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Universidad Nacional de Colombia

Sede Bogotá
Facultad de Ciencias Humanas
Departamento de Lingüística
Taller de Comprensión y Producción de Textos I

El miedo como herramienta de dominación en el marco del conflicto armado colombiano -


Ensayo

Por Apsod Camargo y Sebastián Rocha

“La política surge sólo cuando es necesario defender la vida, y la vida aparece sólo cuando hay un poder
que la proteja. Es decir, no hay vida por afuera de la biopolítica. Pero, la inmunidad no es únicamente el
punto de relación entre el poder y la vida, sino también el poder de conservación de la vida. En este
sentido, el poder protege la vida a través de la eliminación de los elementos amenazantes; una
eliminación que asume el carácter de inclusión-exclusión. Por lo tanto, la inmunización es una protección
negativa de la vida.” (Los, De, Democrática, & Criscione, 2002)

Esta protección negativa de la vida nombrada por Criscione está marcada por el miedo, nos protegemos de
lo que más tememos como individuos y también como sociedad. Pero ¿quién dicta qué es a lo que tememos
y a quién beneficia la existencia de estos miedos? Dentro del marco del conflicto armado colombiano han
existido herramientas de control sobre la imagen y postura que la población tiene del mismo conflicto. En
este ensayo nos planteamos el miedo como una de las herramientas básicas de control que usa el Estado
para imponer un criterio determinado en las mayorías.

El proceso por el cual el miedo llega a ser una herramienta de control político es complejo y tiene que ver
con el ser humano viviendo en conjunto, ya que al ser parte de una comunidad nos incorporamos a sus
procesos culturales tanto buenos como malos, siendo dichos procesos dictados por los organismos de
autoridad, como lo son los organismos políticos influyentes. En ocasiones se usa la violencia, la barbarie y
el escarmiento público para definir lo que es correcto y lo que no. De esta manera se termina excluyendo
del sistema aquello que lo amenaza y así se crea una conducta moldeada por las cosas que no son excluidas
de dicho sistema.

Ciertos actos de castigo, aunque son realizados contra sujetos específicos, también tienen como objetivo
impactar en la sociedad en su conjunto, pues los medios de comunicación hacen llegar el mensaje a casi
todos los rincones del país. La audiencia son los colombianos, como en Europa del siglo XVI donde se
asistía a la plaza central a presenciar la sentencia de un condenado a la horca, así el ejemplo de lo que puede
suceder si no se comportan de acuerdo a lo establecido es visto por todos. De este modo se induce un estado
de estupefacción o shock ante los hechos, el miedo hace dócil al pueblo, como bien lo dice Delemeau en
una cita a Symphorien Champier: “Por el pavor que las gentes del pueblo tienen a los caballeros, laboran y
cultivan las tierras, por pavor y temor a ser destruidas”.
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Para ilustrar este punto podemos analizar el asesinato de guerrilleros desmovilizados en la actualidad: el
asesinato de Anderson Pérez y Daniel Esterilla, excombatientes de las FARC tras la firma del acuerdo de
paz, con solo dos horas de diferencia y a manos de sicarios, el primero en la vereda Puerto Rico, Tumaco,
Cauca, y el otro en la vereda La Laguna del mismo corregimiento, durante el mismo día (Revista Semana,
2019). Esto da cuenta de la política del miedo, pues son asesinatos selectivos de excombatientes que
luchaban en contra de las ideas y las políticas del gobierno. Es un mensaje simbólico para las FARC, con el
propósito de obtener control sobre una sociedad en posconflicto, un mensaje para reducir las voces de los
sectores periféricos de la sociedad.

Análogamente, esta forma bárbara de control por medio del castigo no es sólo en contra de los sectores
beligerantes de la sociedad sino en contra de las personas que no van acorde al modelo de sociedad
planteado: los 702 líderes y lideresas que han perdido la vida por defender a sus iguales, darles voz y exigir
sus derechos demuestran cómo influye la política del miedo como una barrera psicosocial para la
reconciliación (Barrera Machado & David Villa Gómez, 2018), pues sí liderar un movimiento o exigir los
derechos de una comunidad en voz alta es motivo suficiente para sufrir amenazas y finalmente ser asesinado,
¿para qué hacerlo? El caso de María del Pilar Hurtado que es asesinada por unos sicarios a causa de su
lucha por adquirir unos predios en Córdoba, Tierralta (Las 2 Orillas, 2019) es hecho material del castigo
que le espera a los ciudadanos que luchan por sus derechos. Pero aun así no se ha proporcionado seguridad
a los líderes ni mucho menos garantías sobre la investigación de dichos asesinatos.

Ahora bien ¿qué puede hacer el pueblo colombiano para combatir la manipulación inducida mediante el
miedo? La ignorancia del pueblo lo condena a la desgracia, ya que al no contar con bases críticas para
analizar los hechos del conflicto dichos hechos son fácilmente moldeables a favor de los intereses de los
que cuentan la historia. Respecto a esto Padilla y Bermúdez comentan que es desde la educación básica que
se genera esta concepción del conflicto unidireccional y presidencialista: La educación básica en Colombia
actualmente privilegia la perspectiva del Estado, lo que dificulta la comprensión de las perspectivas,
objetivos e intereses de los distintos actores enfrentados en el conflicto; desmiembra la red de factores
causales que explican el origen y la transformación del conflicto, lo que dificulta la comprensión de su
prolongación y degradación; y margina la experiencia y la voz de las víctimas, lo que dificulta comprender
la magnitud del daño emocional, físico, social, cultural y económico en la población civil.” (Padilla, A., &
Bermúdez, Á. 2016 pág. 26)

Específicamente, un ejemplo de este privilegio que se le da a la versión del Estado es cuándo se alude a la
idea de la guerra en Colombia. Se evocan eventos históricamente violentos muy precisos, centrados en
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decisiones y acciones de los gobiernos que cuestiona especialmente la violencia de actores al margen de la
ley llevando el sufrimiento, el rencor, y demás condicionantes emocionales al terreno tenso que es la
memoria. La posición que esta memoria sesgada genera acerca de quién es bueno y quién es malo,
definiéndolo de antemano, puede ser fácilmente aprovechada por sectores políticos que generan rencor y
división entre el pueblo.

Bajo ignorancia y limitando las barreras críticas hacía los hechos del conflicto a sólo sentimientos y
creencias propias, la autoridad política puede proporcionar seguridad y cobijo a esos rencores y hacerlos un
impulso a sus ideas o propuestas, dejando de lado panoramas imparciales de los acontecimientos y dando
libre acceso a exclusivamente sus intereses. Convirtiendo al ciudadano en una de las razones por las cuales
cometer barbarie, pues por ellos se “lucha contra el terrorismo” y se construyen “miras para la paz y
seguridad de los colombianos”. Estos discursos en contra de un enemigo común al pueblo colombiano
alimentan la gobernabilidad del Estado, pues la gente prefiere acomodarse a los atropellos de los gobiernos
antes que aceptar las ideas de los sectores opositores que históricamente han sido estigmatizados como
terroristas o bandidos.

No solo se usa la muerte, persecución, secuestro o extorsión para inculcar miedo en los distintos conjuntos
sociales, se hace uso también de suposiciones y comparativos de lo “negativo” que puede llegar a ser la
oposición, se referencia el hambre como otro elemento del miedo. “Gustavo Petro es otro de los
representantes del chavismo y el socialismo del siglo XXI en Colombia, si no queremos terminar como en
Venezuela, pues no tenemos que votar por Petro.” (Samuel Hoyos, Representante de la cámara Centro
Democrático, entrevista de El Tiempo 2018) Aquí se infiere la influencia que tendría un gobierno de
izquierda para terminar con la misma situación de crisis y pobreza que sufre Venezuela aquí en Colombia.
Además de plantear un juicio infundamentado, lo que dijo Samuel Hoyos y casi todos sus aliados políticos,
deja caer la intención de anular y desacreditar una posible fórmula presidencial de izquierda que proponía
Gustavo Petro argumentada por el miedo y un perjuicio, “la izquierda representa desabastecimiento,
necesidad y exilio”, no cómo la derecha que representa “oportunidad, empleo y crecimiento económico.”

Varias afirmaciones, juicios e ideas postuladas por políticos sólo funcionan y se adoptan en masa cuando
no se discrimina ni se califica objetivamente lo que se está proponiendo. Así la idea de que “Petro es un
castrochavista y nos va a convertir en Venezuela” tiene cabida y se convierte en una argumentum ad
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populum1, incentivando miedo no solo a un representante político sino quizás también a toda una ideología.
Trasladando el miedo a una jerarquización social, es decir, quién luche por los derechos de sus iguales se
atiene a los más altos castigos para sembrar el miedo o nosotros la población civil al miedo por cosas que
en realidad no son inmediatas o no tiene el suficiente fundamento por no informarnos, no indagar en los
hechos, no evaluar y reevaluar nuestra posición a media que pasa el tiempo.

Es por esto que se debe instruir al pueblo de forma crítica acerca del conflicto armado colombiano, para que
no caiga en manipulaciones, se debe dar una visión amplia e imparcial de los hechos; quién comete los
actos violentos y por qué, quiénes son las víctimas y por qué penurias pasaron. De esta manera, aunque no
se elimina el miedo sí se puede combatir la manipulación que puede llegar a generar el mismo, ya que una
sociedad informada puede decidir qué posición tomar ante los hechos y además no es tan maleable como
una que está sesgada por una única versión de la realidad política del país. A consecuencia de esto se plantea
como fundamental la enseñanza crítica de la historia del conflicto armado colombiano como herramienta de
emancipación en contra del yugo del discurso del miedo.

Si se realiza una enseñanza de la historia del conflicto no hay que caer en parcializaciones de la verdad, hay
que ser objetivos, hay que inculcar un pensamiento crítico y un ambiente de diálogo entre todas las
posiciones que se presenten. De esta manera creamos una Colombia más afín a dialogar en vez de utilizar
la violencia a la hora de resolver diferencias. Así en un ambiente de diálogo no habrá más masacres y
barbaries de las cuales atemorizarse.

Para concluir, podemos decir que el miedo se impone por el Estado, el gobierno de turno o el político
influyente del momento, haciendo uso del populismo, la ignorancia y sentimientos encontrados de las
barbaries en nosotros mismos, con el objetivo de mantener su poder contra viento y marea, imponer su
ideología a las futuras generaciones y preverse, acaparando todos los focos de control, las instituciones y
los medios, para no perder su posición y jerarquía que poco a poco han construido sin importar a quien
tengan que pasarle por encima. ¿No sería lo más razonable informarnos sobre los hechos de forma crítica
antes de hacer propios los juicios y verdades infundamentadas que se promulgan en los sectores influyentes?

1
falacia que implica responder a un argumento o a una afirmación refiriéndose a la supuesta opinión que de ello
tiene la gente en general, en lugar de al argumento por sí mismo
(https://es.wikipedia.org/wiki/Argumento_ad_populum)
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Bibliografía

a. Barrera Machado, D., & David Villa Gómez, J. (2018). Barreras psicosociales para la paz y la
reconciliación. El Ágora USB, 18(2), 459–478. https://doi.org/10.21500/16578031.3828
b. Los, E. N., De, T., Democrática, L. S., & Criscione, G. (2002). LAS PRÁCTICAS
TANATOPOLÍTICAS ANIQUILAMIENTO, DISCIPLINA Y NORMALIZACIÓN. Retrieved from
https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/1425/CriscioneGiacomo2011.pdf?sequ
ence=1&isAllowed=y
c. Padilla, A., & Bermúdez, Á. (2016). Normalizar el conflicto y des-normalizar la violencia: retos y
posibilidades de la enseñanza crítica de la historia del conflicto armado colombiano. Revista
Colombiana de Educación
d. Delumeau, J. (2012). El miedo en Occidente:(Siglos XIV-XVIII). Una ciudad sitiada. Taurus.
e. Foucault, M. (1983). Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. Siglo xxi.
f. Revista Semana (2019). Los crímenes simultáneos de dos excombatientes que enlutan a la Farc.
Retrieved from https://www.semana.com/nacion/articulo/excombatientes-de-farc-asesinados-
anderson-perez-y-daniel-esterilla-son-los-ultimos-muertos/620181
g. Las 2 Orillas (2019). El lote que enreda al alcalde de Tierralta con el asesinato de María del Pilar
Hurtado. Retrieved from https://www.las2orillas.co/el-lote-que-enreda-al-alcalde-de-tierralta-con-
el-asesinato-de-maria-del-pilar-hurtado/
h. EL TIEMPO (2018). Gustavo Petro - ¿Convertirá a Colombia en Venezuela? | Yo, Presidente.
Retrieved from https://www.youtube.com/watch?v=3EWiSCTvAXM&t=154s

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