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Abre los ojos de las personas a la luz

Kenneth Copeland
«Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, lo está entre los que se pierden; pues
como ellos no creen, el dios de este siglo les ha cegado el entendimiento para que no
resplandezca en ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de
Dios»
(2 Corintios 4:3-4)

Como Dios no salva a ninguna persona contra Su voluntad, ¿vale la pena orar por quienes conscientemente se

rehúsan recibir a Jesús como su Señor?

Sí. ¡Sí! ¡Sí, vale la pena!

Mira, a pesar del hecho de que la mayoría de los incrédulos que no han querido recibir a Jesús como su Señor

piensan que lo han hecho por su libre albedrío, la verdad es que no es así. La Palabra de Dios dice que han sido

cegados por Satanás, quien les está bloqueando la percepción de la verdad. Por lo tanto, ellos en realidad no han

tomado esa decisión por voluntad propia.

Una vez comprendido esto, mediante la oración intercesora puedes interferir las fuerzas satánicas, y ayudarles a

quitarse esas vendas. Con la oración puedes también cambiar las circunstancias y ayudar a crear situaciones que

atraerán a esas personas a conocer al Señor. Y cuando lo hagas, estarás ejerciendo tus derechos espirituales.

Una vez oré con un amigo que había estado orando por años por su hermano inconverso. Jesús dice en Mateo

12:29 que primero atáramos al hombre fuerte y luego entráramos a su casa y saqueáramos sus bienes. Así que

declaramos: “Tú, espíritu que ciegas los ojos de _______, deja de hacer lo que estás haciendo para mantenerlo

fuera del reino de Dios. ¡En el Nombre de Jesús, detente en este momento!”

Jesús también dijo en Mateo 9:38: «Por lo tanto, pidan al Señor de la mies que envíe segadores a cosechar la

mies». Entonces, oramos así: “Señor, envía alguien a la vida de ______________ con la Palabra de Dios. Tú

sabes a quien sí escuchará. Reclamamos a ______________ para el reino de Dios. Confiamos en que lo

veremos salvo y libre. En fe te alabamos”.

Al poco tiempo, su hermano lo llamó y le preguntó: “¿Qué has estado haciendo? Todas las personas con que me

que encuentro me han estado predicando”.

Nuestras oraciones habían interferido las fuerzas que Satanás había estado usando para cegar a este hombre

para que no conociera a Jesús, y habían creado una circunstancia para traerlo al reino. Efectivamente, unos días

después, él había nacido de nuevo.

Haz esta misma oración por tus seres queridos, y cuando ores, cree que así será. Tú podrás ver los mismos

resultados. No te cruces de brazos, ni dejes que el diablo se lleve a tus amigos y familiares sin resistirlo. ¡Ora!
¡Ora! ¡Ora! Arremete contra el “dios de este mundo”. Quítale la venda de los ojos a tus seres queridos y ábreles

los ojos al glorioso evangelio de Dios.

Lectura bíblica: 2 Corintios 4:1-7

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