You are on page 1of 11

UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

FACULTAD DE MEDICINA

LICENCIATURA EN MÉDICO CIRUJANO

ASIGNATURA: SALUD PÚBLICA “A”

DETECCIÓN OPORTUNA DE PATOLOGIAS DE VÍAS


URINARIAS ALTAS Y BAJAS

DRA. MARIA DEL SOCORRO GUADARRAMA ORTEGA

PRESENTA: MARIO ABEL HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ

CICLO ESCOLAR: 2008 - B

04 DE OCTUBRE DE 2008
DETECCIÓN OPORTUNA DE PATOLOGIAS DE VÍAS URINARIAS ALTAS Y BAJAS

♦ INSUFICIENCIA RENAL AGUDA:

Se define como un rápido deterioro (en horas, días o semanas) de la función renal, manifestada por
aumento de la creatinina y de los productos nitrogenados (urea).
Casi siempre (60%) se acompaña de una disminución de la diuresis (cantidad eliminada de orina),
aunque en ocasiones esto no es referido por el paciente o no se detecta. Otras alteraciones
acompañantes son los trastornos de los iones y del equilibrio ácido-base.

Se distinguen tres grandes grupos generales de posibles causas de insuficiencia renal aguda. Estas
son:
• Origen prerrenal: Secundaria al bajo aporte o ingesta de líquidos, o al aumento de
la pérdida de estos (diarrea, hemorragia, vómitos, uso de diuréticos). También puede ser
secundario a un cuadro de insuficiencia cardiaca o al uso de antiinflamatorios,
anestésicos, etc....
• Origen renal: Secundaria a enfermedades del riñón, como glomerulonefritis,
arteriosclerosis o isquemia renal; uso de fármacos nefrotóxicos (anfotericina, ciclosporina,
aminoglucósidos, etc). No obstante, la causa más frecuente de insuficiencia renal aguda
de origen renal es la persistencia en el tiempo de un fracaso renal prerrenal, el cual
termina dañando el parénquima del riñón y ocasionando el cuadro conocido como
necrosis tubular aguda.
• Origen post-renal: secundaria a la existencia de cálculos renales, o al aumento del
tamaño de la próstata, o a la existencia de estrechamiento de la uretra, etc... que impide
una correcta diuresis por obstrucción de las vías urinarias.

Medidas preventivas
Es importante mantener una adecuada ingesta hídrica diaria, a más de dos litros de agua, pudiendo
ser incluso mayor en los pacientes que realizan mucho ejercicio, que están expuestos a ambientes
calurosos con importantes pérdidas por sudoración, etc....
Así mismo se debe evitar toda aquella medicación que dañe al riñón, y cuando su uso sea
imprescindible, es recomendable hacer controles periódicos de creatinina para vigilar la función renal.

♦ INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA:

Se define como una disminución progresiva e irreversible de la cantidad de sangre filtrada a nivel
renal, que ocasiona una retención de productos tóxicos y la aparición de trastornos de los iones y del
pH sanguíneo, los cuales son secundarios a la perdida de la capacidad excretora urinaria del riñón.
Además también existe una disminución de su actividad endocrina, que condiciona la aparición de
anemia y trastornos en el balance calcio-fósforo.
Dichos trastornos comienzan a aparecer cuando la filtración sanguínea a nivel de los glomérulos
renales es inferior a 30-40ml por minuto (menos del 25% de lo normal), y ocasiona el síndrome
conocido como síndrome urémico.
Esta perdida progresiva de la función renal ocurre a lo largo de un tiempo variable, a veces incluso
años, y puede ser asintomática hasta etapas finales de la enfermedad. Su incidencia ha aumentado
en los últimos años debido a la mayor supervivencia de la población.

Las posibles etiologías de la insuficiencia renal crónica son múltiples. Las más frecuentes son:
• La hipertensión arterial, que produce cambios en los vasos sanguíneos renales,
que ocasiona una disminución en su calibre y por tanto una menor llegada de sangre al
riñón.
• La diabetes Mellitus, cuyo mecanismo de lesión renal es similar al anterior.
• La glomerulonefritis crónica.
Otras causas menos frecuentes de daño renal crónico son:
• Enfermedades sistémicas como mieloma múltiple, lupus eritematoso sistémico,....
• Enfermedades heredo-familiares como la poliquistosis renal.
• Patología a nivel del intersticio renal.
• Uso prolongado de fármacos nefrotóxicos u otras nefropatías tóxicas.
Medidas preventivas
Se debe evitar toda aquella medicación que dañe al riñón, y cuando su uso sea imprescindible, es
recomendable hacer controles periódicos de creatinina para vigilar la función renal.
Es muy importante controlar correctamente todas las patologías implicadas en su génesis. Así se
debe corregir y tratar cuidadosamente la hipertensión arterial, la diabetes, el exceso de lípidos
sanguíneos, lo cual evitará una progresión rápida de la arteriosclerosis y por tanto de la lesión de los
vasos sanguíneos renales. También es recomendable una buena hidratación diaria a más de dos
litros de agua al día.

♦ INCONTINENCIA URINARIA:

La continencia urinaria es una función básica adquirida en la infancia, y su pérdida debe ser
interpretada siempre como síntoma de una disfunción. Las cifras de prevalencia en la población
aumentan progresivamente con el envejecimiento, aunque puede manifestarse a cualquier edad. Es
más frecuente en las mujeres que en los hombres. A pesar del alto numero de personas que la sufren
y el deterioro de la calidad de vida que conlleva, sorprende el bajo índice de consultas generadas por
este motivo. La 'incontinencia urinaria' como cualquier pérdida involuntaria de orina a través de la
uretra, que se demuestra de manera objetiva, y que genera alguna molestia en el paciente.
Podemos clasificar la incontinencia urinaria en varios tipos:
• Incontinencia de urgencia: existe una sobreactividad del músculo detrusor, que
provoca contracciones involuntarias del mismo, motivando los escapes de orina. Estos
van precedidos de una necesidad imperiosa o urgente de orinar, y las perdidas pueden
ser volúmenes pequeños o grandes.
• Incontinencia de estrés: está provocada por fallo de los mecanismos
esfinterianos de la uretra, necesarios para mantenerla cerrada durante la fase de llenado.
Las perdidas urinarias por este motivo se producen con maniobras donde aumenta la
presión dentro del abdomen, como por ejemplo la defecación, los estornudos, la risa, los
esfuerzos, etc, y son de menor cuantía que en el anterior tipo.
• Incontinencia por rebosamiento: aparece en situaciones de vejiga
sobredistendida (completa de orina). Pueden presentar tanto síntomas urinarios del tipo
de urgencia miccional, alta frecuencia de micciones, como sensación de micción
incompleta, retención urinaria, etc...
• Incontinencia mixta: se mezclan las características de la incontinencia de
urgencia con la de estrés.
• Incontinencia funcional: existen determinadas situaciones como la depresión, la
demencia o la incapacidad física grave, así como la existencia de barreras
arquitectónicas, que pueden ser causantes de incontinencia.

En función del tipo de incontinencia urinaria, encontramos distintos grupos de causas. Algunas de las
posibles causas de incontinencia urinaria transitoria o aguda son:
• La vaginitis atrófica.
• La restricción de la movilidad del paciente por enfermedad, lesión, trastorno de la
marcha, aislamiento.
• La infección de orina.
• La inflamación de la vagina.
• Impactación de heces debido al estreñimiento severo.
• Excesivo consumo de cafeína o bebidas alcohólicas, o por sobrecarga de volumen
hídrico.
• Padecer una descompensación diabética.
• Secundaria a medicamentos, ya se por efecto secundarios, o por abuso de los
mismos.

En cuanto a la incontinencia urinaria establecida o crónica, algunas de las posibles causas según
el subtipo del que se trate, son:
• Incontinencia de urgencia: sus posibles causas abarcan desde asociarse a
trastornos del Sistema Nervioso Central (Parkinson, enfermedad cerebrovascular,
demencia), o deberse a causas irritativas de la vejiga (infección, cálculos, tumor), o por el
empleo de fármacos diuréticos, etc.
• Incontinencia de estrés: a menudo está causada por debilidad de la estructura
muscular pelviana (partos múltiples, cirugía ginecológica, disminución de estrógenos,
obesidad), o es secundaria a cirugía prostática.
• Incontinencia por rebosamiento: puede deberse a dos causas: a) contractilidad
del detrusor deteriorada por neuropatía, por deficiencia de vitamina B12, por alcoholismo,
por enfermedad de la médula espinal,..., o b) obstrucción de la salida de la vejiga debido
al aumento de la próstata, por cáncer, cirugía previa en la zona, estrechamiento de la
uretra, estreñimiento pertinaz, uso de fármacos con efecto anticolinérgico, etc...
• Incontinencia funcional: debido a deterioro físico (inmovilidad) o mental
(demencia) del paciente. También se puede deber a la existencia de barreras
arquitectónicas.

Por otra parte, también posibles causas psicológicas, así como emociones fuertes y repentinas, o
estímulos externos que afectan a los sentidos (frío o agua), pueden provocar escapes de orina
involuntarios, lo cual es conocido como incontinencia psicógena, en la que no existe causa orgánica
justificante del cuadro.

Medidas preventivas
La modificación de algunos estilos de vida, como disminuir la ingesta de alcohol, cafeína, reducir peso
y prevenir el estreñimiento, pueden ayudar a prevenir los escapes de orina en las personas que ya
sufren incontinencia urinaria. Igualmente la realización de los ejercicios de Kegel (anteriormente
explicados) durante el embarazo y después del parto podría minimizar el riesgo de desarrollar
incontinencia urinaria en un futuro, según algunos expertos.

♦ INFECCIONES DEL TRACTO URINARIO:

Las infecciones del tracto urinario (ITU) suponen aquellas infecciones que acontecen a las diversas
partes de las vías urinarias. Se pueden clasificar anatómicamente en ITU superior donde se afectan
los riñones como en casos de pielonefritis, absceso renal y necrosis papilar infecciosa, y por otro lado
en ITU inferior donde las estructuras afectadas comprenden la vejiga (cistitis), la uretra (uretritis), la
próstata (prostatitis) y la región del testículo y epidídimo (orquiepididimitis). Otra clasificación hace
referencia a la posible asociación con complicaciones, así podemos diferenciar en ITU complicadas,
que ocurren en pacientes con anomalías estructurales-anatómicas (catéteres urinarios, sonda vesical,
obstrucción de vías urinarias con o sin cálculos, cirugías de derivación urinaria, etc) o con anomalías
como diabetes, embarazo, insuficiencia renal, alteraciones de la inmunidad o microorganismos
inhabituales o resistentes. Las ITU no complicadas suponen aquellas sin estas alteraciones añadidas.
Las ITU son más frecuentes en la mujer, de forma que se estima que entre el 10-20% de las mujeres
sufrirán una infección urinaria en su vida. Las ITU suponen el 35-45% de las infecciones hospitalarias
afectando al 2% de los pacientes ingresados y siguen en frecuencia a las infecciones respiratorias.

Las relaciones sexuales frecuentes, el uso de diafragma o espermicidas, la ausencia de micción tras
el coito, la hospitalización, la diabetes mellitus, y las infecciones urinarias recurrentes, junto con la
condición del género femenino y la edad son los principales factores de riesgo.
Existen tres posibles vías a través de las cuales los microorganismos pueden llegar al tracto urinario.
A través de la linfa (de poca importancia real), a través de la sangre (en pocas ocasiones), y sobre
todo, en la inmensa mayoría de los casos mediante el ascenso de los microorganismos intestinales y
del periné por la uretra. En general la uretra femenina es más corta que la masculina, lo que justifica
que las mujeres padezcan con más frecuencia infección urinaria. Sin embargo la paredes de la vejiga
van a presentar una defensa ante a infección de la mayoría de los microorganismos, por lo que los
gérmenes que más frecuentemente infectarán, serán aquellos que presenten una serie de filamentos
que permitan su adherencia a la pared de las vías urinarias. Una vez llegan estos gérmenes a la
vejiga, la infección e inflamación de las vías urinarias dependerán de la concentración de
microorganismos en la orina, de su capacidad de adherencia y su virulencia, así como de las
características de la orina.
El microorganismo que infecta con mayor frecuencia es una bacteria intestinal denominada Esterichia
Coli y con menor frecuencia otros como Proteus, Klebsiella, Pseudomonas, Enterobacter, Serratia,
Enterococo, que adquieren mayor importancia en pacientes hospitalizados, y el Estafilococo
Saprophiticus frecuente en mujeres jóvenes. Pueden existir infecciones por otros microorganismos
menos frecuentes como Neisseria Gonorrheae y Chlamydia Trachomatis, así como hongos donde
destaca la Cándida Albicans en diabéticos, sondados y con tratamientos antibióticos prolongados, y
algunos virus aunque estos son menos frecuentes.

Medidas preventivas
Es conveniente una correcta hidratación bebiendo al menos 1,5 litros al día. Las mujeres deben evitar
limpiarse tras defecar en dirección hacia delante ya que contamina la entrada de la uretra con
bacterias intestinales. Además se deben evitar en las mujeres el uso de desodorantes vaginales y
sustancias irritantes. Los hombres deben consultar a su médico en caso de infecciones recurrentes
para valorar nuevas pruebas por la posibilidad de anomalías anatómicas o funcionales de las vías
urinarias. Los pacientes con sondaje vesical deben llevar una cuidadosa higiene del mismo.

♦ LITIASIS RENAL Y CÓLICO NEFRÍTICO

El cólico nefrítico hace referencia a la sintomatología de carácter doloroso que es ocasionado en las
vías urinarias a causa de la presencia de un cálculo o piedra en el tracto urinario. La formación de
cálculos urológicos se conoce como Litiasis de vías urinarias o Urolitiasis.

Los cálculos renales se componen de materiales que normalmente se eliminan por la orina y que por
diversas causas pueden formar cristales de gran tamaño que dan lugar a verdaderas piedras que
pueden erosionar la pared de las vías urinarias, producir inflamación y espasmos que se traducen en
un dolor característico que forma lo que denominamos como el Cólico nefrítico o renal, además
pueden ocasionar una obstrucción a la eliminación de orina que termine por alterar la función renal.

Un factor muy importante va a ser el equilibrio que existe entre el agua en la que están disueltas estas
sustancias y la cantidad de éstas que se eliminan en la orina. Cuando la cantidad de sustancias que
generan litiasis supera a la capacidad de dilución del agua de la orina se desarrolla una
sobresaturación que favorece la formación de un núcleo de cristal. No obstante este factor solo no
puede explicar todos los casos de litiasis, por ello van a influir otros factores como el pH de la orina y
la mayor o menor presencia de sustancias que inhiben la formación de cálculos. Así pues cuando
todos estos factores favorecen la formación del cálculo se comenzará a desarrollar una litiasis en las
vías urinarias.
En ocasiones se asocian a enfermedades que cursan con aumento de la eliminación de calcio en la
orina como el Síndrome de Burnett, Sarcoidosis, Hiperparatiroidismo, tumores, Enfermedad de Paget,
Síndrome de Cushing, Acidosis tubular, inmovilización prolongada y aporte excesivo de calcio en la
dieta. Otras veces se asocia a un aumento de ácido úrico en la orina por una dieta con exceso de
proteínas, o tratamientos con quimioterapia. También puede aparecer litiasis asociadas a alteraciones
intestinales que causan malabsorción de grasas como en alteraciones del páncreas e hígado, o
cirugías intestinales como en el tratamiento de la obesidad mórbida. La litiasis por estruvita se asocia
claramente a procesos infecciosos de la vía urinaria por gérmenes como el Proteus y a veces la
pseudomona, Klebsiella, Serratia o Enterobacter. La presencia de catéteres urinarios o sondaje
vesical también favorece este tipo de litiasis. La litiasis por Cistina es menos frecuente y se asocia a
una enfermedad hereditaria en la que se elimina el aminoácido Cistina en gran cantidad en la orina.

Medidas preventivas
Se debe realizar una abundante hidratación bebiendo agua. Se deben evitar las comidas copiosas
muy ricas en proteínas y grasas. En casos de aumento de oxalatos en la orina puede ayudar la
ingesta de Colestiramina y evitar comidas con grasa y el exceso de vitamina C. En el caso de
aumento del ácido úrico en la orina se debe aumentar el pH de la orina con fármacos como el citrato
potásico, bicarbonato o acetazolamida. Si además existe aumento de ácido úrico en la sangre se
puede administrar alopurinol. Se deben evitar las infecciones urinarias para evitar las litiasis por
estruvita, en estos casos a veces se usan sustancias como el ácido propiónico y el acetohidroxámico.

♦ SÍNDROME NEFRÓTICO

El síndrome nefrótico hace referencia a un conjunto de síntomas que acontecen como consecuencia
de una lesión del glomérulo renal (una zona de la nefrona donde se filtra las impurezas del plasma en
el riñón), y que ocasionan una pérdida de proteínas por la orina.
El síndrome nefrótico suele denominarse como la combinación de una masiva eliminación de proteína
s en orina (proteinuria) con disminución de los niveles de proteínas en sangre, aumento de lípidos
sanguíneos y edemas (retención de líquidos que ocasiona hinchazón de algunas partes del cuerpo).
Además el síndrome nefrótico puede clasificarse de dos formas:
Como síndrome bioquímico, en el que existe pérdida de proteínas y trastornos bioquímicos sin que se
traduzcan a síntomas.
Como síndrome clínico, en el que los trastornos del glomérulo terminan por manifestarse
clínicamente. Principalmente en forma de retención de líquidos o " edemas".

Existen múltiples causas que pueden desembocar en un síndrome nefrótico. Entre ellas destacan:
• Nefropatías: Nefropatía de cambios mínimos. Glomerulonefritis membranosa.
Glomeruloesclerosis focal. Glomerulonefritis membranoproliferativa. Glomeruloesclerosis
diabética.
• Tumores: pulmón, colon, estómago, mama, etc.
• Fiebre Mediterránea familiar.
• Fármacos: mercurio, penicilamida, AINEs.
• Alérgenos, venenos, vacunas.
• Enfermedades sistémicas: Lupus eritematoso sistémico, Artritis Reumatoide,
Vasculitis, Crioglobulinemia.
• Trastornos metabólicos y hereditarios: Amiloidosis, Fiebre mediterranea familiar,
Diabetes mellitas, enfermedades del tiroides, etc.

Medidas preventivas
No hay claras medidas para evitar la enfermedad, aunque ante la aparición de edemas deberá acudir
a su médico para realizar un diagnóstico diferencial con otras causas de retención de líquidos. Una
vez instaurada la enfermedad se recomienda la utilización de heparina de bajo peso molecular como
profilaxis de enfermedades tromboembólicas.

♦ CÁNCER DE RIÑÓN

El cáncer de riñón, adenocarcinoma renal, tumor de células renales, o hipernefroma renal, es el tumor
sólido renal más frecuente del adulto. Representa el 2,3% de todos los tumores malignos y es más
frecuente en varones que en mujeres (3:1), sobre todo entre los 50 y los 70 años, siendo la edad
promedio 65 años.
Otros tipos de tumores malignos renales son el carcinoma tubular, el fibrosarcoma y el
rabdomiosarcoma.

El desarrollo del cáncer de riñón, se ha relacionado con dietas ricas en grasas y colesterol, así como
con agentes carcinógenos ambientales (exposición a cadmio, asbesto y productos petroquímicos) y
tabaco, sin que se disponga de pruebas evidentes de la existencia de un factor causante claramente
demostrado. También existe una mayor frecuencia del cáncer de riñón en pacientes con insuficiencia
renal en relación con el tiempo que lleven en diálisis , y el desarrollo de la enfermedad renal quística
adquirida. Igualmente puede presentarse en riñones malformados como el riñón en herradura. Por
otra parte, este tumor además tiene predisposición hereditaria.

Medidas preventivas
Se recomienda dejar el consumo de cigarrillos, y evitar la exposición a los carcinógenos ambientales
(cadmio, asbesto), así como seguir las recomendaciones dadas por su médico acerca de las distintas
enfermedades del riñón, con el fin de evitar la necesidad de diálisis en un futuro. Igualmente es
recomendable practicar una dieta equilibrada, baja en grasas, y evitar la obesidad.

♦ CÁNCER DE VEJIGA

El cáncer de vejiga se produce cuando crecen células anormales y cancerosas en la vejiga. Supone
aproximadamente el 9% de todos los tumores malignos y es el segundo tumor en frecuencia dentro
del sistema urinario (después del cáncer de próstata). Es más frecuente en el sexo masculino (3-4
veces más), y su edad de máxima incidencia se sitúa entre la sexta y la séptima década de la vida.
La forma histológica más frecuente (90%) del cáncer de vesical es el carcinoma de células
transicionales, derivado de las células que recubren la vejiga. Otros tipos histológicos son el cáncer
vesical de células escamosas y el adenocarcinoma vesical. Una de las características más
importantes del cáncer de vejiga, es su gran tendencia a la recidiva y progresión, que obligan a un
seguimiento diagnóstico y terapéutico permanente.

En la producción y crecimiento del cáncer vesical parecen estar implicados mecanismos


inmunológicos y biológicos, que no han sido desvelados del todo. Es sabido que existe una
predisposición genética, pues aparece con más frecuencia en algunos antígenos HLA, como el A9,
B5 y CW4. No obstante, como en el resto de cánceres del organismo su patogenia final es
desconocida.
Algunos factores de riesgo descritos que colaboran en el desarrollo de la enfermedad son:
• La exposición ocupacional a productos químicos como arilaminas bencidina,
productos relacionados con el tinte, auramina, otras aminas aromáticas, nitritos, nitratos,
etc., puede incrementar el riesgo de padecer este tipo de cáncer. Determinadas
profesiones que mantienen contacto con estos productos (pintores, trabajadores del
cuero, peluqueros, etc.) tienen mayor riesgo de padecer este tipo de neoplasia.
• La presencia de catéteres vesicales, o cálculos, o infecciones crónica, como por
ejemplo por Schistosoma haematobium, aumentan el riesgo de carcinoma vesical.
• La ingesta crónica de medicamentos como fenacetinas (tipo de medicación
analgésica), u otros como acetaminofeno.
• El hábito tabáquico. Se supone un incremento del riesgo cuatro veces mayor en los
fumadores con respecto a los no fumadores.
• Antecedentes de irradiación pélvica, como por ejemplo en mujeres tratadas con
radioterapia por carcinoma de cérvix, aumentan el riesgo de padecer cáncer de vejiga.
• El uso de ciclofosfamida aumenta hasta 9 veces el riesgo de desarrollar un cáncer
vesical, casi siempre infiltrante.
También se ha estudiado la asociación entre edulcorantes artificiales y el cáncer vesical, pero ésta ha
sido poca o inexistente.

Medidas preventivas
En general, se recomienda dejar de fumar cigarrillos y evitar la exposición a los carcinógenos
ambientales comentados anteriormente. Además se debe beber mucho líquido para limitar el tiempo,
que las sustancias productoras de cáncer, contactan con las células vesicales.
El factor pronóstico de supervivencia más importante en el cáncer de vejiga es la profundidad de la
invasión tumoral, cuanto más profundo el tumor peor pronóstico.

EXPLORACIÓN DEL TRACTO URINARIO:


La exploración de aparato urinario debe orientarse por la historia clínica del paciente. Cuando los
pacientes acuden a nuestra consulta por la aparición de un trastorno funcional que les ocasiona
molestias como disuria, polaquiuria o la aparición de un signo objetivo que alarme al paciente, como
es la hematuria, estos y otros signos nos indican una afectación del aparato urinario.

♦ EXPLORACIÓN GENERAL DEL PACIENTE:


La cara del paciente puede orientarnos; una faz pálida y angustiada en un paciente inquieto es típica
del dolor vegetativo como el del cólico nefrítico. La piel rugosa, seca, sin elasticidad y de color cobrizo
es típica de la insuficiencia renal. Al explorar la piel buscaremos lesiones cutáneas pigmentadas,
adenomas sebáceos o neurofibromas subcutáneos que hacen pensar en facomatosis o síndromes
neurocutáneos, como la enfermedad de Von Recklinghausen, Von Hippel-Lindau o la esclerosis
tuberosa, que se relacionan con alteraciones vasculorrenales, tumores de riñón y de otras glándulas
endocrinas.
El edema en extremidades inferiores, principalmente si es unilateral, es sugestivo de obstrucción
linfática por un carcinoma genitourinario. Un absceso perirrenal puede causar contracción del psoas y
flexión de la cadera.

Existen tres manifestaciones clínicas que no debemos olvidar por su frecuencia e importancia al
valorar una afectación renal y de la vía urinaria, son:

A) Los Edemas:
El edema se debe a una retención hidrosalina que puede tener numerosas etiologías; el de origen
renal no tiene características semiológicas propias. La localización está de modo preferente en el
tejido celular subcutáneo. El edema se acumula en las partes en declive del organismo por efecto
gravitatorio.
El edema reciente suele ser blando e indoloro, deja una profunda fóvea a la presión digital y se
distribuye de manera simétrica y bilateral. Lo podemos clasificar en:

-Edema moderado: se descubre por la mañana en la cara, sobre todo en la región palpebral (edema
periorbitario), mientras que a lo largo del día, si el enfermo permanece levantado, tiende a acumularse
en los maléolos y cresta tibial anterior. En los pacientes encamados deberá buscarse en el dorso y
área sacra.
-Edema intenso: el edema invade la totalidad de los miembros inferiores e incluso infiltra los genitales
externos y la pared abdominal. En los casos de edemas masivos, como puede observarse en el
síndrome nefrótico, puede originarse una anasarca por acumulación de más de 15 litros extras de
agua en el organismo.

B) La Hipertensión Arterial:
La HTA puede ser una manifestación de las enfermedades que afecten al parénquima renal o
secundaria a una estenosis de la arteria renal. Por lo tanto la exploración de la tensión arterial debe
realizarse a todo enfermo con sospecha de afectación del aparato urinario. Si el paciente presentase
elevación de las cifras de tensión arterial, deberíamos valorar si existen signos físicos que revelen el
grado de repercusión de la HTA sobre otros órganos.
El diagnóstico de la HTA requiere que ante el hallazgo de un promedio de al menos dos medidas de
PA iguales o superiores a 140 mmHg de PA sistólica y/o 90 mmHg de PA diastólica, se realicen dos o
más visitas con al menos dos mediciones en cada una de ellas, siendo la media aritmética de todas
las medidas del total de visitas igual o superior a 140 mmHg de PA sistólica y/o 90 mmHg de PA
diastólica.

C) Las manifestaciones de Insuficiencia Renal:


La insuficiencia renal comienza a dar manifestaciones clínicas cuando la función renal es inferior al 25
%, por lo que la ausencia de signos de insuficiencia renal no descarta una afectación renal.
El paciente con insuficiencia renal intensa suele mostrar un aspecto fatigado y en muchos casos se
halla desnutrido. Su piel tiene un color pálido amarillento y el pelo adquiere una coloración pajiza. El
examen cuidadoso de la piel muestra, con frecuencia, equimosis y lesiones de rascado. Las mucosas
son pálidas y puede presentar hemorragias gingivales y epistaxis. El aliento del enfermo es urémico.
Algunos presentan hipo o vomitan durante la exploración.

♦ EXAMEN DE LOS RIÑONES:


El riñón es un órgano que en condiciones normales resulta de difícil acceso a la exploración física,
debido a su localización profunda en el abdomen.

- Inspección:
La inspección de la región lumbar o del abdomen en muy pocos casos es significativa. Puede ser
ilustrativa cuando el riñón se halla muy aumentado de tamaño o se acompaña de procesos reactivos
perirrenales.
En los tumores renales voluminosos o en la hidronefrosis o ante la presencia de quistes de gran
tamaño, pueden deformar la región lumbar y producir un relieve en el costado ocasionando un
abultamiento o prominencia visible en la región cecal que puede llegar a la línea media. Los abscesos
perinefríticos pueden provocar abombamiento del área costovertebral y edema de la fosa lumbar o del
flanco del lado afectado y enrojecimiento de la piel.
- Palpación:
La palpación de riñón es bimanual y se realiza según la maniobra de Guyón, que se ejecuta de la
siguiente forma:
-El paciente se acuesta en la camilla en decúbito supino, con las piernas semiflexionadas.
-El explorador se sitúa a la derecha del paciente, con la palma de una mano en la región lumbar, con
la yema de los dedos sobre el ángulo costo lumbar a la altura de la última costilla, que empuja la
celda renal hacia adelante. La otra mano está colocada sobre la pared abdominal anterior, a la altura
del reborde costal, deprimiendo la pared abdominal.
-El explorador invita a inspirar profundamente al paciente y, aprovechando la relajación del comienzo
de una espiración, intenta atrapar al riñón entre ambas manos. La palpación se facilita por la
movilidad respiratoria del riñón, baja en la inspiración y su movilidad anteroposterior.
Para palpar el riñón por el procedimiento de Glenard se coloca una mano en el plano posterior con el
pulgar en el plano anterior, procurando coger el riñón y pinzándolo con esta mano, la otra mano
coopera en el plano anterior.

En el procedimiento de Israel se hace adoptar al enfermo el decúbito lateral, acostado sobre el lado
contrario al que se quiere explorar, con una almohada debajo y las piernas en semiflexión. El
explorador con una mano en la región lumbar y la otra en al región anterior con las extremidades de
los dedos junto al reborde costal, aprovecha las inspiraciones profundas para palpar el riñón.

El riñón no se palpa en condiciones normales, pero si puede palparse se trata de un caso patológico y
en estas circustancias se debe determinar forma, tamaño, situación, consistencia y sensibilidad.
En los tumores voluminosos y en las grandes hidronefrosis puede confundirse con una hepato o
esplenomegalia. En el riñón poliquísitico la masa es bilateral. El peloteo renal se aprecia colocando la
mano en la región lumbar y se dan una serie de pequeñas sacudidas bruscas. Si el riñón está
aumentado de volumen, la mano aplicada en la pared abdominal recibe el choque del riñón
rechazado por la otra mano. Es entonces cuando se dice que tiene contacto lumbar; éste es uno de
los criterios para identificar como renal una masa palpada en el hipocondrio derecho o izquierdo.

Las situaciones más frecuentes que se puede encontrar durante la exploración física del área renal
son las siguientes:
Fosa lumbar y flanco normales a la palpación
Este hecho no excluye la posibilidad de una patología renal importante.
Fosa lumbar o flanco dolorosos a la palpación, sin tumoraciones palpables
El dolor a la presión en la fosa renal con la maniobra de Guyón es muy sugestivo de patología renal,
siempre que la maniobra se practique correctamente, con suavidad y sin percusiones violentas.
Existen patologías no urológicas que pueden producir dolor en la fosa lumbar derecha, como son las
apendicitis retrocecales o ciertas afecciones de la vesícula, duodeno y cabeza de páncreas. Un dolor
lumbar o flanco renal que se asocie con reacción peritoneal no suele tener origen urológico.

Otros puntos hacia los que el riñón puede provocar o irradiar dolor son los siguientes:
-Punto costovertebral de Legueu: situado en la unión de la última costilla y la columna vertebral.
-Punto subcostal de Surraco: situado en el cruce del borde externo del dorsal ancho con el 11º
espacio intercostal.
-Punto piélico: situado en el borde externo del recto del abdomen justo por debajo de la última costilla.
-Punto suprailíaco lateral: situado encima de la porción media de la cresta ilíaca.
-Punto supraintraespinoso de Pasteau: situado por encima y por dentro de la espina ilíaca
anterosuperior.
-Punto inguinal: situado a nivel del orificio externo del conducto inguinal.

Fosa renal o flanco en los que se palpa una masa que impresiona como un riñón de características
físicas normales, en cuanto a la superficie, consistencia y sensibilidad. Esta situación permite pensar
en tres posibilidades diagnósticas:
-Ptosis renal.
-Ectopia renal.
-Traslación o desplazamiento renal por una tumoración situada cranealmente al riñón.
Fosa renal o flanco en los que se palpa una masa que por sus características no impresiona como un
riñón normal

- Percusión:
La percusión de una masa renal que sobrepasa el reborde costal contribuye a delimitar la de los
órganos vecinos.
La puñopercusión lumbar puede despertar un dolor intenso y selectivo cuando existe obstrucción
aguda del uréter (litiasis) y dilatación de las estructuras situadas por encima del obstáculo, o en
presencia de inflamación aguda del parénquima renal (nefropatías inflamatorias: pielitis, pielonefritis).
- Auscultación:
En la auscultación en la región lumbar, paravertebral a nivel del ángulo costovertebral o en el
cuadrante superior del abdomen, es posible auscultar un soplo vascular sincrónico con el pulso en los
casos de HTA debida a estenosis de la arteria renal, un aneurisma o una fístula arteriovenosa.

♦ EXAMEN DEL URETER Y DE LA PELVIS RENAL:


La exploración del uréter y pelvis renal deben realizarse mediante pruebas complementarias.
La uretra se explora por inspección y palpación e interiormente por medio del uretroscópico o
cateterismo uretral. Tiene mucha importancia el examen de las secreciones uretrales. Las glándulas
de Cowper se exploran por palpación bidigital, el índice en el recto y el pulgar en el periné. El
examen de la uretra ya fue referido en la exploración del aparato genital masculino y femenino
respectivamente, puesto que varía de acuerdo a esta relación.
♦ EXPLORACIÓN DE LA VEJIGA:
La palpación simple de la vejiga se lleva a cabo con las dos manos colocadas sobre ambas fosas
ilíacas y moviéndose hacia la línea media para intentar palpar los bordes. La cavidad vesical sólo
puede ser vista y palpada cuando en su interior se encuentran acumulados al menos 500 cc de orina.
En los sujetos delgados una vejiga distendida puede palparse como una masa redondeada, de
consistencia firme y que sobresale de la pelvis. En algunos casos alcanza o incluso sobrepasa el nivel
del ombligo. El modo más fácil de descubrir una distensión de la vejiga en los sujetos obesos, es la
percusión del hipogastrio.
La vejiga en retención, también denominada globo vesical, se presenta como una tumoración
suprapúbica, bien delimitada en su borde superior, dolorosa si es una retención aguda o indolora si el
paciente es un retencionista crónico. La palpación del globo vesical casi siempre despierta el deseo
miccional. Existen algunas situaciones que pueden ser problemáticas a la hora del diagnóstico
diferencial, las colecciones de orina en el espacio de Retzius por extravasación en las roturas
extraperitoneales de la vejiga o los hematomas por traumatismos. En estos casos la palpación del
globo es difusa y difícil de delimitar.
El diagnóstico diferencial del globo vesical debe hacerse con los procesos inflamatorios o tumorales
del hipogastrio:
-La osteítis del pubis es un proceso inflamatorio de la sínfisis del pubis; se manifiesta como una
tumoración difusa en el área, con dolor intenso a la palpación y dificultad para andar.
-Tumores de uraco y paravesicales, al contrario que el globo vesical, no desaparecen al sondar al
paciente.

En la mujer es muy fácil explorar la vejiga a través de la vagina, fundamentalmente en relación


con la incontinencia de orina. Los principales objetivos de la exploración vesical por esa vía son:
-Confirmar la incontinencia de orina y su relación con el esfuerzo.
-Diagnosticar el tipo de incontinencia mediante el test de Boney o Marshal-Marchetti, que consiste en
introducir en la vagina los dedos 2" y 3" separados en forma de V con la palma de la mano hacia
arriba y elevar la cúpula vaginal.
-Descubrir la presencia de patología asociada, colpocistocele, rectocele, divertículos uretrales,
estenosis de meato uretral o tumores uretrales y parauretrales.

♦ EXAMEN DE LA ORINA:
El examen visual de la orina emitida forma parte de la exploración física del enfermo y puede ofrecer
información valiosa acerca del proceso patológico subyacente, en este caso lo unico que podemos
apreciar macroscopicamente es su coloración.
La orina normal es transparente y su color varía del amarillo pálido al color oro viejo, lo que depende
en gran parte de su concentración en solutos.

Coloración de la orina:
-Roja: la orina que contiene sangre o hematuria.
-Marrón por la presencia de pigmentos biliares (coluria).
-Negro en la alcaptonuria, en la metahemoglobinuria, en la intoxicación por fenol y en el melanoma.
-Coloración pálida, como el agua, sugiere un defecto transitorio o permanente de capacidad renal de
concentración.
La orina que contiene abundante pus o piuria tiene un aspecto turbio, aunque no todas las orinas
turbias son purulentas. Se confirma mediante un examen del sedimento urinario.
Las orinas de aspecto lechoso sugieren la presencia de quilo o quiluria y por tanto, de obstrucción del
drenaje linfático del aparato urinario.
La presencia de proteínas en la orina, aun en cantidades significativas, no modifica el color de la
misma, salvo en casos de proteinuria masiva (síndrome nefrótico) donde disminuye la tensión
superficial de la orina y forma espuma al ser agitada.

Referencia Bibliográfica:
- http://www.mapfre.com/salud/es/cinformativo/enfermedades-nefrologia-urologia.shtml
- http://www.urologia.tv/icua/es/diagnostics.aspx?cod=1
-http://db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista.go_fulltext_o_resumen?
esadmin=si&pident=13038816
- MARTIN-ABREU, Luis. Fundamentos del Diagnóstico. Méndez Editores. 11ª Edición.

You might also like