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INSTITUTO SUPERIOR DE

PROFESORADO N°4
ÁNGEL CÁRCANO

Lengua y Literatura

Cátedra: Literatura Europea II

Profesora: Laura Vizcay

Alumna: Milena Griesser

Curso: 2° año

TRABAJO FINAL: MONOGRAFÍA

“EL INGENIOSO HIDALGO Y CABALLERO DON


QUIJOTE DE LA MANCHA”

1
CAPÍTULO LXXIV
De cómo don Quijote cayó malo, y
del testamento que hizo, y su
muerte. (Fragmento)

(…)“Para mí solo nació don Quijote, y yo


para él; él supo obrar y yo escribir; sólo los
dos somos para en uno, a despecho y a
pesar de escritor fingido y tordesillesco
que se atrevió o se ha de atrever, a
escribir con pluma de avestruz grosera y
mal delineada las hazañas de mi valeroso
caballero, porque no es carga de sus
hombros ni asunto de su resfriado ingenio;
a quienes advertirás si acaso llegas a
conocerlos, que deje reposar en la
sepultura los cansados y ya podridos
huesos de don Quijote, y no le quiera
llevar, contra todos los fueros de la muerte,
a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la
tumba donde real y verdaderamente yace
tendido de largo a largo, imposibilitado de
hacer tercera jornada y salida nueva; que,
para hacer burla de tantas como hicieron
tantos andantes caballeros, bastan las dos
que él hizo, tan a gusto y beneplácito de
las gentes a cuya noticia llegaron, así en
estos como en los estraños reinos. Y con
eso cumplirás con tu cristiana profesión
aconsejando bien a quien mal te quiere, y
yo quedaré satisfecho y ufano de haber
sido el primero que gozó el fruto de sus
escritos enteramente, como deseaba, pues
no ha sido otro mi deseo que poner en
aborrecimiento de los hombres las fingidas
y disparatadas historias de los libros de
caballerías, que, por las de mi verdadero
don Quijote, van ya tropezando, y han de
caer del todo, sin duda alguna”.

FIN

(Cervantes, 1615)

2
Índice Páginas

Introducción general al presente trabajo 4

Marco teórico para el análisis de la obra 4

Contexto: social, espiritual, histórico y geográfico 5

El Barroco 5

La obra. 7

 Rasgos generales 7
 Argumento 7
 Género 7
 Ámbito:
Temporal y geográfico. 8
Espiritual 8
Social 8
 Personajes 8
 Estilo y lenguaje 9
 Temas y motivos 11

El autor 13

 Vida 13
 Obra 13
 Inspiraciones 14

Trascendencia 14

Conclusión 15

Bibliografía 16

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Introducción general al presente trabajo

Don Quijote de la Mancha es una obra cúlmine de la literatura universal. Escrita por Miguel
de Cervantes Saavedra es un ícono ineludible de la modernidad, es la segunda obra más
traducida y editada, superada sólo por La Biblia. Pertenece al llamado “Siglo de Oro
Español” que se produjo entre los siglos XVI y XVII en España. Es considerada la primera
novela moderna debido a su:
Estructura orgánica (episodios engarzados)
Polifonía (encuentro de gran variedad de voces)
Narrador (que se involucra y se mete dentro de la obra formando un vínculo con sus
personajes)

Primera parte del Quijote

Primera salida Regreso Segunda Aventuras Regreso


salida

El curioso
impertinente

“El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”

Segunda parte del Quijote

3ra salida Aventuras Regreso Vuelta en sí Muerte


mismo

“El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha”

Marco teórico para el análisis de la obra

Se ubicará en los aspectos relevantes sobre la misma, el contexto en el que fue producida y
en su autor. Siendo así, se encontrarán cuatro apartados; además de los tres puntos
nombrados anteriormente, se incorporará uno con una síntesis de todo lo expuesto
anteriormente y la bibliografía donde poder buscar lo aquí referido.

4
Tanto desde lo social, como lo económico, como en lo literario, es en este período donde se
producen grandes cambios, o se finalizan las etapas de transición de los mismos. El Quijote
es “exactamente el momento de cambio” según Dámaso Alonso.
Miguel de Cervantes, autor sin igual, puede ser recordado y amado hoy, sin embargo y para
su desdicha, no fue reconocido de esta manera por sus contemporáneos. Por esto, es tal
nuestro deber de inmortalizarlo y alabarlo por esta genialidad que ha dejado en el mundo
para nuestro deleite.

Contexto social, espiritual, histórico y geográfico

Esta novela se desarrolla a principios del siglo XVII, momento en el cual la ruina de España
comienza a ser completa en todos los ámbitos. Sucesivas guerras, gobiernos arbitrarios y un
creciente poder inquisidor de la Iglesia, afirmado por la Contrarreforma, estaban provocando
el socavamiento de las instituciones tradicionales. Don Quijote desarrolla entonces un
mundo donde no hay cabida para ellas: los héroes idealizados por el espíritu español, no
cumplen ya ninguna función en este proceso. Consecuentemente, aparece una nueva
mentalidad que tratará de buscar otros valores que sustituyan a los que se están
desmoronando.
En el plano literario se finaliza el cambio paulatino de predominio de la novela sobre la
poesía. Cervantes expone de forma sumamente rica la presentación de las diferentes
perspectivas adoptadas por los hombres del siglo XVII para enfrentar este proceso: don
Quijote niega el cambio enajenándose en una locura que, paradójicamente, alcanza los
límites de la subversión. Sancho es al mismo tiempo, comentarista y partícipe de la
situación. El bachiller, el barbero y el cura son portavoces de la sociedad establecida del
momento, e intentan destruir la actitud rebelde del Quijote, aunque con intenciones
diferentes: el bachiller representa el cambio hacia adelante, el barbero y el cura el freno
recordatorio de ese cambio. También como narrador, asume una postura frente a la
caducidad de valores tradicionales: por una parte, propone una actitud vital diferente a
través de la figura generosa del Quijote, por otra, la crítica al mostrar su derrota final.

El Barroco

Alude a las características de deformidad y exageración que en un principio definieron esta


corriente artística y literaria. El concepto nació para calificar el estilo artístico que
contravenía las normas clásicas, armónicas del Renacimiento. Es un periodo literario cuya
producción más importante se sitúa en la primera mitad del siglo XVII.
El marco histórico que se desarrolla esta tendencia artística influye en su expresión. Es un
siglo de decadencia y crisis, de tensiones sociales, de descontento popular, marcado en
parte por la ideología contrarreformista. Frente a esto es también un siglo de esplendor en el
arte y la literatura. La inquietud y el malestar que derivan de esta época inestable se dejan
sentir en la actitud de los creadores, que pueden reflejarse de diversas formas en su
producción, ya sea como la sátira política o social, como reflexión de la realidad a través de
la filosofía o la meditación religiosa, o como tema literario, que refleja con hondura la
angustia íntima del escritor. Otra forma de enfrentar una realidad en crisis es la evasión a
través de la estética, actitud que produce composiciones exquisitas, de gran belleza formal.
También hay entre los escritores barrocos talantes conformistas, que apoyan los valores del
sistema.
Frecuentemente se define a la literatura barroca como un ejercicio de oposición y rebeldía
frente a las formas clásicas y equilibradas del Renacimiento. Sin embargo, se advierte una
cierta continuidad de temas y fuentes (la concepción del hombre como centro de un
pequeño universo, la locura, la relación con la naturaleza, etc.)

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La literatura barroca tiene un estilo propio que se manifiesta en el modo de tratar los temas y
las formas. Se puede hablar de los excesos formales que tienen por fin romper con la
serenidad clásica. El recargamiento ornamental, lo desmesurado y lo intenso caracterizan la
escritura barroca. El lenguaje se somete a la voluntad del creador, que lo deforma y retuerce
hasta obtener las más recónditas posibilidades expresivas. La intensa elaboración formal
conduce a la búsqueda de un léxico sonoro, exquisito y colorista; al latinismo sintáctico, que
rompe el orden lógico en fortísimos hipérbatos; a la agudeza de juegos de palabras y
conceptos; al uso y abuso de numerosas figuras retóricas. Las referencias mitológicas
tienen la finalidad de lograr una estética deslumbrante, llamativa, artificiosa.
Los contrastes son otro elemento que define la literatura barroca. Los claroscuros, las
contradicciones son rasgos fundamentales en este periodo. Es frecuente la reunión en un
mismo texto de lo religioso y de lo pagano, lo aséptico y lo mundano, lo espiritual y lo
sensual, lo cómico y lo trágico, lo grotesco y lo sublime…
El desengaño es un sentimiento central en la expresión barroca. Esta idea evidencia el
malestar histórico e íntimo del creador, que se plasmará en algunos temas recurrentes. Uno
de ellos es el de la vida como lucha constante, del hombre consigo mismo y con los demás
individuos. La brevedad de la vida es otro motivo literario de enorme aceptación durante el
Barroco. Todo cambia y todo muere. Como consecuencia de esta concepción negativa del
tiempo y su transcurrir, la vida se percibe como inaprensible, con la inconsistencia de un
sueño; en el mismo sentido hay que entender el enfrentamiento entre realidad y apariencia.
Al tratar de literatura barroca con frecuencia se habla de dos corrientes estilísticas opuestas
y enfrentadas: el culteranismo y el conceptismo.
La lírica barroca se destaca por la variedad de subgéneros y temas, que van de lo fantástico
y lo épico a lo religioso y lo amoroso. Los poetas recurren a todas la formas métricas
posibles, bien populares o bien extremadamente cultas.
En la narrativa barroca cabe destacar la culminación de determinados subgéneros que se
habían ido pergeñando a lo largo del siglo anterior. Decaen la novela pastoril, morisca y
caballerescas y la novela picaresca encuentra definitivamente su forma de expresión y
constituye una vía de expresión del desengaño ante las injusticias y las lacras morales. La
novela cortesana tiene un tono y una función muy diferentes. Generalmente se desarrollan
en ambientes elegantes, y da cabida a muy diversos temas, desde los amorosos y los
moralizadores al retrato costumbrista y autobiográfico. La prosa narrativa de este siglo llega
a la cumbre con la producción de Cervantes.
El teatro en el periodo barroco adquiere una excepcional importancia. La perceptiva
dramática en esta época se va desarrollando hacia la creación de la llamada comedia
española, cuyo principal artífice y preceptista es Lope de Vega. Entre las premisas de este
nuevo teatro nacional está el quebrantamiento de los preceptos aristotélicos, la división de
las obras en los tres actos y la creación de las rígidas estructuras dramáticas a favor de una
creativa mezcla de elementos trágicos y cómicos, variedad de estrofas y estilos, acciones
paralelas, etc. Todo ello con un fin primordial: el deleite del público.

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LA OBRA. Rasgos generales

El Quijote, nadie lo duda, es la novela universal por excelencia. En principio, se presenta


como una parodia de las novelas de caballerías pero pronto se desplaza hacia cuestiones
mucho más elevadas. Si el comienzo paródico es visible, no es menos destacable ese
protagonista loco que además de ser una parodia representa los ideales de justicia, caridad,
catolicismo, fidelidad amorosa, hacia los que aspira la humanidad entera. La gran ironía del
autor quiere que estas aspiraciones estén representadas por un hombre enloquecido. No es
un idealismo trasnochado (pasado de moda) sino de un mundo de valores éticos que
justifican la vida del hidalgo.
En este sentido, no podemos entender la parodia como un simple rasgo de humor o de
crítica, sino, como una estructura narrativa dentro de la cual Cervantes es capaz de crear
una gran novela. Podemos distinguir cuatro mundos o universos novelescos, cada uno de
ellos con sus propios personajes:
1.- El mundo cerrado e interior del propio protagonista, lleno de valores heroicos y
caballerescos, que dictan la conducta y la ventura del héroe.
2.- El mundo real, en el polo opuesto, equivalente a la realidad de la época. Cargado de
convenciones realistas y hasta de grosera realidad (el interés, el dinero...)
3.- El mundo fingido, a cargo de ese mundo real que se disfraza para poder llegar hasta el
héroe y así derrotarlo, (Sansón Carrasco finge ser El Caballero de la Blanca Luna para
derribar a Don Quijote)
4.- El mundo transformado, en el que la realidad es vista a través de los ojos del caballero,
(Loa molinos son gigantes, las ovejas un ejército...)
Estos cuatro universos se adueñan del texto y los cuatro funcionan relacionándose entre sí.
Los cuatro crean otros tantos espejos puestos en relación para mayor complejidad narrativa.
El autor-narrador finge primero ser una serie de narradores independientes; después finge
ser un solo autor, Cide Hamete Benengeli, y termina sosteniendo que lo que escribe es una
falsa traducción de un original que no se encuentra.

Argumento

El libro es el relato de la vida de un maduro hidalgo manchego que enloquece a causa de su


desaforada afición a la lectura de los libros de caballerías. Él mismo se considera un
caballero andante, y como tal parte de su pueblo por tres veces en busca de aventuras. Se
hace acompañar de un escudero, el aldeano Sancho. La locura induce al hidalgo a convertir
en gloriosos episodios lo que no son más que disparatados encuentros. Tras regresar a su
aldea obligado, enferma y muere, no sin antes recuperar el último momento de lucidez.

Género

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Narrativa. El Quijote es la primera novela moderna de la literatura universal. En esta obra,
las aventuras se desarrollan no como meros episodios aislados, sino engarzadas,
constituyendo una estructura orgánica. Hasta ese momento, la producción novelesca (de
caballería, pastoril, picaresca) narraba hechos vinculados entre sí, interrelacionados por un
hilo conductor- generalmente el personaje central-, aunque sin llegar a constituir una unidad
estructural.
El mismo Cervantes, en la segunda parte del Quijote, se critica el haber interpolado la
novela corta El curioso impertinente en la adición de 1605, lo que, de acuerdo con su
novedosa concepción de la trama novelesca, constituía una ruptura del hilo narrativo.
Pueden mencionarse los géneros de esta y otras novelitas insertas en El Quijote: Marcela y
Crisóstomo, episodio pastoril al modo de la novela del mismo género La Galatea. Marcela y
Grisóstomo habían leído tantas novelas pastoriles que vivían como verdaderos pastores
(algo parecido a don Quijote con las de caballería); novela morisca, en la historia del capitán
cautivo y Zoraida. En la línea de sus novelas ejemplares, están la serie de historias que
intercala en los capítulos 28 y siguientes de la primera parte, y del género sentimental o
amoroso, El curioso impertinente que se narra en tres capítulos (I, 33, 34, 35).

Ámbito. Temporal y geográfico


Ya desde el comienzo descubrimos que, a diferencia de los libros de caballerías, localizados
temporalmente en épocas remotas, El Quijote transcurre en un tiempo cercano. La
cronología interna del relato mantiene siempre un orden lineal acorde con la sucesión
cronológica de los hechos de la historia, pero por motivos no explicados, esta cronología nos
desconcierta a veces por sus desajustes.
En la primera parte, por ejemplo, la primera salida dura 2 días del mes de Julio pero el ama
cuenta 3; la segunda salida se precisa el 22 de Agosto pero las referencias a la siega da
boca de Sancho la contradicen; además es imposible determinar el tiempo transcurrido en
Sierra Morena o el que pasan en la venta. En la segunda parte la cronología es todavía más
disparatada (la salida se produce al mes de estar en casa y hace referencia de ir a Zaragoza
donde en pocos días se iban a celebrar las fiestas de San Jorge, 23 de Abril). Para muchos
críticos estos “errores” se cometen por olvido o descuido de Cervantes; podría ser también
una manifestación irónica como consecuencia del perspectivismo o por tener más
preocupación por la verdad poética que por la historia.
También el espacio, a diferencia de los libros de caballería, localizados en lugares lejanos
exóticos o imaginarios, se sitúa en el Quijote en una geografía real y cercana, conocida, La
Mancha. Sin embargo, los 3 viajes se describen con imprecisión geográfica, que
imposibilitan cualquier delimitación del itinerario. Casi nada puede saberse con certeza: ni el
lugar de donde parte, ni el enclave de las ventas, ni el pueblo del Caballero del Verde
Gabán, ni la ubicación de las bodas de Camacho... Tan solo podemos estar seguros de
algunas referencias explícitas: el campo de Montiel, Puerto Lápice, El Toboso, Sierra
Morena... En definitiva, el espacio es bastante inconcreto pero real y simbólico a la vez. Este
espacio manchego produce sensación de realidad por el magistral tratamiento que le ha
dado el autor.

Espiritual

El humor es la tónica fundamental de esta novela, ya que logra crear un clima de diversión
aparente, aunque con un trasfondo a veces lastimoso.

Social

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Esta novela es un muestreo de los diferentes estratos sociales de España a principios del
siglo XVII:
La nobleza linajuda (los duques);
La nobleza advenediza (los hidalgos provincianos, pobres como Alonso Quijano);
La burguesía en ascenso económico (el padre cautivo, los mercaderes, algunos
profesionales);
La clase baja (campesinos como Sancho, venteros, servidores);
Otros sectores (no llegan a constituir una clase ni se integran necesariamente con
los anteriores): bachilleres, literatos, soldados, entre otros.

Personajes
Hay cientos de personajes, que conforman un abanico humano excelente para representar a
la sociedad de la época. Los personajes principales son:

Alonso Quijano, conocido como Don Quijote de la Mancha, El Caballero de la Triste


Figura, El Caballero de los Leones. Representa la lucha por los ideales
sobrepasando todos los obstáculos, creyendo fuertemente que el mundo podía
mejorar. Era sumamente optimista, y todo lo cuestionaba o lo justificaba. Además es
muy imaginativo porque todas sus aventuras las asocia con las de los libros de
caballerías. Es la figura más conocida de la literatura. Unamuno decía que tenía más
fama que su propio autor.
Sancho Panza, su fiel escudero y su fiel amigo, que le apoyó en sus locuras. Es la
parte realista de don Quijote y trata de hacer que éste entre en razón de lo que está
haciendo. Como ha escrito Martín de Riquer, la idea primitiva de Cervantes era que
Sancho fuese un tonto. En efecto: fue creado como el complemento que necesitaba
don Quijote, proyectado inicialmente como un loco. El héroe literario necesita del
«otro al lado» para que sea su confidente y cooperador. Sin alguien junto a él con
quien hablar, las andanzas de un orate por la Mancha hubieran dado poco
juego…Pero ocurrió que a Cervantes le fue creciendo la figura del tonto hasta
hacerse tan importante como la de su señor. Y que este fue soltando lastre de locura
hasta hacerse un tipo humano de máxima trascendencia. Basta observar de qué
hablan ambos en sus primeras jornadas y el crecimiento progresivo del interés de
sus temas.
Dulcinea del Toboso , dama siempre presente en el pensamiento de Don Quijote.
Rocinante, caballo de Don Quijote, flaco, pando, de aspecto burlesco para ser el
caballo de un caballero.
Rucio, asno acompañante de Sancho Panza, muy querido por este.

Los personajes sufren una evolución a medida que avanza el relato. Don Quijote y Sancho
Panza. Ambos aparecen perfectamente individualizados, cada uno es como es y no se
parece a ningún otro. No se contentó Cervantes con singularizarlos psicológicamente y les
otorgó plena autonomía, su comportamiento en la obra es como habría sido en realidad si
hubieran existido. Esto hace que den una impresión de vida y realidad inigualables con otros
personajes literarios. Don Quijote y Sancho se presentan en continua evolución, no acaban
nunca de cambiar. El caso más destacado de esta evolución lo constituye el proceso de
influencia que el amo ejerce sobre el escudero y recíprocamente, la que el escudero ejerce
sobre el señor. Esa mutua influencia se consuma en el capítulo final de la novela, cuando el
loco Don Quijote vuelve a ser el “buen” Don Alonso Quijano, mientras que el “prudente”
Sancho anima a su amo y le incita a salir otra vez de aventuras. Parece que los papeles se
han cambiado. Pero este final no es inverosímil sino que ha sido graduado sabiamente a lo
largo de la novela. Al comienzo la relación entre ambos personajes no es estable; hay
amenaza de ruptura constantemente; Sancho, que se debate entre la codicia y la ignorancia,

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duda si seguir a su amo para ganar el gobierno de la ínsula prometida o por otro lado volver
a casa. Más adelante, sin embargo, Sancho cae en las redes de la ilusión de Don Quijote:
por más locuras que haga siempre le será fiel; aunque la verdad es que Don Quijote hace
cada vez menos locuras. En este sentido es palpable el hecho de que en la primera parte el
caballero busca aventuras y en la segunda le salen al encuentro. Lo que sucede es que el
caballero andante es cada vez menos andante. Podemos hablar de un proceso de
Sanchificación de Don Quijote y un proceso de Quijotización de Sancho. El escudero se va
impregnando poco a poco del espíritu aventurero de su amo, y Don Quijote recibe la
influencia de su criado (al principio de la novela Don Quijote afea a Sancho el vicio de usar
refranes y al final cuando Don Quijote desea volver al orden y a la realidad también los
utiliza).

Estilo y lenguaje

Hay que tener en cuenta que Cervantes empezó a escribir en un período conflictivo en que
dominaban dos tendencias opuestas: los etimologistas, que defendían la escritura derivada
del latín, y los defensores de la escritura fonética, la de los erasmistas, defensores del
castellano primitivo, admiradores de refranes, la naturalidad... Cervantes está en esta línea.
El estilo de Cervantes responde, sobre todo, a los ideales renacentistas: exaltación de lo
espontáneo y natural. Él mismo critica la afectación y artificiosidad, ya desde el prólogo a la
primera parte. Aunque estos rasgos se perciban en los pasajes idealistas, bucólicos y
sentimentales, este estilo pomposo se ha de interpretar como una parodia del estilo de las
novelas de caballería. Cervantes sabe armonizar el estilo barroco y el natural.
En el Quijote aparecen los diversos estilos de la prosa de la época con predominio del estilo
familiar, llano, pero escogido.
La lengua se caracteriza por la polifonía, es decir, por la gran variedad lingüística:
La lengua de germanías (lengua de los delincuentes) (I, 22).
Parodia de la literatura mercantil (I, 22).
Epístola caballeresca (I, 25).
Lengua de la oratoria (I, 11).
Discurso de las armas y de las letras (I, 27-28).
Amplio uso del refranero, sobre todo, en boca de Sancho. A veces, usa los refranes
en circunstancias imprevistas y de modo disparatado o los modifica para
acomodarlos al momento. Es la acumulación de refranes, más que el refrán en sí, lo
que caracteriza a la lengua de Sancho.
En la novela hay pequeños errores que los críticos achacan a la precipitación: la mujer de
Sancho recibe varios nombres distintos, intercalaciones del tipo “olvidávaseme decir” con los
que el autor da datos a destiempo, hay algún lapsus como el del robo del rucio de Sancho
por parte de Ginés de Passamonte, que después ha recuperado Sancho sin que se nos
cuente cómo. En la segunda parte (II, 3) Cervantes pone de manifiesto que ha tomado nota
del error (Sansón Carraco se le comenta ese error a DQ).
En el prólogo de la primera parte, el amigo con quien dialoga le aconseja “con palabras
significativas, honestas y bien colocadas”, en “oración y período sonoro y festivo” que pinten
la intención y los conceptos “sin intricarlos y escurecerlos”. Llama Rocinante a su rocín,
Dulcinea a Aldonza Lorenzo... por ser más significativos y musicales. Las palabras debían
estar subordinadas a la honestidad, al decoro. Respecto a la sonoridad, a la música,
destaca el ritmo de la prosa. Y, junto a ésta, la llaneza y la claridad. Lengua, en fin, para
todos. La lengua literaria es rica en los más variados recursos.
Destacamos los más significativos:
Uso de tópicos. Incorpora la lengua popular con sus más variados refranes, frases
hechas, etc. que modifica a su antojo.
Comparaciones: “Iba Sancho en su jumento como un patriarca”.
Metáforas (tropos): “Llegaron a la mitad de las entrañas de Sierra Morena”. A

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veces el juego metafórico es una parodia.
Antítesis. El recurso más común en la obra. Aparece en el habla culta y en la
popular. “El ventero, por verle ya fuera de la venta, con no menos retóricas,
aunque con más breves palabras, respondió a las suyas.”
Sinonimia. Usa sinónimos con profusión en la primera parte, y bastante en la
segunda. Era común en la época el desfile de palabras por parejas. En Cervantes
no es un recurso de alarde retórico, sino de realce expresivo y, a veces, intención
burlesca.
Repetición. No es descuido, sino que responde al juego expresivo. El
redoblamiento de palabras era propio de la lengua poética. Las formas son muy
variadas: se dan a comienzo, en el interior o a final de frase. A veces, con el
políptoton: “Desde que Apolo fue Apolo, y las musas, musas”; “Vestida de finísima
bayeta por frisar, que a venir frisada (políptoton).
Elipsis. Muchos pasajes que parecen incomprensibles o incorrectos se aclaran si
se tiene en cuenta este recurso: “Sé, tan cierto como ahora es de día, que
Durandarte acabó los de su vida en mis brazos”.
Juego de palabras: “Os ruego que escuchéis el cuento, que no le tiene, de mis
aventuras” (No “tener cuento” era ser incontable); “En ese tiempo solicitó don
Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien (si este título se puede dar al
que es pobre)...
Paronomasia, aliteración, rima. El juego fónico ocupa lugar especial:
“Cosas y casos acontecen a los tales caballeros” (paronomasia); “Como no hallé
derrumbadero ni barranco de donde despeñar y despenar el amo...” (aliteración y
paronomasia).
Niveles de habla. Cada personaje habla como le es propio a su condición y
cultura. Pero, a veces, Cervantes introduce la palabra, la expresión que no es
propia al discurso del personaje. Esta mezcla de niveles lingüísticos es uno de los
aspectos más sobresalientes del estilo.

Temas y motivos

Temas principales:
La misión caballeresca y el choque entre realidad y fantasía. Estos temas se proyectan en
dos dimensiones diferentes: el primero, emerge de la lectura en forma objetiva; el segundo
se muestra al lector como consecuencia de lo anterior, y evoluciona a lo largo de la novela.
Tal como señala el crítico Martín de Riquer, en su primera salida es don Quijote el que
desfigura la realidad desdoblando su personalidad; ya en la segunda el hidalgo y el
caballero son una misma persona, aunque la confusión entre realidad y fantasía subsiste; en
la tercera salida, en cambio, el héroe percibe la realidad tal cual es y son los que lo rodean
quienes intentan retenerlo en el plano de la fantasía.
Otros temas son:
El hombre como un ser en continua evolución. Don Quijote: cuerdo, loco, loco-
cuerdo, cuerdo. Sancho también evoluciona, es mucho más inteligente y completo en
la segunda parte.
El hombre en conflicto entre la realidad y la ficción; entre la realidad interna del
personaje y la realidad exterior. Este contraste produce, en muchos pasajes, efectos
cómicos. Lo que parece desprenderse del Quijote es que el mundo del hombre, la
vida humana es, ante todo, equívoco; que no hay certeza posible, que el mundo es
susceptible de varias interpretaciones. DQ confunde la realidad en la primera parte.
En la segunda mucho menos, pero entonces son los demás los que se esfuerzan en

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que interprete erróneamente la realidad (Sancho que quiere que crea que las tres
labradoras son Dulcinea y sus damas, los duques que quieren que viva en la ficción
de los libros de caballerías). También Sancho distorsiona su percepción de la
realidad, se sumerge en la aventura de Clavileño, dice que ha visto la tierra desde el
cielo, que ha jugado con las cabritas, etc. Pero hay otros personajes que distorsionan
la realidad. Por Ejemplo: doña Rodríguez que no se percata de todo el montaje que
los duques hacen para burlarse de DQ y divertirse ellos y su corte, y cree que don
Quijote es realmente un caballero andante.
El amor, pero un amor ideal por parte de don Quijote, que es un ser casto, y un amor
más real por parte de otros personajes que puede traducirse en deseo, impotencia,
frustración, fantasía, consumación...
La libertad. “Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”
(II, 58). Otros ideales: el valor, la justicia.
El honor. La dignidad del hombre no depende de circunstancias externas (fama,
opinión...), sino de la intimidad de la virtud individual.
La literatura. En el Quijote se habla de poesía, libros de caballería, teatro; de las
letras en general. En ocasiones, Cervantes, en la segunda parte, se convierte en
crítico de su primera parte o del Quijote de Avellaneda.
Amistad entre don Quijote y Sancho. Su relación es cada vez más estrecha.
La justicia. Don Quijote como caballero andante tiene que impartir la justicia, pero no
una justicia basada en las leyes sino en unos principios utópicos.

Motivos:
Aunque la posteridad ha analizado e interpretado esta obra desde las perspectivas más
inauditas, el caso es que el fin último de la obra es la parodia de los libros de caballería.
Gracia y comicidad hicieron que “...los niños la manoseen, los mozos la lean, los hombres la
entiendan, y los viejos la celebren” (dice Sansón Carrasco, personaje de la novela).
La segunda parte acaba con las siguientes palabras: “No ha sido otro mi deseo que poner
en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de
caballería… (…)”
Cervantes compartía con los detractores de los libros de caballería sus ideas sobre
moralidad (enseñaban obscenidades), sobre lógica (enseñaban cosas absurdas) y sobre
estilo (estaban mal escritas).
Los hechos fabulosos de la caballería se mezclaban en los romanceros impresos con los de
los paladines épicos; en ellos, junto con los temas de la pérdida de España o de las hazañas
del Cid, aparecían las proezas del Marqués de Mantua o la penitencia de Amadís, según
ocurre, por ejemplo, en el Cancionero de romances de Amberes.
Pero, aunque su estructura paródica es innegable, tal vez vaya más allá de lo que el propio
autor imaginó. El Quijote abunda en intenciones y tienen un profundo sentido. Su validez es
tal que se ha impuesto universalmente a través de los siglos y de todos los hombres.
Menéndez Pelayo dice: “La obra de Cervantes no fue de antítesis, ni de seca y prosaica
negación, sino de purificación y complemento. No vino a matar un ideal, sino a transfigurarle
y enaltecerle. Cuanto había de poético, noble y humano en la caballería, se incorporó en la
obra nueva con más alto sentido...”
A lo largo del siglo XVI, moralistas y autores graves censuraron los libros de caballería (así
como La Celestina). La lista de detractores es muy larga: Juan Luis Vives, Juan de Valdés,
Melchor Cano, Fray Luis de Granada, etc. El público, evidentemente, no escuchaba las
censuras; tampoco, los autores e impresores. Algunas de las acusaciones que se vertían
eran:
Los escritores son personas ociosas.
Son iletrados (escriben mal y ha leído poco).
Son mentirosos, enemigos de la verdad y de la historia auténtica.
De los lectores decían:

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Son incitados a la sensualidad y al ocio.
Hacen perder el tiempo.
Algunos fragmentos de El Quijote que ejemplifican esto son:
“Mira, hermano – dice el cura al ventero-, que no hubo en el mundo Félix Marte (...),
ni otros caballeros semejantes que los libros de caballería cuentan, porque todo es
compostura y ficción de ingenios ociosos...” (I, 32).
“No he visto ningún libro de caballería – dice el canónigo al cura – que haga un
cuerpo de fábula entero con todos sus miembros, de manera que el medio
corresponda al principio, y el final al principio y al medio; si no que los componen con
tantos miembros, que más parece que llevan intención a formar una quimera o
monstruo que hacer una figura proporcionada. Fuera desto, son en el estilo duros...,
necios en razones...y, finalmane, ajenos de todo discreto artificio...” (I, 47) (I, 49)
De todos los aspectos censurados, hay ejemplos en la novela.
“Por consiguiente, los libros de caballería deberían ser prohibidos”. (I, 47 Fragmento)
Respecto a algún aspecto censurado, como el de que no cuenta historia verdaderas, los
escritores ya lo sabían; no engañaban a nadie. Aplicaban los principios de la Poética de
Aristóteles según la cual “la misión del poeta no es referir las cosas sucedidas, sino cosas
que hubieran podido suceder...”
Quienes apelaban a la inmoralidad, simplemente enfrentaban la literatura doctrinal y la
mundana o de entretenimiento. La crítica en este aspecto no recayó sólo sobre los libros de
caballería, sino también sobre la novela pastoril, sentimental, etc. Si bien en España no se
llevó a cabo las prohibiciones que proponían los censores, en América, sí. Una real orden de
1531 prohibía pasar a las Indias “libros de romances, de historia vanas o de profanidad,
como los Amadís...”
Un autor de la época comenta que Cervantes acaba con los libros de caballerías porque en
vez de usar la seriedad de los censores moralistas usa la ironía.

El autor. Vida
Miguel de Cervantes Saavedra nace en Alcalá de Henares en 1547; hijo de un cirujano, vive
en varias ciudades españolas adonde su padre se traslada para ejercer su profesión.
Estudió en Valladolid y Segovia o en Sevilla y Salamanca según diversas fuentes. Viaja a
Italia donde integra el séquito del cardenal Acquaviva; aprende el italiano con corrección, lo
que le permite leer directamente a los autores más importantes de la época, impregnándose
del espíritu del Renacimiento. Como soldado, asiste a la batalla de Lepanto donde un
arcabuzazo le inutiliza la mano izquierda. Participa de otras expediciones militares, y, al
regresar a España, cae cautivo de los turcos (1575) y pasa cinco años cautivo en Argel
hasta que los frailes trinitarios pagaron el rescate. Ya en España, comienza una vida sin
relieve ni fama. Se casa, ocupa cargos públicos menores (recaudador de impuestos,
comisario para el acopio de trigo, etc.) en distintas ciudades del país. Estuvo varias veces en
la cárcel, acusado de irregularidades en la recaudación para abastecer a la Armada
Invencible y por un supuesto homicidio. Fue protegido por el conde de Lemos; escritor no
comprendido por sus contemporáneos y de vida conyugal no feliz.
Luego de una existencia heroica primero y casi miserable después, Cervantes enferma y
muere en 1616. Murió pobre y atormentado por sus desdichas.

Obra

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Aunque presumía de poeta, Cervantes fue ante todo un gran novelista que cultivó todos los
géneros narrativos que predominaban en su época. Su obra en verso consta de diez piezas
extensas de teatro, dos entremeses y diversas composiciones distribuidas a lo largo de su
obra. Escribió también:
“Los tratos de Argel”: que relata su vida de cautiverio;
“Numancia”
“El gallardo español”
“Los baños de Argel”
“La casa de los celos” comedias
“Laberinto de amor”
“El rufián dichoso”
“Pedro de Urdemalas”: novela picaresca llevada a escena;
“El rufián viudo”
“La elección de los alcaldes de Dagano” Teatro (entremeses en verso)
“La guardia cuidadosa”
“El vizcaíno fingido”
“El retablo de las maravillas” Teatro (entremeses en prosa)
“La cueva de la Salamanca”
“El viejo celoso” y otras.
“La Galatea”: novela pastoril;
“Novelas ejemplares: (La gitanilla, Rinconeti y Cortadillo, La española inglesa, El
licenciado Vidriera, La fuerza de la sangre, El celoso extremeño, La ilustre fregona,
El coloquio de los perros, etc.)”
“AVENTURAS DEL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA”:
Novela moderna.

Inspiraciones

La obra de Cervantes sintetiza deliberadamente los aportes más significativos de la literatura


anterior, aunque recreados y reelaborados con un sello cervantino totalmente personal.
Fuentes:
“El entremés de los romances”: esta pieza teatral, de autor anónimo, fue compuesta
a fines del siglo XVI y cuenta graciosamente como el labrador Bartolo enloquece y
quiere imitar- tanto en sus hazañas como en su forma de hablar- a los héroes del
Romancero. La primera salida de don Quijote, es decir, antes de la aparición de
Sancho en la novela, estaría inspirada en este entremés.
Novelas de caballerías: don Quijote remeda el habla artificiosa con que se
expresaban los caballeros andantes de este tipo de novelas, ampliamente divulgada
durante el siglo anterior (Amadís, Palmerín, Orlando, etc.). Por otra parte, estas
novelas influyen en la resolución de la estructura narrativa por medio de aventuras.
Novelas picarescas: en El Quijote aparecen numerosas descripciones de costumbres
españolas, a la manera de la picaresca. Por otra parte, el escudero del tratado
tercero de “El lazarillo de Tormes”; constituye uno de los antecedentes literarios del
carácter mixto de don Quijote: si bien es un personaje grotesco, despierta la simpatía
afectiva del lector.
Novelas pastoriles: para retratar algunos personajes, Cervantes toma como modelo a
los que aparecen en este tipo de obra (Por ejemplo, los de la Diana, de Jorge
Montemayor).
El romancero: en El Quijote se incluyen romances tradicionales algunas veces
modificados en forma humorística.

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Además cabe consignar la influencia ejercida, en algunos aspectos por las siguientes obras
españolas:
“La Celestina”, de Fernando de Rojas: que influyó en la introducción de elementos
realistas y en la composición de algunos diálogos.
“Pasos”, de Lope de Rueda: en la presencia de ciertas expresiones populares.
“El Corbacho” del Arcipreste de Talavera: en la utilización de numerosas sentencias.
“El libro del conde Lucanor”, del Infante Juan Manuel: en la elaboración de ciertos
recursos narrativos.
Por otra parte, a lo largo de toda la novela se mencionan los autores en boga a comienzos
del siglo XVII, autores que Cervantes conoce y valora con un criterio selectivo (Cf. Capítulos
VI y VII de la primera parte).
Un último elemento de importancia con respecto a los antecedentes que ofrece El Quijote,
es una fuente fingida: la “Crónica de la vida del héroe”, atribuida a Cide Hamete Benengeli,
un autor supuestamente árabe, que Cervantes inventa para dar autenticidad a su obra.

Trascendencia: el cervantismo
Aunque el influjo de la obra de Cervantes es obvio en los procedimientos y técnicas que
ensayó toda la novela posterior, en algunas obras europeas del siglo XVIII y XIX es
perceptible todavía más esa semejanza. Se ha llegado, incluso, a decir que toda novela
posterior reescribe El Quijote o lo contiene implícitamente. Así, por ejemplo, uno de los
lectores de Don Quijote, el novelista policíaco Jim Thompson, afirmó que hay unas cuantas
estructuras novelísticas, pero sólo un tema: «las cosas no son lo que parecen». Ese es un
tema exclusivamente cervantino.
En España, por el contrario, Cervantes no alcanzó a tener seguidores dignos de su nombre,
fuera de María de Zayas en el siglo XVII y José Francisco de Isla en el XVIII. El género
narrativo se había sumido en una gran decadencia a causa de su contaminación con
elementos moralizadores ajenos y la competencia que le hizo, como entretenimiento, el
teatro barroco.
Solamente renacerá Cervantes como modelo novelístico en España con la llegada del
realismo. Benito Pérez Galdós, gran conocedor de DQ, del que se sabía capítulos enteros,
será un ejemplo de ello con su abundante producción literaria. Paralelamente, la novela
suscitó gran número de traducciones y estudios, suscitando una rama entera de los estudios
de Filología Hispánica, el cervantismo nacional e internacional.

Conclusión

El carácter universal sobre los temas principales que hacen al hombre hombre y su forma
tan particular de narrativa hacen de esta obra, entretenida, reflexiva, y cánonica a la vez. Su
carácter fundamental es la parodia, pero su abundancia de temas y personajes hacen que
como lectores no podamos despegarnos de sus páginas y rememorarlas al leer escrituras
posteriores que proceden de ella. Existe una maravillosa combinación de elementos hasta
ese momento inutilizados en conjunto que hacen de esta una producción excepcional, con
sus juegos de narradores, su polifonía tan marcada y su estructura inaugural.
Cervantes, aunque no reconocido por la mayoría de sus contemporáneos, es el autor de
esta genialidad, creación de su autenticidad en la opinión sobre las acciones de los hombres
y tan crítico de sus coetáneos escritores que vale la pena poder recordar su nombre y
siempre considerarlo como un autor maravilloso.
Considerando todo lo declarado hasta aquí es posible decir que El ingenioso hidalgo y
caballero Don Quijote de la Mancha es la obra no religiosa más editada, continuada,
impresa, vendida y leída del mundo. Como dice Menéndez y Pelayo: ”Cervantes no
compuso o elaboró a su “Quijote” por el procedimiento frío y mecánico de la alegoría, sino

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que le “vio” con la súbita iluminación del genio, siguió sus pasos atraído y hechizado por él y
llegó al símbolo sin buscarle, agotando el riquísimo contenido psicológico que en su héroe
había. Cervantes contempló y amó la belleza, y todo lo demás le fue dado por añadidura. De
este modo, una risueña y amena fábula que había comenzado por ser parodia literaria, y no
de todo el género caballeresco, sino de una particular forma de él, y que luego por
necesidad lógica fue sátira del ideal histórico que en los libros se manifestaba, prosiguió
desarrollándose en una serie de antítesis, tan bellas como inesperadas, y no sólo llegó a ser
la representación total y armónica de la vida nacional en un momento de mayor apogeo e
inminente decadencia, sino la epopeya cómica del género humano, el breviario eterno de la
risa y de la sensatez…”

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Bibliografía

CERVANTES SAAVEDRA, Miguel de. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.


Centro Editor de Cultura, Buenos Aires, 2008.
CERVANTES, Miguel de. Don Quijote. Resúmenes análisis y biografía: Ernesto Livacic
Gazzano. Sociedad Comercial y Editorial Santiago Ltda. Santiago, Chile, 1993.
Diccionario Enciclopédico Zeta. Leer editora. Buenos Aires, 1996.
DELGADO, Myriam y Ferrero de Ellena, Isabel. La aventura del lector 4. Editorial
Comunicarte. Córdoba, 2012.
Historia de la literatura mundial: Renacimiento y Humanismo. Centro Editor de América
Latina. Buenos Aires, 1971.

Páginas web
http://es.wikipedia.org/wiki/Don_Quijote_de_la_Mancha

http://nodulo.org/ec/2008/n074p09.htm

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