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ACCION DEL VERBO

Lexema o raíz: Es la parte de la forma verbal que contiene el significado


básico del verbo, es decir, es la parte que nos informa de la acción que
ocurre.
El lexema del verbo se obtiene quitando las terminaciones: ar, er, ir al
infinitivo de los verbos.
Ejemplos:
cant-ar beb-er sacud-ir
bail-ar com-er viv-ir
am-ar tem-er exig-ir

2.- Morfemas o desinencias: Los morfemas de los verbos son las


terminaciones que se añaden al lexema para construir las distintas formas
verbales.
Las desinencias se obtienen al quitar el lexema a una forma verbal.
Ejemplo:
Cant-ábamos beb-eremos sacud-o

En la oración, el verbo funciona como el núcleo del predicado. En la


terminación verbal podemos identificar el tiempo en que se realiza la acción,
el modo en que se realiza, la persona que realiza y el número.
Las palabras que complementan el sentido de los verbos se llaman
complementos. Estos pueden ser: complemento directo, complemento
indirecto y complemento circunstancial. El complemento en general es todo
conjunto de palabras que completa el significado de un sustantivo o de un
verbo, limitándolos convenientemente.
El complemento directo denota el objeto en que directamente recae la acción
del verbo. El complemento indirecto denota el objeto en que recae
indirectamente la acción del verbo e indica la persona o cosa que recibe el
daño o provecho. El complemento circunstancial expresa las circunstancias
en que recae la acción del verbo y puede ser de modo, lugar, tiempo, etc.

Los verbos pueden ser transitivos e intransitivos. Son transitivos cuando la


acción del verbo recae sobre otra cosa. Con los intransitivos sucede lo
contrario, recayendo la acción directamente.
Los verbos pueden tener variaciones que son denominadas accidentes del
verbo. Esas variaciones pueden ser de diferentes maneras. Pueden variar en
número y persona; o sea, un verbo puede estar en primera segunda o en
tercera persona. Pero estos también pueden estar en singular o en plural.
También pueden variar en tiempo y en concordancia. Por el tiempo el verbo
puede estar en presente, pasado y futuro. Y atendiendo al modo puede variar
en tres formas diferentes: modo indicativo, modo subjuntivo, modo
imperativo, a las que se agrega el infinitivo (en algunos casos también
llamado modo infinitivo, aunque no lo es propiamente).
El modo indicativo enuncia un hecho cierto, positivo o negativo. El modo
subjuntivo expresa duda, deseo o condición. El modo imperativo expresa
mandato; o sea, una orden que debe cumplir una segunda persona.
También los verbos pueden variar de una forma diferente que no está
definida ni por el tiempo, ni por el número, ni por el modo, ni por la persona.
Son las formas infinitivas del verbo.
Estas formas pueden ser infinitivo, gerundio y participio. En un verbo estará
en infinitivo cuando termina en ar, er o ir. Estará en gerundio cuando termina
en ando o iendo, y estará en participio cuando termina en ado, ido, so, to y
cho.
EL GERUNDIO

Es una forma invariable del verbo que NO indica ni el tiempo en que


transcurre la acción (presente, pasado o futuro), ni número (singular o
plural), ni el género (masculino o femenino). Y su uso correcto (según
tendencias gramaticales a las que me apunto) sería cuando se refiera a una
palabra cuyo caso o función dentro de la oración sea el de sujeto o el de
complemento directo.
“Los niños (sujeto) estaban saliendo (los niños) a la calle”
“Estábamos dándole caramelos (complemento directo) a los niños”

En términos generales, el gerundio, incorrectamente utilizado, induce


ambigüedad. Precisamente, es esa ambigüedad lo que hace poco
recomendable su uso en literatura por la falta de precisión y claridad que
puede devaluar un escrito. Lo que no quiere decir que su uso esté en
entredicho en aquellos casos en que el significado de la frase sea
inconfundible.
Un primer acercamiento a su correcto uso lo encontramos en su referencia al
caso: el uso del gerundio será correcto cuando el sujeto de dicho gerundio
sea el complemento directo del verbo principal; (caso acusativo).
P.e.: vimos a los niños caminando por la calle
-sujeto: Nosotros (elidido)
-verbo: vimos
-complemento directo: los niños (que son sujeto de la acción de caminar o de
“caminando”)

Sin embargo, una sola coma puede cambiar el significado de la anterior


oración. Si, en lugar de decir “vimos a los niños caminando por la calle”, (en
que lo que decimos es que vimos a los niños cuando ELLOS caminaban por la
calle) decimos: “vimos a los niños, caminando por la calle”, lo que estamos
diciendo es que “vimos a los niños cuando NOSOTROS caminábamos por la
calle. Por eso, sería preferible utilizar el gerundio cuando indique acción de
simultaneidad y no acción de posterioridad.
Será correcto decir: “vimos a los niños cerrando la puerta”; es decir: en el
mismo momento en que cerraban la puerta. Pero sería más impreciso decir:
“salieron cerrando la puerta” porque ese “cerrando” se refiere a una acción
posterior –y no simultanea- a la de “salir” que, evidentemente, tiene que
producirse antes de “cerrar”.
Por la misma razón de imposibilidad de coincidencia temporal de la acción, -y
para evitar un lenguaje innecesariamente complejo-, no sería correcto utilizar
el gerundio como auxiliar del verbo principal: “estoy hablándote para que me
entiendas” en lugar de “te hablo para que me entiendas”. No obstante, se
viene admitiendo por los Académicos la utilización del gerundio como auxiliar
del verbo cuando se refiere a una acción repetitiva: “llevamos tiempo
diciéndole…”.

El gerundio debe usarse siempre con carácter explicativo, y nunca con


carácter especificativo.
BIEN: “Te envío un paquete conteniendo libros”
MAL: “Te envío un libro hablando de árboles, flores, huertos…”
Debe evitarse la utilización del gerundio en las oraciones de relativo:
MAL: “Estudio las normas civiles regulando el matrimonio”
BIEN: “Estudio las normas civiles que regulan el matrimonio”.
En definitiva, y como norma literaria general: el gerundio, cuando no induce
a error, puede dar un juego literario ciertamente interesante:
“Íbamos saliendo poco a poco de aquella situación agobiante”
Pero, si el discurso se distorsiona por el uso del gerundio, mejor será
sustituirlo por formas más comprensibles:
“Salimos ilusionados porque vinieron unos amigos dirigiéndonos a la feria”
…ese “dirigiéndonos” es confuso porque no indica claramente si es que
nosotros nos dirigíamos o eran los amigos los que nos dirigían, o éramos
todos los que nos dirigimos…
Y, para terminar: tanto el gerundio como las esdrújulas tienen una fuerte
resonancia, así que, en poesía, debe tenerse en cuenta su uso consciente
para dar mayor o menor “intensidad” fónica a lo que queremos escribir.
NOTA FINAL: En definitiva, son apreciaciones muy personales, que siempre
encontrarán a alguien que las contradiga. Así que, ¡a escribir, aunque sea
todo en gerundio.
VERBOS REGULARES E IRREGULARES

Se denominan verbos regulares aquellos que se conjugan en forma


totalmente uniforme, sin modificar su raíz, y empleando las terminaciones
correspondientes, en cada modo y tiempo, a la conjugación a que
pertenecen.
En los verbos, la raíz es aquella parte de su expresión en infinitivo, que
identifica la acción que el verbo enuncia; y la terminación comprende las dos
letras finales: AR, ER o IR.
Se designa a la vocal de las terminaciones de los verbos en infinitivo, como
“vocal temática” de cada conjugación, que son a A, la E y la I, porque
determinan las variaciones que se operan al emplear los verbos regulares;
dando lugar a la denominación de “primera”, “segunda” y “tercera”
conjugación, respectivamente.
Como verbos regulares, su conjugación no tiene variantes entre los distintos
verbos de una misma terminación, por lo cual pueden emplearse como
modelo cualquiera de ellos:

AMAR
TEMER
PARTIR

Como regla general, los verbos deben considerarse regulares; por lo cual
deben conocerse expresamente los verbos irregulares, así como su forma de
conjugarlos.
Los verbos irregulares.

Se denominan verbos irregulares aquellos en que, al ser conjugados, se


operan modificaciones sea en la raíz, sea en alguna de las terminaciones que
correspondería aplicar en base al modo y tiempo; sea en ambas.
Sin embargo, existen casos en que alguna forma conjugada de determinados
verbos recibe un cambio; pero no por irregularidad de su conjugación, sino
por razones de índole ortográfica, por lo cual esas modificaciones no los
convierten en verbos irregulares.

Los principales casos en que eso ocurre, son:


Los verbos terminados en CAR, CER o CIR — cuando deben cambiar la C por
Q o Z, para mantener el sonido originario:
tocar, vencer, zurcir en sus formas toqué, zurzo, venzo.
Los verbos terminados en GAR, GER o GIR — cuando deben cambiar la G por
GU o J, por las mismas razones:
llegar, recoger, colegir en sus formas llegué, recojo, colijo.
Los verbos terminados en AER, EER u OER — cuando deben cambiar la I de
alguna terminación, por una Y, para evitar la cacofonía:
caer, creer, roer en sus formas cayó, cayendo; creyó, creyendo; royendo.
El verbo DELINQUIR — alguna de cuyas formas conjugadas deben cambiar
QU por C: Yo delinco.

Grupos de verbos irregulares.

Los numerosos verbos irregulares existentes en español pueden agruparse,


en función de que dentro de cada uno de esos grupos, las irregularidades se
producen en igual forma; lo cual facilita su reconocimiento.
Los principales grupos de verbos irregulares, y sus irregularidades, son:
Verbos que tienen E en su raíz o en su penúltima sílaba — cambian la E por
IE en presente de indicativo, de subjuntivo y en imperativo:
Cerrar en sus formas cierro, cierre, cierra tú.
Verbos que tienen O en penúltima sílaba — cambian la O por UE en presente
de indicativo, de subjuntivo y en imperativo:
Colgar en sus formas cuelgo, cuelgue, cuelga tú.
Verbos que terminan en ACER, ECER, OCER y algunos de los terminados en
UCIR — intercalan una Z antes de la C en presente de indicativo, de
subjuntivo y en imperativo:
apetecer, lucir en sus formas apetezco, luzco; apetezca, luzca; apetezca él,
luzcas tú.
Verbos que terminan en DUCIR — además de la irregularidad antes indicada,
sustituyen la C por J en otras formas del pretérito indefinido de indicativo,
pretérito imperfecto y futuro imperfecto de subjuntivo:
reducir en sus formas reduje, redujera o redujese, redujere.
Verbos que terminan en ETIR, ESTIR, ENDIR, ENCHIR, EMIR, EGIR, EGUIR,
EDIR, EBIR — sustituyen la E de la raíz por I en formas del presente de
indicativo y subjuntivo, imperativo, pretérito indefinido de indicativo,
pretérito imperfecto y futuro imperfecto de subjuntivo:
vestir en sus formas visto, vista, viste, vistió, vistiera, vistiere.
Verbos que terminan en EIR, EÑIR — además de la irregularidad
anteriormente indicada, y como su consecuencia de cambiar la E por I,
pierden la I de su terminación, que se repetiría; en formas del presente de
indicativo y subjuntivo, imperativo, pretérito indefinido de indicativo,
pretérito imperfecto y futuro imperfecto de subjuntivo:
reñir en sus formas riño, riña, riñe, riñó, riñera, riñere.
Verbos que terminan en UIR — agregan una Y en formas del presente de
indicativo y subjuntivo, e imperativo:
instituir en sus formas instituyo, instituya, instituye tú.
Diversos verbos que sustituyen la E por IE y además cambian la E por I; en
formas del presente de subjuntivo, imperativo, pretérito indefinido de
indicativo, pretérito imperfecto y futuro imperfecto del subjuntivo:
hervir en sus formas hiervo, hierva, hirvió, hirviera, hirviere.
Diversos verbos que en la segunda persona del singular del imperativo,
suprimen la terminación A o E:
salir en la forma sal tú.

PARTICIPIOS

El sánscrito tiene participios pasivos pasados (como el español "amado" y el


latín "amatus") y participios activos presentes (como el español "amante" y
el latín "amans").
Su formación no tiene nada de extraordinario, pues los sufijos son casi los
mismos: se añade -ata para formar el pasivo y -ant para el activo. Pero a la
hora de traducir hay que andar con pies de plomo, porque estos participios
se usan mucho más, y en muchos más sentidos, que los correspondientes
españoles o latinos.

Si encontramos, por ejemplo, el participio pasivo del verbo "comer",


significará más o menos "comido". Pero según el contexto, puede significar
"la comida", o "lo que nos comimos", o "comieron" o "comisteis". En según
qué estilos de sánscrito, los tiempos pasados del verbo no se utilizan en
absoluto: para decir "Paco se comió los mangos" lo normal es usar el
participio del verbo comer, al estilo "mangos por paco comidos", poniendo los
mangos en el caso sujeto y poniendo a Paco en el caso instrumental (es
decir, en el caso "agente de verbo pasivo"). Esto es sánscrito normal y no
debe traducirse como "los mangos fueron comidos por Paco", que sería la
traducción palabra por palabra pero es español pijo, sino como "Paco se
comió los mangos" que es español normal.

Si quisiéramos decir lo mismo en sánscrito pijo, pondríamos los mangos en


caso objeto directo, a Paco en caso sujeto, y el verbo en un tiempo pasado
poco usado en la práctica, por ejemplo el aoristo. Esto es gramaticalmente
correcto pero poco usual, igual que lo sería decir en español "los mangos
fueron comidos por Paco" o "el hueso de la pata de cordero ha sido dado por
mí al perro". Se exceptúa un poco de esta regla el sánscrito mahabharático,
en el cual expresar el pasado usando el tiempo pasado activo llamado
imperfecto es de lo más normal (k.r.s.no 'rjunam apashyat, "Krisna a Áryuna
vió"), aunque también se usa la construcción con participio pasivo (arjuna.h
k.r.s.nena d.r.s.ta.h, "Áryuna por Krisna visto").

Un participio pasivo puede tener otros significados. Por ejemplo es


normalísima la construcción del tipo "muerto el perro acabada la rabia", que
en español normal (no español especial para refranes) debería decirse
"cuando el perro se muera se habrá acabado la rabia", o bien "si se muere el
perro"...
El participio activo también se puede traducir de mil maneras. Si
encontramos el participio activo presente de un verbo sánscrito que sinifica
pasear, en una frase del estilo "vimos a Vijaya paseante cabe el río", la
traducción correcta del participio no es casi nunca "paseante". Puede ser
"que paseaba" o "cuando paseaba" o "paseando", según... el latín y el griego
funcionaban igual.
El sánscrito también tiene un participio activo futuro. Por ejemplo el del
verbo "ver" es d.r.sya, que significa "que debería verse", o "que se verá", o
"digno de verse", o "visible".
También hay un participio activo pasado, que se forma añadiendo vant al
participio pasivo pasado. Por ejemplo si d.rs.ta.h significa "visto", d.r.s.tavaan
significa "que veía" o "que ha visto" o "que vio". Añadiendo un tiempo del
verbo ser, por ejemplo asmi "soy", se obtiene d.rs.tavaan asmi, que no
significa "soy uno que ha visto", sino que es simplemente otra manera de
decir "vi".
Y otra manera fácil de formar el pasado es añadir sma al presente. Por
ejemplo si pashyati es "ve", pashyati sma es "vió". Esto es poco corriente y
suena muy arcaico.

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