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Kenneth Copeland
«Y los apóstoles daban un testimonio poderoso de la resurrección del Señor Jesús, y la
gracia de Dios sobreabundaba en todos ellos»
(Hechos 4:33)
La mayoría no tenemos idea de qué es realmente la gracia. Conocemos algunos fundamentos básicos acerca de
ella. Sabemos que somos salvos por gracia (Efesios 2:8). Pero ni siquiera hemos comenzado a entender el poder
Si quieres tener una idea de lo que la gracia realmente puede hacer, observa lo que sucedió con los primeros
cristianos en Hechos 4. Habían sido amenazados por los líderes religiosos de Jerusalén y se les había ordenado
no hablar ni enseñar más en el Nombre de Jesús. Entonces, habían comenzado a orar al respecto.
En síntesis, esto fue lo que oraron: “Mira Señor, hemos sido amenazados, pero no dejaremos de predicar ni nos
esconderemos debajo de alguna alfombra religiosa. Simplemente aumenta Tu poder en nosotros, danos valentía
y seguiremos adelante”.
¿Sabes cuál fue el resultado de esa oración? En el versículo 33, leemos que “la gracia de Dios sobreabundaba en
todos ellos”. Gracia abundante. Una gracia tan poderosa que cuando aquellos creyentes la recibieron, todo el
lugar tembló. Una gracia tan abundante que capacitó a los apóstoles para hacer: «muchas señales y prodigios
Ese ejemplo debería ser suficiente para convencerte de que la gracia no es algo abstracto del mundo espiritual.
La gracia es verdadera, es poderosa, otorga el poder sobrenatural para hacer que las cosas sucedan.
Ahora bien, ¿quieres saber algo realmente emocionante? La Biblia dice que esa misma gracia también está
disponible para cualquier persona que haya pecado y haya sido destituida de la gloria de Dios.
Si el diablo ha estado amenazándote, sigue el ejemplo de esos primeros cristianos. Ponte a orar y declara:
“Señor, no importa lo que el diablo y sus huestes digan; no renunciaré. Seguiré hablando y viviendo por fe, y lo
Te garantizo que si haces esta oración con sinceridad, Dios lo hará y entonces comenzarás a descubrir en