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Autismo y simbiosis: dos trastornos extremos de la iderntidad *


Margaret S. Mahler **

Mi hipótesis acerca de las psicosis infantiles está basada en dos conceptos


fundamentales de Freud; se trata de una proposición casi socio-biológica. Como
señala Freud, mientras el animal posee una facultad instintiva para percibir
el peligro en el mundo externo, que le permite dar los pasos adecuados para
enfrentarlo, dicha facultad está atrofiada en el ser humano. En éste, el Yo
debe hacerse cargo de la prueba de realidad que el Ello descuida. La situaci6n
del infante humano se ve enormemente empeorada por otra circunstancia bio-
16gica, a saber, el hecho de que nace en una etapa más temprana y menos
madura del desarrollo físico que cualquier otro mamífero. Estas dos circuns-
tancias interrelacionadas, a saber: 1) la atrofia del instinto de autoconservaci6n
y 2) la inmadurez de los aparatos en el momento del nacimiento, traen como
resultado la total dependencia del ser humano para su misma supervivencia
del cuidado de una madre o un sustituto materno durante un largo período.
Mucho después de nacer, el niño sigue necesitando una sim'biosis social, carac-
terística de la especie, con la madre. Intentaré demostrar que los síndromes
de las psicosis infantiles tempranas, tanto del tipo autista como del simbiótico,
representan fijaciones o regresiones a las dos primeras etapas de "indíferenclc-
ci6n" dentro de esta temprana unidad madre-niño. En esa etapa crepuscular
de la vida que Freud llamó narcisismo primario, el niño prácticamente no da
signo alguno de percibir nada que no sea su propio cuerpo; parece vivir eh
un mundo de estímulos internos. Las primeras semanas de vida extrauterina
están caracterizadas por lo que, siguiendo a Ferenczi, llamamos la etapa de
realizaci6n alucinatoria de deseos. Mientras que el sistema enteroceptivo (cenes-
tésico) funciona desde el nacimiento, el sistema consciente perceptual, el sensorio,
aún no está cargado. Esta falta de carga sensorial periférica cede -poso gra-
dualmente a la percepción, sobre todo a la percepci6n a distancia, del mundo
externo. Sin embargo, la mayoda de los bebés nacen con un equipo apropiado
de señales para manejar las tensiones instintivas cuando éstas superan un nivel
tolerable. Sus reacciones afectivo-motoras sirven automáticamente para llamar
y utilizar al Yo ejecutivo externo que la madre representa (Spitz). Además, ya
en el primer día de vida extrauterina, el neonato nacido a término exhibe un
* Publicado en el International Journal of Psychoanalysis, 1958, XXXIX, 1.
•.• Direcci6n: 300 Central Park West, Nueva York, N. Y., 10024. 201
Margaret S. Mahler

reflejo prensil discriminatorio 39 que demuestra que posee los elementos innatos
significativos para distinguir, de modo sensorio-motor, entre el objeto parcial
vivo y la materia inanimada. Esta capacidad original para discriminar lo ani-
mado de lo inanimado fue denominada Urunterscheidung: protodiakrisis, por
von Monakow 39.
La fase presimbiótica, normalmente autista, de la unidad madre-niño
cede paso a la fase simbiótica propiamente dicha (aproximadamente a partir
de los tres meses de vida). Durante los períodos de vigilia en que siente hambre,
el bebé de tres o cuatro meses parece percibir, al menos temporariamente y
como una suerte de guestalt, esa pequeña 'Parte de la realidad externa repre-
sentada por el pecho, el rostro y las manos de la madre, la guestalt de sus
cuidados como tales. Esto tiene lugar en la matriz de las secuencias gratifica-
ción-frustración orales en la situación normal de la lactancia. Esta etapa de
borrosa percepción del "objeto que satisface necesidades", señala el comienzo
de la fase de simbiosis en la que el niño se comporta y funciona como si él y
la madre constituyeran un sistema omnipotente (una unidad dual) dentro de
límites comunes (una membrana simbléticc, por así decirlo). A esta fase .slm-
biótica le sigue la llamada fase de separación-individuación propiamente dicha.
Al mismo tiempo, va teniendo lugar la maduración y la consolidación de fun-
ciones yoicas autónomas tales como la locomoción y el comienzo del lenguaje 82.
Dos condiciones son imprescindibles para la estructuración del Yo y la
neutralización de los impulsos que permiten alcanzar la individuación, esto es,
un sentido de entidad e identidad individuales: 1) los estímulos enteroceptivos-
propioceptivos no deben ser tan persistentes y tan intensos como para impedir
la formación de la 'estructura; 2) en ausencia de un "organizador interno"
en el bebé humano (Spitz), la pareja simbiótica debe estar en condiciones
de servir como paragolpes frente a los estímulos internos y externos, organi-
zándolos gradualmente .pcro el niño y orientando a este último hada mundo
interno versus mundo externo, esto es, hacia la formación de límites y la
percepción sensorial. Freud afirmó 8: "Cobe decir que las percepciones tienen
para el Yo la misma significación que los instintos para el Ello". Hartmann
señaló que la formación de estructuras y la n'eutralización de los impulsos
202 configuran un proceso circular: la estructura se forma cuando el. niño se vuelca
Autismo y simbiosis: dos trastornos extremos de la identidad

perceptualmente hacia el mundo externo y viceversa. Si las condiciones men-


cionadas no se satisfacen, la facultad perceptual del Yo no puede llegar a
predominar y tampoco se desarrolla la función integradora y sintética del Yo 13, 14.
Las teorías sobre la esquizofrenia de Hermann y Bak 16, 1 indican que la
predisposición a la psicosis tiene su origen en esas tempranas situaciones de
angustia fisiológica relacionadas con la incompatibilidad psicofisiológica de la
unidad madre-niño en las primeras semanas de vida, en las que tienen lugar
estos procesos asimilatorios. En la temprana infancia hay situaciones en que
la sobreestimulación entero-propioceptiva debida a la enfermedad, o un medio
materno adverso (simbiótico) genera grandes cantidades de energía impul-
siva agresiva no neutralizada y explosiva y, por ende, desquiciadora. Son
éstas las situaciones que impiden la neutralización o la contracargahabitualmen-
te efectuadas por el proceso libidinizador perceptual de contacto inherente al
cuidado materno 17. En ciertos casos, la severidad de la perturbación fisiológica
no sólo va en detrimento de la actividad perceptual del sensorio y, por ende, de
la formación de estructuras (Yo), sino que incluso puede llegar a anular la
facultad para la discriminación primaria (protodiacrisis) entre lo vivo y lo inani-
mado.
Tales cambios y reacciones catastróficos parecen constituir los agentes
patógenos en el autismo infantil temprano. la perturbación básica radica en
la incapacidad de estos niños para percibir la guestalt de la madre y la de su
funcionamiento vital en beneficio de aquéllos. No parece haber ninguna cons-
ciencia perceptual de un mundo interno versus un mundo externo, ni del propio
Self del niño en contraste con el medio inanimado *.
Desde nuestro punto de vista sociobiológico, estos niños permanecen
fijados a lo fase autista de la vide extrauterina o bien regresan a ella o incluso
(en lo que se refiere a lo protodiacrisis) a una etapa fetal más arcaica de fun-
cionamiento. Entre los hallazgos clínicos que corroboran los dinamismos descrip-
tos figuran la sensibilidad periférica al dolor sumamente inadecuada y tam-
bién signos que destacan la insuficiencia de la circulación sonqulnec periférica.
Junto con esta deficiencia de carga del sensorio encontramos una falta de estra-
tificación jerárquica de la Iibidinización y la secuencia de zonas. Ello resulta
* Comparar con Buytendiik, citado por Werner. 203
Margaret S. Mahler

evidente en la relativa pobreza de actividades autoeróticas, por un lado, y una


cierta facilidad para que las 'posiciones libidinales se sustituyan unas a otras.
En lugar de actividades autoeróticas, estos niños exhiben hábitos autoagre-
sivos tales como por ejemplo golpearse la cabeza, morderse u otras activida-
des autodañinas. Las actividades autoagresivas en un intento casi resti-
tutivo sirven para agudizar la percepción de los límites cuerpo-Self, a menudo
a expensas de partes de la imagen corporal 40. Como consecuencia de la falta
de carga del sistema PCPT-CS, tales niños son totalmente impermeables a
la voz y a las indicaciones de la madre, y tampoco parecen ver a los demás:
su mirada los atraviesa como si fueran transparentes. No se sabe a ciencia
cierta si esta especie de sordera en relación con la madre y, por lo tanto, con
el mundo exterior, constituye una defensa congénita o adquirida. Su inca-
pacidad para utilizar a la pareja simbiótica los obliga a encontrar mecanis-
mos sustitutivos de adaptación para sobrevivir y estas formaciones sustitutivas
constituyen la sintomatología delautismo infantil temprano (Kanner) 21, 22,
El síndrome psicótico simbiótico (Mahler, 1951, Amsterdam) representa
la fijación o la regresión a la segunda etapa indiferenciada de la unidad
madre-niño, que es la etapa de la fusión simbiótica omnipotente y delirante
con el objeto que satisface necesidades.
El aufismo primario se manifiesta gradualmente a medida que la
secuela del aislamiento autista se hace más y más evidente con el desarrollo
y la maduración del organismo. Pero, en contraste con esto, el cuadro psicótico
se desarrolla las más de las veces con crisis de reacciones catastróficas y de
pánico. Al revés de la persistente impermeabilidad de los casos de autismo, la
anamnesis de los psicóticos simbióticos exhibe signos inequívocos de una ba-
rrera deficiente frente a los estímulos, una insuficiencia de la contracarga pro"
tectora del sistema PCPT-CS, con hipersensibilidad, homeostasis lábil, mayor
vulnerabilidad del Yo y menoscabo de muchas funciones, en particular la fun-
ción defensiva represiva del Yo 20, 31,32. El más leve trauma adicional lleva
a la fragmentación de la rudimentaria y frágil estructura yoica. Una de las
características de la estructura yoiea psicótica simbiótica, en contraste con la
del autista, en su gran interpermeabilidad no cohesiva con el Ello. La falta de
204 distinción entre el proceso primario y el secundario, y el predominio del prin-
Autismo y simbiosis: dos trastornos extremos de la icllentidad

cipio 'del placer 'persisten; la realidad interna y la externa están fusionadas


debido a la formación no cohesiva de límites del Self. Por ende, el límite
simbiótico común original que comparten el Self y el mundo objetal, el niño y
la madre, se mantiene más allá de la época simbiótica, y el Yo no puede
cumplir aquellas tareas del desarrollo que traerían como resultado una mayor
diferenciación del Self y una mayor seporcclén con respecto a la madre. En
consecuencia esos niños no alcanzan la fase de separación-individuación que
constituye el primer nivel del sentido de entidad e identidad individuales, sub-
jetivo pero fundamental, del niño normal. Muy poco se sabe en el campo
psicoanalítico (yen otros campos) sobre este esencial estado de carga cohesivo
que nos proporciona nuestro sentido de identidad 33. Quienes trabajan con
niños psicóticos conocen muy bien el rasgo más generalizado de ese trastorno,
a saber, una pérdida parcial o total de la identificación 'Personal, que parece
ser el primer paso hacia la alienación y la pérdida de contacto con la realidad.

El sentido de la autoidentidad
El sentido de la identidad individual se da a través de nuestras sensa-
ciones corporales. Su núcleo es la imagen corporal, que consiste en una carga
predominantemente llbldlnel y bastante estabilizada del cuerpo en sus partes
centrales y periféricas 11. "El cuerpo del niño es interno y externo al mismo
tiempo. En virtud de esta característica, se destaca para él del resto del mundo
y le permite así elaborar la distinción entre Self y no Self" 12, 14. Los estímulos
internos propioceptivos, así como las percepciones de contacto, la sensibilidad
profunda a la presión y el intercambio térmico, además de las experiencias
kinestésicas (equilibrio) en la lactancia hacen una contribución mucho más
importante e inmediata al núcleo de nuestro sentido de la identidad, a nuestra
imagen .ccrpcrol, que las posteriores imágenes visuales y auditivas vinculadas
con la percepción a distancia. Estas últimas hacen su principal contribución al
reconocimiento y la distinción del mundo objetal. la integración de nuestras
sensaciones corporales y de las fantasías inconscientes acerca del Self corporal,
sobre todo sus contenidos, con los datos visuales, auditivos y kinestésicos al
respecto, constituye una adquisición relativamente tardía del Yo; coincide con
el primer nivel de integración del sentido de la identidad, que depende de la 205
Margaret S. Mahler

separación-individuación y está caracterizado por una fase -neg'otivista 6.


El brote en la maduración que tiene lugar en el segundo año de vida
coloca al niño (normal) en la posición de una autonomía física relativamente
grande. La locomoción constituye una de las funciones autónomas del Yo,
cuya maduración puede convertirse en el más destacado paradigma de la dis-
crepancia ,entre la tasa de creclmiento de la personalidad en lo relativo a la
moduroclón y al desarrollo 14*. La locomoción permite al niño sepororse, opcr-
tarse físicamente de la medre, aunque pueda no estar preparado para ello
desde el punto de vista emocional. El niño de dos años no tarda en experi-
mentar su separación de muchas otras maneras. Disfruta de su independencia
y ejerce dominio con tenacidad, para lo cual el Yo utiliZa grandes cantidades
de libido y agresión. Por otro lado, hay niños de esa edad que exhiben actitudes
contrarias y .se aferran más a la madre como reacción frente a su propic auto-
ncrníc. la consciencia del funcionamiento separado puede despertar enorme
ansiedad en estos niños vulnerables, que desde entonces tratan desesperada-
mente de negar esa separación, por un lado, y al mismo tiempo luchan para
no dejarse absorber nuevamente ¡por la creciente oposici6n a los adultos. Los
psicólogos experimentales y académicos ta-mbién comprobaron que la fase de
individuación en la que el niño desarrolla autoconsciencia constituye un período
difícil de la vida. Wallon y su discípulo, Zazzo, estudiaron el reconocimiento
del niño pequeño de su propia imagen en tres situaciones dlstlntcs. en el espeje,
en fotografías y en películas. Comprobaron que el reconocimiento de la imagen
en el espejo no tiene lugar hasta los dos años y dos o tres meses Pocas =.
semanas antes de que esto ocurra, los observadores "notcron una suerte de
desorganización, como si un súbito estado de percepci6n del Self hubiera cau-
sado una perturbcclón ofectlvc" 44. Hasta el final del tercer año, el niño mani-
fiesta cierto temor y, al mismo tiempo, cierto placer al mirarse en el espe]e.
A los dos años y diez meses la imoqen ya se ha hecho familiar y no provoca me-
* De ccuerde con Hartmann, Kris y Loewenstein 14 (pág. 18), la maduración indica el proceso de
creclmlento que ocurre relativamente independiente de las influencias ambientales, y el desarrollo
indica el proceso de creclmlento en el cual ambiente y maduración tienen mayor interrelaci6n.
** Sin embargo, 'parece haber algunas excepciones a la regla del tiempo del. reconocimiento de la
identida·d del Self. Tal excepción (reconocimiento prematuro) fue observada por mí en el caso
206 de un mellizo univitelino 30.
Autismo y simbiosis: dos trastornos extremos de la id.entidad

.Iestar .. Comienza a utilizarse el pronombre personal "yo" rápida y correctamente.


La fase negativista normal del niño de esta edad es la reacción acom-
pañante, a nivel de la conducta, de este proceso de individuación, de libera-
ción con respecto a la simbiosis madre-niño. El temor a ser nuevamente absor-
bido pone en peligro a la diferenciación individual reciente, que es necesario
defender. Cuanto menos satisfactoria o más parasitaria haya sido la fase
simbiótica, más notable y exagerada será la reacción negativista 5,27,82. Un Yo
que es incapaz de funcionar al margen de su pareja simbiótica trata de atrin-
cherarse en la fantasía delirante de unicidad con la madre omnipotente, obli-
gándola a actuar como una extensión del Self. Desde luego este recurso por
lo común no logra detener el proceso de alienación con respecto a la realidad
(una realidad que la madre sigue representando casi exclusivamente).
La fase de separación-individuación es vulnerable en la vida de cual-
quier niño. Si se pierde la batalla, como en la psicosis simbiótica, la fragmen-
tación del Yo trae como consecuencia un derrumbe total de las funciones inte-
gradoras en todos los niveles. Para empezar, la percepción propiciceptiva se
confunde con la percepción sensorial: las intenciones internas se atribuyen a
factores externos, los biodinamismos se confunden con dinamismos mecánicos29•
La regresión yoica parece apuntar en particular a la dediferencioción entre
función y contenidos, porque el Yo fragmentado no puede hacer frente a las
complejidades. Bajo tales circunstancias la dediferenciación parece ser el me-
canismo adaptativo que sirve para asegurar la supervivencia con meca-
nismos autistas secundarios. Si dicho proceso es completo, el cuadro clínico puede
tener semejanzas superficiales con el autismo primario. Veamos un ejemplo:
George era primogénito. Inmediatamente después de su nacimiento,
el padre ingresÓ en la Marina. Entre muchos datos interesantes, mencionaré
tan solo que la madre y el niño prácticamente no velen a nadie y que la
madre trataba 01 bebé como si fuera un apéndice vegetativo de su propio
Self; por ejemplo, casi no había ninguna comunicación verbal entre ambos.
Cuando el niño tenía aproximadamente dos años, el padre regresó, pero se
mostraba siempre malhumorado e indiferente COn el niño. Durante el tercer
año de su vida, lo conducta de George demostró claramente la existencia de
fantasías agresivas (inconscientes) incontroladas. Evidentemente, interpretaba 207
Margaret S. Mahler

de modo erróneo el significado afectivo de las situaciones, en términos de la


proyecci6n de su agresi6n no neutralizada. Por ejemplo, lloraba como un bebé
de ocho meses cuando un desconocido lo saludaba cordialmente. Si las amis-
tades o los parientes le daban una palmadita en la espalda o en la cabeza,
se aterraba, afirmaba que lo habían golpeado y parecía asustado de que lo
dañaran. Toda la fuerza de su agresión acumulada estalló a través de la con-
ducta hasta ese momento silenciosa del paciente. Entre los dos años y medio
y .tres, el mutismo de George se transform6 abruptamente en un lenguaje ca-
prichoso y lleno de pánico, correspondiente al proceso primario, que su madre
describi6 acertadamente como "pataletas orales". Cuando se sentía frustrado,
y también sin causa aparente, comenzaba a caminar por lo habitación ha-
blando airadamente en voz alta acerca de algo totalmente ininteligible para
los demás. Durante la segunda mitad del tercer año, en la fase de separa-
ci6n-individuación en el desarrollo de George, la madre qued6 embarazada,
y el niño comenz6 a experimentar terrores nocturnos. Cucndo ya tenía tres
años nació su hermanita y George se volvió severamente perturbado. Duran-
te los últimos meses del embarazo de la madre, desarrolló un interés absor-
bente y exclusivo por examinar su medio inanimado y por tocar los objetos
en éL La regresión al contacto -a la 'prueba de realidad perceptual tanto
como olfativa y gustativa- es un rasgo frecuente en la psicosis infantil.
George manifestó durante el embarazo de su madre un interés extraño y
compulsivo por los barriles, sobre todo de cerveza (vivían cerca de una fá-
brica de cerveza). Solía detenerse y tocar cada barril y examinarlo con
sumo cuidado. Cuando perdi6 el interés por los barriles comenzaron a fas-
cinarlo las cañerías de todo tipo, que también tocaba, acariciaba, etcétera, y
hacía comentarios sobre su forma, tamaño, y otras características .. Al cabo
de unos pocos meses desarrolló un interés similar por los artefactos eléctricos;
júgaba interminablemente a enchufar una cosa dentro de otra. Más tarde,
George desarrolló un intenso interés por los fuegos, rasgo que era predomi-
nante cuando fue internado a los seis años y medio de edad.
Dos aspectos de esta frenética prueba de realidad como secuela del
proceso psic6tico simbiótico son característicos y merecen un detallado examen.
208 Primero, el alejamiento con respecto al mundo de los objetos vivos (mediante
Autismo y simbiosis: dos trastornos extremos de la identidad

el retiro 'de la- carga libidinal) de modo que tiene lugar una enajenación en
términos de deanimaci6n y dediferenciación. Con el retiro de cargas del mun-
do de los objetos vivos, el propio cuerpo del niño, alcanzan predominio las
sensaciones corporales que derivan directamente de los procesos instintivos
que no gobierna el Yo. Tales sentimientos usurpan el lugar del mundo objetal
lino YO". El cuerpo y las sensaciones que aquél transmite constituyen los únicos
objetos restantes del Yo. El segundo aspecto es la enajenación con respecto al
propio cuerpo, la fragmentación de la imagen corporal, cuyas partes están
cargadas con energía burdamente agresivizada. Este segundo aspecto del
derrumbe simbiótico psicótico es la contraparte de la delibidinizac.ión del mundo
objetal, y se manifiesta como la elaboración psicótica del conflicto bisexual
que, en el caso de George, coincidió con el nacimiento de la hermana (y con
su fase fálica). El segundo nivel de integración del sentido de identidad es la
resolución de la identificación bisexual. La maduraci6n psicosexual también
está predeterminada y, por lo tanto, tiene lugar aun cuando no se esteblezeen
la relación objetal y la prueba de realidad. Parecerla que la fase fálica trae
consigo un hecho de suma -importancia en la maduración, a saber, la con-
centración masiva de libido en las partes sexuales de la imagen corporal. Tal
proceso se produce cualesquiera sean las influencias ambientales. En los casos
normales, provoca inevitablemente cambios importantes de carga en términos
de las representaciones de la imagen corporal que emergen por vio de las
fases libidinales pregenitales, e identificaciones bisexuales tendientes al firme
establecimiento de la identidad sexual. Esta segunda fase de integración de
la imagen corporal y el sentimiento de identidad parece depender de una
serie de factores importantes: 1) la integración eficaz de las fases pregenitales
del desarrollo; 2) la identificación exitosa con la figura parental del mismo
sexo, para la cual la actitud emocional frente a la identidad sexual del niño
es de suma importancia, y 3) la capacidad del Yo para integrar los rec:uerdos,
las ideas y los sentimientos concernientes al Self en una organización firme-
mente cargada y jerárquicamente estratificada de representaciones del Self.
La disociación de los constituyentes del sentimiento de identidad está
precedida por la pérdida de la facultad humana innata para discriminar lo 209
Margaret S. Mahler

onlmedo.de lo inanimado, lo vivo de lo muerto. Esta discriminación primigenia,


esta .. "prorcdlccrlsls" (Mon'akow), parece depender de irrJpresiones de calor,
elcctlcldcd, tUlrgencia~ profundas sensaciones táctiles entre dos organismos
'.' . .,
superiores VIVientes en contacto mutuo. . II ' .'
George exhibía esta tremenda confusión de lo animado y lo inanimado.
Por' ejemplo, se' aterra'ba cuando debía pasar junto a cietta cerca por temor
a que los agujeros lo tragaran; también mostraba confusión con respecto a
todo lo que se .moviera. Se ponía frenético y, más tarde, desarrolló.una
obsesión en lo relativo al funcionamiento de los artefactos eléctricos (que evi~
dentemente simbolizaban su cuerpo, en particular sus genitales). La connota"
ción oral simbólica de los huecos en la cerca y los barriles; el significado anal
del interés de George por la forma de las cañedas, etcétJra, y el significado
fálico de los aparatos resultan evidentes. Sin embargo, ~uisiera destacar la
significación patognomónica del hecho de conferir vida a lo inanimado. y
también de despojar de vida a los objetos animados del I medio como conse-
cuencia del proceso psicótico. Cuando fracasa la transicióf'l gradual desde la
[dentlflcccién primaria a la secundaria con el objeto amoroso, parecería que
la libido es súbitamente retirada del mundo de los objeto~.
, Las manifestaciones clínicas deben entenderse comb intentos de resti-
tución.Poco después del nacimiento de su hermana, George manifestó deseos
de uscr la ropa de la niña y a menudo los vestidos de la madre. No se tra-
taba, de la ficción ha'bitual en el juego de un niño normal, pues los niños
: I ••

psicóticos creen que se convierten en la madre o en la hermana al usar su


, ,. l' ,
ropa 211. Hablaba a todo el mundo sobre su hermana YI también sobre su
gatito: "Tengo un gato en casa. Es una gatita. Me gustQ mi gata. 'Yo soy
üna ,gata".
, La simbiosis parasitaria de George terminó abruptamente debido a'
I
varios factores: 1) el regreso y la hostilidad del padre; 2) poco después, el
embarazo, de .10 madre; 3) el nacimiento de una hermana, I y 4) la preferencia
del padre y la preocupación de la madre por esa hermana. George debió
enfrentar en forma súbita, dentro de una atmósfera edrp'ica hostil, la sepa-
ración en el sentido funcional y de la maduración, sin est1ar preparado emo-
210 elonelmente para renunciar al delirio de fusión cmnlpoténte con la madre.
Autismo y simbiosis: dos trastornos extremos de la identidad

Cabe suponer que tampoco los límites de su Self estaban cargados con energía
neutralizada y que su imagen corporal no se diferenciaba más allá de con-
fusas ·representaciones bisexuales del Self y de objeto. George parecía haber
intentado desesperadamente utilizar recursos de contrtJcargas 'para impedir. la
fragmentación de su frágil Yo. Trataba de contrarrestar la inminente pérdida
del mundo Iibidinal de objetos reconquisténdolc en un sentido concreto me-
diante las facultades para la percepción por contacto de su Yo. Compulsiva y
febrilmente trataba de tocar todo lo que lo rodeaba; evidentemente, lo que
quería era distinguir por comparación los barriles de cerveza y el cuerpo de
su madre embarazada. Cuando nació su hermana, George comparaba, siem-
pre por medios táctiles, símbolos concretos de la anatomía femenina y mas-
culina y, al mismo tiempo, trataba quizá de distinguir las formas semianima-
das e inanimadas y los fenómenos de las experiencias orales y anales.
El . problema bisexual intensificó notablemente la lucha de este niño
por recuperar su unidad simbiótica con la "madre perdida". El temor a la
castración y la envidia frente a la relación Cntima de la hermana y la madre
parecían impulsar a George a intensas alucinaciones corporales, caracteriza-
das 'por contenidos psicóticamente destructivos.
La alucinación más notable de George durante la hospitalización con-
sistió en ver que el fuego destruía a su hermana. Al principio, el niño solfa
verbalizar durante 'estas alucinaciones, lo cual nos permitió comprender su
agitación cuando tenía esas visiones.
Parecía que sus intentos alucinatorios y delirantes de restitución consls-
tían en tendencias incorporativas y destructivas con respecto a su hermana
ya su, madre. En .sus periodos más lúcidos solía decir: "Tengo miedo de· matar
a mi madre. Pienso que quiero matarla. Sí, pienso en matarla, yesos .penso-
mientes me-ponen muy mal. Eso me da una sensación fea en la cabeza. Me
siento muy mal cuando estoy en casa. Doctor, usted tiene que sccérmelo",
La defusión de los instintos parece traer como resultado una agresiviza-
clén despareja' de las imágenes corporales parciales, y una confusión de las
representaciones de objeto con losintroyectos. Los fragmentos de las imáge-
nes del Self son secundcrlcmente recargados, aunque con energía groseramen- 211
Margaret S. Mahler

te instintivizada. El resultado son los delirios y cluclncclones corporales co-


l
múnmente observables en el niño esquizofrénico. Luego de apartarse del
mundo de los objetos, aquél recrea en su propia reeliddd interna tanto al
sujeto como al objeto, a la madre y a sí mismo. Alternativainente, puede tomar
como símbolo del introyecto al objeto externo o a parte de su propio cuerpo,
una mano erotizada o la piel agresivizada del brazo, o bien un objeto inani-
mado. Puede exhibir rabia y destrucci6n externa a toda clase de tendencias
autodestructivas. El siguiente ejemplo permitirá ilustrar el hecho de que las
alucinaciones también servían a George como medio de restituci6n: mientras
se encontraba sentado junto a la enfermera a quien má~ ama'ba y odiaba,
George pareci6 alucinar un enorme fuego. Durante este $pisodio George se
baj6 el cierre de su overal! y comenz6 a tironear de la pollera de la enfermera
como si estuviera recogiendo las cenizas. Luego meti6 las manos en su overell
como si quisiera colocar ahí lo que había reunido. Esto continu6 durante al-
gunos momentos, luego volvi6 a subirse el cierre y se que~6 sentado con una
sonrisa. "Tengo una Hollinger (el nombre de la enfermera) aquí dentro ...
I

eso es lo que tengo aquí dentro": Durante el resto del día, George permaneció
sentado solo en un rincón, con una especie de euforia hilarante, comunicán-
dose con el objeto amoroso introyectado 28, 24.
Esta conducta y el afecto resultante nos permitió comprender que George
introyectaba el objeto amado y lograba así restaurar su unidad simbi6tica
previa con la madre.

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Resumen

Las Investigaciones sobre la esquizofrenia


'1) Un defecto básico congénito o muy tempranamente
un.a de cuya~ menlfesteclcnes
i
infantil permiten señalar lo siguiente:
adquirido, del Yo, 'a)
e:n los niños autistas es la in~ap,acidad para la dlscrl-
mlnaci6n perceptual entre lo animado y lo inanimado y, sobre todo, de 1<;1 madre
como un ser vivo, b) mientras que en el niño psic6tico slmbléflco la monlfesteclén más
,impor~ante de~st~. def¡cie~cia' bá.sic·a 'e~ la insufi~¡'enda de lar b~r~~~a f~~nte, a ~~s
estlmulos (que Impide que la madre actúe como un paragolpes eflclente contra la
sobreestimulaci6n desde el exterior).
2) Como consecuencia de tales defidencias, la madre no' es percibida en ablo-
, I ,
luto (como en el cutlsme) o bien permanece indiferenciada con' respecto al 5elf (sín-
drome slmblétlco).' Por' ende, todas las relaciones con elinundoobjetal, con el propio
cuerpo y con los conceptos acerca del 5elf, están alteradas.
,3)' Aparte de la deficienCia básica,' se plantean' problemas adicionales debido
a que la maduraci6n avanza mlentros que el desarrollo se retrasa.
4) Uno' de los brotes más decisivos en el curso de la mcdurcclén tierie lus'ar
en 'la fase fálica. La concentraci6nde energía psíquica en los 6rganos sexuales' (y
214 en el propio cuerpo del niño) lleva a un mayor empobrecimiento de la carga obletal,
Autismo y simbiosis: dos trastornos extremos de· la identidad

ya precaria. Esta ·fasese asemeja en muchos aspectos al cuadro de la prepsicosis o la


seudopsicosis en la pubertad (en la que resulta tan notable un serio trastorno subje-
tivamente peréibido del sentido de identidad), de la cual parece constituir un precursor.
5) Para sobrevivir, el niño debe desarrollar varios recursos restltutlves, que
he intentado' ilustrar por medio de un caso.

Summary'

Research in ehild schlzophrenlo points to:


(1): en .inborn or very early acquired bosic defeet of the ego
(a) one of the manifestations of which in autistic children is the inability of per-
. ceptuol discrimination of animate and inamimate, and 'of the mether Cls a
. Iivil1g beirig in particular.
l'
(b) whereas in the symbiotic psychotic child the most important manifestation of
the stimulus barrier (whieh prevents the mother's acting efficient buffer against
" .. ' , ,. over-stimulation from wlthout).
(11) In ·~o~sequ.ence of these defects, the mother is either not perceivEld at all (as in
eutlsm) or remains undifferentiated from the self (symbiotic syndrome), Hence,
all relations to the objeet world, to the child's own body as well es the eoncepts
of the self are altered.
(111) Apart from the basie defect, additional problems are created by virtue of the fact
that maturation proceeds while development lags.
(IV) One of the most momentous maturational thrusts occurs in the phallic phase. The
concentration of psychic energy in the sexual organs (and in the ehild's own body)
leads no further depletion of the already precctlous object cathexis. This phase
resembles in many respects to the pieture of pre-or pseudo-psychosls In puberty (in
which grave subjeetively registe red disturbanee of the sensa of identity is so
ccnsplcuous), of which it sems to be the foreunner.
(V) In order tu survive the ehild has to develop several restltutive devices whieh I have
tried to iIIustrate in one sueh case.
Résumé

Les investigations portées sur la schizophrénie ehez les enfants nous permettent
de signaler:
1) Un défaut fondamental congénital out tres prématurément acquis du Mol
a) dont une des manifestations chez les enfants autistiques est I'incapacité pour dlserl-
mlner pereeptuellement entre ce qui est inanimé, et, surteut, de la mere cornme un
etre vivant, b) tandis que chez I'enfant psychotique symbiotique la manifestation la
plus importante de ce défaut fondamental est I'insuffisance d'obstac:les face aux 215
Margaret S. Mahler

,
I
stimulants (qul .empéche que la mer·eagisse comme efficiente d+fense contre la sursti-
mulcflon des I'extérieur).
2) -Cemme conséquence de ces déficiences, la mere n'e~t pas tout a fait ep-
per~ue (eornme dans I'autisme) ou bien elle demeure non différenciée par rapport au
self (syndrome symbiotique). Or, toutes les relations evee le monde objétal, ave e le
propre corps et avec les concepts rapportés au self sont altérés.
3) A coté de la déficience fondamentale, on pose des problemes additionnels
dOs a ce que la maturation avance tandis que le développement se retarde.
4) Une des apparitions plus décissives au cours de la mcturetlon a Iieu a la
phase phalique. La concentration de I'énergie psychique dans Irs organes sexuels (et
dans le propre corps de l'enfcnr) mene a un majeur cppcuvrissement de. la catexie
objétal·e, déja précaire. Cette phese se ressemble en plusieurs cispeds au cadre de la
prépsychose ou de la pseudopsychose dans la puberté (dans laquelle un trouble sérleux
subjectivement eppercu du sens de I'identité devient si remarquable.), de laquelle iI
semble étre un précurseur.
5) Afin de survivre, I'enfanf doit développe.r plusieurs ~ressources restltutives,
que j'ai essayé d'iIIustrer au moyen d'un caso

216

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