You are on page 1of 6

UNIDAD ACADÉMICA DE CIENCIAS DE

LA SALUD Y BIENESTAR

CARRERA DE SICOLOGÍA CLÍNICA

Alternativas del manejo y tratamiento de los

pacientes diagnosticados con “Psicosis”

MATERIA:

Siquiatría Adulto/Adulto mayor

Bloque No. 2

DOCENTE:
Mgs. Belén Cárdenas

ESTUDIANTES:
Valeria Álvarez Aguirre
Claudia Fuentes Rodríguez

OCTAVO CICLO PARALELO “B”


Introducción

Psychosis, término proveniente del antiguo griego, hace referencia al alma y a la

mente. Es así como, aun en nuestros días, tal entidad mantiene una íntima relación con

aquello que denominamos ‘mente’, describiendo la escisión o separación de la misma

respecto a la realidad. La psicosis, como se le conoce actualmente, constituye un término

basto; que incluye la explicación de un estado mental caracterizado por la presencia de

alucinaciones, operadas en el ámbito sensorial; y de delirios, relativos a la cognición y el

pensamiento.

Cuando hablamos de psicosis, sin duda alguna, una visión estigmatizadora se abre

paso ante su comprensión. Ideales y constructos erróneamente elaborados, basados

únicamente en experiencias pasadas, escasas de humanismo y del alcance científico con

el que contamos en nuestros días. Es así como, desde el desconocimiento, la psicosis

emerge como ‘terrorífica’, para aquellos quienes la viven directamente y para las personas

que acompañan el proceso.

En consecuencia, el siguiente ensayo, basado en la revisión bibliográfica de diferentes

artículos académicos, pretende abordar, a grosso modo, las alternativas de intervención

ante casos de psicosis, desde sus disímiles vertientes, incluyendo patologías como la

esquizofrenia, el trastorno de ideas delirantes, entre otros. Asimismo, intentará, a través

del tema central, realizar un análisis desde una visión diferente de la psicosis, un poco

más humanista y más alejada de los estereotipos y estigmas que aún en la actualidad

manejamos.
Desarrollo

Psicosis es el término utilizado para describir un estado mental en el cual un individuo

experimenta una distorsión o pérdida de contacto con la realidad, sin poseer juicio crítico

o conciencia de la enfermedad. Este estado mental se caracteriza por la presencia de

delirios, alucinaciones, trastornos del pensamiento y de la afectividad, también

denominados síntomas positivos y negativos, respectivamente.

La psicosis, al denominarse como una entidad amplia en cuanto a subtipos de

patologías que la representan, se acompaña con frecuencia de otros trastornos

psiquiátricos, como la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño, el retraimiento

social y el funcionamiento deficiente de los roles que normalmente se asumen en la

sociedad. Asimismo, puede ser causada por una serie de condiciones, entre las que se

incluyen las orgánicas, relacionadas a intoxicaciones por consumo de psicotrópicos, las

causas de origen metabólico y las infecciosas. A ello, agregamos las causas de origen

contextual y afectivas, siempre teniendo en cuenta la influencia ejercida por estos holones

en el desarrollo de enfermedades psiquiátricas de cualquier índole (Galletly, y otros,

2016).

Las secuelas, resultado de la psicosis, no son solamente visibles en el paciente

diagnosticado con una patología, sino también en aquellos que le acompañan diariamente

al sujeto, como la familia, siendo esta la principal red de apoyo del paciente. Es

justamente por ello que, la intervención en el ámbito clínico no se reduce únicamente a la

persona ‘psicótica’, sino también a aquellos que realizan un acompañamiento constante

de quienes experimentan este tipo de estado mental.

Claramente, el problema de las psicosis ha de ser abordado de manera inmediata por

los profesionales de la salud mental capacitados en el tema. Sin embargo, ¿cómo lograr
tal eficacia de manera eficaz y pronta? Justamente, en la práctica clínica se requiere de

una serie de estrategias, encabezadas, primeramente, por la psicoeducación comunitaria

y a la familia, dirigida a aumentar la conciencia pública de estos trastornos y mejorar su

conocimiento con respecto a la identificación de las primeras señales. Además del

aumento del bagaje de conocimientos, la psicoeducación auxilia en la disminución del

miedo y el estigma asociados con la enfermedad mental, por ende, la misma ocupa un

lugar estratégico como herramienta de soporte en el trabajo psicoterapéutico, en estos

casos.

Se hace válido reflexionar, antes de hacer referencia a alternativas específicas de

tratamiento, que la intervención en casos de psicosis puede producirse o ejecutarse desde

la visión de cuatro etapas principales, que incluyen la detección temprana y oportuna, la

gestión inmediata del caso, la recuperación temprana o tardía del paciente, así como la

atención continuada y seguimiento del mismo.

Tales alternativas dependerán intrínsecamente de las características propias del

paciente, de las particularidades de la entidad a intervenir y del enfoque de tratamiento

manejado por el terapeuta, siendo los más utilizados y eficaces, hasta la actualidad, el

tratamiento psicofarmacológico y la terapia cognitiva-conductual, desde el trabajo

individual, familiar y con la sociedad.

El enfoque inicial del tratamiento se basa en el control de los síntomas psicóticos

positivos y de los síntomas secundarios como el insomnio, la agitación y las dificultades

de autocuidado. El tratamiento, entonces, progresa de manera paulatina, auxiliando a la

persona a comprender su enfermedad y superarla, a disminuir el trauma asociado con ella,

a la recuperación de las habilidades pedrdidas o disminuidas en los ámbitos del desarrollo

cognitivo y social, así como a intervenir en los síntomas negativos y procurar la


prevención de recaídas, mediante la disminución de los factores de riesgo y la promoción

de factores protectores (Orygen Youth Health, 2002).

Dando secuencia a las alternativas de intervención, en los últimos años, ha habido un

aumento sustancial en el número de medicamentos disponibles para tratar trastornos

psicóticos. Junto con medicamentos tradicionales, una serie de nuevos y denominados

medicamentos atípicos se ha sumado a la gama de opciones de tratamiento. Si bien todos

los antipsicóticos disponibles en la actualidad son eficaces para controlar síntomas

psicóticos positivos, los medicamentos atípicos parecen tener la ventaja de tener un mejor

efecto sobre los síntomas negativos, relacionados al estado de ánimo y a las disfunciones

cognitivas, entre ellos, encontramos a la olanzapina, la risperidona y la quetiapina

(Orygen Youth Health, 2002).

Mientras que la psicofarmacología emerge como la piedra angular de tratamiento para

las personas que experimentan una enfermedad psicótica, la psicoeducación y las terapias

psicológicas (como la terapia cognitiva-conductual) permanecen como un complemento

esencial de intervención. Tales terapias poseen un papel directo en la promoción de la

recuperación y adaptación del paciente, y son también particularmente importantes en la

prevención de la morbilidad asociada a trastornos psicóticos, como la depresión y la

ansiedad. Es decir, la promoción del bienestar psicológico del paciente se convierte en la

meta principal de los especialistas de salud mental.

Por otra parte, la intervención familiar aborda las dinámicas intrafamiliares, recoge las

explicaciones que cada familiar da al comportamiento del paciente, se tratan de solventar

los conflictos existentes, se analizan las emociones más comunes que aparecen tras los

primeros episodios, se da soporte e información, entre otras intervenciones (Bravo &

Emeterio, 2009). La intervención familiar acorta el tiempo de hospitalización y evita

recaídas.
Conclusiones

Como ya se ha analizado durante el desarrollo de este trabajo bibliográfico, el manejo

y el tratamiento del paciente con psicosis debe estar enfocado al mejoramiento de la

calidad de vida de éste y su familia. El tratamiento psicofarmacológico es importante ya

que hablamos de una psicosis, sin embargo, debe contemplarse el trabajo integral y

multidisciplinario del personal de salud.

La farmacoterapia debe estar aliada a la aplicación de técnicas psicoeducativas que

inmiscuyan tanto a la figura del paciente, como de los familiares. De esta manera se

pretende aumentar el conocimiento que se tiene sobre la enfermedad, desmontando mitos

y fomentando su aclaración dentro de la comunidad en la que el individuo se desarrolla.

Es importante también que la información en cuanto a este tópico sea revisada y

actualizada cada cierto tiempo, adaptándose a los niveles culturales e intelectuales de

todos los miembros de la sociedad.

Referencias
Bravo, M., & Emeterio, M. S. (2009). Consenso sobre la Atención Temprana a la
psicosis de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Revista de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría. Madrid.
Galletly, C., Castle, D., Dark, F., Humberstone, V., Jablensky, A., Killackey, E., . . .
Tran, N. (2016). Royal Australian and New Zealand College of Psychiatrists
clinical practice guidelines for the management of schizophrenia and related
disorders. Australian and New Zealand Journal of Psychiatry, Vol. 50(5) , 1-
117.
Orygen Youth Health. (2002). The Early Diagnosis and Management of Psychosis.
Theoretical Concepts. Australia: Orygen Youth Health.

You might also like