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Concepto
La insuficiencia cardiaca abarca todos aquellos estados en los que el corazón no es capaz de
bombear toda la sangre que el organismo necesita en un momento dado o lo hace a expensas
de presiones ventriculares elevadas. Es decir, se consigue un gasto cardiaco que es insuficiente
para las necesidades metabólicas del organismo, o para conseguirlo se necesitan presiones de
llenado (diastólicas) que pueden producir síntomas por congestión retrograda.
La definición clínica más actual, tal y como se define por la Sociedad Europea de Cardiología,
del síndrome de insuficiencia cardíaca consiste en la presencia de las siguientes características
en los pacientes:
Evidencia objetiva de una alteración cardíaca estructural o funcional del corazón en reposo.
Cardiomegalia, tercer ruido, soplos cardíacos, anomalías electrocardiográficas o en cualquiera
de las pruebas de imagen (ecocardiografía, resonancia, etc.), concentraciones elevadas de
péptidos natriuréticos.
Fisiopatología
El primero de los eventos que marcan la fisiopatología es el fallo de cualquier tipo que, como
se ha comentado, hace que el gasto cardíaco sea inadecuado o se eleven las presiones
diastólicas para conseguirlo. Todo ello provoca que aparezcan una serie de modificaciones
endocrino-metabólicas que tratan de compensar el aporte deficiente de sangre a los tejidos.
Estas alteraciones inicialmente consiguen mejorar la perfusión tisular, pero a largo plazo dejan
de ser beneficiosas y, de hecho, están implicadas en el agravamiento de la clínica, evolución y
el pronóstico del paciente. Entre ellas se encuentran el aumento de las catecolaminas, la
estimulación del sistema renina-angiotensina-aldosterona, de la vasopresina (ADH),
endotelina, factor de necrosis tumoral, etc. Es típica la elevación de los péptidos natriuréticos
que tratan de compensar el deterioro mediante un efecto antifibrótico y diurético.
Etiología
En la primera, el origen es un fallo de la función contráctil del miocardio, con disminución del
volumen sistólico y de la fracción de eyección y, habitualmente, dilatación ventricular
progresiva. Las causas más frecuentes son la isquemia miocárdica y la miocardiopatía dilatada.
Es la situación más habitual, y el tipo de insuficiencia cardíaca en la que tienen una mayor
utilidad la mayoría de los fármacos que se mencionarán posteriormente. Formalmente
hablando, la insuficiencia cardiaca sistólica "pura" no existe, pues siempre se acompaña de
disfunción diastólica, luego sería más correcto llamarla insuficiencia cardiaca sistodiastólica (si
bien es cierto que este término n o se utiliza e n la práctica clínica, y desde un punto de vista
pedagógico es mejor, sobre todo, mantener los términos de sistólica y diastólica).
La insuficiencia cardiaca crónica es la forma más común de esta enfermedad. Los pacientes se
encuentran en una situación más o menos estable, con una limitación variable de su capacidad
funcional. Generalmente experimentan "reagudizaciones" durante su evo lución, bien por el
La forma más frecuente de IC es la que se asocia a gasto cardíaco disminuido (aunque existen
amplias variaciones según el estado de compensación del paciente). Sin embargo, en
determinadas enfermedades que condicionan un estado hiperdinámico, se puede producir el
cuadro de IC en presencia de un gasto cardíaco elevado (aunque insuficiente para las
necesidades e n ese momento del organismo).
Las causas más f recuentes de IC secundaria a trastornos circulatorios de gasto elevado están
resumidas en la Tabla.