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Facultad de Educación
Legislación Educativa
I Cuatrimestre
¿En qué piensa cuando visita los ríos y las montañas o cuando viaja entre ellos?
Hace 156 años un nativo americano llamado Jefe Seattle expresó de lo que sería
capaz de hacer el hombre blanco con las tierras de los Suwamish. Su sabiduría le
permitió ver aquello que hoy vivimos. Este nativo americano tenía muy presente que
]ios creó la naturaleza por encima del hombre, ella la madre naturaleza estuvo aquí
antes que nosotros, pero lamentablemente esa visión no impidió que el hombre blanco
pisoteara a la madre naturaleza como si fuera obra de ellos, como si les perteneciera.
]esde el principio de la creación, ]ios creó los cielos, la tierra y los mares y vio
que era bueno y así fue con la naturaleza. Él tomo su sabiduría, su tiempo y su amor
para darnos este maravilloso regalo llamado por los humanos, creyentes, y científicos
Tierra. A pesar de este regalo, gracias a las sagradas escrituras, sabemos que el ser
humano ha retorcido el objetivo que ]ios tenia con sus hijos y por eso grandes
destrucciones se dieron tales como el diluvio. El es ]ios de todos los hombres y todo
mal que se le haga a la divina creación provocará la ira de ]ios.
Es cierto que el hombre ha tenido que desforestar para dar paso a la agricultura
para poder alimentarse, pero ¿por qué no se continuó haciendo como nuestros
aborígenes? En Costa Rica, zonas como Talamanca donde aún quedan pocos amantes
de la madre naturaleza como los bribris, cultivan por periodos de 6 meses, y luego
dejan descansar la tierra por 1 año.
Pero, ¿qué se ha hecho en el resto del mundo, lo que se conoce como grandes
ciudades y de las cuales muchos están orgullos de visitar aunque no puedan tomar el
sol por que los grandes edificios cubren la luz del día? En las grandes ciudades se
deforesta y se siembra; se deforesta y se construye; se deforesta y se abandona la
región.
Las causas apenas se empiezan a vivir. Los desastres naturales agobian con
tanta muerte y destrucción, pero que hacer si la tierra ya está cansada. Los huracanes,
terremotos, derrumbes, las sequias, las inundaciones, son los gritos de la madre tierra
para decir el mal que se le ha hecho y que solo es el inicio. ]ios, la tierra y el hombre
son un todo, lo que afecta a uno afecta a todos.
Parte del inicio de la oratoria del Jefe Seattle dice; ³¿Cómo se puede comprar o
vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña.´ Aún y
después de 155 años se puede decir que comprar o vender el cielo o el calor de la
tierra es extraño. Ahora en el siglo XXI, con el pensar actual se podria preguntar ¿Cómo
restaurar cientos y miles de bosques vírgenes? ¿Cómo devolver a los mares la pureza
que el petróleo ha robado? ¿Cómo devolver el frio a los polos? ¿Cómo devolver la
diversidad de plantas y animales? y ¿Cómo desaparecer el hoyo en la capa de ozono?
Finalmente debemos empezar por lo que el Jefe Seattle solicitaba a los hombres
blancos; ³Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es
nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los
hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.´ Es hora de aprender a
amar a la madre naturaleza, a respetarla, preservarla, restaurarla y darle todo ese amor
y entrega que no se ha dado en tantos años.
Para las personas que lamentablemente dependen del daño que ha hecho el
hombre, pueden empezar por reducir. Si se reduce el consumo, contribuimos a
disminuir el impacto en el medio ambiente. La reducción no es solamente de productos
de vidrio, plástico, papel, entre otros materiales; también incluye reducir el consumo de
energía eléctrica, reducir el consumo de agua, así como otros recursos renovables y no
renovables. Se debe comprar lo que realmente se necesita, no por consumismo, moda
o tendencia.
El último paso se refiere al famoso y muy utilizado reciclaje. Reciclemos todo aquello
que no se pueda reducir su compra o bien no se pueda reutilizar.
La madre naturaleza se lo agradecerá.