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Editorial
Aletheya, Pasto Verde Records.
Nunca se nos muestra con muchos detalles como es la supervida y mucho menos la
esperanzadora “vida”. La lógica que el poemario nos muestra hace que lo que veamos se
niegue como real vida, sino que es enfocada como una jaula de la que uno debe escapar.
Para entender mejor ello, debemos diferenciar como es que están orquestadas las dos partes
del poemario y como confabulan para otorgarle un significado único. En la primera
fracción, podemos ver que ya hubo la irrupción y la supervida está en el pasado. El
sufrimiento es ya una constante en esta parte, pero la particularidad es que no hay un
método de escape. Constantemente se hacen menciones a un pasado del que ya no se refiere
como amor, sino del que se duele y aflige. Aquel sentir impide que se pueda pensar en un
accionar futuro, sino que el dolor es constante. El impedimento no huir de aquel fantasma
es la pesadumbre antes que las posibilidades de escape. La introspección se revela como
característica del sufrimiento. Las diferencias con la segunda parte no son notorias en un
inicio. El poemario huye del acto acontecimental en el que por una acción o un momento
dado, toda la personalidad del personaje cambia. El yo poético se mantiene constante en los
primeros poemas de la segunda parte, sin embargo, en la sutileza del cambio encuentra su
principal valor.
Las huellas dejadas por lo natural son inentendibles hasta cierto punto. Incluso para el
lector, poder discernir entre todas ellas y hallarle un sentido se le vuelve difícil,
incrementando de esta forma el enigma. Las pistas mencionadas son tres: al inicio se
menciona a la madre del yo lirico, la cual tuvo una familia, vivo una vida cotidiana y ya
murió. La segunda pista hallada es aquella ya mencionada en la que se refiere a la
naturaleza: “”. La tercera, finalmente, es en la que se afirma que ella tendrá un hijo, lo
criara y morirá. La comprensión de estos detalles que se revelan en el poemario (la posición
de estos es hasta anecdótica, no formando parte de los poemas, sino que se encuentran en la
parte inicial, intermedia y final, como si el editor hubiera olvidado borrarlas) no es
entendible por separado, sin embargo, al posicionarlas como unidad revelan una verdad que
se ha querido ocultar en todos los otros poemas. Aquella “vida” apacible que se esperaría
encontrar al final del sufrimiento, no existe.
El amor es otro de los grandes temas del poemario, aunque no el central. Como ya se había
dicho al inicio de la reseña, son muy pocas cosas las que sabemos de aquella supervida
pasada. Una de las únicas cosas que se deja a entrever es que esta estuvo relacionada con un
amor pasado, el cual se fue y del que se prefiere olvidar. El amor es mostrado en el
poemario, pero como el sufrimiento por culpa de este. El desamor confronta al yo lirico y lo
sumerge en un estado catatónico. Nunca se hace una real mención a que hubo una persona a
la que sigue amando, pero si se muestra el sufrimiento en el no poder escapar de la
situación en la que se está. La construcción del amor y desamor esta redondeado por la
sutileza. El lector tiene que darse cuenta del amor pasado mediante las acciones, no
mediante
El gran logro del poemario es manejar los contrastes sin que se sienta sobrecargado o que
en algún punto del poemario haya un desbalance en alguno de los polos. La naturaleza,
imbatible y voraz, se encuentra aislada, como si fuera marginal. Opuesto a ello, los
problemas del yo lirico sientan la focalización del poemario, a pesar de que estos sean
endebles y regidos a la ley natural. El amor, que en realidad es interpretado como un
señuelo que esconde el anhelo por la supervida, funge como un hilo que compagina todos
los hechos y que puede confundir al lector, pero sin que esto sea algo malo. El poemario
esta demarcado constantemente por la sutileza. La ley natural y como esta desarrollada en
el poemario es claro ejemplo de ello. Las menciones de estas se encuentran alli, pero
pueden resultar imperceptible en algunos casos porque la naturaleza también lo es para el
yo lirico. Ella piensa que el olvido se da por su intención, sin saber que en realidad
comenzó a olvidar antes que supiera que lo hacia.