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ROCK PARA UNA ABUELA

VIRGEN
DE RODOLFO SANTANA
PERSONAJES:
ANTONIETA
MÓNICA
EL ARCÁNGEL
FRANCISCO
ROBERTO
ESCENA I
Música lúgubre. Aullido de perros en noche de acontecimientos funestos. En un
apartado sector del escenario una luz cadavérica ilumina una tumba. Sobre la música
se deja oír, sorpresivamente, la destemplada nota de un trombón. Luego, una risa
gigantesca. La desgastada lápida se abre poco a poco y asoma una mano, un brazo
y, finalmente, el cuerpo de Antonieta que sale de su tumba un poco sorprendida. Viste
un traje de principios de siglo muy bien confeccionado. No le queda nada mal a su
figura de 18 años. Recoge una maleta del interior de la tumba. Abre un pequeño
paraguas y luego queda quieta, como decidiendo el camino a tomar. De nuevo la
carcajada. Antonieta inicia la caminata sobre una plataforma al fondo del escenario.
La luz de un farol derrama una luz amarillenta sobre sus pasos. Decrece luz sobre
Antonieta.
ESCENA II
La luz aumenta en el sector del escenario correspondiente al hogar de Mónica. En el
centro del escenario, dos breves butacas, un sillón, un bar, mesitas, una alfombra y
algunas plantas decorativas. La música, de contornos siniestros, cambia a un jazz
ácido. Voluptuoso. Mónica, con traje muy corto y ceñido, ensaya los inicios de un
“strip- tease” La luz la ciñe. La estrecha. La música llega a su culminación. Por un
lateral asoma Antonieta con cara de susto. Se acerca al borde del espacio de Mónica.
ANTONIETA: (Tocando una invisible puerta) ¡Tum! ¡Tum!
Mónica se detiene un poco. Prosigue con su ensayo.
ANTONIETA: ¿Mónica?... ¿Es usted... Mónica Salas?
MÓNICA: (Sin dejar de ver la vestimenta de Antonieta) Soy yo... ¿Qué desea?
ANTONIETA: Claro que eres... El parecido es total...
MÓNICA: ¿Parecido?
ANTONIETA: A Marta... Marta cuando tenía tu edad...
MÓNICA: ¿Marta?
ANTONIETA: Salvo por el pelo y... (Mira la escasa vestidura)... el modo de vestir,
bastante más recatado... (Retoma los parecidos) El pelo de Marta era más claro...
Antonieta observa todo con gran curiosidad.
MÓNICA: ¿Cómo lo sabes?
ANTONIETA: ¡Estoy tan emocionada!
Antonieta saca un pañuelito y seca una lágrima con ademán melodramático. Avanza
un poco más en el recinto.
MÓNICA: ¿Y por qué?
ANTONIETA: Por, por... ¡Por todo!
MÓNICA: (Duda. No sabe cómo enfrentar la situación) Bien, pero... A mí “todo” no me
provoca lágrimas... Estaba ensayando y...
ANTONIETA: ¡Por encontrarla!
MÓNICA: ¿A mí?...
ANTONIETA: ¡Dios mío, creí que me volvía loca...!
MÓNICA: ¿Y eso?
ANTONIETA: En fin, no sé si lo estoy...
MÓNICA: ¿En qué puedo?..
ANTONIETA: No sé de qué se trata... ni cómo explicarlo...
MÓNICA: Perdona, pero... ¿Quién eres tú?
ANTONIETA: ¿Yo?... ¡Bromeas, Mónica...! (Piensa) No... ¿Por qué tendrías que
bromear?
MÓNICA: No recuerdo haberte visto en toda mi vida.
ANTONIETA: ¡Pero si yo soy...! (Se detiene. La ve fijamente). Bueno, creo que
soy...Casi estoy segura...
MÓNICA: ¿Quién?.
ANTONIETA: ¿No me nota cierto aire?... (Se muestra) ¿Algún rasgo?
MÓNICA: Sí, tu cara me resulta conocida... ¿Dónde?... ¿Alguna fiesta?
ANTONIETA: Tengo años sin ir a una fiesta.
MÓNICA: ¿Trabajas en...? (Atonieta niega) La verdad, me rindo...
ANTONIETA: (Reservada) Como le dije, soy... una amiga. Sí, eso... una amiga...
MÓNICA: ¿De quién?
ANTONIETA: De Marta.
MÓNICA: ¿Mi madre? (Antonieta afirma) ¡Pero si ella murió hace quince años!
Antonieta queda muda. Luego llora.
MÓNICA: ¿Qué pasa?
ANTONIETA: ¡Murió! ¡Murió Marta! ¡Qué horrible!
MÓNICA: (Asombrada) ¿Por qué lloras?... Me parece poco probable que puedas haber
sido su amiga. Murió a los cincuenta y siete años...
ANTONIETA: ¡Tan joven!
Antonieta llora con desconsuelo. Mónica no encuentra qué hacer.
MÓNICA: Ese vestido...
ANTONIETA: (Sin prestar atención al comentario de Mónica) ¿Y... y Héctor?
MÓNICA: ¿Mi padre? (Antonieta afirma) Muerto también... (Antonieta llora con más
entusiasmo) ¡Desde hace doce años!
ANTONIETA: ¡Pobre huerfanita! ¡Sola en el mundo!
MÓNICA: ¿Huerfanita?
ANTONIETA: ¡Presa de toda la modernidad diabólica! ¡Desamparada en los brazos de
la mecánica!
Mónica ríe. Antonieta la mira con reproche.
MÓNICA: (Ríe) ¡Qué cómico! ¡En los brazos de la mecánica!... ¿No te parece que
suena mejor “en los brazos de un mecánico”?
ANTONIETA: (Interrumpe reflexiva el comentario de Mónica) Todos... todos muertos...
¡Todo destruido! ¡El mundo ha cambiado!
Antonieta, agotada, se apoya en uno de los muebles.
MÓNICA: (Tratando de llegar a alguna parte)Ya está bien. ¿Si?... ¿Quién eres?
ANTONIETA: Me pregunto lo mismo.
MÓNICA: ¿Cómo llegaste aquí?
ANTONIETA: Encontré la dirección en mi cartera. En medio de todo me resulta...
normal...
MÓNICA: A mí no. ¿Quién planeó la broma? ¿Quién te dio el nombre de mis padres?...
ANTONIETA: Nadie...
MÓNICA: ¿De dónde sacaste ese vestido?
ANTONIETA: ¿Qué tiene de raro?
MÓNICA: Mínimo ochenta años de raro. (Se detiene. Nota algo en el rostro de
Antonieta) Pero... (Retrocede. Se percata) ¡Ya sé!...
Eres... ¡Eres exacta!
Mónica comienza a buscar en gavetas. Saca papeles. Encuentra un álbum.
MÓNICA: Por aquí debe estar...
ANTONIETA: ¿Qué busca?
MÓNICA: (Hojeando el álbum) Una foto... muy antigua...
ANTONIETA: Con calma... mantenga la calma...
MÓNICA: Está por aquí... (Busca) Por aquí... (Tropieza con una foto y la contempla.
Luego a Antonieta. Compara) ¡Increíble!... Esto sí es impresionante... ¡El vivo retrato
de mi abuela cuando joven!
ANTONIETA: ¿Sí?
Mónica se acerca a Antonieta. Le muestra la foto.
MÓNICA: Mírala... ¿No te parece impresionante?
ANTONIETA: Un poco.
MÓNICA: ¡Exacta! (Le señala otra foto) Esta es de viejita
ANTONIETA: ¡Qué arrugada!
MÓNICA: Murió a los noventa y tres años.
ANTONIETA: (Se persigna) ¡Paz a sus restos!
MÓNICA: (Abandona el álbum) ¿De dónde sales?
ANTONIETA: Tengo escalofríos.
Antonieta se estremece un poco.
MÓNICA: Y con ese vestido...
ANTONIETA: (Un poco irritada) No encuentro nada anormal en mi vestido...
Al suyo sí le falta mucha, pero mucha tela...
MÓNICA: Escucha, todo ha salido bien... ¿Sí? (Pausa corta) Me gustaría conocer al
autor de la ocurrencia y...
ANTONIETA: ¡Estoy asustada! ¡Muy asustada! (Se sienta en un sillón. Se encoge) No
termino de entender. Es fuerte. Muy fuerte. El miedo...
MÓNICA: Avanzaríamos un poco si te identificas...
Antonieta, tras una pausa, encogida, comienza a susurrar una canción de cuna.
MÓNICA: (Moviéndose lentamente alrededor de Antonieta) Esa canción... Cuando
niña... Usaba lazos en la cabeza y vestiditos almidonados... Me la cantaba mi
abuelita...
ANTONIETA: Nieta...
MÓNICA: (Pausa corta. Estudia intensamente a Antonieta) Yo le decía así, de niña...
Antonieta, nieta... ¿Quién es la nieta? ¿Tú o yo?... Le preguntaba...
ANTONIETA: Apenas podía verte. Caminábamos por los parques. Supuestamente yo te
llevaba, pero no era así. Apoyaba mi cuerpo débil sobre tu hombro... Me describías la
gente, los patos en el estanque... (Mónica se paraliza. Antonieta se levanta y se le
acerca) Nieta... Mónica...
MÓNICA: (Se recobra. Retrocede) ¡Coño, no te me acerques!
ANTONIETA: Abandona esa mirada de terror...
MÓNICA: ¡Aléjate o me arrojo por la ventana! (Mónica retrocede. Toma un cenicero
grande) ¡Un paso más y me abro la cabeza con este cenicero!
ANTONIETA: ¡No quería asustarla, Mónica!
MÓNICA: ¡Explica tu naturaleza!
ANTONIETA: ¡Estoy aturdida!
Antonieta sigue a Mónica que retrocede por todo el espacio-
MÓNICA: ¡Saca... saca tu documentación y colócala allí!... ¡Sobre la mesa!
ANTONIETA: No tengo documentos.
MÓNICA: Habla pausadamente.
ANTONIETA: Bien... (Lenta) Lo haré, lentamente...
MÓNICA: ¡Sin matices escalofriantes!
ANTONIETA: ¡No tengo ningún matiz escalofriante!
MÓNICA: ¡Te participo!... ¡Te participo que voy a llegar!... (Se torna agresiva. Ahora es
ella quien hace retroceder a Antonieta) ¡Llegar al fondo de todo esto!... ¡Y la pagarás,
marrana! ¡Cerda!
ANTONIETA: (Herida) ¡Me insultas!
MÓNICA: ¡Te arrepentirás de esta broma macabra! ¡Tú y tus cómplices, desgraciada!
ANTONIETA: ¡Estoy más asustada que usted, mi pequeña!
MÓNICA: ¡Carajo, no me digas pequeña! ¡No soy tu pequeña para nada!
ANTONIETA: Le preparaba los dulces con forma de pajaritos. Los besitos de coco,
canela y anís...
MÓNICA: (Rogando por un manicomio) ¡Una camisa de fuerza!
ANTONIETA: Los suspiros de crema... ¿Recuerda?
MÓNICA: ¡Quiero una camisa de fuerza!
Mónica se encoge con los ojos brotados por el terror.
ANTONIETA: Un día la salvé de morir tristemente ahogada en el Parque Los Chorros...
MÓNICA: ¿El Parque?... (Se encierra en sí misma) No escucho... estoy catatónica...
¡Soy sorda! ¡Sorda!
Mónica se tapa los oídos.
ANTONIETA: Resbaló en uno de los pozos... ¡Y aparecí yo, como una heroína de
Tolstoi, a rescatarla de las embravecidas aguas!
MÓNICA: (Jugando a la incoherencia) Tin, marín, de dos perigué. Cúcara, mácara...
ANTONIETA: (Engarzando el trabalenguas que culmina con un saltito) ¡Títere fué!...
(Ríe) ¿Ves? ¿Ya recuerdas?
MÓNICA: (Para si. Tratando de afianzar su razón. Se sienta en una butaca y efectúa un
balance) ¡Soy cívica!... No boto papeles en la calle y tengo la detestable manía de
guardar los fósforos usados en la cajita...
ANTONIETA: Impedí que Marta te diera muchos azotes...
MÓNICA: Tengo agenda y la uso con tenacidad. Me baño todos los días.
ANTONIETA: Eso afecta la salud. Un baño semanal es lo correcto.
MÓNICA: No me atormenta el tráfico.
ANTONIETA: ¿Te refieres a todos esos vehículos satánicos?
MÓNICA: Instalé un reproductor en mi carro y mientras los otros tocan corneta, se
pegan e insultan, aprendo alemán y ruso con los métodos de casettes.
ANTONIETA: (Observando algún objeto. Refiriéndose a Mónica) Para mí usted siempre
fue la elegida. Tiene mi mismo carácter.
MÓNICA: ¡Me casé felizmente hace cinco años!
ANTONIETA: ¿Sí? ¡Niña, qué sorpresa! ¿Y dónde está su cónyuge?
MÓNICA: Y me divorcié correctamente hace dos años, sin alharacas ni escenas de mal
gusto...
ANTONIETA: ¿Divorciada? ¡Qué horror!
MÓNICA: Canto, modelo, hago strip tease en lugares de buen gusto...
Artista... ¡Quiero ser artista!
ANTONIETA: ¿Cantante?... ¿Artista?... Mija, es una profesión un tanto liberal para una
muchacha de buena familia...
MÓNICA: (Ya decidida) ¡Eso, artista! (Se levanta. Mira a Antonieta) ¡No quiero ser
médium ni espiritista!
ANTONIETA: Me parece muy bien...
MÓNICA: No me interesa la brujería. No me gustan los diálogos con el más allá, ni
pasos alucinantes en la dimensión desconocida.
Pausa corta. Detalla a Antonieta. Se le enfrenta con decisión
MÓNICA: ¡Soy carnívora! ¡Terráquea! ¡Práctica y egoísta!.. (Respira fuerte) Así que,
lamentándolo mucho, querida Nieta, te me vas! ¡Esfúmate!
ANTONIETA: ¿Me... me botas?
MÓNICA: ¡Te ordeno que retornes a las sombras!
ANTONIETA: ¿Me rechazas?
MÓNICA: Para nada. Deseo que la pases muy bien en el más allá.
ANTONIETA: ¿No ve mi dolor? ¿Lo que estoy pasando?
MÓNICA: (Con mucho sigilo) Bien... entiendo. Si tienes pecados graves que te hacen
penar, puedo ayudarte...
Antonieta se muestra ofendida.
ANTONIETA: ¡Nunca cometí graves pecados!
MÓNICA: ¿Qué tal diez misas?
ANTONIETA: ¡No estoy penando, Mónica!
MÓNICA: ¿Te parece poco? Bueno, que sean veinte. Aunque no me imagino qué tipo
de perversiones has practicado para necesitar tanta indulgencia.
ANTONIETA: ¿Yo? ¿Perversa?
MÓNICA: Te veías sumamente decente.
ANTONIETA: ¡Cómo se le ocurre!
MÓNICA: ¡Que sean treinta misas! ¡Pero vete!
Pausa. Antonieta observa el gesto imperativo de Mónica indicándole la salida. Ofendida, toma
su cartera, maleta y sale fuera del espacio del apartamento. Mónica respira profundamente y
se sienta.

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