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En las primeras dos unidades hemos abordado gran parte del proceso de diseño estratégico. Esto
dice relación con el análisis del entorno de la organización, para luego buscar internamente los
recursos y capacidades necesarias para aprovechar las oportunidades y protegernos de las
amenazas, esto último corresponde al diseño de los planes de acción. Con ambas tareas cumplidas
(análisis y diseño), ahora debemos abocarnos a implantar todo lo planificado.
La mayoría de las empresas no alcanzan sus objetivos y tampoco la ventaja competitiva diseñada,
por lo tanto sus resultados son inferiores a la media de la industria. Una serie de estudios han
demostrado que las organizaciones sólo logran obtener el 60% del potencial de su estrategia. Esto
producto de la brecha que naturalmente se genera entre lo planificado y lo ejecutado. Mirándolo
desde otro punto de vista, el 40% del valor potencia de una estrategia, se pierde al momento de
ejecutarla. ¿Hacía donde va ese 40% no logrado?.
Es por cada uno de estos factores, que debemos colocar especial cuidado en esta parte del trabajo
estratégico. Es justamente en el eslabón de la implantación, donde nos estamos jugando todos los
recursos asignados a las fases previas. Por ese motivo, la mayoría de las consultoras globales
dedicadas a prestar servicios de apoyo a la definición estratégica de las grandes compañías, han
determinado modelos que permitan asegurar la eficiencia al momento de transformar lo
planificado en acción.
El modelo está compuesto por 7 factores interrelacionados entre sí, cuyo elemento básico y
central son los valores organizacionales.
Haciendo, además, una analogía con el cuerpo humano podemos decir que: el estilo es la cara de
la organización, el personal es la columna vertebral, las habilidades son el conocimiento, los
valores compartidos son el corazón, los sistemas la sangre fluyendo y la estrategia es el cerebro.
En base a los valores corporativos ya definidos y los planes estratégicos diseñados, es que
debemos estructurar cada uno de los 7 elementos de la organización. Lo relevante, es traducir
justamente el plan estratégico a las acciones o alineamientos requeridos en cada elemento y
posteriormente controlar y gestionar el grado implementación.
Cómo vimos en la primera unidad, los Stakeholders son las partes interesadas que pueden estar
dentro o fuera de la organización. En la primera unidad hablamos de 4 categorías o tipos de partes
interesadas (Mercado de capital, mercado de productos, de la organización y reguladores). Para
diseñar su estrategia, analizamos el poder de cada una de ellas, para tener esta información en
consideración al momento de establecer nuestros planes de acción. Pues bien, ahora es el
momento de gestionar las relaciones con los grupos de interés con el fin de influir en sus acciones
y buscar potenciar nuestros planes.
La relación con los grupos de interés no es la misma que tenemos con los 7 elementos del modelo
de McKinsey, dado que la relación es indirecta y no tenemos la capacidad de hacer ajustes, es que
decimos que buscaremos una influencia en ellos.
Mediante el siguiente diagrama, identificaremos que influencia podemos buscar en cada uno de
los 4 tipos stakeholders identificados.
REGULADORES: Gestionar el impacto que la estrategia puede tener en la relación con nuestros
reguladores
Ambos modelos revisados pueden ser utilizados en paralelo, dado que centran la atención en dos
focos diferentes: lo interno y externo a la organización.
Dentro del modelo de las 7S, hemos analizado que la estructura es un componente esencial de la
implantación de la estrategia. Esto significa que la estructura que se determine para la
organización será clave en el éxito o fracaso de la estrategia. Por este motivo, dejamos a tu
disposición un documento PDF con el detalle de diferentes estructuras y su aplicación estratégica,
con el fin de complementar los contenidos en esta materia.
Tenemos claridad, que finalmente son las personas las que darán forma y aplicarán la estrategia
de la empresa. Muchas veces las personas han trabajado de una manera por mucho tiempo y no
están abiertas a modificar este comportamiento o tomar decisiones basándose en nuevos valores
que no necesariamente comparten. Por este motivo, es esencial diseñar un proceso de cambio
organizacional, el que nos ayude a que los trabajadores se suban y se comprometan con la
estrategia corporativa y los planes asociados.
En la experiencia anterior finalizamos con la aplicación de dos modelos para implantar estrategias,
el primero correspondiente a modelo de Mckinsey (7S) y el segundo de Gestión de Stakeholders.
Ahora debemos enfrentar el desafío de las personas. Los trabajadores son los que finalmente
materializarán la estrategia, es decir la harán realidad o no, según su comportamiento y su
alineamiento en cada una de las decisiones que deben tomar día a día.
“Un conjunto ordenado de personas, con roles asignados y responsabilidad que trabajan juntos
para alcanzar algunos objetivos”.
Esta definición les da un rol clave y protagónico a los trabajadores. Este rol protagónico,
efectivamente lo tienen en la realidad, dado que son ellos los que finalmente aplicarán o no las
definiciones estratégicas de la organización. En este sentido, el rol de las personas juega un papel
relevante y por lo tanto requiere de toda nuestra atención.
Es necesario colocar toda nuestra atención en las personas, para asegurarnos que la estrategia sea
llevada a cabo de acuerdo con lo planificado y con todo el trabajo realizado. Para eso, es necesario
identificar de forma general como se comportan las personas y sus reacciones frente a procesos
de cambio. Establecemos el concepto de cambio, dado que generalmente una definición
estratégica y el diseño de planes estratégicos, impactará la forma en que las personas trabajan en
la actualidad y lo más probable es que introduzca cambios. Por ese motivo, debemos buscar
entender como los trabajadores reaccionarán frente a los cambios.
Cómo vimos, no necesariamente las personas se resisten a los procesos de cambio. El cambio en sí
genera miedo e incertidumbre. Es justamente esto último lo que las personas buscan evitar.
Una vez que tenemos medianamente claro cómo reaccionan las personas a los procesos de
cambio, podemos analizar algunos enfoques asociados a los procesos de cambio organizacional,
que nos serán de mucha utilidad para implantar la estrategia. Lo modelos que revisaremos son:
Para complementar te dejamos un documento en PDF con un detalle mayor de ambos modelos.
Con esta información podrás enfrentar de mejor manera los desafíos con los que terminaremos la
asignatura.
Kurt Lewin afirmaba que el cambio exitoso en las organizaciones debía seguir una ruta de tres
etapas: descongelar el status quo, el movimiento hacia el estado final deseado, y el
descongelamiento del nuevo cambio a fin de hacerlo permanente.
John Kotter de la escuela de administración de Harvard, se basó en el modelo de Lewin para crear
un enfoque más detallado para implementar cambio. Las ocho etapas del modelo son:
1. Establecer un Sentido de Urgencia
2. Formar una Coalición de Guía Poderosa
3. Crear una Visión
4. Comunicar la Visión
5. Facultar a los demás para Actuar sobre la Visión
6. Planificar para, y Crear Ganancias a Corto Plazo
7. Consolidar las mejoras y Producir aún más Cambios
8. Institucionalizar los nuevos Métodos