You are on page 1of 126

FECRISTIANA

Y SOCIEDAD
'MODERNA

Universo-Tierra -Hombre
Karl Rawer / Karl Rahner

Evolución y creación
Stefan Níklaus Bosshard

Animal y hombre
Bernhard Hassenstein

Naturaleza e historia

3
Klaus M. Meyer-Abich

%
Biblioteca dirigida por

Franz Böckle

Franz-Xaver Kaufmann
Karl Rahner

y Bernhard Welte

y coordinada por

Robert Scherer

Edición española dirigida por


Alfonso Alvarez Bolado

Adela Cortina Orts

José Ramón García-Murga

Antonio López Pina


Juan Martín Velasco

y Andrés Torres Queiruga

y coordinada por Jesús Larriba


Fe cristiana
y Sociedad m oderna
3

Título original: Christlicher Glaube in moderner Gesellschaft


© Verlag H erder, Friburgo de Brisgovia 1982

© Ediciones S.M. 1984


General Tabanera 39 - 28044 Madrid
Diseño de cubierta: Alfonso Ruano

Distribuidor exclusivo: CESMA S.A.


Aguacate 25 - 28044 Madrid

ISBN de la obra completa: 84-348-1513-3


ISBN del tomo 3: 84-348-1541-3
Depósito legal: M. 3.711-1985
Fotocomposición Grafilia S.L.
Impreso en España / Printed in Spain
Im prenta S.M. (Gral. Tabanera 39-28044 Madrid)
Biblioteca dirigida por
F ra n z Böckle
F ra n z -X a v e r K a u fm a n n
K a rl R a h n e r
B e rn h a rd W elte
y coordinada por Fe cristiana
R o b ert S ch erer
y Sociedad moderna
Edición española dirigida por
3
A lfonso A lvarez B olado
A d ela C o rtin a O rts
Universo - Tierra - Hombre
J o s é R am ó n G a rc ía -M u rg a
A n to n io L ópez P in a K a rl R a w e r/K a rl R a h n e r
J u a n M a rtín V elasco
A n d ré s T o rre s Q u e iru g a
Evolución y creación
y coordinada por
S te fa n N ik la u s B o s s h a r d
J e s ú s L a rrib a

A n im a l y hombre
B e r n h a r d H a s s e n s te in

Naturaleza e historia
K la u s M . M e y e r - A b ic h

ediciones
I GenetalTábanera 39 28044MacW
Introducción

L a s cuestiones relativas a l origen del cosmos, a la aparición


de la vida y a la distinción entre el hombre y el anim al suscitan
hoy un interés extraordinario.
Son problemas que han preocupado al hombre desde siempre.
Pero las respuestas a estas preguntas han sido elaboradas m u­
chas veces p o r religiones p rim itiv a s, p o r oscuras filo s o fía s o,
a lo sumo, por una ciencia que se encontraba en sus primeros
albores.
Los gigantescos progresos de la ciencia en los dos últim os si­
glos han cambiado el sesgo de los planteamientos, permitiéndonos
llegar a respuestas más profundas. M uchos perciben confusamente
el nuevo estado de cosas y desean más información sobre estos
avances de las ciencias, a los que va unido el propio destino del
hombre.
Pertenecemos a un todo que nos supera y con el que, sin em­
bargo, nuestra vida se encuentra estrechamente ligada. A n te noso­
tros se presenta un rosario de preguntas: ¿Estam os verdadera­
mente perdidos en un universo infinito y como inundados por su
inmensidad? Los descubrimientos astronómicos y los viajes espa­
ciales, ¿hasta qué punto abren mayores posibilidades de explorar y
cuantificar el universo? L a ciencia moderna, a l clarificar con
mayor exactitud nuestro puesto en el cosmos, ¿podrá proporcio­
narnos respuestas a las cuestiones sobre el sentido de la existen­
cia?
E n el sentir de muchos, las últim as respuestas seguirán reser­
vadas a la f e . Pero en todo caso deberá tratarse de una f e adulta,
situada en el horizonte del progreso de las ciencias y respetuosa de
su autonomía. Pero se tratará de una f e no acomplejada, sino
consciente del papel, distinto del de las ciencias, que le corres­
ponde al tratar de los primeros orígenes y de los últim os fin e s.

5
E l presente volumen de Ye. c r is t i a n a y S o c ie d a d m o d e r n a
constituye una buena introducción a toda esta problemática.
K . R a w e r nos ofrece una visión de conjunto del estado actual
de la investigación científica sobre el origen y constitución del
universo y , dentro de él, de la Tierra y el hombre. K . R a h n e r
pone de relieve las posibilidades de conflicto y de diálogo entre la
ciencia y la f e y , sobre todo, se esfuerza por situar la experiencia
Universo - Tierra - Hombre
creyente en las nuevas coordenadas de la visión científica del uni­
verso.
S. N . B o s s h a rd nos habla más detenidamente de los saltos de
la evolución: vida a p a rtir de la materia, relaciones entre espíritu
y cerebro. Por otra parte, nos proporciona una apretada exégesis de K arl Rawer
los relatos bíblicos de la creación, para buscar su enseñanza pro­ K arl R ahner
fu n d a .
B. H a s s e n s te in describe las diferentes fo rm a s de relación
entre el hombre y los animales; se refiere también a las señales de
la aparición de lo específicam ente hum ano: la p o sib ilid a d de
transm itir cultura mediante imágenes y símbolos escritos, y la
creación de instituciones.
Finalmente, K . M . M e y e r - A b ic h encadena su exposición
con el artículo anterior desarrollando una de sus ideas. E l hombre
es también naturaleza y no pura libertad. H a y que discutir, por
tanto, la concepción antropocéntrica que la M odernidad ha f r a ­
guado para sustituir al geocentrismo. E l hombre no debe conside­
rarse únicamente como un «caballero del espíritu» ni refugiarse en
un mundo ideal donde pueda prescindir de la naturaleza o consi­
derarla únicamente como objeto de su dominio. E s preciso caminar
hacia una visión más unitaria que articule estrechamente natura­
leza e historia.

J o s é R a m ó n G a r c ía - M u r g a

6
I. Significado religioso de las ciencias naturales (Karl Ra IV. El hom bre 47
wer) 11 1. Del animal al hombre 47
1. Planteamiento del problema desde el punto de vista de las ciencias na 2. Discusión 47
turales 11 V. El diálogo con las ciencias naturales. Perspectivas teológicas
a) Teología y ciencia natural 11 (Karl Rahner) 49
b) Posibilidad de conflictos 12
c) El caso de Galileo 12 1. Cuestiones previas de gnoseología teológica y teoría de la ciencia 49
2. Metodología de las ciencias naturales 14 2. Posibilidad de que coexistan ideas y convicciones todavía no sinteti­
zadas 50
a) Ciencia empírica 14
b) Los modelos y su significado 16 VI. Relación entre teología y ciencias naturales 52
c) Consecuencias 18
1. Diferencia de objetoy métodos 52
a) Las ciencias naturales: estudio de los fenómenos particu­
lares y de su concatenación 52
II. El universo 20
b) La teología: una pregunta apriórica por la totalidad de la
1. Nuevas fuentes de conocimiento 20 realidad y su fundamento 54
a) La teoría de la relatividad especial 20 2. Posibilidad de conflictos secundarios entre la teología y las ciencias
b) Nuevas «ventanas» al universo 22 naturales 57
c) Exploración directa del universo 25 a) Violaciones de las fronteras: ejemplos y trasfondo 58
d) Teoría de la relatividad general 25 b) ¿«Armisticio» o tratado de paz? Presupuestos y posibili­
e) «Agujeros negros» 26 dades del diálogo 60
2. Estado y evolución del universo 27
a) Estrellas 27 V II. Tem as generales del diálogo 62
b) Galaxias 30 1. Espíritu y materia en la metafísica tradicional y en las ciencias natu­
c) La explosión inicial 32 rales 62
d) El futuro del universo 35 2. Materia y sustancia individual 64

V III. El carácter creado del m undo y el problem a de la tem pora­


III. La T ierra 37 lidad 66
1. Su lugar en el universo 37
IX. El problem a de la evolución desde el punto de vista teoló­
a) El sistema solar 37
b) La Tierra 38 gico 69
2. El origen de la vida 39 1. Punto de partida del planteamiento teológico 69
a) El entorno 39 2. La fe en la creación, experiencia trascendental de que todo lo existente
b) Los sillares de la vida 40 procede del ser absoluto 70
c) El comienzo de la vida 41 3. Causalidad divina. Ontología de la relación entre Dios y la cria­
3. Evolución 42 tura 71
a) Curso 42 4. Compatibilidad del evolucionismo con la concepción cristiana del
b) Discusión 44 mundo 73

8 9
X. El problema del hom bre en el marco de una teoría de la I. Significado religioso
evolución general 78
de las ciencias naturales
1. Afirmaciones centrales de una antropología teológica y antropología
empírico-biológica 78
2. Trascendentalidad del sujeto humano y evolución universal 80

XI. El problema de la muerte en teología y en ciencias natu­ 1. Planteamiento del problema desde la perspectiva
de las ciencias naturales
rales 84
1. ¿Es la muerte consecuencia del pecado? 84 a) Teología y ciencia natural
2. Una distinción basada en motivos teológicos 85
L as religiones q u e se lim ita n al cu lto y la m o ral no tien en re ­
X II. La m agnitud del universo como problema existencial y teo­ giones fronterizas con las ciencias n a tu ra le s y, p o r ta n to , no
p u e d e n e n tra r en conflicto con la ciencia. T a l p o sib ilid ad se
lógico 87
d a, en cam bio, en las religiones rev elad as, q u e co n tien en en
1. El extravío en el cosmos, expresión y mediación de una experiencia ra­ c ierta m ed id a u n a explicación del m u n d o . Así, el cristian ism o
dical de la contingencia 87 o, m ás ex a ctam en te, el d o g m a cristian o h a d ese n cad e n ad o
2. ¿Vida corpóreo-espiritual en otras estrellas? 89 u n a serie de conflictos d e este tipo. D esde q u e la ciencia n a ­
tu ra l se desgajó de la filosofía, estas lu ch as se d esa rro llaro n
X III. H isto ria h u m an a de la salvación e historia n a tu ra l del a n te u n a a u d ie n c ia m ay o r y con m ay o r c a rg a em ocional. E n
cosmos 92 los casos m ás im p o rta n te s (G alileo, D a rw in ), la teología tuvo
q u e a b a n d o n a r sus posiciones iniciales. E ste proceso sigue un
cau ce p aralelo al (p o sterio r) de las ciencias b íb licas, q u e fi­
n a lm e n te relativizó m u ch as afirm acio n es b íblicas com o co n d i­
cio n ad a s p o r su época.
Artículos complementarios E n el siglo p asad o , m u chos teólogos c o n sid e ra b a n to d av ía
q u e las concepciones p re su p u e sta s en los textos bíblicos e in ­
Agonía y asistencia a los moribundos; angustia y confianza cristiana;
cluso a lg u n as «explicaciones» m itológicas e sta b a n afirm ad as
animal y hombre; antropología y teología; autonomía y condición creatu-
de fo rm a a b so lu ta . E n tre ta n to se h a caíd o en la c u e n ta de
ral; causalidad-azar-providencia; cuerpo y alma; culpa y pecado; des­
q u e eso sólo p u ed e ten er v ig encia p a ra el co n ten id o teológico,
arrollo y maduración; determinación y libertad; diálogo; espíritu y Es­
q u e d eb e ex tra erse del ro p aje co n d icio n ad o p o r la época. C on
píritu Santo; evolución y creación; experiencia de la contingencia y pre­
ello h an d esa p are cid o m u chos p ro b lem a s a p a re n te s. N o o b s­
gunta por el sentido; experiencia y fe; fenómenos naturales y milagros;
ta n te , h ay a lg u n as regiones fro n terizas con las ciencias n a tu ­
historia del mundo e historia de la salvación; Ilustración y revelación;
rales, a las q u e p u ed e n lleg ar afirm acio n es teológicas fu n d a ­
materialismo, idealismo y visión cristiana del mundo; mito y ciencia;
m en tales. Al m enos en p rin cip io , cab e la p o sib ilid ad de que
muerte y resurrección; mundo científico-técnico y creación; naturaleza e
se o p o n g an afirm acio n es in co n ciliab les. E n ciertas ocasiones,
historia; participación; persona e imagen de Dios; pluralismo y verdad;
los científicos cristian o s tu v iero n q u e su frir m u ch o p o r m a n te ­
realidad-experiencia-lenguaje; reconciliación y redención; sufrimiento;
n er posiciones a p a re n te m e n te in ad m isib les. El d iscern im ien to
teoría de la ciencia y teología; tiempo y eternidad; tradición y progreso;
de lo cristian o significa en este co n tex to q u e es preciso ex a m i­
trascendencia y Dios de la fe.

10 11
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE EL CASO DE GALILEO

n a r d e te n id a m e n te los en u n c ia d o s a p a re n te m e n te irre n u n cia- lom eo de A lejan d ría (90-160 d .C .) 1, gozó d e ac ep tació n g en e­


bles d esd e el p u n to d e vista teológico q u e p e n e tra n en la es­ ral h a s ta el com ienzo de la E d ad M o d ern a: los astro s, fijos en
fera de las ciencias n a tu ra le s, p a ra v er si d eb e n co n sid erarse la c a ra in te rio r de u n a esfera h u eca (firm am en to ), d a ría n con
re alm en te com o fu n d a m e n tales p a ra el cristian ism o o se h an ella u n a v u elta al d ía en to rn o a la T ie rra . L as desviaciones
d e d u c id o d e c ie rta s co n c ep cio n es h is tó ric a m e n te c o n d ic io ­ en los m ovim iento s del Sol, la L u n a y los p la n e ta s p o d ía n re ­
n ad a s (—* Ilu stra c ió n y revelación; m ito y ciencia; trad ic ió n y p re sen tarse sa tisfac to riam en te m e d ia n te un su p u esto sistem a
p ro g re so ). m ecánico, es decir, m e d ia n te m ú ltip les cigüeñales q u e g ira ­
b a n en la superficie del firm am en to .
T y ch o B rah e (1546-1601), m aestro de K e p ler, explicó to ­
b) Posibilidad de conflictos
d a v ía sus relevantes observ acio n es con este esq u em a y no con
S egún esto, a u n q u e p ase n al b aú l d e los recu erd o s las viola­ el d el c a n ó n ig o d e F r a u e n b u rg N ico lás C o p é rn ic o (1473-
ciones d e fro n teras, p u ed en su rg ir conflictos, si bien ú n ic a ­ 1543)2, q u e y a se d iscu tía p o r aq u ellas fechas. C o p érn ico fue
m en te en to rn o a pocos p ro b lem a s. Los p ro b lem a s to d av ía el p rim ero en p re s e n ta r d e nuevo un sistem a heliocéntrico,
im p o rta n te s g iran b ásica m en te en to rn o a alg u n o d e estos sin q u e p o r ello e n tra ra en conflicto con la fe. L uego, J u a n
tres p u n to s: 1) creación d iv in a del u niverso y de la T ie rra ; 2) K e p le r (1571-1630)3, b asá n d o se en las m ediciones de B rah e,
o rig en y p ap e l d e la h u m a n id a d ; 3) u n ic id a d e irre p e tib ilid a d ofreció un esq u e m a m u ch o m ás exacto, q u e ex p licab a to d as
d e la red en ció n . E n la c o n trib u c ió n d e K . R a h n e r (cf. infra, las observaciones sin n ecesid ad d e h ip ótesis ad hoc. Él a tri­
pp. 49ss) se estu d ia desd e u n a p ersp ectiv a teológica u n c a tá ­ buyó p o r p rim e ra vez al Sol u n a función com o ce n tro en erg é­
logo de cu estiones d e riv a d a s de este artícu lo . C o n v ien e m e n ­ tico («alm a») del sistem a, con lo cual p re p a ró la teo ría, m ás
cio n ar, p o r lo m enos, u n p ro b lem a d e o tro tipo: los esp ecia­ p recisa, d e Isa a c N ew to n (1643-1727). P o r o tra p a rte , lo d eci­
listas en ciencias n a tu ra le s p ien san d e form a d istin ta q u e los sivo en las discusiones d e la época no era la e x a c titu d , sino el
esp ecialistas en ciencias del esp íritu . Son poco sensibles a los a rg u m e n to d e la explicación m ás sencilla, q u e K e p le r expuso
a rg u m e n to s deductivo-filosóficos y, so b re todo, desconfían de con u n ejem plo m uy gráfico: si u n cocinero q u iere c a le n ta r el
la « ac u m u lació n » d e especulaciones de ese género. E n las p á ­ a sa d o p o r to d as p a rte s, no g ira el h o rn o , sino la pieza de
gin as sig uientes verem os q u e no siem p re fue así (—* teo ría de carne.
la cien cia y teología). El polifacético G alileo G alilei (1564-1642)4 no d esem p eñ ó
u n p a p e l i m p o r t a n t e e n la a d q u i s i c i ó n d e e s to s c o n o c i­
m ientos, pero recogió en su teo ría las id eas de K ep ler. Es so r­
c) El caso de Galileo
p re n d e n te q u e la objeción de la In q u isició n ro m a n a (la e sp a ­
E ste caso re p re se n ta la p rim e ra d iscusión a p a s io n a d a al co­ ñ o la se m a n tu v o al m a rg e n ) se fu n d a ra en un p a s a je del
m ienzo d e la M o d e rn id a d (cf. D e ssa u er 1943). Se tra ta b a del A n tig u o T e s ta m e n to (Js 10,12-14) q u e ú n ic a m e n te refiere u n a
« sistem a del m u n d o » , b ásic a m e n te d e lo q u e hoy d en o m i­
n a m o s s is te m a so la r. A p o y á n d o n o s en el caso d e G a lileo , 1 Megale Syntaxis (arab. Omagest); contiene, en tre otras cosas, un catálogo
q u erem o s ex p o n er p o r vía de ejem plo la diferencia d e p la n ­ de estrellas con 1.028 objetos.
team ien to s. 2 De revolutionibus orbium coelestium (N u re m b e rg 1543), d e d ic a d a al p a p a
Paulo I I I .
D em ó crito (470-380 a .C .) p ro p u so ya un sistem a c e n tra d o
! Astronomía nova seu phyúca coelestis (H eidelberg 1609); Harmonices mundi libri
en el Sol («helio céntrico»). P ero su o p inión no triu n fó frente V (Linz 1619).
a la a p a re n te ev idencia d e un sistem a c e n tra d o en la T ie rra 1 Dialogo... sopra i due massimi sislemi del mondo (1632). Este libro fue incluido
(«geocéntrico»). El siste m a geocéntrico, en la versión de T o- en el índice, del q u e no se sacó h asta 1835.

13
12
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE CIENCIA EMPIRICA

afirm ació n fo rm u lad a en el lenguaje de la v id a d ia ria (« d e­ tipos d e s a b e r com o la filosofía o la m a te m á tic a . S egún u n a
tente, Sol...») y no concebida com o un enunciado astronóm ico. opin ió n m uy e x ten d id a , p ero falsa, en las ciencias n a tu ra le s
P ero los in q u isid o res tem ían q u e las ideas del sistem a helio­ «exactas» se extraerían conclusiones no am biguas, del m ism o
cén trico d e se m b o c a ra n en u n a « in fravaloración» de la T ie rra m odo q u e en lógica y en m a tem ática s.
y del aco n tecim ien to de la redención. Es cierto q u e las ciencias n a tu ra le s ex actas, al ig u al q u e
A u n q u e las in stitu cio n es eclesiásticas re b a sa ro n sin la m e­ las ciencias técnicas, se p e rc a ta ro n an tes q u e o tra s d iscip lin as
n o r m esu ra los lím ites de sus co m p eten cias, los dos litigantes d e q u e las m a te m á tic a s p u e d e n c o n s titu ir u n in s tru m e n to
e sta b a n de ac u erd o en q u e era n co n tra d ic to ria s e n tre sí las m u y ú til. P ero el m éto d o d e investig ació n de las ciencias n a ­
afirm acio n es «la T ie rra está en reposo» y «la T ie rra gira». tu rale s es ra d ic a lm e n te d istin to del m éto d o d ed u ctiv o d e las
A h o ra b ie n , ta l s u p o s ic ió n n o p u e d e c o n s id e r a r s e v á lid a m a te m á tic a s, ya q u e se ap o y a fu n d a m e n ta lm e n te en la ex p e­
según la « teo ría de la re la tiv id a d g eneral» (cf. I I l a y d) de riencia.
E in stein (1879-1955). M ien tras K e p ler, G alileo y todos los Y a en la A ntigüedad se com pilaron experiencias p erten e­
astró n o m o s p o steriores creían q u e el sistem a heliocéntrico era cientes al cam po de las ciencias naturales. Pero los principales
« a b so lu ta m e n te v erd ad ero » , hoy estam os convencidos d e q u e, filósofos, p articu larm en te Platón (428/27-348/7 a.C .), ad o p taro n
en p rin cip io , c u a lq u ie r sistem a de co o rd en ad a s o referencias u n a a c titu d m u y re serv ad a a n te tal fu en te d e co n o cim ien to ,
es v álid o p a ra la descripción. pues el filósofo sólo d ebía interesarse p or lo in m u tab le6. Los
N o o b sta n te , to d as las fórm ulas re su lta n m ás sencillas en discípulos de Platón com enzaron a utilizar descripciones m ate­
la p ersp ectiv a h elio cén trica, p o r lo q u e este sistem a goza de m áticas en las ciencias n atu ra les7, y lo hicieron desde un racio­
p referen cia. D e todos m odos, en la n av egación espacial se u ti­ nalism o estrecho que p reten d ía prescribir a la n atu ra leza cóm o
lizan otro s sistem as, p o r ejem plo uno en el q u e se re p re se n ta n d e b ía c o m p o rta rse « ra c io n a lm e n te » 8. A ristóteles (384-322/1
com o fijos el Sol y la T ie rra , m ie n tra s q u e los p la n e ta s y las a.C .) prestó m ayor atención a las ciencias n atu rales9, y su o b ra
so n d as espaciales d escrib en ó rb ita s en form a de « m o n tañ as definió las ideas al respecto d u ra n te varios siglos. No ob stan te
ru sa s» 5. In clu so el influjo de la ro tació n te rre stre suele co n si­ su filosofía de la n atu raleza y la m edieval siguen siendo raciona­
d e ra rs e , p o r e jem p lo en b a lís tic a y m e te o ro lo g ía , com o si listas en el sentido de q u e explican los fenóm enos desde una
fu era «fijo», sin p a sa r a u n sistem a de co o rd en ad a s d e ro ta ­ p e rs p e c tiv a filo só fico -teleo ló g ica. E ste p la n te a m ie n to , q u e
ción. Así, la d is p u ta fu n d a m e n ta l del siglo X V II h a q u e d a d o apenas d a cabida a u n a ciencia n atu ra l ce n trad a en la experien-
« relativ izad a» en el siglo X X .
6 «L a v e rd ad era astrología deja de lado los fenóm enos del cielo». C itado
según R. H ooykaas, Ursprünge und Wesenszüge der modernen naturwissenschaftli-
2. M etodología de las ciencias naturales chen und technischen Denkweise, en L ittm ark.
7 L a in troducción de la m atem ática en la física y la astro n o m ía fue un lo­
a) Ciencia empírica gro m uy m eritorio. Pero así com enzó la am algam a entre las m atem áticas y
las ciencias n a tu rales que hem os m encionado al principio.
P a ra p o d e r v a lo ra r a d e c u a d a m e n te las proposiciones c ien tí­ a Ejem plos: 1) El cuerpo pesado cae a la T ie rra porque su lugar n atu ral
ficas, es preciso d e lim ita rla s c la ra m e n te frente a las de otros está en el centro del universo. A sí pues, existe un orden ideal del m undo
h acia el cual se m ueven las cosas. 2) De la teoría m atem ática de la divisi­
5 A causa de la rotación terrestre, tam poco el sistem a de referencias basado b ilidad se d educe que no p ueden existir unidades básicas indivisibles en la
en q ue la T ie rra está fija es un sistem a sim ple («sistem a inercial»). Por m ateria (átom os).
esto deben intro du cirse en la m eteorología «fuerzas ap aren tes» ; a p esar de 1 O b ra s de A ristóteles: Física; Del cielo; De la generación y corrupción (M a ­
ello, se sigue utilizando. drid 21977).

14 15
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE LOS MODELOS Y SU SIGNIFICADO

cia, se conservó en el estoicism o y en la escolástica y llegó h asta in icialm en te en esta categ o ría; p ero N ew to n las explicó y a de
D escartes (1596-1650)10. form a ra c io n a l15.
El m o v im ien to c o n tra rio , q u e d iscu rrió en p aralelism o con Así pues, un m odelo se in tro d u ce al p rin cip io de form a
la in v alid ació n d e u n a serie de d eterm in a cio n es estab lecid as a m ás o m enos a rb itra ria ; p ero luego se ex a m in a su co n sisten ­
p rio ri p o r la filosofía, com enzó ya en la E d ad M ed ia con A l­ c ia c o n tr a s tá n d o lo c o n o b s e r v a c io n e s e x p e r im e n ta le s . Si
b erto M ag n o (1193-1280). F in a lm e n te , F ran cis B acon (1561- su p e ra esta p ru e b a , es po sib le seg u ir u tilizán d o lo ; d e lo co n ­
1626) fo rm u la con to d a c larid ad la in d e p e n d e n c ia de la n a tu ­ tra rio , h ay q u e m o dificarlo o incluso d esech arlo . Los esp ecia­
ra le za frente a la ra zó n h u m a n a " . M ás ta rd e se defendió con listas en ciencias n a tu ra le s p ro p o n e n en sus p u b licacio n es in ­
ta n to rig o r la exigencia d e u n a v inculación exclusiva a la o b ­ co n tab les m odelos d e este tipo; p ero la m ay o ría de ellos están
servación y la ex p erim en tació n q u e, h a s ta hace m uy poco, es­ c o n d e n a d o s al fraca so . Los p ocos q u e se m a n tie n e n c ie rto
ta b a m al v ista la ciencia n a tu ra l e s p e c u la tiv a i¿. tie m p o su elen se r o b je to d e fu e rte s c o n tro v e rs ia s d u r a n te
E n la E d a d M ed ia y al com ienzo de la E d a d M o d e rn a se años, a veces h a s ta q u e n u ev as observ acio n es p ro v o can u n a
v eían las cosas de o tra m a n e ra , com o a p a rec e to d av ía en K e- decisión. E n ocasiones se id e a n ex p erim en to s q u e p erm iten
pler. excluir un m o d e lo 14. P ero a m en u d o influyen ta m b ié n p u n to s
E n p rim e r lu g a r se cata lo g a la o bservación ex p erim en tal. de v ista «em ocionales» com o el d e la ex p licación m ás sen ci­
El p aso sig u ien te es b u scar, p a rtie n d o de los d ato s c o m p ro ­ lla, la ad e cu ac ió n a c irc u n sta n cias co nocidas, etc. E n ciertos
b ad o s e x p e rim en talm en te, las reglas d e un co m p o rta m ien to casos, se m e ja n te s a rg u m e n to s r e tr a s a n ta m b ié n el p a so a
cuyas co n stan te s se desconocen to d av ía. T ales reglas serán nuevas concepciones, q u e luego p u ed e n re s u lta r m ás p ro m e ­
in icialm en te d escrip tiv as; luego co n stitu y en , p o r así decir, un te d o ra s 15.
co m p en d io del catálo g o inicial; p ero en el estad io a v a n zad o F in a lm e n te , h ay alg u n o s m odelos q u e re b a s a n ta n to el
se estab lecen relaciones m a tem ática s. O incluso se ofrece u n a cam p o accesible p o r la vía d e la e x p e rim en tació n q u e p asa n
«explicación» q u e p erm ite e n c u a d ra r en «m odelos» y a co n o ­ decenios sin q u e sea po sib le so m eterlo s a p ru e b a . A q u í h ay
cidos o nuevos los hechos o b serv ad o s (—> n a tu ra le z a e h is­
to ria). 13 L a fórm ula fu n d am en tal de la m ecánica de N ew ton expresada m a te m á ­
ticam ente (fuerza = m asa p o r aceleración) pareció d u ra n te largo tiem po
tan p lausible que se intentó em plear m odelos m ecánicos en las teorías so­
bre la electricidad. Es lógico explicar los fenóm enos nuevos por reducción a
b) Los modelos y su significado fenómenos conocidos. En el caso de la electricidad, tras largos esfuerzos, fue
preciso reconocer que de ese m odo no se podía conseguir ningún resultado.
T ale s m odelos p u e d e n ser de tipos m uy diferentes. O rig in a ­ F inalm ente, Ja m e s C. M axw ell (1831-1879) postuló fórm ulas totalm ente
ria m e n te se tra ta b a de «intenciones» a trib u id a s a la n a tu r a ­ nuevas p a ra el cam p o de los fenóm enos eléctricos y m agnéticos. U n a vez
confirm adas estas fórm ulas experim entalm ente, se com prendió que los in­
leza, p o r ejem plo las «afinidades» d e d e te rm in a d o s elem entos
tentos m ed ian te m odelos m ecánicos tenían que fracasar, porque las fór­
en q u ím ica, el « h o rro r vacui» en física, el «m im etism o» en m ulas m atem áticas son incom patibles entre sí.
b io lo g ía . T a m b i é n la « e n e r g ía » y la « fu e rz a » f i g u r a r o n 11 Por ejem plo, el «experim entum crucis» con q ue N ew ton pudo dem o strar
que el fenóm eno fu n d am ental de la óptica no es la luz blanca, sino la de
10 Discours de la méthode (L eiden 1637). color; o la su b id a de Pascal (1623-1662) a un m onte con un baróm etro ,
11 «W e can n o t co m m an d e n atu re, except by obeying her». C itad o según m ed ian te la cual sustituyó la idea del «horror vacui» con la idea m ecánica
H ooykaas, cf. n o ta 6. de la presión atm osférica.
12 Es cierto qu e hoy vuelven a su rg ir elem entos especulativos en la astrofí­ 15 A lgunos ejem plos: el sistem a heliocéntrico de C opérnico, la teoría de la
sica y en la física n uclear; pero sigue en pie la regla básica de que en las electricidad de M axw ell, la teoría de la relatividad especial, la m ecánica
ciencias n atu rales son decisivas la observación y la experim entación. cu án tica de S chrödinger y H eisenberg.

16 17
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE
CONSECUENCIAS

u n a fro n te ra a b ie rta e n tre el m odelo científico y la e sp e cu la­


term in acio n es p ro v en ien tes de las d istin ta s concepciones del
ción. A sí, la « teo ría d e la re la tiv id a d g eneral», fo rm u la d a p o r
m u n d o d ese m p e ñ an asim ism o un p ap el no d esd eñ ab le. En
E in stein en 1916, no en c o n tró u n a confirm ación ex p e rim en tal
u n a p a la b ra , las ciencias n a tu ra le s e n c ie rra n en tales zonas
«definitiva», m e d ia n te las so n d as espaciales, h a sta los años
fronterizas m ás su b jetiv id a d d e lo q u e se suele su p o n er. Esto
seten ta.
es algo q u e, lo m ism o q u e la p e rm a n e n te p o sib ilid ad d e un
c) Consecuencias p o s te rio r c a m b io (o in v e rsió n ) d e m o d elo , d e b e ría te n e rse
m ás en c u e n ta , incluso fuera d e las ciencias n a tu ra le s (—> re a ­
S egún lo ex p u esto, los conocim ientos de las ciencias n a tu ra le s lid ad -ex p erien cia-len g u aje) .
no p u e d e n ser definitivos en todos los casos. In c lu so dom inios
c o n sid erad o s com o seguros en lo co n c ern ien te a las a p lic a ­
ciones p rá c tic a s p u ed e n e n m a rc a rse m ás ta rd e en u n a co n ­
cepción m ás g en eral q u e re alitiv iza las «leyes» h a lla d a s en
o tro tiem p o . A sí h a sucedido con la m ecán ica de G alileo y
N ew to n , q u e a h o ra ap a re c e com o u n caso especial de la m e­
c á n ic a re la tiv ista (p a ra velocidades p e q u e ñ a s). D e a q u í se si­
g u e, a d e m á s , q u e la a m p lia c ió n d e las leyes m ás a llá del
cam p o accesible a la o bservación d eb e ir a c o m p a ñ a d a , p o r
p rin cip io , de un signo de in terro g ació n . M u ch o s en u n ciad o s
o b ten id o s m e d ia n te sem eja n te « ex trap o lació n » tu v iero n q u e
ser revisados p o sterio rm e n te . Es cierto q u e las especulaciones
de este tip o suelen ser útiles y estim u la n tes p a ra la discusión
científica; p ero h a b ría q u e d iferen ciarlas n ítid a m e n te del á m ­
b ito g a ra n tiz a d o p o r la e x p e rie n c ia 1*’.
L a « v e rd a d » d e las c ien c ias n a tu ra le s es, en d o m in io s
m uy am p lio s, u n a v e rd a d tem p o ra l. N u estro s m odelos c u b ren
u n a re a lid a d q u e a m en u d o sólo d esc rib en m u y in a d e c u a d a ­
m ente; no q u e d a ex clu id a la p o sib ilid ad d e correcciones pos­
teriores. E n la a v a n z a d illa de la investigación, d o n d e co m p i­
ten e n tre sí los m ás diversos m odelos, se d a algo así com o
u n a «m o d a» . L a a c titu d de los científicos p u ed e e sta r influida
ta m b ié n p o r el sen tim ie n to p e rs o n a l17. L ó g icam en te, las d e ­

16 De estos datos pueden ex traerse criterios sobre la cap acid ad p a ra las


ciencias naturales: la p rim era condición no es el p ensam iento lógico sino la
fantasía. C om o en el a rte y en la técnica, sólo la fantasía p uede cre a r algo
nuevo. L a m e n ta lid a d c rític a (q u e n o d e b e c o n fu n d irse con la lógica)
ocupa el segundo lugar.
17 Cf. los esfuerzos de E instein p a ra red u cir al ab su rd o la m ecánica c u á n ­
tica («D ios no ju e g a a los dados»). Sobre este tem a, véase tam b ién el tra ­
bajo del au to r en el volum en 4 de esta enciclopedia.

18
19
%

TEORÍA DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL

no existía. A . Einstein concluyó q u e era preciso c a m b ia r de es­


II. E l universo q u e m a y su p o n e r q u e la velocidad de la luz es realm en te, para
todos los posibles o b serv ad o res y en cu a lq u ie r d irecció n , el
mismo valor. A dem ás, b asá n d o se en otros ex p e rim en to s21, p o s­
tuló q u e no h ay ninguna posibilidad de transmitir n o ticias con
1. N uevas fu en tes de conocimiento m ás ra p id e z q u e la velocidad de la luz (c o n sid e rad a com o lí­
m ite m áx im o )22.
D e a q u í resu ltó p a ra la a stro n o m ía q u e un o b jeto m uy
T ra s ex p o n er el m éto d o d e las ciencias n a tu ra le s, vam os a in ­
alejad o no p u ed e p ercib irse en su estad o a c tu a l, sino sólo en
d ic a r b re v em en te las p rin cip ales fuentes de inform ación q u e
un estad o p asa d o , es d ecir, tal com o era a n tes del tiem p o de
h a n p erm itid o lleg ar a nuevos conocim ientos y m odelos sobre
p ro p a g ació n de la luz. D ad o q u e la luz de las g alax ias m ás
el estad o del u n iverso (cosm ología) y sobre su origen (cosm o­
le ja n a s23 ta rd a m iles de m illones de años en lleg ar a n o sotros,
g o n ía).
pu ed e p ro c ed er de objetos q u e, m ien tras ta n to , h an ca m b ia d o
p o r com pleto o incluso h a n d esa p are cid o . L a astro n o m ía es
a) La teoría de la relatividad especial
in ev itab lem en te u n «viaje al p asad o » .
L a lla m a d a teo ría de la re la tiv id ad «especial» se co nstruyó Si, com o hoy se ac e p ta casi u n án im em en te, la ed ad del
p u n to p o r p u n to a p a rtir de d ato s em p íric o s18. El p u n to de universo se lim ita a unos diez o vein te m il m illones de años
p a rtid a fue u n ex p e rim en to re alizad o ya en 1880/81, q u e no (cf. I I 2b), la luz no h a p o d id o a tra v e s a r en d icho tiem p o
confirm ó u n a id ea vigente h a sta e n to n c e s11. Se tra ta b a de u n a d ista n c ia su p e rio r a esa cifra d e « años lu z» 24. L a su p erfi­
p re c is a r si el « rep o so » y el « m o v im ien to » son re p re s e n ta ­ cie de u n a esfera con este rad io , sin d u d a im p resio n an te, pero
ciones ab so lu tas. E n aq u el m om ento, la p ro p a g ació n de la luz fin ito , co n stitu y e el lím ite del espacio accesible p a ra nosotros.
sólo p o d ía ex p licarse (en a n a lo g ía con la del sonido) su p o ­ De u n a d ista n c ia m ay o r no p u ed e llegarnos n in g ú n m ensaje.
n ien d o un m edio tran sm iso r, al q u e se d a b a el n o m b re de
«éter». T ra s co m p ro b a rse e x p e rim e n ta lm e n te 20 q u e tal m edio 21 C o n electrones a a lta velocidad, K au fm an n (1902-6) h ab ía pro b ad o ya
que, en la fórm ula básica de N ew ton (cf. I2b), la m asa no puede conside­
ra rse c o n sta n te , sino q u e crece al a u m e n ta r la v elo cid ad y, cu a n d o se
18 A. E instein, Zur Elektrodynamik bewegter Körper, y tam b ién Ist die Trägheit
acerca a la velocidad de la luz (300.000 k m /s), crece por encim a de todos
einer Körpers von seinem Energieinhalt abhängig?: A nn. Physik (1905); cf. ta m ­
los lím ites. Por eso no es posible d a r a n in g u n a p artícu la u na aceleración
bién E instein 1913.
su p erio r a esa velocidad, que incluso es in alcanzable p a ra cu alq u ier p a rtí­
19 M ed ian te un dispositivo genial, A. A. M ichelson logró (por p rim era vez
cula.
en 1881) m ed ir ex actam en te la velocidad de la luz en distintos p u n to s de la
ó rb ita terrestre alred ed o r del Sol. Se esp erab a que, com o en el caso del so­ 22 Estos dos postulados condujeron a u na serie de consecuencias sobre la
nido, los resultados v a ria rían según el m ovim iento con respecto al medio. «sim u ltaneid ad» de acontecim ientos y sobre la m edición de longitudes en
D e hecho resultó siem pre el m ism o v alo r exacto. distintos sistem as de referencia; pero tales consecuencias no tienen interés
20 Se sabía ciertam en te que ningún experim ento de la m ecánica perm ite en n u estro contexto.
d istin guir el «reposo» del «m ovim iento uniform e». Sin em bargo, los expe­ 2:1 L as galaxias son grupos de estrellas com puestos p o r unos diez mil m i­
rim entos electrom agnéticos u ópticos d eb erían hacer posible tal distinción llones de astros sem ejantes al Sol. L a galaxia a que pertenece nuestro Sol
si es que existía el «éter»: en tal supuesto, un observ ad o r en q u ie tu d con (cf. 2b) tiene form a de disco. N osotros vem os el borde de este disco com o
respecto al éter ten d ría la v en taja del reposo absoluto. En ese caso, el resul­ u n a aglom eración de estrellas visibles en la V ía L áctea (n u estra galaxia).
tado del experim ento de M ichelson no h a b ría h ab lad o c o n tra la ¡dea del
24 U n año de luz es la d istan cia recorrida por la luz en un año; equivale a
éter, suponiendo que éste fuera a rra stra d o por la atm ósfera terrestre. Pero
9,461 • 1012 km (9.461.000.000.000 km ). Es la u n id ad de d istancias en el
un experim ento efectuado p or Fizeau en 1851 h ab ía d em o strad o -y a que tal
cosmos.
suposición era falsa. Así pues, h u b o q u e a b a n d o n a r el m odelo.
21
20
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE NUEVAS «VENTANAS» AL UNIVERSO

D e la m ecán ica m odificada p o r la teo ría de la re la tiv id ad u ltrav io leta, de rayos X y de rayos g a m m a 28. A u n q u e estas
se p u d o e x tra er, fin alm en te, u n a conclusión m uy im p o rtan te: té cn ic as de o b se rv a c ió n se e n c u e n tra n to d a v ía en sus co ­
q u e la m asa y la energía son equivalentes. P or eso, fue p re ­ m ienzos, se h a n con seguido ya, p a rtic u la rm e n te en la zo n a de
ciso su s titu ir las dos an tig u as leyes de la conservación de la rayos X , d a to s im p o rta n te s sobre objetos m uy calientes. E n el
m asa y de la en erg ía p o r u n a sola, ap lica b le a la m asa y a la «cielo de rayos X » se p ercib en d istin to s objetos q u e en el ó p ­
e n e rg ía . E sto p e rm itió transformar la masa en energía ( r a d ia ­ tico. M uchos d e ellos no em iten de fo rm a co n tin u a, sino en
ción), lib era n d o enorm es ca n tid a d es de en e rg ía2j. E ste p ro ­ cortos relám p ag o s q ue, sin em b arg o , se p ro d u c en a in terv alo s
ceso se d e sa rro lla en el Sol y en todas las estrellas sim ilares, fijos. P a ra ex p licar este fenóm eno se em p lea un m odelo in sp i­
q u e sólo p u ed e n p ro d u c ir sus ingentes c a n tid a d e s de luz m e­ ra d o en el riego p o r asp ersió n ro ta to ria : se su p o n e q u e la es­
d ia n te u n a p é rd id a de m a sa 26. trella em ite u n estrech o haz de luz en u n a ú n ica dirección, al
tiem p o q u e g ira a g ra n v elo cid ad . E n tal caso, h a de te n e r un
d iá m e tro m uy p e q u e ñ o 29 y, a la vez, u n a m asa m uy g ra n d e.
b) Nuevas «ventanas» al universo L as dos exigencias ju n ta s im p lican u n a en o rm e d en sid ad de
E n los ú ltim o s decenios se h a n a b ie rto nuevas «v en tan as» m a te ria , q u e sólo p u ed e d a rse en m ateriales com p u esto s de
al u n iv erso y, así, las ciencias del cosm os tien en hoy u n as núcleos atóm icos sin c a rg a eléctrica. Los sillares son, pues,
p o sib ilid a d e s q u e r e p re s e n ta n u n a in n o v a c ió n ta n g ra n d e los n e u tro n e s, y estos astro s recib en el n o m b re de estrellas de
com o la q u e su p u so en tiem pos d e G alileo la invención del neutrones30 o pulsares (cf. I I 2a).
telescopio. L a radioastronomía o b serv a el cosm os con en orm es an te n a s
H a s ta h ace poco, n u estro conocim iento del cosm os se b a ­ y en d istin ta s longitu d es de o n d as las « o n d as rad io » q u e lle­
s a b a en la o b serv ació n d e la luz, efectu ad a sólo en el ám b ito gan a la T ie rra desd e m u ch as «fuentes de o n d as» situ a d a s en
d e la lo n g itu d de las o n d as «ópticas» de a p ro x im a d a m e n te las p ro fu n d id a d es del cosm os. C o n esta técn ica se «ve» n u e ­
u n a o c ta v a 27. L as o n d as de lo n g itu d m ás c o rta q u e d a n a b so r­ v a m en te un cielo d istin to del ó p tico o del de las o n d as co rtas.
b id a s en n u e s tra a tm ó s fe ra y sólo p u e d e n ser o b s e rv a d a s L as «ondas radio», m u ch o m ás larg as, ofrecen dos v en tajas:
d esd e el espacio ex terio r (cf. bl). L a técn ica del ra d a r p erm ite 1) A tra v ie san sin d eb ilita rse las finas n u b es de gas y
hoy re cib ir en la superficie de la T ie rra o n d as de m ay o r lo n ­ polvo existentes en el cosm os, m ie n tra s q u e las o n d as
g itu d p erte n ecie n te s a la g a m a d e las o n d as ra d io (cf. b2). d e luz q u e d a n m uy d e b ilita d a s en d ich as zonas.
Sólo la técn ica de la navegación espacial h a hecho posible
c a p ta r radiaciones de ondas cortas p ro ced en tes d e las estrellas. 28 É sta es la secuencia de la radiación electrom agnética de o n d a corta, p a r­
S egún la lo n g itu d de o n d a, se h a b la de a stro n o m ía de rayos tiendo de la luz visible. Los m árgenes de longitud de o n d a son m uy am ­
plios: rayos u ltra v io le ta u n as cinco o ctav a s, rayos X u n as diez, rayos
g am m a unas siete.
25 Al transform arse un kilo de m asa se lib era u n a energía de veinticinco 29 De lo con trario , no po d ría d a r un giro com pleto en pocos segundos. Se
mil m illones de kilovatio s/h o ra. U n a g ran cen tral ató m ica necesitaría dos supone que su d iám etro puede oscilar entre 10 y 20 km . En tal caso, un
años p a ra p ro d u cir esa energía. cen tím etro cúbico de m ateria estelar pesaría cien m illones de toneladas.
26 E n este proceso se b a sa la « bom ba de hidrógeno»: la transform ación no 30 Los n e u tro n e s son p a rtíc u la s elem en tales sin c a rg a. Se e n c u e n tra n
co n tro lad a de hidrógeno en helio con p érd id a de m asa. Se p reten d e co n tro ­ unidos en el núcleo atóm ico con otras p artículas cargadas. Las partículas
la r este proceso y u tilizarlo com o u n a n ueva fuente de energía; pero no se con carga, a causa de la repulsión eléctrica, no p o d rían estar tan unidas
ha logrado todavía. com o p a ra a lc a n z a r la d ensidad in d icad a en la n o ta 29. Al ser captados
27 U n cam bio de u n a o ctav a se p roduce c u an d o se d u p lica la frecuencia o p o r la enorm e fuerza g rav itato ria, los átom os se destrozan m u tu am en te, las
se reduce a la m itad la longitud de onda. cargas se n eu tra liz an y sólo q u ed an neutrones (S. C h an d rasek h ar 1931).

22 23
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE TEORÍA DE LA RELATIVIDAD GENERAL

2) P or esta razón son m ás a p ro p ia d a s q u e la luz p a ra el largas. Se su pone que tal ra d ia ció n p ro ced e de la explosión
análisis q u ím ico de dichos m e d io s51. inicial y co n stitu y e u n a p ru e b a de la m ism a.
C on las o n d as rad io , p o r su escasa d eb ilitació n , se «ve»
en el espacio cósm ico u n a p ro fu n d id a d m u cho m a y o r!J que c) Exploración directa del universo
con la luz v isib le. En c a m b io la luz in fra rro ja ta m b ié n es
m uy p e n e tra n te , pero q u e d a a b so rb id a p o r la atm ó sfera te­ L a ex ploración d ire c ta no p u ed e lleg ar a las regiones re m o ­
rre s tre . S o la m e n te la ra d io a s tro n o m ía y la a s tro n o m ía de tas del cosm os. P a ra su estu d io se n ecesitan o b serv ato rio s
rayos in frarro jo s nos p ro p o rcio n an inform ación sobre las g a ­ situ ad o s en vehículos espaciales y fuera de la atm ó sfera te­
laxias m ás lejan as, q u e son esp ecialm en te im p o rta n te s p a ra la rre stre (cf. b l ) . P a ra la investig ació n de n u estro sistem a p la ­
cosm ogonía. n etario son de g ra n im p o rta n c ia las son d as espaciales. L a
cuestión m ás re lev an te es d e te rm in a r si existe vida en otros
Los d esc u b rim ie n to s m ás d estac ad o s de esta n u ev a ra m a p lan eta s. T ra s la m isión del V ikingo, lan za d o p o r los n o rte a ­
d e la in v estigación son dos clases atíp icas de estrellas, antes m ericanos, la re sp u esta es, p o r a h o ra, n eg a tiv a !.
d esc o n o c id a s: los pulsares y los quasares. E sto s ú ltim o s son
focos q u e em iten o n d a s ra d io e x tra o rd in a ria m e n te in ten sas,
m ien tras q u e son poco lum inosos en el p lan o óptico. L as r a ­ d) Teoría de la relatividad general
d iacio n es ca rac te rístic as em itid as p o r los q u a sa re s se sitú an L a teoría de la re la tiv id ad g e n e ra l54 de E in stein fue d u ra n te
en la escala de o n d as de form a u n poco d istin ta de la h a b i­ m ucho tiem po un m odelo in tere sa n te, p ero no d em o strad o ,
tu al, es decir, ap a rec en d esp laz ad as hacia longitudes de o n d a cuyas consecuencias q u e d a b a n fuera de las p o sib ilid ad es de
m ás larg as. L a teo ría d e la re la tiv id a d g en eral (cf. II Id) co m p ro b ació n . P ero en los últim os diez años se h a logrado
ofrece u n a ex p licación de este fenóm eno: prevé tal d e sp la z a ­ confirm ar, m e d ia n te ob serv acio n es ex actas de y con naves es­
m ien to en casos d e cam pos de g ra v ed ad especialm ente in ­ paciales, las previsiones m ás im p o rta n te s de esta teoría. En la
tensos. H oy se su p o n e q u e esta ra d ia c ió n pro ced e de estrellas a c tu a lid a d d ese m p e ñ a un p ap el im p o rta n te en las teorías so­
e n o rm e m en te d en sas, en las q u e la co n c en tració n de la m a te ­ bre el origen y estad o del cosm os.
ria a lc a n z a m a g n itu d e s in c o n c e b ib le s p a r a la física t r a d i ­
El p ro p ó sito inicial de E instein era u n a rep resen tació n
cional.
u n ita ria de los fenóm enos electro m ag n ético s y de los efectos
H ay o tro d e sc u b rim ie n to im p o rta n te p a ra ex p licar el o ri­ de la atra cció n de las m asas, es decir, de las fuerzas g rav ita-
g en d e l co sm o s: u n a ra d ia c ió n d e o n d a s ra d io d é b ile s y to rias. R esolvió este p ro b le m a m ed ian te u n a a tre v id a a m p lia ­
ción de la g eo m etría de los rayos de luz. E stos sólo seg u irían
31 L a astro n o m ía óptica u tiliza con g ra n éxito el «análisis espectral» (U n- u n a tra y e c to ria re ctilín ea en zonas libres de g ra v ed ad ; fuera
sóld). T o d o átom o o m olécula de un gas caliente em ite ún icam en te en d e ellas, se e n c o rv aría n . Es decir, un cam p o de g ra v e d a d in-
ciertas longitudes de o n d a, que son pocas y bien definidas. Al atrav esar
zonas m ás frías, la luz es a b so rb id a m ás in ten sam en te en dichas longitudes
de o n d a (las «líneas de F raunhofer» del espectro solar). Las «frecuencias 33 En M a rte se to m aron y an alizaron (por control rem oto) pru eb as del
características» de tales on d as constituyen el «distintivo» del átom o o m olé­ suelo. Los resultados, a prim era vista inesperados, se explican por el carác­
cula en cuestión. Lo m ism o p a sa en el ám b ito de las ondas radio. ter especial de la q uím ica del suelo de dicho plan eta; no se detectó ningún
32 La astronom ía de rayos infrarrojos sólo p uede cultivarse fuera de las indicio de procesos biológicos. E n todos los dem ás planetas (excepto en la
capas bajas de la atm ósfera, m ed ian te globos q u e vuelan a g ran a ltu ra . Los T ie rra y en M arte) rein an tem p eratu ras m uy altas o m uy bajas p a ra cu al­
objetos m ás lejanos de la rad io astro n o m ía se e n c u en tran casi a diez mil m i­ q u ier proceso biológico.
llones de años luz de distancia. 34 Cf. E instein 1916; W eyl presentó u n a exposición com pleta en 1918.

24 25
ESTRELLAS
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE

D e todos m odos, p a ra a lc a n z a r u n a c u rv a tu ra ta n fuerte,


fluiría no sólo en las p a rtíc u la s con m asa, sino tam b ién , a u n ­ la m asa to tal de la estrella h a d e ser su p e rio r a un v alo r m í­
q ue, sólo u n poco, en los rayos d e luz. S egún esto, las o ndas nim o, q u e p u ed e cifrarse en u n as tres veces la m asa del Sol3'1.
de luz o d e rad io , al p a s a r cerca de u n a m asa g ra n d e 30, se L a m a te ria situ a d a en las cercan ías d e un «ag u jero negro» es
desv ían h acia ella. Y adem ás: c u a n d o un áto m o irra d ia en un a rra s tra d a h ac ia éste y, fin alm en te, in tro d u c id a en él p o r el
cam p o de g ra v e d a d fuerte, sus «frecuencias carac te rístic as» c a m p o de g rav itació n . Se su p o n e q u e los «agujeros negros»
re su lta n un poco m en o res31’. Es lo q u e se llam a « corrim iento g ra n d es p u ed en , p o r así decir, tra g a rse estrellas e n te ra s40.
h acia el rojo». E n los objetos astro n ó m ico s accesibles h a sta H a s ta a h o ra no se h a lo g rad o d e m o s tra r con a b so lu ta c la ­
a h o ra , estas co n secuencias son casi im p ercep tib les. Sólo desde rid a d q u e existan « ag u jero s negros», p ero la m ay o ría d e los
q u e e x is te n in d ic io s d e m a te r ia e n o r m e m e n te d e n s a , p o r astrofísicos creen en su ex isten cia41.
ejem plo en las estrellas de n eu tro n e s, h a a d q u irid o u n a im ­
p o rta n c ia decisiva la teo ría de la re la tiv id ad general.
2. Estado y evolución del universo
e) «Agujeros negros»
a) Estrellas
L a c o n se c u e n c ia m ás im p o rta n te p a r a la co sm o lo g ía c o n ­
L as estrellas, u objetos con ra d ia ció n p ro p ia, son m uy n u m e ­
cierne a la p o sib ilid ad de los llam ados «agujeros n egros»3'. Si
rosas. Se calcu la q u e sólo en n u e s tra V ía L ác tea h ay unos
la g ra v ed ad desvía la luz, en las p ro x im id ad es de u n a estrella
cien m il m illones (¡si se re p a rtie ra n e n tre todos los h o m b res,
esp ecialm en te p e sa d a o de en o rm e d en sid ad la c u rv a tu ra de
le to carían a c a d a uno m ás de veinte!). Su in ten sid ad lu m í­
los rayos p o d ría ser m ay o r q u e la de la superficie de la e stre­
nica es m uy v a ria d a . P o r o tra p a rte , sus m asas no difieren
lla. E sto significaría q u e los rayos de luz p ro ced en tes de la
d em asiad o : la m ay o ría de ellas se h allan en u n a escala q u e
superficie g ira ría n y re to rn a ría n de nuevo a tal estrella. A sí
oscila e n tre 0,4 y 4 veces la m asa de n u estro Sol. El Sol es,
existiría alre d e d o r d e estas estrellas u n a superficie esférica
pues, u n a estrella m edia. L a m asa es m uy im p o rta n te p a ra la
(algo m ay o r) d e la q u e no p o d ría salir n in g ú n rayo p ro ce­
biografía de u n a estrella.
d e n te del in terio r. U n a estrella así sería invisible desde fuera,
L as estrellas n acen y d esa p are cen . L a v id a de u n a estrella
es d ecir, un «ag u jero neg ro » 38.
pu ed e d u ra r, según los tipos, e n tre un m illón y seis m il m i­
llones de años.
35 L a c u rv a tu ra se form ula en u na m étrica « cuadridim ensional», es decir,
en el espacio y en el tiem po. U n a consecuencia de esto es la desviación de dedor. E n cam bio, el cam po g rav itato rio cru za los lím ites sin ningún im pe­
la luz en la dirección de la fuerza de grav ed ad ; pero tal desviación sólo es dim ento. L a m asa de los agujeros negros se calcula (por ah o ra de form a
perceptible en cam pos de g rav ed ad m uy intensos. ¡Incluso en el borde del aú n m uy im precisa) por su influjo en los satélites cercanos.
Sol, el ángulo de desviación es inferior a 1/2.000 grados! 39 Según la condición de L aplace, los agujeros negros grandes tienen más
36 T am b ién esto se debe a la c u rv atu ra cuadrid im en sio n al. El efecto recibe
m asa pero m enos d en sid ad que los pequeños. Sólo en el caso de los pe­
el nom bre de «corrim iento h acia el rojo», p o rq u e va hacia longitudes de
queños se requiere to d a la d ensidad de las estrellas de neutrones.
o n d a m ás largas. En el cam p o visible, esto significa: hacia el final rojo del
Según esto, su rad io au m e n ta ría en proporción con la m asa engullida.
espectro.
41 P or ejem plo, se aducen argum entos concretos con respecto a un objeto
37 J . R. O p p en h eim e r y S nyder fueron los prim eros en predecirlos com o
(C yg X - l) que ten d ría u n a m asa diez veces superior a la del Sol y un d iá ­
observables. Pero J . M ichel (1784) y P. S. L aplace (1798) h a b ía n p ro ­
m etro de pocos kilóm etros. A lgunos astrofísicos suponen que el centro de
puesto ya u n m odelo sim ilar, basándose en la teoría de la luz de N ew ton
las galaxias está constituido por objetos m ucho m ayores, con u n a m asa
(que hoy nadie adm ite).
m uchos m illones de veces superior a la del Sol y un d iám etro correspon­
tH V isto desde su interio r, un agujero negro es óp ticam en te un «m undo
diente (m ás de 100.000 km ).
aparte» . Los rayos de luz procedentes del exterior giran curvados a su alre-
27
26
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE ESTRELLAS

A ctualm ente siguen surgiendo estrellas. Se suele suponer que ría alre d e d o r d e u n a to n e la d a 44. L uego, la e n v o ltu ra gaseosa
al principio, después de la explosión inicial42, la m ateria se en ­ es a rro ja d a fuera; en tonces, la estrella está m u y calien te y es
co n tra b a en estado gaseoso. Se form aron nubes de gases, dentro m u y p eq u e ñ a: es u n a «enana blanca», con u n a ra d ia ció n p e­
de las cu ales, p o r la fuerza d e la g ra v e d a d , las zonas m ás q u e ñ a p ero m uy b rilla n te , y com o tal, en la figura 1, vuelve a
densas atrajero n m ás gas y, así, form aron esferas gaseosas, cada a p a re c e r en la p a rte inferior de la zo n a d erech a. É ste es el fi­
vez m ás d en sas. D u ra n te este proceso se c a le n ta ro n rá p id a ­ n al de la v id a n o rm al de u n a estrella.
m en te, so b re to d o en el interior.
E l v e r d a d e r o n a c im i e n t o d e u n a e s t r e l l a se p r o d u jo
Temperatura / 1000 K —
cu a n d o , a u n a te m p e ra tu ra de unos diez m illones d e grados,
co m en z ó la fusión nuclear, es d e c ir, c u a n d o el h id ró g e n o se 3 5 7 10 15 20 30
tran sfo rm ó en helio m e d ia n te la co m b u stió n . E n el caso de
u n a estrella del ta m a ñ o del Sol, tal proceso d u ra unos tre in ta
m illones de años; en el caso de estrellas m ás ligeras, m ás; en
el de estrellas m ás p esad as, m enos.
Al in iciarse la reacción n u clea r, la estrella se convirtió en
u n a g ig an tesca central atómica, q u e irra d ia b a h ac ia el ex terio r
la m ay o r p a rte d e la en erg ía p ro d u c id a . A este respecto es
m uy in stru ctiv o el « d ia g ra m a H .-R .» , en el q u e los tipos de
estrellas se o rd e n a n según la te m p e ra tu ra de superficie y la
lu m in o sid a d 43. D ad o q u e luego se llega a un estad o estacio­
n ario , en el d ia g ra m a de la figura 1 la estrella p erm a n ece la
m ay o r p a rte de su v id a en u n a posición estab le d e n tro de la
zo n a ra y a d a o secuencia p rin cip a l, d o n d e se e n c u e n tra n ta m ­
bién la g ra n m ay o ría d e las estrellas.
Pero, al cab o d e cierto tiem po, c u a n d o u n a estrella ha
co n su m id o a p ro x im a d a m e n te el 10 % d e su co m b u stib le (es
decir, del h id ró g en o d e su in terio r), su rg en elem entos pesados
en su núcleo; allí a u m e n ta n la te m p e ra tu ra y la d e n sid a d , al
tiem p o q u e la e n v o ltu ra gaseosa se e x p a n sio n a y enfría; p o r
eso, en la figura 1, la posición se d e sp la z a a rrib a h ac ia la iz­
q u ie rd a y p e n e tra en la zo n a d e las «gigantes rojas». D u ra n te
este proceso, la m a te ria del núcleo se c o n c en tra h a sta co n v er­
tirse en un líq u id o ta n pesado q u e u n d ed al del m ism o p esa­ Fig. 1: Diagrama de Hertzsprung-Russell: tipos de estrellas ordenados según la clase espec­
tral y el brillo («clase de magnitud»).
Los datos sobre la temperatura de superficie (arriba) y sobre la radiación producida
(derecha) sólo valen para la secuencia principal (cf. texto).
42 T am b ién se hab la de «explosión p rim itiva», térm ino igualm ente m ás
significativo que la expresión an g lo am erican a big bang.
44 L a llam ad a «degeneración de los electrones». El estado a que llega así la
43 O radiación em itida. El d iag ram a fue in tro d u cid o p or E. H e rtzsp ru n g y m ate ria p o d ría ser descrito com o u n a cosa in term ed ia en tre un m etal y un
H . N. R ussell (diag ram a H .-R .). núcleo atóm ico. Los electrones estabilizan este estado.

28 29
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE GALAXIAS

P ero tras e) d e sc u b rim ie n to d e las estrellas d e n eu tro n e s E l 80 % d e las g alax ias o b serv ad as tiene u n a e s tru c tu ra
sab em o s q u e las estrellas m uy p esa d as p u ed e n te n e r un «final espiral sem ejan te a la d e n u e stra V ía L áctea. P ero se d an
trágico»: c u a n d o la m asa es su ficien tem en te g ra n d e , el núcleo ta m b ié n form as ex tra ñ as. P o r térm in o m edio, en el un iv erso
no alca lza un estad io final estab le, sino q u e estalla. L a explo­ h ay u n a g alax ia p o r c a d a cu b o esp acial d e diez m illones de
sión de u n a supernova d e este tipo d u ra pocos d ía s 4 ’, pero la años luz d e a ris ta 50. S egún esto, el n ú m ero to tal de g alax ias
ra d ia ció n e m itid a d u ra n te ese tiem p o es ta n g ra n d e com o la en u n a esfera con u n ra d io d e diez m il m illones de años luz
de to d a la V ía L á c te a 46. Los residuos de tal explosión co n sti­
tu y en u n a estrella de neutrones. Si la m asa de d ic h a estrella si­
gue sien d o m u y g ra n d e , p u ed e su rg ir d e ella u n «agujero ne­
gro» (cf. I I le).

b) Galaxias
L as g alax ias p u e d e n ser m uy d istin ta s. P ero n u e s tra Vía Lác­
tea (fig. 2) es b a s ta n te re p re se n ta tiv a .
E n el c e n tro h ay u n n ú cleo , en fo rm a d e disco p la n o ,
lleno de estrellas, polvo y gas. E n él se e n c u e n tra n la m ay o ría
d e las estrellas, y su rg en c o n sta n te m e n te o tra s nuevas. H a c ia
el ex terior, el disco se p ro lo n g a com o u n a ru e d a so lar con
brazos en fo rm a de esp ira l47. A lre d ed o r de to d a la e s tru c tu ra
h ay , ad e m á s, un «halo» en el q u e se h allan estrellas aislad a s
o cú m u lo s d e estrellas. Su d iá m e tro asciende a unos cien m il
años luz. P ero la m ay o ría d e las estrellas (un 98 % ) están
co n c en trad a s en el núcleo. L a e s tru c tu ra ro ta , p ero no de
form a ríg id a, sino m ás bien com o los p lan eta s en el sistem a 20
so lar: en el c e n tro a g ra n v e lo c id a d , en la p e rife ria le n ta ­
m e n te 48. N u e stra g alax ia surgió, h ace unos seis m il m illones
de años, d e u n a n u b e d e gas cósm ico, en la q u e se fo rm aro n
entonces las p rim e ra s estrellas (cf. I I 2 a )49.

45 E n el curso de la histo ria se h an o bservado tres acontecim ientos de este


tipo: en 1054 en C h in a, en 1572 p or T y ch o B rahe, y en 1604 p o r J . K epler.
Se calcula que en c ad a galax ia surge u n a sup ern o v a cad a 30 ó 100 años. 27
46 1032 kw. P ara p ro d u cir esta energía ten d rían que tra b a ja r d u ra n te m ás
de 10 billones de años un billón de grandes centrales atóm icas. Sol
47 El gráfico se b asa en observaciones radio astro nó m icas. L a luz ten d ría Fig. 2: N uestra Vía Láctea (proyección horizontal y vertical). Las cifras representan miles
en las nubes de gas y polvo un rad io de acción m uy pequeño. de años luz. (Según v. H oerner/Schaifers.)
48 U n a revolución d u ra en el centro del b razo (posición de n uestro Sol)
unos 200 m illones de años; en el borde exterior, el doble; en la p arte in te­
rior (al borde del núcleo), la d écim a p arte de esta cifra. >0 De hecho, las galaxias no se en cu en tran d istrib u id as de form a to ta l­
49 L a m itad de las estrellas actuales surgieron en el p rim er período de la m ente reg u lar, sino en grupos o aglom eraciones que pueden contener h asta
V ía L áctea, entre ellas tam b ién las del halo. algunos centenares de galaxias.

30 31
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE LA EXPLOSIÓN INICIAL

asc en d ería a varios m iles de m illones. Es d ecir, existen ta n ta s laxias reco rrien d o el tiem p o en sen tid o inverso (R o w an-R o-
g alax ias com o estrellas en u n a sola. P or ta n to , el n ú m ero to ­ binson 121-123; Silk 66-67):
ta l d e estrellas del cosm os es e x tra o rd in a ria m e n te elevado51. P rim ero se ac erc an u n as a o tras, h a s ta a p ro x im a d a m e n te
L a «neb u lo sa» q u e co n stitu y e la ap a rie n c ia ó p tica d e u n a 1/10 d e la ed ad del universo. F u e ento n ces c u a n d o se fo rm a­
g alax ia no m odifica p e rcep tib lem en te su posición en el firm a­ ron. A ntes sólo h a b ía n u b es de gases m uy d en sas y de tem p e­
m ento. Sin em b arg o , la esp e ctro sco p ia52 p e rm ite d e te rm in a r ra tu ra s elevadísim as; la ra d ia ció n o b serv ab le to d a v ía 55 se si­
con m u ch a p recisión su velocidad po sitiv a o n eg a tiv a (a cerca­ tu a b a en la g a m a de los rayos infrarrojos. Si retro ced em o s a
m ien to o aleja m ien to con resp ecto a la T ie rra ). A sí se h an u n a época a n terio r, llegam os a la fase en q u e su rg iero n , com o
h allad o los m ás diversos valores de velocidad en las galaxias prim ero s átom os, el h id ró g en o y el helio. A ntes sólo existía
cercan as, p ero en las lejanas sólo velocidades n egativas, que un « p lasm a» calien te, co n stitu id o p o r los sillares clásicos del
alca n za valo res ta n to m ás elevados c u a n to m ás aleja d as se áto m o , es decir, p o r n e u tro n e s, p ro to n es y electrones. L a m a ­
e n c u e n tra n las g a la x ia s53: el universo está en expansión. A sí pues, te ria e sta b a m uy co m p rim id a y m uy caliente: era u n a bola de
las v elo cidades de las galaxias se d istrib u y e n com o los frag ­ fuego. A los pocos seg u n d o s del com ienzo, todo el universo
m en to s d e u n a g ra n a d a un in sta n te d espués d e su explosión: era m en o r q u e el ac tu a l sistem a solar. G . L e m a itre fue el p ri­
los m ás rá p id o s se e n c u e n tra n m u y lejos; los m ás le n to s, m ero q u e expuso, ya en 1927, esta concepción. D e fo rm a m uy
cerca. S ig u ien d o el ra stro h ac ia a trá s, se h alla el m om ento esp ecu lativ a, pero so b re la b ase de ideas to m ad as de la teo ría
p ro b a b le de la «explosión»: hace unos diez o veinte m il m i­ de la b o m b a de h id ró g en o , hoy se in te n ta re c o n stru ir incluso
llones de años. C o n el universo en expansión, la astro n o m ía lo q u e sucedió fracciones d e seg u n d o desp u és de la explosión
h a a b a n d o n a d o d efin itiv am en te la id ea de u n cosm os etern o y inicial (W einberg; Silk). El «proceso» re p re se n ta d o en la f i ­
estac io n ario (in m u ta b le ). gura 3 sigue siendo b a s ta n te especulativo.
Al p rin cip io , la te m p e ra tu ra era, sin d u d a , e x tre m a d a ­
c) La explosión inicial m en te a lta 56, m ie n tra s q u e el v o lu m en sería su m a m e n te p e ­
L a explosión inicial co n stitu y e el com ienzo de la cronología q u eñ o (figura 3). C o n la p ro g resiv a ex p an sió n , bajó la te m ­
cien tífica . T a m b ié n o tra s o b se rv a c io n e s54 m u e s tra n c la r a ­ p e r a t u r a . E n el p r im e r m in u to , el p ro c e s o se d e s a rro lló ,
m en te q u e n u e stro universo a c tu a l no p u ed e existir desde la p ro b a b le m en te, com o la explosión d e u n a b o m b a d e h id ró ­
e te rn id a d (cf. d ). Sigam os el proceso d e sep aració n de las g a ­ geno, pero de energ ía cósm ica. Se fo rm aro n helio e h id ró g en o
p esa d o 57. En el sig u ien te p eríodo, de unos 300.000 años, la
51 Sin em bargo, la d en sid ad m edia del cosm os es m uy pequeña: ap ro x im a­ bola de fuego se d ilató al tiem p o q u e la en erg ía fue a p a re ­
dam en te 0,1 gram os p a ra un cubo de 100.000 km de lado (1/3 de la d is ta n ­ ciendo c a d a vez m ás com o m asa q u e com o ra d ia c ió n ,H.
cia de la T ie rra a la L u n a). Cf. Silk 299.
52 U n a o n d a de luz o de rad io em itid a por u n objeto la cap tam o s en una La m idieron p o r p rim era vez A. Penzias y R. W ilsón en los laboratorios
frecuencia algo m ás a lta cuan d o el objeto se m ueve hacia nosotros y m ás de la Bell (EE U U ). L a m edición, m uy exacta, se efectuó por procedi­
baja en el caso contrario . El d esp lazam ien to de la frecuencia perm ite d e te r­ m ientos radioastronóm icos. T a l radiación de m icroondas corresponde a la
m in ar con m u ch a precisión la velocidad. Este «efecto D oppler» se d a ta m ­ que em itiría u n cuerpo negro a 270 grados bajo cero (3 grados absolutos).
bién en acústica; lo observam os a d iario en los vehículos en m ovim iento. Los valores calculados so brepasan los m illares de m illones de grados.
53 E. H u b b le (1929). Es m ás difícil d e te rm in a r la d istan cia de un objeto 17 L a actu al a b u n d an cia de hidrógeno pesado en el cosm os sólo es com pa­
que su velocidad. P or eso, los valores ya un tan to antiguos sobre el a u ­ tible con un m odelo de m undo «abierto» (cf. d).
m ento de velocidad difieren de los actuales (de 15 a 30 k m /s p o r año de 1,1 C u a n d o la den sid ad es m uy elevada, la m asa y la radiación se transfor­
luz de d istan cia). L a rad io astro n o m ía h a propo rcio nad o los d ato s decisivos. m an co n stan tem en te la u n a en la o tra. E sta unión cesó al cabo de un m i­
54 A nte todo, la existencia de núcleos atóm icos inestables (radiactivos) que llón de años, ap ro x im adam ente. De esa época procede la radiación obser­
todavía no se han d esintegrado. vable hoy (cf. n o ta 55).

32 33
Sistema solar
i— m ___
galaxia
d) El futuro del universo

espacio grupo de galaxias espacio


El fu tu ro del universo está estre c h a m e n te re la cio n ad o con la
m asa to tal. P a ra co m p re n d e r esta afirm ació n , vam os a p a rtir
20 Ga
de un hecho conocido: los cohetes lan zad o s desd e la T ie rra
10 Ga suelen volver a ella a rra s tra d o s p o r la fu erza de la g ra v e d a d ,
a no ser q u e su en erg ía cin ética su p ere u n d e te rm in a d o v alo r
- 1 Ga
lím ite. Algo sem ejan te h a b rá q u e a firm a r de un un iv erso en
expansión. Si fu e ran co n ocidas su en erg ía cin ética y su m asa,
se p o d ría estab le cer si su ex p an sió n c o n tin u a rá in d efin id a­
100 Ma m en te (a u n q u e p o sib lem en te en u n a fo rm a m ás len ta) o d ebe
esp erarse un giro, con la su b sig u ie n te fase de un m o v im ien to
- 10 Ma h a c ia d e n tro . E n el p rim e r caso se h a b la d e u n u n iv e rso
a b ierto ; en el segund o , d e u n u n iv erso ce rra d o (cf. Silk 94-
- 1 Ma 99). E n el caso d e un u n iv erso ce rra d o es co n ceb ib le u n p ro ­
ceso en el q u e se re p ita n las fases de ex p an sió n y c o n tra c ­
100 Ka ció n 59. D e todos m odos, esta sucesión no p u ed e h a b e rse p ro ­
d u cid o m u ch as veces en el p a s a d o 60; tam b ién el u n iv erso del
m o d e lo c e r r a d o d e b ió te n e r u n c o m ie n z o . E n el m o d e lo
- 10 Ka
a b ie r to , e ste c o m ie n z o e s tá c o n s titu id o p o r la e x p lo s ió n
inicial, m ás allá de la cu al no p u ed e n re tro c e d e r las ciencias
- 1 Ka
n a tu ra le s. S egún el m odelo ab ierto , en un fu tu ro (su m am en te
lejano) p o d ría n confluir en «ag u jero s negros» u n n ú m e ro cre­
cien te de galax ias (Silk 310); p ero tales « p red icciones» son
e x tre m a d a m e n te esp ecu lativ as. O tro s m odelos del universo
(de V ries I I , 163ss) e stán excluidos d e la d iscu sió n en la ac­
tu a lid a d 61.
L a opción entre el m odelo abierto y el cerrado d epende de
la valoración de la m asa total o de la d en sid ad m edia del u n i­
verso. Los cálculos actuales se q u ed an m uy lejos del valor crí-

|(| P ara ello es preciso que el proceso de la explosión inicial pued a d esarro ­
llarse tam b ién hacia atrás. En este caso, el cosm os «viviría» de u n a explo­
sión inicial a otra.
60 L a rad iació n de fondo observable h ab la en co n tra de esto (cf. n ota 55).
Cf. tam bién Silk 311.
(>l E n tre ellos, el m odelo de «steady state», de 1948, que supone u na nueva
Fig. 3: Evolución cronológica y espacial del universo (d — día, a — año, Ka — mil creación co n stan te (cf. H oyle 1951; B ondi 1961). Cf. Silk 306. C on este m o­
años, Ma = millón de años, Ga = mil millones de años). delo tam poco se ex plicaría la radiación de fondo (cf. n ota 55).

34 35
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE

tico p o r encim a del cual sería válido el m odelo cerrado62. T a m ­ III. La Tierra
bién o tras observaciones hab lan en contra de este m odelo'’5.
Así pues, según los conocim ientos actuales debem os suponer un
universo «abierto» y en expansión constante, cuya historia no
d u ra m ás de unos veinte mil m illones de años. Este cosm os di­
1. Su lugar en el universo
nám ico es rad icalm ente distinto del que ofrece la astronom ía
tradicional (cf. B ath; von H oerner/S chaifers; de V ries).
a) El sistema solar
El pu esto del sistem a so lar en el cosm os no es ce n tral, sino
m ás bien m edio. N u e stra Vía Láctea no es p a rtic u la rm e n te
g ra n d e ni m uy p eq u e ñ a. E n co m p aració n con las g alaxias
m ás lejanas, q u e vuelan a g ra n velocidad h ac ia el ex terio r, su
velocidad ap e n as llega a un 1 % ; p o r ta n to , d en tro del u n i­
verso en expansión, se e n c u e n tra m ás bien en la zona in te ­
rior. El Sol surgió hace unos cinco mil m illones de años. N o
se e n c u e n tra en el núcleo de la V ía L áctea, sino en la zona
m ed ia de un brazo en esp iral (cf. fig . 2). P or su tipo, se h alla
en la secuencia p rin cip al (cf. fig . 1); su m asa es d em asia d o
p eq u e ñ a com o p a ra q u e co rra el peligro de su frir u n a ex plo­
sión de Supernova (cf. II Ib ). Así pues, su tray e cto ria te rm i­
n a rá , com o es h a b itu a l, en u n a « en a n a b lan ca» . P ero p a ra
eso falta m u ch o todavía.
El co n ju n to del sistem a p la n e ta rio co n tien e sólo un 4 %o
de la m asa del Sol. T o d a v ía no sabem os con seg u rid a d cóm o
se form ó. Las d in tin ta s teorías su p o n en o u n a evolución in ­
te rn a o u n a acción ex tern a (Silk 282-291; de V ries I, 23-30).
T eo ría s de la evolución in te rn a h a h a b id o d esd e R. D escartes
(1644) h a s ta n u e s tro s d ía s, p a s a n d o p o r I. K a n t (1755) y
P. S. de L ap la ce (1796)1’1. T o d a s su p o n en q u e los p la n e ta s se
fo rm aro n , p o r ac u m u la ció n , de u n a n u b e de gas o polvo, o ri­
g in a ria m e n te poco e stru c tu ra d a , q u e ro d e a b a al Sol. Según
K u ip e r, esto tuvo q u e su ced er m u y p ro n to , c u a n d o la ra d ia ­
ción so lar era to d av ía m uy débil (antes de q u e el Sol llegara
a la «secuencia p rin cip al» en la fig . / ) (>5.

64 R. D escartes, Specimina philosophiae... meteoro (A m sterdam 1644); I. K an t,


62 D an porcentajes inferiores a la d en sid ad necesaria (B ath 37; Silk 299). Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels... (K önigsberg 1755); P. S.
L as m asas o c u ltas (q u e no em iten ra d ia c io n e s), p o r ejem p lo las d e los de L aplace, Exposition du systéme du monde (Paris 1796).
«agujeros negros», no pueden m odificar decisivam ente la situación.
65 Se supone que, en un período de cien m illones de años, surgieron de
63 Cf. no ta 57.

37
36
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE ORIGEN DE LA VIDA. EL ENTORNO

A ntes se su p o n ía q u e la acción ex tern a h a b ría sido u n a de p ro fu n d id a d ) com o en el núcleo in tern o , q u e tien e un d iá ­


colisión1’6. A c tu a lm e n te se p ien sa m ás bien en un aco n te ci­ m etro de unos 2.500 km. L a zo n a in term ed ia, el núcleo ex­
m ien to catastrófico: la explosión de u n a su p ern o v a (cf. II Ib) tern o , es líq u id a. L a co rteza te rre stre (h a sta 60 km de p ro ­
p o d ría p ro v o c ar la ap a rició n de varios centros de a c u m u la ­ f u n d id a d ) c o n s ta d e p la c a s (« p la c a s c o n tin e n ta le s » ) q u e
ción en u n a n eb u lo sa p ró x im a (H oyle 1965). flotan sobre u n a base flu id a y siguen d esp laz án d o se, a u n q u e
Si se o b serv a el co n ju n to del universo, los p la n e ta s te n ­ m uy len tam en te, en n u estro s d ías (la d eriv a co n tin en tal de
d rá n q u e ser m uy num erosos en caso de q u e su rja n p o r evo­ H eg en er). E n las zonas en q u e ch o can los b o rd es de estas
lución in te rn a . E n cam bio, si in terv ien en aco n tecim ien to s ex­ placas se p ro d u c en le n ta m e n te h u n d im ie n to s (form ación de
te rn o s , s e r ía n s u m a m e n te r a ro s . S e g ú n las h ip ó te s is , los m ares) o elevaciones (form ación de m o n ta ñ a s). Allí no son
astró n o m o s su p o n en esp e cu lativ am en te q u e la v id a d eb e de ra ra s las catástrofes (terrem o to s, v u lcan ism o ). L a circu lació n
ser m uy frecu en te en el cosm os o — si es q u e se d a fu era d e la del a g u a d a lu g a r a cam b io s m ás localizados m e d ia n te la ero ­
T ie rra — e x tre m a d a m e n te r a r a 67. sión y las ru p tu ra s provocadas p o r la congelación. Así se van
fo rm an d o sedim entos q u e, p o r la p resió n , p u ed en volver a
co m p actarse.
b) La Tierra L a ed ad de la T ie rra se calcu la en unos 4.700 m illones de
L a T ie rra , q u e fig u ra e n tre los c u a tro p la n e ta s m ás próxim os años. Su h isto ria está m uy in flu id a p o r la de la v id a (cf. I I I
al Sol, es el m ay o r de ellos; p ero es p eq u e ñ a en co m p aració n 2,3). P ero es preciso c ita r dos influjos in d ep en d ie n te s d e este
con los m ás lejanos. Se c a ra c te riz a p o rq u e su te m p e ra tu ra de factor: 1) las oscilaciones de la te m p e ra tu ra , q u e p u e d e n p ro ­
superficie se h alla en la zona en q u e el a g u a suele e sta r en es­ d u c ir en latitu d e s m edias perío d o s glaciales o de m u ch o c a ­
ta d o líq u id o . E n V en u s, el p la n e ta q u e p recede a la T ie rra en lor68; 2) los cam bios de posición d e los polos del cam p o m a g ­
p ro x im id ad al Sol, la te m p e ra tu ra está m uy p o r en cim a del nético te rre stre — co m p ro b a d o s re cien tem en te— , en los q u e
p u n to de ebullición; en M a rte , q u e sigue a la T ie rra en ord en se p ro d u c en períodos in term ed io s de cam p o m ag n ético m uy
de d ista n c ia creciente del Sol, la te m p e ra tu ra es inferior al d éb il69. Los dos factores son im p o rta n te s p a r a la evolución de
p u n to de congelación. E n su in terio r, la T ie rra está so m etid a la vida.
a un in ten so c a le n tam ie n to n u c le a r (de origen ra d ia ctiv o ),
q u e en el ce n tro llega a varios m iles d e grados. L a m a te ria se
h a lla so m e tid a a u n a p re sió n m u y a lta , p o r lo q u e p u e d e 2. E l origen de la vida
« flu ir» le n ta m e n te , in c lu so en e s ta d o «sólido» (c ris ta lin o ).
E sto se verifica ta n to en el m a n to te rre stre (h a sta 2.900 km a) El entorno
El e n to rn o de la vid a p rim itiv a fue el ag u a, q u e se en co n ­
u n a «nebulosa» en rotación, q u e tenía form a de disco, g ran d es p rotopla- tra b a líq u id a en la T ie rra desd e tiem pos m uy tem p ra n o s. E n
netas y lo qu e luego sería el Sol. Al a u m e n ta r la te m p e ratu ra de la estrella
central, se evaporaron los elem entos volátiles, sobre todo los de los planetas
interiores. 68 En la últim a edad de la T ierra, ap ro x im ad am en te c ad a 60.000 años hay
66 Prim ero con u n com eta (G. L. de Bufi'on 1785), luego con otros astros; un período glaciar, en el que la te m p eratu ra baja por lo m enos 12°. La
el choque provocaría un flujo en el Sol. cau sa no se conoce todavía (¿Paso del sistem a solar p o r nubes de polvo?
67 A ctualm ente, u n a m ayoría defiende la p rim era altern ativ a. Las' observ a­ ¿V ulcanism o? ¿C am bios de dirección del eje de la T ierra?).
ciones no b astan p a ra d e te rm in a r em p íricam en te este p u n to con suficiente Irreg u larm en te, a intervalos de m ás de 100.000 años. En los cam bios de
fiabilidad. p o larid ad , el cam p o desaparece d u ra n te unos 10.000 años.

38 39
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE
EL CO M IENZO DE LA VIDA

cam bio, según los conocim ientos m ás recientes, no h a b ía oxí­ cíales. Así, K u h n su p o n e u n cam b io rítm ico de la te m p e ra ­
geno libre. L a atm ósfera, com o la de los re sta n te s p lan eta s, tu ra en un e n to rn o m uy lim itad o esp acialm en te; en u n a fase
sólo co n ten ía com puestos de oxígeno, p o r ejem plo, dióxido de se p ro d u c iría la replicación; en la o tra se a se g u ra ría la pervi-
carb o n o . H oy se cree q u e sólo g racias a ciertos procesos vi­ v encia (K u h n 1977)73.
tales se o b tu v o oxígeno libre (W alker; B lum ). H a sta a h o ra,
no se h a p o d id o c o m p ro b a r su existencia en n in g ú n o tro lu ­ c) El comienzo de la vida
g ar del universo. C om o en la p rim itiv a atm ósfera te rre stre el
oxígeno se h a lla b a co m b in ad o con otros elem entos, tam p o co L a v id a tuvo q u e co m en zar en el ag u a y, co n cretam en te, en
existía la ca p a de ozono q u e hoy pro teg e la v id a c o n tra los zonas en q u e existían ya los sillares form ados p or la ev olu­
n o civos ray o s u ltra v io le ta p ro c e d e n te s del Sol. P o r eso, la ción q u ím ica (cf. I I I 2b). Se d a n definiciones de «vida» m uy
v id a p rim itiv a sólo p u d o d esa rro llarse bajo la protección del diferentes (B lum ); p o r ejem plo: «sistem as q u e se aco m o d an al
a g u a frente a las radiaciones. en to rn o d a d o m ed ian te la m u ltip licació n , la m u tació n y la se­
lección efectu ad a m u ch as veces» (K u h n ); o: «com plejo global
de procesos in te rd e p e n d ie n te s q u e re su lta del con cu rso fu n ­
b) Los sillares de la vida cio n alm en te a d e cu ad o de los ácidos nucleicos y las p ro teín as
(in clu id as las enzim as) de u n a célula viva» (E rb en , en B lum
Sin em b arg o , los elem entos básicos p ro c ed ían , sin d u d a , p rin ­
V I I I ) . S egún la definición a c e p ta d a , se fija de u n a u o tra
cip alm en te de la atm ó sfe ra 70. Los ex p erim en to s de la b o ra to ­
form a el com ienzo de la « v id a » '1. S egún la p o stu ra , la in d iv i­
rio h an m o strad o q u e en ciertas condiciones, con la energía
d u alizació n d ese m p e ñ a un p ap el especial. T a m b ié n h ay q u e
a d e c u a d a , se fo rm an biom onóm eros, es decir, com p o n en tes
d e sta c a r q u e to d a la v id a te rre stre es «m onofilética»: las p ro ­
de p ro teín a s, p ero tam b ién d e R N A y D N A (cf. el tra b a jo de
fundas coincidencias en el m an ejo de la tran sm isió n de infor­
B o ssh ard en este m ism o v o lu m e n )71. E n el paso siguiente se
m ación (del código genético en D N A ) y en el m etab o lism o
fo rm a rían , a p a r tir d e m oléculas sim ples, m acro m o lécu las o
(d o n d e siem pre in terv ien en los 20 m ism os am in o ácid o s, de
ca d en as m olecu lares m ás largas (polim erización). Los re su l­
en tre los m uchos posibles) no p u ed e ex p licarse « p o r el a z a r o
tad o s conseguidos h a sta a h o ra en los lab o ra to rio s no son co n ­
p o r la convergencia» (B roda, en B lum 34). H ay o tra coinci­
clu y en tes a este re sp ecto 72.
d en c ia ca ra c te rístic a cuyo origen sigue sin explicar: to d as las
T o d av ía no está claro si la autom ultiplicación (replicación)
m acrom oléculas tienen u n a e s tru c tu ra helicoidal en la m ism a
de tales m oléculas gigantes se efectuó de form a espontánea (Ei-
dirección y no e stru c tu ra s m ixtas com o la m ay o ría de los re ­
gen; cf. infra, pp. 113-115) o fueron n ecesarias condiciones espe­
su ltad o s de u n a síntesis (B lum 71) (-^ evolución y creación).

70 R adio astro n ò m icam en te se h a co m p ro b ad o la existencia de los com ­ 73 Son b arre ra s, por un lado, ciertos fallos en la replicación; por otro, la
puestos m ás elem entales de carbono (cadenas de h asta tres m iem bros), génesis de un m ecanism o que g aran tice el reacoplam iento en la replicación
incluso en otras galaxias (Blum 1980). En algunos meteoritos se ha llegado a (K u h n , en Blum 1980).
en co n trar m oléculas orgánicas considerablem ente m ás largas, incluso am i­ 74 P. D ecker establece com o condición p ara la vida terrestre la « estan d ari­
noácidos. zación de los catalizadores com o enzim as proteínicas, cuya secuencia de
71 El oxígeno h a b ría alterad o el proceso; pero la atm ósfera p reb ió tica no lo am inoácidos es dirig id a por m atrices de ácidos nucleicos capaces de repli­
contenía. E n la atm ósfera su p erio r se d e tec tan todavía restos de form alde- cación»; sobre la vida extraterrestre, en cam bio, se expresa de form a muy
hído. general: «bioidos o sistem as abiertos m ultiestables», es decir, sistem as que
72 Es cierto q u e se ha lo g ra d o sin te tiz a r c o m p o n en tes de la a lb ú m in a , (1) pueden m an ten e r un estado estacionario a costa de fuentes externas de
pero no los p o lin u cleó tid o s d e e s tru c tu ra m ás co m p leja, com o el D N A energía (m etabolism o) y (2) contienen varias form as («especies»). Cf. J o r ­
(cf. F ox/D ose). d án; O p a rin 1947; M onod; L uria; K aplan.

40 41
a u stralo p ite cu s
3 Ma-
3. Evolución afarensis

T a.
a) Curso ? africanus
E n el curso de la evolución (fig. 4) se p u ed en d istin g u ir c u a ­ 2 Ma- homo
tro etap as: habilis
1) Los unicelulares más antiguos tuv iero n q u e d esco m p o n er ! a-
sus alim en to s sin oxígeno (a n aero b io s), p ro b a b le m e n te m e­ f robustus
d ia n te u n a fe rm e n ta c ió n 75 (B ro d a 1978). C o m o fu e n te de 1 Ma- homo
erectus
en ergía, la célu la e n c o n tra ría en su e n to rn o acuoso m oléculas
ATP .
2) L a fotosíntesis p erm ite p ro d u c ir A T P en la p ro p ia cé­
lu la. Al p rin c ip io , esto se efectu ó m e d ia n te u n a to m a de homo sapiens
0H
en erg ía lu m ín ica en dos fases, com o o cu rre hoy en las algas
azules. E n este proceso se liberó p o r p rim e ra vez oxígeno, y 700 Ma__
así surgió p a u la tin a m e n te u n a atm ó sfera oxigenada. moluscos
3) Sólo en esta atm ó sfera fue posible s u stitu ir la ferm en ­ _ 570 crustáceos
Cámbrico
— 500
tación p o r la oxidación (c o m b u stió n ), m ás eficaz, y m ejo rar Ordovicense catástrofe
— 430
n o ta b le m e n te el ap ro v isio n am ien to de energía. Así, ju n to a Devoniano peces
— 395
las células q u e a sim ila b an m ed ian te la «ferm entación», los Silúrico
— 345 insectos
Carbonífero
p ro c a rio ta s (b a cterias y algas azules), co m en zaro n a existir — 280 reptiles
Pérmico
células q u e « re sp irab an » , los eu cario tas. L uego, c u a n d o la fo­ T riásico — 225 catástrofe —
— 190 l saurios
tosíntesis form ó m e d ia n te la clorofila h id rato s de ca rb o n o a
Jurásico nuevas especies
p a rtir del dióxido de c a rb o n o atm osférico -y liberó así oxí­ — 130
geno, la v id a p u d o e m p ez ar a d ifu n d irse en tie rra firm e, pues Cretáceo vertebrados
a h o ra e sta b a a se g u ra d a la posib ilid ad de to m a r en erg ía del — 65 catástrofe —
a ire 77 (B ro d a 1978). Los u n icelu lares (p rin c ip a lm e n te euca-
rió tico s) p o b la ro n a g u a s y tie rra s d u r a n te u n p e río d o de (fuerte radiación)
cerca de 3.000 m illones de años. Se m u ltip lic a b a n p o r divi­
sión.
4) M ás ta rd e a p a rec ie ro n pluricelulares con especificación
d e fu n cio n es q u e, sin e m b a rg o , sig u ie ro n re p ro d u c ié n d o se
simios

7S T o d av ía existen bacterias anaerobias; p or ejem plo, los clostridios. australopitecus


70 El a d en o sin trifo sfato a b so rb e u n a c o n sid erab le c a n tid a d d e en erg ía — 1 1 Ma
cuando se form a a p a rtir del adenosindifosfato y del ortofosfato, energía
que luego libera al descom ponerse. Cuaternario (períodos glaciales)
z homínidos
' El ozono, form ado a p a rtir del oxígeno estratosférico p or influjo de la ra ­
diación solar, proporcionó la protección, n ecesaria en tie rra firm e, contra
las radiaciones. Fig. 4: Evolución cronológica de la vida (cf. fig. 3 y texto).

43
42
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE DISCUSIÓN DE LA EVOLUCIÓN

asexualmente, a u n q u e con tran sm isió n de inform ación genética la h eren cia de G. J . M en d e l81. El neodarvinismo tiene en cu e n ta
en lo co n cern ien te a la «división de trab a jo » e n tre ellos. la heren cia, la m u tació n y el e n to rn o (cf. F ish er 1958)82.
5) C u a n d o se in ició la reproducción sexual, no sólo a u ­ E n cam bio se sigue d e b a tie n d o si la evolución fue p ro ­
m en tó rá p id a m e n te el n ú m ero de seres vivos, sino tam b ién , d u cto «del a z a r o de la necesid ad » (M o n o d ). E n p rim e r lu g ar
g racias a la m u tació n y la selección, su v arie d ad . Se calcula es preciso ten er en c u e n ta q u e los in ten to s de exp licar la evo­
q u e en la h isto ria de la v id a (fig. 4) se d e sa rro lla ro n unos 200 lución — esbozados en a )— tro p iez an con alg u n as b arrera s.
m illones de especies, de las q u e sólo h a sobrevivido un 1 % P or ejem plo, el origen del código genético y de su función
a p ro x im a d a m e n te (B roda, en B lum 36). L a evolución fue un com o p lan o de co n stru c ció n 83, el origen de g ru p o s de células
proceso c o n stan te de a d a p ta c ió n , con m uchos «callejones sin con división de tra b a jo y los g ra n d es saltos en la evolución de
sa lid a » 78. L a v a rie d a d y riq u ez a de la v ida sobre n u estro p la ­ las especies84. E n el caso de estos y otros «nuevos com ienzos»
n e t a h u b i e r a s id o im p o s ib le sin u n e q u i l i b r i o e n t r e la s es m u y difícil v a lo ra r h a s ta q u é p u n to e ra n im p ro b a b le s .
p lan tas, q u e p ro d u c en oxígeno, y los an im ales, q u e lo co n su ­ S egún los p u n to s de v ista, se concluye q u e la evolución tuvo
m en. M ie n tra s las investigaciones p aleontológicas sobre la q u e p ro d u c irse p o r n ecesid ad in te rn a , al m arg en de las co n d i­
v id a se lim ita b a n an tes a la b u sca de esqueletos y conchas, ciones del e n to rn o (E igen), o q u e fue su m a m e n te im p ro b ab le,
en la a c tu a lid a d los m étodos d e m icroanálisis p erm iten d etec­ u n aco n tecim ien to único en todo el cosm os (M o n o d ; E rb e n ).
ta r células de u n a a n tig ü e d a d su p e rio r a 3.500 m illones de K u h n a d o p ta u n a p o s tu ra in te rm e d ia : c o n s id e ra d ecisiv o s
- 7 9 o í
anos . ciertos ciclos y condiciones especiales del en to rn o . D ad o su
c a rá c te r m onofilético, es de su p o n er q u e la v id a te rre stre sólo
s u r g ie r a u n a vez. E sto h a b la c o n tr a u n a « n e c e s id a d in ­
b) Discusión te rn a » 85, lo m ism o q u e el hecho de q u e tra n s c u rrie ra n miles
A p en as se p u ed e d u d a r de q u e la v id a se h a d esa rro llad o de m illones de años an tes de q u e su rg ieran p lu ricelu lares a
en la T ie r r a d e fo rm a e v o lu tiv a . T a m b ié n se h a ido e s ta ­ p a r tir de los unicelulares (fig. 4).
b le c ie n d o p a u la tin a m e n te la c ro n o lo g ía d e esta ev o lu ció n H istó ricam e n te , la tesis de la evolución h a estad o siem pre
(fig. 4). E n este sen tid o h a q u e d a d o co n firm a d a la concepción ín tim a m e n te re la c io n a d a con la p o s tu ra filo só fica80. Si los
de C . R. D a rw in 80 (cf. el tra b a jo de B o ssh ard , pp. 106ss),
p ero no en su versión o riginal, a la q u e se oponen las leyes de 81 E xperim entos con híbridos vegetales (B rünn 1865).
82 Pero el concepto de «selección» debe am pliarse, p o r ejem plo, p a ra expli­
car el com p o rtam ien to altru ista, que se da tam bién en el reino anim al (cf.
78 C item os uno especialm ente significativo: la sustitución de los grandes el trab a jo de H assenstein en este m ism o volum en).
reptiles por los m am íferos hace unos 65 m illones de años (en un período de 83 «¿Cóm o surgió un a p a ra to capaz de tra d u c ir las secuencias de ácidos
sólo 10.000 años). C om o posibles causas se aducen: un cam bio clim ático nucleicos en secuencias de am inoácidos y cóm o se form ó u na replicasa?»
con repercusiones sobre la alim entación o la reproducción, tal vez provo­ (K u h n , en Blum 1980).
cado por la caíd a de m eteoritos gigantescos; u n a destrucción de la cap a de 84 Se in te n ta explicarlos m ediante la hipótesis de «m acrom utaciones», que
ozono (com o consecuencia de la explosión de u n a sup ern o v a cercan a o del im p licarían la ap arició n sim ultán ea de m últiples cam bios genéticos rele­
au m en to de la radiación cósm ica d u ra n te u n a inversión del cam p o m ag n é­ vantes. Se piensa en el influjo de alg u n a catástrofe; por ejem plo, en el a u ­
tico). L as causas citadas en últim o lu g ar h a b ría n d eterm in ad o tam b ién una m ento de la radiación cósm ica d u ra n te un cam bio del cam po m agnético.
enorm e elevación del contingente de m utaciones. 85 A no ser que la m ism a e stru ctu ra del sistem a atóm ico prejuzgue las es­
79 H allazgo m ás antiguo , in cru stad o en rocas de cuarzo del suroeste de tru c tu ra s m oleculares surgidas «casualm ente».
G roenlandia: 3.800 m illones de años (Pflug, en Blum 165). 86 T am b ién p a ra C. D arw in, según el cual u na evolución que se desarrolla
80 On the Origin o f Species by Means o f natural Selection (L ondres 1859); The sin C re ad o r constituye u n a p ru eb a co n tra su existencia (com o se desprende
Descent o f Man (L ondres 1870/71). de sus cartas y diarios).

44 45
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE

pasos m en cio n ad os en el p á rrafo a n te rio r era n m uy poco p ro ­


b a b le s, este « a z a r» p u e d e ser m u y in sa tisfa c to rio p a r a un IV . E l hombre
ateo (M o n o d ), m ien tras q u e un creyente p o d ría v er ah í el
«dedo de Dios». E n todo caso, la perfección de la v id a 87, que
ra y a en lo m aravilloso, es indicio de un trasfondo esp iritu al,
al m arg en de q u e resida en la dirección del proceso o en el 1. D e l anim al al hombre
g enial diseño d e la e s tru c tu ra de los áto m o s8 . S egún las hi­
pótesis d e E igen, la vida extraterrestre sería frecuente y sim ilar a
L a idea d e q u e la h u m a n id a d p ro ced e del reino an im al p o r
la terrestre; según o tra s concepciones, p o d ría ser m uy d istin ta
evolución (D arw in ) es hoy u n a convicción co m ú n e n tre los
(D ecker). No o bstante, si el origen y el curso de la evolución
biólogos (cf. H a sse n ste in en este m ism o v o lu m en ). L a ca d en a
fu eran « azares» im p ro b ab les, la T ie rra te n d ría — al m enos en
de h a lla z g o s 89 se re m o n ta a tres m illo n es d e añ o s y llega
este asp ecto — un puesto sin g u lar en el cosm os (M o n o d , Er-
h a s ta el australopithecus afarensis, c o n s id e ra d o to d a v ía com o
b en) (—> c a u sa lid a d -a z a r-p ro v id e n c ia ).
« p re h u m a n o » . Los restos m ás an tig u o s ten id o s p o r in eq u ív o ­
ca m e n te h u m an o s c u e n ta n con u n a a n tig ü e d a d de 1,8 m i­
llones de añ o s90 (homo habilis); p ero al homo sapiens sólo le a tri­
b u y e n los a n tro p ó lo g o s a lg u n o s cien to s d e m iles d e añ o s
(figura 4, re cu ad ro ). No es posible (to d av ía) estab le cer cien tí­
ficam ente si la hom inización se efectuó u n a sola vez, o tuvo lu­
g a r en varios sitios (casi sim u ltá n e a m e n te ). Es seguro q u e en
este proceso desem p eñ ó u n p ap e l de g ra n im p o rta n c ia el d e ­
sarro llo del cereb ro (cf. B o ssh ard , pp. 117 ss). Pero eso no
b a sta p a ra ex p licar el esp íritu y la conciencia (—» evolución y
creación; esp íritu y E sp íritu S anto; animal y hombre).

2. Discusión

H a n fracasad o m uchos in ten to s de d efin ir ex a ctam en te, desde


el p u n to d e vista d e las ciencias n a tu ra le s, la diferen cia en tre
el h o m b re y el a n im al (cf. el artíc u lo de H a sse n ste in ). P or no
c o n ta r con u n a definición satisfacto ria, las ciencias n atu ra le s
tro p iezan con dificultad es e x tre m a d a m e n te g raves a la h o ra
de fijar la fecha o el tipo d e la h o m in izació n . Si lo decisivo no
es la sapientian , sino el intellectus, entonces h ay q u e p re g u n ta r

89 Sobre todo en C h in a y Á frica oriental.


87 E sta perfección llega h a sta los com plejos m ecanism os p a ra re p a ra r q u í­ 90 a * * w * •

m icam ente la inform ación d a ñ a d a p or la radiación. Asi pues, a p en as van m ás allá del período geológico m ás reciente (C u a­
88 E ste diseño constituye u n p resu p u esto de la evolución p o r «necesidad in ­ tern ario ).
terna» y la contiene en germ en. 91 C om o m u estra la experiencia, este térm ino representa u n a b u rd a ideali­
zación.

47
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE

si no se ac erc an ta m b ién a él o tra s ra m a s d e la evolución to­ V. E l diálogo con las ciencias naturales.
talm en te d istin tas. A diferencia de lo q u e sucede con las fases
p rin cip ales de la evolución (cf. I I I 3a), es difícil tra z a r a q u í Perspectivas teológicas
lím ites claros, incluso en lo q u e concierne a u n a c o n d u c ta con
im p ro n ta ética (cf. el a rtíc u lo de H a sse n ste in ).
Es seguro q u e no existe u n a v id a su p erio r en otros p la ­
n etas de n u estro sistem a solar. Se h a d iscu tid o m ucho, y d u ­ 1. Cuestiones previas de gnoseología teológica
ra n te m u ch o tiem p o será im posible e n c o n tra r u n a re sp u esta y teoría de la ciencia
seg u ra, si en las p ro fu n d id a d es del universo hay cuerpos ce­
lestes con v id a e in clu so con v id a e s p iritu a l92. A sí q u e d a N u e stras o bservacion es teológicas so b re los artíc u lo s cien tí­
a b ie rta la cu estión d e si el h o m b re es la ú n ica c ria tu ra que ficos d el p re s e n te v o lu m e n h a n d e se r fo rz o sa m e n te m u y
h a alc a n z a d o este elevado nivel. breves y, p o r ta n to , frag m en taria s. D e an te m a n o , rogam os
en c a re c id a m e n te al lecto r q u e ten g a m uy en c u e n ta las lim i­
K arl Rawer taciones d e estas o b serv acio n es teológicas. N o se p u ed e d ecir
q u e la teología d e los ú ltim o s d ecenios se h ay a o cu p a d o m u ­
[T rad u cc ió n : J . Rodríguez de Ribera] cho d e los p ro b lem a s fro n terizo s en tre las ciencias n a tu ra le s y
la teología. P or eso, no pod em o s tr a ta r a q u í d e ofrecer un re ­
su m en d e las conclusiones claras a c e p ta d a s com o p atrim o n io
co m ú n p o r to d a la teología cristian a .
D e suyo, al a fro n ta r esta ta re a in te rd isc ip lin a r, un teólogo
d ese aría q u e en los dos cam p o s (en la teología y en las cien ­
cias n a tu ra le s) se tr a ta ra n p rim ero de fo rm a g en e ral alg u n as
cuestiones gnoseológicas y ep istem ológicas so b re la n a tu r a ­
leza, la a u to n o m ía, los p u n to s de co n tacto , la d elim ita ció n y
los posibles casos d e conflicto de estas ciencias.
El científico serio d e hoy suele p ro fesar p ra g m á tic a m e n te
un realism o gnoseológico, sin p re o cu p arse d em asia d o p o r los
p ro b lem a s m ás ho n d o s de la teo ría y la m etafísica del co noci­
m iento, a u n q u e , aleccio n ad o p o r la h isto ria d e las ciencias
n a tu ra le s m o d ern a s, a d o p ta u n a a c titu d de crítica seren a a n te
su p ro p ia ciencia, q u e fu erza u n a y o tra vez a falsificaciones,
y se g u a rd a m ás q u e an tes, con cierto escepticism o, d e e x tra ­
p o lar p re c ip ita d a m e n te los re su ltad o s científicos p a ra ofrecer
u n a visión global del m u n d o .
El teólogo, en cam b io , p o r la p ro p ia p e c u lia rid a d d e su
discip lin a, te n d rá e sp o n tá n e a m e n te m ás in terés p o r las cu es­
92 Acta Astronáutica, vol. 6, cu ad ern o 1/2, 1979 (núm ero especial C E T I) tiones gnoseológicas g en erales, ya q u e la teología se cu ltiv a
describe los intentos — llevados a cabo con b u en a intención, pero fraca­
siem p re en diálogo con la filosofía, y la teología fu n d a m e n ta l
sados— de c a p ta r m ensajes de rad io de seres inteligentes procedentes del
cosm os.
no p u ed e e sq u iv ar el co n tac to con la gnoseología trad ic io n a l

48 49
COEXISTENCIA DE CONVICCIONES TODAVÍA NO SINTETIZADAS
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE

ni con los ensayos análogos de la filosofía existencial y de la sujeto coexistan sim u ltá n e a m e n te , de fo rm a a d m itid a y to le­
teoría de la ciencia, la lógica y la filosofía del lenguaje vigen­ ra d a , convicciones no re d u cid as (al m enos to d av ía) a u n a sín ­
tes en la actu alid ad, p articularm ente en el ám bito anglosajón. tesis positiva y clara.
L a leg itim id ad de tal co ex isten cia d e convicciones u o p i­
P ero esto no m odifica lo m ás m ín im o el hecho de q u e el
niones to d av ía no co n ciliad as p o sitiv a m e n te e n tre sí p u ed e
d iálo g o e n tre las cien c ias n a tu ra le s y la teo lo g ía es s u m a ­
m en te difícil, e n tre o tra s cosas, p o r los p ro b lem a s generales a d m itirse y es de g ra n im p o rta n c ia p a r a u n a relación pacífica
e n tre la teología (la fe) y las ciencias n a tu ra le s. P o r ejem plo,
de la teo ría del conocim iento. C om o es n a tu ra l, los esp ecia­
¿por q u é no p u ed e u n esp ecialista en ciencias n a tu ra le s sen tir
listas en ciencias n a tu ra le s se d e v a n a n los sesos p o r resolver
los p ro b lem a s m etodológicos d e su p ro p ia ciencia y no consi­ com o tal u n a cierta ten d en c ia h a c ia un cierto p an teísm o , sin
g u en lleg ar a u n v erd ad ero ac u erd o d e n tro d e su especiali­ h a c e r d e ello u n sis te m a a b s o lu to , y al m ism o tie m p o , en
d a d . Al m arg en d e esto, u n a de las p a rte s del diálogo a n h e ­ c u a n to h o m b re religioso, d irig irse en su o ració n a u n Dios
lado, la de los especialistas en ciencias n a tu ra le s, tiene poco p erso n al sin q u e ten g a q u e lo g rar co n ciliar p o r co m p leto y de
in terés p o r p ro b lem a s gnoseológicos to d av ía m ás generales, y form a p ositiva este p lu ralism o existencial? H a b ría q u e a d m i­
los teólogos, q u e co n stitu y en la o tra , si bien se o c u p a n de tir sin re p aro s la p o sib ilid ad d e tales convicciones o te n d e n ­
tales cu estio n es, no p u ed e n in v o car un consenso m u tu o en cias to d av ía no conciliad as p o sitiv am en te, q u e son in d u cid as
en el m ism o sujeto p o r la p lu ra lid a d de las ciencias. C o n ello
este cam po.
A dem ás, con respecto a tal diálogo h ab ría que distinguir (y no se afirm a u n a in co n cia b ilid ad a b so lu ta y p o r p rin cip io ,
esto lo hace m ás difícil aún) entre la v erdadera p reg u n ta obje­ a u n c u a n d o la conciliación p o sitiv a c o n stitu y a en la h isto ria
tiva p or las posibilidades teóricas y los resultados reales del d iá ­ in telectu al del in d iv id u o y en la de la cien cia en su co n ju n to
logo y la p reg u n ta, m ás bien psicológica y filosófico-cultural, u n a m eta h a c ia la q u e sólo se tien d e asin tó tic am en te. E n tre
p or las dificultades con que se debe contar teniendo en cuenta la p o sib ilid ad de sin te tiz a r p o sitiv a m e n te co n ocim ien to s de
las características psicológicas y culturales de los interlocutores. d istin ta s discip lin as y la co n stata ció n d e u n a p u ra c o n tra d ic ­
«De suyo», es posible q u e el tem a perm ita m uchas veces llegar ción p o sitiv a m e n te reco n o cid a suele h a b e r un am p lio m arg en ,
con relativa facilidad a un resultado m ediante el diálogo. Pero q u e co n stitu y e el te rre n o d e un diálogo real y to d av ía no ce­
las características concretas de los interlocutores (los lím ites de rra d o (—* ciencia y ethos; diálogo; p lu ralism o y v erd ad ; re ali­
sus conocim ientos, sus predisposiciones profesionales, el distinto dad -ex p erie n cia-len g u a je) .
centro de g ravedad de sus intereses, la «zona ciega» de su en­
tendim iento, su diversa extracción sociológica, la fuerza psicoló­
gica del e n to rn o respectivo, con sus prejuicios, etc.) p u ed en
fru strar de hecho los frutos del diálogo, au n q u e la m ateria p er­
m ita alcanzarlos (—* teoría de la ciencia y teología).

2. P osibilidad de que coexistan convicciones e ideas


todavía no sintetizadas

Y a a q u í es preciso lla m a r la aten ció n sobre el p ro b lem a de


u n a gnoseología existencial (si se nos p erm ite h a b la r así), so­
bre el p ro b le m a d e la leg itim id ad b ásica d e q u e en el m ism o

51
50
CIENCIAS NATURALES. OBJETO Y MÉTODO

L as ciencias n a tu ra le s e stu d ia n los fenóm enos p a rtic u la re s


VI. Relación entre teología y ciencias naturales concretos con q u e se e n c u e n tra el h o m b re en su exp erien cia
objetiva. P ro cu ran estab lecer tales fenóm enos y co n caten arlo s
de form a significativa. A q u í no es preciso a n a liz a r las posi­
bles m o d a lid a d e s c o n c re ta s d e d ic h a c o n c a te n a c ió n , ni la
1. D iferencia de objeto y de métodos form a en q u e se verifican o falsifican las co n caten acio n es, ni
las ideas precisas sobre la n a tu ra le z a de las ciencias y su m e­
Si co m en zam o s p or reflexionar sobre la relación b ásica exis­ todología d eriv a d as de la re sp u esta a la ú ltim a cuestión, ni el
ten te en tre la teología y las ciencias n atu ra le s antes de a b o r­ g ra d o en q u e m ed ian te tales co n caten acio n es se p u ed en h acer
d a r los p ro b le m a s p a r tic u la re s , p o d em o s e s ta b le c e r el si­ pronósticos sobre ex p eriencias fu tu ras no ex istentes to d av ía,
g u ien te p rin cip io general: la teología y las ciencias n a tu ra le s ni la relación vigente e n tre las inten cio n es teóricas y p rá cticas
no p u e d e n c o n tra d e c irs e p o rq u e c a d a u n a se d is tin g u e a de la ciencia. Lo único im p o rta n te p a ra n o sotros es esto: q u e
prio ri de la o tra p o r su objeto y su m étodo. con los m étodos de las ciencias n atu ra les no p u ed e el h o m b re
ac erc arse a la to ta lid a d de los fenóm enos de la re alid ad en
c u a n to ta l p a r a u n a e x p e rie n c ia a p o s te rió ric a . E n c u a n to
a) Las ciencias naturales: estudio de los fenómenos particulares tales, estas ciencias no ofrecen n in g u n a p o sib ilid ad p a ra ello.
y de su concatenación P a rte n n ec esaria m e n te de un fenóm eno p a rtic u la r situ a d o en
L as cien c ias n a tu ra le s e s tu d ia n , m e d ia n te u n a e x p e rie n c ia un ám b ito m ay o r de realid ad es y ex periencias posibles p ero
ap o sterió rica, los fenóm enos p a rtic u la re s con q u e el h o m b re to d av ía no verificadas. Al a c tu a r así, p re su p o n en tá c ita m e n te
(en ú ltim a in stan cia, m e d ia n te u n a experiencia sensible) se com o algo obvio que la ex p erien cia p a rtic u la r y la re alid ad
e n c u e n tra en su m u n d o , así com o las conexiones existentes sin g u lar p re se n ta n u n a conexión o b jetiv a con o tras realid ad es
e n tre ellos. L a teología tiene q u e h ab é rselas, a fin de cu en tas de las experiencias ya hech as o fu tu ra s y q u e así se p u ed e, en
m e d ia n te u n a p re g u n ta ap rió ric a, con la to ta lid a d de la re ali­ principio, estab lecer p ro g resiv am en te u n a red inteligible de
d a d en c u a n to tal y con su fu n d a m e n to . P or consiguiente, no tales conexiones.
h ay p o r q u é te m e r u n conflicto ab so lu to e n tre las co m p ete n ­ E ste p resu p u esto , q u e las ciencias n a tu ra le s no p u ed en
cias de las ciencias n a tu ra le s y las de la teología, si las dos ju stific a r con sus pro p io s m étodos, lleva consigo dos cosas.
p a rte s ev itan a te n ta r c o n tra su p ro p ia n a tu ra le z a tra sp a sa n d o Las ciencias n atu ra le s p ro g resan c o n stan te m e n te a d q u irie n d o
sus lím ites y p e n e tra n d o en los dom inios de la o tra ciencia y conocim ientos nuevos. C o m o em p iezan siem p re p o r lo p a r ti­
si, e v e n tu a lm e n te , p e rm ite n q u e se les a m o n e s te d e tales cu lar, n u n c a p o d rá n ten er u n a fó rm u la u n iv ersal q u e a b a rq u e
a te n ta d o s, de suyo no in ten cio n ad o s. ab so lu ta m e n te todo y les p e rm ita poseer y p rev er de a n te ­
N a tu ra lm e n te , esta tesis es d em asia d o global y debe ser m ano todo lo real. A d em ás, tal conexión — p o stu la d a ap rió ri-
m a tiz a d a con respecto a los casos lím ite, q u e no p u ed en ex­ c am en te— de to d a la re alid ad p erte n ecie n te a la ó rb ita de las
cluirse de a n te m a n o , al m enos en lo co n cern ien te a u n a teoría ciencias n a tu ra le s im p lica q u e c u a lq u ie r n u ev a ad q u isició n de
cató lica d e la fe, q u e no excluye a priori u n a d e te rm in a d a ra ­ conocim ientos p a rtic u la re s co n stitu y e al m ism o tiem p o u n a
cio n alid ad ni ciertas afirm aciones sobre el m u n d o y la histo ­ revisión de los conocim ientos an terio res, y a q u e la re alid ad
ria. S o b re esto v o lv erem o s m ás a d e la n te . P ero d e e n tra d a conocida an tes está co d e te rm in a d a p o r las re alid ad es no co­
existe u n a diferen cia clara y sencilla en tre la teología (com o n o cid as h a s ta d e sp u é s. N o es n e c e sa rio a n a liz a r a q u í u n a
fe) y las ciencias n a tu ra le s, de form a q u e p o r lo m enos se d a cuestión, tal vez m ás bien term inológica: si esa p ro g resiv id ad
en p rin cip io la p o sib ilid ad de su p e ra r los conflictos. rad ical, q u e siem p re revisa tam b ién los co nocim ientos a n te ­

53
52
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE LA TEOLOGIA, UNA PREGUNTA POR I.A TOTALIDAD DE LA REALIDAD

riores, im p lica u n a v e rd a d e ra falsificación de tales conoci­ consiguiente, p u ed e n y d eb en ser m eto d o ló g icam en te ateas.
m ientos, o la revisión re tro sp ectiv a p erm ite que siga en pie la E n la explicación y co n c aten ac ió n de un fenóm eno p a rtic u la r
v e rd a d a n tig u a en c u a n to tal. (L a vieja filosofía siem p re sos­ con o tro no hay q u e p re su p o n e r q u e un fenóm eno p a rtic u la r
tuvo q u e la ab stra cció n in h ere n te a c u a lq u ie r conocim iento com o tal, al p ro g re s a r la c o n c a te n a c ió n e x p lic a tiv a , lleve
p a rtic u la r no significa un erro r. Es posible q u e en el ám b ito sú b ita m e n te a D ios. C a d a ex p erien cia d eb e ap licarse siem p re
d e las ciencias n a tu ra le s este viejo axiom a no p u e d a ap licarse p o r o tra ex p erien cia p a rtic u la r d e n tro del todo, no p o r el p ro ­
con ta n ta n a tu ra lid a d com o suelen su p o n e r los filósofos y los pio todo y uno o rig in ario . N o es posible e n c u a d ra r a Dios
esp ecialistas en ciencias n atu ra les.) com o u n fa c to r m ás en la serie d e los fen ó m en o s. (A d v ir­
tam o s d e paso q u e esto d eb e ten erse en c u e n ta ta m b ién en
b) La teología: una pregunta apriórica por la totalidad de la realidad u n a c o rrec ta in te rp re ta c ió n teológica de lo q u e llam am o s m i­
y su fundamento lagros.)
El todo en cuanto su m a lograda por adición exige un todo
L a teología, p o r su p a rte , form ula un e n u n c ia d o sobre Dios
originariam ente uno. Pero este paso no es cosa de las ciencias
com o fu n d a m e n to único y ab so lu to de todas las realid ad es.
naturales, sino de la m etafísica y de la teología. Y éstas no tie­
C o n ello fu n d a m e n ta la p lu ra lid a d de to d as las re alid ad es ex-
nen que justificar an te las ciencias de la n atu raleza la legitim i­
p erim e n ta b le s in d iv id u a lm e n te en u n a re alid ad ab so lu ta que
d ad de tal paso. No deben exigir ningún trib u to teológico a las
no es u n m o m en to m ás dentro de este m u n d o p lu ra l, sino el
ciencias naturales; pero tam poco d ep enden de su aprobación. El
fu n d a m e n to del m ism o, u n fu n d a m e n to que, siendo ú ltim a ­
p lanteam iento y el m étodo de u n a teología m etafísica no son el
m en te in co n m en su ra b le con tal p lu ra lid a d , le d a el ser y la
resultado o la extrapolación de las ciencias natu rales al final de
conserva.
su cam ino, sino que las preceden lógicam ente (au n q u e no tem ­
N a tu ra lm e n te , a q u í se p la n te a u n a serie de ard u o s in te ­
poral ni psicológicam ente). Surgen cuando el sujeto cognoscente
rro g an tes. ¿Es co n cebible u n a u n id a d o rig in aria p rev ia a d i­
no se ocupa de un aspecto p articu lar de la experiencia aposte-
cha p lu ra lid a d ? ¿Existe? ¿Es posible co n ceb irla en su relación
riórica, sino que, reto rn an d o p or entero a sí m ism o, se interroga
con el m u n d o de form a q u e p u e d a ser co n sid erad a com o fu n ­
por las condiciones de posibilidad del sujeto y de un conoci­
d a m e n to d el m ism o y, sin e m b a rg o , no se d isu e lv a en él
m iento y una libertad n u evam ente conscientes de sí m ismos,
com o un m o m en to p a rtic u la r? ¿P uede el h o m b re te n e r u n a
c u a n d o el p e n s a m ie n to y la lib e r ta d re fle x io n a n s o b re sí
relación real con esta u n id a d o rig in a ria com o tal, q u e recibe
mismos.
el n o m b re de D ios, a u n q u e este D ios no sea u n a p a rte del
m u n d o , m ien tras q u e el h o m b re sí lo es? E s ta reflex ió n tra s c e n d e n ta l so b re sí m ism o im p lic a y a
E v id en tem en te, existen estos p ro b lem a s y otros m uchos. u n a an tro p o lo g ía m etafísica, q u e no está co n stitu id a p o r los
Pero no son en m odo alg u n o p re g u n ta s de las ciencias n a tu ­ re su ltad o s finales d e u n a an tro p o lo g ía e m p írica m e n te cien tí­
rales, p u esto q u e se tra ta d e p re g u n ta s p o r el uno y el todo fica, p o r legítim a e im p o rta n te q u e sea y p o r m ás q u e la a n ­
o rig in ario com o tal, y no de p re g u n ta s p o r el re su ltad o de tropología m etafísica y la d e las ciencias n a tu ra le s d e b a n co n ­
u n a ad ició n p o sterio r d e experiencias p a rtic u la re s, adición tra sta rs e e n tre sí críticam en te.
q u e p o r p rin cip io n u n c a p u ed e concluir, ta n to p o r el c a rá c te r Es claro q u e en las ciencias n a tu ra le s se p la n te a n tam b ién
de las ciencias n a tu ra le s com o p o r la n a tu ra le z a del ho m b re, cuestiones trasc en d en tes, p o rq u e el sujeto q u e en ellas cu ltiv a
in cap az d e conocerse a lg u n a vez a d e c u a d a m e n te . la ciencia no p u ed e p re sc in d ir e n te ra m e n te d e sí m ism o. Es
L as ciencias n a tu ra le s, p o r p a r tir necesariam ente" de lo cierto q u e no ap a re c e en ellas com o tal; p ero c u a n d o se p re ­
p a rtic u la r, n u n c a p o d rá n llegar al todo y uno o riginario. Por g u n ta por q u é cu ltiv a las ciencias n a tu ra le s, en q u é dirección

54 55
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE POSIBILIDAD DE CONFLICTOS

tra b a ja a b a n d o n a n d o o tra s líneas posibles, q u é n o rm as éticas m en te en los especialistas en ciencias n a tu ra le s y con el cu l­


d eb e o b serv ar en su ta re a (si no q u iere p ro p ic ia r s u b re p tic ia ­ tivo d e su ciencia ap o sterió rica y q ue, c u a n d o se estab lece de
m e n te su p ro p ia a n iq u ila c ió n ), cóm o e n c u a d ra su tra b a jo form a a b so lu ta , p u ed e g e n e ra r el positivism o, la crisp ació n
científico en el co n ju n to c a d a vez m ás com plejo de su ex isten ­ an tim etafísica, la red u cció n exclusiva a lo in m e d ia ta m e n te
cia to tal, q u é d eb e ser él, m ás allá d e sus ciencias n a tu ra le s, c o m p ro b a b le en la ex p erim en tació n y la a rro g a n c ia de q u ien
com o h o m b re q u e am a, cu ltiv a la m ú sica y p a rtic ip a en la p u ed e m o s tra r unos re su ltad o s no d iscu tid o s p o r n ad ie. P ero
p o lítica, ento n ces el especialista en ciencias n a tu ra le s se e n ­ tam b ién el científico p o d ría co m p re n d e r o, al m enos, to m a r
c u e n tra en fren tad o a v id a o m u e rte con p ro b lem as q u e sus en c o n sid e ra c ió n com o h ip ó te sis q u e su c ien c ia p a r tic u la r
ciencias n a tu ra le s no le p u ed e n resolver, p o r m ás q u e él (con p u e d e in d u c ir, com o e n fe rm e d a d p ro fe sio n a l, u n a c e g u e ra
razó n o sin ella) se incline a a p lic a r a estos p ro b lem as co­ p arcial q u e d ificu lta o im p id e la visión d e o tra s realid ad es.
m u n es a to d a la h u m a n id a d , conocim ientos, an alo g ías y te r­ C u a n d o el esp ecialista en ciencias n a tu ra le s se p re g u n ta
m inologías de su p ro p ia ciencia. crític a m e n te si cree de v e rd a d q u e p u ed e in te rp re ta r y d efin ir
C o m o hem os d icho, la au to n o m ía d e la teología frente a d esd e su ciencia la to ta lid a d de su ex istencia, cu a n d o e s ta ­
las ciencias n a tu ra le s tiene su fu n d a m e n to en la p re g u n ta m e­ blece crítica m e n te q u e los asp ecto s d e su v id a q u e esc ap an a
tafísica — a n te rio r a n u e stra salid a científica, siem p re p a rtic u ­ ta l d efin ic ió n no tie n e n q u e se r n e c e s a ria m e n te in sig n ifi­
lar, al m u n d o p lu ra l— p o r el uno y todo o rig in ario y por cantes, accid en tales o inaccesibles a u n a ju stificació n in telec­
n u e s tra relació n con él. C om o es n a tu ra l (y esto h ay q u e d e ­ tu al, entonces no p u ed e m enos de a c e p ta r q u e d eb e h a b e r
cirlo in m e d ia ta m e n te aq u í), se tra ta de un fu n d a m e n to a n te u n a in terp re ta c ió n in telectu al de su ex isten cia q u e las cien ­
el cual cabe p re g u n ta r si re alm en te p u ed e co n stitu ir un p u n to cias n a tu ra le s no p u ed e n c u e stio n a r y cu y a certeza y o b lig a­
de p a rtid a p a ra la fe y la teología, q u e se co n sid eran b asa d as to ried a d no d eb en m ed irse con las p a u ta s de las ciencias n a ­
en u n a revelación histórica. E sto p la n te a p ro b lem a s m uy difí­ tu rales. Y si un esp ecialista en ciencias n a tu ra le s p re te n d ie ra
ciles, q u e no podem os resolver aq u í. A q u í tiene q u e b a s ta r la aferra rse a un agnosticism o d e p rin cip io con resp ecto a la to ­
afirm ació n de q u e tal p u n to de p a rtid a , si se e n tien d e co­ ta lid a d d e la existen cia y v iera en él la v e rd a d e ra su m a de
rre c ta y a d e c u a d a m e n te su n a tu ra le z a , b asta com o base y sus experiencias vitales (cosa q u e p arece o c u rrir a m en u d o
p u n to de p a rtid a de la teología en c u a n to ciencia de la reve­ e n tre los científicos de la n a tu ra le z a ), ento n ces h a b ría elegido
lación. A q u í sólo necesitam os a firm a r esto: si la teología co n ­ un siste m a m etafísico , no u n s is te m a cien tífico , y h a b r ía
tiene, y en la m ed id a en q u e contiene, al m enos com o un ele­ a d o p ta d o un p u n to de v ista q u e se h alla ta n fuera del cam p o
m en to esencial, la relación tra sc e n d e n ta l y ap rió ric a con el de las ciencias n a tu ra le s com o el del teólogo (—* an tro p o lo g ía
o rig in a ria m e n te un o y todo, es desd e el m ism o p la n te a m ie n to y teología; fenóm enos n a tu ra le s y m ilagros; Ilu stra c ió n y re ­
esen cialm en te d is tin ta d e las ciencias n a tu ra le s y, p o r tan to , velación).
no está so m etid a a su veredicto. U n p ro b lem a d istin to es si la
teología p u ed e ju stific a rse a n te la razó n com o tal. Pero no es
d eb e r ni ta re a su ya legitim arse a n te la razó n científica, al
m a rg e n d e la le g itim a c ió n q u e c o n stitu y e un d e b e r (¡pero 2. P osibilidad de conflictos secundarios entre la teología
m utuo!) p a ra todos los co n ten id o s p a rtic u la re s de la concien­ y las ciencias naturales
cia h u m a n a .
Así pues, la teología y las ciencias n a tu ra le s, p o r sus dife­
N a tu ra lm e n te , h ay u n a m e n ta lid a d q u e se co m p ag in a m al rentes p u n to s de p a rtid a , son dos m ag n itu d es q u e de suyo no
con la teología. Se tra ta de u n a m e n ta lid a d q u e surge fácil­ se am e n a z a n ni se n ieg an m u tu a m e n te . Sin em b arg o , p u ed e

56 57
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE
VIOLACIONES DE LAS FRONTERAS

h a b e r en tre ellas conflictos secu n d ario s, y d e hecho los h a L a Iglesia se opuso d u ra n te m u ch o tiem p o al sistem a h e­
h a b id o a m en u d o desde la Ilu stra c ió n . Pero, en principio, liocéntrico de C o p érn ico . In te n tó aferra rse larg o tiem p o a un
p u e d e n re s o lv e rs e , y s ie m p re se h a n re s u e lto . A l m e n o s , fixism o de las especies vivas, ap e la n d o al re la to bíblico de la
siem p re es posible co n seg u ir u n arm isticio en el sen tid o de creación. D u ra n te m u ch o tiem p o rech azó y co m b atió la tesis
q u e se p u ed e m o s tra r q u e en tre las afirm aciones d e las dos de q u e la existencia biológica h u m a n a p ro ced e del reino a n i­
p arte s no h ay u n a co n tra d icció n a b so lu ta d em o stra b le con m al. E n la Humani generis y en un esq u e m a p reco n ciliar d efen­
certeza.
dió to d av ía q u e todos los h o m b res d escien d en de u n a p areja
n u m é ric a m e n te única. E n las m ed id as d iscip lin arias y la re­
a) Violaciones de las fronteras: ejemplos y trasfondo p resió n c o n tra los ensayos d e T e ilh a rd de C h a rd in m o stró
p o ca co m p ren sió n p o r u n a o n to lo g ía q u e concibe de a n te ­
El m otivo ú ltim o de tales conflictos reside, n a tu ra lm e n te , en
m ano y com o p u n to de p a rtid a al en te cread o com o u n ser en
las v io la c io n e s d e fro n te ra s q u e co m e te n la te o lo g ía o las
d ev e n ir d en tro d e u n a evolución to tal del cosm os, q u e se e n ­
ciencias n a tu ra le s, o u n a y o tra s, con respecto a u n d e te rm i­
c u e n tra to d av ía en dev en ir. L a Iglesia ta m b ién ha m o strad o
n ad o p ro b lem a. En algunos casos, las violaciones no se a d ­
a m en u d o p o ca co m p ren sió n h acia los cam p o s de la a n tro p o ­
v ierte n in m e d ia ta y fácilm ente, sino sólo c u a n d o p ro te sta la
logía en q u e se re sa lta la re alid ad m a te ria l y biológica del
o tra p a rte . E n el p lan o gnoseológico, el reco n o cim ien to de
h o m b re en c u a n to tal. Su a c titu d a n te la gen ética, la psicolo­
u n a violación d e fro n teras se efectúa del m odo siguiente: de
g ía p ro fu n d a y la evolución — co n d icio n a d a p o r las ciencias
un lado, la ciencia co rresp o n d ien te sólo d escu b re la violación
n a tu ra le s— de la so cialid ad y d e la m o ral del h o m b re h a sido
p o r la p ro te sta de la o tra p arte ; de otro , la violación tiene
m ás bien hostil y poco m a tiz a d a . En este p u n to , a la Iglesia
q u e ser co n sid e ra d a m ás ta rd e com o un a te n ta d o c o n tra los
le h a re su ltad o siem p re m ás fácil el no q u e el sí.
pro p io s p rin cip io s y n o rm as m etodológicas, a u n q u e tal reco­
T ra s estos hechos, q u e p o d ría n m u ltip licarse sin dificul­
n o cim ien to es n u e v a m e n te fru to de un diálogo conflictivo y,
tad , se o cu lta ev id en te m e n te un p ro b lem a m ás am p lio , al q ue
d a d a la h isto ricid ad del conocim iento h u m a n o y su condicio­
a q u í sólo podem os alu d ir: el p aso de u n a m e n ta lid a d m ed ie­
n am ien to p o r la situ ació n , no se co n seg u iría -sin él.
v a l al e s p ír itu m o d e rn o , m a r c a d o p o r la I lu s tr a c ió n , d el
L a teología h a in c u rrid o a m en u d o en tales violaciones de
m u n d o ac tu a l. Es un proceso q u e h a d u ra d o m u ch o , q u e no
fro n te ras, si bien no se d eb e creer q u e las h a y a com etido el
se h a d e sa rro lla d o sim u ltá n e a m e n te en las d istin ta s regiones
m ag isterio eclesiástico en v e rd a d e ra s definiciones de dogm as
y gru p o s sociales del O c cid en te cristian o y q u e to d av ía no ha
d e fin itiv a m e n te v in c u la n te s . (Al h a c e r e s ta a firm a c ió n , no
concluido p o r com pleto y en to d as p artes. E ste proceso global
q u erem o s d ecir q u e no h a h a b id o en la Ig lesia d o c trin a s y
p la n te a un p ro b lem a m ás difícil q u e el caso en q u e u n a p ro ­
o p in io n es cu y a in d efin ib ilid ad d o g m ática se h a a d v e rtid o de
posición co n c reta del m ag isterio de la Iglesia p arece e sta r en
fo rm a c la ra y p o sitiv a con a n te rio rid a d a las objeciones de las
conflicto con u n a tesis de las ciencias n a tu ra le s. U n o p u ed e
ciencias n a tu ra le s o de o tra s ciencias profanas; tam p o co q u e ­
p e n sa r q u e se h a n su p erad o la m ay o ría de los conflictos co n ­
rem os d ecir q u e, d esd e el p u n to de vista h u m an o e histórico,
cern ien tes a cuestiones aislad a s y no al c o n tra ste e n tre las
u n a o p in ió n q u e v io lab a las fro n teras no habría sido definida,
m e n talid ad es d e dos épocas; p ero cab e p re g u n ta r si con ello
a u n q u e tal decisión h u b ie ra sido fo rzad a p o r o tras circ u n s­
se h a n resu elto ta m b ién todos los p ro b lem as co n cretos q ue,
tan cia s antes d e la in terv en ció n d e las ciencias p rofanas. El
bien m irad o , puede h a b e r e n tre los co nocim ientos d e las cien ­
h echo d e e s ta r ex p u e sta a las vicisitudes de la h isto ria y a sus
cias n a tu ra le s y la d o c trin a tra d ic io n a l d e la Iglesia. Es p o si­
peligros fo rm a p a rte d e la n a tu ra le z a de la revelación d iv in a
ble q u e hoy no h ay a n in g ú n conflicto e sp e c ta c u la r y definido
en c u a n to re a lid a d h istó rica.)
c la ram en te, o q u e no tom e n o ta de él el m ag isterio eclesiás­
58
59
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE PRESUPUESTOS DEL DIÁLOGO

tico, q u e a h o ra m u e stra m ás to leran cia y m ay o r tacto que en en vez de resolverlos de fo rm a d irec ta, se a ñ a d e un p ro b lem a
o tras épocas con las ciencias n atu ra les. u lte rio r y m ás am plio: ¿ h a sta q u é p u n to es posible, y c u á n to
E n las p ág in as siguientes vam os a e x a m in a r algunos de tiem po exigirá, llevar las v e rd a d e ra s ideas de la física y la
estos p ro b lem as p a rtic u la re s que, q u izá, no h an en c o n trad o biología m ás m o d ern a s (con su form u lació n m a rc a d a m e n te
to d av ía u n a solución satisfactoria. L a selección y el o rd e n de a b s tra c ta y m a te m á tic a ) a la co n cien cia g en eral, en la q u e
los tem as serán n ec esaria m e n te un poco a rb itra rio s. A dem ás, tien en su cam p o específico los en u n ciad o s d e la fe, pese a la
tam p o co p o d rem o s tra ta rlo s con la p ro fu n d id a d y el d e te n i­ sutil filosofía y a los re sta n te s asp ecto s científicos de la teolo-
m iento q u e de suyo m erecerían. gía?
Si la ciencia m ás m o d e rn a no p e n e tra en la conciencia
b) ¿«Armisticio» o tratado de paz? Presupuestos y posibilidades com ún — pese a q u e la v u lg arizació n su p o n e u n a c o n stan te
del diálogo osm osis e n tre tal conciencia y los ú ltim o s co nocim ientos cien ­
tíficos— , y la fe, pese a la teología su rg id a d e ella, se d irige
E n estas reflexiones será im posible s u b sa n a r u n a c irc u n sta n ­ sie m p re a la co n c ie n c ia c o m ú n del h o m b re c o rrie n te , e n ­
cia d esd ich a d a: el hecho de que, p o r g ra n d e q u e sea el deseo tonces se d ed u c en p a ra el diálo g o e n tre la teología y las cien ­
de diálogo in terd iscip lin ar, d a d a la en o rm e a m p litu d de las cias n a tu ra le s alg u n as consecu en cias q u e to d av ía no h a n sido
ciencias actu ales, el especialista en ciencias n a tu ra le s sabe su ficien tem en te e stu d ia d a s y q u e se o rie n ta n en la lín ea de un
m u y p o co d e m e ta fís ic a , y m u c h o m e n o s d e te o lo g ía , al arm isticio cu y a leg itim id ad se h a m o strad o y q ue, al m enos
tiem p o q u e el teólogo sólo suele te n e r u n as ideas elem entales en la conciencia del in d iv id u o , a m en u d o no p u ed e c u lm in a r
sobre los m étodos y re su ltad o s de las ciencias de la n a tu ra ­ en un tra ta d o de paz.
leza. Así, el diálogo re su lta m uy trab a jo so y, la m ay o ría de E ste arm isticio , con el q u e es preciso c o n ten ta rse (pero re­
las veces, se e s ta n c a a n te s d e lle g a r a ’ re s u lta d o s claro s y conociendo a la vez la leg itim id ad de tal resig n ació n ), sólo se­
acep tad o s p o r las dos p artes. Es posible, incluso, q u e la im ­ ría a fin de cu e n ta s un caso p a rtic u la r rad ical de la situ ació n
p o sib ilid ad de s u p e ra r esta situ ació n co n stitu y a de m om ento, cu ltu ra l del h o m b re de hoy, q u e, en co m p aració n con el h o m ­
y d u ra n te m u ch o tiem po, el a u té n tic o tem a del diálogo en tre bre de o tras épocas, es ca d a vez m ás ig n o ran te si m edim os su
las ciencias y la teología. sa b e r p o r la re la c ió n e n tre lo q u e re a lm e n te sa b e y c o m ­
D e hecho, h a b ría q u e p la n te a rse v arias p re g u n ta s: ¿Con p re n d e y la c a n tid a d de co nocim ientos q u e en ca d a época
q u é d erech o — q u e sin d u d a existe, p ero q u e no p u ed e legiti­ p u ed en tenerse y otros tien en de hecho.
m arse p o r u n a su p eració n d ire c ta de los p ro b lem as objetivos C o n todos estos p resu p u esto s y lim itaciones, en las p á ­
p en d ien tes— hace el teólogo afirm aciones en la zo n a fro n te­ ginas siguientes vam os a d ecir algo, p a rtie n d o de la teología
riza con las ciencias n a tu ra le s sin conocer re alm en te los datos (o, m ejor, de la opinió n d e u n teólogo), so b re alg unos tem as
de tales ciencias (de la física m o d e rn a y de las ciencias n a tu ­ p a rtic u la re s q u e, si bien tien en su origen en las ciencias n a tu ­
rales)? ¿Y cóm o p u ed e un esp ecialista en ciencias n atu ra les rales, no p u ed e n ser indiferen tes p a ra el teólogo.
ser cristian o crey en te sin sab e r cóm o se c o m p ag in a n p o sitiv a­
m en te los en u n ciad o s de la fe con sus conocim ientos cien tí­
ficos, siendo así q u e no p u ed e lim itarse de a n te m a n o y por
p r in c ip io a d e ja r q u e esto s d o s b lo q u e s d e a firm a c io n e s
coexistan y u x tap u esto s e inconexos en su conciencia? .
A este p ro b lem a y al p o stu lad o de o rillar in d irec ta m e n te
los p ro b lem as m e d ia n te un arm isticio a c o rd a d o p acíficam ente

60 61
ESPÍRITU y MATERIA

teólogo co n ceb ir el esp íritu y la m a te ria com o dos realid ad es


VIL Temas generales del diálogo m á s o m e n o s d is p a r e s sin m á s p u n to d e c o n ta c to q u e el
m ism o C re a d o r ni o tro lu g a r de e n c u e n tro q u e el caso esp e­
cial del h o m b re. A esto se a ñ a d e q u e el p ro b le m a d e la re la ­
ción e n tre las dos m a g n itu d e s se h a a g ra v a d o en n u estro s
C o m encem os p o r m en cio n a r un p a r de tem as m uy generales. d ía s p o rq u e hoy es p o sib le im a g in a r o e x p e rim e n ta r q u e
Los tocarem o s m u y de p a s a d a p o rq u e a q u í no es posible o tra ciertas re alid ad es m ateria le s m u y co m p lejas (los o rd e n ad o re s)
cosa y p o rq u e alg unos de ellos se a b o rd a rá n en un contexto h ac en cosas q u e a n tes se c o n sid e ra b a n esp ecíficam en te esp iri­
po sterio r. H a y in d u d a b le m e n te tem as básicos de las ciencias tu ales y, p o r ta n to , no p u e d e n fijarse ta n fácilm en te com o
n a tu ra le s o, al m enos, de la filosofía de la n a tu ra le z a (p ro ­ a n tes las fro n teras e n tre el e sp íritu y la m a te ria , a u n re c h a ­
blem as filosóficos de la física y de la biología) q u e no pu ed en z a n d o u n m ateria lism o p u ro .
ser in d iferentes p a ra el teólogo. ¿Q u é es la m ateria ? ¿Q ué es D e suyo, la m etafísica y la teología trad ic io n a le s co n tie­
el espacio? ¿Q u é es el tiem po? n en ciertos p la n te a m ie n to s q u e p e rm itiría n d e s a rro lla r u lte ­
rio rm e n te la teología y a p ro x im a rla a las ten d en c ias d e las
c ien c ias n a tu ra le s d e ho y , sin q u e eso sig n ifiq u e c a p itu la r
1. E spíritu y materia en la metafísica tradicional a n te u n m ateria lism o p rim itiv o . L a teología de escuela h a re ­
y en las ciencias naturales flexionado poco so b re el h echo d e q u e la m a te ria , p o r su o ri­
g en y su m e ta , tie n e q u e se r m u y « e s p iritu a l» , y a q u e su
E n la p re g u n ta p o r la esencia ú ltim a d e la m a te ria (cuestión C re a d o r es u n esp íritu ab so lu to y no p u ed e ser ca u sa de algo
de la q u e el físico q u izá p rescin d e de hecho o p o r p rin cip io ), p le n a m e n te no esp iritu al. A p o y án d o se en las «form as», q u e
el teólogo se p re g u n ta rá sobre todo p o r la relación e n tre el es­ d e suyo son «ideas», la o n to lo g ía m edieval d ecía so b re la «es­
p íritu y la m a te ria , e n tre la conciencia cap az de trasc en d erse p iritu a lid a d » de lo m a te ria l m ás de lo q u e hoy le re s u lta fa­
ilim ita d a m e n te y la m ateria . Y el so b resalto a n te los d ato s m iliar a la m e n ta lid a d c ristia n a m ed ia. S u p o n g am o s q u e los
actu ales de las ciencias n a tu ra le s le im p ed irá sen tirse satisfe­ ángeles (si existen) son p rin cip io s o rg an izativ o s, conscientes
cho con sus posiciones trad icio n ales. A ju ¿ g a r p o r la teología d e sí m ism os, d e g ra n d e s co n ju n to s m ateria le s d e tiem p o y
escolástica co m ú n , la teología a firm a b a lo siguiente: D ios creó espacio y no sim ples m ó n ad as in m ateriale s, cosa p erfec ta­
el e sp íritu (en el caso d e los ángeles, an tes q u e la m ateria ) y m en te posible a la luz d e la E sc ritu ra . Y su p o n g am o s ta m ­
creó tam b ién la m a te ria . El esp íritu y la m a te ria son ra d ic a l­ bién q u e, d e ac u erd o con la esp ecu lació n m ed iev al, el co n ­
m en te d istin to s, y el p ro b lem a d e u n a unión e stre ch a en tre c e p to m e ta fís ic o d e m a te r ia c o n s titu y e el e x p o n e n te m á s
los dos sólo se p la n te a con seried ad en la a n tro p o lo g ía, d o n d e g en e ral d e la finitud. B ajo estos su p u esto s sería co n ceb ib le
se estu d ia com o u n a cu estió n p a rtic u la r al a b o rd a r la unión u n a o n tología del ente finito en la q u e todo lo ex isten te finito
su stan cial en tre el alm a e sp iritu al y lo m a te ria l biológico. (L a in c lu y e ra la m a te r ia lid a d co m o c o n s titu tiv o e se n c ia l, y el
«form a» d e los seres vivos o « en teleq u ia» , q u e en cierto m odo D ios ab so lu to o b je tiv a ra su diferen cia y su su p e rio rid a d c re a ­
no en c aja bien en lo m ateria l, fo rm a p a rte de lo m a te ria l p o r d o ra s crean d o lo m a te ria l, q u e a d q u ie re g ra d u a lm e n te co n ­
su « ed u ctio é p o te n tia m ateriae» , p ero se d istin g u e esencial­ ciencia de sí m ism o.
m en te de la m a te ria física. E n todo caso, se tra ta de un p ro ­ E n todo caso, p o r legítim o y necesario q u e sea d istin g u ir
b lem a m arg in a l q u e a p e n as influye en la form a de concebir la e n tre lo m a te ria l y lo esp iritu a l dentro del en te finito, no se
relació n e n tre el esp íritu y la m a te ria ). p u ed e p a r tir d e q u e lo cread o se h alla o rg in alm en te d e sm e m ­
P o r el evolucionism o general, hoy no le re su lta ta n fácil al b ra d o en m a te r ia s e p a ra d a y e s p íritu e s p iritu a l n i d e q u e

62 63
UNIVERSO - TIERRA HOMBRE MATERIA Y SUSTANCIA INDIVIDUAL

lo m a te ria l y lo e s p iritu a l no so n , a u n q u e d e fo rm a m u y p en d ien tes, lo cu al o b lig a a re p la n te a r el p ro b lem a de las d i­


d is tin ta , co n stitu tiv o s intrínsecos de todos los entes finitos. ferencias esenciales en el ám b ito de lo o rg án ico (no h u m a n o ).
A u n p a rtie n d o de u n a o n to lo g ía m edieval, es posible conce­ A n u e s tro ju ic io , la te o lo g ía p o d ría s o lv e n ta r sus p ro ­
bir lo co n sid erad o no consciente y ex clu siv am en te m ateria l b le m a s sin re iv in d ic a r n in g ú n d e re c h o a in te rv e n ir en las
com o algo esp iritu a l q u e sólo posee su p ro p ia n a tu ra le z a esp i­ cuestiones m en cio n ad as, a u n q u e d e hecho, al u tiliza r los c o n ­
ritu al. ceptos usuales p ro ced en tes de la ex p erien cia v u lg a r y d e la fi­
E n cu a lq u ie r caso, la p ro h ib ició n de c o n sid erar lo e sp iri­ losofía de la n a tu ra le z a v ig en te en o tra s épocas, h a co m etid o
tu al y lo m a te ria l com o co n stitu tiv o s esenciales d e todo ente violaciones de fro n te ras en sus afirm aciones so b re el h o m b re
finito no es u n a rtíc u lo de fe; q u iz á co n stitu y e sólo u n a ca te­ y sobre los escalones in fra h u m a n o s d e la realid ad . El c o n ­
g o ría trad ic io n a l, a fin de cu e n ta s poco a d e c u a d a , p a ra ex p re­ cepto de u n a su sta n c ia in d iv id u a l esen cialm en te d is tin ta de
s a r la diferen ciación y g ra d ació n de la realid ad . cu a lq u ie r o tra está ju stific a d o p o r la ex p erien cia d e un su jeto
E v id en tem en te , h a b ría q u e reflexionar sobre la form a de esp iritu al, p erso n al y lib re en el h o m b re, y el teólogo d ebe
estab le cer u n a relación m ás c la ra e n tre el co ncepto genérico defenderlo, en lo q u e co n ciern e a la p erso n a h u m a n a , incluso
d e m a te ria , tal com o a p a rec e en la física a c tu a l, y el concepto c o n tra el esp ecialista en ciencias n a tu ra le s q u e se vea te n ta d o
de m a te ria ela b o ra d o p o r la m etafísica o ccid en tal (—■> cuerpo a n e g a r la su sta n c ia lid a d in d iv id u a l del su jeto h u m a n o vio­
y alm a; d e te rm in a c ió n y lib e rta d ; evolución y creación; m a te ria ­ lan d o las fro n teras de su p ro p io cam p o exp erien cial. P ero no
lism o, id ealism o y visión c ristia n a del m undo; p artic ip a ció n ). es in cu m b en c ia del teólogo d ilu c id a r q u é co n ceptos son los
m ás ap ro p ia d o s p a ra d e sc rib ir a d e c u a d a m e n te el m u n d o in ­
fra h u m a n o , p a r tic u la rm e n te el in o rg á n ic o , en su u n id a d y
2. M ateria y sustancia individual p lu ra lid a d . C a b e , in clu so , im a g in a r q u e el teó lo g o p u e d a
u tiliz a r co n c e p to s n u ev o s (co m o el d e « c a m p o » ), ta n to en
N a tu ra lm e n te , la p re g u n ta p o r la m a te ria en gen eral, en la sen tid o análo g o com o p o rq u e u n a an tro p o lo g ía real no p u e ­
m e d id a en q u e in te re sa al teólogo, incluye ta m b ié n o tra cues­ de ig n o ra r el m u n d o in fra h u m a n o . El te m a d el « tiem p o »
tión: ¿es posible a p lic a r hoy v á lid a m e n te al reino ino rg án ico re q u e riría un ca p ítu lo especial (—* naturaleza e historia; tiem p o
las ideas trad ic io n a le s sobre u n a su sta n c ia p a rtic u la r in d iv i­ y e te rn id a d ).
d u a l, q u e u s a b a ta m b ié n la teología, p o r ejem plo, c u a n d o h a ­
b la b a d e la su sta n c ia del p a n en la eu caristía? ¿O se pu ed e
n e g a r en el reino in o rg án ico u n a a u té n tic a p lu ra lid a d d e su s­
tan cia s in d iv id u a le s en el sen tid o an tig u o del co ncepto sin
q u e p o r ello sea n ecesario co n ceb ir todo el u niverso m a te ria l
com o u n a su sta n c ia in d iv id u a l ú n ica, re alm en te u n itaria?
E n el p la n o orgánico, los seres in d iv id u ales poseen sin
d u d a u n g ra d o m ás elevado de u n id a d e in d iv id u a lid a d (a u n ­
q u e ta m b ié n a q u í nos re su lta difícil, c u a n d o m enos, conocer
e x a c ta m e n te las fro n te ras); pero ta m b ié n en lo orgán ico surge
u n p ro b lem a con resp ecto a las su stan cias in d iv id u a le s esen ­
cialm en te diferentes: la a c tu a l filosofía de la n a tu ra le z a suele
co n ceb ir la evolución de la v id a de fo rm a q u e re su lta in n ece­
sa ria la a p a ric ió n de nuevas en tele q u ia s in d eriv ab les e in d e ­

64 65
EL CARÁCTER CREADO DEL MUNDO

V III. E l carácter creado del mundo te rn a ) e x p e rim e n ta d a d ire c ta m e n te p o r no so tro s, q u e D ios se


h a lla d e a n te m a n o fu era d e la te m p o ra lid a d y q u e su acto
y el problema de la temporalidad
c read o r, etern o en él m ism o y no d istin to d e él, in s ta u ra un
m u n d o d e suyo tem p o ral.
L a d o c t r i n a c r is t i a n a h a b la d e la f in itu d d e l tie m p o
creado, lo d e c la ra no «eterno»; es d ecir, no sólo afirm a del
L as cuestiones del c a rá c te r cread o del m u n d o y de su finitud m u n d o u n a d e p e n d e n c ia p e r m a n e n te co n re s p e c to a D io s,
esp acial y tem p o ra l son, sin d u d a , p ro b lem a s d istin to s, pero sino q u e ta m b ié n p arece p re s e n ta r su d u ra c ió n com o fin ita
e stán ín tim a m e n te re la cio n ad a s, al m enos a p rim e ra vista, y (afirm ación q u e re su lta o scu ra p a ra el teólogo y q u e exigiría
p arece n p la n te a rse ta n to en las ciencias n a tu ra le s com o en la u lterio res reflexiones m etafísicas). P ero to d o ello no significa
teología. C o m o no parece im posible d e a n te m a n o , p o r no d e ­ en m odo alg u n o q u e el p rim e r m o m en to d e tal sucesión tem ­
cir m ás, q u e su rja n conflictos sobre estos tem as, vam os a in ­ p o ra l fin ita coincida con la «explosión inicial», de la q u e las
te n ta r d ec ir algo al respecto. T a m b ié n en este p u n to es o b li­ ciencias n a tu ra le s h a b la n hoy y cu y a d is ta n c ia cro nológica de
g a d o p ro c e d e r con c a u te la y c o n ta r con la p o sib ilid a d d e nosotros in te n ta n d e te rm in a r. U n a identificació n de este co n ­
eq u iv o carse, p u es las posiciones de la teología con respecto a cepto con el d e com ienzo del m u n d o en sen tid o teológico no
tales cuestiones no son ta n claras com o p o d ría creerse a p ri­ co n stitu y e u n a exigencia teológica y, p re scin d ie n d o de o tras
m era v ista. cosas, lleva consigo la d ificu ltad de q u e u n a d ista n c ia tem p o ­
L a afirm ació n d e q u e el m u n d o es cread o co n stitu y e un ra l d e te rm in a b le e n tre n o so tro s y la explosión inicial e n m a r­
en u n c ia d o teológico y no p erte n ece al cam p o de las ciencias c a ría te m p o ra lm e n te en u n a d irecció n la explosión inicial,
n a tu ra le s. A sí, tam p o co en este p u n to p u ed e d a rse p ro p ia ­ m ie n tra s q u e el co m ien z o d el m u n d o en se n tid o teo ló g ico
m en te n in g ú n conflicto. El esp ecialista en ciencias n a tu ra le s, consiste en la in sta u ra c ió n (a te m p o ral) del p ro p io tiem p o , y
a u n q u e sea cristian o , no está o b lig ad o a c o n sta ta r el c a rá c te r el co n cep to d e u n p rim e r m o m en to en la sucesión tem p o ra l
cread o del m u n d o en su co n ju n to ni n in g ú n acto creacional in s ta u ra d a (noción q u e ta m b ié n u tiliza la teología) e n c ie rra
p a rtic u la r d e n tro del m u n d o . L a d ed u cció n de u n a ca u sa a b ­ graves d ificu ltad es d e concepción, q u e no h ay p o r q u é a n a li­
so lu ta a p a rtir del m u n d o en su to ta lid a d no es, en el fondo y z a r aquí.
en sen tid o estricto, la ap licació n de un p rin cip io de ca u sali­ E n todo caso, p a ra e la b o ra r el co n cep to de tiem p o q u e
d a d u n iv ersal (y unívoco), sino la objetivación de la relación re alm en te necesita, la teología re c u rrirá a la ex p erien cia in te ­
ú n ic a , p re s e n te en to d o e n u n c ia d o so b re u n e n te , e n tre el rio r del sujeto libre, en la q u e el h o m b re e n c u e n tra u n a u té n ­
en te p a rtic u la r y el ser ab so lu to , siem p re co p resen te y coafir­ tico com ienzo, u n a a u té n tic a te m p o ra lid a d o rie n ta d a e irre ­
m ad o . N a tu ra lm e n te , a q u í no es posible ni necesario decir versible y u n a a u té n tic a te m p o ra lid a d . U n a cu estió n d istin ta ,
m ás so b re la n a tu ra le z a del conocim iento de Dios. q u e p u ed e in te re sa r al teólogo p ero no in q u ie ta rlo seriam en te,
Así pues, D ios no es u n m o m en to facto rial p a rtic u la r d e n ­ es si se p u ed e conceb ir la te m p o ra lid a d y el tiem p o ex tern o
tro d e la serie d e los fenóm enos concretos q u e in tere sa n al finito com o form as deficientes del tiem p o específico del sujeto.
científico en c u a n to tal. L a creación no co n stitu y e u n a c o n te ­ Si se c a p ta con suficiente n itid ez la te m p o ra lid a d de la expe­
cim ien to acaecid o al p rin cip io del tiem po, sino q u e es la re la ­ r ie n c ia i n t e r n a s e n s ib le y , al m is m o tie m p o , se tie n e en
ción p e rm a n e n te del m u n d o con su fu n d a m e n to trasc en d en te. c u e n ta q u e en ella se ex p e rim e n ta in m e d ia ta m e n te la m a te ­
C u a n d o la d o c trin a c r is tia n a h a b la d e la « c re a c ió n al co ­ ria lid a d del m u n d o en c u a n to tal, q u e es u n elem en to in trín ­
m ienzo d el tiem p o», q u iere d ec ir q u e fue cread o el propio seco d e tal sen sib ilid ad — d e su erte q u e tam p o co a q u í es p o si­
tiem p o en c u a n to p ec u lia rid a d de la re alid ad (in te rn a o ex­ ble u n a d istin ció n a d e c u a d a e n tre el o b se rv a d o r y la re alid ad

66 67
UNIVERSO TIERRA - HOMBRE

o b se rv a d a — , ento nces q u izá p u e d a m o strarse q u e los co n ­


IX . E l problema de la evolución
ce p to s cien tífico s d e tie m p o , co n to d a s las cu e stio n e s q u e
p la n te a n , no e stán ta n alejados del tiem po v u lg a r com o se desde el punto de vista teológico
cree m u ch as veces (—» evolución y creación; tiem p o y e te rn id a d ).

1. Punto de partida del planteamiento teológico

L a concepción evolu cio n ista del un iv erso co n stitu y e uno de


los elem entos básicos de la a c tu a l visión del m u n d o y no p a ­
rece e sta r en a rm o n ía con la in te rp re ta c ió n del m u n d o tra d i­
cional en el cristianism o . P o r eso es preciso a b o rd a r a q u í el
p ro b lem a del evolucionism o.
Si p resu p o n em o s q u e en tre los elem entos d e la concepción
evolucionista figura la tesis de q u e la biosfera en su to ta li­
d a d p ro c e d e d el m u n d o « m e ra m e n te » m a te ria l p o r e v o lu ­
ción, y q u e la «creación» d e la v id a no su p o n e p ro p ia m e n te
u n a intervención factorial de Dios localizable en un d e te rm i­
n ad o p u n to concreto de la h isto ria de la re a lid a d , entonces la
p re g u n ta p o r la evolución d e la v id a y la id ea d e u n d e s a rro ­
llo evolutivo universal del cosm os co n stitu y en , a fin de cu en tas,
un único p ro b lem a p a ra el teólogo. P o r eso, el hecho de q u e
n u e stra exposición no d istin g a c u id ad o sa m en te e n tre el d e sa ­
rrollo evolutivo del m u n d o en su to ta lid a d y la evolución d e n ­
tro de la biosfera no tiene p o r q u é su sc ita r rep ro ch es c o n tra
el teólogo.
A quí dam o s p o r se n ta d a un evolución q u e p e n e tra y d e ­
term in a to d a la re alid ad cósm ica y sólo nos p re g u n ta m o s si el
teólogo tiene algo q u e o b je ta r contra tal concepción en n o m b re
de la fe cristian a . D ecid ir si d icho p re su p u e sto es co rrecto o
h a b ría q u e restrin g irlo , d e te rm in a r p a ra q u é fases de la evo­
lución universal h ay en las ciencias n a tu ra le s arg u m e n to s só­
lidos y p a ra cuáles no y p re cisar q u é « m ecanism os» d eben
p resu p o n erse y p u ed en d em o strarse en los d istin to s estadios
evolutivos son p ro b lem a s q u e h a b rá de resolver el esp ecialista
en ciencias n a tu ra le s y q u e, al m enos en p rin cip io , escap an a
la co m p eten cia del teólogo. P or consig u ien te, m eto d o ló g ica­
m ente, el teólogo tiene d erech o a d a r p o r se n ta d a s las posi-

68 69
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE CAUSALIDAD DIVINA

d o n e s m ás ex tre m as de un p en sa m ie n to evolucionista (en la m en te d iferenciado, está im p lícito en la p ro p ia fe en la c re a ­


m ed id a en q u e te n g a n algún sen tid o y no su p o n g an d e a n te ­ ción. A fin d e cu e n ta s, la m a te ria lid a d d eb e ser co n sid e ra d a
m an o u n a violación de las fro n teras de la m etafísica p o r p a rte (a u n q u e esto p u e d a c a rec er d e im p o rta n c ia p a r a el científico
de las ciencias n a tu ra le s) y a p re g u n ta rse si p u ed e convivir p u ro ) com o el g ra d o in fe rio r del e s p íritu , p o rq u e d e o tra
con ellas. Si h ace suyas esas posiciones ex trem as (cosa q u e no form a re su lta ría inco n ceb ib le su p ro c ed en c ia de un esp íri­
suele o c u rrir de o rd in a rio ), no tien e p o r q u é d efenderlas, pues tu ab so lu to , ya q u e el e sp íritu ab so lu to no p u ed e c re a r lo
eso es asu n to del esp ecialista en ciencias d e la n a tu ra le z a . A sí a b so lu ta m e n te d isp a r d e él ni p la s m a r su creación en u n a
pues, la posición del teólogo es siem p re hip o tética: si las cien­ m a te ria q u e coexista e te rn a m e n te ju n to a él, com o in te n ta ro n
cias n a tu ra le s d icen esto o aq u ello a través de quienes las re ­ ex p licar m uchos an tig u o s la no e sp iritu a lid a d del m u n d o m a ­
p re se n ta n en concreto, entonces... terial.
E n la solución de este p ro b lem a vam os a in te n ta r, p o r Si consideram os la realidad creada com o p lural y, sin em ­
a v e n tu ra d o q u e p u e d a p arecer, tra z a r un cam in o de la teolo­ bargo, una, es decir, si debem os suponer u n a relación inteligible
gía a los co n ceptos básicos de u n a concepción evolucionista entre las distintas realidades del m undo, entonces la relación de
del m u n d o . Es claro q u e sólo em p ren d em o s u n ensayo sem e­ las diferentes realidades entre sí no puede concebirse sino com o
ja n te p o rq u e tal concepción existe realm en te. P ero esto no final, com o u n a ordenación m u tu a q u erid a y planificada. N o es
m odifica lo m ás m ínim o el hecho de q u e el teólogo, p a rtie n d o necesario que esta finalidad de las realidades m u n d an as pued a
de sus d ato s y p resu p u esto s, p u ed e in te n ta r a b rir un cam ino com probarse claram ente, siem pre y en todos los casos, en las
p a ra co m p re n d e r la evolución y, así, c o n s ta ta r q u e ésta es distintas realidades con los m odos de conocim iento, m etodológi­
co m p atib le con las posiciones de su teología. cam ente lim itados, de las ciencias n atu rales. Q u e d a ya estable­
cida con la experiencia trascen d en tal de que todo lo existente
procede del ser absoluto (experiencia que podem os identificar
tran q u ilam en te con la fe en la creación). Por eso, los aspectos
2. L a f e en la creación, experiencia trascendental de que
de u n a finalidad que se im pone em píricam ente pueden inte­
todo lo existente procede del ser absoluto ■ grarse perfectam ente en esta experiencia trascen d en tal de finali­
dad, m áxim e cuando el azar en sentido estricto no constituye
El teólogo p a rte d e q u e todo lo q u e existe, excepto Dios, ha un fundam ento real de explicación, sino sólo un indicio de que
sido cread o p o r el m ism o y único D ios, del q u e él afirm a que en un ám bito lim itado de conocim iento no se puede en co n trar
es esp íritu absoluto* p u ro sentido, in telig ib ilid ad y am o r, a u n un m otivo que explique p or q u é esto o lo otro es así y no de
cu a n d o , al fo rm u lar tales afirm aciones, sab e q u e D ios es infi­ o tra m a n e ra (—» au to n o m ía y co ndición c re a tu ra l; ca u salid ad -
n ita m e n te s u p e rio r a to d o lo q u e existe o p u e d e p e n sa rs e azar-p ro v id en cia; trasc en d en c ia y D ios de la fe).
fuera de él y q u e, p o r ta n to , todos los en u n ciad o s sobre Dios,
si h a n de ser v erd ad ero s, se p ierd e n en su in co m p re n sib ili­
d a d . P o r con sig u iente, todo lo q u e existe tiene q u e llevar el
3. C ausalidad divina. Ontología de la relación
sello d e p ro ced en cia de este p ro to fu n d a m e n to , todo d eb e te­
entre D ios y la criatura
n er u n a ú ltim a u n id a d y co m u n id ad . El p o stu lad o de u n a
ú ltim a u n id a d del m u n d o entero, q u e no p u ed e desco m p o ­ D io s c r e a e n te s f in ito s . ¿ C ó m o d e b e m o s c o n c e b ir lo s en
nerse en u n a ú ltim a m u ltip licid ad — a fin de cu en tas in co m ­ sí m ism o s, en su u n id a d re c íp r o c a y en su re la c ió n con
p ren sib le— de m u n d o s d isp ares, d e u n a ú ltim a e sp iritu a lid a d Dios? E sta s tre s p re g u n ta s d e b e n a n a liz a rs e en su u n id a d
en c u a n to in telig ib ilid ad y d e un «ser-cabe-sí», a u n q u e s u m a ­ m u tu a.

70 71
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE EVOLUCIONISM O Y CONCEPCIÓN CRISTIANA DEL MUNDO

E n p rim e r lu g ar, la relación d e origen del en te in d iv id u a l e n tre D ios y la c ria tu ra , sino q u e la estab lece y la m an tien e
con D ios no es u n a relació n q u e se estableció a n ta ñ o , «al co­ de form a in ig u alab le.
m ienzo», sino la m ism a creación y «conservación» (p o r d e ­ F ácilm en te se c o m p re n d e rá q u e a q u í no po d em o s d e s a rro ­
cirlo con la ex p resión clásica) en c u a n to referida de form a lla r m ás ni fu n d a m e n ta r la o n to lo g ía de la relació n e n tre Dios
siem p re igual al en te tem p o ra l y a su tem p o ra lid ad . y la c r ia tu r a (so b re este p ro b le m a , cf. D ü m p e lm a n n ). N o
A q u í h ay q u e to car y a u n p u n to difícil de la d o c trin a tr a ­ o b sta n te , es preciso s u b ra y a r q u e esta relació n sin g u lar en tre
dicio n al sobre Dios. T a l relación de un ente cread o con Dios el ser ab so lu to y el en te finito, sobre la q u e la teología de la
tie n e q u e id e n tific a rse p o r u n la d o con la re a lid a d d e ese c re a c ió n al uso no re flex io n a d e v e rd a d , es un o b jeto q u e
ente; u n a id ea de la creación q u e excluya cu a lq u ie r form a de form a p a rte de un co n o cim ien to tra sc e n d e n ta l de q u e el en te
p an teísm o im p id e a firm a r q u e Dios sea u n co n stitu tiv o in trín ­ p ro ced e del ser ab so lu to d e D ios. P o r ta n to , no fo rm a p a rte
seco de un en te creado. P ero — p o r m otivos teológicos que, de del conocim iento de las ciencias n a tu ra le s en c u a n to tal ni
suyo, n a d a tien en q u e ver con las ciencias n a tu ra le s— el teó­ p u ed e ser te m a tiz a d o en él, del m ism o m o d o q u e la m etafí­
logo d eb e m a n e ja r esta afirm ació n con m u c h a ca u te la. D e h e­ sica en gen eral es u n sa b e r ap rió rico con resp ecto al d e las
cho, en la teología de la g ra cia y de la visión beatífica se h a ­ ciencias n a tu ra le s.
bla d e u n a relació n d e D ios con u n a re a lid a d c re a d a en la P a ra el p ro b lem a d e la evolución, lo im p o rta n te d e las re ­
q u e el p ro p io ser de D ios es ca u sa cuasi-form al, no sólo ca u sa flexiones a n terio res es la tesis elem en tal de q u e las d e te rm in a ­
eficiente e x tern a, de u n a d eterm in a ció n del en te finito. E ste ciones y vicisitudes de un en te finito se h allan p e rm a n e n te ­
d a to teológico m u e s tra y a q u e la id ea de u n influjo d e Dios m en te bajo la «presión» (si se nos p erm ite h a b la r así) del ser
e je r c id o p o r él m is m o , y n o a tr a v é s d e u n a m e d ia c ió n divino. E sta «presión» no fig u ra e n tre los co n stitu tiv o s esen ­
cread a , sólo d eb e re ch az arse com o p a n te ísta c u a n d o im plica ciales del en te finito. P ero siem p re p u ed e h a c e r q u e el en te fi­
co n ceb ir a Dios com o u n co n stitu tiv o intrínseco d e la esencia nito sea m ás de lo q u e «de suyo» es, o hace q u e sea lo q u e
del en te finito. P o r ta n to , d istin g u ir e n tre D ios y la c ria tu ra es. P a ra el conocim ien to m etafisico, tal « p resión» existe. P a ra
p a ra re c h a z a r el p an teísm o no im p lica excluir u n a d e te rm in a ­ un conocim iento ap o sterió rico p u ra m e n te ó n tico, com o el del
ción del en te finito p o r el p ro p io D ios q u e no p u e d a subsu- esp ecialista en ciencias n a tu ra le s, p u ed e no ser p ercep tib le.
m irse a d e c u a d a m e n te b ajo la c a te g o ría d e u n a c a u s a lid a d El v e rd a d e ro sig n ificad o d e c u a n to a c a b a m o s d e d e c ir
«ó n tica» , eficiente y tra n sitiv a . q u e d a rá to d av ía m ás claro con u n a reflexión so b re el «ente
P ro fu n d iza n d o en la o n tología de la relación e n tre el ser en devenir». T a l reflexión d eb e m o stra r q u e el c a rá c te r de
ab so lu to de Dios y el en te finito co n stitu id o p e rm a n e n te m e n te « p o d er devenir», q u e no es u n estad o p u ra m e n te pasivo, sólo
p o r D ios, se p o d ría m o stra r que, en el caso de q u e hem os puede explicarse o n to ló g icam en te p o r la c ita d a relació n de
p a rtid o (g racia in cre ad a y visión beatífica), se tr a ta de u n a Dios con el en te finito, sin q u e esta relación ex p licativ a sea
re la c ió n s o b re n a tu ra l in c o g n o sc ib le sin la re v e la c ió n , p ero un fenóm eno óntico p a rtic u la r (—» m ateria lism o , id ealism o y
q ue, sin em b arg o , tal relación rige tam b ién de form a an álo g a, visión c ristia n a del m u n d o ; naturaleza e historia).
siem p re y en to d as p a rte s, p a ra la relación e n tre el ser ab so ­
lu to d e Dios y el ente p ro c ed en te de él en general. T a l re la ­ 4. C om patibilidad del evolucionismo
ción no p u ed e c a p ta rse su b su m ié n d o la sim p lem en te en la ca ­ con la concepción cristiana del mundo
teg o ría d e u n a ca u salid ad eficiente, tal com o se d a e n tre dos
entes finitos, q u e se d istin g u e n e n tre sí con a n te rio rid a d a C om encem os o tra vez p o r la ex p erien cia ap o sterió rica d e las
esta relació n ca u sal de c a rá c te r p artic u la r. Y ello y a p o r el ciencias n a tu ra le s tal com o ap arece, o es in te rp re ta d a , en la
hecho d e q u e la ca u sa lid a d d iv in a no p re su p o n e la d istin ció n teo ría especial y g en eral de la evolución. E sta teo ría afirm a

72 73
EVOLUCIONISM O Y CONCEPCIÓN CRISTIANA DEL MUNDO
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE

q u e todos los fenóm enos o b servables del m u n d o q u e son a c ­ las re a lid a d e s p a rtic u la re s q u e siguen d e sa rro llá n d o se en el
cesibles p a r a las ciencias n a tu ra le s se h allan en tre laza d o s, p lan o físico y en el biológico tien en la p ec u lia rid a d de p o d e r
q u e el m u n d o sigue u n a evolución. H a y u n a serie d e cues­ a u to tra sc e n d e rse . C a d a u n a en su p lan o , to d as p u ed en p a s a r
tiones c o n tro v e rtid as e n tre los m ism os científicos. P or ejem ­ a ser algo d istin to , c a m b ia r y lleg ar a ser « m ás» («m ás ele­
plo: ¿está, y e s ta b a d e an te m a n o , la evolución o rie n ta d a hacia v ad a s» ). E v id en tem en te , este «m ás» p u ed e ser m u y d istin to ;
un fin? ¿Q u é sen tid o tien en estas frases? ¿Q u é p ap e l d esem ­ pero no cab e excluirlo d e la evolución en favor d e u n sim ple
p e ñ a el a z a r en la evolución? ¿Q u é significa « azar» en este «cam bio», con in d e p e n d e n c ia d e q u e tal ca m b io p la n te e o no
contexto? Los científicos d isc re p a n ta m b ié n sobre los m eca­ m enos p ro b lem a s m etafísicos q u e el «ser m ás».
nism os co n cretos de la evolución biológica y sobre los p ro ­ P or u n a p a rte , en el caso d e u n cam b io p a r a «ser m ás»,
blem as siguientes: ¿ h a sta q u é p u n to es lícito su p o n e r en la las c ie n c ia s n a t u r a l e s (so p e n a d e n e g a rs e e lla s m is m a s )
evolución d e la v id a u n a co n c aten ac ió n in in te rru m p id a q u e su p o n d rá n q u e en el p u n to d e p a rtid a de tal «evolución» tie­
so b rep ase, incluso, los g ra n d es ciclos m orfológicos? ¿Son esos n en q u e d a rse d e te rm in a d o s p re su p u esto s sin los cuales es
pasos accesibles a la o bservación o, d e an te m a n o , no cabe es­ im posible llegar al re su lta d o d e d ic h a evolución. P ero, p o r
p e ra r tal cosa? o tra p a rte , las ciencias n a tu ra le s no p arece n in clin arse hoy a
T o d o s estos in te rro g a n te s son p ro b lem as específicos de las e n te n d e r la evolución en el sen tid o de u n a c a u sa lid a d m ecá­
ciencias n a tu ra le s q u e no afectan d ire c ta m e n te a la teología. n ica a p a r tir de la cual p o d ría d eriv a rse d e fo rm a e s tric ta ­
A q u í p resu p o n em o s com o un hecho, o com o u n a hipótesis m en te p revisible (al m enos en p rin cip io ) el estad io su p e rio r y,
a c e p ta d a p o r los especialistas en ciencias n a tu ra le s, la evolu­ p o r ta n to , sería n u e v a m e n te p ro b lem á tico q u e el p u n to de
ción en su v ersió n m ás ra d ic a l y nos lim itam o s a p re g u n ­ p a rtid a de sem ejan te evolución fu era re alm en te « m en o r» q ue
ta rn o s si es preciso re c h a z a rla o no a la luz de la teología (so­ su p u n to d e lle g a d a , sie n d o así q u e c o n te n ía com o c a u s a
b re el o rig e n d e l h o m b re re fle x io n a re m o s en el p ró x im o el efecto. P a rtie n d o d e a h í, las c ien c ias n a tu ra le s d e hoy
a p a rta d o ). (c u an d o llegan a p la n te a rs e estas cuestiones fro n terizas) se
H e aq u í, pues, n u e stra p re g u n ta : ¿es ac e p ta b le p a r a la fe in clin an a o p in a r q u e en la evolución surge re alm en te «m ás»
c r is tia n a u n a ev o lu ció n g e n e ra l del cosm os d e sd e sus ele­ de «m enos», que en ellas no rige el viejo principio ontológico
m en to s m ás sim ples y p rim itivos h a sta su a c tu a l d iferen cia­ de q u e, p a ra p o d e r ser cau sa a d e c u a d a de su efecto, la ca u sa
ción y co m p lejid ad , incluso en la esfera d e los seres vivos, de d eb e ten er, c u a n d o m enos, ta n ta re a lid a d y p o ten cia ó n ticas
su erte q u e la fe p u e d a d e ja r la evolución un iv ersal, com o tesis com o su efecto.
o co m o h ip ó te sis, b a jo la re s p o n s a b ilid a d e x c lu siv a d e las A q u í p arece re sid ir el v e rd a d e ro p ro b lem a q u e u n a ev o lu ­
ciencias y lim itarse luego, com o m u ch o , a in te g ra rla en la ción u n iv ersal asc en d en te p la n te a a la fe. N o o b sta n te , la fe
co n cepción c ristia n a del m u n d o ? N u e stra re sp u esta es: sí. p u ed e a c e p ta r ta l evolución p re su p o n ie n d o dos cosas: primera,
Si d ejam o s d e lado el p ro b le m a d e d ó n d e y en q u é m e­ q u e la ca u sa lid a d d iv in a con resp ecto al cosm os finito es o b ­
d id a se realiza en el cosm os el co ncepto d e u n ser estab le q u e je to de u n conocim ien to q u e, p o r ser co n o cim ien to d e la re la ­
sólo p u ed e ser p u esto en la existencia m e d ia n te u n acto crea- ción tra sc e n d e n ta l e n tre el ser ab so lu to y el en te finito, p re ­
cional al m arg e n d e la evolución; es decir, si no nos p re g u n ­ cede a la ap licació n d e u n p rin cip io d e c a u salid ad g en e ral y,
tam o s si se d a u n a cosa así m ás allá d e los d ato s m ás re ­ p o r ta n to , es a p rió ric o con resp ecto al co n o cim ien to de las
m otos so b re el cosm os, d ato s q u e, con ciertas m atizacio n es, ciencias n a tu ra le s; segunda, q u e esta relació n e n tre el ser ab so ­
incluso u n a física a c tu a l se lim ita a su p o n e r (p o rq u e la explo­ luto y el en te finito en d ev e n ir lleva consigo (siem pre y en
sión inicial no p o d ría concebirse d e o tro m odo), entonces se­ to d as p arte s) u n a d e te rm in a c ió n d e au to tra sc e n d e n c ia , p ro c e­
m ejan te evolución g en e ral y u n iv ersa l sólo significa q u e to d as d e n te del p ro p io ser ab so lu to , q u e no co n stitu y e u n a p ro p ie ­

74 75
UNIVERSO - TIERRA - HOMBRE EVOLUCIONISM O Y CONCEPCIÓN CRISTIANA DEL MUNDO

d a d p a r tic u la r q u e las cien cias n a tu ra le s p u e d a n d e te c ta r u n a in terv en ció n facto rial de Dios com o la q u e p o s tu la b a el
ju n to a o tra s en el ente finito. L a p o sib ilid ad d e lleg ar a ser v italism o an tig u o . L a id ea d e q u e el «salto» evolutivo a la
m ás es u n a d eterm in a ció n ontológica q u e surge n ec esaria­ conciencia a n im a l su p e ra las p o sib ilid ad es de la evolución en
m en te con tal en te y q u e in d ica la relación m ás p recisa de gen eral es algo q u e h a b ría q u e d e m o stra r. N o olvidem os q ue,
D ios com o c re a d o r p e rm a n e n te , d e la q u e ya hem os h ab lad o . según la a n tig u a o n to lo g ia esco lástica del co n o cim ien to sen si­
P o r consig u ien te, si el científico p a rtid a rio de u n a evolu­ ble, lo m a te ria l es un co n stitu tiv o in trín seco d e tal conciencia
ción u n iv ersal afirm a q u e la re alid ad cognoscible con sus m é­ y no sólo u n a b ase m a te ria l e x te rn a so b re la q u e se « a p o y a­
todos re p re se n ta siem p re u n frag m en to del cosm os en el que ría » m e ra m e n te la co n c ie n c ia a n im a l. R e co rd em o s, fin a l­
d e «lo m enos» su rge c o n sta n te m e n te «lo m ás», tal afirm ación m en te, q u e la a n tig u a o n to lo g ia con o cía u n a «ed u ctio e po-
sobre el á m b ito experiencial accesible a las ciencias n a tu ra le s te n tia m ateria e» p a ra la v id a a n im al y q u e, al p arece r, no
no está en c o n tra d icció n con el d o g m a d e q u e este cosm os en veía n in g ú n p ro b lem a ontològico en la afloración d e tal c o n ­
d e v e n ir, con sus e sta d io s d e in in te rru m p id a s a u to s u p e ra - ciencia «desde abajo» , si bien es preciso a d m itir q u e los p re ­
ciones, p re su p o n e la re alid ad d iv in a y su in c o m p a ra b le re la ­ su p u esto s em píricos de tal co n cepción son erróneos.
ción con el m u n d o . E n este p ro b le m a q u izá co n v en g a re c o rd a r h u m ild e m e n te
Sin d u d a , esto re p re se n ta sólo u n a solución m uy a b s tra c ta la c ita d a id ea d e la o n to lo g ia escolástica, según la cu al la
y form al del p ro b le m a básico de la evolución un iv ersal. Las «form a» d e cu a lq u ie r en te es en re a lid a d algo e sp iritu al cu y a
au to su p eracio n es co n cretas q u e d eb e n p ro d u c irse en u n a evo­ falta d e conciencia se d eb e ú n ic a m e n te a su in serción en la
lución sem eja n te son, a p rim e ra vista, de m uy d istin ta n a tu ­ m a te ria (en sen tid o m etafisico). El m etafisico de a n ta ñ o h a ­
raleza; en p a rtic u la r, los sistem as com plejos replicativos de b ría a trib u id o a esta fo rm a u n a cierta co nciencia, si h u b ie ra
c a rá c te r biológico son de tipo co m p letam en te d istin to q u e los estad o lib re de la m ateria ; el ev o lu cio n ista de hoy p o d ría a tri­
siste m a s co m p lejo s p u ra m e n te físicos. P ero (p re s c in d ie n d o b u ir la m ism a concien cia a esta form a, no c u a n d o está lib re
m o m e n tá n e a m e n te del h o m b re) si la biología a c tu a l cree p o ­ de la m a te ria , sino c u a n d o se d a en u n a m a te ria con el sufi­
d er re c h a z a r u n v italism o de cuño m o d ern o o an tig u o y sos­ cien te g ra d o de co m p lejid ad (—» animal y hombre; ca u sa lid a d -
tiene q u e ta m b ié n los sistem as vivos se d e sa rro lla n exclusiva­ az ar-p ro v id en cia; evolución y creación).
m en te « d esde ab ajo » , no parece necesario p ro te s ta r c o n tra tal
con cep ció n de la evolución d e la v id a en n o m b re de la fe,
siem p re q u e se a d m ita u n a in te rp re ta c ió n teológica d e la evo­
lu ción com o la esb o z ad a aquí.
E n u n a evolución ex clu siv am en te «desde ab ajo » , la g é­
nesis de la co n cien cia a n im a l re p re s e n ta sin d u d a u n a dificul­
tad especial q u e no se resuelve ap e la n d o a los o rd e n ad o re s
« p en san tes» , q u e nosotros m ism os co n stru im o s p a ra aso m ­
b ra rn o s lu eg o d e las cosas q u e h a c e n . P ero ta m p o c o ca b e
a firm a r q u e el su rg im ien to de la conciencia a n im al no p u ed e
ex p licarse en el m arc o del p rin cip io de la evolución general.
D e hecho, este p rin cip io estab lece u n a evolución de lo inferior
a lo su p erio r, y el teólogo no tiene n a d a q u e o b je ta r al res­
pecto, siem p re q u e se a d m ita q u e tal evolución se h a lla bajo
el influjo d iv in o q u e y a hem os señ a la d o y q u e no co nstituye

76 77
A N T R O P O L O G IA T E O L Ó G IC A Y E M P ÍR IC O -B IO L Ó G IC A

X. E l problema del hombre en el marco D a d a la «fluidez de las tran sicio n es» e n tre am b o s, re su lta
difícil estab le cer las fro n teras e n tre el an im al y el h o m b re; no
de una teoría de la evolución general o b sta n te , y pese a q u e hoy no co n vencen m u chos de los d ato s
q u e an tes se a d u c ía n en favor d e tal d istin ció n , la a n tro p o lo ­
gía teo ló g ica s e g u irá m a n te n ie n d o in fle x ib le m e n te q u e el
h o m b re es u n sujeto esp iritu al, esen cialm en te d istin to del a n i­
1. A firm aciones centrales de una antropología teológica
m al, q u e o rie n ta h ac ia D ios su h isto ria de lib e rta d y d e salv a­
y antropología empírico-biológica
ción. P ero esto p la n te a in m e d ia ta m e n te u n a p re g u n ta : ¿cóm o
hay q u e d e sc rib ir a este h o m b re p a ra q u e se diferencie así del
D ebem os h ac er to d av ía a lg u n as co nsideraciones específicas a n im a l y p u e d a ser su jeto d e u n a h isto ria de lib e rta d y d iá ­
sobre la fo rm a en q u e es posible concebir al h o m b re en el
logo con Dios?
m arco de u n a teo ría de la evolución general sin e n tra r en C o m o es n a tu r a l, e sta p re g u n ta a d m ite d ife re n te s re s ­
conflicto con la a n tro p o lo g ía del m agisterio eclesiástico. p u estas, q u e no tien en p o r q u é ser c o n tra d ic to ria s, p ero q u e
D esde Pío X II , el m agisterio de la Iglesia declara que no p a rte n d e p la n te a m ie n to s d istin to s y u tilizan d istin ta s te rm i­
tiene n ad a que ob jetar contra la tesis de que el hom bre procede nologías. E n n u e stro co n tex to , lo q u e im p o rta en la definición
biológicam ente del reino anim al, siem pre que se afirm e que el del ser h u m a n o es d istin g u irlo del a n im a l con la m ay o r c la ­
alm a espiritual del hom bre es creada inm ediatam ente por Dios. rid a d posible, sin d e ja r en p e n u m b ra su c o rp o re id a d y sensi­
A u n q u e desde el pu n to de vista de la teología no esté el p ro ­ b ilid a d , e q u ip a ra b le s a las del an im a l a u n q u e d iferentes de
blem a tan claro (aquí no podem os en tra r en m ás detalles), el ellas.
m agisterio tam poco parece tener hoy n ad a que oponer a la idea T a m b ié n h ay q u e p ro c u ra r no in sin u a r, m e d ia n te la d is­
de q u e el homo sapiens (el sujeto teológico de u n a verd ad era his­ tin ció n tra d ic io n a l en tre cu erp o y alm a, u n d u alism o q u e (d i­
toria de salvación) com enzó a existir hace m uchísim o tiem po, es cho lla n a m e n te ) in sp ira re p u g n a n c ia a la a n tro p o lo g ía cien tí­
decir, m ucho antes de las épocas que (prescindiendo del p a ­ fic o - n a tu r a l d e h o y , s in q u e p o r ello se re c o n o z c a a ta l
raíso) se reflejan en los escritos del A ntiguo T estam ento. Si las a n tro p o lo g ía el d ereco a re b a ja r al h o m b re al nivel de los a n i­
apariencias no engañan, el m agisterio h a ab an d o n ad o tam bién m ales, ig n o ra n d o al h o m b re en c u a n to ser con v e rd a d e ro len ­
su oposición al poligenism o, au n q u e todavía Pablo V I quiso al guaje, c u ltu ra e historia.
p rin cip io m a n te n e r el m onogenism o. L as consecuencias que E n consecuencia, n o sotros afirm am o s lo siguiente: el h o m ­
p a ra la interpretación del dogm a del pecado original se derivan b re es u n ser corpóreo con u n a tra s c e n d e n ta lid a d en p rin cip io
de la hipótesis del poligenism o, que — dicho sea de paso— p re­ ilim ita d a y u n a ilim ita d a a p e r tu r a al ser en c u a n to tal a
coniza u n a «hom inización» d en tro de un tiem po y un espacio través del conocim ien to y la lib ertad . E sta «definición» im ­
lim itados, no pueden ser analizadas aquí, pues la teología ac­ plica d e c la ra r a fin de cu e n ta s in d iferen te q u e el h o m b re, en
tual, incluso la católica, ofrece m uchas interpretaciones dife­ c o n tra ste con el a n im al, ten g a tam b ién en la esfera de lo ca-
rentes del pecado original. tegorial y de las po sib ilid ad es d e asociación in h ere n tes a ella
C o m o es obvio, a q u í no podem os exponer u n a a n tro p o lo ­ u n a su p e rio rid a d esencial y ab so lu ta m e n te c la ra so b re u n a
gía teológica co m p leta, a u n q u e sólo desde ella sería posible « inteligencia» a n im al, si bien no se p u ed e n e g a r q u e tam b ién
resolver el p ro b lem a de la co m p a tib ilid a d de la an tro p o lo g ía en este asp ecto es m u y su p e rio r al an im al. P ero p a ra el teó ­
c ristia n a con el teo re m a de u n a evolución gen eral q u e a b a rc a logo es irre le v an te d isc u tir si un a n im al posee in stru m en to s,
ta m b ién al h o m b re. T en e m o s q u e c o n te n ta rn o s con un p a r de tiene ru d im en to s de len guaje, co n ciencia de lo no in tu ib le
observaciones. (¿qué es eso?), etc. T o d o esto son cuestiones de u n a an tro p o -
78
79
U N IV E R S O - T IE R R A - H O M B R E TR A SC E N D E N T A L ID A D Y E V O L U C IÓ N

logia em p írica, q u e en últim o térm in o carecen de im p o rta n c ia fico -n atu ral de hoy recibe no pocas veces u n a in te rp re ta c ió n
p a ra el teólogo. e rró n e a en la línea de un « m aterialism o » prim itiv o .
El teólogo ú n icam e n te h a de p o d er a firm a r q u e la c o n ­ P ro b a b le m e n te estas cu estiones p recisas no h an recibido
ciencia h u m a n a posee u n a tra sc e n d e n ta lid a d ilim ita d a a la u n a re sp u e sta suficien tem en te c la ra ni d e la a n tro p o lo g ía m e­
q u e va u n id a u n a ilim itad a a p e rtu ra , cap az de legitim arse tafísica trad ic io n a l e n tre los cristian o s ni de la a n tro p o lo g ía
p o r sí m ism a, a la re alid ad a b so lu ta de D ios. Si el h o m b re de las ciencias n a tu ra le s.
posee esta tra sc e n d e n ta lid a d , si tiene la p o sib ilid ad d e co n ­ Si el esp íritu es a p e rtu ra a b so lu ta al ser en c u a n to tal y si
fro n ta rs e re a lm e n te consigo m ism o , si (com o se dice hoy) el e sp íritu h u m a n a m e n te corpóreo no se d a sin la m ed iació n y
p u ed e volver a p e n sa r su p en sa m ie n to , y si el a n im al carece el so p o rte de su m u n d a n id a d , co rp o re id a d y sen sib ilid ad m a ­
de esa tra sc e n d e n ta lid a d (¿quién h a in te n ta d o siq u iera d e ­ teriales, re su lta m uy difícil c a p ta r esta esen cia u n a del h o m ­
m o s tra r q u e la tiene?), entonces se d a todo lo q u e el teólogo bre con u n a c la rid a d refleja, a u n q u e siem p re « está cab e sí»
d eb e exigir con resp ecto al h o m b re y a su diferencia esencial. en la u n id a d d e su esencia d u al.
C o n estos p re su p u esto s, d ejan d e afectar d ire c ta m e n te a la E n la m ed id a en q u e hoy, a diferen cia de o tras épocas, la
teología las cu estiones siguientes: ¿h a sta q u é p u n to se d istin ­ d istin ció n e n tre « m ateria » y «form a» d ifícilm en te viene d a d a
gue el h o m b re del an im a l en la esfera de lo categorial? ¿Q ué p o r la ex p erien cia c o tid ia n a en el p lan o inferio r al h u m an o ,
rep ercu sio n es tiene su tra sc e n d e n ta lid a d p a ra la h u m a n id a d no re su lta ta n útil com o a n tes el uso d e estas categ o rías p a ra
de su esfera categ o rial y en q u é g ra d o diferencia ta m b ié n esta a firm a r que, en la co nciencia y el ser del h o m b re, el «esp í­
esfera de la del an im al? ¿E n q u é m ed id a es esta esfera igual ritu » en c u a n to tra sc e n d e n c ia y el « cu erpo» en c u a n to m e d ia ­
en el a n im a l y en el h o m b re y tra b a ja con las m ism as p o sib i­ ción co n c reta del esp íritu se d a n com o «form a» y « m ateria » ,
lid ad es en el p lan o psicológico y neurològico? (—> animal y si bien sigue siendo v álid o el aserto , la te n te en la vieja fór­
hombre; an tro p o lo g ía y teología; c u e rp o ’y alm a; d eterm in a ció n m u la, de la u n id a d y la d istin ció n . E n to d o caso, p o r la tra s ­
y lib ertad ; evolución y creación; p erso n a e im agen de Dios; tra s ­ c e n d e n ta lid a d del h o m b re, su esencia e n c ie rra un m o m en to
ce n d en cia y D ios de la fe). q u e im p id e re d u cirlo sin m ás a la re a lid a d q u e ap a re c e en las
ciencias n a tu ra le s y d e lim ita su cam po.
¿Es posible e n c u a d ra r en la co n cepción d e u n a evolución
2. Trascendentalidad del sujeto humano y evolución universal u n iversal este ser del h o m b re q u e, p o r su tra sc e n d e n ta lid a d
ilim itad a, escap a siem p re a u n a definición últim a? L a versión
E n n u e s tra «definición» hem os h a b la d o de la « n a tu ra le z a co r­ co m ú n de la e n se ñ an za del m ag isterio re sp o n d e en la a c tu a li­
pó rea» del h o m b re. C on ello q u ería m o s in d ic a r q u e la tra s ­ dad: sí en lo q u e co n ciern e al cu erp o del h o m b re; p ero el
ce n d e n ta lid a d ilim ita d a está in te g ra d a y m e d ia tiz a d a p o r u n a «alm a» tiene su orig en en un acto c re a d o r d e Dios. Si esta
co nciencia e m p írica m e n te sensible de objetos p a rtic u la re s, la re sp u esta q u iere su b ra y a r q u e la tra sc e n d e n ta lid a d del sujeto
cual tiene a su vez u n co n stitu tiv o in trín seco m ateria l. A quí h u m an o no p u ed e d eriv a rse sim p lem en te de sus p resu p u esto s
no p o d em o s a n a liz a r d e te n id a m e n te q u é consecuencias se d e ­ m ateriales ni de su su s tra to m a te ria l y q u e, p o r ta n to , es p re ­
riv an de ello p a ra la tra sc e n d e n ta lid a d del h o m b re. En todo ciso seguir m an te n ie n d o la d istin ció n en tre a lm a y cu erp o
caso, esta relació n de co n d icio n a m ien to y m ediación existente (a u n q u e hoy resu lte m ás difícil q u e en épocas p a sa d a s ex p re­
en tre la sen sib ilid ad y el e sp íritu im p lica en el h o m b re u n a sa r o n to ló g ic am en te su u n id a d y d istin c ió n ), ento n ces esta
u n id a d e n tre el e sp íritu y la m a te ria q u e en la a n tro p o lo g ía fórm ula eclesiástica está p erfec ta m e n te ju stific a d a . P or o tra
cristia n a del p a sa d o corrió a m en u d o el peligro de q u e d a r d e ­ parte , deb em o s re sa lta r q u e la teo ría m o d e rn a d e la evolución
b ilita d a en favor del esp íritu y q u e en la an tro p o lo g ía cien tí­ ad m ite u n a a u to tra sc e n d e n c ia m e d ia n te la cu al un ser infe­

80 81
U N IV E R S O - T IE R R A - H O M B R E T R A SC E N D E N T A L ID A D Y E V O L U C IÓ N

rio r se tra n sfo rm a en otro m ás elevado, q u e es su p e rio r al la creación d e u n a fo rm a q u e, a u n q u e a títu lo de su stitu c ió n ,


q u e lo p r e c e d e y q u e i m p l i c a s i e m p r e a lg o d e i m p r e ­ es a c tu a lm e n te form a de u n a m a te ria no p u ed e ser de a n te ­
visible e in esp erad o . En este sen tid o no tiene p o r q u é h a ­ m an o u n ív o cam e n te ig u al q u e la creació n d e u n a su sta n c ia
b e r c o n tra d ic c ió n e n tre la e n s e ñ a n z a a c tu a l de la Ig lesia co m p leta su b siste n te en sí m ism a.)
(P ío X I I ) y la in c lu sió n d el h o m b re en la e v o lu ció n u n i­ Así pues, la teología no tiene p o r q u é im p o n e r n in g u n a
versal. p ro h ib ició n a las ciencias n a tu ra le s si éstas e n c u a d ra n el o ri­
L a cosa no re su lta ta n fácil c u a n d o uno o b serv a q u e la gen del h o m b re (en c u a n to especie y en c u a n to in d iv iu d o ) en
d o c trin a a c tu a l d e la Ig le sia p a re c e se g u ir e n te n d ie n d o la la evolución u n iv ersal sin d istin g u ir p re v ia m e n te en tre cu erp o
«creación del alm a» com o u n a in terv en ció n factorial de Dios y a lm a ni fo rm u lar sobre estas dos p arte s (reales, en u n a in ­
q u e se p ro d u c e en u n p u n to d e te rm in a d o del tiem po, en el terp re ta c ió n co rrecta) del h o m b re afirm acio n es d iferentes. El
m o m e n to en q u e se u n e n los g a m e to s h u m a n o s . (E n to d o único p re su p u esto p a ra esta ab sten c ió n de la teología es q u e
caso, esta concepción oficial es consciente de q u e d eb e ser in ­ no se niegue q u e en el estad io evolutivo de la a p a ric ió n del
te rp re ta d a con ciertas ca u telas, p o rq u e u n a in terv en ció n fac­ h o m b re se a lc a n z a u n a a ltu ra d is tin ta del escalón a n te rio r, en
to ria l d e ta l n a tu r a le z a no ex clu y e la c re a c ió n d e u n a se ­ v irtu d de la cual el h o m b re se d iferen cia esen cialm en te del
g u n d a a lm a en el caso d e u n a d iv isió n c e lu la r d e la q u e a n im al, y q u e las ciencias no re iv in d iq u en u n a co m p eten cia
su rja n gem elos univitelinos, p o rq u e la creación del alm a se exclusiva sobre la definición del h o m b re, al m enos en la m e­
d a ta m b ié n en el caso d e u n a p ro c rea ció n in m o ral, p o rq u e d id a en q u e h ay q u e d istin g u ir (con razó n ) e n tre las ciencias
hoy se p u ed e tra s la d a r tal creación a la p ro b e ta de un la b o ra ­ n a tu ra le s y la an tro p o lo g ía m etafísica.
to rio y, al m enos en teoría, h ay q u e c o n ta r con la posib ilid ad
de u n a re p ro d u cc ió n clónica). P ero, a u n en el caso d e la c re a ­
ción del a lm a, los p ad res h u m an o s p ro c rea n un h o m b re y no
p ro p o rcio n an sim p lem en te el su s tra to m a te ria l p a ra él (no
ca b e p e n s a r o tra cosa, y esta id e a es ta m b ié n im p o rta n te
p a ra u n a c o rrec ta in te rp re ta c ió n teológica de la e n c arn a ció n
del V erb o ); p o r o tra p a rte , la c a u sa lid a d d iv in a q u e an tes
p o stu láb am o s — a u n q u e no en c u a n to fenóm eno p a rtic u la r
p erte n ecie n te al cam p o de las ciencias n a tu ra le s— com o fun­
d a m e n to y so p o rte d in ám ico de to d a evolución se especifica
de ac u erd o con la m eta de la a u to tra sc e n d e n c ia a la q u e sirve
de fu n d a m e n to . T e n ie n d o en c u e n ta estas dos circ u n sta n cias,
cab e a firm a r q u e la c a u sa lid a d d iv in a im p u lso ra de la evolu­
ción en g en eral ejerce en este caso un influjo q u e p u ed e id e n ­
tificarse con la «creación del alm a» q u e en señ a Pío X I I . (N o­
tem os d e paso q ue, en la e n se ñ an za de la Iglesia a n tig u a , la
d o c trin a so b re el origen del a lm a h u m a n a no a firm a b a siem ­
p re y de fo rm a c la ra u n a creación in m e d ia ta del a lm a in d iv i­
d u al, cosa q u e p u ed e co n stitu ir hoy un indicio d e q u e este
d o g m a d eja un cierto m arg en p a ra su in terp re tació n . D esde
el p u n to de v ista escolástico, hay q u e o b se rv a r tam b ién q u e

82 83
U NA D IS T IN C IÓ N T E O L Ó G IC A

tológicas de fo rm a esp o n tá n e a y no refleja o están influidas


X I. E l problema de la muerte en teología p o r ellas.
y en ciencias naturales E n lo q u e conciern e a la p ro to lo g ía b íb lica y al «pecad o
o riginal», h a b ría q u e p re g u n ta r con m ay o r p recisió n si estas
afirm aciones se refieren re alm en te a d ete rm in a d o s h o m b res
in d iv id u ales del com ienzo cronológico (o a u n a p rim e ra p o ­
1. ¿Es la muerte consecuencia del pecado? blación, si no es o b lig ad o m a n te n e r el m o n ogenism o) o «al
h o m b re» de c u a lq u ie r ép o ca y lu g ar, si la c a íd a del p araíso
E n conexión con la inserción del h o m b re en la evolución de p o d ría id en tificarse o b jetiv am en te con u n a ru p tu ra m u y p ro ­
la v ida, el esp ecialista en ciencias n a tu ra le s p re g u n ta rá al teó­ fu n d a, de tipo social y c u ltu ra l, q u e in a u g u ra u n a n u ev a si­
logo cóm o d eb e e n te n d e r la tesis teológica de q u e la m u erte tu ació n «p ecam in o sa» de la h u m a n id a d . T a m b ié n h a b ría q u e
es el salario del p ecado com etido al com ienzo de la h isto ria p re g u n ta r si el p ecad o o rig in al es d esd e el com ienzo u n «no»
de la h u m a n id a d . C u a lq u ie ra q u e sea la form a co n c reta en de la h u m a n id a d h istó rica a su o rien ta ció n « so b re n a tu ra l»
q u e las ciencias n a tu ra le s ex p liq u en la m u erte en el ám b ito h ac ia D ios, «no» que, si h a b ía y a lib e rta d , es co n ceb ib le en
biológico, ésta se h a b ría d a d o antes de la hom in izació n y el las c irc u n sta n cias q u e, según la a c tu a l an tro p o lo g ía científico-
h o m b re p a rtic ip a ría de ella en c u a n to m iem b ro de u n a v ida n a tu ra l, se d a b a n en las p rim e ra s fases su b sig u ien tes a la h o ­
so m etid a a la ley de m u erte. El esp ecialista en ciencias n a tu ­ m inización.
rales co n clu irá q u e a q u í no cabe u n a c a u sa lid a d del pecado,
a no ser q u e se p o stu le a rb itra ria m e n te u n a in terv en ció n m i­
lag ro sa de D ios, q u e h a b ría cread o u n p a ra íso p a ra el h o m ­ 2. Una distinción basada en motivos teológicos
bre, cosa q ue, h o n ra d a m e n te , no es co m p atib le con los h a ­
llazgos d e la p aleontología. C o m o n o es p o sib le re so lv e r to d a s e sta s cu e stio n e s, q u iz á
A q u í no vam os a a b o rd a r el p ro b le m a teológico del estad o q u e p a r e s p o n d e r a q u í a la p r e g u n ta en los té rm in o s s i­
original ni el d e la in te rp re ta c ió n d e l a s ' afirm aciones de la guientes, sin d u d a d e m a sia d o form ales: p re scin d ie n d o to ta l­
p ro to lo g ía bíblica. D e este co n ju n to de p ro b lem a s, sólo e stu ­ m e n te d e las c ien c ias n a tu ra le s y d e la p a le o n to lo g ía m o ­
d iarem o s la cu estió n de la m u e rte en c u a n to consecuencia d e rn a , el teólogo no p u ed e n e g a r q u e la h isto ria de lib e rta d
del p e c a d o . E s ta c u e stió n es y a o sc u ra y difícil p o rq u e la del h o m b re in d iv id u a l en su relació n con D ios no h a b ría d u ­
su p u e sta ca u sa d e la m u erte , el p ecad o original, a u n q u e es ra d o e te rn a m e n te , sino q u e, p o r la m ism a n a tu ra le z a de la li­
un d o g m a del C oncilio de T re n to , co n stitu y e en la teología b e rta d , h a b ría estad o o rie n ta d a h ac ia un final con c a rá c te r de
a c tu a l u n te m a m uy espinoso y recibe in terp re tacio n es m uy cu lm in ació n . E n c u a n to co n su m ació n d efin itiv a d e la h isto ria
diferentes, cu a n d o no u n a n egación explícita. de lib e rta d , la « m u erte» se h a b ría d a d o n ec esaria m e n te siem ­
Es claro q u e la E sc ritu ra d escrib e con im ágenes m ito ló ­ pre; en el «p araíso » , tal com o se concibe tra d ic io n a lm e n te , el
gicas el estad o original, cosa q u e o cu rre incluso en la teolo­ h o m b re no h a b ría vivido — ni h a b ría q u e rid o vivir— e te rn a ­
gía p au lin a. P o r esta razó n es ya difícil d istin g u ir con ex acti­ m ente. D e a h í q u e, y a p o r m otivos p u ra m e n te teológicos, la
tu d en los relato s protológicos e n tre el co n ten id o re alm en te m u erte sólo sea « salario del pecad o » en c u a n to q u e im p lica
afirm ad o y el ro p aje literario . El recurso a las declaracio n es u n a d e te rm in a d a fo rm a de m o rir, no p o rq u e c o n stitu y a el té r­
d el m a g is te rio p u e d e a y u d a r a d is tin g u ir esos dos a s p e c ­ m ino d e la h isto ria de lib e rta d en el final biológico.
tos, p ero es posible q u e no b aste p o rq u e , a veces, tam b ién L a m u e rte tie n e m u c h o s a sp e c to s — q u e no es p re ciso
las d eclaracio n es del m ag isterio tra n sm ite n expresiones m i­ a n a liz a r a q u í— esp ecíficam en te h u m an o s, ex istenciales, no

84 85
U N IV E R S O - T IE R R A - H O M B R E

deriv ab les ex clu siv am en te de su n a tu ra le z a biológica. P or eso


X II . La magnitud del universo
cab e p e n sa r q u e alg u n o s d e tales aspectos sólo se d en en y
p o r la situ ació n del h o m b re caído y q u e no h a b ría n sido ex­ como problema existencia! y teológico
p e rim e n ta d o s ni sufridos sin el pecado. Si tal d istin ció n no
p u e d e e v ita r s e y a p o r m o tiv o s te o ló g ic o s, el e s p e c ia lis ta
en ciencias n a tu ra le s p u ed e a firm a r tra n q u ila m e n te q u e la
m u erte, en la m ed id a en q u e es accesible a sus conocim ientos 1. E l extravío en el cosmos, expresión y mediación
em píricos, se d a in dependientem ente del pecado y constituye de una experiencia radical de la contingencia
u n a p a rte de la h eren cia del p asa d o biológico d e la h u m a n i­
d a d , sin q u e p o r eso d e b a d ecir q u e la form a c o n c reta de la O tr a cuestión q u e no pod em o s p a s a r p o r alto en este a rtíc u lo
m u erte h u m a n a no tiene n a d a q u e v er con el p ecad o de la es la re la tiv a a la m a g n itu d del un iv erso , tal com o la conci­
h u m a n id a d ni p u ed e ser en m odo alg u n o el salario del p e ­ ben hoy las ciencias n a tu ra le s. Es cierto q u e en este p ro b lem a
cado, com o afirm a P ablo. no h ay ni el m en o r asom o de co n tra d icció n d ire c ta e n tre las
¿C óm o c o n c re ta r esta solución a b s tra c ta y form al d e n u e s­ afirm aciones de las ciencias y las d e la teología, p u esto q u e la
tro p ro b le m a y cóm o h a c e r inteligible su contenido? T o d o teología n u n c a h a fo rm u lad o afirm acio n es precisas so b re la
esto es co m etid o d e u n a definición ex acta del «p ecad o origi­ m a g n itu d del universo . Sin em b arg o , esta cu estió n e n c ie rra
n al» y no in te re sa y a al esp ecialista en ciencias n a tu ra le s en u n a d ificu ltad no desd eñ ab le.
c u a n to tal. C o m o h o m b re, ta m b ién él m u ere en u n a situ ació n P or lo m enos m ien tras estuvo v igente la concepción geo­
ex tern a e in te rn a e n tre cuyos co n stitu tiv o s fig u ra el p ecado c é n trica del universo, en la v iv encia in g en u a del cristian o el
o rig in al, y esa situ ació n re p e rc u te en su m u erte en las m ás cosm os era o b v iam en te la m o ra d a de su existencia, a b a rc a b le
d iv ersas direccio n es (—* ag o n ía y asisten cia a los m o rib u n d o s; con la m ira d a y c read a p o r D ios p a ra él y p a ra su h isto ria
cu lp a y p ecado; m u e rte y resurrección; sufrim iento). salvífica, u n a m o ra d a q u e h a b ía sido c o n s tru id a p a r a él y es­
ta b a a su servicio. Es cierto q u e tam p o co en esta ép o ca h a b ía
e n c o n tra d o u n a e lab o ració n p le n a m e n te a rm ó n ic a la co n cep ­
ción del cosm os q u e d e te rm in a b a las vivencias religiosas; así,
h a b ía ciertas d ificu ltad es p a r a s itu a r en ella a los ángeles, ya
q u e, p o r ser esp íritu s p u ro s, no re s u lta b a fácil asig n arles un
lu g a r en el edificio del cosm os y, p o r o tro lad o , ten ían q u e v i­
v ir en u n a de las esferas celestes. Sin em b arg o , c u a n d o S uá-
rez — p o r c ita r u n ejem plo— e n m a rc a la « ascensión d e C risto
al cielo e m p íre o » en la a n tig u a co n c e p c ió n del u n iv e rso y
llega a p re g u n ta rse si el C risto glorioso m o ra en la c a p a m ás
a lta del cielo o p o r en cim a de ella, se ve h a s ta q u é p u n to la
a n tig u a concepción del m u n d o e s ta b a a m a lg a m a d a con los
d ogm as cristian o s, a m a lg a m a q u e c u lm in a b a en la id ea de
q u e los v o lcan e s co n o c id o s tie n e n a lg u n a re la c ió n con el
fuego del infierno.
H oy el c ristian o tien e q u e vivir en un p la n e ta m in ú scu lo
d e n tro de un sistem a so lar q u e, a su vez, fo rm a p a rte d e u n a

86 87
U N IV E R S O - T IE R R A - H O M B R E ¿V ID A H U M A N A EN O T R A S ESTRELLA S?

g alax ia con d im en siones m en su ra b le s en cientos d e m iles de b re en g en eral te n d rá n q u e c o m p re n d e r con m ay o r c la rid a d y


años luz y con tre in ta m il m illones d e estrellas, la cual es sólo de form a m ás ra d ic al q u e, p o r el m ero hech o de reconocer y
u n a m ás e n tre el m illar de m illones q u e, según los cálculos, aceptar su ex trav ío en el cosm os, se sitú a n p o r en cim a de él y
co m p o n en el universo. A la vista de tal universo, el h o m b re p u e d e n vivirlo com o ex p resió n y m ed iació n d e esa su p re m a
no p u ed e co n sid erarse fácilm ente com o el ser p a ra el cual ex p erien cia d e la co n tin g en c ia q u e, en v irtu d d e su vieja fe,
existe el cosm os. E n u n universo sem ejan te, de p ro porciones d e b e n se n tir y a c e p ta r com o c ria tu ra s finitas a n te el D ios infi­
g ig an tescas, re alm en te in im ag in ab les, el h o m b re p u ed e ten er nito. D esde este p u n to de v ista, cab e a firm a r q u e el un iv erso
la sen sació n d e ser un fenóm eno episódico y m arg in a l, sobre se h a hecho «m ás teológico» p a r a el h o m b re, es d ecir, q u e lo
todo si sab e q u e es el re su lta d o d e u n a evolución q u e h a de re m ite con m ay o r fuerza q u e a n tes a la ex p erien cia y la a c e p ­
tra b a ja r con m ú ltip les e im p ro b ab les ev e n tu a lid a d es. tació n d e su condición c re a tu ra l.
El h o m b re con u n a m e n ta lid a d m a rc a d a p o r las ciencias P a rtie n d o d e ahí, es posible in te rp re ta r la sensación de
n a tu ra le s se s e n tirá en este asp ecto a sa lta d o p o r u n vértigo v értigo cósm ico com o u n m o m en to del d esarro llo de la co n ­
existencial to d av ía m ay o r c u a n d o tra te de co m p re n d e r q u e el ciencia teológica del h o m b re. Si la a c tu a l co nciencia científica
V erb o etern o de D ios, q u e im p u lsa ese m illar de m illones de del h o m b re d a p o r se n ta d o (a u n q u e en re a lid a d no esté tan
g alax ias, se h a h echo h o m b re en este m in ú scu lo p la n e ta , p e r­ claro) q u e el estu d io científico del u n iv erso n u n c a p o d rá te r­
d id o com o u n a m o ta de polvo en un rincón c u a lq u ie ra del m in a r y si, a la luz de la teología de la rad ical in co m p re n sib i­
universo. E sta sen sación de vértigo, re p rim id a n a tu ra lm e n te lidad de D ios, esta convicción se tra n sfo rm a en un d a to teo ló ­
p o r la conciencia de las cosas co tid ian as, no se p u ed e ev itar gico, entonces la ex p erien cia de u n a especie de in m en sid ad
m ed ian te las su blim es reflexiones q u e la física m o d ern a , irre ­ del cosm os sólo es, en cierto m odo, el eq u iv ale n te esp acial de
m ed iab lem en te c a d a vez m enos in tu itiv a , p u ed e h a c e r sobre tal in co m p re n sib ilid ad , un eq u iv ale n te q u e (n a tu ra lm e n te , a
el tie m p o y el esp a cio . U n ic a m e n te c a b e p r e g u n ta r cóm o posteriori) en re alid ad c a b ía esp erar.
p u ed e el cristian o m edio, o el h o m b re de la calle, a c o stu m ­ L a su stitu c ió n de un e n ra iz a m ie n to esp acial del h o m b re
b ra rse poco a poco a este ex trav ío en el cosm os. P o rq u e lo p o r un d e sa rra ig o espacial q u e refleja el c a rá c te r de su exis­
q u e p o r o tra s razo nes cree sobre sí m ism o, sobre su d estin o y ten cia religiosa co n stitu y e, en el fondo, un m o m en to legítim o
so b re su g ra n d e z a no q u e d a d ese n m a sc a ra d o com o falso por del d estin o del ho m b re. P or o tra p a rte , el hecho de q u e la fí­
esta su sp en sió n en un u n iverso gigantesco (las razones de la sica m o d e rn a in te n te d e te rm in a r la m a g n itu d fin ita del u n i­
teología son, c u a n d o m enos, tan sólidas com o las de la física verso co n stitu y e u n a p ru e b a m ás de la sin g u la rid a d del esp í­
m o d ern a , si bien u n as y o tras re q u ie ren u n a a c titu d ú ltim a ritu fre n te a la m a te ria , el c u a l p u e d e c o n tra p o n e rs e a sí
d ife re n te p a r a se r c o m p re n d id a s d e fo rm a e x iste n c ia l). El m ism o y a su m u n d o , con lo q u e q u e d a p a te n te la fin itu d
único p ro b lem a es cóm o pu ed en coexistir en la m ism a co n ­ c re a tu ra l del m u n d o , pese a la sensación de in m en sid ad q ue
ciencia las dos concepciones del m u n d o sin q u e n in g u n a de su scita en el h o m b re (—» a n g u stia y co n fian za cristian a ; a u to ­
las dos a b s o rb a p a ra ella sola, y en d e trim e n to de la o tra, n o m ía y condición c re a tu ra l; ex p erien cia de la co n tin g en cia y
to d a la en erg ía existencial del h o m b re. p re g u n ta p o r el sentido; m u n d o técnico-científico y creación).
A n te todo, es preciso a c e p ta r y s o p o rta r seren am en te esta
situ a c ió n , m á x im e c u a n d o , en sus d ec isio n e s e x iste n c ia le s,
ta m b ién el h o m b re con sen sib ilid ad científica (a u n q u e no sea 2. ¿Vida corpóreo-espiritual en otras estrellas?
cristian o ) se to m a m ás en serio, in ev itab le y a c e rta d a m e n te ,
d e lo q u e su irre le v a n c ia en el co sm o s p a re c e p e rm itirle . E n este c o n te x to no p o d e m o s p a s a r p o r a lto u n a c u e stió n
A d em ás, hoy, y so b re to d o en el fu tu ro , el c ristian o y el h o m ­ q u e, si bien no es e n te ra m e n te n u ev a, h a v u elto a p la n te a rse
88 89
U N IV E R S O - T IE R R A - H O M B R E
¿V IDA H U M A N A EN O T R A S ESTRELLAS?

en n u estro s días: ¿son concebibles en otros «astro s» seres cor- m en te se ñ a la rá q u e la revelación c ris tia n a tien e com o fin la
p ó reo -esp iritu ales iguales o sem ejan tes al hom bre? salvación del h o m b re y no d a r re sp u estas a cu estiones que,
L as ciencias n a tu ra le s no p o d rá n d a r n in g u n a re sp u e sta a en re alid ad , no afectan g ra n cosa a la realizació n de la salv a­
la pregunta por el hecho. En lo q u e concierne a la posibilidad co n ­ ción en lib ertad .
creta, tam p o co p arece posible u n a re sp u e sta seg u ra, ya q u e
d ifícilm ente p u ed e h acerse un cálculo q u e co n ju g u e la p ro b a ­
b ilid ad , d e riv a d a del in g en te n ú m ero d e estrellas, y la dificul­
ta d d e la evolución d e la v id a h a sta la a p a rició n d e un « h o m ­
bre».
P ero p arece legítim o a firm a r que, en c o n tra ste con la a n ti­
g u a im ag en del m u n d o , hoy no p u ed e excluirse la p o sib ilid ad
teó rica d e u n a evolución de la v id a h a sta u n a conciencia in te­
ligente, so b re to d o p o rq u e sería u n a concepción an tro p o m ó r-
fica p e n sa r q u e el D ios c re a d o r im p u lsa la evolución cósm ica
en u n p u n to del universo h a s ta un nivel en el q u e se d a la
p o sib ilid ad in m e d ia ta de u n a v ida esp iritu al y, luego, in te­
rru m p e a rb itra ria m e n te tal evolución. P or o tra p a rte , la d o c­
trin a tra d ic io n a l so b re los ángeles nos re c u e rd a q u e ta m b ién
la teología clásica c u e n ta con la coexistencia de o tra s c ria ­
tu ra s p e rso n a le s con el h o m b re y, p o r ta n to , c ierto s p ro ­
blem as teológicos no se p la n te a n p o r p rim e ra vez a ca u sa de
n u e s tra p re g u n ta (d estin o co m ú n a u n a m ism a m eta, C risto
com o ca b eza d e to d a la creación, etc.).
Si alg u ien q u iere seg u ir esp e cu lan d o sobre este p ro b lem a ,
re alm en te m u y alejad o de n u e stra s preo cu p acio n es existen-
ciales, p o d rá a firm a r q u e tales seres corpóreos esp iritu ales d e ­
b erían te n e r u n a d e term in a ció n so b re n a tu ra l en in m ed iatez
con D ios (pese al c a rá c te r g ra tu ito d e la g ra c ia ), p ero que,
n a tu ra lm e n te , no so tros no podem os sa b e r n a d a sobre la p re ­
su m ib le h is to ria d e lib e rta d de d ic h o s seres. T e n ie n d o en
c u e n ta la in m u ta b ilid a d de D ios en sí m ism o y la id e n tid a d
del V erb o , no se p o d rá d e m o stra r q u e es a b so lu ta m e n te in ­
co n ceb ib le u n a e n c arn a ció n re p e tid a en d istin ta s h isto rias de
salvación.
H em o s d icho todo esto con el único p ro p ó sito d e m o stra r
q u e la teología no tiene p o r q u é fo rm u lar un veto ab so lu to
c o n tra u n a h isto ria e sp iritu al en otros astros. U n teólogo difí­
cilm en te p o d rá d ecir algo m ás so b re esta cuestión. Ú n ic a ­

90 91
H IS T O R IA D E LA SA L V A C IÓ N E H IS T O R IA D E L C O SM O S

X II I . Historia humana de la salvación hem os m en cio n ad o v arias veces: d a d a la p lu ra lid a d o rig in aria
de los conocim ientos h u m an o s, no es de e sp e ra r de a n te m a n o
e historia natural del cosmos q u e p o d am o s o d eb am o s lleg ar siem p re a u n a síntesis p o si­
tiv a de afirm aciones n u e stra s en p rin cip io d isp ares; p o r tan to ,
la au se n cia de tal síntesis no es m otivo p a ra n eg a r u n a p a rte
de lo no sin tetiz ad o y, p o r con sig u ien te, no es lícito re c h a z a r
P a ra co n cluir, vam os a ex a m in a r si la h isto ria salvífica del las afirm aciones legítim as d e u n a escatología ex istencial p o r­
h o m b re, tal com o la conciben la fe y la teología, p u ed e e n ­ q u e no sepam os sin tetiz arlas p o sitiv a m e n te con n u estra s ideas
m a rc a rse en la evolución y la h isto ria n a tu ra l del universo sobre la h isto ria del cosm os.
en tero . A lgunos aspectos de este tem a se h a n to cad o ya. A q u í D e todos m odos, el cristian ism o no p u ed e d ecir de a n te ­
no es posible ex p licitar m uchos d e ellos; sin em b arg o , q u e ­ m an o q u e las afirm acio n es escatológicas sobre u n a v id a p e r­
rem os s e ñ a la r alg u n as cosas. sonal etern a, sobre la glorificación del cu erp o , etc., no tien en
El h echo d e q u e d e n tro de la evolución u n iv ersal y de la n in g u n a re la c ió n con el cosm o s m a te ria l, y a q u e h a y u n a
h isto ria se dé u n a h isto ria de lib e rta d de seres corpóreos y es­ id e n tid a d e n tre el h o m b re de este m u n d o y el b ie n a v e n tu ­
p iritu a lm e n te p e rso n a le s (lla m a d o s h o m b re s) q u e tie n e el rad o , y p o rq u e creem os en la resu rrecció n d e la c a rn e y esp e­
un iv erso en tero com o p re su p u e sto y á m b ito existencial e in ­ ra m o s u n a « n u e v a tie rra » , y no es lícito « d e sm ito lo g iz a r»
cluso (en diferen tes grad o s) com o u n elem ento in trín seco (a tales afirm aciones h a s ta el ex trem o de tra n s fo rm a r en su co n ­
trav és d e la co rp o re id a d y la sen sib ilid ad ) no co n stitu y e en tra rio lo q u e en últim o térm in o q u iere n decir. S eñalem os de
p rin cip io u n a d ificu ltad , siem p re q u e no se co n cib an la m a te ­ paso q u e estas dificultad es se ag ra v a n p o r el h echo de q u e la
ria y el esp íritu com o dos m ag n itu d es a b so lu ta m e n te d isp ares teo lo g ía c a tó lic a n o p u e d e h a c e r m ás a c e p ta b le s las re a li­
y a n tité tic a s, sino q u e se considere la m a te ria com o algo ú lti­ d ad e s escatológicas afirm a d as p o r la fe situ án d o las, com o p u ­
m a m e n te e sp iritu alizab le y o rd e n a d o al esp íritu (conciencia) ra m e n te fu tu ra s, al final d e la h isto ria del u n iv erso o de la
e incluso com o u n co n stitu tiv o in trín seco (a u n q u e en g rados h isto ria d e la h u m a n id a d . Al m enos, el C risto re su cita d o (y
esen cialm en te d istin to s) d e la e s p iritu a lid a d c read a , cosa q u e M a ría ) d eb e ser co n sid erad o com o u n a re a lid a d del m u n d o
la fe cristian a , m ás q u e p ro h ib ir, sugiere. existente y a en fo rm a g lorificada. ¿Se p u ed e y se d eb e p e n sa r
L a d ific u lta d d e e n te n d e r la h is to ria salv ífica c ris tia n a q u e tal re a lid a d se h alla to ta lm e n te se p a ra d a del u n iv erso y
com o u n m o m en to m ás, a u n q u e específico y m uy elevado, de d e su m ateria lid a d ?
la h isto ria del cosm os reside en q u e el « resu ltad o » d e tal h is­ U n a concepción a c tu a l de la m a te ria y d e su u n id a d en
to ria salvífica no a d m ite hoy (al m enos a p a re n te m e n te ) u n a form a de cam pos p la n te a al teólogo p ro b lem a s nuevos, q u e
lo calización en el cosm os (de las ciencias n a tu ra le s m o d ern as) éste d e b e rá a b o rd a r de alg ú n m odo, a u n q u e en re a lid a d no
y, p o r o tra p a rte , la fe c ristia n a , p o r el d o g m a de la « re su ­ p u e d a resolverlos p o sitiv a m e n te y ten g a q u e a d m itirlo sin re ­
rre c c ió n d e la c a rn e » , p a re c e p ro h ib ir s itu a r ta l re s u lta d o servas.
fuera del cosm os m ateria l. L a teología del p asa d o no ten ía P or o tro lado, es preciso a firm a r lo siguiente: la h isto ria
p ro b le m a s en este p u n to : s a b ía q u é lu g a r o c u p a b a n en el de lib e rta d in h e re n te a la co n stitu ció n e sp iritu a l del su jeto li­
cosm os accesible a la ex p erien cia el C risto re su cita d o , los á n ­ bre y la im p licació n del m u n d o en ella co n stitu y en u n hecho
geles, los b ie n a v e n tu ra d o s, los dem onios y el infierno. E n la em pírico. Q u ie n estab lece u n a evolución u n iv ersal com o es­
a c tu a l con cep ció n evolutiva del u niverso son im p en sab les se­ q u e m a básico de la re a lid a d m u n d a n a y de su in te rp re ta c ió n ,
m ejan tes lugares. tiene q u e e n c u a d ra r tal hech o en esta concepción del m u n d o :
A q u í cab e, n a tu ra lm e n te , a p e la r a u n p rin cip io q u e ya deb e a firm a r q u e, m e d ia n te u n a evolución teleológica (pese a

92 93
U N IV E R S O • T IE R R A - H O M B R E
H IS T O R IA D E LA SA L V A C IÓ N E H IS T O R IA D E L C O S M O S

todos los a z are s), la re alid ad en su to ta lid a d se h a d e sa rro ­ con la m a te ria , su glo ria no co n stitu y e un a rg u m e n to c o n tra
llad o h ac ia la h isto ria de lib e rta d y q u e esta h isto ria (en m u ­ lo q u e a c ab am o s d e d ecir).
chos aspectos y a in su p era b le ) co n stitu y e el térm in o h ac ia el D esde esta p ersp ectiv a, h a b ría q u e re c o rd a r al esp ecialista
q u e, p o r la a u to tra sc e n d e n c ia , se e n c a m in a b a n las fases p re ­ en ciencias n a tu ra le s q u e no tiene d erech o a so sten er q u e el
cedentes. m u n d o m a te ria l te rm in a rá en el ag u jero neg ro de la n a d a ,
E n esta p ersp ectiv a no es s o rp re n d e n te la p o sib ilid ad de p o r ejem plo com o con secu en cia de u n colapso de la g ra v ita ­
d esarro llo s erró n eos, d e callejones sin salid a y de ca íd a s com o ción. D el m ism o m od o q u e no tien e el d erech o ni la o b lig a­
las q u e co n te m p la la h isto ria teológica de la salvación. P or ción d e p re g u n ta r p o r lo q u e h ay m ás allá de la explosión
o tra p a rte , no es preciso d e te rm in a r en q u é p u n to del tiem po inicial, tam p o co es ta re a su y a e sp e cu lar so b re un final a b so ­
y del espacio se p ro d u jo la a u to tra sc e n d e n c ia d e la evolución luto d e to d a la re alid ad m ateria l.
del m u n d o q u e cu lm in ó en u n a h isto ria de lib e rta d . E n todo S u p u e s ta e s ta in s e rc ió n — p e r f e c ta m e n te c o n c e b ib le ,
caso, se p ro d u jo d e n tro de n u e stro á m b ito experiencial. c u a n d o m enos— d e la h isto ria d e la salv ació n en la evolución
Si en este m arco, y con estos presupuestos, la revelación u n iv ersal del cosm os, la fe c ristia n a a ñ a d e lo siguiente: com o
c ristia n a (cuya ex acta n a tu ra le z a form al no es preciso a n a li­ en tal evolución, re c ta m e n te en te n d id a , h ay q u e c o n ta r con
z a r aq u í, p ero q u e, en todo caso, no im p lica u n a n u ev a in te r­ so rp resas, d esarro llo s erró n eo s y callejones sin salid a, la fe
vención m ilag ro sa d e D ios, sino q u e se efectúa lib rem en te en c ristia n a , con u n o p tim ism o b asa d o en la g ra cia de D ios y ca­
n u e stro á m b ito experiencial siem p re q u e se d a la trasc en d en - p az d e s u p e ra r cu a lq u ie r p esim ism o, de suyo ex plicable, d e­
ta lid a d ilim ita d a del e sp íritu cread o ) afirm a q u e la evolución clara que la evolución del m undo, en su fase de historia espi­
q u e c u lm in a en el e sp íritu vuelve a su p erarse d e hecho (m e­ ritu a l, no sólo puede teó ric am en te lleg ar a la in m ed iatez con
d ia n te lo q u e llam am o s g ra cia y g loria) p a ra lleg ar a la in m e­ D ios, sino q u e h a e n tra d o ya en u n a fase a trav és de la cual
d iatez con el D ios ab so lu to , en tonces esto, a u n q u e es un d a to esa m eta se a lc a n z a rá irre v ersib lem en te en lo q u e con ciern e
exclusivo de la revelación, p u ed e in te rp re ta rse com o u n a p ro ­ al c o n ju n to d e la h isto ria d e lib e rta d (sin h a c e r afirm aciones
lon g ació n de la evolución u n iv ersa l q u e, .bajo el d in am ism o teóricas so b re el in d iv id u o ), y no se p ro d u c en caíd as ni e s ta n ­
del p ro p io D ios, c a m in a h a c ia el esp íritu , el cual tiene u n a cam ien to s, d e suyo posibles. P a ra el cristian o , esta irrev ersib i-
relació n in m e d ia ta con D ios. El d o g m a d e la resu rrecció n de lid a d y esta lleg ad a seg u ra d e la evolución y d e su h isto ria de
la c a rn e im p id e al teólogo p e n s a r q u e, en tal evolución, la lib e rta d e stán im p lica d as en el d o g m a de q u e J e s u c ris to es el
m a te ria es u n a sim ple ra m p a d e la n z a m ie n to o la p rim e ra «Logos d e D ios en c arn a d o » , la p ro m esa irrev o cab le de salv a­
fase d e un m o v im iento q u e luego se d eja a trá s o se a b a n d o n a ción h ech a p o r D ios en J e s ú s d e N a zare t.
sin m ás. E n n u e stro contex to es p a rtic u la rm e n te im p o rta n te el h e­
cho d e q u e el p u n to en q u e D ios a b ra z a irrev o cab le y d efin i­
A u n q u e no es posible d efin ir p o sitiv a m e n te el p ap e l y la tiv am en te, m e d ia n te u n a a u to co m u n ica ció n su p re m a , lo o tro
función de lo m a te ria l en la fase final del esp íritu , co n sisten te de su creación no es c a ra c te riz a d o com o esp íritu , sino com o
en la u n ió n in m e d ia ta con el esp íritu ab so lu to , el d o g m a de carn e. E ste hecho co n stitu y e p a r a el cristian o u n a g a ra n tía de
la resu rrecció n de la ca rn e, según el cual la m a te ria q u e d a q u e la h isto ria salvífica está in se rta en la h isto ria del cosm os
a s u m id a en la p le n itu d definitiva e in su p e ra b le d e la c ria tu ra en c u a n to tal, a u n q u e sig an sin reso lv er m u ch as cu estiones
esp iritu al, re p re s e n ta u n a apoteosis de la m a te ria q u e u n m a ­ so b re la form a en q u e p u e d e efectu arse tal in serció n . L a teo ­
terialism o m ezq u in o ni siq u iera se atre v e a im ag in ar. (N o­ logía y las ciencias n a tu ra le s , p o r m ás q u e d e b a n d istin g u irse
tem os d e p aso q u e si, en u n a lín ea p lató n ica, p ero n< ajen a a y d eslin d arse e n tre sí con c la rid a d y precisió n , e stán ín tim a ­
la B iblia, se a d m ite q u e los ángeles tienen a lg u n a relación m en te re la c io n a d a s, p o rq u e el h o m b re en su in te g rid a d , q u e

94
95
U N IV E R S O - T IE R R A HOM BRE

es n a tu ra le z a , so p o rta la n a tu ra le z a y cu ltiv a las ciencias n a ­ Bibliografía


tu rale s, está llam ad o a la salvación, q u e es el m ism o Dios in ­
co m p ren sib le (—» h isto ria del m u n d o e h isto ria d e la salv a­
G . Altner, Schöpfiingsglaube und Entwicklungsgedanke in der protestantischen Theo­
ción; m u erte y resurrección; naturaleza e historia; reconciliación
logie zwischen E m st Haeckel und Teilhard de Chardin (Z u ric h 1965).
y red en ció n ).
H . A n d ré , N atur und M ysterium. Schöpfungskosmologische Prolegomena
heute (Ein siedeln 1959).
K arl Rahner M . A rra n z , Las modernas cosmovisiones científicas ante lo trascendente: R e­
ligión y C u ltu ra 27 (1981) 315-328; 397-412; 567-582; 647-662.
[T raducción: J . Rodríguez de Ribera] L . A . B a ily/ L . E . Peterson (ed s.), X -ray Astronomy (O x fo rd 1979).
J . Balta Elia s, Origen y evolución del universo, en M . C ru sa fo n t y otros
(eds.), La evolución, pp. 110-160.
G . T . B ath, The State o f the Universe (O x fo rd 1980).
B. B a vin k , Weltschöpfung in M ythos und Religion, Philosophie und N atur­
wissenschaft. O b ra postum a ed. p or A . W e n zl (M u n ic h 1950).
U . Becker/R. Sauerm ost (e d s.), Erforschter Weltraum. Ein Sachbuch der
modernen Astronomie ( F r ib urgo 1976).
W . B itte r (e d .), Evolution. Fortschrittsglaube und Heilserwartung (S tu tt­
gart 1970).
F. B lanco, Las convicciones filosóficas de Werner K a rl Heisenberg sobre
D ios: S tudium 17 (1977) 307-326.
P. B lum (e d .), Evolution der Planetenatmosphären und des Lebens (B o n n
1980).
H . B o n d i, Cosmology (C a m b rid g e 1961; trad, española: Cosmología,
Barcelona 1970).
M . B o rn , Experiment and Theory in Physics (C a m b rid g e 1943).
C . Bresch, Zwischenstufe Leben. Evolution ohne Ziel? (M u n ic h -Z u ric h
1977).
K. Broda, The Evolution o f the bioenergetic Processes (O x fo rd "1978).
W . Broker, D er Sinn der Evolution. Ein naturwissenschaftlich-theologischer
Diskussionsbeitrag (D ü sse ld o rf 1967).
F. B üchne r, Z u r Evolution des Menschen: Z u fall oder Plan?: Scheide­
wege 6 (1976) 277-305.
K . v. B ü lo w y otros, D ie Entwicklunsgeschichte der Erde (L e ip z ig 1962).
M . C a lv in , Chemical Evolution, molecular Evolution towards the Origin o f
living Systems on the Earth and elsewhere (N ueva Y o rk 1969).
M . M . C a rre ira , E l creyente ante la ciencia (M a d rid 1982).
— E l universo según la astronomía: S illa r 1/3 (1981) 19-32; 2/7 (1982)
283-296; 3/11 (1983) 31-53.
G . S. C a rte r, A nim al Evolution (L o n d re s 1954).
J . C h a ro n , Cosmology (N u e va Y o rk 1970; trad, española: Cosmología.
Teorías sobre el universo, M a d rid 1970).

97
96
U N IV E R S O - T IE R R A - H O M B R E B IB L IO G R A FÍA

M . C la ra , Entwicklungsgeschichte des Menschen (H e id e lb e rg 61967). A . H . H a lla m (e d .), Patterns o f Evolution illustrated by the fo s sil Record
M . Crusafont/B. M eléndez/E. A g u irre (eds.), La evolución (M a d rid (Am sterdam 1977).
21974). W . H a rtm a n n , Astronomy, the cosmic Journey (Belm ont 1978).
P. Decker, Evolution in offenen Systemen (U lm 1974). W . H eisenberg, D iálogos sobre la fisica atómica (M a d rid 1972).
A . D eissler y otros, Evolution und christliches W eltbild (V e rö ffe n tlich u n ­ — M á s allá de la fisic a . Atravesando fronteras (M a d rid 1974).
gen der K a th . Akadem ie der Erdiözese F re ib u rg 1; K a rlsru h e W . H e itle r, Naturphilosophische Streifzüge. Vorträge und A ufsätze
1966). (B rau nschw eig 1970).
B. D elfgaauw , Teilhard de Chardin und das Evolutionsproblem (M u n ic h S. v. H o e rn e r/ K . Schaifers, Meyers Handbuch über das W eltall (M a n n ­
1964). heim 51973).
S. F. Derm ott (ed .), The Origin o f the solar System (N ueva Y o rk 1974). F. H o y le , D a s Grenzenlose A ll (C o lo n ia 1951).
F . Dessauer, D er F all G alilei und W ir (F ra n cfo rt 21957; trad, cata­ — Galaxies, Nuclei and Quasars (N u e v a Y o rk 1965).
lana: E l cas de G alilei I Nosaltres, Barcelona 1957). E . A . H u b b le , The realm o f the nebulae (N u e va Y o rk 1958).
— Mensch und Kosmos. Ein Versuch (F ra n cfo rt 1949). J . H ü tte n b ü g el (e d .), Gott-Mensch-Universum. D er Christ vor den Fragen
— Begegnung zwischen Naturwissenschaft und Theologie (F ra n cfo rt 1952). der Z eit (G ra z -V ie n a -C o lo n ia 1974).
L . D üm pelm ann, Kreation als ontisch-ontologisches Verhältnis. Zur M eta ­ J . Illie s, Biologie und Menschenbild (F rib u rg o 1975).
physik der Schöpfungstheologie des Thomas von Aquin (F rib u rg o 1969). P. Jo rd a n , D ie Physik und das Geheimnis des organischen Lebens
M . Eigen/P. Schuster, The Hypercycle (B e rlin 1979). (B raunschw eig 1947).
M . Eigen/R . W in k le r, D a s Spiel. Naturgesetze steuern den Z u fa ll ( M u ­ R. W . K a p la n , D er Ursprung des Lebens (S tu ttg a rt 1978; trad, espa­
nich 1976). ñola: E l origen de la vida, M a d rid 1982).
A . E in ste in , D a s Relativitätsprinzip. Reim presión A n n . Physik 1905 W . J . K a u fm an n, Cosmic Frontiers o f general R elativity (Boston 1977).
(L e ip z ig 1913). — Galaxies and Quasars (R ea d in g 1978).
— Teoría de la relatividad (M a d rid 1981). D . H . K e n y / G . Steinm ann, Biochemical Predestination (N u e va Y o rk
— D ie Grundlagen der allgemeinen Relativitätstheorie (L e ip z ig 1916). 1969).
A . E in ste in /L . In fe ld , La fisic a , aventura del pensamiento (Buenos A ire s O . K o e h le r, Z u fall, Notwendigkeit und Planmässigkeit in der Welt des Le­
1939). bendigen (F rib u rg o 1949).
H . E rb e n , D ie Entwicklung der Lebewesen. Spielregeln der Evolution ( M u ­ A . K oestler, D er Mensch-Irrläufer der Evolution (B e rn a -M u n ic h 1978).
nich 2 1976). H . K u h n , en W . H o p p e y otros (eds.), Biophysik-ein Lehrbuch (B e rlin
R . A . Fisher, The gene tical Theory o f natural Selection (D o v e r 1958). 1977).
S. W . F o x / K . Dose, M olecular Evolution and the Origin o f L ife (N u e va G . P. K u ip e r, The Sun (C h ica g o 1954).
Y o rk 1977). G . K u rth (e d .), Evolution und Hominisation. H o rn . G . H e b ere r (S tu tt­
K . v. F risch , D u und das Leben. Eine moderne Biologie f ü r jedermann gart 1962).
(B e rlin 191974; trad, española: T ú y la vida, Barcelona 1970). G . Lem aitre, L ’hypothése de l ’atome p r im itif (Bruselas 21972).
G . G am ow , The Creation o f the Universe (N u e va Y o rk 1961; trad, es­ I Littm a rk (e d .), Science, Industrie and FaithJNaturwissenschaft, Indus­
pañola: L a creación del universo, M a d rid 1963). trie und Glaube (C o nsta nza 1960).
W . F . G u tm a n n / K . B onik, D ie Dynam ik von Selbstorganisation und D es­ K . L o re n z, D as Wirkungsgefüge der N atur und das Schicksal des Menschen.
truktion im heutigen Evolutionsverständnis (M u n ic h 1980). Gesammelte Arbeiten, ed. p or I. E ib l-E ib e s fe ld t (M u n ic h -Z u ric h
T h . H aecker, Was ist der Mensch? D er Christ und die Geschichte. Schöpfer 1978).
und Schöpfung (M u n ic h 1965; trad, española: ¿Qué es el hombre?, S. E . L u ria , Leben-das unvollendete Experiment (M u n ic h 1974; trad, es­
M a d rid 1966). pañola: L a vida, experimento inacabado, M a d rid 1975).
F . P. H a g e r/ A . N itschke/N . H e ro ld /R . E b e rt, Kosmogonie, en J . R it- N. L u yte n (e d .), Aspekte der Hominisation. A u f dem Wege zum Mensch­
te r/ K . G rü n d e r (ed s.), Historisches Wörterbuch der Philosophie I V sein (F rib u rg o -M u n ic h 1978).
(B a sile a-S tu ttga rt 1976) 1144-1153. I'.. M a y r, A rtb e g riff und Evolution (H a m b u rg o -B e rlin 1967).

98 99
BIBLIOGRAFÍA
U N IV E R S O - T IE R R A - H O M B R E

I. S chw idetzky, D as Menschenbild der Biologie. Ergebnisse und Probleme


J . M ittelstrass, Kosmologie, en J . R itte r/ K . G rü n d e r (cd s.), H istori­
der naturwissenschaftlichen Anthropologie (S tu ttg a rt 1971).
sches Wörterbuch der Philosophie I V (B asile a-S tu ttga rt 1976) 1153-
D . W . Sciam a, Modern Cosmology (C a m b rid g e 1975).
1155.
R. Siew ing, Evolution. Bedingungen-Resultate-Konsequenzen (S tu ttg a rt
J . M o n o d , Z u fall und Notwendigkeit. Philosophische Fragen der modernen
1978).
Biologie (M u n ic h 1971; trad. española: E l a za r y la necesidad, B a r­
J . Silk, The big Bang (San Francisco 1980).
celona 1977). J . S ingh, Ideas y teorías fundamentales de la cosmología moderna (M a d rid
A . I. O p a rin , Origins o f Life (N u e va Y o rk 1938). 1974).
— D ie Entstehung des Lebens a u f der Erde (B e rlin 1947). G . L . Stebbins j r . , Evolutionsprozesse (S tu ttga rt 21980).
P. O ve rh a g e /K . R ahner, D as Problem der Hominisation (F rib u rg o P. T e ilh a rd de C h a rd in , E l fenómeno humano (M a d rid 71982).
1961; tra d . e sp a ñ o la : E l p roblem a de la hom in ización , M a d r id — Aufstieg zur Einheit. D ie Zukunft der menschlichen Evolution, ed. por
1973). L . H a flin g e r (O lte n -F rib u rg o 1974).
P. O ve rh a g e , D ie Evolution des Lebendigen (F rib u rg o 1965). C . Tre sm o n ta n t, Ciencias del universo y problemas metafisicos (Barcelona
— D ie biologische Zukunt des Menschen (F ra n cfo rt 1977). 1978).
O . Pedersen, E l D ios del espacio y el tiempo: C o n c iliu m 186 (1983) A . U n s o ld , Physik der Sternatmosphären (B e rlín 21955).
324-336. C . V a c a , La ciencia y D ios: R eligión y C u ltu ra 22 (1976) 677-698.
A . P ortm ann, Vom Usprung des Menschen. Querschnitt durch die For­ G . C . M c V ittie , General R elativity and Cosmology (L o n d re s 2 1965).
schungsergebnisse (Basilea 41958). R . M . W a ld , Space, Time and G ravity: the Theory o f the big Bang and
— D er P feil des Humanen. Über Teilhard de Chardin (F rib u rg o 1960). black Holes (C h ica g o 1977).
— Aufbruch der Lebensforschung (Z ü ric h 1965). M . W aldm eier, Sterne und W eltall (B e rn a -S tu ttg a rt 1967).
H . Precht, D a s wissenschaftliche W eltbild und seine Grenzen (M u n ic h J. C . G . W a lker, Evolution o f the Atmosphere (N u e va Y o rk 1977).
1960). G . v. W ä h le r, Teilhard de Chardin und die moderne Theorie der Evolution
K . R ahner, Grundkurs des Glaubens. Einführung in den B eg riff des Chris­ (S tu ttga rt 1966).
tentums (F rib u rg o 1976; trad. española: Curso fundam ental sobre la S. W einb erg, The fir s t three minutes (N u e va Y o rk 1977; trad, espa­
f e , Barcelona 2 1979). ñola: Los tres primeros minutos del universo, M a d rid 1978).
— Naturwissenschaft und Theoloeie: Stim m en der Z e it n.° 8 (1981) C . F . v. W eizsäcker, La imagen física del mundo (M a d rid 1974).
507-514. V . v . W eizsäcker, A m Anfang schuf Gott Him m el und Erde. Grundfragen
A . Rem ane, D ie Bedeutung der Evolutionslehre f ü r die allgemeine Anthropo­ der Naturphilosophie (G o tin g a 61963).
logie, en H .-G . Gadam er/P. V o g le r, Neue Anthropologie (M u n ic h H . W e yl, Raum, Z eit, M aterie (B e rlin 1918).
1972) 293-325. W . Z im m erm ann, Evolution. D ie Geschichte ihrer Probleme und Erkennt­
R. R ied l, D ie Strategie der Genesis. Naturgeschichte der realen Welt ( M u ­ nisse (F rib u rg o -M u n ic h 1953).
nich 1976).
D . L . R o hlfing (e d .), Molecular Evolution, prebiological and biological
(N u e va Y o rk 1972).
M . R o w an -R o b in so n , Cosmic Landscape (O x fo rd 1979).
N . Schiffers, Preguntas de la físic a a la teología: secularización de la cien­
cia y anhelo de libertad en la salvación (Barcelona 1972).
P. Schooncnberg, Gottes werdende Welt (L im b u rg o 1963).
G . Schram m , Baupläne des Lebens. Probleme und Ergebnisse der Biochemie
(M u n ic h 1971).
E . Schw egler/P. Schneider/W . Heissei, Geologie in Stichworten (K ie l
1969).

100 101
Evolución y creación

Stefan Niklaus Bosshard


Historia y significado de los términos 106 Artículos complementarios
1. La evolución como categoría interpretativa de la realidad natural y cul­
tural 106 Animal y hombre; antropología y teología; autonomía y condición creatural;
2. La creación, un acontecimiento libre y continuado 107 causalidad-azar-providencia; cuerpo y alma; culpa y pecado; desarrollo y
maduración; desviación y norma; determinación y libertad; diálogo;
emancipación y libertad cristiana; espíritu y Espíritu Santo; experiencia
Hitos del proceso evolutivo 109
de la contingencia y pregunta por el sentido; experiencia y fe; fenómenos
1. ¿Algo de la nada? 109
naturales y milagros; historia del mundo e historia de la salvación; ju ­
2. ¿Vida de la materia? 111 daismo y cristianismo; lenguaje literario y lenguaje religioso; materialismo,
a) La vida en los experimentos químicos 112 idealismo y visión cristiana del mundo; matrimonio; mito y ciencia;
b) La «primera» biomolécula 113 mundo pulsional y personalización; mundo técnico-científico y creación;
3. Cerebro y espíritu 115
naturaleza e historia; negatividad y mal; orden político y libertad; paz; per­
a) De las neuronas al sistema nerviosocentral 115 sona e imagen de Dios; realidad-experiencia-lenguaje; reconciliación y re­
b) Laorganización de la corteza cerebral 117 dención; relación entre los sexos y capacidad para el amor; sistema y
c) Teorías sobre la interacción del cerebro y la concien­ sujeto; sufrimiento; teoría de la ciencia y teología; tiempo y eternidad; tra­
cia 119 dición y progreso; trascendencia y Dios de la fe; universo-Tierra-hombre.

El comienzo de las cosas según el Génesis y la doctrina de la


Iglesia 123
1. E l modelo de creación del Yahvista 124
a) De tierra de cultivo y de agua 124
b) La mujer y el eros 126
2. E l modelo de creación del Documento Sacerdotal 127
a) Océano originario y creación divina 128
b) Las intenciones teológicas 130
c) La verdadera aportación de J y P 131
3. La «caída» y la sociobiología: ¿Cómo conciliar la doctrina del pecado
original con el poligenismo? 133
a) Facultad de conocerse, autosupervaloración, autodona-
ción 133
b) Estrategias «egoístas» de supervivencia en la naturaleza 135
c) El hombre antes y después de la «caída» 137
4. Postura de la Iglesia ante el evolucionismo 138

Evolución y creación. U na síntesis 141

105
LA C R E A C IÓ N , U N A C O N T E C IM IE N T O LIBR E

I. Historia y significado de los términos C on el n ac im ien to de la biología m o lecu lar, la id ea de la


evolución se am p lió h a s ta co n stitu ir u n m odelo in te rp re ta tiv o
o « p a ra d ig m a » cien tífico y, a m e d id a q u e p a s a el tie m p o ,
a b a rc a m ás d isciplinas. T ra s p e n e tra r en la física, la q u ím ica
1. L a evolución como categoría interpretativa y la g eo lo g ía y en to d a s las c ien c ias b io ló g ic as, el p e n s a ­
de la realidad natural y cultural m ien to evolutivo y la evolución h an e n tra d o en las ciencias
h u m a n a s com o u n co n cep to clave — q u e a veces e n c ie rra co n ­
tenidos diferentes— p a ra los fenóm enos del d esarro llo y el
Al com ienzo de la era in d u stria l se a b re paso u n a form a de ca m b io co n stan tes.
p e n s a r q u e, con estan c am ien to s y retrocesos tem p o rales, in ­ L a euforia d e sa rro llista de los años sesen ta significó un
te rp re ta el m u n d o com o u n a m a g n itu d m u d a b le y o rie n ta d a cam b io global en la p o lítica, la socied ad , la cien cia y, p a r ti­
h ac ia el p rogreso. El paso del m erc an tilism o — con sus re la ­ cu larm en te, la econo m ía q u e p re p a ró el clim a p a ra q u e el
ciones d e p ro d u cció n ríg id a m e n te e stru c tu ra d a s, estam e n ta le s concepto d e evolución e x p e rim e n ta ra u n a am p liació n y, p o r
y m a n u fa c tu re ra s— a la m e n ta lid a d de la econom ía m o d ern a ta n to , u n a d esv irtu ac ió n . C o n ello p erd ió su u n iv o cid ad origi­
u ne en la p ro d u c ció n d e m á q u in a s h e rra m ie n ta el estu d io de n a ria , e n ra iz a d a en lo biológico. C o n un co n ten id o m enos
la n a tu ra le z a y la técnica. E sto p ro d u c e g ra n d e s cam b io s so­ p re ciso , hoy se e m p le a en co n te x to s h is tó ric o -c u ltu ra le s y
ciales y políticos, q u e crean nuevos esq u em as de p en sa m ie n to tiene el c a rá c te r de u n a m etáfo ra. Así, su uso en los m ás d i­
y de acción.
versos cam p o s con u n a acep ció n d is tin ta en c a d a caso es co n ­
E n esta época del paso g en e raliza d o a un fu tu ro fecundo secuencia de la e s tru c tu ra p lu ra lista de la socied ad y el p e n ­
en progresos hay q u e situ a r, ju n to a la filosofía d e la h isto ria sam ien to . E n este artíc u lo , el térm in o se u sa la m ay o ría de
de G. F. W . H egel (1770-1831), la teoría del origen de las es­ las veces en su referen cia biológica, es d ecir, d esig n a el fenó­
pecies de Charles Darwin (1809-1882). D arw in , con J . B. La- m eno del ascenso de los o rg an ism o s d esd e e s tru c tu ra s m ás
m arck (1744-1829), sacu d ió las ideas de L inneo sobre la p e r­ sim ples h a s ta e stru c tu ra s m ás com plejas m e d ia n te los m e­
m an en c ia de las especies y su creación p o r Dios, criticán d o las canism os del orig en d e las especies, p a rtic u la rm e n te m e d ia n ­
con la tesis del tran sfo rm ism o y la «selección n a tu ra l» . Su te los cam b io s genéticos y la selección n a tu ra l del e n to rn o
ce rte ra o b serv ació n d e los an im ales le p ro p o rcio n ó la b ase se­ (—» m aterialism o, idealism o y visión cristiana del m undo; m u n ­
g u ra p a r a u n a teo ría evolucionista q u e m uy p ro n to s e p a ra ría do técnico-científico y creación; trad ic ió n y pro g reso ).
los esp íritu s bajo el n o m b re d e «evolución».
A u n q u e E rn s t H a eck e l (1834-1919) co n firm ó el d a r v i­
nism o con sus estu dios d e biología evolutiva, m uchos especia­ 2. L a creación, un acontecimiento libre y continuado
listas en c ien c ias n a tu ra le s sig u ie ro n a fe rra d o s a las id eas
creacio n istas trad icio n ales. L a teo ría d e la evolución sólo em ­ E n su versión a c tu a l, la teo ría de la evolución d a y recibe,
pezó a g a n a r terren o c u a n d o se re d escu b rie ro n las leyes d e la p rin cip a lm en te , im pulsos relacio n ad o s con el an álisis de fu n ­
h eren cia d e M en d el, q u e p erm iten ex p licar los cam bios g en é­ ciones; en sus p rim ero s cien añ o s, p o r el co n tra rio , estuvo
ticos. Pese a la ten az oposición de la Iglesia, q u e sólo después m ezclada con fuertes in g red ie n te s ideológicos. No c a b ía p e n ­
de la seg u n d a g u e rra m u n d ial dio paso a u n a to lera n cia d is­ sar q u e e n tre D ios, o su creació n , y la evolución h u b ie ra o tra
ta n te y, luego, a un frío ase n tim ien to , con el tiem po se.fo rm ó relación q u e la de exclusión. P o r tan to , la a c tu a l u n ió n d e los
en tre los esp ecialistas en ciencias n a tu ra le s un am p lio con­ dos térm in o s m e d ia n te u n a «y» significa y a un cam b io de
senso en to rn o al o rigen de las especies.
sen tid o q u e co n stitu y e u n hito h istórico. H oy ap e n as se u ti­
106
107
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N

liza la B iblia com o m a n u a l d e h isto ria n a tu ra l, com o a n ta ñ o


se em p le a b a en geografía, zoología y o tra s discip lin as afines,
II. Hitos del proceso evolutivo
con lo q u e n e c esaria m e n te se d ifu n d ía e im p o n ía u n p e n sa ­
m ien to arcaico y m ítico. P ero c u a n to m ay o r es la in ten sid ad
con q u e la reflexión sobre D ios elim in a los an tro p o m o rfism o s
y to m a co n cien cia d e su in so n d ab le a lte rid a d , m ás fácil re ­ 1. ¿Algo de la nada?
su lta co n ceb ir a ese D ios d e fo rm a q u e d o m in e lo cread o de
u n a m a n e ra d is tin ta , según la cual ap a re c e ejerciendo un in ­ L a existencia y el origen del un iv erso co n stitu y en un p rim er
flujo so b eran o m ed iato y p lan ifica n d o el futuro. tem a ce n tral. H a y q u e ex p lica r cóm o p u d o su rg ir u n a m a te ­
P o r eso, q u ien afirm a la creació n , no suele aso c ia rla -—en ria e s tru c tu ra d a y cóm o se h a llegado a la config u ració n ac­
co n so n a n cia con la convicción de q u e la B iblia es u n d o c u ­ tu al del cosm os. L a cosmología, n a c id a recien tem en te de la (as­
m en to q u e d a testim o n io de la fe y la p ro c la m a— con in icia­ tro -) física, e s tu d ia e sta s c u e stio n e s y — sin sa lirse d e los
tivas d irec tas y a rb itra ria s d e Dios q u e a lte re n el o rd e n de la lím ites de su ciencia— d iscu te el origen del m u n d o , p ero no
n a tu ra le z a . L a creación del universo y de la T ie rra no se ex­ ofrece u n a fu n d a m e n ta c ió n ú ltim a del m ism o.
plican y a d esd e la p ersp ectiv a de u n a re ite ra d a in terv en ció n E n 1929, E. H u b b le d esc u b rió en los esp ectro s ópticos de
p u n tu a l de Dios, sino q u e se prefiere un único im pulso crea- las galaxias u n co rrim ie n to g en eral de las ray as h acia el final
cional tra n sfo rm a n te , cosa q u e y a in sin ú a la secuencia de los rojo y, p o r ta n to , h ac ia o n d as m ás larg as. L a re g u la rid a d de
actos creativ o s, b a s ta n te ex a cta desde el p u n to de v ista de la tal efecto p e rm itía in te rp re ta r el co rrim ie n to de la luz h acia
h isto ria n a tu ra l, en la « o b ra de los seis días». El hecho de el rojo com o un fenóm eno d eb id o a un m o v im ien to ra d ia l
q u e e s te d e s a r r o llo p ro g re s iv o n o c a re z c a d e c u m b re s o d e fu g a d e los siste m a s d e e s tre lla s . T a l in te rp re ta c ió n se
ab ism o s d ra m á tic o s en q u e d e te rm in a d a s configuraciones m a ­ b a sa en la hipótesis fu n d a d a de q u e existe u n a relació n lineal
teriales a lu m b ra n nuevos sistem as y p ro p ied a d es no está en e n tre la d iferen cia de co rrim ie n to y la d ista n c ia o la veloci­
co n tra d icció n con la idea de un p lan creacional fijado p o r d a d . Se p o d ía co n c lu ir q u e las g alax ias se alejan isó tro p a ­
D ios. Así, el acto d e la creación ap a re c e m ás bien com o un m en te, es decir, d e la m ism a form a en to d as las d irecciones,
in in te rru m p id o ac o n te cim ie n to libre q u e in teg ra la idea de la c u a lq u ie ra q u e sea el p u n to en q u e el o b se rv a d o r h ace sus
evolución, d esd e la a p a ric ió n del cosm os h a s ta la afloración o bservaciones. E n esta fuga, la velo cid ad d e ex p an sió n a u ­
d e la c o n c ie n c ia , y la s itú a b a jo el p o d e r d e D ios. A esta m e n ta con la d ista n c ia y casi p u ed e a lc a n z a r la velo cid ad de
n u e v a m e n ta lid a d d a m o s c a b id a a q u í, s o m e tie n d o a u n a la luz.
su c in ta discu sió n científica la evolución co n ceb id a com o c re a ­ U n s e g u n d o h ito en la co sm o lo g ía s u p u s o el d e s c u b ri­
ción. Y lo h arem o s fijándonos p rin c ip a lm e n te en tres p u n to s m iento, hecho p o r A. P enzias y R. W ilson en 1965, de u n a
cap itales d e cristalización: el origen de la m a te ria , de la vida ra d ia ció n de fondo. E ste ru id o de fondo en la g a m a d e las
y d e la co n cien cia (—» m ito y ciencia). m icro o n d as fue co n sid erad o com o u n a p ru e b a de q u e el u n i­
verso en ex p an sió n surgió de u n a explosión cósm ica. L a p re ­
m isa de q u e las p ro p ied a d es a trib u id a s al un iv erso ap a rec en
iguales p a ra cu a lq u ie r o b se rv a d o r (p rin cip io de ho m o g en ei­
d ad ) p erm itió ex p licar la situ ació n inicial de ac u erd o con las
leyes n a tu ra le s conocidas. P a rtie n d o d e a q u e lla g ig an tesca ex­
plosión p rim itiv a , se h a ca lc u lad o p a ra el m o m en to ac tu a l
u n a te m p e ra tu ra de ra d ia ció n de 270 g rad o s bajo cero, q u e

108 109
¿V ID A D E LA M A TE R IA ?
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N

coincide con la re su lta n te de la m edición de la in te n sid a d de tiva, cuyo n ú m ero p erm a n eció c o n stan te en el p o sterio r d e s a ­
rrollo del universo. Los dos tipos d e m a te ria co m en zaro n en ­
la ra d ia ció n d e fondo.
L a h ip ótesis de u n a explosión inicial sem eja n te h a b ía sido seg u id a a repelerse m u tu a m e n te y crearo n fuertes cam p o s de
p ro p u e sta ya en 1948 p o r G eorges G am o w y otros; pero e n ­ rad ia ció n . U n in co n v en ien te de esta hipótesis es q u e a p e n as
se h a podido c o m p ro b a r la ra d ia ció n de a n tim a te ria en el
tonces no en c o n tró au d ien c ia. D e u n lado, los cálculos p a ra
este m odelo p a rtía n de p resu p u esto s falsos; de otro , la p o sib i­ cosm os.
lid ad de un com ienzo ab so lu to del universo se re c h a z a b a por L a d esin teg ració n de las p rim itiv a s p a rtíc u la s elem entales,
m uy pesad as, en p a rtíc u la s m ás ligeras y m ás estab les señ ala
m otivos ideológicos. E n todo caso, g o zab a de g ra n sim p a tía
la lla m a d a cosm ología del « S tead y -state» , según la cual las la form ación d e átom o s sim ples com o los de h id ró g en o y h e ­
lio. C on el progresivo en friam ien to del p lasm a inicial, no sólo
p ro p ie d a d e s m e d ia s del u n iv e rso h a n e x istid o s ie m p re tal
s u rg ie r o n las g a la x ia s , q u e se c o n c e n tr a r o n y fo r m a ro n
com o se p re se n ta n hoy. D ad o el aleja m ien to c o n stan te de los
cú m ulos de estrellas, la d en sid ad m ed ia de la m a te ria no p o ­ cúm ulos p o r su p ro p ia fuerza de g ra v e d a d , sino q u e tam b ién
d ía p e rm a n e c e r c o n stan te si no se p o stu la b a un su rg im ien to se co n d e n saro n el ca rb o n o y el oxígeno y se d ese n cad e n aro n
esp o n tán e o de m a te ria en la p ro p o rció n a p ro x im a d a de un o tras reacciones com plejas, q u e co n d u jero n a la fo rm ación de
áto m o de h id ró g en o p o r m etro cúbico y año. C o n ello se sos­ los elem entos quím icos (—> universo-Tierra-hombre).
la y a b a el p ro b lem a de un com ienzo irrep etib le, pero se e n ­
tra b a en conflicto con el p rin cip io clásico de la conservación
de la m ateria . Si se p a rte d e la eq u iv alen cia en tre m asa y 2. ¿Vida de la materia?
e n e rg ía c a lc u la d a p o r A. E in ste in , el m o d elo del « S te ad y -
state» choca con la ley de la conservación a m p lia d a , según la L a discusión científica sobre el com ienzo d e la v id a se inicia
cual, d en tro de u n sistem a ce rra d o , la su m a de m asa y e n e r­ bajo el signo del actualismo. E sto significa q u e los m odelos
gía p u ed e tran sfo rm arse , pero no a u m e n ta r ni d ism in u ir. geológicos sólo p u ed en ex tra p o larse a la época p re h istó ric a
L a o b serv ació n de las rad iacio n es d e fondo dio el golpe de p re su p o n ie n d o la p erm a n e n c ia de sus fu n d a m e n to s. Así, la
g ra cia a tal hipótesis. E n co n so n an cia con el efecto H u b b le y d eterm in a ció n de la ed ad de la "Fierra d ep e n d e d e u n a co n d i­
con o tra s teorías an terio res, esta o bservación p erm ite afirm ar, ción: de q u e no h ay a n o cu rrid o aco n tecim ien to s especiales,
con u n in ev itab le m arg en d e im precisión, q u e la explosión por ejem plo catástrofes, que falsean y, p or tan to , hagan inapli­
inicial o cu rrió hace unos 20.000 m illones de años. S egún esta cables los m étodos de cálculo y sus re su ltad o s. T a m b ié n las
cosm ología, la p rim e ra fase d e la explosión se c a rac te rizó p o r d atac io n es b a sa d a s en la co m p ro b ació n d e la d esin teg ració n
u n a d en sid ad y u n a te m p e ra tu ra elevadísim as, al tiem po que ra d ia c tiv a de ciertos isótopos n a tu ra le s (com o el u ra n io 238)
h a b ía u n a sim etría to tal e n tre la m a te ria y la a n tim a te ria están v in cu lad a s al p rin cip io de a c tu a lid a d . Pero, sin tal p re ­
(átom os con carg as c o n tra ria s ). Al a u m e n ta r el ra d io del u n i­ su puesto, la ciencia no p o d ría h a b la r, pues la su p osición de
verso, b aja la te m p e ra tu ra ; p o r eso, su ta m a ñ o inicial tuvo influencias y fluctuaciones atíp icas y desco n o cid as h a ría a b ­
q u e ser su m a m e n te p eq u e ñ o (unos c u a tro años d e luz) en s u rd o c u a lq u ie r in te n to d e c o n o c e r el p a s a d o . B ajo e ste
c o m p a ra c ió n con los 125.000 m illones d e años luz q u e se le su p u esto , se calcu la q u e la ed a d de la T ie rra oscila en to rn o
calcu lan al u n iv erso ac tu a l, si no se q u iere su p o n er d ire c ta ­ a los 4.600 m illones de años. L a ed ad d e los o rg an ism o s m ás
m en te un su rg im ien to de la n a d a . L a elevada d en sid ad inicial a n tig u o s , c o n se rv a d o s en e s ta d o fósil, se c a lc u la en u nos
h a lle v a d o a p e n s a r q u e e n tre los c u a n to s g ra v ita to rio s y 3.000 m illones de años.
o tra s p a rtíc u la s h u b o in teraccio n es q u e g e n e raro n p a rtíc u la s
elem en tales, en form a de p arejas, con c a rg a positiva y n e g a ­
111
110
LA PR IM E R A «B IO M O L É C U L A »

a) La vida en los experimentos químicos d u cto s d eriv ad o s de la co m b in ac ió n de ca rb o n o , n itró g en o ,


oxígeno e hidrógeno. E stos elem entos p o d ría n h a b e r su rg id o
El p rin cip io d e L. P a ste u r «om ne vivum ex vivo», d u ra n te
en conexión con la ac tiv id ad v o lcánica, q u e com enzó al en ­
m u ch o tiem p o in co n tro v e rtid o , no im p id e y a in v estig ar la gé­
friarse la T ie rra . E n ex p erim en to s de lab o ra to rio , las tres p ri­
nesis d e la v id a , te m a al q u e hoy se d e d ic a n g ra n d e s es­
m eras su stan cias, m ezclad as en d istin ta s p ro p o rcio n es, fueron
fuerzos. Y a en la E d ad M ed ia, ciertos defensores d e la teo ría
so m etid as a g ra n d es d escarg as eléctricas, q u e sim u la b a n los
de la abiogénesis co n sid eraro n la p o sib ilid ad de q u e algunos
enorm es rayos y d eto n acio n es p ro d u cid o s p o r el v u lcan ism o .
an im ales su rja n n a tu ra lm e n te d e su stan cias in o rg án icas. L a
El re su lta d o del ex p e rim en to fue la síntesis e sp o n tá n e a de los
ap elació n a la p resen cia d e g u san o s en la c a rn e p u tre fa c ta
vein te am in o ácid o s ex istentes en las p ro teín a s y de los c u a tro
h ac ía p lau sib le tal concepción.
nucleótidos. Es cierto q u e no se averig u ó n a d a co n creto sobre
P or cam in o s m u y d istin to s, y en un p lan o m ás elevado, la el proceso histórico com o tal y, p o r razo n es o bvias, n u n c a se
biología m o lecu lar em p re n d ió la ta re a de sim u la r las co n d i­ sa b rá n a d a so b re este ex trem o; p ero a h o ra conocem os ya los
ciones q u ím ic as q u e p o d ría n h a b e r co n stitu id o la situ ació n de posibles cam inos d e la síntesis.
p a rtid a p a ra la a p a rició n de la vida. Se d esc u b rió q u e las
b io m oléculas de las ácidos nucleicos (e stru c tu ra inform ativa)
y d e los a m in o á c id o s (e s tr u c tu ra fu n c io n a l) c o n s titu ía n la b) La «primera» biomolécula
base d e los sistem as vivos. Su p ec u lia r acción co n ju n ta hizo Los últim os estudios sobre el origen de la v id a se c e n tra n en
q u e aflo rara n reacciones y p ro p ied a d es q u e in icialm en te cu l­ la acción co m binada de los ácidos nucleicos y los am inoácidos
m in aro n en u n a a c elera d a a u to rrep licac ió n sin variaciones. en la o rg a n iz ació n de las u n id ad es vivas. E n tre estos ácidos
A n a liz a r este proceso y b u sc a r los p rin cip ales co m p o n en tes d e b ió d e d a rs e u n a in te ra c c ió n ta l q u e el re s u lta d o fue la
qu ím ico s co n stitu y ó u n a ta re a q u e llevó a los pasos reactivos a p a ric ió n d e fu n cio n es p rim itiv a s q u e , al m en o s en c ierto
d e su génesis en la T ie rra recién fo rm a d a y en progresivo e n ­ g ra d o , in clu ían m etab o lism o , m u ltip licació n y cam b io g en é­
friam ien to . F in a lm e n te , m e d ia n te ex perim entos de sim ulación tico, aspectos todos ellos q u e re p re se n ta n p ro p ied a d es im ­
se p erfilaro n las posibles condiciones m arco. p re sc in d ib le s p a r a u n a d efin ic ió n d e la v id a . M . E ig en y
El estu d io de virus y b ac te rias p erm itió a is la r com o tra n s ­ P. S ch u ster, tras a n a liz a r el com plejo a p a ra to ac tu a l de re ­
m isores de la inform ación g en ética largas ca d en as d e D N A , p ro d u c ció n g en ética, escogieron el ácido nucleico q u e ejerce
co m p u estas p o r los c u a tro sillares de los ácidos nucleicos (nu- u n a función clave en la tran sm isió n d e la in fo rm ació n g en é­
cleótidos): a d e n in a , g u a n in a , citosina y tim in a (o uracilo). tica m ed ian te enzim as, el tR N A , y e stu d iaro n su co m p o si­
E sto s silla re s tie n e n la p ro p ie d a d d e m u ltip lic a rs e c o n se r­ ción. El tR N A estudiado contiene en gran proporción su stan ­
v an d o su id e n tid a d m e d ia n te un proceso en o rm e m en te m o n ó ­ cias ricas en g u a n in a y cito sin a y no tiene m ás de 50-100
tono. Los am in o ácid o s q u e co o p eran con los ácidos nucleicos n u c le ó tid o s, d e s u e rte q u e h a b ía u n a c ie rta p ro b a b ilid a d ,
d ese m p e ñ an en este proceso la función de enzim as o biocata- a u n q u e m uy b aja, de q u e las m oléculas se u n ie ra n e s p o n tá ­
lizadores y aceleran n o ta b le m e n te la velocidad de replicación. n e a m e n te en la form a « d eb id a» . E ste tR N A co d ificaba p re ­
E n 1952, H . C . U rey y S. L. M iller lo g raro n h a c e r plausible c is a m e n te c o n m á s fre c u e n c ia a q u e lla s e n z im a s s e n c illa s
la fo rm ación esp o n tá n e a de estos polím eros, existentes ya en q u e, según el ex p e rim en to d e U re y -M ille r, tu v iero n q u e ser
e stru c tu ra s com plejas. R eco n stru y e ro n las condiciones de la m ás frecuentes en la T ie rra recién fo rm ad a. E ste d e sc u b ri­
a tm ó sfe ra te rre s tre h a c e u nos 4.000 m illo n es de. añ o s m e­ m ie n to p e rm itió e x tra e r a lg u n a s c o n c lu sio n e s c la ra s so b re
d ia n te la sencilla, p ero realista, hipótesis de q u e entonces h a ­ el p rim itiv o m ecan ism o d e co o p eració n en tre el R N A y la
b ría y a en la atm ó sfera m etan o , am o n iaco y a g u a com o p ro ­ enzim a.

112 113
E V O L U C IÓ N V C R E A C IÓ N
DE LAS NEURONAS AL SISTEMA CENTRAL

Al comienzo de la vida, u n a en z im a q u e to d av ía tra b a ja b a tajosas su rg id as c a su alm en te, en el sen tid o d e q u e tales v a ­


con m u c h a im p recisión debió de a c tu a r sobre el R N A , p o sib i­ rian te s, d e n tro d e la p lu ra lid a d d e form as d e te rm in a d a s p o r
lita n d o su rep licación (rep licasa). E n el m o m en to en q u e el las m u tacio n es y la reco m b in ació n gen ética, se im p o n en en la
R N A codificó esta enzim a y la p ro d u jo con re g u la rid a d , esto lu ch a co m p etitiv a de las especies. E sta selección, q u e a c tú a in ­
tuvo co n secu en cia p a ra los R N A s contiguos, algo sep a rad o s ce san tem en te, lleva a q u e las ca rac te rístic as m ejo r a d a p ta d a s
e sp acialm en te, q u e se beneficiaron de la rep licasa y, así, p u ­ a las condiciones del e n to rn o co rresp o n d ien te se im p o n g an en
d iero n m u ltip licarse m ejor. C on ello surgió u n a situ ació n de la p o blación a lo largo d e la ca d e n a de g en eracio n es, m ien ­
co m p eten cia en la q u e vencía el R N A q u e lo g rab a p ro d u c ir tra s q u e la m a y o r p a r te d e las o tra s d e s a p a re c e . T o d o el
con m ay o r p recisión la m ay o r c a n tid a d de R N A idéntico y de curso u lterio r de la evolución de la v id a d ep e n d e de estas
en zim as específicas, proceso en el q u e los nuevos logros se b e­ nuevas com binaciones g en éticas esp o n tán e as, in sertas en un
n eficiab an siem p re de los an terio res. A sí se inició un proceso m odelo d e p re caria s p ro b a b ilid a d e s y so m etid as luego a u n a
reactiv o q u e co n dujo a la au to o rg a n izac ió n de la m a te ria y estricta selección (—* ca u sa lid a d -a z a r-p ro v id e n c ia ).
alcan zó el nivel de la vida. P ero esta hipótesis, q u e M . E igen
lla m a h ip e rc ic lo a u to c a ta lític o , p re s e n ta a lg u n o s in c o n v e ­
nientes. E n p rim e r lu g ar, parece d em asia d o p e q u e ñ a la p ro ­
b a b ilid a d de q u e su rg ieran casualmente todas las p ro p ied a d es
3. Cerebro y espíritu
b á s ic a s y c o m b in a c io n e s m o le c u la re s n e c e s a r ia s p a r a la
iniciación d e este proceso de fortalecim iento (K a p la n 187).
L a evolución d e los seres vivos alcan zó u n p u n to c u lm in a n te
T a m p o c o se h a resuelto sa tisfac to riam en te el p ro b lem a de los
con la a p a rició n de la conciencia. E ste p aso evolutivo se h alla
nu m ero sísim o s R N A s y encim as inútiles q u e se p ro d u c en n e ­
ín tim a m e n te re la cio n ad o con la fo rm ación del sistem a n e r­
c e sariam en te d e n tro del p a q u e te y q u e e n m a ra ñ a n y o scu re­
vioso c e n tra l y con el a u m e n to del v o lu m en cran ea l en los
cen el h ip erciclo p o stu lad o (B resch y otros 1980).
p rim ates su periores. En p a rtic u la r, la co o rd in ació n de d e te r­
O t r a h ip ó te sis so b re el o rig e n d e la v id a p a r te d e q u e
m in ad as funciones específicas en u n o rg an ism o e s tru c tu ra d o
ap a rec en en un p a q u e te dos o tres R N A s pequeños; todos tie­
de ac u erd o con «la división del trab a jo » re q u e ría u n a c la ra y
nen la m ism a e s tru c tu ra básica, q u e p o sib ilita la form ación
c e rtera tran sm isió n de in form aciones. B ajo el acicate d e la se­
co m ú n de la en z im a rep licasa y del R N A . E ste proceso de
lección, se fo rm aro n can ales d e co m u n icació n a trav és de los
sín tesis a v a n z a h a s ta q u e el p a q u e te se d e s in te g ra c a s u a l­
cuales se c o o rd in a b a n in icialm en te las ac tiv id ad e s o rg á n ic as y
m en te en p a rte s, y surge e n tre las p a rte s u n a situ ació n de
luego, al a u m e n ta r la red , tra n s m itía sus in form aciones un
co m p eten cia en la q u e las e stru c tu ra s q u e se re p lican m ejor y
sistem a re g u la d o r cen tral.
con m ás ra p id e z se im p o n en m ed ian te la selección (B resch y
otro s 1980).
D e im p o rta n c ia ca p ita l p a ra la ap a rició n y evolución de a) De las neuronas al sistema nervioso central
las u n id ad es biológicas es la realizació n del cam b io genético, I ,as u n id ad es básicas del sistem a nervioso c e n tral y del p e ri­
en el sen tid o de m u tacio n es de genes, y del proceso de selec­ férico son las n eu ro n as o células n erviosas, cuyo cu erp o celu ­
ción iniciad o con la co m p eten cia e n tre los org an ism o s. Las lar se ra m ific a en d e n d r ita s . U n a ra m a m ás la rg a (ax ó n )
mutaciones son defectos de copia en el proceso de replicación p a rte del c u e rp o celu lar y te rm in a en u n a p ro lo n g ació n en
d e los D N A s y llevan la m ay o ría de las veces a v a ria n te s ge­ lorm a de pistó n q u e estab lece esp ecíficam ente el co n tac to con
néticas nocivas. N o o b sta n te , la evolución histó rico -g en ética
o tra célula nerviosa. El p u n to d e co n tac to recib e el n o m b re
en co n ju n to se b asa en el p eq u e ñ o n ú m ero de v aria n tes v en ­ de sinapsis y, con a y u d a d e su stan cias tra n sm iso ra s, tra n s ­
114
115
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N O R G A N IZ A C IÓ N D E LA C O R T E Z A C E R EB R A L

m ite u n m icro im p u lso eléctrico a través d e la lla m a d a fisura d ad e s v o lu n ta ria s, q u ed ó som etid o al cereb ro , estab lecién d o se
sin áp tica. L as su stan cias qu ím icas q u e co n trib u y e n a tra n s ­ e n tre los dos u n a especie de circu ito re g u la d o r en el q u e el
m itir las inform aciones m odifican el p o tencial en el re cep to r cerebelo q u ed ó releg ad o a u n a posición su b o rd in a d a .
del im p u lso (m e m b ra n a p o sin á p tic a ). Su rá p id a desco m p o ­ M ás ta rd e se co n c e n tra n en el diencéfalo los sistem as q u e
sición ev ita la « co n tam in ac ió n » d e la fisura sin á p tic a y la reg u lan la d e m a n d a y el d esa rro llo de p ro g ra m a s de c o m p o r­
p re p a ra p a ra re cib ir nuevos estím ulos. T a m b ié n facilita el tam ien to e sta n d a riz a d o s. El logro de u n a m ay o r in d e p e n d e n ­
c o n tro l del p ro c eso la c irc u n s ta n c ia d e q u e las « señ ales» cia con respecto al e n to rn o com o co n secu en cia d e la locom o­
tra n sm iso ra s son «pro cesad as» p o r dos tipos fu n d a m e n tales ción, la h o m e o e sta sis (m a n te n im ie n to c o n s ta n te del m ed io
d e células: las estim u lan tes, q u e tienen un u m b ra l de e stim u ­ in tern o ), etc., hizo necesarios d ete rm in a d o s m odelos de re ac­
lación re la tiv a m e n te bajo y tra n s m ite n el im pulso sin resis­ ción in v ariab les y h ered itario s, así com o acciones in stin tiv as.
ten cia, y las in h ib ito ria s, cuyo elevado u m b ral de e stim u la ­ C on ellos resp o n d en los an im ales a estím ulos típicos («fac­
ción ev ita q u e las reacciones sean siem p re d e so rb ita d a s. El tores d ese n cad e n an tes» ) p ro ced en tes del en to rn o . T ale s es­
an tag o n ism o e n tre las sinapsis estim u la n tes y las in h ib ito ria s q u e m a s d e c o m p o rta m ie n to re flejan se g m en to s d el m u n d o
d a a la señal la form a q u e m ejor se ad e cú a al m ensaje y q u e e x te r io r y, en su c o n ju n to , r e p r e s e n ta n u n r e p e r to r io d e
p u ed e d e se n c a d e n a r la re sp u esta «correcta». co n d u c ta s con el q u e u n a especie d e te rm in a d a se asie n ta en
L a fo rm ación d e u n cen tro re g u la d o r d e to d as las ac tiv i­ su biotopo. C u a n d o estas secuencias de actos son re clam ad a s
dades orgánicas y de todas percepciones sensoriales se vio favo­ p o r su código específico, se d e sa rro lla n de u n a fo rm a in co n te­
re cid a p o r la locom oción, q u e exigía u n a ex acta co o rdinación nible; ad e m á s, sus cen tro s reg u lad o res en el sistem a nervioso
y sin cro n izació n de los procesos m otores. E n u n desarro llo c e n tra l d eb en e s ta r estre c h a m e n te co n ectad o s con las in s ta n ­
p aralelo , ciertas n eu ro n as sensitivas y m o to ras asu m iero n la cias d e co n tro l v egetativ o y m otor.
función de tra n s m itir los estím ulos de la periferia del cu erp o
al centro de coordinación (aferencias) y la de llevar de éste a las b) La organización de la corteza cerebral
c é lu la s m u s c u la re s y g la n d u la re s las ó rd e n e s d e ejecu ció n
(eferencias). L a elab o ració n e interco n ex ió n del flujo de infor­ L a co rteza cereb ral o neo có rtex es re su lta d o d e u n paso
m ació n en el sistem a nervioso c e n tra l va recay en d o p ro g resi­ u lterio r en la evolución del sistem a nervioso c e n tra l y re p re ­
v a m e n te sobre las n eu ro n as in te rm e d ia ria s. T a m b ié n las fu n ­ sen ta, p o r a h o ra , el p u n to cu lm in a n te de to d as las ten d en cias
cio n es d e las d is tin ta s p a rte s del c e re b ro re fle ja n q u e las d e c o o rd in a c ió n . E n ese n cia, sólo se d a en los m am ífero s;
m odificaciones del sistem a re g u la d o r d e la sen sib ilid ad y las pero tiene com o b ase el cereb ro olfativo de los rep tiles, m uy
d e la m o tricid ad están re la cio n ad a s en tre sí. Así, procesos tan d e sa rro lla d o ya. El a u m e n to de ta m a ñ o del neo có rtex en la
an tig u o s y elem entales com o la resp iració n , la circulación de ascensión evolutiva d e las especies es u n indicio seguro d e la
la san g re y el m o vim iento in testin a l tienen sus cen tro s re g u la ­ am p liació n d e la ca p a c id a d d e a p re n d iz a je in d iv id u a l en los
d o res en los p ed ú n cu lo s cereb rales y en la m éd u la, q u e desde m am íferos, los cuales, p o r ser an im ales d e te m p e ra tu ra co n s­
el p u n to d e v ista evolutivo son m uy arcaicos. O tro s procesos tan te, d e p e n d e n m enos d e las oscilaciones de su m edio. E n
m o to res su straíd o s en g ra n p a rte al influjo d e la v o lu n ta d , co rresp o n d en c ia con los tipos d e funciones q u e d ese m p e ñ an
com o la d e stre z a m a n u a l, el co n tro l del eq u ilib rio o el acto de o tra s regiones del cereb ro , el neo có rtex d esa rro lla d o d e los
h a b la r, tien en su sede d e co o rd in a ció n en el cerebelo, de for­ m am íferos tiene u n seg m en to m o to r y o tro sen so rial, am b o s
m ació n m ás reciente. El ta m a ñ o d e éste creció al perfeccio­ ín tim a m e n te en tre laza d o s con el córtex d e asociación y d o m i­
n arse su e s tru c tu ra in te rn a con el au m e n to d e la m ovilidad nados p o r él en c u a n to in sta n c ia s u p re m a de in teg ra ció n y
en los p rim ates. A dem ás, al crecer y fortalecerse las ac tiv i­ coordinación.

116 117
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N

E n la zo n a de asociación, d efin id a to d av ía de fo rm a m uy c) Teorías sobre la interacción del cerebro y la conciencia


im p recisa, se lo calizan a n te to d o las activ id ad es p síq u icas y
e sp iritu a le s del h o m b re. U n a g ra n p a rte de esta zo n a carece L a a n te r io r d e s c rip c ió n d el s is te m a n e rv io so c e n tra l te n ía
de especificidad y no asu m e funciones exclusivas. P ero a l­ com o fin alid ad a y u d a r a e n te n d e r la in teracció n e n tre el cere­
g un o s sectores p o d ría n e sta r re lacio n ad o s con el proceso neu- bro y la conciencia o au to co n cien cia. P o r conciencia se en tien d e
ro n al del len g u aje; otros, con el reco n o cim ien to d e las form as en n u e stro contexto lo siguiente: u n a serie d e carac te rístic as
y el espacio. E n la división clásica del cereb ro en dos h em is­ v in cu lad a s a e stru c tu ra s n eu ro n ales co m p lejas e in clu id as en
ferios, tal tip o lo g ía re a p a re c e de la fo rm a siguiente: las ac tiv i­ la aten c ió n d irig id a, con frecu en cia aso c ia d a a d e te rm in a d a s
d ad es p re d o m in a n te m e n te v erb o -co n c ep tu ales y las a ritm é ­ intenciones y ex pectativ as; ad e m á s, ciertas m an ip u lacio n es
ticas son p ro p ias del á re a aso c ia tiv a del hem isferio izq u ierd o « im ag in ativ as» in te rn a s d e elem entos vivenciales y la ex p re­
(el d o m in a n te ), m ie n tra s q u e las form as d e re lació n espacio- sión de las m ism as m e d ia n te señales (sím bolos y p a la b ra s);
tem p o ra l y m u sical co n stitu y en m a y o rita ria m e n te u n a ac tiv i­ p o r últim o , el conocim ien to d e sí m ism o y de otro s in d iv i­
d a d del hem isferio d erech o (el su b d o m in a n te ). N o o b sta n te , d u o s, así co m o la p e rc e p c ió n d e v a lo re s ético s y estético s
h ay e n tre las dos p a rte s u n a fuerte in tera cció n c o m p lem en ­ (R . F. S ch m id t 302). E sta fenom enología, sin d u d a in co m ­
taria . pleta, tien e com o p a u ta la co n cien cia h u m a n a en su estad o
P ero d e n tro del córtex d e asociación h ay ta m b ié n , e n tre in teg ral. P ero q u ie re d a r c a b id a a ciertas m an ifestacio n es q u e
las seis cap as h o rizo n ta le s d e células, u n m ovido in terc am b io sólo coinciden p a rc ia lm e n te con la d escrip ció n y q u e a p a re ­
cen en p rim a te s p re h u m a n o s o en otros seres vivos. L a razón
de info rm ació n , q u e co n stitu y e el v e rd a d e ro tra b a jo d e esta
zona. E n este asp ecto d e sta c a n las u n id ad es v erticales d e co­ es que, p o r ejem plo, los pasos d e la c a p a c id a d de los felinos
m u n icac ió n q u e, con el n o m b re d e « co lu m n as corticales» o p a ra o b se rv a r a te n ta m e n te los sucesos d e su e n to rn o y re ac­
c io n ar de ac u erd o con ellos al uso « p lanificado» de em b o s­
« m ódulos», co n stitu y en la b ase fisiológica de los fenóm enos
conscientes. Sus reacciones p re se n ta n u n a g a m a m u y v aria b le cadas, al em pleo d e cebos y a la caza en m a n a d a se d iero n
y p u ed en estim u la r ta n to los m ódulos contiguos com o los m ó­ p ro b a b le m e n te sin solución d e c o n tin u id a d . T a m b ié n cab e
d u lo s d e los c a m p o s c o rre s p o n d ie n te s d el o tro h em isferio . p e n sa r — sin d e trim e n to d e la sin g u la rid a d d e la in telig en cia
h u m a n a — q u e la ca p a c id a d d e a n tic ip a r ex p erien cias co m b i­
T a m b ié n en estos m ódulos son las sinapsis estim u la n tes e in ­
n a n d o « im á g e n e s in te rn a s » d el e n to rn o y el e n s a y a r « ju ­
h ib ito ria s las e n c a rg a d a s d e q u e el d esa rro llo de la excitación
sea d iferen ciad o y las q u e re g u la n la m o tric id a d co rp o ral en g ando» las p o sib ilid ad es d e a lc a n z a r un o b jetivo d e te rm in a d o
sin to n ía con las re sta n te s e s tru c tu ra s cerebrales. su rg iero n a trav és de m u ch o s p eq u eñ o s pasos in term ed io s.
L a a c tiv id a d del ce reb ro en el a p re n d iz a je y la m em o riza­ Pero, pese a ciertas coincidencias en la esfera del co m p o rta­
ción, q u e se fija en los engramas, se b a sa ta m b ién en m odifica­ m iento social e intelectual, hay u n a evidente cesura entre el an i­
ciones m o lecu lares de la co rteza cereb ral. m al y el h o m b re (cf. H a s s e n s te in , A nim al y hombre, en este
E s ta sim p lific a c ió n — q u e casi lleg a a lím ite s in a d m is i­ m ism o volu m en , pp. 168-172). Si al com ienzo del m u n d o tuvo
bles— d e la a n a to m ía y la fisiología del cereb ro no d eb e d e ja r q ue darse u n a situación ex trao rd in aria y si la aparición de la
en p e n u m b ra q u e to d a v ía son necesarios m uchos tra b a jo s d e vida fue resultado de u n a conjunción de leyes n atu rales y acon­
in v estig ació n p a r a esclarecer satisfa c to ria m e n te el fu n c io n a­ tecim ientos casuales q ue ap en as cuenta con suficiente base de
m ien to del siste m a nervioso ce n tral. probabilidad, tam bién en el caso de la afloración de la (auto-)
conciencia es lícito suponer u n a singular constelación de fac­
tores y características q u e llevó al fenóm eno «espíritu». Pero
aquí aparece tam bién con to d a claridad el p ro b lem a m ás espi­

118 119
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N IN T E R A C C IÓ N D E L C E R E B R O Y LA C O N C IE N C IA

noso de los estudios actuales sobre la evolución: la explicación funcionales d istin ta s, p ero ín tim a m e n te re la cio n ad a s e n tre sí,
dei desarrollo de estructuras de orden. se co n tra p o n e la visión sin ó p tic a de los sistem as neurofisioló-
E n las lín eas sig u ie n te s v am o s a e x p o n e r dos h ip ó te sis gicos lla m a d a « in teraccio n ism o em erg en te» . E sta p ro p u e sta
neuro-fisiológicas sobre la in tera cció n e n tre el cerebro y el es­ de solución d istin g u e en tre las p ro p ied a d es de los elem entos y
p íritu . las p ro p ied a d es d e los sistem as, p a ra ex p licar el m odelo de
J . C. Eccles h a e la b o ra d o u n a « te o ría d e la in te ra c c ió n crecim iento evolutivo. L a id ea c e n tral de la hipótesis reside
d u alista» b a sa d a en la ac tiv id ad d e los m ódulos. A u n q u e las en la o p inión d e que, sobre todo en el T erciario , la v id a p sí­
funciones del cereb ro y el e sp íritu consciente d e sí m ism o no q u ica d e las especies m ás d e sa rro lla d a s a d q u irió conciencia
se id en tifican n i siq u ie ra p a rc ia lm e n te , los dos se e n c u e n tra n (de sí m ism a) al ev o lu cio n ar las e stru c tu ra s corticales. P ara
en u n a relación tan estre ch a q u e n in g u n a p a rte p u ed e d es­ q u e p u d ie ra n su rg ir alg u n o s fenóm enos de conciencia, tu v ie­
a rro lla r u n a a c tiv id a d re lev an te sin la o tra. E sta teo ría co n ­ ron q u e a lc a n z a r p re v ia m en te un nivel de ac tiv id ad a d e cu ad o
cibe el esp íritu com o u n a cu a lid a d q u e, en el curso de la his­ ciertos procesos n eu ro n ales, con los q u e tales fenóm enos están
to ria gen ética, llegó, p o r así decir, «desde fuera» y se agregó in d iso lu b lem en te unidos.
a la m asa n eu ro n al. E sta so lu ció n del p ro b le m a c e re b ro -e s p íritu , p ro p u e s ­
E n esta co n cepción d u a lista , los conjuntos d e m ódulos, ta p o r R. W. Sperry, h a sido a c e p ta d a p o r esp ecialistas com o
con sus can ales de in form ación estim u la n tes e in h ib ito rio s, K . L orenz y B. H a sse n ste in , qu ien es la sitú a n en o tras esferas
d e se m p e ñ a n funciones d e enlace, p a rtic u la rm e n te los del sec­ y en otros estadios o rg an izativ o s. E n su o p in ió n , cu a n d o se
to r asociativo del hem isferio izq u ierd o (el d o m in a n te ). A quí, d a n in teraccio n es e n tre v ario s sistem as p arciales, p u ed e n s u r­
en los cam p o s proyectivos de los procesos de locución y a b s ­ gir efectos no previsibles. L as p ro p ied a d es específicas del co n ­
tracció n , es d o n d e se p ro d u ce, según Eccles, u n a in teracció n ju n to d e siste m a s no p u e d e n p ro b a rs e c la ra m e n te p o r vía
e n tre el cereb ro y el esp íritu consciente de sí m ism o. Los m ó­ causal y co n tien en efectos « su p erad itiv o s» . E n tre tales efectos
dulos d e esta región e stán p o ten cia lm en te ab ierto s, d e su erte fig u ra n los fe n ó m en o s d e co n c ie n c ia q u e « em erg en » d e la
q u e p u ed en tra n s m itir im pulsos al espíritu, y recibirlos de él. form a d escrita; estos fenóm enos facilitan a su vez -—en c u a n to
E n esta in teracció n , el esp íritu ta n te a p re v ia m e n te los m ó­ d e te rm in a n te s causales— la evolución d e los procesos co rti­
d u lo s situ ad o s en la esfera d e co n tac to y av e rig u a el nivel de cales. Al d esa rro llarse , los sistem as p arciales fo rm aro n u n a
ac tiv id ad ex isten te en el m om ento, es decir, la d isp o n ib ilid ad u n id a d in d iso lu b le q u e está d o m in a d a p o r la conciencia.
p a ra la co m u n icación. Si hay d isp o n ib ilid ad , el e sp íritu cons­ Las dos vías de solución encierran aporías que exigen una
cien te d e sí m ism o d eb e seleccionar el inm enso flujo de infor­ clarificación ulterior m ed ian te estudios del cerebro. N o h ay en­
m a c ió n , in te g ra rlo y, fin a lm e n te , tra n s fo rm a rlo en n u e v a s tre ellas u n a oposición abso lu tam en te irreconciliable, pues las
cu a lid a d es vivenciales. P ero, d a d a la elev ad a sen sib ilid ad de dos describen u n a im bricación que adq u iere su form a caracte­
las e stru c tu ra s co rticales, las interv en cio n es tienen q u e efec­ rística en la interacción del potencial cortical y el espiritual, de
tu a rse con g ra n ca u te la; d e lo c o n tra rio , re su lta im posible suerte que ninguno de los dos esquem as establece entre las dos
u n a a u té n tic a re cip ro cid ad en el in te rc a m b io d e inform ación esferas u n a relación de plena id en tid ad ni diferencia absoluta.
e n tre el córtex aso ciativo y el esp íritu . Así, en el p ro b lem a de la relació n e n tre el cu erp o y el
E ste m odelo h eu rístico d e b ase n eurològica afirm a la for­ alm a, el in tera ccio n ism o d u a lis ta y el « em ergente» tien en en
m ació n ev o lu tiv a de las e stru c tu ra s o rg án icas, a cuyo ritm o com ún con el d u alism o laxo y el m o nism o rígido la p ersp ec­
se h a b ría aten id o la a p a ric ió n d e la conciencia y del espíritu. tiva desd e la q u e se a c erc an a la v erd ad . Eccles y S p erry m o ­
Al in tera ccio n ism o d u a lista q u e a d m ite dos m ag n itu d es difican y m a tiz a n estas dos concepciones desd e u n a b ase neu-

120 121
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N

rológica y, así, las ac erc an un poco m ás al d e sc u b rim ie n to III. E l comienzo de las cosas según el Génesis
definitivo d e q u e la re alid ad está co n stitu id a p o r la u n id a d y y la doctrina de la Iglesia
la d iv e r s id a d (—» anim al y hombre; c a u s a lid a d - a z a r - p r o v i­
d en cia; cu erp o y alm a; d e term in a ció n y lib e rta d ; esp íritu y
E sp íritu S an to ).

E n el A n tig u o T e sta m e n to , el tem a d e la creació n ap a re c e de


fo rm a fra g m e n ta ria c u a n d o no se in se rta en la teología d e la
alian z a. E ste «pacto» de Y ahvé, q u e fue re n o v ad o re p etid as
veces y m arcó p ro fu n d a m e n te la v id a del p u eb lo israe lita y la
d e su s m ie m b ro s , in flu y ó d e c is iv a m e n te en los a c o n te c i­
m ientos posteriores e im p reg n ó y en riq u eció re tro sp e c tiv a ­
m en te las trad icio n es a n terio res a él. In c lu so tras la c a íd a y
la infidelidad del pueb lo , la a lia n z a co n serv a su c a rá c te r n o r­
m ativo, q u e ra d ic a en la in q u e b ra n ta b le p ro m esa d iv in a de
salvación.
El «pacto» de Y ahvé, e n tro n c a d o con d e te rm in a d o s h e ­
chos h istó ric o s, c o n te n ía la ex ig en c ia d e los diez m a n d a ­
m ie n to s , c u y a o b s e r v a n c ia h a c ía e fe c tiv a la re la c ió n d e
alianza. S u p u esta esta co rresp o n d en cia, su co n ten id o co n sti­
tu ía la g a ra n tía de u n a salv ació n (sálom) q u e e n g lo b ab a el
bien del h o m b re en tero , su cu erp o y sus posesiones, su casa y
su h ac ie n d a.
L a seguridad de la alianza se proyectó sobre la im agen del
m undo y sobre la relación del h om bre con la n atu raleza y con
todos los seres. U tilizando ideas sobre el origen del m u n d o (cos­
m ogonías) su rg id as en otro s co n textos, los tran sm iso res de
la trad ic ió n v e te ro te sta m e n ta ria p ro c u ra ro n e la b o ra r u n a d o c­
trina sobre el com ienzo de las cosas (protología) q ue hiciera ju s ­
ticia a la re alid ad d e la a lia n z a con las m enores tensiones
posibles.
E ste tra b a jo se re a liz ó en v a ria s e ta p a s y d e d is tin ta s
form as. Su c a ra c te rístic a m ás d e sta c a d a , en co m p aració n con
los m ateria le s leg en d ario s (m itos) del A n tig u o O rie n te , reside
en q u e d escrib e los com ienzos d e u n a m a n e ra c a d a vez m ás
e sp iritu a liz a d a , a b s tra c ta y « d esm itificad o ra» . C ro n o ló g ica­
m ente, el e stra to y a h v ista del P en tateu c o es a n te rio r al sac er­
d o tal, tras el q u e ap a rec en las confesiones d eu te ro isa ía n a s y
otros pasajes (—> ju d a is m o y cristian ism o ; m ito y ciencia).

123
122
D E T IE R R A D E C U L T IV O Y D E AG UA

1. E l modelo de creación del Yahvista a lia n z a todo lo co n cern ien te al bien y a los su frim ien to s del
ho m b re.
El Y a h v ista (J) es el p rim ero q u e in se rta en la h isto ria d e la E n u n a sociedad a g ra ria q u e u n as g en eracio n es an tes to ­
a lian z a la h isto ria d e los orígenes (G n 2,4b-25); con ello, for­ d a v ía b u sc a b a c o n sta n te m e n te lu g ares de p asto , ten ían un
m u la la a tre v id a afirm ació n de q u e la v o lu n ta d salvífica de v alo r sin g u lar la tie rra de cultivo ( ’á d á m á h ), su n a tu ra le z a , su
D ios im p e ra desd e el p rin cip io sobre todo lo existente. P o r­ fe rtilid a d y, so b re to d o , el c o n ta c to con ella al c u ltiv a rla .
q u e si el Dios de la a lian z a es señor del ser y del no ser, su Im a g in a r q u e el h o m b re h a b ía sido cread o d e esta tie rra a re ­
p o d e r tien e q u e m an ifestarse ta m b ié n en la p re g u n ta p o r el n o sa y a rc illo s a (2 ,7 ), fe rtiliz a d a m e d ia n te el re g a d ío , no
o rig en del m u n d o . L a re s p u e s ta a e sta p re g u n ta m o s tra rá s u p o n ía n in g ú n m e n o sp re c io , ta n to m en o s c u a n to q u e ta l
el c a rá c te r salvífico d e los com ienzos del ser, al igual q u e la concepción del origen de la h u m a n id a d e sta b a y a m uy d ifu n ­
a lian z a revela el designio salvífico de su au to r. d id a y a p a re c ía ta m b ién en los m itos su m erio -acád ico s.
N o o b sta n te , J m u e stra con suficiente c larid ad q u e esta fi­
a) De tierra de cultivo y de agua g u ra d e sig n a d a con el n o m b re d e la tie rra de cultivo ( ’á d á m ),
a p a r tir d e la cual la h a fo rm ad o la m an o de D ios, es u n a
E l re la to y a h v ista de la creación p rocede de la época en q u e c ria tu ra q u e b ra d iz a , q u e no esc ap a a las condiciones a q u e se
Israel, tra s la salid a de E gipto, a c a b a de se d e n ta riz a rse en la h a lla so m e tid a la tie rra d el d e sie rto . El h á lito d iv in o — la
T ie rra P ro m etid a. Si la versión esc rita d a ta p ro b a b le m e n te v id a frente a la arcilla in a n im a d a — es en Israel, lo m ism o
del siglo V I I I , la trad ic ió n o ral p u d o em p ez ar a fo rm arse ya q u e en S um er, el único g a ra n te q u e m a n tie n e al h o m b re en la
en el siglo X, o an tes. Es de c a p ita l im p o rta n c ia el d a to de existencia; pero p u ed e re tira rs e de él en c u a lq u ie r m o m en to
q u e fueron d escen d ien tes d e n ó m ad as con g ra n experiencia (K ra m e r 292s). C om o ’ádám es un co n cep to genérico y no un
de la v id a en el d esierto quienes d iero n form a a este p rim e r n o m b re p ro p io , el relato d e la creació n d e A d á n re p re se n ta un
re la to de la creación. P o rq u e la base de las afirm aciones es la ac o n tecim ien to colectivo: el n ac im ien to del gén ero h u m an o .
estéril zo n a del d esierto , q u e co n stitu y e u n a a m e n a z a p a ra la T o d a la p ro to lo g ía de J se o rie n ta a p o n e r en relació n con
v id a y carece de vegetación. Sin em b arg o ,' la fra n ja de tie rra el D ios de la a lia n z a todo el e n to rn o del h o m b re q u e vive de
d esé rtic a no tien e en la h isto ria y ah v ista d e los orígenes un la t i e r r a d e c u ltiv o . D e a h í q u e u n a e s tr e c h a m e n te e ste
significado c o m p a ra b le al p o d er co n fig u rad o r de D ios. N o se m u n d o a g ra rio con la acción salvífica de la creació n , situ a n d o
a trib u y e a las dos re alid ad es la condición de no te n e r p rin c i­ su cesivam ente bajo el d o m in io div in o los árb o les, los frutos y
pio; p o r ta n to , J no concibe el proceso c read o r com o efecto de los anim ales. El p u n to cu lm in a n te es el h o m b re m ism o, cu y a
u n a in tera cció n d u a lis ta — c u a lq u ie ra q u e sea su n a tu ra le z a b isex u alid ad re q u ie re u n a explicación p a rtic u la r, q u e d esem ­
co n c reta— e n tre D ios (el esp íritu ) y la m ateria . M ás b ien so­ boca en la fu n d a m e n tació n del m atrim o n io y la fam ilia com o
m ete la id ea de un m u n d o a te m p o ra l y sin com ienzo, m uy d i­ in stitu cio n es teológicas.
fu n d id a en el A n tig u o O rie n te , a la v o lu n ta d co n fig u rad o ra Pero antes se describe en 2,8 la p ro speridad de los cam pos
de D ios, cuyo p rim e r acto c re a d o r mediato consiste en h ac er regados con «agua de la tierra». E videntem ente, tal prosperidad
fértil el suelo estéril del d esierto m e d ia n te b ro tes esp o n tán eo s no p u ed e te n e r com o p ro to tip o el árid o terren o de los m o n tes
d e a g u a (a g u a s s u b te rr á n e a s , p ozos a rte s ia n o s ), h ec h o d e y d esiertos de P alestin a, sino un lu g a r d o n d e la a b u n d a n c ia
g ra n im p o rta n c ia p a ra la v id a en u n a zo n a seca (2,6). E ste de a g u a favorece la floración d e la v ida. A llí — en el E ste rico
h e c h o a d m itía lo m ism o u n a le c tu r a m ític a , co m o la d e en a g u a— se h a lla el h o m b re ju n to a la fu en te de las delicias
S u m e r (v a n D ijk 1661), q u e u n a in te rp re ta c ió n h istó ric o - ( —Edén?). L a topografía de este lu g ar de ensueño es im p o rtan te
salv ífica , q u e re fiere a la ac ció n s a lv a d o ra del D ios d e la p ara J ; por eso describe un p araje, hoy ilocalizable, su rcado p or

124 125
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N LA C R E A C IÓ N EN EL D O C U M E N T O SA C ER D O T A L

cu atro ríos — sin d u d a, las cuatro direcciones de la rosa de los in ic ia u n a s o le m n e o b e r tu r a lin g ü ís tic a q u e d a re a lc e a
vientos— que, adem ás de regar con su caudal el paraíso, pro­ 2,21-25. El re la to d e la creació n d e la m u je r q u ie re estab le cer
porcionan el ag u a que fertiliza y fecunda toda la tierra. teológico-etiológicam en te q u e el eros y el m a trim o n io son v a ­
H a sta ahora, no se h a encontrado en M esopotam ia ningún lores h u m an o s fu n d a m e n tales. E n este co n tex to , J m a rc a con
au téntico m ito con el tem a del paraíso, pero sí la idea del ja rd ín u n a n e ta im p ro n ta m o n o teísta los m ateria le s cosm ogónicos
de los dioses (K ram er 147-149). Sin em bargo, J la h a purificado q u e to m a d e la m itología su m erio -a cád ic a. El p aralelo sum e-
del escandaloso politeísm o y h a transform ado tal ja rd ín en un rio está h ilv a n a d o con la id e n tid a d de los id eo g ram as « co sti­
p arq u e p a ra los hom bres, que son objeto de la solicitud de Dios lla» y « su scitar v ida» (ti). E n el p o em a Dilmun, u n a d io sa lla­
y que, a su vez, deben cultivar y custodiar solícitam ente este m a d a N iu -ti tien e el p o d e r d e c u ra r las en ferm ed ad es d e las
ja rd ín . costillas. P o r ta n to , su n o m b re p u e d e ser « señ o ra de la co sti­
lla» o «señora q u e su scita v ida» (K ra m e r 149; Schópfungsmy-
b) La mujer y el eros then 216). E n n u e stro tex to h eb reo se desv an ece ese ju e g o de
p a la b r a s ; en c a m b io se p o n e d e reliev e la se m e ja n z a e n ­
Los versículos 16s tien en y a u n p re lu d io en v. 9. El ja r d ín de tre el v aró n y la m u jer m e d ia n te el b in o m io v erb al ’is-’issáh.
la v id a ten ía u n a p ec u lia rid ad : el árb o l de la ciencia del bien L u eg o , J h a c e q u e A d á n lla m e a la m u je r hawwáh (E v a ),
y del m al. N os h allam o s a n te u n as categ o rías in te rp re ta tiv a s c irc u n sta n c ia q u e lleva fin alm en te al títu lo « m a d re d e todos
q u e p erte n ece n al á m b ito d e lo q u e favorece o im p id e la v id a los vivientes» (3,20).
en cuanto tal. El conocim iento q u e se a d q u ie re com iendo los L a m u je r no d eb e su ex isten cia a n in g ú n acto de p ro c re a ­
frutos del árb o l de la v id a incluye la fa cu ltad de d isc e rn ir lo ción e n tre dioses en el sen tid o del hierós gamos, sino a u n a
q u e co n serv a la v id a en la existencia y lo q u e la lleva al no creación d iv in a d esp o ja d a de todo o rn a to . D ios no se fu n d e
ser: ¡un d o n v e rd a d e ra m e n te divino! P ero sólo D ios, el S eñor, con la c ria tu ra : se afirm a in eq u ív o ca m e n te la sep a rac ió n e n ­
p u ed e p la s m a r sin esfuerzo su sa b e r en u n a re a lid a d cread a. tre am bos. P ero con la m ism a cla rid a d se afirm a ta m b ié n q u e
El p asaje q u e n a r ra la creación d e seres vivos d e to d as las el h o m b re tiene u n p u esto d e sta c a d o en la su scitació n d e la
clases con la co o peración del h o m b re (2,18-20) d e sta c a o tro vida. L a im posición del n o m b re p o r p a rte del v aró n y el em ­
d o n o to rg ad o a éste — y sem ejan te al h álito q u e lo d esp e rtó a pleo de su costilla sim b o lizan sin d u d a q u e el h o m b re tiene la
la v id a— : p o d er a sig n a r a un viviente su form a c o n c reta de fa cu ltad d e a c tu a r con a u to rid a d y com o ca u sa efectiva en
s e r im p o n ié n d o le u n n o m b r e . D e h e c h o , e n el A n tig u o la tra n sm isió n d e la vida. El epílogo del re la to y a h v ista de la
O rie n te , im p o n er un n o m b re no e ra colocar al a z a r u n a eti­ creación d a a la referen cia m u tu a de los sexos y a su fu er­
q u e ta , sino co m u n ic a r el ser m ás ín tim o . A q u í se p re su p o n e te te n d e n c ia a la fusión la fu erza exp resiv a d e u n a m etáfo ra
d e fo rm a no refleja q u e to d o len g u aje co n creto y sus co rres­ (2,24), no sin a d v e rtir q u e la en erg ía sexual, p o r co n stitu ir
p o n d ien tes etim ologías alc a n z a n , p o r así decir, p ro fu n d id a d es u n don de D ios, es salvífica (—> m atrim o n io ; relació n e n tre
m etafísicas. C o n la fa cu ltad de im p o n er n o m b res se o to rg a al los sexos y ca p a c id a d p a ra el am o r).
h o m b re u n reflejo del p o d e r c re a d o r d e Dios.
E n estos v ersículos ap a re c e ya el ta la n te p esim ista de J ,
esa co n ciencia d e crisis y a m en a zas q u e se m a n ife sta rá con 2. E l modelo de creación del Documento Sacerdotal
to d a c la rid a d en el re la to de la caíd a. Los an im ales no p u e ­
d en d a r al h o m b re la a y u d a e sp e ra d a p a r a salir de la soledad El D o c u m e n to S ace rd o tal (P) in teg ra m ás siste m átic am en te
y la in d ig en cia. «N o se en c o n tró el a u x ilia r q u e le co rresp o n ­ q u e J la p ro to lo g ía en la h isto ria d e la a lia n z a (G n 1,1-2, 4a).
d ía » , c o n c lu y e J . , d e c e p c io n a n d o al lecto r. P ero a la vez No o b sta n te , ta m b ié n p re s e n ta indicios d e q u e h a to m ad o y

126 127
E V O L U C IÓ N V C R E A C IÓ N O C É A N O O R IG IN A R IO Y C R E A C IÓ N D IV IN A

elab o rad o elem entos de la cosm ogonía co m ú n en el A ntiguo de ag u a, d istin ta s d e los m ares, son p a ra P el océan o p rim i­
O rie n te . P recibió su redacción definitiva d u ra n te (y después genio sobre el q u e a c tú a el m ay está tico bdrd’ de Dios.
de) el exilio bab ilónico, q u e siguió a la c o n q u ista d e J e ru s a - El c o n ten id o y el uso d e esta ú ltim a p a la b ra rev elan ya
lén en el 597 a.C .; pero contiene sin d u d a p a rte s n o ta b le ­ algo sobre el acto cread o r. E m p lead o com o térm in o del len ­
m en te m ás a n tig u as. El relato , desp ro v isto de to d a retó rica, guaje teológico sac erd o tal, el v erb o bdrd’ tien e siem p re com o
está m a rc a d o p o r el culto y la a lian z a y, al p rin cip io , debió sujeto a Dios. E n las form as u su ales d e la co n ju g ació n d e ­
de tra n sm itirse o ra lm e n te en la escuela del T e m p lo de J e ru - sig n a la ac ció n d iv in a d e « c re a r» o « p ro d u c ir» , en la q u e
salén. P o r ser un texto d estin a d o a la escuela y la en señ an za, Dios no sólo es a u to r d e u n m o v im ien to in icial, sino ta m b ién
fue so m etid o a sucesivos re to q u es, proceso del q u e to d av ía se in terlo cu to r de un diálo g o -acció n p e rm a n e n te . D e este signifi­
co n serv an h u ellas evidentes. Sin em b arg o , P y J no d istan cado lite ral se p u ed e co n c lu ir q u e P p ien sa en u n a «creación
m u ch o en el p ro p ó sito ni en el m étodo. E n el asp ecto lite ra ­ de la n a d a » . P e ro n o e x p r e s a c o n s e c u e n te m e n te ta l id e a
rio, ta m b ién P está re la cio n ad o con sacerdotes eru d ito s que ( liando señ ala q u e la creació n se efectúa m e d ia n te u n cuasi-
in te n ta n esclarecer el m isterio de la existencia sirviéndose de objeto: el o céano p rim o rd ial. Es cierto q u e el texto elim in a de
sagas y leyendas. P ero el sobrio rig o r de P m u e stra in co n fu n ­ raíz la asociación de u n a d u a lid a d D io s-m ateria; p ero no lo-
d ib lem en te q u e este d o cu m en to desconfía del d iscu rso m ítico g ra resolver la a n tin o m ia q u e im p lica te n e r q u e e n c u a d ra r la
y se a p a rta p o r com pleto d e él c u a n d o lo cree necesario. Por dim ensión h istórico-salv ífica en u n a cosm ología c o n stru id a
ser d o cu m en to s m o n o teístas, P y J tien en q u e co in cid ir en con p a r á m e tr o s a te m p o r a le s . T a m p o c o el e s ta d o c a ó tic o
esta ten d en c ia, p ero no en el g ra d o de su realización, q u e inicial (tohü wdbdhü) de la T ie rra co n c u erd a p o r en tero con un
ap a rec e b a s ta n te m ás a v a n z a d a en P. acto divino c re a d o r p le n a m e n te suficiente p o r sí m ism o. Los
prim eros versículos del G énesis m u e stra n y a en q u é m ed id a y
.i q u é e le v a d o n iv el p r o c u r a P a r m o n iz a r la im a g e n d el
a) Océano originario y creación divina
m u n d o y la fe histórico-salvífica.
G n 1,1 m u e stra y a el p u n to de p a rtid a , q u e d a u n a im p o rta n ­ E ste esfuerzo a d q u ie re sus v erd ad ero s perfiles c u a n d o se
cia ca p ita l al ag ua. C o n ceb id a com o un' océano prim igenio echa u n a o jead a al p o em a acád ico Enüma-elis, con cu y a esce­
(téhóm), el a g u a co n stitu y e en P la b ase del re la to de la c rea­ nografía tien e b a sta n te s p u n to s d e co n tacto , en p a rte p o si­
ción, m ie n tra s q u e J d a la p rio rid a d a la tie rra del desierto. tivos y en p a r te n e g a tiv o s , el re la to d e la c re a c ió n d e P.
C o n ello c o rro b o ra la idea, m uy d ifu n d id a en la A n tig ü ed ad , S egún este m ito, al p rin cip io no existen el cielo ni la T ie rra ,
de q u e el a g u a o cu p a un p u esto d estac ad o en la génesis de sino sólo u n a inform e m a te ria e te rn a , las ag u as p rim ig en ias,
las cosas. C asi co n stitu y e el c o n tra p u n to de la acción divina, de la q u e se d esp re n d e n dos factores activos. U n ser m a sc u ­
com o si fuera u n elem en to etern o , o p u esto p o la rm e n te a Dios lino, id e n tific a c ió n le g e n d a ria d e la z o n a d e a g u a s d u lces
y d o ta d o de ex istencia con a n te rio rid a d al acto creador. existente d eb a jo d e la T ie rra (apsü), a p a rec e fren te a u n ser
E sta c irc u n sta n c ia d a pie p a r a p re g u n ta r p o r la c u ltu ra en fem enino q u e personifica las ag u as salad a s o m ares (tidmat) y
q u e el ciclo v ital está decisiv am en te influido p o r el co n tacto al q u e todo d eb e la vida. D e la u n ió n de am b o s nace u n hijo
con el a g u a y q u e p re se n ta u n a visión a c u á tic a del m u n d o . (trmmmu), q u e p ro b a b le m e n te re p re s e n ta la n ieb la, u n o d e los
E n la A n tig ü ed ad y en el A n tig u o O rie n te , tales d ato s a p a re ­ estados físicos del ag u a. L as tres clases d e a g u a fo rm an u n a
cen en la id ea de q u e la T ie rra es u n disco sobre el q u e se ex­ m asa in g en te en la q u e se h a lla n u n id o s todos los elem entos
tien d e la b ó v ed a del cielo, c u b ie rta d e estrellas. M ás allá de de los q u e luego surg e el cosm os. El com ienzo d e este últim o
esta bó v ed a y d eb ajo de la T ie rra , sólo h ay enorm es m asas está co n stitu id o p o r u n acto q u e se p a ra el cielo y la T ie rra .
d e ag u a, so b re las q u e flotan el cielo y la T ie rra . E stas m asas Se tra ta d e u n a idea m uy ex ten d id a : « G n 1 c o m p a rte con

128 129
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N LA A P O R T A C IÓ N D E J Y P

todo el A n tig u o O rie n te la concepción d e q u e, al p rin cip io , el ú n icam e n te se c rean especies, no in d iv id u o s. L a creació n del
m u n d o e sta b a co m p u esto de ag u a ... o la T ie rra c u b ie rta de ho m b re co n stitu y e el p u n to cu lm in a n te de la o b ra de los seis
ag u a» (W . H . S ch m id t 29). días, p o rq u e con ella no se estab lece sólo u n a relació n form al
Se p o d ría n e n u m e ra r o tra s coincidencias en tre el p oem a de d e p e n d e n c ia , com o en el caso de las o tra s c ria tu ra s . C o n
Enüma-elis y P. Es im p re sio n a n te la sem eja n za ex isten te en el la creación del h o m b re, la in teg ra ció n de la h isto ria d e los
esq u e m a global d e la secuencia d e la creación: cielo, T ie rra , orígenes en la h isto ria de la a lia n z a te rm in a en u n a p ro m esa
estrellas, h o m b re. In c lu so se m en cio n a el d escanso d e D ios al salvífica sin p a ra n g ó n : D io s c re a al h o m b re co m o im a g e n
final d e la creación. E n cam bio, P tiene q u e o m itir la teogo­ suya y establece con él u n a relació n d e sem eja n za y co rres­
n ia y la p ersonificación m ítica de la n a tu ra le z a , in co m p atib les po n d en cia, a u n q u e no d e ig u ald ad . A diferen cia d e sus p ro to ­
con la teología m o n o teísta de la a lian z a. A u n q u e se p u ed e es­ tipos egipcios, q u e sólo a trib u y e n al rey la sem ejan za con
tab lec er u n a conexión etim ológica e n tre el tiámat acád ico y el Dios (S c h m id t 136-140), G n 1,26 a firm a u n a c e rc a n ía d e
tehom sac erd o tal, en P no h ay indicios p a ra co n clu ir u n influjo lodos los h o m b res (de la especie) con D ios en el o rd e n del
acád ico d irecto , p ero sí h ay aspectos q u e p erm ite n afirm a r ser. E n v irtu d de esta sem ejan za, el h o m b re es u n a m an ifes­
u n a d e p e n d e n c ia de la cosm ogonía c a n a n e a , q u e co n ten ía ele­ tación d e D ios, cuyo ro stro b rilla en la c ria tu ra , a u n q u e de
m en to s m eso p o tám icos y fo rm a b a p a rte del e n to rn o c u ltu ra l form a p á lid a y débil. El p aso re tro sp ectiv o de tal sem eja n za a
de Israel. Dios m e d ia n te u n a a rg u m e n ta c ió n in g e n u a es p ro b lem á tico y
está ex p u esto a in n u m e ra b le s desviaciones.
b) Las intenciones teológicas En J , el bim orfism o sexual h u m an o es objeto de u n a expli­
cación particular, que q uizá tiene sus raíces en la idea legenda­
L a s e c u e n c ia d e la c r e a c ió n d e 1,3-31 r e p r e s e n ta , co m o ria d e dos seres p rim ig en io s d e d istin to sexo. E n cam b io , P
hem os in d icad o , la red acció n final, tra s v arias reelab o racio n es .ilirm a lacónicam ente y sin ningún elem ento m etafórico: «Los
q u e m o d ificaro n y m ejo ra ro n el texto. Así, podem os su p o n er creó varón y m ujer» (1,27). T am b ién aq u í se tra ta de la espe­
q u e al d o cu m en to a c tu a l p recedió u n a «exposición d e los h e ­ cie, no del individuo, y a ella se concede luego el dom inio sobre
chos» q u e e n u m e ra ría los acontecim ientos' de la creación de l.i creación p a ra su utilidad y provecho. D esde el p u n to de vista
u n a fo rm a p a re c id a a la siguiente: la T ie rra e sta b a d e sie rta y teológico, son esp ecialm en te im p o rta n te s las n u m ero sa s «fór­
vacía; las tinieblas cubrían las aguas originarias; el espíritu de m ulas de aprobación», que expresan u n a valoración optim ista
Dios se cernía sobre las aguas, etc. M ás tarde, esta exposición del m undo: «Y vio Dios que era bueno». L a conciencia de crisis
de los hechos se entretejió con un relato centrado en la palab ra, de ,J y su visión pesim ista de la existencia d an paso, en P, a
el cual s u b ra y a b a q u e D ios crea sin esfuerzo y sin p re su p u e s­ una bendición y aprobación de todas las criatu ras p or p arte de
tos. L a creació n no d e b ía e n ten d e rse com o un aco n tecim ien to Dios. En 2,1-3, la perfección del m u n d o y el esquem a de los
d em iú rg ico , sino com o u n acto so b eran o , q u e sólo re q u ie re la seis días, que no vuelve a reaparecer, se integran en u n a síntesis
m an ifestació n d e la v o lu n ta d d e D ios («Y dijo D ios...»). superior: en la fundam entación protológica del descanso sab á­
Si ex cep tu am o s la creación d e las estrellas, la secuencia tico com o exigencia del culto a Y ahvé (—» m u n d o técnico-cientí-
de los acto s creativos coincide con la q u e hoy estab lece la h is­ lico y creación; persona e im agen de Dios).
to ria n a tu ra l, y cabe re s a lta r q u e, p a ra p ro d u c ir lo nuevo,
D ios su ele u tiliz a r en P cau sas in stru m e n ta le s q u e, según los <) La verdadera aportación de J y P
co n o cim ien to s ac tu a les, re sp o n d en a la sucesión real de la g é­
nesis de las cosas: « L a tie rra p ro d u jo h ie rb a verde» (1,12); | y P re p re se n ta n dos estad io s evolutivos d e la teología d e la
los peces y las aves se m e n cio n a n ju n to s (l,2 0 s ). A dem ás, ■'lian za. E n su in te rp re ta c ió n d e la h isto ria de los orígenes

130
131
E V O L U C IÓ N V C R E A C IÓ N FA C U L T A D D E C O N O C E R S E

com o h isto ria d e la salvación, J no logra ro m p e r las ca d en as m ía y condición c re a tu ra l; h isto ria del m u n d o e h isto ria d e la
de un m odelo lingüístico m a rc a d a m e n te an tro p o m ó rfico q u e salvación; ju d a is m o y cristian ism o ; m ito y ciencia).
refleja u n a co sm ogonía arcaica , lib e ra d a con im ag in ació n de
su in serció n en el ciclo vital, y cierta fa m ilia rid a d con los
m itos del A n tig u o O rie n te , p a rtic u la rm e n te con los sum erio- 3. L a «caída» y la sociobiología: ¿Cómo conciliar la doctrina
acádicos. del pecado original con el poligenismo?
T a m b ié n P co n o ce esa e sc e n o g ra fía co sm o g ó n ica ; p ero
consigue elevarse a u n nivel de ab stra c c ió n q u e está m ucho En el re la to del pecado (G n 3), J re e la b o ra esq u em as cosm ogó­
m enos v in cu lad o a ella y q u e an te p o n e m ás c la ra m e n te la in ­ nicos preex isten tes (E liad e 159) p a ra ex p o n er u n a concepción
ten ció n teológica al vehículo expresivo. del m u n d o y del h o m b re e n c a m in a d a a ex p lica r el d e s g a rra ­
E n u n a p a la b ra : en la exposición d e J , el p e n sa m ie n to his­ m iento in te rio r d e la n a tu ra le z a h u m a n a . Los térm in o s clave
tórico se a b re paso to d av ía con titu b eo s; en P, d e fo rm a re ­ de la n a rra c ió n son « árb o l d e la cien cia del bien y del m al»,
su elta. Los dos elim in a n los elem entos a n tim o n o te ísta s de las «m orir», «desnudez». C o n su sim bolism o arq u etíp ic o , J ex­
im ág en es del m u n d o su b y acen tes a sus relatos y sitú a n la so­ presa p lá stic a m e n te la a rro g a n c ia titá n ic a del h o m b re, q u e
b e ra n ía d e D ios en el lu g ar deb id o . El realism o co lo rista d e J ab u sa de su sem ejan za con Dios p a ra in te n ta r co n seg u ir la
y su em pleo v irtu o sista d e m etáfo ras e im ágenes no p erm iten perfección d iv in a e incluso la ig u ald ad con D ios (—> c u lp a y
p o n e r en d u d a q u e su p rotología está im p u ls a d a p o r u n a in ­ pecado).
ten ció n teológica q u e es u n iv e rsa lista y en g lo b a to d a la exis­
te n c ia . Y lo q u e d ec im o s d e J p u e d e a firm a rs e d e P con
m ay o r razón: « E n co m p aració n con la filosofía d e la n a tu r a ­ a) Facultad de conocerse, autosupervaloración, autodonación
leza su m eria, G n 1 y 2 co n stitu y e la m ay o r “desm itologiza-
ció n ” de la h isto ria d e la h u m a n id a d » (van D ijk 1662). J y P l',l p re su p u esto an tro p o ló g ico d e tal a rro g a n c ia resid e en la
a firm a n , c a d a u n o a su m o d o , q u e el cosm os y to d a s sus facultad cognitiva, q u e p e rm ite al h o m b re to m a r co n ciencia
p a rte s tien en su ú ltim o fu n d a m e n to en la v o lu n ta d d e Dios, de su lim itació n y de las leyes q u e p resid en su v id a. A p a rtir
el cu al no p ro c re a las c ria tu ra s , sino q u e les d a la existencia de ese m o m en to , la ex isten cia del h o m b re está m a rc a d a p o r
y las saca de la n a d a m e d ia n te un acto cread o r. P ero la tesis la colectividad y la individualidad y, co n sig u ien tem en te, p o r la
de la « creatio ex nihilo» refleja u n a e ta p a in te rp re ta tiv a pos­ experiencia del yo, q u e se realiza m e d ia n te el con o cim ien to
terio r y no e n c o n tra rá u n a fo rm u lació n explícita h a s ta m u ch o de uno m ism o. L a ex p resió n p erso n al de todo esto es la ver­
d esp u és (2 M a c 7,28). güenza tras la caída; tal v erg ü en za po n e d e m anifiesto q u e el
S u b ray em o s u n d a to de g ra n im p o rtan cia: en G n 1 y 2 se hom bre h a llegado a u n estad o en el q u e p u ed e a d o p ta r u n a
a trib u y e a las c ria tu ra s u n a ca u sa lid a d a u tó n o m a q u e llega p o stu ra a n te sí m ism o, p u es la d esn u d ez re p re se n ta p a r a él el
h a s ta el ex trem o de q u e ellas m ism as p u ed e n to m a r la in icia­ lugar en q u e se e x p e rim en ta com o un ser co n tin g en te, p ero
tiva. In te rv ie n e n en el acto c re a d o r y a c o m p a ñ a n ac tiv a m e n te cuya concreción p u ed e tra sc e n d e r m ed ian te el con o cim ien to
la su b sig u ie n te configuración cre a tiv a del m u n d o . E v id en te­ p a r a e s ta b le c e r u n a relación ética c o n s ig o m ism o , c o n su
m en te, la id ea m o d e rn a d e la evolución no p u ed e ser te m a de m undo y con su e n to rn o (cf. H u b e r 107-110). Si los p rim ates
los re la to s d e la c re a c ió n . P ero P, en p a r tic u la r , n o p o n e su p e rio re s p o see n y a e s ta fa c u lta d d e fo rm a b ien d e fin id a
g ra n d e s o b stácu lo s en la se n d a h a c ia el p e n sa m ie n to ev o lu ­ pero lim ita d a , los h o m ín id o s la tie n e n — p a r tic u la rm e n te ,
cio n ista, y a q u e ta n to la in te rp re ta c ió n b íb lica com o la evolu­ « ra d a s al lenguaje— en p ro p o rcio n es sin g u lares, ya q u e p u e ­
cio n ista se in sp ira n en u n a m e n ta lid a d h istó rica ( » a u to n o ­ den v a lo ra r y re la c io n a r con ellos m ism os todo lo q u e ac o n ­

132 133
E V O L U C IÓ N y C R E A C IÓ N EST R A T E G IA S D E S U P E R V IV E N C IA

tece. E sto im p lica, a d e m á s, la libertad d e ver el m u n d o desde pecie de las plantas, los peces y las aves. E sta in terpretación es
un o m ism o y d e co n sid erarse com o ce n tro d e su significado. im p o rtan te p orque coincide con u n a conclusión de la genética
A h o ra bien, lo c a rac te rístic o d e la « caída» es q u e ex p resa de las poblaciones: que la supervivencia y la constante a d a p ta ­
m e d ia n te u n símbolo teológico cóm o el h o m b re su p e rv a lo ra su ción del individuo al m edio sólo son posibles sobre la base del
au to co n c ien cia recién a d q u irid a , la sem ejan za con el conoci­ in te rc a m b io genético d e n tro de u n a p o b lació n (especie). En
m ien to d iv in o , h a s ta el ex trem o d e en c errarse en el solipsism o todos los niveles biológicos rige el principio de que, fuera de
y caer en u n eg o centrism o cegador. P ero c u a n d o se p ro y e cta u n a agrupación colectiva, la reproducción, el cam bio genético y
co n scien tem en te el yo sobre to d a la re a lid a d y se hace de él el m etabolism o no pueden gen erar la inderivable com unidad de
la m ed id a d e to d as las cosas, se llega a la form a m ás c ra sa de sistem as que representa la vida y que responde ad ecu ad am en te
a rro g a n c ia , p o rq u e e n to n c e s o c u p a el p u e s to d e D ios u n a a las situaciones de com petencia. Es característica de la especie
c ria tu ra , cosa ab o m in a b le a u n tra tá n d o se d e u n a c ria tu ra que la existencia de u n a relación directa entre la solidaridad hacia
r e p r e s e n ta u n p u n to c u lm in a n te d e la h is to r ia g e n é tic a . d en tro y la agresividad hacia fuera: la in tensidad de am b as siem ­
T o d a s las m anifestaciones categ o riales d e c u lp a son conse­ pre crece y dism inuye sim u ltán eam en te (—» au to n o m ía y condi­
cu en cia y secu ela de este único acto d e reb eld ía. D icho acto ción creatural; interés y desprendim iento; realidad-experiencia-
define la situ ació n del h o m b re «caído» y co n stitu y e el m otivo lenguaje; so lid a rid a d y am o r; valores y fu n d a m e n ta c ió n de
teo ló g ico — no el b iológico— d e la m u e rte (S c h m a u s I I I , norm as).
21979, 334s; B rak e lm a n n 105; S ch u lte 20).
T a n o rig in ario com o el egocentrism o, p ero o p u esto a él, es
el altruismo, no en el sen tid o de u n m ero h u m a n ita rism o , sino b) Estrategias «egoístas» de supervivencia en la naturaleza
en c u a n to a c titu d ética y religiosa. El altru ism o tien d e a a l­
b e rg a r al o tro en el yo aislad o q u e, m e d ia n te la en ajen ació n H a y u n a n u ev a d iscip lin a biológica, la sociobiología, q u e lleva
a ltru is ta d e sus fuerzas, restab lece la relación de ran g o , a lte ­ algunos años d a n d o b a s ta n te q u e h a b la r a ca u sa de su in ­
ra d a p o r el p ecad o, e n tre D ios y el h o m b re. L a d ed icació n al ten to d e re d u c ir u n ila te ra lm e n te to d a la g a m a de c o m p o rta ­
o tro a b re el yo y d ese n cad e n a u n m o v im ien to q u e, si no d e ­ m ientos d e los an im ales a disposiciones h e re d ita ria s de signo
g en e ra en u n ego centrism o colectivo, te rm in a in falib lem en te « eg o ísta» . H u m a n iz a d o el le n g u a je técn ic o , socio b ió lo g o s
en Dios. E sta d o n ac ió n de sí m ism o p u ed e a d q u irir u n signifi­ com o R. D aw kins lla m a n egoístas a los genes p o rq u e , al p a ­
cado salvífico, y lo a d q u irió de hecho en la m u e rte ex p iato ria recer, sólo e stán in tere sa d o s en u n a rep ro d u cc ió n lo m ás n u ­
de C risto Je s ú s , q u ien llevó el altru ism o a su m ás ex tre m a ra- m erosa posible. E ste «deseo de rep ro d u cció n » de los genes,
d ic a lid a d . L a m u erte del H ijo de D ios lib e ra de su cárcel al q u e in h ib e c u a lq u ie r o tro in terés, co n stitu y e el p u n to d e A r-
h o m b re v íctim a de sí m ism o y le p e rm ite y le exige re v ita liza r q u ím ed es desde el q u e se in te n ta n ex p licar todos los c o m p o r­
la relació n salvífica y, así, s u p e ra r la m u erte en c u a n to cas­ tam ien to s, incluso los q u e se o rie n ta n a la con serv ació n del
tigo d e la a rro g an c ia . J e su c risto , re su c ita d o a la v id a tra s d e s­ g ru p o o d e la especie y co m p en sa n el in stin to d e su p erv iv e n ­
tru ir v ic a ria m e n te el egocentrism o d e todos, p o sib ilita a ca d a cia del indiv id u o . S egún esto, los m ateria le s genéticos vienen
uno el re to rn o a la « in m o rta lid a d » p erd id a . a ser u n a especie de p ará sito s re la tiv a m e n te inofensivos q u e
En este contexto es de gran im portancia el d ato de que, en c o n s tru y e n o rg a n is m o s c o m p lic a d o s co m o « m á q u in a s d e
G n 1 y 2, ’ádám no se entiende com o nom bre propio, sino que supervivencia». En el p lan o de las e stru c tu ra s g en éticas n ece­
equivale a «el hom bre» (térm ino genérico), com o lo p ru e b a el sarias p a ra tal fin, lu c h a n c o n tra la te n d e n c ia de los o rg a ­
uso del artículo. Así, en G n 1 y 2 aparece la especie biológica nism os a c o n tro la r y elim in a r los factores h ered itario s c o n tra ­
«hom bre», del m ism o m odo que allí se h ab la tam bién de la es­ rios a la conservació n de la especie. E m p le a n d o « ard id es» y

134 135
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N EL H O M B R E A N TES Y D E SPU É S DE I.A «CAÍDA»

« táctica s refin ad as», la lu ch a d a rv in ista p o r la v id a se d es­ d e su p erv iv en cia, p u e d a a firm a rse de fo rm a solip sista y e ri­
a rro lla d e ac u erd o con las leyes de la selección, pero no en el girse en v alo r ab so lu to . Sólo u n altru ism o con scien te y fuerte
colectivo d e la especie, sino en el g enom a. S egún ciertos ex­ p u ed e c e rra r la p u e rta a tal p o sib ilid ad . C u a n d o se im p o n e la
p o n e n te s d e la s o c io b io lo g ía (cf. W ils o n ; D a w k in s ) , el te n d e n c ia eg o cén trica, nos e n c o n tram o s a n te la a rro g a n c ia
egoísm o de los genes co n stitu y e el m o to r m ás p ro fu n d o de d e stru c to ra , en la q u e el h o m b re se coloca d esp ó tica m e n te
to d a la evolución. E n esta p ersp ectiv a, los co m p o rta m ien to s p o r en c im a d e las c ria tu ra s p a ra ser «com o D ios». L a h isto ria
an álogos al a ltru ism o se explican com o fenóm enos q u e se ex­ de la c a íd a en el p araíso sería en este co n tex to la figura teoló­
tie n d e n a g r u p o s a fin e s q u e , en g r a n m e d id a , tie n e n los gica o in te rp re ta c ió n de este hecho: q u e el h o m b re tien d e a
m ism os genes. P a ra facilitar la su p erv iv en cia m u tu a , p u ed en en c errarse en sí m ism o y tien e q u e lu c h a r — a u n q u e no en
su rg ir ta m b ién m odelos de co m p o rta m ie n to no egoísta p o r­ v an o — p a ra consegu ir su eq u ilib rio ético (—» animal y hombre;
q u e, d e ese m odo, no se benefician los genes p ropios, pero sí d e term in a ció n y lib ertad ; in terés y d esp ren d im ie n to ; m u n d o
n u m ero so s genes id énticos de otros individuos. p u lsio n al y perso n alizació n ; n eg a tiv id ad y m al).
E sta h ipótesis sociobiológica, p u rifica d a d e su p reten sió n
d e ex clu siv id ad y d e la g ro tesca term in o lo g ía d e los genes
«egoístas», p o d ría p o n e r de m anifiesto q u e la b ú sq u e d a del c) El hombre antes y después de la «caída»
bien p ro p io d e n tro de la especie y e n tre las d istin ta s especies Q u ie n acep te esta definición p e rso n a lista del p ecad o o riginal
es u n fe n ó m e n o u n iv e rs a l d e la v id a . S in e m b a rg o , com o com o u n a in a u d ita re b eld ía c o n tra D ios p o r p a rte del h o m b re
s u b ra y a n ciertos críticos, tal b ú sq u e d a está m itig a d a p o r ri­ llegado a la au to co n c ien cia y co n sid ere tal situ ació n d e la h u ­
tu ales d e c o n d u c ta específicos, q u e tienen com o m e ta la e s ta ­ m a n id a d com o típ ica y p e rm a n e n te , no te n d rá d ificu ltad en
b ilid a d y la su p erv iv en cia sociales y no incluyen sólo a in d iv i­ a d m itir q u e el re la to del p ecad o en el p a ra íso re p re se n ta u n a
d u o s a f in e s . S o b re to d o , u n a s e g u r id a d i n s t i n t i v a m u y insigne ap o rta c ió n teológica de J . D e hecho, J ofrece u n a in ­
d e s a rro lla d a im p id e q u e el in d iv id u o d irija e rró n e a m e n te su terp re ta c ió n etiológica de la c irc u n sta n c ia siguiente: la n a tu ­
ag resiv id ad : u n a d elic a d a arm o n iz ació n d e los intereses p ro ­ ra le za h a d ejad o al h o m b re sin la seg u rid a d de los in stin to s,
pios con los d e la especie su scita disposiciones p a ra un com ­ de su erte q u e el m a n te n im ie n to del eq u ilib rio e n tre la au to -
p o rta m ie n to de ten d en c ia a ltru ista q u e, sin em b arg o , no va afirm ació n y la au to d o n a c ió n co n stitu y e p a ra él u n a m e ta h a ­
m ás allá de lo n ecesario p a r a la co n serv ació n d e la especie y cia la q u e d eb e te n d e r co n scien tem en te. E stas dos ten d en cias,
del in d iv id u o . T o d o sistem a biológico es b ifronte com o Ja n o : ig u alm en te o rig in aria s, e stán p ro fu n d a m e n te en ra iz a d a s en la
m ira h ac ia a b a jo (au to a firm ac ió n ) y h a c ia a r rib a (a u to d o n a - filogénesis y co n stitu y en la m o ra lid a d h u m a n a . El h o m b re
c ió n ) ( K o e s t le r ) . A sí, n o s e n c o n tr a m o s c o n fo r m a s d e posee la lib e rta d de no a b rirse y hace uso d e ella. El pecad o
egoísm o y altru ism o q u e tienen u n a a n a lo g ía p re ética con los original co n stitu y e u n a tipificación teológica d e esta p o sib ilid ad
actos libres del h o m b re. El paso a los actos libres reside p re ­ y la p re se n ta com o u n d elito c o n tra el q u e n ad ie está in m u n i­
cisam en te en la in terio rizació n de esta situ ació n am b iv alen te, zado. E ste «pecado» se tra n sm ite de u n a g en eració n a o tra
cuya lab ilid a d a u m e n ta con la interio rizació n . E fectivam ente, « m ed ian te la pro creació n » y crea siem p re la m ism a in c lin a ­
el c a rá c te r ce rra d o del rep erto rio de in stin to s establece en el ción a u n a d esm ed id a ex a lta ció n p erso n al (co n cu p iscen cia),
reino a n im a l un eq u ilib rio b a s ta n te estab le e n tre los intereses q u e co n stitu y e la fu en te d e to d as las p rev aricacio n es. L a so­
del in d iv id u o y los del g ru p o , m ien tras q u e el h o m b re no se b e rb ia a d á m ic a re p re se n ta la razón teológica de la m u erte;
h a lla so m etid o al au to m a tism o biológico e n tre el d e b e r y el pero, p a ra la fe c ristia n a , la m u erte h a q u e d a d o tip ific ad a y
a c tu a r p o rq u e p u ed e d o m in a r sus in stin to s y tiene u n g ra d o su p e ra d a p o r el m ov im ien to co n tra rio d e la h u m illació n p e r­
m ás elevado d e au to co n cien cia. D e a h í q u e, com o estra te g ia sonal y v o lu n ta ria d e C risto J e s ú s . «L o m ism o q u e en A d án
136 137
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N LA IG L E S IA A N T E EL E V O L U C IO N IS M O

m u eren todos, así tam b ién todos re cib irán la v id a en C risto» gía, d o n d e el paso del rech azo categ ó rico d e la evolución a la
(1 C o r 15,22). Si todos los h o m b res se e n c u e n tra n bajo la ac ep tació n reticen te d u ró casi un siglo. L as objeciones c o n tra
« culpa» de A d án , los b au tiza d o s en J e su c ris to e stán p u rifi­ el p en sa m ie n to evolucio n ista o b ed ecían a la creen cia de q u e
cados de esa «cu lp a». L a au to d o n ac ió n de C risto J e s ú s cu ra los p rim ero s cap ítu lo s del G énesis d e b ía n ser in te rp re ta d o s en
el d e sg a rra m ie n to in te rio r del h o m b re, p ero no b o rra las co n ­ u n sen tid o ríg id am en te h istó rico , com o la C o m isió n B íblica
secu en cias, la ten tac ió n d e re b elarse c o n tra Dios. Si el m u n d o ro m a n a su b ra y a b a to d av ía en 1909 (D S 3512). Pese a ello,
y el h o m b re son buenos y e stán b endecidos p o r D ios — la los estudios biológicos so b re la evolución y la exégesis vetero-
co n stitu ció n eg o c èn trico -a ltru ista es un g ra n bien p a ra la vida te sta m e n ta ria (p ro te sta n te ) h iciero n g ra n d es p ro g reso s y p e r­
y la su p erv iv en cia del h o m b re— , com o d e c la ra P en las «fór­ m itiero n conocer m ás a fondo la p e c u lia rid a d de los relatos
m u las d e ap ro b ació n » d e G n 1, la ca íd a no d estru y e este don, bíblicos de la creación . Y la c a rg a ideológica d e los re p re se n ­
sino q u e lo p erv ierte. L a fe y los sac ram en to s en lazan con ta n te s de la biología fue d ism in u y e n d o a m ed id a q u e se to ­
esta b o n d a d g lobal del h o m b re, p u rificá n d o la d e las excrecen­ m a b a conciencia d e la en o rm e co m p lejid ad de los p ro b lem as.
cias d e la p erv ersió n y p ro p ic ia n d o su desarro llo . E n vista d e ello, la Iglesia creyó p o d er p e rm itir q u e se ap lic a ­
D esd e este p u n to d e vista, se a b re ta m b ién u n acceso a la ra n a la B iblia ciertas teorías específicas sobre los géneros lite r a ­
d o c trin a trad ic io n a l sobre el estad o d e los p rim ero s seres h u ­ rios q u e no veían en la exposición del G énesis un pro to co lo ni
m an o s a n te s de la «caída». E n efecto, si el h o m b re es bueno u n a leyenda, sino un an u n c io de la fe. D e este m odo, el h is te ­
en lo m ás p ro fu n d o de su ser, y el p ecado o rig in al co nstituye rism o in g en u o y el m ito h ip erb ó lico q u e d a b a n d esc artad o s o,
la fig u ra teológica d e su e n c la u stra m ie n to en sí m ism o, e n ­ m ejor, e n tra b a n en u n a sim biosis fecu n d a q u e u n ía la v e rd ad
tonces la tesis del estado o rig in a l se c o n tra p o n e a tal p ecado de am b o s y la e n m a rc a b a en u n a visión crey en te de la h isto ­
com o u n a figura teológica d e la ten d en c ia, ig u alm en te origi­ ria de la salvación. P o r eso, Pío X I I p o d ía d e c la ra r en 1943
n a ria , a o lv id arse de sí m ism o m e d ia n te el a m o r al prójim o. q u e la Ig lesia recono cía q u e las form as de ex p resió n de los
L a exención del p ecad o y d e la m u erte , la g ra c ia original, la d o cu m en to s bíblicos e stán co n d icio n a d as p o r la época y, p o r
s a n tid a d , etc., d escrib en la situ ació n d e u n a p re sen cia v irtu a l ta n to , es lícito p a r tir del co n tex to del c o rresp o n d ien te g én e­
de la salv ació n , en la q u e el h o m b re se h alla en el estad o de ro lite rario p a r a av e rig u a r lo q u e q u iere n d ecir (D S 3829s;
«paz» con Dios. C o n ello se ofrece la tipificación teológico- cf. ta m b ién DS 2864).
e tio ló g ic a d e la c a p a c i d a d d e l h o m b r e p a r a la e n t r e g a E n tre tanto, el pensam iento evolucionista h ab ía pen etrad o
a ltr u is ta , c a p a c id a d q u e , tra s la « c a íd a » , h a re c o b ra d o su en la teología, p articu larm en te con los trabajos de Pierre T eilhard
in te g rid a d m e rc e d al a c o n te c im ie n to d e C ris to (—» c u lp a de C hardin. La actitud de la Iglesia an te la o b ra de T eilh ard
y p e c a d o ; e x p e rie n c ia y fe; n e g a tiv id a d y m al; sím b o lo y m arca, com o en el caso de G alileo, la línea divisoria en tre el re­
sa c ra m e n to ). chazo y u n a aceptación que ad q u irió perfiles concretos en 1950,
año en que Pío X I I d a b a vía libre al evolucionism o biológico,
au n q u e previniendo co n tra u n a generalización irreflexiva del
m ismo. El p a p a enseñ ab a que, según la concepción católica, es
4. Postura de la Iglesia ante el evolucionismo preciso seguir sosteniendo q u e el alm a h u m a n a es cread a d i­
recta e inm ediatam en te p or Dios (DS 3895s). T am b ién d ejaba
L a a c titu d de la Ig lesia h a c ia los estudios biológicos h a ex­ entre paréntesis la tesis del poligenism o: d eclarab a que no se ve
p e rim e n ta d o m u ch o s cam bios desd e la época d e D arw in . El ninguna form a de explicar la universalidad del pecado original
g iro d e la con cep ción g eo c én trica del u niverso a la h elio cén ­ sin ad m itir que todos los hom bres descienden de u n a sola p a ­
trica , q u e provocó el «caso d e G alileo», se re p itió en la biolo­ reja, que les transm ite el pecado original «m ediante la g en era­

138 139
E V O L U C IÓ N V C R E A C IÓ N

ción» (DS 3879). C on ello no se tom a ninguna decisión form al IV. Evolución y creación. Una síntesis
sobre el poligenism o. M . Schm aus sugiere en form a de pre­
g u n ta «que en el m om ento de la publicación de la citad a encí­
clica no se veía a ú n la posibilidad de u n a conciliación, pero
que, con el paso del tiem po, se puede en co n trar esa posibilidad,
y e n to n c e s y a no es p o sib le n e g a rla con p le n a s e g u rid a d » E n las p ág in as p reced en tes hem os ex p u esto alg u n o s d a to s de
(S c h m a u s I, 1 9 6 9,406; en té rm in o s s e m e ja n te s , id . I I I , astrofísica, b io q u ím ica y n eu ro lo g ía p a r a m o s tra r el estad o
21979, 341 s). a c tu a l d e los estudios so b re la evolución. T ale s estudios tie­
L a reserv a del m agisterio eclesiástico frente al evolucio­ nen com o ta re a ex p licar la génesis del universo, de la v id a y
nism o a p e n a s h a d ificu ltad o la investigación científica y, en de la conciencia. P o r su g ra n v ig o r expresivo, m erece especial
o tro p lan o y bajo otros supuestos, tiene u n a c ierta ju s tific a ­ aten ció n la hipótesis d e q u e, e n tre la explosión inicial y la
ción. D e hecho, a m e d id a q u e el « p a ra d ig m a evolucionista» a p a rició n de la au to co n cien cia, h ay u n a lín ea ev o lu tiv a in in ­
pasó a o tra s d iscip lin as no biológicas, q u e d a ro n p a te n te s sus te rru m p id a en la q u e no se re q u ie re n in g u n a cau sa tra s c e n ­
lim itacio n es. F ue preciso a d m itir q u e, frente a m uchos hechos d en te o v ital a cu y a acción se d e b a el o rd en . D esde el p u n to
co m p ro b a d o s q u e hoy son lugares com unes de la biología, de v ista de la filosofía de la n a tu ra le z a , en tal hipótesis d eben
h ay b a sta n te s cam pos q u e d eb en ad sc rib irse a la ciencia sin cum plirse, al m enos, tres condiciones. A n te todo, es preciso
fu n d a m e n to , p o rq u e en ellos a b u n d a n la in tu ició n y la conje­ defin ir el concepto de m a te ria de fo rm a q u e excluya la id ea
tu ra y escasean los m ateriales científicos. E xiste el riesgo de erró n ea d e u n a m a te ria in m u ta b le y le d é u n a a p e rtu ra d in á ­
p re su p o n e r com o d e m o stra d o lo q u e se h a de ex p licar (D aw ­ m ica, c u a lq u ie ra q u e sea su n a tu ra le z a co n creta, q u e p e rm ita
a sus elem entos tra sc e n d e rse en configuraciones n uevas. E n
kins 228s).
Sin e m b a rg o , a te n e rs e in c o n d ic io n a lm e n te al m onoge- seg u n d o lu g ar, el estu d io de la evolución m e d ia n te el análisis
n ism o co n stitu y e hoy un residuo del h isterism o precrítico, de sus cau sas y funciones d eb e e v itar cu a lq u ie r so sp ech a de
q u e no tiene su ficien tem en te en c u e n ta la p ec u lia rid a d de las red u ccio n ism o m a te ria lista ; p a ra ello d eb e co m en z ar p o r cen ­
form as d e ex p resión del G énesis, reco n o cid a p o r la Iglesia. tra r su aten ció n en la to ta lid a d de u n sistem a y de sus c a ra c ­
C o m o hem os in d icad o , la hipótesis po lig en ista p erm ite seguir terísticas y no d ifu m in a r en su an álisis los aspectos in d eriv a-
a firm a n d o el p e c a d o o rig in a l en el s e n tid o d e u n eg o c en ­ bles e im p re d e c ib le s , sin o re g is tra rlo s e x p re s a m e n te . P o r
trism o p erv ertid o (—> cu erp o y alm a; h isto ria del m u n d o e ú ltim o, h ay q u e s e ñ a la r los p re su p u esto s y condiciones m arco
h isto ria de la salvación; lenguaje lite rario y lenguaje religioso; q u e co n stitu y en el ám b ito en q u e se d e sa rro lla y d escrib e la
m ito y ciencia; u n iverso -T ierra -h o m b re). evolución. E n concreto , es preciso in d ic a r leyes y p rin cip io s
de la n a tu r a le z a su fic ie n te m e n te g e n e ra le s co m o p a r a q u e
q u ed e re d u cid o al m ín im o , a u n q u e no elim in ad o , el p ap e l del
azar: la so b rev alo ració n del m ism o a c u m u la ría casos im p ro ­
bables y, p o r ta n to , p e rd e ría v alo r ex p licativ o el m odelo co­
rresp o n d ien te.
C on estas y o tra s co n d icio n es — q u e se h an v erificado ya
de form a im p re sio n a n te , a u n q u e no satisfac to ria— es posible
conciliar el concepto de evolución con el de creación. P ero el acto
cread o r, a su vez, d eb e e n te n d e rse de fo rm a q u e no exija in ­
tervenciones a rb itra ria s de D ios. E n esta p ersp ectiv a, el acto

140 141
E V O L U C IÓ N V C R E A C IÓ N U N A SÍN T E SIS

c read o r consiste en un m ovim iento inicial del q u e surge la d e term in a ció n y lib ertad ; ex p erien cia d e la co n tin g en cia y
ex isten cia con su form a sin g u la r y sus condiciones m arco y p re g u n ta p o r el sentid o ; fenóm enos n a tu ra le s y m ilagros; his­
q u e, d e ac u erd o con estas ú ltim as — es decir, d e ac u erd o con to ria d el m u n d o e h is to ria d e la salv a c ió n ; m a te ria lis m o ,
las reglas d e ju e g o d e la n a tu ra le z a — , d a a la creación un fu­ idealism o y visión c ristia n a del m u n d o ; naturaleza e historia;
tu ro su scep tib le d e ser in te rp re ta d o com o un p la n div in o de universo- Tierra-hombre).
salvación. E n un contexto sem ejan te, la creación es «creatio
c o n tin u a» y tiene su fu n d a m e n to en la tesis de q u e el p ro p io [T rad u cc ió n : J . Rodríguez de Ribera]
D ios co n serv a su o b ra en la existencia. E sta creación co n ti­
n u a d a se efectú a m e d ia n te u n as cau sas que, siendo u ltra m u n ­
d a n a s, g o zan d e la c a p a c id a d d e tra sc e n d e rse y a u to su p e ra rse
esen cialm en te p o r h allarse im p u lsa d a s p o r un fu n d a m e n to
ó ntico trasc en d en te. E n tal contexto no ca u salista , el cam bio
y el d ev en ir alb e rg a n p o sib ilid ad es d e creaciones nu ev as e
im p rev isib les com o efecto sinergético de u n a acción in m a ­
n en te y trasc en d en te.
Los p rim ero s cap ítu lo s del G énesis no c ierran el ca m in o a
u n m o d elo de creación de esta n a tu ra le z a . T a n to J com o P
esb o zan su d o c trin a sobre el com ienzo de las cosas sirv ién ­
dose de u n a im ag en co n c reta del m u n d o , q u e a d e c ú a n a las
p a rtic u la rid a d e s d e la fe en Y ahvé. Los dos están fa m ilia ri­
zad o s con el p en sa m ie n to histó rico y con el co ncepto d e d ev e­
n ir, y los dos a trib u y e n a la c ria tu ra u n g ra d o de au to n o m ía
cau sal q u e le p e rm ite p a rtic ip a r a c tiv a m e n te en el proceso de
la creació n , cosa q u e tiene p a rtic u la r vigencia en el caso del
ho m b re. P o r eso, no están lejos del p en sa m ie n to evolucio­
n ista, P m enos q u e J , si es co rre c ta la d istin c ió n efectu ad a
e n tre las v e rd a d e ra s afirm aciones y el ro p aje lite rario d e los
e stra to s del P en tateu c o . Los relatos bíblicos d e la creació n no
p u e d e n ni q u iere n d ec ir n a d a sobre el d esa rro llo d e la c re a ­
ción en el p lan o de la h isto ria n a tu ra l. E sto p erte n ece al d o ­
m in io d e la s c ie n c ia s n a t u r a l e s , c u y o s m o d e lo s, p o r o tr a
p a rte , e stá n sujetos a la falsificación y, p o r ta n to , a la m odifi­
cación p e rm a n e n te . Si d e te rm in a d a s p a rte s esenciales no p u ­
d ie ra n se r in te g ra d a s en el e sq u e m a a c tu a l d e la evolución,
tal h echo no in v a lid a ría la teología d e la creación, ni tam p o co
el p e n sa m ie n to ev o lu cio n ista q u e, con u n nuevo « cam bio de
p a ra d ig m a » , p o d ría a p a re c e r com o u n caso especial d e n tro de
u n a in te rp re ta c ió n to d a v ía m ás global d e la re a lid a d (—» a u ­
to n o m ía y condición c re a tu ra l; c a u sa lid a d -a z a r-p ro v id e n c ia ;

142 143
B IB L IO G R A FIA

Bibliografía R. E . D ickerson, Chemical Evolution and the Origin o f L ife: Scientific


A m e rican 239/3 (1978) 70-86.
J. J . van D y k , Sumerer, en H . H a a g (e d .), Bibellexikon (Einsiedeln
G . A ltn e r, Schopfungsgiau.be und Entwicklungsgedanke in der protestanti­ 21968) 1654-1664.
schen Theologie zwischen E rnst Haeckel und Teilhard de Chardin (Z u ric h H . von D itfu rth , D er Geist f i e l nicht vom Himmel. D ie Evolution unseres
1965). Bewusstseins (H a m b u rg o 1976).
H . A m b a rzu m ia n , Probleme der modernen Kosmogonie (Basilea 1976). — Im Anfang w ar der W asserstoff (H a m b u rg o 31979).
A . A ngerstorfer, D er Schöpfergott des Alten Testaments (Regensburger H . Dobbelstein, Im Anfang w ar der Geist - und nicht der W asserstoff
Studien zu r Th e o lo g ie 20; Fra n cfort 1979). (T ré v e ris 1977).
L . M . A rm e n d á riz, La creencia cristiana y la evolución, en M . C ru sa fo nt T h . D o b zha nsk y, D ie Entwicklung zum Menschen (H a m b u rg o 1958).
y otros (eds.), La evolución, pp. 958-989. — Evolution (San Francisco 1977).
F . J . A ya la , Tke Mechanisms o f Evolution: Scientific A m e rica n 239 W . F . D o o little /C . Sapienza, Selfish genes, the phenotype paradigm a and
(1978) 56-69. genome evolution: N a tu re 284 (1980) 601-603.
U . Baum ann, Erbsünde? Ihr traditionelles Verständnis in der K rise heutiger M . D z w illo , Prinzipien der Evolution. Phylogenetik und Systematik (S tu tt­
Theologie (Ö kum enische Forschungen 2/2; F rib u rg o 1970). gart 1978).
E . Benz, Schöpfungsglaube und Endzeiterwartung (M u n ic h 1965). J. C . Eccles, D a s Gehirn des Menschen (M u n ic h +1979).
D . Biesold y otros, Neurobiologie (S tu ttgart 1976). The Human M ystery (B e rlin 1979).
VV. Böhme (ed.), Zufall und Gesetz in der Evolution des Lebens (H e rre n - — The Human Psyche (B e rlin 1980).
alber T e x te 23; K a rlsru h e 1978). ]. C . Eccles/H . Ze ier, Gehirn und Geist (M u n ic h 1980).
— Wie entsteht der Geist? (H e rre n a lb e r T e x te 23; K a rlsru h e 1980). M . Eigen/R . W in k le r, D as Spiel. Naturgesetze steuern den Z u fall ( M u ­
G . Brakeim ann, Trabajo, en Fe cristiana y sociedad moderna 8 (M a d rid nich 1975).
1985). M . Eigen/P. Schuster, The Hypercycle. A Principle o f N atural Self-O rga-
C . Bresch, Zwischenstufe Leben. Evolution ohne Ziel? (M u n ic h 1977). nisation (B e rlin 1979).
C . Bresch y otros, Hypercycles, Parasites and Packages: J o u rn a l o f theo­ M . E lia d e , Geschichte der religiösen Ideen I (F rib u rg o 21979; trad, espa­
retical B io lo g y 85 (1980) 399-405. ñola: H istoria de las creencias y de las ideas religiosas I , M a d rid
W . Bröker, D er Sinn von Evolution (D ü sse ld o rf 1967). 1976).
M . B ü ttner, Regiert Gott die Welt? Vorsehung Gottes und Geographie P. F . E llis , The Yahwist. The B ib le ’s First Theologian (L o n d re s 1969).
(S tu ttgart 1975). II . K . E rb e n , D ie Entwicklung der Lebewesen. Spielregeln und Evolution
B. G . C a m p be ll, Entwicklung zum Menschen (S tu ttga rt “ 1979). (M u n ic h 21976).
J . E . C h a ro n , D er Geist der M aterie (V ie n a 1979). P. E rb ric h , Ist die naturwissenschaftliche Evolutionstheorie hinreichend?:
E . C o lo m er, Teilhard de Chardin: evolución y cristianismo, en M . C ru s a ­ P hilosophia N a tu ra lis 14 (1973) 156-172.
font y otros (ed s.), La evolución, pp. 990-1052, con b ibliografía. Evolution und Schöpfung: Schw eizer Rundschau 70 (1971) 157-180.
M . Cru safont/B . M eléndez/E. A g u irre (eds.), La evolución (M a d rid Evolution und christliches W eltbild (V e rö ffentlichu nge n der K a th . A k a ­
21974). demie der Erzdiözese F re ib u rg 1; K a rlsru h e 1966).
P. J . D a rlin g to n , A ltruism : Its characteristics and evolution: Proceedings Evolution und Eschatologie (V e rö ffentlichu ng e n der K a th . Akadem ie
o f the N a tio n a l A cadem y o f Sciences o f the U S A 75 (1978) 385- der Erzdiözese F re ib u rg 23; K a rlsru h e 1970).
389. |. Feiner, E l hombre como criatura, en M ysterium Salutis (M a d rid 21977)
C h . D a rw in , D ie Entstehung der Arten durch natürliche Zuchtwahl (S tu tt­ 468-484.
gart 1963; trad, española: E l origen de las especies, 2 vols., Barce­ M . Flick/Z. A lsze g h y, II peccato originale (Brescia 1972).
lona 1979). I F lo r, Biologie. Einführung in die Abstammungslehre (F ra n cfo rt 1980).
R . D aw kins, D as egoistische Gen (B e rlin 1978; trad, española: E l gen P ( i. F o rth e rg ill, Evolution und christlicher Glaube (Z ü ric h 1969).
egoísta, Barcelona 1979). W . Fuss, D ie sogenannte Paradieserzählung (G ü te rslo h 1968).

144 145
E V O L U C IÓ N y C R E A C IÓ N B IB L IO G R A FÍA

H . - G . Gadam er/P. V o g le r (ed s.), Neue Anthropologie I y I I (S tu ttg a rt J . lilies, Schöpfung oder Evolution (Z u ric h 1979).
1972). E. O . Jam es, M yth and Ritual in the Ancient Near East. An Archeological
T h . H . G aster, M yth, Legend and Custom in the O ld Testament (N u e va and Documentary Study (L o n d o n 1958).
E. Jantsch, D ie Selbstorganisation des Universums. Vom Urknall zum mensch­
Y o rk 1969).
lichen Geist (M u n ic h 1979).
Gesetzmässigkeit und Z u fall in der N atur (Studien und Berichte der
K . Jaspers/R. Bultm ann, D ie Frage der Entmythologisierung (M u n ic h
K a th . Akadem ie in B a yern 43; W ü rzb u rg o 1968). 1954).
N . C . G illesp ie , Charles D arw in and the Problem o f Creation (C h ica g o P. Jordan, Schöpfung und Geheimnis (O ld e n b u rg 1970).
1979). K. W . K a p la n , Der Ursprung des Lebens (Stuttgart 21978; trad, espa­
V . G ra n t, Organismic Evolution (San Francisco 1977). ñola: E l origen de la vida, M a d rid 1982).
P. G re lo t, Péché originel et rédemption (P aris 1973). 11. Köster, Urständ, F all und Erbsünde in der Scholastik: Handbuch der D og­
H . G u n k e l, Genesis (G o tin g a 61964). mengeschichte II/3 b (Frib u rg o 1979).
E . H a a g, D er Mensch am Anfang. D ie alttestamentliche Paradiesvorstellung A. Koestlcr, Janus - A Summing up (Londres 1978).
nach Gn 2-3 (T rie r e r T h e o l. Studien 24; T ré v e ris 1970). J . K o h n , Evolution as Revelation (N ueva Y o rk 1963).
— Biblische Schöpfungslehre und kirchliche Erbsündenlehre (S tu ttg a rter B i­ S. N . K ra m er, The Sumerians. Their History, Culture and Character
belstudien 10; Stuttgart 1966). (Chicago 1963).
H . H a a g y otros, Evolution und B ibel (L u c e rn a 41966; trad, española: W . K u n d t, Origin o f the Universe: Tre n d s in Physics (G inebra 1973)
1- 2 2 .
Evolución y B iblia, Barcelona 1965).
K. Labat y otros, Les religions du Proche-Orient asiatique (Paris 1970).
A . H aas (e d .), D as stammesgeschichtliche Werden der Organismen und des
R. Lew in, Evolutionary Theory Under Fire: Science 210 (1980) 883-887.
Menschen (F rib u rg o 1959; trad, española: Origen de la vida y del
Life: Origin and Evolution. Readings from Scientific American (San Francisco
hombre, M a d rid 1963). 1979).
H . H ä rin g , D ie M acht des Bösen. D a s Erbe Augustins (Z u ric h 1979). Life on earth (Sunderland, Mass. 1978).
P. de Haes, D ie Schöpfung als Heilsmysterium (M a g u n cia 1964). E. Einder, Evolution, Weitende, Freiheit. Drei Schlüssel zum Sinn menschlichen
A . H a rd y , D er Mensch - das betende Tier. Religiosität als Faktor der Evo­ Ijbens (K a rlsru h e 1979).
lution (S tu ttga rt 1975). K . Lorenz, D ie Rückseite des Spiegels. Versuch einer Naturgeschichte menschli­
H . H a ss/H . L a n g e -P ro lliu s, D ie Schöpfung geht weiter. Station Mensch chen Erkennern (M u n ic h 1973; trad, española: La otra cara del espejo.
im Strom des Lebens (Z u ric h 1979). Barcelona 1974).
B. Hassenstein y otros, Freiburger Vorlesungen zur Biologie des Menschen Das Wirkungsgefüge der N atur und das Schicksal des Menschen. Gesammelte
(H e id e lb e rg 1979). Arbeiten (M u n ic h 1978).
J . H e h n , Siebenzahl und Sabbat bei den Babyloniern und im Alten Testa­ S. E. L u ria , Leben - das unvollendete Experiment (M u n ic h 1974; trad, es­
ment (L e ip zig e r semitische Studien 11/5; L e ip zig 1968). pañola: Im vida, experimento inacabado, M a d rid 1975).
A . H eid el, The Babylonian Genesis. The Story o f Creation (C h ica g o N A . Luyten (ed.), Zufall, Freiheit, Vorsehung (Grenzfragen 5; F rib u rg o -
M u nich 1975).
51967). Aspekte der Hominisation. A u f dem Wege zum Menschsein (Grenzfragen
W . H e itle r y otros, D ie Frage nach dem Sinn der Evolution (W eltge­ 7; F rib u rg o -M u n ic h 1978).
spräch 9; F rib u rg o 1969). Aspekte der Personalisation. A u f dem Wege zum Personsein (Grenzfragen
H . H o fe r/ G . A ltn e r, D ie Sonderstellung des Menschen (S tu ttga rt 1972). 8; F rib u rg o -M u n ic h 1979.
R. H u b e r, Sexualität und Bewusstsein (F ra n cfo rt 1971). II M arkl, Vom Eigennutz des Uneigennützigen. D ie Evolution hochentwickelter
J . H ü b n e r, Biologie und christlicher Glaube (G ü te rslo h 1973). Sozialsysteme im Tierreich: Naturw issenschaftliche Rundschau 24
D . L . H u ll, Philosophy o f Biological Science (Englew o o d C liffs, N . J . (1971) 281-288.
1974). A M artínez Sierra, Poligenismoy teología católica en el sid o X X (M a d rid
A . Hulsbosch, D ie Schöpfung Gottes. Zur Theologie der Schöpfung, Sünde und 1966).
Erlösung im evolutionistischen Weltbild (V ie n a 1965; trad, española: <• M a y, Schöpfung aus dem Nichts. D ie Entstehung der Lehre von der creatio
D ios en la creación y evolución, Estella 1969). ex nihilo (Arbeiten zu r Kirchengeschichte 48; Berlin 1978).

146 147
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N B IB L IO G R A FIA

E . M a yr, Wie weit sind die Grundprobleme der Evolution gelöst?: N o va A cta B. Rensch, Biophilosophie (S tu ttga rt 1968).
Leopoldina 42 (1975) 171-179. R. R ied l, D ie Ordnung des Lebendigen. Systembedingungen der Evolution
— Evolution und die Vielfalt des Lebens (B erlin 1979). (H a m b u rg o 1975).
E. C . Messenger, E l origen del hombre según el libro del Génesis, en J . B i- — D ie Strategie der Genesis. Naturgeschichte der realen Welt (M u n ic h
vort de la Saudés (ed.), D ios, el hombre y el cosmos (M a d rid 21965) 1976).
243-277. — Biologie der Erkenntnis. D ie stammesgeschichtlichen Grundlagen der Ver­
J . M ono d , Zufall und Notwendigkeit. Philosophische Fragen der modernen B io­ nunft (B e rlin 21980).
logie (M u n ic h 41972; trad. española: E l azar y la necesidad, Barce­ E . C . R u st, Nature and M an in B iblical Thought (L o n d re s 1952).
lona 1977).
H . Sachsse, K ausalität - Gesetzlichkeit - Wahrscheinlichkeit (D arm stadt
L . J . O ’Donovan, D er Dialog mit dem Darwinismus, en H . V o rg rim le r
(ed.), Wagnis Theologie (F rib u rg o 1979) 215-229. 1979).
L . E . O rge l /F. H . C . C rick , Selßsh D N A : the ultimate parasite: Nature E. Scheffczyk, Creación y providencia: Historia de los dogmas II/2 a (M a ­
284 (1980) 604-607. d rid 1973).
G . Osche, Evolution. Grundlagen - Erkenntnisse - Entwicklungen der Abstam­ M . Schm aus, D er Glaube der Kirche I (M u n ic h 1969).
mungslehre (F rib u rg o 1972). — D er Glaube der Kirche I I I : Gott der Schöpfer (St. O tilie n 21979).
P. Overhage, Die Evolution des lebendigen. D as Phänomen (Quaestiones H . H . Schm id, D er sogennante Jah w ist. Beobachtungen und Fragen zur
Disputatae 20/21; Frib u rgo 1963). Pentateuchforschung (Z ü ric h 1976).
— Experiment Menschheit. D ie Steuerung der menschlichen Evolution (Fra n c­ W . H . Schm idt, D ie Schöpfungsgeschichte der Priesterschrift (N e u k ir-
fort 1967). chern *1973).
P. O verhage/K . Rahner, D as Problem der Hominisation (Quaestiones K. F . S chm id t (e d .), Grundriss der Neurophysiologie (B e rlin *1979;
Disputatae 12/13; Frib u rgo 11965; trad. española: E l problema de la trad. española: Fundamentos de neurofisiologia , M a d rid 1980).
hominización, M a d rid 1973).
11. Schm ökel, D as Land Sumer. D ie Wiederentdeckung der ersten Hochkul­
A . R . Peacocke, Creation and the World o f Science. The Bampton Lectures
tur der Menschheit (S tu ttga rt 21956).
1978 (O xfo rd 1979).
K . R. Popper/J. C . Ecles, The S e if and its Brain (B erlin 1977; trad. es­ Schöpfungsglaube und biologische Entwicklungslehre (S tu d ie n u nd Be­
pañola: E l y o y el cerebro, Barcelona 1980). richte der K a th . Akadem ie in Bayern 16; W ü rzb u rg o 1962).
I. Prigogine, Vom Sein zum Werden. Z eit und Komplexität in den N aturw is­ Schöpfungsmythen. Ä gipter, Sumerer, Hurriter, Hethiter, Kanaaniter und Is­
senschaften (M u n ic h 21980). raeliten (Einsie de ln 1964).
I. Prigogine/I. Stengers, Dialog mit der Natur (M u n ic h 1981). 1’. Schoonenberg, Bund und Schöpfung (Z ü ric h 1970).
G . von Rad, Theologie des Alten Testaments I (M u n ic h *'1969; trad. espa­ K. Schulte, Cuerpo y alma, en Fe cristiana y sociedad moderna 5 (M a d rid
ñola: Teología del Antiguo Testamento I, Salamanca 1972). 1985).
— D as erste Buch Mose. Genesis: D a s A lte Testament Deutsch 2/4 (G o - R. Siew ing (e d .), Evolution - Resultate - Konsequenzen (S tu ttg a rt 1978).
tinga “ 1981). W . Sim on/H . J . L ip p o lt, Geochronologie als Zeitgerüst der Phylogenie, en
K . R ahner, Geist in Welt. Z ur M etaphysik der endlichen Erkenntnis bei G . H eb e re r (e d .), D ie Evolution der Organismen I (S tu ttg a rt *1967)
Thomas von Aquin (M u n ic h 31964; trad. española: Espíritu en el 161-237.
mundo, Barcelona 1963). 1’. Sm ulders, Theologie und Evolution. Ein Versuch über Teilhard de Char­
— Pecado original y evolución: C o n c iliu m 26 (1967) 400-414. din (Essen 1963).
— Erbsünde und Monogenismus. Ein Excurs, en K . - H . W eger, Theologie R. W . S p e rry, Split-B rain Approach to Learning Problems, en G . G .
der Erbsünde (Q uaestiones D isputatae 44; F rib u rg o 1970) 176-223. Q u a rto n y otros (ed s.), The Neurosciences I (N u e va Y o rk 1967)
— Naturwissenschaft und Theologie: Stim m en der Z e it 106 (1981) 507- 714-722.
514. Forebrain Commissurotomy and conscious Awareness: T h e J o u rn a l o f M e ­
A . Rem ane y otros, Evolution (M u n ic h 21975). dicine and P hilosophy 2 (1977) 101-126.
A . Rem ane, Offene Probleme der Evolution: N o v a A cta L e o p o ld in a 42 E. Steitz, D ie Evolution des Menschen (W einheim 21979).
(1975) 166-170. W . S trolz (e d .), Schöpfung und Sprache (F rib u rg o 1979).

149
148
E V O L U C IÓ N Y C R E A C IÓ N

P. T e ilh a rd de C h a rd in , E l fenómeno humano (M a d rid 1963).


E . T h e n iu s, D ie Evolution der Säugetiere (S tu ttgart 1979).
W . H . T h o rp e , D er Mensch in der Evolution. Naturwissenschaft und R eli­
gion (M u n ic h 1969).
M . T h ü rk a u f, Wissenschaft und moralische Verantwortung (Schaffhausen
1977).
G . V a n d e rve ld e , Original Sin (Am sterdam 1975).
H . V o lk , Schöpfungsglaube und Entwicklung (M ü n s te r 21958).
A nim al y Hombre
G . V o llm e r, Evolutionäre Erkenntnistheorie (S tu ttga rt 21980).
H . V o rg rim le r, D er B e g riff der Selbsttranszendenz in der Theologie K a rl
R ahners, en H . V o r g r im le r ( e d .), W agnis Theologie ( F r ib u r g o
1979) 242-258.
S. W einb erg, D ie ersten drei Minuten. D er Ursprung des Universums
(M u n ic h 31978; trad. española: Los tres primeros minutos del uni­ Bernhard Hassenstein
verso, M a d rid 41982).
B. W eissm ahr, Gottes Wirken in der Welt (F ra n k fu rte r T h e o l. Studien
15; Fra n cfort 1973).
W . W ic k le r/ U . Seibt, D a s P rinzip Eigennutz (H a m b u rg o 1977).
E . O . W ilso n , Sociobiology. The new Synthesis (C a m b rid ge , M ass. 1975;
trad. española: Sociobiologia, Barcelona 1980).
W . Zim m erm ann, Evolution. D ie Geschichte ihrer Probleme und Erkennt­
nisse (F rib u rg o 1953).

150
Introducción 153
Introducción
I. Los animales, compañeros del hom bre 154
1. La fauna, objeto de admiración y de asombro 154
2. Animales enemigos del hombre 156
3. Los animales y el hombre, amigos y compañeros 157 El h o m b re h a b ita la T ie rr a en un ió n con in n u m e ra b le s seres
4. Los animales como símbolos 158 vivos d e o tra s especies: an im ales, p la n ta s y seres m in ú scu lo s,
no visibles a sim ple vista. E n tre todos los seres vivos, los a n i­
II. Animales en manos del hombre 160 m ales son los q u e m ás se asem ejan al h o m b re: lo m ism o q u e
él, m uchos an im ales o b serv an el e n to rn o con los ojos y los
1. Presas de c a za y animales domésticos 160
oídos; p o r sus venas c irc u la san g re roja, y poseen u n corazó n
2. Animales de experimentación 163
cuyos latidos h acen q u e circu le la san g re. C o m o el h o m b re,
3. E l hombre, exterminador de especies animales 164
los a n im a le s in g ie re n a lim e n to s y re s p ira n ; com o él, casi
4. Animales en el zoo y en el circo 165
todos los anim ales superiores están divididos en dos sexos, y
las h e m b ra s h a n de ser fe cu n d ad a s p o r los m ach o s p a ra ten er
III. El animal y la autocomprensión del hombre 166
d escen d en cia.
1. E l acontecer natural y el comportamiento de los animales desde una pers­ El h o m b re tiene m ú ltip les relaciones con los an im ales: a d ­
pectiva humana 166 m ira a unos y tem e a otro s. A lgunos son am igos suyos. Los
2. E l remo animal y el origen del hombre 167 a n im ales c a p tu ra d o s m e d ia n te la caza y los an im ales d o m és­
3. Participación de los animales en lo esencialmente humano 170 ticos le p ro p o rc io n a n alim en to s; u tiliza los an im ales de tiro
4. Aspectos en que el hombre supera el nivel de los animales 172 en el tra b a jo y los d e en say o en la in v estig ació n y en la ex p e­
rim en tac ió n d e m ed icam en to s. El esp ecialista en ciencias n a ­
IV. El hombre en relación con su naturaleza 175 tu rales no tiene la m en o r d u d a d e q u e la tra y e c to ria h istó rica
1. Vinculación del hombre a su naturaleza 175 de la génesis del h o m b re tu v o su o rig en en el rein o an im al.
2. Libertad de decisión y vinculación voluntaria 177 Pero, incluso an tes d e d e s c u b rir este p aren tesco n a tu ra l, los
3. Posibilidades del hombre 179 fdósofos c o m p a ra b a n al h o m b re con los an im ales p a r a co m ­
p re n d e r m ejor la esencia del ser h u m an o . El estu d io de la
v ida d e los an im ales nos m u e s tra con m ay o r cla rid a d las p o ­
sibilidades e im p erativ o s p riv ativ o s del h o m b re e inaccesibles
Artículos complementarios
p a ra los otros seres vivos.
Angustia y confianza cristiana; antropología y teología; autonomía y E n las p ág in as sig u ien tes ex am in arem o s to d as estas re la ­
co n d ición crea tu ra l; c a u s a lid a d -a za r-p ro v id e n cia ; ciencia y ethos; ciones e n tre el a n im a l y el h o m b re. Y al h acerlo d e sc rib i­
cuerpo y alma; desarrollo y m aduración; determinación y libertad; evo­ rem os los hechos y em itirem o s ju icio s d e valor. Los hechos
lución y creación; familia; historia del mundo e historia de la salvación; re sp o n d en a los con o cim ien to s ac tu a les; tien en c a rá c te r de
materialismo, idealismo y visión cristiana del mundo; mundo pulsional datos científicos. E n cam b io , las v alo racio n es son, p o r su p ro p ia
y personalización; naturaleza e historia; negatividad y mal; persona e n a tu ra le z a , confesiones d e u n p a rtic u la r, del a u to r de las p re ­
im agen de D ios; re a lid a d -e xp e rie n cia -le n g u a je ; relación entre los sentes líneas.
sexos y capacidad para el am or; sufrim iento; universo-Tierira-hombre; El a u to r esp e ra co n v en cer al lecto r d e la e x a c titu d de los
valores y fundamentación de normas. datos y explicarle sus valoraciones.

152 153
I.A FA UNA , O B JE T O D E A D M IR A C IÓ N

I. Los animales, compañeros del hombre no olvidem os el m u n d o d e las aves: el av e stru z y el colibrí, el
b u itre y el pelícano, el p á ja ro del p araíso , el pav o y el p in ­
güino.
Q u ie n o b s e r v a la convivencia d e los a n im a le s d e s c u b re
m u n d o s nuevos: ciertas aves lib era n a los g ra n d es an im ales
1. L a fa u n a , objeto de admiración y de asombro
africanos d e sus p arásito s; los peces lim p iad o res realizan la
m ism a ta re a con los peces de p re sa tro p icales. U n ave afri­
Los niños q u e crecen en co n tacto con la n a tu ra le z a v an cono­ c a n a conduce a u n c u a d rú p e d o , el tejón m elívoro, a los nidos
ciendo, con el paso d e los años, in n u m e ra b le s seres vivos m a ­ de abejas salvajes; éste a b re los nidos y los ro b a; el ave, que
ravillosos; no h a b ría fa n ta sía h u m a n a cap az de in v e n ta r u n a no p o d ría a b rir los nidos p o r sí m ism a, recibe u n a especie de
v a rie d a d ta n ric a d e fo rm a s y colores: la a lo n d ra , q u e se «salario» p o r h a b e r g u iad o al tejón. E n tre p la n ta s y an im ales
eleva en lín ea re cta h a c ia el cielo h a sta co n stitu ir u n p u n to hay n u m ero sísim as «sim biosis» de este tipo: en las p u n ta s de
ap e n as visible y, luego, reg resa a la tie rra cay en d o casi com o las ra m a s de la acacia afric a n a su rg en excrecencias irre g u ­
u n a p ied ra ; el erizo, q u e se en ro lla en u n a bola d e p ú as p a ra lares — del ta m a ñ o de u n a p iñ a — , en ca d a u n a de las cuales
d efen d erse d e sus enem igos; el ru iseñ o r, q u e prefiere la noche vive u n a colonia de ho rm ig as. L as h o rm ig as p ag a n su a lq u i­
p a r a e m itir su gorjeo «sollozante»; la a rd illa , con su p elu d a ler p e n e tra n d o y p ican d o en los labios y la len g u a de las j i ­
cola, ro e d o r esp ecializado en las bellotas; el cuco, q u e d e p o ­ rafas q u e m u e rd e n las ra m a s de la acacia, con lo cu al la j i ­
sita sus huevos en nidos ajenos y cu y a cría, recién salid a del rafa re n u n c ia a su b a n q u e te y d eja d e d a ñ a r el árb o l. O tro s
cascaró n , tira los huevos de sus p ad res ad o p tiv o s, q u e a p esa r ejem p lo s d e c o o p e ra c ió n e n tre a n im a le s y p la n ta s nos los
de ello la a lim e n ta n y la p re p a r a n p a r a q u e v iv a p o r su ofrecen los insectos, el colibrí, el p á ja ro del n é c ta r y algunos
cu e n ta ; la m a riq u ita , q u e en dos pasos gigantescos d eja de m urciélagos, q u e succio n an el n é c ta r y d isp ersa n el polen. En
ser u n a la rv a casi ciega q u e vive bajo la tie rra y se tra n s ­ la b a rb a de a ró n b ro ta en el m o m en to de la floración u n a a u ­
fo rm a en un esc ara b ajo con alas y ojos. L a lista p o d ría a m ­ té n tic a tra m p a , q u e a tra e a los insectos em itien d o calo r y olor
p liarse in d efin id am en te: el m urciélago, el to p o , el gam o, el a ca rro ñ a ; la e n tra d a , en fo rm a de red de pesca, no d eja li­
zorro, el h u ró n , la cigüeña, el m a rtín pescad o r, el p ájaro c a r­ bres a los prisionero s h a s ta el d ía sig u ien te, cu a n d o , en sus
pintero y — entre las criatu ras «inferiores»— figuras tan ad m i­ intentos de h u id a , h an ca rg ad o ya suficiente polvo d e polen,
rables com o la salam an d ra, la a ra ñ a crucera, la a ra ñ a zancuda q u e p o d rá n tra n s p o rta r a la flor co n tig u a.
y el caracol, exam inadas aten tam en te, presentan u n a consti­ P or fascin an tes q u e sean, los d ato s señ alad o s sólo reflejan
tu c ió n a n a tó m ic a s in g u la r y c a ra c te rís tic a s in c o n fu n d ib le s. u n a m ín im a p a rte d e la fau n a, in fin ita m en te v a ria d a , q u e p u ­
E l n iño a p re n d e q u e en países lejanos h ay otros an im ales lula en to rn o al ho m b re. H oy conocem os m ás de u n m illón
de form as e x tra ñ a s, m uchos de los cuales parecen h a b e r d es­ de especies d e an im ales, y se sosp ech a q u e q u e d a p o r d esc u ­
a rro lla d o fa b u lo s a m e n te d e te r m in a d a s p a rte s del c u e rp o o b rir o tro m illón. Se calcu la q u e en las p rim era s épocas de la
ciertas facu ltad es, o p re se n ta n atrofias so rp re n d en tes: el ele­ T ie r r a el n ú m e ro de esp e cies, a h o ra e x tin g u id a s , e ra d iez
fante, cu y a n ariz se h a d e sa rro lla d o h a s ta fo rm ar el órgano veces m ay o r. A lg u n as de ellas se h a n co n serv ad o fosilizadas.
prensil de la tro m p a; la jira fa , con su larguísim o cuello, q u e Pero incluso el c o m p o rta m ie n to de u n a sola especie p u ed e e n ­
le p e rm ite alim e n ta rse del follaje inaccesible p a ra otros h e rb í­ c e rra r u n a riq u ez a in ag o tab le: en el c a n to d e un solo m irlo
voros; el león y el tigre, con sus terrib les d ientes de an im ales m acho se p u ed e n d istin g u ir h a s ta 300 m otivos m usicales, q u e
de p re sa ; la c e b ra , con su e le g a n te c o m b in a c ió n d e ra y as él em ite en co m binacio n es siem p re n u ev as d e ac u erd o con
b lan ca s y negras; los can g u ro s, con sus crías en la bolsa. Y ciertas reglas.
154 155
A N IM A L Y H O M B R E A M IG O S Y C O M PA Ñ E R O S

D a d a esta sinfonía de m anifestaciones de la vida, u n a de E n tre los enem igos q u e el h o m b re tiene en el reino an im al
las posibles reacciones a n te el reino a n im a l es el a so m b ro y la figuran tam b ién los u n icelu lares y gu san o s q u e, com o p a r á ­
ad m ira ció n reverente. sitos, ca u san graves en ferm ed ad es tro p icales, a veces m o r­
tales: la trip an o sis, la m a la ria y la elefantiasis, p o r m en cio n a r
sólo a lg u n a s d e las p eo res. E n este c o n te x to se h a b la de
2. A nim ales enemigos del hombre «plagas de la h u m a n id a d » . E n su lu ch a c o n tra estas en ferm e­
d ad e s, la m ed icin a y la higiene no co m b ate n sólo a los p a r á ­
L a n o v en a de las diez p lag as de E gipto consistió en la in v a ­ sitos, sino ta m b ié n a sus p o rta d o re s o tran sm iso res: la m osca
sión de in n u m e ra b le s lan g o stas. El p ro feta J o e l (2,2-6.9.10) tse-tsé, la m osca anofeles, etc. Los éxitos conseguidos son a m ­
d escrib e u n a inv asión de P alestin a p o r las lan g o stas com o el b iv a le n te s: a los triu n fo s so b re tales e n fe rm e d a d e s sig u en
a ta q u e d e u n ejé rc ito en em ig o : « C o m o c re p ú s c u lo q u e se m ayores p o rcen tajes de crecim ien to de la p o b lació n , con los
tien d e so b re los m ontes es el ejército d enso y n u m ero so ... En riesgos consiguientes: h am b re , d esem pleo, descenso del nivel
v a n g u a rd ia el fuego d ev o ra, las llam as a b ra s a n en re ta g u a r­ social y cu ltu ra l.
dia. D e la n te la tie rra es un vergel, d e trá s es u n a estep a deso­
lad a... Su asp ecto es de caballos, de jin e te s q u e g alo p an ; su
e stru e n d o , de carro s re b o ta n d o p o r las m o n tañ as; com o crep i­ 3. Los animales y el hombre, amigos y compañeros
ta r de llam a q u e consum e la p aja, com o ejército n u m ero so
fo rm ad o p a ra la b a talla. A n te él tiem b la n los pueblos, p a lid e ­ S egún un re la to del esc rito r latin o E lian o co m p u esto hace
cen todos los ro stro s... A n te ellos tiem b la la tie rra y se co n ­ unos 1.700 años, un tal K o iran o s n au frag ó en el estrech o e n ­
m u ev e el cielo. O scu rece n el sol y la luna, los astro s co n tie­ tre N axos y P aros; pero no se ahogó com o el resto de los n a ­
nen su re sp lan d o r» . v e g a n te s, sin o q u e fue lle v a d o a tie rra p o r u n o s d elfin es.
E ste p a s a je d e sc rib e c e rte ra m e n te la irru p c ió n d e u n a S egún los conocim ien to s ac tu a les, esta y o tras h isto rias sobre
n u b e d e la n g o s ta s . U n re la to m o d e rn o d ir ía lo sig u ie n te : náufragos salvados p o r delfines, q u e se c o n ta b a n y a en la A n ­
«C om o el lejan o tab leteo d e m iles d e telares es el zu m b id o tig ü ed ad , tien en un nú cleo v erd ad ero :
q u e p ro d u c en al v olar; com o el ch isp o rro te o de la h ie rb a seca Los delfines, p o r ser m am íferos, n ecesitan su b ir p erió d ic a­
al a rd e r u n a .p ra d e ra , el ru id o de su m asticació n ... C o n la r a ­ m ente a la superficie del m a r p a ra lle n a r de aire sus p u l­
p id ez d el ra y o tra n s fo rm a n en e sq u e le to s los árb o le s m ás m ones. P a ra u n delfín san o , esto no re p re se n ta n in g u n a difi­
frondosos». A c tu a lm e n te h ay en A frica y en A sia p lan es p a ra cu ltad ; p ero los an im ales enferm os y débiles, p a rtic u la rm e n te
c o m b a tir este a n iq u ila d o r de alim en to s h u m an o s; tales p la ­ los recién nacid o s, necesitan la a y u d a d e sus sem ejan tes, q ue
nes están bajo la dirección científica del C e n tro de E studios n a d a n p o r d eb ajo de ellos y los elevan y ap o y an . Es posible
c o n tra la L a n g o s ta , in s titu c ió n q u e tie n e su sed e en L o n ­ q u e esta form a de salv am e n to , c a ra c te rístic a de los delfines,
d re s y cu y o n o m b re e x p re s a y a la h o s tilid a d c o n tra d ich o hay a beneficiado en a lg u n a o casión a u n h o m b re, com o si
a n im al. fuera p a ra el delfín un m iem b ro de su especie.
T a m b ié n h ay u n a en e m istad se c u la r e n tre las gentes del L a lite ra tu ra u n iv ersal co n tien e in n u m e ra b le s relato s de
m a r y los tib u ro n es. En la época de navegación a vela h a b ía am istad es d e p o r v id a e n tre h o m b res y an im ales. E stá co m ­
casos en q u e u n h o m b re caía de las ja rc ia s al m a r. Q u ien p ro b a d o q u e en el co m p o rta m ie n to d e tales an im ales d esem ­
h ay a v isto o escu ch ad o cóm o los tib u ro n es a ta c a n y a rra s tra n p eñ an u n p ap el decisivo los procesos de « im p ro n ta» : los a n i­
a las p ro fu n d id a d es al m a rin o q u e cae en el m ar, no p o d rá m ales recién nacidos o — en el caso d e las aves «nidífugas»—
m enos d e o d ia r a estos an im ales d e ro stro inexpresivo. las crías recién salid as del cascaró n a p re n d e n a d istin g u ir la

156 157
A N IM A L Y H O M B R E LO S A N IM A L E S C O M O S ÍM B O L O S

voz y el asp ecto de los seres q u e los cu id an y q u e re sp o n d en m ad o com o sím bolos: desde la A n tig ü e d a d , las p alo m as son
a su lla m a d a , y en las p rim e ra s e ta p a s de su v id a se un en a sím bolo de los en a m o rad o s, y ta m b ién de la paz. El h alcó n y
ellos con lazos m uy fuertes, a u n q u e no se tra te de seres de su el lobo, en cam bio, perso n ifican la ag resiv id ad h u m a n a . La
especie, sino de h om bres. El co m p o rta m ien to de estos a n i­ ab e ja ofrece u n p ro to tip o de la lab o rio sid ad cu an d o , vo lan d o
m ales refleja luego q u e tra ta n al h o m b re com o a un m iem b ro de flor en flor, recoge n é c ta r y polen. P a ra los egipcios era sa ­
de su especie: el am o viene a ser p a r a el p erro u n a especie de g ra d o el esc ara b ajo p elotero, q u e form a bolas con heces de
guión de su ja u ría . an im ales y, con aso m b ro sa h a b ilid a d , las lleva ro d a n d o h a s ta
E n ocasiones, tal relación p u ed e te n e r consecuencias n e g a ­ el lu g ar en q u e e n tie rra estos m ateriales p a ra q u e se a lim e n ­
tivas: un ciervo cria d o p o r h o m b res p u ed e a d q u irir u n a «im ­ ten sus larvas; el acto de m over las bolas sim b o lizab a p a ra
p ro n ta h u m a n a » . Si un d ía q u e d a en lib e rta d , d u ra n te el p e ­ los egipcios al dios q u e la n z a el Sol p o r su ó rb ita.
ríodo de celo p u ed e c o n sid erar al h o m b re com o un rival y, si P ero la m ay o ría de los significados sim bólicos de los a n i­
e n c u e n tra a un p a se a n te d esp rev en id o , lo a ta c a rá e in te n ta rá m ales no se d eriv a n tan to de su c o m p o rta m ie n to c u a n to de
co rn earlo . E sto po n e de m anifiesto que, p o r la im p ro n ta , el su asp ecto fisionóm ico. El h o m b re in te rp re ta in co n scien te­
a n im al p u ed e v er en el h o m b re, p a ra bien o p a r a m al, un m ente este aspecto viendo en él un reflejo o incluso u n a c a ri­
c o m p añ e ro de su m ism a especie. c a tu ra de d eterm in a d o s gestos y expresiones h u m a n a s. El as­
Si la m ay o ría de los an im ales d om ésticos d eb en c a ta lo ­ p ec to del á g u ila , p a r tic u la rm e n te el de su c a b e z a , irra d ia
garse e n tre los «anim ales en m anos del ho m b re» (cf. c a p í­ orgullo y sen tim ie n to de la p ro p ia d ig n id ad ; es el a n im al m ás
tu lo I I ) , los h o m b re s h a n c o n s e g u id o q u e a lg u n a s ra z a s frecuente en la h eráld ica. E n cam bio, el b u itre re cu erd a la
— p a rtic u la rm e n te d e perros— te n g a n la ca teg o ría de v e rd a ­ ac titu d h u m a n a de v o ra cid ad . E n tre los c u a d rú p e d o s, el león
deros am igos y co m p añ ero s de los seres h u m an o s. T a l es el y la ra ta form an u n a p a re ja sim ilar a la q u e el ág u ila y el
caso d e los p erro s lazarillo y los p erros de salvam ento: el p e­ b u itre co n stitu y en e n tre las aves. L as lechuzas e ra n en la A n ­
rro la z a r illo re c ib e u n a v e r d a d e r a fo rm a c ió n , e n la q u e tig ü e d a d sím b o lo d e la s a b id u r ía , sin d u d a p o r su s ojos
a p re n d e cóm o d eb e g u ia r a su am o, e v ita r obstácu lo s y av isar g ra n d es y expresivos. El co rd ero , p o r su p a rte , u n e en su a s­
a tiem p o su p resencia. Es p a rtic u la rm e n te re le v an te el hecho pecto rasgos q u e h an hech o de él el sím bolo de la p u re za, la
de q u e u n p e rro la z a rillo a m a e s tra d o o b se rv e ta m b ié n los inocencia y la paciencia.
o b stácu lo s q u e, com o un bu zó n ad o sa d o a u n a p a re d , e stán
tan altos q u e no co n stitu y en un peligro p a ra él.
P a ra b u s c a r p erso n as se p u lta d a s p o r alu d es, el h o m b re •
ad iestró a los san b ern ard o s. G ra cias a su olfato, in c o m p a ra ­
b lem en te m ás sensible q u e el h u m a n o , estos p erro s p u ed e n
lo calizar a los d esa p are cid o s bajo la nieve. El fam oso san b e r­
n a rd o q u e re sp o n d ía al n o m b re de B arry salvó d u ra n te su
v id a c u a re n ta v id as h u m an as.

4. Los animales como símbolos

D esde tiem p o s in m em o riales, los h o m b res se h a n visto refle­


ja d o s en el co m p o rta m ie n to de ciertos an im ales y los h a n to-

158 159
PRESAS D E CA ZA Y A N IM A L E S D O M É S T IC O S

II. Animales en manos del hombre e n tre sí, y los toros de lid ia c o n tra los torero s, p a ra d is tra e r a
los e sp e c ta d o re s. B ajo las m an o s d e su s a p a s io n a d o s c r ia ­
dores, los peces de ad o rn o y las p alo m as d esp lieg an u n a v a ­
ried ad de form as y colores q u e n in g u n a o tra especie an im al
alca n za en lib e rta d . Los p erro s de n u m ero sa s razas, los gatos
C o m o d u r a n te m ilen io s los p risio n e ro s d e g u e rra , los a n i­ y los conejillos d e in d ias y otros an im ales d om ésticos h acen
m ales q u e se e n c u e n tra n en m anos del h o m b re d e p e n d e n e n ­ co m p añ ía a los niños y a d u lto s y en riq u e cen sus vidas.
te ra m e n te d e su clem encia. D e sd e q u e cría a n im a le s d o m é stic o s, el h o m b re se h a
arro g a d o el d erech o de tran sfo rm arlo s de ac u erd o con sus in ­
tereses, esp ecialm en te m e d ia n te la ca stració n y el cruce. L a
1. Presas de caza y animales domésticos ca stració n afecta sobre todo a los m achos: es im posible, o
m u y difícil, d o m in a r a los d ro m e d a rio s , los ca b a llo s y los
El c a z a d o r in tro d u c e u n as hojas o u n a ra m a en la boca del toros ad u lto s q u e co n serv an to d a su en erg ía vital; la c a s tra ­
an im al q u e h a m a tad o ; de ese m odo reconoce la c u lp a q u e h a ción los h ace m ás dóciles. M e d ia n te la ca stració n a d q u ie re un
co n tra íd o ex tin g u ien d o la v ida de un ser vivo. A lgunos p u e ­ sab o r especial, m ás a g ra d a b le p a ra el h o m b re, la c a rn e de al­
blos p rim itiv o s ex p resan m e d ia n te ritos q u e el acto d e d a r gunos an im ales dom ésticos, y otros d e sa rro lla n d istin ta s p ro ­
m u erte a un a n im al, p o r necesario q u e sea p a ra la su p erv i­ porciones corporales. C o m o la n arcosis no se d escu b rió h a sta
v encia, co n stitu y e u n a violación d e las leyes del e n to rn o y el siglo XIX, los an im ales d om ésticos se c a stra ro n sin a n e ste ­
q u e b u s c a n la re c o n c ilia c ió n . A p ro v e c h a n p r á c tic a m e n te sia d u ra n te m ilenios, circ u n sta n c ia q u e ap e n as h a ca m b ia d o
to d as las p a rte s d e la pieza c a p tu ra d a y no d esp e rd ician casi en nu estro s d ías. Lo q u e este hecho su p o n e p a ra in n u m e ra ­
n a d a . Los p u eb lo s cazad o res viven en eq u ilib rio con la n a tu ­ bles an im ales ap a rec e con to d a c la rid a d en el sig u ien te p asaje
raleza q u e los ro dea. de la zoología d e A ristóteles:
M ie n tra s la caza co n trib u y e hoy m uy poco a la existencia «Los becerros se c a stra n de la fo rm a siguiente: se ech a al
del h o m b re, g ra n p a rte d e los peces y d em ás an im ales a c u á ­ suelo el a n im al y se le h ace u n a incisión en la bo lsa de los
ticos u tilizad o s p a r a la alim en tació n h u m a n a se siguen c a p tu ­ testículos; luego se e x tra e n los testículos y se fro tan tira n d o
ra n d o en su m edio n a tu ra l. Sólo en casos excepcionales se hacia abajo; se a p rie ta n las raíces todo lo posible, tira n d o h a ­
m a ta a los an im ales in m e d ia ta m e n te d espués de su c a p tu ra , cia arriba, y se tap o n a con pelos el corte, p a ra que p u ed a fluir
p a ra ah o rra rle s sufrim ientos. P ero los m étodos de pesca no el suero sanguíneo. E n caso d e infección, se q u e m a la bolsa
e stán p re p a ra d o s p a r a ello. de los testículos y se esp arce h a rin a so b re ella... A las cerd as
L a cría d e an im ales dom ésticos com enzó hace unos 10.000 se les c o rta y ex tra e el o v ario ... cu a n d o llev an dos d ías sin co­
años. D esd e en to nces, el h o m b re u tiliza p erro s en sus cace­ m er, colgándolas d e las p a ta s trase ras. Se co rta el b ajo v ien ­
rías. O tro s an im ales dom ésticos le p ro p o rc io n a n carn e, g ra sa, tre en el lu g a r en q u e el m ach o tiene los testículos. P o rq u e
leche, pieles y lan a, huevos y p lu m as, m iel y seda. A rra s tra n .ilií, en la p u n ta de la m atriz, crece el ovario. Se e x tirp a un
el a ra d o p a ra c u ltiv a r los cam pos y m ueven n o rias y m olinos. trozo del ovario y se cose de nuevo».
Los p erro s g u a rd ia n e s defienden las p ro p ied a d es d e su am o, En la cría d e an im ales d om ésticos, el h o m b re se en c u en ­
y los gato s lo lib era n d e los ra to n e s. L as p alo m as m en sajeras, tra con desviaciones o v a ria n te s (p o r ejem plo, ejem p lares m ás
los galgos y, co n ducidos p o r sus jin e te s, los caballos, los d ro ­ gran d es o m ás peq u eñ o s, m ás claros o m ás oscuros, etc.) q u e
m ed ario s y otro s an im ales p a rtic ip a n en com peticiones d e p o r­ in icialm ente ap a re c e n sin in terv en ció n suya; p ero luego sólo
tivas en n o m b re de sus d u eñ o s. Los gallos d e pelea lu ch an deja q u e se re p ro d u z c a n los ejem p lares q u e p re s e n ta n c a ra c ­

160 161
A N IM A L E S D E E X P E R IM E N T A C IÓ N
A N IM A L Y H O M B R E

terísticas aco rd es con sus objetivos. Si re p ite esto las veces casos aislados d e relaciones m uy estrech as e n tre los an im ales
n ecesarias, a u m e n ta la fijación de las ca rac te rístic as d esead as. d o m é stic o s y sus d u e ñ o s: e n tre el p a s to r y su p e rro , q u e
L uego p u ed e re c u rrir al cruce p a ra co m b in a r las c a ra c te rís­ g u a rd a el re b a ñ o e im p id e q u e se d isperse; e n tre el c a m p e ­
ticas d e d istin ta s castas o razas. C on estos m étodos, el h o m ­ sino y el cab allo viejo y ach aco so , al q u e alim e n ta h a s ta q u e
b re h a fo rm ad o d u ra n te siglos nu m ero so s tipos d e an im ales le llega la m u erte , en vez de d a rle el tiro d e g racia. P ero si a l­
q u e no h a b ría n po d id o existir sin su in terv en ció n . D e hecho, guien viera to d as las cru eld ad es q u e an tes solían com eterse
la m a y o ría d e los a n im a le s d o m é stic o s h a n p e rd id o h ac e c o n tra los an im ales d o m éstico s, y q u e to d av ía se co m eten en
tie m p o la c a p a c id a d d e so b re v iv ir en la n a tu ra le z a sin la algunos sitios, tal visión d e h o rro r lo p erseg u iría d u ra n te to d a
a y u d a del h o m b re. P or esta vía su rg iero n del lobo v arie d ad es la vida. Sin em b arg o , la m ay o ría d e las p erso n as q u e h acen
de p erro s ta n d iv ersas q u e el no in iciad o no las in clu iría en la sufrir fría m e n te a los an im ales d om ésticos a c tú a n así p o r n e ­
m ism a especie sin u n an álisis genético: caniches y buldogs, cesidad o p o r ig n o ran c ia, y a p e n a s cab e co n sid erarlas c u lp a ­
san b e rn a rd o s y p equineses, dogos y tekels. H a y u n p erro bles, sobre to d o c u a n d o no tra ta n con u n a n im a l concreto,
su d a m e ric a n o q u e no tiene pelaje ni, p o r ta n to , pu lg as. Los sino con m asas (—> evolución y creación).
p erro s a d u lto s p u ed e n p e sa r de uno a sesen ta kilos. O tro s
a n im ales d o m ésticos, com o el g ato , h a n co n serv ad o m ejor su 2. A nim ales de experimentación
tip o prim itiv o .
N in g u n a ley n a tu ra l p ro h íb e c ria r an im ales en los casos O tro ca p ítu lo d e las relacio n es e n tre el h o m b re y el a n im al
en q u e la b ú s q u e d a u n ila te ra l de los objetivos d e la c ria n za — q u e com enzó el siglo p asa d o — es el d e los an im ales d e ex­
lleva consigo el d e b ilita m ie n to de la co n stitu ció n física del p erim e n ta ció n . El d esarro llo de la m ed icin a m o d e rn a sería
a n im a l o la p é rd id a d e co m p o rta m ien to s h ered itario s im p re s­ inexplicable sin los ex p erim en to s con an im ales: todos los m e­
cin d ib les p a ra sobrevivir en lib e rta d . Así, en las ra zas ac ­ d icam en to s q u e lib era n al h o m b re de dolores y en ferm ed ad es
tu ales de cerdos, el peso del cu erp o no está p ro p o rcio n ad o se e x p e rim e n ta n p rim ero en an im ales. E sto re q u ie re p ro v o car
con la fo rtaleza d e los huesos de las p a ta s, y c a d a vez son artific ia lm e n te en ellos las en ferm ed ad es o lesiones p a r a cuyo
m ás frecu en tes las ro tu ra s óseas. E n los últim os tiem pos, los tra ta m ie n to d eb en serv ir las m ed icin as q u e se en say an . Así,
co n su m id o res p refieren la c a rn e d e cerdo m enos g rasa; en se in o cu lan a estos an im ales en ferm ed ad es infecciosas d u ra n te
respuesta a esta dem anda, se ha reducido, m ediante la crianza, varias generaciones; p a r a e n sa y a r rem edios c o n tra el cán cer,
el p an ícu lo ad ip o so d e tales an im ales, con la consecuencia de se h an criad o fam ilias e n teras d e an im ales d e e x p e rim e n ta ­
q u e, al e s ta r ech ad o s en el establo, se p ro d u c en ro z a d u ra s do- ción en las q u e casi todos los ejem p lares son can cerosos. En
lorosas. C iertas ra zas m o d ern a s de gallin as h a n p erd id o el los an im ales enferm os se e x a m in a luego la eficacia d e las su s­
in stin to de in cu b ac ió n com o co n secuencia de la crian za: p o ­ tancias te ra p é u tic a s, d e los m éto d o s q u irú rg ico s y de otros
nen huevos, p ero no los in c u b a n . Los polluelos d e alg u n as p rocedim ientos, con la esp e ra n z a d e q u e alg ú n d ía p u e d a n
razas de p alo m as no p u ed e n salir del huevo p o r sí m ism os y ser beneficiosos p a ra los niños o ad u lto s enferm os.
n ecesitan q u e el h o m b re los libere del cascarón. T a m b ié n se u tilizan an im ales en la in v estig ació n biológica
H a y tres c irc u n sta n c ia s en q u e los an im ales dom ésticos de base, sin ap licació n d ire c ta en la m ed icin a ni en n in g ú n
d e p e n d e n p a r t i c u l a r m e n t e d e la c le m e n c ia d e l h o m b r e : otro cam po, con u n a fin alid ad p u ra m e n te científica. P a ra le­
c u a n d o viven e sta b u la d o s o en ja u la s , cu a n d o se u tilizan en g itim a r esta p rá c tic a se ad u c e n los in n u m e ra b le s casos en q u e
el tra b a jo y c u a n d o son sacrificados. C o rría y a el añ o 1824 los re su ltad o s d e u n a investig ació n d e base — im p rev isib les de
cu a n d o se form ó (en In g la te rra ) la p rim e ra asociación p a ra an tem a n o — h a n p o d id o u tiliza rse luego en beneficio d e la
p ro te g e r a los a n im a le s. Es c ie rto q u e s ie m p re h a h a b id o h u m an id ad .

163
162
A N IM A L Y H O M B R E A N IM A LES EN EL Z O O Y EN EL C IR C O

H a s ta q u e se d esc u b riero n los anestésicos, se o p e ra b a a L a extinción de u n a especie a n im al es u n a p é rd id a irre p a ­


los h o m b res, cu a n d o era im p rescin d ib le, sin n arcosis, y lo rable: em p o b rece la creación. P ero sólo lo la m e n ta n las p e r­
m ism o se h a c ía en los ex p erim en to s con an im ales. H oy h an sonas q u e se sienten u n id as a la fa u n a q u e vive en su m edio
ca m b ia d o las cosas. P ero h ay casos en q u e la an e ste sia falsea­ n a tu ra l. P a ra ello se re q u ie re form ación. E n este p u n to se
ría los re su ltad o s del exp erim en to . E n to n ces se o p ta p o r re a li­ im pone u n a co m p aració n : la m ay o ría de la h u m a n id a d no
z a r el ex p e rim en to sin narcosis. T a l c o n d u c ta se a ju sta a las h a sab id o , y m enos a ú n la m e n ta d o , q u e se h a y a n p erd id o
n o rm as de las leyes sobre p ro tecció n d e an im ales, q u e p ro h í­ m u ch as o b ras filosóficas d e la G recia a n tig u a y casi todos
b en infligir a los an im ales sufrim ientos evitables; com o en el los testim onios de la c u ltu ra d e los m ay as. Y ta m b ién esto
caso de los an im ales dom ésticos, el h o m b re decide q u é es evi­ c o n stitu y ó u n e m p o b re c im ie n to irre p a ra b le d e la c re a c ió n
tab le según su p ro p ia u tilid ad . Y « u tilid ad » significa m u ch as (—» m u n d o técnico-científico y creació n ).
veces a q u í — al m enos en el ca m p o d e la m ed icin a— c u ra r o
p re v en ir m ales y en ferm ed ad es del ho m b re.
A sí pues, ta m b ié n en el caso d e los an im ales d e ex p e ri­ 4. A nim ales en el zoo y en el circo
m en tac ió n ap a re c e c u b ie rta p o r u n a so m b ra la relación e n tre
el a n im a l y el h o m b re: en a ra s del h u m a n ita rism o , es decir, Los p a rq u e s zoológicos tien en u n a trad ic ió n m ilen aria. E n la
en aras q u iz á de la m ás elev ad a d e las preo cu p acio n es del ac tu a lid a d se p ro c u ra q u e re sp o n d a n m ejor a las n ecesid ad es
h o m b re en la tie rra , sufren m illares d e an im ales los sufri­ vitales de los an im ales cautivos. El b ien esta r de los an im ales
m ien to s q u e de ese m odo se a h o rra n al h o m b re. E sta tra g e d ia en el zoo se refleja con especial c larid ad en la c irc u n sta n cia
se a n u n c ia b a y a en el c a z a d o r q u e in te n ta b a e x p ia r sim bóli­ de q u e se re p ro d u z c a n y cu id en sus crías. D e a h í q u e todos
ca m e n te su acto d e d a r m u erte a la p resa. H oy se m an ifiesta los p a rq u e s zoológicos tra te n d e con seg u ir esto con el m ay o r
en el v alo r re g istra d o a q u e llegan m uchos ensayos con su s­ n ú m ero posible de sus inq u ilin o s. Así, los p a rq u e s actu ales
tan cia s d e todos los tipos: D L 50. E ste sím bolo — «dosis letal p u e d e n c u m p lir u n a n u e v a ta re a : c o n s e rv a r esp ecies zo o ­
p a ra el 50 % d e los an im ales d e ex p erim en tació n » — ex p resa lógicas q u e y a no e n c u e n tra n espacio v ital en la n a tu ra le z a
la n o rm a re g istra d a de «nocividad». Es posible q u e D L 50 sea libre.
esta d ístic a m e n te la dosis ideal; p ero p a ra el co n ju n to d e los T a m b ié n el circo evo lu cio n a ú ltim a m e n te en u n a lín ea sa ­
an im ales so m etid os al ex p e rim en to — ta n to p a r a los q u e so­ ludable: si an tes p re v alecía n en él la lu c h a y la m u erte de
brev iv en com o p a r a los q u e m u ere n — es c ie rta m e n te la m ás a n im a le s, com o a p a re c e to d a v ía en las c o rrid a s d e to ro s,
d o lo ro sa (—> ciencia y ethos; n eg a tiv id ad y m al; su frim ien to ). a h o ra se in te n ta conocer las p ec u lia rid ad es de las especies y
d e sa rro lla r las facu ltad es ex istentes en su n a tu ra le z a . Así, u n
o b serv ad o r experto de los an im ales p u ed e c o n s ta ta r hoy q u e
3. E l hombre, exterminador de especies animales los caballos suelen re alizar sus exhibiciones sin tensiones y re ­
lajados y h acen los ejercicios con m iras a la su b sig u ien te re ­
C u ltiv a r la tie rra es u n a ta r e a q u e , en p rin c ip io , no tie n e com pensa. N o tien en m iedo al látigo p o rq u e n u n c a h a n sido
n a d a re p ro ch a b le ; sin em b arg o , im p id e q u e n u m ero sa s espe­ golpeados. H oy, los d o m ad o re s suelen a m a r a los an im ales y
cies an im ales p u e d a n seguir viviendo en la zo n a c u ltiv ad a. El conocer m uy bien el a rte de la d o m a; no en g a ñ a n a los espec­
v ertig in o so crecim ien to de la p o b lació n y la in d u stria liz a c ió n tadores c u a n d o llam an « ay u d as» a las voces de m a n d o e in s­
re d u cen el esp acio v ital d e u n n ú m e ro c a d a vez m ás elevado trucciones q u e d a n al an im al. N o siem p re h a sido así: en la
d e especies zoológicas h a s ta el ex trem o de q u e d esa p are cen E dad M ed ia, el d o m a d o r re c u rría a los castigos y al m iedo
com o tales especies. p a ra lo g rar d e los an im ales las p restacio n es ap etecid as.

164 165
EL C O M P O R T A M IE N T O D E LO S A N IM A LES

III. E l animal y la autocomprensión del hombre gica q u e la siguiente afirm ació n : com o hoy n ad ie p u ed e vivir
sin d in ero , el d in ero tiene q u e ser fo rzo sam en te el p rin cip al
co ntenido de la v id a h u m a n a . Pero, com o todos sab em o s, el
d in ero es un m edio p a ra un fin, ta n to en el caso del egoísta
com o en el de q u ien a y u d a a otro s según sus po sib ilid ad es.
1. E l acontecer natural y el comportamiento de los animales L a z o ó lo g a a m e r ic a n a L ib b ie H e n r ie tte H y m a n g a s tó en
desde una perspectiva humana ay u d a s a estu d ian tes necesitad o s g ra n p a rte del d in ero q u e
o b tu v o con su esp lén d id o m a n u a l so b re los in v erte b rad o s. L a
a lte r n a tiv a « eg o ísta o d e s p re n d id o » sólo se p la n te a en el
El h o m b re se ve im p u lsa d o c o n sta n te m e n te a c o n te m p la r el
p lano d e la lib re decisión h u m a n a .
aco n te cer n a tu ra l a trav és del p rism a de las v aloraciones h u ­
E n re a lid a d , el éxito en la « lu ch a p o r la existencia» co n s­
m an as. Así, d istin g u e p o r su relación con él los an im ales n o ­
titu y e algo así com o u n a «verificación de la ca p a c id a d p a ra
civos, co m o las aves d e « ra p iñ a » , d e los a n im a le s b en e fi­
so b re v iv ir» , p e ro no n e c e s a ria m e n te el p rin c ip a l p rin c ip io
ciosos. A veces sólo se h a visto en la n a tu ra le z a la realización
co n fig u rad o r del m u n d o d e los seres vivos. A d em ás d e lo n e­
del «d erech o del m ás fuerte», con lo cual se h a a b so lu tizad o
cesario p a ra la existen cia (q u e ya lo posee u n a am e b a ), en el
u n a s p e c to d e te r m in a d o d e las re la c io n e s e n tre los o rg a ­
m u n d o a n im a l h ay algo sem eja n te a la casi ilim itad a p lu ra li­
nism os. S em ejan tes enfoques d e b e ría n d ejarse d e lado p o rq u e
d a d d e fo rm a s d e c o n d u c ta h u m a n a . S o b re este ex tre m o ,
no c o n trib u y e n al c o n o c im ie n to d e los a n im a le s ni al del
vam os a a d u c ir algunos ejem plos de m u y d is tin ta n a tu ra le z a
h o m b re. A d em ás, to d a v alo ració n del aco n tecer n a tu ra l en ­
(los epígrafes se h a n en tre co m illa d o p a ra in d ic a r q u e se tra ta
c ie rra el p elig ro del biologismo. Se en tien d e p o r biologism o la
de an alo g ías y no d e u n a ig u a ld a d esencial):
id ea de q u e es posible o conveniente estab le cer com o n o rm a e
incluso com o ideal del h o m b re ciertos procesos observados en «Apego al hogar»: tras v iv ir vario s años en el m ar, los sal­
la n a tu ra le z a . L a m ay o ría de las veces h a o cu rrid o lo c o n tra ­ m ones vuelven p a r a d eso v a r en el río en q u e co m en zaro n su
rio: se h a p ro y e ctad o sobre el a c o n te cer n a tu ra l lo q u e, en un existencia.
d e te rm in a d o estad io d e la h isto ria del p en sa m ie n to , co n sid e­ «Regalo de petición de mano»: c u a n d o las g o lo n d rin as de m a r se
ra b a n d eseab le los h o m b res d e un g ru p o cu ltu ra l. Y tal ac o n ­ em p arejan , los m acho s llevan com o festín a la h e m b ra q u e
tecer es ta n com plejo y v aria d o q ue, a d o p ta n d o la p ersp ectiv a co rtejan u n pez p escad o p o r ellos.
a d e c u a d a , un o p u ed e e n c o n tra r en él todo lo q u e busca. «Ayuda en caso de necesidad»: en cierta ocasión se q u e d a ro n sin
E n este co n tex to existe hoy u n peligro: algunos q u ieren uno d e sus p ad res unos polluelos de h errerillo y co m en zaro n
ju s tific a r la c o n d u c ta egoísta del h o m b re ad u c ie n d o q u e en la a p ia r lastim e ra m e n te p id ien d o alim en to ; u n ab a d ejo acu d ió
n a tu ra le z a se d a en to d as p a rte s u n a co m p eten cia e n tre los a alim en tarlo s y co n trib u y ó con su a y u d a a esta ta re a d u ­
seres vivos, q u e sólo bu scan la su p erv iv en cia propia y la propia ra n te varios d ías, de su erte q u e todos los polluelos so b rev iv ie­
re p ro d u cc ió n . Se h a llegado a p u b lic a r un libro con el títu lo ron y p u d iero n volar.
E l gen egoísta. C o m o es obvio, n in g u n a form a de v id a (con sus «Voz de alarma»: a n te un peligro ad v e rtid o sólo p o r ella, u n a
m ecan ism o s genéticos) sobrevive si no logra afirm a rse frente g av io ta p u ed e a le rta r con sus g razn id o s a to d a la co lonia en
a sus posibles rivales en la lu c h a p o r los alim en to s, el espacio incu b ació n y o rg a n iz a r un a ta q u e colectivo c o n tra el ag resor,
v ital y la re p ro d u cc ió n ; d e a h í se ex tra e la co n secu en cia de q u e u n a sola no p o d ría rep eler.
q u e tal h echo co n stitu y e el p rin cip io decisivo del proceso vi­ «El valor de la desesperación»: c u a n d o u n za m b o h u y e d e un
tal. S em ejan te p la n te a m ie n to en c ie rra la m ism a falta d e ló­ leo p ard o y a d v ierte q u e no va a p o d er lib rarse d e sus g a rra s,

166 167
A N IM A L Y H O M B R E EL R E IN O A N IM A L Y EL O R IG E N D E L H O M B R E

la a n g u stia de m u erte se tra n sfo rm a en un a ta q u e desespe­ h o m b re y d e los an im ales próxim os a él e n c ie rra n m u ch as


ra d o c o n tra un enem igo m uy su p erio r. m ás sem ejanzas q u e d iferencias. L as d iferencias fu n d a m e n ­
«Simulación»: si u n ave está in c u b a n d o y ad v ierte la p resen cia tales e n tre el h o m b re y el an im al no resid en en lo co rp o ral,
de u n a d e p re d a d o ra q u e co n stitu y e u n peligro p a ra su nido o sino en lo q u e en los an im ales se llam a reg u lació n del co m ­
p a ra sus crías, sim u la q u e no p u ed e v o lar m a n te n ie n d o in m ó ­ p o rta m ie n to y en los h o m b res esp íritu .
vil u n a d e las alas, in cita a la d e p re d a d o ra a p erseg u ir u n a L as diferencias co rp o rales m ás n o tab les e n tre el h o m b re y
p re sa a p a re n te m e n te fácil y, así, la aleja del nid o y d e las los an im ales afines a él son el c a m in a r en posición erecta, con
crías, p a ra luego h u ir ella m ism a sa n a y salva. todo lo q u e incluye, el m ay o r ta m a ñ o del cereb ro , p ercep tib le
«Engaño»: las rein as d e u n a especie de horm igas p a ra sita ria s p o r el cráneo, y la e s tru c tu ra ósea de la m a n d íb u la , con el
c a p tu ra n y m a ta n a u n a o b re ra c u a lq u ie ra de o tra colonia de arco d e n ta l com pleto. Pues bien, en todos estos aspectos se
h o rm ig as y se « p erfu m an » con el olor del h o rm ig u ero . C a m u ­ ha e n c o n tra d o en fósiles u n a ca d en a ta n co n tin u a e n tre las
fladas con este olor, p e n e tra n en la colonia ajen a , d o n d e son form as an im ales y las h u m a n a s q u e, si se tr a ta r a de dos esp e­
acogidas com o m iem b ro s del grupo. cie s z o o ló g ic a s , n a d ie d u d a r í a d e q u e tie n e n u n o rig e n
«Canibalismo»: en c irc u n s ta n c ia s esp e ciales, a lg u n o s e je m ­ com ún. El p ro c ed im ie n to de las ciencias n a tu ra le s exige no
p lare s jó v en es d e la g av io ta co m ú n c a p tu ra n y d ev o ran po- e m p le a r en el caso del cu erp o del h o m b re d istin to s m étodos
lluelos d e su m ism a especie, al tiem p o q u e, con su « ac titu d q u e en los d em ás casos y, p o r ta n to , lleg ar a las m ism as co n ­
h u m ild e» , ev itan q u e los p ad res de las crías c o n tra a ta q u e n clusiones. E n el á m b ito ex p erien cial d e las ciencias n atu ra le s
p a ra e v ita r la ra p iñ a . no hay n in g ú n indicio q u e p e rm ita co n clu ir q u e la ex isten cia
S ería e rró n e o a tr ib u ir a estos h ec h o s m o tiv a c io n e s h u ­ co rp o ral del h o m b re pro ced e de un acto c read o r especial.
m an as o v alo rarlo s d e ac u erd o con p a u ta s h u m a n a s, y a q u e A los rasg o s específico s d el c u e rp o h u m a n o y a c ita d o s
se d e sa rro lla n en u n p lan o c o m p letam en te d istin to , al m arg en — m a rc h a en a c titu d erecta, ta m a ñ o del cereb ro y e s tru c tu ra
del «bien y el m al» h u m an o . L a v a rie d a d d e los casos ele­ ósea d e la c a ra — se a ñ a d e n otros: la ad e cu ac ió n d e la zona
gidos m u e stra q u e de la o bservación de la n a tu ra le z a no p u e ­ de la g a rg a n ta y la b oca p a ra p ro n u n c ia r vocales y conso­
den ex tra erse d irectrices p a ra la convivencia- h u m a n a y q u e la n an tes, la e s tru c tu ra de la m an o , m u ch o m ejo r c o n stru id a , un
lu ch a p o r la v id a a d m ite las m ás d iv ersas form as vitales. d esarro llo s o rp re n d e n te m e n te m ás lento y u n a m ay o r d u r a ­
ción de la vida.
Si se p re g u n ta q u é an im ales, de e n tre los ex istentes en la
2. E l reino anim al y el origen del hombre a c tu a lid a d , están m ás cerca del h o m b re d esd e el p u n to de
v ista filo g en ético , d e b e m o s re s p o n d e r q u e los a n tro p o id e s ,
L as ciencias n a tu ra le s tien en p o r cierto q u e el p a sa d o filoge- e m p e z a n d o p o r el g o r ila y el c h im p a n c é . S in e m b a r g o ,
n ético del h o m b re está e n ra iz a d o en el reino an im a l, y ello cu a n d o u n o los o b serv a, p o r ejem plo en el zoo, no sólo a d ­
p o r las razo n es siguientes: vierte u n a aso m b ro sa sem eja n za con el h o m b re — m a g istra l­
El cu erp o h u m a n o p re se n ta in n u m e ra b le s coincidencias m ente reflejada en u n re tra to del g o rila berlin és «B obby»— ,
con el d e los a n im a le s , y las c o in c id e n c ia s son p a r tic u la r ­ sino ta m b ié n u n a triste c a ric a tu ra de lo h u m an o . T a l re a c ­
m e n te im p re s io n a n te s c u a n d o u n o c o m p a ra los m am ífero s ción tiene su b ase en la p ro p ia n a tu ra le z a h u m a n a : se tra ta ,
— so b re todo los « p rim ates no h u m an o s» , es decir, los m onos p ro b a b le m en te, de la «reacción d e h o rro r» a n te un co n génere
y an tro p o id e s— con el h o m b re. Es in n eg ab le q u e, en su es­ deform e. P ero c u a n d o u no se fam iliariza con los an tro p o id e s
tru c tu ra fu n d a m e n ta l, las células, los tejidos, la sangre, el sis­ y sus h ab ilid ad es, d esa p are cen in m e d ia ta m e n te estos se n ti­
te m a a rte ria l, el esq u eleto e incluso el sistem a nervioso del m ientos de ex tra ñ eza .

168 169
LO S A N IM A L E S Y L O E S E N C IA L M E N T E H U M A N O

3. Participación de los animales en lo esencialmente humano p a ra d e sig n a r objetos (m a n z a n a , p lá ta n o , p lato ) y p erso n as,
pero ta m b ié n p a r a e x p resar co n ceptos co n ju n tiv o s com o «co­
V am o s a p la n te a r dos pro b lem as:
lor de», «diferente de», «si..., en to n ces...» , «¿qué es esto?»,
1. ¿Q u é es lo esen cialm en te h u m an o ?
«no».
2. ¿Q u é d istin g u e al h o m b re del resto de los anim ales? Reconocerse en la imagen del espejo: casi todos los an im ales, in ­
¿Podem os d a r p o r su p u esto q u e las dos p re g u n ta s llevan a cluidos los p erro s, carecen d e la fa cu ltad de v er su im ag en re ­
la m ism a re sp u e sta y que, p o r ta n to , lo q u e re a lm e n te hace flejada en el espejo com o lo q u e re a lm e n te es; no h ay m a n e ra
h o m b re al h o m b re es lo q u e lo d istin g u e de to d as las especies de q u e a p re n d a n a d e ja r d e tra ta rla com o a u n co n génere
zoológicas? P a ra p re p a ra r la re sp u e sta a estas p re g u n ta s, ex­ desconocido. E n cam b io , los ch im p an cés, gorilas y o ra n g u ­
pon em o s a co n tin u ac ió n algunos ejem plos d e c a rac te rístic as tan es a d v ie rte n q u e la im ag en del espejo es u n a re p re s e n ta ­
de los an im ales q u e el no esp ecialista suele c o n sid erar com o ción de su p ro p io cu erp o y, p o r ejem plo, se q u ita n d e la c a ­
p ro p ied a d es exclusivas del ho m b re.
beza u n a p a jita q u e h a n visto en el espejo. E n el caso del
Tradición: en g ru p o s d e m onos q u e viven en lib e rta d y en frai­ h o m b re, se d iría q u e u n a in te rp re ta c ió n c o rrec ta d e la p ro p ia
lecillos cau tiv o s se h a ob serv ad o q u e co n serv an d u ra n te g en e­ im ag en p ru e b a q u e se tien e co n cien cia del yo. A u n g o rila
racio n es las form as de c o m p o rta m ie n to a d q u irid a s m ed ian te q u e conocía el len g u aje d e so rd o m u d o s, se le p u so d e la n te un
el a p ren d izaje , en el sen tid o de q u e la g en eració n jo v en las espejo y, m ie n tra s c o n te m p la b a su im ag en , se le p reg u n tó :
a p re n d e d e la m ay or. P ero esto re p re se n ta sólo los casos m ás ¿ Q u ié n es éste? Y resp o n d ió d irig ien d o el d ed o no h a c ia la
conocidos. E n el caso d e los m onos se tra ta b a , e n tre o tras im ag en del espejo, com o h ac ía el q u e p re g u n ta b a , sino h ac ia
cosas, de la v a r b o n iato s en a g u a d e m ar, cosa q u e inventó
sí m ism o.
u n a vez u n a n im a l d e un g ru p o y luego se tra n sm itió . Los Pensamiento, inteligencia: se co n sid era com o p ru e b a de u n p ro ­
frailecillos re p e tía n m elodías q u e in icialm en te h a b ía n a p re n ­ ceso m en tal, a u n q u e sencillo, el hecho de q u e u n an im al, tras
d id o d e sus m aestro s h u m an o s. c o m p ro b a r la im p o sib ilid ad d e a lc a n z a r u n o b jetivo desead o ,
Fabricación de instrumentos: en re p etid as ocasiones se h a visto a se aleje y, a u n c u a n d o n a d ie le h ay a en señ ad o tal cosa, b u s­
ch im p an cés en lib e rta d q u ita r las hojas a' u n a ra m a , p a ra q u e esp o n tá n e a m e n te nuevos recu rso s p a r a conseguirlo. E stos
luego utilizarla como una especie de «anzuelo»: la introducían
hechos y otros p arecid o s se h a n o b serv ad o en an tro p o id e s y
en la a b e rtu ra d e u n nid o d e te rm ita s, volvían a sa c a rla y se
en otros an im ales d e san g re caliente.
co m ían las te rm itas q u e h a b ía n «picado». Es v e rd a d q u e la Amistad y tristeza: e n tre n u m ero so s an im ales se d a n form as de
ra m a d e sp o ja d a d e sus hojas no co n stitu y e un in stru m e n to en vinculación al m argen de las relaciones sexuales. Tales «amis­
el sen tid o de las h e rra m ie n ta s h u m a n a s, p ero cu m p le la defi­
tad es» h a n sido m uy bien e stu d ia d a s en el g an so ceniciento,
nición de in stru m e n to : es u n objeto con el q u e se consigue
en p erro s y en m onos. L a triste z a del p erro h a sido d esc rita
algo q u e no se p o d ría o b te n e r sin su a y u d a , es decir, con la con fidelidad y ex a ctitu d científicas en Señor y perro, novela
m an o sola.
c o rta d e T h o m a s M a n n .
Aprendizaje de símbolos lingüísticos: a d ie s tra d a p o r h o m b res, la Alma: pese a la dificu ltad d e d efin ir este térm in o , si se está de
c h im p an c é W ash o e a p re n d ió varios ce n te n are s d e p a la b ra s a c u erd o en a c e p ta r d e te rm in a d o s co m p o rta m ien to s o gestos
del len g u aje n o rte a m e ric a n o p a ra so rd o m u d o s, len g u aje sim ­ com o posibles signos d e estad o s an ím ico s com o la aleg ría, la
bólico q u e se h a b la con las m anos, y llegó a em p lea rlas a d e ­
tristeza, el h a m b re , la sed, el m iedo, el d o lo r o la ira, no se
c u a d a m e n te p a r a conseguir q u e sus g u a rd ia n e s c u m p liera n p u ed e excluir — dich o sea con to d a ca u te la— q u e ta m b ié n los
sus deseos. L a c h im p an c é S a ra h a p re n d ió a e m p lea r com o
an im ales sienten estas cosas y, p o r ta n to , « tien en alm a».
signos objetos de p lástico d e diferentes colores, p o r ejem plo
N a tu ra lm e n te , todos o casi todos los ejem plos de tra d i­
170
171
A N IM A L Y H O M B R E A S PEC T O S EN Q U E EL H O M B R E SU PERA AL A N IM A L

ción, fab ricació n de in stru m en to s, a p re n d iz a je de sím bolos m anos, el h o m b re p u ed e re p ro d u c ir los aco n tecim ien to s m e­
lingüísticos, etc., se h allan m uy p o r d eb ajo del nivel a q u e d ia n te el dib u jo , la p in tu ra o el m od elad o . A q u í tien e su o ri­
llega ya u n n iño de tres años en los cam pos co rresp o n d ien tes. gen la e sc ritu ra m ed ian te signos, a la q u e, com o es sab id o ,
Pero lo im p o rta n te no es el g ra d o d e d esa rro llo de las facul­ precedió la e sc ritu ra picto g ráfica. L a ac tiv id ad fig u rativ a y
tad es, sino el hecho de q u e se d en en algunos an im ales, a u n ­ la e sc ritu ra co n stitu y en el p re su p u esto d e la c u ltu ra tra n s m i­
q u e sea en form as m u y elem entales. sible.
T ra n sm isió n de trad icio n es, em pleo d e sím bolos a p re n ­ Si a lg u ie n les p o n e u n p in c e l en las m a n o s, los c h im ­
didos, co nciencia d e la p ro p ia existencia, p en sa m ie n to in teli­ p an cés pu ed en p in ta r cu a d ro s de color m uy llam ativ o s, un o
g en te y v iv encia aním ica: si estos cinco im p o rta n te s factores de los cuales suele p ro v o c ar u n a p lau so esp o n tán e o c u a n d o
d e la v id a cu ltu ra l y esp iritu al del h o m b re no son posesión yo proyecto su d iap o sitiv a a n te u n p ú b lico n u m ero so e in te re ­
exclusiva d e él, sino q u e se d a n ta m b ié n en algunos anim ales sado. Los ch im p an cés p u ed e n c a p ta r ta m b ié n el significado
m u y d e sa rro llad o s, ¿debem os elim inarlos del can o n d e lo q u e de las im ágenes q u e les son p re sen tad as: u n ch im p an c é jo v en
se co n sid era com o « a u té n tic a m e n te hu m an o » ? L a re sp u esta puso su oreja sobre la re p ro d u cc ió n , q u e no h a b ía visto h a sta
h a d e ser n eg ativ a. Lo esencial no tiene p o r q u é re d u cirse a entonces, d e u n reloj d e p u lsera, sin d u d a p a ra esc u ch ar el
lo d istin tiv o . Si un factor form a o no p a rte de la esencia h u ­ tictac. P ero, p o r lo q u e sab em o s h a sta a h o ra , el sistem a n e r­
m a n a es algo q u e se h a de d e te rm in a r con in d ep en d e n cia de vioso ce n tral del c h im p an c é carece d e las conexiones de p ro ­
q u e se d é ta m b ié n en los a n im a le s . E ste e s ta d o d e cosas cesam ien to d e d ato s n ecesarias p a ra la co m b in ació n de las
q u e d a m ejo r reflejado en la fó rm u la em p le a d a com o en c ab e­ dos facultades: p a ra con feccio n ar d e ac u erd o con un m odelo
zam ie n to de la p re sen te sección: p a rtic ip a c ió n de los anim ales un d o c u m e n to re c o n o c ib le . P o r eso, los c o n o c im ie n to s a c ­
en lo esen cialm en te h u m an o . tuales p erm iten co n clu ir q u e la a p a rició n de la c a p a c id a d de
N o o b sta n te , es preciso p re g u n ta rse q u é carac te rístic as, p e rg e ñ a r figuras re p re se n ta tiv a s co n stitu y ó u n paso decisivo
sean esenciales o ac cid en tales, d istin g u e n re alm en te al h o m ­ en el proceso de la hom in izació n biológica.
b re del co n ju n to d e los an im ales (—* cu erp o y alm a; evolución y O tro s pasos m enos fáciles de c a p ta r con categ o rías bioló­
creación; ex p e rie n c ia -re a lid a d -le n g u a je ). gicas y p erte n ecie n te s al d o m in io de la h isto ria de los o rí­
genes del h o m b re y de su p re h isto ria son: el descubrimiento del
m a n e jo del fuego (el uso com o ta l p u e d e n a p re n d e rlo del
4. Aspectos en que el hombre supera el nivel de los animales h o m b r e los c h i m p a n c é s ) , la p r á c t i c a d e e n t e r r a r a los
m u e rto s (los a n im a le s d e ja n a sus m u e rto s a b a n d o n a d o s ;
Es cierto q u e tam b ién los an im ales poseen g erm in a lm en te la ciertas m ad res q u e llevan consigo u n a cría m u e rta m u e stra n
c a p a c id a d d e aso c ia r d e form a n u ev a y d is tin ta , con vistas a q u e no tienen noción de la m u e rte p ro sig u ien d o sus cu id ad o s,
co n seg u ir un objetivo, los conocim ientos p re v ia m en te a d q u i­ a veces d u ra n te m u ch o tiem po) y el com ienzo de las artes
ridos: ta m b ié n ellos ex p e rim en tan sirviéndose de la im a g in a ­ plásticas (p o r ejem plo con incisiones en rocas y p in tu ra s de
ción; p ero esta fa cu ltad h a alc a n z a d o en la ac tiv id ad esp iri­ ca v ern a s). D e estos tres p asos no h ay indicios en n in g u n a es­
tu a l d el h o m b re u n a a ltu ra sin p a ra n g ó n . Los logros de tal pecie zoológica.
a c tiv id a d no están co n d en ad o s a perderse: p u ed e n co n se r­ E n el cam p o de la v id a social hay so rp re n d en tes p aralelo s
v arse p lasm ad o s en im ágenes o p o r escrito y, así, co n stitu ir la con el h o m b re e n tre las h o rm ig as, las term itas y las abejas:
base d e nuevos progresos. E sto se lo d eb e el h o m b re ¡—si nos — cría y c u id ad o de an im ales útiles, cuyos p ro d u cto s se
re tro tra e m o s a los elem entos m ás sim ples— a u n a facultad ap ro v ech a n (las h o rm ig as crían pulg o n es),
q u e , e x c ep to él, n in g ú n se r vivo posee: sirv ié n d o se d e las — siem b ra, ab o n o y m o n o cu ltiv o de u n a especie vegetal

172 173
A N IM A L Y H O M B R E

com o p rin c ip a l p ro d u c to alim en ticio (la h o rm ig a p araso l IV . E l hombre en relación con su naturaleza
cu ltiv a hongos),
— c a m p a ñ a s bélicas o rg a n iz ad as p a ra ro b a r crisálid as y re ­
tención de esclavos en la colonia (horm igas am az o n as),
— b ú sq u e d a e in terc am b io de in form ación y sistem as d e d e ­
1. Vinculación del hombre a su naturaleza
cisión co n c e rta d a (decisión del e n ja m b re de abejas sobre
el sitio m ás ad e c u a d o p a ra in stalarse ),
— d irecció n d e u n colectivo de unos 10.000 an im ales p o r u n a El h o m b re ad v ierte q u e está v in cu lad o a su n a tu ra le z a , esp e­
m in o ría (1 % ) de individuos in fo rm ad o s (dirección del e n ­ cialm en te c u a n d o siente h a m b re y sed, m iedo y cólera, d o lo r
ja m b re de ab ejas d u ra n te el tra sla d o al agujero elegido). y cansancio. C u a n to m ás fuertes son estas ten d en cias n a tu ­
Así pues, en n in g u n o de estos cam p o s tiene el h o m b re la rales, m ás lim itan la lib e rta d h u m a n a . P odem os co m p ro b a rlo
p rio rid a d en el d esc u b rim ie n to y el desarro llo . Pero, en los fácilm ente ex a m in a n d o la n ecesid ad de re sp ira r, q u e es un o
insectos, todos los c o m p o rta m ien to s citados se a p o y a n sin ex­ de n u estro s im pulsos n a tu ra le s: n o rm a lm e n te pod em o s seg u ir
cepción en el in stin to . El a p re n d iz a je y la experiencia, c u a n d o re sp ira n d o o in te rru m p ir la resp iració n a n u e stro an to jo en
d ese m p e ñ an alg ú n p ap el, v ersan ú n ic a m e n te sobre c a n tid a d e s c u a lq u ie r m om ento, tenem os lib e rta d de decisión al respecto.
y d ato s, com o la dirección y la d ista n c ia , no sobre las e stru c ­ P ero si contenem os d e lib e ra d a m e n te la resp iració n , al cabo
tu ra s sociales y de c o m p o rta m ien to . El h o m b re, en cam bio, de u n m in u to perdem o s n u e s tra lib ertad : n u e s tra n a tu ra le z a
h a d e sa rro lla d o la cría d e an im ales, el cultivo d e las p la n ta s y nos fuerza a re sp ira r d e nuevo, y la v o lu n ta d no p u ed e su s­
la o rg an izació n del E stad o m ed ian te u n a ac tiv id ad espiritual. tra e rse a tal im pulso. C o m o p ru e b a este ejem plo, el h o m b re
P o r o tra p a rte , el h o m b re es el único q u e, u tiliza n d o ta m ­ p u ed e ser libre o no frente a sus pulsiones n a tu ra le s. E n este
bién su e n ten d im ien to , h a cread o instituciones. L a a d m in is tra ­ aspecto, el c o m p o rta m ie n to h u m a n o se rige p o r la sig u ien te
ción de ju stic ia , el com ercio, los sistem as de tra n s p o rte y co­ ley:
m u n icació n de noticias, la aten ció n a los enferm os, la escuela, C u a n to m ás fuerte es u n a ten d en c ia q u e está co n d icio ­
la cien cia y el cu lto religioso no tienen n in g ú n p aralelo en el n a d a biológicam ente e influye en el c o m p o rta m ien to , m ás fá­
reino an im al. c ilm e n te se im p o n e en el in d iv id u o y, si a fe c ta a m u ch o s
T o d a s estas co n q u istas q u e sitú a n al h o m b re p o r encim a h om bres, en m ay o r m ed id a d e te rm in a la c o n d u c ta de la co­
d e todos los an im ales p erte n ece n al dom in io esp iritu al. P ero lectividad. E n tié n d a se bien: la ley no afirm a q u e el h o m b re se
ta m p o co en el asp ecto físico es el h o m b re u n «ser deficiente», halle irre sistib lem en te so m etid o a las ten d en c ias de c o n d u c ta
com o en se ñ aro n J o h a n n G o ttfried H e rd e r y, con él, A rnold co n d icio n ad as biológicam en te, sino q u e tales ten d en cias se
G eh len . E v id en tem en te , el g u e p a rd o a v e n ta ja al h o m b re en la im ponen m ás fácilm ente c u a n to m ás fuertes son.
velo cid ad con q u e corre, el delfín en la velocidad con q u e
n a d a y el m ono en la velocidad con q u e tre p a . P ero n in g ú n P ero no son sólo las ten d en c ias de c o n d u c ta del h o m b re lo
a n im a l lo s u p e r a ría en u n a c o m p e tic ió n m ú ltip le com o el q u e está co n d icio n ad o b io ló g icam en te: ta m b ién p u ed e estarlo
« tria tló n de L orenz»: c o rrer q u in ce kilóm etros, su m erg irse a su co m p o rta m ien to . Y lo está de hecho c u a n d o tales te n d e n ­
tres m etro s de p ro fu n d id a d p a ra s a c a r un lad rillo y su b ir tres cias se a d u e ñ a n d e la p erso n a, p o r ejem plo en situ acio n es de
m etro s tre p a n d o p o r u n a c u e rd a vertical. pánico. T a m b ié n c u a n d o un o «se d eja llevar» p o rq u e , p o r co­
m o d id ad , no sigue la voz de la decisión libre. Pero, en m u ­
c h a s situ a c io n e s d e la v id a , u n a p e rs o n a p u e d e q u e r e r lo
m ism o q u e «la voz de la n a tu ra le z a » , incluso tra s u n a d eci­

174 175
A N IM A L V H O M B R E
LIB E R T A D DE D E C IS IÓ N Y V IN C U L A C IÓ N V O L U N T A R IA

sión lib re y con sciente. E ntonces está «en a rm o n ía consigo suprem os deberes h u m an o s es ten er p re sen te el g ra d o — refle­
m ism a» en lo q u e concierne a tales ten d en cias ja d o en tal c o n stan te— de v in cu lació n del h o m b re a su n a tu ­
E s ta co n c e p c ió n de la c o n d u c ta h u m a n a c o n te m p la al raleza y co n sid erarlo com o p rin cip io re cto r de n u e stra s re la ­
h o m b re en su to ta lid a d y no d eja en p e n u m b ra n in g u n o de cio n es in te r h u m a n a s (—> a n g u s tia y c o n fia n z a c r is tia n a ;
sus aspectos. P o r eso, h ace m ás ju s tic ia al h o m b re q u e las co­ d eterm in a ció n y lib ertad ; fam ilia; m u n d o p u lsio n al y p e rso n a ­
rrien tes de p en sa m ie n to q u e lo co n sid eran su scep tib le de u n a lización).
tran sfo rm ació n ilim ita d a m e d ia n te d e te rm in a d a s fuerzas esp i­
ritu ales e ig n o ran su en ra iz a m ie n to en lo n a tu ra l. Los p ro ­
g ra m a s políticos insensibles a la n a tu ra le z a h u m a n a pu ed en 2. L ibertad de decisión y vinculación voluntaria
so m eter c o n sta n te m e n te al h o m b re a exigencias excesivas y,
p o r ta n to , lleg ar a ser in h u m a n o s. Q u ie n sólo ve en los h o m ­ lin G e ts e m a n i, los d is c íp u lo s se d e ja r o n « v e n c e r p o r el
bres seres esp iritu ales o in d iv id u o s condicionados p o lítica­ sueño». ¡H a sta ese p u n to lim itan y c o a rta n la lib e rta d de d e ­
m en te, está en peligro de d esp reciarlo s enseg u id a, p o rq u e no cisión ciertos im pulsos fuertes y p ro fu n d a m e n te en raizad o s en
re sp o n d en a esas im ágenes id ealizadas. la n a tu ra le z a h u m an a!
D e esta im ag en del h o m b re se d eriv a u n a consecuencia Pero la lib e rta d de decisión no es, com o se h a defen d id o a
p rá c tic a im p o rta n te : si n u e stro s n iñ o s h a n d e a d q u ir ir el veces, u n a d e term in a ció n casu al. U n aco n tecim ien to decid id o
m ay o r g ra d o posible d e lib e rta d d e decisión, es preciso q u e •il a z a r tiene u n a ca ra c te rístic a m uy sing u lar: es imprevisible.
n in g u n o d e sus im pulsos n a tu ra le s se d esarro lle ta n to que, a I.a im p rev isib ilid ad es un rasg o co n stitu tiv o de todo ac o n te ci­
la larg a, llegue a re d u c ir tal lib e rta d . Esto tiene p a rtic u la r vi­ m iento casual in d iv id u al. Los aco n tecim ien to s casu ales sólo
g en cia en el caso del m iedo: si la a c titu d fu n d a m e n ta l de un son previsibles en el p lan o de la estad ística; p o r ta n to , no en
n iñ o o d e un a d u lto está m a rc a d a p o r la d esco n fian za y el ( arla caso p a rtic u la r. A h o ra bien, la im p rev isib ilid ad no se
m iedo y no p o r la confianza, el m arg e n de posibles decisiones considera, con razón, com o a trib u to de u n a acción libre y v a ­
libres del n iño será tan to m ás re d u cid o c u a n to m ayores sean liosa. Al co n trario : se u san com o sinónim os d e «im previsible»
sus in h ib ic io n e s. El m ied o y la d e s c o n fia n z a fre n a n so b re los térm inos « in co n stan te» , «veleidoso», «indeciso» e « in co n ­
to d o la ten d en c ia del n iñ o p eq u e ñ o a d e sc u b rir su aleg ría secuente». Y co m p o rta rse de form a im p rev isib le p u ed e co n sti­
en el ju e g o , asp ectos am b o s de g ra n im p o rta n c ia p a ra su p o s­ tuir un m odo d e vejar. N u e stra c o n d u c ta sería re alm en te ca-
terio r d esarro llo esp iritu al. sual si to m ára m o s las decisiones ech an d o u n a m o n ed a al aire
L a co n fiad a v in cu lació n del la c ta n te a sus p ad res (y, en el o tiran d o los dados. P ero en ese caso a d v e rtiríam o s q u e nos
caso de los niños q u e crecen sin p ad res, a los ad u lto s que \ometemos al a z a r y nos sen tiríam o s poco libres.
o c u p a n su lu g ar) co n trib u y e n o ta b le m e n te a u n a v id a p o ste­ Y de hecho tenem os la vivencia de q u e som os re alm en te
rio r sin m iedos ni desconfianzas. D e a h í q u e m a n te n e r la fa­ libres c u a n d o no ac tu a m o s d e te rm in a d o s p o r n u estro s im ­
m ilia u n id a en un c lim a a c o g e d o r y p ro c u ra r al n iñ o u n a pulsos ni p o r el azar, sino q u e d ecidim os n o sotros m ism os e n ­
asisten cia sin ru p tu ra s ni so bresaltos co n stitu y a p a ra los p a ­ ti c varios cam inos posibles y sin e sta r sujetos a n in g u n a d e ­
dres y p a ra los d em ás resp o n sab les u n a obligación ca p ita l d u ­ li u n in ació n ajen a. Así pues, en el p lan o de la conciencia,
ra n te to d a la época de la in fan cia y la ju v e n tu d . p arad ig m átic o p a ra n o sotros, lib e rta d de decisión eq u iv ale a
L a relació n en tre el m an te n im ie n to de los vínculos afec­ au to d ete rm in a ció n .
tivos del n iño y su p o sterio r in m u n id a d frente al m iedo cons­ N u e stra lib e rta d de d ecisión no d ism in u y e p o r el hecho de
titu y e u n a p e c u lia rid a d sin g u lar, u n a c o n stan te q u e influye «11ic nos vinculem os v o lu n ta ria m e n te y, a p a r tir de ese m o ­
e n la l i b e r t a d q u e t e n d r á m á s t a r d e . U n o d e n u e s t r o s m ento, nos aten g a m o s a tal v in cu lació n , q u iz á d u ra n te to d a

176
177
A N IM A L Y H O M B R E PO S IB IL ID A D E S DEL H O M B R E

la v id a, y tom em os todas n u e stra s decisiones de ac u erd o con p a ra no a trib u ir esta a p e rtu ra , en p rin cip io ilim itad a, al ce­
ella. D ich a v in cu lació n p u ed e re sid ir en la fidelidad a u n a re b ro h u m a n o en c u a n to s o p o rte m a te ria l d el e s p íritu del
p erso n a o a u n a tare a; ta m b ién p u ed e tra ta rs e de u n a v in cu ­ h o m b re (—» c a u s a lid a d -a z a r-p ro v id e n c ia ; d e te rm in a c ió n y
lación religiosa. L a vinculación m a n te n id a lib rem en te está en lib ertad ; valores y fu n d a m e n tació n de n o rm as).
arm o n ía , no en co n tra d icció n , con el precioso bien de la li­
b e rta d d e decisión h u m a n a .
H a ce alg ú n tiem po, se solía re la c io n a r el p ro b lem a físico 3. Posibilidades del hombre
d e la c a u sa lid a d y la a c a u sa lid a d — su p u e sta en el dom inio
del á to m o — con la lib e rta d d e d e c isió n h u m a n a . P ero se C u a n d o el h o m b re o b serv a su v id a d ia ria y la de o tras p e r­
tra ta de dos p ro b lem a s q u e se p la n te a n en planos m uy d is­ sonas, d esc u b re q u e las decisiones y los acto s se d eb en en
tan tes e n tre sí y q u e no tienen n in g u n a relación m u tu a . P o­ p a rte a n e c e sid a d e s e n ra iz a d a s en la n a tu ra le z a h u m a n a
dem os co m p ro b a rlo fácilm ente to m a n d o com o ejem plo u n a — com o el h a m b re y la sed— y en p a rte a m otivos esp iri­
c a lc u la d o ra electrónica: sus circuitos están co n ectad o s de tal tuales elegidos p o r el in teresad o . E n tre los últim os p u ed en
fo rm a q ue, u n a vez p ro g ra m a d a a d e c u a d a m e n te , p u ed e se­ d e se m p e ñ a r un papel ca p ita l, según las épocas y las socie­
g u ir reglas (p o r ejem plo las del ajedrez) de tipo c o m p le ta ­ d ad es, ideas ta n d istin ta s com o la de v en g a r la m u erte d e los
m en te d istin to q u e la ley d e c a u sa lid a d y o tra s leyes n a tu ­ parien tes o la de c u id a r a los enferm os.
rales. N o o b sta n te , los elementos d e la c a lc u la d o ra funcionan ¿Q ué relación hay e n tre estos dos tipos de m otivaciones,
en este proceso siguiendo ex a c ta m e n te las leyes n a tu ra le s de procedentes de fuentes ta n d istin ta s com o la n a tu ra le z a y la
la física. E sto po ne d e m anifiesto q ue, en el caso d e la ca lc u ­ ac tiv id ad esp iritu al? L a re sp u e sta no p u ed e ser tajan te: en a l­
la d o ra y, con m ay o r razón, en el del cerebro, u n a ca u salid ad g unas situaciones de la v id a se a p o y a n m u tu a m e n te , en o tras
sin lag u n as en las funciones d e los elem entos p erm ite, si los se oponen. En este caso, el h o m b re p u ed e p o n e r en ten sió n su
circu ito s están d e b id a m e n te co n ectad o s, c u a lq u ie r tipo d e e n ­ v o lu n tad p a ra c o n trib u ir a q u e los m otivos esp iritu ales triu n ­
laces — in clu so no causales— en el p lan o de los p ro g ra m a s o fen sobre los n atu ra les. Sin d u d a , la v o lu n ta d en c u a n to in s­
sistem as. tan cia cap az de im p o n erse frente a otro s im p u lso s tien e ta m ­
A sí pues, no es preciso re c u rrir a la m icrofísica p a ra p ro ­ bién u n s o p o rte n a t u r a l , p e ro to d a v ía n o se h a lo g ra d o
b a r q u e las decisiones h u m a n a s no d ep e n d en d e las leyes fí­ identificarlo con seg u rid ad .
sicas. Al co n tra rio : si la a c a u sa lid a d (m icrofísica) influyera Sus facu ltad es esp iritu ales y su p o sib ilid ad de u tiliz a r la
re a lm e n te en los procesos de las decisiones v o lu n ta ria s, éstas v o lu n tad p a ra re g u la r los im p u lso s n a tu ra le s h a n p e rm itid o a
e sta ría n so m etid as al a z a r y serían im previsibles, p ero no li­ los h om bres, a lo larg o d e m ilenios, c u ltiv a r valores esp iri­
bres d e su erte q u e nosotros p u d iéra m o s d ec id ir y aten e rn o s tuales, lo g rar su ac ep tació n g en eral y co n fig u rar la co n v iv en ­
v o lu n ta ria m e n te a las decisiones to m ad as. cia h u m a n a de ac u erd o con ellos. D e la m ay o ría de estos v a ­
E n síntesis, se p u ed e a firm a r lo siguiente: del m ism o m o­ lores no se d e te c ta n in g ú n g erm en en el rein o an im al, d o n d e
do q u e el sistem a m a te ria l «papel y tin ta de im p rim ir» p u ed e son a b so lu ta m e n te desconocidos ideales com o la ju s tic ia y la
re p re s e n ta r en sí m ism o cu a lq u ie r tipo de inform ación lin ­ v eracidad. T a m b ié n su rg iero n sistem as axiológicos com pletos,
g ü ístic a — d esd e un m a n u a l d e m a te m á tic a s h a sta u n h im ­ com o el D ecálogo, el J u ra m e n to de H ip ó crates y la C o n v e n ­
no— , así ta m b ié n u n a c a lc u la d o ra electró n ica so m etid a a las ción d e G in e b ra sobre la p ro tecció n de los prisio n ero s d e gue-
ley es físic a s en su s p ro c e so s e le m e n ta le s pu ed e- en p r i n ­ n a. De la m ism a n a tu ra le z a es el ideal global de h u m a n id a d
cipio, su p u e sta la p ro g ra m a c ió n co rresp o n d ien te, a lm a c e n a r o h u m an itarism o .
y re p ro d u c ir c u a lq u ie r c o n te n id o . N o h ay n in g u n a ra zó n C on esta afirm ació n llegam os al lím ite del tem a Animal y

178 179
A N IM A L Y H O M B R E

hombre; la p re g u n ta p o r el origen y la n a tu ra le z a de la ética Bibliografía


cristiana se sitú a m ás allá de tal frontera. Sin em bargo, los
últim os p árrafo s del p resen te a rtíc u lo d e b ía n in d ic a r a qué
c o n d icio n e s de su n a tu ra le z a d e b e el h o m b re su ilim ita d a E . A g u irre , Las primeras huellas de lo humano, en M . C ru sa fo n t y otros
a p e rtu ra p a ra los m ensajes esp iritu ales y la p o sib ilid ad de (eds.), Z.a evolución, pp. 752-812.
c o n fig u rar su v id a de ac u erd o con tales m ensajes (—» a n tro ­ G . A ltn e r, Grammatik der Schöpfung (S tu ttg a rt-B e rlin 1971).
pología y teología; a u to n o m ía y condición c re a tu ra l; cu erp o y — (e d .), Kreatur Mensch. Moderne Wissenschaft a u f der Suche nach dem H u­
alm a; h u m an ism o s y cristianism o; naturaleza e historia). manen (M u n ic h 1973).
F . J . A ya la , Origen y evolución del hombre (M a d rid 1980).
[T rad u cc ió n : J . Rodríguez de RiberaJ A . Barthelm ess, Vögel-lebendige U m w elt (F rib u rg o -M u n ic h 1981).
O . B a u r, Bestiarium Humanum. Mensch-Tier-Vergleich in Kunst und K a ­
rikatur (M u n ic h 1974).
M . Benzo, Para una teología de la relación entre conciencia y corporalidad,
en V a rio s , Antropología y teología (M a d rid 1978) 47-81.
A . Bertsch, Blüten-lockende Signale (R a vensb urg 1975).
K. B ilz , D ie unbewältigte Vergangenheit des Menschengeschlechts (Fra n cfo rt
1967).
J. B ronow ski, D er Austieg des Menschen (F ra n c fo rt-B e rlin -V ie n a
1976).
F. J . J . B u yte n d ijk , Mensch und Tier. Ein Beitrag zu r vergleichenden P sy­
chologie (R einbek 1958).
G . C ondrau/A . H ick lin (eds.), D as Werden des Menschen (Bem a 1977).
F C o rd ó n , La alimentación, base de la biología evolucionista, 3 vols. (M a ­
d rid 1978).
M . C rusafont/B . M eléndez/E. A g u irre (ed s.), La evolución (M a d rid
21974).
M . C ru sa fo nt, Dinámica biológica de la evolución, en M . C ru sa fo nt y
otros (ed s.), La evolución, pp. 538-588.
M . C ru s a fo n t/ J.T ru yo ls / E . A g u irre , E l hombre en la cumbre del proceso
evolutivo (B ilb a o 1961).
M . C ru sa fo nt, E l problema de la antropogénesis, en H aas (e d .), Origen
de la vida y del hombre (M a d rid 1963) 294-380.
G . C z ih a k / H . L a n g e r/ H . Zieg le r, Biologie. Ein Lehrbuch (B e rlín -H e i-
delberg 31981; trad. española: Biología, M a d rid 1982).
R. D aw kins, D a s egoistische Gen (B e rlin -H e ild e lb e rg 1978; trad. espa­
ñola: E l gen egoísta, Barcelona 1979).
H . Dem beck, Tiere machen Geschichte. F ü n f Jahrtausende im Dienste des
Menschen (Bergisch G la d b a ch 1969).
U . D icra u e r, Tier und Mensch im Denken der Antike. Studien zu r Tierpsy­
chologie, Anthropologie und E thik (Am sterdam 1977).

180 181
A N IM A L Y H O M B R E B IB L IO G R A FÍA

I. E ib l-E ib e s fe ld t, Grundriss der vergleichenden Verhaltensforschung ( M u ­ — Vergleichende Verhaltensforscung. Grundlagen der E thologie ( V ie n a -
nich 81978). N u e va Y o rk 1978).
— Liebe und Hass (M u n ic h 1970). H . M e ye r, D er Mensch und das Tier. Anthropologische und kultursoziolo­
— E l hombre preprogramado (M a d rid 1977). gische Aspekte (M u n ic h 1975).
J . Feiner, E l origen del hombre, en M ysterium Salutis I I / I I (M a d rid E . M o rin , E l paradigm a perdido: el paraíso olvidado (B arcelona 1 1978).
1967) 639-660. R. L . M o ru s , Eine Geschichte der Tiere (H a m b u rg o 1952).
H . Fische r (e d .), Anthropologie als Thema der Theologie (G o tin g a 1978). M . M o ser, Aggression und Mitmenschlichkeit (B erna 1977).
R . Fletcher, E l instinto en el hombre (Buenos A ire s 1962). W . N e id h a rt/ H . O t t , Krone der Schöpfung? Humanwissenschaften und
C h . F re y, Arbeitsbuch Anthropologie. Christliche Lehre vom Menschen und Theologie (S tu ttg a rt 1977).
humanwissenschaftliche Forschung (S tu ttgart 1979). G . O s ch e , D ie W elt der Parasiten (B e rlin -H e id e lb e rg -N u e v a Y o r k
A . G ehlen, D er Mensch. Seine N atur und seine Stellung in der Welt (B o n n 1966).
51955; trad. española: E l hombre, Salam anca 1980). — Evolution. Grundlagen-Erkenntnisse-Entwicklungen der Abstammungslehre
A . H aas, Entwicklungsprobleme in naturphilosophischer Sicht: Stim m en (F rib u rg o 81977).
der Z e it 167 (1961) 252-264. — Ökologie. Grundlagen-Erkenntnisse-Entwicklungen der Umweltforschung
A . H a rd y , D er Mensch - das betende Tier. Religiosität als Faktor der Evo­ (F rib u rg o 71978).
lution (S tu ttgart 1979). J . L . P inillos, Lo fís ic o y lo mental en la ciencia contemporánea, en V a rio s ,
B. Hassenstein, Verhaltensbiologie des Kindes (M u n ic h 1973). Antropología y teología (M a d rid 1978) 15-46.
— Willensfreiheit und Verantwortlichkeit. Naturwissenschftliche und juristische A . Portm ann, Zoologie und das neue B ild vom Menschen (H a m b u rg o
Aspekte, en B. Hassenstein (e d .), Freiburger Vorlesungen zu r Biologie 1956).
des Menschen (H e id e lb e rg 1979). — D ie Tiergestalt (M u n ic h 1960; trad. española: Anatom ía de la fig u ra
— Instinkt, Lernen, Spielen, Einsicht. Einführung in die Verhaltensbiologie animal, Barcelona 1964).
(M u n ic h 1980). — Zoologie aus vier Jahrzehnten. Gesammelte Abhandlungen (M u n ic h
B. H assenstein/H. Hassenstein, Was Kindern zusteht (M u n ic h 21978). 1967).
H . H e d ige r, Mensch und Tier im Zoo (Z ü ric h 1965). — Vom Lebendigen. Versuche zu einer Wissenschaft vom Menschen (F ra n c ­
B. H in te rsb erger, E thik und Verhaltensforschung (M u n ic h 1978). fort 1973).
J . H ü b n e r, Biologie und christlicher Glaube (G ü te rlo h 1973). W . T . R eich (e d .), Encyclopedia o f Bioethics I - I V (N u e v a Y o r k -L o n -
D . K a tz , Animales y hombres (M a d rid 1961). dres 1978).
F. K n o ll, D ie Biologie der Blüte (B e rlin -G o tin g a -H e id e lb e rg 1956). M . Scheler, D ie Stellung des Menschen im Kosmos (M u n ic h 71966; trad.
M . L a n d m a n n , D as Tier in der jüdischen Weisung (H e id e lb e rg 1959). española: E l puesto del hombre en el cosmos, Buenos A ire s 1978).
— D er Mensch als Schöpfer und Geschöpf der Kultur. Geschichts- und Sozial­ H . Schm id, Wie Tiere sich verständigen (R a ve n sb u rg 1979).
anthropologie (M u n ic h -B a sile a 1961). R. Siew ing, Lehrbuch der Zoologie (S tu ttg a rt 1980).
R . Lealey/R . L e w in , Wie der Mensch zum Menschen wurde (H a m b u rg o P. T e ilh a rd de C h a rd in , La aparición del hombre (M a d rid 1958).
1978; trad. española: Los orígenes del hombre, M a d rid 1980). — E l fenómeno humano (M a d rid 1963).
D as Leben. Zelle, P flanze, Tier, Entwicklung, Evolution, Informationsverar­ G . M . Te u tsch , Soziobiologie und Ethik der Lebewesen. Eine M aterial­
beitung, Verhalten (F rib u rg o 1971). sammlung (B e rn a -F ra n cfo rt 1975).
K . L o re n z, E r sprach mit dem Vieh, den Vögeln und den Fischen (V ie n a J . v. U e x k ü ll/ G . K ris z a t, Streifzüge durch die Umwelten von Tieren und
1949; trad. española: H ablaba con las bestias, los peces y los pájaros, Menschen (F ra n cfo rt 1980).
Barcelona 1979). E . W eism ann, Partnersuche und Ehen im Tierreich (R a ven sb u rg 1975).
— D ie Rückseite des Spiegels. Versuch einer Naturgeschichte menschlichen Er- — Entwicklung und Kindheit der Tiere (R a ven sb u rg 1976).
kennens (M u n ic h 1973; trad. española: La otra cara del espejo, Barce­ W . W ick le r, Antworten der Verhaltensforschung (M u n ic h 1970).
lona 1974). — D ie Biologie der Zehn Gebote (M u n ic h 1971).

182
183
A N IM A L Y H O M B R E

W . W ic k le r/ U . Seibt, D a s Prinzip E igennutz■ Ursachen und Konsequen


Zen sozialen Verhaltens (H a m b u rg o 1977).
K . Zeeb, Pferde-dressiert von Fredy Knie. Eine Verhaltensstudie (Berna-
Stuttgart 1973).
X . Z u b ir i, E l origen del kombre: Revista de O ccid ente 17 (1964) 146-
173.
Naturaleza e historia

K laus M. M eyer-Abich

184
I. Del poder sobre el hom bre al poder sobre la naturaleza 188 A rtícu lo s com plem entarios

1. El poder del hombre sobre la naturaleza 188 Animal y hombre; anonimato e identidad personal; antropología y teolo­
a) Problemas sociales 190 gía; causalidad-azar-providencia; ciencia y ethos; cristianismo y reli­
b) Problemas internacionales 190 giones del mundo; cuerpo y alma; determinación y libertad; diálogo;
c) Problemas ecológicos 191 economía y moral; emancipación y libertad cristiana; evolución y creación;
2. Necesidad de regular mediante un estatuto el poder sobre la natura­ experiencia de la contingencia y pregunta por el sentido; experiencia y
leza 191 fe; felicidad y salvación; formación; historia del mundo e historia de la
salvación; justicia; m aterialism o, idealismo y visión cristiana del
II. El punto ciego en el sistema actual de las ciencias 193 mundo; mundo técnico-científico y creación; orden político y libertad;
1. Hechos científicos y hechos sociológicos 193 participación; paz; planificación, administración y autodeterminación
2. La relación entre la naturaleza y la historia, punto de partida para una en la Iglesia; pobreza y riqueza; realidad-experiencia-lenguaje; ren­
nueva articulación de las ciencias 196 dim iento y ocio; salud-enferm edad-curación; símbolo y sacram en­
to; sistema y sujeto; soberanía-poder-violencia; trabajo; universo-Tierra-
III. La naturaleza, material para los «caballeros del espí­ hombre.
ritu» 198
1. La concepción de la naturaleza en la economía actual 198
2. El hombre, corona de los recursos 201
3. Experiencia de la naturaleza al margen de la historia y experiencia de la
historia al margen de la naturaleza 203

IV. ¿Se encuentra el hombre a sí mismo en el m undo m ate­


rial? 206
1. El concepto de naturaleza subyacente a la física 206
2. Del geocentrismo al antropocentrismo en la concepción del mundo 208
3. El realismo pragmático de las ciencias naturales modernas 211

V. El designio de la naturaleza en la historia hum ana 214


1. Inconsistencia de la imagen antropocéntrica del mundo 214
2. Recuerdos de un sueño olvidado 217
a) Abastecimiento de energía 219
b) Sistema sanitario 220
c) Orientación del consumo 221
3. El camino «duro» y el camino «blando» 222

VI. cRepresenta la historia un plan secreto de la naturaleza? 225

186 187
EL PO D E R D E L H O M B R E SO B R E LA N A TU R A L EZA

I. D el poder sobre el hombre un sendero, a b ie rto p o r la cien cia y la técn ica, p a ra volver al
p araíso .
al poder sobre la naturaleza A u n q u e difícilm ente p u ed e co n sid erarse satisfacto ria u n a
in terp re ta c ió n del re la to bíblico del p ecad o orig in al en la q u e
este p ecado p u ed e su b sa n a rse de alg ú n m odo co m iendo n u e ­
v am en te del árbol de la ciencia — a h o ra m e d ia n te las ciencias
N o rm a lm e n te sólo tenem os conciencia del p o d er y del d o m i­ n a tu ra le s y la técnica— , es cierto q u e, b asá n d o se en m otivos
nio en c u a n to fenóm enos sociales y políticos p erte n ecie n te s al religiosos, el cristian o p u ed e a s p ira r a d o m in a r la n a tu ra le z a
á m b ito de las relaciones h u m a n a s. Sin em b arg o , h ab lam o s de y q u e el cristian ism o se d istin g u e en este asp ecto ta n to de las
«las co n q u istas» d e la ciencia y d e la técnica. Y el político, fi­ religiones n a tu ra le s com o del b u d ism o . A h o ra bien, u n a asp i­
lósofo y físico inglés F ran cis B acon llegó a a firm a r q u e el so­ ración de este tipo — q u e no tien e q u e ser n ec esaria m e n te la
m etim ie n to de la n a tu ra le z a co n stitu y e la m eta su p re m a del p re n te n sió n de dom in io leg itim ab le en c u a n to a c titu d cris­
a fá n h u m a n o d e p o d e r. E n su Nuevo órgano de las ciencias tia n a a n te la n a tu ra le z a — fue un p re su p u esto in d isp en sab le
(1620), dice q u e la am b ició n m ás o rd in a ria es a s p ira r a ten er p a ra el d esarro llo de las m o d ern a s ciencias n a tu ra le s y de la
p o d er e n tre los h o m b res. A lgo m ejor es a m p lia r el p o d er de técnica: «El p en sa m ie n to de n u e s tra ciencia sólo se verifica en
la p a tria en tre las naciones; p ero es m ás elevado b u sc a r el la acción, en el ex p e rim en to co ro n ad o p o r el éxito. Y ex p eri­
p o d e r sobre la n a tu ra le z a . «A h o ra bien, el d o m in io del h o m ­ m e n ta r significa ejercer un p o d e r sobre la n a tu ra le z a . L a p o ­
b re so b re la n a tu ra le z a se basa ú n ic a m e n te en el a rte y la sesión de p o d e r es, pues, la p ru e b a su p re m a de la re c titu d del
ciencia» (Novum organum 1,129). Sin la m en o r m o d estia, B acon p en sa m ie n to científico» (von W eizsäck er 1960, 172).
a se g u ra q u e esta e m p re sa a sig n a d a p o r él a la h u m a n id a d T a m p o c o sería fácil hoy re b a tir la id ea b a c o n ia n a de q ue
sólo p u ed e p a ra n g o n a rse , en el p lan o inferior de la b ú sq u ed a el sab e r es p o d er, y el sa b e r científico-técnico p u ed e eclip sar
del p o d e r d e n tro de la h isto ria p olítica, con los viajes de C o ­ el p o d e r de u n político in d iv id u al y tra s to c a r las relaciones de
lón y con las co n q u istas de A lejan d ro M ag n o (—» so b eran ía- p o d er en tre los países. E n lo q u e con ciern e al político in d iv i­
p o d er-v io len cia) . d u al, el entonces p re sid e n te de la R ep ú b lica F ed eral A lem an a
W a lte r Scheel decía hace unos años q u e los políticos «se lim i­
ta n a seguir los pasos del d esarro llo científico y a in te n ta r
1. E l poder del hombre sobre la naturaleza a ta ja r sus consecuencias» (Scheel 838). D e hecho, n in g ú n m i­
nistro de tra b a jo h a ejercido un influjo ta n d u ra d e ro en la si­
L a form a en q u e las sociedades h u m a n a s h an concebido la tu ació n de em pleo com o el d esarro llo d e la m icro electró n ica.
in serció n de la v id a h u m a n a en la n a tu ra le z a y se h an com ­ En lo q u e resp ecta al re p a rto in tern a cio n al del p o d er, ta m ­
p o rta d o con su e n to rn o respectivo h a sido siem p re un p ro ­ bién son los m ás poderosos los países m ás av an zad o s en el te­
b lem a re la cio n ad o con la a c titu d religiosa. T a m b ié n B acon rren o de la ciencia y d e la técn ica, p a rtic u la rm e n te los q u e
s itú a ex p resam en te la ta re a de so m eter la n a tu ra le z a en un disp o n en de a rm a s ató m icas, cuyo d e sc u b rim ie n to no h a b ría
co n tex to religioso, c o n c re ta m e n te en el de la in te rp re ta c ió n de sido posible sin la c o n trib u c ió n de la ciencia p u ra .
n u e stra ex isten cia m e d ia n te el m ito del p ecado original. L a C u a n d o uno c o n tem p la todos estos fenóm enos de la M o ­
idea d e B acon e ra q u e, con el perfeccio n am ien to d e la ciencia d e rn id a d , tiene la im p resió n de q u e — com o su p o n ía B acon—
y de la técn ica, « h ab rem o s p u rificad o y lib era d o del .pecado el d esa rro llo d e la ciencia y d e la técnica, desd e la invención
la ra zó n h u m a n a » (Novum organum 1,69). S egún esto, el d e sa ­ de las arm a s d e fuego y de la im p re n ta h a sta el d e sc u b ri­
rro llo d e la sociedad in d u stria l re p re s e n ta ría teológicam ente m ien to de la en erg ía n u clea r, h a influido m ás en las co n d i­

188 189
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA

ciones d e la v ida h u m a n a que la m ay o ría de los aco n te ci­ c) Problemas ecológicos


m ien to s y revoluciones p o líticas (—» cristian ism o y religiones
E l a u m e n to d e l p o d e r d e d e t e r m in a d o s g r u p o s s o c ia le s
d el m u n d o ; evolución y creación; m u n d o té c n ic o -cien tífico y
— com o la b u rg u e sía— p ro v o ca tensiones sociales, y el a u ­
c re a c ió n ; re a lid a d - e x p e r ie n c ia - le n g u a je ; s is te m a y su je to ;
m en to del p o d e r d e alg unos países o g ru p o s d e países ca u sa
u to p ía y esp e ran z a).
tensiones in tern a cio n ales, p o r ejem plo e n tre el N o rte y el Sur;
Si el d o m in io d e la n a tu ra le z a ha p ro p o rcio n ad o p o d e r y p ero en estos casos, los afectados p u ed e n a rtic u la r sus in te ­
b ie n e sta r a los países in d u strializ ad o s, ta m b ié n h a n surg id o reses y defenderlos p o lítica m en te de ac u erd o con la situ ació n ,
nuevos p ro b lem as en las nuevas condiciones de vida. E n lí­ fo rm an d o sin d icato s o carteles de m ateria s p rim as. E n c a m ­
neas g enerales, se p u ed e afirm a r q u e tales p ro b lem a s se p la n ­ bio, ¿cóm o re a c c io n a rá la n a tu r a le z a — q u e es la p rim e ra
tean p rin c ip a lm e n te en tres cam pos: a fectad a p o r las co n q u istas de las ciencias n a tu ra le s y d e la
técnica m o d e rn a — si el proceso d e in d u strializ ació n ig n o ra la
relación de la v id a h u m a n a con la n atu ra le z a ? (—> m u n d o
a) Problemas sociales
técnico-científico y creació n ).
Los sistem as sociales d e los países p re in d u stria le s resp o n d ía n
a condiciones económ icas to ta lm e n te d istin ta s de las q u e la
cien cia y la técnica h an hecho posibles. E n consecuencia, no 2. Necesidad de regular mediante un estatuto
e sta b a n p re p a ra d o s p a r a d is trib u ir el a u m e n to de p o d er y de el poder sobre la naturaleza
b ie n e sta r in h e re n te a la in d u stria liz a c ió n de fo rm a q u e todos A sí pues, la je ra rq u ía d e p o d eres estab le cid a p o r B acon es
los p a rtic ip a n te s g o za ran de sus d erechos y q u e d a ra n n ive­ v álid a p a ra nosotros en el sen tid o de q u e el señorío sobre la
lad as las d esig u ald a d es políticas. E n las m o d ern as sociedades n a tu ra le z a o b ten id o m e d ia n te la cien cia y la técn ica h a q u i­
in d u stria liz a d a s se h an su p e ra d o en g ra n p a rte las injusticias ta d o la p rim a c ía a c u a lq u ie r fenóm eno p o lítico en sen tid o es­
sociales; p ero la im b ricació n del E stad o y la sociedad p la n te a tricto; p ero ta m b ié n tenem os q u e s a c a r la co n secu en cia co n ­
ciertos p ro b lem as, e n tre ellos el relativo a la form a de ejercer tra ria : q u e el p o d e r del sab e r d e b e ría ejercerse de la m ism a
leg ítim a m e n te el p o d e r de la ciencia y d e la técnica d en tro form a q u e los d em ás p o d eres, es decir, con lim itaciones. L a
del eq u ilib rio de fuerzas p ro p io de un sistem a dem ocrático-li- histo ria p o lítica está llen a d e co n stan te s ensayos en c am in ad o s
b eral (—» ju s tic ia ; p artic ip a ció n ). a re g u la r con d istin to s p ro ced im ien to s el p o d e r de unos h o m ­
bres sobre o tro s de fo rm a q u e su rja u n E sta d o ju s to . Pues
b) Problemas internacionales bien, ¿cóm o re g u la r el p o d e r del h o m b re so b re la n a tu ra le z a
— de la q u e nosotros fo rm am o s p a rte — d e m a n e ra q u e no se
El p o d er q u e los países in d u stria liz a d o s h a n alca n zad o m e­ ignore la inserción d e la v id a h u m a n a en esa m ism a n a tu r a ­
d ia n te el so m etim ien to de la n a tu ra le z a es tan g ra n d e q u e las leza?
tensiones e n tre los países ricos y los países p obres con stitu y en P a ra re g u la r el p o d e r del h o m b re so b re la n a tu ra le z a m e­
un p ro b lem a básico de la po lítica in tern a cio n al. Y d en tro del d ia n te un esta tu to , del m ism o m odo q u e d e b e ría e s ta r re g u ­
m u n d o in d u s tria liz a d o es p re c iso e m p le a r c o n s ta n te m e n te lado e s ta tu ta ria m e n te cu a lq u ie r ejercicio del p o d er, es preciso
todos los recu rso s políticos p a ra ev itar q u e el p o d er a lc a n ­ q u e nos p reg u n te m o s, ta n a fondo com o so lían h acerlo an tes
zad o p o r algunos países m e d ia n te la técnica a rm a m e n tis ta las religiones, cuál es el p u esto del h o m b re en la n a tu ra le z a ,
lleve a d e se n c a d e n a r u n a g u e rra p a ra resolver los conflictos de la q u e form am os p a rte . A c tu a lm e n te es en la filosofía y en
ex istentes (—» paz; p o b re za y riq u ez a). la teología d o n d e m ás fácilm en te se p u ed e d a r u n a re sp u e sta

190
191
N A TU RA LEZA E H IS T O R IA

fu n d a d a a la p re g u n ta p o lítica p o r la situ ació n del h o m b re en


la n a tu ra le z a o p o r la re la c ió n de la v id a h u m a n a con la
II. E l punto ciego
m ism a n a tu ra le z a . Y a q u í la filosofía p u ed e serv ir de p u e n te en el sistema actual de las ciencias
con las ciencias, la m ay o ría de las cuales h a n surgido d e ella
com o ra m a s d esg a ja d as. E n su u n d éc im a tesis sobre F euer-
bach , M a rx d ecía hace cien años: «Los filósofos se h a n lim i­
En lenguaje coloquial, se suele e n te n d e r p o r « n atu ra leza » el
ta d o a in te rp re ta r el m u n d o d e d istin ta s form as; lo im p o r­
ta n te es ca m b ia rlo » (M E W 111,7). H oy tiene m ás vigencia la p aisaje v erde q u e se ve, o se ech a de m enos, desd e la v en ­
tan a. N o rm a lm e n te no se en u m e ra n en tre los objetos p e rte n e ­
afirm ació n c o n tra ria : m e d ia n te la in d u strializ ació n no hem os
cientes a la n a tu ra le z a las cosas hech as p o r p ro ced im ien to s
hech o o tra cosa q u e c a m b ia r el m un d o ; a h o ra lo im p o rta n te
técnicos, com o las casas, las m acetas y los coches. P ero hace
es p a r tir d e la in serción de la v id a h u m a n a en la n a tu ra le z a o
de la relación e n tre la n a tu ra le z a y la h isto ria p a r a c o m p re n ­ tiem po q u e el térm in o « n a tu ra le z a » h a d ejad o de d esig n ar ex­
clu siv am en te la n a tu ra le z a virgen, la tie rra sin cu ltiv ar, y se
d e r cóm o d e b e ría a rtic u la rse el p o d e r del h o m b re sobre la
ap lica ta m b ién al e n to rn o tran sfo rm ad o p o r el h o m b re. Según
n a tu ra le z a en co n so n a n cia con la co n stitu ció n d e la p erso ­
la concepción del len g u aje co lo quial, tam b ién fo rm an p a rte
n a h u m a n a (—» a n tr o p o lo g ía y te o lo g ía ; c ie n c ia y e th o s;
de la n a tu ra le z a todos los seres vivos, in clu id o el h o m b re,
d e te rm in a c ió n y lib ertad ; econom ía y m oral; o rd e n político y
lib ertad ; re n d im ie n to y ocio). p a rtic u la rm e n te en caso d e en ferm ed ad .
Si se p re g u n ta q u é no es n a tu ra le z a o, lo q u e es lo m ism o,
q u é otros ám b ito s de la re a lid a d se h an d e te n e r en cu e n ta
cu an d o se define la n a tu ra le z a com o un ám b ito de cosas y de
seres vivos, la m e n ta lid a d ac tu a l d a u n a re sp u esta clara: la
esfera social, el m u n d o h istó rico del h o m b re o, en u n a p a la ­
bra, «la sociedad». P ero así q u e d a sin e n c u a d ra r el á m b ito en
q u e hoy se p la n te a n la m a y o ría d e los p ro b le m a s c o n c e r­
nientes a la n a tu ra le z a y a la sociedad: el de los artefacto s
técnicos. Así, no solem os co n sid e ra r com o n a tu ra le z a un co­
che, pues los coches no su rg en esp o n tá n e a m e n te y no se h a ­
cen por su re alid ad física, sino p o r su re alid ad social o, en
o tras p a la b ra s, p o r su u tilid a d p a ra el in te rc a m b io d e p ro ­
ductos e inform acion es, es decir, en el m arco d e d eterm in a d o s
p ro c e so s so c ia le s. P e ro el fa c to r so c ia l d e la m o v ilid a d
supone siem p re la p o sib ilid ad de m a n e ja r d e te rm in a d o s m a ­
teriales y procesos n a tu ra le s con v istas a ciertas n ecesid ad es
sociales (—* tra b a jo ).

/. Hechos científicos y hechos sociológicos

l,n el sistem a de las ciencias, el p ro b lem a d e la clasificación


se resuelve e n c u a d ra n d o el coche en la n a tu ra le z a en ta n to

192 193
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA H E C H O S C IE N T ÍF IC O S Y H E C H O S S O C IO L Ó G IC O S

q u e se m ueve de ac u erd o con las leyes físicas y en la sociedad P or m ú ltip le s q u e se a n las c o lo ra c io n e s q u e u n h ech o
en ta n to q u e es un vehículo de d e te rm in a d o s procesos so­ puede a d o p ta r en el esp ectro de las ciencias, p o r d esg racia no
ciales. E n este sen tid o , un m ism o hecho p u ed e a p a re c e r en el tenem os u n a « teo ría u n ita ria d e los colores» q u e p e rm ita es­
s is te m a d e la s c ie n c ia s ta n d e s in te g r a d o y d e s c o m p u e s to tab lecer u n a relación y u n a conexión e n tre los d istin to s d ato s.
com o la luz a través de u n p rism a, con lo cual re su lta u n a I’o r eso es m uy d u d o so q u e la ac tu a l división de las ciencias
p lu ra lid a d casi b ab iló n ica. Así, un cam b io de clim a es: resp o n d a a lo q u e, según H e ráclito (B 1), co n stitu y e la o b ra
— clim ato ló g icam en te, un cam b io en las m ag n itu d es de las de un logos v erd ad ero . Sólo en el m arco de la m en cio n a d a
v ariab les te rm o d in ám ica s (presión, te m p e ra tu ra , h u m e ­ teoría de los colores — q u e a mi ju ic io es co m p eten cia d e la
d a d , etc.) q u e d e te rm in a n la circulación atm osférica; filosofía, de la q u e su rg iero n casi to d as las ciencias p a rtic u ­
— eco lógicam ente, u n cam bio en las condiciones de v id a de lares— se p o d ría p re cisar a q u é obedece la falta d e sen sib i­
las p la n ta s y d e los anim ales; lid ad d e las cien cias so ciales p a r a la in se rc ió n d e la v id a
— eco n ó m icam en te, u n cam bio en la p ro d u c tiv id a d agrícola h u m a n a en la n a tu ra le z a y la fa lta d e se n s ib ilid a d d e las
y un im p u lso p a ra d e te rm in a d a s ra m a s de la c o n stru c­ ciencias n a tu ra le s p a ra las n ecesid ad es d e la especie h u m a n a
ción, p a ra el tu rism o , etc. o rg a n iz a d a socialm ente.
— p o lítica m en te, un d esp laz am ien to del cen tro de g ra v ed ad El hecho d e q u e la d ico to m ía e n tre la n a tu ra le z a y la so­
en los cam p o s de tensión existentes a escala n acio n al e in­ ciedad sea m u ch o m ás a c u sa d a en el sistem a d e las ciencias
tern acio n al. que en la re a lid a d se d eb e a q u e, en los ú ltim o s cien años,
Lo m ás n o ta b le de esta descom posición espectro scó p ica es <asi to d as las ciencias se h a n especificado com o ciencias so­
q u e, p o r ejem plo, un hecho su scep tib le de ser d escrito p o r las ciales o del esp íritu o com o ciencias n a tu ra le s o de in g en iería,
ciencias n a tu ra le s sólo se percib e com o un hecho ta m b ién p o ­ lis v e rd ad q u e u n a filosofía co n ceb id a com o p u ra cien cia del
lític o c u a n d o m o d ific a la s itu a c ió n p o lític a y, p o r ta n to , esp íritu (y com o teo ría de la cien cia o ciencia del esp íritu so­
p u ed e d escrib irse con el lenguaje d e la p olítica. N o todo h e­ bre las ciencias n atu ra le s) co n stitu iría , p o r su p re te n sió n tr a ­
cho p erte n ecie n te a las ciencias n a tu ra le s tiene q u e a p a re c e r dicional, un a b su rd o ta n g ra n d e com o u n a m ed icin a e lab o ­
a la vez com o u n hecho político. Sin em b arg o , la frecuencia ra d a ex clu siv am en te en la lín ea de las ciencias n a tu ra le s, cosa
con q u e los aco n tecim ien to s técnico-científicos nos so rp re n d en que pu ed e afirm arse ta m b ié n d e la teología. P ero en re alid ad
en el asp ecto p olítico revela q u e la sen sib ilid ad de la sociolo­ n in g u n a d e las ciencias ac tu a les h a co n seg u id o lib rarse d e la
gía y de la p o lítica p a ra los hechos con d icio n ad o s p o r las len d en cia a a d e c u a rse a u n cam p o o al o tro . L a co n secu en cia
ciencias n a tu ra le s d eja b a sta n te q u e d esear. Así, en l a s 'c i r ­ es q u e a p e n as p u ed e c a p ta rse cien tíficam en te la relación de la
cu n stan c ias ac tu ales, la solución de los conflictos de d is trib u ­ sociedad h u m a n a con la n a tu ra le z a , y a q u e casi siem p re se
ción m e d ia n te el crecim iento económ ico p u ed e d escrib irse en co n tem p la ú n icam e n te la n a tu ra le z a o la so cied ad , n u n c a sus
las cien c ias n a tu ra le s com o u n a a lte ra c ió n del e n to rn o y relaciones m u tu a s ni, p o r ta n to , los p ro b lem as de las posibles
com o un a te n ta d o c o n tra las condiciones d e v id a d e la bios­ actitu d es erró n eas d e la socied ad a n te la n a tu ra le z a . L a re la ­
fera. P ero no todo hecho político tiene q u e a p a re c e r a la vez ción en tre la n a tu ra le z a y la socied ad se h alla en el p u n to
com o un hecho p erte n ecie n te a las ciencias n a tu ra le s. L a cir­ ciego del sistem a ac tu a l d e las ciencias (—> ciencia y etlios;
c u n sta n c ia d e q u e las ciencias n a tu ra le s no p u e d a n d e suyo in u n d o té c n ic o -cien tífico y c re a c ió n ; re a lid a d -e x p e rie n c ia -
v a lo ra r q u é es nocivo y q u é beneficioso en las m odificaciones lenguaje; teo ría de la ciencia y teología).
del e n to rn o pone de m anifiesto la falta de sen sib ilid ad de la
a c tu a l d escrip ció n de la n a tu ra le z a p a ra los procesos polí­
ticos.

194 195
N A T U R A L E Z A E H IS T O R IA Y A R T IC U L A C IÓ N D E LAS C IE N C IA S

2. L a relación entre la naturaleza V la historia, la v id a h u m a n a en la n a tu ra le z a , y los esp ecialistas en cien ­


punto de p a rtida para una nueva articulación unitaria cias n a tu ra le s d e b e rá n te n e r co m p eten cia p a r a ju z g a r q u é es
de las ciencias p erju d icial en este co n tex to y q u é no.
T a n to las ciencias n a tu ra le s o de in g en iería com o las so­
C o m o hem os dicho, ciertas ciencias — p o r ejem plo la filosofía, ciales o del esp íritu te n d ría n q u e resolver m e d ia n te nuevos
la teología, la geografía y la m ed icin a— ponen en peligro su progresos científicos y técnicos los p ro b lem a s en q u e hem os
id e n tid a d c u a n d o p re te n d e n ser exclusivam ente ciencias n a tu ­ caído p o r la técn ica y la ciencia. P ero este cam in o es in co n ce­
rales o sociales. P ues bien, estas ciencias p u ed en ofrecer m ás b ib le si n o se c u m p le n d o s c o n d ic io n e s : q u e la s c ie n c ia s
fácilm en te p u n to s de p a rtid a p a ra in teg ra r, p o r ejem plo, u n a o rie n ta d a s h a s ta a h o ra h istó ricam en te d en c a b id a a u n co n ­
v alo ració n ecológica, m éd ica y económ ica de los p ro b lem as cepto ad e c u a d o d e n a tu ra le z a y q u e las ciencias n a tu ra le s,
am b ien tales d e la sociedad h u m a n a en la n a tu ra le z a y ofrecer q u e h a s ta a h o ra no p re s ta b a n aten ció n a la acción del h o m ­
otros esbozos d e u n a ciencia c e n tra d a en los p ro b lem a s d e la bre, elab o ren u n concep to d e los objetivos históricos.
sociedad in d u stria l. P ero, a mi ju icio , no podem os c o n ta r con E sto significa q u e d eb em o s so m eter el a c tu a l siste m a de
q u e el p u n to ciego del a c tu a l sistem a de las ciencias d e s a p a ­ las ciencias a u n a p ro fu n d a revisión cuyo re su lta d o p o d ría
rezca sin m ás o, al m enos, se d esplace h ac ia u n a zo n a en la m erecer el n o m b re de « ciencia a lte rn a tiv a » . C o m o p u n to de
q u e no h a y a u n a a m e n a z a g rav e p a ra las condiciones de la p a rtid a p a r a las reflexiones sig u ientes, v am o s a ex p o n er el
v id a h u m a n a . L a ra zó n es q u e el concierto vigente e n tre las concepto de n a tu ra le z a c a rac te rístic o del id eal epistem ológico
ciencias n atu ra le s o de in g en iería y las ciencias sociales o del de las ciencias n atu ra le s. A este respecto, pod em o s to m a r la
esp íritu no sólo h a o lv id ad o algunos p u n to s p a rtic u la re s q u e física com o p a ra d ig m a d e la concepción de la n a tu ra le z a tí­
se ría p re ciso re c u p e ra r, sino q u e c o n s titu y e d e h ec h o u n a pica d e las ciencias n a tu ra le s, m ie n tra s q u e la eco n o m ía es,
fro n te ra co m ú n q u e d eslin d a los dos grupos de ciencias y, al e n tre las ciencias sociales, la q u e tien e u n a noción m ás defi­
m ism o tiem p o , los asem eja. L a sem ejan za consiste en que n ida de la n a tu ra le z a (—» cien cia y ethos; evolución y creación;
n in g u n o de los dos g ru p o s ve c e rte ra m e n te la inserción de la universo- Tierra-hombre).
v id a h u m a n a en la n a tu ra le z a , es decir, la relación e n tre la
n a tu ra le z a y la h isto ria, to d a vez q u e un g ru p o se o cu p a ex­
clu siv am en te d e la n a tu ra le z a y el o tro de la h isto ria. A mi
p arece r, el m o tiv o d e esta d ico to m ía reside a n te todo en el i

hecho d e q u e en los dos cam pos se p a rte d e u n a concepción


falsa d e la n a tu ra le z a , q u e (pese a la teo ría del origen d e las
especies) no tien e en c u e n ta la h isto ria h u m a n a .
P a ra m a n te n e r las condiciones d e vida, la acción histórica
del h o m b re d eb e d esc rib irse hoy en form a d e alteracio n es y
d a ñ o s d e l e n to r n o a la lu z d e las c ie n c ia s n a tu r a le s , d el
m ism o m odo q u e, a la in v ersa, los lím ites n atu ra le s del creci­
m ien to d e b e n estab lecerse desde u n a visión sociológica y polí­
tica d e la n a tu ra le z a . Así en am b o s cam pos se pone en m ovi­
m ien to lo q u e h a s ta a h o ra se c o n sid e ra b a com o fro n te ra con
el o tro m u n d o . A h o ra, los procesos económ icos y políticos d e ­
b en e s tru c tu ra rs e de form a q u e q u ed e a salvo la inserción de

196 197
LA N A TU R A L EZA EN LA E C O N O M ÍA A C T U A L

III. La naturaleza, «cf. Recursos». Si consultam os el epígrafe «Recursos», hallarem os


u n a referencia al ca p ítu lo so b re la eco n o m ía de los países en
material para los «caballeros del espíritu» d esarro llo , y allí verem os, d e ac u erd o con u n a ciencia c a rte ­
sian a, q u e es preciso d istin g u ir e n tre « recursos n a tu ra le s» y
«recursos hum anos» :
— Recursos naturales: la desig u al d istrib u ció n geográfica de los
D esde la o b ra p io n era d e K . W . K a p p sobre los «costes so­ recursos n a tu ra le s (e s tru c tu ra del suelo, frecu en cia de p re cip i­
ciales» del sistem a in d u stria l, la m ay o ría d e los econom istas y taciones, posib ilid ad es de riego y de o b ten ció n de en erg ía, ri­
un crecien te secto r de la opinión p ú b lica tienen conciencia de q u ezas del subsuelo) e n c ie rra v en taja s y d esv en tajas; p ero la
q u e la o p tim a ció n de la econom ía in d u stria l im p lica y obliga falta d e recursos p u ed e re m e d iarse m e d ia n te el com ercio ex te­
a so p o rta r costes irrem ed iab les en el sentido de q u e n u e stra rio r y el progreso tecnológico. Y finalm en te: « C u a lq u ie r co n ­
ex p lo tació n re d u n d a en d e trim e n to de las condiciones vitales tingencia de un país p o b re, p o r g rave q u e sea, p u ed e solucio­
del h o m b re y de otros seres. E n tre ta n to h a surgido, en u n a n arse si se d esc u b re petróleo» (S am u elso n 746,753).
p ersp ectiv a m ás lim itad a , u n a «econom ía científica del e n ­
torno» q ue, so b re la b ase del « p rin cip io del factor causal», — Recursos humanos: «C om o el tra b a jo es u n facto r im p o rta n te
a n a liz a las d is tin ta s p o s ib ilid a d e s d e e s ta b le c e r a d e c u a d a ­ p a ra la p ro d u cció n , es preciso p lan ifica r y o rg a n iz a r c u id a d o ­
m en te los costes o de v a lo ra r los costes sociales del proceso sam en te la ac tiv id ad de los em p lead o s... Se re q u ie ren , en p ri­
económ ico. P o r o tro lado, la discusión sobre los «lím ites del m er lu g ar, p ro g ra m a s p a ra a se g u ra r el ab a ste cim ie n to de ali­
crecim ien to » h a llevado a e la b o ra r u n a teo ría d e los recursos m entos y p a ra m ejo ra r el sistem a san itario , y ello ta n to p a ra
ag o tab les. A mi ju icio , esto no m odifica el hecho de q u e la q u e los h o m bres vivan m ás felices com o p a ra q u e sean tr a b a ­
ac tu a l eco n o m ía científica sigue sin te n e r un concepto a d e ­ jadores m ás pro d u ctiv o s. S egún esto, los h o sp itales y las d e ­
cu ad o de los fu n d a m e n to s vitales de la econom ía en c u a n to p u ra d o ra s d e a g u a no son un lujo, sino inversiones sociales
tal. N o o b sta n te , el estu d io económ ico de los p ro b lem as del de im p o rta n c ia vital. E n seg u n d o lu g ar, la p ro d u c tiv id a d del
e n to rn o y la aten ció n a los lím ites del crecim iento h an p e rm i­ tra b a ja d o r a u m e n ta con el nivel de form ación. Por eso, es p re ­
tid o y a to m a r conciencia d e q u e «el h o m b re, la sociedad h u ­ ciso g a s ta r fondos en escuelas y en o tra s m ed id as en c a m i­
m a n a y la eco n om ía n acio n al... son u n a p a rte d e la v ida o r­ n ad a s a re d u c ir el an a lfab etism o , cosa q u e im p lica no sólo
g á n ic a q u e se d e sa rro lla en la superficie terrestre» (S chm oller en se ñ a r a leer y escrib ir, sino ta m b ién in iciar en n u ev as téc­
1,128) (—» eco n o m ía y m oral). nicas a g ra ria s e in d u striales» (S am u elso n 752).
El h o m b re ap a re c e a q u í com o un facto r de p ro d u cció n
cu y a p ro d u c tiv id a d p u e d e in c re m e n ta rs e p la n ific a d a m e n te
1. L a concepción de la naturaleza en la economía actual m ed ian te la civilización y la form ación, cosa q u e — p o r u n a
feliz co incidencia— lo hace ta m b ién m ás dichoso. Lo único
L a o ctav a edición (1970) del m a n u a l de Samuelson p o d ría co n ­ q u e falta en este índice es la referen cia « H o m b re» con la in ­
sid era rse re p re se n ta tiv a de la recepción q u e los p ro b lem a s del d icación «cf. H u m an o s, recursos». ¿Es lo q u e d ecía H eideg-
e n to rn o y de los lím ites del crecim iento h an e n c o n tra d o en tre ger?: L a técnica m o d e rn a es u n «desafio q u e em p laz a al h o m ­
los eco n o m istas. E n el d e ta lla d o índice an a lítico d e esta o b ra b re a c u ltiv a r lo re al en c u a n to fu e n te d e re c u rs o s ... T a n
(30 p á g in a s ) n o e n c o n tra m o s s iq u ie ra el té rm in o « n a tu r a ­ p ro n to com o... el h o m b re es ú n ic a m e n te el ex p lo tad o r d e los
leza». E n tre « N A T O » y «N ecesidad» sólo ap a rec e el e p íg ra ­ recursos... se sitú a al b o rd e del ab ism o , es decir, allí d o n d e él
fe « N a tu ra le s, recursos», d o n d e no hay o tra referencia que m ism o p a sa a ser co n sid erad o com o u n sim p le recurso. No

198 199
N A T U R A L E Z A E H IS T O R IA EL H O M B R E , C O R O N A DE LOS R E C U R SO S

o b sta n te , el h o m b re a m e n a z a d o de esta m a n e ra se ja c ta de org an izació n , b a sta p a ra lo g rar lo m ás elevado en c u a lq u ie r


ser el se ñ o r de la tierra » (H eid eg g er 1964, 1,19,26). p a rte de la tierra » (S ch m o ller I,3 9 s).
U n a o jead a a la función económ ica de la p ro d u c ció n tal L a concepción de la n a tu ra le z a su b y ac en te a la econom ía
com o ap a re c e en la teo ría económ ica neoclásica co n firm a la im p e ra n te es p ro b le m á tic a en dos aspectos^ P o r u n a p a rte ,
im p resió n q u e p ro d u c e el sondeo hecho en el m a n u a l d e Sa- c u a n d o se concibe la n a tu ra le z a com o un recu rso no se prevé
m uelson: la función d ep e n d e sólo del re n d im ien to del h o m b re n in g u n a lim itació n y, sobre to do, se p ien sa (m o m e n tá n e a ­
y está h á b ilm e n te in m u n iz a d a c o n tra la te n ta c ió n d e to m a r m ente) en u n a ilim itació n ex p resa (« re-cu rso » ), de su erte q ue
en co n sid eració n el contexto n a tu ra l en q u e se d e sa rro lla el «los lím ites del crecim ien to » , c u a n d o se llega a ad v ertirlo s y a
p roceso económ ico y, p o r ta n to , c o n tra la p o sib ilid ad d e p re s­ co n sid erarlo s com o u n a a m e n a z a p a ra las condiciones de la
ta r aten ció n a los lím ites del crecim iento. L a n a tu ra le z a cons­ vida, tien en q u e c o n stitu ir u n g ra n d esc u b rim ie n to . U n a eco­
titu y e ex clu siv am en te u n a fuente de la q u e se to m an u n a y n om ía del e n to rn o b a s a d a en el facto r cau sal y u n a teo ría de
o tra vez m ateriales — y, en este sentido, «re-cursos»— a los los re c u rso s a g o ta b le s p e rm ite n to m a r co n c ie n c ia d e estos
q ue, m e d ia n te el proceso económ ico, se im p rim e n valores de p ro b le m a s y, d e n tro d e los lím ites s e ñ a la d o s , q u iz á re so l­
uso, d e status social, etc., en form a de im p ro n tacio n es. E n los verlos. P ero, p o r o tro lad o , ta n to an tes de la recepción de
com ienzos d e la m o d e rn a eco n o m ía nacio n al, p o r el c o n tra ­ estos p ro b lem a s com o en los nuevos p lan tea m ien to s q u e p e r­
rio, d e se m p e ñ a ro n un papel im p o rta n te las bases n a tu ra le s de m iten to m a r n o ta de ellos, la n a tu ra le z a ap a rec e com o u n re­
la v id a, y la im p o rta n c ia del suelo en c u a n to facto r de p ro ­ curso, es decir, com o u n sim ple m a te ria l del q u e no surge
d u cció n re p resen tó la función q u e le co rresp o n d ía. Los m o ­ algo b u en o p o r sí m ism o, sino q u e sólo llega a ser b u en o p o r
tivos p o r los q u e luego se dejó de p re s ta r aten c ió n a la n a tu ­ la acción del ho m b re. A h o ra b ien, la eco n o m ía, p o r co n sid e­
r a le z a fu e r o n , d e u n la d o , la c o m p r o b a c ió n d e q u e la s ra r la n a tu ra le z a com o m ero m ateria l, no p u ed e h acerse un
reserv as d e «recursos ag otables» son re alm en te m u y g ra n d es concepto ad e c u a d o de ella (—> eco n o m ía y m oral; m u n d o téc­
y, d e o tro, la ex p erien cia d e q u e no se h a verificado la p re d ic ­ nico-científico y creación; re n d im ie n to y ocio; tra b a jo ).
ción de M a lth u s-R i cardo, según la cu al el a u m e n to d e p o b la ­
ción llev aría consigo, com o consecuencia d e la d e m a n d a de
alim en to s, u n a elevación co n sta n te d e la re n ta in m o b iliaria
2. E l hombre, corona de los recursos
y los beneficios del ca p ita l d esc en d ería n h a s ta cero (B insw an-
ger). Si la relación del h o m b re con la n a tu ra le z a resp o n d e a la si­
«C on el d esa rro llo d e la econom ía neoclásica, la n a tu r a ­ tu ació n social del m o m en to , la in co n sisten cia de la co n cep ­
leza d esa p are ció p o r com pleto del p en sa m ie n to económ ico» ción de la n a tu ra le z a su b y ac en te a la eco n o m ía se refleja en
(G ro h /S ieferle 1980, 557). Es cierto q u e h a h a b id o in ten to s q u e la reducción de la n a tu ra le z a a m a te ria l (ag o tab le) va
o casionales d e p re s ta r aten ció n , en econom ía, a las bases vi­ u n id a a un em p o b recim ien to d e la im ag en del h o m b re. «El
tales del proceso económ ico (p o r ejem plo los d e S chm oller), consum o es el único lím ite y el único objetivo de to d a la p ro ­
p e ro n u n c a h a n te n id o éxito. E n c o n se c u e n c ia , el p e n s a ­ ducción», dice c e rte ra m e n te A d am S m ith en la o b ra titu la d a
m ien to im p e ra n te en econom ía n acio n al sigue b asán d o se en Un estudio sobre la naturaleza y las causas del bienestar del pueblo
Locke, según el cu al e n tre lo q u e debem os a la n a tu ra le z a y (lib. IV , cap. 8), y esa id ea re su en a to d av ía en los discursos
lo q u e es fru to d e n u e stro esfuerzo h ay, en co n ju n to , u n a p ro ­ co n m em o rativ o s de las asociaciones económ icas. S iguiendo la
p o rció n d e u n o a cien. « H a la g a el orgullo del h o m b re y la ten d en c ia d e los años seten ta , S am u elso n q u itó del índ ice de
a rro g a n c ia c u ltu ra l d e n u e s tra época q u ien afirm a en fática­ su lib ro , en la n o v e n a e d ició n , el ep íg ra fe « H u m a n o s , re ­
m en te q u e la a d e c u a d a form ación del h o m b re, su técnica, su cursos». P ero el texto sigue igual, y la p rax is tam b ién . ¿N o

200 201
NATURALEZA E HISTORIA
E X P E R IE N C IA D E LA N A TU R A L EZA Y D E L H O M B R E

h ab rá, pues, q ue a ñ a d ir m entalm ente «cf. R ecursos hum anos» del esp íritu en el sen tid o d e q u e sólo suele co n sid e ra r las re la ­
cu a n d o se esc u ch an los discursos de los eco n o m istas políticos ciones d e los h o m b res e n tre sí y no las del h o m b re con la n a ­
y de las asociaciones económ icas? El h o m b re no p u ed e consi­ tu raleza.
d e ra rse a la vez com o recurso y d e stin a ta rio d e la ac tiv id ad U n p ro b lem a d istin to es si los críticos del sistem a a c tu a l
económ ica. no definen el p ap el del hombre en la eco n o m ía in d u stria l de
S egún esto, el concepto «recursos h u m an o s» en c ie rra la u n a form a m ás satisfac to ria q u e S am u elso n en lo q u e c o n ­
c o n tra d ic c ió n d e q u e el h o m b re se re b a ja y se e n s a lz a al cierne a los «recursos h u m an o s» . Sin d u d a , es in ad m isib le
m ism o tiem po: en cu a n to ser n a tu ra l in serto en el proceso co n sid erar sim u ltá n e a m e n te al m ism o h o m b re com o recu rso o
p ro d u ctiv o , se re b a ja a la categ o ría d e sim ple m ateria l; en m a te ria l y com o d e s tin a ta rio del proceso económ ico en el sen ­
c u a n to co n fig u rad o r de la n a tu ra le z a en su p ro p io provecho, tido d e q u e este proceso está al servicio de su au to rrealiza -
se eleva al ran g o de cread o r de lo q u e no es sim ple m ateria l ción. P ero no se in d ica q u e la ú n ica fo rm a d e p re v en ir esta
de la n a tu ra le z a . E n consecuencia, el h o m b re no p u ed e id e n ­ c rítica es — com o decíam o s al p rin cip io — rev isar la noción de
tificarse en el contexto n a tu ra l. L a p reten sió n de resolver la n a tu ra le z a su b y ac en te a la visión eco n ó m ica d e la m ism a. En
co n trad icció n m e d ia n te un re p a rto de papeles — unos c re a ­ p a rtic u la r, las soluciones triviales d e q u e todos los h o m b res
dores, otro s recu rso s— no hace m ás q u e tra n sfo rm a rla en la son «recurso» d u ra n te las h o ras de tra b a jo y d e stin a ta rio s del
co rresp o n d ien te p o la rid a d social, d e la q u e p a rtió M arx , y los proceso económ ico d u ra n te el tiem p o lib re o q u e unos son
p ro b le m a s a c tu a le s del ta y lo rism o son co n o cid o s. É ste es, «recurso» en beneficio de la a u to rrealiza ció n d e otro s — con
pues, u n p ro b le m a fu n d a m e n ta l de la concepción d e la n a tu ­ lo cual se co n cib an las dos definiciones «del» h o m b re— res­
ra le za su b y ac en te a la econom ía, m ien tras q u e el posible ag o ­ po n d en en g ra n m ed id a a n u e s tra p rax is p o lítica y ju ríd ic a
ta m ie n to de los recursos p u ed e afro n tarse en el m arco ac tu a l que, en consecuencia, d e b e ría ser so m etid a a la m ism a crítica
de la teo ría económ ica. q u e la e c o n o m ía y q u e (co m o v erem o s m ás a d e la n te ) las
¿H ay escuelas económ icas q u e resu elv an estos problem as? ciencias n atu ra les.
L a eco n o m ía m a rx ista p a rte de u n a n u ev a definición del p a ­ P or lo q u e sabem o s, las reserv as frente a la im ag en del
pel del hombre en el proceso económ ico; pero c o m p a rte con la h o m b re esb o z ad a a q u í sólo h a n d a d o pie, ta n to en el cam p o
teo ría neoclásica la fe en el progreso técnico com o factor de so cialista com o en el co n se rv ad o r y lib eral, a p ro p u e sta s m ás
p ro d u c c ió n y la c e g u e ra a n te la n a tu r a le z a . C o n s e rv a el m a tizad a s ten d en te s a d efin ir el p ap e l del h o m b re en el p ro ­
sueño d e u n p aís d e J a u j a sin d o m in ad o re s, al q u e los h o m ­ ceso económ ico de form a m ás aco rd e con n u e stra s d irectrices
bres lleg arían em an c ip án d o se d e la n a tu ra le z a m ed ian te la fu n d a m e n tales; pero, de o rd in ario , no se h a reflexionado so­
tecnología y d e las relaciones de p o d e r h ered ad a s m ed ian te la b re la n a tu ra le z a en este co n tex to (—> em an c ip ació n y lib er­
lu ch a política.
tad cristian a ; o rd e n político y lib e rta d ).
E n su c rític a al p ro g ra m a s o c ia ld e m ó c ra ta d e G o th a ,
M a rx dice q u e el tra b a jo h u m a n o siem p re re p re se n ta sólo la
m ita d del tra b a jo y q u e la o tra m ita d se d eb e a la n a tu ra le z a 3. Experiencia de la naturaleza a l margen de la historia
(M E W X I X , 15), y sus p rim e ro s esc rito s p u e d e n in te r p r e ­ y experiencia del hombre a l margen de la naturaleza
tarse en el sen tid o d e q u e la h u m an iza ció n d e la n a tu ra le z a , D e m o m en to podem os lim itarn o s a to m a r n o ta d e la solución
p ro c la m a d a en ellos ju n to con la n a tu ra liz a c ió n del ho m b re, socialista, pues es la q u e m ás c o h e ren tem e n te h a e stu d ia d o y
no d eb e re m e d ia r la explotación del h o m b re a costa de u n a elab o rad o la re sp u e sta q u e hoy g o za de m ay o r ac ep tació n en
m ay o r ex p lo tació n de la n a tu ra le z a ; p ero la econom ía « m a te ­ to d as p a rte s, re sp u e sta q u e resid e en h ac er del h o m b re el o m ­
rialista» de cu ñ o m a rx ista n u n c a h a d ejad o d e ser u n a ciencia bligo del m u n d o , en co n so n an cia con la filosofía m o d e rn a de
202
203
E X P E R IE N C IA D E LA N A T U R A L E Z A Y D E L H O M B R E
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA

la su b jetiv id a d . En form ulación la p id a ria de H a b e rm a s, u n a m ism o (D ilthey V I I ,83), re p re s e n ta la id ea fu n d a m e n ta l de


condición n ecesaria, a u n q u e n o suficiente, p a ra p o n e r fin a las «ciencias del esp íritu » y sólo p u ed e co n d u c ir a ex p e rim en ­
las in justicias de la sociedad h u m a n a es « ro m p er tecnológica­ ta r la n a tu r a le z a al m a rg e n d e la h is to ria y al h o m b re al
m en te el sino m a te ria lista , q u e consiste en la re p ro d u cc ió n de m arg e n d e la n a tu ra le z a . « H isto ria en sen tid o em in en te es
la v id a so cial, la m a ld ic ió n b íb lic a d el tr a b a jo n ec esario » sólo la d el cosm os m o ra l, la d el m u n d o h u m a n o » — d ice
(H a b e rm a s 80). Al p a re c e r, sem eja n te p la n te a m ie n to p re co ­ D roysen— , m ie n tra s q u e la h isto ria de la tie rra sería ú n ic a ­
n iza d e ja r la n a tu ra le z a en su condición d e re cu rso o m ateria l m en te «cuasi-h isto ria» (D ro y sen 13). P a ra el esp ecialista en
y crear, m e d ia n te el p ro g reso técnico, las condiciones p a ra ciencias n a tu ra le s, a su vez, los cu ltiv ad o res d e las ciencias
q u e el h o m b re no te n g a q u e c o n s titu ir u n re c u rs o y, así, del esp íritu son (com o en la co n trap o sició n d e O stw ald e n tre
p u e d a ser ex clu siv am en te d e stin a ta rio del proceso económ ico. ciencias de la n a tu ra le z a y ciencias del p ap el) aq u ello s q u e
Si esto fuera posible, se p o d ría s u p e ra r la in consistencia d e la « re ú n en no ticias... en to rn o a lo q u e otro s h a n av e rig u ad o so­
im agen del h o m b re su b y ac en te a la econom ía sin rev isar su bre el m ism o objeto» (H elm h o ltz 336). E n u n a p a la b ra : de
concepción de la n a tu ra le z a . los dos cen tro s d e D ilth ey so b ra uno. T a n to M a rx com o D ilt­
¿Puede h ab e r u n a paz del hom bre entre los hom bres sobre la hey y los re sta n te s « cab allero s del esp íritu » ase g u ran al h o m ­
b ase d e u n a n a tu ra le z a o p rim id a? N a d a in d ic a q u e el reino b re su h u m a n id a d a co sta d e su p e rte n e n c ia a la n a tu ra le z a y
de la lib e rta d se in s ta u re y a en el m arco del co n tac to técnico- de la h isto ricid ad d e la n a tu ra le z a .
científico con la n atu ra le z a ; n a d a in d ica q u e — com o im ag i­ S o b re este tra s fo n d o c a b e p re g u n ta r, p u e s, si d eb e m o s
n a b a F ran c is B acon— h a y a u n a especie de sen d e ro p a ra vol­ c o n se rv ar la n a tu ra le z a sólo p o r no so tro s o tam b ién p o r ella.
v er al p a ra íso m ed ian te la tecnología. Pero, a m i ju icio , ta m ­ Si se p la n te a así el p ro b le m a y se tiene v alo r p a ra lleg ar a
poco h ay m otivos p a ra p e n sa r q u e el reino de la lib e rta d se consecuencias a b su rd a s, la re sp u esta sólo p u ed e ser ésta: «si
d e b a b u s c a r al m arg e n d e tal co n tacto , es decir, exclusiva­ su p iéra m o s con seg u rid a d q u e el p la n e ta T ie rra v a a ser in ­
m en te en la acción sobre las relaciones sociales y no tam b ién h a b ita b le p a ra los h om b res d esd e el a ñ o 2000 h a sta la e te rn i­
en la acción sobre n u e stra inserción en la n a tu ra le z a . ¿N o se d a d , no h a b ría n in g ú n m o tiv o ético o estético p a ra no d ejarlo
tra ta m ás bien de reconocer q u e la falta de paz d e ca d a h o m ­ com o u n b asu rero » (B irn b a c h e r 109).
b re en sus relaciones con los d em ás y consigo m ism o, q u e Si la re sp u e sta es in sen sata, com o yo creo, no p o r eso ca­
afecta incluso a su p en sa m ie n to , es el reflejo d e u n a « n a tu ra ­ rece d e lógica. P ero q u ien ju z g a u n a irre sp o n sab ilid a d consi­
leza no reco n ciliada»? (H o rk h e im e r/A d o rn o 40). d e ra r la n a tu ra le z a com o un sim p le m a te ria l p a ra la au to -
A b a n d o n a r in m ise rico rd e m e n te la n a tu ra le z a al m onoló- rrealizació n del género h u m an o , q u e se h alla él m ism o inserto
g ico « ciclo fu n c io n a l d e la a c tiv id a d in s tr u m e n ta l» (H a - en la h isto ria n a tu ra l, te n d rá q u e co m en z ar p o r en fren tarse
b erm as 176) y p re te n d e r q u e la h u m a n id a d se co m u n iq u e li­ con el an tro p o c e n trism o im p e ra n te , según el cu al el h o m b re
b re m e n te consigo m ism a sobre la n u b e de u n a co m u n icació n es la m ed id a d e todo lo q u e se verifica o no se verifica. ¿No
ex e n ta d e coacciones confirm a u n a vez m ás la cá u stic a o b se r­ e sp e ra ta m b ié n la n a tu ra le z a u n a red en ció n (R om 8) y no es
vación d e q u e las ciencias del e sp íritu se in v e n ta ro n p a r a q u e el h o m b re el ser d e la n a tu ra le z a q u e p u ed e a rtic u la r h istó ri­
«los ca b allero s del esp íritu » (O rte g a V I ,26) p u d ie ra n p re sen ­ c a m e n te tal esp eran za? El estu d io del co n cep to d e n a tu ra le z a
ta r al h o m b re com o algo su p e rio r a la n a tu ra le z a . «El hecho su b y ac en te a las ciencias n a tu ra le s co n d u c irá a u n a p e rsp e c ­
de q u e el h o m b re se d istan cie p a ra c o n stru ir con sus im p re ­ tiva sem ejan te, de m odo q u e luego será posible reco g er los
siones el g ra n o bjeto d e la n a tu ra le z a com o u n o rd e n regido dos tipos d e ra z o n a m ie n to en u n a visión co n ju n ta (—» animal y
p o r leyes» y, así, co n stitu y a «un seg u n d o cen tro » de la cien­ hombre; d e term in a ció n y lib ertad ; m ateria lism o , id ealism o y
cia a p a rtá n d o s e d e la n a tu ra le z a p a ra volver a la vid a, a sí visión c ristia n a del m u n d o ; sistem a y su jeto ).

205
204
LA N A T U R A L E Z A EN LA FISIC A

IV . ¿Se encuentra el hombre a sí mismo son conocim iento de la n atu ra leza en el sentido de que consti­
tu y en un sa b e r sobre el o rd e n m a te m á tic o im p e ra n te en la
en el mundo material? n a tu ra le z a en c u a n to m u n d o m a te ria l o so b re la p ro p ia n a tu ­
ra le za en su aspecto de m a g n itu d o rd e n a d a . P ero la n a tu r a ­
leza e x p e rim e n ta d a d ire c ta m e n te es h etero g én ea y confusa;
no es lo m ism o q u e su o rd e n . E n este sen tid o afirm a W h ite ­
1. E l concepto de naturaleza subyacente a la física head: «L a n a tu ra le z a es lo q u e o b serv am o s m ed ian te la p e r­
cepción d e los sentidos» (W h ite h e a d 3).
E n u n a p rim era aproxim ación, el concepto de n atu raleza subya­
A hora bien, a la vista del concepto físico de n atu raleza, se
cente a la física puede extraerse de los m anuales. Sin em bargo,
p lan tea sobre el doble papel del h om bre un p roblem a sem ejante
estos libros sólo contienen afirm aciones explícitas sobre la n a tu ­
al q u e se p lan tea b a en econom ía. E n la física, el ho m b re está
raleza en las p rim eras páginas, lo m ism o que los textos de eco­
en relación p olar con la n atu raleza en tan to que la conoce cien­
nom ía h ab lan de la econom ía com o tal al com ienzo y antes de
tíficam ente; por otro lado, form a p arte de la n atu ra leza m aterial
e n tra r en los detalles. Así, bajo el significativo título «L a teoría
en razón de su corporalidad. Pero en las ciencias natu rales se
com o principio o rd en ad o r del conocim iento», W . W eizel dice en olvida que u n a p arte de la n atu raleza tiene u n a relación cog­
la p rim era p ág in a de su Manual de física teórica: «L a realidad se
noscitiva con el todo. ¿C óm o conciliar, pues, la existencia de la
presen ta a nuestros sentidos com o u n a com plejidad caótica...
física con sus resultados?
Nosostros exigimos que sean sencillas las leyes con que querem os
Si respondiéram os a esta p reg u n ta afirm ando sim plem ente
e n te n d e r la n a tu ra le z a » . P a ra ello p ro c u ra m o s a v e rig u a r las
la existencia de u n a contradicción, volveríam os a p asa r p or alto
«leyes q u e rigen la naturaleza» o, dicho de otro m odo, inten­
las posibilidades del an tro p o c en trism o . C o m o som os nosotros
tam o s co n o cer «el o rd e n ... q u e re g u la el ac o n te c e r n a tu ra l»
quienes cultivam os las ciencias n aturales, la relación del h om ­
(W eizel I). Las páginas 2-1779 de esta o b ra exponen luego los
bre con la n atu ra leza puede describirse no sólo de form a que
conocim ientos actuales sobre este orden o lo que un físico debe
nos reencontrem os en la n atu raleza, sino tam bién de m odo que
sab er al respecto.
nosotros asum am os la tarea de fijar el orden de la naturaleza, de
M ás sucintas todavía son las notas prelim inares del físico su erte q u e la n a tu ra le z a ajen a a noso tro s (« cogitantes») sea sólo
em pírico E. W . Pohl: «L a física es u n a ciencia experim ental. Se
un m aterial («res extensa») en el q ue reina un orden im puesto
basa en observaciones, en ocasiones fortuitas, pero la m ayoría p or nosotros y con el que nosotros podem os identificarnos y,
de las veces planificadas. P ara observar se requiere un ap ren d i­ p or tanto, conciliar la retirad a a lo p u ram en te espiritual con
zaje; el no iniciado puede engañarse fácilm ente» (Pohl 1). Y a u n a a c e n tu a c ió n del d o m in io del h o m b re so b re el m u n d o .
lo largo de tres tom os se explica qué es observar de form a p la­
En la filosofía kantian a, el orden im p eran te en la n atu raleza
nificada.
corre a cargo del hom bre. W eizel se sitú a en la m ism a línea
P or breves q u e sean, estas notas prelim inares sobre la auto-
cuando atribuye al hom bre la sencillez de las leyes n atu rales, en
com prensión de la física reflejan claram ente de qué se tra ta
c o n t r a s te c o n la c o m p le jid a d d e la n a tu r a le z a , y c u a n d o
luego: la naturaleza es el mundo material que percibimos mediante los
su b ray a el «nosotros» en la frase «nosotros exigimos que sean
sentidos. En nuestras experiencias, la naturaleza aparece como heterogénea
sencillas las leyes con q u e querem os en ten d er la naturaleza».
y plural; pero está presidida por un orden que nosotros conocemos mediante
Pero K a n t pensaba todavía de acuerdo con la tradición del a n ­
la ciencia. C om o puede verse, la n atu raleza no se identifica con
tiguo concepto de natu raleza, a u n q u e em pleado en la perspec­
el orden que la preside. Existen la n atu ra leza y el orden que la tiva de la filosofía de la subjetividad; p o r eso, no en ten d ía por
n atu ra leza tiene (pero no es). Según esto, las ciencias naturales n atu raleza la m ultiplicidad m aterial de la percepción, sino p ri­
206
207
D E L G E O C E N T R IS M O AL AN T R O P O C E N T R IS M O
N A T U R A L E Z A E H IS T O R IA

ser antropocéntrico en el sentido estricto del térm ino. L a física


m ariam en te el orden vigente en el m u n d o sensible: «P or n a tu ra ­
de la M o dernidad es m etafísica aplicada» (Picht 81 s).
leza entendem os (con el entendim iento em pírico) la trab azó n de
Es cierto que, según K a n t, el autoconocim iento del hom bre
los fenóm enos según su propio ser, según ciertas reglas necesa­
sólo perm ite explicar las leyes n atu rales universales, no las p a r­
rias, es decir, según d eterm in ad as leyes» (Kritik der reinen Vemunft
ticulares. E n este sentido, el an tro p o cen trism o de K a n t se halla
B 263). «N atu raleza es el ser de las cosas en tan to que está d e­
aún m uy lejos del an tropocentrism o de la sociedad in d u strial y
term in ad o p o r leyes universales» (Prolegomena A 71, §14). Así
ad o p ta a m enudo la form a m odesta de q ue som os únicam ente
pues, K a n t concibe a q u í la n atu ra leza no com o las cosas de la
nosotros m ism os quienes nos reencontram os en la experiencia
naturaleza, sino com o la naturaleza de las cosas, como u n a form a
de las cosas. El hom bre n u n ca com prende h asta qué p u n to es
especial del ser, concretam ente, com o estar determ inado o re­
antropom órfico, decía G oethe, y en este aspecto la filosofía de
gido p o r leyes (leyes n aturales), y tal determ inación constituye
K ant es u n sendero de la m odestia d en tro de nuestros límites,
a la vez la trab azón (som etida a leyes), el orden o la unidad de
al igual q u e por las m ism as fechas A dam Sm ith recom endaba
la p lu ralid ad del m undo sensible (—* autonom ía y condición
el m ercado, an te todo, p or la lim itación del conocim iento h u ­
c r e a tu ra l; c a u s a lid a d -a z a r-p ro v id e n c ia ; d e te rm in a c ió n y li­
m ano. Pero, según un principio platónico, todo conocim iento es
b ertad).
tam bién conocim iento de su contrario, y tam poco está libre de
esto la intuición k an tian a d e los lím ites del espíritu hum ano.
«T odas las leyes que tan to nos im presionan al observ ar el
2. D el geocentrismo al antropocentrismo curso d e los astros y los p rocesos q u ím ico s co in cid en en el
en la concepción del mundo lóndo con las propiedades q u e nosotros im ponem os a las cosas,
de m odo que som os nosotros quienes nos causam os im presión a
L a filosofía de K a n t desem boca en q u e la «res cogitans», despo­ nosostros m ism os» (N ietszche 1,886).
ja d a de su envoltura terren a por la d u d a radical de D escartes, El hecho de que el orgullo lim ita con la m odestia en el reen­
no re to rn a al m u n d o m aterial ni m ediante la dem ostración de cuentro de nosotros m ism os lo p ru eb a, p o r ejem plo, la conocida
la existencia de Dios (como en D escartes), ni m ediante la idea proposición d e la d ed u c ció n A de la Crítica de la razón pura
spinoziana de q ue tan to el pensam iento com o el m undo extenso (1781): «El propio en tendim iento es la fuente de las leyes de la
son m anifestaciones de Dios (o de la n atu ra leza en cu an to « n a­ naturaleza y, por tan to , de la un id ad form al de la m ism a n a tu ­
tu ra n atu ra n s» ), sino por la circunstancia d e q u e ella hace por raleza» (Kritik der reinen Vemunft A 127). El m ism o K a n t a d ­
sí m ism a q ue todo gire a su alrededor. Nos encontram os u n a vierte que tal proposición puede p arecer exagerada y ab su rd a,
vez m ás a n te el a n tro p o c e n tris m o m o d e rn o , q u e o c u p ó el pero insiste en que «se aju sta al objeto, es decir, a la experien­
puesto d e la concepción geocéntrica cuando C opérnico, G alileo cia» (ibíd.). Y dos años m ás tard e sigue considerándola «ex­
y N ew ton h ab ían dejado ya al universo sin centro. traña..., pero cierta...: el en tendim iento no extrae sus leyes (a
«L a m etafísica es un sistem a de pensam iento que sitúa al priori) de la n aturaleza, sino q ue se las prescribe» (Prolegomena
ho m b re en el centro del m undo y explica así que el hom bre co­ A 113,36). ¿Y es un testim onio de m odestia h u m a n a la cono­
noce la verd ad d e este m ism o m undo.» L a filosofía de la M o­ cida com paración del ju ez q ue aparece en el prólogo B de la
d ern id a d «sólo puede seguir siendo m etafísica m erced a que ha Crítica de la razón pura (1787)?
inv en tad o un recurso p a ra co n tin u ar afirm ando el puesto cen­ « C u an d o G alileo hizo ro d a r p o r el p lan o in clin ad o u n as
tra l del h o m b re a pesar de la revolución que h a experim entado bolas con un peso elegido por él mismo, o cu an d o T orricelli hizo
la concepción física del m undo... Si el cosm os griego era geo­ q u e el a ire s o s tu v ie ra u n p e so q u e él, de antemano, h a b ía
céntrico, en la filosofía m oderna de la subjetividad h a pasado a su p u esto igual al d e un v o lu m en d e a g u a co n ocido p o r él...; del

209
208
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA
EL R E A L ISM O D E LAS C IE N C IA S N A T U R A L ES

m ism o m odo, todos los estudiosos de la n a tu ra le z a tu v iero n u n a


delante de los ojos p or m edio del experim ento, som etiendo por
in tu ició n . C o m p re n d ie ro n q u e la ra z ó n sólo reconoce lo q u e ella entero el objeto a su dom inio».
m ism a p ro d u c e según su esq u em a, q u e tiene q u e ir p o r d e la n te
No hay duda: lo que está en juego, incluso cuando se hace
con los p rin cip io s de sus ju icio s de ac u erd o con leyes co n stan te s
violencia a la naturaleza, es la veracidad. Pero, d u ra n te los dos­
y fo rza r a la naturaleza a re sp o n d e r sus p re g u n ta s y no p e rm itir
cientos años transcurridos desde la aparición de la Crítica de la
q u e la n a tu ra le z a la conduzca, p o r así decir, con a n d a d e ra s. L a
razón pura, hem os llevado tan lejos en las ciencias n atu rales y en
ra zó n d eb e a b o rd a r a la n a tu ra le z a ..., no en ca lid a d de discí­
la técnica esta veracidad violenta que, en las circunstancias his­
pu lo q u e esc u ch a todo lo q u e el m aestro le q u iere decir, sino
tóricas ac tu a les, se fa b rican y em p lean b o m b as ató m icas p a ra
com o ju ez designado quefuerza a los testigos a responder a las preguntas
solventar conflictos políticos y se ponen en peligro las bases vi­
que él lesform ula» (K ritik der reinen VernunftB X II s ). tales de la h u m an id ad y del resto de la biosfera. Esto no consti­
E n los dos siglos transcurridos desde entonces, la h u m an i­
tuye un reproche co n tra K a n t; pero sólo le harem os ju sticia
d ad «ha forzado» tanto a la n atu ra leza m ediante la econom ía buscando la veracidad en n u estra situación con la m ism a h on­
in d u strial que en la actu alid ad tenem os m otivos sobrados p a ra radez con q u e él la buscó en la suya. C u an d o no entendem os la
horrorizarnos del entusiasm o que esas frases rezum an an te la verdad históricam ente, se nos escapa la verdad de la historia. Y
férrea m arc h a de la historia, a la que hoy se in ten ta poner coto en la verdad de la historia se halla esta exclam ación de Nietz-
m ediante leyes sobre el entorno y teorías sobre los recursos ago- sche: «¡Q ué p ro b lem a s nos h a p la n te a d o y a esta v o lu n ta d de
tables. Pero, p a ra no ser injustos con K a n t, debem os tener p re­ verdad! ¡Q ué so rp re n d en tes, graves y p ro b lem á tico s in te rro ­
sente el contexto, en el que su entusiasm o estaba tan justificado gantes!» (N ietzsche V ,1 5 ). ¿Y no son m ás graves los in te rro ­
com o el escepticism o en la situación actual. A mi parecer, un
gantes a que se responde m ediante la posibilidad de fabricar
m otivo elem ental de su pensam iento fue el carácter fraudulento bom bas atóm icas? (—> ciencia y ethos; universo-Tierra-hombre).
o la inconsistencia d e m uchos conceptos «que circulan con el
beneplácito de casi todo el m undo» (Kritik der reinen Vemunft
B 117), pero sobre los q u e nadie suele p reguntarse si realm ente
significan algo o — com o la «vis dorm itiva»' de M olière y otras E l realismo pragmático de las ciencias naturales modernas
cualidades ocultas de las disputas escolásticas— son sólo p ala­
b ras hueras. F ren te a tales «fantasías», K a n t im pone la exigen­ H ay u n a cosa q u e K a n t v islu m b ró , p ero no llegó a a n a liz a r
cia de su em pirism o rígido: es preciso asegurarse de la realidad siste m átic am en te, en a lg u n as reflexiones del Opus postumum
objetiva («coseidad») de todos los conceptos que uno suele usar, (cf. K och): la co rro b o ració n del an tro p o c e n trism o d e la M o ­
bien m ediante u n a deducción trascendental o bien m ediante la d e rn id a d p o r las ciencias n a tu ra le s m o d ern a s. E n ellas a p a ­
com probación sensible, «que siem pre es legítim o exigir» en el rece, c o n c retam e n te , q u e los co n cep to s no co n stitu y en sólo en
caso d e los co n ceptos em píricos. un sen tid o m etafórico la u n id a d de la acción d e o rd e n a r bajo
Pero la ho n radez de que hace gala K a n t cu an d o som ete im ­ un d e n o m in a d o r co m ú n rep resen ta cio n es d iferentes, sino q u e
p lacablem ente el pensam iento hu m an o a la p ru e b a de la expe­ esta acción exige ta m b ién m an o s reales. P o rq u e, fu era del
riencia expone lo experim entable a la m ism a d u reza inm iseri- ám b ito experiencial de la física clásica, la u n id a d de la expe-
c o rd e. D e e s ta fo rm a , su h o n ra d e z lo llev a a v io le n ta r la i iencia reside en la co m p le m e n ta rie d a d d e u nos fenóm enos
n atu raleza, com o aparece con especial claridad en el breve es­ euya o b jetiv id ad o re a lid a d física in cluye las condiciones en
crito «S obre el fan atism o y los a n tíd o to s c o n tra él» (1790), c|iie se e x p e rim e n ta n y q u e, p o r ta n to , tien en u n a re alid ad
d o n d e se co n trapone el fanático al estudioso de la naturaleza, p ra g m á tic a en sen tid o literal.
q ue «sólo ad m ite los efectos q u e en todo m om ento puede poner M ien tras la o b jetiv id ad de los objetos y el significado de

210
211
EL R E A L ISM O D E LAS C IE N C IA S N A T U R A L ES
N A T L 'RALEZA E H IS T O R IA

bellas A rtes d u ra n te el sem estre de in v iern o de 1953-1954,


los conceptos de la física clásica d eb en concebirse siem pre H eisenberg p a rtió de la n u ev a concepción d e la re a lid a d fí­
com o « tan g ib les» , es decir, com o in d ep en d ie n te s de la acción
sica — en co n so n an cia con la cual, las arte s no g u a rd a n re la ­
del físico, en la teo ría c u á n tic a nos h allam o s irre m e d ia b le ­ ción con la n a tu ra le z a «en sí m ism a» , sino con la n a tu ra le z a
m en te a n te hechos globales u n itario s. Así, la d iv isib ilid ad de
so m etid a a los p la n te a m ie n to s del h o m b re— p a ra co n clu ir
los «átom os» no p u ed e exp resarse g ráficam en te m e d ia n te la
«que, p o r p rim e ra vez en el cu rso de la h isto ria, el h o m b re se
re p resen ta ció n usu al de u n a e s tru c tu ra co m p u esta. Si c a m ­
e n c u e n tra hoy en la tie rra solo fren te a sí m ism o» (H e isen ­
biam os el m éto d o del ex p erim en to , h ab lam o s d e algo d istin to ,
b erg 41). Y H e id e g g e r re sp o n d ió : H e is e n b e rg h a s e ñ a la d o
es decir, de o tro «hecho». C u a n d o ciertos «hechos» no p u e ­
a c e rta d a m e n te q u e el h o m b re a c tu a l d eb e co n ceb ir lo real
d en d a rse (o explicarse) sim u ltá n e a m e n te , p ero se refieren al
com o si sólo se e n c o n tra ra a sí m ism o en to d as p arte s. «Pero,
m ism o o b jeto, nos h allam o s a n te la id e n tid a d de referencias de hecho, el h o m b re no se e n c u e n tra a sí m ism o en n in g ú n
q u e B o h r lla m a « c o m p lem en taried ad » . E n la física clásica,
sitio, es decir, no e n c u e n tra en n in g u n a p a rte su p ro p io ser»
p o r el co n tra rio , la u n id ad o tra b a z ó n de la ex p erien cia viene
(H eidegger 1,27). E fectiv am en te, según H eid eg g er, el h o m ­
d a d a p o r la c a u s a lid a d (d e te rm in is ta ). E n este s e n tid o , el
bre q u e tra b a ja en la eco n o m ía in d u stria l está ta n o cu p a d o
p rin c ip io de c o m p le m e n ta rie d a d es u n a g e n e ra liz a c ió n del
en cu m p lir to d as las exigencias del m u n d o técnico-científico
p rin cip io de ca u salid ad .
qu e su lab o rio sid ad no le p erm ite sen tirse in te rp e la d o ni sin ­
E n las c o n s ta n te s d e la n a tu r a le z a p u e d e n re c o n o c e rse
to n izar con lo q u e tal in terp e la ció n le d e b e ría h ac er v er y,
fo rm a s d e la a c tiv id a d d el h o m b re : las c ien c ias n a tu ra le s
por ta n to , es in cap a z d e e n c o n tra rse a sí m ism o. Es com o si
co n stitu y en u n h echo p ra g m á tic o . A fin d e cu e n ta s, m e d ia n te
en la im ag en a n tro p o c é n tric a del m u n d o no a p a re c ie ra si­
las c ie n c ia s n a t u r a l e s « só lo c o n o c e m o s lo q u e n o s o tr o s
q u ie ra el ho m b re.
m ism os h acem o s... L a correlación e n tre el sa b e r y el p o d e r es
Si H e id e g g e r nos re c u e r d a lo q u e p a s a in a d v e rtid o en
hoy m ás ev id en te q u e n u n ca ... L a ciencia p ra g m á tic a tiene la
n u estro co n tac to con las cosas, C . F von W eizsáck er hace u n a
im ag en de la n a tu ra le z a q u e co rresp o n d e a u n a era técnica»
c rític a q u e c o m p le m e n ta este a s p e c to c u a n d o a firm a q u e
(von W eizsáck er 1948,52). ¿N o su p o n e esto la con su m ació n
nu estro co n tac to con las cosas no es un v erd ad ero co n tacto ,
del paso del geocentrism o al a n tro p o c en trism o ? P arece que,
pues nos en co n tram o s de h echo « an te la n a d a . El h o m b re li­
con la con cep ció n ac tu a l de la n a tu ra le z a , sabem os sobre ella
bre y consciente d o m in a sus objetos y, p o r eso, no e n c u e n tra
m ás de lo q u e la h u m a n id a d h a sab id o n u n c a al respecto.
en ellos apoyo algun o » (von W eizsäck er 1948,53) (—» cau sali-
P ero, ¿es re alm en te así? H em os llegado a u n a cu m b re en el
d a d -a z a r-p ro v id e n c ia ; p artic ip a ció n ; re a lid a d -e x p e rie n c ia -le n ­
c o n o c im ie n to d e la n a t u r a l e z a si la n a tu r a le z a es lo q u e
guaje; universo- Tierra-hombre).
p u e d e h a c e rs e . P e ro si la n a t u r a l e z a n o es lo fa c tib le d e
ac u erd o con los esq u em as d e la ra zó n h u m a n a , sino q u izá lo
c o n tra rio , es p o sib le q u e hoy se p a m o s d e ella m en o s q u e
n u n ca.
Si la p re g u n ta p o r la ad e cu ac ió n del conocim iento q u e las
ciencias n a tu ra le s nos p ro p o rcio n an sobre la n a tu ra le z a d eb e
q u e d a r de m o m en to sin re sp u esta, ¿no podem os a firm a r, al
m enos, q u e n u e stro con o cim ien to del h o m b re h a alca n zad o
u n a c o ta histó rica? T a m b ié n este logro es co n tro v e rtid o . En
u n a m em o ra b le serie d e conferencias sobre «L as artes en la
e ra d e la técn ica» p ro n u n c ia d a s en la A cad em ia B áv a ra de
213
212
LA IM A G E N A N T R O P O C É N T R IC A D E L M U N D O

V. E l designio de la naturaleza bien los procesos de o rg a n iz ació n y de g o b iern o d e las m á ­


q u in as se re p ita n en g ra n p a rte , es d ecir, p u e d a n a u to m a ti­
en la historia humana zarse — com o se h a hecho m e d ia n te la m icro electró n ica— ,
tiene hoy el efecto centrífu g o d e q u e el hom bre:
por un lado, tenga q u e desplazarse hacia el centro del p ro ­
ceso de p ro d u cció n , d o n d e se p ro g ra m a n los a u tó m a ta s y
Si las ciencias n a tu ra le s m o d ern as, p o r su realism o p ra g m á ­ se id ean c re a tiv a m e n te los nuevos p ro g ram as;
tico, q u e d a ra n a b so rb id a s en la im agen a n tro p o c é n tric a del por otro, se vea forzado a situarse m ás cerca de la perife­
m u n d o , tal hecho su p o n d ría un p u n to cu lm in a n te del p e n sa ­ ria, d o n d e se h allan los p u n to s d e co n tac to en tre la p ro ­
m ien to c e n tra d o en sí m ism o. P ero ¿h a sta q u é p u n to lo g ra el ducció n y la v id a social.
en fo q u e an tro p o c é n tric o a h o rra r al h o m b re el d estin o q u e él L a m e ta a q u e este d esa rro llo p arece co n d u c ir en ú ltim a
asig n a a la n a tu ra le z a c u a n d o hu y e de u n a n a tu ra le z a d e g ra ­ in stan cia es q u e el h o m b re sólo tien e q u e h ac er lo siguiente:
d a d a a la co ndición d e sim ple m a te ria l e in te n ta refugiarse en notificar a la m a d re m á q u in a -d e -p ro d u c c ió n , de m a n e ra in te ­
lo e s p ir itu a l, e le v á n d o s e s o b re u n a n a tu r a le z a c o n c e b id a ligible p a ra ella, lo q u e d esea o b ten er, p ro g ra m a rla y g o b e r­
com o o b jeto so b re el q u e ejercer la o m n ip o ten cia? ¿P erm ite n arla d e ac u erd o con tal deseo y lim itarse a re cib ir el p ro ­
este p la n te a m ie n to su p e ra r la c ita d a in co n g ru e n cia d e q u e el d u c to d e s e a d o . S o rp re n d e n te m e n te , esto no p a re c e h a b e r
h o m b re, en su estu d io y cultivo d e la n a tu ra le z a , no p u ed e ab ro g ad o «la m ald ició n b íb lica de la n ecesid ad d e tra b a ja r» :
ser a la vez el d e s tin a ta rio del proceso económ ico y u n re­ el e x tra o rd in a rio in cre m en to d e la p ro d u c tiv id a d h u m a n a h a
curso em p lead o en el m ism o, u n sujeto q u e conoce lib rem en te m u ltip licad o la creación de riq u e z a p o r añ o , p ero a p e n a s h a
y u n su jeto so m etido a las leyes n atu ra les? reducido el em pleo d e m an o d e o b ra . Se h a re alizad o con
i^ran é x ito el id e a l a n tr o p o c é n tr ic o d e q u e , in c lu s o en el
ú ltim o rin c ó n d e la tie rra , to d o d e b e e s ta r en fu n c ió n d el
hom bre; p ero el h o m b re sigue ab so rto en su p ap el de m o to r
1. Inconsistencia de la imagen antropocéntrica del mundo su p re m o d e esta m á q u in a d e tran sfo rm ació n y p ro d u cció n ,
con lo cual no se h a lib era d o en m o d o alg u n o del p roceso de
Al p arece r, el d esa rro llo económ ico d a in icialm en te la ra zó n a producción.
los cab allero s del esp íritu , pues es claro q u e el p o rc e n ta je del L a sociedad in d u s tria l efectú a la p ro d u c ció n id eán d o la;
tra b a jo h u m a n o en la p ro d u c ció n económ ica h a ido d escen ­ pero se h a lla ta n in m e rsa en esa id eació n p ro d u c tiv a q u e co­
d ien d o en la M o d e rn id a d . L a revolución in d u stria l se basó rre la m ism a su erte, incluso en un g ra d o m ay o r, q u e los re ­
in icialm en te en q u e los «esclavos energéticos» — las m á q u in a s cursos ideados p o r ella y, a fin d e cu e n ta s, a c tú a ú n icam e n te
m o trices im p u lsa d a s p o r energía, p o r ejem plo, las m á q u in a s com o el recu rso su p re m o del p roceso económ ico. A sí se h a
d e v a p o r p a r a m over los telares— p e rm itía n m u ltip lic a r el cu m p lid o la predicció n d e u n sab io chino: q u ie n u sa u n a m á ­
p o ten cial d e la m an o de o b ra disp o n ib le. L a evolución p o ste­ q u in a, te rm in a p o r te n e r a lm a d e m á q u in a . L a eco n o m ía in ­
rio r co n d u jo a q u e, p a r a el tra b a jo h u m a n o , se n ec esitara d u stria l es a la vez u n a m a q u in a ria con a lm a y u n a lm a q u e
ca d a vez m enos fu erza física e incluso m enos m ovim iento. El se ex p resa com o u n a m á q u in a . El h o m b re se co n v ierte en lo
h o m b re h a p o d id o lim itarse p a u la tin a m e n te al p ap el d e tim o ­ qu e hace, del m ism o m odo q u e, según P la tó n , el v e rd a d e ro
nel, b ien in m e d ia ta m e n te si (com o obrero) g o b ie rn a u n a m á ­ castigo d e u n a m ala acción no es la p e n a p re v ista en la ley,
q u in a o bien m e d ia ta m e n te si (com o em p lead o ) o rg a n iz a los de la q u e u n o p u ed e lib rarse , sino ten er luego alm a d e m a l­
p rocesos de p ro d u c ció n y d istrib u ció n . El hecho d e q u e tam - hechor. P o r eso, con o cer a d e c u a d a m e n te la in serció n d e la

214 215
NA TU R A L EZA E H IS T O R IA
R E C U E R D O S D E U N S U E N O O L V ID A D O

v id a h u m a n a en la n a tu ra le z a co n stitu y e, com o la religión


p a ra K a n t, un d e b e r del h o m b re p a ra consigo m ism o. cir, u n a situ a c ió n ta n a le ja d a d e los gozos y d e los s u fri­
E n las ciencias n a tu ra le s no se su p e ra tam p o co la in co n ­ m ientos q u e no im p lica n in g u n a n ecesid ad , y en la q u e el
g ru e n c ia e n tre la existencia de la física y los re su ltad o s de la alm a se siente a ta d a al cu erp o com o a u n a e n v o ltu ra ex tern a
m ism a. Es cierto q u e el h o m b re se e n c u e n tra a sí m ism o en de la q u e p u ed e d esp ren d erse sin n in g u n a d ificultad? C a b a l­
la re a lid a d física de las p a rtíc u la s elem entales com o el sujeto g an d o sobre la n u b e de la d u d a ra d ic a l y, p ro b a b le m e n te , de
q u e h a estab lecid o a u tó n o m a m e n te las condiciones en q u e se la com u n icació n ex e n ta de coacciones, el cab allero del esp í­
efectúa el ex p erim en to co rresp o n d ien te. P ero esta acción se li­ ritu se aleja d e to d as las p re o cu p acio n es terren as.
m ita a p ro d u c ir unas situ acio n es q u e p u ed en d esc rib irse ex­ N o le iría m ejor al físico q u e no d e sc u b rie ra o tra cosa q u e
h a u s tiv a m e n te d e ac u erd o con la física clásica; es u n a ac tiv i­ su p resen cia en el objeto de su ac tiv id ad cognoscitiva. Su si­
d a d q u e ú n i c a m e n t e r e s p o n d e a u n a c o n c e p c i ó n d e la tuación sería ta n d e se sp e ra d a com o la m ay o r d ificu ltad con
lib e rta d com o m era a u to n o m ía, en la línea de la filosofía de q u e tro p ieza q u ien ac e p ta la ex isten cia de las ideas (P lató n ,
la subjetividad, y, adem ás, no puede explicarse en el m arco de Farm. 133a-135c). E fectiv am en te, su sa b e r d e sa p a re c e ría con
la teo ría c u á n tic a. P or ta n to , en la física de las p a rtíc u la s a tó ­ las ideas en el cielo q u e d e ellas recib e el n o m b re, y n o sotros
m icas, el h o m b re sólo se e n c u e n tra a sí m ism o en su asp ecto nos v eríam os forzados a b u sc a r en la tie rra u n a n u ev a ciencia
fra g m e n ta rio y p a rc ia l d e «físico» o « e x p e rim en tad o r» , y tal q u e tu v iera p o r objeto n u e s tra situ ació n a q u í ab ajo . Sin e n ­
e n c u e n tro n o se e fectú a e s tric ta m e n te d e n tro d e la te o ría tra r en la hipótesis de la g lá n d u la pin eal ni en las de la exis­
c u á n tic a , sino q u e co n stitu y e un p re rre q u isito p a ra q u e esta ten cia d e D ios, esto re p re s e n ta ría u n n u ev o callejón sin sa ­
teo ría ten g a sen tid o y sea re alm en te u n a teo ría. E sta c irc u n s­ lida.
C u a n d o el h o m b re se co n cib e ta n d esv in cu lad o del m u n d o
ta n c ia ju stific a y a la objeción de H eid eg g er c o n tra H e ise n ­
q u e olvida el contexto v ital d e su ex istencia, ento n ces su « en ­
berg.
v o ltu ra te rre n a » p a sa a ser p a ra él algo ta n ex tern o com o un
P ero la im ag en a n tro p o c é n tric a del m u n d o d eb e ju z g a rse
traje: u n a posesión q u e u n o p u ed e ig n o ra r o in v e n ta ria r. Pero
no sólo a la luz d e un d e te rm in a d o estad io del d esa rro llo de
¿dónde se h a lla en to n ces el p ro p io ho m b re? O se p ierd e en
las ciencias y d e la econom ía, sino ta m b ié n en función de su
un cielo d e ideas — en el q u e no se e n c u e n tra n , p o r cierto, las
prev isib le cu lm in ació n . Eso o c u rrirá cu ando:
ideas p lató n icas— o se concibe com o lo q u e de hecho es en la
— el h o m b re « ap a rez ca, p o r así decir, ju n to a u n a p ro d u c ­
a c tu a lid a d : el q u e in v e n ta r ía y a d m in is tr a sus p o sesio n es.
ción to ta lm e n te cientifizada» (H a b e rm a s 66),
Pero sobre los dos flota el re cu erd o de u n a especie de sueño
— la o b jetiv id a d d e los objetos de la física refleje a los h o m ­
olvidado. ¿Q u é podem o s h ac er p a ra c o n trib u ir a reactu ali-
bres los ca ra c te re s de su p ra x is social com o c a rac te res o b ­
zarlo? (—> a n tro p o lo g ía y teología; cu erp o y alm a; d e te rm in a ­
jetiv o s de las cosas n a tu ra le s, com o ca rac te rístic as sociales
ción y lib e rta d ; m u n d o técnico-científico y creación; re n d i­
n atu rales de estas cosas (M eyer-A bich 1979 [2] 155).
m iento y ocio; tra b a jo ).
Si llega esto, se h a b rá cu m p lid o el p ro g ra m a cartesian o ,
es d e c ir, los p ro b le m a s p la n te a d o s se p o d rá n re so lv e r d e
a c u e rd o con el m ism o p rin cip io del q u e h a n surgido. P ero
2. Recuerdos de un sueño olvidado
c a b e p re g u n ta r q u é in terés te n d rá entonces el h o m b re p o r la
p ro d u c c ió n c ie n tifiz a d a . ¿A caso el d e p ro p o r c io n a r a le g ría
D esde finales de los años sesen ta se d iscu te c o n sta n te m e n te
con bienes m ateriales a una pura «res cogitaris»? ¿No es la si­ en los países in d u stria liz a d o s d e O c cid en te si el rá p id o creci­
tu a c ió n del h o m b re ju n t o a la p ro d u c c ió n c ie n tifiz a d a la m iento económ ico de la p o sg u erra creó las condiciones de
m ism a q u e la d e D escartes en su p rim e ra m ed itació n , es d e ­
v id a q u e d ese áb am o s o d eseam o s hoy. A mi ju icio , tal d iscu ­
216
217
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA

sión co n stitu y e el in te n to de re c o rd a r un sueño q u e p erten ece a) Abastecimiento de energía


al p asad o . A veces, en este in te n to se vuelve la vista h acia
A penas p u ed o ex p licarm e q u e, en u n m u n d o lleno d e p ro ­
a trá s y se fija la m ira d a en p eríodos d e v id a m ás sencilla y
blem as acuciantes, m illones de personas discu tan ap a sio n a d a­
m en o r b ien esta r q u e hoy sin ale g ra rse de q u e tales períodos
m ente sobre la energía n u clear sin referirse tam bién a otras
p erte n e z c a n al p asa d o , lo cu al no im p lica en m odo alg u n o el
cuestiones. D e hecho, los recursos energéticos nos h an im puesto
deseo d e vivir en aq u e lla s condiciones. C u a n d o a uno se le
o cu rre u n a id ea, p u ed e ser provechoso re tro tra e rs e al m o­ la necesidad y, a la vez, nos han abierto la posibilidad de estar
m ento en q ue to d a v ía no se tenía. cada vez m ás al m argen, com o « p rim um m obile», del acto físico
de la producción económ ica, sin que p o r eso trabajem os m enos.
E n 1943, Abraham Maslow estableció u n a je ra rq u ía de necesi­
dades que pueden considerarse com o básicas en el sentido de Así pues, el au m en to de los recursos energéticos — sobre
que, a u n q u e su plasm ación y concreción dependen de circuns­ todo con la electricidad— parece contrib u ir a un desarrollo en
tancias históricas contingentes, parecen incuestionables en sí el que la actividad h u m a n a se cen tra cad a vez m ás en los ta ­
m ism as. Según M aslow , son necesidades fundam entales en o r­ bleros de m ando. A hora bien, la sensibilidad del h om bre puede
den ascendente, y de suerte que la necesidad inm ediatam ente atrav esar m uchos instrum entos e incluso m áq u in as de form a
superior sólo se siente com o algo ap rem ian te cuando se hallan que, por así decir, la vivencia h u m an a llegue a través del a p a ­
cubiertas en cierta m edida las necesidades de los escalones infe­ rato h asta el p u n to en que, al otro lado del «órgano» técnico, se
riores: 1) las n ecesid ad es corporales; 2) la seg u rid a d ; 3) el establece el contacto con el objeto. Esto puede afirm arse tan to
am or; 4) el prestigio; 5) la autorrealización. E videntem ente, esta con respecto al coche, en el que se puede sentir la calzada a
je ra rq u ía ha sido ideada desde u n a perspectiva m uy occidental, través del volante, com o en el caso del bastón de Lotze, con
y ni siquiera está claro que tenga vigencia universal en O cci­ cuya ay u d a se puede p alp ar u n a habitación oscura: b asta asirlo
dente, pues en lugar de la escala de M aslow podrían conside­ con fuerza p a ra q u e la sensibilidad de la m an o se prolongue en
rarse com o necesidades fundam entales las peticiones del p ad re­ cierto m odo h asta la p u n ta del bastón. Pero, n o rm alm ente, no
nuestro o los derechos hum anos. No obstante, parece que la podem os sen tir a trav és de u n a g ra n in stalació n técn ica, de
je ra rq u ía de M aslow describe b astan te bien' las prioridades de suerte que entonces n u estra acción deja de ser perceptible y
la posguerra: en la R epública F ederal A lem ana, p o r ejem plo, se pierde el carácter de vivencia.
pasó de la «ola de la com ida» y «de la vivienda» a los ideales E n el caso de la energía nuclear, esta falta de contacto d i­
de los años cincuenta, p a ra desem bocar en el m ovim iento estu­ recto v a u n id a al hecho de q u e los procesos son invisibles, es
diantil, con sus sorprendentes repercusiones sociales. Al parecer, decir, carecen en sí m ism os de cu alq u ier cu alidad perceptible.
la búsq u ed a de alternativas se inició cuando, con el crecim iento A hora bien, si la vivencia de un efecto perceptible de nuestro
de la posguerra, entram os en la fase en que es p rio ritaria la a u ­ trabajo form a p arte de la v italidad de la vida h u m an a, entonces
torrealización, de m an era que el problem a actual reside en ave­ no es vida intervenir, ap retan d o un botón o haciendo u n a lla­
rig u ar hacia dónde vam os y en qué podem os apoyarnos. m ad a telefónica, en el d esencadenam iento de unas energías le­
¿R esponde lo q u e tenem os a lo que querem os? ¿O q u ere­ ja n a s cuya b ru talid ad , adem ás, nos hace sentirnos solos en la
mos realm ente algo distinto, que de hecho no tenem os? Este natu raleza y constituye u n a agresión co n tra el entorno. Este do­
p ro b le m a se p la n te a hoy, p rin c ip a lm e n te , en tres cam p o s: m inio violento tiene un lím ite en nuestro potencial energético, y
el abastecim iento de energía, el sistem a sanitario y la orien­ con la energía nuclear se preten d e precisam ente conseguir que
ta c ió n g e n e ra l del c o n su m o (M e y e r-A b ic h /S c h e fo ld 1981) tal potencial sea m ucho m ayor de lo q ue es en la actualidad.
(—» econom ía y m oral; felicidad y salvación; rendim iento y ocio; E n estas circunstancias, es explicable que, si se presen ta
trabajo). com o altern ativ a el Sol, la luz n atu ra l, tan acorde con n u estra

218 219
N A TU RA L EZA E H IS T O R IA

cap acid ad de percepción y en virtud de la cual todo vive espon­ c) Orientación del consumo
táneam ente, m uchos esperen obtener p o r este cam ino u n a solu­
ción d e efectos m enos destructores, adecu ad a a la capacidad de L a au tén tica finalidad del proceso económ ico es tran sm itir las
percepción del h om bre y susceptible d e u n a au tén tica vivencia relaciones in terh u m an as de com unicación al m u n d o físico y, de
h u m an a. De hecho, la energía solar suele gozar de las preferen­ ese m odo, ponerlas de m anifiesto. Se desea, se com pra, se re­
cias p orque p erm ite un abastecim iento energético relativam ente gala algo p a ra uno m ism o o p a ra otros. U n o se alegra con otros
d escentralizado y ad m ite una técnica m enos destructiva. de algo o con la esperanza de algo, bien usándolo o bien con­
tem plándolo. Nos im aginam os algo o nos ocupam os de algo.
Así, el m u n d o de las cosas sirve siem pre p a ra expresar, d esarro ­
llar y co rroborar relaciones interpersonales, p or ejem plo la con­
b) Sistema sanitario
dición de no extraño o de digno de confianza, o p a ra «m an ten er
El sistem a san itario actual es u n a organización m agnífica p a ra la am istad». Los bienes económ icos son la m anifestación de un
tra ta r enferm edades que, com o las infecciosas, se curan m ejor contexto de com unicación h u m a n a con todos los elem entos que
con un tratam ien to clínico y d u ra n pocas sem anas. Pero las p e­ encierra, incluida la expresión de sentim ientos de superioridad
ticiones de u n a «m edicina posclínica» (M iller/M iller) revelan (sim bolism o del consum o, relaciones de poder en la arq u itec­
que la m edicina clínica tradicional no responde a los cuadros tu ra, etc.). Esto puede afirm arse tam b ién de u n a necesidad tan
patológicos actuales ni a los previsibles p a ra el futuro. Y tal elem ental com o la alim entación; es decir, tam b ién en el plano
inadecuación parece obedecer fundam entalm ente a q u e las m e­ biológico es el hom bre un ser social.
didas preventivas, el tratam ien to d u ra n te la convalecencia y el Pero tam bién puede darse el proceso inverso, en el que la
co m p o rtam ien to correcto en caso de dism inución de la capaci­ ocupación con las cosas constituye un sustitutivo. Así, m ercan ­
d ad de rendim iento exigen u n a colaboración activa de los afec­ cías q u e en o tro c o n te x to d e c o m u n ic a c ió n h a b r ía n e s ta d o
tados q u e la m edicina «clínica» pasa p o r alto y que la m edicina unidas con un sentim iento de alegría, pueden com prarse p a ra
tradicional no h a previsto ni estudiado. suscitar esa sensación de alegría recordando la im agen de su
Platón distingue entre m édicos esclavos "y m édicos libres. El sustrato m aterial. Si los com pradores son m uy iníluenciables y
m édico esclavo «prescribe (a su paciente) lo q u e le sugiere su carecen de form ación en m ateria de deseos, u n a orientación del
experiencia com o si estuviera perfectam ente inform ado, ad o p ­ consum o en la línea de las com pensaciones puede rep resen tar
tan d o la pose de un tirano, y luego acude con presteza a a te n ­ u n a coacción a consum ir. E n este aspecto conviene reco rd ar
d er a otro esclavo enferm o» (Leyes 720c). El m édico libre, en que, a fin de cuentas, un proceso económ ico sólo es provechoso
cam bio, se com p o rta m ás bien com o un buen educador y ayuda cuando está al servicio de la com unicación h u m an a, del m ism o
al enferm o a en co n trar el cam ino adecuado, que éste puede m odo q u e to d a co m u n icació n n ecesita, a su vez, u n a cierta
luego seguir p o r sí solo (Leyes 720d,757d). ap o y atu ra económ ica.
Si hoy se advierte u n a creciente oposición a u n a m edicina El hecho de que un porcentaje creciente de la actividad eco­
m eram ente prescriptiva, ello g u ard a relación con el hecho de nóm ica se efectúe hoy de form a d u al m erced al «trabajo perso­
que se desea un tratam ien to m enos agresivo y m ás inteligible, nal» constituye un retorno a contextos de com unicación tra n s­
así com o u n a m ayor intervención de la propia capacidad de vi­ parentes y susceptibles de u n a vivencia. L a circunstancia de
v ien d a. D e las posibilidades de la m edicina n atu ra l cabe espe­ que el trab ajo personal p a ra el propio ho g ar o p a ra in tercam ­
ra r que el m édico no nos cure sim plem ente, sino que nos ayude biarlo con otros no se valore en dinero ni, p o r tanto, tenga que
a cu rarn o s nosotros m ism os potenciando las fuerzas autocura- p ag a r im puestos ni cuotas sociales favorece esta evolución. Pero,
tivas del o rg a n ism o (—» salu d -e n ferm e d ad -c u rac ió n ). a mi parecer, lo im p o rtan te no es el ahorro de unos im puestos,

220
221
C A M IN O «D U R O » Y C A M IN O «BLAND O»
N A T U R A L E Z A E H IS T O R IA

otro, v ag a n d o d e m ed ian o ch e h a s ta el am an e cer, b u sca n d o la


sino la conexión entre la producción y el producto, que h a cons­ p a la b ra del S eñor, y no la e n c o n tra rá n » (A m 8,11.12).
tituido siem pre la cualidad peculiar del trab a jo hecho p o r uno V iv ir en co m ú n lo q u e hacem o s p arece exigir, ad e m á s, un
m ismo. U n p ro d u cto siem pre es únicam ente la m itad del pro­ campo de acción abarcable. E n este sen tid o , ta n to en la p o lítica
ducto. L a o tra m itad es el carácter vivencial de su gestación. en e rg ética com o en el rech azo d e u n co n su m o c a re n te d e vi­
P ara conseguir esta cualidad no es preciso q u e volvam os a h a ­ vencias se refleja la n ecesid ad d e re c u p e ra r la conexión e n tre
cer todo m ediante el trab ajo m anual y renunciem os a la fabri­ la p ro d u c ció n y el p ro d u c to . « P articip ac ió n » y « d esc en traliza­
cación in d u strial e incluso a la división del trab ajo com o el Hi- ción» son las consignas m ás em p lea d as en este co n tex to . A
pias (m enor) de Platón. La sopa de sobre y las conservas, por m i ju icio , el m a le sta r a n te el a n o n im a to d e la ad m in istra c ió n
ejem plo, p u ed en rep resen tar un progreso; pero lo que influye y las m ú ltip les in iciativ as de la b ase p o lítica en b u sca de u n a
d ec isiv a m e n te en la calidad c o m u n ic a tiv a d e u n a com ida es d elim ita ció n su b sid ia ria d e los cam p o s de re sp o n sa b ilid a d in ­
— adem ás de la form ación de los participantes en m ateria de d ic a n ta m b ién q u e hem os p e rd id o y d eb em o s re c u p e ra r á m ­
deseos— lo q ue se hace al m argen de la fabricación industrial bitos de acción ab a rca b le s. A h o ra bien, p a ra q u e un cam p o
(—» animal y hombre; m undo técnico-científico y creación; planifi­ de acción resu lte a b a rc a b le , es preciso q u e el p o d e r ejercido
cación, adm inistración y autodeterm inación en la Iglesia; salud- en él y el p o ten cial en erg ético d isp o n ib le estén lim itad o s de
enferm edad-curación; trabajo). ac u erd o con n u e stra ca p a c id a d d e percep ció n .
Vivir en común en un campo de acción abarcable lo que hacemos
co n stitu y e a mi ju ic io el n ú cleo del p ro g ra m a d e u n a tecn o lo ­
gía no ag resiv a o « b lan d a» , p o r oposición a la tecn ología im ­
3. E l camino «duro» y el camino «blando»
p e r a n te , q u e se h a im p u e s to h is tó r ic a m e n te . L a té c n ic a
« d u ra » está al servicio de la m u erte; es u n a técn ica d e a r ­
Vivir lo que uno hace es u n a n ecesid ad q u e no e n c u e n tra satis­
m am en to s, d estru y e las co n d icio n es d e la v id a y no es su s­
facción ju n to a los g ra n d es o p eq u eñ o s tab lero s de m an d o s de
c e p tib le d e u n a a u té n tic a v iv en cia . E n c a m b io , la té c n ic a
la m á q u in a d e p ro d u cció n , ni en la m ed icin a p re scrip tiv a, ni
« b lan d a» o no ag resiv a d eb e e sta r al servicio d e la v id a. Y
en el co n su m o d e p ro d u c to s a c ab ad o s. E n la escala d e M as-
sólo p u ed e e s ta r al servicio d e la v id a lo q u e p a rtic ip a de ella.
low, esta n ecesid ad p u ed e e n c u a d ra rse en la au to rrealiza ció n .
E n co nsecuencia, los diferen tes in ten to s d e e n c o n tra r a lte r n a ­
Sin em b arg o , las a lte rn a tiv a s q u e hoy se d iscu ten en todas
tivas a la técn ica d u ra , p o r m ás q u e c o n stitu y a n un co n ju n to
p a rte s p o n en d e m anifiesto la existencia de lag u n as en las n e­
a b ig a rra d o , coinciden casi sin excepción en q u e es preciso
cesidades e n u m e ra d a s p o r M aslow . E n p a rtic u la r, el h o m b re
co n ceb ir de d is tin ta fo rm a q u e h a s ta a h o ra la in serción de la
es u n ser social, y se d a poco m arg en a la in terc o m u n ica ció n
v id a h u m a n a en la n atu ra le z a :
en la vivencia d e lo q u e hacem os. F enóm enos com o el te rro ­
— El Sol es la fuente de la luz y de la vida. Sin el invento n a­
rism o y la in d iferencia, los p ro b lem a s de eficiencia y a isla­
tu ra l de la fotosíntesis, no h a b ría v id a su p erio r en la T ie ­
m ien to son indicios convergentes de q u e la so lid a rid a d social
rra. H a s ta la revolución in d u stria l, la h u m a n id a d no em ­
de la sociedad in d u stria l no p re se n ta p re cisam en te las m e­
pleó en la econom ía o tra en erg ía q u e la solar. D a d o el
jo re s p ersp ectiv as. A sí pues, d eb eríam o s p ro c u ra r q u e no nos
nivel q u e los cono cim ien to s técnicos h an alc a n z a d o desd e
o c u rra com o a q u ien es en la a n tig ü e d a d p e rd ie ro n la facu ltad
en tonces, ¿no sería posib le volver a e m p le a r la en e rg ía n a ­
de h a b la r e n tre sí p o r re a liz a r u n a g ra n d io sa o b ra técnica
tu ra l de fo rm a q u e, con un g ra d o d e b ie n e sta r d istin to , vi­
(G n 11,1-9). « M ira d q u e llegan d ías, dice el S eñor, en q u e
v iéram os n u e v a m e n te del Sol, com o los d em ás seres vivos?
e n v iaré h a m b re al país: no h a m b re d e p a n ni sed d e ag u a,
— S er tra ta d o com o lib re p o r p erso n as libres lleva consigo
sino d e o ír la p a la b ra del S eñor; irá n e rra n te s de un m a r a
223
222
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA

estim u la r y a p o y a r las fuerzas a u to c u ra tiv a s del cu erp o


h u m a n o y d el a lm a h u m a n a de fo rm a q u e e x p e rim e n ­
VI. ¿Representa la historia un plan secreto
tem os n u e s tra existencia te rre n a de u n a m a n e ra no sólo fí­ de la naturaleza?
sica, sino ta m b ié n som ática. M ie n tra s la m ed icin a pres-
crip tiv a se lim ita a « re p a ra r» , la cu ració n p u ed e esp erarse
m ás bien de u n a n u ev a concepción d e la n a tu ra le z a , d e s­
a rro lla d a en co n so n an cia con el nivel a q u e h a n llegado La p re g u n ta p o r la in serció n de la v id a h u m a n a en la n a tu r a ­
los re sta n te s saberes. leza o p o r la relació n e n tre la n a tu ra le z a y la h isto ria p u ed e
P a ra u n ir la ca lid a d de lo creativo — es decir, de lo que responderse, en p rin cip io , de dos form as: p a rtie n d o del h o m ­
no se h ace en serie, sino q u e está expuesto siem p re al fra­ bre en su h isto ria o p a rtie n d o de la n a tu ra le z a . P ero, si no
caso— con los logros de la p ro d u cció n in d u stria l, es im ­ <|uerem os re m o n ta rn o s m ás a llá d e K a n t, p a re c e q u e sólo
p o rta n te , com o en la m ed icin a n a tu ra l, lo q u e p o d ríam o s puede to m arse en co n sid eració n la p rim e ra p o sib ilid ad : la ex­
lla m a r « so m aticid ad » de los p ro d u cto s. Sólo tenem os u n a periencia d e la n a tu ra le z a a trav és de la ex p erien cia de uno
v e rd a d e ra relación con un objeto c u a n d o in terv en im o s de m ism o , en el s e n t i d o d e la im a g e n a n t r o p o c é n t r i c a d e l
alg ú n m odo en su realización. Los p ro d u cto s ac ab ad o s es­ inundo. L lev a d a a sus ú ltim as consecu en cias, tal p ersp ectiv a
tá n hechos p a ra h o m bres a c ab ad o s, y la p ro d u cció n eco­ significa q u e el h o m b re se co n cib a con resp ecto a la n a tu r a ­
n ó m ica sirve al h o m b re en la m ed id a en q u e no está a c a ­ leza lo m ism o q u e el p rín cip e ab so lu tista con resp ecto al E s­
bado. tado: la naturaleza somos nosotros. E x p e rim é n ta te tú y ex p e ri­
¿Es, a fin de cuentas, el recuerdo de la inserción de la vida m en tarás la n a tu ra le z a . P ero la im ag en a n tro p o c é n tric a del
h u m a n a en la n a tu ra le z a lo q ue, com o la co n cien cia de un m u n d o sólo nos es c o n o c id a c a rte s ia n a m e n te y así re s u lta
sueño olvidado, preside toda la búsqueda de alternativas? Si la in aceptable.
n atu raleza no reconciliada se refleja en la falta de paz del gé­ Sin em b arg o , el p ro p io K a n t in d ica u n a form a d e so slay ar
nero hu m an o , ello significaría que debem os apaciguar las necesi­ la autoglorificación del h o m b re c u a n d o a b o rd a el p ro b lem a
dades partien d o de u n a óptica q u e dé cab id a a alternativas que, del designio de la n a tu ra le z a en la h isto ria h u m a n a . Si re to ­
frente a la técnica y la econom ía tradicionales, favorezcan la paz m am os hoy este tem a, se a b re u n a p ersp ectiv a p a ra d efin ir la
con la n a tu ra le z a (M eyer-A bich 1979 [I]) (—» a n o n im a to e in serc ió n d e la v id a h u m a n a en la n a tu r a le z a no d e sd e el
id en tid ad personal; experiencia de la contingencia y p reg u n ta hom bre, sino desde la p ro p ia n a tu ra le z a . L a tesis de K a n t es
p or el sentido; planificación, adm inistración y au to d ete rm in a­ ésta:
ción en la Iglesia; trabajo). «L a h isto ria del gén ero h u m a n o p u ed e co n sid erarse en
co n ju n to com o la realizació n de un p la n o culto de la n a tu r a ­
leza p a ra in s ta u ra r u n a co n stitu ció n in te rn a y — p a ra ello—
ex te rn a m e n te perfecta, ú n ico estad o en q u e p u ed e d e sa rro lla r
p len am en te to d as sus v irtu a lid a d e s en la h u m a n id a d » (Idee zu
einer allgemeinen Geschickte... A 403; V I 45).
Sin d u d a , K a n t c o n te m p la a q u í la h isto ria h u m a n a d esd e
la n a tu ra le z a . Y en esta p ersp ectiv a, la h u m a n id a d d eb e d a r
cu e n ta , com o testigo, d e su re alid ad p o lítica a n te el trib u n a l
de la n a tu ra le z a . Si le h u b ie ra n p re g u n ta d o p o r la c o n tra d ic ­
ción de esta id ea con la A n a lítica T ra sc e n d e n ta l, K a n t h a b ría
224
225
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA
LA H IS T O R IA , ¿U N PLA N S E C R E T O D E LA NA TU RA L EZA ?

re sp o n d id o p ro b a b le m e n te , en la lín ea de la C rític a del J u i ­


cio, q u e el co n cep to de fin alid ad tiene u n a función p u ra m e n te n atu ra leza » . Al m arg e n d e no so tro s m ism os, la n a tu ra le z a se
re g u la tiv a . P ero n o so tro s p o d em o s d a r u n p a so m á s, p u es nos a b re y, a p a r tir de ah í, ex p e rim en tam o s q u é es el h o m b re
K a n t creía a ú n en la co n stan c ia de las especies, m ie n tra s q u e -n a tu r a le z a — , cosa q u e no h a b ría m o s llegado a sa b e r p a r ­
n o sotros tenem os la v e n ta ja de conocer la h isto ria n a tu ra l de tiendo d e nosotros m ism os.
la vida. E n esta p ersp ectiv a, la insercció n d e la v id a h u m a n a en la
Si no h ay u n a relación h istó rica e n tre las especies bioló­ n a tu ra le z a ap a re c e de fo rm a q u e no so tro s som os n a tu ra le z a
gicas, es posible m a n te n e r c a d a u n a d e ellas aisla d a d en tro y, p o r ta n to , no definim os d e sp ó tica m e n te la n a tu ra le z a p a r ­
de sus fro n teras. Y eso es lo q u e hizo K a n t con respecto al tiendo del h o m b re, lo cu al eq u iv ale a in v e rtir p o r co m p leto la
h o m b re. P ero hoy sabem os q u e el p a sa d o del h o m b re no sólo s u b je tiv id a d m o d e rn a , ta n to en filosofía co m o en teo lo g ía.
in cluye el suyo, sino q u e las d istin ta s especies de seres vivos Pero esto no significa q u e el h o m b re no se e n c u e n tre a sí
confluyen en u n p a sa d o co m ú n , com o p u ed e co m p ro b a rse si­ m ism o en su ex p erien cia de la n a tu ra le z a ; al co n trario : su
g u ien d o las líneas d e la v id a desd e las ra m a s del árb o l de la p re g u n ta p o r sí m ism o sólo e n c u e n tra re sp u e sta d esd e la n a ­
evolución h a s ta su tro n co y sus raíces. «N o h ay m ás género tu ra le z a , fisio c é n tric a y no a n tro p o c é n tric a m e n te . É s ta es
q u e la n a tu ra le z a e n tera; en cu a lq u ie r fecundación p ro c rea tam b ién p a r a G o eth e la ú n ica fo rm a en q u e p u ed e ten er sen ­
to d a la n a tu ra le z a » (R itte r §659). E n el p lan o de la h isto ria tido el conocim iento de u n o m ism o:
n a tu ra l, el h o m b re no está solo: es uno de los m uchos seres «El h o m b re n u n c a p u ed e conocerse a sí m ism o ni co n tem ­
vivos q u e co m p a rte n u n p a sa d o co m ú n y tien en el m ism o o ri­ p la rs e c o m o u n o b je to . O tr o s m e c o n o c e n m e jo r q u e yo
gen. « P ero aq u ello de lo q u e surge algo co n stitu y e ta m b ié n su m ism o. Yo sólo pu ed o co n o cer y v a lo ra r re c ta m e n te m i re la ­
p rin cip io » (A ristóteles, Met. 983 b25). Al igual q u e los h o m ­ ción con el m u n d o e x te rio r. A esto h a b r ía q u e lim ita rse .
bres in d iv id u ales están u nidos e n tre sí p o r el c.orpus histórico- Io d o el esfuerzo p o r co n ocernos q u e los sacerd o tes y la m o ral
cu ltu ra l del len g u aje, p rim e r co n stitu tiv o de la h u m a n id a d , nos p re d ic a n no sirve p a ra p ro g re sa r en la v id a, no co n d u ce a
así todos los seres vivos e stán unidos en tre sí y con la n a tu r a ­ n in g ú n re s u lta d o ni c o n trib u y e a m e jo ra r in te rio rm e n te »
leza in o rg á n ic a en el p lan o de la h isto ria n a tu ra l. (.Diálogo con el canciller von Müller, 8 - I I I - 1824). «¿C óm o p u ed e
D esd e el p u n to d e vista d e la h isto ria n a tu ra l, el h o m b re uno conocerse a sí m ism o? N u n c a m e d ia n te la co n tem p lació n ,
es el zóon logon echón, el ser vivo cu y a co n stitu ció n biológica sino m e d ia n te la acción. P ro c u ra c u m p lir tu d eb er, e in m e ­
— en c u a n to ser n a tu ra l— incluye « ten er lenguaje»; es decir, d ia ta m e n te s a b rá s q u é h ay en ti» (M áximas y reflexiones 442).
el ser en el q u e la n a tu ra le z a llega al uso de la p a la b ra . H a ­ E n c a m b io , el c o n o c im ie n to a n t r o p o c é n t r i c o d e u n o
b ía n p asa d o m illones d e años desde la a p a rició n del h o m b re m ism o no consigue su objetivo, lo m ism o q u e el h a c e r ca d a
en la h isto ria n a tu ra l c u a n d o la h u m a n id a d , a través de los cual «lo q u e le co rresp o n d e» , si se en tien d e en el sen tid o de
p re s o c rá tic o s , in te rp e ló p o r p rim e ra vez a la « n a tu ra le z a » q u e «debe lim itarse a esc rib ir su p ro p io n o m b re» (P lató n ,
com o lo q u e re alm en te es, com o physis, y le p erm itió ex p re­ Cármides 16I d ) . A sí pu es, h a b ría q u e co m en z ar p o r rectificar
sarse, m e d ia n te el logos, tal cu al es. E scu c h an d o esta p a la b ra , la afirm ació n de H e ise n b erg y estab le cer q u e el h o m b re no se
p re sta n d o oídos a la physis (H e rác lito B 112), podem os conce­ e n c u e n tra «solo fren te a sí m ism o». P o r o tra p a rte , la crítica
b ir a h o r a la re la c ió n d e la h is to r ia c o n la n a t u r a l e z a en h eid eg g e rian a d e q u e el h o m b re no se e n c u e n tra a sí m ism o
c u a n to in serció n de la v id a h u m a n a en la p ro p ia n a tu ra le z a en la ex p erien cia h a b itu a l d e la n a tu ra le z a , si está ju stific a d a ,
de fo rm a q u e «el sujeto de los fenóm enos sea la n a tu ra le z a y no im p lica q u e d e b a b u sca rse en o tro sitio, sino q u e tal ex p e­
no la su b jetiv id a d h u m a n a » (R u d o lp h ). N u e stra ex p erien cia riencia no es u n a v e rd a d e ra ex p erien cia d e la n a tu ra le z a y,
no es y a «la n a tu ra le z a som os nostros», sino «nosotros som os p o r ta n to , no v a u n id a a u n a ex p erien cia de no so tro s m ism os.
P a ra el cristian o , u n a definición del ser del h o m b re a p a r ­
226
227
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA LA H IS T O R IA , ¿U N PLA N S E C R E T O D E LA N A TU RA LEZA ?

tir d e la n a tu ra le z a no p u ed e c o n stitu ir la ú ltim a p a la b ra : la que la sociedad indu strial h a ignorado, proporciona un m otivo
n a tu ra le z a vive del p o d e r c re a d o r d e D ios. Si C risto es la v e r­ para desarrollar este discurso con u n a intención práctica. El ra ­
d a d , es ta m b ién la v e rd a d de la n a tu ra le z a . P ero esta afirm a ­ zonam iento de W eizsácker llega h asta el autoconocim iento del
ción se q u e d a en le tra m u e rta c u a n d o el ser del h o m b re no se hom bre: «El hom bre in ten ta p en e trar en la verdad objetiva de
co m p re n d e p a rtie n d o d e la n a tu ra le z a . U n a teología q u e no la naturaleza; pero, en el p lano m ás profundo e inasible de ella,
sea en la m ism a m ed id a ciencia de la n a tu ra le z a y ciencia del se ve in e s p e ra d a m e n te él m ism o com o en u n esp ejo » (von
esp íritu y u n a fe en la q u e el u niverso en tero c o n stitu y a sólo W eizsácker 1948, 47). Sin em bargo, la in terpretación a n tro p o ­
el escen ario d e la h isto ria salvíflca d e la h u m a n id a d en su re ­ céntrica de este autoconocim iento resulta actu alm en te b astan te
lación in m e d ia ta con D ios ja m á s p e n e tra rá n en n u e stra s c a ­ problem ática, m ientras que la experiencia histórica de la n a tu ­
bezas y en n u estro s corazones. P o rq u e la n a tu ra le z a es c re a ­ raleza prom ete sacarnos de la inconsistente referencia de la h u ­
ción y no so tro s som os n a tu ra le z a . « L a n a tu ra le z a nos a b ra z a m anidad a sí m ism a. P or eso, a m í m e g u staría p a rtir de que la
y nos ro d e a — e sc rib ía hace doscientos años el jo v e n G o eth e historia geológica y cosm ológica de la n atu raleza rep resen ta u n a
en el diálo g o con su am igo T o b le r—-. N o podem os sa lir de línea evolutiva peculiar. T a l línea form a p arte de u n a d eterm i­
ella n i a d e n tra rn o s m ás p ro fu n d a m e n te en ella. Sin solicitud n ad a fase — la actual— de u n a historia inco m p ren d id a de la
ni a d v e rte n c ia p re v ia , nos e n v u e lv e en el re m o lin o d e su naturaleza, en la que se hallan las propias ciencias. «Las cien­
d a n z a y se a r ra s tra con nosotros». cias no son unidades sistem áticas, sino totalidades históricas»
A h o ra b ien, si la n a tu ra le z a e n te ra co n stitu y e el género, (A. M ey er-A b ich 1963, I).
e n to n c e s la im a g e n a n tro p o c é n tric a d el m u n d o in te r p r e ta L a h isto ria n a tu ra l a q u e m e refiero es a q u e lla cu y a s itu a ­
e rró n e a m e n te la re lació n e n tre la n a tu ra le z a y la h isto ria. Y ción a c tu a l se c a ra c te riz a p o r el c o m p o rta m ie n to físico y eco­
este olvido de la h isto ria co n trib u y e a q u e la concepción ac­ nóm ico frente a la n a tu ra le z a d escrito en las p ág in as p re ce­
tu a l d e la n a tu ra le z a se halle en u n estad io b a s ta n te p rim i­ d en tes, p ero q u e no se a g o ta en su estad o actu al: la historia
tivo. cultural de la naturaleza o la historia de la percepción humana de la
E l hecho de q u e las ciencias del esp íritu se a p a rta ra n de naturaleza, en ten d ie n d o p o r p ercep ció n no sólo la observ ació n
las ciencias n a tu ra le s tuvo com o consecu en cia q u e las p ri­ sino ta m b ié n el co n tacto activo en el sen tid o d e p e rc ib ir un
m eras sep a n algo d e la h isto ria y n a d a de la n a tu ra le z a , y las d eber, u n a re sp o n sa b ilid a d o u n a o p o rtu n id a d . E sta h isto ria
seg u n d as te n g a n alg u n as ideas sobre la n a tu ra le z a y no sep an de la n a tu ra le z a es al m ism o tiem p o la h isto ria de la autoexpe-
n a d a de la h isto ria, d e su erte q u e la « h isto ria d e la n a tu r a ­ riencia de la naturaleza m e d ia n te el p en sa m ie n to y la acción h u ­
leza» n o co n stitu y e u n te m a d e reflexión. E n u n a conferencia m an a, p o rq u e el h o m b re h a su rg id o de la n a tu ra le z a y es el
c o n el títu lo in d ic a d o e n tr e c o m illa s , C a r i F r ie d r ic h v o n ser vivo en q u e la n a tu ra le z a h ace uso de la p a la b ra y se co­
W eizsáck er volvió a p la n te a r p o r vez p rim e ra este p ro b lem a: noce: h a s ta a q u í llega la v e rd a d h istó rica de la im ag en a n tro ­
« L a n a tu ra le z a es m ás a n tig u a q u e el h o m b re... El h o m b re es p o cén trica del m u n d o . Los com ienzos de la h isto ria cu ltu ra l
an terio r a la ciencia» (von W eizsácker 1948, 8). E n esta se­ de la n a tu ra le z a se re m o n ta n a la a p a rició n del h o m b re; pero,
c u en cia, q u e p u ed e re co rre rse en sen tid o circ u lar, él com enzó en sen tid o pleno, tal h isto ria em p ieza c u a n d o un h o m b re in ­
p o r co n sid e ra r la h isto ria d e la n a tu ra le z a ta l com o p u ed e terp ela p o r vez p rim e ra a la n a tu ra le z a com o lo q u e es, com o
d esc rib irse de ac u erd o con el p e n sa m ie n to a c tu a l d e las cien ­ physis. A p a rtir de ese m o m en to , el p en sa m ie n to es no sólo un
cias n a tu ra le s: com o cosm ogonía, geología e h isto ria evolutiva fenóm eno d e n tro de la n a tu ra le z a , sino ta m b ié n u n proceso
d e la v id a . E sto c o n stitu y e u n se m ic írc u lo , al q u e p u e d e n p erte n ecie n te a la h isto ria n a tu ra l. L a fase m ás recien te de tal
a ñ a d irse u n seg u n d o sem icírculo y otros ra zo n am ien to s. El proceso está co n stitu id a p o r el in ten to del h o m b re de a b a n d o ­
p roblem a de la inserción de la vida h u m a n a en la n aturaleza, n a r la n a tu ra le z a y aislarse h istó ricam en te. P ero, d esd e el

228 229
N A TU R A L EZA E H IS T O R IA

p u n to d e v is ta d e la h is to ria n a t u r a l, la h is to ria h u m a n a só lo Bibliografía


es, a lo su m o , la m ita d de la h is to ria ( - » animal y hombre; a u ­
to n o m ía y c o n d ic ió n c re a tu ra l; evolución y creación; fo rm a c ió n ;
h is to ria d e l m u n d o e h is to ria de la s a lv a c ió n ; universo-Tierra- H . C h r. B insw anger, N atur und Wirtschaft - D ie Blindheit der ökonomi­
hombre). schen Theorie gengenüber der N atur und ihrer Bedeutung im W irtschafts­
prozess, en K . M . M e y e r-A b ic h (e d .), Frieden mit der N atur ( F r i-
[ T r a d u c c ió n : J . Rodríguez de Ribera] burgo 1979) 149-173.
D . B irn b a ch e r, Was kann Verantwortung f ü r die N atur heissen?, en
K . M . M e y e r-A b ic h (e d .), Frieden m it der N atur, pp. 91-111.
N . B o h r, Atomtheorie und Naturbeschreibung (B e rlin 1931).
— Essays 1958-62 on A tom ic Physics and Human K nowledge (N u e v a
Y o r k -L o n d r e s 1963; tra d , e sp a ñ o la : F ísica atóm ica y conoci­
miento humano, M a d rid 1964).
A . C a rre l, La incógnita del hombre (B arcelona ' 1946).
W . D ilth e y , Gesammelte Schriften (L e ip zig -S tu ttg a rt 1923ss; trad, es­
pañola: Obras de D ilthey, M é xico 1944-1980).
J . G . D ro yse n , H istorik (D a rm sta d t *1958).
D . v. E n g e lh a rd t, Historisches Bewusstsein in der Naturwissenschaft ( F r i-
b u rg o -M u n ic h 1979).
D . G ro h / R .-P . Sieferle, Experience o f nature in bourgeois society and eco­
nomic theory. Outline o f an interdisciplinary research project: Social R e­
search 47/3 (1980) 557-581.
J . H aberm as, Erkenntnis und Interesse (F ra n cfo rt 21973; trad, espa­
ñola: Conocimiento e interés, M a d rid 1982).
M . H eidegger, Vorträge und A ufsätze, 3 vols. (P fu llingen 1954).
W . H eisenberg, D as N aturbild der heutigen Physik, en D ie Künste im
technischen Zeitalter (D a rm sta d t 1956) 31-47.
— La imagen de la naturaleza en la física actual (B arcelona 1969).
H e rá clito , en H . D iels, D ie Fragmente der Vorsokratiker (B e rlin 1951).
M . H o rk h e im e r/T . W . A d o rn o , D ialektik der Aufklärung (F ra n cfo rt
1971).
I. K a n t, Werke in sechs Bände, ed. W eischedel (D a rm sta d t 1960).
K . W . K a p p , The Social Costs o f Private Enterprise (C a m b rid g e , M as.
1950; trad, española: Los costes sociales de la empresa privada, Barce­
lona 1966).
D . K o ck , Nichtklassischer Realismus - die Quantentheorie als allgemeine
Theorie objektivierender Erfahrung (Te sis doctoral; Essen 1979).
R . L in to n , Estudio del hombre (M é x ic o 1942).
K . M a rx , M arx-Engels-W erke = M E W (B e rlín 1973).
A . H . M a slo w , A theory o f human motivation: T h e Psychol. R ev. 50
(1943) 370-396.

230 231
B IB L IO G R A FIA
N A TI RA LEZA E H IS TORIA

A . M e y e r-A b ic h , Naturphilosophie a u f neuen Wegen (S tu ttg a rt 1948). C . F . v. W eizsäcker, Geschichte der N atur (S tu ttga rt 1948; trad. espa­
— Geistesgeschichtliche Grundlagen der Biologie (S tu ttg a rt 1963). ñola: H istoria de la naturaleza, M a d rid 1962).
K . M . M c y e r-A b ic h , Zum B e g riff einer praktischen Philosophie der N atur, — Zum W eltbild der Physik (S tu ttg a rt ö1960; trad. española: Imagen
en id. (e d .), Frieden mit der N atur (F rib u rg o 1979) 237-261 [1]. física del mundo, M a d rid 1974).
— D ie gesellschaftliche Wirklichkeit der N atur, en C . Eisenb a rt (e d .), — D ie Einheit der N atur (M u n ic h 1971).
Humanökologie und Frieden (S tu ttgart 1979) 124-169 [2]. A . N . W hitehead, The concept o f nature (C a m b rid g e 1964; trad. espa­
K . M . M e y e r-A b ic h / B . Schefold, Wie möchten w ir in Zukunft leben? ñola: E l concepto de naturaleza > M a d rid 1968).
D er «harte» und der «sanfte» Weg (M u n ic h 1981).
E . O . W ilso n , Sobre la naturaleza humana (M a d rid 1983).
A . M . M ille r/ M . G . M ille r, Challenges and strategies in health - The C o ­
rning o f postclinical medicine (N u e va Y o rk 1981).
F . Nietzsche, Sämtliche Werke. E d . crítica en 15 vols. (B e rlin -M u n ic h
1980).
J . O rte g a y Gasset, Obras completas (M a d rid 1947).
C . París, Hombre y naturaleza (M a d rid 1970).
G . P icht, D er B e g riff der N atur und seine Geschichte (A p u ntes de clase;
H eidelb erg 1974).
R . W . P ohl, Einführung in die Mechanik, Akustik und Wärmelehre (B e r-
lin -G o tin g a lü1947).
J . W . R itte r, Fragmente aus dem Nachlasse eines jungen Physikers (H e id e l­
berg 1969).
E . R u d olp h , N atur und Subjektivität (A rn o ld sh a in 1978).
J . RulFie, D e la biología a la cultura (B arcelona 1982).
J . L . R u iz de la Peña, Las nuevas antropologías (Santander 1983).
P. A . Sam uelson, Economics (N u e va Y o rk 81970, 91973; trad. espa­
ñola: Curso de economía moderna, M a d rid 1973; las referencias es­
tán tomadas de las ediciones inglesas).
W . Scheel, Verantwortung der Wissenschaft f ü r die Zukunft der Menschheit:
B u lle tin des Presse- und Inform ationsam tes der Bundesregierung
91 (23-9-1977) 837-840.
M . Scheller, E l puesto del hombre en el cosmos (Buenos A ire s 1978).
G . Schm oller, Grundriss der allgemeinen Volkswirtschaftslehre, 2 vols.
(M u n ic h -L e ip z ig 1920).
J . A . Schum peter, Geschichte der ökonomischen Analyse, 2 vols. (G o tin g a
1965; tra d . española: H istoria del an álisis económico, Barcelona
1982).
A . Sm ith, Theorie der ethischen Gefühle (L e ip z ig 1926).
— Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones,
3 vols. (B arcelona 1949).
F . W . T a y lo r, Management científico (B arcelona 1970).
W . W eizel, Lehrbuch der theoretischen Physik, 2 vols. (B e rlin -N u e v a
Y o rk “ 1955).

232 233
índice analítico

abiogénesis em pírica 55, 79s


teoría 112 m etafísica 55
acau salid ad 178 teológica 78ss
acontecer n a tu ra l 166 astronom ía 22ss
actu alism o 111 átom o 33, 212
A dán autorrealización 218
el hom b re 134s a u to trascen d en cia 75, 82
aferencias 116 e historia de lib ertad 93s
agresividad 135 en la teoría de la evolución 81s
agujeros negros 26s
aislam iento 222 bim orfism o sexual
alianza del hom bre 131
h istoria 127 biología 138ss
teología 123, 131 s m olecular 107, 112
alm a y vitalism o 76
cre a d a p or Dios 82 biologism o 166
a ltern ativ as 222, 224 biom olécula
altru ism o 134, 136 «prim era» 113ss
ángeles bom ba atóm ica 211
d o ctrin a sobre 90
anim al «caída» 137
acontecer n a tu ra l 166ss relato 126
am igo del ho m b re 157s y sociobiología 133ss
com o sím bolo 158 cam bios genéticos 114
com p añ ero del h om bre 154ss castración 161
com p o rtam ien to desde un a p ers­ causalidad 71ss, 178
pectiva h u m a n a 166 divina y principio de causalidad
en m anos del h om bre 160ss general 71ss, 75s
en el zoo y el circo 165 p rincipio 66, 212
enem igo del ho m b re 156s cerebelo 116s
p articip ació n en lo esencialm en­ cerebro
te h u m a n o 170ss estudios 121
y auto co m prensió n del hom bre y conciencia 119ss
166s y espíritu 115ss, 120ss
y ho m b re 119s, 129ss ciencia em pírica 14s
anim ales de ex p erim entación 163s ciencias 195
anim ales dom ésticos nueva articulación u n ita ria 196s
y h o m b re 160ss sem ejanzas 196
an tro p o cen trism o 205, 208ss, 21 ls sistem a actu a l
an tropología 59, 62 p u n to ciego 193ss

235
ÍN DICE ANALÍTICO ÍN D IC E A N A L ÍT IC O

revisión 197 evolución 59, 69 «econom ía del entorno» 191, 198, evolución universal
y política 189 m agnitud 87s 201 y au to trascen d en cia 92ss
ciencias bíblicas 11 últim o fu n d am en to en la volun­ E dén, ja rd ín 125s evolucionism o 62
ciencias de ingeniería tad de Dios 132 eferencias 116 p o stu ra de la Iglesia 138ss
y ciencias sociales 196 costes sociales 198 eficiencia 222 y concepción cristiana del
ciencias del esp íritu 204s creación 66s, 69 egocentrism o 134 m u n d o 73ss
ciencias hum an as 107 aco ntecim iento libre y conti­ egoísm o 135ss evolucionista, teoría 106
ciencias n atu rales 216 n u ad o 107s em pirism o 210 experiencia 21 Os
ciencia em pírica 14ss de A d án 125 encarnación de la contingencia
especulativas 14 del universo y de la T ie rra 12 del V erbo 82 por el extravío en el cosmos
m étodo 14ss, 52ss fe 7Os enzim as 113 87ss
m etodológicam ente ateas 55 m odelo del D o cu m en to S acerdo­ energía de la n atu raleza
m odelos y significado 16ss tal 127ss n a tu ra l 223 a través de la autoexperien-
objeto 52ss m odelo yah vista 124ss n u clea r 219 cia 225
perspectivas teológicas 49ss p lan fijado p o r Dios 108 solar 219s, 223 p artic u la r 53
realism o prag m ático 21 ls proceso 124 en g ram as 118 explosión inicial 25, 28, 32s, 67, 95,
significado religioso ll s s intervención de la c ria tu ra 142 en teleq u ia 62, 64s 109s, 141
y ciencias del esp íritu 195, 196s, secuencia 130 enten d im ien to 209
228 teología 142 entorno fauna 154s
y ciencias sociales 193ss cread o r, acto 129, 141 alteraciones 194, 196 fe
y evolución 73ss m ovim iento inicial 141s equivalencia y ciencias n atu rales 51
código creatio co n tin u a 142 en tre m ateria y energía 110 filosofía de la n atu raleza 15, 47
genético 45 creatio ex nihilo 132 espectroscopia 32 física 206ss, 216
com ienzo de las cosas crecim iento esp íritu 119s concepción de la n atu raleza
según el G énesis y la d o ctrin a lím ites 196, 198 y m ate ria 62ss, 80s 206ss
de la Iglesia 123ss C risto, aco ntecim iento 138 e stad o o riginal 138 fotosíntesis 42, 44, 223
com plem en tari edad c u án tica, teoría 212, 216 estrateg ias «egoístas» de supervi­
p rincipio 21 ls cuerpo vencia en la n atu ra lez a 135ss
concepción de la n a tu ra le za 212, galaxias 30ss
y alm a 81 s estrellas 27ss, 130
215ss, 228 genes
curación de neu tro n es 30
falsa 196 «deseo de reproducción» 135
fuerzas a u to cu rativ as 224 e stru c tu ra p lu ra lista
concepción del m undo genética 59
del pen sam ien to 107
cristiana 69 geocentrism o 212
darv in ism o 106 de la sociedad 107
conciencia 118ss geología 228
d eriv a de los continentes 39 estudio de la n atu raleza
an im al 76s gnoseología
descanso sab ático 131 y técnica 106
concupiscencia 137 existencial 50s
descentralización 223 evolución 42ss, 73, 106s, 136, 139
conocim iento de Dios 66 Dios gracia 72
com o creación 108
conocim iento de uno m ism o 133, original 138
y la c ria tu ra 71ss curso 42ss
227 d ogm a cristiano 11 de la v ida 64s
an tro p o cén trico 227 d ualism o desde el p u n to de vista teológico herencia
conocim ientos antropológico 79 69ss leyes de M endel 106
de las ciencias n atu rales 18 econom ía discusión 44ss h istoria 205
consum o 221s científica 198 - estudios sobre 121 de la n atu raleza 228s
corteza cerebral 117s concepción de la n atu raleza hitos 109ss olvido de la 228
cosm ogonía 24, 123, 130, 132, 228 198ss universal 93s ¿un p lan secreto de la n a tu ra ­
cosm ología 15ss, 109s in d u strial 198, 215 y creación 103ss, 121 ss leza? 225ss
cosm os 20ss, 129 m arx ista 202s y p o stu ra filosófica 45s y n atu raleza 226s

236 237
ÍN DICE ANALÍTICO
ÍN D IC E A N A L ÍT IC O
historia de lib ertad tra scen d en talid ad 80ss
del sujeto Libre 93 vincu lad o a su n a tu ra le z a 175ss y « espiritu alid ad » 63 océano originario
historia de los orígenes 124 y a n im al 119, 151 ss m ecánica 18 y creación divina 128ss
com o historia de la salvación y m u n d o m aterial 206ss m edicina n a tu ra l 220 ondas rad io 23s, 34
13 Is h om inización 47 m ercantilism o 106 ontología 59
historia evolutiva h u m an id a d m etafísica 73, 208s de la relación D ios-criatura 71ss
de la vida 228 origen y papel 12 y d esarro llo d e la teología 63 del ente finito 63
historia h u m ana m iedo 176 m edieval 64
¿un p lan de la n atu raleza? 225ss im agen an tro p o c é n trica del m u n d o m ódulos 118 o rdenadores 63, 76, 178
h isto ria h u m a n a de la salvación inconsistencia 214ss activ id ad 120s origen de las especies, teoría 106
92ss im agen de Dios m onogenism o 78, 140 oxidación
e historia natural del cosmos 92ss el h o m b re 131 m oral 59
y evolución 92ss im agen del h om bre m uerte 137s pacto de Y ahvé en el A .T . 123
h isto ria n a tu ra l del cosm os 92ss em p o b recid a 201 ¿consecuencia del pecado? 84s paraíso, tem a del 126
hom bre im previsibilidad 177 en la perspectiva de las ciencias particip ació n 223
antes y después de la «caída» in d u strialización 190 n a tu rales 84ss p artícu las atóm icas
137s inform ación genética 112 in terp retació n teológica 84ss física de 216
aspectos en que su p era a los in m o rtalid ad 134 m ujer pecado original 78, 84ss, 137, 139s,
anim ales 172ss in teracción d u alista creación d iv in a 127 189
autoconciencia 119ss, 133s teoría 120 y eros 126s arro g an cia titán ica 133
autodonación 133s in teraccionism o 120ss m undo y poligenism o 133ss
autoexperiencia de la n atu raleza ca rác te r cread o 66s p ensam iento
229s concepción evolucionista 69s
Jesu c risto histórico 132
autosupervaloració n 133s de la im agen geocéntrica a la
m u erte ex p iato ria 134 proceso perteneciente a la histo­
caído 134 an tro p o c én tric a 208ss
resu citad o 93 ria n a tu ra l 229
concepción en la física 207 im agen a n tro p o cén trica 214, pluricelulares 31, 33
creación 125, 131 225, 228
leyes n atu rales 208 poder 188ss,
del anim al al hom b re 47, 59 origen 109s
lib ertad I77s, 204 de los países industrializados 190
dom inio de la n atu ra lez a 189 sistem a heliocéntrico lOss, 58s
de decisión 177 sobre el hom bre 188ss
en la econom ía in d u strial 203
«lucha p o r la existencia» 166 sobre la n atu raleza 188ss, 191s
en la teoría de la evolución ge­
luz 20s poligenism o 78, 139s
neral 78ss n atu ra le z a 193
corrim iento hacia el rojo 109 política energética 223
experiencia al m argen de la n a ­ au to exp erien cia 229
rayos 25s positivism o 57
turaleza 203ss com o recurso 199ss
velocidad 20s producción 215
experiencia de la n atu raleza concepto físico 180ss y p ro d u cto 223
226s co n stantes 212 protología 84, 123, 127, 132
ex term in ad o r de especies a n i­ m asa y energía 22 e h istoria 185ss, 196s psicología p rofunda 59
m ales 164s m a te ria 33, 109 experiencia ah istó rica 203ss pulsares 23, 24
factor de producción 199s apoteosis 94 personificación m ítica 130
lib ertad de decisión y v in cu la­ auto o rg an izació n 114 y au to rrealizació n h u m a n a 205
ción v o lu n taria 177s concepto 141 y ho m b re 207 q u asares 24
origen en el reino an im al 168s concepto m etafìsico 63 y sociedad 193
posibilidades 174s esencia ú ltim a 62 navegación espacial radiación
recursos 199ss y esp íritu 92 técnica 22 de o n d a co rta 22s
relación con su n a tu rale za 175ss y su stan cia in d ividual 64s n ecesidades básicas 218 radiación de fondo 109s
«ser deficiente» 174 m aterial n eu ro n as rad io astro n o m ía 23s
ser social 221, 222 y esp iritu al 63s y evolución del sistem a central rayos g am m a
115ss astro n o m ía 22s
238

239
ÍN D IC E A N A L ÍT IC O
ÍN D IC E A N A L IT IC O

rayos ultravioleta tecnología e x p u lsió n 32 en los experim entos quím icos


astro n o m ía 22s no violenta («blanda») 222ss exploración 25 112s
rayos X «dura» 222 futuro 35s h u m a n a 225
astro n o m ía 22s tem p o ralid ad m odelo ab ierto 35s origen 39s, 111, 113ss
realidad y p eren to ried ad 67 m odelo cerrad o 35s sillares 40s
cread a 71 teogonia 130 nuevas fuentes de conocim iento y ento rn o 39s
p a rticu lar 53 teología 196 20ss v ida corpóreo-espiritual
redención au to n o m ía 56 en otras estrellas 89ss
unicidad e irrep etib ilid ad 12 ciencia de la n atu ra le z a y del es­ V erbo de Dios vida social
relaciones de com unicación 221 p íritu 228 encarnación 88 paralelos entre el anim al y el
relatividad, teoría 18 ciencia d e la revelación 56 verdad hom bre 173s
general 24-, 25s diferencias con las ciencias n a tu ­ de las ciencias n a tu rales 18s visión beatífica 72
especial 20s rales 56s de la h istoria 211 visión sinóptica
relato de la creación 132, 139 enunciado sobre Dios com o fun­ vergüenza 133 de los sistem as neurofisiológicos
yahvista y sacerd o tal 132s d am en to absoluto de la reali­ V ía L áctea 31, 37 121
religiones reveladas 11 d ad 54s vida vivir (vivencia) 222s
reproducción m etafísica 55 com ienzo 41
sexual 44 y evolución 139s ¿de la m ateria? 111 Y ahvista 124ss
resurrección y razón 56 en el cosm os 38, 89ss y D ocum ento S acerdotal 131 s
d e la carne 92, 94 teología y ciencias n atu rales lls s ,
revelación 49ss, 52ss
cristian a 56, 94 «arm isticio» p a ra un diálogo
60s
objetos y m étodos 52ss
«saber es poder» 189 po sibilidad de conflictos 57ss
salvación, presencia de la 138 relación b ásica 52ss
san id ad 220 tem as del diálogo 62ss
seguridad instintiva 136 violaciones de fronteras 58ss
selección n atu ral 106 terrorism o 222
proceso 114 tiem po
sim biosis 155 creado 66s
sistem a nervioso T ie rra 26ss
central 115ss ed ad 39, 111
sistem a plan etario 37 el m ayor de los planetas m ás
sistem a solar 12, 37s próxim os al Sol 38
socialidad 59 lu g ar en el universo 37s
sociedad tierra de cultivo
relación con la n a tu ra lez a 195 y ag u a 124ss
sociedad in d u strial 164, 215, 222 transform ism o 106
sociobiología 135s trascen d en talid ad
Sol 28, 219s, 223 del espíritu creado 94
solidaridad 135 del h om bre y evolución 80ss
subjetividad 226
filosofía 203s
m oderna 227 universo 20ss, 32, 109s
suelo edad 21
factor de producción 200 estado y evolución 27ss

241
240
$

Contenido

U n iv e rs o -T ie rra -h o m b re ................................................................................. 7
I. Significado religioso de las ciencias naturales (R a w e r) ............... 11
II. E l universo ................................................................................................ 20
III. La T ierra ................................................................................................... 37
IV . E l hom bre ................................................................................................. 47
V. E l diálogo con las ciencias naturales. Perspectivas teológicas
(R ah n er) ................................................................................................... 49
V I. Relación entre teología y ciencias naturales...................................... 52
V II. Temas generales del diálogo .................................. .............................. 62
V III. E l carácter creado del mundo y el problema de la temporalidad 66
IX . E l problema de la evolución desde el punto de vista teológico ... (¡9
X. E l problema del hombre en el marco de una teoría de la evolu­
ción general............................................................................................... 78
X I. E l problema de la muerte en teología y en ciencias naturales.... 84
X II. La magnitud del universo como problema existendal y teológico 87
X III. Historia humana de la salvación e historia natural del cosmos.... 92

Evolución y creación (Bosshard) ..................................................................... 103


I. H istoria y significado de los términos ............................................... 106
II. H itos del proceso evolutivo .................................................................... 109
III. E l comienzo de las cosas según el Génesis y la doctrina de la
Ig le sia ........................................................................................................ 123
IV . Evolución y creación. Una sín te sis ..................................................... 141

A n im a l y hom bre (H assenstein) ..................................................................... 151


Introducción .............................................................................................. 153
I. Los animales, compañeros del hom bre ................................................ 154
II. Animales en manos del hombre ............................................................ 160
I I I . E l anim al y la autocomprensión del hombre ..................................... 166 BIBLIOTECA
I V . E l hombre en relación con su n a tu ra leza .......................................... 175

N a tu raleza e historia (M eyer-A bich ) ........................................................... 185


FE CRISTIANA Y SOCIEDAD MODERNA
I. D el poder sobre el hombre a l poder sobre la naturaleza ................ 188
II. E l punto ciego en el sistema actual de las ciencias ........................ 193
III. La naturaleza, material para los «caballeros del espíritu» ....... 198
IV . ¿Se encuentra el hombre a s í mismo en el mundo m aterial? ......... 206
V. E l designio de la naturaleza en la historia humana ....................... 214 1 Realidad - experiencia - lenguaje / Diálogo / Trascendencia y Dios
V I. ¿Representa la historia un plan secreto de la n atu raleza? ........... 225 de la fe

ín d ice a n a lític o ..................................................................................................... 235 2 Mito y ciencia / Arte y religión / Lenguaje literario y lenguaje
religioso

3 Universo - Tierra - hombre / Evolución y creación / Animal y


hombre / Naturaleza e historia

4 Determinación y libertad / Causalidad - azar - providencia /


Fenómenos naturales y milagros

5 Cuerpo y alma / Muerte y resurrección

6 Mundo pulsional y personalización / Desarrollo y maduración /


Fases y crisis de la vida - ayudas para vivir / Relación entre los
sexos y capacidad para el amor

7 Matrimonio / Familia

8 Formación / Rendimiento y ocio / Acción y contemplación /


Trabajo

9 Experiencia de la contingencia y pregunta por el sentido /


Angustia y confianza cristiana / Felicidad y salvación / Negatividad
y mal

10 Sufrimiento / Salud - enfermedad - curación / Agonía y asistencia


a los moribundos / Tristeza y consuelo

11 Orden político y libertad / Participación / Planificación,


administración y autodeterminación en la Iglesia

12 Derecho y moral / Valores y fundamentación de normas / Culpa


y pecado / Conciencia

13 Ley y gracia / Paz / Castigo y perdón


14 Autoridad / Soberanía - poder - violencia / Revolución y
resistencia

15 Estado - sociedad - Iglesia / Estado social y diaconía cristiana

16 Desviación y norma / Minorías, grupos marginales e integración


social / Solidaridad y amor / Interés y desprendimiento

17 Justicia / Pobreza y riqueza / Economía y moral

18 Burguesía y cristianismo / Secularización / Autonomía y condición


creatural / Emancipación y libertad cristiana

19 Humanismos y cristianismo / Materialismo, idealismo y visión


cristiana del mundo / Pluralismo y verdad

20 Teoría de la ciencia y teología / Mundo técnico-científico y


creación / Ciencia y ethos

21 Ilustración y revelación / Ideología y religión / Crítica y


reconocimiento

22 Ateísmo y ocultamiento de Dios / Espíritu y Espíritu Santo / \


Tiempo y eternidad

23 Tradición y progreso / Utopía y esperanza / Historia del mundo e


historia de la salvación / Reconciliación y redención

24 Antropología y teología / Persona e imagen de Dios / Sistema y


sujeto

25 Anonimato e identidad personal / Experiencia cotidiana y


espiritualidad / Experiencia y fe / Socialización religiosa

26 Tolerancia y pretensión de validez universal / Cristianismo y


religiones del mundo / Judaismo y cristianismo

27 Derechos humanos - derechos fundamentales / Religión y


política / Legitimación

28 Sociedad y reino de Dios / Dimensión pública del mensaje


cristiano / Símbolo y sacramento

29 Comunidad / Iglesia / Confesiones y Ecumene

30 Indices

You might also like