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Ella tan blanca como la nieve, solo corría, estaba agitada ya no podía, en aquellos arboles

sombras pequeñas pero macabras se acercaban. En eso sintió angustia, sintió que la oscuridad
se acercaba, era él, dormilón que con sangre en sus manos despertaba.

Corría acompañada de su pequeño e inigualable perro , se canso y paro , pero ella seguía, la
miro fijamante, pero al girar su cabeza vio silueta que junto al chirido de las llantas acabo con
su vida, exaltada grito y la tomo.

“tok, tok”, sonaba la puerta.

- ¿Qué paso?

- Esta muerta.

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