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Contemplar la inmensa belleza externa que nos rodea, es darnos cuenta


de nosotros mismos y del manantial que reposa en nuestro interior. Es ser
conscientes de nuestras miradas, de la luz que nos ilumina, de los
maravillosos cambios que hemos vivido.

Un profundo amor nos acerca naturalmente a la contemplación de lo que


fuimos, un aliento de gracia nos hace cerrar los ojos y dejar que el paisaje
penetre todo nuestro ser. Somos lo contemplado y el contemplador en
una simbiosis inseparable de unión. Cada cicl o es más perfecto y
armónico, dando paso a nuevas criaturas, nuevas dimensiones de nuestro
espíritu. Evolucionar y ser parte de este proceso, es un alto privilegio
humano, que deberíamos bendecir a cada instante.

Pertenecer al campo de la energía conscien te, que se transforma a sí


misma y al universo, es deslizarnos sutilmente por la cadena de amor más
perfecta jamás imaginada. La adaptación, es la sagrada fluidez de los
eventos. La fuerza física y el racionamiento lógico son aquí un estorbo
para la evolución. Su espacio se reduce, al desear para sí mismo,
separándonos de los demás.

Estar conectados a la energía consciente, es sentir sin palabras y mirar sin


ojos. Nuestra madre tierra despierta de un largo sueño. Y el centro de su
corazón tiene ahora una revolución incesante de átomos, que orbitan
vertiginosamente todas las capas de su esfera. Cuando este movimiento
interno llegue a la superficie, su luz cegara por completo nuestros
sistemas oculares, Dejándonos a oscuras. Por eso ahora, cada vez más,
somos expuestos a las fallas de nuestros sentidos externos.

Esta revolución interna penetrara toda nuestra superficie y la tierra se


moverá tan rápido que nos parecerá que se detiene. Y cuando todo el
movimiento se haya sincronizado con todas las esferas del universo, nos
veremos nuevamente a nosotros mismos, a todas las criaturas que orbitan
el cosmos y viviremos realmente compenetrados con nuestra naturaleza
esencial.
Nuestras miradas reflejaran nuestro microcosmos interno y podremos ver
las esferas que contienen nuestra luz, reflejándonos nuestra igual dad y
diferencia en unidad. Desde una óptica espiritual de armónica y amor
verdadero. Y nuestra memoria tendrá consciencia de sus procesos, de sus
cambios y transformaciones, del lugar que ocupamos en la cade na
amorosa del espíritu.

Conoceremos la iluminación en sí misma, la gracia de su poder, la


voluntad infinita del creador,el alma inmortal y eterna que mora en
nosotros. Nos dejaremos guiar por el corazón del uno, de ese algo
maravilloso y misterioso que late en nuestro interior. Desaparecerá el
dolor, la enfermedad, la desigualdad. Valoraremos la vida en todas sus
manifestaciones, con respeto, bondad y compasión. Veremos nuestro
propósito cósmico en cada evento que fluye.Dios, nuestro ser superior
interno, nos hablara secretamente al oído, revelándonos el misterio de
nuestra presencia. Tomándonos amorosamente de las manos y
descubriendo ante nuestros pequeños ojos, la infinita voluntad que nos
une.

Nos veremos Idénticos en nuestro espíritu interior, semejantes a la luz del


sol, y diferentes, por cuanto la cadena del espíritu eterno se perfecciona
así misma, en unidad con todos los átomos, infinitamente.

La voz de este átomo perfeccionado, es el alma del aliento, que como un


inmenso rio navega hacia el mar. Cubriendo toda nuestra madre tierra, y
haciéndola germinar en silencio, cual plantaciones brillantes de estrellas
que crecen en la superficie de nuestra amada tierra. Su volumen se hará
mayor al igual que su energía, alimentándonos los centros c ósmicos y
limpiando los hilos sagrados que nos elevan fuera de nuestro cuerpo
físico. Tomando prestada la forma de su fuente interna, y del infinito
creador y dador de amor.

Nuestro átomo eterno e inmortal

Jamás ha sido visto ni lo será,

Permanece oculto en la más oscura verdad.


El dolor lo hace germinar

Y el amor le regresa su luz:

Le regala un cuerpo,

Sin ambición ni propósito,

Se pierde así mismo

En el tiempo y el espacio,

Luego, en la caída del abismo

Es levantado,

Aturdido y perplejo

Sin comprensión

Se deja guiar

Por un pensamiento nuevo,

Una llama que arde sin cesar

Y transformacaóticamente

su física percepción.

Es infinita la visión,

La luz que emana en su corazón

No cabe en ningún espacio ni tiempo ,

Por tanto deberá continuar oculto

Porque en lo visible no es imaginable.

En silencio, oculto en la brisa, el agua, el sol,

y las pupilas dilatadas por el dolor,

Libera su aliento,

Su infinito amor
Su resplandor.

Sus brazos se extienden

Donde jamás ninguna luz llego,

Y como el calor que susurra la madre

A su hijo recién nacido,

Así, de dulce

Cubre nuestra esfera con su amor

Y la eleva de paz,

A todos los mundos,

Los universos͙

Las almas.

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