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Miguel Ángel
Sáez Gutiérrez
«Marino»
Zori
2ª Parte
Por
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez
(Novela Autobiográfica)
ISBN: 978-14-495-6062-1
Para el lector
Página
1. Mus en el San Juan .................................................................... 1
2. Almudena ................................................................................................... 14
3. Noctámbulo ........................................................................................... 27
4. El curro ........................................................................................................... 40
5. Las hoces del Duratón ........................................................ 53
6. El manotazo ........................................................................................... 66
7. Islas Canarias ......................................................................................... 79
8. Flamenco ...................................................................................................... 92
9. Aficionado .................................................................................................. 105
10.Heidi ...................................................................................................................... 118
11.Niágara .............................................................................................................. 131
12.Milenio ............................................................................................................... 144
13.Desamor ......................................................................................................... 157
14.Relax ...................................................................................................................... 170
15.Zori .......................................................................................................................... 183
16.Homenaje ..................................................................................................... 196
17.Don de gentes ...................................................................................... 209
18.Amor verdadero ............................................................................... 222
19.San Vicente ................................................................................................ 235
20.Maestro .............................................................................................................. 248
Agradecimientos .................................................................................................... 261
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ahora mis letras llevan el peso del ánimo recibido por mis lectores, no cabe
duda que el hecho de ser consciente de que lo que escribo va a ser leído por
gente que admira mi trabajo, me hace sentir muy bien y a gusto con lo que
hago.
Tener veinte años puede ser bueno o malo, depende de las circunstancias en
las que lleguemos a esa edad, pero si hay un hecho muy importante a tener
en cuenta y a valorar mucho, es que hemos estado veinte años vivos.
Hay muchas maneras de vivir la vida y podemos elegir entre una infinidad
de estados de ánimo para pasar un día de nuestra vida desde que nos
despertamos hasta que nos vamos de nuevo a la cama.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Los días que uno se despierta sin despertador son siempre mejores, había
ganado la batalla al maldito despertador por un día, yo me había despertado
cinco minutos antes de que me martilleara la cabeza.
Fue un día a enmarcar en los anales de mi biografía, pues a cada una de esas
pequeñas cosas que conformaban un día le ponía una sonrisa, la primera de
ellas fue que se había terminado el café, no me preocupó en absoluto, es
más, me alegré porque así me tomaba un café de camino a la universidad,
cuando llegué a la cafetería me arrepentí y me pedí un carajillo.
El motivo era que me encontraba en posición vertical rodeado por una masa
ingente de viajeros que además de evitar que me cayera, me daban calorcito
muy de agradecer en aquellos días en que el frío ya apretaba.
A primera hora había Base de Datos, un petardo de clase, entre otras cosas
porque el profesor nos informó el primer día que ningún alumno de esa clase
íbamos a aprobar su asignatura, si ya de por si era aburrida la clase, con esa
información adicional llegaba a ser del todo insoportable.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Propuse que ya que nos tocaba la asignatura que nadie iba a aprobar, y que
el destino había querido que nos hubiésemos encontrado de ese modo tan
divertido y que además fuéramos cuatro, los justos para jugar al Mus, nos
fumáramos la clase y nos echáramos un Mus en el San Juan.
Sin ninguna duda fue el bar del colegio mayor San Juan Evangelista el sitio
donde mejores ratos pasé durante mi paso por la universidad y no fueron
pocas las visitas que hice a partir de aquel día.
Ya sabía que los precios de los bares de los colegios mayores eran más
económicos desde cuando iba al instituto, que al estar situado cerca de los
colegios mayores, nos pillaba cerca y casi a diario íbamos a tomarnos el
bocata y la cerveza de media mañana.
Años atrás me había dado un atracón de Mus, concretamente con trece años,
un verano que todos los días estuvimos yendo al chiringuito de Guadarrama,
de tanto jugar un día mi hermano Javi llegó a pedir al camarero que le
pusiera un Mus.
Tal vez por eso llevaba siete años sin jugar y me apetecía muchísimo volver a
echar una partida, no recuerdo si en aquella ocasión gané o perdí, el caso es
que en caso de perder te tocaba pagar a medias con tu pareja de juego lo
consumido, que teniendo en cuenta los precios tan económicos del San Juan,
no era tampoco demasiado.
Pensamos que iba a ser complicado tener que dar explicaciones al siguiente
profesor del olor fuerte a orujo que se había quedado en el ambiente y
decidimos por votación de cinco a cero que lo mejor era poner tierra de por
medio.
No sabíamos qué hacer con tanto tiempo y nos fuimos al Museo del Prado,
no porque nos diera un repentino ataque cultural, sino porque en la calle
hacía un frio que pelaba y era un buen sitio para nuestra escasa economía.
Seguramente debido al efecto de las cervezas del Mus junto con el de los
tragos de la única botella de orujo superviviente, se abrió un mundo nuevo
de sensaciones en los cinco mirando las obras que pasaban por nuestros
ojos.
En cada una de las obras que veíamos encontrábamos un detalle que nos
daba la impresión de realismo retocado con una nota de humor.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Así pasamos el resto de la mañana hasta la hora de comer que nos fuimos a
casa, después de echarme una buena siesta me puse a estudiar un poco y
sorprendentemente no encontraba tan aburridos los temas como días atrás,
algo confuso por aquel extraño día en el que todo era de color de rosa, me fui
a dormir.
Recordando hoy ese día en particular, extraño entre la rutina diaria, pienso lo
que ocurriría si cada día que me levantara apartara los trajes rutinarios,
aquellos que te recuerdan lo aburrido e incómodo que es el metro e ideara
cualquier cosa para convertir esa rutina en algo estimulante.
Al frente un tipo con cara de pocos amigos lleva cinco minutos con la mirada
fija en mi cara, me encuentro en una situación algo incómoda y decido
cambiar de sitio, al levantarme el joven se tira de cabeza al sitio que acabo de
dejar libre, me dirijo a la otra punta del vagón y pienso de pie.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Debo dar la razón a la voz del metro, efectivamente la mujer de rojo del
vagón que estaba sentada al lado de mí y su amiga, despedían un olor fuerte
a cebolla, no sé si por haber estado pelándolas o proveniente de sus axilas.
Ahora viene Príncipe de Vergara, otra vez me viene a la mente el chiste fácil,
esta vez se lo puedo contar porque no es tan soez como la rima de Goya, me
vino a la mente, no es guapo pero tiene la verga ancha.
Pero prefiero no elegir el tema sexual, está más visto que el tebeo, es el típico
chiste del colegio, decido que el tema más adecuado es por el que he
empezado, dedicando rimas a los viajeros, en especial a los que me han
molestado antes.
Era para ver la cara que se le quedó al joven al oír la rima, es la magia que
tiene el cine, la siguiente estación es Banco de España y ahora la rima se la
vamos a dedicar al quedón (en mi jerga significa individuo que se queda
mirando fijamente a otro aguantando la mirada):
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Con lo bien que me lo estaba pasando, ya se habían bajado todos los que me
habían estado incordiando y aún me quedaban la estaciones de Sol y Opera
para bajarme.
No entiendo, ¿a quién irá dirigida esta rima?, en ese momento entran dos
tortolitos dándose besitos en el vagón y el ejecutivo agresivo que está a mi
lado se queda con cara de pez fingiendo no haber visto los besitos, cuando
ella le ve, pega un grito de la sorpresa y suelta la mano de su amante.
Cuando voy a llegar a Ópera, aunque al ejecutivo le salen los cuernos por las
ventanillas del vagón, todos fingen quedar satisfechos con una excusa
absurda que se ha inventado la rubia.
Nuestra mente puede inventar miles de maneras de romper con la rutina, esa
monotonía que puede hacernos que cada día que pasa sea más aburrido si
cabe que el anterior, tan solo hay que usarla de vez en cuando.
Tanto el síndrome pos vacacional como el de los lunes no dan más de sí que
para rellenar artículos de periódico o minutos del telediario en momentos en
los que no hay noticias de mayor relevancia que dar.
Lo que está claro es que nadie nos prohíbe pensar como queramos, tal vez
sea el pensamiento lo único que nadie nos pueda robar y podemos decidir
libremente si preferimos colocarnos el traje de la rutina todas las mañanas, o
tal vez otro que nos haga disfrutar que lo que hacemos cada día.
Hoy cuento con argumentos más que suficientes para dedicar todo mi
esfuerzo a mi trabajo, que en definitiva es un esfuerzo del que obtengo una
recompensa y que dedico cada día a quienes me han demostrado con hechos
lo que es trabajar para sacar adelante una familia, particularmente a mis
padres.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Don Quijote
El verano del ochenta y nueve me encontré en la urbanización con un amigo
de la infancia que regresaba de su estancia en el país de los sueños, de vivir
su particular American Dream, lugar donde la libertad permite perseguir
unos logros y elegir entre un diverso abanico de posibilidades, el sueño
contempla no solo a los ciudadanos, sino también a todos aquellos que
abandonan sus países de origen en busca de un mundo mejor, un ejemplo
digno de seguir.
Voy a explicar esto del jet lag, aunque muchos de ustedes sabrán su
significado, debo confesar que me daba mucha rabia cuando de niño leía un
libro y de repente me soltaban una palabreja como esta, me chafaban la
historia porque ignoraba su significado, y de paso fastidio un poco a los
listillos.
Acabo de inventar el auto lenguaje, hablar con uno mismo, pues ya saben
una técnica sencilla, se escriben una carta y se la envían a ustedes mismos,
tal vez ni siquiera sea algo nuevo, porque casi todo está inventado, pero
quien sabe, tal vez algún día me escriba una carta de amor.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Me llamó mi buen amigo Don Quijote un sábado después de comer para ver
el fútbol, en realidad ninguno éramos aficionados en exceso, pero siempre
que había partido era una buena excusa para reunirse a tomar unas cervezas.
Le dije que se viniera a mi casa, que mis padres habían salido a la sierra y
que de paso se trajeran unas cervezas bien frías, el calor de aquel verano era
bastante insoportable y los refrescos muy recomendables.
Debe ser esta cualidad que me caracteriza de ser ordenado lo que me haga
dedicar toda mi atención al cuarto de los artes, la música, me he animado
veinte años más tarde a explorar el arte que le sigue en orden, la
declamación.
Mi amigo Don Quijote se trajo a otro amigo que tenía una Kawasaki 400,
una moto de más categoría de las que se podía ver por mi barrio, aunque no
necesariamente más rápida, la moto más pequeña y veloz que jamás vi la
tenía un chico del barrio que era japonés.
Era tan veloz la miniatura de moto de mi vecino nipón que solo podía vérsele
cuando se subía o estaba parado en un semáforo. Cuando estaba en marcha
solo se podía reconocer el sonido petardero de aquella mosca voladora, nadie
sabía el secreto que guardaba para hacer que una moto tan pequeña volara
de aquella manera, era todo un fenómeno del asfalto.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Nos montamos los tres en la Kawasaki 400, reconozco que de todas las
imprudencias que he podido cometer a lo largo de mi vida, las relacionadas
con la carretera son las que más temor me produce al recordarlas.
Algo que me ayuda a ser prudente cada vez que voy a conducir un vehículo
es imaginar las consecuencias que puede acarrear una imprudencia tanto
para mi gente como para el resto, ojo ojito con la carretera.
Estuvimos por varios sitios de Madrid y salimos ya de día del último sitio, es
una sensación muy extraña la que produce salir de una discoteca de día, algo
parecido al jet lago, pero nada que te quite el sueño, pues al llegar a casa te
puedes quedar durmiendo el resto del día sin problemas.
La relación de amistad con Don Quijote ha sido la más larga que he tenido,
ha sido el amigo que más años me ha soportado y viceversa, aunque he de
confesar que han pasado mejores amigos por mi vida, como por ejemplo,
Julito.
Julito es un amigo para toda la vida, le veo muy poco, a veces incluso pasan
años hasta que nos volvemos a ver, se pueden contar con los dedos de una
mano, mi otro gran amigo es mi hermano Javi, un hermano amigo porque
infinidad de veces hemos ido juntos, Luis, Manolo y Ricardo.
Sabía que mis amigos verdaderos, aquellos en los que puedes confiar, los
podía contar con los dedos de una mano, pero ¿Don Quijote?, se
preguntarán ustedes cómo pude pasar tantos años de mi vida yendo con
alguien que no me respetaba y por consiguiente no me quería, la respuesta
es fácil, porque durante esos años me olvidé de mi mejor amigo, yo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Si hay algo que puede hacernos mucho daño a lo largo de nuestra vida, es
nuestra falta o ausencia de amor propio, en este libro van a leer la vida de
una persona que adolecía de amor propio, mi vida.
He llamado esta sección Don Quijote dedicándola a este amigo, que dejó de
serlo el último día que le vi, tras un apretón de manos en la estación de
Atocha, un gesto que simbolizaba un adiós definitivo.
¿Libre, libre quieres ser?, pues aplícate el cuento y comienza por amarte a ti
mismo, de este modo iniciarás el mejor camino hacia tu libertad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Rocinante
Si el primer año por mi universidad no fue un camino de rosas, tampoco es
que fuera un valle de lágrimas, al igual que el año anterior, se seguía
respirando en el ambiente un aire de cierta superioridad, a veces llegaba a
dudar si realmente estaba en la universidad o en unas instalaciones de la
nasa.
Este singular fenómeno, el de los que creen estar aquí por error, pues su
lugar debía estar en alguna otra galaxia de mentes privilegiadas, es algo que
siempre ha existido a lo largo de la historia, cuántos listillos han marcado las
páginas de la historia de la humanidad, recientemente presencié uno de
estos fenómenos en un debate televisivo.
No había día que no se aprendiera algo nuevo tras ver La Clave, tal vez lo
que le posicionaba frente a otros debates, era por lo general imperaba el
respeto entre los interlocutores que esperaban su turno para exponer sus
argumentos.
Pero el debate que vi hace unos días, dista mucho de parecerse a los debates
de La Clave, en los debates de hoy se compite a ver quién es el que más grita
e impone su criterio acallando al resto de interlocutores, que sin apenas
darse cuenta y sin poder remediarlo, se han convertido en una parte más del
público.
En este tipo de debates todo vale, es muy común que se acuda a todo tipo de
artimañas incluidas las descalificaciones, insultos y a veces por qué no,
alguna que otra patada y puñetazos varios.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Otro de los interlocutores era un psiquiatra que no se sabía muy bien de que
iba, aunque por lo poco que intervino, se podía deducir que era de los que
diferenciaba entre la élite de la sociedad y el resto, de los que creen que por
haber estudiado una carrera y además ser médico, son más que el resto de
los mortales.
Formaba parte de la élite del debate una abogada con un apellido muy
acorde al tema a tratar, se apellidaba Zorrilla y se caracterizaba por ser de los
que gritan y tapan la boca al resto para llevar la razón.
Los otros dos invitados eran una prostituta y una stripper, que demostraron
ser personas respetuosas y educadas, con las ideas muy claras sobre valores
fundamentales como la libertad, la dignidad de ellas dos superaba con creces
al resto de los invitados.
He aquí una muestra de lo irónico que resulta comprobar que quien más ha
estudiado y más formación ha recibido, resulta ser el más irrespetuoso y
soez, mientras que el que menos estudios tiene es quien demuestra ser el
más capacitado para participar en el debate, pues posee algo de lo que los
otros carecen, educación, respeto a los demás y dignidad.
Pensé que tal vez me encontraba soñando despierto y aquella voz no era más
que fruto de mi imaginación, pero mis dudas se disiparon de repente cuando
comencé a oír la estrofa de otra de mis canciones de trovador:
He llamado esta sección Rocinante dedicándola a este otro amigo, que dejó
de serlo en el mismo instante y el mismo lugar que terminé mi amistad con
Don Quijote, tras un apretón de manos en la estación de Atocha, un gesto
que simbolizaba un adiós definitivo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Fiel a mis convicciones, soy una persona realista y muy práctica que a pesar
de no entender ni compartir la manera de pensar de personajes como Don
Quijote y Rocinante, tal vez motivado por mi sencillez y bondad, seguí un
camino equivocado, pero gracias a ello, aprendí qué camino no volver a
tomar jamás.
No puedo decir que todo fuera malo, aunque podría haber sido mucho
mejor, en estos años tuve oportunidad de viajar a lugares lejanos y
sorprendentes como la Gran Manzana o las cataratas del Niágara, aunque no
hay duda que de haber sido otra la compañía que no la de Don Quijote, otro
gallo nos cantara.
Cuando años más tarde tuve oportunidad de ser alumno de una de las
figuras del flamenco, presenté a mi maestro a mi amigo Rocinante, yo le dije
a mi maestro que Rocinante cantaba muy bien, entonces me preguntó mi
maestro que cuál era el cante que dominaba, entonces le dije algo que
pareció no gustar al pobre Rocinante.
Nunca entendí porqué enojó esto que dije a Rocinante, si era la verdad, no
cantaba ni por bulerías, soleares, fandangos, cantaba por karaokes, algo que
abarca un enorme abanico de estilos.
Tal vez sea más difícil diferenciar entre los amigos de verdad y los que solo
te quieren por interés, si no se ha tenido antes un amigo auténtico, yo si
había lo había tenido, se llamaba Julito.
Más tarde pude conocer a otros como Luis y Manolo, de los que por haber
tomado distintos caminos al mío, ya nada se, aunque deseo que les vaya todo
lo bien que se merecen, es decir, de maravilla.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
2. Almudena
A La Piscina De Cabeza
Tirarse a la piscina de cabeza es algo que alguna vez hemos hecho,
posiblemente, tras una noche de juerga para despejarnos o también en
sentido figurado, algo que hice en el capítulo que da título a esta obra. Es
muy recomendable cerciorarse antes de que la piscina esté llena de agua.
Hoy en día crees que la época de la esclavitud quedó atrás, con gestos como
este compruebas que no es así, en el mundo de la interpretación todas las
clases laborales tienen derecho a desayunar excepto una, la de los figurantes,
los parias del séptimo arte, curiosa frase, podría dar título a infinidad de
artículos, incluso que ironía, hasta a una película.
¿Se imaginas ustedes?, una película titulada los parias del séptimo arte en la
que únicamente tienen derecho a desayunar los figurantes, el resto del
equipo tendría que soportar ver como los parias se toman todos los bollos y
cafés que quieran en sus narices mientras babean de rabia e indignación.
Estáis quedando como el culo y lo más importante, los figurantes, que son el
noventa y cinco de espacio de su película, no van a hacer bien su trabajo y el
resultado de su película va a ser un churro, ese churro que no quisieron darle
para desayunar, porque se consideran de una clase superior.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Recuerdo que un profesor del instituto, una eminencia, nos habló de las
olimpiadas de matemáticas, solían ganar siempre los países más pobres, casi
me sale la frase «tercer mundo», si llegaremos a ser clasistas, que somos
capaces de partir el mundo para diferenciarnos del resto.
No supe que era escritor hasta que al llegar a mi casa le envié un correo
pidiéndole que me enviara las fotos del rodaje, cuando las recibí, quedé
impresionado de su calidad, no solo por haber sido hechas con cámara
digital, sino por su gran expresividad.
Es un modelo a elegir por todos los escritores del planeta, donar los primeros
ejemplares a distintos lectores al azar, qué mejor manera de incentivar a la
lectura, si es el propio autor de la obra el que te regala un ejemplar.
Habrá notado el lector que hoy no estoy de humor, debo reconocer que
detalles como negar el desayuno a los figurantes me alteran un poco, aunque
tengo el don de olvidar pronto.
Tras este desahogo, creo haber quedado satisfecho con unas cuantas
dedicatorias al responsable de semejante discriminación, compareciendo a la
madre que le trajo, que la pobre tiene más desgracia que culpa de haber
generado semejante ser.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Debo decir que Anxo, tras tomarse unas copas, además de transformarse en
un tipo muy simpático, adquiere un don para la interpretación inigualable,
tendrían que ser testigos de la secuencia digna de Óscar, o como mínimo de
un Goya.
Nos reímos todo lo que quisimos hasta que vimos que su cuerpo se iba a
plomo al fondo de la piscina, empezamos a dudar a dónde enviar su
candidatura, si a Hollywood, Bollywood o qué narices, ¿por qué dejar que se
lleven una joya de la interpretación como esta allende los mares?, a los Goya
de cabeza.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Nos recriminó que hubiéramos tardado tanto en acudir a socorrerle, que eso
no se le hacía a un amigo, a lo que le argumentamos que nosotros no nos
hubiéramos tirado a una piscina sino sabemos nadar ni siquiera estando
borrachos.
Esta vez procuramos ser algo más moderados que la semana anterior y en
lugar de seguir tomando minis decidimos hacer algo menos arriesgado y por
otra parte más económico que seguir la coña, nos fuimos a una exposición
de instrumentos musicales en la feria de la casa de campo.
Anxo quedó estupefacto, era los primeros famosos que había visto en su
vida. Tal vez ustedes, sobre todo si viven en una ciudad grande, puedan
considerar casi rutinario toparse con un famoso.
Sin embargo, para quien vive en ciudades pequeñas, ver a algún conocido de
la televisión es todo un acontecimiento, creo que yo no me entusiasmé tanto
cuando con once años vi a Martes y Trece en la calle Gran Vía.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Todavía hay gente que sigue pensando que la edad y la inteligencia están
proporcionalmente relacionadas, nada más lejos de la realidad, la pobre
mujer había ido a toparse con el joven más cabezota de la ciudad.
Sin inmutarme por las palabras de la señora, tomé asiento y vino a toda prisa
hacia mí haciendo aspavientos y exhortándome a levantarme de inmediato
del sitio que ocupaba, entonces saco de la chistera mi acento tejano tipo
Aznar y le dijo a la señora:
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Lo que tal vez no comprendía bien la señora era la diferencia que existe entre
ver algo primero y tenerlo a tu alcance, no di demasiada importancia al
incidente y seguí metido en mis inquietudes.
El otro componente familiar que me falta para que el modelo de mis padres
sea cumplido, son los niños, ¿cuántos niños tendría?, mi deseo en aquella
época era el de tener una familia numerosa, soñaba con que la siguiente
imagen que viera al despertar después de mi mujer, fuera la de los enanos.
Con los enanos me refiero a los niños, en mi casa siempre fui el enano de la
casa, era un título que llevaba con orgullo y dignidad, nunca pretendí ocupar
otro lugar, el sexto lugar está muy bien, aunque realmente me hubiera
gustado tener hermanos más pequeños.
Pero, ¿qué mejor modo de suplir esa cadencia que teniendo descendientes?,
al fin tendría a quien cuidar, el hecho de ser padre, era uno de mis sueños en
aquellos tiempos y ya había echado el ojo a una madre para mis hijos, una
chica con la que compartir mi sueño de la gran familia, Almudena.
Almudena era una compañera de clase, no se puede decir que fuera una
chica explosiva, no demasiado guapa ni fea, su constitución no era como el
modelo de mujer de la época, sino más bien parecida a la de la maja desnuda
de Goya, aunque nunca llegué a verla desnuda, era así como la imaginaba.
Qué ironía, que sea la mujer que te atrae aquella que te cuando te mira de
lejos provoca que apartes la mirada, que cuando se dirige a ti para hablarte te
das la vuelta y cuando por fin te agarra del brazo para decirte que quiere
hablar contigo, tu mente se bloquea y no te salen las palabras.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El Circular
Al fin, tras tres años de sacrificios y altas sobredosis de intelecto
suministradas a mi mente, finalizo mis estudios universitarios, además he
conseguido un trabajo como tele operador en una importante empresa de
telecomunicaciones que me da para mucho, teniendo en cuenta de que es la
primera vez que gano un sueldo de forma periódica.
Ella también ha finalizado sus estudios con éxito y nos dirigimos al autobús,
con la peculiaridad de que ella siempre va en el sentido contrario al mío, hoy
me siento mucho más relajado, parece que el hecho de que estemos los dos
solos, me hace sentirme muy cómodo y tenemos una conversación muy
agradable.
Finjo no saber hacia dónde va ella, me dice que al contrario que yo, entonces
pongo cara de pena, porque no podemos seguir hablando ya que viene el
autobús, entonces ella se ofrece a acompañarme, dice que al ser la línea
circular, prefiere ir conmigo, así va acompañada.
Esto me hace el ser más feliz de la tierra, pasamos el trayecto hablando sobre
su familia, la mía, conociéndonos, asimilo todos los datos que me
proporciona a la velocidad del rayo, ojalá hubiera tenido esa agilidad mental
para estudiar.
Me habla del viaje de fin de curso y me dice que cree que va a ser la única
chica que se va a apuntar, pero que le da igual, le apetece mucho ir a ese
viaje, entonces le digo que hace muy bien, seguro que lo vamos a pasar
estupendo.
Nos parecía increíble que habiendo sido compañeros durante tanto tiempo,
no hubiéramos intimado antes, nuestra conexión era directa, como si
hubiéramos nacido el uno para el otro, me comparecía por no haber roto
antes las cadenas que me separaban de ella, maldito temor a ser rechazado y
a quedar en ridículo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Así por las noches podía salir con los amigos de la urbanización que estaban
de vacaciones aunque me recogía un poco antes para ir a la piscina por la
mañana, comer en casa y salir tranquilamente al trabajo.
Creo que mis comienzos en el mundo laboral fueron los mejores en todos los
aspectos, aunque el trabajo de tele operador con frecuencia suele ser
bastante estresante.
Pero el hecho de salir de noche a tomar unas cañas con los amigos y
hacerme unos largos en la piscina por la mañana, hacían que me tomara
todo con mucha calma y tranquilidad.
Ese trato vulgar del cliente hacia mi persona, me estresó sobremanera los
primeros meses de trabajo, pero las circunstancias de tranquilidad en que
vivía sumado al recuerdo de la chica de mis sueños, hacía que los insultos y
los gritos me sonaran a música celestial.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Es tan sencillo hacerlo bien, no hay más que tratar al resto de compañeros
con respeto y educación para obtener un resultado positivo, si se preguntan
ustedes porqué los productos de software nacionales son de pésima calidad,
yo les doy la respuesta, no se ha respetado a los que han elaborado el
producto.
¿Creen ustedes que el cine español es un cine de calidad?, hasta hace poco
yo no sabría qué contestar, ahora sí, si los directores se apearan del burro y
respetaran a su equipo (incluyendo claro está, a los parias de los figurantes),
el cine español sería un producto de mejor calidad, no lo duden.
Pero aunque es tan sencillo hacerlo bien, siempre habrá directores de cine o
jefes de proyectos informáticos con complejo de inferioridad, tanto hoy como
dentro de mil años y en lugar de hacerse mirar su problema, seguirán
machacando a los trabajadores que lleva a su cargo, resultado, ya lo saben,
un producto pésimo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El director le dijo que como había perdido, lanzara el puro que tenía en su
mano contra el suelo con todas sus fuerzas, pegara una patada a la silla y
antes de irse de la escena gritara al boxeador que estaba cao en el suelo:
El director aplaudió a los figurantes diciendo que muy bien por el trabajo,
muy seguramente en tono irónico, fue entonces cuando no pude dejar pasar
la ocasión que me brindaba el director para culminar la secuencia, sin
cámaras, cuando todos nos dirigíamos por la puerta hacia la calle:
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El Algarve
Pasó el más largo verano de mi vida, el del año mil novecientos noventa y
ansiaba la llegada del viaje de fin de carrera, no íbamos demasiado lejos, ni
siquiera nos movíamos de la península, aunque si a otro país, el de nuestros
hermanos portugueses.
La zona en la que íbamos a pasar esos días era el Algarve, que toma el
nombre del árabe برغلاque significa oeste, un lugar en el que se respira paz
y tranquilidad de playas de arena fina, muy parecidas a las de Huelva.
Al viaje venía mi hermano Javi, que estudió en la misma universidad que yo,
otros siete chicos y una chica, éramos pocos, pero al ser un viaje por agencia,
poco a poco fuimos mezclándonos con el resto de compañeros del viaje, ya
de regreso, el grupo de universitarios estaba disperso por todo el autocar.
Fui varias veces a pedirle al conductor que parase porque mi amiga estaba
que no aguantaba más, pero decía que aún era muy pronto, a la tercera vez
que fui, dije al conductor que si tenía alguna fregona porque la pobre no
aguantaba más y se iba a orinar en la escalera.
Entonces paró el autobús donde pudo, salió primero ella disparada como
una bala y detrás su escolta de ocho universitarios, una vez desahogados
subimos al autobús y ya no volvimos a dar más la lata.
Algo que caracteriza a las gentes del país vecino es su amabilidad, era la
primera tierra extranjera que pisaba y pensé que tal vez el trato que nos
darían no sería muy correcto, nada más lejos de mis temores, el portugués es
amable por naturaleza.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La comida era mucho más barata que en España, el primer día fuimos a
comer por el pueblo, era muy común encontrar un plato muy típico de la
zona, pollo con salsa picante y como estábamos algo cansados del viaje, no
buscamos demasiado y es lo que comimos todos.
Ya nos habíamos tomado unas cuantas cervezas y a falta de Anxo, que nunca
le perdonaré junto con Rocinante, el haberse perdido ese viaje, teníamos a
Corrales.
Corrales, al igual que Anxo, era un chico muy serio y cabal, pero cuando se
tomaba tres copas perdía su papel de tipo serio y se transformaba en el ser
más gracioso que te podías echar a la cara:
A Corrales con unas cervezas de más, que por cierto, según el Atlético que le
conocía bien, era la primera vez que tomaba alcohol, le resultó simpático
esto del Piri-Piri y se echó todo lo que quiso al pollo y se lo tomó sin
protestar.
Luego fuimos a comprar provisiones, pensamos que nos saldría más barato
llenar la nevera, la llenamos de comida, cervezas y botellas de todo tipo,
estábamos asombrados de todo lo que podíamos comprar gastando
muchísimo menos que en España.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era algo más cara la comida allí, sin embargo preguntamos a unos lugareños
que nos recomendaron un bar escondido en una callejuela, nos sacaron un
pescado riquísimo y en abundancia, yo me comí dos pescadillas bien
hermosas pensando que solo me pondrían una.
Cuando regresamos nos cenamos una mariscada para nueve con vino
blanco, cuando empezaron a sacar bandejas confieso que llegué a asustarme,
sobre todo al ver el gambón rojo, producto que solo había visto por el
mediterráneo y a unos precios desorbitados.
Al traer la cuenta, nos sorprendieron una vez más nuestros vecinos con los
precios asequibles para la calidad del producto, quedé muy sorprendido del
trato maravilloso de nuestros vecinos, es uno de los lugares que tengo en
mente repetir, aunque imagino que en cuestión de precios, todo habrá
cambiado bastante.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
3. Noctámbulo
Vamos A Tocar A La Plaza Del Pueblo
El año sabático es una utopía que ansiamos sobre todo en los momentos de
nuestra vida en los que el trabajo nos desborda, el cansancio nos hace cada
día más difícil madrugar y desearíamos nos tocara tan solo treinta mil euros
para comprar un año de libertad.
En el año noventa y uno con tan solo veintidós años añoraba todo lo
contrario, trabajar lo antes posible y comenzar mi carrera profesional en
aquello que había estudiado, en el mundo de la informática.
Otra de las actividades que retomé fue la lectura, recordaba aquella etapa de
mi vida en la que me aficioné a la lectura, en la que sufrí una transformación
y empecé a interesarme por aquellos libros que de niño me parecían un
petardo.
En aquella época en que ganaba poco dinero, que era mucho comparado
con mi economía estudiantil, me di el gustazo de comprar todos los libros y
discos que me apetecía y de tanto leer y escuchar música reconozco que
llegué a desbordarme.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Debo reconocer que durante este año sabático me sentí bastante realizado,
económicamente no tenía demasiado, pero tampoco necesitaba mucho más,
y aunque aún no era consciente de lo que tenía entre manos, era poseedor de
algo que años más tarde no tuve, tiempo libre para hacer con él lo que me
apeteciera.
Con mucho gusto hubiera dosificado y repartido el tiempo libre del que
dispuse aquel año a los siguientes de mi vida, no siempre se consigue el
equilibro deseado y cuando te das cuenta, el mundo empresarial ha
absorbido tu cerebro sin permitirte disponer de tan solo un instante para
poder crear lo que tú quieras.
¿Para qué pensar en lo que vendrá?, si nos queda todo un año sabático para
crear todo aquello que nos plazca, nos podemos permitir el lujo incluso de
no crear, es tiempo libre, disfrutémoslo y si nos da la gana, miremos la noche
estrellada de la sierra madrileña.
Mis conocimientos sobre astronomía son nulos, pero puedo pasar las horas
muertas contemplando esas lucecitas encendidas a las que llamamos
estrellas, que unas noches son tímidas, pero otras se ponen de acuerdo para
vestirse de luces todas.
Si algo caracterizaba a los veranos de la noche serrana, era poder salir toda la
noche sin tener que dejar de ver las estrellas, podías pasar la noche entera
contemplando el más bello de los decorados, un cielo azul adornado de
estrellas de un modo indecente.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Qué mejor manera de recibir el día tras una noche de parranda que
despejarse en la piscina de la urbanización y luego bajarse a tomar un buen
chocolate con churros en la churrería de Guadarrama.
Fueron muchas plazas y muchos pueblos en los que se me pudo oír, sobre
todo a ciertas horas en las que canta el gallo y de entre todas ellas, hubo una
memorable.
Esta operación tuvimos que hacerla con gran sigilo para no tener que dar
demasiadas explicaciones, pues de madrugada y con la lengua algo distraída
no era el momento idóneo para informar de nuestra intención de ir a pasar el
fin de semana fuera, era mejor dejar las explicaciones para cuando ya no hay
marcha atrás, es decir, cuando ya hubiéramos llegado al pueblo.
Entre medias de las dos casas quedaba un terreno muy adecuado para poder
hacer la paella a fuego natural, nos organizamos de manera que mientras
unos se encargaban de preparar la comida, otros iban a por hielo y bebidas y
yo me encargué de la parte instrumental, enchufé las guitarras y los micros al
amplificador tirando un cable de la cocina al patio exterior.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Los de la primera paella, una vez saciada nuestra hambre y sed, tomamos los
instrumentos en mano y comenzamos un concierto que duró hasta la
madrugada del día siguiente, cuando unos paraban, otros cogían los
instrumentos, no podía imaginar que ese pueblo tan pequeño encerrara tanto
músico por metro cuadrado.
Para la cena se avivó el fuego sobre las cenizas de la comida con nuevos
leños, se trajeron productos de la tierra, a saber, chorizos en aceite, morro y
careta de cerdo, morcilla, panceta, queso, vino, pan de pueblo y demás
manjares.
Para beber se elaboró una sangría muy fresca y realmente deliciosa, hubo un
momento en que un paisano se arrancó a contar chistes y de ese modo
descansaron los músicos, las risas y el jaleo podía oírse a varios kilómetros a
la redonda.
Nos contó una nieta suya que había estado dando la lata todo el día con que
quería salir a las fiestas, esperó hasta la noche en que se acostaron todos y
cuando ya nadie podía impedirle su objetivo, se unió a la fiesta.
Al día siguiente nos dijo su nieta que casi hubiera sido mejor dejarle en la
fiesta porque se pasó toda la noche cantando y no dejó pegar ojo a nadie,
uno de sus hijos, harto de no poder dormir, quiso llevarle de nuevo a la fiesta,
aunque su nieta se negó rotundamente a que saliera de nuevo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Aquella jam session del pueblo de Rocinante fue muy parecida a las sangrías
que organizábamos en las inmediaciones del río Guadarrama, algo que había
visto desde niño, cuando los mayores tocaban sus guitarras y cantaban
canciones de paz en la roca de la anarquía.
Una de ellas era la roca de la anarquía, la llamábamos así porque alguien una
vez dibujó sobre ella la A de la anarquía, fue el lugar donde muchos años
fueron los que nos reunimos a cantar a la luz de la luna, con un bocadillo de
chorizo en una mano y un vaso de sangría en la otra.
La última sangría la recuerdo el verano del noventa y uno, catorce años más
tarde de la primera vez que correteé por esos prados, con el presentimiento
de que tal vez fuera la última sangría en la roca de la anarquía, los tiempos
estaban cambiando y ya éramos pocos los que aún cantábamos a la luna.
La roca de la anarquía, una roca que nos había visto crecer, seguía ahí
impasible ante el paso del tiempo, riéndose de cómo habíamos cambiado en
solo quince años, mientras ella se mantenía intacta, conservando hasta la
mancha negra donde hacíamos las chorizadas.
Nos vio crecer y esa última vez se preguntaría dónde nos habríamos metidos
estos últimos años, porqué ya nos íbamos a calentarla con nuestra presencia,
dónde estaría el resto de culos calientes que en esta ocasión no habían
venido a sentarse a su regazo, ¿estarían ya casados y con niños?
Pero se equivocaba la roca si pensaba que el paso del tiempo nos había
amansado, seguíamos siendo tan golfos o más que cuando éramos niños y le
dimos un recital difícil de olvidar, con canciones de las de antes y nuevas
canciones, con voces y risas antaño de pito y ahora graves.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Recordaba entonces a Almudena y con ella, a todas las chicas que pudieron
ser y no fueron, la roca me había dado una respuesta segura, el motivo de no
estar en ese momento con una chica no era por ser poco atractivo, ni poco
inteligente, tan solo era circunstancial.
Si la vida fuera como escribir un libro, ahora juego con la ventaja de escribir
sobre un sentimiento que viví entonces, sé que el amor puede llegar pronto,
tarde o nunca, pero es absurdo sentirse triste porque no llegue, podríamos
pasar nuestra vida completa de melancolía esperando que llegara sin obtener
nuestro ansiado objetivo.
Desde aquel día, no hubo mujer que se cruzara por mi camino que me
hiciera sentir algo, que se quedara con las ganas de saberlo, claro está,
obviando hacer ningún tipo de comentario a aquellas que tenían pareja o
estaban casadas.
Gracias al respeto que me han inspirado las relaciones, nunca he sido motivo
de ruptura alguna, todas las chicas a las que les he expresado mis
sentimientos eran solteras y sin compromiso, debo reconocer que, sobre todo
las primeras veces, era demasiado directo expresando mis sentimientos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Collado Mediano
Hoy es un día triste o alegre, según se mire, un cantautor nacido una noche
del frío invierno madrileño hoy ha emprendido el viaje a ese lugar del que
nos separa un muro, aquel que no podemos ver aunque sabemos está ahí, al
otro lado que los mortales no conocemos, mi admirado Antonio Vega.
Un lugar del que nada sabemos, pero intuimos que es la nueva casa donde
habita el alma, donde los que van se olvidan de su equipaje, desnuda el alma
comienza una nueva vida en la que el dolor y el sufrimiento no existen.
Sirva mi particular homenaje hoy, doce de mayo del dos mil nueve, a aquel
cuyas canciones apaciguaron mi alma cuando me abordaba la melancolía,
como también lo hicieron las canciones de Enrique Urquijo, que diez años
atrás emprendió el mismo viaje.
No tenía cara de muy buenos amigos, así es que bajé la ventanilla muy
despacio, entonces el noctámbulo comenzó a vociferar e intentó meter la
mano dentro del coche, a lo que ni tuve más remedio que pillarle una mano,
al abrir de nuevo, la sacó y así pude cerrar la ventanilla del todo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La verdad es que el pobre hombre tenía razón que no eran horas de ponerse
a cantar habiendo gente durmiendo por los alrededores, dejamos gruñendo
al pobre hombre desvelado y nos fuimos con la música a otra parte.
Gran parte de culpa de que ame la naturaleza es haber pasado mucho tiempo
en la sierra de Madrid, mi válvula de escape, el lugar donde escaparse del
mundanal ruido.
Con veintidós años aún no conocía el mundo empresarial al fondo, tan solo
comenzaba a asomar la cabeza tímidamente en una importante empresa de
telecomunicaciones, al menos eso rezaba el anuncio que vi en un periódico
de tirada nacional que me ofreció la oportunidad de trabajar.
En el año noventa y uno pocos los que tenían internet, a decir verdad, nadie,
el perfil de persona que tenía ordenador en casa era lo que ahora se da por
llamar friki (del inglés freak, que significa extraño, extravagante).
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era buen sitio para contemplar las estrellas porque el depósito de gas,
aunque enterrado, sobresalía del nivel del suelo y recubierto de césped, era
muy cómodo para mirar al cielo, tumbado pero con la cabeza incorporada,
de este modo mi cuerpo permanecía tumbado en ángulo de 120 grados.
Muchos mañanas se podía ver en la piscina los restos de las juergas de mis
amigos los topos, pues dejaban el suelo lleno de agujeros y en ocasiones
alguno se animaba a darse un bañito, con el inconveniente de que luego no
sabían subir por las escalerillas y acababan ahogados.
Entonces le vi mirándose con esos ojos saltones, y ese par de orejas, pero
me parecía algo extraño, un topo no tenía ese aspecto tan gracioso, además
los ojos no ven un pimiento y mi amigo estaba observando atentamente,
entonces me vino a la memoria un documental de televisión, era un Eliomys
quercinus.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Vaya careto que tiene el lirón careto, si los roedores por tradición suelen
producir miedo y rechazo, sin embargo mi nuevo amigo tenía cara de
buenos amigos, al menos carecía de dobles intenciones, su cara era el reflejo
de su alma, no interpretaba ningún papel, cosa que no podemos decir
muchos humanos.
Cuando estaba pensando que además no le había venido nada mal el paseo a
Rocinante hacer algo de ejercicio, me dijo que él no había tenido mi misma
suerte de que sus padres tuvieran una casa en la sierra.
No di tregua, les dije que si mis padres tenían ese piso, era a fuerza de
trabajar duro, que nadie les había regalado ni uno solo de sus ladrillos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Sevilla
Apasionado por la música llegó a mis oídos que se celebraba un festival
dedicado a mi instrumento preferido al que estaban invitados artistas de
todo el mundo, la única pega es los conciertos eran durante la semana en la
ciudad de Sevilla.
Podrían llegar a pensar que todos los amigos que tuve eran del estilo de
Rocinante y Don Quijote, no fue así, hubo amigos verdaderos, no en
abundancia, pero alguno había, entre ellos estaban Manolo, Luis y mi
hermano Javi.
Por aquel entonces trabajaba, pero mi trabajo era tan flexible que podías
incluso tomarte algunos días de permiso no retribuido por una causa
justificada, vamos, que te firmaban la baja voluntaria y cuando te
incorporabas se daban de alta.
Disfruté de cada uno de los conciertos, sentía en las venas el toque de cada
una de las cuerdas, pero la intervención de Paco de Lucía fue para mí la más
brillante, era la primera vez que veía a Paco en directo, aunque nunca
imaginaría que un día llegaría a estrechar su mano.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era el mismo al que grité de lejos, ¡Viva Paco!, en aquel concierto celebrado
muchos años atrás, realmente no llegué a hablar, no me atrevía a decir una
palabra, pero sentí una enorme alegría de haber estrechado la mano del que
durante muchos años fue mi guitarrista preferido.
Durante esos dos conciertos en Sevilla pude conocer mejor a mi amigo Luis,
realmente solo habíamos ido a alguna excursión porque nos conocíamos
desde hacía poco tiempo, me di cuenta que era un amigo auténtico, uno de
los pocos amigos de verdad que se han cruzado por mi camino.
Tras el segundo día de concierto regresamos a Madrid porque Luis tenía que
hacer algunas gestiones y el sábado regresamos a Sevilla, pero esta vez con la
inestimable compañía de Manolo y de mi hermano Javi.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Si los dos días de blues y jazz fueron geniales, aquel día en el que nos
juntamos cuatro amigos roqueros, la fiesta estaba asegurada, era algo que
sabíamos que no se volvería a repetir y que muchos de los artistas que
pasarían iba a ser la única vez que los veríamos en directo.
Leo en foros de internet que los que ahora tiene veinte años hubieran dado lo
que fuera por haber estado allí, realmente saben lo que quieren, porque
aquello fue algo más que palabras, como reza la canción de Extreme.
Son acontecimientos que te hacen valorar más si cabe aún lo que he vivido,
momentos que sabes son irrepetibles e inigualables y como no homenajear
desde mi libro a aquella cadena de música a la que siempre llamaba un
despistado confundiendo la cadena con una agencia matrimonial.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
4. El Curro
Mi Gran Enfado
El año noventa y dos a mis veintitrés años me encontré casualmente al salir
del trabajo con Lucía, una chica que conocí en una discoteca de Madrid del
modo más extraño que jamás había conocido a nadie, directamente
comiéndonos a besos.
Lucía era extremadamente bella, recuerdo que era alta, más que yo, debía
medir 1’83, era también delgada para su estatura pero bien proporcionada, de
constitución fuerte, pura fibra, de ojos azules y rubia natural.
Cada vez estaba más convencido de que aquello era una broma porque ella
no paraba de mirar de reojo al grupo de personas con las que vino, y cuando
trataba de hablar con ella, me tapaba la boca con la suya, tan dulce que no
podía resistirme y me dejaba llevar como pluma al viento.
Me dijo que estaba el fin de semana sola porque sus padres habían salido
fuera de Madrid y que si me apetecía que hiciéramos una fiesta en su casa y
brindar con champagne, que no importaba si no tenía dinero, pagaba ella a
todo, dicho lo cual se puso su cara roja del mismo color de mi jersey.
Era extraño su comportamiento, era una mujer de una belleza tan grande
como su timidez y sin embargo me estaba invitando a subir a su casa a
brindar con champagne, mientras pensaba en lo raro que era todo esto, me
volvió a besar y esta vez noté mucho calor en su cuerpo.
En realidad si podía pagarlo, pero si era cierto me quedaría el resto del mes
sin blanca, eran productos no permitidos para mi bolsillo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Desde mi posición podía ver al taxista que estaba más pendiente de lo que
pasaba en el asiento de atrás que de la conducción, estando a punto de
chocarnos en numerosas ocasiones.
Pasamos por un patio interior donde había unos sillones que daban ganas de
tumbarse en ellos, de hecho tomé asiento en uno de ellos, a lo que Lucía
protestó diciendo que no me sentara en el sillón de Luisito, un pastor alemán
que por fortuna se encontraba en ese momento en el jardín exterior.
Pasamos a una sala de estar, la decoración era del gusto más exquisito, me
daba la sensación de estar visitando un museo, mientras contemplaba con
admiración los cuadros, el mayordomo adivinó la duda que tenía:
Me parecía del todo ridículo dirigirse a mí como «el señorito», pero dicho
por aquel señor tan correcto y expresivo, sonaba bien, leí en su mirada
inteligencia y complicidad desde el primer instante en que le vi, podría
parecer extraño, pero me caía incluso mejor que la anfitriona.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Los detalles de la mesa que habían preparado para cenar podrían indicar que
estábamos en un restaurante de lujo, de no ser porque el rosa te recordaba en
todo momento que estabas en el dormitorio de Lucía.
Cené productos que sabía que probablemente nunca más los volvería a
probar, y me preguntaba que cuál sería el postre de una cena tan deliciosa,
noté en la mirada de Lucía que la preocupación había desaparecido, su cara
estaba tan roja que parecía iluminar la habitación.
Se levantó y puso un disco, pensé que tal vez me volvería a torturar con sus
gustos musicales, pero me sorprendió gratamente con Voces de Primavera
de Johann Strauss y me tomó de la mano para bailar.
El rojo de sus mejillas pareció suavizarse cuando nos tomamos de las manos
para bailar, como si parte de su calor fuera absorbido por mi cuerpo, nos
servimos champagne francés, la primera vez que lo probaba y realmente
enamoró mi paladar.
Trajo en una bandeja el postre, fue toda una sorpresa porque ese postre sí
que lo había probado antes, apenas ya recordaba el lugar donde lo había
probado por primera vez, fue de niño, una de esas veces en que salíamos la
familia a comer a un restaurant, pude observar con detenimiento su
preparación, me impresionó que el camarero sacara un encendedor del
bolsillo y flambeara el postre tras rociarlo de ron.
De todo lo que pude decir esa noche, es lo que más gracia le hizo porque de
la risa ni podía encenderlo, tuve que encenderlo yo, al taparme el bigote para
evitar que se me chamuscara, Lucía se cayó al suelo de la risa, sospecho que
debió ser la vez que más se había reído en su vida y eso me hizo feliz.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hace su aparición Lucía con un conjunto de lencería roja que realza más
aún su belleza y muestra una perfección en su cuerpo que antes solo podía
imaginar, entonces viene caminando despacio hacia la cama y se tumba a mi
lado sin quitarse sus zapatos de tacón rojos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ya intuía yo que todo aquello no era normal, cada una de las partículas de mi
cuerpo me estaba llamando calzonazos, pero aún así mi mente seguía
llevando el control, entonces, le dije, claro Lucía, dímelo, lo estaba
esperando.
Imaginaba que me diría que estaba enamorada de otro chico, que todo había
sido un error, y aunque mi cuerpo me estaba fustigando por ello, mi alma me
felicitaba por tener el valor de manejar una situación en la que pocos
hombres hubieran sido capaces de mantener el tipo.
Vaya, pensé, parece que aún no está todo perdido, mi sorpresa fue su
petición, deseaba darse una ducha conmigo, lo había deseado tantas veces, y
era tal su estado de excitación que no me hubiera pedido tal cosa de no
sentir un deseo incontrolable de sentir mi cuerpo junto al suyo bajo el agua.
Me sonrió y me dijo que sí, que se daba un tinte que se quita con la ducha, le
da vergüenza teñirse de rubia y que sus padres la vean así, así es que se da el
tinte cuando ellos no pueden verla.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Antes de entrar a la ducha le pedí que por favor cerrara los ojos y los abriera
cuando nos fundiéramos en un abrazo, ella dijo que estaba de acuerdo, así
sería como si estuviera soñando y al fin despertara de aquel sueño y lo
convirtiera en realidad.
Nos fundimos los dos en uno, resbalaba el agua sobre nuestros cuerpos
unidos y el vapor del agua, el jabón, los besos, las caricias hicieron el resto,
estuvimos más de una hora dejando correr el agua sobre nuestros cuerpos
candentes.
Era tal el grado de excitación que teníamos que cada beso, cada roce de su
piel con la mía era acompañado de un inevitable gemido, la pasión de los
besos era descontrolada, ya no había espectadores, estábamos solos ella, el
agua y yo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Accedí encantado a su oferta, había pensado mucho en ella desde aquel día y
aunque tuve la tentación de ir a la puerta de su casa a ver si la veía, pensé
que si el destino había querido que todo fuera así, no iba a ser yo quien lo
cambiara.
Estuvimos bailando toda la noche, hasta que Lucía vio a alguien y puso cada
de terror, como si se tratara del mismo demonio, entonces me agarró de la
mano y me llevó al fondo de la discoteca.
Me explicó que ella tenía novio y que le dijo que no iba a salir, pero que le
acababa de ver en la discoteca, entonces no pude evitar preguntarle, ¿estabas
con aquel novio el día que me conociste?
Ella afirmó con la cabeza, entonces le dije que lo mejor que podía hacer para
evitar problemas era marcharme, ella me dio su teléfono y me suplicó que
por favor la llamara, que si estaba con su novio era por presiones familiares y
que yo era el único amor que había tenido en su vida.
Tal fue mi enfado que sin pensarlo me fui en mi coche, el 127 que hederé de
mi tía, a la sierra de Madrid, era de noche pero conocía un mirador donde
poder desahogarme, me encontré un coche aparcado de una pareja que
buscaba un lugar tranquilo para hacer sus cosas.
Salí del coche, me subí a una peña y grité de rabia, una y otra vez, un eco se
fundía con el otro, cuando quedé sin habla rompí a llorar y maldije mi suerte.
Sentía odio por ella, si antes era la mujer más bella se había convertido en un
monstruo, si la noche que la conocí mi mente tenía un perfecto control, lo
ocurrido había hecho que perdiera el control y le deseara lo peor.
Sabía que iba a ser muy difícil lograr controlar el gran enfado que tenía, no
solo con ella, sino con el Dios que había permitido que añadiera un fracaso
más a mi saco, que dolor tan insoportable sentía mi alma.
Destruí el teléfono de Lucía y esa fue la clave, en ese preciso instante pensé
en mí mismo, en el estado terrible al que había llegado, debía hacer algo
para volver a la normalidad, aunque no sabía por dónde empezar.
Entonces busqué la causa de mi enfado, ella venía a mi mente una y otra vez,
pero comprendí que ella no tenía culpa de aquella situación, algo muy
doloroso me había ocurrido, pero la causa de mi desgracia no era ella, sino
que irónicamente fuera su acomodada posición social la culpable de que le
estuviera obligaba a tener una relación con alguien a quien no amaba.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El dolor está ahí, no se puede remediar, hay que dejar que pase y la mejor
manera de que esto ocurra es quitándole importancia, hay cosas mejores y
más importantes en tu vida que ese dolor.
Dejemos los juicios para los jueces, cada uno es como es y hay que aceptar
que piensen de un modo diferente al tuyo, tratar de cambiarlo es por un lado
inútil y por otro lado te convierte en un ser rígido y autoritario, hay que
aprender a respetar la libertad de pensamientos aunque no los compartamos.
Me había enfadado con el ser al que más respetaba hasta el momento, aquel
con el que cada noche hablaba, al que contaba mis inquietudes, mis
ilusiones, al que antes de acostarme le pedía por un mundo más justo, había
llegado a enfadarme con Dios, y le había juzgado tal vez de un modo
precipitado.
Parece que cuando hablamos de Dios sentimos miedo, no hay que temer a
nombrarle, es aquel a quien queremos como a una más de nuestra familia,
incluso me atrevería a decir que incluso podría llegar a considerarse algo
natural el llegar a enfadarse en ocasiones con él.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El resultado está a la vista, nunca mejor dicho, hemos podido ver con
nuestros ojos películas de dichos directores de una magnífica calidad, quizá
una de las claves de su éxito fue dar un trato al menos humano a los que
muchos consideran la escoria del séptimo arte, gremio al que tengo el gusto
de pertenecer, que no es otro que el de los figurantes.
Puedo asegurarles que de héroes y valientes más bien poco, es gente a la que
le gusta figurar (pero no como lo hacemos los figurantes, por Dios, nosotros
somos humildes pero ellos son grandes estrellas), les encanta ser el centro de
atención, pero eso no es lo peor, su peor defecto es que se han llegado a
creer que realmente son estrellas.
Yo les diría a todos aquellos que van por la vida pensando que son mejores
que los demás, que el hecho de que circunstancialmente hayan logrado la
fama, el éxito, la fortuna, no les convierte en estrellas, compararía su
fragilidad con un huevo depositado sobre la cuerda floja.
Con mis maravillosos veintitrés años en el año noventa y dos fui testigo
directo de lo absurdo que resulta todo aquel que trata de diferenciarse del
resto y más aún cuando para hacerlo utiliza su condición circunstancial de
superioridad, para entendernos, ejerce abuso de poder.
No oía muy bien dentro del local por lo que salí afuera para poder oír mejor,
se trataba de unos amigos que iban a venir a reunirse con nosotros en el
mismo local, quedamos en reunirnos dentro, pero mi sorpresa fue que un
portero de discoteca se puso delante de mi impidiéndome el paso.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pensé que era una broma y le esquivé con la agilidad que me caracteriza,
pero no se trataba de una broma, porque pronto entraron diez matones y me
sacaron en volandas del local.
La solución más rápida, segura y eficaz para poder resolver aquel problema
fue avisar a la policía de mi situación, entonces llamé y les expuse el caso, el
agente me entendió a la primera y me dijo, pues vete a casa y que mañana te
devuelvan el abrigo y tu documentación.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Mis temores comenzaban ahora cuando los agentes tuvieran que marcharse,
¿tomarían represalias aquellos matones de medio pelo?, los agentes nos
condujeron en su furgoneta hasta la Plaza de Cibeles donde nos bajamos
para tomar el autobús nocturno no sin antes agradecer su labor intachable
gracias a la cual nos encontrábamos sanos y salvos.
No volví a aparecer por el balcón de Rosales hasta ocho años más tarde, pero
ya no había peligro de ser reconocido, pues cuando ocurrió este suceso tenía
mi cabeza poblada de una espesa cabellera.
¿Qué habrá sido del peluquero aquel que me juraba y perjuraba que yo no
me quedaría calvo como mi padre?, hay que ver la de veces que pude oír de
su boca que le asparan si eso llegaba a ocurrir.
Precisamente el refrán de que dentro de cien años todos calvos, viene que ni
al pelo para dar punto y final a esta sección dedicada a todo ser humano que
cree ser superior al resto de los mortales, pienso si llegaran a ser tan
estúpidos de creer que son tan importantes que se les ha otorgado el don de
la inmortalidad, pobres ingenuos.
Me llamó la atención que hace cien años se vendían pociones mágicas para
el cabello y no eran tan diferentes a nosotros, pobres de los ingenuos que
rezan el tópico, «La juventud de ahora no es como la de nuestros tiempos».
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
¿Qué mejor para relajarse tras una dura jornada de trabajo y dar la
bienvenida al fin de semana que irse a una de las sonadas fiestas
universitarias?
Allí me encuentro con una antigua compañera de clase con la que me llevo
genial, pero se hace la despistada y me imagino que está bromeando, sigo la
broma y apoyo el dedo en su espalda y grito:
Pregunto a Ángela que si trabaja ahí, y me dice que sí y bromea con que me
sigue los pasos, años más tarde volvimos a encontrarnos en la empresa que
me defenestró, para su desgracia, ella también era empleada de dicha
empresa.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Eso me preguntaba en aquella época, llevaba veintitrés años con los pies
puestos en la tierra y aún no había conocido el amor verdadero, ya
comenzaba a comparar con mi entorno, sabía que mis padres habían
contraído matrimonio a mi edad aproximadamente.
Había visto como amigos míos habían encontrado su media naranja, una
persona con la que compartir su vida, alguien a quien contarle tus
inquietudes y con quien celebrar los éxitos, ¿por qué a mí no?
Juego con la ventaja del tiempo, escribo estas líneas con cuarenta años,
cuando hace escasos años conocí el amor verdadero, ahora todas aquellas
preguntas tienen su respuesta, una respuesta muy sencilla.
La vida no te ofrece lo que deseas cuando más lo ansias, sino cuando a ella
se le antoja, todo llega a su debido momento, hay que saber esperarlo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Por cierto, ya que sale el tema de los monólogos, no me parece justo que el
género humorístico se haya apoderado de dicha palabra, no debemos olvidar
que viene del género dramático.
Aunque sabía que un poliglota era aquella persona capacitada para hablar
varios idiomas, no podía quitarme de la mente otro significado, para ello mi
mente se trasladaba a mi adolescencia, cuando alguien me llamaba glotón
por comer con exceso y ansiedad.
Tal vez fue en mi adolescencia la etapa en la que más glotón fui, sin
embargo, en el año noventa y tres, a mis veinticuatro años, había descubierto
otro placer que ignoraba hasta el momento, el equilibrio.
Pero claro, no podía evitar que a mi mente saltara la alarma, ¡oye!, que te
estás equivocando, que políglota es quien habla de todo y mucho,
¿entonces?, siendo mi amigo Rocinante una persona que habla mucho y de
cualquier tema, en particular, cuando liga, ¿podemos decir que se trata de un
políglota?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
En este caso particular, el futuro guardia civil hizo buen uso de la pregunta,
pues la formuló al ver la cara de extrañeza del holandés, que no entendía
absolutamente nada de lo que le decía el de Carabanchel.
Otro día regresaba en metro del trabajo, porque al seat 127 ya le empezaba a
doler todo, estaba pachuco y tuve que llevarle al taller, ir en metro tiene
ciertas incomodidades, pero por otro lado, puedes asistir a conversaciones
realmente divertidas, como la de mis compañeras de viaje.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pediría a todos los licenciados, todos aquellos que visten traje y corbata,
cuyo máximo esfuerzo físico diario es trasladarse en su flamante coche desde
el garaje de su casa al de su oficina, que un día aparcaran su coche, se
quitaran el traje y la corbata y se pusieran el mono de barrendero.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Y si ese mismo día, por pedir que no quede, un hombre y una mujer se
felicitan mutuamente por su labor en la sociedad, si el hombre reconoce su
error por haberla discriminado desde el cromañón y promete no volver a caer
en ese error y la mujer consigue perdonarle, ese día los humanos seremos
algo mejores, aunque aún nos quedara aún mucho por caminar.
Visitamos las Hoces del Duratón y al llegar al borde del río, comprobamos
que nuestras voces se multiplicaban por el efecto del eco de nuestras voces al
llegar al cañón que había enfrente.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Nos despedimos de los buitres con una guerra de espigas, de esas que
lanzad a alguien y se le quedan pegadas al jersey todo el día como no se dé
cuenta, cuando regresamos al coche parecíamos indios navajos solo que en
lugar de plumas llevábamos espigas.
Tras el éxito de aquella primera excursión, vinieron otras muchas, de las que
recuerdo las aguas gélidas que bajan del embalse de Beleña en Guadalajara,
o el curioso nombre de un restaurante de Jarandilla de la Vera en Cáceres, en
el que una mujer de mal vivir debió dar a luz.
Pero una que recuerdo con entusiasmo fue la que hicimos a la sierra de
Albarracín en Teruel naturalmente debido a la belleza del lugar, pero lo
increíble es que nos reencontramos con dos viejas amigas.
Llegaron las vacaciones y decidimos hacer una gira por el sur de la península
finalizando desde Huelva por la costa hasta llegar a Denia, así podríamos ir a
visitar a nuestras amigas de Pedreguer.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Durante el trayecto, uno de los policías nos dijo que si llevábamos droga,
previo pago de la cantidad de cien mil pesetas, olvidarían el asunto y nos
dejarían en libertad, dejándonos llevar la droga con nosotros.
Les informamos que no llevábamos droga, que tan solo éramos turistas que
habíamos ido a visitar la ciudad y a comprar unos regalos, entonces nos
informó que iban a proceder a hacernos unas placas.
Esto me alarmó un poco, pues había oído alguna vez en mi barrio, que ha
uno que se bajó al moro a por chocolate, le había metido la mano en el culo
para explorarle y le habían sacado de todo menos chocolate.
Pero hubo suerte y salimos airosos, aunque me prometí que jamás volvería a
visitar aquella ciudad, que por otro lado, que me disculpen los ceutíes, pero
desde luego no es una ciudad muy bonita que digamos.
Pero no podía faltar mi visita preferida, a mi amiga del karaoke «Mari Toñi».
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El Extintor
Tras el verano del noventa y tres me encontraba absorto mirando uno de esos
mensajes subliminales que han quedado en mi memoria, esos que tienen un
significado sencillo, pero que saben encierran un mensaje oculto que algún
día conseguiría descifrar.
Era una pintada que había dejado algún subversivo del barrio en una pared
de una casa cercana a la mía que decía:
También en aquellos días sacudía mi mente una duda, era sobre una
secuencia de una película de Alfred Hitchcock, concretamente de Psicosis,
después de ser asesinada la protagonista, puede verse su cara inerte bajo la
ducha con los ojos abiertos, ¿cómo demonios lograría el director que aquella
actriz permaneciera totalmente inmóvil, acaso le suministró una droga
paralizante?
No comprendo por qué el ser humano tiende a elegir la maldad como estilo
de vida, es decir, sentir cierto grado de satisfacción infringiendo sufrimiento
o molestias a nuestro vecino, es esta una duda que temo no encontrar
respuesta hasta el fin de mis días, pero al menos algo hay algo que si me ha
quedado claro, el que la hace, tarde o temprano, paga por sus fechorías.
No pensemos que vamos a salir indemnes, ser malo sale caro, no hay mayor
error para un comerciante o un hombre de negocios que elegir la maldad
como estilo de vida, no hay peor negocio que dicha empresa, su quiebra está
asegurada cien por cien.
Nuestro mayor amigo, la historia, la memoria histórica nos repite día a día lo
que ha ocurrido y ocurre a quien elige el mal como estilo de vida, su ceguera
le impide ver el desastre cuando lo tiene a la vuelta de la esquina.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Cuando aún no nos hemos repuesto del susto, el jefe coge en su mano el
pequeño extintor que en la época traían algunos coches de fábrica, aunque
en caso de incendio conocía de su escasa utilidad, pero quedaba bonito.
Parece mentira que con aquellos dos movimientos, mi jefe había conseguido
espabilarme más que tras ocho horas fabricando líneas de código, estaba
atento a ver iba a ser el siguiente movimiento de mi jefe, cuando tras un
bache, sonó el golpe de un bulto bastante pesado en el maletero.
Por último, poco antes de dejar a mi jefe en su destino, esquivé a tres perros
y cuatro ancianas de una muerte segura, llegando a nuestro destino, el metro
de Quintana, me agradeció el favor, pero mi intuición me hizo imaginar que
me encontraría al día siguiente una carta blanca encima de mi mesa
indicándome el camino de la calle.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El extintor no solo puede aplicarse al que apaga lo malo, también hay ciertas
personas que parecen estar empeñadas en matar la idea, si alguien expone
abiertamente su intención de emprender una empresa, probablemente la
primera voz que escuchará será la del extintor.
En el mundo hay varios tipos de personas, unos son los hacedores, entre los
que me encuentro y otros son los críticos, el crítico buscará excusas de todo
tipo para no emprender nada nuevo, y lo que es peor, llegará a sentirse
molesto si alguien llega a ser emprendedor.
No sé si tal vez alguien haya bautizado cuando soy yo mismo quien extingo
mi propia idea, podría denominarse como síndrome de septiembre, pues es
el mes en que te propones muchos cambios y te propones adquirir nuevos
conocimientos, como es el caso de aprender un nuevo idioma.
No creo que este síndrome sea malo en absoluto, pues somos nosotros
mismos los que libremente establecemos nuestras prioridades, aunque nos
empeñemos en denominar fracaso, el hecho de tan solo tener la idea de
plantearnos algunos cambios en nuestra vida, es un pequeño éxito.
Si sustituimos la frase fracaso por pequeño éxito, vamos por buen camino,
pues todas las grandes batallas se ganaron con pequeñas victorias, si por
ejemplo este año me propongo aprender inglés, y al año siguiente asisto a
clases con un inglés nativo, y al tercer año me voy a vivir a un país de habla
inglesa, en tres pequeñas victorias habré conseguido mi gran batalla.
Hay un dicho popular en mi país que dice que cuando las condiciones
meteorológicas sean adversas, hay que estar alegre, ¿por qué motivo?, no se
sabe, pero siempre hay un motivo para esta contento, el principal, tener la
posibilidad de estarlo, es decir, estar vivo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Tal vez la mente humana esté concebida para permanecer más tiempo viva
que lo que aguanta el cuerpo, nuestra mente estaría capacitada para aceptar
la inmortalidad de buen grado, pero no es así, es posiblemente lo que más
nos cueste aceptar, que un día nuestro corazón dejará de latir.
¿Cómo no iba a agradecer haber tenido el padre que he tenido?, ese sentido
del humor suyo, el modo particular de ver la vida, su bondad, la cantidad de
vidas que ha podido salvar a lo largo de su vida sin colgarse ni una sola
medalla, porque las llevaba por dentro.
Hoy día miro atrás y veo mi vida, mientras escribo estas letras, a los cuarenta
años, dividida en un antes y un después, casi cuarenta años de gratitud por
haber tenido un padre como Dios manda con la inmensa suerte de haberle
tenido siempre cerca.
Hace escasos días estuve con mis dos pilares en la tierra, con mi madre y mi
mujer en la feria del libro de Madrid, tomaba un refresco sentado frente a
ellas y daba gracias por estar viviendo aquel momento de paz.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La Tos
A veces ocurren episodios en la vida un tanto curiosos, aunque pueda
parecer que los episodios más fantásticos solo sean posibles en el mundo de
los sueños, no siempre es así y nos sorprendemos con anécdotas como la que
nos ocurrió a un grupo de amigos hace dieciséis años.
Hacía pocos años que había comenzado la emisión del canal autonómico de
mi ciudad, Telemadrid, un equipo joven y dinámico entre los que destacaba
un presentador que rompía con los cánones establecidos, Hilario Pino, muy
correcto y respetuoso ante la noticia, transmitiendo una sensación de
objetividad, dejando que fuera el espectador quien la desmenuzara.
Era un reportero de calle que reunía dos características poco frecuentes hoy
en día, era muy respetuoso con las personas de la calle a las que entrevistaba
y además bastante agradable.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
¡Hasta dónde vamos a llegar!, nos meten anuncios hasta en nuestros propios
sueños, veo en el primer anuncio dos abuelos sentados en un banco de un
parque, comentan algo sobre la gente que va caminando.
Piensen que se encuentran en una zona residencial muy cerca del mar, el
paisaje es muy verde, estamos en una selva cuyo crecimiento se ha visto
frenado por el mar, la vegetación proporciona un frescor que contrasta con el
sol que puede disfrutarse a escasos metros, en una playa de arena blanca.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Una vez estudiada la zona, como no existe parentesco alguno entre las
gentes del nuevo mundo, se asigna por sorteo a cada hombre adulto una
mujer adulta y dos hijos de distinto sexo.
Empiezan a ser testigos de una escena familiar, sus cuerpos se funden con
todo lo que alcanza la vista en una masa única, un remolino arcilloso que se
dirige montaña abajo a gran velocidad.
Los mayores reconocen aquel lugar, están en su antigua casa, sus antiguas
las casas de piedra están cubiertas de coral, puede verse gran variedad de
peces esparcidos por el suelo pidiendo agua.
Mientras los más pequeños ríen y juegan en aquella tierra de la que tanto
habían oído hablar, los mayores atónitos miran alrededor tratando de
comprender lo que ha podido suceder.
Tras el susto, cada familia habita una de las casas de piedra cubiertas de
coral y con el paso del tiempo ven como esos corales se cubren de la misma
frondosa vegetación que antaño hubo en aquella tierra paradisiaca.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
6. El Manotazo
Mariana
Cuando cumples los veinticinco ya piensas que tienes cuarto de siglo, eres
consciente de que el tiempo pasa más rápido de lo que creías, piensas que a
partir de hoy vas a aprovechar cada momento al máximo.
Pero por otro lado, se está en la flor de la juventud y la sangre hierve cuando
alguien toca una fibra de tu ser, en aquellos días recuerdo en especial dos
ataques frontales hacia mi persona de dos compañeros de trabajo.
El primero fue Pepe Paco, aunque hacía ya años que mi calvicie era un
hecho asumido, aún me hervía la sangre cuando alguien me sacaba el
dichoso tema, supongo que del mismo modo que a un niño que no ve bien le
molesta que sus compañeros le llamen cuatro ojos.
Pero no fue así, mi estrategia no fue esquivar los golpes como hizo con
maestría Cassius Marcelus Clay, sino todo lo contrario, me puse en medio
con toda la artillería pesada y sacudí con ella a ambos contrincantes, con mi
particular don para situar la palabra donde más escuecen las heridas.
Pepe Paco, que tenía unas gafas de considerable grosor, fue el primero que
atacó y el primero en recibir el golpe, le dije, si es cierto que estoy calvo, tan
cierto que con esas gafas que calzas te pareces a Mortadelo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hay muchos dichos populares en mi país, del que ahora recuerdo uno que
viene al caso que dice que alguien trabaja menos que un espía sordo, ya
imaginarán si significado, un espía sordo no puede trabajar por el simple
hecho que el trabajo del espía consiste en escuchar.
Ni Pepe ni Antonio volvió a criticar nada sobre mí, al menos a la cara, pero
lejos de pensar que había actuado del mejor modo, intuía que en lugar de
conseguir mi propósito, mis dos críticas hacia ellos en defensa propia,
habían hecho lograr dos enemigos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
No creo que sea malo defender tus ideologías, tus creencias, tu familia, tus
derechos, pero nunca a cualquier precio, si para defenderlo crees necesaria la
fuerza bruta, algo va mal.
Podemos ver un ejemplo de persona con sed de justicia desde que se levanta
hasta que se acuesta, y de otra que reflexiona si realmente le aporta algo
positivo vivir estresado porque el mundo no es tal y como cree que debe ser
dándose cuenta que no, el mundo siempre será distinto de lo que le gustaría
que fuera.
¿Tan mala memoria tiene el que basa su vida en la sed de justicia que olvidó
que un día fue niño y que un día, si Dios lo quiere, llegará a ser anciano, tan
mala memoria aquel que puede llegar a olvidarse de que no es perfecto y de
que también puede equivocarse?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
¡Qué cantidad de peleas sin sentido!, como por ejemplo, son las de tráfico,
pueden incluso terminar en trágicos sucesos, al igual que ocurre con las
imprudencias mientras se está conduciendo, ¿es cierto que la sed de justicia
puede convertirnos en imprudentes?, si.
Si nos molesta que nos adelanten por la derecha, que nos piten
acaloradamente, si montamos en cólera cuando alguien nos da un ínfimo
golpe por detrás, lo máximo que provocaremos es risa.
Así fue como a bordo del 127 que hederé de mi tía Mercedes (no un
Mercedes de mis 127 tías, no se vayan a creer) golpeé levemente el coche de
un señor en la plaza de Santo Domingo.
No solo la ira acorta la vida debido a que desgasta mucho el principal órgano
vital, el corazón, incluso pudiera darse el caso de quedar seriamente
afectado, sino que según las circunstancias, esta ira puede volverse en contra
provocando accidentes muy desafortunados.
Mientras que la ira tiene todas las contraindicaciones habidas y por haber, lo
contrario ocurre con la risa, es bueno para prácticamente casi todo, pero ojo,
siempre dentro de un orden y equilibrio, pues no debemos olvidar que esta
afecta al ritmo respiratorio.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
En Mariana viven unos tíos de Rocinante y nos acogieron con los brazos
abiertos, coincidió que eran las fiestas del pueblo y lo pasamos en grande,
¿Qué mejor modo de comenzar las vacaciones que con unas fiestas?
Rocinante tiene dos primas gemelas muy simpáticas, por aquel entonces
tendrían alrededor de once años y se notaba que no estaban muy
acostumbradas a las visitas porque no quitaban ojo de cada movimiento que
hacía.
Hace apenas tres años volví a ver a una de sus sobrinas, no la reconocí
porque estaba hecha toda una mujer y cuando me la presentaron me dijo, yo
a ti si te conozco, eres el chico que vino con mi primo al pueblo hace años, el
que se planchaba las camisas.
El resto eran los dueños de la casa, es decir, los tíos de Rocinante con sus
dos niñas gemelas y una tía de Barcelona que también se vino para las fiestas
con sus dos hijos.
Nada más llegar hubo celebración y pude comer algo que nunca antes había
probado, la escena de la mesa era muy parecida a una escena de una película
de Indiana Jones en la que el postre era una cabeza de mono cortada para
comer su interior, estaba un poco sorprendido de ver cabezas de un animal
en unos platos, pero para no llamar demasiado la atención, preferí no
preguntar de qué animal era aquella cabeza y comencé a comérmela.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El camino a la casa era cuesta arriba, siempre había pensado que aquel
coche tenía personalidad propia, pero entonces pude verificar que mi coche
era un guasón, porque lo que es subir la cuesta la subió, aunque lo hizo
dando tumbos, como si volviera de borrachera.
Me disculpé con la tía de Rocinante por los pocos modales de mi coche, que
debía querer hacerse el gracioso con los invitados, entre las risas y que el 127
cada vez subía más despacio, tardamos en llegar a la casa mucho más que si
hubiéramos regresando andando.
Fueron cinco días intensos de fiestas, aunque me hubiera pasado con gusto
mi mes de vacaciones de fiesta con mucho gusto, pero todo llega a su fin y
hay que regresar a la rutina, bueno Rocinante, porque yo aún tenía
veinticinco días de vacaciones por disfrutar.
Yo sin embargo regresaba feliz por los cinco días de diversión que había
pasado y porque aún me quedaban muchos días de vacaciones, no quería
agravar el sufrimiento de Rocinante con mis pensamientos, que no eran
otros que ir al día siguiente a una agencia de viajes y tomar el primer vuelo
destino a un lugar al que siempre deseé visitar, a un lugar de mi país que
está muy lejos, a las islas afortunadas, las Islas Canarias.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Mari Toñi
Hoy diecinueve de Junio del año dos mil nueve se nos fue uno de los
grandes, expuesto en su juventud a los horrores de la guerra civil española,
supo como nadie lo que es sufrir y consagró su vida a ayudar al necesitado.
Vicente Ferrer, un ejemplo a seguir por todos, de sus labios pude oír clamar
por la mayor vergüenza de la humanidad, el hambre, qué diferente sería el
mundo si cada uno de sus habitantes abandonara tan solo por unos días su
sitio para ayudar al prójimo, seríamos tan útiles que llegaríamos a
sorprendernos.
Javi es uno de esos amigos que puedes contar con los dedos de una mano,
aunque en realidad es más amigo de Roberto que mío.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Mi afición por los karaokes se afianzó con el paso del tiempo, no siendo
extraño poder encontrarme hoy día cerrando alguno de ellos, últimamente
llevo meses intentando ir a uno sin éxito.
Cae una tromba de agua cada vez que me dirijo a este karaoke, en fin, por
una vez y sin que sirva de precedente, he dado mi brazo a torcer frente al
destino y he desistido de seguir intentándolo.
Qué levante la mano el que pueda asegurar que jamás ha pisado suelo de
tragedia y destrucción, por poner un ejemplo, te estremece enterarte que
aquel vuelo que frecuentabas, ha sufrido un fatal accidente.
Llegamos a ser tan egoístas que podemos caer en el error de creer que jamás
nos tocará a nosotros, recuerdo haber quedado perplejo al ver en las noticias
como tras uno de los terremotos de San Francisco, sacaron unas camisetas
que versaban, yo soy uno de los supervivientes.
Como solía decir mi padre, ¡hermano!, nadie está libre, tarde o temprano
llegará nuestro fin, una buena causa para plantearse en que nuestro principal
objetivo sea hacer lo más grata nuestra estancia en este corto viaje.
Decir que la vida se asemeja a unas vacaciones en las que olvidamos sacar
billete de vuelta, no es en exceso exagerado, desperdiciar un solo minuto de
nuestro tiempo en lamentos ya va siendo mucho tiempo.
Piensen ustedes que el libro de vida consta de dos partes, de lectura muy
rápida, ya estamos en el capítulo sexto de la segunda parte, ¿quién puede
asegurarme que algún día pueda llegar a comenzar mi tercera parte?,
absolutamente nadie, es un misterio que nadie sabe, el momento de partir.
Era un treinta cumpleaños, yo era algo más joven que ella y no podía
comprender su infelicidad, no podía entender porque mi compañera sufría
por el hecho de cumplir años, algo que creo que es para esta contento.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Nos invitó a tomar unas cañas a la salida del trabajo, fue en un bar de la calle
Albasanz en el que volví a estar no hace demasiado tiempo, observé el lugar
que permanecía igual que hace quince años y recordé una escena que se
produjo en ese cumpleaños que me dejó atónito.
Bromeando con Ricardo sobre esto, me dijo, pues ya que le ha gustado que
le hayas dado un bofetón, dile que si quiere le puedes dar una paliza.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Fue mi amigo Don Quijote quien me contó el caso aquel camarero que
trabajaba con él que manifestó estar acostumbrado a que le quemaran
cuando alguien le quemó con un cigarrillo fortuitamente, muy
probablemente el mismo día que le conté el caso de la camarera a la que le di
el bofetón sin querer, pues ambos casos son parecidos.
Toda una vida consagrada a una lucha que de poco sirve sin continuidad,
necesitamos más personas como ella, ¿acaso crees que tú no podrías poner
tu granito de arena?, por supuesto que puedes, de hecho eres parte
fundamental de esta sociedad.
Queda mucho por hacer por la igualdad, es un error pensar que la lucha es
solo asunto de los pensadores, la historia nos ha provisto de muchos y
grandes pensadores, tenemos vitrinas repletas de libros que emanan ideas,
pero ¿dónde está la vitrina de los hacedores?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La Nasa
En todas las etapas de mi vida he podido encontrarme con esas personas que
creen que por azar la naturaleza les ha otorgado mayor sabiduría que al resto
de los mortales, son esos a los que suelo denominar listillos.
Toda mi vida había oído decir que alguien había terminado una carrera
siendo el primero de su promoción, me llevé una triste desilusión cuando al
finalizar mi carrera universitaria, comprobé que no había una lista en la que
se pudiera ver el primero, segundo, o el último de una promoción,
simplemente era un bulo.
Cuando supe que era falso el mito del primero de la promoción en una
carrera universitaria sentí en el estómago el mismo cosquilleo que sentí
cuando me enteré de que los Reyes Magos no existían, una extraña
sensación.
Sin embargo, con todo lo inteligente que era, hubo algo que le dije que no
pudo comprender, le dije que si no consideraba un poco arriesgado dejar en
manos de otras personas la opinión sobre sus capacidades.
En mi trabajo había compañeros de todo tipo, y como no, entre ellos algún
que otro listillo, no olvidemos que estaba ejerciendo la profesión con mayor
índice de listillos, habitan los listillo en el sector informático como chinches
en un perro abandonado.
Cuando fui a pedirle que revisara el sistema, me dijo que tenía cosas más
importantes que hacer y que en ese momento no podía perder el tiempo en
ver revisar porqué había dejado de funcionar el sistema.
A los cinco minutos todo estaba funcionando otra vez y el agua volvió a su
cauce, aunque el hecho de que el director de informática tuviera que llamarle
la atención en persona para que hiciera su trabajo le debió parecer
humillante y trató de salir airoso de la bronca del peor modo, tratando de
implicarme.
El jefe nos llamó a los dos a su despacho, casi antes de que entrara el listillo
comenzó a gritar que debía haberle avisado, que por mi culpa se había
quedado el departamento de financiero sin poder continuar trabajando, que
fuera la última vez que ocurriera esa situación.
Miré al director de informática, que al igual que yo, sabía perfectamente que
el individuo mentía como un bellaco, pero él prefirió darme el gusto de
informarle de ponerle en evidencia.
Le dije, ¿tú lees el correo con frecuencia o tal vez estás ocupado en otros
menesteres?, me respondió que sí por supuesto, entonces le dije que debería
haber visto que le había enviado un correo con copia al director de
informática informándole de la importancia de revisar de inmediato el
sistema, pues todo el departamento estaba parado.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Como resultado del rapapolvo que se llevó tanto por negarse a hacer su
trabajo como por tratar de echarme a mí la culpa de lo sucedido, no tuvo otro
remedio que pedirme perdón y comprometerse a colaborar siempre que lo
necesitara.
El hombre sabio no dice todo lo que sabe, mientras el necio no sabe ni tan
siquiera lo que está diciendo, no es necesario demostrar la inteligencia ni
tener que ir justificándose a cada instante.
En este mundo real comenzarás a aceptar los errores de los demás como
algo natural, al igual que los tuyos propios, estarás dando un paso de gigante
en la convivencia pues no solo estás aceptando tu imperfección, sino que
inmediatamente dejas de exigir el imposible de un mundo perfecto, en este
mundo imperfecto conviven en armonía inteligencia y felicidad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
7. Islas Canarias
El Descubrimiento
A mediados de los noventa cumplí veintiséis años, echaba la vista atrás y veía
un joven con muchos sueños por cumplir y ahora había cumplido ya la
mayoría de ellos, estaba en una etapa de crecimiento profesional cosechando
éxitos, se podía decir que la vida me sonreía.
Era evidente que algo faltaba para completar mi vida, aún no había
encontrado aquella mujer con la que tantas veces soñé, a quien cobijar en el
frio invierno, a la que acariciar su pelo, a quien decir que de lo enamorado de
estoy debo pellizcarme todas las mañanas para comprobar que no es un
sueño.
¿Por qué elegí aquel destino como privilegiado para pasar mis vacaciones
durante tantos años, por qué desde el primer día que contemplé la obra de la
naturaleza más maravillosa y majestuosa que jamás había visto de nombre
Teide, sentía como si fuera un ser con vida propia que me daba la
bienvenida?
Son preguntas que no sabría responder, el algo que se siente pero que no se
sabe explicar el motivo por el cual lo siente, hoy recuerdo la cantidad de
veces que alcé la vista hacia el Teide en el capítulo de mi vida que he
titulado «Zori», quién sabe la razón por la cual mantuve esas conversaciones,
siempre sabias, con la longeva montaña.
Una vez más mi destino favorito eran las islas, pero esta vez mi amigo el
Teide aunque me saludó, me miró con cierto recelo porque mi destino no era
las faldas de su montaña, sino la isla vecina Gran Canaria.
Durante el viaje pude recordar las vacaciones anteriores en las que paseaba
solo en la noche tinerfeña por el paseo marítimo del Puerto de la Cruz
cuando un cartel llamó mi atención, era un local de música en directo en el
que actuaba un cantautor de la península, el lugar ideal para pasar un buen
rato disfrutando de la música en vivo después de cenar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
De niño también notaba que el pelo me clareaba en verano por efecto del sol,
pero donde más podía notarlo eran en la pelusilla que me crecía en la cara y
brazos, pero nunca había regresado de unas vacaciones completamente
rubio.
Una vez terminada la actuación del cantautor, canté alguna de las viejas
canciones de mi repertorio y al terminar me invitaron a ir a un local de
música sudamericana.
Por último fuimos a la playa a saltar por encima de las hogueras en la noche
de San Juan, es esta una festividad arraigada en diversos países donde se
enciende una hoguera, de este modo se creía dar más fuerza al sol y además
con el fuego se purificaba el alma del que lo contemplaba.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
¿Quién no recuerda la efímera amistad que une gracias a los lazos del
alcohol a un vagabundo y un millonario borracho en Luces de Bohemia?, el
vagabundo llega a salvarle la vida, le promete amistad eterna, pero cuando
terminan los efectos del alcohol, el millonario rechaza al pobre vagabundo.
Me pregunto yo porque no serán todos los días como la noche de San Juan,
que sin necesidad de tener que beber alcohol, el hombre rompiera esa
barrera que le separa de sus semejantes y se diera la mano con quien antes
consideraba de una clase aparte, ¿no seríamos más humanos?
¿Han oído que alguien haya levantado la voz ante el problema de la falta de
respeto a nuestros conciudadanos?, yo desde luego que no, y sin embargo
soy de la opinión que con respeto mejorarían notablemente los problemas
típicos de nuestra sociedad que antes cité.
- 81 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
¡Qué salten las alarmas sociales!, ¿pueden creerlo ustedes?, cuando acabo de
escribir que salten las alarmas, imagino que por efecto del calor que hace
ahora mismo, o tal vez por la excesiva curiosidad de algún merodeador,
acaba de saltar una alarma, que quede como un hecho anecdótico, pero que
luego no me digan a mí que las meigas no existen.
Como decía, ¡Qué salten las alarmas sociales!, mira por donde, ahora las
meigas se fueron a dormir, que salgan los analistas de sus escondrijos, por
cierto, siempre hablan de ellos y jamás he conocido a nadie de profesión
analista, al menos analista social, pues doy fe que existen analistas
informáticos, y también clínicos.
Pues vamos a darle trabajo a los analistas sociales, la alarma está al rojo vivo,
la falta de respeto es un hecho en crecimiento y deberían ponerse todos los
medios necesarios para atajar el problema, el peligro es inminente.
Otro tema es el tipo de mensajes que recibí, ya que hemos mentado los
porcentajes, de cincuenta correos me contestaron cuarenta irrespetuosos y
uno solo de ellos fue respetuoso y transigente conmigo.
- 82 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Si mi primer viaje a las Islas Canarias fue un camino de rosas, este año
comenzaba con un pequeño percance aeroportuario que hizo que no entrara
con buen pie en la gran isla, muy relacionado con la falta de respeto.
Recuerdo aún las palabras del agente que con aparente respeto me pedía
disculpas por las molestias y se excusaba con que ese era su trabajo, las
mismas palabras que escuché de los agentes de aduanas ceutíes, debe ser
una frase que aprenden en el manual de aduanas.
Cuando por fin salía del aeropuerto camino del sur tenía un humor de perros
y pude ver un cartel que decía, bienvenido a Gran Canaria, le deseamos una
feliz estancia, esto me hizo esbozar una media sonrisa que se la dediqué a mi
mala suerte en las aduanas.
Pude pasear con tranquilidad, sumergirme por sus aguas refrescantes, comer
uno de mis productos preferidos, el pescado, probando cada día uno
diferente, pescados autóctonos de las islas que nunca volvería a probar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Me topé de bruces con el nudismo, solo había sido testigo de esta práctica
cuando siendo aún adolescente iba caminando por el monte con mi hermano
Javi y nos encontramos con una familia nudista.
Recuerdo que al pasar por donde estaban ellos comiendo nos saludó toda la
familia y aunque trataba de evitarlo, mis ojos se dirigían hacia las dos
adolescentes de la familia, que tendrían nuestra misma edad.
Es una pena que no se haya inventado la máquina que transforme los sueños
en realidad, pero a falta de ella, al menos ahora podía practicar nudismo en
las playas del sur de Gran Canaria y zambullirme por sus refrescantes aguas
como Dios me trajo al mundo, la sensación de libertad que ello me producía
era difícil de expresar.
Pude incluso ver caras de aprobación en los rostros de los turistas que
doraban desnudos sus cuerpos al sol, sabían que era nuevo en esto, no había
más que ver el color blanco de la piel que antes cubría el bañador, parecía
que te estuvieran dando la bienvenida al club.
Si un día estuve cerca de rozar el Nirvana, sin duda fue en esas vacaciones.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Un día llegué oír salir de los labios de un jefazo de mi empresa, que los
tiempos de la esclavitud ya habían pasado hacía tiempo, estaba defendiendo
los derechos de los trabajadores frente al intento de explotación del
empresario, algo inimaginable dos décadas atrás.
Europa llegó a dictar una normativa que tuvo que acatar tajantemente todas
las empresas, su objetivo principal era finalizar con los monopolios que
algunas empresas tenían sobre determinados productos, eso iba contra la
libertad y la igualdad de oportunidades de todas las empresas.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Dado que Rocinante era un muchacho de mano lenta, quiero decir, que
nunca era el primero en levantar la mano cuando había que pagar, estoy
convencido que de haber sabido antes las consecuencias de su imprudencia,
no hubiera abierto la boca.
También debo agradecer a los dos jóvenes que tuvieran el buen criterio de
multar únicamente al infractor, no de cantar en público, pues no era por eso
la multa, sino por resistencia a la autoridad.
Como resultado Rocinante no tuvo más remedio que pagar la multa, le debió
sentar bastante mal porque tardé mucho tiempo en volverle a oír cantar, creo
que aún se debía pensar que la multa se la pusieron por cantar en público y
no fue así, aunque considero imprudente la actuación de los agentes, no me
pareció mal multarle, aunque quizá el importe fue excesivo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Estamos de acuerdo que para que haya cierto orden entre los ciudadanos,
debemos comportarnos respetando ciertas normas básicas, una de ellas, doy
fe no se cumple por los peatones y considero que caminaríamos mucho
mejor si la respetáramos.
Esta norma dice que todo peatón debe circular al igual que lo hacen los
vehículos, es decir, por su derecha, una vez comentábamos bromeando que
esta norma no era respetada por casi ningún peatón entre mi padre y yo.
Mi padre me dijo que cuando esto sucedía, es decir, cuando se topaba con
otro peatón que trataba de que apartarle de su camino mientras circulaba
correctamente por su derecha, se paraba a mirar un escaparate.
Cuando me confesó esto creí partirme en dos de la risa, la verdad que es una
solución mucho más efectiva que llevarse un empujón por parte del otro
peatón, entonces le pregunté, ¿y qué haces cuando no hay escaparate?, me
respondió que entonces se quedaba parado esperando la reacción del otro
peatón, si se inclinaba hacia un lado, el se dirigía al contrario.
Para este último caso, el del peatón despistado e indeciso, hay una solución
infalible, como no se decide, le amagas exageradamente hacia el lado que tú
prefieras y pones los morros como si fueras a soltarle un beso, entonces
tienes casi asegurado que irá hacia el lado contrario, a no ser claro está, que
le gustes.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pero llegó el verano y alguien decidió que ya estaba bien de gastar agua a
cuenta del ayuntamiento, cuya cuenta pagamos los usuarios de las fuentes y
nos cortó el agua de las fuentes.
Como consecuencia, a partir de aquel día tuve que cargar con una mochila
con botellas de agua para no caer deshidratado a mitad del trayecto, en
cierto modo agradecí esta medida restrictiva, pues así noté que con el paso
de los días mi espalda iba ganando fuerza.
La norma que les aconsejo llevar a cabo no es otra que jamás olviden que el
fin de la norma debe ser el bien del ciudadano y nunca su perjuicio, de este
modo evitaremos molestias innecesarias y ganaremos en calidad de vida.
Bueno, ya estoy de regreso, que alivio, pues ya saben algo nuevo, si por
casualidad ustedes parecen de estreñimiento y aman la libertad como yo la
amo, no tienen más que ponerse a dictar unas cuantas normas y verán cómo
el efecto es inmediato, sin necesidad de tener que hincharse a fibra o tener
que beber zumos en exceso que lleguen a producir ardor de estómago.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Conocí en el año noventa y cinco a la mujer más superficial que jamás haya
conocido, una persona que hacía de la manipulación su estilo de vida y como
suele ocurrir a menudo con esta gente, pecan de ingenuos, pues creen tener
engañada a toda la sociedad con sus malas artes.
He de reconocer que el primer día que conocí a Zoraida me cautivó, era una
mujer bella que fijaba toda su atención en tus labios, lo que podría parecer
que era un flechazo amoroso, no era más que un estudio minucioso de tu
comportamiento, un test en toda regla, preparaba el terreno.
Yo caí en sus garras, estuve un par de meses bebiendo las aguas por aquella
mujer, pero pronto comenzaron a detectarse los síntomas, la actuación que
ella creía ser perfecta tenía sus lagunas, aquella mujer que creía tener el
control absoluto de la situación, era una actriz de tercera.
Ocurrió algo novedoso, tal vez la experiencia estaba dando sus frutos, logré
cambiar mis sentimientos hacia Zoraida, caí en la cuenta de que, del mismo
modo que es absurdo enamorarse de Ginger Rogers, lo sería enamorarse de
una mujer como Zoraida.
Incluso sería más acertado llegar a enamorarse de Ginger pues era una
artista maravillosa, pero no de Zoraida, una pésima actriz, sería ridículo
pensar que Ginger, tan insigne artista me mirase con ojos de amor, ella no
puede verme porque yo no soy más que un simple espectador.
Me volvió a llamar Zoraida por teléfono para quedar un fin de semana más,
yo estaba en mi trabajo y adivinaba en sus palabras el terrible engaño, ella
era totalmente ajena al hecho de que había descubierto sus malas artes.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pensé que entre todas aquellas mujeres desdicharas, tal vez pudiera
encontrarse mi futuro amor, de ser así, agradecería eternamente a mi
maestro trilero y a mi padre sus sabias palabras, gracias a ellos habría
encontrado mi amor verdadero.
Gracias a Zoraida pude conocer a multitud de chicas, eso sí, cuando alguna
de ellas se acaramelaba un poco conmigo, Zoraida sacaba su hacha y
cortaba la flecha de Cupido con un corte limpio, ellas sabían quién era la
abeja reina y cuál era el zángano al que no se debía tocar.
Su modo de actuar frente a mi era muy natural, incluso advertí que en algún
momento llegó a sonrojarse, ¿estaría Zoraida enamorándose de mi o
tomando clases de interpretación?
Muchas ocasiones fueron las que pensé porqué Zoraida era tan superficial,
tenía demasiados atractivos a su favor, el físico, el don de gentes, la simpatía,
la conversación con ella llegaba a ser incluso agradable, sobre todo por
teléfono, porque cuando la tenías delante, parecía querer hipnotizarte con la
mirada y absorber toda tu voluntad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
En principio dudé si quedar con ellos, pues un día llegué a estar enamorado
de Zoraida y tal vez podía abrir viejas heridas viéndolos juntos, sin embargo
quise enfrentarle, tenía curiosidad por saber si me había engañado a mí
mismo y realmente seguía amando a Zoraida.
Pasó el tiempo y casi creía haber pedido de vista a Zoraida para siempre, no
es que me produjera pena, pero sí es cierto que llegué a sentir cariño por
aquella mujer, se podía decir que la comenzaba a echar de menos.
Qué momento más delicado, sobre todo para aquellos que albergamos
sentimientos, me considero una persona sensible en exceso, capaz de
cualquier cosa por evitar el sufrimiento a cualquier persona.
Zoraida no estaba fingiendo, ella no sabía actuar tan bien, era tan solo una
actriz de tercera y la conocía demasiado bien, sus ojos brillaban como un
cordero que teme algo malo, me estaba suplicando comprensión.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
8. Flamenco
Mis Primeros Pasos
Un día comiendo con mi hermano Fernando, el otro músico de la familia,
estuvimos hablando de la nueva afición de mi hermano Santiago, la
construcción de guitarras.
Cuando yo era niño construí una guitarra eléctrica, la hice con madera de
contrachapado y fui comprando poco a poco con mis ahorros los materiales
que mi presupuesto me permitía, el resultado final fue una guitarra que
sonaba y la afinación era la correcta.
Creo que parte del éxito de estos seis años de clases fue la química existente,
yo era buen alumno porque me interesaba mucho cada detalle, cada gesto,
absorbía todo lo que me explicaba. A parte de tener mucho interés por sus
clases, el ambiente era muy agradable, en casa de Carlos, te sentías en
familia.
La otra parte del éxito de las clases era culpa del maestro, huelga decir la
sabiduría que pueda albergar Carlos en su mente, imagínense un arte
heredado de padres a hijos por varias generaciones, el resultado es una
destreza al tocar, que es admirable.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pero el gran secreto del maestro, es sin duda, que disfruta enseñando, se
nota en su mirada que le gusta comprobar que su alumno día a día va
progresando.
Carlos: ¿Cómo?
Podéis llegar a haceros la pregunta de por qué siendo Carlos tan buen
maestro y yo tan buen alumno, yo no soy hoy en día un guitarrista
profesional, aunque sí músico. Es una pregunta lógica, que tiene una
respuesta sencilla, no me dedico a la música.
Al ver a Carlos hijo, veía al mismo niño que con sus pequeños dedos apenas
podía coger la guitarra, que ahora era un joven que dominaba a la perfección
la guitarra como su padre.
En todas las familias con arte, destacan todos, tengo un recuerdo muy grato
de la suegra de Carlos, de su arte en el baile y su poderío y saber estar
encima del escenario.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Le pareció buena idea, pero como la mayoría de mis ideas, quedó en tan solo
eso, una idea. Lo cierto es que cuando se comienza un proyecto que por falta
de tiempo nunca se pudo, se hace con mucha ilusión.
Explicar que de este modo resulta más ameno, relatando las anécdotas,
muchas de ellas divertidas, desde el comienzo de mis clases en el año
noventa y seis hasta las últimas clases a las que asistí allá por el segundo año
del siglo actual.
Son muchas las anécdotas que iré contando durante el transcurso de este
libro desde la primera hasta la última clase. El libro se compone de seis
tomos, cada uno de ellos se complementa con las obras transcritas en cifra y
solfeo de cada una de las clases.
Para que el lector se haga una idea de las vivencias que tuve durante todo
este tiempo puedo comenzar desde la primera fotografía que me hice en un
bar en el que se reúnen los amigos para jugar a las cartas y al dominó, esta
foto no salió porque el destino quiso que la cámara no tuviera carrete.
En esta primera foto de mis comienzos posé junto a Pepe Luis Carmona y
Josemi de Ketama, la foto que nunca salió fue lo más cerca que he estado de
ellos, tan solo los he vuelto a ver en un par de ocasiones, tampoco he pasado
del saludo con el mayor de los hermanos, Juan.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
En la terraza estuvimos unas cuantas horas riendo, no sé por qué ese día nos
entró la risa floja y nos recogimos pronto para que Pepe y Carlos estuvieran
frescos al día siguiente para el concierto.
Hay momentos difíciles de olvidar, uno de ellos fue en Casa Patas, actuaban
a la guitarra Carlos, al cante Salva y al baile Toñi y Dolores Amaya. En aquel
momento pude sentir el arte flamenco correr por las venas, en primera fila y
por supuesto, totalmente gratis.
Fue un viernes del mes de Julio del año 2000 cuando hicimos aparición mi
amigo Don Quijote y yo en la recepción del hotel barcelonés donde se
alojaban Carlos, su hermano Pepe y otros músicos.
Hablé por teléfono con un músico de la habitación que me dijo que estaban
en una taberna andaluza de enfrente cenando, en la entrada de la taberna me
pareció reconocer a Josemi por lo que pensé que esa era la taberna, al entrar
vi a Carlos que se llevó una gran alegría porque no esperaba que fuéramos a
ir a verle desde Madrid. Estuvimos cenando algo de pescadito frito y luego
salimos a una terraza a tomar algo.
Cuando llegamos al hotel, los músicos ya estaban en el Grec, nos dimos una
ducha ecológica y salimos para el concierto. Nos llevó un taxista que era tan
alto que pudimos observar que permaneciendo sentado, le llegaban las
rodillas a la altura de las orejas.
Cuando le dijimos que éramos de Madrid, nos dijo que él había sido jugador
de baloncesto del Granollers y que cuando les tocaba jugar con el Madrid,
antes en empezar, pedía autógrafos a todos los jugadores, era una persona
muy agradable.
Era un taxista muy agradable, cuando tomamos confianza con aquel buen
hombre, aproveché para contarle que de pequeño me cantaba mi madre una
canción catalana que decía:
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Le pregunté que si existía la font del gat y nos dijo que precisamente para
llegar al Grec debíamos pasar por allí, estaba también en Montjuic, me
resultó divertido pasar por el sitio de la canción que me había cantado mi
madre tantas veces cuando era niño.
Fue una mezcla de música hindú con flamenco, una fusión muy propia ya
que son dos músicas con la misma raíz.
Parecía que estábamos ante un grupo de música con solera y son embargo
eran músicos que tan solo llevaban una semana ensayando juntos.
Esto provocó que «el risitas» rompiera una carcajada que dejó a todos los
presentes mudos unos segundos, aunque al instante seguimos cada uno con
lo nuestro.
Ya conocía antes a Salva de alguna ocasión en que fui con toda la familia a
algún concierto de Ketama. También recuerdo a su hermana Yolanda, que
hace no mucho pude ver paseando con su bebé y a la madre siempre muy
educada y cariñosa conmigo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Llegamos a Villarobledo, allí estaban las dos chicas que cantaban, que por
cierto, pudimos comprobar a la vuelta que una de ellas tenía una destreza
increíble al volante, también venía un percusionista y comenzamos a
ensayar.
Fue un baile diferente al que estaba acostumbrado, era clásico con adornos
flamencos, me pareció un baile de ejecución impecable con mucho
sentimiento, me gustó bastante.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Mi Primera Clase
No era la primera vez que jugaba contra unas mujeres al futbolín, recuerdo
en una ocasión que una chicas de Vallecas nos dieron una paliza a un amigo
a mí que no tuvimos otra que pasar por debajo del futbolín, no es que sea
demasiado bueno jugando, pero ellas eran de competición.
Por aquel entonces que apenas llevaba unas cuantas clases con Carlos, todo
me parecía como un sueño, estrechar la mano al músico al que había
admirado desde que era un niño, desde aquellos años en que mi madre me
regaló mi primera guitarra.
En aquellos días que aprendí de oído «Entre dos Aguas». Me quedé como
paralizado en una banqueta sentado al lado del maestro, como paralizado,
sin saber cómo reaccionar, tan solo escuché.
Era un poco sospechoso que fuéramos nosotros los músicos que íbamos a
actuar porque ya estaba escuchándose la música, así es que la mujer ante la
sospecha de que nos estábamos colando avisó al encargado. Ya estábamos
sentados cuando de repente apareció el encargado y nos pidió amablemente
que le acompañáramos.
Culpa mía, le pedí disculpas, y Carlos intentó cubrirme diciendo que lo que
habíamos dicho es que éramos músicos, no los músicos que estaban
tocando, claro está.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
No pudo contenerse y dijo: «Luego decís, que hablamos mal de los gitanos»,
hicimos oídos sordos al comentario soez y conseguimos lo que queríamos,
ver el concierto. Yo no soy gitano, tengo mis raíces, me siento honrado y
llevo con orgullo mi sangre.
Aquel que piense que una raza, un pueblo, un país u otro planeta fuera ser
hostil y él por pertenecer a otra raza o condición social es mejor, es un
simple y está en peligro de extinción.
Tal fue la ilusión que me hizo que dediqué bastante tiempo a sacar las
«Alegrías por el medio» de Pepe. En una ocasión me dijo Carlos, hay
solamente dos personas en el mundo capaces de tocar «las Alegrías de
Pepe», uno es Pepe y el otro Miguel.
Cuando estrené mi guitarra fabricada por Juan Miguel Carmona que tengo
siempre cerca, la llevé a casa de Pepe e interpreté sus alegrías, estaban
presentes Carlos, Amparo, que es la mujer de Pepe, la madre de Amparo,
Pepe y yo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era un día de primavera a las puertas del verano, a mediados del mes de
mayo del año noventa y seis del siglo pasado. Mi afición por la música era
bien sabida por todos los que me rodeaban, siempre llevaba conmigo una
guitarra en el maletero del coche y en la madrugada salía para dar los buenos
días al sol en la plaza del pueblo serrano de Los Molinos.
Hasta aquel día, todo lo que sabía de música lo había aprendido por mí
mismo, era autodidacta, no había tenido la suerte de tener un maestro
musical. Pero era el día en que mi suerte iba a cambiar, se me brindaba la
oportunidad de tener de maestro a uno de los grandes.
Mi conocimiento musical era amplio en géneros pop, heavy, blues, jazz y era
muy aficionado a algunos géneros del flamenco, pero sin conocimientos
profundos. Mis flamencos favoritos por aquel entonces eran Kiko Veneno,
Los hermanos Amador, Tomatito, Paco de lucía, Camarón, Ketama sin
olvidar a uno de mis preferidos, Manzanita.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
RITMO BRASILEÑO
= 120
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Base Rítmica
En mi segunda clase, fue mi segundo día de clase de seis años de
aprendizaje con un músico y amigo sensible donde los haya, empezaba a
intuir que había química, algo muy importante entre alumno y maestro.
Una característica de Carlos que comenté alguna vez con otro alumno suyo
de origen irlandés llamado Steve es el pozo interminable de sus creaciones,
no había final, cada día era un aprendizaje nuevo.
Por cierto, quiero aprovechar para enviar un abrazo al otro pupilo de Carlos,
Steve, estoy seguro que si leyeras este libro, te sentirías muy identificado con
él.
Cuando regresé a mi casa tras esta clase, en mi mente oía la voz de Carlos
contando los tiempos a la vez que salían las notas de su guitarra repitiendo:
un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, un, dos.
Mentalmente sin apenas esfuerzo iba repitiendo la base del flamenco, lo que
era una base rítmica en los que se acentúan los tiempos tres, seis, ocho diez
y doce. Igual de importante es respetar los tiempos como darle el acento en
el tiempo adecuado.
Un ejercicio que metal que me indicó Carlos que debía hacer era silenciar los
tiempos sin acento, pero eso sí, respetando su silencio. Estaba aprendiendo
en apenas dos clases, todas las lecciones que debe saber un buen músico, la
importancia de los silencios.
Una lección que en apariencia parece tan sencilla, es la base fundamental del
flamenco. Cada palo del flamenco tiene sus propias reglas, sus matices que
le proporcionan su identidad, como lo son las propiedades caracterizan un
buen vino, unas reglas que si no se respetan, se deja de hacer flamenco.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
De nada sirve tener los dedos más rápidos del oeste si se ignora cuál ha de
ser el momento exacto para disparar tu revólver. En el flamenco hay que
saber disparar en el momento justo, ni medio segundo antes, ni medio
después.
Una vez que mentalmente hemos aprendido la base del flamenco, podemos
enseñarle a la guitarra lo que acabamos de aprender. La guitarra es nuestra
compañera, a ella debes transmitirle con todo lujo de detalle la lección que
acabas de aprender.
Para ello una buena práctica es con el dedo gordo de la mano derecha. Así
con el dedo golpeamos suave o más fuerte según queramos acentuar el
tiempo, la caja de resonancia de la guitarra nos va a contestar si han
entendido correctamente lo que le hemos transmitido:
Otra práctica que podemos hacer es golpear sobre una mesa de este modo,
en un momento en el que estemos haciendo otra cosa, enseguida la mesa
nos dirá si no hemos aprendido bien la lección.
Tras ejercitar un buen rato la mano derecha con una técnica que consiste en
tocar con la guitarra sorda, basta con poner bajo las cuerdas una tira de
gomaespuma. Estando en Guadarrama ejercitando la mano derecha con la
guitarra sorda hacía el siguiente sonido Ta Ca Tá - Ru Ca Tá.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
BASE RITMICA
= 100
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
9. Aficionado
Gran «Aficionao» Al Flamenco
En el año mil novecientos noventa y siete, cercanos ya al final del milenio,
descubrí que unos pocos afortunados tenían la dicha de trabajar en lo que les
gustaba, acababa de conocer a alguien que disfrutaba realizando su trabajo,
mi maestro de guitarra, desde entonces, me propuse como principal objetivo
mi búsqueda de la felicidad.
Los más afortunados tal vez no tuvieron que luchar demasiado para
conseguir la felicidad, a otros se nos hace cuesta arriba, pero no hay lugar a
dudas que a base de subir cuestas se fortalecen las piernas.
Era una mujer mexicana que detectó mi presencia por alguna de las
novedosas redes sociales que están tan de actualidad mediante las cuales
puedes conectar en el momento con personas de cualquier parte del mundo.
A ti, que gozas por el hecho de que puedes dormir mientras yo trabajo, he de
decirte que estás en un error, pues mi trabajo es para mi un gran placer.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Antaño no era tan sencillo zafarse de alguien enfadado, pero hoy en día si la
persona que se enfada está a miles de kilómetros y se tiene la posibilidad de
desconectarla, la sensación de alivio es considerable.
Pepe, al igual que Carlos, se caracteriza por ser de esas personas con las que
te sientes a gusto, es algo que ocurre con los miembros de esta familia, son
personas que saben respetar a los demás, humildes aunque su nombre es de
fama mundialmente reconocida.
Hay un dicho popular de mi tierra que dice que quien se acuesta con niños,
meado se levanta, yo debo decir que he tenido la inmensa suerte de haber
conocido a grandes artistas, que combinan su grandeza como profesionales
como su humildad y sencillez como personas, tal es el caso de un mago que
conocí el otro día.
Es este mago buen amigo de uno de los grandes, que no he tenido el honor
de conocer, pero que me hubiera gustado, pues considero que el éxito de
este gran mago consiste en combinar su inigualable habilidad haciendo
magia con un esquisito sentido del humor, no hablo de otro que el gran Juan
Tamariz, !!! Tatatachan ¡¡¡, estimado Juan, ¿eres consciente de la gran labor
que tú haces arrancando una sonrisa y emocionando a tanta gente?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Llegó a comentar mi maestro, imagino que con cierto tono de humor, solo
hay dos personas en este mundo capaces de tocar las alegrías de Pepe, uno
es Pepe y el otro Miguel.
Debo confesar que surtió efecto los comentarios peyorativos de los, por
llamarlos de algún modo, «compañeros» de trabajo, llegaron a conseguir que
dudase de mis capacidades, es cierto aquello de que si a alguien le machacas
mucho con que no puede conseguir algo, se puede llegar a conseguir que esa
persona llegue a dudar de sus capacidades.
Así fue, como el maestro Habichuela, por medio de sus elogios y enseñanzas
logró enseñarme el difícil arte del flamenco, destapó a golpe de guitarra, a
todos aquellos individuos que trataban de tacharme de inútil.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Si nos remontamos a los orígenes del flamenco podemos irnos muy lejos,
incluso llegar hasta la India, hay muchas opiniones respecto si es una
música racial, del pueblo gitano y yo tengo la mía propia.
Creo que en primer lugar es una música de todo aquel que le guste
disfrutarla, bien sea gitano o payo, y para analizar su origen, desarrollo o
avance y evolución hay que darle a cada uno su propio mérito.
Comenzando por su origen, gitano cien por cien, ¿qué también hay gitanos
en Rumanía y no tocan flamenco?, es cierto, pero es que los gitanos rumanos
evolucionaron por otros rumbos, adaptaron su música original a su entorno,
exactamente igual que hicieron los gitanos que vinieron a España.
Sé que aún queda mucho que hacer en mi país respecto al racismo, se sigue
considerando en muchos hogares de España que el gitano es holgazán,
vago, delincuente y traicionero, es un pensamiento que el español de a pie
no está dispuesto a rectificar, de hecho, muchos morirán creyendo semejante
estupidez.
Tal vez sean estos mismos españoles los que se empeñen en tratar de
engañarnos respecto a los orígenes del flamenco, preferirían pensar que su
origen estuvo allá por el siglo quince cuando unos marcianos con muchos
tentáculos vinieron dando el cante, antes de reconocer que su origen es
puramente gitano.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pero no crean, que aún los que se empeñan en desprestigiar al pueblo gitano
y quitarle mérito, les dirán que entraron a España por Cataluña en lugar de
que lo hicieran por África, si lo que digo yo, al final va a resultar que los
gitanos vinieron a España en una nave espacial.
Que me perdonen los payos, ya pueden pasar ustedes, pero ojo, que en esta
sala, la de la evolución del flamenco, entran tanto gitanos como payos, y si
no les gustan, ya están marchándose por donde han venido.
Así que afirmar que los mejores aficionados al flamenco están en Andalucía
no creo que sea muy cierto, si me enorgullece decir que en Madrid, mi
ciudad, han vivido grandes artistas del flamenco y la variedad de locales
donde se puede escuchar buen flamenco es considerable.
Cómo se puede hablar de música racial, ¿acaso hay música más abierta a
otros géneros musicales?, precisamente el flamenco se caracteriza por ser
una música popular, abierta para todos, no entiende de clases, solo
comprende un idioma, un estilo de vida, una característica, la humildad.
- 109 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Eso me llevé aquel año del noventa y siete, reflexiono ahora y me pregunto
cuál habría sido mi destino si esta música no hubiera entrado en mi vida,
cuando creía haber encontrado un equilibrio y seguridad laboral, algunos se
empeñaban en empujarme al abismo, pero lo que no sabían es que tenía un
buen alidado, el flamenco, ese que me enseñó a confiar en mi mismo.
No solo hablo del gusto por ese estilo de música, sino de que no andaba por
el camino correcto, me había rodeado de una serie de amistades que eran
más comparables a unas rémorar que a lo que significa la verdadera amistad.
Los amigos que a veces se pagaban las cañas (tan pocas que no recuerdo si
estando borrachos se las pagaron un par de veces) veían en Carlos una
amenaza, se comenzaban a dar cuenta de que tenía mucho más valor para
mí su amistad, la amistad sincera de un buen amigo, sin interés, sana.
Cualquier cambio en nuestra vida nos producida ciertas molestias y tal vez
nos cueste tomar una decisión demasiado drástica, incluso puede ser que
hayas llegado a sentir afecto por esos que no te respetan en absoluto.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La Gitanilla
Realmente con veintiocho años ya tenía edad para desechar mis sueños de
artista de fama reconocida, desde que de niño me llamó la atención la
música, me puse a tocar la guitarra y soñaba que un día sería una estrella del
rock, o con ser uno de esos cantautores de canción protesta.
Pude ver a un señor de piel muy morena, con barba abundante y que llevaba
puesto un sombrero, por su aspecto, pensé que sería alguna de esas viejas
glorias que un día tuvieron cierta fama y hoy quedaron en el olvido, pensé
que tal vez era un pobre diablo, sentí incluso cierta pena por él.
Hablar de ídolos es tal vez algo exagerado, creo que jamás llegué al punto de
idolatrar a nadie, aunque si he admirado ciertos trabajos, y tal era el caso de
aquel viejo diablo, en aquel instante ignoraba por completo que esa persona
camuflada, no era otro que uno de los artistas que más admiro, quién me lo
iba a decir.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Me quedé sentado junto a Paco, pero sin habla, cuántas cosas tenías que
contarle, cuántas anécdotas, cuántas veces habíamos tocado juntos sin ni
siquiera él saberlo, todo aquello se acumulaba en mi mente, pero me había
quedado paralizado y no era capaz de articular palabra.
Luego pasamos a una cueva que atesora aquel bar en su interior, alguien
trajo unas guitarras, estuvimos tocando Carlos, Paco y yo, huelga decir que
mi toque fue tímido, tocando por encima, no solo por el respeto que tenía a
los dos artistas a los que acompañaba, sino por disfrutar del sonido
irrepetible de aquel momento, nada que ver con mis acompañamientos al
disco rayado de vinilo.
Teníamos el dilema de qué hacer, porque nos apetecía mucho ir a las dos
actuaciones, entonces pensamos que sería buena idea ir a una parte de cada
una de ellas, comenzamos por La Gitanilla.
La verdad es que eras dos chicas muy simpáticas y guapas, propusieron salir
luego a tomar algo al término de la función y a todos nos pareció una idea
magnífica, aunque yo pensé que de ser así no podríamos ir a ver a los primos
de Granada, pero ciertamente la compañía bien merecía la pena prescindir
del otro espectáculo por mucho que nos apeteciera.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Entramos y había una mujer limpiando el suelo que no puso cara de muy
buenos amigos cuando nos acercamos, Carlos le dijo que éramos músicos
familia de los que actuaban, entramos en el teatro y comenzamos a ver el
espectáculo.
Al poco rato de tomar asiento, un acomodador nos llamó y nos pidió que le
acompañáramos al recibidor del teatro, nos dijo que una mujer de la
limpieza le había advertido que nos habíamos colado con el pretexto de que
éramos los músicos que iban a actuar.
Vuelvo a repetir que el comentario sobre las sardanas es sin ningún ánimo de
ofender, por supuesto que considero que las sardanas son también música, y
diciendo que el flamenco sí que es buena música no quiero decir que las
Sardanas no lo sean, sino que simplemente no nos gustaban.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era evidente que mis comentarios estaban fuera de lugar, entre otras cosas,
porque no tenía ningún tipo de confianza ni con Paco ni con su hermano
Pepe y a su niña solo la había visto en la tele o escuchado en alguna
discoteca o la radio.
Pensaba que esto que me ocurría con los famosos entonces, tal vez con el
paso de los años lo hubiera corregido, pero no es así, sin ir más lejos, el
pasado viernes me encontraba en un rodaje de una serie de televisión que se
llama Hospital Central, aunque no como actor, sino como figurante.
En una de las tomas, mi posición inicial estaba junto a Pablo Carbonell, que
en la actualidad interpreta a uno de los médicos del hospital dándole un
toque humorístico bastante interesante a la serie, de hecho, creo que empecé
a verla más a menudo desde que el comenzara a actuar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
En El Cumpleaños De Pepe
Ahora toca hablar de otro Pepe, no el hermano de Paco que tiene una niña
que canta, y muy bien por cierto, sino de otro, el Pepe del que les voy a
hablar es otro artista con la diferencia de que este es un gran amigo mío, se
trata del hermano de mi maestro Carlos.
Las mujeres cantaban, doblaban palmas aquí bailaban todos, son los tangos
un palo muy utilizado en las fiestas gitanas, es digno de ver el arranque de
los pequeños, algunos que aún apenas pueden tenerse en pie, dominan el
arte del baile y el sentido del ritmo de manera asombrosa.
De los conciertos que podía dar Ketama en directo allá por el año noventa y
siete, algo que les caracterizaba era el momento en que soltaban a los
pequeños por el escenario, apenas levantaban medio palmo del suelo y eran
los amos y señores del escenario, el arte y la gracia corría y brincaba
«literalmente» a raudales por encima del escenario.
Uno de los tópicos más oídos en mi país es que al gitano no le gusta trabajar,
solo le gusta estar cantando y dando palmas a la vera de una candela, y digo
yo, ¿es que acaso el toque, cante y baile no es un trabajo?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Qué equivocado está el que llama vago al gitano que vive de la música
porque tiene la inmensa suerte de poder trabajar en lo que más le gusta, pues
son muchos los sudores y sacrificios que conlleva desarrollar esta actividad.
El gitano músico sabe lo que es la carretera, viajar de aquí para allá, hoy
aquí, mañana coja usted un vuelo de trece horas sin poder echarse un mísero
cigarro, ¿acaso pensaban que esto de viajar es maravilloso?
Para el turista puede serlo, pero para el que viaja trabajando no lo es, el
sueño de muchísimos chicos es lograr el triunfo, poder ser uno de los
afortunados que pueden vivir de la música, pero muchos de ellos, si no la
mayoría, ignora lo que viene tras el triunfo, no parar nunca de viajar de aquí
para allá.
También sería injusto decir que todo son penas y calamidades para el
músico, tiene una ventaja respecto al resto de los trabajadores, cuentan con
el aplauso de su público, algo que jamás tendrá un contable, policía o
médico.
Tal vez sea la droga que haga que el músico no abandone, el aplauso, su
público, en contacto con la gente que le admira, que le quiere y le da
muestras de afecto por donde quiera que vaya.
Es natural y comprensible que Pepe sea uno de los artistas más completos
del panorama musical, su pasión por la guitarra es su sino, como lo es
también el sino de Carlos, aman su trabajo y eso, unido a la sabiduría de
siglos que corre por sus venas, les hace ser realmente magníficos en su
trabajo.
La casa de Pepe está muy bien distribuida, uno de los lugares preferidos por
él es su estudio, cuyas paredes adorna el disco de platino de Ketama, es
palpable que Pepe muere por una guitarra, le honra que su hijo haya querido
seguir sus pasos y cada éxito logrado por su hijo Josemi, lo comparte con
orgullo de padre.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Así fue el cumpleaños de Pepe, una fiesta que te deja satisfecho, de la que
sales feliz y contento por todo lo que has vivido, de la que sales orgulloso de
ser amigo de este gran pueblo, gente sensible, pura y sincera.
Muchas veces me levantaba con el pensamiento, ¿es verdad que soy alumno
y amigo de los Habichuela?, según me despertaba y veía mi guitarra, mis
partituras y la cejilla que me había regalado mi maestro, me alegraba de
comprobar que todo era real, no era un sueño.
Del matrimonio nacieron tres amigos más, la primera Saira, la mayor, una
persona muy respetuosa y educada, de la que no puedo olvidar aquel día de
verano que llegando casi sin aliento a dar la clase, me encontré con ella en el
portal.
Ella no tenía llaves y como hacía mucho calor le dije que si íbamos a tomar
un refresco mientras llegaban sus padres, la felicité por su cumpleaños, que
me dijo Carlos que había sido el mismo día que el suyo y ella me invitó al
refresco por su cumpleaños.
La camarera del bar me dijo bromeando, menuda suerte que tiene usted que
le invita una mujer, a lo que le respondí, sí que es verdad, ya no quedan casi
mujeres así, realmente lo pensaba, no por la invitación, sino por su saber
estar y su enorme valía como persona y artista.
La menor de los tres hijos de Carlos es Cori, gitana rubia como su madre y
aunque la conocí muy pequeña, encerraba en su mirada misterio, arte y
belleza, sin duda alguna una artista como sus padres y hermanos.
Amigo Carlos, hace tiempo que no te veo, pero sabes que ahí estas, en una
parcela de mi interior quedan esas lecciones de la vida, tus anécdotas y
vivencias, las de un amigo al que admiro y al que siempre admiraré.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
10. Heidi
Camello Desbocado
En el año mil novecientos noventa y ocho, a dos años del esperado cambio
de milenio, contaba con veintinueve años y mi fiebre por las Islas Canarias
no había hecho más que empezar.
Había oído decir que visitar las islas en invierno tenía un encanto especial,
poder bañarse en el mar cantando un villancico era algo insólito, al menos
para los peninsulares que no tenemos costumbre, es más común para
nosotros la estampa navideña de los campos cubiertos por un manto de
nieve.
Sin embargo hay muchos canarios que no han visto la nieve en su vida,
exceptuando los tinerfeños que no tienen más que subirse al Teide un mes
de enero, incluso recuerdo algo que me llamó la atención, hay canarios que
no han salido nunca de su isla.
Recuerdo la primera vez que jugué con la nieve, era como si hubieran
bañado los campos de azúcar, sin embargo al cogerla su tacto era muy frío y
cuando quería llevármela a la boca, se había convertido en agua.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Cuando la joven estaba muy cerca de la isla, nos advirtió que estuviéramos
preparados y no nos asustásemos con la maniobra que iba a realizar, pero
que era la forma más bonita de contemplar el bello castillo.
Al pasar por una de las ventanas, pude ver una mujer vestida de blanco y de
cabellos dorados, la joven salió de la ventana y nos saludó sonriendo, su cara
reflejaba felicidad y daba la sensación de que estuviera dando la bienvenida a
un familiar que hiciera mucho tiempo que no veía.
Su rostro era muy bello e incluso me pareció ver que corrían lágrimas de
felicidad de sus mejillas, entonces pregunté a la joven piloto y a mi amigo
Don Quijote, que era el otro ocupante del hidroavión.
Era evidente que era yo el único que había visto a la mujer vestida de blanco
saludándonos, no quise alarmar a nadie sobre mi visión y menos a la joven
piloto, les dije que simplemente estaba imaginando y hablaba en alto.
No era esta mi primera visión, han sido tantas que me cuesta recordar
cuándo fue la primera, me alegró el día aquella visión, no creo que esa alma
acostumbrara a que las visitas la sonrieran y saludasen como yo hice.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Más tarde descubrí que la isla tomaba el nombre del navegante genovés
Lancelotto Malocello que anduvo comerciando con los isleños hasta que les
convenció para poner a la isla su propio nombre, imagino el poder de
convicción del que se valió para alcanzar tal propósito.
Tal vez por ello fuera que la única Ginebra que encontré en la isla fue la del
«Gin Tonic» que me tomé al tomar tierra, ya que el susto que me llevé de ver
el mar tan terriblemente cerca al mirar por la ventanilla del avión, bien
merecía un buen trago.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pero el gesto del camello no solo nos hizo pasar un rato divertido, sino que
nos invitaba a expeler, aprovechando la ocasión, nuestras ventosidades
contenidas, cuando nos excedíamos y los viajeros de adelante nos miraban
con recelo, señalábamos a nuestro camello y les decíamos, es que ha debido
comer judías, pobrecillo.
Estuvimos observando las órdenes a las que atendían nuestros amigos los
camellos, una de ellas era a la voz de «so», tras la cual se detenían de
inmediato, cuando el grupo de camellos comenzó a caminar, el nuestro, que
era el último de la fila hizo lo propio pero eso sí, sin dejar de expeler
ventosidades.
Jesús contó en una parábola a sus discípulos que los últimos serían los
primeros, y así fue, nuestro camello que era el último de la fila echó a correr
montaña abajo como alma que lleva el diablo bajo los ojos atónitos y
perplejos de los camelleros que inútilmente emitían sus voces de «so».
Pero sin dejar de sentir cierto temor, el masaje cervical por la acción del
galope del camello unido a la brisa fresca que corría, hizo que aquella fugaz
bajada de apenas cinco minutos, fuera uno de los momentos más
placenteros que jamás haya vivido.
Ni que decir tiene que cuando llegamos abajo no nos quedaba molestia
alguna debida a los gases, pues a buen seguro nos habíamos deshecho de
ellos durante aquel corto trayecto que acabó en el destino sin mal alguno.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El resto del grupo tardó media hora en realizar el mismo recorrido que
nosotros habíamos hecho en tan solo cinco minutos, cuando vi al niño que
nos había soltado temerariamente del grupo de camellos le dije, anda, que ya
era hora de que llegarais, llevamos esperándoos media hora.
Por la noche salimos por las calles de Madrid, algo que no he encontrado en
ningún otro lugar del mundo que haya visitado, es la variedad de lugares y
alternativas que ofrece mi ciudad, aburrirse en Madrid era más difícil que el
Atleti hiciera doblete (aunque no imposible ya que lo logró un par de años
antes).
Observé que entre las gentes no habituales del pub, había dos chicas de
origen oriental, me dijo mi hermano Javi que creía que había llegado el
momento de poner en práctica lo que había aprendido en sus recientes
clases de inglés.
Creo que basta con cruzar pocas palabras para percibir que se ha
congeniado, lo mismo ocurre cuando no hay comunicación, con ellas si
había buenas vibraciones, eras dos turistas japonesas en nuestra ciudad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Al decir la palabra Heidi sus ojos brillaron y esbozaron una bella sonrisa,
sabían perfectamente de quién hablábamos, recordé en ese momento que
algunos capítulos los presentaban cantando en japonés y les pedí que si
podían cantarnos la canción de Heidi en japonés.
El resultado fue que seis treintañeros les cantaran una de las versiones más
divertidas de la canción de Heidi, realmente pasamos una noche muy
divertida, incluso hoy en día echo de menos aquellos momentos.
De todas las personas a las que dedico el libro de mi vida, no pueden faltar
estas dos amigas japonesas, no puedo recordar sus nombres, incluso
mentiría si dijera que recuerdo sus caras, sin embargo esas almas las
recuerdo a la perfección, eran dos personas auténticas.
Pero ellas lo eran, son la prueba evidente de que entre los humanos de
diferentes razas o culturas existe comunicación, como dicen mis hermanos
de Iberoamérica, hay buena onda, vayas donde vayas, siempre encontrarás
gente con buena onda, que congenie contigo, aunque sus culturas sean
completamente diferentes.
Donde quiera que estén aquellas dos amigas japonesas, deseo les llegue mi
sentimiento de alegría por haberme cruzado con ellas, ellas viven lejos, en un
pueblo que ama la cultura española, buena muestra de ello es su pasión por
el flamenco.
Que el mundo está al revés es un hecho, ellos que son sabios nos observan,
nosotros que tenemos mucho que aprender, no les prestamos atención.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Yo creía que todas las horas de trabajo y esfuerzo extraordinario que había
regalado a mi empresa durante seis años servirían para que pudieran
concederme aquel pequeño favor, pero no fue así, la empresa esperaba que
yo entregara lo mejor de mí, pero estaba en un error creyendo que la empresa
premiaría mis esfuerzos devolviéndome el favor.
Este primer revés fue uno de los motivos por los que consideré que había
llegado el momento de partir, pero no el único, año tras año iban pesando
ciertos comportamientos poco éticos entre los colegas de trabajo.
Nótese que digo colegas y no compañeros, que también los he tenido, pero
contados con los dedos de una mano, no quisiera aburridos con anécdotas
desagradables, imagino que muchos lectores trabajan y saben bien de lo que
les estoy hablando.
Damos pues un salto hacia atrás en el tiempo, una ventaja de ser escritor es
que nos permite viajar en el tiempo, era allá por el año noventa y dos, cuando
apenas habían pasado seis meses desde que firmara mi primer contrato un
poco serio y aún no sabía si me renovarían o me mandarían a mi casa.
El jefe del departamento de informática reunió seis meses antes a mis cinco
colegas becarios y a mí, el motivo era presentarnos la empresa y el lugar en
que ocuparíamos cada uno de nosotros tras el primer mes de formación,
sospecho que de los cinco, era yo el que más entusiasmo mostraba.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hubo un detalle que tal vez puede parecer poco importante, pero fue
importante para mí, fue que José se tomó la molestia de escribir nuestros
nombres en cada uno de los folios de gran tamaño que posados en un atril,
iba pasando mientras nos explicaba las funciones de cada uno de nosotros.
La becaria que me habló era una de las enchufadas junto con otros tres de
los becarios, es decir, los únicos becarios con estudios universitarios en
informática éramos otra colega y yo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Suelen decir en mi tierra que siempre habla el que más motivos tiene para
callar, tal era el caso de la becaria, me enteré con el tiempo que tan solo dos
de los seis becarios cumplíamos los requisitos obligatorios para optar al
puesto de tener estudios universitarios de informática.
Medité un momento sobre la razón que les podría haber llevado a pensar a
aquellos cuatro becarios que yo iba a ser tan estúpido de pedir, en nombre
de todos, una subida de sueldo cuando aún no sabía si me renovaban el
contrato o no, solo se me ocurría una explicación, era que debían tener pocas
luces.
Continué el resto del día realizando mi trabajo, pero con una idea en la
mente, tratando de comprender que en este mundo ha de haber de todo y en
esa etapa de mi vida me había tocado tener como colegas a unos ineptos.
Este fue el comienzo de seis años en una empresa en la que tres becarios
enchufados y una becaria no enchufada pero con pocas luces trataron de
hacer todo lo posible por acabar conmigo profesionalmente sin éxito.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Se leía el odio en sus caras, cada año crecía su cólera hacia mí, mientras yo
me acostumbré a ver sus caras y me entregué a mi trabajo, parecía
incentivarme a disfrutar cada día más de mi trabajo el sufrimiento inútil de
sus caras llenas de rencor.
La segunda anécdota que les quería contar ocurrió seis años más tarde,
pocos meses antes de marchar de la empresa, se trata de una anécdota
cotidiana, tal es así que es probable que el lector se haya encontrado el una
situación similar alguna vez.
Quiero iniciar la anécdota con una reflexión oriental que dice lo siguiente:
Jefa: Siempre que bajo a tomar café te veo aquí, ¿no trabajas?
Miguel: Si siempre que bajas me ves, ¿no será que bajas mucho?
Jefa: ¡Insolente, quién te crees que eres para hablarme así!
Para finalizar esta sección dedicada al mundo laboral, quiero hablar de una
mujer muy especial, Concepción Arenal, una mujer que luchó por los
derechos de la mujer en España antes del sufragio universal.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Arte Y Justicia
En el año noventa y ocho estaba en pleno auge artístico, no solo tenía la gran
suerte de ser alumno aventajado de uno de los grandes maestros del
flamenco, sino que además era mi amigo y como sabía que admiraba el arte
de su familia, me invitaba a acompañarle siempre que alguno de los suyos
actuaba.
Esta vez era una actuación de su hermano mayor Juan en el Conde Duque,
acompañaba al cantaor Chano Lobato y Enrique de Melchor a José Menese,
al que ya conocía de vista porque ocasionalmente venía a la consulta de mi
padre.
Nos dijo que sintiéndolo mucho no podía dejarnos entrar porque no nos
encontrábamos en la lista de invitados Vip, entonces mi maestro Carlos le
explicó que él era hermano de Juan y yo un amigo, que si era tan amable de
comunicarle que estábamos esperando en la puerta.
Mientras bromeábamos apareció por allí el juez Garzón, alguno de los que
estábamos por allí dijo: ¡ojo, que este viene a amarrarnos!, afortunadamente
fue una falsa alarma, no solo venía a ver el concierto, sino que, como supe
más tarde, es un gran aficionado al flamenco al igual que yo.
El flamenco es como la vida misma, no puedes pasar por alto y dejar para
mañana un concierto de un Camarón o de un Manzanita, quien te dice a ti
que mañana no te falte «o seu coração» o que en el cielo podamos estar
alguno de nosotros dos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Andaba por ahí Enrique de Melchor y con total naturalidad me pidió que
probara si tenía bien afinada su guitarra, por un instante dudé si sacarle de
su error, pues no era más que un aficionado alumno de Carlos, pero la
tentación de tocar la guitarra de Enrique me pudo.
Chano no solo contagió con su energía al público, sino que provocó que
Juan nos regalara con su baile, qué maestro que domina la guitarra y cuando
baila hace que los presentes se quiten el sombrero y griten ¡Olé!
De todos los palos del flamenco, hay uno que puede conmigo, es mi
preferido, de ello puede daros cuenta si le preguntáis al maestro guitarrero
Juan Miguel Carmona de Granada.
Mientras probaba una de sus guitarras, Juan Miguel me decía, se nota que a
ti te va la «Soleá», cada vez que cojo una guitarra para tocar algo de
flamenco, lo primero que se me ocurre es tocar por este palo.
Una reportera del periódico New York Times que asistió a la cena nos
fotografió junto a Juan, en alguna edición del periódico de aquel año
aparecería aquella fotografía, no era para menos retratar aquel momento
dado el concierto tan increíble que acabábamos de presenciar.
No había explicado hasta este momento el motivo por el que titulo con
determinado texto cada una de las secciones de este libro, es ahora un buen
momento para hacerlo, normalmente suelo dar título a las secciones con un
texto referido a algún tema que se trata en esa sección, el título elegido para
esta sección fue el de Arte y Justicia.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
¿Por qué Arte y Justicia?, Arte porque hablo de una vivencia que tuve en la
que llegué a sentir como el arte corría por mis venas, si por las venas de un
artista corre arte, es bueno, si además logra que su arte corra por las venas
del público, ese artista es único, así es el caso de los que actuaron aquella
noche Juan, Chano, José y Enrique.
No con ello quiero decir que por el hecho de ser español o andaluz, a uno
por obligación deba gustarle el flamenco, nada puede gustar a nadie por
obligación, pues el gusto es algo que se elige libremente, pero no
cometamos el error de desprestigiarlo, es una música nuestra que merece un
respeto.
Pero también es cierto que otra parte de nuestro flamenco expresa alegría,
fiesta, juerga y diversión, no todo son penas, y la historia del flamenco nos
cuenta anécdotas de los grandes, los que dejaron a esta música en el lugar
que se merece, como es el caso del maestro de maestros, Don Antonio
Chacón.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
11. Niágara
Nueva York
Estaba con mi amigo Don Quijote en un pub irlandés charlando sobre mi
nuevo trabajo en la Comunidad de Madrid, le comentaba la liberación que
sentía desde que había perdido de vista a mis antiguos colegas, de repente,
tenía lo que hace años no conocía, dos compañeros, Susana y Alfredo.
Estábamos cerca del verano del año mil novecientos noventa y nueve, a tan
solo un año del nuevo milenio, ambos con treinta años cumplidos y con una
energía y unas ganas de conocer mundo y de explorar nuevas sensaciones,
cada día mayores.
Don Quijote había estado diez años antes viviendo en Estados Unidos un
año y me propuso la idea de ir de vacaciones, desde luego era una idea
excitante, me apetecía mucho conocer aquel país del que lo único que
conocía era por medio del cine y la televisión.
Reservamos tres noches de hotel en Nueva York para pasar unos días
visitando la ciudad y luego marchar a Canadá, visitar algunas ciudades y
establecernos en la zona de mil islas.
La ruta que planeamos fue la que seguimos fielmente más tarde, el orden de
ciudades visitadas fue Nueva York, Búfalo, Niágara, Toronto, Kingston,
Gananoque, Otawa, Montreal y Quebec.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La conversación que con mayor frecuencia oímos durante las casi ocho horas
de trayecto era entre los niños y la ciudadana norteamericana, lo más curioso
de todo, es que los padres de las criaturas consideraban normal el
comportamiento de sus fierecillas y nos les llamaron la atención en ningún
momento.
Menos mal que mi amigo Don Quijote tiene más nivel que yo, ya que estuvo
un año de su vida viviendo allí, cuando me avisó de que todas mis respuestas
eran erróneas, pedí a la azafata otro formulario y esta vez me tradujo Don
Quijote cada una de las preguntas antes de responder.
Preguntó una azafata en inglés a una pasajera Argentina que era invidente
porqué no había rellenado el formulario, como mi amigo Don Quijote había
ido al baño, salí cortésmente en la ayuda de la mujer con mi pobre nivel de
inglés y con el deseo de no fallar esta vez en mi dicción como lo hice
anteriormente respondiendo las preguntas del formulario, le dije con miedo:
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Lo poco que pude escuchar es que venía de Argentina a vivir con su madre
que residía en Estados Unidos, cuando le hicieron la pregunta de si llevaba
más de cinco mil euros en efectivo, respondió, ojalá, qué más quisiera yo, si
yo soy pobre.
Ya estaba en los Estados Unidos, pero empecé a buscar a Don Quijote por
todas partes, no le veía y decidí que era mejor ir a buscar los equipajes y
esperar allí a que llegara.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Cuando entré en la habitación del hotel noté que estaba resfriado, no mentí
en cuanto a que no tenía enfermedad alguna cuando salí de España, pero
debido a que el aire acondicionado del avión estaba demasiado fuerte, había
cogió frío en el largo trayecto y ahora tenía los síntomas de un buen
resfriado.
Y como no, las alcantarillas despidiendo ese espeso vapor, un clásico que
puede admirarse en muchas películas, era curioso que emitieran esos
vapores a pesar de encontrarnos en el mes de Octubre y que no hiciera frío,
las alcantarillas despedían vapores, poco antes había admirado algo similar
en Lanzarote, pero debido a la actividad volcánica.
La joven que nos sirvió el desayuno era de habla hispana y le pedimos que
nos hablara mejor en español, pero era increíble la facilidad con la que
cambiaba de un idioma a otro, sin darse cuenta comenzaba una frase en
español y la terminaba en inglés, realmente pensaba en ambos idiomas,
luego supe que es frecuente en quien domina dos idiomas.
Fuimos hacia el embarcadero para hacer una excursión por el río Hudson,
pudimos ver por el recorrido numerosos puentes de accesos a la isla de
Manhattan y nos fuimos acercando hacia la estatua de la libertad, que me
pareció mucho más pequeña de lo que imaginaba, igual que me pasó en
Sevilla con la torre del oro.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Esto comenzó a incomodar al guía que cambiaba de zona dentro del barco
con la esperanza de que el insistente viajero preguntón dejara de
incomodarle, esto solo ocurría cuando se había terminado su copa, entonces
iba al bar a pedir otra para alivio de nuestro guía.
Pero por si acaso, estando ya cerca de las torres gemelas le pedimos que
parase y nos dejase allí mismo, nos paró frente a la iglesia de Saint Paul, que
me impactó por su belleza y antigüedad (siglo dieciocho) rodeada de
rascacielos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La bajada fue bastante más lenta que la subida debido al gran número de
turistas que nos amontonábamos en la fila para salir, pero no menos
divertida, un turista argentino iba dando unas lecciones de la vida a una
mujer de noventa años que seguramente sabía mucho más que él, pero la
anciana aguantó el tipo hasta que cuando terminó le dijo:
Los días pasan rápido en América y ya teníamos que partir hacia Niágara,
fuimos a la estación de autobuses y sacamos billetes, mientras esperábamos
se oyó una explosión y todos se echaron la mano al cinturón en busca de su
arma, lo más sorprendente es que nadie llevaba arma en el cinturón.
Resultó ser una falsa alarma, un coche había reventado su rueda y enseguida
todos volvieron a caminar como si nada hubiera ocurrido, imagino qué
hubiera ocurrido si la explosión la hubiera producido el estallido de un globo
que llevara un niño en su mano doscientos años atrás, podíamos habernos
ido despidiendo del pobre niño.
No hubiera podido imaginar que pocos años más tarde mis ojos atónitos
fueran testigos en una pantalla de televisión como la barbarie destruiría tres
mil vidas humanas en aquel mismo lugar, quería pensar que se trataba de
una película.
Mi país fue testigo de la misma barbarie años más tarde en unos trenes que
utilicé durante un año para ir a trabajar a diario, destruyendo doscientas
vidas humanas, es 15 de mayo actué para los familiares en un centro cultural
componiendo una canción homenaje, sirva también este canto de homenaje
para todas las víctimas del terror a lo largo de la historia.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Gananoque
Hoy vengo de trabajar en una serie de televisión como figurante, dudé si ir
porque la agencia que lleva esta figuración me ha demostrado en numerosas
ocasiones que ignora el significado de la palabra respeto.
La última vez que trabajé para esta agencia me llevaron junto a otros
figurantes a un polígono industrial, como se suele rodar en lugares del
extrarradio se fletan vehículos de los propios figurantes para trasladarnos al
rodaje, el procedimiento habitual es que una vez terminado el rodaje se nos
traslade de regreso al punto de partida inicial.
Pero aún así, pensamos que tal vez sea diferente en esta ocasión y vas a
trabajar con toda tu ilusión, ves como una ayudante de producción maltrata
psicológicamente a unos niños que trabajan como figurantes también y te
preguntas en qué demonios piensas sus padres que permite el trato vejatorio
a sus hijos a cambio de un puñado de monedas.
La jornada de once horas por un importe de veinte euros termina por fin y te
ofrecen el dudoso privilegio de regresar al día siguiente, acepto porque no
tengo nada que hacer el día siguiente y me entero poco después que a
algunos compañeros les han ofrecido trabajar los tres días restantes en otra
serie en la estaba interesado en participar desde hace tiempo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Para curiosidad del lector, esta misma agencia de la que por fortuna no
volveré a tener que hablar más, me contrató para el mismo papel que se
requería de mafioso en combate de boxeo en otra serie meses antes,
entonces estaba tan calvo como ahora, vea y juzgue, ¿me contrataría usted
de mafioso a pesar de mi calvicie?, por favor, no me diga usted que no.
Cuando subimos para sentarnos nos encontramos que nuestros asientos los
ocupan un hombre de color con pistola y unas amigas, lo peor del asunto es
que habíamos dejado en nuestro sitio nuestra cámara de fotos, algo que no
nos preocupaba mucho llegar a perder, pero sí lo que guardábamos en el
estuche, nuestros pasaportes.
Comenzó a gritar mi amigo Don Quijote ¡the bag, the bag!, ¿where’s is my
bag?, el hombre de color dijo no saber dónde estaba y comenzamos a
ponernos nerviosos, volvimos a preguntar que donde había dejado la bolsa,
el asiento no nos importaba, ya buscaríamos otro en el autobús.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Una mujer anciana con la que me senté comenzó a decirme que no había
derecho que el hombre de color nos hubiera quitado el asiento, le agradecí
su apoyo pero le pedí que por favor no alzara la voz pues lo importante para
nosotros era recuperar nuestros pasaportes guardados en el estuche de la
cámara y por otro lado, no parecía muy razonable obviar el peligro que
suponía enfrentarse a un hombre armado.
Salimos de noche por Niágara, yo me recogí pronto porque aún estaba algo
convaleciente del resfriado y Don Quijote se quedó con unos amigos, uno
canadiense u el otro irlandés, vamos para hacer un chiste.
Le pidió al taxista que le dijera sitios de la zona, hasta que nombró el casino,
lugar muy cercano al hotel donde cambiamos a dólares canadienses,
entonces recordó todo y como resultado consiguió encontrar su cama
preferida cuando llegaba piripi, el suelo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Tras dos segundos, hubo dos turistas que empezaron a caerse al suelo del
ascensor enrojeciéndose y tratando de disimular la risa que les producía lo
que acababan de presenciar, se trataba, como no, de los únicos españoles del
ascensor, Don Quijote y yo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Tuve que cargar con su equipaje y el mío hasta el coche, que debíamos
entregar esa misma mañana a la agencia de alquiler, me empezaban a
preocupar por varias razones, una de ellas era tener que cargar con tanto
equipaje, otra era si Don Quijote soportaría el viaje en autobús de regreso a
Nueva York.
En la agencia de alquiler pude ver dos imágenes al mismo tiempo, una era la
nuestra saliendo del coche reflejada en su cristalera, la otra imagen que
podía ver era la de los dependiente que, desde dentro, nos señalaban
mientras no podían parar de reír.
No fue la primera vez que nos tomaros por pareja gay, la primera fue en el
hotel de Niágara que nos dieron la suite nupcial, la segunda en el restaurant
de Gananoque donde ponían las pizzas «All Meat Lovers», por los
comentarios que nos hacían las camareras nos dimos cuenta que pensaban
que éramos pareja.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Don Quijote se quitó la bufanda del cinturón, ahora me explico por qué nos
dieron una sola cama, con la bufanda atada al cinto tenía unas pintas muy
sospechosas, de haber estado en España, cualquiera pudiera haber pensado
que se trataba de un bandolero de Sierra Morena.
No sintió dolor tras quitarse la bufanda, para celebrarlo nos fuimos a un pub
irlandés que había cerca del hotel y nos tomamos unas cuantas Guinness,
me temí que ya iban siendo muchas porque empecé a oír hablar a un grupo
de gente con acento andaluz.
Si ya iba un poco cargado con las cervezas que llevaba, la alegría que nos
produjo encontrarnos a los primeros españoles que veíamos después de un
mes nos hizo brindar y pasar un rato bastante agradable.
Era una mujer rubia muy atractiva con vestido de noche y bastante pintada,
encendió la luz y al ver dos sacos de patatas tirados encima de la cama
(nosotros) pegó un grito que llegó a despertar al mismísimo Don Quijote,
salió rápidamente de la habitación y tuvo el detalle de cerrar la puerta.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El resto del viaje lo pasamos durmiendo porque al haber bastante sitio libre,
se podía estirar uno muy bien sin molestar a nadie, al despertar ya
anunciaban el aterrizaje en Madrid, todo parecía extraño y sin embargo
estábamos de regreso en casa.
Bienvenido, Mister Miguel, había olvidado por completo esta faceta de gran
parte de los ciudadanos de mi país, no digo que en Norteamérica no tengan
defectos, pero lo que sí puedo asegurar sin temor a equivocarme es que ellos
son más amables, al menos no me encontré con ninguno que me negara el
saludo, fea costumbre muy de moda en los últimos años en España.
A aquel jefe solo le saludé dos años durante seis años, tras la segunda vez
que no me respondió el saludo, me cruzaba muy a menudo con él, pero no le
volví a saludar nunca más, algo que a juzgar por la cara que ponía cuando se
cruzaba conmigo no debía agradarle mucho.
Observé que a los únicos compañeros que respondía el saludo era a aquellos
que ocupaban cargos por encima de él, días antes de que me fuera de la
empresa tras seis años sin saludos, me crucé con él y ocurrió algo que no me
esperaba.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
12. Milenio
Carta A Los Humanos Del Tercer Milenio
Con treinta y un años a escasos meses del nuevo milenio eres consciente que
vas a ser testigo de un hecho histórico que tan solo asiento reservado unos
pocos, todos aquellos que hemos nacido cerca del final del milenio y que
seguimos vivos podremos contar que hemos vivido el nacimiento de un
nuevo milenio.
Llegó el nuevo milenio y la vida seguía igual, el tan temido efecto dos mil no
paralizó la economía mundial tal y como algunos previeron, no hubo
terremotos, maremotos y muchos visionarios tomaron conciencia de que el
que tiene boca se equivoca.
Durante muchos años de mi vida maduró una duda en mi mente, cómo sería
yo en el año dos mil, pensaba en los años que tendría, treinta y un años,
madre mía, se me helaba la sangre solo de pensar lo mayor que sería.
Ahora escribo estas letras nueve años más tarde con una idea que no puedo
demorar más, se trata de una carta dirigida a los habitantes que vivan a lo
largo del tercer milenio entre los que me encuentro yo, tras nueve años
viviendo en este nuevo milenio no he notado cambio alguno, parece que
fuéramos habitantes del segundo milenio en lugar de esta en el tercero.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
He anotado en esta carta todo lo que se me ocurre que sería maravilloso que
cambiara en este nuevo milenio, no en el aspecto tecnológico pues imagino
que la evolución sorprendería al más revolucionario de los que ahora
habitamos la tierra, sino en el aspecto humano, ¿acaso creemos haber
evolucionado tanto como hombres respecto a los que vivieron entre el año
1001 y el 2000?
Hoy, día diez de Agosto del dos mil nueve, yo Miguel Ángel Sáez Gutiérrez
desde Madrid, me dirijo a ustedes habitantes del Tercer Milenio con la
intención de que reflexionen sobre lo acaecido el pasado milenio susceptible
de mejora y de este modo tengan a bien llevarlo a la práctica.
Otro aspecto que persigue a la humanidad a lo largo de los años desde que el
hombre tiene uso de razón es la guerra, aún no hemos aprendido que las
personas debemos resolver las cuestiones con palabras y no con peleas.
Respeto y amor a todo aquello que hay sobre nuestro planeta, a nuestra
naturaleza, entre los que se encuentran todos los pueblos con sus ideologías
que les dan identidad y a todos los seres vivos que lo componen, considero el
respeto y el amor necesarios para vivir en armonía.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Durante muchas generaciones tuvo mala prensa tener amor propio, se trató
de confundir valorarse a sí mismo con ser un egoísta, tal vez con el propósito
de que el sentimiento de culpabilidad trabaje en contra de tu amor propio,
así serás fácilmente manipulable, no olvides que si te amas a ti mismo, bien
sea hoy o dentro de diez mil años, tendrás un punto a favor para llevar una
vida efectiva y saludable.
Alan Poe describió en el segundo milenio cómo pensaba que podría llegar a
ser un viaje a la luna y el año que yo nací dicen que el hombre llegó a la luna,
aunque personalmente tengo mis dudas, pero si nos fiamos de los informes
de la nasa, es totalmente cierto.
Lo que hoy nos parece un sueño inalcanzable, a finales del tercer milenio
será algo cotidiano, esto significa que el hombre evoluciona constantemente,
despacio pero sin pausa, cada día se sorprende con un nuevo
descubrimiento.
Ha habido una moda en mi país en los últimos años de que siendo la mujer
quien deseaba conocer a un hombre como viceversa, correspondía al hombre
dar el paso adelante, mientras la mujer aguarda a que el barón le pidiera una
cita, de no extinguirse modas de este tipo, se estaría dando un paso gigante
hacia atrás en la evolución de las personas.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
He conocido personas que se han creído que vivirán eternamente, creen que
estarán vivos dentro de quinientos años, puede llegar a ser tan falsa la
seguridad en sí misma que siente un ser humano que puede llegar a creer
poseer el don de la inmortalidad.
Tener una idea clara de lo corta que es nuestra vida respecto a la historia de
la humanidad, gastaremos menos tiempo en muchos sentimientos absurdos
que veo día a día en las caras de mis conciudadanos y más tiempo en que
nuestra corta existencia sea lo más feliz posible.
Yo que he vivido los últimos días del segundo milenio y los primeros del
tercer milenio, he observado que mis semejantes malgastan demasiado
tiempo de su vida en sentimientos desagradables, incluso entre los países
más desarrollados se permiten el lujo de emplear su tiempo en un
sentimiento tan inútil como raro denominado depresión.
En los países pobres desconocen ese sentimiento que tanto atormenta a los
países ricos, la depresión, si lo conocieran tampoco lograrían entender, ¿qué
razón puede llevar a encontrarse deprimido a aquel que tiene alimento y
bebida suficientes para su sustento?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
No lo es para los que quedan, el dolor se apodera de ellos, pero el tiempo les
hace comprender que no ha mucho tardar se reencontraran de nuevo con
aquellos que se acaban de ir.
Para finalizar esta carta, me permito dar una recomendación a los habitantes
del tercer milenio, que traten de vivir cada momento de su vida
intensamente, no quiero decir con ello que se viva al límite pues esto sería
más bien estresante y probablemente no exento de riesgos, sino saborear
todo lo que la vida nos ofrece.
Para poder saborear la miel de este rico panal llamado tierra es fundamental
vivir hoy, todos los momentos presentes hasta que se agoten, pensar que
cualquier tiempo pasado fue mejor o vivir con la esperanza de un futuro
mejor te impide vivir lo único posible, nuestro presente, algo que no es tan
largo como para desperdiciarlo en ilusiones.
Posdata
Por ello quiero que esta posdata deje un mensaje muy claro y conciso, que
no deje lugar a dudas y se comprenda perfectamente mi mensaje, se trata de
una invitación, sería todo un detalle que alguno de los que vivan en tan
lejana época de la mía, tomara como ejemplo el guión de esta carta.
Una carta que vaya dirigida hacia aquellos que habiten en el cuarto milenio.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Usted que ha conocido la sociedad de finales del tercer milenio y tendrá una
idea general de los hechos históricos acaecidos en el transcurso del milenio,
puede dirigir una carta a los habitantes del cuarto milenio con el fin de
mostrarle sus inquietudes y a su vez invitar a quienes vivan a finales del
cuarto milenio a escribir una carta dirigida al quinto milenio.
No pretendo ser maestro con esta carta, no soy muy amigo de dar lecciones
de la vida, pues confieso que a lo largo de mi corta experiencia de cuarenta
años he cometido muchos errores, algunos nefastos, pero de todos ellos he
sabido recoger un acierto importante, tratar de aprender de todos y cada uno
de ellos con el propósito de mejorar lo presente.
Para terminar esta carta a los habitantes del tercer milenio y posdata a los del
cuarto milenio, creo que la mejor manera de hacerlo es con una palabra que
siempre me ha gustado y que me produce una sensación de bienestar
pronunciarla, es la humildad.
Hay un frase propia de mi tierra que dice: «ay, juventud, divino tesoro», yo
prefiero sustituir la palabra juventud por humildad, tan paradójico como la
vida misma resulta que todo aquel de condición humilde, exento de
riquezas, joyas y oro, a pesar de que conoce su existencia no las ansía, pues
saber que la verdadera riqueza radica en algo intangible, la felicidad.
No me digan que no les atrae la idea de vivir en una casa de piedra a la luz
de la candela con oficio artesano, comiendo pan, queso, jamón y bebiendo
vino de pueblo, ¿la vida sencilla acaso se ha tornado en utopía?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Villa Winter
Que el tiempo pasa rápido es algo que ya no nos sorprende, lo sabemos y
según nos hacemos mayores nos parece que va pasando cada día con mayor
velocidad, algo que tal vez no hayamos notado es que en el transcurso de
este tiempo no solo hemos cambiado físicamente sino que también
pensamos de un modo diferente.
Hubo hace muchos años un hombre que cortejaba a una doncella, esta le
dijo que el único modo que tenía de conseguir acceder a sus encantos era
yendo cada noche a rondarle bajo la luz de la luna y a la sombra de su balcón
durante un año entero.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Adiviné por instinto que era muy probable que la chica se negara a que la
ayudaran, yo le advertí a mi mujer que si quería se ofreciera para explicarle
como encuadernar el libro, pero que no se extrañara si la chica rechazaba su
ayuda.
Tendemos a creer que las cosas cambiaran solas, que todo mejorará al día
siguiente, en el nuevo año o sino, con un poco de suerte, todo será mejor
para el nuevo milenio, corría el año dos mil y comenzaba a sentir en todas las
fibras de mi ser rebeldía, había sido durante toda mi vida el polo opuesto a
aquella chica que se negaba a que le encuadernaran el libro, yo no sabía
decir que no.
No se puede ser tan radical que se diga a todo que no, ni tan voluble que
siempre se diga que sí, hay que ser libre para elegir lo que se quiera.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Me ofreció irme las vacaciones del año dos mil con él y su hermano a
Irlanda, pero me pasaron a velocidad supersónica por mi mente como si
viera una película todos los momentos desagradables que pasé las anteriores
vacaciones.
Con el nuevo milenio estaba a punto de hacer algo histórico, tal vez de niño
lo había hecho en alguna ocasión, pero debo confesar que ya había olvidado
cómo se hacía, algo tan simple como decir a don Quijote, no.
Tenía el don, don Quijote, de dejar caer frases sin ser claro y conciso,
¿pueden creer ustedes que no me dijo y no puedo saber porqué me dijo que
sabía lo que me había llevado a tomar la decisión de no ir de vacaciones con
ellos?
Hablamos muchos días sobre este asunto, dudé, pero también había algo en
mi mente que me indicaba que no debía ir con ellos de vacaciones, algo que
no puedo explicar, una fuerza mucho mayor que los argumentos de don
Quijote para convencerme que me fuera con ellos a Irlanda.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Según me iba aproximando a la casa sentí un sudor frío que me advertía que
era observado y me acerqué con precaución a admirar la torre, no sé por qué
razón fue el primer lugar al que me llevaron las piernas y decidí continuar la
visita dejándome llevar.
Después vi una gárgola de madera con una forma parecida a una serpiente
con la cabeza muy gorda, cada una de las puertas que vi parecían tener un
escudo que se repetía, imaginé que sería un símbolo familiar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Los Borrachos
Que los excesos se pagan es algo que estamos acostumbrados a escuchar,
pero raro es toparse con alguien que no haya cometido un exceso alguna vez
en su vida, es por ello, que es recomendable cuidar la alimentación a diario,
un exceso no ha de ser nocivo por necesidad, pero los excesos cotidianos sí
lo son.
La borrachera tiene mala prensa, pero no podemos negar que alguna que
otra vez no hemos cogido una buena castaña, aunque digamos una y mil
veces lo contrario, nos hemos divertido mucho aunque olvidamos pronto la
diversión al día siguiente, la resaca nos hace jurar en vano que nunca más
volveremos a repetir.
Digo enfermedad, porque el que piense que no lo es, es un necio, llegó hace
no mucho a mis oídos, cómo un médico en una terapia de grupo sacó dos
gusanos que escondía en sus manos, uno lo metió en un vaso de agua y salió
rápidamente a la superficie, el otro perdió su vida en el mismo instante que
entró en contacto con el alcohol.
Es otro ejemplo más de que solemos ponernos con frecuencia una venda en
la cabeza y ver solo aquello que queremos ver, ayer mismo un señor mayor
me empujó bruscamente para entrar antes que yo en el autobús, ya conocía a
ese tipo, no era ésta la primera vez lo hacía y cuando subí le recriminé su
actitud.
Me dijo en primer lugar que él era un señor mayor y por eso se colaba
siempre, luego me dijo que le dejara en paz que le dolía la cabeza, yo le dije
el hecho de ser mayor no le eximía de comportarse civilizadamente, que
debería ser más educado y respetuoso con los demás.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era uno de estos programas en los que su principal diversión es reírse de los
ciudadanos que van por la calle, que somos los mismos que luego vemos el
programa en casa, vamos que estamos viendo un programa en el que se ríen
de nosotros.
Que graciosos, yo es que me parto de la risa, reírse de una pobre mujer aún a
sabiendas que seguramente tenga numerosas mermas físicas y psíquicas
debidas a la edad, pero claro, no olvidemos que los que organizan el
programa deben ser muy inteligentes, con el don de la eterna juventud y por
tanto, inmortales.
Pero para todo hay remedio, bueno, para casi todo, porque los que se ríen de
sus mayores tal vez no tengan remedio alguno, pero para el resto si hay
alimentos que por sus propiedades pueden ser efectivos contra determinadas
enfermedades o pueden llegar a prevenirlas.
Como decía antes, para la estupidez de quien se cree más listo que nadie y se
ríe de los ancianos, al menos yo, no conozco remedio alguno, pero sí voy a
citarles algunos de los remedios que he ido anotando, precisamente de los
ancianos, esos de los que algunos parecen gozar riéndose.
Aunque si he de decir a favor de las patatas bravas que están deliciosas, pero
si lo que quieren es un remedio para el ardor de estómago, prepare un zumo
de patata, sé que es extraño y su sabor ni les cuento, pero es eficaz.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Solía ocurrir en la sierra que en un principio estaban dos en una casa y a las
cinco horas había un buen grupo de gente, muchos de los que les gusta los
excesos, bien sea comiendo o bebiendo.
Menos mal que apareció mi hermano Javi, además de hermano, amigo, pero
no como lo era don Quijote, mi hermano Javi siempre ha sido un amigo de
verdad y se unió a la fiesta que había comenzado horas antes, cuando llegué
a mi casa en busca algo de paz y tranquilidad.
Deben excusar ustedes a mi amigo don Quijote, pero es que era uno de los
que llevaba una buena borrachera y como dice mi mujer, ya hablaba con
sopas, pero no se preocupen, yo les traduzco, para eso estamos.
Don Quijote: (Si fuera sobrio) Te digo que, ¿qué cuadro es ese?
Javi: ¿Qué cuadro?
Don Quijote: (señalando al suelo) ¡Eche!, ¡eche!
Don Quijote: (Si fuera sobrio señalaría al frente) ¡Ese de ahí!
Javi: ¡Ah!, ¿te refieres a ese que tenemos enfrente?
Don Quijote: Chi
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
13. Desamor
Gracias A La Vida
Dar gracias a la vida por estar presentes y poder expresar los sentimientos es
algo a lo que no estamos acostumbrados, menos aún cuando hemos sufrido
mal de amores, precisamente es el momento más adecuado para decir esto:
Era allá por el año dos mil uno cuando caí perdidamente enamorado,
convertí a aquella mujer en el centro de mi universo, un error que pagué
caro, me costó tiempo recuperar mi cordura, si es que llegué a recuperar en
su totalidad, pues soy de la opinión de que siempre nos dejamos algo por el
camino, pero no todo fueron penas y dolor, disfruté de aquel amor efímero al
menos cuatro meses, en los cuales de mi boca salían frases como:
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Había oído hablar de los chats y sentí cierta curiosidad, entré en un canal de
Madrid y allí estaba, de nick Barbie_32, ¿qué mejor compañera podría
encontrar MiguelAngel_32?
Tuvo tanto éxito nuestro encuentro fortuito que tuvimos nuestra primera
cita, como no, a ciegas, el día siguiente en el comienzo de la calle Atocha,
estaba muy nervioso antes de la cita y le pregunté a mi hermano si mi
vestimenta tan veraniega sería adecuada, a lo que me respondió que sí.
Así pues me presenté a la cita en chanclas, eso sí, muy bien afeitado y muy
limpio, ella me dijo que llevaría un pañuelo rojo, todo un clásico en las citas
a ciegas, lo raro es que acertara de persona a la primera.
Me llevó a un hawaiano que conocía ella, al ser vecina del mismo barrio
donde quedamos, lo conocía mejor que yo, eso que yo frecuentaba los fines
de semana muchos karaokes y pubs de la zona.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La pasión estaba encendida, casi todo era perfecto, sin embargo trataba de
resolver un dilema, ¿dónde podríamos desatar esa pasión tan abrasadora si
yo aún vivía con mis padres y ella con los suyos?
Sabía a ciencia cierta que mis padres no eran tan liberales como para
considerar la posibilidad de tener un vis-a-vis (del francés vis-á-vis que
significa cara a cara, encuentro privado de un preso con una persona sin
vigilancia), en sentido figurado claro está, pues ninguno éramos presos,
aunque si estábamos presos de la pasión.
Miro a Soledad y ha puesto una cara de pánico que me hace creer que la
mujer hubiera sacado una pistola apuntándome, pero afortunadamente no
fue eso lo que horrorizaba a Soledad, sino que fue que en lugar de entregar el
permiso de conducir a la buena mujer de la benemérita, le había entregado
sus bragas que había recogido del suelo, este gesto que cualquiera podría
pensar que fue provocado, no fue así, confieso ser un tremendo despistado.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Salir del vehículo no me resultó nada difícil, puesto que no había bebido ni
gota de alcohol ya que en aquella etapa de mi vida era abstemio, pero al
poner las manos en alto (cosa que hice sin mayor dificultad), mis pantalones
se cayeron al suelo dejando al aire mis calzoncillos negros (gracias al cielo
que no tuve tiempo de quitármelos y que al ser negros disimulaban el
considerable volumen de mi motor pasional cuando está a pleno
rendimiento).
Afortunadamente este gesto arrancó una tremenda risa de cada uno de los
agentes, circunstancia que aprovechó Soledad para hacer lo propio, mientras
yo permanecía rojo como un tomate y para tratar de arreglar en algo la
situación tan embarazosa en la que me encontraba le dije al agente, ¡es que
se me había caído el cinturón y estábamos buscándolo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
No quise hacer caso de aquella noble compañera de Soledad, que aún siendo
su compañera quiso ponerse del lado del agraviado, también tuvo tiempo
más tarde unas palabras con el amigo de Rocinante, me dijo, reconozco mi
culpa, pero ella no fue menos culpable que yo, incluso diría que más
culpable aún.
Yo que soy poco amigo de las culpas, me confundí y continué aquella farsa
de relación con Soledad, llegó el mes de Septiembre y me invitó Soledad a ir
con sus hermanas a un pueblo de Castellón, acepté, como no podía ser de
otro modo.
Marchó ella primero con sus hermanas y el marido de una de ellas, yo iría
días más tarde, llegué con un poco de dolor de cabeza y antes de
encontrarme con ellos, me dirigí a una farmacia para comprar paracetamol.
Pedir en España unas pastillas del doctor Andrés es como pedir en Perú un
«Pisco Ducha» en lugar de un Pisco Shower, de toda la vida se han llamado a
este medicamento las pastillas del doctor Andreu, ¿qué pensaría el humorista
catalán Buenafuente si todo el mundo le empezara a llamar Andrés?
¡Que nunca jamás se oiga el grito más bárbaro de los que se haya oído en la
historia de mi país, procedente de la profunda garganta de Millán-Astray!
diciendo: «Muera la intelectualidad traidora, Viva la Muerte», y yo me
pregunto, ¿cómo diablos puede vivir la muerte?
Pero quisiera dar un tirón de orejas a esos otros, que conociendo el idioma
castellano, se niegan a hablarlo para dar una información a un forastero, sin
meterme en la idea de la independencia, de la que soy partidario siempre
que el pueblo así lo desee, ¿os creéis acaso menos burros que Millán-Astray
aquellos que convocáis oposiciones en catalán negando así el derecho a
acceder a la administración a quienes no conocen el catalán?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Cómo pudiera explicar a Joan Manuel que nací en el interior pero creí haber
pasado mi infancia jugando en una playa del mediterráneo sintiendo haber
nacido allí, realmente pude jugar en sus playas, pero años después de
haberlo hecho en mi imaginación.
Quisiera decirle a Joan Manuel que aunque tan solo tenía ocho años, sentí
correr la sangre rebelde por mis venas diciendo con una mirada a la madre
de Maite, mi amor de niñez, que yo fui ese por quien soñó su hija, ese ladrón
que os desvalijaba de su amor era yo, Miguel, quien demostró una madurez
sin par para su corta edad guardando un secreto por amor.
He de agradecer a Joan Manuel, que a pesar de los años pasados desde que
cantaba esas canciones de niñez rebelde, no había olvidado la letra de la
canción, al menos recordaba lo más importante como para defender la
canción con dignidad.
Y así fue, como sin haber sido capaz de leer una sola palabra del karaoke,
terminé de cantar Penélope y el estimado público me obsequió con calurosos
aplausos, vi los ojos de Soledad brillar de la emoción, yo, su chico había
cantado una canción de Serrat para ella, en ese preciso instante hubiera
jurado que Soledad fue feliz.
Las vacaciones pasaron con anécdotas divertidas como la caída de la silla del
marido de una hermana de Soledad columpiándose mientras jugábamos a
las cartas, recuerdo una anécdota de la que prefiero no entrar en detalles en
al que nos pilló una hermana de Soledad en una situación aún más
embarazosa que la acaecida con la benemérita.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Huso De Guadarrama
Cuando se ama de verdad, se defiende a la persona amada a capa y espada,
de tal modo defendió don Quijote, no me refiero en esta ocasión a mi amigo
don Quijote, sino al auténtico, a aquel que anduvo por tierras manchegas
salido de la pluma de Cervantes.
Hecha la debida aclaración para evitar confusiones, fue don Quijote quien
defendió a su amada Dulcinea ante los insultos a los que gratuitamente
sometió, sin tan siquiera conocerla, un infame villano, se atrevió a insinuar
de ella que quizá fuera tuerta o corcovada a lo que don Quijote replicó:
Cualquier lector del Quijote puede quedar algo confuso tras leer esta frase,
¿qué demonios podrá querer referirse don Quijote al decir que su Dulcinea
era más recta que un huso de Guadarrama?, yo lo sé por casualidad y
enseguida recordé su significado y asocié ideas al leer esta frase del Quijote.
Si me hubieran preguntado ustedes en aquel año dos mil uno por Soledad,
les hubiera dicho que mi amada era más recta y esbelta que un huso de
Guadarrama, estaba convencido de ello, aunque en el fondo de mi ser una
voz me decía que me estaba engañando a mí mismo y mi circunstancia de
enamorado me hacía ver lo que quería ver y no ver lo que no quería ver.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Es por ello que jamás jugaría a ese vil juego que Soledad jugó conmigo
cuando nos encontramos con Rocinante y su amigo, el de provocar adrede
celos por el placer de hacer sufrir a alguien, entre otras cosas, porque eso
jamás me produciría placer alguno.
Pero quizá ahora les asalte la duda, si Soledad sentía celos de mí, es que algo
me querría, yo no lo creo, porque todo lo que me hizo durante los meses que
mantuve la relación con ella nadie jamás se lo haría a quien ama realmente.
Se puede sentir celos de una persona pero no quererla, tal vez solamente se
sienta una atracción física y esto provoque un deseo incontrolable de ser la
única persona que pueda hablar, bromear o tocar contigo, pero eso no es
amor, sino que creo que más bien se acerca al instinto animal.
Yo soy más partidario de esta teoría, Soledad sintió celos de mí, de eso doy
fe, pero también sé a ciencia cierta que ella jamás me amó, aunque tal vez ni
siquiera ella lo sabía, confundía amor con sexo, no es lo mismo.
Todo ocurrió en un karaoke que conocía por haber ido allí los fines de
semana de los últimos diez años, el karaoke «Mari Toñi», un lugar donde
siempre íbamos a cantar y así desahogarnos tras una dura semana de
trabajo, donde me había hecho buen amigo de su camarera Ana.
Ella me odió por ser tan intransigente con el hecho de que no pude cantar ni
una sola canción, al ser su primer día y juntarse con muchos clientes, se
agobió la pobre y casi me quedo sin cantar, yo la odié por no ponerme una
sola canción para cantar, he de reconocer que en esta ocasión obré mal.
Enfadado me salí del karaoke a la puerta con mi copa y tomé un poco el aire
mientras contemplaba la gente pasar, pasó un señor cuya cara me resultó
familiar y le miré fijamente, tal vez tratando de averiguar quién era.
Al ver que le miraba, el señor, que iba solo, me miró y me ofreció invitarme a
otra copa, pues la mía con el estrés que tenía estaba casi vacía, acepté la
invitación y entramos dentro del karaoke y entablamos conversación.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Díganme ustedes que hay en el mundo alguna pareja que jamás discute y en
la que nunca hayan tenido roces con los miembros de las dos familias, no les
creeré, no discutir alguna vez en la vida en imposible, el éxito no está en
tratar de evitar las discusiones, sino en ponerse de acuerdo para resolver las
diferencias.
Hace pocos días escuché una entrevista a Juan Luis Guerra, le preguntaron
por su éxito con su pareja con la cual lleva junto muchos años, el dijo que en
que no pasara una sola noche sin que hablaran de sus enfados y trataran de
resolver sus problemas, negarse a hablar es el peor enemigo de una pareja.
Si tras negarse a resolver los problemas, tu pareja te dice esa frase hecha que
personalmente tanto odio, «vamos a darnos un tiempo», hay amigo lector,
date por vencido, la relación ya ha quebrado, no existe, cero, finito, murió.
Como bien dijo el maestro Juan Luis Guerra, el diálogo es la base por la cual
se sustenta una relación enriquecida con condimentos como son el amor,
respeto, paciencia, pasión, etc.
Que tu pareja sea más recta que un huso de Guadarrama es un punto muy
importante a tu favor en tu relación, la rectitud en las personas es una
cualidad que tal vez esté ya en desuso, no está de moda, ahora lo que se lleva
es tomar prestado sin permiso, es decir, robar, pero la palabra honradez cada
día suena peor, incluso en ocasiones nos llega a sonar a lengua extranjera.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Amor Verdadero
Qué fácil me resulta escribir sobre amor verdadero habiendo nombrado hace
unos instantes al ejemplo más claro que yo he conocido, el de mis padres,
retrocedo en mi memoria, les veo y estoy viendo en imágenes, sin palabras,
eso que tantos buscan y es tan difícil de hallar, el amor verdadero.
Las circunstancias en que vivimos nos pueden hacer percibir lo que nos
rodea de un modo distinto, un ejemplo de esto que me quedó grabado me lo
dio un profesor de filosofía, allá en mis tiempos de instituto, concretamente
en la época transcurrida en el capítulo 18 de la primera parte de mi biografía,
Zori 1ª Parte.
Nos contó aquel sabio maestro que siendo niño tuvo un amigo ciego y le
preguntó cómo era el color rojo, él enseguida le respondió, es un color muy
estridente, muy chillón, su amiguito ciego tras un rato de reflexión le dijo:
¡Ah, ya sé como es, el color rojo es como una trompeta!, ¿verdad?.
La percepción que tenía mi maestro cuando era niño del color rojo era visual,
cuando le dijo a su amigo ciego que el rojo era un color chillón no se refería
al sonido, pero él tenía otra percepción, la sonora, por ello lo llevó a su
terreno imaginándose que el color rojo sonaría como una trompeta.
¿Cuál de los dos amigos dio una respuesta más acertada?, en realidad las dos
respuestas son ciertas, porque el color rojo es chillón, pero no chillón porque
tenga sonido, sino porque la percepción visual que produce el rojo se
asemeja a la percepción sonora que nos produce una trompeta, para
entendernos, con ambas reaccionamos poniendo cara achinada, al igual que
cuando nos comemos un limón.
Con este ejemplo puedo explicar mejor mi vivencia con Soledad, deseaba
encontrar en ella el amor verdadero al igual que el niño ciego buscaba una
explicación a la duda de cómo sería el color rojo.
Soledad me regaló los oídos con palabras de amor, decía que éramos almas
gemelas, me juró que yo era el amor de su vida, que no había encontrado a
nadie como yo y que jamás me dejaría escapar, toda esta explicación junto
con mi enamoramiento, fue más que suficiente para creer en sus palabras y
llegar a enamorarme, me satisfizo la respuesta al igual que al niño ciego le
gustó la respuesta de que el color rojo es chillón.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Tuve una percepción equivocada del amor verdadero, tal vez caí en la
trampa de buscarlo en quien solo apreciaba lo superficial, yo sin embargo
siempre fui más persona de sentimientos, más romántico, afortunadamente
el destino, el azar, Dios, como quieran llamarlo, me sacó a tiempo de mi
tremendo error, yo no hubiera sabido salir de aquel laberinto de pasión.
No, entre otras cosas, porque Dios no es sinónimo de felicidad, Dios es una
elección, cuando bajó de los cielos dijo que creer en El es una elección libre
del hombre, sería un error pensar que la felicidad solo está reservada a los
creyentes.
No quiero con esto decir que solo aceptes como único amor verdadero tu
amor propio, eso no sería lógico, pero debes enseñar el camino a los que te
rodean para que te amen, debes explicarles cómo amarte y para ello no hay
nada mejor que explicarlo con el ejemplo, el día que tomes la decisión de
hacer eso que tan pocos hacen, amarte a ti mismo, comenzarás a ver cómo
crecen a tu alrededor fans sin necesidad de ir en su busca.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Todas estas reflexiones, con mucha mayor suavidad del modo que las acabo
de exponer, eran tema de conversación frecuente con mi maestro por
excelencia, mi padre.
Tal vez si hoy en día radicalizo el concepto de vivir la vida lo mejor posible,
tomando el factor riesgo como algo aceptable, es muy posible que sea
debido a que comience a notar la ausencia de sus sabios consejos.
Era la prudencia una de las cualidades que tenía mi padre, me era muy útil
conversar con él porque así aplicaba a mi vida mi ansia exageraba por vivir la
aventura combinada con un toque de prudencia, un toque que tal vez sea el
que hoy me mantiene con vida.
Cuando se cree haber encontrado el amor verdadero, se debe luchar por él,
yo luché por Soledad y sufrí mucho por esa lucha, pero luché hasta el final, el
día que la vi en brazos de otro hombre comprendí que mi lucha había tocado
a su fin.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
14. Relax
La Carta De Ana
Cumplo la edad de Jesucristo, treinta y tres años, estoy tumbado muy
relajado en una playa de mis amadas Islas Canarias, además de tomar el sol,
mantengo mi mente en una de mis actividades preferidas, imaginar.
Cuando Rocío me dijo, viene una nueva compañera que ha estudiado una
ingeniería, es una chica muy inteligente, enséñala todo lo que sabes y trátala
muy bien, mímala, entonces yo pensé, bueno, será una compañera más, lo
que no imaginaba es que al poco tiempo nos convirtiéramos en tan buenos
amigos.
Permanezco tumbado con los ojos cerrados con una sonrisa de oreja a oreja
pensando en Ana, imaginando cómo sería mi vida junto a ella, ¿le gustará el
disco de la Barbería del Sur que le he dejado o tal vez sea demasiado
flamenco para ella?, no sé, espero que al menos perciba que se lo he dejado
con mi mejor intención, el de compartir con ella lo que más me gusta.
Pero atención, oigo interferencias, ¿pero qué es esto, cómo puede haber
interferencias en mis pensamientos como si alguien estuviera manipulando
el dial del una radio?, no encuentro una explicación lógica, pero
repentinamente aparece en mi mente el nombre Antonio.
Recuerdo a Toni, uno de mis amigos de instituto, Toni Gil que junto a
Daniel Jiménez y otros como su hermano Miguel, Tanque, Arcadio, mi
hermano Javi, el Verbenas, Pi, Arturo y La Gorda me hicieron pasar tan
buenos momentos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hola Antonio, ya estoy aquí otra vez, dime pues, ¿eres pescador o tal vez
poeta?, que va Miguel Ángel, sigo dedicándome a la informática y si me fui
sin decir adiós, créeme, no fue porque no te apreciara como compañero y
amigo, sino porque fui víctima de una injusticia tal en el trabajo, que quise
huir muy lejos y olvidé en ese momento despedirme de la buena gente como
tú.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pero no quisiera que abandonaras esta sintonía sin contarme algún detalle
de ti, ¿qué es de tu vida allá por el futuro, te casaste, tienes hijos?, así es
Miguel, tengo hijos y comparto mi vida con una mujer maravillosa.
No sabes cuánto me alegra oír eso Antonio, saber que has superado la
adversidad con valentía en una de las mejores noticias que he oído
últimamente, y dime, ¿eres poeta tal y como me había contado?
Bueno Miguel, siempre fui un poco poeta, pero te voy a contar algo y te voy a
pedir que lo mantengas en tu memoria, pues aunque ahora no puedo
desvelarte de quién se trata, un muy buen amigo mío me acaba de dar un
consejo, que publique mis escritos, escribir es una de las experiencias más
gratificantes que he realizado en estos últimos años, Miguel, te recomiendo
que un día tu también escribas, estoy seguro que te hará sentir como nuevo.
No creas Antonio, mirar adelante sin mirar atrás forma parte de mi modo de
ser, rara vez guardo retratos o fotografías de mi vida, de hecho, últimamente
hice una limpieza y tiré a la basura casi la totalidad de mis fotografías, lo
mejor de mi vida lo guardo en un rinconcito de mi corazón, guardo lo digno
de ser contado y no dudes, que si un día encuentro final para el libro de mi
vida, sacaré toda la información de la chistera.
Interesante filosofía de vida Miguel esa que sigues de «Carpe Diem» (del
latín, aprovecha el día), pero quiero contarte más sobre mis escritos, cuando
los finalice enviaré una copia dedicada a este amigo que me ha aconsejado
que escriba.
Por favor, Antonio, yo también quiero una copia de ese libro, bueno Miguel,
voy a confesarte otro secreto del año 2010, mi último secreto, ese amigo que
recientemente me ha aconsejado que publique mis escritos eres tú, bueno,
en realidad no eres tú, sino el Miguel del año 2010.
Me has dejado sin habla Antonio, ¿yo dándote consejos a ti?, esto se pone
interesante, entonces esperaré impaciente que me envíes tus libros
dedicados, pero Miguel, no olvides lo más importante, desconfía de Ana.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Despierto bastante cansado y doy un leve repaso a todo lo que acabo de vivir
en sueños hasta que llego al punto en que Antonio me advierte que desconfíe
de Ana, ¿cómo es posible?, recuerdo como si fuera ayer el primer día que vi a
Ana, asomó con su resplandeciente sonrisa y un halo mágico con aire
celestial.
Sentía mucha rabia por aquella injusticia, estaba convencido de que Ana y yo
íbamos a hacer una gran amistad y todo se había ido por la borda de repente.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pasaron los meses y un día que llegué tarde debido a que el día anterior
estuvimos trabajando hasta altas horas, me dijo uno de mis compañeros que
había estado Ana en el trabajo, pero esta vez venía contratada por mi propia
empresa de servicios, dando la casualidad de que la habían contratado para
trabajar en el mismo cliente y proyecto donde la había cesaron meses antes,
cuando vio a Ana la máxima responsable del cliente que ejecutó su cese, de
malas formas la invitó a tomar la puerta de la calle.
Imaginé que, por desesperación, Ana debió aceptar aquel empleo que mi
empresa de servicios la había ofrecido aún sabiendo que era para el mismo
proyecto que meses antes la había cesado, para conseguir meter la cabeza en
una empresa importante, finalmente la jugada le salió bien, pues las últimas
noticias que tuve de ella fueron que con el paso de los años aún continuaba
trabajando en mi empresa de servicios, incluso no sería de extrañar que en la
actualidad continúe trabajando para la misma empresa.
Meses más tarde Indra Sistemas S.A., mi empresa, me ofreció trabajar para
otro cliente, acepté de buen grado porque ya comenzaba a estar cansado de
aquel cliente de telefonía móvil, ya incorporado en mi nuevo cliente, un día
me llamó mi superior informándome de un suceso bastante extraño, que me
perjudicaría enormemente.
De inmediato niego haber escrito aquella carta, ¿con qué objeto iba a
hacerlo?, a sabiendas de que una acción así podría perjudicarme muchísimo,
por otro lado, no es que me cayera excesivamente bien la responsable de mi
anterior trabajo, pero jamás escribiría tales atrocidades sobre ella.
¡Qué razón tenía Antonio que vino del futuro a advertirme de la valenciana!
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Antonio, ¿por qué no te hice caso cuando viniste del futuro a advertirme
sobre la traición de Ana?, me cegué completamente, parecía tan buena
persona, en fin, ejercitemos la lógica para tratar de conseguir una respuesta.
15 15 15 15
4 9 2 15
3 5 7 15
8 1 6 15
¿Cómo es posible que todos sus lados sumen 15?, busquemos una respuesta
sin tener que devanarnos los sesos.
9
3 5 7
1
4 2
8 6
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ramona
Voy a dedicar unas palabras al departamento de recursos humanos de ciertas
empresas, más dignos de llevar el sobrenombre de recursos marranos, pues
parecen creer que gestionan a los cerdos en lugar de a los humanos.
Ni que decir tiene, aunque lo apunto para evitar confusiones, que estoy
completamente seguro que existirán en este nuestro planeta departamentos
de recursos humanos que trabajen honradamente, pero también he de
confesar, que en mis quince años de carrera profesional, jamás me he
encontrado con uno que se merezca dicho nombre.
Repito que no les denomino recursos marranos porque trabajen con cerdos,
sino por los las artimañas con las que tratan a sus empleados más propias del
género porcino, que como ustedes saben, no se caracterizan por su limpieza.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Fue unos años antes, la peor de mis experiencias marinas en la cual una
fuerza extraña me engulló mar adentro y de la que salí milagrosamente una
hora más tarde, tras la cual me desplomé en la arena y no me levanté hasta
haber pasado otra hora más.
Algo me indicaba que había peligro, una vez que puse rumbo hacia donde
pensaba que podía estar aquella persona en apuros, saqué la cabeza y pude
ver sus brazos a unos cincuenta metros de mí.
Era una distancia a tener en cuenta debido a que se notaba que había resaca,
tras el paso de una ola el mar de lanzaba adentro, con esa seguridad en sí
mismo de que va a llevarse su trofeo y, en esta ocasión, en vista de la
actuación de un espontáneo, tal vez por partida doble.
Aún así, una fuerza me lanzaba contra las olas, ¿era realmente yo quien me
movía sobre la superficie marina con esa soltura?, noté una sensación
extraña, como si unos brazos me sujetaran sobre la superficie para
facilitarme el avance, una sensación que nunca jamás he vuelto a
experimentar en el mar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Recordé cómo había salido años atrás de una situación mucho más
complicada en la costa de Mojácar, esto me dio ánimos y seguridad en mi
mismo, que era lo que necesitaba en esos momentos, también tuve presente
que en esta ocasión, no estaba solo, incluso barajé la posibilidad de soltar a
la muchacha en caso de llegar a una situación en la cual corriera peligro mi
vida y ambos pudiéramos resultar ahogados.
Recogí mi toalla y mi bolsa, ella las suyas y nos fuimos juntos hacia el hotel.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Mientras me devanaba los sesos por tratar de traducir la canción, pensé que
era más sencillo invitar a Ramona a cenar, ella aceptó, era una muchacha
guapísima de Lituania, rubia con los ojos azules y con una mirada que
parecía decirme que se había enamorado de mi.
Así fue, lo pasamos de maravilla, con esa manera peculiar que tienen de
bailar las chicas del este, un tipo de baile que inexplicablemente y como
curiosidad me recuerda a la samba brasileña.
Pasó el tiempo y un buen día me llama una chica con acento mejicano,
cuando me dijo que era Ramona y que había aprendido español, le pregunté
que, ¿cómo?, ella me dijo que viendo telenovelas mejicanas.
Aparte de esta anécdota graciosa me dijo, ándale pues, que vine a casarme
conmigo más los “espaldas mojadas” me retuvieron y no me dejan pasar,
ándale y vente a echarme una manita pues mi hermano.
Aún así intenté por medio de contactos en la policía que la dejaran pasar en
España, al menos para poder hablar con ella, pero no fue posible, tan solo
pude hablar con ella y despedirme.
Al poco tiempo me llamó desde Varsovia para decirme que había tenido un
accidente de tráfico y estaba en el hospital, pensé en la mala fortuna que
tuvo Ramona y en si yo podía haber hecho más por ayudarla, pero no
encontré respuesta.
Tan solo hice lo que estaba en mi mano, a diario hablaba con ella mientras
permaneció hospitalizada hasta que se recuperó totalmente, hablé con ella
más adelante y se había ido a vivir a Londres.
- 179 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Desde aquel año tuve la inmensa suerte y privilegio de compartir más tiempo
junto a mis padres, ya no solo debido a su jubilación, sino también a que un
año más tarde sería víctima de uno de los sucesos más trágicos de mi vida
por el cual permanecí en casa durante los sucesivos años.
- 180 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pero dado que, de todos es bien sabido y no menos cierto, que puede
utilizarse la prosa sin hacer menos al verso para ser fino y delicado a los
oídos de una dama, también le regalaba los oídos con sus experiencias
diarias, tan sacrificadas como pueden imaginarse en un médico de pueblo.
Eran trabajos duros tanto el de ella como el de él, pero ambos coincidían en
atesorar un bien que todo trabajador debiera poseer, su gran vocación por la
labor desempeñada, esto unido a que se encontraban cerca el uno del otro,
les hacía muy grato el desempeño de sus empleos.
Debo por tanto mi existencia a aquellos dos pueblos, pues siendo el menos
de seis hermanos, no hubiera llegado a este mundo de no ser por las buenas
intenciones que en sus mentes quedaron plasmadas en aquellas tierras,
donde no creo que llegaran ni a imaginar que el menor de sus retoños,
narrara un día sus andanzas por aquellos parajes alcarreños.
¿Qué mejor prólogo pudiera encontrar que el ejemplo del amor de mis
padres, para introducir el capítulo más importante de mi vida, Zori?
¿Qué significado puede tener a estas alturas ver una zapatilla volando sobre
mi cabeza?, la única explicación que les puedo dar es que siempre que mi
vida ha experimentado un giro de rumbo, he visto la imagen de una zapatilla
pasando por encima de mi cabeza, solo que esta vez la zapatilla era enorme.
- 181 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pronto llegaba un nuevo año, eran las navidades del dos mil dos, se oían
campanas de navidad y tenía un presentimiento, sin saber por qué razón
sabía que grandes cambios se iban a producir muy pronto en mi vida, tal vez
en pocos meses.
Siempre que he visto pasar una zapatilla sobre mi cabeza veo mi vida pasar,
he visto en esta ocasión todo con mayor claridad y nitidez que en otras
ocasiones, desde mis primeros recuerdos de infancia hasta el día de hoy,
finalmente llego a una conclusión, no he encontrado la felicidad en mi vida,
me falta el amor que tanto he buscado, lo busco desde mi niñez y no lo
encuentro, una y otra vez es un fracaso tras otro, ¿por qué?
Pero, he logrado que se me quiera no por cómo soy, sino por cómo le gusta a
la sociedad que sea, pienso que tal vez debería cambiar, tratar de ser yo
mismo y de este modo lograr que la sociedad me acepte tal y como soy, no
porque me haya transformado en una marioneta que muevan a su antojo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
15. Zori
La Clave De Mi Existencia
Poco antes de mi cumpleaños, en lo que parece por mi parte una resistencia
algo forzada de sobrepasar la máxima edad que alcanzó el Mesías, para
entendernos, con pocas ganas de cumplir años de nuevo, me resisto a sentar
la cabeza y parece que continuo en mi afán incansable de buscar problemas.
Acabo del colgar muy preocupado por Zori, pero, debo hacer un inciso para
explicar brevemente quién es Zori y donde la conocí, es una chica que he
conocido hace unos meses en Tenerife, es muy atractiva, ciudadana búlgara
de ojos verdes, pelo negro aunque a veces se lo tiñe de pelirrojo, mide
aproximadamente 1’70 de estatura, delgada y bien proporcionada.
Pero cuando más se ríe es cuando le planto cara y le digo que no diga
tonterías sobre su voz, que es bien bonita y podría cantar si se lo propusiera
en la filarmónica de Viena.
Podíamos pasar horas diciendo tonterías de este tipo hasta llegar a caer
literalmente al suelo de la risa, si tuviera que donar los dedos de una mano a
la gente con la que me más me he podido reír, reservaría uno de ellos a Zori.
Sin saber lo que le pasa, decido que debo acudir a ayudarla lo antes posible.
- 183 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Me vienen a la mente repentinamente, sin saber muy bien, unos versos que
tuve que aprender de niño en el colegio, al oírlos en mi mente me maravillo
de lo oportuna que es en ocasiones la mente humana.
Deduzco que deben ser unos versos que mi tocayo don Miguel de Cervantes
incluyera en el Quijote, pero soy consciente de que siempre que este tipo de
mensajes aparecen en mi mente tan repentinamente es porque algún
mensaje oculto encierran en sí mismos, y decido echar un vistazo rápido a la
edición del Quijote que hay en mi casa, de atrás hacia adelante, como tengo
acostumbrado revisar los libros cuando busco en ellos algo en concreto.
¿Qué ven mis ojos?, no hago más que abrir el final de la primera parte del
Quijote y me encuentro dichos versos pero con una frase que los coronan,
que dice así: “In Laudem Dulcinae del Toboso”, mi mente tiene una visión
aterradora, me veo en un cementerio con la cabeza inclinada frente a una
losa en donde lo primero que leo es Zornitsa, el nombre de pila de Zori.
Rara vez he hecho caso omiso a las señales, esta no iba a ser una excepción,
pero ahora me surgía la duda de si la señal me estaba avisando del peligro al
que me enfrentaba que no debía asumir, puesto que tan solo conocía a Zori
de hacía pocos meses, o me estaba avisando que de no hacer nada, mi amiga
Zori podría perder la vida siendo aún tan joven y teniendo toda una vida por
delante.
La temperatura del agua era muy baja y la impresión me hizo ver un destello
de luz y perdí el conocimiento por unos segundos hasta que reaccioné
súbitamente logrando subir por las escalerillas de popa.
- 184 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era el cumpleaños de Ana y había invitado a todos los compañeros del curso
a su fiesta de cumpleaños, el único del curso en asistir fui yo, también fueron
algunos amigos de Ana pero pronto nos dejaron solos.
Ana y yo nos fuimos desde un bar de la calle Santa Isabel hasta un bar de la
calle Lavapiés, donde, con la comodidad del momento y ayudado de unas
cañas, comencé el relato del momento más importante de mi vida, Zori.
Hace unos meses me llamó una amiga búlgara, Zori, me llamó muy
preocupada y sollozando, era evidente que algo grave le había sucedido y
decidí irme a Tenerife a ver en qué podía ayudarle, algo me decía que tenía
que marchar a ayudarla.
- 185 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ante tan aterradora confesión no supe qué hacer, necesitaba pensar, ella
estaba en peligro porque me había contado que el señor que creía era su
padre, la pegaba constantemente, incluso en una ocasión la llevó a un
descampado, ella sabía que era para matarla, pero finalmente
milagrosamente se echó para atrás.
Tras un fin de semana en que apenas vi a Zori una sola vez, tuve tiempo de
dejarle todos mis teléfonos de contacto, incluso el teléfono de mi trabajo, lo
importante era no perder el contacto.
Regreso a Madrid, allí tal vez se me ocurra la mejor solución, como ella no
tiene dinero en la tarjeta de su teléfono móvil, me hace una llamada perdida
cuando quiere hablar conmigo, de este modo siempre que ella necesita
desahogarse me llama a escondidas, cuando nadie le ve.
Me llama un día llorando de nuevo, me dice que otra vez la han llevado a un
descampado y creía que esta iba a ser la vez que acabaran con ella, le dije
que se tranquilizara, que le juraba que le iba a sacar sana y salva de aquella
situación, lo único que debía hacer es confiar en mí.
Le expliqué el caso con todo detalle, noté que el agente no tenía acento
canario, más adelante supe que era originario de mi misma ciudad aunque
destinado en Canarias.
- 186 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Sabía que para poder ayudar a Zori, yo mismo necesitaba ayuda, en muchas
ocasiones me había encontrado en situaciones de presión en mi entorno
laboral, pero nada comparado con esto, me sentía desbordado y pedí ayuda a
un profesional, un psiquiatra.
Como por aquel entonces tenía un seguro médico privado, acudí a consulta a
un médico psiquiatra situado en la inmediaciones del estadio Santiago
Bernabéu, mientras le contaba mi situación, notaba que le estaba afectando
mi relato, creí por un momento que había sido inútil este paso que había
dado, pero no fue así, tendría su importancia decisiva como una pieza en el
engranaje de un motor de coche en su objetivo final, el movimiento del
vehículo.
Estaba en la habitación del hotel con Zori y llamaron a la puerta, ella dormía
en la cama cuando la desperté y le presenté al agente diciendo que era un
buen amigo mío.
Me recomendó que continuara al menos unos pocos días más de baja, había
estado sometido a una presión muy fuerte, yo acepté.
- 187 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Nos fundimos en un abrazo, ese abrazo simbolizaba el éxito, días más tarde
fuimos juntos al cine, otro día me encontré casualmente con ella, estaba
haciendo un curso de informática y se estaba preparando para insertarse en
el mundo laboral, incluso unos días más tarde me llamó para presentarme a
un novio rumano que se había echado, al cual no le hizo mucha gracia
verme.
Sabía por experiencia que, en todas las ocasiones de mi vida en que había
desgastado gran parte de mi ser en entregarme a otra persona, había
acabado pagando una factura cara, esperaba paciente su llegada.
Pero esta vez era distinto, había una contrapartida, estaba experimentando
un amor propio fuera de lo común, ¡qué sensación más indescriptible!,
¿quién me iba a decir días antes que por el simple hecho de arriesgar mi vida
salvando la de otra persona, la recompensa era la mejor posible, una
sobredosis de amor propio.
Era como volver a nacer, vivía mi propia vida como yo la quería vivir, ya no
decidía nadie por mí, presentía que iba a caer en breve en un gran bache, tal
vez el bache más grande de mi vida, sin embargo, tenía en mis manos la
mejor arma, amor propio y por consiguiente, confianza en mi mismo.
- 188 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Defenestrado
Acababa de ser testigo del acontecimiento más importante de mi vida por el
cual, resumiendo, sin necesidad de hacerme ningún tipo de juramento a mí
mismo, conseguí comprender la importancia del amor propio y, lo más
importante, comencé a llevarlo a cabo.
No pretendo que odien a aquella empresa, si han llegado a leerme hasta este
punto es porque se sienten a gusto leyéndome, hay que agradecer que un día
tomara la decisión de comenzar a escribir, movido entre otros aspectos, a las
bárbaras injusticias a las que he sido sometido.
Mientras escribo estas letras, unos mineros chilenos permanecen bajo tierra
en espera de ser rescatados, incluso por videoconferencia pueden ver las
caras de sus familiares, veo sus caras desde mi televisor y ¿qué ven mis ojos?,
esperanza.
Ante cualquier adversidad, nunca se tiene asegurado lograr salir del bache,
aún en este instante no tengo seguridad salir con buen pie, ahora estoy a
punto de finalizar «Zori 2ª Parte», pues como ya expliqué en el prólogo,
comencé a escribirla a partir del momento Zori en adelante y posteriormente
retrocedí a mi infancia para escribir «Zori 1ª Parte» hasta este momento.
- 189 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Escribo con una ilusión de que cualquier persona que haya pasado o algún
día pase por un bache en su vida que me esté leyendo mantenga su ilusión
en continuar la lucha, la esperanza de salir triunfante, una esperanza que
tenemos la obligación de mantener hasta el día que nuestro corazón deje de
latir, se lo debemos al privilegio de haber permanecidos vivos en un
minúsculo y recóndito espacio de este universo, llamado tierra.
Tras haber regresado de Tenerife de salvar a Zori y tras una pausa de unos
días en los que continué de baja laboral, necesitaba volver a la actividad,
visité al psiquiatra y le expuse todos mis pensamientos de esperanza, de
seguir adelante, me debió ver tan convencido que me entregó de inmediato
un informe con la recomendación para regresar al trabajo.
Recuerdo con alegría el primer día que me incorporé a Indra Sistemas S.A.,
me sentaron junto a una chica muy bella, morena de piel, ojos oscuros y con
una sonrisa pintada en la cara, pronto hicimos tanta amistad de tal modo
que necesitábamos estar siempre juntos.
Pero tras el golpe de Zori, estaba a punto de recibir otra terrible decepción,
al confesarle mis sentimientos por ella, Leticia me confesó que tenía un
novio destinado en Serbia y que iba a venir a Madrid en pocos días.
Nadie puede imaginar cómo me dolía el alma ante esa traición, pero aún así,
traté de conservar al menos la amistad, pero ella decidió finalizar en aquella
terraza de la calle Arturo Soria, esa amistad en la que tanta fe había puesto.
- 190 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hubo una fiesta en una salita de la oficina, pero allí lo único que se
celebraba era la despedida de soltero de aquel compañero, finalmente resultó
ser una bromita de aquella «compañera», pero ya poco me podía hacer más
daño que la traición de Leticia.
Al salir aquel día de la oficina sabía que no volvería a ver más a Leticia, pero
esto me confortaba, no era plato de buen gusto tener que convivir a diario
con la traición personificada, lleno de esperanzas esperaba el nuevo día.
- 191 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Creerán que exagero cuando digo que Indra se desvive por quitarme la vida,
pues no es ninguna exageración y voy a explicarlo de un modo sencillo, si
me quitan la oportunidad de trabajar, me están quitando el pan de cada día y
sin él, estoy evocado a morir de inanición.
Indra Sistemas S.A despidió a un tal Miguel Ángel Sáez Gutiérrez un mes de
marzo del año dos mil tres, ¿qué demonios tendrá en mi contra el dichoso
mes de marzo que me arrebata la vida?, lo que hasta hoy nadie ha logrado
arrebatarme son las ganas de vivir, la ilusión de salir adelante día a día.
Yo tengo algo muy importante de lo que carece el gigante maligno, soy libre,
tengo la libertad de apartar de mi vida lo que ya no me interesa, Indra dejó
de interesarme hace muchos años y se apartó de mi vida aquel día en que me
entregó una hoja blanca que mostraba la puerta de la calle.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El Árbol De La Familia
En mi retiro forzoso al que me invitó ese gigante maligno llamado Indra
Sistemas S.A, tuve tiempo para acercarme más a mi familia, mis padres ya se
habían jubilado y viví con ellos una experiencia similar a la que en mi
infancia pasé junto a mi abuelo Tomás, pude conocer mejor a mis padres.
Tal vez era unos años atrás cuando reflexionaba sobre si algún día volvería a
disfrutar de mi familia como cuando era un pequeño que aún iba al colegio,
cuando de la mano de mi abuelo iba apuntando con el dedo y preguntando
todo lo que no sabía, para que mi abuelo Tomás me informara.
Pero si buscan su nombre cuando lean este libro, es probable que también
encuentren su nombre en esta página de mi libro, que también se verá en
breve publicado en internet.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pero si puedo asegurar que todos los hijos hemos heredado una cualidad de
ellos, el amor, una cualidad que llevamos cada uno de los hermanos en
nuestro corazón, podremos tener nuestros defectos, pero todos compartimos
una virtud esencial en la vida, sabemos el significado de la palabra «amor».
Por la mañana nos llamó mi suegra, la señora Soledad muy nerviosa y nos
dijo, ¡Millán se ha caído al suelo y no se puede levantar, por favor, venid
cuantos antes, que yo no puedo levantarle, además se ha cortado con un
vaso!
Salí corriendo hacia su casa mientras Marga recogía papeles del médico,
cuando llegué me encontré a Millán, mi suegro, en el suelo en estado de
shock con un charco de sangre en el suelo.
Don Miguel trabajó como ebanista de arte sacro, entre sus trabajos, con
orgullo nos cuenta cómo realizó, con sus manos artesanas, el altar de madera
que hoy se puede ver en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en el
número cinco de la madrileña calle de Arturo Soria.
Pero lo que no sabe don Miguel es que junto a su esposa Doña María, son
dignos personajes de mi libro y además, fuente de inspiración de mi próxima
obra, el cuento infantil «El Árbol de la Familia» ilustrado por mi mujer.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Esta inspiración surgió de un hecho real que nos narró don Miguel con
cierta melancolía, allá por los años ochenta del siglo pasado, en su barrio
había un árbol ya muerto, al regresar del trabajo se quedó mirándolo y pensó
en que podría tallar en él una escultura en la cual homenajear a la familia.
Dicho y hecho, a los pocos meses fue el alcalde don Enrique Tierno Galván a
inaugurar la talla del Árbol de la Familia, contemplaba con orgullo don
Miguel un trabajo, que había hecho conjuntamente con su compañero don
Joaquín, en el que aparecen un hombre, una mujer y una niña que lleva de su
manita una muñeca, mientras lo observa se queda pensando, ¡ay qué ver lo
bien que me han salido los rizos de esta niña!
Pero un día la tristeza llegó hasta su corazón, como a nuestro buen amigo
Marco, cuando don Miguel se dirigía caminando hacia su trabajo se
encontró que la talla de madera que hacía creado con sus manos artesanas
había desaparecido, es entonces cuando nace el cuento «El Árbol de la
familia».
Con esa paz y halo de misterio que le caracteriza, nos hace doña María una
reflexión que es probable a todos se nos haya pasado alguna vez por la
cabeza, el deseo de la inmortalidad, si pudiera elegir, se quedaría en la edad
de los veinte años y viviría toda la eternidad tan feliz junto a su don Miguel.
Sin embargo, pienso yo, ¿no estarían los personajes del Árbol de la Familia
hartos ya de su inmortalidad?, tal vez pensaron que eso de la inmortalidad no
era divertido y decidieron que sería buena idea convertirse en mortales.
A todos lo que nos veis desde el cielo, que nos esperáis para recibirnos con
los brazos abiertos el día que emprendamos ese viaje sin retorno que un día
vosotros tomasteis, os quiero mucho, papá, abuelo Tomás, abuela Manola y
tía Mercedes, tía Carmen, tío Alejandro y sobrino Miguel de los Santos.
A todos mis familiares, que también estáis en el cielo pero que no os conocí,
o conociéndoos, era tan pequeño cuando os marchasteis que no os recuerdo,
mi abuela materna Paca y mi abuelo paterno Bonifacio.
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16. Homenaje
Para Ti
Era el quince del mes de mayo cuando estrenaba en público mi composición
Para ti, el evento fue en un centro cultural de Madrid en el cual se reunían
familiares y supervivientes de las víctimas del atentado del 11 M que nos dejó
una profunda herida al pueblo de Madrid.
Me llamó por teléfono una amiga para pedirme si estaba dispuesto a actuar
en un evento que se iba a organizar para las víctimas del atentado, que
estaba previsto en un primer momento que se organizara en Alcalá de
Henares. Acepté encantado y además me comprometí a componer e
interpretar una canción homenaje a las víctimas.
Pensé en el fin que quería obtener de la canción y para ello traté de pensar
qué es lo que me gustaría oír si me encontrara en la situación de aquellos a
quien iba dirigida la letra, imaginaba que desearía sentir algo de paz y
tranquilidad.
No era tarea fácil, pero creo haberme ganado la fama de cabezota a pulso y
poco antes del estreno, estaba la canción. Como era de tan reciente creación,
no me la había aprendido aún y tuve que salir al escenario con un atril para
leer mi propia letra.
La línea de tren donde fueron los atentados la conocía bien porque antes de
ser despedido circulaba a diario por Atocha en dirección a Torrejón de Ardoz
donde se encontraba mi empresa.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Nos habíamos conocido meses antes, fue una relación complicada porque es
muy difícil llevar una relación normal cuando no hay muchas posibilidades
de verse y te separan tres mil kilómetros.
En este instante, que en Madrid tenemos cuatro grados bajo cero, casi hasta
echo de menos aquel calor asfixiante, pero en aquel momento deseaba salir
de aquel clima infernal lo antes posible.
Comencé con un repertorio flamenco, que era lo que más reciente tenía y
seguido introduje con unas palabras la canción que dedicaba a las víctimas
de aquel once de marzo deseando que fuera de su agrado.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era el momento de realizar aquello para lo que había dedicado horas y días,
el riesgo de interpretar una melodía que de lo nueva que era, aún no tenía
dominada, a pesar de ello, sentía muchas de hacerlo.
Después de esta canción tuve que interpretar muchas otras por peticiones
del público, menos mal que guardaba bajo la manga aquellas canciones de
joven trovador del asfalto.
En cuanto a aquellos a los que dediqué el concierto, tanto las víctimas como
sus familiares y afectados, no perdí de vista al muchacho rumano que fue mi
referencia durante todo el concierto, le vi aplaudir con cara de alegría, ese
fue mi mejor regalo.
Ojalá ( )لمأ لكبque así sea, la lectura también ha formado parte de ciertos
momentos de mi vida, aunque debo que reconocer que es bastante selectiva
y no exageraría si dijera que puedo contar con los dedos de una mano los
autores que han dejado en mi huella y a los que admiro.
Por citar algunos, tan dispares como lo son mis pensamientos, Alan Poe,
Eduardo Mendoza, Dr. Wayne W Dyer, Confucio o Henri Charriére. Me voy
a atrever a añadir a mi lista de escritores preferidos a uno más, se trata de
una joven promesa (no confundir con jasp) llamado Miguel Ángel, pues cada
día que lo leo me gusta más.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
PARA TI
= 93
TO,
OSO
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23
UL
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
52
MIAMOR.
Hay momentos en los que puedes llegar a crear una obra sin demasiada
dificultad y otros en los que te cuesta un poco más. En aquellos días las
musas estaban algo distraídas, como alguien dijo, habían pasado de mí, por
lo que el mérito es mucho mayor.
Aunque me costó trabajo crear esta composición, cada vez que la escucho o
puedo leerla quedo más satisfecho con su resultado, los primeros días que la
interpretaba no me sentía muy cómodo al hacerlo, era tal vez demasiado
nueva, fue el día que la interpreté en público cuando me sentí cómodo y
cada nota que iba interpretando, iba quedando más satisfecho de cómo
sonaba.
Lo más importante para mí, tras componer esta canción, fue que les gustó
mucho a aquellos a quienes iba dirigida, con ello mi objetivo se cumplía.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Las Palmas
Salí de mi casa de Madrid con el frio de Enero, llevaba menos ropa de lo
normal en esas fechas porque me dirigía al aeropuerto con destino a Las
Palmas. Apenas llevaba puesto una chaqueta de punto.
Me envió una foto con su perrito, era una niña muy respetuosa y me
resultaba muy agradable hablar con ella. Al hablar días después con su
padre, pude saber muchas más cosas sobre ella, tenía un coeficiente
intelectual muy alto, no me extrañó en absoluto, había dado muestras de ello
en sus muchas conversaciones conmigo.
Uno de los días que hablé con ella, me dijo que esperase, se le había caído la
cobija (su manta), le pregunté que si tenía frio, me dijo que estaba un poco
resfriada.
Me di cuenta a los pocos días de hablar con ella, que no debía tener
demasiados amigos y había encontrado uno a miles de kilómetros. No he
oído hablar a los costarricenses e ignoro su manera de expresarse, lo que si
pude advertir de mi nueva pequeña amiga, es que su forma de expresarse me
recordaba bastante a los textos que alguna vez había leído de castellano
antiguo.
Al preguntarle por sus amigos, me decía que no se entendía muy bien con
ellos, en realidad se relacionaba poco, había asumido que el hecho de tener
una capacidad intelectual muy elevada, casi la convertía en una persona
mayor con cuerpo de niña.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Sentí una mezcla de tristeza y de alegría el día que hablé con su padre y me
dijo que milagrosamente, ella había decidido ir con sus amigos a jugar.
Había preferido jugar con sus amigos que hablar con una persona mayor,
me alegré mucho por ella, ya era una niña con un don especial, pero una
niña.
Una mañana conocí a Ana, me resultó curioso encontrarme con una paisana
en un chat hispano, le ocurría lo mismo que a mí, en los chat españoles no
encontraba gente respetuosa y sin embargo, en este chat tenía muy buenos
amigos.
En una sola mañana surgió el amor, fue un flechazo, cuando llevábamos tan
solo unas horas hablando, no tardamos en decirnos que habíamos sentido
algo especial el uno por el otro.
Recibí una llamada en el móvil, era Ana, le dije que ya estaba aquí, ella pegó
un grito de emoción. Me preguntó que si estaba ya en el hotel, que ella
estaba ya en la puerta. Yo había salido a dar un paseo, pero me di media
vuelta hacia el hotel.
Guardo recuerdos muy bellos de aquella visita y de las que siguieron, pero
como todas las relaciones que había tenido hasta el momento tenían eso
mismo, un pero. Ambos teníamos dudas por la situación en la que nos
encontrábamos.
Ella acaba de terminar una relación y aunque sus sentimientos eran limpios
hacia mí, tal vez el pasado pesaba porque la ruptura era muy reciente. Me
quedó la sensación de que ella debió quererme, pero tenía unas presiones
que le hacían muy difícil continuar con la relación, poco a poco fue
distanciándose de mí y aunque me costó un poco asimilarlo, me puse en su
pellejo y enseguida vi que era lógico y normal lo que estaba pasando.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hubo una anécdota que me contó muy graciosa, antes de trabajar ella de
enfermera, se presentó a unas pruebas para trabajar de azafata de los barcos
que circulan entre las islas.
Tal feliz estaba ella, que le pusieron un chaleco salvavidas en los que creía
que era una broma de los muchachos. Cuando dice que de repente la alzaron
y la tiraron por la borda, al parecer era una de las pruebas de supervivencia
que tenía que superar, cuando la subieron, la dieron la enhorabuena por
haber superado la prueba.
Debió ser tal el susto que se llevó la pobre, que decidió que era mejor
dedicarse a otra cosa. Cuando la conocí, era enfermera del hospital Doctor
Negrín. Pude ser testigo de los grandes avances tecnológicos de aquel
hospital cuando, al golpear con el pie contra una piedra mientras caminaba
descalzo por la playa, me hice una fisura en el dedo pequeño del pie, debo
decir que me atendieron estupendamente.
Ana es madre y una de las cosas que admiré mucho de ella cuando la conocí
era el amor con el que hablaba de sus niños. Apenas pude conocer a Melania
en persona, pero no tuvimos tiempo de hablar, tanto ella como sus
hermanos, son personas muy afortunadas de tener una madre que los quiere
tanto.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Debo deciros a aquellos que hacéis el mal, que despedís a personas sin
escrúpulos por poner un ejemplo, como si os afanáis en machacar a un
subordinado porque eso os hace sentiros más importantes, que sois parte de
la cadena.
La vida sin este tipo de personas, con perdón, no sería la misma. Es tanto lo
que he vivido desde aquel mes de marzo del años dos mil tres que me
pusisteis de patitas en la calle, que estoy completamente seguro que aunque
vivierais mil años, no podríais contar ni vivir lo que yo he vivido en tan solo
cinco.
Hacer el mal debe ser tan aburrido y poco grato. Si me pongo en la piel de
aquellos cuya misión es tan solo hacer sufrir a todo el que le rodea, imagino
el tipo profesión tan insulsa que debe ser.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Trasiego
A finales del año dos mil cuatro era frecuente encontrarme en el Trasiego, el
pub de David. Este local tenía en el sótano una cueva en la que en ocasiones
se ofrecían conciertos.
Por describirlo de algún modo, su toque era menos gitano que el mío,
aunque me gustaba bastante, su estilo era un flamenco con ciertos tintes de
música brasileña.
Una de las veces que pasé por el Trasiego, me encontré a Daniel que estaba
ensayando con el hijo de un cantaor de primera categoría, este me confesó
que se quería abrir camino por sus propios medios, sin que el nombre de su
padre pesara en su trayectoria profesional, algo que aplaudí y le animé a
seguir por ese camino que creía tan acertado.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El concierto tomó un tono festivo y estuve acompañando a los dos temas que
habíamos acordado quedando el público muy satisfecho con la actuación y
como ya había terminado mi intervención me subí al pub para charlar un
rato con David.
El próximo tema que iban a interpretar era una rumba y pensaron que iría
bien la caja, así es que bajé corriendo de la mano de la bella chica brasileña y
tocamos la rumbita.
Se pusieron las cartas sobre la mesa y cada uno sacó lo que llevaba dentro,
en su alma, sus canciones íntimas, su música preferida, el concierto de
verdad acababa de comenzar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Las últimas veces que fui por el Trasiego reflexionaba sobre su significado,
era un lugar que había sido testigo de un Miguel que había manifestado un
cambio, había conocido al Miguel que durante toda su vida había tratado de
complacer y agradar a todo hijo de vecino olvidándose del vecino más
importante, el mismo Miguel.
Empezaba a escuchar esa frase que había oído de mi madre que decían que
la caridad bien entendida, es aquella que empieza por uno mismo. Una frase
que considero muy acertada, a veces llegamos a ser tan desprendidos y
generosos que nos olvidamos de guardarnos algo para nosotros, tendemos a
olvidarnos de la persona más importante, nosotros.
Creo que la mayor satisfacción de cualquier pueblo que haya estado bajo el
poder opresor es disfrutar de su libertad mientras la mayor desgracia para el
que pierde ese poder, es experimentar el gozo de su pueblo liberado.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era un proyecto que había comenzado hacía seis meses pero del cual no
había nada hecho, el primer día le pedí a mi analista algo de documentación
y me sacó una hoja con unos circulitos pintados, no está mal para seis meses
de trabajo.
El día anterior había salido a la hora que me correspondía tal y como había
firmado en mi contrato, jornada de ocho horas. Al llegar el jefe de proyectos
parecía algo alterado y me dijo a voces (viva la discreción) que fuera la
última vez que me iba del trabajo tan pronto, que era una falta de respeto
para los compañeros que se quedaban.
Como ya sabía de antemano que en este proyecto tenía menos futuro que un
mono vendiendo plátanos, no le di importancia al comentario en tono
chistoso del jefe y le dije que de acuerdo, y además le informé de que mi
compañero no venía hoy a trabajar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El plan para el viernes era quedarse a trabajar hasta las tantas y el fin de
semana trabajar otras tantas horas, así es que al terminar mi jornada de ocho
horas, recogí mis cosas y me fui a casa.
Bajando unas escaleras pude ver alguna que otra cafetería con algunos
clientes, me resultó bastante curioso que a esas horas hubiera alguna
cafetería abierta, entré y pedí un café con leche en español, el camarero me
entendió y me lo puso.
En el vaporetto pude ver a una joven con una carpeta grande como las que
llevaba mi hermano cuando estudiaba arquitectura, imagino que sería una
estudiante de bellas artes. Se respiraba tranquilidad, el silencio únicamente
era roto por el vaporetto rompiendo las olas de los canales.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El caso es que el descanso nos vino muy bien para continuar la ruta, el
siguiente destino era Zagreb, una ciudad muy bonita en la que aún quedaba
algún edificio bombardeado por la reciente guerra.
La ciudad de Zagreb es muy bonita y los croatas son gente muy alegre y
extrovertida, llevé una impresión muy grata de aquel país y su gente. Incluso
a la salida de Zagreb nos indicaron unos señores el camino hacia Hungría
pues nos habíamos perdido.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Fuimos dejándonos llevar por las gentes del lugar según avanzaba la noche y
por último aparecimos en una discoteca de madera en la que todo el mundo
nos hablaba con total naturalidad aunque no entendiéramos nada de lo que
nos decían.
Fue una noche muy divertida aunque un desperdicio de hotel porque apenas
pudimos disfrutar de sus confortables dependencias tan solo un par de
horas.
Yo que de niño había visto con los ojos avispados de un ratilla de ocho años
todo tipo de timos y pillajes por los alrededores de Callao, sabía diferenciar
muy bien la cara del que finge hambre con el que la pasa de verdad, agarré
todas las monedas que teníamos en el salpicadero del coche, llamé al
muchacho y se las di.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Nos hospedamos muy cerca del puente de Carlos (Charles). Cruzamos unas
cuantas veces el puente sobre el rio Moldava repleto de turistas, muchos de
ellos españoles, uno me dijo ¡Excuse me!, a lo que le respondí, ¡que soy de
Carabanchel, hombre!
Por aquel entonces yo achacaba mis fatigas al tabaco, aunque cuando dejé
de fumar y fui al médico que me diagnosticó asma. No era pues de extrañar
que me produjera una fatiga considerable el ascenso a la enorme roca.
No soy de la clase de personas que piense que por tener más o menos edad
se esté más o menos lejos de la visita de la parca, de hecho, la edad no
cuenta, es un hecho cotidiano que lo vemos a cada instante.
Al llegar la noche cenamos en la planta baja del hotel, que a su vez era un
pub donde ponían de comer y salimos a dar un paseo. Entramos en un pub
en el que a los pocos minutos entablamos relación con unas chicas
exageradamente bellas.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El hecho es que las chicas hablaban inglés con bastante soltura, se trataba
de dos estudiantes de unos veintitrés años. Las dos chicas eran muy guapas,
pero una de ellas, la que me abordó a mi era a su vez mucho más guapa que
la otra chica, circunstancia por la cual me pareció advertir un amago de mi
amigo por tratar de cambiar de pareja en un primer momento.
Según iba transcurriendo el tiempo, era más evidente mi afinidad con Katka
y aunque mi amigo trataba de relacionarse con la otra chica, no tardó en
evidenciarse el poco interés mutuo entre ellos dos.
Tratamos de quedar otro día, pero la tía de mi amiga enfermó y no pudo ser.
Aunque solo nos vimos aquella vez, tengo muy gratos recuerdos de aquel
encuentro.
Mi amigo me confirmó más tarde que hubiera preferido hablar con Katka,
incluso hizo trató de darme el cambiazo, pero ella me eligió a mí.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Gnocchis
Al regreso de nuestras vacaciones a Madrid, el azar hizo que conociera a una
escritora búlgara que nacida el mismo año que yo, no podía imaginar que
años más tarde me contagiaría su pasión por el apasionante mundo de la
escritura.
Sin embargo, al contrario de lo que se pudiera pensar, fue una velada muy
agradable en la que primó la educación y el respeto, fue una corta relación de
amistad que finalizó del mismo modo que dio comienzo, de un modo
cordial.
Creo que dicho relato, corazón y pieza fundamental de este libro, el cual
relataré con todo detalle en el capítulo seis Zori, debió conmoverle tanto que
sintió el deseo de conocer a la persona que había sido capaz de realizar
semejante hazaña.
Notaba en cada una de sus palabras que su deseo cuando hablaba conmigo
vía web, era que yo tuviera muchísima suerte, pues alguien que podía tener
tan gran corazón merecía que la vida le brindara algo mejor que lo que
estaba viviendo en ese momento.
Me propuso ir a cenar el día siguiente, me dijo que tuvo una amiga argentina
que los días veintinueve de cada mes cenaba Gnocchis y bajo el plato ponía
algo de dinero, lo que fuera. Con esta cena, se aseguraba que durante el mes
venidero iba a tener que llevarse a la boca a diario.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Llegó el momento en que nos trajeron los Gnocchis, sacamos un euro cada
uno y lo pusimos debajo del plato como mandaba la tradición y continuamos
cenando y disfrutando de la conversación.
Cuando te encuentras a gusto con una persona el tiempo pasa muy rápido,
cuando fuimos a pagar, me pidió por favor que le permitiera pagar a ella la
cena a lo que accedí, su noble gesto me hizo brillar los ojos.
Si antes podría asegurar que era la mujer más elegante y culta con la que
había cenado hasta la fecha, de lo que no tenía la menor duda, es que se
trataba de la primera mujer que me invitaba a cenar.
Me dejó claro que aquella era tan solo una cena de amistad y agradecí
mucho su sinceridad, pensé entonces que me encontraba ante una persona
de pensamientos muy nobles e ideas muy claras. El hecho de poder
exponerle mis inquietudes con facilidad y claridad, me hizo sentir realmente
cómodo.
Aunque sabía que tal vez sería la última vez que la vería por esa mirada
inconfundible, le agradecí todo lo que había regalado esa noche, que para mí
tenía un valor incalculable, hasta la sinceridad del último momento la
agradecí de corazón.
Cuando tienes una cita y te quedas con la duda de que tal vez te hubiera
faltado un poco más de arrojo para seducir a la chica, la sensación que suela
primar es de desilusión, sin embargo en aquella cita quedé satisfecho, había
sido exprimida hasta la última gota, era consciente de que tocaba retirada,
mi sensación al regresar a casa era de felicidad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Creo haber oído algún comentario soez del taxista diciendo algo así como,
vaya bombón, a lo que no presté ninguna atención y seguí saboreando ese
regalo que la vida me había dado, eso sí, como una estrella fugaz, pero que
te deja buen sabor de boca.
He vuelto a probar los Gnocchis en alguna ocasión, pero sin hacer el ritual
del dinero debajo del plato. Sin embargo esta noche, veintinueve de
diciembre del dos mil ocho, en uno de los inviernos más fríos que recuerdo,
en plena crisis económica mundial, me voy a permitir el capricho de repetir
la tradición.
Engreído es aquel que debido a su inseguridad, alardea de ser mejor que los
demás y que busca admiradores debajo de las piedras. De lo que yo estoy
hablando es de amor propio, algo que está mal visto por la sociedad y sin
embargo, algo que considero primordial en el desarrollo de cada uno de
nosotros.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Luthier
En nuestra familia siempre hemos convivido con una guitarra cerca. Aunque
recuerdo que cuando contaba con apenas cuatro años este instrumento me
estaba terminantemente prohibido, tal vez porque al ser muy pequeño, podía
confundirla con un juguete y darle un cachiporrazo.
Quedaba embobado viendo la guitarra que creía más bonita del mundo, la
de Ángel, ¡que madera más bonita!, ¡que sonidos más mágicos emitía esa
guitarra! y ¡qué baile más bello el que realizaba Carmen con su vestido de
faralaes!
Ángel nos dejó como otros tantos maestros, pero queda el recuerdo. Hace
apenas un año, Carmen que vino a visitar a mis padres y me pidió mi madre
que tocara, interpreté para ella una soleá agradecido por aquellas imágenes
tan bellas de mi niñez.
Con su especial sentido del humor, Carmen comentó, ¡pero bueno, es que en
esta casa todos son artistas!, ella ha dirigido una escuela de baile en Alcorcón
de la que a buen seguro han salido grandes artistas, pero estos de los de
verdad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hice mis pinitos como luthier cuando apenas contaba con doce años. Como
no se me daba mal la marquetería, recorté un tablón de madera de
aglomerado con forma de guitarra eléctrica y me fabriqué una guitarra que
curiosamente afinaba bien, el detalle que me faltó, por no llegar mi
presupuesto, fue ponerle pastillas (pequeños micrófonos que llevan las
cuerdas para amplificar el sonido).
También hice parte de la marquetería de las bocas del Oud (laúd árabe),
digo parte, porque si digo que hice la marquetería yo solo mi hermano Santi
me pega y mi mujer Marga también.
Es una suerte tener un hermano luthier en casa, más aún, cuando mi afición
preferida es tocar la guitarra. Me habría ahorrado un dinero si su afición le
hubiera entrado antes, años antes estuve comprándome mi primera guitarra
flamenca a un luthier de Granada.
Una guitarra de madera de ciprés con clavijas como las que tenían las
guitarras antiguas. Fui a Granada con la idea de comprar una guitarra de
clavijas si encontraba alguna que me cautivara y estaba delante de ella, su
sonido era tal y como el que yo soñaba, pude comprobar más tarde que una
ventaja de las guitarras de clavija es que permanece más tiempo afinada que
una guitarra de clavijero convencional.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Este libro fue dedicado con especial cariño por el mismo artista, en la
dedicatoria podía leerse:
Fui a casa del hermano de mi maestro, para que probara la guitarra que me
traje de Granada e interpreté una de las obras que había estudiado en el libro
que me regaló meses antes. Fue en el patio de su casa ante la mirada de mi
maestro, el hermano de mi maestro, su mujer y la madre de su mujer.
Por un momento pude ser el músico y mi público estaba compuesto por tan
solo cuatro personas, podían acumular en sus mentes la sabiduría de varias
dinastías del flamenco.
El respeto que sentía en ese momento ante aquel público era enorme,
respeto y gran admiración por un público que mirada atento mi
interpretación, probablemente carecía de calidad interpretativa, pero estaba
llena de sentimiento.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
En la vida hay momentos que te quedan grabados para siempre, éste fue uno
de esos momentos, un hito (milestone) en el cual mi camino se separaba de
aquellos que decían llamarse amigos.
Al estrechar sus manos, supe que era la última vez, de hecho uno de ellos me
había dicho en tono amenazante que daba por terminada nuestra amistad, a
lo que me sumé con mucho gusto, de hecho, para mí jamás había existido
amistad alguna. Al lector podría parecerle algo drástico dar por terminada
por completo una relación de amistad que se remontaba a cuando tenía
ocho años de edad con uno de ellos y a los días de juventud en la universidad
con el otro.
Qué lugar más simbólico que la estación de Atocha, lugar donde tantos
viajeros se cruzan para ir a sus respectivos destinos, para proclamar la
independencia, la libertad y el deseo de decirles a la cara, habéis conseguido
que haya batido el record Guinness, probablemente ningún otro ser de
planeta haya tenido las espaldas tan anchas para soportar tanta carga, ya no
formáis parte de mi vida gracias a Dios.
El principal defecto que puede dejar ver el que gusta de faltar al respeto a
sus semejantes es precisamente que no los considera semejantes. Cree que
está por encima de los demás y que la naturaleza le ha dotado del don de una
inteligencia superior, por tanto, eso le convierte en un ser superior que puede
mover fichas a su antojo con una facilidad pasmosa.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
A este paquete añado a los compañeros de trabajo que te piden para comer y
se olvidan de devolverte el dinero que te deben, o aquellos que te piden que
les pagues la lotería y esperan a que no toque para no pagártelo, eso sí, si
hubiera tocado, te hubieran estado persiguiendo el resto de tu vida
reclamándote su dinero.
Lo que parece de chiste es cuando uno de estos amigos se echa una novia y
de repente se vuelve muy legal y se dispone a pagar una ronda. Hay que ver
cómo ha cambiado tu amigo, que sorpresa, si paga y todo. Lo que tú no
sabías es que su novia no paga, de ese modo tú pagas una ronda de tres y la
siguiente (cuando se acuerda) la paga él, y otra vez te vuelve a tocar a ti
pagar, con lo que le estás pagando las copas, no solo a tu «amigo», sino que
también a su novia durante toda la noche.
Pero la ruina verdadera está en ese otro «amigo» que es capaz de beberse
veintiuna Guinness en una tarde y cuando le toca pagar le dice al camarero
que si está borracho, como se va a beber veintiuna Guinness en una sola
tarde. Como tú «amigo» no puede casi ni levantarse, le tienes que pagar la
mitad de las cervezas porque no había previsto sus excesos y no llevaba
suficiente dinero para pagárselos.
De repente el azar te hace que conozcas a una chica muy simpática y muy
guapa, que bien, al fin conozco a alguien que no hace de la borrachera su
manera de vida, gente sana que sabe divertirse de un modo diferente al que
habías conocido hasta entonces.
Pero pronto empiezas a ver que el único objeto que tiene aquella amistad
con la chica maravillosa es que al final de la noche vayas aparcando a cada
uno de sus amigos en sus respectivas casas, y que alguna de sus amigas te
agradezca el gesto de llevarla a la puerta de su casa con un portazo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Esta chica de un modo repentino dice haberse enamorado de ti, dice cosas
así como que «Eres el amor de mi vida», o «Al fin he encontrado a mi media
naranja, qué feliz soy» y por último te envía mensajes al móvil en los que te
dice «Eres solo para mí, no te voy a dejar escapar».
Qué feliz eres, has encontrado tú alma gemela, la mujer de tu vida, la que
nunca te va a dejar escarpar, qué afortunado eres, alguien que dice amarte
más que a su vida. Un amor que es pasa siempre, que va a ser tu amor
eterno.
Pero esta eternidad tan solo dura cuatro meses, los labios que te decían que
no te dejarían escapar jamás, ahora te decían que nos teníamos que dar un
tiempo, que íbamos demasiado deprisa con la relación, ya veríamos pasado
un tiempo su se podría retomar.
Aquella compañera fue la guinda que me faltaba para derrumbarme del todo,
esa piedrecita que se añade a la carga que hace que caigas de bruces contra
el suelo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Cuando me fui de Madrid, me encontré con el título de este libro, con Zori,
conmigo mismo. Supe que una persona embriagada de soledad y falsedad
puede dar un paso adelante, un paso muy arriesgado, puede llegar a
arriesgar la vida en busca de un poco de verdad.
Cuando te quedas sin trabajo, sin amor, sin amigos, estás vacío. Pero si al
menos has conseguido encontrar el sentido a tu vida, has logrado encontrar
lo que más quieres de este mundo, a ti mismo, tu amor propio, tienes mucho
aunque aún no lo sepas.
Una de las frases de mi cosecha, es como casi todas las que han salido de mi
mente, son frases que aparentemente carecen de sentido, pero tienen un
valor oculto. La frase es:
«Es mejor no tener nada y tenerlo todo que tenerlo todo y no tener nada»
Como ya no era la presa fácil que fui años atrás, dejé de verlo con tanta
frecuencia, desde aquel día no le he visto poco y con el paso del tiempo su
ausencia se ha convertido en algo placentero, ahora procuro rodearme de
quien no busca un interés en mí, sino de quien me valora como persona.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El destino quiso que las vacaciones del dos mil seis juntara a estos dos
«amigos» con el nuevo Miguel, el Miguel después de Zori, fue un regalo en
el sentido de que tuve la oportunidad de demostrar que sabía hacer valer mis
derechos, pero no dejó de ser desagradable, pues al no acceder a ninguno de
sus abusos, provocaba una reacción hostil por su parte hasta que la estación
de Atocha fue testigo de aquel último viaje.
Cuando crees haberlo perdido todo, hasta tus amigos de pega, el cielo te
regala lo que has estado buscando a lo largo de tu vida, encontrarte con una
persona que te respete y ame. Fue un día uno de Septiembre cuando conocí
a mi mujer Marga, la persona que me ha dado todo su amor, ternura y apoyo
en momentos tan difíciles como la pérdida de un padre.
Tenemos nuestra canción de amor, esa que nos gusta cantarnos alguna vez
en un karaoke porque identificamos su letra con lo que sentimos cada vez
que nos vemos, se llama Contigo aprendí, es la canción que simboliza
nuestro amor sincero, verdadero.
Mentiría si dijera que no ha habido crisis en nuestra relación, claro que las
ha habido y es muy probable que las tengamos también en un futuro. Pero
no tengo ninguna duda de que mientras continuemos basando la relación
sobre un pilar tan fiable como es el amor y respeto mutuo, seguiremos tan
unidos como el primer día.
Mi sobrina María, siendo muy niña, dio un consejo muy sabio a mi hermano
Javi y su mujer Pilar el día de su boda. Tan pequeña como ella era entonces,
les dijo, si en algún momento de vuestra relación os llegarais a enfadar,
debéis aprender a perdonaros y hacer las paces.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Noruega
El viaje a Noruega fue menos pretencioso del proyecto inicial, una primera
idea consistía en ir a Noruega, pasar a Finlandia y regresar por los países
bálticos. El viaje era en coche y contábamos con apenas veinte días, al final
prescindimos de Finlandia y los países bálticos por falta de tiempo y de
presupuesto.
Paris lo visitamos muy rápido, apenas recuerdo que subimos a la torre Eiffel
y salir a un café por la mañana y conseguir un café con leche sin tener ni idea
de francés, el caso es que me sonaba que se decía:
«Un café au lait s'il vous plaît» (Un café con leche por favor)
La camarera me puso el café con leche sin poner cara de pez, me entendió.
En otras vacaciones que visité Venecia, pedí un café con leche en español,
porque se menos de italiano que de francés aunque lo entiendo mejor, el
camarero me respondió:
«Capisco» (Entiendo)
Tras París viajamos a Amsterdam haciendo una fugaz visita de la que apenas
recuerdo haber tomado demasiadas cervezas, llovía mucho y al levantarnos
al día siguiente llovía más aún, con ánimo de huir de aquella borrasca
pasamos a Bélgica, desde entonces no nos abandonó el buen tiempo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pues no, resulta que cuando dijimos que éramos de Madrid, dijo, Oh, Real
Madrid. El joven noruego era aficionado al Real Madrid y cambió su
semblante por el de un amigo de toda la vida, nos dio los papeles y no dijo
que podíamos marcharnos.
A la vuelta a España sugerí la idea de pasar por Berlín, a mis amigos no les
pareció buena idea, como ninguna de las que salieran de mi boca, pero como
a esas alturas de viaje ya había advertido que mis amigos se habían aliado en
contra mía, no discutí ni traté de convencer a nadie.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Alguien propuso ir a otro sitio, yo les pregunté por un pub berlinés que vi en
un documental por televisión, al que se accedía desde una alcantarilla. Me
dijeron conocerlo, aunque pensaron que para aquel momento de la noche tal
vez sería más adecuado ir a una discoteca.
Pasé el resto de la noche riendo y bailando. Incluso recuerdo que cerca del
grupo había una japonesa a la que por confusión agarré como si fuera una de
mis amigas y nos pusimos a bailar.
Pensé que era una de las sevillanas que veían con nosotros, le pedí disculpas,
pero me dijo que no importaba, resultó ser muy simpática y estuvimos
bailando toda la noche. Acabó la fiesta y por fortuna aquel viaje.
Si hubo muchas fiestas y viajes como el que he relatado, viajes en los que era
más importante la velocidad que el simple hecho de llegar sanos y salvos al
destino. Apenas recuerdo dos o tres situaciones divertidas, cuando apenas
había un momento gracioso era estropeado por una falta de respeto.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Oud
El mes de mayo se incorporó al trabajo una nueva compañera de nombre
Leila. Los primeros días no adiviné de donde podría ser, tenía una mezcla de
rasgos blancos y negros, al principio pensé que pudiera ser latinoamericana.
Pero no hay mejor que preguntar para salir de dudas y eso hice al día
siguiente cuando coincidí con ella en el autobús de la empresa:
Por aquel entonces llevaba tiempo sin tener una relación con ninguna chica
y Leila era bastante atractiva. Legó el verano y comencé a ir a diario a
Guadarrama para bañarme en la piscina, Leila me acompañaba hasta el
intercambiador de Moncloa donde nos separábamos, creo recordar que ella
vivía en Villanueva de la Cañada.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ojalá ( )لكque Leila haya tenido suerte, imaginé que jamás tendría noticias
de ella. Al regreso de las vacaciones pude ver que ya no estaba en su sitio,
deseé que hubiera encontrado un trabajo mejor y me entristeció pensar que
tal vez no hubiera llegado a leer mi declaración de amor.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Esta noche, mientras escribo estas líneas, siento la necesidad de darte una
explicación Leila, poco después de tu marcha de la empresa, tuve la inmensa
fortuna de conocer a la que ahora es mi mujer, bajo la atenta mirada de un
león disecado, Marga. Ahora me parece increíble que días había estado bajo
tu embrujo, mora de la morería, pero al conocer a Marga, desapareciste de
mi mente como por arte de magia.
A los pocos días de conocer a Marga pude entender al instante que días atrás
había estado buscando en el pozo del deseo. Había hilado en mi mente una
historia de amor en la que yo era el sultán de Brunei y pretendía a mi bella
mora.
Pero Leila, cuando te entra por las venas el amor verdadero, el que estaba
experimentando por primera vez, el amor de Marga, todos los cuentos de
hadas que había ido escribiendo a lo largo de mi vida perdieron su encanto.
Leila, pocos días antes de llegar Marga escribí mi último cuento de amor del
que fuiste protagonista, no puedo negar que eras tan real como la vida
misma, pero todo lo demás formaba parte del mundo de los sueños.
Marga estaba allí en aquel momento y también está ahora, es real. A Marga
la quiero cada día más y ella me da su amor incondicional desde que sale el
sol hasta que vuelve a salir. Ayer mismo viví en una habitación de hospital el
desgarrador sentimiento de mi madre y mi tía por la pérdida de sus
respectivos maridos, sus amores verdaderos. Marga es mi amor verdadero.
Ha pasado poco tiempo desde que Marga y yo nos conocimos, ha sido tan
bonito este tiempo que olvidé la promesa que un día hice a mi amigo Don
Quijote de escribir mis andanzas el día que tuviera un final feliz, el libro de
mi vida, mi biografía, ya tenía ese final feliz que tanto ansiaba, pero estaba
en un estado de felicidad tal, que había olvidado por completo la promesa.
Recordé aquella promesa años más tarde, frente a un libro de obras de Pablo
Ruíz Picasso, ¡cuánta riqueza encerraba aquel libro! Apenas contaba con
algunos textos que explicaban el momento de la vida en que el artista creó
cada una de sus obras.
Hago este inciso, para recordar que ninguna culpa tuvo el chachachá de que
comenzara a escribir, la tuvo Picasso, fue el que encendió la bombilla de mi
cabeza mientras observaba su obra sentado en el recibidor de una empresa
en espera de otra aburrida entrevista de trabajo más.
A lo largo de mi vida he creado con mis manos torres de madera, alguna que
otra canción con mi guitarra, demasiadas aplicaciones informáticas y ahora
estoy inmerso en la creación más importante de mi vida hasta el momento,
mi biografía, empresa que recomendaría a cualquier persona, ¿imaginan
cuanto se puede aprender de uno mismo recordando sus propias vivencias?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Salsa
Cuántas veces podemos proponernos llevar a cabo un proyecto sin ni tan
siquiera comenzarlo, yo muchas, mis deseos de saber bailar salsa venían de
lejos, pero nunca había dado un paso para conseguirlo.
Con los años pude advertir que Leo se movía tan bien por una facilidad
innata de los negros para el baile, de hecho el profesor que iba a darnos
clases de baile Marga y a mí, era afrocubano.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Sospecho que si la única que da vueltas es la mujer, más que gozar, se puede
llegar a pillar un buen mareo. La salsa de competición creo que es campo de
los bailarines profesionales y del cual no puedo hablar mucho, pues lo
desconozco.
La música se siente con mayor intensidad cuando te mezclas con ella, los
músicos con la chica y el chico, con las otras chicas y los otros chicos
obteniendo como resultado una salsa callejera. Ay, mi hermanos salseros, la
salsa es de todos, no me quieran bailar ustedes solos en la pista, que el baile
es para que lo disfrutemos todos, gocen y dejen gozar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Quiero decirle a todos los heridos de amor del mundo, que nada hay más
lejos a la realidad que creer que un amor no correspondido es algo
insustituible.
A los pocos días, hizo otra vez la ronda por cada uno de nuestros sitios,
explicando que su novia ya había llegado de los Estados Unidos, pero que
traía malas noticias, hacía años que mantenía una relación con otro hombre
en aquel país y le había dicho que iba a casarse con aquel hombre.
Una de las normas que llevé a la práctica desde que comencé a trabajar allá
por los años noventa, fue la de no contar a nadie de mi entorno laboral
absolutamente nada de mi vida privada. No sé muy bien porqué tomé esta
decisión, tal vez porque creí que a nadie le importa lo que me ocurra y
porque me gusta preservar mi intimidad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Le dije que algunos les cuenta horrores que su novia les deje en paz, y aún
así en muy pocas ocasiones lo consiguen.
Mucho peor sería pasar la vida entera viviendo con alguien que no te ama, a
pesar de mi calvicie, se me ponen los pelos tiesos como escarpias solo de
pensarlo.
Ánimo, compañero, yo también pude sentir lo que tú, dos años antes, me
encontraba en la misma situación llorando a todo el que se ponía por mi
camino que mi novia me había dejado.
Los más osados no se dan por vencido, y pueden tratar de ganarse a esta
persona aunque no tenga ningún interés por ellos, ya sea por medio de
flores, regalitos o yendo detrás de ella cual perrito faldero.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
ENTE
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
29
N-
RAZÓN.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Letras de Canciones
Para Ti
Para ti, un comenta, bajo un fondo azul celeste, deja estela de color,
Para ti, una estrella, sueña con poder besarte, sueña con oír tu voz,
Para ti, luna llena, vela para ti, mi niña, vela para ti, mi amor.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La Mano
En alguna ocasión hemos sentido o creído sentir la presencia de algo que no
se puede explicar de modo científico, quien no ha estado alguna vez en una
reunión en la que se jugaba con un vaso o mediante una wija se invocaba a
un espíritu y sin aviso previo se oía una voz misteriosa o una simple mosca
se posaba en nuestra nariz y nos hacía estremecer.
No cabe duda que el ser humano por naturaleza teme lo espiritual, lo oculto.
Teme la noche cuando la probabilidad de sufrir cualquier accidente sea
mayor durante el día que la actividad es mucho mayor.
El verano del dos mil siete había sentido una presencia espiritual, pero sin ir
en su busca, cuando se lo conté a mi padre, lo más seguro que pensó, este
hijo mío está majara. Pero dada su diplomacia se limitó a decirme que lo
importante es que saliera ileso del trance y no le diera la mayor importancia y
así hice.
- 240 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ya tenía conocimiento por aquel entonces que los espectros verdes fosforitos
que vimos años atrás en el cementerio de Guadarrama no eran más que
fuegos fatuos, si vi alguno no me sobresalté. Debería estar obligado por ley
explicar a los niños de primaria que si se les ocurre saltar la valla de un
cementerio puede llegar a verse fenómenos extraños.
Se pueden ver las tumbas iluminadas por fuegos fatuos, que no son más que
la inflamación de ciertas materias en descomposición formando pequeñas
llamas y que se ven caminando por la tierra cual almas vagando en pena,
pero que no se asusten, ¡hombre!
Aún así, a mis trece años me resultaba difícil no recordar el vídeo que había
visto hacía escasos días de Michael Jackson, que ya le vale, con el vídeo de
las narices. Pues nada, que me eché a correr desde el cementerio hasta mi
casa que hay una tiradita del tirón, creo que tardé muy poquito y eso que hay
un ratillo paseando.
La vez que sí recuerdo como si fuera ahora mismo, fue en este verano del
dos mil siete, sentí una presencia donde no había absolutamente nada. Bien
pudiera servir como título de una película de terror, la mano que me agarró
un pie en la valla del cementerio de Comillas.
- 241 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Estábamos visitando Comillas en nuestras vacaciones del dos mil siete, nos
hospedamos en un hotel de San Vicente de la Barquera, pueblo muy bonito y
el lugar en el que estaba ubicado el hotel era ideal para descansar por si
ubicación estratégica frente a la bahía.
Al entrar pudimos comprobar que las tumbas no eran tan antiguas como la
apariencia que pudiera dar el aspecto exterior, vimos a unos visitantes
extranjeros que debieron entrar por el mismo motivo que nosotros, por
despiste. Si nos llamó la atención y nos causó tristeza ver que alguna tumba
se trataba de algún niño de corta edad.
Cuando miré hacia atrás y pude ver la escultura de un ángel espada en mano,
me pregunté si tal vez no se tratara de un ángel custodio que posiblemente al
presenciar la fechoría del diablillo que me sujetaba la pierna con su mano, de
un sablazo se la sesgara evitando así que me estrellara de bruces contra el
suelo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Las vacaciones del año anterior habían sido en compañía de los «amigos»
que a veces se pagan las cañas y confieso que en ocasiones llegaba a pensar
si el raro era yo, en muchas ocasiones me hacían dudar. Pero estando con mi
mujer pude corroborar que esos «amigos» eran peor que las hienas del
desierto.
Con Marga todo era sencillo, disfrutamos mucho de cada uno de los sitios
que visitamos, el plan que teníamos era por la mañana ir a la playa y por la
tarde hacer alguna excursión, ya no recuerdo la cantidad de sitios que
visitamos en tan solo una semana. De noche salíamos a dar un paseíto y a
tomar algo.
Comillas era un pueblo muy llamativo, recuerdo dos lugares mágicos, uno de
ellos fue el capricho de Gaudí, con esa arquitectura tan peculiar que te
transporta al país de las maravillas sin apenas darte cuenta, un lugar muy
tranquilo y bello.
Otro lugar que resultó mágico era la casa de los duques de Almodóvar cuyas
paredes estaban adornadas de verde, bromeábamos con la idea de comprar
la casa para irnos a vivir allí. La verdad que creo difícil encontrar un lugar
más tranquilo y bello que Comillas.
Como podíamos regresar por la tarde, nos fuimos a Luarca, lugar donde
había veraneado de niña Marga y al que le hacía ilusión regresar. Aunque ya
lo conocía, me resultó placentero volver a ver ese pueblecito pesquero tan
bonito.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Pude oír el relato de un marinero que cayó al mar desde su barco y fue
rescatado horas después por otro, dijo que tuvo que matar a alguna que otra
gaviota para que dejaran de picarle mientras luchaba por sobrevivir. Quizá
debíamos quitarles ya el título de carroñeras, pues también les gusta la carne
viva.
Aunque es injusto pensar que solo las gaviotas tienen similitud con las
personas, a ver quién puede decir que no se le ha puesto cara de pez alguna
vez, sin ir más lejos, a mí se me puso cara de pez ayer, cuando recibí una
llamada de Inglaterra, lo supe por el prefijo +44 y por el acento del
interlocutor. A ver si un día de estos me pongo las pilas con el inglés, el caso
es que algo le pude entender, dijo algo así:
Otra de las visitas de nuestras vacaciones fue a Santiago, si, han oído bien, a
Santiago, quinientos y pico kilómetros a la izquierda de donde estábamos.
El caso es que estuvo muy bien la comida que nos dieron en Mondoñedo,
vimos la iglesia de Santiago, no pusimos la mano en el santo porque había
cola, nos hicimos un par de fotos, nos tomamos un café que nos sirvió el tío
más antipático de Santiago y nos dimos media vuelta. La iglesia es muy
bonita.
El otro viaje un tanto extraño fue al otro lado, al derecho, fuimos a Santoña a
comprar unas anchoas, nos comimos unas sardinas muy ricas, pero comimos
en Laredo, la peor paella del mundo, si quieren probarla, la tienen en Laredo.
Espero que los paisanos de Laredo tomen con humor mis palabras, y las que
me dijo un compañero de trabajo que era de Santoña, que decía que lo mejor
que tenía Laredo eran sus vistas. Y es que Laredo y Santoña están enfrente
un pueblo del otro, es por eso, que ambos piensan que el otro pueblo tiene
unas vistas maravillosas.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Madre
No tenía previsto hablar de mi madre en este momento del libro, pero la vida
me ha indicado que es en éste preciso instante en el que debo hacerlo. La
vida es dura y esta misma tarde, cuando me encontraba transcribiendo la
partitura que un día escribimos Marga y yo, me ha llamado mi hermana
Carmen, la mayor.
Ayer mismo por la tarde hablé con mi madre e hicimos planes para ir a
comer el próximo domingo a su casa, ahora eso no va a ser posible, al
menos, como lo habíamos pensado.
En estos momentos de confusión en que tan solo sé que tiene algo serio pero
según le han dichos los médicos a mi hermana no parece extremadamente
grave como ocurrió con mi padre, me siento con fuerzas para describir a mi
madre y sirvan estas letras como homenaje a esta maravillosa mujer que
ahora está sola en una sala de hospital.
Mi madre nació el día 24 de octubre del año mil novecientos treinta y cinco
en Madrid, cuando se declaró la guerra civil española ella apenas contaba
con unos pocos meses, vivió las duras consecuencias de la guerra y conoció
las calamidades que se pasan en la posguerra.
Es evidente que en ella dejó huella por tantas y tantas veces que de esta
primera etapa de su vida nos ha hablado, siendo apenas un bebé percibía
que aquella situación que le tocó vivir era dura en extremo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
En aquella visita pude charlar con Abundio, un señor de pelo blanco que
resultó ser el tío de mi primera novia, Maite, aunque solo fuimos novios
durante un verano y tan solo teníamos ocho y seis años, me gusta hablar de
este noviazgo, pues fue un amor inocente y puro.
Algunos lectores podrían pensar que Abundio debía ser un señor de pueblo
con escasa cultura y si me apuran tonto, como aquel dicho popular de eres
más tonto que Abundio.
Nada más lejos de lo que pudieran pensar, Abundio era una de las personas
más cultas que había conocido hasta el momento, he hecho me contó que
compartía libros y muchas charlas sobre historia, gran afición que
compartían los dos. Abundio me hizo sentir en pocas horas, como alguien
muy querido, hablaba con gran amor y respeto de mi padre, era evidente que
en los años que mi padre vivió allí había hecho grandes amistades y Abundio
fue uno de sus mejores amigos.
Mi madre por aquel entonces tenía ya cuatro niños y recuerda con mucho
afecto a la señora Antonia, una buena vecina que le ayudaba en todas las
tareas que podía y de la que me ha contado que fue para ella como su madre,
en ausencia de la suya se encontraba entonces en Madrid.
En la visita, la hija de la señora Antonia que se llama Chon, nos preguntó por
mis hermanos mayores y me contaba que recordaba mucho a mi hermana
Paloma de niña.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
No es extraño que toda la familia andemos con el corazón roto desde que se
mi padre nos dejó el pasado mes de marzo, se ha respirado tanto amor en
esta familia, que quedamos casi sin aliento ese día tres de marzo.
Pero no quiero dejarme llevar por la melancolía, cuando ellos han sido tan
divertidos, y nos han hecho pasar momentos tan entrañables. Mi madre
siempre ha querido mucho a uno de los amigos de mis hermanos mayores,
Conrado, él había estudiado peluquería y en ocasiones venía a casa a cortar
el pelo a mi madre y alguna hermana.
Conrado enfermó hace unos años y murió, era un hombre con buen corazón
y todos sentimos mucho su pérdida. Recordamos con especial cariño aquel
día en que se quedó a comer Conrado y tuvieron una conversación sobre
cucarachas Conrado y mi padre.
Cuando decía que las cucarachas que él había visto tenían alas, lo decía, por
era verdad que las había visto y en ningún momento trataba de quitar
veracidad al hecho que relataba Conrado, sino, más bien, corroboraba que él
también las había visto, pero que además de ser enormes, las que había visto
tenían alas.
Pero si le faltara poco con este don, además lo complementa con una enorme
sensibilidad y humanidad hacia los que le rodean, es de las personas a la que
más admiro por su calidad humana.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
20. Maestro
Jóvenes Promesas
Que el mundo es injusto, es algo que nos resulta familiar. Cuando las
injusticias te sobrepasan sin poder hacer nada para remediarlas, solo te
queda el recurso de la denuncia.
Tras varias horas de espera, llegó mi mujer de trabajar, menos mal, si venía
el cartero a casa ella podía recoger el cheque en mi ausencia y mientras yo
podía ir a buscarlo. Tardé exactamente cinco minutos en localizarlo. En
correos no lo tenían, me enviaron al almacén de cartas, a pocos metros de
casa y allí me lo entregaron.
Gracias a Dios, sin mi cheque no puedo pagar la luz, el agua, el gas y lo más
importante, no podría seguir escribiendo mi libro. El cheque es el finiquito
cobrado de mi último empleo. De este empleo, salí despedido cual ciervo en
celo, la causa, una mujer.
Esta compañera era una joven promesa, un chica jasp (joven aunque
sobradamente preparada), aunque he oído otras versiones de jasp, la propia
de los que no estudiábamos mucho (julio, agosto y septiembre puteados).
Una mujer que hace tan bien todo, que cree que todo a su alrededor está mal
hecho.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El caso es que la chica jasp se despachó a gusto conmigo, eso sí, utilizando
una ironía peculiar, una chica muy sutil. Seguramente que gozaba de esos
momentos, creyendo que iba a pasar años atormentándome con su mala
idea, con su maldad sin causa.
Yo les mandaría un mensaje a todos los chicos jasp del mundo. Hay palabras
en este mundo, que son bellas, una de ellas es la palabra humildad, otra
palabra digna de investigar es el respeto. Seríais mucho más jasp si un día al
despertar, os dierais cuenta que no soy perfectos.
Resulta tan absurdo comparar, pensar que se es mejor que otra persona y
basar esta premisa en ideas poco sólidas. Creo que es muy posible que este
tipo de proceder sea una consecuencia de los pésimos modelos que nos
daban en los días de escuela. ¡Debéis ser competitivos!, que no se siga que
en nuestra escuela no os enseñamos a comeros el mundo.
Que la escuela es un bien necesario no lo dudo, pero debo ser muy crítico
con algunos métodos de los que fui testigo y que creo más afines a la edad
media que a los días en que vivimos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ella supo que el resultado de sus exámenes había sido desastroso, pero
aprendió una importante lección en su vida, siempre que mantuviera al
profesorado contento, lograría su permanencia en su puesto de primera
dama.
- 250 -
Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Cuando hablas con un entrevistador, puede ser dicha persona sea consciente
de que tú, el entrevistado, también estas observando muchos detalles, desde
que entras por la puerta de la empresa hay numerosos detalles que no te
pasan desapercibidos.
Pero los peores, quizá sean los prepotentes. No hace mucho tiempo, uno de
los seres más despreciables que pueblan el planeta, me amenazó. Su
amenaza consistía en que iba a hacer todo lo posible para que no volviera a
trabajar nunca más en ninguna otra empresa.
Qué desgraciado se debe ser para amenazar a una persona, con no volver a
trabajar nunca más. ¿No estamos ante un maltratador?, no quiero ni pensar
la mala vida que puede dar este ser a su mujer y a sus hijos. Ante el
maltratador, tolerancia cero.
Todo aquel que utiliza el poder para hacer daño a alguien, tiene miedo a
perder, y su única manera de ganar, es aprovechando la desigualdad. Qué
fácil era ponerle la mano encima a Gandhi, ¿quién puede hacerlo ahora?
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ese es su principal defecto, que necesita que todo el mundo esté al tanto de
sus malos tratos, ya sean físicos o mentales.
Las herramientas con las que se vale un maltratador para realizar sus vilezas
son diversas, la más común es la fuerza física, cuando no puede de este
modo, entonces arremete con la cabeza.
Por este motivo, se me ocurre pensar que luchar contra las acciones de un
maltratador pueda resultar poco efectivo, siente una necesidad imperiosa de
demostrar lo machote que es y que los tiene bien puestos, y cuando aparece,
¡todos firmes!
Se siente muy importante en el bar con los muchachos, hoy invito yo, que
soy muy hombre, pero, qué pasaría si al maltratador le trasladamos de su
ambiente habitual. Vamos a llevarnos a nuestro maltratador a una sociedad
diferente de la que está viviendo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Todas las acciones de nuestro protagonista son vistas por todos los
espectadores, desde la primera paliza que le dio a Eduardito, que había
osado a robarle a su chica, la más bonita de su clase, ¿cómo podía atreverse?
Pero la película no ha hecho más que empezar, ahora sale el con su aspecto
actual, se comienza a ocultar tras su chaqueta para que nadie lo reconozca,
el público presencia las palizas y humillaciones públicas que infringía a su
mujer e hijos.
Al ver cada una de sus acciones, los presentes que jamás habían visto algo
semejante, pues viven en el planeta del bien, se horrorizan, lloran, no pueden
creer lo que sus ojos están viendo, ruegan al proyeccionista que pare la cinta
inmediatamente.
En realidad no creo que el fuego haga ni la mitad de daño del que puede
llegar a hacer el maltratador con sus actos cobardes y mezquinos, podríamos
llegar a comparar ese fuego con una caricia al lado de el dolor que su mente
perversa puede infringir en una persona.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
La Vida
Por el año dos mil tres estaba en casa charlando con mi padre sobre la vida,
tuve ocasión de tener bastantes conversaciones debido a que en ese año la
empresa en la que trabajaba me dio la patada.
Otra de nuestras conversaciones era sobre dejar de fumar, entonces los dos
éramos fumadores y le explicaba todas las técnicas que había oído, según
decían no debía ser muy difícil, a lo que él me replicaba, está muy bien la
teoría, ahora llévalo a la práctica. Eso de llevarlo a la práctica no resultaba
tan fácil como contaban.
¡Qué mentalidad tan maquiavélica la del ser humano!, que cree que por ser
mayor a uno le queda menos, cuando estamos viendo a diario en las noticias
que la parca no entiende de edades, que está ahí y en cualquier momento
puede agarrarnos.
Estuve hace dos años por los santos con mi mujer llevando flores a la tumba
de sus abuelos paternos, al regresar nos encontramos con el encargado del
cementerio, un señor de avanzada edad, preguntó por el estado de salud del
padre de Marga, le dijo que estaba mejor, pero que podía ir a verle.
Lo que hace la deformación profesional, que uno puede llegar a creer que ha
adquirido el papel de la parca, no sé realmente si lo que pretendía era hacer
una broma, lo que si parecía de sus palabras era poseer el don de la
eternidad y ese no lo tiene nadie.
Al poco tiempo falleció, es algo que debemos tener presente, la muerte está
ahí y no creo que se deba temer, pero tampoco ser de la creencia de que eso
con nosotros no va. La vida no es segura, la muerte sí.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Quizá lo asociamos con lo malo, no creo que sea ni bueno ni malo, ni algo
con lo que obsesionarse, aunque si motivo para saborear la vida mejor, para
dar gracias a la vida, agradecer todos los nuevos días, la muerte es dolorosa
para los que quedamos, si hay fe el dolor es menor.
Que el domingo nos entre la depresión pre semanal, que a la vuelta de las
vacaciones tengamos la depre pos vacacional, es escaqueo es una forma de
vida poco estimulante, si tienes que fregar los cacharros no lo pienses tanto,
hazlo.
Cuanto antes lo hagas menos vas a sufrir e incluso si lo tomas como una
tarea más y no te descompones pensando lo desagradable que es, vivirás
mejor.
Al día siguiente el «amigo» informó al resto que los cacharros estaban sin
fregar y a todos les parecía caer el mundo encima pensando en tan tortuosa
tarea.
Parece que a ninguno de los presentes les gustó el hecho que me levantara
sin rechistar, hasta me pareció que a alguno de ellos les hubiera gustado
haber estado en mi lugar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Siendo yo una persona que no ha leído mucho sobre cultura oriental, debo
reconocer que en algunos aspectos de mi vida guardo cierta similitud con su
modo de actuar ante determinadas situaciones, pude leer no hace mucho
que consideran noble de espíritu al que hace las cosas por sí mismo en lugar
de dar instrucciones de cómo hacerlo.
Cuando me levanté a fregar los cacharros sin pestañear, a pesar de que sabía
que el resto se iba a burlar de mis actos, ignoraba que una cultura milenaria
aplaudía mi actitud, aunque solo sea por eso, me enorgullece mi modo de
actuar en aquella ocasión.
Habían pasado las navidades y comenzaba el nuevo año dos mil ocho, el día
uno del año es un día especial para el recuerdo, era la fecha de cumpleaños
de mi abuela Manuela y en este día siempre íbamos a comer a casa de la
abuela.
El día treinta y uno de Enero, día de San Juan Bosco, fecha que no olvido
como antiguo alumno salesiano que soy, es el día de cumpleaños de mi
mujer. Al ser mi cumpleaños poco después del suyo, el día doce de Febrero,
decidimos que sería buena idea que los celebráramos juntos.
Fue una celebración muy divertida y lo debimos pasar bastante bien a juzgar
por la foto que puedo ver en la salita desde la que escribo en la cual posamos
los dos muy sonrientes. La celebración fue el sábado nueve de febrero, el
Miércoles trece, al regresar de casa mi padre se encontraba mal, al parecer
no le habían sentado bien la comida.
La cara que tenía era de mucho dolor, hacía mucho tiempo que no veía esa
expresión en su rostro, al menos desde el año de su jubilación que tuvo unos
dolores muy fuertes de espalda. El nunca quiso molestar y siendo médico,
quería evitar molestias innecesarias o tal vez sospechó el desenlace y tuvo
miedo, así es que nos dijo que era mejor que esperásemos a ver si se le iba
pasando poco a poco.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Le dije a mi mujer que iba a aprovechar para reír, porque mucho me temía
que me iba a tocar llorar pronto. Fui al hospital, estaban mis hermanos y mi
madre, les habían dicho que probablemente le operarían esa noche,
estuvimos algunas horas de espera y dijimos a mi madre que fuera a dormir y
nos quedábamos mi hermano Fernando y yo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
El Viejo Pescador
Me encuentro en la recepción de una empresa antes de realizar una
entrevista de trabajo, a diferencia de otras empresas cuya recepción está
repleta de revistas de economía o de informática, esta empresa solo tiene un
libro gordo sobre la mesa.
En una ocasión en Praga, un señor muy mayor me miró con una cara muy
parecida a la del viejo pescador, con cara de decir, yo me voy ya, pero tú
tienes faena, hazlo bien, daba la sensación de que se ese señor estaba
despidiendo, pero con cara de haberlo hecho bien.
Pensé que si Picasso comenzó su obra con catorce años, quizá a mis
cuarenta años era el momento de mostrar al mundo mi obra, de que se
conociera mi vida, llena de anécdotas insólitas, divertidas y algunas muy
arriesgadas, la vida de un soñador que se encuentra solo cuando le rodea
mucha gente.
El intento de contar mi historia duró poco, tan solo creo que llegué a escribir
una página, pero enseguida me di cuenta que no era aún el momento de
contar mi biografía, estaba en plena transición, aún me afectaba demasiado
lo que estaba contando y no podía relatar de un modo objetivo lo que
acababa de vivir.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Tenía dinero, una vida sexual intensa, muchos «amigos» con los que
divertirme, había viajado por América, Europa y África por tierra, mar y aire,
no tenía una hipoteca, pero no la necesitaba, tenía poder. En mi profesión
había llegado a lo que muchos desean, trabajar poco y ganar mucho.
¿Qué más se podía pedir?, tal vez se me olvidó pedir un tercer deseo a la
lámpara de Aladino, la eternidad. Error o no, el caso es que no poseía ese
don. Menos mal, con el tiempo he visto que ese tipo de vida que llevaba no
me gusta nada, y que estar condenado a una eternidad viviendo así, no me
resulta atractivo.
Hace pocos días realicé una entrevista de trabajo con una psicóloga, me hizo
bastantes preguntas sobre cómo me consideraba yo mismo, qué imagen
tenía sobre mi persona. Y además me pidió algo imposible, que trasladase
mi mente a los que me rodean, es decir, que me pusiera en su mente y me
describiera.
¡Cuán feliz sería si el estado español me diera la invalidez!, pues ese título
horroroso llevaría consigo una pensión para subsistir. Pero no, el estado me
considera apto y las empresas no apto, mientras navego en el limbo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Me sonó a chiste que este chico diera tanta importancia a la opinión de los
demás para medir su inteligencia, era como si tuviera su inteligencia impresa
en un diploma. Yo le dije que era un desastre en los test de inteligencia del
colegio.
Sin preocuparme de lo que vendrá, que no tengo idea de lo que pueda ser.
No adivino el día de mi vida en que haya conseguido algo positivo por
sentirme preocupado, ni creo que llegue a vivir ese día.
Son tantas las etiquetas que han tratado de ponerme a lo largo de mi vida, y
precisamente los que en teoría debían conocer más y mejor la mente, me han
demostrado conocer muy poco o prácticamente nada, son los profesionales y
estudiosos de la mente los que más empeño ponen en etiquetarte o lo que es
peor, en obligarte por medio de la coacción a que te etiquetes tú mismo, de
lo contrario serías un ser peligroso con identidad propia y personalidad.
Creo que se ha creado una escuela de malas prácticas psicológicas, y tal vez
las empresas que tanto parecen estar interesadas en que se las identifique
por su calidad, tal vez deberían hacerse mirar su propio departamento de
recursos humanos.
Pero como en todo en esta vida, hay excepciones, encontré una excepción en
una profesional de la mente, una psicóloga que me entrevistó hace escasos
meses, rara excepción que tuviera sentimientos y es más, me abrió su
corazón de par en par, me contó haber perdido a sus padres en un corto
espacio de tiempo y que su novio no parecía hacerle mucho caso.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Agradecimientos
A mi Familia
Llegado el final de mi biografía, Zori, quiero dar las gracias a los míos por
ser tan buena familia. Yo nací hace unos cuarenta años en Madrid, como era
tradición en mi casa, todos habíamos venido al mundo en nuestra propio
hogar, son la ventajas de tener un médico en casa y con la experiencia en
haber asistido muchos partos a lo largo de su vida.
No sé qué número hacía el que acababa de asistir, pero por fortuna salió
todo bien, al igual que había ocurrido con el resto de mis hermanos. Era el
número seis de los hermanos y aunque aún no lo sabía, iba a ser el benjamín
de la casa.
Debió ser muy dolorosa su pérdida para mi padre, porque le pilló en plena
juventud, debía tener unos diecisiete años cuando murió. Apenas hablaba de
él, y cuando lo nombraba por alguna circunstancia, se notaba tristeza en su
semblante y cambiaba de tema.
Mis primeros recuerdos en las visitas a casa de mi abuela son algo dispersos,
recuerdo que me gustaban mucho los colines y siempre andaba pidiéndole a
mi abuela, también recuerdo que tenían un periquito que debía andar suelto
por la casa, pero siempre cuando no estábamos los hermanos, me imagino
que para salvaguardar su integridad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Mi tía Mercedes murió un año antes que mi abuela, debía tener alrededor de
cincuenta años y desde que enfermó todo ocurrió muy rápido, en apenas una
semana tras comenzar a encontrarse mal. Era la única que conducía y nos
dejó un Seat 127 blanco.
De este coche guardo buenos recuerdos, era un coche muy cómodo y fácil de
manejar, con él hice unas cuantas excursiones.
En los viajes largos todos los camiones tenían que adelantarte y había que
hacer unas cuantas paradas para proveerlo de agua, cuando habrías es capó
el depósito de agua parecía una cafetera y había que esperar un rato para
abrirlo.
El 127 era tan cómodo, que una mañana cuando me iba a trabajar me
encontré un hombre durmiendo en él. Cuando abrí el coche le di los buenos
días.
El señor se alarmó y salió a toda prisa del coche, pensando quizá que yo
estaba enfadado. No me había enfadado en absoluto porque no había hecho
ningún daño en el coche, lo había abierto con una navaja sin dañar la
cerradura, tampoco estaba el coche sucio.
Era una mañana fría de Enero en Madrid, los asientos del coche tenían unas
fundas que parecían pieles, muy cómodas y que abrigaban. Si hubiera estado
en el lugar del casual inquilino del coche, seguramente no hubiera dudado
en entrar a dormir. Me lo tomé como un halago y me fui a trabajar tan
contento en el 127 de mi tía.
Mi hermano Javi es el número cinco, no hay quinto malo. Desde la época del
instituto hasta que se echó novia, compartimos amigos, instituto y
universidad.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Son muchas las anécdotas que podría contar con mi hermano Javi, aunque
quizá al ser tantas, se agolpan como un embudo en la mente y no salen con
facilidad.
Una que recuerdo con alegría es cuando estábamos en un bar del barrio de
Lavapiés y nos tomábamos las últimas cañas porque se acababa ya el dinero.
Nos quedaba una moneda de 25 pesetas, la echamos a la máquina y nos
tocaron 5000 pesetas.
Son las únicas veces que recuerdo haber sacado provecho de las máquinas
tragaperras, en alguna ocasión he echado alguna moneda de sobra, pero no
he vuelto a sacar nada de ellas. Si acaso he conseguido alguna vez volver loca
a una máquina expendedora de coca-colas o de bollos. Volviendo a Javi, es
un buen amigo y hermano, te quiero brother.
Mi hermana Paloma es la número cuatro, ella tiene dos hijos, mis sobrinos
Víctor y María. Ella trabajó un tiempo en la misma empresa que yo, era en la
época en que aún no había comenzado mi éxodo empresarial, mi primera
empresa, debo ir ya por la veinte, un día de estos pediré una vida laboral por
curiosidad.
Esta compañera trabaja ahora en una librería, quién sabe si tal vez en alguna
ocasión venda un libro en el que, sin saberlo, se la nombra y aquello que se
dice es bueno. Ahora pienso que casi había olvidado que alguna vez tuve
compañeros de trabajo de verdad.
Compañerismo, que palabra esta, ¿por qué a algunos les cuesta tanto ser
buenos compañeros?, ella era buena compañera, mi primer cliente resultó
ser, por casualidades de la vida, un compañero mío de colegio, menos mal
que ella me ayudó y pude quedar bien.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Para decir códigos y letras decíamos por ejemplo «L» de Lérida ya que por
teléfono no siempre se entiende bien lo que se dice, o se pueden confundir
letras. La chica jasp que estaba al otro lado del teléfono, debía creerse muy
graciosa le dijo a mi compañera:
Alguna vez hemos hecho alguna Jam Session (Reunión informal de músicos,
con o sin afinidad temperamental, que tocan para su propio disfrute música
no escrita ni ensayada) en Guadarrama. Una Jam Session no se puede
describir con palabras, solo con música, Es un grado más de sentimiento, de
realidad, que lo que pueda ser un concierto.
Guadarrama fue punto de encuentro para todas las Jam Session, casi siempre
coincidían con alguna celebración. Cuando era mi cumpleaños, solíamos ir a
la Jarosa a hacer una barbacoa, luego nos tomábamos un café y la fiesta
continuaba con una Jam Session en casa.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Recuerdo una ocasión estando con unos amigos en una discoteca de Madrid
cuando se acercó un chico que no conocía y me preguntó que si era hermano
de Fernando, le dije muy sorprendido que sí y que como había logrado
reconocerme como su hermano, me dijo que me reconoció porque tenemos
gestos similares.
Desde las primeras guitarras hasta las últimas se ha notado una evolución de
calidad de sonido y acabado prodigiosa. La diferencia de tocar su última
guitarra a la primera es similar a la de conducir un Mercedes o un Seat 600.
Le apasiona la lectura, y no me cabe la menor duda que ella está mucho más
capacitada para escribir que yo. Ella tiene una formación literaria muy
extensa, es una persona con una capacidad de estudio excepcional, rasgo
éste último que siempre he admirado.
Su marido Paco es como un hermano porque le conozco desde que era muy
pequeño y se ha portado siempre como un hermano mayor. Le digo a mi
sobrina Laura lo mismo que a Víctor y a María, tiene mucha suerte de tener
unos padres tan buenos.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Va dedicado el libro con especial cariño a mis tres sobrinos, deseo que
aunque la vida no les prive de dificultades, que nadie se libra de ellas, les
proporcione el suficiente ánimo para afrontarlas, no es fácil pero corre sangre
de luchadores por vuestra venas, ¡ánimo!.
Mis sobrinos son tres Víctor el mayor, Laura la que sigue y la pequeña
María. Víctor y María son hermanos hijos de Paloma y Laura es hija de mi
hermana mayor Carmen.
Se nota que los tres han heredado los genes de mis padres, porque se quieren
mucho aunque tengan su geniecillo también heredado de sus abuelos.
Ni que decir tiene el mazazo que les produjo la pérdida del abuelo, en
especial a Laura que hacía pocos meses había perdido a su abuela materna.
A veces la vida nos da el mazazo y cuando apenas tenemos tiempo de
reponernos, vuelve a la carga.
Pero los tres son muy valientes para enfrentar los momentos duros, rasgo
también heredado, son muy inteligentes y bastante más guapos que sus
generaciones anteriores.
Esto es algo que debería analizar en alguna ocasión, por qué las nuevas
generaciones son mucho más altos y guapos que nosotros.
Laura estudia idiomas y se le dan bien porque cuando han viajado Carmen y
Paco con ella al extranjero aún siendo niña hacía de intérprete y gracias a
ella podían comer y dormir.
Creo que la sociedad no está preparada para soportar que los demás sean
inteligentes y vosotros lo sois por naturaleza, os servirá de ayuda tratar de
disimular vuestra inteligencia para evitar que os lleguen a envidiar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
«Es mejor pasar por esta vida por tonto, que serlo»
Lo que creo que quería decir vuestro abuelo, es que no es necesario expresar
todo lo que se siente, que a veces es bueno callar y no por ello se es menos
valiente, siempre gana el que evita el enfrentamiento.
De Javi: Generosidad
De Paloma: Bondad y capacidad de organización
De Fernando: Don de la palabra, sentido rítmico y del humor
De Santi: Gran imaginación y visión espacial
De Carmen: Capacidad de estudio y memoria
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Mi mejor amigo de niñez fue mi abuelo Tomás, con el iba a todos los sitios,
desde por la mañana que íbamos al roto de la casa de campo a ver a mis
otros amigos que rondaban los ochenta años, que me regalaban los piñones
que habían recogido.
Nos llevaba el señor Ángel en su Symca 1000 de color café con leche. Por la
tarde nos íbamos a buscar a mi madre que ya volvía del trabajo hasta el
cementerio de San Isidro.
Mis padres, los que me crearon, soy sangre de su sangre y les estoy
agradecido de ser unos padres ejemplares. Cuando comencé este libro, dije
que ya estaba preparado para contar mi historia porque ya no estaba
implicado emocionalmente y contaba mi historia desde la perspectiva de un
espectador.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Mi abuelo materno, Tomás Gutiérrez trabajó muy duro desde niño, todos
sus hermanos empezaron trabajando muy jóvenes, cuenta que en su primer
trabajo en una bombonería, les empacharon de bombones el primer día para
que no tuvieran tentaciones de probarlos más, al parecer debió surtir efecto
porque cierta manía si debió coger a los dulces.
Mi abuela materna, Francisca Álvarez era una mujer muy religiosa, de ahí
que según ella contaba, gracias a su fe incondicional, pudo salvar la vida
cuando, estando en guerra, llevaba a mi madre en brazos y el destino lanzó
una bomba a escasos metros de ellas, afortunadamente el destino también
quiso que dicha bomba milagrosamente no estallara.
Las dos hermanas eran hijas del segundo matrimonio de mi bisabuelo, que
al parecer debió poseer tierras y bastante dinero, aunque dicen las malas
lenguas que le gustaba jugar y la buena vida.
Como bien decía mi abuelo Tomás, el mejor dinero es el que con esfuerzo es
ganado. Ya que no heredamos un duro, quizá nuestra mejor herencia haya
sido la espiritual.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hay frases que no se sabe si se han oído alguna vez a alguien o no se han
oído nunca, ésta en particular, creo que es de cosecha propia, parece absurda
pero no lo es, dice así:
«Es mejor no tener nada y tenerlo todo, que tenerlo todo y no tener nada»
El yin y el yang, es bien sabido que simboliza el bien y el mal, pero, ¿sabrían
decirme ustedes qué es lo bueno y qué es lo malo cuando se despierta en una
isla desierta?
A. Tener mucho dinero para comprar un billete directo a casa sin escalas.
B. Tener la cabeza en su sitio para lograr sobrevivir.
Queremos tener todo sin esfuerzo ya, queremos la chica más guapa sin
fijarnos en cómo lleva amueblada la cabeza, sino en su volumen de pechos.
A propósito, recuerdo una pintada de mi barrio ¡Queremos chaleses ya!
Fui a la agencia de viajes, que me estaban muy agradecidos por haber ido a
devolver un ingreso erróneo de 1500 euros meses atrás y hicieron todo lo
posible para encontrarme vuelo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Eran las once de la mañana, tenía un vuelo dentro de dos horas. Algún
eurillo si debía quedarme porque llamé a un taxi que me llevó a casa, recogí
la ropa, la guitarra y salimos en el taxi camino del aeropuerto. De camino
recordé a mi amigo de Sierra Leona Ali, que trabajaba con su mujer en una
fotocopiadora.
Era muy simpático Ali, era de negro y su mujer blanca (como las fotocopias)
y gallega. Me decía su mujer que le gustaba mucho la guitarra, en alguna
ocasión debí fotocopiar alguna partitura y me preguntó Ali que si era
músico, y al ver mi apellido, ah, tú tocas la guitarra, por eso tú nombre es
«Guitarrez». Que no, que es Gutiérrez.
Decidí que llevaba mucho peso y dije al taxi que parase un minuto en la
fotocopiadora, no estaba Ali, pero le entregué a su mujer la guitarra para Ali
y unos vídeos de aquel que años atrás me bautizara como músico. Me
agradeció el gesto y me dijo que Ali iba a dar saltos de alegría, que muchas
gracias.
Mi madre es una mujer muy querida por todo el mundo y también muy
envidiada. De una fortaleza inmensa para criar a seis fieras y conseguir
sacarnos adelante pese a que no nos hemos portado todo lo bien que
hubiéramos podido.
Que el menor de tus hijos te diga que te quiere mucho significa que has
sabido repartir el amor a cada uno de ellos, sin distinciones, has sido una
madre justa y equitativa. Qué buenos momentos hemos pasado toda la
familia de vacaciones, los seis hijos, los padres y el abuelo. Hay una foto de
aquella época en el monasterio de Piedra en la que estábamos los seis en fila,
desde el benjamín a la mayor.
Qué buena maestra, que aparte de las magistrales lecciones que hayas
podido dar a todos los alumnos a los que diste clase, nos enseñaste la mejor
lección, que nos respetemos y nos queramos todos los hermanos, que
aprendiéramos desde muy pequeños a valernos por nosotros mismos, a ser
día a día más independientes.
A ti, madre, te dedico este libro de mi vida, porque eres pieza fundamental
de ella, y lo sigues siendo hoy en día, dando cariño a mi nueva familia
formada por mi mujer Marga y yo, ese amor de madre que se te escapa no
solo a tus hijos, sino a tus yernos y nueras.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Me llenó de emoción, el día que nos dejó el tío Alejandro, que la tía Rosario
en ese momento tan doloroso que estaba viviendo, al saludarle Marga, le
dedicara una sonrisa y le dijera que le parecía una chica majísima.
Sí que es verdad que tengo buen ojo, o tal vez el destino, que hizo que nos
encontráramos ante la atenta mirada de un león disecado, en una discoteca
del centro de Madrid. Lo cierto es que soy feliz, amar y sentirse amado es
una combinación no siempre fácil, la he encontrado y por ello me considero
muy afortunado. Afortunado espiritualmente, porque la verdad es que no
tengo un duro.
Aparte de dedicarte este libro mamá, quiero darte todo el ánimo del mundo
en este momento, también a mi tía Rosario, las dos estáis pasando por el
momento quizá más duro, la pérdida de la persona con la que habéis
compartido todo.
Fui el último que pude hablar con papá, se llevó el beso que me encargaste
para él, me despedí de él sabiendo los dos, que quizá era la última vez que
nos volveríamos a ver. Me entregó su audífono, su alianza para dártela a ti y
me dio un beso con valentía como un Sáez, había hablado ya con sus colegas
sabiendo la situación. Sabía que le iban a intentar salvar la vida, pero que era
muy difícil, quizá él tuviera idea de la situación con más certeza que los
propios cirujanos.
Cuesta creer esa idea de que el alma continúa, todo indica que tras haber
vivido todo termina. Es lo más lógico de pensar. También me ha pasado por
la cabeza la idea de que la creencia de que tras vivir no llega el final, no sea
más que un mecanismo de defensa para amortiguar el golpe de la pérdida de
alguien al que amas mucho.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Llama yin a la mente y yang al cuerpo, o al revés. Una mente sin cuerpo,
existe. Un cuerpo sin mente, es cero, no es nada. A mí me gratifica
comunicarme con mi padre, al igual que me comunicaba con el abuelo
Tomás o la abuela Manuela. O del mismo modo que me comunico con Dios.
La mejor herencia que se puede recoger de tus padres son sus valores. Sin
embargo, nos parece que lo que no es material, no vale. Nada más lejos de la
realidad, los valores es lo más importante que podemos tener, el respeto, la
humildad, aprender a valorar las personas que te rodean por su interior
huyendo de lo superficial, eso es lo auténtico.
Mi padre dio ejemplo de saber estar hasta los últimos momentos, cuánto se
echa de menos a las personas auténticas en los momentos difíciles. Era un
lunes cuando después del trabajo acudí a ver a mi padre, continuaba muy
grave aunque parecía que en los últimos días había experimentado una leve
mejoría, un hilo de esperanza al que tratamos de agarrarnos con fuerza.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
De toda la familia, era yo el que quizá tenía más claro, que lo más probable
es que no saliera de aquel trance, tan solo se podía pensar en un milagro. Me
dirigí en espera del milagro, incluso parecía que había despertado y al
hablarle asentía con la cabeza, entendía lo que le decían porque le habían
intentado despertar para ver su evolución.
El médico jasp me dijo que si podía avisar a los familiares del paciente, le
respondí que era su hijo, a su vez pensé quién demonios se pensaba que iba
a estar en cuidados intensivos de un hospital visitando a un paciente si no es
su familia. Entonces me contestó que yo no era uno de los familiares a los
que él veía por las mañanas, que si les podía avisar. Le repetí que yo era su
hijo, que si tenía que algo que decirme, que por favor lo hiciera cuanto antes,
no había razón para esperar más.
Nos llevó a otra sala, entonces ya intuía que llegaba el fin, me dio un
escalofrío en el cuerpo, me volvió a repetir que no éramos los familiares que
él conocía, gracias a que la sala estaba vacía, de no ser así, podría haberle
atizado con un jarrón o algo similar. Se quedó parado sin decir nada como
medio minuto, y dijo que mi padre había empeorado mucho en las últimas
horas, que fuera avisando a sus familiares, quizá pensó que su hijo no es un
familiar.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ya estaba en el cielo, de aquel que tanto me habló desde que era un niño,
aquel en el que estaba su padre al que ya no veía desde que él era apenas un
adolescente. Dentro de mi dolor, pensé en que al menos él ya era feliz y libre
de dolores y sufrimiento.
No me cabía la menor duda que desde el cielo, nos estaba aplicando a toda
la familia un ungüento contra el dolor del alma, parecía increíble pero
estábamos como anestesiados.
Ha pasado ya casi un año que se fue, hoy en día me siento bien, a veces se
me empapan los ojos, pero me encuentro tranquilo, me siento más
acompañado que nunca.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Ahora estás en paz, con todos los que tanto quieres, es difícil de olvidar la
expresión de tu cara el día que perdiste a tu hermana y cuando se marchó tu
madre. Cuando mamá estaba en el hospital después del infarto, ella te dijo
que se iba a morir antes de cumplir las bodas de oro, en ese momento pude
ver en tu cara la expresión de tristeza de un niño cuando va a comenzar a
llorar.
Al final resultó que tú te adelantaste, lo que cada día recuerdo con alegría era
tu expresión de felicidad, tu sentido del humor y tus consejos sabios. Estos
últimos años pude conversar más a menudo contigo gracias a la empresa
que me despidió de una manera cruel.
Al comienzo del libro dije que no había comenzado a escribir el libro por
estar implicado emocionalmente en lo que estaba pasando. Pero además he
recordado que le comenté a un «amigo» de los que a veces se pagan las
cañas, que si no lo escribía entonces es porque aún no tenía el final. Así es,
buscaba un buen final para mi libro, y por fortuna lo encontré.
Había perdido la cuenta de las veces que había pensado por qué no había
tenido la suerte de mis padres, de encontrar una persona con la que se poder
convivir, con alguien con quien el día a día fuera el respeto mutuo, el amor,
que estuviera dispuesta a compartir.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Conocía aquella mujer que en una ocasión me dijo que era «el amor de su
vida», lo que no sabía yo el concepto que tenía ella de la palabra «vida»,
vamos cuatro meses.
Aquella mujer que te pide que confíes en ella cuando se salta a la torera
todos los valores básicos de una convivencia. Es fácil detectar este tipo de
personas.
Si alguien te dice el segundo día de conocerla que eres «el amor de su vida»,
ya puedes comenzar a pensar que ya ha empezado a mentirte o que tal vez
esté algo desequilibrada, si esa persona espera a que pagues tú, además es
que tiene mucha cara.
Si esta persona sin venir a cuento te dice, que ella nunca pone los cuernos, ya
te puede a empezar a dar la risa, ten por seguro que ya tienes más cuernos
que el toro de Osborne.
Si a los cuatro meses, esa persona, te dice que vamos a darnos un respiro,
que necesita tiempo, es que ya le empieza a resultar molesto estar con dos a
la vez, te ha dejado.
Pero aquella mujer al igual que los «amigos» de los que a veces se pagan las
cañas, me empiezan a calentar los dedos, prefiero hablaros de personas
auténtica, como mis padres, de una mujer con sus cinco letras y de un
hombre con sus seis.
Después de mucho hablar, pude deducir que era una buena persona,
respetuosa y quedamos para ir a bailar, porque a ella también le gustaba
mucho salir a bailar.
Me dijo que se había tomado un vermut (vermú) y que se había pillado una
buena castaña, me hizo reír y confirmamos que nos veríamos por la noche en
una discoteca en la que hacían quedadas los del chat.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Era una cita a ciegas porque no sabíamos ninguno de los dos cómo éramos
físicamente, por fortuna no me equivoqué de persona y di con ella a la
primera, digo esto, porque bien es sabido por los que me conocen mi fama
de despistado.
En una ocasión quedé con un chico que quería dar unas clases con mi
maestro de guitarra y debí preguntar antes a cuatro personas hasta que di
con él.
Yo llegué pronto y como aún no había nadie me fui a dar una vuelta por la
discoteca, aunque ya la conocía, era tan peculiar su decoración que podías
entretenerte un buen rato, a mi regreso ya había una chica que parecía estar
esperando y le dije:
Cuando acabas de conocer a alguien, es tanto lo que quieres saber del ella y
es tanto lo que quieres decir que te puedes quedar sin palabras, es lo que
llamo efecto embudo o lo que en informática se denomina cuello de botella,
las ideas se agolpan en la memoria sin poder salir, empecé a notar que eso
me ocurría con Marga pero a ella no le importó mi torpeza hablando.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Una vez hechas las presentaciones, nos subimos a unas mesas que hay en la
parte de arriba de la discoteca y estuvimos charlando tranquilamente. No
tardamos mucho en darnos el primer beso, quizá era algo que ya
deseábamos desde la noche anterior cuando nos separaba una pantalla de
ordenador.
Me llegó el amor a los treintaisiete años y agradecí ese momento casi tantas
veces como las que lo había ansiado. Ninguno de mis escarceos amorosos
había prosperado, como así tenía que ser, porque siempre he huido de lo
auténtico.
Por eso debo agradecer y dedicar el libro a los dos pilares de mi vida, los que
me mantiene en pie, mi familia y Marga.
No sé si llegaré en mi vida a ver con mis ojos la torre más alta del proyecto
de la sagrada familia, la que simboliza a Jesús ascendiendo a los cielos,
espero que a los arquitectos no se les olvide que toda torre necesita de
buenos cimientos aparte de otras consideraciones que desconozco pero
intuyo, como que la torre no sea rígida.
Lo auténtico existe, en todos los lugares del planeta, pero la mente humana
se afana por explorar donde no hay más que deshechos. Nos empeñamos en
buscar agua en ríos secos en lugar de ir a la fuente. Naturalmente no hablo
de lo físico, imagino que todos los lectores beben agua, si no, dejarían de
serlo en breve.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Hablo del espíritu, de la mente, que creemos que no es real y dejamos volar
la imaginación hasta un desierto para buscar agua en algún oasis cuando lo
más sencillo es levantarse, coger un vaso y beber.
Mi idea de la vida era ganar mucho dinero y trabajar poco, salir con una de
anuncio «Fa», ir con «amigos» que a veces se pagan las cañas y llegar a casa
para dar las buenas noches y a dormir.
La chica «Fa» llegó a presentarse en casa de mis padres con su madre las dos
muy enfadadas diciendo que en lugar de sacarla a exhibirla, pasábamos los
fines de semana en la sierra de Guadarrama, que desfachatez.
Mis padres con mucho respeto les dijeron que ya hablarían con su hijo, que
podían estuvieran tranquilas. Al regresar del trabajo me contaron la visita y
mi padre me dijo con su buen sentido del humor, que no la exhibía lo
suficiente.
Los «amigos» que a veces se pagan las cañas, tenían una filosofía curiosa,
eran tremendamente despistados y en numerosas ocasiones se dejaban en
casa la tarjeta, y por supuesto el dinero.
Cuando llegaba a casa rendido de tanta falsedad, cenaba, daba las buenas
noches a mi familia y me iba a dormir. No valoraba lo que tenía, en casa
estaba lo auténtico, mi familia y apenas los veía, me empeñaba una y otra
vez en emplear el tiempo con personajes hipócritas y materialistas de medio
pelo.
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Quizá lo ideal es pasar más tiempo con la familia y cuando sales, rodearte de
gente que tenga unos valores más acordes con los tuyos, sin excluir todo
aquel que no comparta tus opiniones, de todo se aprende.
Pero el cambio es el cambio, no es tan sencillo romper con los «amigos» que
se pagan las cañas a veces ni con la chica «Fa» a la que hay que exhibir, si no
me hubiera arriesgado a cambiar, no habría conocido a mi mujer.
Podemos pensar en que hay algo de nuestra vida que quisiéramos cambiar,
pero, de pensarlo, a llevarlo a cabo, hay un paso que hay que dar. De hecho,
en muchas ocasiones pensaba hacerlo pero no llegaba a tener el valor
suficiente.
Para poner un símil, es como el fumador que sabe que le hace daño, pero
sigue fumando, y llega a auto convencerse de que simplemente le gusta
fumar.
La verdad que hay que darse un empacho muy grande de «amigos», chicas
«Fa» y tabaco, y si es todo junto, mejor, como se dio mi abuelo de bombones
su primer día de trabajo en la bombonería.
Lo que no cabe duda es que si no se tiene una idea clara de que se quiere
romper con un determinado estilo de vida, el cambio no se va a producir
nunca.
Más tarde me fui de vacaciones con mis dos mejores «amigos» que a veces
se pagan las cañas, tal vez, en mi subconsciente me atreví a emprender este
peligroso viaje buscando un empacho de «amigos».
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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE
Sería injusto no dedicar por último este libro a Zori, amiga mía, deseo de
corazón que dondequiera que estés, encuentres algún día tu camino al igual
que yo lo he encontrado, aunque a juzgar por tu inteligencia estoy
convencido que ya lo has encontrado, ¡que la estrella Zornitsa nos guie por el
buen camino el resto de nuestra vida!.
Fin
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Casi a la par de iniciar de mi biografía, dado que la música me ha acompañado
durante toda mi vida y me considero un gran aficionado a muchos géneros
musicales, me puse con otro proyecto que tienes en mente pero nunca encuentras el
momento de llevarlo a cabo, se trata de una novela musical.
La novela que se llama Mi Flamenco, es una andadura por los seis años de mi vida
en los que tuve el honor de ser alumno de una de las figuras del flamenco actual, la
novela entremezcla las vivencias con mi maestro con las composiciones que me iba
enseñando en las sucesivas clases a las que tuve la suerte de asistir.
Animo a todos los lectores, tengan o no formación musical a leer dicha novela por
lo divertidas que resultan algunas de las anécdotas que en él aparecen, porque mi
manera de describir al maestro es muy descriptiva y tal vez con la lectura podáis
revivir aquellos momentos que recuerdo como inigualables.
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