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TEMA 50

LAS REVOLUCIONES RUSAS: CREACIÓN, DESARROLLO


Y CRISIS EN LA URSS. REPERCUSIONES
INTERNACIONALES.

1– INTRODUCCIÓN.
2– RASGOS GENERALES DE LA RUSIA ZARISTA.
3– EL PROCESO REVOLUCIONARIO.
3.1– LA REVOLUCION DE 1905.
3.2– SOCIEDAD Y PARTIDOS POLITICOS.
3.3– REPERCUSIÓN DE LA GUERRA
3.4–LA REVOLUCION DE 1917. FASES.
4– LA UNIÓN SOVIÉTICA: DE LENIN A STALIN.
4.1– GUERRA CIVIL
4.2– LA SITUACION TRAS LA REVOLUCION.
4.3– LA CONSTITUCION DE 1918
4.4- NUEVA ECONOMIA POLITICA
4.5– LA ETAPA STALINISTA
5– LA ECONOMÍA PLANIFICADA Y EL ORDENAMIENTO
POLÍTICO.
6– EL MODELO SOVIÉTICO.
7– LAS DEMOCRACIAS POPULARES.
8– EL MODELO CHINO.
9– LA CAÍDA DEL SOCIALISMO.
9.1– LA TRANSICIÓN DE LA URSS A LA CEI.
9.2– YUSGOSLAVIA: EL CAOS DE LOS BALCANES.
9.3– CHECOSLOVAQUIA Y LA CREACIÓN DE DOS ESTADOS INDEPENDIENTES.
10– BIBLIOGRAFÍA.

1– Introducción.

La revolución soviética de 1917 constituye uno de los acontecimientos más


importantes de la Historia de la humanidad. Según E. H. Carr, es la "tercera revolución
mundial": se produce en Europa, pero afecta a todo el mundo. Dicho esto en los años de
entreguerras y, aún más, de la “guerra fría” tenía gran sentido de verdad. Hoy, después del
hundimiento del socialismo real y las nuevas “amenazas” para el mundo desarrollado
(cambio climático, terrorismo islamista) adquiere un significado relativo.

Fascismo, nazismo, revolución soviética y tentativas de revolución comunista en


distintos estados centroeuropeos... No se trata de acontecimientos sin relación entre sí:

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todos estos totalitarismos, como el fascismo y nazismo, en España del primorriverismo al
nacional catolicismo de Franco tienen como fondo común una filosofía vitalista que exalta
la violencia más que la razón, cuya aplicación desde la Ilustración no había sido capaz de
resolver muchos de los problemas sociales vigentes. Surge, frente a la racionalidad en que
se inspiran los regímenes democráticos, la figura del dictador, tentación a la que se someten
incluso en países con tradición democrática como EEUU, con el New Deal y centrada en la
asunción de poderes excepcionales por su presidente Roosevelt (quien asume medidas de
gobierno que no son consultadas con el pueblo), fenómenos como el control del pueblo con
medios de represión (Checas, campos de trabajo, policías políticas). Podríamos señalar
varios factores que operan de fondo:

– Factor psicológico. El historiador Marc Ferro destaca este condicionante: el


cansancio tras la Primera Guerra Mundial, que era una guerra del capitalismo, y por
motivos económicos no siempre compartidos por todo el pueblo, está en la bases de las
distintas revoluciones militares (en febrero en Rusia, en abril en Francia, en primavera en
Alemania...)
– Factor económico: la existencia de una economía de guerra (que supone un
negocio para los países neutrales) favoreció la concentración de poderes, la militarización
de varios aspectos de la vida civil, como las fábricas de productos directa o indirectamente
ligados a la guerra. Por otro lado, la existencia de problemas de subsistencias (dado que el
campo no produce suficientes alimentos, y buena parte de los campesinos han sido
movilizados), provoca un brote de fuerte inflación, que conduce a cierta crispación en el
pueblo, que busca en las soluciones demagógicas de los dictadores una solución a sus
problemas.
– Factor ideológico y político. Se produce un cierto caciquismo parlamentario en
países como España e Italia, lo que conduce a un cierto desprestigio del sistema
democrático. En el futuro el que un partido defienda los valores democráticos provoca que
buena parte de los votantes le identifiquen con esa situación caótica en el plano
parlamentario que se da en la Europa de entreguerras.

El proletario es considerado el motor de los cambios revolucionarios: Lenin rechaza


al campesino por reaccionario. El hecho es que en varios puntos de Europa se producen
intentos de revoluciones radicales: intento en Suecia (que fracasa porque las peticiones
obreras son asumidas por la burguesía), en Rusia (donde la salida política revolucionaria
sólo es planteada posteriormente, en octubre), en Finlandia (forma parte de Rusia, y se
"contagia" desde allí), en Alemania, en Hungría...

2– Rasgos generales de la Rusia zarista.

Rusia vive bajo una autocracia o absolutismo hasta prácticamente 1917. Es decir, al
igual que toda Europa oriental, ha quedado al margen de las oleadas revolucionarias
propias del régimen contemporáneo. En el siglo XIX existe una concentración de todos los
poderes en la figura del zar, también cabeza de la Iglesia ortodoxa. Los zares de la dinastía
de los Romanov habían conseguido desde el siglo XVII una gran extensión territorial
gobernando de forma despótica. Mientras en Europa se ha alcanzado la democracia y se ha
producido un gran desarrollo industrial, resultaban anacrónicas las formas económicas, aún
señoriales, y políticas del Imperio Ruso.

Más de 120 millones de personas, 100 de ellos campesinos, componen a finales del
siglo XIX Rusia. La tierra no había sido todavía completamente liberalizada, perviviendo

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formas señoriales en el cultivo agrario. De hecho, uno de los problemas más importantes es
el de la distribución de la tierra, unido a un régimen social muy atrasado: hasta 1861 no se
abolió la esclavitud, la servidumbre. Difícilmente se puede alimentar así a una población
que crecía a un ritmo superior al de las demás potencias europeas: los cambios no
mejorarán la capacidad de alimentar a la población. El decreto de 1861 reparte también
tierras entre los campesinos, como medio para la modernización del país. Pero los
campesinos debían pagar su propia liberación, así como la tierra recibida, y quedaban
vinculados a la propia comunidad agraria, volost y mir (distritos y aldeas) , que legalmente
se hacía responsable de la deuda por la "venta" del Estado de las tierras de todos los
campesinos adscritas a él: el campesino debe residir obligatoriamente en la comunidad, y
pagar grandes impuestos al Estado, por lo que su situación apenas varía (¿en qué se
diferencia ésta de la que viven cuando está vigente el sistema señorial?). Además, al Estado
le resulta imposible renunciar a estos impuestos colectivos, ya que mantiene un elevada
Deuda Pública. Los campesinos, empobrecidos, no tienen capacidad para consumir
productos manufacturados, debiendo sostener una economía de autoconsumo. Por otra
parte, las tierras eran de dimensiones escasas, 2 hectáreas, vendidas a precios abusivos,
financiados en 4/5 partes por el Estado con intereses excesivos.

La guerra de Crimea (1853–56), perdida frente a Francia, había puesto de


manifiesto la debilidad de un Estado que sólo 40 años antes, tras la caída de Napoleón,
constituía la principal potencia europea. La corrupción administrativa, los enormes gastos
de la Corte Imperial, los privilegios de las clases que no pagan impuestos, habían
conducido a la bancarrota. ¿Cómo obtener impuestos en un país con una masa de
campesinos empobrecidos, pese a la violencia del Estado en su recaudación?

Los Estados generales, único órgano de poder junto al rey, fueron creados por la
familia real, los Romanov, a principios del XVII, y se constituyen en agentes regios, en
órganos del poder real sumisos ante el rey.

El control de la población se ejecuta a través de la okrana o policía política, con un


talante muy represivo. Las libertades de expresión, asociación, reunión, etc., quedan así
recortadas: las cárceles estaban llenas de delincuentes comunes y presos políticos.

Tras los intentos liberalizadores de Alejandro I, frenados por la invasión


napoleónica y el posterior rechazo del liberalismo que Francia exporta, la autoridad se
concentró aún más: Nicolás I deja a Rusia al margen de la modernización.

Su sucesor, Alejandro II (1855–81) inició un cierto aperturismo tímido, para


apuntalar al sistema autocrático que se mostraba en decadencia: lleva a cabo una reforma
judicial con el fin de superar las arbitrariedades de los señores, dado que todavía Rusia vive
bajo un régimen señorial; una reforma de la Administración (crea los zemstvos o asambleas
locales donde se reúnen nobles, campesinos y ciudadanos con algún poder de decisión
sobre algunas cuestiones específicas, como la creación de escuelas –se crean 10.000 hacia
1881–, las obras públicas, la repartición de impuestos, etc. Estas reuniones de
representantes locales o zemstvos van a ser aprovechados por la oposición al zar para fines
muy distintos a aquellos para los que son concebidos: reclamar la convocatoria de una
Asamblea Nacional que recortase el poder absolutista del zar y de los nobles, solicitar una
reforma universitaria, etc.

Pero el atentado anarquista que acaba con la vida del zar va a provocar que su
sucesor se vuelva atrás en sus medidas liberalizadoras: vuelta a la censura, prisión de los

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miembros de los zemstvos más conflictivos, etc. Con Alejandro III, su sucesor, se crea un
"estado de seguridad reforzada", una brutal represión, rusificación (imposición del idioma,
mentalidad, religión, etc. rusa sobre el resto de las múltiples etnias que pueblan los
territorios dominados por Rusia, como Polonia), persecución de judíos, etc.

Tradicionalmente había existido, dirigido por los intelectuales rusos, una reacción
contra la autocracia zarista y contra el anquilosamiento de la sociedad rusa. Este
movimiento ha sido conocido como la Intelligentsia. Desde Pushkin a León Tolstoi, la
Intelligentsia denunció constantemente la situación social y económica, declarando la
necesidad de cambios radicales. Sus logros no son muchos, pero al menos sirven como
precedente de los futuros movimientos socializantes rusos.
Dentro de estos autores, existen dos líneas claras: la "occidentalista", pretende
imitar los logros que el liberalismo había introducido en los países occidentales, basado en
el desarrollo del capitalismo occidental; la segunda, "eslavófila", destaca las virtudes
propias del campesinado ruso pretendiendo llegar a una sistema socializante basado en la
implantación del socialismo en el mayoritario mundo del campo ruso y al margen de los
"corrompidos" modelos occidentales. De esta segunda tendencia partieron el Populismo y
el Nihilismo. La consigna máxima del Populismo era "acercaros al pueblo", mientras que el
término "nihilismo" fue empleado por Turguéniev en el libro Padres e Hijos, como actitud
de pesimismo ruso tras la derrota de Crimea. Pero posteriormente es usado para referirse a
que la única vía de progreso ruso debía ser la destrucción del orden social existente en el
estado de los zares, absolutista. Uno de los autores que asume el nihilismo es Bakunin.

Hasta tal punto los zares rusos son anacrónicos que Nicolás II cree gobernar por
derecho divino (al respecto constituirá una mala influencia su tiránica esposa Alejandra y el
sacerdote ortodoxo visionario e intransigente Rasputín –finalmente sería asesinado por un
complot de la nobleza en 1916–).

En definitiva, en Rusia falta una modernización a todos los niveles. El estado trata
de suplir la falta de iniciativa privada en la vida económica (en parte por la casi
inexistencia de burguesía y clases medias), lo que conlleva un endeudamiento que en 1913
será de 9 billones de rublos. La situación económica es la misma de los países que no se
han incorporado a la revolución industrial: coexistencia de la manufactura tradicional
(peletería, producto básico por el duro clima invernal, etc.), pese a que surgen reducidos
focos industriales, como la metalurgia del Ural, etc.

Rusia mantiene una fuerte dependencia respecto a la creación de líneas de


ferrocarril de países como Bélgica o Francia, ya que no posee capacidad para producir y
hacer funcionar trenes y redes ferroviarias. Únicamente a más largo plazo las industrias de
los Urales pueden hacer frente a la demanda de productos ferroviarios, pero siempre a
partir de capitales extranjeros: a partir de la aproximación ruso–francesa de finales del XIX
comenzó la llegada de capitales franceses que permitieron la industrialización de
Petersburgo, Moscú, los Urales y Ucrania occidental. Fundamentalmente creció la industria
siderúrgica. Pero las pequeñas zonas industriales eran demasiado pequeñas en la
inmensidad de un Imperio: se trata de islotes aislados. El 40% del capital de los bancos
pertenece a extranjeros a finales del
XIX. También depende para su industria textil de la importación de algodón y lino.

Con todo, los recursos naturales propios del país son muy importantes:
descubrimiento de hierro y carbón en Ucrania y Crimea, de petróleo en Bakú. Lo que
necesita es capacidad de explotar esta riqueza económica.

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Lo que sí es cierto es que al amparo de estos pequeños enclaves industriales irá
surgiendo una burguesía que mandará a sus hijos a estudiar a Europa occidental, lo que
supone la llegada de ideas liberales nuevas, sin lo cual resultaría más difícil de explicar la
revolución marxista en un país tan atrasado socialmente.

3– El proceso revolucionario.

3.1– LA REVOLUCION DE 1905.

Guarda gran paralelismo con la de 1917. Como telón de fondo, existe una crisis
económica, por la contracción del mercado petrolífero, las malas cosechas, la falta de
inversión del Estado tras la terminación del Transiberiano (era la única salida de los
productos industriales de la siderurgia rusa). Ello conduce al crack de la Bolsa de San
Petersburgo en 1899 (desencadenado por la guerra holandesa–británica en Sudáfrica), con
una superproducción industrial que recorta inversión extranjera, generando un desempleo
masivo. Por otra parte, los mir se encontraban gravemente endeudados. Desde el punto de
vista de la moral del pueblo, las derrotas en la guerra ruso–japonesa de 1905 (se busca
dominar Manchuria, contrarrestando el peso de Japón) ponen al descubierto la debilidad
del régimen zarista, y el escaso sentido político del zar al embarcarse en una contienda en
inferioridad de condiciones: se acaba con la ocupación de Japón de Manchuria, Port Arthur
y estrecho de Corea (tras la batalla de Mukcten, los rusos renuncian a esas posesiones,
firmando el tratado de Poustmont).

Se producen varias oleadas de protestas: 670 en 1903. En 1904 los levantamientos


campesinos se triplican: en Bakú protestan 200.000 obreros, produciéndose actos
terroristas del Partido Social Revolucionario: en julio de 1904 es asesinado Plehve,
ministro de interior.

A ello siguió una represión muy fuerte, hasta que en el "domingo rojo" del 7 enero,
220.000 trabajadores se manifiestan, provocando los cosacos de 200 a 300 muertos, bajo
órdenes de Nicolás II. Occidente reacciona en contra de esta represión: Francia retira el
crédito a Rusia. En Odessa se sublevan los marinos del acorazado Potemkin, los de la base
naval de Kronstadt, en tanto que las peticiones se radicalizan: la burguesía pide una
constitución, la reunión de las asambleas locales y regionales (zemstvos), reivindicaciones
laborales, etc. En octubre, se produce una huelga general de ferrocarriles que provocó
escasez de comida, lo que motiva el triunfo de los soviets. El gobierno pierde el control en
Odessa.

El Zar, ante la presión, firma el "Manifiesto de Octubre", y nombra primer ministro


de Hacienda a Sergei Witte en 1893 (destituido en 1905), liberal, quien anuncia que
intentará industrializar el país, convoca la Duma para aprobar las libertades públicas. Esto
pone fin a la revolución por el momento. Pero el Zar domina la Duma, toma juramento a
sus miembros, nombra la mitad y la otra son grandes propietarios (además es compaginada
la Duma con el Consejo Imperial, reducto de la aristocracia y burguesía).

Con todo, al zar las concesiones le parecen excesivas, sustituyendo a Witte por
Gorenkim, zarista a ultranza, quien rearma la autocracia zarista.

Se convocan elecciones en 1907, teniendo el zar en liberales y bolcheviques


oposición mayoritaria al gobierno. Ante su descontento, el zar nombra primer ministro a
STOLYPIN, un gran propietario, quien promueve una reforma agraria. Pretende

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desvincular a los campesinos de los mirs, y crear una clase de campesinos propietarios que
socialmente apoyasen al régimen establecido. Los campesinos podrían poseer tierras y se
les perdonaban las deudas con el Estado. Pero muchos campesinos no podrán mantener sus
tierras y finalmente las venderán y habrán de emigrar a las ciudades (a Siberia van más de
4 millones de personas entre 1906–13). Surge, sin embargo, una nueva clase de campesinos
acomodados, los kulaks, que compraron las tierras en venta, de modo que la propiedad
siguió estando concentrada y persistió la existencia miserable de las masas campesinas:
30.000 propietarios poseen la mitad de las tierras rusas. Además, hay 240 millones de
hectáreas en manos improductivas. La producción se orientó a cultivos fáciles y rentables,
sobre todo al cereal para la exportación, a costa de reducir el consumo interior.

3.2– SOCIEDAD Y PARTIDOS POLITICOS.

En 1917, Rusia sigue siendo prácticamente un Estado feudal, con una camarilla de
nobles que rodea al zar, al que también influye el clero ortodoxo. Existe una división de los
nobles en aristocracia de sangre (muy vinculados a la camarilla real, príncipes y títulos,
pero con un reducido poder político); los boyardos, cuyo título noble fue dado por
recompensa a sus servicios guerreros, etc. Ambas noblezas monopolizan la tierra.

No hay clase media ni burguesía, por el retraso de la industrialización y la


dependencia del exterior, excepto en la fachada del Báltico, donde existe una burguesía de
los negocios, cuyos hijos irán estudiando en occidente, lo que permitió asimilar las ideas
liberales, presentes tan sólo en un pequeño grupo de funcionarios.

Los campesinos pobres constituyen 4/5 partes de la población: el 83% de los 170
millones de rusos en 1914, con el único recurso de ir al oeste por el Transiberiano
(tradicionalmente los señores feudales no se lo permiten). Se trata de una nación
inmovilista.

Bakunin será el líder de los campesinos, del PSR o eseritas, anarquistas, que
reclaman la socialización de la tierra. Inició el movimiento Herzen, secundado por
estudiantes con influencias de Blanqui o Prouhdon, "nihilistas". Cuentan con el apoyo de
organizaciones terroristas como "Tierra y Libertad".

Lenin es el líder de los socialdemócratas marxistas. El origen del partido está en la


"Liga para la liberación de la clase obrera" fundado en San Petersburgo en 1895. Tres años
después, en el Congreso de Minsk, queda bajo dirección de Plejanov, Martov y Lenin, y se
transformó en el P. Social-Demócrata Ruso: reclaman el sufragio universal, las libertades
ciudadanas, la total separación Iglesia–Estado, la jornada laboral de 8 horas, prohibición
del trabajo infantil. Ante las técnicas a adoptar ante la revolución, se encuentran divididos
en mencheviques (Plejanov pretende integrar a todos los obreros en el partido, aceptando la
etapa de colaboración con el régimen burgués) y bolcheviques de Lenin (quiere ser la
vanguardia del proletariado, y busca la implantación directa del sistema comunista sin
pasar por la etapa burguesa).

El Partido Liberal o K.D (similar a los partidos liberales existentes en occidente) es


un partido constitucional, demócrata, constituido por la burguesía intelectual. Pretenden
una constitución y un parlamento con amplia representación popular, aumentar las
libertades ciudadanas, y, por temor a la fuerza de la masa campesina, defendieron la
necesidad de una reforma agraria. Su importancia en la Revolución rusa consiste en que

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dirigirán el gobierno en la fase burguesa.

3.3– REPERCUSIÓN DE LA GUERRA

El cataclismo puso de manifiesto la debilidad interna de Rusia. 18 millones de rusos


fueron movilizados, sin armas modernas, con desastrosas derrotas militares: 4 millones de
bajas, con Rusia aislada y desabastecida, devaluación del rublo. Tuvo que recurrir a los
reservistas, ya incitados por bolcheviques a la deserción. El zar Nicolás II se empeña en
seguir incrementando el presupuesto bélico hasta 42 millones de rublos, a costa de una
mayor presión fiscal: hasta las clases tradicionales (nobleza) se desvinculan de sus
pretensiones bélicas.

3.4–LA REVOLUCION DE 1917. FASES.

1– Revolución de febrero: el precio de los alimentos se multiplica por 6, creciendo el


paro. El 23 en San Petersburgo hay una manifestación de mujeres que pide el fin de la
autocracia; el día 24 aproximadamente 250.000 manifestantes se movilizan, junto con una
huelga general. Ante esta situación, se acude al ejército (60.000 soldados). El día 26
comienzan las muertes entre el pueblo, e incluso el regimiento se amotina, siendo los
ministros detenidos: la revolución ha creado soviets entre el ejército.

El zar pretende dimitir, pero su hermano Miguel no acepta el cargo. Al frente del
gobierno se sitúa LUOV, con Kerensky como ministro de guerra. Se trata de la fase
burguesa, con la creación de cuadernos de quejas, que apuntan a conseguir reformas
laborales no revolucionarias en su mayoría: se centran en la amnistía y la abolición de la
pena de muerte. Ante el peso del independentismo de varias minorías étnicas, se promete
otorgar a varias regiones autonomías. Hasta julio se atraviesa una "fase jacobina", tipo
burgués, con contradicciones en sus pretensiones, desde luego no revolucionarias: los
soviets tienen por ahora papel secundario, sin saber cómo actuar. Lenin llega a la capital en
abril, pide el salto a la tercera fase de la revolución, la desvinculación de la guerra para que
no triunfen los reaccionarios.

De mayo a julio hay un gobierno de coalición: con Luov, pero 3


socialrevolucionarios y 3 mencheviques y 7 liberales: poco a poco se hace patente el
desprestigio de sus componentes.

2– De julio a octubre, una segunda fase, con Kerensky, fase más moderada: convoca una
conferencia de Estado en Moscú para organizar elecciones a constituyentes. Decreta el
cierre de muchas fábricas por las continuas oleadas de los obreros, lo que conlleva un
incremento de la oposición bolchevique. Según Marc Ferro, en Rusia en estos momentos
no se sabe qué rumbo tomar: los bolcheviques piden la paz inmediata, los mencheviques la
paz sin anexiones y con consentimiento de los aliados. Se producen muchos motines, que
Lenin quiere encauzar en beneficio de los bolcheviques.
Kerensky quiere aislar a los bolcheviques del ejército, expulsando a los oficiales
con dicha ideología. Ante la insatisfacción por el clima social de la burguesía, Kerensky
toma medidas consideradas por las clases dominantes como avanzadas, por lo que
Kornilov intenta un golpe reaccionario que fracasa.

3– En octubre Kerensky presenta su programa al parlamento: seguir la guerra, aislar a los


revolucionarios. Los bolcheviques, ese día 7 se retiran del Parlamento, los soviets de S.
Petersburgo deciden pasar a la lucha armada. Trostky recibe el apoyo de las fortalezas de
S. Pedro y S. Pablo de la capital. Lenin el día 10 organiza un Politburó (gobierno) formado

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por 7 hombres, con Trostky y Stalin. El 24 domina las comunicaciones y se instala en el
Soviet Supremo; el 25 se produce el levantamiento, con la toma del Palacio de los zares,
haciendo prisionero al gobierno salvo a Kerensky (“La toma del palacio de invierno”).

Lenin reclama el poder: preside un Gobierno o consejo de Comisarios del Pueblo, y


la revolución se extiende con la oposición de los kulaks y cosacos. La clave estará en
Moscú, donde los soviets se hacen con el poder el 2 de noviembre, produciéndose en el
enfrentamiento 1.000 muertos.

Inmediatamente se declara la nacionalización de empresas. Se celebran elecciones,


con mayoría socialrevolucionaria, políticos a los que se atraen los bolcheviques con la
concesión de 3 carteras ministeriales.

¿Triunfará en el campo la revolución?: las fuerzas de la contra son fuertes, y en las


repúblicas periféricas se organiza el "ejército blanco", apoyado por Inglaterra y Francia en
principio, tras firma de la paz de Brest–Litovsk (abril 1918).

También es importante la cuestión de los nacionalismos: Bruhard habla de 150


pueblos y 160 lenguas diferentes en Rusia. Los eslavos son la etnia más distinta. El sur de
Ucrania pide la autonomía (una asamblea del 28 de septiembre aprobó tal posibilidad):
pero frente al derecho a la autonomía, considerado "burgués", se yergue el
internacionalismo obrero. A Polonia se le concede la independencia, así como a Finlandia,
Estonia y Lituania, pero no a Ucrania ni otras nacionalidades: para el exterior sí se
reconoce las nacionalidades, pero no para el interior. Se adopta una fórmula federal, con
mayor libertad de las repúblicas durante la guerra, y un posterior control por parte de Lenin
tras ésta (1921–22): habrá comisarios representantes de las repúblicas pero no tendrán
competencias políticas propias.

4– La Unión soviética: de Lenin a Stalin.

4.1– GUERRA CIVIL

Se produjo un levantamiento de los nacionalistas, PSR, que consideran una traición


la paz con Alemania, del campo, de la nobleza y la Iglesia: en 1918 se puede hablar de
guerra civil. El 18 de junio es asesinado el embajador de Alemania por miembros del PSR,
y se produce un atentado contra Lenin (apenas sale malparado), e incluso el Kremlin es
bombardeado. El gobierno controló la insurrección de Petrogrado, pero las revueltas se
extienden a Kronstadt (por los nuevos reclutas llegados de Ucrania). 1919 es el año de
más éxito del llamado "ejército blanco", llegando a las puertas de Moscú.

La URSS vuelve a reconocer la deuda externa para que las potencias extranjeras
tengan menos motivos de lucha en contra de los comunistas. En 1920 Trostky cuenta con
un ejército de 3 millones de hombres, con una disciplina atroz, controlando Rusia entera en
1921.

4.2– LA SITUACION TRAS LA REVOLUCION.

La situación económica era caótica: las raciones de alimentos eran reducidas, el


control de los soviets sobre las fábricas es débil, con huelgas frecuentes: mencheviques,
anarquistas y socialrevolucionarios las aprovechan para pedir la liberalización del
comercio. Buscaban persuadir a los bolcheviques de que convoquen elecciones; pero

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también se les unen los viejos oficiales zaristas.
Lo cierto es que las promesas de eliminar la burocracia y de igualdad social que
Lenin había prometido se habían evaporado en los tres duros años de dictadura
bolchevique. Muchos piensan que la revolución ha sido traicionada, pero que eligiendo
nuevos soviets libremente se podría dejar paso a la construcción del verdadero socialismo.

4.3– LA CONSTITUCION DE 1918

La Constitución de 1918 supone la formulación del nuevo régimen surgido ("libre


unión de naciones libres", federadas): en primer lugar, preveía como problema esencial la
transición a la dictadura del proletariado urbano y rural "con objeto de aplastar la
burguesía, de anular la explotación del hombre por el hombre y de hacer triunfar el
socialismo." La Constitución no reconoce el derecho al voto de los que viven de las rentas
del trabajo ajeno, de los que viven sin trabajar, de los miembros de la antigua policía
política o de la dinastía reinante, los locos o tutelados, las personas condenadas por
sentencia.

La Constitución robustece el poder central, otorga determinadas libertades como la


de reunión, prensa, expresión y educación (aunque recortados en determinados casos),
lleva a cabo la anulación de los privilegios, reconoce el derecho de asilo, etc. Sin embargo,
plantea una confusión de poderes: da una suprema potestad al Congreso de los Soviets,
pero al tiempo existe un Comité ejecutivo central: habría un representante por cada 25.000
habitantes en los soviets urbanos, y uno por cada 125.000 en el campo. El Estado se
desvincula de la Iglesia, y se reconoce la libertad de propaganda religiosa y antirreligiosa.

Se crea la Tcheka o policía política, destinada a la supresión de la oposición:


sustitución de los partidos por soviets. El partido K.D. será disuelto pronto y sus líderes
perseguidos, los mencheviques son desalojados del Comité Central. Se inicia un control de
la prensa, libros, mítines. A finales de 1921, Lenin reconoció la necesidad del terror
anterior, y propuso reducirlo a la esfera política.

El Partido Comunista se halló en posesión del monopolio político: en 1923 se


declaró que la dictadura del proletariado sólo puede afianzarse bajo la forma de la
dictadura de su vanguardia dirigente, es decir, del Partido Comunista. A partir de entonces,
los soviets no serían ya órganos de discusión, sino simplemente órganos administrativos
dóciles al Partido.

Los miembros del P. Comunista pasan de 730.000 en 1921 a medio millón en 1922
por la "depuración" llevada a cabo. La dirección del mismo estaba reservaba a una minoría
(para se miembro del Comité Central había que haberse afiliado antes de febrero).

4.4- NUEVA ECONOMIA POLITICA

En los primeros momentos de la revolución se habían establecido comunas


agrícolas: los koljoses (financiación mixta particular y estatal) y sovjoses (solo financiados
por el Estado), bajo la fórmula de la autogestión. Medidas como los "sábados comunistas"
(trabajo gratuito ese día) y "obreros de choque" (demostración de la rapidez a la hora de
trabajar, como propaganda), etc., son una muestra de la militarización de la economía. Hay
un intento de hacer desaparecer el dinero por vales, y una concentración de autoridad
política y poder económico: es lo que se llamó el "comunismo de guerra."

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Los campesinos se irán resistiendo a las confiscaciones, por lo que se acude al
ejército (para Trostky: "es echar aceite para apagar fuego"). Lenin quiere buscar una
fórmula de equilibrio entre radicales que piden la socialización "ahora" y el ala derecha que
quiere autorizar la propiedad privada: la gran propiedad es abolida. Marc Ferro habla de
una auténtica guerra civil moral campo–ciudad.

La nueva consigna será "Todo para la producción". Los comunistas dicen que el
capitalismo es un mal solamente con relación al capitalismo, no en relación a la Edad
Media de la que todavía no ha salido Rusia, por lo que adoptan medidas capitalistas
(admitir propiedad privada en ciertos sectores).
A finales de 1920, el partido se había lanzado a una política de acercamiento a los
países capitalistas a fin de revitalizar con capital exterior la agotada industria.

La situación es precaria desde el 20, con una gran pobreza: la solución será la NEP
o "nueva política económica", para algunos socialistas una claudicación ante el capitalismo
(eso piensa Trostky, mientras que para Lenin, si se controla la banca, transportes, comercio
exterior, etc., el Estado es quien controla la economía.)

El X Congreso del PCUS aprueba la NEP: retorno a formas de capitalismo


controlado, fin a las requisas de tierra y fábricas, libertad para comerciar, se autoriza a los
artesanos a vender su producción, se permiten las sociedades mixtas con capital extranjero.
Los avances espectaculares: en 1927 la producción ya es normal, con crecimientos
sectoriales desproporcionados cuyos desequilibrios aflorarán a la larga.

Trotsky caerá en desgracia: es expulsado del partido en 1917; deportado a Siberia


en 1928; desterrado de la URSS en 1929 y asesinado en México en 1940 por un agente
español de Stalin.

A partir de 1928 comienza la planificación quinquenal: se planea la producción de


cada producto en los siguientes cinco años, existiendo un control de la industria y de la
colectivización de la tierra. Muchos campesinos se resisten a la creación de koljovs, y se
inicia una "caza" de los kulaks.

4.5– LA ETAPA STALINISTA

El conflicto interior en el P.C. se recrudeció en los meses finales de 1923, cuando


Lenin agonizaba: había dictado un "Testamento" ambiguo que nada dejaba resulto respecto
al futuro. Al final de su vida propone sacar a Stalin de ese cargo.

Pero el XII Congreso había permitido a Stalin mostrarse como discípulo de Lenin
(en el tema de las nacionalidades). Lenin muere el 21 de I de 1924: en lo sucesivo habría
división de funciones de dirección en la URSS.

La falta de cultura y formación hacía que en la administración residieran


supervivientes del régimen anterior. Las pretensiones son: aumentar la educación socialista
(instrumentalización de la escuela por los bolcheviques en beneficio propio: "educación
para la colectividad"), pronatalismo, repartir a los huérfanos entre la población.

Se crea una troica: Stalin, Zinoviev y Kamenev (estos dos opuestos a Stalin en su
intento de creación de un líder único).

La historiografía coincide en que en la formación del estalinismo tiene una

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trascendencia especial la profunda crisis económica y política–social que se produjo en la
URSS en el momento culminante de la NEP.

Los dirigentes confían en que con ayuda de las relaciones de mercado (crédito
alemán en 1926) y con concesiones a los campesinos fuese posible conseguir un rápido
aumento de la producción agraria: pero el asunto de China traerá consecuencias
insospechadas. El apoyo al Kuomintang supuso la ruptura con Gran Bretaña, el más
cercano e importante socio comercial de la URSS. Se generó una confusión, pánico, asaltos
a tiendas, aunque se trata de un descontento no articulado (espontáneo), pese a la creencia
de los líderes que piensan en un complot.

Su respuesta será la demanda de mano dura: los incidentes terroristas de pequeño


alcance pusieron en manos de la GPU (policía política) un poder omnímodo, invalidando
las normas jurídicas de tiempos de paz: detenciones, destierros... Ello generó protestas del
extranjero.

Las malas campañas agrícolas provocan grandes tensiones sociales (Bujarín


desveló haber fusilado por exceso de celo a unos cuantos recolectores de grano).

Stalin se decidió por una solución que prescindía del factor humano: para salvar la
situación afrontaría cualquier resistencia social. Su primer paso será deshacerse de los
moderados, yendo también contra los trostkistas. La posición de los moderados fue
calificada como "desviacionismo" de derechas, y son depurados de sus cargos.

Desde 1934 ya existe un estalinismo total. Un sólo partido, el comunista, que


controla toda los ámbitos de la vida económica, cultural, y social del país, sometido a la
“nomenklatura” o aparato del partido que crea una burocratización absorbente.

5– La economía planificada y el ordenamiento político.

A partir de la SGM, los países dirigidos por regímenes comunistas en Europa


Oriental iniciaron una doble labor tendente a reconstruir las economías nacionales y a la
puesta en práctica de estructuras de tipo socialista. Para ambos fines, imitarán a la URSS, y
a partir de 1949, crearon formas de integración económica (COMECON), en las que la
potencia soviética asumía el papel dirigente.

Entre 1945 y 1948 se produce la toma de poder de los comunistas en los distintos
países del Este, y se promueven las primeras medidas económicas tendentes a una nueva
colectivización. Al modo soviético, un Gabinete de Planificación ponía en marcha la
realización de los primeros planes. En el sector agrícola, la tierra fue colectivizada, a veces
mediante indemnizaciones como en Checoslovaquia y la RDA, permitiendo la existencia
de pequeñas y medianas propiedades. Las empresas industriales fueron estatalizadas,
aunque no totalmente, permitiéndose la existencia del sector privado, pero sometido a un
fuerte control estatal. En muchas de ellas se establecieron Consejos Obreros que asumieron
el papel director. La producción, el abastecimiento de materias primas, el nivel de precios y
salarios estaban controlados por el Estado.

Se creó el COMECON, que organiza comercial, productiva y financieramente a la


URSS, Checoslovaquia, RDA, Polonia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Cuba, Mongolia y
Vietnam. Sus logros son poco espectaculares por la rivalidad y discusiones entre sus
miembros.

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Tras 1949 se produce una aceleración del proceso de socialización durante el cual la
URSS afirmó su posición hegemónica dentro del bloque. Sus relaciones económicas con
los Estados miembros del COMECON nunca se desarrollaron en un plano de igualdad,
sino más bien de dependencia.

Dentro del sector agrícola, los intentos de socialización fueron constantes, aunque
no siempre bien acogidos por el campesinado. Las propiedades medias fueron eliminadas y
la creación de cooperativas socialistas cobró mayor importancia.

La rigidez burocrática, el desabastecimiento de materias primas, carencia de


abonos, elevados costes de la producción, ruina del campesinado, etc. hacen que la
productividad obtenida en el campo sea mínima. El malestar social se manifestó en varios
zonas rurales durante 1953: por ejemplo, en Rumania o Hungría, y también se produjo la
disidencia de Yugoslavia respecto a las órdenes de Moscú.

En la industria, centrada principalmente en la siderurgia y maquinaria pesada, se


descuidan los sectores de consumo directo (electrodomésticos, autos, etc.)

Cuando muera Stalin (1953) el ritmo de la colectivización decrece, apareciendo


revisionismos que llegan hasta los años noventa.

Entre 1956 y 1985 se busca una mayor descentralización y una racionalización de


las empresas, a las que se deja mayor libertad de gestión, llegando finalmente a establecer
contratos y préstamos con instituciones de países no comunistas. La planificación, aunque
subsiste, permite que parte de la producción pueda comercializarse libremente.

En estos años, se plantea la búsqueda de otros modelos comunistas distintos al


soviético: sublevación de Hungría en 1956 y de Checoslovaquia en 1968 ("Primavera de
Praga").
Con la llegada de la perestroika en la URSS, los países del Este europeo obtendrán
mayor libertad, decantándose por la búsqueda de sistemas de gobierno democráticos que
necesariamente habrían de potenciar un cambio en su orientación económica: Polonia,
Hungría, Checoslovaquia, RDA, Rumania, Bulgaria y finalmente Albania, dejaban, en
mayor o menor medida, de depender de la tutela político–económica soviética, creando
distintas fórmulas que les acercaban a los países democráticos de Europa Occidental.

El nuevo líder soviético, Mijail Gorbachov, había puesto fin a la política de


Breznev (muerto en 1982) según la cual la URSS podría intervenir, incluso militarmente,
en los asuntos de los países de su órbita.

El muro de Berlín caerá en Navidad de 1989, lo que será un signo de la progresiva


caída de los sistemas comunistas en todos los países: la excepción más violenta es
Rumania. Pero los costes sociales (paro, pobreza, etc.) serán elevadísimos: el supuesto
"paraíso" capitalista, la imagen del consumismo que provenía del otro lado del Muro,
también caerá, mostrando con crudeza las contradicciones del mundo desarrollado, la
realidad de una Europa rica a la que pretende huir buena parte de la población.

La inversión económica de los países desarrollados en las débiles economías del


Este no ha dado los frutos apetecidos: la falta de consumidores con suficientes recursos
como para crear un fuerte consumo desalienta la creación de empresas en esos países. Los
cuarenta años de monopolio comunistas han dejado maltrechas las economías de estos
países: una industria anticuada y con poca competitividad que va a necesitar reconvertirse

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urgentemente; una agricultura con falta de medios y de canales de comercialización; una
sociedad desilusionada con el sistema y que espera el cambio que la acerque al "ideal
sistema de vida" de vida de la sociedad de consumo occidental; pero tras varios años de
transformaciones del sistema está empezando a darse cuenta de lo penoso del camino:
aparición del paro (hasta entonces inexistente), deficiencias en los sistemas sanitarios y
educativos (antes garantizados por el Estado), encarecimiento de los precios de alimentos y
combustibles (antes fijados obligatoriamente por el Estado), desabastecimiento de los
productos básicos, acentuada escasez de viviendas, etc.

Uno de los problemas planteados por esta parte de Europa no integrada plenamente
en el "primer mundo" es la emigración de gentes provenientes de Europa del Este a la
Europa rica, desengañados por la lentitud e ineficacia de los cambios en sus respectivos
países. La cuestión se convirtió en un problema para los países desarrollados de Europa
durante la década de los ochenta y noventa, que recibieron una gran cantidad de emigrantes
procedentes del Sur y del Este. De momento, Alemania propuso como solución una masiva
inversión financiera y empresarial en estos países del Este, incluida la CEI. Sin embargo,
los actuales problemas internos de los países europeos, y sobre todo el aumento del déficit
público y los desajustes monetarios han frenado hasta el presente esta posible ayuda, pese
al interés que manifiestó Clinton por ayudar a las reformas emprendidas en Rusia por Boris
Yeltsin. Se paliaría así el problema de la emigración, y se abriría un inmenso mercado y
zona de posible inversión industrial, con una mano de obra barata y sobre todo
disciplinada.

Por si fuera poco, a estas dificultades de cambio de sistema económico van a


sumarse los problemas de los nacionalismos en la zona de los Balcanes, y en la mayoría de
las repúblicas que componían la URSS. Problemas que tienen como antecedente la
artificial división de Europa Occidental tras las dos Guerras Mundiales, que se hicieron sin
respetar diferencias tradicionales, lingüísticas, étnicas o religiosas.

Únicamente Cuba, China, Vietnam y algunos países africanos persisten en la


ortodoxia comunista, aunque con profundas transformaciones que hacen que convivan dos
sistemas en un solo país: economía de mercado (caso de China o Vietnam) con sistema
político de partido único.

6– El modelo soviético.

Desde la época estalinista al inicio de la perestroika, en la URSS parecen perdurar


los mismos objetivos económicos y políticos. Los gobernantes desde Stalin a Gorbachov
han monopolizado todos los resortes del poder, desde la Secretaría General del Partido
Comunista de la Unión Soviética.
Los rasgos fundamentales del sistema serían: economía centralizada y planificada;
colectivización de los medios y bienes de producción y existencia de un partido único que
monopoliza todos los resortes del poder. Sin embargo, sí ha existido una evolución
económica y política.

En la posguerra, hasta 1953, la principal tarea fue reconstruir un país destruido por
la SGM. Los alimentos fueron racionados durante los dos primeros años; las cooperativas
de producción tuvieron que realizar entregas obligatorias de cereales (pagadas con bajos
precios por el Estado) y otras cargas para financiar la reconstrucción industrial prevista en
el 4º y 5º Plan Quinquenal. En consecuencia, el bajo nivel de vida fue constante, y los

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sacrificios de la población incontables: especialmente penosos fueron los desplazamientos
obligatorios de la población (en condiciones muy precarias) para procurar ocupar más
homogéneamente el espacio, en concreto industrializando la inhóspita Siberia Occidental
(ciudades como Kuzbass nacen en meses).

La economía oculta creció considerablemente y el Gobierno tomó medidas para


atajarla. En la agricultura se realizaron ciertas transformaciones: las parcelas individuales
de los koljoses fueron potenciadas por el Estado, para solucionar los problemas de la
alimentación de la población. Los koljoses fueron reagrupados para poder usar con más
eficacia la maquinaria.

Las industrias energéticas y siderúrgicas, absolutamente prioritarias, registraron


avances considerables, continuando la rígida centralización económica.

No conviene olvidar que la URSS exigió y consiguió obtener gran parte de las
reparaciones de guerra de los países vencidos, especialmente de Alemania, lo que ayudó
parcialmente a superar la crisis de posguerra, al menos en lo que a la industria se refiere.

Su desconfianza de Occidente hizo que la URSS comenzara a alejarse de sus


antiguos aliados contra el fascismo. Stalin murió en 1953, cuando aún quedaban dos años
para completar el 5º Plan Quinquenal. Su sucesor, Kruschev, realizó considerables
reformas económicas durante la realización de los siguientes Planes.

Kruschev inició una política de desestalinización (fin del "culto personal" a Stalin),
descentralizando la economía para hacerla más ágil y democratizar la sociedad. Sin
embargo, el PCUS no perdía poder.

Sus objetivos socieconómicos pretendieron una elevación del nivel de vida. A


través de los cambios promovidos en todos los sectores productivos se pretendía que la
URSS alcanzara unos niveles sociales equiparables a los de los países occidentales. El
proyecto económico pretendía equilibrar el desarrollo industrial pesado con el agrícola,
emprendiendo a su vez un ambicioso programa de investigación nuclear y aeroespacial.

En el sector agrícola, los koljoses fueron dotados de mayor autonomía en las


decisiones, y se suprimieron las entregas obligatorias de cereales y ganado.

El Gosplan, organismo estatal de planificación, subsistió, pero en adelante realizó


sólo una planificación global. La aplicación concreta del plan la realizaban unos consejos
económicos regionales, controlados por delegados del partido.

Para evitar la emigración de población de los núcleos rurales a los urbanos, se


apoyó la construcción de poblaciones campesinas dotadas de mejores servicios. Los
rendimientos agrícolas subieron en los primeros años de la aplicación de estas reformas, así
como el nivelde vida del campesino. Sin embargo, al final, por el agotamiento de los
nuevos suelos, fracasaron los cultivos apoyados por el Estado, especialmente el maíz. Este
tuvo que importarse a cambio de grandes reservas de oro. Fracasaron también las cosechas
de trigo y remolacha azucarera plantadas en nuevas superficies roturadas en Asia Central.

En el sector industrial, se propulsó la industria de bienes de uso y consumo,


tendente a mejorar el bajo nivel de vida del ciudadano soviético. El salario aumentó y se
redujo la jornada laboral.
El sucesor de Kruschev (que tuvo que abandonar la dirección del partido por el

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"fracaso" que supuso la necesidad de importar trigo, por los traspiés como la crisis de los
misiles en Cuba, la ruptura de relaciones con China en 1963, etc.), Leónidas Breznev
(1964– 82) intentó reorganizar la economía y la sociedad soviéticas con fórmulas que
permiten hablar de un neoestalinismo. La planificación económica se fortaleció; los cargos
del PCUS se harán casi vitalicios, la llamada “gerontocracia” (lo que aumenta la
posibilidad de corrupción). Sin embargo, las empresas gozan de mayor autonomía,
recibiendo una parte de los beneficios que crean. Los consejos obreros se ven fortalecidos
para la dirección de las empresas. Pero subsisten las grandes diferencias entre campo y
ciudad.

A partir de 1973, los problemas de la economía soviética se agudizan. La industria


disminuyó su capacidad productiva. Los fallos en el sector agrícola eran también evidentes,
y durante varios años habrá que recurrir al trigo norteamericano. El país cae así en un
parón económico producido por la fuerte burocratización y corrupción de los altos cargos,
por la existencia de un mercado negro gigante. El absentismo laboral era el más alto del
mundo (50% según cifras oficiales), y la ineficacia por falta de estímulos hacía que los
rendimientos fueran muy bajos y los productos manufacturados de muy baja calidad.

Durante el corto mandato de Andropov (1982–84) se promovieron una serie de


reformas económicas que, sin ser profundas, dan mayor eficacia al sistema. El dirigente
soviético insistió en la necesidad de autocrítica.

Tras un breve gobierno de Chernenko (1984–85), con maneras que hacían pensar en
una vuelta al sistema de Bresnev, Mijail Gorbachov tomaba el país, iniciando una serie de
reformas que iban a cambiar el mundo.

La URSS se hallaba en una grave situación de estancamiento económico. Se


observaba una gran contradicción: un país con una poderosísima maquinaria militar y
espacial, tenía una población donde era imposible conseguir azúcar, arroz o mantequilla
fuera del mercado negro, sometida a la dictadura de las colas. Ya en 1986, Gorbachov
emplea la palabra "perestroika" (reestructuración) y "glasnost" (transparencia). Los
principales cambios serán la mejora de las relaciones internacionales con EEUU,
disminución de gastos militares, retirada de tropas de Afganistán (en apoyo del ejército
contra las milicias anticomunistas), depuración de los cargos conservadores dentro del
PCUS, etc.

Se permitía la existencia de servicios privados, como pequeños talleres, restaurantes


(se instala un Mac Donald’s en Moscú) o taxis. Los koljoses podrían comercializar
directamente la producción. Se legalizaba la economía sumergida y se empezaban a
desarrollar las cooperativas familiares.

7– Las democracias populares.

Como resultado de la guerra mundial, la URSS organizó alrededor de sus fronteras


un cordón político sanitario, conocido con el nombre de "países satélites" (para el bloque
capitalista), "Europa del Este" o "Estados socialistas". Ellos se calificaban como
"democracias populares", por oposición a las democracias burguesas.

El bloque estaba formado por ocho naciones (R. Democrática Alemana, Polonia,
Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania, Yugoslavia y Albania) que ocupaban un total
de 1.275.000 Km2, con más 100 millones de habitantes. A pesar de que se les dio una

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homogeneidad política sustentada en gobiernos formados por partidos comunistas o por
alianzas de partidos con predominio comunista, en realidad eran Estados con características
distintas. Desde la diversa variedad y riqueza de sus economías, con naciones
industrializadas y otras apenas en vías de desarrollo, hasta las peculiaridades étnicas,
culturales y religiosas (razas balcánicas, Polonia católica, importancia de la religión
musulmana, etc.) el bloque era un conjunto de pueblos de difícil armonización y precario
compromiso político.
En el corto espacio de tres años, 1945–48, en la mayoría de estos países se produjo
un vertiginoso ascenso de los partidos comunistas aprovechando la presencia del ejército
soviético o el gran prestigio de los militares comunistas, arropados por la que empezaba a
mostrarse como superpotencia, la URSS. La particular posición geopolítica del bloque,
formando una barrera natural entre Centroeuropa y la URSS, sería determinante para
señalar el futuro inmediato de los regímenes constituidos al terminar la guerra. Los
argumentos defendidos en Yalta y Postdam por Stalin y Malenkov, en el sentido de la
necesidad de impedir un nuevo ataque alemán sobre Rusia, fueron suficientes para que
Roosevelt y Churchill otorguen su beneplácito a la formación del bloque socialista.

Sin embargo, el establecimiento de este nuevo orden, que se correspondía con un


verdadero nuevo reparto de Europa, no se realizaría sin dificultades. Los mayores
problemas se localizan en Polonia y Checoslovaquia, debidos a sus grandes semejanzas
con el área occidental europea y a su localización estratégica, mayor nivel económico y
diferencias religiosas y culturales.

En Polonia, la aversión tradicional a los rusos se vio acentuada por la religiosidad


de los polacos; sin embargo, la ocupación rusa fue determinante para formar un gobierno
de concentración. En éste, que contaba con representación de seis partidos, los comunistas
y socialistas ocuparían los puestos de mayor relieve. En la fase siguiente, la agitación
política promovida por sindicatos marxistas y las presiones de partidos de izquierda
conducirán a la conquista del poder por la coalición de socialistas y comunistas, formando
en 1948 el Partido Obrero Unificado.

En Checoslovaquia, las elecciones del 46 dieron la victoria a comunistas y


socialdemócratas, y el líder comunista Gottwald pasó a formar gobierno poco antes de que,
bajo presiones políticas soviéticas, el país rechace las ayudas del Plan Marshall. Los
miembros no comunistas del gobierno dimitirán, apoyando los comunistas y socialistas las
movilizaciones populares –golpe de Praga– con la consigna de huelga general. Gottwald
fue elegido presidente de la república y el partido socialista y el comunista se unifican
dominando ampliamente el país.

Las dificultades fueron menores en Yugoslavia y Albania. El Partido Comunista


Yugoslavo, bajo dirección de Tito, se distinguió durante la guerra mundial de forma que
pasó a dominar un Comité de Liberación nacional. Las elecciones del 45 dan la victoria
aplastante de Tito (90% de los votos). En Albania, las elecciones fueron ganadas ese año
por un 93% de votos por los comunistas, proclamándose la República.

Bulgaria, Hungría y Rumania, que habían sido aliados de Alemania, conocieron


durante los años de posguerra un aumento notable de la influencia socialista. La presencia
de tropas soviéticas y la vigilancia de observadores rusos en los procesos políticos fueron
factores decisivos para efectuar la transición hacia regímenes favorables a Moscú. Quizá
por lo mismo, se produjo un espectacular aumento de militantes de los partidos comunistas.

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Con la separación de las dos Alemanias en 1949, las líneas política y social de la
zona oriental no estuvieron exentas de dificultades, entre las cuales las de mayor relevancia
fueron las protestas sociales de 1953, cortadas de raíz con la intervención militar de las
tropas soviéticas acantonadas en el país. En 1951 se puso en marcha un plan quinquenal de
inspiración soviética, según el cual en 1955 se habrían superado los resultados productivos
de la preguerra. El plan contaría con la ayuda de la URSS en forma de maquinaria y
asesoramiento técnico. En 1953 la exigencia de una mayor productividad impuesta por una
normativa laboral endurecida provocó la huelga de los obreros. Muchas poblaciones
siguieron el ejemplo iniciado por el sector de la construcción de Berlín Este. La inmediata
intervención del ejército soviético, que contuvo la revuelta y obligó al gobierno a suavizar
sus pretensiones, redujo el conflicto en los días siguientes. Los líderes sindicales y los
dirigentes del partido establecieron un cambio en la programación política con el fin de
elevar el bienestar social, de suerte que a finales de los años 50 este Estado socialista
figuraba entre los más industrializados.

La desvinculación de Yugoslavia del bloque de naciones que la URSS había


formado tras la SGM dio motivo a Stalin para acelerar el proceso de integración de
aquéllas en el ámbito soviético. En un principio, y dada la limitada capacidad de la URSS y
la deficiencia de estructuras político–sociales de territorios tan heterogéneos, se permitió a
los comunistas de cada país un cierto margen de maniobra que les permitía tener en cuenta
las peculiaridades nacionales. Se pretendía con ello lograr el mayor número de adhesiones
a los distintos partidos comunistas; sin embargo, la URSS comprobó enseguida que podía
producirse una escisión entre estos partidos nacionales y el Partido Comunista de la Unión
Soviética. Para evitarla, organizó una campaña "contra el desviacionismo de izquierdas" y
"de derechas": una oleada de depuraciones intentó suprimir a los nacionalistas; bastaba con
la simple sospecha de no ser absolutamente fiel a Stalin para ser perseguido.

Como sucede en casos similares, florecen los denunciantes, entra en juego el afán
de hacer carrera y la policía secreta actúa con excesivo celo. Las víctimas condenadas en
procesos secretos o públicos, fueron ejecutadas o enviadas a campos de trabajo. Tampoco
se libraron los cosmopolitas que pensaban que los países no debían permanecer aislados
del resto del mundo.

Estas depuraciones, entrelazadas con la lucha por el poder, tuvieron lugar con el
telón de fondo de una remodelación profunda de toda la estructura política, social y
económica de los países del Este, a la que se puede aplicar el término de "sovietización"
por cuanto el objetivo era la total orientación hacia la dirección central de Moscú, mediante
un trasplante del modelo soviético a los distintos países. La medida más urgente era la
reestructuración de los partidos comunistas según el modelo del PCUS. La eliminación de
adversarios en política interior dejó libre el camino para librarse de los oportunistas
infiltrados en las propias filas y de los seguidores inseguros y poder formar un partido
auténticamente filial del PCUS. Pero dado que la pertenencia al partido de cada país era un
privilegio en la práctica, las exclusiones y controles tuvieron también un valor educativo
porque hicieron que cada militante tomara conciencia de que se exigía de él un
compromiso y una parcialidad constante en favor de Moscú.

Se llegó incluso a aplicar a estos partidos el procedimiento soviético de examinar a


los aspirantes durante un período de uno o dos años. Se exigió una participación regular en
las acciones del partido. Esta influencia se extendió a la vida pública y todos los puestos
claves de los aparatos del Estado y de la economía, así como las organizaciones de masas
– sindicatos, asociaciones femeninas, juveniles y deportivas– fueron ocupados por

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miembros comunistas. Todos los Estados se dan nuevas constituciones copiadas de la de
Stalin de 1936. Se aplicó una fuerte represión contra quienes van en contra de la
"dictadura del proletariado".

La reforma del sistema de enseñanza y formación también se efectuó conforme al


modelo soviético y en muchos Estados orientales logró importantes progresos como la
erradicación del analfabetismo: además, el proletariado fue el único considerado apto para
la enseñanza superior, por tener "conciencia de clase". Los medios de comunicación,
prensa y radio, fueron puestos claramente al servicio del Partido, con una fuerte censura.
La vida científica se vio igualmente afectada, siendo orientada a sostener los principios del
marxismo– materialismo. Al mismo tiempo, se glorificaba desde todos los ámbitos a la
URSS y a su líder Stalin.

Al acabar la SGM existe un consenso sobre la necesidad de industrializar los países


del Este. De la industrialización se esperaba la solución al grave problema de la
superpoblación agraria, responsable del bajo nivel de vida de la población. El paso de la
mano de obra excedente en el campo al sector de la industria y los servicios era
indispensable para una producción mayor individual de la población agrícola y con ello
para el aumento de sus ingresos, lo que generaría mayores posibilidades de consumo.

La política económica de los dos primeros años de la posguerra fue diferente en


cada país, aunque en todos era prioritaria la utilización de las posibilidades existentes y la
superación de los daños de guerra. Sin embargo, ya entonces se crearon instituciones que
preparaban el paso a la posterior economía planificada, que se introdujo en 1947–48 con la
entrada en vigor de los planes de reconstrucción concebidos en su mayor parte por expertos
soviéticos. Dichos planes aconsejaron a Rumania, Yugoslavia y Bulgaria dar prioridad a la
modernización de la agricultura y evitar una industrialización forzada. La realización de los
planes fue acompañada de una segunda oleada de nacionalizaciones que puso en manos del
Estado casi todas la industria y el artesanado, la banca y el comercio. Con ello era total el
control estatal sobre la economía, lo que facilitaría la consecución de bienes de consumo; a
ello contribuyeron tanto el deseo de una autarquía nacional como las posibilidades de
obtener ayuda soviética una vez que dejaron de llegar las importaciones del bloque
occidental. A pesar de que Hungría, Rumania y la RDA carecían de materias primas para
ello, levantaron grandes complejos siderometalúrgicos para aligerar la carga que pesaba
sobre la producción soviética del hierro y acero.

Las dificultades de aplicación de esta política económica demasiado orientada


fueron grandes, y principalmente derivadas de la acomodación de una mano de obra
anteriormente agrícola a las condiciones del mundo laboral industrial; sólo Checoslovaquia
y la RDA constituyeron una excepción al disponer de suficientes obreros especializados y
de una cultura técnica arraigada. Pero dado que faltaba el estímulo natural al rendimiento a
consecuencia de la carencia de bienes de consumo, el rendimiento planificado hubo de ser
impuesto por severas medidas para mantener la disciplina laboral. Los sindicatos serán
controlados por el Partido, no representando los derechos de los trabajadores.

En relación con el proceso de industrialización, tuvo lugar una agrupación de las


explotaciones rurales en cooperativas colectivas según el modelo de la URSS. La reforma
del sector agrario era indispensable si se quería asegurar un suministro de productos
alimenticios a la población urbana en constante crecimiento. El principio fue la lucha
comenzada en 1948 contra los grandes terratenientes a imitación de la realizada en 1930 en
la URSS. Una vez hecho el reparto, las colectividades se organizaron de forma

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autogestionaria; pero a finales de1951 esta fórmula fue reemplazada por un nuevo sistema
de dirección que aumentaba considerablemente las funciones de los directores, quienes
tenían derecho a tomar medidas disciplinarias. Con ello se aumentó el control del Partido
sobre la producción agrícola.

8– El modelo chino.

Tras la guerra civil (1945–49) y la victoria del comunismo, el nuevo régimen


dirigido por Mao–Tse–Tung (o Mao Ze-dong) tuvo que enfrentarse a graves problemas:
presión demográfica, escasez de excedentes agrícolas y deficiente estructura industrial.

La ley de 1950 decretó la expropiación sin indemnización de las tierras no


trabajadas por sus dueños, y las trabajadas por jornaleros. Los pequeños propietarios y los
campesinos sin tierras recibieron una parcela de 1,67 áreas. Unos 300 millones de
campesinos accedieron a la pequeña propiedad en el marco de la aldea, unidad
administrativa básica. Los desequilibrios en los niveles de riqueza familiar no tardaron en
aparecer, derivados de las capacidades individuales para el trabajo, surgiendo una nueva
clase de campesinos enriquecidos.

En el sector industrial, se promovieron las primeras socializaciones de empresas.


Aunque se mantuvieron, las antiguas empresas privadas fueron gravadas con impuestos y
vieron reducidos sus beneficios, por los elevados costos de las materias primas y los bajos
precios de los productos marcados por el Estado. Tuvieron que recibir créditos estatales y
alno poder amortizarlos, acabaron en manos del Gobierno.

En 1950 se puso en marcha el primer plan industrial, calcado de los soviéticos. Las
instalaciones industriales se expandieron por zonas antes despobladas del centro y
noroeste.La población se desplazó hacia estos nuevos núcleos industriales, sobre todo
desde las regiones costeras. Fue necesaria la construcción de ferrocarriles para
intercomunicar estas regiones, y los resultados iniciales fueron esperanzadores: entre 1949
y 1954 la producción se duplicó.

A partir de 1952, las autoridades chinas iniciaban la marcha hacia la desaparición


del individualismo económico. En el sector agrícola el paso más importante fue la creación
de las Cooperativas de Producción Socialista. Su realización siguió dos fases. Durante la
primera, la maquinaria, el gano y la tierra se pusieron en común. Sin embargo, los
beneficios se percibían según la cantidad de tierra aportada. El Estado recibía la totalidad
de lo producido, según precios de bajo nivel fijados por él. A su vez, la cooperativa
compraba al Estado semillas, abonos, máquinas, etc. a precios proporcionalmente elevados.

Desde 1954 las cooperativas se hicieron obligatorias, y en función de ellas se


organizó la vida de la aldea. Los beneficios empezaron a distribuirse según las jornadas de
trabajo realizadas. La dirección de ellas estuvo en manos de miembros del Partido
Comunista Chino. Después de 1955, Mao se dirigió al país e invitó a los ciudadanos a dar
su opinión sobre la evolución socieconómica del sistema ("Las Cien Flores"). De todas
partes llovieron las críticas que, sobre todo, incidían en una mayor democratización
política y económica. Incluso hubo revueltas. El gobierno no sólo no las aceptó, sino que
inició una política de depuraciones y, por medio del "Gran Salto Adelante", completó a la

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fuerza la colectivización y especialización económica por medio de un proceso de
militarización ("Revolución Cultural") y a través de un rígido control y represión. Tres
fueron los objetivos:

– Armonizar el crecimiento de la industria con el de la agricultura ("caminar sobre


dos piernas")
– Suplir las inversiones de capital (poco abundantes) necesarias para la
mecanización, con el empleo sistemático de mano de obra, sufriendo esta previamente una
campaña de mentalización ideológica.
– Conseguir que las provincias se autoabastezcan, descentralizando la producción.

Las cooperativas se fusionaron en Brigadas, y éstas se integraron en "comunas", en


cuyo seno se integraron producción agrícola e industrial. En medio de una gran exaltación
por parte de Mao y de un gran optimismo estadístico las comunas realizaron su labor
productiva. En 1960 fueron conocidos los datos verdaderos de crecimiento, y pudo
comprobarse el alcance real de la trayectoria, cuando, ante la crisis de producción hubo que
restablecer el racionamiento alimentario.

Igualmente, en el sector industrial, a partir del Gran Salto Adelante, se promovió


una mayor rigidez productiva y centralización. La expansión fue frenada por la
insuficiencia de materias primas, el exceso de crecimiento de la población activa (mayor
que los puestos de trabajo generados), por insuficiencia de los medios de transporte e
incluso por el agotamiento físico de la mano de obra, militarizada.

Tras 1961, las comunas sólo subsisten como órganos de coordinación agrícola. Las
aldeas, hábitat campesino tradicional, fueron potenciadas: en su marco se realiza una
actividad agrícola llevada a cabo por equipos de producción (80 a 200 trabajadores)
integrados en brigadas formadas por dos a cuatro mil personas. Cada familia recibe una
pequeña parcela, que suele rodear su vivienda, y se permitió que la producción de la
parcela individual fuera vendida de forma libre. Muchos de los antiguos cuadros dirigentes
de las comunas fueron destruidos y una mayor liberalización presidió las relaciones de
producción agrícolas. Se trata, en suma, de una adaptación agrícola al tradicional
individualismo chino, pero sin que se deshaga la estructura de producción socialista.

La Revolución Cultural parece que ha tenido su ocaso definitivo, sobre todo cuando
en 1976 muera Mao, a la vez que se produce una apertura hacia Occidente, dirigida por el
líder Deng Xiao Ping. A partir de 1982 se aceleraron los cambios económicos,
abandonando la rígida planificación estatal, la corrupción y la falta de incentivos. Se
potenciaba la industria de bienes de uso y consumo, aparecen mercados libres de productos
agrícolas en las ciudades, se reforzó el sistema de precios y salarios, entró capital
extranjero.

Sin duda estas medidas habrían podido ser el paso previo de un cambio político.
Pero la matanza de estudiantes (que reclaman una democratización de la vida política) en la
plaza de Tiananmen en junio de 1989 vino a demostrar que los dirigentes chinos no estaban
dispuestos a dejar el poder.

9– La caída del socialismo.

9.1– La transición de la URSS a la CEI.

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El año 1991 fue crítico para la "Perestroika" o reestructuración. A nivel económico,
siendo el país más grande del mundo y el tercero en población, ocupa el lugar 51 en la
renta per cápita, situándose entre el primer y el tercer mundo. A partir de 1975 se observó
un estacamiento en la producción: si entonces producía más o menos el mismo trigo que
China, en 1982 solo se recoge la mitad que en dicho país. Eran datos que apuntaban a la
necesidad de sustituir la economía centralizada.
A nivel tecnológico, pese a ser una potencia pionera en la aeronáutica desde el
lanzamiento del Sputnik en 1957, el excesivo control de la investigación se traduce en que
haya campos en los que existan enormes lagunas: ordenadores personales,
superconductores, etc.

Las desigualdades regionales también eran evidentes: la URSS tenía su "sur", las
repúblicas islámicas, en las que la renta per cápita es inferior a los 500 rublos. Lo mismo
sucede con los hospitales, escuelas, etc. con gran diferencias entre los de las privilegiadas
repúblicas bálticas y las deprimidas del sur.

Por otro lado, la cosecha de 1991 quedó sin recoger, por los problemas derivados de
la desorganización.

Existían tres fuerzas hostiles a la perestroika: los comunistas ortodoxos, que ven
peligrar sus privilegios, y que en 1990 se hacen con el control de la KGB; demócratas
radicales (que se apoyarán en Yeltsin): creen que la reforma va demasiado lenta, y piden
una Rusia democrática; nacionalistas: las tres repúblicas bálticas (Lituania, Letonia,
Estonia) creen que la independencia puede recuperarse si se aceleran los cambios (no les
importa lo que suceda en el resto de la URSS)

Gorbachov reemprende las reformas sin apoyo suficiente, a un ritmo lento. En 1991
ya tiene claro el camino a seguir: convoca elecciones, un nuevo Tratado de la Unión,
aceptación de la independencia de las repúblicas bálticas. Al hacer balance de la historia de
la URSS, denunciará los errores del estalinismo.

El momento crítico es el golpe de estado de los comunistas ortodoxos de agosto. Se


produce cuando:

a– Gorbachov asiste en Londres a una reunión de los siete grandes pidiendo ayuda.
b– Se reúne el Pleno del Comité Central del PCUS renunciando a la ideología
marxista
c– Se firma un nuevo Tratado de la Unión.

Según Gorbachov, el golpe fracasa por la propia perestroika, por la transparencia


informativa que creó en los ciudadanos un rechazo hacia los golpistas. Para otros autores,
por la falta de colaboración del ejército. Incluso otros hablan de una "ficción", de un golpe
demasiado blando para probar fortuna, demasiado tardío.

Los problemas de la CEI son múltiples:

– Nacionalismo: existen 100 etnias, 150 idiomas, repartidas por todo el territorio.
Así, en Kazajstan los rusos y ucranianos son el 60% de la población, mientras el 40% de
kazasjtanos piden la independencia de la república.
– Bancarrota: existe un intento de liberalización total de la economía, demasiado
brusca e inconscientemente llevado a cabo por Yelstin: se crean más de 30 millones de
parados, una inflación del 500 % en 1991, una economía imposible de sujetar. Cuando

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Yeltsin duplicó el salario de los militares, el precio de los alimentos se había triplicado
mientras tanto.
– Desmontaje del PCUS y del ejército: deja un vacío de poder, pues no hay partidos
políticos creados. El ejército, aún con el "síndrome de Afganistán" (similar al de Vietnam
en los americanos) supone una masa difícil de recolocar en la vida civil. Los gastos
simplemente de traer los soldados de la RDA a Rusia son enormes. Muchos de estos
soldados se dedican a su regreso a actividades delictivas, controlando violentamente las
mafias que acaparan algunos sectores económicos del mercado negro.
– Transformación de la industria armamentística en industria de paz: hasta entonces
el sector industrial punta había sido el bélico, mientras el civil había sido su siervo.
– Existe una sensación de cansancio en la población, que deja de creer en los
políticos, sometido a la dictadura de las colas.
– Problemas sanitarios: falta de medicinas, con una mortalidad superior a muchos
países tercermundistas, problemas de alcoholismo, ecológicos (lo de Chernobil no fue
excepcional: las centrales nucleares son ruinosas; el mar de Aral decreció un 60% por culpa
de la desertización).

La economía de las repúblicas precisa mantener el comercio entre ellas, porque


durante la época de la URSS cada una se especializó en determinados productos,
complementándose entre sí.

El paso brusco a una economía de mercado conlleva la pobreza del 35% de los
habitantes. Por otro lado, resurge el fundamentalismo islámico (piden leyes civiles sacadas
del Corán, y reciben el apoyo de los países árabes: Irán, Afganistán, etc.)

La llegada de Vladimir Puttin al poder, sustituyendo al demagógico Boris Yeltsein


ha implicado una cierta estabilidad política, si bien la posición rusa no se ha acabado de
consolidar internacionalmente. Su inferioridad y dependencia económicas, tal vez ya por
demasiado tiempo mostrada para ser considerada “transitorias”, se han puesto de
manifiesto en la incapacidad para proseguir la carrera aeroespacial de forma autónoma, por
la imposibilidad de hacer frente al sistema de seguridad norteamericano conocido como
“escudo antimisiles” de George Bush (padre) y propuesto en 2000 (reedición del fracasado
programa de Ronald Reagan “Guerra de las Galaxias” de 1985, que en su día ya significó
la incapacidad de la URSS a proseguir una pugna económica y tecnológica tan ciclópea
como la emprendida por EEUU, y supuso un duro golpe para el orgullo soviético en plena
crisis económica), por la dependencia de las decisiones del FMI y Banco Mundial para
pagar las nóminas de sus millones de empleados entre 1998 y 2000, o la gravitación de los
países excomunistas europeos alrededor de la OTAN y Unión Europea, así como
problemas parciales como la fuga de cerebros, el incesante problema del nacionalismo
checheno pese a la aparente victoria rusa, y un incontable etcétera. La inflación tendía a
valores más aceptables entre 2000-2001, pero la recuperación económica total y la
normalización política se atisba lejana.

9.2– Yusgoslavia: el caos de los Balcanes.

Los problemas que han influido en el nacionalismo de las repúblicas yugoslavas


son los siguientes:

a– la religión: católicos, ortodoxos e islámicos se reparten en las creencias de la población.


En Bosnia–Hezegovina se pretende crear un estado musulmán. Pero no es un caso aislado:

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todas las religiones se muestran al respecto combativas, beligerantes. Los patriarcas
ortodoxos se reunieron en Estambul decidiendo casi la guerra religiosa. Juan Pablo II
tampoco se ha decantado precisamente por una solución mediante el diálogo, alentando a
los católicos a que no cedan a las presiones de las otras religiones. Por su parte, Irán,
Arabia Saudita y Turquía se entrometen en los asuntos religiosos yugoslavos apoyando a
los fundamentalistas, como si se tratara de una cruzada.

b– sustitución del Estado comunista: la carencia de derechos humanos y sistema


parlamentario durante la época comunista hace que el nacionalismo sea el último refugio
de la protesta ciudadana, la única petición que es admitida por los gobernantes. Yugoslavia
era una federación alrededor de seis repúblicas: Eslovenia, Croacia, Bosnia, Serbia,
Montenegro y Macedonia. Los primeros pasos nacionalistas se dan en Eslovenia y Croacia,
con consentimiento del aparato comunista, para dividir a la oposición al comunismo.

c– desde el punto de vista social, las oligarquías nacionalistas oculta bajo la supuesta
solidaridad entre etnias sus aspiraciones de poder personal: si la población está pendiente
de la idea nacional, no se fijará en las diferencias de clases.

Los estados surgidos en Yugoslavia tienen tendencia a ser "puros", de una sola
etnia, lo que conlleva a episodios racistas: si durante el dominio de Hitler se produce la
depuración de serbios en Croacia, hoy se repite al revés el fratricidio.
En Serbia queda el problema de los albaneses, más de un millón y de religión
musulmana. En Bosnia existen importantes grupos de croatas (17%), musulmanes en
mayoría (43%) y serbios (39%).

Como peligro externo está la creación de una Alemania fuerte y militarizada. Los
cancilleres alemanes han impulsado los nacionalismos yugoslavos por todos los medios, en
su intento de apoderarse del centro de Europa, de ser el país dominante. Por otro lado,
Alemania ha implicado a toda la CEE en la supuesta "defensa" de los nacionalismos, con la
creación de "instrumentos de intervención de urgencia": ¿hasta qué punto son conscientes
Francia, Inglaterra y España de esta nueva política agresiva en la que se están embarcando?
Alemania va a lograr "satelizar" los antiguos países comunistas.

La posición de EEUU también ha sido inquietantemente ambigua: si primero


promovió una Yugoslavia estable, luego, con la caída del comunismo, no precisa de un
estado yugoslavo fuerte anticomunista, por lo que alienta el reconocimiento de las
nacionalidades.

Por otro lado, Italia, Bulgaria y otros países tienen ambiciones territoriales, obtener
nuevas conquistas.

Lo cierto es que las repúblicas yugoslavas tienen casi imposible el subsistir como
estados independientes, dadas sus economías complementarias: en Eslovenia no hay
electricidad, materias primas y trigo, mientras Serbia ha de exportar electricidad para
subsistir.

9.3– Checoslovaquia y la creación de dos Estados independientes.

La relación entre checos y eslovacos ha sido muy desigual a lo largo de la historia.


Su unión fue impuesta por el Imperio Germánico en la Edad Media, y ratificada en 1918
por los representantes checos y eslovacos. La PGM supuso el que Alemania dejase de ser la

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organizadora de Centroeuropa, tomando el relevo Francia: pero la creación de estados
nuevos cuenta con el problema de las minorías étnicas, que en cualquier país de nueva
creación suponen una cuarta o una tercera parte de la población total.

Tras la caída del comunismo existe un deseo de recobrar la identidad nacional por
parte de los eslovacos (Estado más pobre y desfavorecido respecto a los checos). El
problema se complica con la sustitución del anterior aparato de Estado: existe un vacío
político, una incapacidad para tomar las riendas de la situación. Así, por ejemplo, ¿quién
podría sustituir al Jefe Mayor del ejército, si éste pertenece a los dos Estados?

Por otro lado, existe una falta de consenso respecto a la vía de transición: ¿entrar
directamente al capitalismo y libertad comercial?; ¿pasar momentáneamente por un sistema
mixto capitalista–socialista, como en Suecia?; ¿una transición desde la legalidad, como la
española? Lo cierto es que aceptar ya una economía de mercado no es fácil, por los rasgos
negativos que, según se ve en el caso ruso, conlleva, por lo que se apuesta por mantener el
papel social del mercado. La vida política aparece confusa, con la creación de más de un
centenar de partidos (algunos tan poco serios como "El Partido de los Amigos de la
Cerveza", el "Partido de la Iniciativa Erótica", etc.). La fuerza que inició la lucha contra el
comunismo, en el momento en que éste cae se dividió. Mientras, la población no
renunciaba al concepto deformar una nación única, una nueva Checoslovaquia, los
políticos sí han tenido claro la separación en dos Estados independientes, interponiendo su
búsqueda de protagonismo en cada uno de ellos a los intereses de los 10 millones de checos
y 5 de eslavos. En parte el problema es que se identificaba "centralismo" o unidad con el
excesivo control por parte del Estado. Pero la creación de dos Estados no soluciona el
problema étnico: perviven muchos grupos minoritarios en cada Estado, existen multitud de
matrimonios mixtos, familias separadas por las nuevas fronteras, etc.
10– BIBLIOGRAFÍA.
CARR, E.H. (1982): La revolución bolchevique: 1917–1923. Alianza, Madrid.
FERNÁNDEZ, A. (1990): La revolución rusa. Akal, Madrid.
FERRO, M.: La revolución rusa. Historia Universal Siglo XX, Hª 16– 6, Madrid.
HOLLIDAY, F. et al.: El sistema soviético hoy. Fundación Pablo Iglesias, Madrid.
MALIA, M.: Comprender la revolución rusa. Rialp, Madrid.
TAIBO, C (1993): La Unión Soviética (1917–1991). Síntesis, Madrid.

Ver la Bibliografía de mi tema 50PD (G.R.A.)

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