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Roberts no se sentía satisfecho con su relación con Dios. Algo desanimado acudió a
escuchar a un evangelista itinerante llamado Seth Joshua. El reverendo Joshua llevaba
varios años orando para que Dios levantara a un nuevo Eliseo, un hombre sencillo que
trajera el avivamiento a la región. Tras asistir a varias reuniones experimentó un encuentro
con Dios y su vida cambió por completo.
En 1904 tuvo su primera visión sobre el avivamiento en Gales. Vio un brazo que se
extendía desde la luna hasta Gales. Él creyó ver la mano de Dios en esta visión y
comenzó a organizar reuniones en su iglesia. En pocos meses su fama se extendió por
todos Gales y centenares de personas acudían a sus reuniones.
La prensa se enteró del fenómeno y envió a corresponsales para que contaran lo que
pasaba en la pequeña iglesia galesa. Muchos mineros dejaron su ruda vida y comenzaron
a asistir a los cultos. Las mujeres de los mineros también asistieron masivamente y, a
diferencia de otras congregaciones, se permitió que participaran activamente en los cultos.
El nivel de vida de los mineros cambió radicalmente. Muchos dejaron el alcohol y
comenzaron a tratar mejor a sus hijos y mujeres.
Tras sufrir una violenta crisis nerviosa, una mujer rica llamada Jessie Penn-Lewis le acogió
en su casa y allí pasó Roberts una larga temporada. Al parecer, esta mujer practicaba
ciertas doctrinas extrañas y aprovechó la debilidad emocional y física de Roberts para
someterle a su voluntad. Ella le separó de su familia y utilizó su fama para escribir un libro
y publicar una revista.
Después de ocho años Roberts dejó a Penn-Lewis, pero su vida había cambiado por
completo. Intentó publicar varios libros sin éxito y, años después, experimento un pequeño
avivamiento en Moriah, pero sus tiempos de evangelista habían terminado.
El 29 de enero de 1951 moría a la edad de sesenta y dos años. Su liderazgo había sido
efímero pero durante décadas Gales experimentó un gran avivamiento que conmovió a
toda la nación.
JONATHAN EDWARDS
Edwards Jonathan
1703-1758
Nació el 5 de octubre de 1703, hijo único de Timothy Edwards, pastor en East Windsor
(Connecticut, EE.UU.), pequeña ciudad fronteriza.
Gracias a su aguda inteligencia, poco antes de cumplir los trece años de edad ingresó en
Yale College (1716), donde consiguió su licenciatura y doctorado (A.B., 1720, M.A., 1723).
Cuando tenía once años escribió un ensayo sobre las arañas voladoras, cuya exactitud
sigue asombrando hoy día.
En Yale descubrió la obra del filósofo inglés John Locke,Ensayo sobre el entendimiento
humano, que motivó su propio pensamiento filosófico, digno de un pensador original y
profundo.
En mayo de 1724 fue nombrado tutor del colegio.
Durante seis meses, comenzando en agosto de 1722, predicó en la congregación
Presbiteriana Escocesa de Nueva York. El 15 de febrero de 1727 fue ordenado pastor
asociado de la iglesia en Northampton (Massachusettes), donde su abuelo era pastor. Al
año siguiente contrajo matrimonio con Sarah Pierrepont de New Haven; un feliz
matrimonio que iba a durar treinta años y dar a luz doce hijos.
Entre los años 1735 y 1737 su predicación dio como resultado un gran avivamiento
espiritual en medio su congregación, que pronto se extendió a otros lugares. Fue un
movimiento tanto social como religioso, de hecho una auténtica revolución que alcanzó a
todas las colonias americanas. En esos años entabló una amistad profunda con George
Whitefield , entonces predicador itinerante en América.
Aparte de sus numerosos escritos, y notas que aún siguen editándose, Edwards publicó la
Vida y diario de David Brainerd (La Aurora, 1958), que produjo una impresión tan profunda
en John Wesley .
CHARLES FINNEY
Cerca de la aldea de New York Mills, había una fábrica de tejidos en el siglo 19. Cierta
mañana dos operarios conversaban sobre el culto de la noche pasada. Un joven alto y
atlético entró en la fábrica . Al verlo los operarios tenían gran dificultad para trabajar. Al
pasar el predicador cerca de unas muchachas que trabajaban en la fábrica una de ellas
cayó al suelo llorando con una fuerte convicción. En unos minutos el avivamiento estaba
en toda la fábrica.
Este es uno de los episodios de la vida de Carlos Finney. Quien impulsó grandes
avivamientos por toda la Unión Americana.
Finney nació en una familia que no conocía la fe. Era abogado. Entre los libros que tenía
se encontraba una Biblia que compró debido a que hallaba muchas citas de ésta en los
libros de jurisprudencia. De ahí nació su interés en el culto de los creyentes.
En su autobiografía dice que empezó a asistir a los cultos de los creyentes y quedó
sorprendido porque semana tras semana los creyentes oraban por lo mismo y testificaban
que sus oraciones no habían sido escuchadas. Encontró en la Biblia la necesidad de pedir
con fe y esto le hizo confirmar que la Biblia era verdadera y que los creyentes no recibían
lo que pedían porque no tenían fe.
Al regresar sentía una paz tan grande que perdió el apetito. En su oficina tocó un himno en
el contrabajo como de costumbre y dice -mi corazón parecía derretirse, y solo podía
llorar…- Después de esto le pareció ver al Señor Jesucristo y no pudo dejar de llorar en
voz alta. Finalmente fue bautizado con el Espíritu Santo. Finney comentó que sintió como
ondas eléctricas que lo pasaban de un lado a otro, como si fuera amor líquido. Dijo -
¡Moriré si estas ondas continúan pasando sobre mí!. ¡Señor no soporto más!.-
En la noche el director del coro de la iglesia lo encontró en ese estado de llanto y gritos, y
fue a llamar a un anciano de la iglesia y un joven. El joven al ver lo que sucedía cayó de
rodillas angustiado y clamando -¡Oren por mí!-.
Al día siguiente la gente no dejaba de comentar la conversión del abogado y se congregó
en la iglesia para escuchar lo que había sucedido, a pesar de que no era día de culto.
Poco tiempo después fue a visitar a sus padres. Su padre lo recibió en la puerta y le dijo -
¿Cómo estás Carlos?- y Finney le respondió -Bien, padre mío, tanto de cuerpo como de
alma. Pero, papá, tú ya estás entrado en años; todos tus hijos ya son adultos y están
casados; sin embargo, nunca oí a nadie orar en tu casa- su padre bajó la cabeza y
comenzó a llorar diciendo -Es verdad, Carlos; entra y ora tú mismo.
Desde ese tiempo empezó un gran avivamiento que se extendió por los Estados Unidos de
Norteamérica.
John Wesley
El joven Wesley era apuesto y varonil, y le encantaban los juegos y en particular el baile.
En Oxford fue un líder, y durante la última parte de su estancia allí fue uno de los
fundadores del "Holy Club," una organización de estudiantes serios. Su naturaleza
religiosa se profundizó con el estudio y la experiencia, pero no fue hasta años después de
dejar la universidad y entrar bajo la influencia de los escritos de Martin Lutero que sintió
haber entrado en las plenas riquezas del Evangelio.
Fue al volver a Inglaterra que entró en aquellas mas profundas experiencias y que
desarrolló aquellos maravillosos poderes como predicador popular, que le hicieron un líder
nacional. En aquel tiempo se asoció asimismo con George Whitefield, de fama
imperecedera por su maravillosa elocuencia.
Lo que llevó a cabo bordea en lo increíble. Al entrar en su año octogésimo quinto, le dio las
gracias a Dios por ser casi tan vigoroso como siempre. Lo adscribía en la voluntad de
Dios, al hecho dc que siempre había dormido profundamente a que se había levantado
durante sesenta años a las cuatro de la mañana y que por cincuenta años predicó cada
mañana a las cinco. Apenas en su vida sintió algún dolor, resquemor o ansiedad.
Predicaba dos veces al día, y a menudo tres y cuatro veces. Se ha estimado que cada año
viajó cuatro mil quinientas millas inglesas, la mayoría a lomo de caballos.
Los éxitos logrados por la predicación Metodista tuvieron que ser alcanzados a través de
una larga serie de años, y entre las mas acerbas persecuciones. En casi todas las partes
de Inglaterra se vio enfrentado al principio por el populacho que le apedreaba, y con
intentos de herirle y matarle. Sólo en ocasiones hubo intervenciones de la autoridad civil.
Los dos Wesleys se enfrentaron a todos estos peligros con un asombroso valor, y con una
serenidad igualmente asombrosa. Lo más irritante era el amontonamiento de calumnias e
insultos de parte de los escritores de aquella época. Estos libros están totalmente
olvidados.
La comunión Wesleyana, que después de su muerte creció hasta constituir la gran Iglesia
Metodista, se caracterizaba por una perfección organizativa casi militar. Toda la dirección
de su denominación siempre en crecimiento descansaba sobre el mismo Wesley.
La conferencia anual, establecida en 1744, adquirió un poder de gobierno sólo a la muerte
de Wesley.
Carlos Wesley hizo un servicio incalculable a la sociedad con sus himnos. Introdujeron una
nueva era a la himnología de la Iglesia de Inglaterra. Juan Wesley dividió sus días entre su
trabajo de dirigir a la Iglesia, su estudio (porque era un lector incansable), a viajar, y a
predicar.
Wesley era incansable en sus esfuerzos por diseminar conocimientos útiles a través de su
denominación.
Planificó la cultura intelectual de sus predicadores itinerantes y maestros locales, y para
escuelas de instrucción para los futuros maestros de la Iglesia. El mismo preparó libros
para su uso popular acerca de historia universal, historia de la Iglesia, e historia natural.
En esto Wesley fue un apóstol de la unión de la cultura intelectual con la vida cristiana.
Publicó también los más madurados de sus sermones y varias obras teológicas. Todo
esto, tanto por su profundidad y penetración mental, como por su pureza y precisión de
estilo, excitan nuestra admiración.
Juan Wesley era persona de estatura ordinaria, pero de noble presencia. Sus rasgos eran
muy apuestos, incluso en su ancianidad. Tenía una frente ancha, nariz aquilina, ojos claros
y una complexión lozana. Sus modales eran corteses, y cuando estaba en compañía de
gentes cristianas se mostraba relajado. Los rasgos más destacados de su carácter eran su
amor persistente y laborioso por las almas de los hombres, la firmeza, y la tranquilidad de
espíritu. Incluso en controversias doctrinales exhibía la mayor calma. Era amable y muy
generoso.
A él le fue concedido avivar la Iglesia de Inglaterra cuando había perdido de vista a Cristo
el Redentor, llevándola a una renovada vida cristiana. Al predicar la justificación y
renovación del alma por medio de la fe en Cristo, levantó a muchos de las clases más
humildes de la nación inglesa desde su enorme ignorancia y malos hábitos,
transformándolos en cristianos fervorosos y fieles. Sus infatigables esfuerzos se hicieron
sentir no sólo en Inglaterra, sino también en América y en la Europa continental. No sólo
se deben al Metodismo casi todo el celo existente en Inglaterra por la verdad y vida
cristiana, sino que la actividad agitada en otras partes de la Europa Protestante podemos
remontarla, indirectamente al menos, a Wesley.
George Whitefield
Sus comienzos
En poco tiempo, cuando apenas contaba con 21 años de edad, ya era un ministro de la
Iglesia de Inglaterra en la Crypt Church, en Gloucester.
Su primer sermón, al domingo siguiente de ser ordenado, causó impacto en los presentes.
La mayoría se mostró conmovida, mientras que algunos mostraron un fuerte rechazo a
este encendido predicador. Así es que sus primeros pasos no serían para nada fáciles.
En ocasiones era insultado por algunos del público y hasta agredido con terrones. En
Basingstoke fue agredido a palazos. En Moorfield destruyeron la mesa que le servía de
púlpito y le arrojaron la basura de la feria. En Evesham las autoridades, antes de su
sermón, lo amenazaron con prenderlo si predicaba. En Exeter, mientras predicada ante un
auditorio de diez mil personas, fue apedreado de tal modo que llegó a pensar que le había
llegado su hora y en otro lugar lo apedrearon nuevamente hasta dejarlo cubierto de
sangre; Otras veces a causa del “disturbio” que podía generar, le vedaban el ingreso a los
templos. Así que fue transformándose en un especialista en predicar en los campos.
Pero el debate siguió entre los partidarios de una y otra postura. Finalmente Wesley debió
definir su posición. La Iglesia metodista se presentaba dividida por la controversia y al
tiempo se agruparon en dos confederaciones, cada una encabezada por Wesley y
Whitefield respectivamente, quienes, a pesar de esto, no permitieron que las disidencias
teológicas enturbien su amistad.
Whitefield realizó unos trece viajes a través del Atlántico, completando siete viajes
misioneros a América.
A lo largo de su vida como predicador realizó entre veinte y treinta mil sermones. Se
cuenta que en algunas ocasiones, las multitudes llegaban a un número de 80.000
personas. (Tan solo imaginemos que no existían equipos amplificadores).
Además realizó numerosos viajes a otros países como Escocia, en quince oportunidades,
Irlanda, las Islas Bermudas, Gibraltar y los Países Bajos.
Se cuenta que estando en Bristol, Inglaterra, predicó a cerca de veinte mil mineros,
conocidos por su mala reputación. Varios miles se convirtieron al Evangelio.
Su mensaje claro y directo atraía a ricos y pobres, amos y esclavos. El propio Benjamín
Franklin, uno de los padres de Estados Unidos, acudió en varias ocasiones a escucharlo.
Whitefield y Benjamín Franklin se conocieron, y a pesar de sus irreconciliables diferencias,
se hicieron grandes amigos. Franklin se transformó en uno de sus admiradores. En la
autobiografía de Franklin, hay un destacado lugar a la memoria de George Whitefield.
La fama de Whitefield pronto se extendió por todas las colonias. Algunos periódicos,
incluso reproducían sus prédicas, contribuyendo de esta manera a la difusión del
Evangelio.
Whitefield y su contemporáneo Johnatan Edwards, fueron los máximos predicadores del
siglo XVIII en América. Su labor provocaría el primer gran Avivamiento de la historia
americana: El Gran Despertar. La llama del Evangelio había cobrado intensidad en cientos
de miles de personas y reavivado a toda una nación.
El día de su entierro, las campanas de todas las iglesias de Newburyport doblaron y las
banderas se izaron a media asta. Miles de personas concurrieron a despedirse frente a
sus restos mortales. Tal como el lo deseaba, fue sepultado bajo el púlpito de la "Old South
Presbyterian Church", la Iglesia de sus amores.
“Es mejor ser un santo que un conocedor. De hecho, la única manera de ser un verdadero
conocedor es procurando ser un verdadero santo.”- George Whitefield
D.L Moody
El hombre más escuchado antes de la era electrónica.
Así se dice de este trascendente hombre de Dios nacido el 5 de febrero de 1837 en
Nortfield (Massachusetts, EE.UU.).
D. L. Moody quedó huérfano de padre a los cuatro años y la familia de seis hermanos tuvo
que enfrentarse a graves problemas financieron. A los siete años se vio obligado a
ponerse a trabajar. A los 17 se trasladó a Boston donde consiguió trabajo como ayudante
de zapatero.
Ambicioso en su trabajo pasó a ser vendedor y representante de una firma de zapatos con
lo que su posición económica mejoró notablemente. Trasladado a Chicago se hizo
miembro de miembro de la Iglesia Congregacional Plymouth. Allí alquiló cuatro bancos que
utilizaba para reunirse con sus compañeros de trabajo y gentes de la calle.
En 1858 comenzó su obra en los barrios bajos dedicándose a las Escuelas Dominicales.
La respuesta de los jóvenes le animó mucho. Para entonces estaba resuelto a servir a
Dios en aquella actividad, lo que hizo al cabo de dos años.
Durante la guerra civil americana no participó en ella por motivos de conciencia pero sirvió
como evangelista y toda obra social y humanitaria que pudo. En 1863 estableció en
Chicago una Iglesia de carácter interdenominacional. Fue nombrado Presidente de la
Asociación de Jóvenes Cristianos (YMCA) en 1866. En una convención de Escuelas
Dominicales conoció a Ira D. Sankey (v.), con quien permanecerá asociado durante el
resto de su vida.
En 1880 dio lugar a las Conferencias anuales Northfield que dieron lugar al Movimiento de
Estudiantes Voluntarios, dedicado a las misiones extranjeras. Fundó la Asociación de
Colportorado (1895) para proveer literatura cristiana a bajos precios. Son célebres sus
anécdotas y comentarios traducidos a los principales idiomas del mundo.
Nunca fue ordenado en el ministerio de ninguna iglesia, sin embargo fue el evangelista que
a más gente predicó en su época. Murió en diciembre de 1899 en medio de una campaña
evangelística, que estaba teniendo lugar en Kansas. “¿Y esto es morir? Pues es la
misma bienaventuranza. La tierra retrocede; se abre el cielo; Dios me llama. Debo
irme”, fueron sus últimas palabras.
(Fuente: spurgeon.ya.st)
Sin manipulación de llamadas al altar, sin utilizar métodos sensasionalistas o
emocionales, Spurgeon confiaba solo en Dios para convencer a los pecadores, como él
mismo dijo: No vengo a este púlpito esperando que quizás alguno por su propia
voluntad quiera volverse a Cristo. Mi esperanza está puesta en otra cosa, espero que mi
Maestro traerá algunos de ellos y dirá, eres mío, y serás mío, te reclamo para mí. Mi
esperanza surge del ofrecimiento de la Gracia que se ofrece gratuitamente, y no de la
libre voluntad del hombre.
Tanto su padre como su abuelo fueron pastores, fue criado en un hogar Cristiano, pero
fue en Enero de 1850 que se convirtió.
Spurgeon predicó su primer sermón en Agosto de ese mismo año. Spurgeon leyó El
Progreso del Peregrino a la edad de seis años y parece que luego lo leyó unas 100
veces.
Antes de sus 20 años había predicado cerca de 600 veces. Spurgeon típicamente leía 6
libros por semana, y podía recordar lo que había leído y la fuente aún años después.
Es interesante notar que a pesar de que Spurgeon fue un eminente pastor Bautista
durante todo su ministerio, Spurgeon encontró a Cristo en una Iglesia Metodista
Primitiva.
Tomó poco tiempo para ver el fruto de su Salvación. Spurgeon comenzó a trabajar para
el Señor con mucho celo. Empezó a repartir tratados y después empezó a testificar a la
gente acerca de Jesús. Luego empezó a enseñar en la Escuela Dominical.
Predicó su primer sermón cuando tenía solo 16 años, y la gente se admiraba de que un
adolescente predicara con tanto poder la Palabra de Dios.
A pesar de que los pastores protestantes eran evangélicos, eran pobres en doctrina. La
meta de Spurgeon estaba en enderezar a la iglesia con doctrina fuerte. Spurgeon dijo, Mi
labor diaria es revivir las viejas doctrinas de Gill, Owen, Calvino, Agustín y Cristo.
La teología de Spurgeon estaba centrada en Dios, centrada en Cristo. Su amor por el
Señor se manifestaba en sus predicaciones, tenía un gran amor por las almas del
mundo.
Los Cristianos se alimentaban y los pecadores necesitados eran confortados bajo su
ministerio, pero sobre todo los pecadores eran llamados a venir a Cristo.
También dijo de una manera fuerte, Hay suficiente polvo en algunas de vuestras Biblias
que podeis escribir con vuestros dedos sobre ella la palabra: condenación
Cuando Spurgeon llegó a la Iglesia de New Park Street en 1854, esta congregación que
en años anteriores había tenido alrededor de 1200 miembros, tenía solo 232 miembros
ahora, pero durante el ministerio de Spurgeon por 38 años el número se había
incrementado a 5.311.
La iglesia era la congregación bautista independiente más grande del mundo.
Spurgeon llevó a sus servicios al Primer Ministro W.E. Gladstone, a miembros de la
familia Real, miembros del Parlamento, etc.
Spurgeon dijo en otra ocasión, Supongamos que Dios trajera a los hombres a la
Salvación por causa de los méritos de ellos. ¿Dónde estarías vosotros borrachos? ¿Qué
harías vosotros maledicientes? Vosotros que habías sido impuros y sucios, y cuyos
corazones habían rechazado a Dios, y que aun hoy no lo amais, qué harías? Pero
cuando entendemos que es por pura Gracia, entonces toda la vida pasada, tan oscuura y
maligna como haya sido, no puede retenerte para que no vengas a Jesús.
Tabernáculo Metropolitano.
Spurgeon era un hombre de oración, que vivía en su espíritu en comunión con Dios.
Según el Doctor Wayland Hoyt un americano:
Yo estaba caminando con el (con Spurgeon) en el bosque, y cuando llegamos a cierto
lugar simplemente dijo, venga arrodillémonos junto a esta cabaña y oremos, y así elevó
su alma a Dios en la más reverente y amorosa oración que he oido.
Orar era tan natural para él como respirar.
También, según el Dr. Theodore Cuyler, mientras caminando por el bosque tuvieron un
tiempo de humorismo, Spurgeon paró de repente y dijo, Venga Theodore, agradezcamos
a Dios por la risa y allí mismo oró.
Siempre estoy inclinado a tomar la habitación más baja en la casa de mi Padre, cuando
entre al Cielo, Spurgeon era un hombre muy humilde, a pesar de que miles de personas
iban a escucharlo, nunca tomó la gloria para sí mismo, porque se veía a sí mismo como
nada y daba toda la gloria a Dios. Spurgeon dijo: será para estar entre el más pequeño
entre los pequeños de los santos, y con el más pecador de los pecadores
Por muchos años fue afectado por una agonía física severa pues sufría de gota, además
su esposa fue semi-inválida toda la vida, sin embargo fue siempre su secretaria personal
y fue la que continuó el trabajo de publicación de sus escritos aun después de la muerte
de él.
Muchas veces estuvo con gran dolor mientras predicaba. El sabia lo que era sufrir, y su
ministerio fue atacado por oponentes.
A pesar de estar enfermo, Spurgeon tomaba tiempo para escribir a un muchacho que
nuncao conoció, y del cual solamente sabía por las oraciones de sus padres.
Durante sus últimos días estuvo parcialmente consciente, la Señora Spurgeon y los
doctores sabían que pronto se iría. Cayó en completa inconciencia desde el 28 de Enero
hasta la tarde del 31 de Enero de 1892, cuando entró por la puerta celestial para estar
con su Padre a la edad de 58 años.
El cristianismo fue cambiado para siempre por el avivamiento de la Calle Azusa en Los
Ángeles a principios del siglo pasado. Allí se celebraban cultos tres veces al día los siete
días de la semana durante sus días gloriosos, desde 1906 hasta 1909. Las reuniones,
dirigidas por William J. Seymour, pastor afroamericano, tenían lugar en el desvencijado
edificio de una misión bajo el nombre de Fe Apostólica. Por imposible que en aquellos
momentos pareciera, el avivamiento de la Calle Azusa estaba destinado a convertirse en
un momento decisivo en la historia mundial del cristianismo.
Los humildes creyentes que se reunieron en la Calle Azusa en 1906 no se habrían podido
imaginar siquiera los resultados históricos del avivamiento que ellos ayudaron a desatar en
Los Ángeles. Hoy, el movimiento pentecostal mundial es el beneficiario de muchos legados
duraderos, influyentes y de largo alcance, del avivamiento de la Calle Azusa.
El mensaje que atrajo multitudes a la Misión de la Calle Azusa era considerado nuevo,
novedoso, y revolucionario. Los cristianos de la época actual podían recibir el bautismo en
el Espíritu Santo como lo habían recibido los apóstoles en el día de Pentecostés, con la
evidencia bíblica de las lenguas. El padre teológico de este mensaje fue Charles Fox
Parham, antiguo pastor metodista que se había unido al Movimiento de Santidad. En la
Escuela Bíblica Bethel (fundada en Topeka, Kansas, en 1898), los estudiantes de Parham
sostenían que las lenguas eran la evidencia de esta bendición pentecostal. La primera
persona que esperimentó este fenómeno en Bethel fue Agnes Ozman. Lo ocurrido allí en
el día de Año Nuevo de 1901 se convirtió en el prototipo del pentecostalismo moderno.
A diferencia de lo que suelen indicar los estereotipos, Seymour era un pastor de habla
sosegada, conocido en la iglesia afroamericana más como maestro que como dinámico
predicador. Era un hombre profundamente espiritual que impresionaba a todos los que lo
conocían.
William Durham decía que Seymour era "el hombre más manso que [hubía] conocido
jamás", un hombre que mantenía una "dependencia indefensa en Dios", y un hombre que
estaba "tan lleno de Dios, que se sentían el amor y el poder cada vez que se estaba cerca
de él".
John G. Lake decía: "No creo que en los tiempos modernos ha habido hombre alguno que
haya recibido en su vida un diluvio más maravilloso de parte de Dios, que el derramado
por Él sobre este estimado hombre, y así, la gloria y el poder de un verdadero Pentecostés
barrió el mundo entero".
En cuanto a su estilo como predicador, Arthur Osterberg decía que era "manso y hablaba
con sencillez; no era orador. Hablaba en el lenguaje corriente de la clase sin estudios.
Podía predicar durante tres cuartos de hora sin más emocionalismo que este poste. No
agitaba los brazos para lanzar rayos y centellas, ni era posible imaginárselo así".
En contraste con los críticos que describen a Seymour como "sucio, sin cuello y sin
estudios", fue eficaz como líder y como emprendedor del avivamiento. Sus artículos
de Apostolic Faith , la publicación periódica de la Calle Azusa, revelan que se enfrentaba a
los retos históricos y teológicos del Movimiento que se estaba desatando desde su iglesia.
La revista Christian History incluye a Seymour en la lista de "los diez cristianos más
influyentes del siglo XX".2
En How "Pentecost" Came to Los Angeles ["Cómo llegó Pentecostés a Los Ángeles"],
Bartleman daba unos relatos sumamente gráficos como testigo presencial de las reuniones
de Azusa. Sin el periodismo de Bartleman, es de dudar que el avivamiento de la Calle
Azusa hubiera hecho el impacto que hizo en el mundo entero. El poder de la prensa
religiosa es uno de los legados perdurables de la Calle Azusa.3
El movimiento
Uno de los legados perdurables e influyentes de la Calle Azusa es el movimiento
pentecostal moderno, con su derivación, el movimiento carismático. En muchos sentidos,
la Misión de la Calle Azusa fue el prototipo del pentecostalismo moderno. La mayoría de
las noticias acerca del nuevo movimiento procedían de Los Ángeles, y no de Topeka. El
registro histórico señala que a lo largo y ancho de los Estados Unidos, Europa, Asia,
América Latina, y África, los primeros informes sobre el nuevo movimiento afirmaban que
había comenzado en Los Ángeles, bajo un pastor afroamericano. Años después, líderes
como J. Roswell Flower llamaron la atención hacia las raíces del movimiento en Topeka
bajo Charles Parham.
G.B. Cashwell
William H. Durham
A.H. Argue
John G. Lake
Gunnar Vingren
Luigi Franceson
Ivan Voronaev
El movimiento se extendió por el mundo entero bajo los emocionantes ministerios de los
Peregrinos de la Calle Azusa que recibieron su experiencia pentecostal allí. Entre ellos
estaban G. B. Cashwell (el sur de los Estados Unidos), C. H. Mason (la Iglesia de Dios en
Cristo). William H. Durham (Chicago, el Medio Oeste de los Estados Unidos, y Canadá);
Mary Rumsey (Corea), A. H. Argue (Canadá), y John G. Lake (Suráfrica). Más tarde, hubo
personas que habían recibido de forma indirecta la influencia de la Calle Azusa, que
llevaron el mensaje y la experiencia pentecostales al mundo entero. Entre ellos estaban
Thomas Ball Barratt (Oeste de Europa y Gran Bretaña), Daniel Berg y Gunnar Vingren
(Brasil), Luigi Francescon (Italia, Argentina y Brasil) e Iván Voronaev (Rusia y las naciones
eslavas).
Los pentecostales fueron los primeros cristianos desde la iglesia antigua que asociaron las
lenguas con el bautismo en el Espíritu Santo. Antes de 1901, miles de personas de los
grupos de Santidad y de Keswick habían afirmado tener un bautismo en el Espíritu Santo
con diversas evidencias que daban validez a su experiencia. Después de 1908, los
pentecostales escogieron la expresión evidencia inicial para describir la forma en que
entendían la experiencia pentecostal. Esto significaba que los otros dones del Espíritu
también eran evidentes, aunque las lenguas eran el primero en manifestarse, como había
sucedido en el libro de Hechos. Puesto que el principal texto usado para dar validez a la
experiencia era Hechos 2, el movimiento recibió el nombre de pentecostal .
Después de 1960, el movimiento carismático proclamó que otros carismas, y con ellos el
fruto del Espíritu, podían ser evidencia de la experiencia pentecostal. Citando pasajes de 1
Corintios, los nuevos pentecostales de las iglesias tradicionales prefirieron que se les
llamara carismáticos , en vez de neopentecostales, como se les había llamado primero.
Así, el nombre de carismáticos indicaba que todos los dones del Espíritu daban igualmente
validez al bautismo en el Espíritu Santo.
Aunque la separación de etnias volvió a aparecer entre los pentecostales después del año
1910, el sueño se mantuvo vivo. Esto quedó demostrado en 1994 con el Milagro de
Memphis, cuando la Confraternidad Pentecostal de América del Norte, totalmente blanca,
fue sucedida por las Iglesias Pentecostales/Carismáticas de América del Norte, un grupo
interracial e intercultural.5
Otras damas importantes de la Calle Azusa fueron Florence Crawford y Clara Lum. Estas
damas blancas formaron parte del personal de la Misión y ayudaron en la administración
de la iglesia. Cuando Seymour comenzó su publicación Apostolic Faithen 1906, ambas
fueron las principales correctoras y promotoras del periódico. En su momento de mayor
circulación, se enviaba Apostolic Faith gratuitamente a cincuenta mil suscriptores. Lum era
importante porque había trabajado antes como secretaria privada de Phineas Bresee, el
fundador de la Iglesia del Nazareno.
Jennie Moore, Lucy Farrow, Julia Hutchins, Clara Lum, y Florence Crawford se convirtieron
en las primeras de muchas mujeres en el ministerio pentecostal que propagaron el
mensaje por el mundo entero. Las mujeres predicadoras habían florecido en los círculos
de Santidad durante décadas antes de 1900, siendo Marie Woodworth-Etter la más
conocida de todas. Después de la Calle Azusa, Ida Robinson, Aimee Semple McPherson y
Kathryn Kuhlman continuaron la tradición. En realidad, Crawford, McPherson, y Robinson
fundaron denominaciones enteras.
Una de las razones de que las mujeres florecieran en el movimiento pentecostal fue el uso
ungido de los dones del Espíritu. Utilizando como guía al profeta Joel, las mujeres
pentecostales se incluían entre los "hijos e hijas" que profetizarían y los "siervos y siervas"
sobre los cuales se derramaría el Espíritu al final de los tiempos (Joel 2:28; Hechos 2:17,
18). Al mirar al pasado, comprendemos que la Calle Azusa significó un importante avance
para la causa de las mujeres en el ministerio.6
Los pobres
Los historiadores y los sociólogos consideran ahora que las reuniones de la Calle Azusa
eran en esencia un fenómeno del Tercer Mundo. En cierto sentido, Seymour representaba
a la gente pobre, marginada y desheredada del mundo. Puesto que cerca de ochenta por
ciento de la población mundial cae hoy dentro de esta categoría, la Calle Azusa simboliza
el amor de Dios por los muchos que tienen poco en cuanto a bienes o estima del mundo.
Hay quienes han dicho que el pentecostalismo "es el refugio de las masas". Otros han
dicho que es la religión favorita del Tercer Mundo.
Los que se convierten en cristianos consagrados rompen el poder del pecado en su vida,
se vuelven ciudadanos honrados y trabajadores, y comienzan a prosperar. Los
pentecostales experimentan lo que Donald McGavran llamaba "redención y ascenso", que
los saca de la pobreza para llevarlos a una prosperidad relativa. No obstante, la mayoría
de los pentecostales no tenían planes de seguir siendo pobres, y muchas veces se
sintieron atraídos por enseñanzas relacionadas con la riqueza y la prosperidad.
Como ha mostrado Grant Wacker en Heaven Below ["El cielo aquí abajo"], muchos de los
hijos de la Calle Azusa eran personas de gran inteligencia natural, las cuales, a pesar de
sus desventajas económicas, usaron esa inteligencia natural y sus habilidades
empresariales para edificar grandes iglesias y ministerios.7
La MÚsica
Un legado de la Calle Azusa que ha tenido largo alcance, y sin embargo, ha sido notado
raras veces, es el nuevo estilo de música de adoración que ha terminado por extenderse
en el mundo entero. Puesto que en la Calle Azusa había una mezcla de estilos de
adoración tanto blancos como negros de Santidad, era inevitable que el genio musical del
pentecostalismo negro tuviera una influencia cada vez mayor entre los pentecostales.
Aunque los adoradores de la Calle Azusa cantaban los antiguos himnos metodistas y de
Santidad, como "The Comforter has Come" ["Ha llegado el Consolador"], favorito de
Azusa, gradualmente la creatividad musical negra se fue extendiendo y terminó por influir
en las iglesias de blancos. El hecho de que Elvis Presley creciera en una iglesia
pentecostal ayuda a explicar el desarrollo de los estilos actuales de la música popular, en
la cual se refleja la influencia de la música "country", así como el ritmo y los "blues".
En el mundo de hoy, las iglesias de muy diversas tradiciones están cantando cantos de
adoración inspirados por el movimiento pentecostal y el carismático. Junto con la música
se ven también los estilos pentecostales de adoración, como el de levantar las manos, o
cantar en el Espíritu, presentar palabras proféticas, y orar por los enfermos.
El Evangelismo
Es posible que el legado de la Calle Azusa que haya tenido un alcance mayor sea su
enseñanza y práctica del poder dado por el Espíritu Santo para el evangelismo. Por
encima de todo lo demás, la Calle Azusa fue un movimiento misionero. Eran muchos los
misioneros que iban y venían durante el avivamiento. Pocos meses después que
comenzaran las reuniones, Apostolic Faith informaba sobre avivamientos pentecostales en
Nueva York, Londres, Oslo, Estocolmo, y la India.
Al final, los peregrinos de la Calle Azusa propagaron la noticia por el mundo entero, se
fundaron miles de iglesias, y se convirtieron millones de personas. Hoy se calcula que la
mayor parte de las conversiones procedentes del paganismo se producen gracias a
esfuerzos pentecostales y carismáticos.
Un siglo después de haber comenzado los cultos de la Calle Azusa, hay más de
seiscientos millones de pentecostales y carismáticos en el mundo. Esto da testimonio del
buen éxito evangelístico del Movimiento.8
ConclusiÓn
El pequeño grupo de adoradores que se reunieron en la Calle Azusa en 1906 nunca
habrían podido imaginar siquiera los históricos resultados del avivamiento que ellos
ayudaron a desatar en Los Ángeles. Nunca pertenecieron a una gran denominación.
Ninguna de las grandes denominaciones pentecostales de hoy, como las Asambleas de
Dios o la Iglesia de Dios en Cristo, se puede arrogar la exclusividad en cuanto a esta
Misión.
La Calle Azusa pertenece a todo el cuerpo de Cristo. No son sólo los afroamericanos los
que pueden reclamar como suyo a Seymour, ni tampoco los pentecostales solamente; él
pertenece a todo el cuerpo de Cristo, en todas las naciones, etnias y pueblos. Y el
bautismo en el Espíritu Santo, con los dones y las gracias que le acompañan, no
pertenece solo a los pentecostales, sino que es de todo el cuerpo de Cristo.