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Introducción
Cada vez más nuestra biodiversidad se hace conocida en los medios de prensa, en las
instituciones, en la comunidad y entre los que toman decisiones de políticas públicas. Cada vez
más entendemos que esta biodiversidad forma parte de nuestra riqueza natural, que es
estratégica y fundamental para nuestro desarrollo. Y entendemos, cada vez más, que es un tema
relacionado con nuestra historia. Sin embargo, la degradación de los ecosistemas continúa.
Las políticas o el sistema de incentivos fallan en la recompensa a las personas que trabajan para
mantener el medio ambiente o en la penalización a las personas que lo degradan.
No se refleja el valor real de los bienes y servicios del ecosistema, ni el valor real de los costos y
beneficios sociales del uso de los recursos naturales debido a las fallas de mercado. Por ello,
muchas veces, contaminar y destruir sale muchas veces más barato y, desde el punto de vista
individual, una decisión racional y comprensible.
En el Perú contamos con una gran biodiversidad y nuestro reto es conservarla y buscar
mecanismos financieros para su mejor aprovechamiento y esto dentro del marco de nuestra
Política Nacional del Ambiente
En el 2009 se dio la ley de creación del Ministerio del Ambiente y la del Sistema Nacional de
Evaluación del Impacto Ambiental, en la que se incorporan elementos concretos para la valoración
económica de los impactos ambientales y para canalizar elementos para la conservación.
Por su parte, el Ministerio de Agricultura cuenta, en la actualidad, con una Autoridad Nacional del
Agua y con una auspiciosa nueva Ley de Recursos Hídricos que incorpora elementos importantes,
aunque no suficientes, para la conservación de las fuentes de agua. Cuenta también con una
Dirección General Forestal y de Fauna Silvestre que tiene una nueva propuesta de ley forestal, en
la que incorpora elementos importantes para poner en valor los servicios ambientales y para llegar
a los mercados con los servicios ambientales del bosque.
Tenemos también derechos de pago por servicios hidrológicos y tarifas por turismo que pagan los
usuarios; y ahora se están desarrollando en el país fondos privados de megaproyectos, como el de
Pluspetrol, para la reserva de Paracas, y planes de manejo ambiental en el marco de los estudios
de impacto ambiental de las empresas privadas.
Del 2000 al 2010 se ha dado un claro incremento en los recursos públicos para la conservación.
Así, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas en tres años ha incrementado su presupuesto de 8
millones de soles a 24 millones de soles, para el sistema de áreas protegidas. El financiamiento
público ha crecido en el orden de los 280 millones de soles y, si esto se sostiene como monto
anual, podríamos disponer, no solo de financiamiento para elementos relacionados con la
conservación biológica, sino también para el ambiente en general.
Primero, debemos movilizar recursos significativos del presupuesto público para la conservación
de la diversidad biológica en el Perú. Un cálculo sobre lo que significa este monto de 280 millones
de soles en el PBI nos da que no representa ni el 0.5%. Por otro lado, los ecosistemas y la
biodiversidad representan, de manera directa, el 22% del PBI. Alguien podría decir que es un buen
negocio, porque pongo menos del 1% y reditúa el 22%. Pero en realidad, si consideramos esto
desde el punto de vista estratégico, lo que se hace es erosionar el capital natural y restar las
posibilidades de que ese porcentaje se convierta en mucho más. La movilización del fondo público
constituye, por tanto, un gran desafío.
Otro desafío es la planificación conjunta del sector ambiental. Esto quiere decir que necesitamos
hacer, desde el sector público, una concertación planificada y coordinada que asegure que cada
sol que se invierta en el tema ambiental, en general, y en el tema de conservación, en particular,
deba ser un sol que se multiplique..
Otro desafío es convocar la participación del sector privado. La idea es demostrar, al sector
privado, que el capital natural es rentable. Ya no se trata solamente de responsabilidad social y
empresarial, sino de cómo hacemos negocios a partir de la biodiversidad y de que el sector
privado entienda que eso genera recursos financieros, genera ganancias, además de ser
ambientalmente responsable.
Frente a estos desafíos, la tarea es plantearnos cómo, desde nuestras instituciones, colaboramos
para generar un financiamiento, cada vez más sostenible, orientado a la conservación de la
diversidad biológica en el Perú. No solo por su importancia económica, sino también por su
importancia social, cultural e histórica, dado que nuestro patrimonio natural nos hace sentir
orgullosos y capaces de dar una imagen de optimismo al mundo.
Sus medidas tributarias y tarifarias tienen el potencial de movilizar y generar recursos económicos
que ofrecen la posibilidad de generar recursos para financiar la gestión y las inversiones
ambientales, mejorando la calidad del ambiente y conservando la funcionalidad de los
ecosistemas.
Ejemplos de la Reforma Fiscal Ecológica son los impuestos a actividades extractivas como pesca o
explotación forestal y la recuperación de costos en modificaciones tarifarias para mejorar el
acceso a los servicios básicos, como agua y electricidad; reformas tributarias y subsidios para
desincentivar el uso de productos nocivos y tasas e impuestos para controlar la contaminación y
los desechos industriales.
Son mecanismos que permiten una gestión eficaz y sostenible de recursos financieros a mediano y
largo plazo. Estos mecanismos de financiamiento innovadores empezaron a funcionar en la década
de los noventa. Han financiado la cobertura de los gastos recurrentes de parques nacionales y
áreas protegidas, actividades de conservación y uso sostenible de la biodiversidad y
fortalecimiento de instituciones involucradas en la conservación ambiental.
Estos fondos dan cierta seguridad, porque canalizan los recursos nacionales e internacionales,
asegurando que se inviertan en medidas ambientales o de conservación. Las fuentes de
financiación pueden ser cambio de deuda por naturaleza, donaciones, recursos internacionales e
ingresos tributarios. En el mundo existen cerca de 50 fondos nacionales. Algunos ejemplos de
fondos en América Latina son: en el Perú, el Fondo de Promoción de las Áreas Naturales
Protegidas (PROFONAN- PE); en Ecuador, el Fondo Ambiental Nacional (FAN), que ahora enfrenta
algunos problemas, y el Fondo Nacional de Protección del Agua (FONAG); en Costa Rica, el Fondo
Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO).
Se trata de compensaciones que deben realizar las empresas o individuos por sus actividades que
degradan los ecosistemas. Normalmente se trata de proyectos de desarrollo, de infraestructura o
minería. Se busca promover que los sectores productivos asuman la responsabilidad por el
impacto de sus actividades en los ecosistemas. Estos Offsets en Biodiversidad solo son usados a
condición de que no haya manera de evitar o mitigar el daño. Si estos Offsets están bien
diseñados, pueden contribuir a la conservación y al desarrollo.
Taifas por el ingreso a las áreas protegidas y los proyectos de ecoturismo, son fuentes
alternativas de financiamiento de la biodiversidad. En el Perú, hay muchos ejemplos en la zona de
la selva de Perú; también se puede pensar en buscar mercados para productos del bosque no
maderables, como fibras o frutos amazónicos.