You are on page 1of 2

Reflexión sobre la Poética de Aristóteles Lara de la Cura Bilbao

La Poética de Aristóteles mantiene su actualidad aún en el siglo XXI: es el manual de referencia para todo tipo
de creación de narrativas secuenciales. Las apreciaciones de los géneros literarios de un momento histórico diferente se
han amoldado a los múltiples soportes y medios de nuestra era y siguen siendo la base metodológica sobre la que
aplicar variaciones de forma y contenido: cine, cómic, teatro, videojuegos, realidad virtual, publicidad o incluso medios
informativos, utilizan hoy en día esta guía metodológica para componer historias que lleguen y conmuevan al público.
El término “poética” ha adquirido un nuevo significado, más específico (quizá consecuencia de la especificación
de todos los saberes tras la revolución francesa), aunque éste sigue manteniendo su esencia; pues la poesía, o el arte de
expresar algo mediante imágenes, es el modo en el que el ser humano se expresa con más naturalidad. Es el reflejo de
cómo nos formamos, el modo en el que componemos, a grandes rasgos, nuestra propia existencia: hablar de algo gracias
a otra cosa. ¿No son acaso nuestras historias un continuo vaivén entre lo personal y lo colectivo, una ondulación
permanente entre lo conocido aprendido y lo desconocido reconocido, una imitación variable sobre un mismo tema?

El libro de la Poética está dividido en tres partes: el primer bloque trata de la poesía como arte mimética, y de la
tragedia y la comedia como subgéneros nacidos a partir de ésta. El segundo bloque se centra en la tragedia, y analiza los
elementos de la composición desde el punto de vista creativo, por lo que explora los medios formales con los que cuenta
el lenguaje para crear el efecto deseado y llegar a las emociones del público, así como algunos medios técnicos de la
puesta en escena. El tercer bloque comprende algunas recomendaciones en cuanto a las modalidades estéticas.
Para Aristóteles, “poética” se refiere tanto al sentido abstracto, es decir, que es el término usado para referirse al
arte en general, como a la creación concreta y a sus subespecies. Y es que el arte como podemos entenderlo hoy en día
es un producto de la modernidad; aquí, las artes son la epopeya, la poesía trágica y la poesía lírica (la ditirámbica, la
auléticao la citarística). El criterio según el cual se definía qué era un arte de una artesanía, o de una producción
mercantil, era la imitación, pues es considerada la característica propia que diferencia al ser humano de otros animales.
Las artes imitaban la naturaleza, y por tanto había que diferenciarlas de aquellas otras actividades que se dedicaban a
explicar, describir o contabilizar el mundo material. A diferencia de Platón, Aristóteles sí entendió la actividad artística
como una ciencia basada en la técnica y en la práctica. No era revelada ni accesible por algún tipo de iluminación o de
inspiración divina; reconocía el arduo trabajo que requiere una imitación del mundo desde una visión artística, pues
implicaba un gran conocimiento de las cosas.
Con su habitual método axiológico, realiza una división dinámica de las artes; que se pueden subdividir en
relación a los medios con los que imitan, a los objetos que imitan, o la las maneras en las que los imitan. En relación a
los medios, encontramos primero el arte de los danzantes, que sería aquel que imita solo con el ritmo, sin melodía (sin
voz), como la aulética, la citarística o las siringas, que eran artes tradicionales. A continuación vendría el arte que imita
solo con palabras y metros; en prosa, como la mímica o los diálogos socráticos o la poesía didáctica. Por último,
estarían las artes que hacen uso de todos los recursos disponibles: el ritmo, el canto y el metro, como la poesía
ditirámbica, el nomo, la tragedia y la comedia. Es decir, que las artes, a ojos de Aristóteles, eran principalmente las
teatrales, por realizar un trabajo de observación de la realidad, de imitación mediante la práctica y experimentación, y
de creatividad mediante el uso de todos los recursos.
En función del objeto de la imitación, es interesante que Aristóteles resalta una y otra vez que el arte imita
acciones, “personas que actúan” (también matizar el significado de “persona”, más bien como máscara social que como
identidad sustancial), no a humanos concretos. Como un antecedente de los arquetipos, maneras de habitar el mundo
que definen unos caracteres limados por la experiencia, por los vicios y por las virtudes, de los cuales se pueden
Reflexión sobre la Poética de Aristóteles Lara de la Cura Bilbao

exagerar más unos u otros para fines distintos. Por ejemplo, la épica exagera las virtudes, creando a personajes de una
sola pieza que sirven, dentro de este estilo, para simbolizar características de la personalidad humana; la tragedia, sin
embargo, muestra caracteres más complejos y llenos de matices, aunque exagerando más la ambigüedad propia de
nuestro ser; y la parodia, al tener como fin provocar la risa a través de la crítica, exagera los defectos de los personajes.
Es por esto que difieran también según la forma, usando un lenguaje de sobriedad y culto para las tragedias, uno más
popular para la épica, y otro irónico para las comedias.
Vemos que, en realidad, lo que consideraba Aristóteles como “artes” está más relacionado con lo que hoy
podríamos entender como teatro, aunque éste sea abrazado dentro de lo que se entiende por literatura o lenguaje
literario. Encontramos en el texto una concepción dinámica y creativa de la representación artística, al igual que
comprendía la vida en si misma. Por otro lado, la desaparición de la segunda parte de la obra, que estaba destinada a la
comedia, es todavía un aliciente para pensar que Aristóteles, a pesar de sentir una gran admiración por la expresión
trágica y nos legara un valioso análisis de sus formas de composición, también reflexionara acerca de la comedia y de la
ironía como medio artístico, quizá como el más natural, pues era además una potente herramienta de crítica política.
El lenguaje literario es, en este contexto, el arte humana porque permite materializar la naturaleza del modo que
nos es natural. La imitación, característica específica humana, encuentra en este tipo de lenguaje su mejor forma de
expresión, pues nos aporta el placer de la comprensión del aprendizaje: como aprendemos imitando, toda representación
que permita a quien observa reconocer y reconocerse (y en este sentido está en juego todo lo que implica el
reconocimiento, como un volver a conocer algo, un volver a conocerse, y un ser conocido por la comunidad: el
aprendizaje como un proceso colectivo y dinámico). Lo contrario es imitación hueca, reproducción de la realidad que
puede agradar a los sentidos por aspectos meramente formales.
Del análisis de la tragedia que nos legó - como imitación de una acción seria y completa, de una extensión
considerable y de lenguaje sazonado (dotado de ritmo, armonía y canto), empleando un tipo en cada parte, en la que
tiene lugar la acción y no el relato, y por medio de la compasión y del miedo logra la catarsis de los padecimientos
humanos- , el lenguaje literario ha seguido guiándose por sus recomendaciones en cuanto a la distribución de los
elementos y de los esquemas argumentativos, pero sobretodo, el hecho de que considere la trama como elemento más
importante. El argumento es el alma de la obra: no importa cómo cuentes una historia, siempre que sea la historia, bien
comprendida e imitada, la que prevalezca en el acto creativo; el arte es la forma de expresión humana y la metáfora, su
medio. Claro que entran en juego la composición de los demás factores: escenografía, los caracteres, los pensamientos,
los caracteres, la elocución y la música; pero el hecho de que diera mayor importancia a la trama es lo que ha hecho que
la Poética sea una estrella guía para el lenguaje literario de todas las épocas: expone la composición narrativa que
también tiene lugar en nuestra vida, el modo en que componemos una buena historia, incluida la nuestra. Aspectos
básicos y sencillos que al mismo tiempo resultan problemáticos a la hora de componer, como que haya una trama con
partes definidas (inicio, nudo y desenlace), que la extensión y duración de las partes se ajusten a la naturaleza de las
acciones (pues de otro modo o bien aburren o bien no son comprensibles), y que haya unidad argumental, a pesar de que
los argumentos puedan ser más o menos complejos. Cuál sea la historia, cuáles sean los lugares, los caracteres, las
peripecias y padecimientos que sufran los personajes, son tan diversas como los modos de ser de la realidad. Una
condición guía el estudio: que la simplicidad sea la base, que haya una alternancia entre fortuna y desgracia, y que los
personajes no sean los responsables absolutos de lo que les pase, a pesar de que encuentren una explicación causal.
Además, las acciones han de ser reconocibles, tender hacia un lugar, y bailar en el campo del discurso verosímil: “ pues
en el ámbito de la poesía es preferible que lo probable sea posible a que lo imposible sea probable (…) y es que es
probable que a veces ocurran cosas al margen de lo probable”.

You might also like