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TEMA 51

REPERCUSIONES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. LAS


RELACIONES INTERNACIONALES DESPUÉS DE 1945. LA
POLÍTICA DE BLOQUES. LA ONU.

1– LA NUEVA DIVISIÓN DEL MUNDO: LAS CONFERENCIAS DE PAZ Y LA


ONU.
1.1– EL BLOQUE SOCIALISTA.
1.2- LA “GUERRA FRÍA”.
1.3– PUNTOS DE FRICCIÓN.
2– EL PAPEL DE EEUU EN LA GUERRA FRÍA.
3– EL DESARROLLO ECONÓMICO OCCIDENTAL.
3.1- ENTRE LA S.G.M. Y LA CRISIS DE 1973.
3.2- LA CRISIS DE 1973.
4– EL BLOQUE DEL ESTE: LA ECONOMÍA PLANIFICADA Y EL
ORDENAMIENTO POLÍTICO.
5– EL MODELO SOVIÉTICO.
6– LAS DEMOCRACIAS POPULARES.
7– EL MODELO CHINO.
8- BIBLIOGRAFÍA.

1– La nueva división del mundo: las Conferencias de Paz y la ONU.

Se calcula en unos 55 millones el número de víctimas de la guerra, siendo URSS,


China, Polonia y Alemania los países donde la cifra es mayor. A ello tendríamos que añadir
los heridos graves e inútiles de guerra, que alcanzaron los 35 millones.

Las nacionalidades invadidas o derrotadas son las que experimentaron mayores


pérdidas económicas (Alemania, URSS, Francia y Japón): en la mayoría de ellas no se
había alcanzado aún en 1950 el nivel económico de preguerra, y especialmente sufrirán una
crisis económica las potencias del sudeste asiático, pues los países europeos contaron con
la ayuda americana y la URSS pudo quitar a Alemania gran parte de su maquinaria
industrial para restituir la suya destruida.

Los Aliados no habían esperado al final de las hostilidades para preparar la


posguerra. Roosevelt no tenía ninguna intención de conquista, pero ve la necesidad de
evitar una tercera guerra mundial, proponiendo una política de equilibrio entre los tres
aliados. Los ingleses pretenden impedir en el futuro una hegemonía de Alemania y
mantener sus posesiones anteriores.

1.1– El bloque socialista.

La Conferencia de Yalta (1945) supondrá el reparto de zonas de influencia entre los


ganadores: la URSS se apoderará de Polonia (en teoría debían celebrarse elecciones libres:
habría de pagar su apoyo al nazismo), Rumania, Bulgaria, Checoslovaquia, Yugoslavia,
Albania, Hungría, y parte de Alemania (RDA): la oposición a los comunistas fue tratada
como "fascista".

Alemania no era en aquel momento manzana de la discordia entre los aliados:


desde 1944 se había acordado que la ocuparían militarmente en su totalidad, y la zona que
cada uno de los vencedores tomaría bajo su protección. Se convino que cada uno de los 4
ocupantes se haría cargo de un sector de Berlín, estando la ciudad en la zona de ocupación
rusa.

Los aliados estaban decididos a hacer pagar caros los crímenes de guerra alemanes,
llevando a los responsables ante un tribunal militar internacional en Nüremberg.

Japón sería desmilitarizado y democratizado.

La ONU nació en San Francisco en junio de 1945. Las potencias aliadas antes
habían convenido seguir unidas más allá del término de la guerra. La estructura de la ONU
será similar a la de su predecesora, la Sociedad de Naciones. Para mantener en adelante la
paz, se creó este instrumento, llamado a ser el sustituto de la fracasada Sociedad de
Naciones. Serán admitidos a la ONU todos los países democráticos, incluyendo entre ellos
a la URSS y a los restantes países comunistas. Las decisiones se tomarían en su seno
también de forma democrática, por mayoría de dos tercios, en la Asamblea General. Cada
dos años, la Asamblea elegiría seis de los once miembros del Consejo de Seguridad, que
sería el órgano ejecutivo. Los otros cinco pertenecerán por principio a EEUU, la URSS,
China, el Reino Unido y Francia. En el Consejo, los acuerdos deberán tomarse por
unanimidad, como en la antigua Sociedad de Naciones. En la práctica esto quiere decir que
todos los miembros del Consejo tenían derecho a veto, lo que en un contexto de
enfrentamiento de bloques casi equivalía a imposibilitar cualquier acuerdo que afectase a
intereses soviéticos o norteamericanos. El Consejo de Seguridad consta de un Comité de
Estado Mayor, un Comité de Desarmen, un Comité Electoral y un Comité de Energía
Atómica.

Otro de sus organismos es el Comité de Dirección, dependiente del Presidente y de


la Asamblea General, como también lo son el Tribunal Internacional de Justicia
(compuesto por 15 jueces, 10 de los miembros no permanentes del Comité de Seguridad, y
los 5 designados por los miembros permanentes del mismo), y diversas Comisiones de Paz.
Las Fuerzas Armadas de la ONU, el Consejo del Comercio y del Desarrollo, y el Consejo
de Administración Fiduciaria también dependen orgánicamente de la Asamblea.

Los 18 países más desarrollados componen el Consejo Económico y Social, que a


su vez consta de Comisiones Económicas regionales, Organismos (UNICEF, UNCTAD,
ONUDI, etc.) y agencias (FMI, BIRD, OIT, FAO, GATT, etc.), y, por último, Comisiones
Especiales como la de Información, Derechos Humanos, Asistencia Social, Población,
Comercio, Estupefacientes, etc.

Por encima de los distintos órganos de la ONU, y con una actuación más ágil que la
del Consejo de Seguridad se sitúa la figura del Secretario General, que ante el sistemático
bloqueo del Consejo terminará por cumplir un cometido fundamental dentro del
organigrama de la ONU.

En 1947 ya existía el bloque del Este: en Hungría y Rumania fueron eliminados los

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partidos de la oposición; en Checoslovaquia se autorizó únicamente el partido comunista.

Sin embargo, en Yugoslavia se producirá un enfrentamiento respecto a la URSS: el


mariscal Tito reivindicará su derecho a buscar una vía propia hacia el socialismo.

Ante la creación de la OTAN por parte de los países encabezados por EEUU, la
URSS propondrá la creación del Pacto de Varsovia, unión militar de todos los países
socialistas, y el COMECON, unión comercial.

1.2-La “guerra fría”.

El término "guerra fría" fue inventado por el periodista Herbert Swope, en un


célebre discurso para un senador, poco después de acabar la guerra. Se utilizó para llamar
al complejo sistema de relaciones internacionales de posguerra: la lucha de dos
superpotencias (EEUU y la URSS) por el dominio mundial y la aparición de luchas y
temor entre los dos grandes bloques políticos (capitalista y socialista) que se forman.

La "guerra fría" se puede analizar desde varios ángulos:

1– Político: se trata de dos concepciones enfrentadas de democracia. El mundo occidental y


capitalista, a lo largo de la historia ha optado por un modelo de "democracia liberal", es
decir, dando prioridad a la libertad del individuo. Por su parte, la revolución rusa del año
17 presenta un modelo en el que se contempla como más importante a la colectividad que
al individuo: "democracias populares", pero que en la praxis son dictaduras de partido
definidas como “socialismo real”. Lenin considera a las democracias de los países
capitalistas como "burguesas": es la imposición de la libertad de los burgueses y las clases
dominantes frente a la sociedad.
2– Ideológico: la guerra fría se hará en buena medida a partir de la propaganda. Si la
Segunda Guerra Mundial al final se había caracterizado por emplear una "guerra
psicológica", esto mismo se trasladará a los tiempos de paz: crear una sensación de temor
hacia el bloque contrario entre la población, una sensación de que es imprescindible ganar
en armas al contrario, mostrar una superioridad en todos los aspectos –desde la carrera
espacial hasta los juegos olímpicos–, etc. En parte se trata de algo teatral, de un
instrumento para lograr que la población acepte dócilmente el pago de grandes sumas de
impuestos que se emplean en armas de guerras.

3– Económica: EEUU necesitaba justificar su papel de dominio frente al resto del mundo
(al fin y al cabo el capitalismo necesita relaciones económicas desiguales, el
mantenimiento de la dependencia de otros países respecto a Norteamérica), a partir de la
necesidad de "proteger" al mundo libre. El Plan Marshall, préstamos estadounidenses para
reconstruir la Europa occidental después de la Segunda Guerra Mundial, en teoría para
evitar "la propagación del comunismo" será ante todo una tapadera para buscar beneficios
económicos: los préstamos se invertirán en comprar máquinas industriales a EEUU, único
país no directamente afectado por la guerra; a cambio, los norteamericanos obtendrán
ventajas para comerciar libremente en esos países, bases militares, etc.

Al mismo tiempo, la carrera militar emprendida por EEUU (que beneficia a los
dueños de las industrias armamentísticas, principales beneficiarios de la "guerra fría", y
que conceden préstamos al Partido Republicano, porque si gobierna éste propondrá
partidas de gastos armamentísticos más altas), obligará a la URSS a gastar en 1952 el 80%

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de su presupuesto en armas: esto hace que las posibilidades de que el bloque del Este se
desarrolle sean mínimas.

Otro factor que demuestra que se trata de un enfrentamiento en parte condicionado


por factores económicos es que ninguno de los enfrentamientos se dará directamente en los
países participantes, sino siempre en países del Tercer Mundo.

4– Social: la "guerra fría" supondrá romper el tradicional neutralismo de la sociedad


norteamericana, metiéndola en un clima de psicosis (que propicia la "caza de brujas" de
MacCarthy: persecución de los "comunistas" en la administración, ejército, entre los
actores...) Las clases más ricas serán las beneficiadas de que toda la población, que a causa
del miedo creado no protestará, pague impuestos para adquisiciones a la industria de
armas, desde entonces la más floreciente en EEUU
Por otro lado, el supuesto "peligro rojo" será la excusa dada por buena parte de los
políticos tradicionalistas de los países capitalistas para prohibir o limitar la llegada de los
partidos obreros al poder.

Por su parte, en los países socialistas, esta pesada carga de la carrera armamentística
hará que tengan prioridad los intereses estatales frente a los de la población: una gran
industria pesada, en tanto se descuida la industria del consumo.

1.3– Puntos de fricción.

Algunos de los principales focos de tensión surgidos entre OTAN y Pacto de Varsovia
son los siguientes:
 Guerra de Corea (1950–51): Japón se había rendido en el Norte de Corea a la URSS
y en el Sur a EEUU, que impondrán sus respectivas zonas de influencia. Los
comunistas del norte invadirán el sur, entrando EEUU en guerra, en nombre de la
ONU. Finalmente, se crearán dos países distintos: Corea del Norte, comunista, y
Corea del Sur.

 Invasión de Hungría: ante la revuelta popular, la URSS invadirá Hungría, lo que


estuvo a punto de provocar la entrada en guerra con EEUU

 Crisis de Cuba (1962): la URSS pretendió instalar misiles apuntando a EEUU en


Cuba, como respuesta a los instalados en la RFA, y tras el fallido intento de
conquista por parte del exilio cubano protagonizado en la Bahía de Cochinos en
1961. Los estadounidenses exigen su retirada, estando a punto de provocarse un
enfrentamiento cuando los barcos soviéticos se acercaban a la zona de bloqueo
naval decretada por la Seguridad norteamericana. Finalmente Nikita Kruschev
cede, retirándose los barcos soviéticos que transportaban las cabezas nucleares para
las lanzaderas que se instalaron en las proximidades de La Habana, y a cambio
Kennedy accedió a desmantelar bases militares con armas atómicas en el Próximo
Oriente.

2– El papel de EEUU en la guerra fría.

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Los resultados de la SGM fueron desastrosos para el conjunto de Europa:
devastación, disminución de la producción, endeudamiento exterior, creciente déficit
comercial y carencia de recursos para mantener a sus respectivas poblaciones. En esta
situación, los EEUU iniciaron una política intervencionista opuesta a su aislamiento
anterior, con un doble sentido: político–ideológico (doctrina Truman) y económico (Plan
Marshall). Este pretendía en la restauración de las economías de libre mercado en Europa y
sus colonias, y la no disminución de las relaciones comerciales euroamericanas.

Ambas premisas van unidas y de ellas dependía tanto el futuro económico europeo
como americano: la deuda europea y su déficit comercial con respecto a EEUU podían
conducir a una disminución de sus importaciones americanas, a un mayor proteccionismo
extensible a sus imperios coloniales y a una inestabilidad política y social que hiciese
peligrar a los regímenes democráticos occidentales. La necesidad de encontrar una solución
satisfactoria y sin perjuicio para los intereses estadounidenses quedó resuelta en el Plan
Marshall, que recibe su nombre del Secretario de Estado norteamericano, quien lo expuso
en un discurso realizado en junio de 1947.

El montante total de la ayuda norteamericana superó los 20.000 millones de


dólares, realizando las últimas entregas en 1952. Los objetivos del Plan eran el fomento de
la producción industrial, la reconstrucción y mejora de la agricultura, el restablecimiento
del equilibrio presupuestario y monetario, el control de la inflación y la recuperación
comercial. El único país capitalista europeo excluido fue España, aunque sí recibirá en los
50 una ayuda económica.

Los EEUU solicitaron que los países beneficiarios, incluida la RFA, se reunieran y
formaran un organismo común para estructurar la ayuda y la futura cooperación. De esta
forma apareció en 1948 la Organización Europea de Cooperación Económica (precursora
de la OCDE): se fomentó, después, la creación de un mercado común europeo, fundándose
la Comunidad Económica para el Carbón y el Acero (CECA) en 1951 y la CEE, por el
Tratado de Roma, en 1957.
Entre 1954 y 1959, mientras se preparaba la segunda guerra de Vietnam (1959–
1973) y se incubaba la "crisis de los misiles" de Cuba, los bloques capitalista y comunista
desarrollaron una política de alianzas internacionales para respaldar sus respectivas
posiciones de dominio. EEUU completó un sistema de alianzas en todos los frentes. A los
ya existentes anteriormente con sus aliados europeos (OTAN, 1949) y americanos
(Organización de Estados Americanos, OEA, 1948), añadió en 1951 una alianza con
Australia y Nueva Zelanda (ANZUS), y, posteriormente, una serie de pactos en las nuevas
zonas estratégicas:

1 – Asia Oriental. Tras las guerras de China, Corea y Vietnam, se consideró necesario
reforzar el poder de la zona. Además de firmar tratados bilaterales con países amigos, se
creó en 1954 una alianza militar, la Organización del Tratado del S.E. Asiático (OTASE o
SEATO), entre las antiguas potencias coloniales (Reino Unido y Francia), EEUU,
Australia, Nueva Zelanda, Pakistán, Filipinas y Tailandia; incluía en su área defensiva a los
países de la antigua Indochina francesa.
2 – Próximo y Medio Oriente. La política seguida fue similar: acuerdos bilaterales
con países amigos y creación de la Organización del Tratado Central (CENTRO), alianza
militar que englobaba a EEUU, Reino Unido, Pakistán, Irán y Turquía.

Lo que pretende el bloque encabezado por EEUU es: eliminación de los gobiernos

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comunistas o marcadamente antinorteamericanos; "defensa de las democracias" (por
supuesto, de las de tipo occidental), aunque no dude en apoyar a dictadores anticomunistas;
desarrollo de un enorme potencial bélico; ayuda militar a sus aliados e intervención en caso
de conflicto; exposición de la doctrina de la represalia masiva, ideada por el Secretario de
Estado norteamericano, Foster Dulles, que anunciaba una respuesta inmediata y rotunda
ante cualquier amenaza comunista o antinorteamericana.

Siguiendo estos planteamientos, EEUU intervino en tres conflictos durante la


década de los 50: en Irán, cuando el gobierno nacionalista de Mossadegh pretendió
nacionalizar los pozos de petróleo en 1953, promoviendo un golpe de estado que derrocará
al mandatario, fortaleciendo el poder de Reza Pahlevi. Al año siguiente, Guatemala
impulsó una reforma agraria que iba contra los intereses estadounidenses: se acusó de
comunista al presidente Arbenz y tras invadir el país se le obligó a dimitir. En 1956 el
presidente egipcio Nasser inició la nacionalización del canal de Suez; Israel declaró la
guerra a Egipto, contando con la asistencia de la aviación franco–británica. Aunque EEUU
promovió el envío de "cascos azules" (soldados de la ONU) para evitar nuevas agresiones,
varios países de la zona se aproximaron a la URSS (Siria, Libia o Egipto).

En América Latina, la formación de bloques y la guerra fría provocan una situación


paradójica: la "mayor democracia" de Occidente, EEUU, va a mantener y ayudar a diversas
dictaduras militares existentes con anterioridad (República Dominicana, Nicaragua...) o de
nueva creación (Paraguay, Venezuela, Guatemala...), al marchar estrechamente unidos sus
intereses económicos con su política anticomunista o de mantenimiento de la hegemonía.

Cuba será el único país en el que EEUU pierda su influencia. Los guerrilleros
opuestos a la dictadura de Batista, dirigidos por los hermanos Fidel y Raúl Castro y Ernesto
"Che" Guevara, obligaron al dictador a huir del país en 1959 y establecieron un gobierno
provisional, no reconocido por EEUU. Fidel Castro viajó a este país, tratando de establecer
relaciones de amistad, pero fracasó por la oposición obstinada de los norteamericanos a
reconocer su legitimidad como gobernante cubano. Ante esta situación, Cuba inicia un
acercamiento a la URSS en 1960.

EEUU dejó entonces de comprar azúcar cubano, principal riqueza de la isla,


manteniendo hasta el presente un boicot económico que ha situado a la isla al borde del
desastre. Paralelamente, Cuba inició una serie de reformas que perjudicaban los intereses
norteamericanos en Latinoamérica.

En 1961, la situación se volverá más preocupante. Siendo presidente el demócrata


Kennedy, la CIA intenta un plan para la conquista de la isla. J.F. Kennedy se opone a que
tropas norteamericanas participen en el desembarco, pero no a que la CIA entrene a
exiliados cubanos, que protagonizan en 1961 el "desembarco en la bahía de Cochinos", con
un fracaso rotundo (la noticia se había filtrado hasta La Habana días antes). Castro se
fortaleció con esta victoria, e incrementó su aproximación a la URSS. A partir de entonces,
se producen nacionalizaciones de empresas, y Castro proclama el carácter socialista de la
revolución, fundándose el Partido Unido de la revolución socialista de Cuba, que en 1965
se denominará Partido Comunista.

En Europa estalla la tercera crisis berlinesa en 1961: el presidente de la URSS


declaró su intención de firmar la paz por separado con la RDA, lo que suponía la renuncia
formal a la reunificación alemana, y en agosto de ese mismo año inició la construcción del

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muro de Berlín, para evitar la evasión de ciudadanos hacia la zona occidental. En Berlín se
vivió un ambiente prebélico: las conversaciones antinucleares se suspendieron y las dos
potencias reanudaron sus pruebas atómicas.

En este ambiente de tensión estalló la alarma cubana: en el verano de 1962, los


técnicos rusos habían instalado en Cuba rampas de lanzamiento de misiles, orientadas
hacia EEUU Kennedy ordenó el bloqueo militar a Cuba antes de que los misiles estuviesen
instalados. Aunque pudo haber estallado una nueva guerra mundial, las conversaciones
entre los mandatarios de las dos potencias obtuvieron una solución satisfactoria: en Cuba,
la URSS se compromete a retirar los misiles y EEUU a no intervenir en asuntos internos;
en Alemania se mantuvo la situación anterior y el muro, pero asegurando el abastecimiento
y comunicación de Berlín occidental. Este fue el primer paso hacia la nueva etapa
denominada la coexistencia pacífica y consistente en la adopción de una política realista
ante el peligro nuclear, la congelación de los conflictos existentes, en contacto directo entre
los dos grandes ("teléfono rojo") y firma de tratados de no proliferación nuclear desde
1963.

No resulta válida la justificación que da EEUU a su intervencionismo aduciendo


que se hace para "preservar la defensa democrática de América", dado su apoyo reiterado a
dictadores y regímenes militares de corte fascista como el de Trujillo en la República
Dominicana, Batista en Cuba, Stroesner en Paraguay, Videla o Galtieri en Argentina,
Somoza en Nicaragua o Pinochet en Chile. La preservación de América del fantasma del
comunismo ha sido otra fuente de justificación de la política agresiva norteamericana.
Considerar Latinoamérica como el "patio trasero" de EEUU, por lo que se oponen a que en
países como Nicaragua y Cuba triunfen revoluciones comunistas, sin estar tampoco
dispuestos a consentir reformas agrarias que acaben con la pobreza del campesinado (es,
por ejemplo, el problema de las plantaciones de coca en Colombia).
En Nicaragua, la Revolución sandinista de 1979, de corte socialista y clara
semejanza con la cubana, tras derrocar al dictador Anastasio Somoza, EEUU pone cerco
económico y político al régimen nicaragüense para evitar que el marxismo se extendiera a
otros países: apoyo a la "Contra", guerrilleros que, armados/entrenados por la CIA, tratan
de tomar el poder. Finalmente se llegó a un acuerdo entre la Nicaragua de Daniel Ortega y
EEUU, celebrándose unas primeras elecciones que fueron ganadas por la opositora Violeta
Chamorro (sin embargo, el ejército sigue controlado por los sandinistas). En los comicios
posteriores, el sandinismo gozó de un creciente apoyo electoral, lo que denota que la
realidad económica del país no ha mejorado con la democratización, pese a los beneficios
del fin de la guerra.

En Chile se instalaba en 1970 un régimen de corte socialista occidental presidido


por Salvador Allende que pronto comenzó a practicar una política de nacionalizaciones que
perjudicaban los intereses norteamericanos en las minas de cobre, bancos y fuentes de
energía. EEUU dio su apoyo al militar de ultraderecha Augusto Pinochet, que tomará el
poder. Esta dictadura, indirectamente, iba a replantear muchas nociones hasta entonces
inamovibles del derecho internacional, como la no responsabilidad de los mandatarios ante
la justicia de otros Estados, cuando el juez Baltasar Garzón iniciara una reclamación
fracasada de extradición a Londres por delitos contra la humanidad, hasta llegar a ser
reclamado judicialmente en su país. Por fin, Pinochet morirá en diciembre de 2006 sin
haber sido juzgado.

En los años 90, pese a que la democracia parece estar retornando a la mayoría de

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los países de la zona, la tensión subsiste en Colombia, Guatemala o El Salvador, donde el
fenómeno de las guerrillas es casi cotidiano, pese a que la caída de la URSS privó de apoyo
económico a estos movimientos. Sistemas democráticos se consolidan en Chile (P. Alwin)
o Argentina (Raúl Alfonsín, y luego Menem, y pese a la crisis económica de 2001), sin que
ello implique que las desigualdades sociales comiencen a disminuir.

Los enfrentamientos civiles o interestatales en África comenzarán al poco de la


concesión de independencia. Así, se dan guerras civiles en Nigeria, Chad, Angola o
Etiopía, guerras fronterizas Libia–Chad, Sudáfrica–Namibia, Uganda–Tanzania, etc. La
cuestión del "apartheid" se fue superando en Zimbawe y la República Sudafricana. El gran
problema del continente es el hambre (y sed) y la superpoblación. Gobiernos corruptos,
antidemocráticos o dictatoriales hacen que la inestabilidad política será habitual.

En Oriente Medio (área desértica, de Turquía a Yemen, de Egipto a Irán), influyen:


las enormes reservas petrolíferas; la religión islámica unitaria, pese a las diferencias entre
los países, con el único punto en común de odiar a Israel.

La presión del sionismo internacional conseguirá arrancar a Inglaterra el


compromiso de "devolver" a los judíos su territorio (tras la Diáspora o dispersión que
provocara Adriano en el 135 a.C.). Entonces, en 1917, era un territorio en poder turco. Tras
la guerra, será administrado por Gran Bretaña, que consiente el asentamiento de colonos
judíos. Tras la SGM, miles de judíos huidos del nazismo llegan a Palestina, empezando los
roces con los nativos palestinos.

Gracias al apoyo de EEUU, la ONU vota la Partición de Palestina en 1947, no


aceptada por los árabes, y origen de la primera guerra árabe–israelí (Siria, Transjordania,
Líbano, Egipto contra Israel, que salió vencedora gracias a la tecnología aérea: comienza el
problema de los refugiados palestinos. En octubre de 1991, en vísperas de la Conferencia
Internacional en Madrid, los árabes reclaman lo que en 1947 no aceptaron, la validez del
Plan de Partición de la ONU: se hubieran evitado las otras tres guerras disputas desde
entonces:

1 – en 1956, con apoyo francés e inglés, los israelíes atacan a Egipto por la
nacionalización del canal de Suez, derrotando a las tropas egipcias.
2 – en 1967 estalla la "Guerra de los Seis Días": Israel responde a la provocación
egipcia que cierra el puerto de Elat y a los ataques de la Organización para la Liberación de
Palestina (OLP, liderada por Yaser Arafat). Los judíos derrotan a sus enemigos, ocupando
una serie de territorios (los Altos del Golán, Cisjordania, desierto del Sinaí...) Aunque
devolverá una parte de los mismos, conservará otros (Cisjordania y Gaza), pese a que la
ONU insta a su devolución.
3 – en 1973, durante la fiesta judía del Yom Kippur, Egipto y Siria, con armas
soviéticas, atacan por sorpresa a Israel, consiguiendo inicialmente ventaja. Pero los judíos,
con apoyo norteamericano, rechazan la ofensiva. El mundo árabe aumenta el precio del
petróleo.

Otro de los puntos de fricción fue la Guerra del Golfo. En agosto de 1990, Sadam
Hussein invade el emirato de Kuwait, aduciendo derechos históricos sobre el territorio.
Irak, tras la guerra de 10 años con Irán, está arruinado y necesita ingresos y prestigio
moral. Cuenta con el supuesto apoyo de la URSS. Pero la comunidad internacional
condena casi unánimemente la invasión. Para ganarse al menos la simpatía de los otros

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Estados árabes, Husseim promete la destrucción de Israel si Irak es atacado.

500.000 soldados y el más sofisticado equipo bélico norteamericano, con apoyo de


Francia y Gran Bretaña, invadirán el país, logrando en enero de 1991 derrotar a Husseim.
Pese a algunos misiles lanzados a Israel por parte de Irak, aquélla no responderá a la
provocación (¿hubiese supuesto la internacionalización del conflicto?). El fin de la guerra
supuso el incremento de la hegemonía norteamericana en aquella zona, que intenta
consumarse con la intervención en marzo de 2003 que dará lugar al derrocamiento de
Sadam Hussein y a una larga guerra de guerrillas o de resistencia que aún dura hoy.

3– El desarrollo económico occidental.

3.1- Entre la SGM y la crisis de 1973.

Durante julio de 1944, cuando los aliados ya se consideraban ganadores de la


guerra, convocaron una conferencia internacional en Bretton Woods (EE.UU), a la que
acudieron representantes de 45 países, para sentar las bases de un nuevo orden
internacional, que permitiera a los países recuperarse de la larga y devastadora contienda.

El plan de EEUU, que prevaleció, preveía la creación de un fondo monetario


internacional regulador del comercio y de los pagos entre las distintas naciones, al cual se
aportarían unas cuotas (en oro, en moneda nacional y en obligaciones del gobierno
correspondiente) que constituirían un fondo. De dicho fondo, los países miembros podrían,
a cambio de su moneda nacional, obtener las monedas extranjeras que necesitaran.

Estos acuerdos entraron en vigor al terminar la guerra y, teóricamente, facilitarían


las transacciones económicas internacionales, la financiación y corrección de déficit en las
balanzas de pagos de los países, agilizarían las transferencias de capital y favorecerían el
comercio internacional. Los pagos internacionales se agilizarían mediante un sistema de
créditos que concederían dos organismos con gran importancia en el futuro desarrollo de la
economía capitalista:

1 – el Banco Mundial: es el administrador y gestor del capital del Fondo Monetario


Internacional y el encargado de conceder créditos a los países solicitantes.
2 – el Fondo Monetario Internacional. Sus funciones son: estabilizar el valor de las
monedas;

impedir caóticas devaluaciones competitivas; incrementar las inversiones de los países


ricos en los pobres.

Como complemento a las medidas anteriores, en 1947 surgió el GATT (Acuerdo


General sobre Tarifas Aduaneras y Comercio), integrado en la ONU, que tendría como
misión eliminar barreras en el comercio internacional. Resurgía, pues, el liberalismo
económico frente a la postura de acusado proteccionismo de los años 30.

Los rasgos generales de estos acuerdos son:

1 – Establecimiento de paridades de todas las monedas a través del oro.


2 – Los Bancos Centrales de los países adheridos no tienen obligación de cambiar su
moneda nacional por oro, excepto EEUU, que debía cambiar el dólar por oro (paridad

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dólar-oro) a petición de cualquier autoridad monetaria extranjera.
3 – El dólar es la moneda de intervención del sistema, dada su convertibilidad en oro.
4 – Cada autoridad monetaria señala un cambio ligeramente superior y ligeramente
inferior, que son su tipo de venta y compra de divisas extranjeras, respectivamente. Esto
constituye la "banda de fluctuación" de dicha moneda con respecto al dólar.

A este nuevo marco de relaciones financieras vino a sumarse tras 1948 la ayuda del
Plan Marshall, que supuso la adopción de una solución colectiva y de cooperación a la
reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial, y abrió la construcción de la Europa
Económica de los años 50, así como la penetración masiva de capital y empresas
multinacionales norteamericanas en la Europa capitalista.

Paulatinamente, los Estados se convertirán en el principal inversor, siendo precisa


una fuerte presión fiscal sobre el contribuyente, para recaudar fondos.

El crecimiento que sigue a la crisis de la posguerra es considerable, ya que ha


durado casi 30 años sin interrupción de importancia, en el conjunto de los países
desarrollados, y ha dejado de lado a la mayoría de las nuevas naciones, ahora llamadas
subdesarrolladas, que esperaban conseguir el desarrollo económico con la independencia.

Si el progreso económico ha sido espectacular, el progreso técnico ha permitido una


insospechada e incesante elevación de la productividad. El apogeo industrial ha permitido
que se hayan extendido en casi todas las capas de la sociedad los bienes de consumo
duraderos (electrodomésticos, autos, etc.). Además, aparecen nuevos sectores punto como
la electrónica, la informática y las industrias aeroespaciales.

El florecimiento del comercio internacional, al contrario que en los años treinta, en


los que la ola de proteccionismo se generalizó, es otra nota del período 1945–73: los países
dependen cada vez más unos de otros.

El crecimiento económico aseguró el pleno empleo, e incluso se necesitaron


trabajadores extranjeros. El desarrollo económico permitió un rápido aumento de salarios y
rentas, con lo que ello supone de igualdad social: sociedad de la abundancia.

La situación de los distintos países tras la SGM era muy dispar:

1 – EEUU, que no sufrió en su territorio la guerra, salió reforzado económicamente y


se convirtió en el centro del capitalismo mundial. En los años de la posguerra, se mantuvo
el nivel de actividad económica gracias a una política de reconversión industrial y al ahorro
realizado durante el conflicto. Las distintas crisis de 1948, 1953 y 1957 fueron superadas
sin gran dificultad. Al llegar John F. Kennedy a la presidencia en los EEUU, plasmó su
teoría en el programa "Nueva Frontera" y se consigue una moderada recuperación que
continúa en las presidencias de Johnson, Nixon y Ford. Con todo, el paro en 1970 afectaba
a 4 millones de personas (el 4,9% de la población activa)
2 – Japón vio hundidos tras la guerra los principios en los que se había sustentado su
vida: la superioridad de la raza nipona, la divinización de su emperador. Se le impuso la
desmilitarización y democratización. Pero lo fundamental fue la "disciplina nacional" de
los japoneses. Gracias al apoyo norteamericano, en 1952 los niveles de producción superan
los de preguerra, con un crecimiento constante hasta 1971 a un ritmo impresionante, el
15% anual. Ya en 1968 se ha situado en el tercer puesto mundial de las potencias

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desarrolladas.
3 – Francia emprende en 1946 un proceso de nacionalizaciones (siderurgia, banca,
seguros), aunque se trata de un proceso incompleto. Para De Gaulle, se trata de mantener la
economía de mercado pero con una presencia del Estado suficiente para atajar los
desequilibrios. En la industria francesa tendrá gran importancia la pequeña empresa, con un
promedio de 11 empleados por fábrica, frente a 17 en la RFA y 53 en EEUU
4 – Gran Bretaña perderá tras la guerra su posición de prestamista mundial. Necesitó
capital exterior, sobre todo norteamericano, y la reconstrucción se basó en la extensión de
la seguridad social (con los laboristas en el poder desde 1945), el mantenimiento de un alto
nivel de empleo y las nacionalizaciones de las industrias base y del Banco de Inglaterra. La
firma del GATT, la ayuda del Plan Marshall y la política de racionamiento en el consumo
de materias primas logró que las exportaciones crecieran un 60% entre 1947 y 1950.
5 – La República Federal Alemana contaba con la imposición de un desmilitarización
y desarme industrial: algunas industrias fueron prohibidas por los Aliados vencedores
(gasolina, caucho, radio, maquinaria pesada, etc.), otras desmanteladas y trasladadas de
lugar y también limitadas la mayor parte de ellas. Pero la escasez, el hambre, obligaron a
intervenir en su ayuda a las potencias occidentales, para evitar que el descontento se
transformase en una revolución comunista. Gran Bretaña, Francia y EEUU unieron sus
territorios de ocupación alemana en 1948, naciendo la República Federal Alemana. La
URSS siguió ocupando su parte, desmantelando la industria para llevarla a su país, formó
en su zona de ocupación la República Democrática Alemana, con un régimen comunista, lo
que le impide beneficiarse del Plan Marshall. Desde ese momento la emigración hacia la
zona occidental fue continua, intentándose parar por la fuerza con la construcción en 1961
del "muro de Berlín".

El Estado de la RFA se encargaba de mantener la estabilidad monetaria, impulsando


también la libre competencia. Pese a ello, el proceso de concentración de la industria se
impuso en la economía alemana, y en 1967 las 50 empresas más importantes acaparan el
42% del volumen industrial. También el Estado participó en economía como empresario en
sectores como el metalúrgico y la automoción. A la reforma monetaria y la recuperación de
la libertad económica debía sumarse la llegada de capital: éste llegó del exterior (ayuda
norteamericana) y de los propios retornados tras la guerra (unos 9 millones) que se
integraron rápidamente en la economía alemana. El acelerado ritmo de crecimiento
industrial hizo que, desde 1960, la RFA comenzara a recibir emigrantes de la zona
mediterránea. Este proceso es lo que se llamó "milagro alemán": entre 1945 y 1952 crece
un 80% el PNB, y un 110% la producción industrial.

En conjunto, en los 25 años que siguen a la SGM, ser realizó un espectacular


progreso económico por parte de los países desarrollados y de las grandes multinacionales,
que han transformado el sistema capitalista mediante la intervención de los Estados en la
economía. Ha sido característica la intervención estatal en el relanzamiento económico de
los años 50 y 60, por medio de una planificación de la economía, e incluso mediante la
construcción de empresas públicas en sectores económicos de gran riesgo financiero
(prospecciones petrolíferas), o en sectores básicos (industrias extractivas del carbón,
energéticas, etc.)

El Estado se erigió en árbitro de las relaciones productivas a través de la


organización del trabajo y la fijación de salarios mínimos. Por medio de la aplicación de
una política fiscal progresiva, los diversos gobiernos pudieron hacer frente al aumento del
gasto derivado de las crecientes inversiones armamentísticas y servicios.

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3.2- La crisis de 1973.

El gran crecimiento económico de los años 60 fue cortado en la década siguiente


por una grave crisis económica que se prolongó hasta comienzos de la década de los
noventa. La situación del sistema económico mundial en los años 50 y 60 se caracterizó
por contar con una fuente de energía barata, mantener un sistema monetario internacional
muy estable, abundante mano de obra sin apenas paro, desprecio a los aspectos ecológicos,
y deseo de mostrar al mundo la eficacia del sistema capitalista como parte de la guerra
psicológica contra el comunismo.

Tras 1973 nada será igual: la energía es escasa y cara, el sistema monetario
inestable, el paro alto, hay una clara conciencia de defensa de la naturaleza.

Tradicionalmente, la balanza de pagos de EEUU registraba un déficit crónico, y el


Estado la taponaba emitiendo un exceso de moneda papel. Este, generó una fuerte inflación
y, como consecuencia, subida de precios en todo el mundo. En contrapartida, no existía en
EEUU el respaldo de oro suficiente que hiciese la cobertura a este exceso de papel moneda.
Se calcula que en 1971 existían 60.000 millones de $ en circulación, y las reservas de oro
eran de 10.000 millones: la inflación era la consecuencia lógica.

El presidente Nixon tuvo que decretar la no convertibilidad del oro en moneda de


curso legal, lo que supone la caída del sistema monetario internacional surgido en 1944,
basado en el patrón oro.

El precio del barril de petróleo se elevará considerablemente, al usar esta subida


como arma de presión política los árabes, enfrentados con Israel en la "Guerra de los Seis
Días" en 1967: el precio del crudo pasó de 3 a 5 dólares, y dos meses después a 10 dólares.
Por otro lado, la creación de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo)
supuso la nacionalización de buena parte de los pozos petrolíferos, y el deseo de los
dirigentes nativos de controlar los beneficios de su venta: periódicamente se reúnen los
países miembros (Venezuela, países árabes, etc.) para fijar cuotas de producción y precios.
En 1979 se crea la primera república islámica fundamentalista, que pretende fundar un
Estado musulmán (leyes=Corán), deponiendo al shah -emperador- Reza Palevi, y tomando
el poder el Ayatolah -líder religioso- Jomeini. Al año siguiente, declarará la guerra a Irak.
Tras la guerra Irán–Irak, iniciada en 1980, se registra una nueva subida, con 34 $ en 1982.
La invasión por parte del ejército iraquí de Kuwait ("la provincia 22") provocará una
subida por encima de los 40$, lejos de los 22$ de 1988 (en 2007 ha llegado ya a los 68
$/barril de tipo brent). Las economías occidentales, dependientes en grado sumo del uso
del petróleo, se vieron afectadas por esta espectacular subida: suben los precios, y para
eliminar costos de producción, se recurre a sustituir mano de obra: en 1989 existían 35
millones de parados en el mundo capitalista occidental.

La actividad industrial se redujo en 1973, pero sin llegar a los niveles de depresión
de 1929. Inflación, falta de crecimiento económico (inferior al 1% durante los años
siguientes), y altas tasas de paro son las consecuencias inmediatas.

Pero no todos los países pagan por igual la crisis. Los no productores de bienes
manufacturados, necesitados de iniciar caminos de modernización, se vieron fuertemente
afectados, al disminuir las ayudas de los países avanzados. Los elevados precios de los
productos de bienes de equipo o los de uso y consumo que necesitaban importar agravaron

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el tremendo déficit de sus balanzas de pago. El desfase entre países ricos y pobres se ha
hecho mayor, ya que los países del Tercer Mundo se vieron obligados a solicitar créditos al
mundo capitalista, que al no ser invertidos adecuadamente en el desarrollo interior, sino en
gastos armamentísticos generalmente, han agravado aún más el problema de la deuda
exterior: apenas si consiguen devolver los intereses de la misma, excepción hecha de los
países de la OPEP. Estos, especialmente los árabes, al no disponer de un tejido económico
en el que reinvertir los beneficios del petróleo, llevan las ganancias a bancos o empresas de
países desarrollados.

Los intentos de solución de la crisis de 1973, que si bien no fueron suficientes sí al


menos paliaron los efectos de la crisis, fueron los siguientes: control de la oferta monetaria
con elevación de los tipos de interés y restricciones sobre el crédito bancario privado;
aumento de los ingresos fiscales y contención del gasto público; "pactos sociales" con
trabajadores y empresarios para procurar una contención salarial.

La lucha antiinflacionista sí deparó éxitos, y se logró cierto equilibrio en la balanza


por cuenta corriente. La producción se estabilizará en los años 90 en valores ligeramente
superiores a los de comienzo de la crisis. Sin embargo, la recuperación se ve amenazada
por pequeñas crisis parciales como la de 1992–93, la problemática social que suscita la
conversión de las economías socialistas al capitalismo, los problemas de la emigración
provocados por la dualidad Norte–Sur, etc.

4– El bloque del Este: La economía planificada y el ordenamiento político.

A partir de la SGM, los países dirigidos por regímenes comunistas en Europa


Oriental iniciaron una doble labor tendente a reconstruir las economías nacionales y a la
puesta en práctica de estructuras de tipo socialista. Para ambos fines, imitarán a la URSS, y
a partir de 1949, crearon formas de integración económica (COMECON), en las que la
potencia soviética asumía el papel dirigente.

Entre 1945 y 1948 se produce la toma de poder de los comunistas en los distintos
países del Este, y se promueven las primeras medidas económicas tendentes a una nueva
colectivización. Al modo soviético, un Gabinete de Planificación ponía en marcha la
realización de los primeros planes. En el sector agrícola, la tierra fue colectivizada, a veces
mediante indemnizaciones como en Checoslovaquia y la RDA, permitiendo la existencia
de pequeñas y medianas propiedades. Las empresas industriales fueron estatalizadas,
aunque no totalmente, permitiéndose la existencia del sector privado, pero sometido a un
fuerte control estatal. En muchas de ellas se establecieron Consejos Obreros que asumieron
el papel director. La producción, el abastecimiento de materias primas, el nivel de precios y
salarios estaban controlados por el Estado.

Se creó el COMECON, que organiza comercial, productiva y financieramente a la


URSS, Checoslovaquia, RDA, Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Cuba, Mongolia y
Vietnam. Sus logros son poco espectaculares por la rivalidad y discusiones entre sus
miembros.

Tras 1949 se produce una aceleración del proceso de socialización durante el cual la
URSS afirmó su posición hegemónica dentro del bloque. Sus relaciones económicas con

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los Estados miembros del COMECON nunca se desarrollaron en un plano de igualdad,
sino más bien de dependencia.

Dentro del sector agrícola, los intentos de socialización fueron constantes, aunque
no siempre bien acogidos por el campesinado. Las propiedades medias fueron eliminadas y
la creación de cooperativas socialistas cobró mayor importancia.

La rigidez burocrática, el desabastecimiento de materias primas, carencia de


abonos, elevados costes de la producción, rutina del campesinado, etc., hacen que la
productividad obtenida en el campo sea mínima. El malestar social se manifestó en varias
zonas rurales durante 1953: por ejemplo, en Rumania o Hungría, y también se produjo la
disidencia de Yugoslavia respecto a las órdenes de Moscú.

En la industria, centrada principalmente en la siderurgia y maquinaria pesada, se


descuidan los campos de consumo directo (electrodomésticos, autos, etc.)

Cuando muera Stalin (1953) el ritmo de la colectivización decrece, apareciendo


revisionismos que llegan hasta los años ochenta.

Entre 1956 y 1985 se busca una mayor descentralización y una racionalización de


las empresas, a las que se deja mayor libertad de gestión, llegando finalmente a establecer
contratos y préstamos con instituciones de países no comunistas. La planificación, aunque
subsiste, permite que parte de la producción pueda comercializarse libremente.

En estos años, se plantea la búsqueda de otros modelos comunistas distintos al


soviético: sublevación de Hungría en 1956 y de Checoslovaquia en 1968 ("Primavera de
Praga").

Con la llegada de la perestroika en la URSS en 1985, los países del Este obtendrán
mayor libertad, decantándose por la búsqueda de sistemas de gobierno democráticos que
necesariamente habrían de potenciar un cambio en su orientación económica: Polonia,
Hungría, Checoslovaquia, RDA, Rumania, Bulgaria y finalmente Albania, dejaban, en
mayor o menor medida, de depender de la tutela político–económica soviética, creando
distintas fórmulas que les acercaban a los países democráticos de Europa Occidental.
El nuevo líder soviético, Mijail Gorbachov, había puesto fin a la política de
Breznev (muerto en 1982) según la cual la URSS podría intervenir, incluso militarmente,
en los asuntos de los países de su órbita.

El muro de Berlín caerá en Navidad de 1989, lo que será un signo de la progresiva


caída de los sistemas comunistas en todos los países: la excepción más violenta es
Rumania. Pero los costes sociales (paro, pobreza, etc.) serán elevadísimos: el supuesto
"paraíso" capitalista, la imagen del consumismo que provenía del otro lado del Muro,
también caerá, mostrando con crudeza las contradicciones del mundo desarrollado, la
realidad de una Europa rica a la que pretende huir buena parte de la población.

La inversión económica de los países desarrollados en las débiles economías del


Este no ha dado los frutos apetecidos: la falta de consumidores con suficientes recursos
como para crear un fuerte consumo desalienta la creación de empresas en esos países. Los
cuarenta años de monopolio comunistas han dejado maltrechas las economías de estos
países: una industria anticuada y con poca competitividad que va a necesitar reconvertirse

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urgentemente; una agricultura con falta de medios y de canales de comercialización; una
sociedad desilusionada con el sistema y que espera el cambio que la acerque al "ideal
sistema de vida" de vida de la sociedad de consumo occidental; pero tras varios años de
transformaciones del sistema está empezando a darse cuenta de lo penoso del camino:
aparición del paro (hasta entonces inexistente), deficiencias en los sistemas sanitarios y
educativos (antes garantizados por el Estado), encarecimiento de los precios de alimentos y
combustibles (antes fijados obligatoriamente por el Estado), desabastecimiento de los
productos básicos, acentuada escasez de viviendas, etc.

Uno de los problemas planteados por esta parte de Europa no integrada plenamente
en el "primer mundo" es la emigración de gentes provenientes de Europa del Este a la
Europa rica, desengañados por la lentitud e ineficacia de los cambios en sus respectivos
países. La cuestión puede convertirse en un grave problema para los países desarrollados,
que se ven asediados por emigrantes procedentes del Sur y del Este. De momento,
Alemania propuso como solución una masiva inversión financiera y empresarial en estos
países del Este, incluida la CEI. Sin embargo, los actuales problemas internos de los países
europeos, y sobre todo el aumento del déficit público y los desajustes monetarios han
frenado hasta el presente esta posible ayuda, pese al interés manifiesto de Clinton por
ayudar a las reformas emprendidas en Rusia por Boris Yeltsin. Se paliaría así el problema
de la emigración, y se abriría un inmenso mercado y zona de posible inversión industrial,
con una mano de obra barata y sobre todo disciplinada.

Por si fuera poco, a estas dificultades de cambio de sistema económico se han


sumado los problemas de los nacionalismos en la zona de los Balcanes, y en la mayoría de
las repúblicas que componían la URSS. Problemas que tienen como antecedente la
artificial división de Europa Occidental tras las dos Guerras Mundiales, que se hicieron sin
respetar diferencias tradicionales, lingüísticas, étnicas o religiosas.

Únicamente Cuba persistirá en la ortodoxia comunista, que se extiende a Venezuela


y Bolivia desde 2000, mientras China y Vietnam siguen la línea del modelo “un país, dos
sistemas”.

5– El modelo soviético.

Desde la época stalinista al inicio de la perestroika, en la URSS parecen perdurar


los mismos objetivos económicos y políticos. Los gobernantes desde Stalin a Gorbachov
han monopolizado todos los resortes del poder, desde la Secretaría General del Partido
Comunista de la Unión Soviética.

Los rasgos fundamentales del sistema serían: economía centralizada y planificada;


colectivización de los medios y bienes de producción y existencia de un partido único que
monopoliza todos los resortes del poder. Sin embargo, sí ha existido una evolución
económica y política.

En la posguerra, hasta 1953, la principal tarea fue reconstruir un país destruido por
la SGM. Los alimentos fueron racionados durante los dos primeros años; las cooperativas
de producción tuvieron que realizar entregas obligatorias de cereales (pagadas con bajos
precios por el Estado) y otras cargas para financiar la reconstrucción industrial prevista en
el 4º y 5º Plan Quinquenal. En consecuencia, el bajo nivel de vida fue constante, y los
sacrificios de la población incontables: especialmente penosos fueron los desplazamientos

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obligatorios de la población (en condiciones muy precarias) para procurar ocupar más
homogéneamente el espacio, en concreto industrializando la inhóspita Siberia Occidental
(ciudades como Kuzbass nacen en meses).

La economía oculta creció considerablemente y el Gobierno tomó medidas para


atajarla. En la agricultura se realizaron ciertas transformaciones: las parcelas individuales
de los koljoses fueron potenciadas por el Estado, para solucionar los problemas de la
alimentación de la población. Los koljoses fueron reagrupados para poder usar con más
eficacia la maquinaria.

Las industrias energéticas y siderúrgicas, absolutamente prioritarias, registraron


avances considerables, continuando la rígida centralización económica.

No conviene olvidar que la URSS exigió y consiguió obtener gran parte de las
reparaciones de guerra de los países vencidos, especialmente de Alemania, lo que ayudó
parcialmente a superar la crisis de posguerra, al menos en lo que a la industria se refiere.

Su desconfianza de Occidente hizo que la URSS comenzara a alejarse de sus


antiguos aliados contra el fascismo. Stalin murió en 1953, cuando aún quedaban dos años
para completar el 5º Plan Quinquenal. Su sucesor, Kruschev, realizó considerables
reformas económicas durante la realización de los siguientes Planes.

Kruschev inició una política de desestalinización (fin del "culto personal" a Stalin),
descentralizando la economía para hacerla más ágil y democratizar la sociedad. Sin
embargo, el PCUS no perdía poder.

Sus objetivos socieconómicos pretendieron una elevación del nivel de vida. A


través de los cambios promovidos en todos los sectores productivos se pretendía que la
URSS alcanzara unos niveles sociales equiparables a los de los países occidentales. El
proyecto económico pretendía equilibrar el desarrollo industrial pesado con el agrícola,
emprendiendo a su vez un ambicioso programa de investigación nuclear y aeroespacial.

En el sector agrícola, los koljoses fueron dotados de mayor autonomía en las


decisiones, y se suprimieron las entregas obligatorias de cereales y ganado.

El Gosplan, organismo estatal de planificación, subsistió, pero en adelante realizó


sólo una planificación global. La aplicación concreta del plan la realizaban unos consejos
económicos regionales, controlados por delegados del partido.

Para evitar la emigración de población de los núcleos rurales a los urbanos, se


apoyó la construcción de poblaciones campesinas dotadas de mejores servicios. Los
rendimientos agrícolas subieron en los primeros años de la aplicación de estas reformas, así
como el nivel de vida del campesino. Sin embargo, al final, por el agotamiento de los
nuevos suelos, fracasaron los cultivos apoyados por el Estado, especialmente el maíz. Este
tuvo que importarse a cambio de grandes reservas de oro. Fracasaron también las cosechas
de trigo y remolacha azucarera plantadas en nuevas superficies roturadas en Asia Central.

En el sector industrial, se propulsó la industria de bienes de uso y consumo,


tendente a mejorar el bajo nivel de vida del ciudadano soviético. El salario aumentó y se
redujo la jornada laboral.

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El sucesor de Kruschev (que tuvo que abandonar la dirección del partido por el
"fracaso" que supuso la necesidad de importar trigo, por los traspiés como la crisis de los
misiles en Cuba, la ruptura de relaciones con China en 1963, etc.), Leónidas Breznev
(1964– 82) intentó reorganizar la economía y la sociedad soviéticas con fórmulas que
permiten hablar de un neoestalinismo. La planificación económica se fortaleció; los cargos
del PCUS se harán casi vitalicios (lo que aumenta la posibilidad de corrupción). Sin
embargo, las empresas gozan de mayor autonomía, recibiendo una parte de los beneficios
que crean. Los consejos obreros se ven fortalecidos para la dirección de las empresas.

A partir de 1973, los problemas de la economía soviética se agudizan. La industria


disminuyó su capacidad productiva. Los fallos en el sector agrícola eran también evidentes,
y durante varios años habrá que recurrir al trigo norteamericano. El país cae así en un
parón económico producido por la fuerte burocratización y corrupción de los altos cargos,
por la existencia de un mercado negro gigante. El absentismo laboral era el más alto del
mundo (50% según cifras oficiales), y la ineficacia por falta de estímulos hacía que los
rendimientos fueran muy bajos y los productos manufacturados de muy baja calidad.

Durante el corto mandato de Andropov (1982–84) se promovieron una serie de


reformas económicas que, sin ser profundas, dan mayor eficacia al sistema. El dirigente
soviético insistió en la necesidad de autocrítica.

Tras un breve gobierno de Chernenko (1984–85), con maneras que hacían pensar en
una vuelta al sistema de Bresnev, Mijail Gorbachov tomaba la dirección del país, iniciando
una serie de reformas que iban a cambiar el mundo.

La URSS se hallaba en una grave situación de estancamiento económico. Se


observaba una gran contradicción: un país con una poderosísima maquinaria militar y
espacial, tenía una población donde era imposible conseguir azúcar, arroz o mantequilla
fuera del mercado negro, sometida a la dictadura de las colas. Ya en 1986, Gorbachov
emplea la palabra "perestroika" (reestructuración) y "glasnost" (transparencia). Los
principales cambios serán la mejora de las relaciones internacionales con EEUU,
disminución de gastos militares, retirada de tropas de Afganistán (en apoyo del ejército
contra las milicias anticomunistas), depuración de los cargos conservadores dentro del
PCUS, etc.

Se permitía la existencia de servicios privados, como pequeños talleres o taxis. Los


koljoses podrían comercializar directamente la producción. Se legalizaba la economía
sumergida y se empezaban a desarrollar las cooperativas familiares.

6– Las democracias populares.

Como resultado de la guerra mundial, la URSS organizó alrededor de sus fronteras


un cordón político sanitario, conocido con el nombre de "países satélites" (para el bloque
capitalista), "Europa del Este" o "Estados socialistas". Ellos se calificaban como
"democracias populares", por oposición a las democracias burguesas.

El bloque estaba formado por ocho naciones (República Democrática Alemana,


Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania, Yugoslavia y Albania) que ocupan
un total de 1.275.000 Km2, con más 100 millones de habitantes. A pesar de que se les dio
una homogeneidad política sustentada en gobiernos formados por partidos comunistas o

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por alianzas de partidos con predominio comunista, en realidad eran Estados con
características distintas. Desde la diversa variedad y riqueza de sus economías, con
naciones industrializadas y otras apenas en vías de desarrollo, hasta las peculiaridades
étnicas, culturales y religiosas (razas balcánicas, Polonia católica, importancia de la
religión musulmana, etc.), el bloque era un conjunto de pueblos de difícil armonización y
precario compromiso político.

En el corto espacio de tres años, 1945–48, en la mayoría de estos países se produjo


un vertiginoso ascenso de los partidos comunistas aprovechando la presencia del ejército
soviético o el gran prestigio de los militares comunistas, arropados por la que empezaba a
mostrarse como superpotencia, la URSS. La particular posición geopolítica del bloque,
formando una barrera natural entre Centroeuropa y la URSS, sería determinante para
señalar el futuro inmediato de los regímenes constituidos al terminar la guerra. Los
argumentos defendidos en Yalta y Postdam por Stalin y Malenkov, en el sentido de la
necesidad de impedir un nuevo ataque alemán sobre Rusia, fueron suficientes para que
Roosevelt y Churchill otorguen su beneplácito a la formación del bloque socialista.

Sin embargo, el establecimiento de este nuevo orden, que correspondía con un


verdadero nuevo reparto de Europa, no se realizaría sin dificultades. Los mayores
problemas se localizan en Polonia y Checoslovaquia, debidos a sus grandes semejanzas
con el área occidental europea y a su localización estratégica, mayor nivel económico y
diferencias religiosas y culturales.

En Polonia, la aversión tradicional a los rusos se vio acentuada por la religiosidad


de los polacos; sin embargo, la ocupación rusa fue determinante para formar un gobierno
de concentración. En éste, que contaba con representación de 6 partidos, los comunistas y
socialistas ocuparían los puestos de mayor relieve. En la fase siguiente, la agitación política
promovida por sindicatos marxistas y las presiones de partidos de izquierda conducirían a
la conquista del poder de la coalición de socialistas y comunistas, formando en 1948 el
Partido Obrero Unificado. En Checoslovaquia, las elecciones del 46 dieron la victoria a
comunistas y socialdemócratas, y el líder comunista Gottwald pasó a formar gobierno poco
antes de que, bajo presiones políticas soviéticas, el país rechace las ayudas del Plan
Marshall. Los miembros no comunistas del gobierno dimitirán, apoyando los comunistas y
socialistas las movilizaciones populares –golpe de Praga– con la consigna de huelga
general. Gottwald fue elegido presidente de la república y el partido socialista y el
comunista se unifican dominando ampliamente el país.

Las dificultades fueron menores en Yugoslavia y Albania. El Partido Comunista


Yugoslavo, bajo dirección de Tito, se distinguió durante la guerra mundial de forma que
pasó a dominar un Comité de Liberación nacional. Las elecciones del 45 dan la victoria
aplastante de Tito (90% de los votos). En Albania, las elecciones fueron ganadas ese año
por un 93% de votos por los comunistas, proclamándose la República.

Bulgaria, Hungría y Rumania, que habían sido aliados de Alemania, conocieron


durante los años de posguerra un aumento notable de la influencia socialista. La presencia
de tropas soviéticas y la vigilancia de observadores rusos en los procesos políticos fueron
factores decisivos para efectuar la transición hacia regímenes favorables a Moscú. Quizá
por lo mismo, se produjo un espectacular aumento de militantes de los partidos comunistas.

Con la separación de las dos Alemanias en 1949, las líneas política y social de la

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zona oriental no estuvieron exentas de dificultades, entre las cuales las de mayor relevancia
fueron las protestas sociales de 1953, cortadas de raíz con la intervención militar de las
tropas soviéticas acantonadas en el país. En 1951 se puso en marcha un plan quinquenal de
inspiración soviética, según el cual en 1955 se habrían superado los resultados productivos
de la preguerra. El plan contaría con la ayuda de la URSS en forma de maquinaria y
asesoramiento técnico. En 1953 la exigencia de una mayor productividad impuesta por una
normativa laboral endurecida provocó la huelga de los obreros. Muchas poblaciones
siguieron el ejemplo iniciado por el sector de la construcción de Berlín Este. La inmediata
intervención del ejército soviético, que contuvo la revuelta y obligó al gobierno a suavizar
sus pretensiones, redujo el conflicto en los días siguientes. Los líderes sindicales y los
dirigentes del partido establecieron un cambio en la programación política con el fin de
elevar el bienestar social, de suerte que a finales de los años 50 este Estado socialista
figuraba entre los más industrializados.

La desvinculación de Yugoslavia del bloque de naciones que la URSS había


formado tras la SGM dio motivo a Stalin para acelerar el proceso de integración de
aquéllas en el ámbito soviético. En un principio, y dada la limitada capacidad de la URSS y
la deficiencia de estructuras político–sociales de territorios tan heterogéneos, se permitió a
los comunistas de cada país un cierto margen de maniobra que les permitía tener en cuenta
las peculiaridades nacionales. Se pretendía con ello lograr el mayor número de adhesiones
a los distintos partidos comunistas; sin embargo, la URSS comprobó enseguida que podía
producirse una escisión entre estos partidos nacionales y el Partido Comunista de la Unión
Soviética. Para evitarla, organizó una campaña "contra el desviacionismo de izquierdas" y
"de derechas": una oleada de depuraciones intentó suprimir a los nacionalistas; bastaba con
la simple sospecha de no ser absolutamente fiel a Stalin para ser perseguido. Como sucede
en casos similares, florecen los denunciantes, entra en juego el afán de hacer carrera y la
policía secreta actúa con excesivo celo. Las víctimas condenadas en procesos secretos o
públicos, fueron ejecutadas o enviadas a campos de trabajo. Tampoco se libraron los
cosmopolitas que pensaban que los países no debían permanecer aislados del resto del
mundo.

Estas depuraciones, entrelazadas con la lucha por el poder, tuvieron lugar con el
telón de fondo de una remodelación profunda de toda la estructura política, social y
económica de los países del Este, a la que se puede aplicar el término de "sovietización"
por cuanto el objetivo era la total orientación hacia la dirección central de Moscú, mediante
un trasplante del modelo soviético a los distintos países. La medida más urgente era la
reestructuración de los partidos comunistas según el modelo del PCUS. La eliminación de
adversarios en política interior dejó libre el camino para librarse de los oportunistas
infiltrados en las propias filas y de los seguidores inseguros y poder formar un partido
auténticamente filial del PCUS. Pero dado que la pertenencia al partido de cada país era un
privilegio en la práctica, las exclusiones y controles tuvieron también un valor educativo
porque hicieron que cada militante tomara conciencia de que se exigía de él un
compromiso y una parcialidad constante en favor de Moscú.

Se llegó incluso a aplicar a estos partidos el procedimiento soviético de examinar a


los aspirantes durante un período de uno o dos años. Se exigió una participación regular en
las acciones del partido. Esta influencia se extendió a la vida pública y todos los puestos
claves de los aparatos del Estado y de la economía, así como las organizaciones de masas –
sindicatos, asociaciones femeninas, juveniles y deportivas– fueron ocupados por miembros
comunistas. Todos los Estados se dan nuevas constituciones copiadas de la de Stalin de

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1936. Se aplicó una fuerte represión contra quienes van en contra de la "dictadura del
proletariado".

La reforma del sistema de enseñanza y formación también se efectuó conforme al


modelo soviético y en muchos Estados orientales logró importantes progresos como la
erradicación del analfabetismo: además, el proletariado fue el único considerado apto para
la enseñanza superior, por tener "conciencia de clase". Los medios de comunicación,
prensa y radio, fueron puestos claramente al servicio del Partido, con una fuerte censura.
La vida científica se vio igualmente afectada, siendo orientada a sostener los principios del
marxismo– materialismo. Al mismo tiempo, se glorificaba desde todos los ámbitos a la
URSS y a su líder Stalin.

Al acabar la SGM existe un consenso sobre la necesidad de industrializar los países


del Este. De la industrialización se esperaba la solución al grave problema de la
superpoblación agraria, responsable del bajo nivel de vida de la población. El paso de la
mano de obra excedente en el campo al sector de la industria y los servicios era
indispensable para una producción mayor individual de la población agrícola y con ello
para el aumento de sus ingresos, lo que generaría mayores posibilidades de consumo.

La política económica de los dos primeros años de la posguerra fue diferente en


cada país, aunque en todos era prioritaria la utilización de las posibilidades existentes y la
superación de los daños de guerra. Sin embargo, ya entonces se crearon instituciones que
preparaban el paso a la posterior economía planificada, que se introdujo en 1947–48 con la
entrada en vigor de los planes de reconstrucción concebidos en su mayor parte por expertos
soviéticos. Dichos planes aconsejaron a Rumania, Yugoslavia y Bulgaria dar prioridad a la
modernización de la agricultura y evitar una industrialización forzada. La realización de los
planes fue acompañada de una segunda oleada de nacionalizaciones que puso en manos del
Estado casi todas la industria y el artesanado, la banca y el comercio. Con ello era total el
control estatal sobre la economía, lo que facilitaría la consecución de bienes de consumo; a
ello contribuyeron tanto el deseo de una autarquía nacional como las posibilidades de
obtener ayuda soviética una vez que dejaron de llegar las importaciones del bloque
occidental. A pesar de que Hungría, Rumania y la RDA carecían de materias primas para
ello, levantaron grandes complejos siderometalúrgicos para aligerar la carga que pesaba
sobre la producción soviética del hierro y acero.

Las dificultades de aplicación de esta política económica demasiado orientada


fueron grandes, y principalmente derivadas de la acomodación de una mano de obra
anteriormente agrícola a las condiciones del mundo laboral industrial; sólo Checoslovaquia
y la RDA constituyeron una excepción al disponer de suficientes obreros especializados y
de una cultura técnica arraigada. Pero dado que faltaba el estímulo natural al rendimiento a
consecuencia de la carencia de bienes de consumo, el rendimiento planificado hubo de ser
impuesto por severas medidas para mantener la disciplina laboral. Los sindicatos serán
controlados por el Partido, no representando los derechos de los trabajadores.
En relación con el proceso de industrialización, tuvo lugar una agrupación de las
explotaciones rurales en cooperativas colectivas según el modelo de la URSS. La reforma
del sector agrario era indispensable si se quería asegurar un suministro de productos
alimenticios a la población urbana en constante crecimiento. El principio fue la lucha
comenzada en 1948 contra los grandes terratenientes a imitación de la realizada en 1930 en
la URSS. Una vez hecho el reparto, las colectividades se organizaron de forma
autogestionaria; pero a finales de 1951 esta fórmula fue reemplazada por un nuevo sistema

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de dirección que aumentaba considerablemente las funciones de los directores, quienes
tenían derecho a tomar medidas disciplinarias. Con ello se aumentó el control del Partido
sobre la producción agrícola.

7– El modelo chino.

Tras la guerra civil (1945–49) y la victoria del comunismo, el nuevo régimen


dirigido por Mao–Tse–Tung (o Mao Ze-dong) tuvo que enfrentarse a graves problemas:
presión demográfica, escasez de excedentes agrícolas y deficiente estructura industrial.

La ley de 1950 decretó la expropiación sin indemnización de las tierras no


trabajadas por sus dueños, y las trabajadas por jornaleros. Los pequeños propietarios y los
campesinos sin tierras recibieron una parcela de 1,67 áreas. Unos 300 millones de
campesinos accedieron a la pequeña propiedad en el marco de la aldea, unidad
administrativa básica. Los desequilibrios en los niveles de riqueza familiar no tardaron en
aparecer, derivados de las capacidades individuales para el trabajo, surgiendo una nueva
clase de campesinos enriquecidos.

En el sector industrial, se promovieron las primeras socializaciones de empresas.


Aunque se mantuvieron, las antiguas empresas privadas fueron gravadas con impuestos y
vieron reducidos sus beneficios, por los elevados costos de las materias primas y los bajos
precios de los productos marcados por el Estado. Tuvieron que recibir créditos estatales y
al no poder amortizarlos, acabaron en manos del Gobierno.

En 1950 se puso en marcha el primer plan industrial, calcado de los soviéticos. Las
instalaciones industriales se expandieron por zonas antes despobladas del centro y
noroeste. La población se desplazó hacia estos nuevos núcleos industriales, sobre todo
desde las regiones costeras. Fue necesaria la construcción de ferrocarriles para
intercomunicar estas regiones, y los resultados iniciales fueron esperanzadores: entre 1949
y 1954 la producción se duplicó.

A partir de 1952, las autoridades chinas iniciaban la marcha hacia la desaparición


del individualismo económico. En el sector agrícola el paso más importante fue la creación
de las Cooperativas de Producción Socialista. Su realización siguió dos fases. Durante la
primera, la maquinaria, el ganado y la tierra se pusieron en común. Sin embargo, los
beneficios se percibían según la cantidad de tierra aportada. El Estado recibía la totalidad
de lo producido, según precios de bajo nivel fijados por él. A su vez, la cooperativa
compraba al Estado semillas, abonos, máquinas, etc. a precios proporcionalmente elevados.

Desde 1954 las cooperativas se hicieron obligatorias, y en función de ellas se


organizó la vida de la aldea. Los beneficios empezaron a distribuirse según las jornadas de
trabajo realizadas. La dirección de ellas estuvo en manos de miembros del Partido
Comunista Chino. Después de 1955, Mao se dirigió al país e invitó a los ciudadanos a dar
su opinión sobre la evolución socieconómica del sistema ("Las Cien Flores"). De todas
partes llovieron las críticas que, sobre todo, incidían en una mayor democratización política
y económica. Incluso hubo revueltas. El gobierno no sólo no las aceptó, sino que inició una
política de depuraciones y, por medio del "Gran Salto Adelante", completó a la fuerza la
colectivización y especialización económica por medio de un proceso de militarización
("Revolución Cultural") y a través de un rígido control y represión. Tres fueron los
objetivos:

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1 – Armonizar el crecimiento de la industria con el de la agricultura ("caminar sobre
dos piernas")
2 – Suplir las inversiones de capital (poco abundantes) necesarias para la
mecanización, con el empleo sistemático de mano de obra, sufriendo esta previamente una
campaña de mentalización ideológica.
3 – Conseguir que las provincias se autoabastezcan, descentralizando la producción.

Las cooperativas se fusionaron en Brigadas, y éstas se integraron en "comunas", en


cuyo seno se integraron producción agrícola e industrial. En medio de una gran exaltación
por parte de Mao y de un gran optimismo estadístico las comunas realizaron su labor
productiva. En 1960 fueron conocidos los datos verdaderos de crecimiento, y pudo
comprobarse el alcance real de la trayectoria, cuando, ante la crisis de producción hubo que
restablecer el racionamiento alimentario.

Igualmente, en el sector industrial, a partir del Gran Salto Adelante, se promovió


una mayor rigidez productiva y centralización. La expansión fue frenada por la
insuficiencia de materias primas, el exceso de crecimiento de la población activa (mayor
que los puestos de trabajo generados), por insuficiencia de los medios de transporte e
incluso por el agotamiento físico de la mano de obra, militarizada.

Tras 1961, las comunas sólo subsisten como órganos de coordinación agrícola. Las
aldeas, hábitat campesino tradicional, fueron potenciadas: en su marco se realiza una
actividad agrícola llevada a cabo por equipos de producción (80 a 200 trabajadores)
integrados en brigadas formadas por dos a cuatro mil personas. Cada familia recibe una
pequeña parcela, que suele rodear su vivienda, y se permitió que la producción de la
parcela individual fuera vendida de forma libre. Muchos de los antiguos cuadros dirigentes
de las comunas fueron destruidos y una mayor liberalización presidió las relaciones de
producción agrícolas. Se trata, en suma, de una adaptación agrícola al tradicional
individualismo chino, pero sin que se deshaga la estructura de producción socialista.

La Revolución Cultural tuvo su ocaso definitivo cuando en 1976 muere Mao, a la


vez que se produce una apertura hacia Occidente, dirigida por el líder Deng Xiao Ping. A
partir de 1982 se aceleraron los cambios económicos, abandonando la rígida planificación
estatal, la corrupción y la falta de incentivos. Se potenciaba la industria de bienes de uso y
consumo, aparecen mercados libres de productos agrícolas en las ciudades, se reforzó el
sistema de precios y salarios, entró capital extranjero. El control de la población en China
es inflexible: como máximo, cada matrimonio puede tener un hijo, siendo el problema
demográfico el mayor del país.

Sin duda estas medidas habrían podido ser el paso previo de un cambio político.
Pero la matanza de estudiantes (que reclaman una democratización de la vida política) en la
plaza de Tiananmen en junio de 1989 vino a demostrar que los dirigentes chinos no estaban
dispuestos a dejar el poder. Por eso se define como “un país, dos sistemas”: dictadura del
Partido en lo político y economía capitalista en economía (socialismo real en lo político y
capitalismo salvaje en lo económico).
8- BIBLIOGRAFÍA.
ADAMS, W.P.: Los Estados Unidos de América. México, Siglo XXI, 1979.
AMBROSE, S.E.: Hacia el poder global. La política exterior norteamericana desde 1938
hasta Reagan. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1992.

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BRONET, J.P. Y LAUNAY, M.: De una guerra a otra (1914–1945). Madrid, Akal, 1991.
CHOMSKY, N.: El nuevo orden mundial (y el viejo). Barcelona, 1996.
Cuadernos de Historia Contemporánea: Cincuenta años de Naciones Unidas. Madrid,
1995.
FONTAINE, A.: Historia de la guerra fría. Barcelona, 1970.
GARCÍA DE CORTÁZAR, F. y LORENZO ESPINOSA, J.M.: Historia del mundo actual.
1945–1995. Madrid, Alianza, 1996.
TOFFLER, A.: El cambio de poder. Barcelona, 1995.
Ver Bibliografía en mi Tema 51PD (GRA).

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