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I).

LAS ACCIONES JUDICIALES EN LA LDC


Dr. Jorge Oscar Rossi

1.ACCIONES JUDICIALES.

Legitimación activa
El art. 52 de la LDC nos dice que “Sin perjuicio de lo dispuesto en esta ley, el
consumidor y usuario podrán iniciar acciones judiciales cuando sus intereses resulten
afectados o amenazados.
La acción corresponderá al consumidor o usuario por su propio derecho, a las
asociaciones de consumidores o usuarios autorizadas en los términos del artículo
56 de esta ley, a la autoridad de aplicación nacional o local, al Defensor del
Pueblo y al Ministerio Público Fiscal. Dicho Ministerio, cuando no intervenga en el
proceso como parte, actuará obligatoriamente como fiscal de la ley.
En las causas judiciales que tramiten en defensa de intereses de incidencia colectiva,
las asociaciones de consumidores y usuarios que lo requieran estarán habilitadas
como litisconsortes de cualquiera de los demás legitimados por el presente artículo,
previa evaluación del juez competente sobre la legitimación de éstas.
Resolverá si es procedente o no, teniendo en cuenta si existe su respectiva
acreditación para tal fin de acuerdo a la normativa vigente.
En caso de desistimiento o abandono de la acción de las referidas asociaciones
legitimadas la titularidad activa será asumida por el Ministerio Público Fiscal.” (la
negrita es nuestra)

A su turno, el decreto 1798/94 establece que: “Se requerirá a las asociaciones de


consumidores legalmente constituidas carta poder para reclamar y accionar
jurídicamente, exceptuándolas de tal requisito en aquellos casos en que actuaren en
defensa de un interés general de los consumidores.”

En la terminología de la LDC, luego de la reforma, en lugar de defensa de interés


general de los consumidores hablamos de defensa de derechos de incidencia
colectiva.

Como dijimos, las actuaciones administrativas contempladas en la LDC son


independientes de aquellos reclamos que decidan realizar los consumidores como
consecuencia de incumplimientos contractuales, daños y perjuicios y cualquier otra
causa que habilite la instancia judicial.

La ley consagra así una legitimación activa amplia, pues no exige la titularidad de un
derecho lesionado para accionar, sino tan solo de un interés afectado o meramente
amenazado.

Además, no solo el consumidor está legitimado, sino que también lo están las
asociaciones de consumidores legalmente constituidas, como personas jurídicas, la
autoridad de aplicación nacional o local, el ministerio público y el Defensor del Pueblo.

En lo que hace a la competencia para el ejercicio de la acción se aplican los


principios comunes que sobre el tema regula el conjunto de la legislación,
correspondiendo su intervención a la justicia ordinaria, salvo que se den
algunas de las excepciones que habiliten para entender a la justicia federal. Las
normas que regulan la organización judicial respectiva determinarán ante qué
tribunal deberá interponerse la acción.

Cuando la asociación de consumidores actúe en defensa de un interés general estará


legitimada sin necesidad de la carta poder exigida para actuar en defensa de
consumidores particulares. Cuando se trate de este último supuesto, la organización
estará asumiendo las responsabilidades propias del mandato "y sus actos obligan al
poderdante (consumidor) como si él personalmente los practicara” (art. 49 del
CPCCN).

2. UNA NORMA PARA COMPARAR: EL CÓDIGO DE IMPLEMENTACIÓN DE LOS


DERECHOS DE LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS DE LA PROVINCIA DE
BUENOS AIRES.

Una norma relativamente nueva es la ley 13.133, que fue publicada en el Boletín
Oficial de la Provincia de Buenos Aires correspondiente a los días 5 a 9 de enero de
este 2004. Esta norma establece el Código Provincial de Implementación de los
Derechos de los Consumidores y Usuarios, (CPDC, para abreviar). El Poder Ejecutivo
la vetó parcialmente, promulgándola mediante el decreto 64/04.
Si bien es una norma de alcance provincial, trae soluciones de gran trascendencia que
fueron incorporadas en la LDC, con la reforma de la ley 26.361, aunque con una
redacción distinta.

En lo que ahora nos interesa, el CPDC incorporó una serie de novedades relativas al
procedimiento judicial para reclamar por presunta violación de los derechos de los
consumidores. En este aspecto, tras el veto parcial del Ejecutivo bonaerense, las
innovaciones más importante que quedaron son las siguientes:

1)La gratuidad del inicio de las actuaciones judiciales promovidas por


consumidores o usuarios, individual o colectivamente, de conformidad con las normas
de defensa del consumidor, las que estarán exentos del pago de tasas, contribuciones
u otra imposición económica. (art. 25)

2)Los efectos erga omnes de las sentencias y acuerdos conciliatorios que


admiten una demanda fundada en derechos de incidencia colectiva del consumidor
y la forma en que los demás damnificados pueden valerse de dicha sentencia. (arts.
24 y 28)

3)La legitimación de las asociaciones de consumidores para interponer acciones en


defensa de derechos subjetivos de consumidores y usuarios, además de los de
incidencia colectiva o intereses legítimos.

En cuanto a este ultimo punto, el art. 26 del CPDC nos dice que “Cuando los
consumidores y usuarios resulten amenazados o afectados en sus derechos
subjetivos, de incidencia colectiva o intereses legítimos, se encuentran
legitimados para interponer las acciones correspondientes:
a) Los consumidores y usuarios en forma individual o colectiva.
b) Las asociaciones de consumidores debidamente registradas en la provincia de
Buenos Aires.”

3. NORMAS DEL PROCESO EN LA LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR.


Volviendo a la LDC, el texto reformado de su art. 53 que nos dice que

“En las causas iniciadas por ejercicio de los derechos establecidos en esta ley regirán
las normas del proceso de conocimiento más abreviado que rijan en la jurisdicción del
tribunal ordinario competente, a menos que a pedido de parte el Juez por resolución
fundada y basado en la complejidad de la pretensión , considere necesario un trámite
de conocimiento más adecuado.
Quienes ejerzan las acciones previstas en esta ley representando un derecho o
interés individual, podrán acreditar mandato mediante simple acta poder en los
términos que establezca la reglamentación.
Los proveedores deberán aportar al proceso todos los elementos de prueba que obren
en su poder, conforme a las características del bien o servicio, prestando la
colaboración necesaria para el esclarecimiento de la cuestión debatida en el juicio. ...”

En la practica, el proceso judicial será el sumarísimo. Sin embargo, un agregado


aportado por la ley 26.361 estableció lo que hoy día es un criterio jurisprudencial
bastante extendido en este tema: A pedido de parte, el juez puede, por ejemplo,
disponer que el juicio tramite por proceso sumario u ordinario (donde el Código
Procesal contemple este tipo de procesos de conocimiento). El juez debe fundar esta
resolución, que estará basada en la complejidad de asuntos a tratarse.

Por otra parte, al disponer que “Los proveedores deberán aportar al proceso todos los
elementos de prueba que obren en su poder, conforme a las características del bien o
servicio, prestando la colaboración necesaria para el esclarecimiento de la cuestión
debatida en el juicio. ...”, el nuevo texto del art. 53 incorpora la llamada “teoría de las
cargas probatorias dinámicas” a favor del consumidor, partiendo de la base de que
es el Proveedor quien está en mejores condiciones de aportar elementos probatorios y
que por el denominado “deber de buena fe procesal” debe colaborar para lograr la
“verdad material” (“el esclarecimiento de la cuestión debatida en el juicio”)

Representación judicial en procesos de consumo


En su art. 53, el Decreto 1798/94 dispone: “El mandato se acreditará por medio del
instrumento público correspondiente o con carta poder, con firma del otorgante
certificada por autoridad policial o judicial o por escribano público. Podrá también
otorgarse mandato mediante simple acta poder certificada por la Autoridad de
Aplicación. La misma deberá establecer la identidad y domicilio del mandante y la
designación, identidad, domicilio y firma del mandatario.”

Adviértase que el letrado que actué como apoderado del consumidor podrá, entonces,
presentar poder realizado por instrumento publico (como es habitual en todos los
procesos) o “carta poder” con firma del otorgante certificada por autoridad policial o
judicial o por escribano público.
Es decir, por ejemplo, se puede pedir que la “carta poder” sea certificada la
firma del consumidor-actor por el secretario del juzgado.
También el poder puede ser certificado por la autoridad de aplicación.

4. LEGITIMACIÓN PARA ACCIONAR DE LAS ASOCIACIONES DE


CONSUMIDORES.
Una asociación de consumidores y usuarios es una persona jurídica, constituida por
personas físicas, independientes de todo interés económico, comercial o político, cuyo
objeto sea garantizar y procurar la protección y la defensa de los consumidores y
promover la información, la educación, la representación y el respeto de sus derechos.

El art. 55 de la LDC, dispone que

“Las asociaciones de consumidores y usuarios constituidas como personas jurídicas


reconocidas por la Autoridad de Aplicación, están legitimadas para accionar cuando
resulten objetivamente afectados o amenazados intereses de los consumidores o
usuarios, sin perjuicio de la intervención de éstos prevista en el segundo párrafo del
artículo 58 de esta ley...” (la negrita es nuestra)

Recordemos que, en la LDC, con la actual reforma, en lugar de defensa del “interés
general de los consumidores” o “intereses de los consumidores o usuarios
objetivamente afectados o amenazados”, en otras partes, como el art. 54 y la segunda
parte del propio art. 55, se habla de “derechos de incidencia colectiva”.

Por razones de mejor terminología, hubiera sido conveniente que la reforma


reemplazará la frase “cuando resulten objetivamente afectados o amenazados
intereses de los consumidores o usuarios” por “cuando resulten afectados o
amenazados derechos de incidencia colectiva de los consumidores o usuarios”,
a fin de unificar los términos y evitar disquisiciones doctrinales y/o
jurisprudenciales al respecto.

El artículo dice que las organizaciones de defensa de los consumidores podrán


accionar "cuando resulten objetivamente afectados o amenazados intereses de los
consumidores".
La expresión “objetivamente” puede dar lugar a confusión. Este artículo hay que
interpretarlo en conjunto con el 52. Si la asociación acciona en virtud de un interés
general, (es decir, el interés de un numero indeterminado de miembros de la sociedad,
afectados por el mismo problema), no necesita carta poder. Se trataría de un caso
donde la asociación está defendiendo derechos de incidencia colectiva de los
consumidores (arg. conf. art. 43 Constitución Nacional).

En cambio, si acciona en virtud de intereses individuales de los consumidores (es


decir, un consumidor o una pluralidad determinada “con nombre y apellido” de
consumidores, afectados por el mismo hecho), necesita carta poder.

5. EFECTOS DE LA SENTENCIA EN LA LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR.

En este tema debemos distinguir el tipo de derechos que se debatieron en el juicio


entre el consumidor y el proveedor. Si se trata de acciones individuales, la LDC no
innova en la materia, por lo que la sentencia adversa al proveedor sólo tiene autoridad
de cosa juzgada para éste y los consumidores que fueron parte en el proceso.

En cambio, si se trata de acciones en defensa de derechos de incidencia


colectiva, el nuevo art. 54 nos dice que

“Acciones de incidencia colectiva. Para arribar a un acuerdo conciliatorio o


transacción, deberá correrse vista previa al Ministerio Público Fiscal, salvo que éste
sea el propio actor de la acción de incidencia colectiva, con el objeto de que se expida
respecto de la adecuada consideración de los intereses de los consumidores o
usuarios afectados. La homologación requerirá de auto fundado. El acuerdo deberá
dejar a salvo la posibilidad de que los consumidores o usuarios individuales que así lo
deseen puedan apartarse de la solución general adoptada para el caso.
La sentencia que haga lugar a la pretensión hará cosa juzgada para el
demandado y para todos los consumidores o usuarios que se encuentren en
similares condiciones, excepto de aquellos que manifiesten su voluntad en
contrario previo a la sentencia en los términos y condiciones que el magistrado
disponga.
Si la cuestión tuviese contenido patrimonial establecerá las pautas para la reparación
económica o el procedimiento para su determinación sobre la base del principio de
reparación integral. Si se trata de la restitución de sumas de dinero se hará por los
mismos medios que fueron percibidas; de no ser ello posible, mediante sistemas que
permitan que los afectados puedan acceder a la reparación y, si no pudieran ser
individualizados, el juez fijará la manera en que el resarcimiento sea instrumentado, en
la forma que más beneficie al grupo afectado. Si se trata de daños diferenciados para
cada consumidor o usuario, de ser factible se establecerán grupos o clases de cada
uno de ellos y, por vía incidental, podrán éstos estimar y demandar la indemnización
particular que les corresponda.” ( la negrita es nuestra)

Esta es una gran innovación de la ley. La analizaremos más adelante con detalle. Aquí
solo les sugerimos que comparen este texto con lo que diremos a continuación, al
referirnos a la situación en el Código de Implementación de los Derechos de los
Consumidores y Usuarios de la Provincia de Buenos Aires.

Este Código dispone en su art. 28 que

“Cuando se trate de acciones judiciales para la prevención o solución de conflictos, las


sentencias tendrán los siguientes efectos:
a) Si admiten la demanda, beneficiarán a todos los consumidores y usuarios
afectados o amenazados por el mismo hecho que motivó el litigio, quienes
podrán –por vía incidental en el mismo proceso– acreditar la legitimación, su
perjuicio, ejecutar la sentencia y –en su caso– liquidar los daños...”

Como se ve, el Código bonaerense avanza hacia un mecanismo procesal que busca
facilitar el acceso a la justicia en los casos donde existe una gran cantidad de
afectados que reclaman la reparación de daños y perjuicios (que
individualmente pueden tener escaso monto como, por ejemplo, los cargos
indebidos de una tarjeta de crédito) y, al mismo tiempo, evitar la proliferación
innecesaria de litigios similares -en los que puedan recaer sentencias
contradictorias. De otra manera, la garantía de acceso a la justicia se torna
ilusoria.

6. TASA DE JUSTICIA Y COSTAS.


Cuando se promulgó la ley 24.240, el Poder Ejecutivo vetó la parte del art. 54 de la
LDC que decía que “Las actuaciones judiciales que se inicien de conformidad con
la presente ley gozarán del beneficio de justicia gratuita. “
De esta manera, hasta la reforma de la ley 26.361, se aplicaron los principios comunes
en materia de pago de tasa de justicia. Lo mismo ocurría con las costas.

Por supuesto, en las distintas provincias puede existir un régimen especial en la


materia.

Es lo que ocurre, por ejemplo, en la Provincia de Buenos Aires, donde el Código de


Implementación de los Derechos de los Consumidores y Usuarios establece en su art.
25 que

“ Las actuaciones judiciales promovidas por consumidores o usuarios, individual o


colectivamente, de conformidad con las normas de defensa del consumidor, estarán
exentos del pago de tasas, contribuciones u otra imposición económica. El juez –al
momento de dictar la sentencia– impondrá las costas evaluando la proporcionalidad
del monto de la pretensión y los costos del proceso con la capacidad económica de
las partes.”

Al respecto, téngase en cuenta lo siguiente:

*La norma habla de actuaciones judiciales promovidas de conformidad con las normas
de defensa del consumidor, lo que es más amplio que decir, “de conformidad con la
ley 24.240” puesto que la expresión incluye también a la normativa constitucional en la
materia y a disposiciones de defensa del consumidor que aparezcan en otras normas,
como ser, por ejemplo, la ley de Lealtad Comercial, de Defensa de la Competencia,
resoluciones de la autoridad de aplicación nacional o local, etc y, por supuesto, del
propio Código Provincial.

* Si bien solo habla de “actuaciones judiciales promovidas por consumidores o


usuarios, individual o colectivamente”, debe entenderse que la exención incluye a las
actuaciones promovidas por asociaciones de consumidores, en defensa de
consumidores y usuarios cuyos derechos subjetivos, de incidencia colectiva o
intereses legítimos resulten amenazados o afectados.

*La norma habla de exención del pago de tasas, contribuciones u otra imposición
económica. Es decir que, además del tema de la tasa de justicia, podemos
preguntarnos si, por ejemplo, el consumidor puede eximirse de pagar el adelanto de
gastos que pida un perito.
*La “gratuidad” del proceso no significa que si el consumidor pierde, no pague costas.
Simplemente, la norma le dice al juez que debe apartarse del principio objetivo de la
derrota e imponer las costas evaluando la proporcionalidad del monto de la pretensión
y los costos del proceso con la capacidad económica de las partes. Vale decir que el
juez puede llegar a distribuir las costas entre las partes, aunque el consumidor sea
vencido.

Volviendo a la LDC, con la reforma nos encontramos con los siguientes textos:

“Artículo 53.- (parte pertinente)

...Las actuaciones judiciales que se inicien de conformidad con la presente ley en


razón de un derecho o interés individual gozarán del beneficio de justicia gratuita. La
parte demandada podrá acreditar la solvencia del consumidor mediante incidente, en
cuyo caso cesará el beneficio.

“Artículo 55.- (parte pertinente)

...Las acciones judiciales iniciadas en defensa de intereses de incidencia colectiva


cuentan con el beneficio de justicia gratuita.”

Como se ve, tratándose de acciones en defensa de derechos o intereses individuales,


se instaura una especie de “beneficio de litigar sin gastos al revés”. Es decir, se
presume iuris tantum la falta de solvencia del consumidor y será el demandado,
mediante incidente, quien deberá destruir esta presunción.

Nos parece absolutamente desafortunado que el actual art. 53 diga que, para hacer
cesar el beneficio de justicia gratuita el proveedor deba probar la “solvencia” del
consumidor. Alguien puede ser técnicamente “solvente”, es decir, tener un activo que
supere su pasivo e, igualmente, verse en dificultades para pagar el monto de una
tasa de justicia en un caso de daños y perjuicios.

Aplicado literalmente este precepto, solo tendrían este beneficio los consumidores
insolventes. Creemos que el legislador no usó la palabra “solvencia” en un sentido
estricto, sino como equivalente de tener una situación económica que le permita
afrontar un eventual pago de costas sin problemas.
En este sentido, pensamos que en este incidente se debe aplicar, por analogía, lo que
prescriben los Códigos Procesales locales, en punto a conceder el beneficio de litigar
sin gastos. Por ejemplo, el CPCCN dice en su art. 78 que “No obstará a la concesión
del beneficio la circunstancia de tener el peticionario lo indispensable para procurarse
su subsistencia, cualquiera fuere el origen de sus recursos.”

Aplicándolo al caso en análisis, creemos que al proveedor no le basta con demostrar


que el consumidor tiene “lo indispensable para procurarse su subsistencia” para lograr
que cese el beneficio de justicia gratuita establecido por la LDC.

Además, pensamos que si la legislación procesal local consagra un régimen de


exención de tasa de justicia más favorable para el actor-consumidor, es este el que
debe aplicarse.

Por otra parte, en las acciones judiciales iniciadas en defensa de intereses de


incidencia colectiva la LDC no parece admitir “la prueba en contrario”, a fin de hacer
cesar el beneficio de justicia gratuita.

Por ultimo, si bien la LDC no nos dice en que consiste este beneficio de justicia
gratuita, pensamos que tiene los efectos del beneficio de litigar sin gastos que
establece la legislación procesal local. Por ejemplo, la exención del pago de costas del
pago de las costas o gastos judiciales hasta que mejore de fortuna. Si venciere en el
pleito, deberá pagar las causadas en su defensa hasta la concurrencia máxima de la
tercera parte de los valores que reciba (arg. conf. art. 84 CPCCN).

II).PROCEDIMIENTO ARBITRAL. SISTEMA NACIONAL DE ARBITRAJE DE


CONSUMO

7. EL ARBITRAJE DE CONSUMO.

Según el nuevo texto del art. 59 de la ley 24.240, “La autoridad de aplicación
propiciará la organización de tribunales arbitrales que actuarán como amigables
componedores o árbitros de derecho común, según el caso, para resolver las
controversias que se susciten con motivo de lo previsto en esta ley. Podrá invitar para
que integren estos tribunales arbitrales, en las condiciones que establezca la
reglamentación, a las personas que teniendo en cuenta las competencias propongan
las asociaciones de consumidores o usuarios y las cámaras empresarias.
Dichos tribunales arbitrales tendrán asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y en todas las ciudades capitales de provincia. Regirá el procedimiento del
lugar en que actúa el tribunal arbitral.”

El segundo párrafo, que obliga a que los tribunales arbítrales tengan asiento en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en todas las ciudades capitales de provincia, es
la innovación dispuesta por la reforma. No es que antes estuviera prohibido, sino que
ahora se busca impulsar el régimen de arbitraje de consumo a nivel provincial.

Por su parte, ya el decreto 276/1998 y la resolución 212/1998 y modificatorias de la


Secretaría de Industria, Comercio y Minería pusieron en marcha hace una década el
Sistema Nacional de Arbitraje de Consumo.
En el material complementario encontrarán el texto completo de estas normas.

Los Tribunales Arbitrales son un mecanismo extrajudicial de resolución de conflictos


sustentado en la voluntad de las partes de otorgar a un Tribunal Arbitral la facultad
resolutoria para que resuelva su diferencia de manera definitiva. El Tribunal conforma
una instancia única, que, en equidad o de acuerdo a derecho, resuelve los casos
presentados. Está conformado por un árbitro institucional, uno de las asociaciones de
consumidores y otro del sector empresario.

Está previsto un procedimiento especial - más abreviado- para los reclamos inferiores
a los 500 pesos, en el cual actúa un solo árbitro institucional.

Dado el carácter voluntario para las partes, en caso de no mediar aceptación por
parte del proveedor, (u “oferta pública de adhesión al sistema”) de someterse al
arbitraje, los casos son remitidos para su tramitación a las distintas oficinas de
defensa del consumidor pertenecientes a cada jurisdicción, según el lugar
donde se haya cometido el hecho denunciado.

Para presentar un reclamo ante los Tribunales Arbitrales de Consumo, se debe


completar y firmar un formulario impreso que el mismo Tribunal le facilitará. Allí se
deberá narrar sintéticamente los hechos que se quieren denunciar y una propuesta
para arribar a un acuerdo con el proveedor. También se deberá acompañar la
documentación referida al tema denunciado.
En el sitio http://www.mecon.gov.ar/snac/ pueden descargar estos formularios.

Si el reclamo lo efectúa una persona distinta al consumidor, deberá tener un poder,


otorgado ante Escribano Público, o Acta Poder que se confecciona ante los
Tribunales Arbitrales y que deberá firmar el consumidor damnificado.

Si la solicitud de arbitraje es aceptada por el proveedor, tendrá lugar una audiencia de


arbitraje, en la que se invita a las partes a llegar a un acuerdo conciliatorio. En caso de
que el mismo no se logre, el Tribunal pasará a resolver, notificando a las partes el
laudo arbitral. La decisión del Tribunal tiene carácter vinculante y fuerza
ejecutoria. En caso de incumplimiento, es ejecutable por la vía judicial.

8. PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA NACIONAL DE ARBITRAJE


DE CONSUMO (SNAC).

1) En primer término, la Voluntariedad. El sometimiento al SNAC es voluntario para


las partes, existiendo dos posibilidades de acceso al mismo según se trate de
consumidores o proveedores:
a) la Oferta pública de adhesión al sistema: Por medio del cual los proveedores
expresan su compromiso previo de aceptar la jurisdicción arbitral para todos los
eventuales reclamos de consumidores vinculados a las transacciones
efectuadas entre las partes.
En http://www.mecon.gov.ar/snac/basehome/empresas.htm se puede consultar
el listado de proveedores que efectuaron oferta pública de adhesión al sistema.
Además, el sitio http://www.mecon.gov.ar/snac/ contiene información útil sobre
el SNAC.

b) el Acuerdo Arbitral, por medio del cual el consumidor efectúa la solicitud de


arbitraje y el proveedor acepta el mismo conformando el acuerdo arbitral a fin del
resolver el conflicto suscitado entre ellos.

2) En segundo término, la simplicidad y rapidez, puesto que el proceso arbitral tiene


una duración máxima de cuatro meses, prorrogables exclusivamente por acuerdo de
partes.
3) Otro aspecto es el carácter vinculante y ejecutivo del laudo emitido, que posee
entidad de cosa juzgada y puede ejecutarse válidamente ante la justicia ordinaria en
caso de incumplimiento de las partes, las que conservan como único medio de
impugnación la acción de nulidad para el caso de arbitraje efectuado por amigables
componedores (que laudan según su leal saber y entender), o el recurso de nulidad en
los supuestos de arbitraje de derecho.

4) la oralidad. Las actuaciones ante los TAC son generalmente orales, salvo aquellas
que, puntualizadas en la normativa vigente, se realizan en forma escrita y, en general,
a través de formularios determinados por la autoridad de aplicación.

5) El procedimiento es sumamente sencillo. El consumidor efectúa la solicitud de


arbitraje y, si la misma es aceptada por el proveedor (o este hizo una oferta pública
de adhesión al sistema), se le da traslado del reclamo; luego, la autoridad de
aplicación procede a integrar el Tribunal el cual fija una fecha de audiencia oral en
donde cada una de las partes -actuando por derecho propio o por representación
legal- expone ampliamente los hechos e invoca sus derechos. El Tribunal invita a las
partes a intentar llegar a un acuerdo conciliatorio que si es alcanzado por las partes es
homologado por el Tribunal. En caso de no existir acuerdo, el Tribunal lauda y su
decisión adquiere el carácter de cosa juzgada.

6) Los Arbitros decidirán la controversia planteada según equidad. Si las partes


optaren expresamente por un arbitraje de derecho, todos los Arbitros que conformen el
TRIBUNAL ARBITRAL DE CONSUMO deberán poseer titulo de abogado y reunir
además los otros requisitos que la Autoridad de Aplicación establezca para ser Arbitro.
(art. 7º decreto 276/98)

9. REQUISITOS PARA SER DESIGNADO ÁRBITRO.


Nos dice el art. 5º del decreto 276/1998 que “El Arbitro institucional deberá poseer
título de abogado y CINCO (5) años en el ejercicio de la profesión, como mínimo. Los
árbitros sectoriales deberán poseer, como mínimo, título universitario y CINCO (5)
años en el ejercicio de la profesión.”

Además, deben poseer especialización en temas vinculados al consumo y a la


resolución alternativa de conflictos, como también haber participado en cursos o
congresos vinculados a dicha temática.
10. CUESTIONES EXCLUIDAS DEL ARBITRAJE.
Según el art. 2º del decreto 276/1998 “No pueden someterse a proceso arbitral:
a) las cuestiones sobre las que haya recaído resolución judicial firme y definitiva, y las
que puedan dar origen a juicios ejecutivos;
b) las cuestiones que con arreglo a las leyes no puedan ser sometidas a juicio arbitral;
c) las materias inseparablemente unidas a otras sobre las que las partes no tengan
poder de disposición y/o que no puedan ser sometidas a juicio arbitral;
d) las cuestiones de las que se deriven danos físicos, psíquicos y/o muerte del
consumidor, y aquellas en las que exista la presunción de la comisión de un delito;
e) las cuestiones que por el monto reclamado queden exceptuadas por la
reglamentación.”

III).SUSTANCIACIÓN DE RECLAMOS ANTE LAS ASOCIACIONES DE


CONSUMIDORES

11.LA MEDIACION ANTE LA ASOCIACION DE CONSUMIDORES.


El art. 58 de la LDC establece que

“Las asociaciones de consumidores podrán sustanciar los reclamos de los


consumidores de bienes y servicios ante los fabricantes, productores, comerciantes,
intermediarios o prestadores de servicios que correspondan, que se deriven del
incumplimiento de la presente ley.
Para promover el reclamo, el consumidor deberá suscribir la petición ante la
asociación correspondiente, adjuntando la documentación e información que obre en
su poder, a fin de que la entidad promueva todas las acciones necesarias para acercar
a las partes.
Formalizado el reclamo, la entidad invitará a las partes a las reuniones que considere
oportunas, con el objetivo de intentar una solución al conflicto planteado a través de
un acuerdo satisfactorio.
En esta instancia, la función de las asociaciones de consumidores es estrictamente
conciliatoria y extrajudicial, su función se limita a facilitar el acercamiento entre las
partes.”

Aparece así una suerte de mediación extrajudicial voluntaria por parte de las
asociaciones de consumidores, instituto también mencionado en el art. 56, inc. d).
En esta instancia, ante el reclamo formal del consumidor o usuario de bienes y
servicios, por presuntas infracciones o incumplimientos por parte de los fabricantes,
productores, comerciantes, intermediarios o prestadores de servicios; otorgándole el
carácter de una instancia extrajudicial y conciliatoria con el fin de acercar a las partes
en conflicto a una solución, individual o colectiva.

Es un método alternativo de resolución de conflictos, basado en la confiabilidad de


que deben gozar las asociaciones consumidores quienes, a tenor del art. 57 LDC, no
deben participar en actividades políticas partidarias, ser independientes a toda
actividad profesional, comercial y productiva, y en la imposibilidad de recibir
donaciones, aportes o contribuciones de ningún tipo por parte de aquellas.

Se busca una solución amigable entre los consumidores y los proveedores. Por
esta vía el reclamado no llega a ingresar en el Registro Nacional de Infractores ni
se le aplican sanciones.

Para activar la intervención de la asociación, el consumidor deberá suscribir la


petición, adjuntando la documentación e información que obre en su poder.
Una vez que el reclamo haya sido formalizado, la asociación de consumidores invitará
a las partes a las reuniones que considere oportunas, con el objetivo de buscar una
solución al conflicto planteado a través de un acuerdo satisfactorio. La
incomparecencia del proveedor no podrá ocasionarle consecuencia legal alguna.
Para el caso de arribarse a un acuerdo, el incumplimiento del mismo por parte del
proveedor habilitará al consumidor a exigir judicialmente su cumplimiento.

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