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UNIVERSIDAD DE PANAMÁ

FACULTAD DE BELLAS ARTES

PROPUESTA DE MODELO PEDAGÓGICO

ELABORADO POR:

JORGE F. JOVANÉ R.

FECHA:
26 DE SEPTIEMBRE DE 2010

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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo intenta expresar el modelo pedagógico que


consideramos pertinente sea de utilidad para la Facultad de Bellas Artes de la
Universidad de Panamá. Para ello, nos hemos basado en el Modelo Educativo y
Académico elaborado por y para la Universidad de Panamá, como de los
conceptos que se aprendieron en la asignatura de Teoría e Instituciones
Contemporáneas de la Educación.

La educación formal universitaria es y ha sido una herramienta eficaz para


la formación de nuevos profesionales que permitirán el acceso a la vida
productiva de la sociedad en que se desenvuelve, así como también,
generadora de conocimientos que permitan la elevación de la calidad de vida de
quiénes así formen parte de sus claustros académicos.

La Facultad de Bellas Artes es una de las unidades académicas más


recientes de la Universidad de Panamá y en la actualidad está en un proceso de
adecuación y transformación curricular que permita que su oferta académica sea
más pertinente y de calidad, ajustándose a los cambios vertiginosos del
sociedad cambiante en que vivimos.

Pero al mismo tiempo, no cuenta con un modelo pedagógico que oriente a


sus docentes, administrativos y estudiantes de cuáles serían sus fines, el
proceso que debe llevar para alcanzar tales fines y la evaluación de los procesos
a los cuales está sometida en su quehacer académico.

Este trabajo intenta recoger un poco el pensamiento de cómo debería ser


enfocado dicho proceso por los actores que forman parte del mismo. Está
basado en las teorías que se aprendieron en el Curso de Teorías

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Contemporáneas de Educación y espera ser un primer acercamiento a los
deseos de cómo aprender, qué aprender, cuándo aprender, para qué aprender y
por qué aprender.

Hemos dividido este trabajo en cinco apartados:


• Fundamentación.
• Concepción del Aprendizaje.
• Concepción del Docente.
• Concepción del Estudiante.
• Concepción de la Evaluación de los Aprendizajes.

En la Fundamentación se explica la relación que tiene la Facultad de


Bellas Artes con la Universidad de Panamá y la misión, visión y valores
institucionales que son compartidos por ambas. De la misma manera, se intentó
esbozar los fundamentos de aprendizajes en el quehacer artístico y la forma de
cómo debiera abordarse. Tomando en cuenta el tipo de aprendizaje que es
característico en la educación artística y los procesos que podrían optimizarla.

Aún cuando no se establece un modelo específico a seguir ni las


corrientes teóricas que fundamentan las ideas (atribuyéndole a cada filósofo,
psicólogo, educador o pensador su aporte según la teoría que proponga),
consideramos pertinente escoger los aspectos que las teorías modernas aportan
al campo educativo y relacionarlas de manera que pudiesen articularse en una
idea concreta.

La Concepción del Aprendizaje propone la forma en cómo debe


considerarse el aprendizaje, tanto por parte del alumno, del docente como de la
unidad académica en que se desenvuelve.

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La Concepción del Docente relata la forma en que el mismo debe
asumirse como tal y su rol dentro del proceso formativo del nuevo artista.

La Concepción del Estudiante particulariza a éste de manera que se


sienta parte del proceso en el cual está envuelto. Además, de plantear objetivos
específicos de comportamiento para que la formación dependa de sus propios
intereses.

La Concepción de la Evaluación de los Aprendizajes determina cómo


debe ser tratado el concepto de evaluación y su utilidad para el proceso de
formación de artistas y su futura inserción en el campo productivo y laboral.

Esperamos que este primer intento pueda esbozar las intenciones de


cómo debemos articular el currículum de la Facultad en sus respectivas
disciplinas y que sirva de base para la perfección de nuevos modelos que
fundamenten el quehacer académico de la Facultad de Bellas Artes.

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1. Fundamentación.
La Facultad de Bellas Artes es una Unidad Académica que pertenece a la
Universidad de Panamá. Y como tal, este modelo pedagógico se fundamenta
en los fines, principios, valores, misión y visión que orientan y guían el proceso
formativo de los nuevos profesionales de nuestro país. Según se consagra en la
Ley 24 de 2005.

La misión de la Universidad de Panamá propone que la misma sea una:


“formadora de profesionales emprendedores, íntegros, con conciencia social y
pensamiento crítico; y que sirva de referencia para las funciones de docencia,
investigación, extensión, producción y servicios que le son propias…”

Proyecta en su visión, el hecho de garantizar la calidad y excelencia de


los profesionales que forma, con el fin de que los mismos logren aceptación de
la comunidad y puedan trascender las fronteras nacionales.

Los valores en que se fundamenta son: Excelencia y Calidad, Integridad,


Honestidad, Responsabilidad, Justicia, Respeto, Tolerancia, Pluralismo,
Equidad, Innovación, Solidaridad. Todos estos valores, deberán ser permeados
a través de las funciones y roles que esta Universidad ofrece como lo son:
Docencia, Investigación, Extensión, Producción y Servicios especializados.

De esta manera, no podemos definir un modelo pedagógico de la


Facultad de Bellas Artes sin que la misión, visión y valores que muevan las
funciones de esta especialidad humana sean compartidas con las de la
Universidad de Panamá, quien es el eje de toda este quehacer educativo
superior.

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La Facultad de Bellas Artes no estará exenta ni escapará de estos
principios que sustentarán la formación de nuevos artistas.

Para que esta misión, visión y valores institucionales cobren vida dentro
del quehacer académico de la Facultad de Bellas Artes se hace necesario que
se establezcan las concepciones acerca del estudiante que se desea formar; del
papel que el profesor o docente va a desempeñar; de la evaluación que se hace
necesaria para el fin que se persigue y del contexto en que se ha de desenvolver
este proceso académico.

A lo largo del tiempo, el hombre se ha preocupado por la forma en que


éste aprende. Y para ello, han diseñado una serie de teorías que prospectan y
operativizan este proceso. Este estudio nos ha permitido centrar nuestra
atención en el estudiante, asumiendo su realidad y sus potencialidades. Es el
estudiante el eje de todo este quehacer educativo, de manera que la formación
de los futuros artistas panameños no sea la réplica de conductas previas, sino
de formación continua basada en los aprendizajes previos y el valor del
aprendizaje (conocido como aprendizaje significativo).

Panamá tiene un acervo cultural determinado por su historia, por su forma


particular de concebirse. Este elemento debe estar presente en la formación de
los artistas panameños. Si bien es cierto que el teatro, la música, la danza y las
artes visuales son expresiones que han acompañado al hombre desde el
momento mismo en que toma conciencia de su rol como tal, son vías de
expresión de esa cultura al cual forma parte y que canalizan nuevas formas de
expresión no verbal tan necesarias en la evolución de la humanidad.

Entendido esto, no es posible que la formación que se pretenda en la


Facultad de Bellas Artes solo se centre en la mera repetición de las corrientes o

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tendencias estilísticas que ya han sido superadas en épocas anteriores. Pero
que las mismas sirvan de base para la producción de nuevas tendencias
artísticas que tengan como sustento el gusto por lo bello, o sea, la estética.

El quehacer artístico tiene dos componentes que le son intrínsecos: el


conocimiento de la técnica y la aplicación de los aspectos expresivos que le son
propios al estilo o la corriente artística que se desarrolla.

Es por eso que se hace necesario que cada disciplina del arte establezca
las condiciones mínimas técnicas que requieren que el estudiante posea para el
inicio de su estudio a nivel superior. Y este será el factor más importante y
determinante para lograr que la Facultad pueda egresar profesionales
emprendedores e íntegros, honestos, con calidad y excelencia.

En las páginas de la historia de la educación artística, podemos encontrar


que el proceso educativo en las ramas del arte inicia cultivando, desarrollando y
potenciando el talento artístico, cualquiera que éste fuese, desde edades muy
tempranas.

En nuestro país, aún no hemos alcanzado esta madurez artística, que le


es natural y se hace necesaria para desarrollar los aspectos básicos que
fundamentan la destreza, la habilidad y el comportamiento técnico de dicho
quehacer.

Este vacío técnico impide el desarrollo de la expresividad artística,


cualquiera que sea el estilo o la corriente artística que se desee utilizar. Es por
ello, que se considerarán en el currículum los conocimientos mínimos
(entiéndase, destrezas, habilidades y comportamientos) que se requerirán para
la formación de los nuevos artistas.

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Pero, una vez superada esta etapa, el proceso tendrá que desarrollarse
atendiendo nuevamente a la técnica, ésta vez con el fin de refinarla y ponerla al
servicio de la expresividad y la comunicación. Entendiendo que dicha
expresividad no será exclusivamente lo que el artista desee comunicar, sino que
sea basada en el rol que el artista cumple dentro de este gran quehacer artístico.

Para ello, debemos ampliar el concepto que el arte no solo es creación,


sino que también incluye la interpretación. Y estos dos procesos son distintos,
pero complementarios. En donde cada artista, no necesariamente es un creador
innato, sino un recreador de procesos creativos previamente establecidos.

Atendiendo esta diferenciación, cada disciplina tendrá que canalizar la


formación de estos nuevos artistas. Ya que no es igual la formación de alguien
que se ha de dedicar a la creación de nuevos valores artísticos (creación de
libretos teatrales o de ballet, composición, pintura, escultura, etc.); como la de
recreación de valores ya existentes (intérpretes de instrumentos, bailarines,
actores, artistas visuales dedicados al dibujo o la pintura anteriormente
desarrollada).

Dado que la formación académica se ha de centrar en el estudiante,


tendrá que ser en alguno de estos dos aspectos para que se pueda lograr el tipo
de artista que se ha de formar. A partir de allí, se seguirá un modelo de
construcción que ha sido más pertinente desde el principio de la enseñanza
artística.

Aún cuando han existido maestros que solo le han permitido a los
estudiantes que creen o recreen según sus propias formas de pensar y sentir el
arte; en general, la enseñanza artística ha sido una de las disciplinas humanas
que han requerido que el estudiante aprenda por sí solo. Primero, atendiendo a

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los procesos que ha conseguido y que se han integrado de manera natural como
parte de sus capacidades, para luego intentar obtener nuevos procesos.

La concepción de que el estudiante aprende por sí solo, es natural en el


quehacer artístico. La concepción que el profesor es tan solo un mediador o un
guía, también es natural. Por tanto, estas concepciones no deben perderse de
vista en la formación de los nuevos artistas de esta facultad.

Más bien, se hace necesario incorporar una visión más ajustada a la


realidad panameña, al tipo de estudiantes que se acercan a las aulas de la
Facultad, al tipo de sociedad que actualmente poseemos y a los aspectos
culturales que le son propios a la región que habitamos.

Por otro lado, la formación de artistas crea la profesión artística. Es


importante que se incluya en la formación la oportunidad de practicar lo
aprendido. Siendo una carrera altamente práctica, la Facultad debe contar con
agrupaciones que permitan que dicha profesionalización sea canalizada en los
canales adecuados. Taller de Ópera, Orquesta, Banda, Coro, Compañía de
Ballet, Compañía de Danzas étnicas y folklóricas, Grupos de Teatro, Círculo de
artistas plásticos, son ejemplos de canales de expresión artística donde se
formará al nuevo hacedor de arte.

Es muy importante que la complementación del proceso teórico (el


conocimiento de la técnica, de la historia, de la evolución del arte) se
complemente con el componente práctico (la ejecución, la creación, la puesta en
escena), ya que son los que terminan de formar al nuevo artista.

Además, debemos valorar el trabajo artístico que se ha realizado y que se


sigue realizando, desde el punto de vista del arte erudito o dirigido a una

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pequeña porción de la población como a las expresiones artísticas de grandes
dimensiones como el arte popular. Y desde estas dos vertientes, el estudiante
de arte de nuestra Facultad deberá estar en la capacidad de contar con las
herramientas necesarias para valorar, apreciar, juzgar y estimar los conceptos
artísticos utilizados y el valor que los mismos le proveen a la sociedad.

No podemos concluir este apartado sin mencionar que la nueva sociedad


de conocimiento e información en que vivimos y el proceso de globalización
deban ser parte excluyente al momento de pensar en el currículum y/o en la
organización de la formación de los nuevos artistas.

Es importante que se adhieran los nuevos recursos tecnológicos a la


formación académica de la facultad para que los mismos sirvan como medio no
solo de capturar la información, sino para que puedan ser utilizados como
nuevas vías de creación artística, de manera que la innovación forme parte
fundamental dentro del proceso creativo.

2. Concepción del Aprendizaje.


El concepto de aprendizaje que se utilizará dentro de la formación
académica de la Facultad de Bellas Artes estará basado en la construcción del
conocimiento a partir de los aprendizajes previos que el estudiante posea. Esta
construcción será potenciada de carácter permanente, de manera tal que el
nuevo artista logre insertarse en el mundo productivo y satisfaga la demanda de
la sociedad en que vivimos.

Para ello, es importante que los actores en esta formación estén


comprometidos con el proceso de investigación, de crítica y análisis que
permitan escoger los contenidos adecuados que logren esta conceptualización.

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Por un lado, los docentes serán responsables del planeamiento
organizado y estructurado de los saberes que son necesarios para tal fin; los
estudiantes serán sus propios formadores y partícipes activos del proceso,
donde el resultado es esencial ya que el producto artístico se mide por el
resultado que los mismos conlleven; la institución será garantizadora que estos
procesos se verifiquen mediante la correcta evaluación de los docentes, de los
estudiantes y de los insumos que la misma institución requiere poseer para que
esta formación sea pertinente y de calidad.

Un aspecto básico que se debe contemplar es el proceso de Aprender a


Aprender, atendiendo no solo al saber sino al saber hacer y saber ser. De allí,
que los cursos que se programen deberán relacionarse entre sí de manera tal
que el estudiante pueda relacionar los contenidos, apropiarse de ellos mediante
la investigación y que no sean meros repetidores de dichos contenidos, sino que
le sirvan de contexto para el quehacer del arte al cual se dediquen.

Esta nueva concepción permitirá que el estudiante tenga un contacto más


personal consigo mismo, con los demás y con su entorno, para evitar el
egocentrismo natural que emana del quehacer artístico, ya que se éste –el arte-
no es de consumo personal sino para el deleite, disfrute y transmutación de la
sociedad en que vivimos.

3. Concepción del Docente.


Para cumplir con los enunciados arriba descritos, se concibe al docente
como un mediador y/o un guía en la formación de los nuevos artistas. Su papel
estará más ligado a dotar de nuevas herramientas al estudiante por medio de su
capacidad reflexiva, la generación de pensamiento crítico, la valoración de lo
obtenido versus lo deseado.

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El docente requerirá ajustarse al siglo XXI, planeando los procesos de
manera sistemática, atendiendo al tipo de estudiante que posee y a la formación
que éste desea recibir.

Para ello, no solo será un mero transmisor de conocimientos que ya


existen o forman parte del patrimonio de la humanidad, sino que los relacionará
con el proceso que se desarrolla, insertándolo en la sociedad actual y cómo los
mismos lograrán una nueva concepción del arte para beneficio de la misma
sociedad.

Aún cuando la formación artística se centra en el resultado (la puesta en


escena de dicho producto artístico), el docente deberá atender al proceso que
permitirá alcanzar dichos resultados. Y por otro lado, deberá hacer hincapié en
que la formación artística se basa en los procesos que se valoren para obtener
los resultados esperados.

Todo este proceso requerirá que el docente cree los ambientes de


aprendizajes adecuados, para permitir el aprendizaje significativo. Además de
servir de mediador de los valores culturales que le son propios a la sociedad
panameña y que servirán de base para la construcción de los procesos artísticos
propios de nuestra región.

Esta nueva valoración del docente tendrá que estar sustentada en los
valores que la Universidad de Panamá espera que se logren y así cumplir con la
misión y la visión que de ella emana.

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4. Concepción del Estudiante.
El estudiante de arte será un constructor de sus propios aprendizajes.
Para ello, la investigación será determinante en su propio proceso y la puesta en
práctica de los valores aprendidos garantizará el resultado esperado.

El estudiante debe ser capaz de relacionar los contenidos, de socializar


con sus compañeros, de adecuar el conocimiento al mundo laboral y mantener
una actitud crítica sobre lo que aprende, lo que internaliza y lo que requerirá
para estar en completa formación continua.

Se visualizará a sí mismo como su propio formador, ya que el arte


requiere de autonomía propia. Para ello, servirá de base las guías propuestas
por el docente y por el plan de estudio que le facilitarán este proceso.

Se hace necesario que el estudiante sea activo en su formación,


conociendo lo que se espera que logre en un tiempo determinado; que relacione
los contenidos con su propios intereses y su propia capacidad de aprender; que
se integre a la vida social, primero con los otros estudiantes y luego en la
sociedad en que se vive; que sea el primero en evaluar los conocimientos
aprendidos.

Su visión no estará en centrarse en el título que ha de recibir, sino en los


conocimientos, habilidades, destrezas, comportamientos y actitudes que son los
que sustentarán la acreditación a la cual tendrá derecho una vez concluya su
formación académica.

Su condición de adulto en formación académica deberá situarlo en una


fase de crítica permanente para consigo mismo y para con la unidad en que se
está formando. Deberá tener claro el rol que ha de desempeñar al momento de

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insertarse como ente productivo en la sociedad; y para tal efecto, su continua
formación estará impregnada de valores que lo hagan un ser más comprometido
con su propia realidad y como generador de cambios en la sociedad que esperar
vivir.

El estudiante de la Facultad de Bellas Artes será un estudiante


comprometido para con su propia formación y la manera en que ésta redundará
en su propia vida y en la sociedad en que se desenvuelve. Necesitará una gran
dosis de paciencia, tolerancia, equidad, respeto y sobretodo honestidad en lo
que haga. Estos valores no solo serán potenciados en cada uno de las
actividades que realice durante su formación, sino que también tendrán que ser
vivenciadas en su vida futura. Por tanto, serán el norte de su aprendizaje.

5. Concepción de la Evaluación de los Aprendizajes.


La evaluación se entenderá como el proceso de formación de los
estudiantes, atendiendo a sus propias naturalezas, capacidades y formas de
interactuar con el conocimiento aprendido.

Durante todo el proceso de aprendizaje de los estudiantes, la evaluación


debe ser una herramienta formativa que le permita a ellos mismos ser sus
propios críticos. Entender que la evaluación de resultados es producto de la
evaluación de los procesos. Y que si el proceso está bien encaminado, de la
misma manera se podrán obtener buenos resultados.

El docente se encargará de planear los procesos de evaluación de


manera que los mismos tengan relevancia con el proceso verificado, que el
estudiante aprenda a evaluarse, que aprenda de los errores y que internalice los
procesos que hayan sido atendidos con calidad.

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El estudiante deberá ser consciente que el hecho artístico es uno y solo
tiene cabida en un momento específico. Por lo tanto, el resultado que se espera
al final del proceso debe ser el más óptimo posible, gracias a la técnica que se
maneja y a la expresividad con que se tiña dicho hecho artístico. Por tanto, todo
el proceso de formación debe estar en constante evaluación para que se
perfeccione el arte al cual se dedique.

Las evaluaciones deberán tener un componente social. Es decir, que no


solo será unidireccional (por parte del profesor), sino que otros artistas, docentes
o estudiantes, también formarán parte de la evaluación de procesos a la que el
estudiante estará sometido.

Esto se debe al hecho que el hecho artístico siempre estará a disposición


de un público que pueda que conozca o no la validez de esa puesta en escena.
El estudiante debe estar en la capacidad de admitir cuando su rol como artista
no haya satisfecho los gustos de quiénes lo escuchan o ven. Para ello se hace
necesario que el estudiante esté en capacidad de aceptar dichos comentarios.

Por otro lado, la institución debe utilizar mecanismos que permitan


conocer cómo se está verificando los procesos de formación del estudiante de
arte de la Facultad. Para ello, deberá abrir espacios de comunicación entre los
docentes para que ellos puedan opinar sobre los procesos y realizar los ajustes
pertinentes para cumplir con tal fin.

Así mismo, los estudiantes también deben tener el mismo espacio para
que tanto la Institución como los docentes sean receptores de sus inquietudes y
necesidades, según lo vivido.

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CONCLUSIONES

La creación de un modelo pedagógico requiere de una investigación


exhaustiva del quehacer educativo de la disciplina para la cual se está
elaborando, así como también de una correcta comprensión de las teorías
educativas que explican cómo debe concebirse el proceso de formación.

Aún cuando consideramos que este trabajo intelectual respondía a un


excelente ejercicio mental que además satisficiera las ideas que se tienen con
relación a cómo debiera proyectarse el quehacer educativo de las artes en
nuestra Universidad, no fue tan fácil su realización.

Primero, porque es la primera vez que se tratan de colocar las ideas que
se tienen sobre estos conceptos en papel; y segundo, porque aún no se ha
logrado hacer la relación directa de cómo debiera canalizarse las teorías con el
proceso mismo.

De la misma manera, creemos que es un trabajo que requiere la


participación de más personas entendidas en el área (tanto del arte como de
educación), para que el escrito pueda sustentar las ideas que se tienen.

Ahora, consideramos que es un primer acercamiento que podría servir de


base para la estructuración de un modelo pedagógico más cónsono con lo que
se desea predecir al momento de realizar el proceso de enseñanza y
aprendizaje del arte en nuestro país.

Consideramos que este curso ha sido muy pertinente para entender al


hombre, la forma en que se ha concebido cómo educarlo y las teorías que

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sustentan dichas concepciones. Nos tocará como futuros especialistas de
currículum realizar nuevos aportes que permitan afinar no solo este modelo sino
el quehacer educativo en lo que a arte y, especialmente, la música se refiere.

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BIBLIOGRAFÍA

BARBAGLIA, César. Hacia un nuevo modelo pedagógico. Buenos Aires,


Argentina.

DEL POZO A., María del Pilar (2004). Teorías e Instituciones


Contemporáneas de Educación. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid,
España.

Modelo Educativo y Académico de la Universidad de Panamá (2008).


Universidad de Panamá.

Modelo Educativo de la Universidad de Bío Bío (2008). Ediciones Universidad


de Bío Bío, Primera edición, Chile.

Modelo Pedagógico Integrado (2009). Editorial Universidad Pontificia


Bolivariana, Colombia.

REFERENCIAS EN LA WEB:

Modelos Pedagógicos.
http://www.uned.ac.cr/sep/aulavirtual/facilitadores/elaboracurso/mod3/compomo
delo.pdf

Modelos Pedagógicos.
http://sacu.tuportal.com/modelos1.htm

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