
Luigi Burzio: Italian Syntax, 1986; Luigi Rizzi: Issues in Italian Syntax, 1982; Relativized
Minimality, 1991), así como toda una serie de estudios que se refieren a las lenguas
germánicas (p. ej. Lilian Haegemann: Theory and Description in Generative Syntax. A
Case Study in West Flemish, 1992; Henk van Riemsdijk - Edwin Williams: Introduction
to the Theory ofGrammar, 1986). En trabajos de autores extranjeros (p. ej. María Luisa
Rivera) o de autores de origen checo (p. ej. Jindñch Toman), pueden encontrarse algunos
análisis, aunque no completos, de varios fenómenos del checo.
A finales de los años ochenta, junto con el desarrollo de las llamadas categorías
funcionales (ver p. ej. las obras de Tim Stowell o las de Jean Yves Pollock), la base teórica
de la gramática generativa otra vez ha sufrido considerables cambios. En los artículos de
Chomsky Some Notes on Economy of Derivation and Representation (1988) y, ante todo,
A Minimalist Program for Linguistic Theory (1992), se ha producido otro paso hacia las
reglas más abstractas y hacia la limitación considerable de lo que se concibe como la
fuente primaria de la gramática universal. De acuerdo con Chomsky -que en este caso se
ha inspirado probablemente en las obras anteriores de Hagit Borer- las variantes
lingüísticas se limitan exclusivamente al léxico, mientras que las reglas gramaticales de
la lengua (Universal Grammar) sólo contienen un número reducido de principios simples
que, con sus relaciones mutuas interiores, han de ofrecer un sistema suficientemente
complejo como para poder ser aplicado a cualquier lengua natural. La estructura profunda
y la superficial son secundarias, y la estructura de la lengua -que comprende tan sólo el
estrato fonético y el lógico- es considerada como la óptima realización de los principios,
significando el término «óptimo» tatnbién el más económico y el único correcto. En vista
de la productividad, la evolución constante y la divulgación considerable de las teorías
generativas -las cuales no constituyen hoy día una corriente homogénea ni siquiera
dentro del ramo chomskyano- es de suponer que tampoco esta última versión sea la final.
La gramática generativa y transformacional, al lado de numerosos partidarios, tam¬
bién tiene un número considerable de adversarios. Dejamos aparte las críticas poco
constructivas, cuyos autores no son capaces o no están dispuestos a sobrepasar los límites
trazados por la tradición, rechazando globalmente no sólo la gramática generativa, sino
todas las nuevas corrientes de la lingüística contemporánea, sin el menor esfuerzo de
comprenderlas. Por otra parte, hay que hacer constar que la gramática generativa cierta¬
mente sufre de algunas deficiencias, como es sobre todo la falta de capacidad de ofrecer
un descripción compleja de la lengua, ante todo de su parte semántica y, parcialmente,
de la fonológica. Por lo demás, esto es propio de la mayor parte, si no de la totalidad,
de las corrientes contemporáneas. Este estado poco satisfactorio de la lingüística contem¬
poránea, sin embargo, puede interpretarse también como una garantía de que, en el
próximo futuro, los problemas fundamentales de la lingüística tendrán que solucionarse
de alguna manera radical.
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