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Macrowikinomía: reiniciando el sistema

Co-autor de uno de los libros más leídos acerca de los cambios que vivimos
(Wikinomics), conferenciante reciente en Fundación Telefónica y co-autor del libro del
que quiero dejar cuatro pinceladas, Tapscott es un convencido del valor que aporta
compartir las ideas.
Manifestaba hace poco en una entrevista reciente que no entiende que en muchas
organizaciones no se comparta: “Guardar algo no tiene sentido. La riqueza en un mundo
interconectado solo se consigue sumando, aportando valor”.
Innovación social, empresas abiertas, nuevos modelos de negocio, siempre con la
colaboración, la interconexión como base, de lo que se trata es de reinventarnos.
Al estilo de What would Google do? pero mucho más centrados en la colaboración,
Tapscott y Williams ofrecían a Businessweek un resumen bastante exhaustivo de ideas,
sectores y ejemplos de aplicación en “Macrowikinomics”, todavía no en español.

Reiniciando el mundo
La web es un nuevo mecanismo de innovación, que reescribe las reglas de la
colaboración en muchos sentidos (del mismo modo definía el concepto de “redes
sociables”, lugares en los que diversificamos una tendencia natural a “estar juntos” que
aumenta exponencialmente sus posibilidades hoy).
Si la revolución industrial trajo servicios para todos/as, masivos, hoy emergen
cuestiones de sostenibilidad de todo ello, de sensibilidad medioambiental. Consumo
colaborativo, ciencia, innovación abiertas a las ideas de todos/as, son ejemplos actuales.
Los nuevos modelos de colaboración no finalizan con la producción de software,
medios, entretenimiento, cultura. Debemos pensar en formas de gobierno,
educación, ciencia, energía, salud, también open source.
Vamos, como también decíamos en La generación we y anticipábamos en un reciente
post sobre tendencias en 2011, recordando también a Bauman, hacia un nosotros cada
vez más amplio: En un mundo en que los problemas son a escala global, las soluciones
deben ser también globales, más allá de un sistema erigido en la primacía de intereses
nacionales o corporativos.

Volviendo al libro, nos presenta varios ejemplos:


-Abriendo la industria de los servicios financieros
Especialmente necesitada de regulación abierta, social cuando la institucional nos ha
dejado en la crisis que vivimos.
-Modelo descentralizado para la producción de coches
En este caso se expone un buen ejemplo de producción distribuida y open innovation en
un sector en el que no es habitual: Local motors. En lugar de un equipo de diseño o
laboratorios propios de I+D, Rogers tiene una comunidad de casi 5000 diseñadores de
121 países, diseñando de forma colectiva. A la hora de producir se sigue un modelo de
distribución desde distintas marcas.
-Redes mundiales de energía abierta
Comentábamos la tendencia general hacia las tecnologías “verdes”. Si tratamos la red
energética como una plataforma abierta podremos construir aplicaciones para conservar
energía como pueden los desarrolladores de software desarrollar aplicaciones en
entornos de este tipo.
Ejemplo de red inteligente es el de Google’s PowerMeter, herramienta de vanguardia
mediante la que los usuarios pueden comparar usos energéticos por vecindad, código
postal o contacto en Facebook. Se trata de una plataforma abierta, integrable en móviles,
televisión, redes sociales, etc…
-Cuidado colaborativo de la salud
Fundado en 2004 por un usuario ya fallecido, PatientsLikeMe es una comunidad web de
pacientes con enfermedades atípicas o que alteran mucho la vida. Con más de 60 mil
pacientes aportando datos constituye en sí misma un lugar ideal para investigar y dar
pistas sobre tratamientos aún no existentes. Más allá de una red social funciona como
marco médico abierto, así como proyecto de investigación a gran escala.
Constituye un modelo para la medicina del futuro, con pacientes como prosumidores,
productores de bienestar más que consumidores pasivos de una sabiduría médica casi
intocable.
-La sordera de la industria de la música hacia lo digital
Un 95% de las descargas de música son ilegales en el mundo, lo cual las convierte en
algo integrado en la cultura. No tiene sentido mantener o inventar sistemas de control
cada vez más irracionales. Es momento de pensar en alternativas on demand en las que
se pague a los autores según popularidad, entre otros muchos posibles y nuevos
modelos de negocio.
-La emergencia de la regulación ciudadana
Participación, transparencia, con el ejemplo de Wikileaks, añadiría, como signo de los
tiempos.
Todo ello, como decíamos en “Cada vez más tú, cada vez más yo, cada vez más
Nosotros”, respetando a un individuo más inteligente, más crítico, con una identidad
cada vez más fuerte e independiente también de referentes nacionales, corporativos,
institucionales, cuya comunidad, cuyo nosotros está en un mundo interconectado.

Publicado en Neumattic, Dolors Reig El caparazon

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