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TEMA 3 PROPIEDADES Y ESTRUCTURA INTERNA DE

LOS CUERPOS

Índice
1 Propiedades distintivas de los cuerpos................................................................................................................2
2 Estructura interna de los cuerpos.......................................................................................................................2
2.1 Átomos y moléculas..................................................................................................................................2
2.2 Enlaces entre átomos y moléculas..............................................................................................................3
2.3 Movimiento constante de los átomos y moléculas......................................................................................4
2.4 Estructura interna de la materia..................................................................................................................5
3 3. Propiedades de los materiales.........................................................................................................................7
3.1 Propiedades físicas.....................................................................................................................................8
3.2 Propiedades químicas.................................................................................................................................8
3.3 Propiedades mecánicas...............................................................................................................................9
3.4 3.4. Propiedades tecnológicas...................................................................................................................14
4 Tratamientos térmicos......................................................................................................................................16
4.1 Temple......................................................................................................................................................16
4.2 Cementación.............................................................................................................................................16
4.3 Nitruración................................................................................................................................................17
4.4 Revenido...................................................................................................................................................17
4.5 Carbonitruración.......................................................................................................................................17
4.6 Recocido...................................................................................................................................................18
4.7 Normalizado.............................................................................................................................................18
4.8 Recocido isotérmico.................................................................................................................................18
1 Propiedades distintivas de los cuerpos.
Los cuerpos pueden diferenciarse entre sí, atendiendo a la magnitud en que se manifiestan sus
propiedades generales: volumen, masa, densidad, temperatura, conductividad térmica, conductividad eléctrica,
etc. Pero también se diferencian debido a que ciertas propiedades las poseen unos y otros no.
Existen propiedades distintivas de determinados grupos de cuerpos: de los sólidos, de los líquidos, de los
gases, de los metales, de los cuerpos constituidos por tales o cuales materiales, etc. Por ejemplo, los sólidos
poseen forma propia y cierta dureza, mientras que los líquidos y gases no; los metales, a diferencia de otros
materiales, son buenos conductores térmicos y de la electricidad; los cuerpos constituidos por los elementos
químicos con números atómicos entre el 83 y el 92 son radiactivos, en tanto que los formados por el resto de los
elementos no; etc. Forma propia, dureza, conductividad térmica, conductividad eléctrica, radiactividad y otras
muchas propiedades, distinguen a ciertos grupos de cuerpos.
A continuación centraremos la atención en el estudio de algunas propiedades que distinguen a tres
importantes grupos de cuerpos: sólidos, líquidos y gases.

2 Estructura interna de los cuerpos


El objetivo central de este epígrafe es estudiar la relación que hay entre las propiedades de los cuerpos y
la estructura interna de ellos. Por eso, en los primeros subepígrafes, comenzaremos respondiendo la pregunta:
¿Cómo es la estructura interna de los cuerpos?, planteada ya en la introducción del capítulo. Luego utilizaremos
lo aprendido para profundizar en cuestiones como las siguientes: ¿Cómo se relacionan ciertas propiedades de los
cuerpos (masa, volumen, temperatura, densidad, dureza, etc.) con la estructura interna de ellos? ¿Por qué las
propiedades de un mismo material son distintas en los estados sólido, líquido y gaseoso?

2.1 Átomos y moléculas


Hace cerca de 2 500 años, el sabio griego Demócrito llegó a la conclusión de que todo en la naturaleza
está formado por pequeñísimas partículas; las llamó átomos, que en griego significa “no divisibles” (a– significa
no o sin y –tomos sección o partes). Hasta fines del siglo XIX los átomos se consideraban indivisibles. Sin
embargo, hoy se sabe que son auténticos sistemas, formados por electrones, protones y neutrones, y que es el
agrupamiento de estos en distintas proporciones, lo que da lugar a los 92 tipos de átomos encontrados en el
universo y a los, hasta ahora, poco más de 20 obtenidos en los laboratorios. El diámetro de un átomo es, por
término medio, 10 millones de veces menor que 1 mm.
Pese a su tamaño, los átomos tienen una región central o núcleo todavía muchísimo más pequeña, en la
cual se encuentran los protones y neutrones, unas cien mil veces menor que el del átomo en su conjunto. Los
electrones forman como una nube alrededor de él. Prácticamente toda la masa del átomo está en el núcleo.
Entre los protones y electrones se ejercen fuerzas eléctricas de atracción. Por eso los electrones se
mantienen ligados al núcleo. No obstante, entre los propios protones actúan fuerzas eléctricas de repulsión, que
crecen al disminuir la distancia entre ellos. ¿Cómo se explica, entonces, que los protones se mantengan
cohesionados en los núcleos de los átomos? Cuando los protones y neutrones se aproximan mucho, entre ellos
surgen fuerzas de atracción de otro tipo, cien veces superiores a las fuerzas eléctricas de repulsión. A estas
fuerzas se les llama fuerzas nucleares, y también interacciones fuertes.
En los átomos, el número de electrones es igual al de protones. Dicho número varía de un elemento
químico a otro. Así, el átomo de hidrógeno, que es el más simple, tiene solo un electrón y un protón, mientras
que el de uranio posee 92 de cada uno de ellos. A medida que aumenta el número de protones en los núcleos de
los átomos, por lo general, también aumenta el de neutrones.
Los electrones pueden estar en todo el volumen del átomo que rodea al núcleo, preferentemente en
ciertas zonas o capas alrededor de él, sucesivamente alejadas y a distancias relativamente grandes. El número de
estas capas aumenta con la cantidad de electrones en el átomo. El número máximo de electrones asociados a la
primera capa es dos y a la capa más externa, ocho. De los electrones de la capa más externa dependen en gran
medida, las uniones entre los átomos para formar moléculas y cuerpos sólidos y líquidos y, por consiguiente,
muchas de las propiedades de estos.
Respecto a las moléculas, se diferencian unas de otras por el tipo de átomos que las componen, el
número de ellos y la disposición geométrica que forman. Existen moléculas grandes y complejas, como las de
proteínas y polímeros, formadas por centenares e incluso miles de átomos.
En la actualidad, se reconocen más de cuatro millones de sustancias, entre naturales y artificiales. Cada
una de las sustancias se identifica por una fórmula química, la cual informa acerca del tipo de átomos que la
compone y la proporción de ellos.
Los cuerpos pueden estar formados directamente por agrupaciones de átomos, como la mayoría de los
constituidos de sustancias “inorgánicas” (metales, sales, en general minerales); o por agrupaciones de moléculas,
como casi todos los de sustancias “orgánicas” (plásticos, fibras sintéticas, medicamentos, vitaminas, sustancias
producidas por los organismos vivos) y los de los gases (hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, amoniaco, etcétera).

2.2 Enlaces entre átomos y moléculas


¿Por qué si los cuerpos están formados por partículas, los sólidos y líquidos no se desintegran
espontáneamente, e incluso para dividir la mayoría de los sólidos se requieren grandes esfuerzos? La respuesta
parece obvia: dichas partículas se “atraen” entre sí. Sin embargo, dicha atracción no se debe a fuerzas
gravitatorias, pues, estas son apreciables sólo cuando se trata de cuerpos que tienen masas relativamente grandes.
El origen de la cohesión entre las partes de los sólidos y líquidos son los enlaces entre sus átomos y moléculas.
Las propiedades de los cuerpos dependen directamente de estos enlaces. Examinemos algunos casos
típicos de ellos.
En los metales, los electrones que corresponden a la última capa de los átomos se han separado de ellos
y no quedan asociados a ningún átomo en particular, sino a un gran colectivo. Simplificadamente, podemos
imaginar que los átomos del metal, electrizados positivamente, se encuentran inmersos en una nube de electrones
y que la cohesión del sistema está determinada por la atracción eléctrica entre los átomos y dicha nube. Este tipo
de enlace se denomina metálico.
En algunas sales, como por ejemplo en el cloruro de sodio, los átomos de uno de los elementos han
cedido electrones a los del otro. Con ello, los de un tipo han quedado electrizados positivamente y los del otro,
negativamente. Entre los átomos así electrizados se ejercen intensas fuerzas de atracción. Puesto que los átomos
electrizados se denominan iones, a este tipo de enlace entre ellos se le llama iónico.
En los dos casos anteriores los cuerpos están directamente constituidos por átomos.
En las moléculas, cada átomo que la integra comparte los electrones de su capa más externa solo con uno
o unos pocos átomos. De este modo pueden formarse agrupaciones constituidas por 2-5 átomos, y también, al
repetirse estos enlaces, macromoléculas, cadenas y estructuras de cientos y miles de átomos. Este tipo de enlace,
mediante el cual se forman las moléculas, se denomina covalente.
A su vez, las moléculas pueden agruparse entre sí. El origen de la fuerza de atracción entre ellas se
explica del siguiente modo. Por diversas causas, es posible que una parte de una molécula se electrice
positivamente y otra parte, negativamente. La parte positiva de una molécula y la negativa de otra se atraen entre
sí. Las fuerzas de atracción entre moléculas pequeñas, como las de hidrógeno, cloro, oxígeno y amoniaco, son
muy débiles; en cambio, entre moléculas grandes, como las de azúcar y los plásticos, son más intensas.
Los enlaces entre los átomos (iónico, metálico y covalente) son, en general, mucho más fuertes que entre
las moléculas. A esto se debe que sea mucho más fácil separar una molécula de otra que los átomos que las
constituyen. Por ejemplo, al evaporarse el agua, o disolverse el azúcar, las moléculas de estas sustancias no se
desintegran en átomos, sino que se comportan como unidades independientes.

2.3 Movimiento constante de los átomos y moléculas


Al observar mediante un microscopio partículas de tamaño inferior a la milésima de milímetro se
observa que están en continuo movimiento. Estas partículas y el movimiento que realizan se denominan
brownianos, en honor al botánico británico Robert Brown, quien fue el primero en advertir este hecho. ( En 1827,
observó que diminutas partículas del polen de una flor, suspendidas en agua, se movían de modo permanente y
errático. Inicialmente se supuso que dicho movimiento era originado por ciertos microorganismos, no obstante,
pronto esta idea fue desechada).
Tras descartar varias hipótesis, se planteó que el movimiento de las partículas brownianas era debido a
que los átomos y moléculas están en constante movimiento y chocan con ellas. Esta hipótesis fue confirmada
teórica y experimentalmente por Albert Einstein y otros científicos a principios del siglo XX. La partícula
browniana está rodeada por miles de moléculas en movimiento, que la golpean constantemente; sin embargo, el
número de moléculas que la golpean cada segundo no es el mismo en todas las direcciones, lo que provoca un
movimiento desordenado de la partícula.
Este movimiento constante de los átomos y moléculas hace que las sustancias pueden mezclarse entre sí
espontáneamente. A esta mezcla se la denomina difusión y puede ocurrir entre líquidos, gases y sólidos. Su
importancia es excepcional en el mundo que nos rodea.
Experimento: Coloca una cucharadita de azúcar en el fondo de un vaso y luego añade agua con cuidado, tratando
que no se mezcle con el azúcar. Coloca el vaso en algún lugar sin moverse. Explica lo que sucede al cabo de varias horas.
¿Llegarán moléculas de azúcar hasta la superficie del agua? ¿Cómo podrías comprobarlo?
Piensa y contesta: cerca de la superficie de la Tierra la atmósfera es una mezcla de nitrógeno, oxígeno,
dióxido de carbono y otros gases, pero si no fuera por la difusión, dichos gases estarían distribuidos en zonas
situadas a diferentes alturas, de acuerdo con su mayor o menor densidad. En la zona inferior, donde nos
encontramos, estaría el gas más denso, el dióxido de carbono. ¿Qué ocurriría entonces con los seres vivos?
¿Crees que la difusión tiene algo que ver con el intercambio de oxígeno y de dióxido de carbono en
nuestros pulmones a través de los vasos capilares?
Sin la difusión, la elaboración de dispositivos semiconductores sería imposible y, por tanto, no
contaríamos con muchos de los equipos electrónicos que hoy utilizamos; etc.
Ejercicio: Indaga acerca de otros hechos que pongan de manifiesto la importancia de la difusión para la existencia
de los seres vivos.
Por experiencia, sabemos que cuando la temperatura es más elevada, la mezcla de dos sustancias ocurre
con mayor rapidez. Muchos hechos indican que la temperatura de los cuerpos y la velocidad del movimiento de
sus átomos y moléculas se relacionan estrechamente. Es por eso que a dicho movimiento se le llama movimiento
térmico. Al descender la temperatura, disminuye el movimiento térmico pero no cesa ni a las temperaturas más
bajas.
Las propiedades de los elementos químicos dependen de la cantidad de protones, neutrones y electrones
que los integran y, especialmente, del número de electrones asociados a su capa más externa (electrones de
valencia). Por ejemplo, son elementos metálicos los que tienen menos de 4 electrones asociados a la última capa,
pero las diferencias entre las propiedades de los elementos también dependen del número total de electrones en
el átomo y del número de electrones asociados a la última capa.

2.4 Estructura interna de la materia.


Las propiedades generales de los cuerpos dependen de su estructura interna. Por ejemplo, al crecer el
número de átomos o moléculas que integran los cuerpos, éstos aumentan su masa.
Evidentemente, la masa también dependerá de a qué elemento químico pertenezcan dichos
átomos/moléculas.
En función de la atracción que experimenten entre sí los átomo o moléculas (en adelante hablaremos
genéricamente de ellos como partículas) y la velocidad del movimiento térmico de estos, hablamos de 3 estados
de agregación de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Sin atracción, las partículas no podrían cohesionarse para
formar líquidos y sólidos (aunque la constante agitación térmica impida que sean un todo compacto).
En los gases, las partículas, debido a continuos choques entre sí, se mueven desordenadamente a
velocidades que dependerán directamente de su masa: a mayor masa, menor velocidad. Esto es posible porque
están separadas a una distancia equivalente a 10 veces sus dimensiones y, gracias a los choques, pueden llegar a
recorrer 10 veces estas separaciones antes de volver a chocar. Esto explica por qué tienen tendencia a ocupar
todo el volumen posible y por qué pueden comprimirse. Conforme desciende la temperatura, van disminuyendo
las separaciones, la velocidad y la distancia recorrida por las partículas en los choques. Al alcanzar el estado
sólido las separaciones entre las partículas son similares a las de los líquidos, pero los enlaces entre ellas son más
fuertes, debido a lo cual vibran y sólo muy raras veces se trasladan de un lugar a otro.
Idea: Utiliza monedas de 5 céntimos para representar a las moléculas o átomos, según su disposición en los gases y
las distancias que, en promedio, recorren sin chocar. Describe también la disposición que tienen en los líquidos y sólidos.
Las separaciones entre partículas también están relacionadas con la densidad de una sustancia. Puesto
que las separaciones son mucho mayores en los gases que en los líquidos y sólidos, se explica la enorme
diferencia que hay entre las densidades de los gases y las densidades de los líquidos y sólidos.
A diferencia de gases y líquidos, donde sus partículas están más desordenadas, en la mayoría de los
sólidos, éstas se disponen ordenadamente según determinadas estructuras geométricas que se repiten
constantemente, formando auténticas redes, denominadas cristalinas. Las formas regulares que tienen algunos
trozos de sólidos cristalinos (por ejemplo, los granitos de sal común y de azúcar), son un reflejo de esa
disposición ordenada interior. Estas estructuras geométricas internas, adoptadas por las partículas, determinan no
sólo la forma de los cristales, sino también otras propiedades. Los sólidos cuyas partículas están desordenadas se
denominan amorfos.
Ejemplo. el diamante y el grafito están formados por átomos de carbono; sin embargo el diamante es una de las
sustancias más duras que se conocen y el grafito es blando; el diamante no conduce la electricidad y el grafito sí. Esas
diferencias se deben a las distintas estructuras que forman sus átomos. En ellas, cada átomo de carbono está enlazado con
otros cuatro, sin embargo, mientras que en el diamante las distancias entre los átomos y la fortaleza de sus enlaces son
iguales, en el grafito cada átomo se enlaza fuertemente con otros tres de la misma capa, pero débilmente con un cuarto
átomo situado en una capa vecina, a una distancia mucho mayor, lo que hace que las capas queden débilmente cohesionadas
entre sí.
En las estructuras cristalinas, al lugar geométrico que ocupan las partículas se le denomina punto de red,
mientras que el patrón que siguen para ordenarse recibe el nombre de celda unitaria. Los puntos de red más
salientes suelen recibir el nombre de nudo, puesto que sirven de nexo entre celdas. En la siguiente figura se
puede apreciar una celda cúbica entre átomos de distinto tamaño:
La celda se define por tres parámetros, a,b y c, que son las líneas rectas que unen dos nudos en cada una
de las tres direcciones del espacio, y los tres ángulos que forman entre sí. El caso más común es que formen
algún tipo de paralelogramo:

aunque también pueden formar celdas hexagonales o con forma de rombo. A la variedad de redes disponibles se
les denomina redes de Bravais. Cuando una misma sustancia puede presentar varias redes cristalinas se
denomina sustancia polimorfa y cada una de las variedades en que cristaliza, variedad alotrópica. Las redes
más comunes en metales son:
• la cúbica centrada (c.c.): las partículas ocupan los vértices de un cubo y su punto medio
• la cúbica centrada en las caras (c.c.c.): a parte de los vértices, en el centro de cada cara del cubo habría otra
partícula;
• la hexagonal compacta: se ocupan los vértices del prisma y el centro de las caras hexagonales.

3 3. Propiedades de los materiales.


A la hora de elegir un material para fabricar un producto, debemos hacer un estudio de sus propiedades
más allá del mero reconocimiento visual. Lo normal es someterlo a procedimientos complejos de observación o
ensayos de laboratorio. A partir de ellos podremos determinar sus propiedades físicas, químicas y mecánicas
3.1 Propiedades físicas.
Al hablar de propiedades físicas han de tenerse en cuenta las propiedades magnéticas, eléctricas, ópticas
y térmicas. Destacan:
• Densidad: relación entre masa y volumen ocupado. Se mide en kg/m3.
• Volumen específico: es la magnitud inversa a la densidad, por tanto se mide en m3/kg
• Peso específico: es la relación entre el peso de una sustancia y el volumen ocupado. Se mide en N/m3.
• Resistividad: oposición que presenta un material al paso de la corriente eléctrica. Como depende tanto de
la sección del material como de su longitud, se mediría en Ω*mm2/m. Pero en el S.I. aparece como
Ω*m.
• Conductividad eléctrica: es la magnitud inversa a la resistividad. Se mide en Siemens/metro. En función
de sus valores hablamos de materiales:
 aislantes, cuando es muy alta
 conductores, cuando la resistividad es muy baja
 semiconductores, cuando su comportamiento es intermedio entre los anteriores. Por lo
general, son aislantes a bajas temperaturas y conductores a altas.
 Superconductores, presentan alta conductividad a altas temperaturas sin a penas pérdidas de
energía. Generalmente son aleaciones artificiales.
• Conductividad térmica: equivale a la eléctrica, pero referida al calor. Generalmente son buenos
conductores los metales.
• Dilatación térmica: puesto que el calor aumenta la distancia entre partículas, se experimenta un aumento
de volumen. Puede ser una propiedad anisotrópica.

3.2 Propiedades químicas.


Cuando algunos materiales entran en contacto con determinadas sustancias ocurren ciertas
transformaciones químicas, que alteran las propiedades de dichos materiales. Las más importantes son:
• Oxidación: de forma genérica se denomina así al proceso en el que se combinan las partículas de la
sustancia con las del oxígeno. El oxígeno es el elemento oxidante por excelencia, pero hay otras
sustancias que también provocan oxidación (captan electrones del elemento a oxidar), como el
hidrógeno, el cloro, etc.. En ocasiones, la oxidación a temperatura ambiente provoca una capa de metal
oxidado compacta, que protege al resto de la pieza. Si aumentase la temperatura, esta capa puede
agrietarse y continuar el proceso hasta el interior de la pieza.
• Corrosión: es un desgaste total o parcial en el que se disuelva el material por acción del medio ambiente,
en el que hay oxígeno y humedad. Los agentes corrosivos más habituales son el cloruro sódico o el
dióxido de azufre. La corrosión puede afectar uniformemente al metal (en el caso de los baños de ácido)
o por picaduras en la superficie. A veces la corrosión afecta a la cohesión de la estructura interna del
metal, lo que puede hacer que se desintegre el metal sin apreciar daños.
• Combustión: es la oxidación de una sustancia acompañada de un aumento de calor. Para que se de, tiene
que haber presencia de comburentes.
Las propiedades químicas son las que miden la capacidad de los materiales para soportar estas
reacciones.

3.3 Propiedades mecánicas.


Son las más interesantes, desde el punto de vista tecnológico. Predicen el comportamiento de los
materiales sometidos frente a determinadas acciones mecánicas, como la presencia de fuerzas o desplazamientos.
Las principales son la cohesión, la dureza, la elasticidad, la plasticidad, la ductilidad, maleabilidad, tenacidad,
fragilidad, flexibilidad, resistencia a fatiga, resiliencia y maquinabilidad.
Para cada material se obtienen los valores a través de ensayos.
• Cohesión: es la atracción entre los átomos/moléculas de una sustancia. Depende tanto de los enlaces
entre átomos como de la propia red cristalina. El grado de cohesión de los metales, hace que éstos
puedan considerarse elásticos, como veremos a continuación.
• Elasticidad – Plasticidad. Cuando un cuerpo está sometido a un esfuerzo, puede deformarse sin
romperse. Si al cesar dicho esfuerzo, se recupera la forma inicial en su totalidad, hablamos de
elasticidad, pero si no es así, estamos hablando de plasticidad. Generalmente, se dan los dos tipos de
comportamiento en todos los materiales, pero predomina uno de ellos. Es el caso de los metales: son
elásticos hasta ciertos valores de esfuerzo, denominados límite de elasticidad (σ). En deformaciones
lineales (piezas sometidas a tracción) se calcula del límite elástico como el resultado de multiplicar
el porcentaje de deformación por un valor, característico para cada material, llamado módulo de
elasticidad lineal o módulo de Young (E): σ = E*ε, donde ε = ∆l/l0 . El esfuerzo (σ) se calcula
también como la carga dividida entre la superficie transversal de la pieza.
Para evaluar tanto la resistencia de los metales a tracción como su límite de elasticidad, se realiza un
Ensayo de Tracción. Se trata de un ensayo destructivo donde se rompe una probeta en poco tiempo,
sometiéndola a una carga de tracción progresivamente creciente.
Antes de la rotura, la probeta experimenta un alargamiento y una disminución del diámetro. La

utilidad de este ensayo es doble, porque permite estudiar, para cada material, el esfuerzo de rotura a
tracción y su módulo de elasticidad. Esta es la curva resultante en dicho ensayo:

En esta gráfica pueden observarse tres zonas: una donde el esfuerzo y la deformación son
proporcionales (zona elástica), otra donde hay ya una deformación plástica sin a penas variar la
carga, es la zona de fluencia, y finalmente la zona plástica, donde aumenta el esfuerzo y la
deformación provocada, hasta alcanzar el máximo esfuerzo, o esfuerzo de tracción. Hasta este punto
la deformación plástica es uniforme, pero, alcanzado este valor, la rotura es inevitable y empieza a
producirse la estricción (disminución de la sección), aun a pesar de que disminuya el esfuerzo, hasta
llegar al esfuerzo de rotura (punto E). A continuación se pueden observar unas probetas antes y
después del ensayo.

• Resistencia a rotura: es el resultado de ensayos que someten probetas de un material a distintos


esfuerzos para producir su ruptura. Los esfuerzos pueden ser de tracción (y el ensayo sería el
descrito en el apartado anterior), compresión, flexión, torsión y cortadura.
• Dureza: es la resistencia que opone un material a ser rayado o penetrado por otro y depende
directamente de la cohesión atómica. La manera de cuantificarla dependerá del ensayo que se realice
en el material.
La dureza frente al rayado se mide en la escala de Mohs. Este ensayo se realiza intentando rayar la
sustancia con los minerales que forman la escala de Mohs, desde el más duro al más blando. Cuando
aparezca un mineral que no raya la sustancia, sus durezas serán equivalentes.
Respecto a la dureza frente a la penetración de un cuerpo, hay varios procedimientos, aunque los
más comunes son los ensayos Brinell, Vickers y Rockwell, que vemos a continuación. Se trata de
empujar en la superficie del material ensayado con punzones en forma de esferas, pirámides o conos,
y medir la huella que dejan. Se trata de un ensayo no destructivo, por lo que la misma probeta puede
ensayarse varias veces. Normalmente esta dureza superficial está relacionada con la resistencia a
tracción, aunque a veces los materiales tienen tratamientos que los endurecen externamente.

• Tenacidad – Fragilidad. Se dice que un material es frágil cuando se rompe sin deformarse
previamente ante la aparición de un esfuerzo brusco (como el vidrio) mientras que es tenaz si
absorbe la energía del golpe deformándose antes de romper (como el bronce). Por lo tanto, en la
curva de esfuerzo-deformación, la zona plástica será inexistente. Puede potenciarse la fragilidad por
el mecanizado con perfiles agudos, de modo que se favorezca la concentración de esfuerzos en una
zona. La fragilidad es inversamente proporcional a la temperatura. Estas propiedades se evalúan a
través del ensayo de resiliencia, donde se estudia la cantidad de energía que puede absorber un
material antes de su rotura, provocada por un golpe brusco.
Por tanto la tenacidad y la resiliencia tienen valores paralelos, aun cuando no estén relacionadas
matemáticamente, pero unos son buenos indicativos de los otros. El ensayo se realiza con una
máquina llamada péndulo de Charpy y una probeta de sección cuadrada, con un pequeño entalle
colocada entre dos soportes, de manera que el péndulo golpea por la parte posterior del entalle, tal
como se ve en el dibujo:
La energía absorbida se calcula por la diferencia
entre la energía potencial inicial y la final:

Ep1= P*h0 = P×L×(1-cosα)


Ep2= P×h = P×L×(1-cosβ)

Donde L es la longitud del péndulo y α y β los


ángulos que forma el péndulo con la vertical
antes y después de golpear la probeta,
respectivamente.

Existe una variante del ensayo, denominada de Izod, donde la probeta se coloca empotrada
en un extremo y el péndulo golpea de frente a la entalla, por el otro extremo:
En la figura se observan unas probetas sometidas a estos ensayos:

• Resistencia a fatiga: es la capacidad de un material para soportar repetidamente esfuerzos inferiores


al de rotura. A veces los materiales no necesitan llegar a su esfuerzo de rotura, sino que al estar
solicitados por esfuerzos constantemente, sean de la misma intensidad o no, acaban rompiendo al
transcurrir cierto número de ciclos… Esto ocurre a veces incluso con esfuerzos por debajo del límite
elástico. Por eso a este comportamiento se le denomina resistencia a fatiga. Lo que ocurre en estas
roturas es que los ciclos de trabajo introducen un defecto en la estructura cristalina, que madura y
provoca la rotura efectiva. En otras ocasiones se aprovecha la existencia de un pequeño defecto (por
impurezas o heterogeneidad) para iniciarse una pequeña fisura, que se va agrandando según
transcurren los ciclos de trabajo, hasta que la sección “sana”/efectiva es cada vez más pequeña, lo
cual hace que se dispare el esfuerzo soportado hasta valores de rotura.
• Fluencia: es la propiedad de los materiales de deformarse plásticamente, de manera lenta pero
progresiva hasta romper por la acción de una carga constante. Cuando un cuerpo se somete a un
esfuerzo superior al límite elástico, sufre una deformación elástica y plástica, acompañada de una
deformación de su estructura cristalina. Con carga constante, el cuerpo debería mantener una
deformación estable, pero la realidad es que el material sigue deformándose con el transcurso del
tiempo. Pro tanto, al fenómeno por el que los cuerpos cargados por encima del límite elástico que
adquieren deformaciones plásticas en las que influye el transcurso del tiempo se denomina fluencia.
Por debajo del límite elástico no se experimenta fluencia. Los factores que influyen en la velocidad
con que sucede son: carga, temperatura y tiempo. Cabe destacar que el fenómeno no se produce de
manera constante, sino que se divide en 3 fases, siendo la primera y la última cortas y de
deformación más rápida, frente a la segunda donde la deformación es más estable.

3.4 3.4. Propiedades tecnológicas.


Indican la mayor o menor disposición de un material para poder ser trabajado de una determinada forma.
Las más importantes son:
• Ductilidad: es la capacidad que poseen ciertos materiales para deformarse plásticamente en forma de
hilos al ser sometidos a tracción. Aumenta con la tenacidad y disminuye con la dureza. Son materiales
típicamente dúctiles el cobre, aluminio, oro, plata y volframio.
• Maleabilidad: similar a la ductilidad, la deformación es en forma de láminas al ser sometidos a
esfuerzos de compresión. Se puede realizar en frío o en caliente. Esta propiedad suele aparecer asociada
a la ductilidad. En los materiales metálicos es directamente proporcional a su tenacidad e inversamente
proporcional a su resistencia a tracción y dureza. Son típicamente maleables el oro, plata, estaño, plomo,
aluminio, etc.
• Acritud: la deformación plástica en frío va acompañada de un cambio en otras propiedades por el
fenómeno de acritud. Aumentan la dureza, la fragilidad y la resistencia de ciertos metales al deformarse
en frío.
• Fusibilidad: es la propiedad que permite transformar un material en un objeto determinado por medio
de la fusión. En la práctica, todos los materiales son fusibles, pero muy pocos lo son tanto que permitan
hacer piezas sanas, sin sopladuras ni inclusiones de óxidos. Destacan el bronce, el latón.
• Colabilidad: la facultad que tiene un material para ser fundido y producir objetos sin defectos en molde.
Para que un material sea colable debe tener gran fluidez que le permita penetrar en todas las partes del
molde y llenarlo totalmente.
• Forjabilidad: es la propiedad de deformación mediante golpes cuando el material se encuentra a una
temperatura relativamente elevada.
• Soldabilidad: es la propiedad que tienen algunos materiales para poder unirse a otros por unos puntos
determinados, llevando éstos a temperaturas de fusión o próximas a ellas, uniéndolos directamente o
bien mediante un material llamado de aportación. Son soldables los materiales que tienen gran periodo
plástico, como los férricos.
• Templabilidad: es la capacidad que tiene un material metálico de sufrir transformaciones en su
estructura cristalina como consecuencia de calentar el material altas temperaturas y enfriarlo
bruscamente. La modificación de la estructura cristalina lleva aparejadas modificaciones sustanciales de
las propiedades físicas de los materiales, ya sea dureza, resiliencia, resistencia a tracción o a fatiga. Para
hacernos una idea, los aceros, calentados por encima de 750 ºC, y enfriados bruscamente, adquieren una
dureza el doble de la inicial, aunque como consecuencia de ello, también aumenta su fragilidad. Para
evitarlo, hay que dar un segundo tratamiento, llamado revenido, que se realiza calentando la pieza a unos
250-450 ºC y dejándola cristalizar en parte en condiciones de equilibrio y después volver a enfriar
rápidamente.
• Maquinabilidad: es la propiedad que indica la facilidad o dificultad para mecanizar o trabajar una
pieza, arrancándole con herramientas cortantes pequeñas virutas. Según sea el material, la viruta será
más o menos larga.
4 Tratamientos térmicos.
El tratamiento térmico es un procedimiento en el cual se calienta el material para después enfriarlo con
el objetivo de eliminar las consecuencias de un mal mecanizado, modificar la estructura cristalina o modificar
total o parcialmente las características mecánicas del material.
Podemos distinguir dos razones principales para efectuar tratamientos térmicos: lograr un
endurecimiento (temple) o un ablandamiento (recocido).

4.1 Temple
El temple consiste en calentar el metal a una temperatura determinada por encima de su punto de
transformación para lograr una estructura cristalina determinada (estructura austenítica), seguido de un
enfriamiento rápido con una velocidad superior a la crítica, que depende de la composición del acero, para lograr
una estructura austenítica, martensítica o bainítica, que proporcionan a los aceros una dureza elevada.
Para conseguir un enfriamiento rápido se introduce el acero en agua, aceite, sales o bien se efectúa el
enfriamiento con aire o gases. La velocidad de enfriamiento depende de las características de los aceros y de los
resultados que se pretenden obtener.
En casos determinados se interrumpe el enfriamiento en campos de temperatura comprendidos entre
180-500 ºC., alcanzándose de esta manera un temple con el mínimo de variación en las dimensiones de las
piezas, un mínimo riesgo de deformación y consiguiéndose durezas y resistencias determinadas, de acuerdo con
las estructuras cristalinas en lo que se refiere a austenita, martensita o bainita.
Los procedimientos de temple descritos se refieren a un temple total del material, otros tratamientos permiten
una más amplia variación de las características añadiendo carbono o nitrógeno a la superficie de las piezas.
En casos determinados se precisan dos revenidos consecutivos, ya que en el temple puede no
transformarse la austenita en su totalidad

4.2 Cementación
La difusión de carbono sobre la superficie se denomina cementación. Este procedimiento consiste en el
calentamiento de las piezas a una temperatura de aproximadamente 900 ºC en un medio en el que el carbono
penetre en la superficie del acero en función del tiempo. Se puede efectuar este procedimiento con medios
sólidos (carbón de madera con aditivos, baño de sales con cianuros), o con medios gaseosos CO, H2, N2, CmHn.
La utilización de medios gaseosos es la más utilizada ya que permite un control de la profundidad del
tratamiento.
Después de la cementación se efectúa un enfriamiento rápido para alcanzar la dureza superficial
necesaria de forma que los aceros con bajo contenido en carbono, alcancen una superficie dura con un núcleo
dúctil que proporcione a las piezas su máxima resistencia.
4.3 Nitruración
La adición de nitrógeno a la superficie se denomina nitruración, dicho procedimiento consiste en el
enriquecimiento de la superficie manteniendo el acero (de aleación especial con cromo, vanadio, aluminio), a
una temperatura de aproximadamente 550 ºC, sea en baño de sales o en una atmósfera de amoniaco durante un
tiempo determinado. Sin más tratamientos se alcanza de ésta manera una dureza superficial extremadamente alta
con un mínimo de deformaciones, debido a la baja temperatura del tratamiento.
La cementación consiste en el calentamiento de las piezas a unos 900 ºC en un medio en el que el
carbono penetre en la superficie del acero en función del tiempo

4.4 Revenido
Normalmente, a continuación del temple se efectúa un tratamiento, denominado revenido. Si un acero se
templa correctamente, alcanza su máxima dureza, que depende en primer lugar de su contenido en carbono, pero
el acero en este estado es muy frágil y en consecuencia debe ser revenido a una temperatura entre 150 ºC y el
punto de transformación del mismo. Los revenidos efectuados entre 150-220 ºC influyen poco en la dureza pero
mejoran la resistencia, eliminando una parte de las tensiones producidas durante el enfriamiento. Esta clase de
revenido se utiliza sobre todo en aceros para herramientas que requieren una gran dureza, en otros casos se
efectúan los revenidos entre los 450-600 ºC.
En estos casos el acero templado pierde parte de la dureza conseguida pero se aumenta la resistencia y la
elasticidad. Variando la temperatura y la duración del revenido se influye sobre el resultado final en lo referente
a dureza y resistencia del acero. Una prolongación del tiempo de mantenimiento a temperatura, visto desde el
punto de la dureza, significa lo mismo que un aumento de la temperatura, pero no en absoluto en lo referente a la
estructura, por lo tanto, la temperatura y duración del tratamiento depende de los resultados finales exigidos,
(dureza, resistencia ).
En casos determinados se precisan dos revenidos consecutivos, ya que en el temple puede no
transformarse la austenita en su totalidad, permaneciendo en la estructura parte de la misma no transformada
(austenita residual). Esta austenita puede transformarse en el curso de un revenido, ya sea en el calentamiento a
temperatura o en periodo de mantenimiento de ésta, o bien en el enfriamiento después del revenido, lográndose
martensita o bainita. Un segundo revenido puede ser necesario para eliminar la fragilidad debida a las tensiones
producidas por la transformación en las distintas fases. Loa aceros que poseen una austenita residual muy
estable, como algunos aceros rápidos, requieren a veces tres revenidos.

4.5 Carbonitruración
La difusión de carbono y nitrógeno se denomina carbonitruración, tratamiento térmico muy frecuente
debido a sus numerosas ventajas. Dicho tratamiento se realiza en las mismas condiciones que la cementación ya
sea en baño de sales de una composición determinada o en atmósfera gaseosa con adición de nitrógeno por
medio de la disociación de amoniaco.
Máquinas para el lavado, desengrase y tratamiento de superficies de todo tipo de piezas (fosfatado,
pasivado, decapado, secado, etc...

4.6 Recocido
El recocido pretende conseguir lo contrario que el temple, es decir un ablandamiento del material que se
consigue al poner en equilibrio la estructura cristalina que se había deformado por el frío, por tratamientos
térmicos o por la mecanización de la pieza.

4.7 Normalizado
El normalizado es un recocido que se efectúa para proporcionar una buena y fácil mecanización de las
piezas, lo cual depende de su estructura cristalina. El normalizado se efectúa antes del temple, ya que el
resultado de éste depende del estado inicial de la estructura de las mismas. También se realizan recocidos para la
eliminación de tensiones a temperaturas inferiores al punto de transformación.
Muchas veces se efectúan recocidos en piezas que previamente fueron templadas y revenidas. Para ello
debe elegirse una temperatura que logre la disminución de la dureza y la resistencia.
La temperatura baja exigida puede ser compensada por la duración del recocido.
La velocidad de enfriamiento después del recocido tiene una gran importancia, ya que un enfriamiento
rápido puede provocar nuevas tensiones y si es demasiado lento existe el peligro de fragilidad.
Muchas veces se efectúan recocidos en piezas que previamente fueron templadas y revenidas

4.8 Recocido isotérmico


Otros recocidos se efectúan para modificar la repartición de los componentes de la estructura cristalina
(transformación de la perlita laminar), a éste recocido denominado isotérmico el cual es muy frecuente en piezas
estampadas para la industria de automoción.
Aparte de los tratamientos indicados existe un gran número de otros muy específicos como
envejecimiento, boronizado, sulfinizado, desgasificado, oxidación, recristalización , reducción sinterizado, etc.

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