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C olombia Internacional 62, jul - dic 2005, 32 - 49

PODER
(Trayectorias teóricas
de un concepto)
Leopoldo Múnera Ruiz1

recibido 20/03/06, aprobado 07/04/06

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L eopoldo Múnera Ruiz

La caracterización del poder presupone enfrentar las dos dicotomías básicas que lo
definen como uno de los conceptos fundamentales de la teoría y las ciencias políticas:
las constituidas por la fuerza y el consenso, y por la capacidad y la praxis. Sin
embargo, emprender la tarea de asumirlas e intentar superarlas, implica participar del
ejercicio mismo del poder en el que simbólicamente se define la política. El debate
sobre la determinación del concepto del poder, inevitablemente hace parte del juego
político que configura el mismo poder, y, por consiguiente, tales debates se presentan
en este texto como un entramado de fuerzas intelectuales y culturales en permanente
tensión, conflicto y contradicción

Palabras clave: teoría política, poder, fuerza, consenso, capacidad, praxis

The characterization of power presupposes confronting two basic dichotomies that


define it as of one the fundamental concepts of political theory and political science:
force versus consent, and capacity versus praxis. However, understanding these
dichotomies and eventually overcoming them requires participation in the very
exercise of power in which politics is symbolically defined. Debate over defining the
concept of power inevitably forms part of the political game configured by its
exercise. In consequence, in this text such debates are presented as a complex array
of intellectual and cultural forces that are in permanent tension, conflict and
contradiction.

Keywords: political theory, power, force, consent, capacity, praxis

Introducción conocimiento. No obstante, diferentes


corrientes de pensamiento coinciden

L
a sinonimia múltiple del en que el poder es uno de los concep-
término poder en el len- tos esenciales para definir la especifici-
guaje cotidiano, guarda dad de la ciencia y la teoría políticas.
correspondencia con la indefinición y Quizás porque el mismo proceso histó-
ambigüedad del concepto en la teoría rico de configuración del concepto ha
política moderna y contemporánea. denotado lo que se quiere significar
Dominación, violencia, potencia, con él. Desde el surgimiento de la
poderío, autoridad, influencia o potes- modernidad política en occidente, las
tad se amalgaman confusamente en un nociones de poder en Hobbes y de
mismo significado, que por su amplitud potencia en Spinoza, reflejaron inter-
e imprecisión no parece apto para desa- pretaciones antagónicas de la política,
rrollar las ciencias sociales o para deter- en una lucha incesante por determinar
minar los límites de un campo de el sentido de la misma. Alrededor del

1 Profesor Asociado y Coordinador del Grupo de Teoría Política Contemporánea, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas
y Sociales, Universidad Nacional de Colombia

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P oder (Trayectorias teóricas de un concepto)

concepto de poder se fueron librando que constituye la relación social y la


las múltiples batallas del saber orienta- remitió al concepto de dominación, a
das a dominar dentro del campo teóri- “la probabilidad de encontrar obedien-
co de la política. La adopción de un cia a un mandato de determinado con-
significado o de otro, implicaba la tenido entre personas dadas” (Weber
toma de posición dentro de una bata- 2002: 43), en el cual hay una correspon-
lla ideológica, cargada de concepciones dencia entre la voluntad (o el mandato)
sobre la naturaleza de la sociedad y de de uno o varios actores sociales y la
su gobierno político. En ese juego de obediencia de otro u otros. De allí en
fuerzas intelectuales, que se mantiene adelante su sociología de la dominación
hasta nuestros días, en ese despliegue se centraría en la comprensión de los
permanente de capitales culturales, dos motivos de la obediencia voluntaria,
dicotomías analíticas han ido articu- inherentes a la dominación legítima.
lando el combate: las constituidas por La condena de Weber implicó
la fuerza y el consenso, y por la capaci- consecuencias inmediatas para el estudio
dad y la praxis; a través de ellas inten- del poder; pues lo ubicó en el campo
taremos discurrir en este escrito, semántico de la violencia, de la imposi-
participando de la batalla. ción pura y simple de la voluntad, y lo
marginó del análisis de la legitimidad.
1. De la fuerza al consenso No sólo resaltó como irrelevante el fun-
En 1922, cuando Economía y damento de la probabilidad que lo
Sociedad se editó por primera vez en caracteriza, sino que excluyó de su
alemán, Max Weber condenó al con- comprensión la obediencia de quienes
cepto de poder a vivir dentro de las quedan sometidos a la voluntad del
ciencias sociales como una categoría poderoso. Igualmente, transformó el
sociológicamente amorfa y poco perti- poder en un acto unilateral de dominio,
nente para comprender la sociedad. donde toda resistencia o intento de
Unas líneas antes lo había definido emancipación es anulado en su origen, y
como la “probabilidad de imponer la limitó la aproximación sociológica al
propia voluntad, dentro de una relación mismo, contradictoriamente, al análisis
social, aun contra toda resistencia y de la dominación legítima. Finalmente
cualquiera que sea el fundamento de esa dejó huérfana a las ciencias políticas de
probabilidad” (Weber 2002: 43). un concepto que constituye parte
Aunque consideraba la relación social importante de su especificidad como
como una conducta plural recíproca- campo diferenciado del conocimiento
mente referida, con respecto al sentido social. Aislado como fuerza pura y uni-
que encierra, que es orientada por tal lateral, imposible de ser sostenida políti-
reciprocidad, redujo conceptualmente camente en el tiempo, el concepto de
el poder dentro de ella al resultado neto poder quedó relegado a reflejar un esta-
de una imposición unilateral, más allá do pre-político que sólo podía adquirir
de cualquier fundamento, y, por consi- su dimensión propiamente política
guiente, negó uno o varios de los tér- dentro de la dominación legítima. Por
minos de la relación, los referentes a consiguiente, el análisis de las diversas
quienes sufren la imposición de la formas de consenso que se pueden dar
voluntad. Desfiguró así la reciprocidad en una sociedad determinada adquirió

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la relevancia que en forma concomitan- voluntaria derivada de la incapacidad


te perdió el de la fuerza como origen y para asumir la propia libertad (De La
motor de la dominación y el poder. Boétie 1980), sino como un consenso
Dos décadas después, en 1942, generado alrededor de un horizonte de
año de su muerte, Guglielmo Ferrero, sentido históricamente compartido, que
en su testamento intelectual, configuró lleva a aceptar los mandatos como razo-
una noción diferente del poder. nables y justos, tanto por los que man-
Convencido, como Burke, de que la dan, como por la mayoría de los que
fuerza y la violencia son temporales e obedecen (Ferrero 1998: 97).
insuficientes en lo atinente al poder2, El contraste entre Weber y
reivindicó la legitimidad, la obediencia Ferrero, entre la pura imposición y la
voluntaria, como un elemento conna- obediencia voluntaria como caracterís-
tural al mismo:“En suma los principios tica determinantes del poder, encierra
de legitimidad son justificaciones del una de las dicotomías contemporáneas
Poder, es decir, del derecho a mandar. en la definición de este concepto: la
Entre todas las desigualdades humanas, existente entre la fuerza y el consenso.
ninguna tiene tanta necesidad de justifi- A pesar de que al comienzo del capí-
carse ante la razón como la desigualdad tulo dedicado a la sociología de la
establecida por el Poder. Salvo raras dominación,Weber, en forma ambigua
excepciones, un hombre vale lo que e incluso contradictoria, describió la
otro hombre: ¿por qué entonces unos dominación como un “caso especial de
tienen derecho a mandar y otros el poder” (Weber, 2002: 695), obviando
deber de obedecer? (…) El poder viene que en la definición de este último
de arriba: estamos de acuerdo. Se trata concepto no había dejado ninguna
de una necesidad del espíritu humano libertad al subordinado y por consi-
expresada por una constante histórica: guiente había cerrado analíticamente
el Poder viene de arriba, tanto en la la posibilidad de la obediencia volun-
democracia como en la monarquía. taria, en el conjunto de su obra, el
Pero en las monarquías, como en las poder es comprendido como una
democracias, la legitimidad viene de acción unilateral del poderoso; mien-
abajo. El poder no deviene legítimo y tras en Ferrero es entendido como una
no se libera del miedo más que cuando relación social, en la cual existe corres-
consigue suscitar el consentimiento, pondencia entre el mandato y la obe-
activo o pasivo, pero sincero, de aquellos diencia. En el primer caso la balanza
que le deben obediencia” (Ferrero analítica se inclina hacia la acción indi-
1998: 81 y 325). En la obra de Ferrero, vidual y la fuerza, en el segundo hacia
el concepto de poder adquiere las la relación social y el consenso.
características de una fuerza consentida Tanto Ferrero como Weber
y aceptada por los subordinados, pero compartían el interés y el propósito de
no en el sentido que le daba Etienne de comprender y explicar la legitimidad
La Boétie, como una servidumbre política en virtud del consentimiento

2 Al comentar la teoría de Ferrero, Eloy García resalta este punto de la siguiente manera:“La fuerza, por sí sola, resulta insu-
ficiente para sostener al Poder: la fuerza es un instrumento coyuntural de la dominación no su principio estructural. Como
afirmara con su habitual agudeza Edmund Burke: «el uso de la fuerza es sólo temporal. Se puede sojuzgar por un momen-
to, pero ello no elimina la necesidad de sojuzgar de nuevo».” (García 1998: 30).

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otorgado por quienes obedecen. No dominar a su prójimo (Arendt 1970:


obstante, la diferencia entre ellos no es 40-41). Limitó el concepto de fuerza a
puramente semántica. Escoger para tal “la energía desatada por los movimien-
efecto el poder o la dominación como tos físicos y sociales”, el de poderío a la
categorías analíticas y como medio “propiedad inherente a una persona” y
heurístico, implica restringir, en el caso el de autoridad al “reconocimiento
de Weber, o ampliar, en el caso de indiscutido por parte de aquéllos a
Ferrero, la tensión permanente entre la quienes se les exige obediencia”. Sin
fuerza y el consenso, las dos caracterís- embargo, su principal esfuerzo analíti-
ticas básicas del símbolo más represen- co consistió en deslindar los conceptos
tativo de la política en la modernidad: de violencia, entendida como los ins-
el centauro maquiavélico. Weber remi- trumentos diseñados y empleados “a
tía la fuerza hacia el terreno amorfo del fin de multiplicar la fuerza natural
poder, poco relevante, desde su punto hasta llegar a sustituirla en la etapa final
de vista, para la sociología, y dejaba el de su desarrollo” y de poder, “la capa-
consenso en el campo comprensivo de cidad humana de actuar y de actuar en
la dominación legítima; Ferrero subor- concierto” (Arendt 1970: 41-43).
dinaba el estudio de la fuerza al del Culminó así el desplazamiento teórico
consenso, en el universo amplio del del poder desde la fuerza hasta el con-
poder.Ambos privilegiaban el análisis de senso, tomando la precaución de
la legitimidad como el principal com- advertir que en el “mundo real” estos
ponente para comprender las relaciones conceptos no corresponden a compar-
políticas en la sociedad; sin embargo, timientos estancos, pues “no hay nada
Weber enfatizaba la inter-subjetividad más normal que la combinación del
como el elemento comprensivo funda- poder y la violencia, y nada menos fre-
mental, en contraposición con Ferrero, cuente que su manifestación en forma
que resaltaba la estructuración de los pura, es decir extrema. De allí que se
referentes objetivos de sentido, como el pueda concluir que la autoridad, el
eje del análisis político. poder y la violencia sean lo mismo”
Aproximadamente treinta años (Arendt 1970: 44).
después del trabajo de Ferrero y medio De esta manera, Hannah Arendt
siglo del de Weber, Hannah Arendt convirtió el poder en puro consenso,
intentaría radicalizar la tarea de ambos en una acción colectiva concertada
y excluir la fuerza y la violencia del que le otorga legitimidad al apoyo
ámbito del poder. Acusó a la ciencia activo o a la obediencia voluntaria
política de estar en una suerte de esta- dentro de una comunidad o asocia-
do de postración analítica, por no ción3. Lo transformó en la expresión
lograr diferenciar los conceptos de de una voluntad y un sentido comunes
fuerza, violencia, poder, poderío y orientados a conseguir objetivos
autoridad, e incluirlos todos indiscri- colectivos y a realizar intereses genera-
minadamente como medios que sim- les en una determinada sociedad.
plemente emplea el ser humano para Realizó así el anhelo moderno de

3 Dentro de la teoría política contemporánea, la noción de consenso hace referencia simultáneamente a la construcción
concertada de un sentido colectivo y a la obediencia voluntaria que se deriva de ella.

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concebir las relaciones políticas dentro Carlos Marx había esbozado una mane-
de la sociedad como la confluencia ra diferente de entender el poder que
pacífica alrededor de una causa implicaba un retorno parcial a la teoría
común, de la cual ha sido desterrada de Hobbes y a su noción de que el poder
para siempre la violencia, y en la que entendido como fuerza antecede al con-
la comunicación se desliza de unos a senso y lo condiciona: “Si se ve en el
otros en forma desinteresada. En con- poder el fundamento del Derecho como
secuencia, logró realizar una escisión lo hacen Hobbes, etc, tendremos que el
aséptica entre la violencia y el poder, y Derecho, la ley, etc., son solamente el
la fuerza y el consenso4, como jamás se signo, la manifestación de otras relacio-
lo hubieran imaginado Weber y nes sociales sobre las que descansa el
Ferrero, debido al contenido histórico poder del Estado. La vida material de los
de sus obras. En efecto, la historia de individuos, que en modo alguno depen-
la formación de los Estados moder- de de su simple “voluntad”, su modo de
nos, como lo ilustrarían años después producción y la forma de intercambio,
autores totalmente alejados de la pré- que se condicionan mutuamente, consti-
dica de la violencia, como Norbert tuyen la base real del Estado y se mantie-
Elías (1994: 333-446), Charles Tilly nen como tales en todas las fases en que
(1992: 109-148) y Michael Mann siguen siendo necesarias la división del
(1997: 525-578), impediría separar en trabajo y la propiedad privada, con abso-
forma tan tajante la fuerza (y la vio- luta independencia de la voluntad de los
lencia) del consenso, dentro del individuos.Y estas relaciones reales, lejos
campo semántico del poder, sin caer de ser creadas por el poder del Estado,
en simples alegorías ideológicas ten- son, por el contrario, el poder creador de
dientes a justificar la democracia libe- él.” (Marx 1975: 386). No obstante,
ral. A pesar de ello, como ya lo había como acertadamente lo percibió
hecho con anterioridad Ferrero fren- Hannah Arendt5, Marx no redujo la fuer-
te a Weber,Arendt rescató la pertinen- za que constituye el poder a la violencia,
cia del concepto de poder como sino que la situó en el ámbito de las rela-
categoría analítica. ciones de producción y la entendió
como el dominio que una clase detenta
2. Del consenso a la fuerza sobre otra u otras, dentro de campos
En uno de sus comentarios sobre sociales definidos por el conflicto y la
la naturaleza del derecho y del Estado, contradicción, mediante la orientación

4 Dentro de la misma línea de análisis de Hannah Arendt, pero resaltando las limitaciones del mismo, Habermas diferencia
entre poder comunicativo (el cual correspondería al caracterizado por Arendt), poder administrativo (el ejercicio mismo
del poder dentro del sistema o jerarquía de cargos establecidos por las leyes, que implicaría una lucha por las posiciones
que facultan su uso) y el poder social (la fáctica capacidad de imponerse que tienen los intereses privilegiados). No obs-
tante, no establece una clara relación entre poder social y poder político (poder comunicativo más poder administrativo)
que le permita a la teoría política aclarar la tensión entre fuerza y consenso en la definición misma del poder (Habermas
1998: 214-218).
5 “Marx estaba consciente, por supuesto, del papel que había despeñado la violencia en la historia, pero ese papel le parecía
secundario; no era la violencia sino las contradicciones inherentes en la vieja sociedad la causa de su derrocamiento. La
emergencia de una nueva sociedad estaba precedida, pero no causada, por la violencia; Marx la comparaba con los dolo-
res del parto que preceden, pero no causan, el nacimiento orgánico. En los mismo términos, consideraba al estado como
un instrumento de violencia en las manos de la clase dirigente; en cambio, el poder real de esa clase no consistía de ni se
apoyaba en la violencia: estaba definido por el papel que desempeñaba la clase dirigente en la sociedad, o más exactamen-
te, en el proceso productivo.” (Arendt 1970: 16).

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del proceso productivo en función de sus una clase y las relaciones de fuerza en
intereses específicos y de la producción y relaciones entre facultades abstractas6.
reproducción del capital y del proceso de Por ende, el concepto de fuerza, praxis
trabajo que éste conlleva. o acción social, fue desnaturalizado y
A partir de las intuiciones políti- reconducido hacia el terreno de un
cas de Marx, quién nunca tomó el consenso parcial en la sociedad, el que
poder como objeto diferenciado de se da dentro de la clase dominante, la
estudio o reflexión, éste hubiera podi- cual actúa colectivamente en virtud de
do ser interpretado como la moviliza- sus capacidades como grupo social
ción permanente de los medios sociales estable.
de producción material y simbólica de El reto analítico planteado por
la vida social, para realizar los intereses Marx, consistente en comprender y
de las clases dominantes y del capital en explicar el poder desde una perspecti-
general. Es decir, como el ejercicio va que tiene como eje fundamental la
colectivo de una fuerza social por parte fuerza y no el consenso, fue retomado
de una clase, para definir el sentido de por Michel Foucault y Pierre
una formación social dentro de un Bourdieu, provenientes de corrientes
modo de producción determinado por gnoseológicas y políticas diferentes,
ese poder y por las luchas que lo cons- que no se limitaban al marxismo.
tituyen. A la luz de una interpretación Aunque Foucault manifestó expresa-
de este género, el consenso sería el mente que el propósito de su trabajo
resultado de la visión distorsionada de no era el de analizar “los fenómenos
la realidad social por parte de las clases del poder, ni el de elaborar los funda-
subordinadas, ocasionada por la aliena- mentos de tal análisis”, sino la “histo-
ción y la ideología, y conduciría a un ria de los diferentes modos por los
tipo de obediencia más cercano a la cuales, en nuestra cultura, los seres
servidumbre voluntaria que al libre humanos se convierten en sujetos”
consentimiento. No obstante, en la (Foucault 1991: 51), probablemente
ciencia política marxista, o en la crítica para justificar la falta de tratamiento
marxista de la política, donde fue trata- sistemático del tema, su obra gira fun-
do el tema del poder, el retorno a damentalmente alrededor de las diver-
Hobbes fue leído literalmente, tal y sas manifestaciones del poder en las
como lo hizo Poulantzas. La noción sociedades modernas y contemporá-
hobbesiana del poder como capacidad neas. A partir del modelo de la “bata-
individual, como facultad abstracta, fue lla perpetua”, de una intrincada red de
transformada en capacidad colectiva de relaciones siempre tensas y siempre en

6 La definición del poder realizada por Poulantzas dice textualmente:“Se debe entender por poder, aplicado a las clase socia-
les, la capacidad de una o varias clases para realizar sus intereses específicos. El poder referido a las clases sociales es un con-
cepto que designa el campo de su lucha, el de las relaciones de fuerzas y de las relaciones de una clase con otra: los intereses
de clase designan el horizonte de la acción de cada clase con relación a las otras. La capacidad de una clase para realizar sus
intereses está en oposición con la capacidad (y los intereses) de otras clases: el campo de poder es pues estrictamente relacional. El
poder de una clase (de la clase dominante, por ejemplo) no significa una sustancia que tenga en sus manos: el poder no es
una magnitud conmesurable que las diversas partes se repartan o intercambien según la vieja concepción del poder suma
cero. El poder de una clase remite, ante todo, a su lugar objetivo en las relaciones económicas, políticas e ideológicas, lugar
que abarca las prácticas de las clases en lucha, es decir, las relaciones no igualitarias de dominación/subordinación de las cla-
ses ancladas en la división social del trabajo y que consisten a en relaciones de poder. El lugar de cada clase, y por tanto su
poder, está delimitado, es decir, a la vez designado y limitado por el lugar de las otras clases. El poder no es, pues, una cua-
lidad adherida a una clase «en sí», en el sentido de un conjunto de agentes, sino que depende y deriva de un sistema rela-
cionista de lugares materiales ocupados por tales o cuales agentes.” (Poulantzas 1979: 177-178).

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actividad, considera al poder simultá- Un juego de acciones sobre otras


neamente como el ejercicio de fuerzas acciones.” (Foucault 1991: 85). En tales
dentro de las relaciones sociales y términos, el poder no supone de ante-
como una situación estratégica com- mano ni la obediencia voluntaria, ni la
pleja (Foucault 1986: 33-34). Por una servidumbre obligatoria; pues sólo
parte, el ejercicio de fuerzas implica la puede ser ejercido sobre sujetos libres
modificación de la praxis (conjunto de que son a la vez constituidos y consti-
acciones) de uno o varios actores tuyentes de las relaciones sociales, ni
sociales por parte de la praxis de otro totalmente determinantes, como en el
u otros, mediante su dirección y consenso, ni totalmente determinados,
gobierno, en función del sentido como en la violencia (Foucault 1991:
resultante de la dominación en un 87). Para Foucault, al igual que para
determinado campo de relaciones Marx, pero no necesariamente para el
sociales (Foucault 1991: 83-86). Por marxismo, el poder no puede ser res-
otra parte, la situación estratégica tringido ni al Estado, aunque pase por
compleja hace referencia a un entra- él, ni a la capacidad colectiva de una
mado social compuesto por una mul- comunidad para actuar en concierto;
tiplicidad de relaciones de fuerza y a ya que encierra en sí mismo una gran
un juego incesante de técnicas, estra- variedad de probabilidades políticas,
tegias y disciplinas, que desde orígenes dentro de la gama amplia que va de la
sociales diferentes se confrontan entre dominación a las resistencias.
sí o se encuentran y apoyan parcial- A pesar de ser muy sugestiva
mente unas con otras, dentro de un analíticamente, la concepción dual de
dominio específico, y van estructuran- Foucault sobre el poder, como ejercicio
do redes sociales jerárquicas y asimé- de fuerzas y como situación estratégica
tricas que pueden cristalizar en compleja, deja muchos cabos sueltos.
diferentes instituciones, en el Estado, Aparte de la indefinición de las fuerzas
en formas discursivas o en universos que constituyen el poder, ya menciona-
de sentido (Foucault 1987: 113). da, la utilización de tal concepto para
Foucault no define o caracteriza caracterizar simultáneamente una
las fuerzas que en su ejercicio constitu- situación y un tipo de praxis lleva a
yen el poder, pero, en una respuesta callejones analíticos sin salida. Si el
implícita a Arendt, descarta que pue- poder sirve para denominar una situa-
dan ser limitadas al consenso o la vio- ción estratégica compleja en la que se
lencia: “En sí mismo el ejercicio del encuentran simultáneamente la domi-
poder no es violencia ni tampoco un nación y la resistencia, no es posible
consentimiento que, implícitamente, hablar de su ejercicio, pues no se ejerce
sea renovable. Es una estructura social una situación, ni tampoco pensar en su
de acciones posibles, incita, induce, superación, pues la resistencia es cons-
seduce, vuelve más fácil o más difícil: titutiva del poder; lo cual lleva a un
en el límite constriñe o prohíbe abso- irremediable fatalismo político, como
lutamente; sin embargo es siempre una bien lo anotó Poulantzas, quien, sin
manera de actuar sobre un sujeto o embargo, al estar prisionero de sus pro-
unos sujetos actuantes en virtud de su pios presupuestos teóricos, confundió
actuación o su capacidad de acción. el poder y la dominación en la obra de

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Foucault7. Si, por el contrario, el poder de trabajo vivo o cosificado; por ende,
denomina el ejercicio de fuerzas den- contiene la dinámica social que esas
tro de las relaciones sociales por parte mismas luchas le imprimen, es el resul-
de múltiples actores, es necesario dife- tado complejo de las relaciones de
renciarlo con claridad de la simple fuerza que las constituyen (Bourdieu
dominación, que sería sólo una de sus 1979: 127; 2000: 131). Además, la con-
posibles expresiones, labor que tampo- cepción amplia de capital que desarro-
co realiza Foucault, y que , por ende, le lla Bourdieu, le permite clasificar las
impide analizar las resistencias como energías que conforman el poder en
manifestaciones de poder, con una económicas: bienes materiales o inma-
estructura práctica que sin ser total- teriales convertibles en dinero; cultura-
mente exterior a la dominación, no les: información y conocimiento;
tiene su misma génesis, porque conlle- propiamente sociales: redes de cone-
va el ejercicio de fuerzas diferentes a las xión y grupos de pertenencia; o simbó-
de quien domina. La ductilidad del licas: la legitimidad adquirida por las
análisis de Foucault sobre el poder otras formas de capital. Por tal razón, la
atenta contra la claridad conceptual del noción de fuerza adquiere una nueva
mismo y además deja en la indefinición entidad, acorde con la visión materia-
total las jerarquías entre las relaciones lista de Marx, pero con una compleji-
de poder que configuran a la sociedad, dad explícita que evita cualquier tipo
la cual había tratado de ser resuelta por de reduccionismo. De la misma mane-
Marx con la primacía de las relaciones ra que en Foucault, en la obra de
de producción. Bourdieu el poder se extiende al uni-
Como si se tratara de una res- verso de sentido en su calidad de poder
puesta a algunos de los vacíos de la pro- simbólico: fuerza que establece un
puesta teórica de Foucault, el análisis de “orden gnoseológico: el sentido inme-
Pierre Bourdieu parte por definir las diato del mundo (y en particular del
fuerzas que constituyen el poder como mundo social)” y que, en conformidad
capital en acción; es decir, energía con Durkheim, supone un “conformis-
social en movimiento, trabajo acumula- mo lógico”, una concepción homogé-
do en forma de materia o en forma nea en el seno de la sociedad que
interiorizada dentro de diferentes cam- permite su integración (Bourdieu
pos sociales y orientado prácticamente 2000: 91-92).
a aprovechar las ventajas a las que per- En virtud de la naturaleza rela-
mite tener acceso. En su calidad de cional del capital, el poder se desdobla
capital, el poder es simultáneamente en dos dimensiones, prácticas y estruc-
una relación social, que sólo genera turales, como “fuerza inherente a las
efectos en el campo donde es produci- estructuras objetivas y subjetivas” y
da o reproducida, y su producto, y el como “regularidad interna del mundo
resultado de luchas por la apropiación social” dentro de múltiples campos

7 Esta confusión constituye uno de los ejes de la crítica de Poulantzas: “Pero las luchas pueden subvertir el poder sin ser
nunca, en efecto, realmente exteriores a él. Si en la concepción de Foucault no es posible tal subversión no se debe a que
sostenga, después del marxismo y coincidiendo con él, que la naturaleza del poder es relacional y que las luchas-resisten-
cias no están nunca en exterioridad absoluta con respecto al poder, sino a razones diferentes. Los poderes y las resistencias
aparecen en Foucault como dos polos puramente equivalentes de la relación: las resistencias no tienen fundamento. Por
ello el polo «poder» acaba por adquirir primacía.” (Poulantzas 1979: 181).

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sociales (Bourdieu 2000: 131). En trayecto, el poder termina siendo asimi-


consecuencia, el campo específico del lado a la dominación y al sometimien-
poder se convierte en un campo inter- to de los subordinados. No sólo se
sección: “El campo del poder (que no desdibuja completamente la obediencia
hay que confundir con el campo polí- voluntaria o apoyo activo de Hannah
tico) no es un campo como los demás: Arendt y con ella la probabilidad de de
es el espacio de las relaciones de fuer- la dominación o el poder legítimos
za entre los diferentes tipos de capital propuestos por Weber y Ferrero, sino
o, con mayor precisión, entre los agen- también la probabilidades de resistencia
tes que están suficientemente provis- y emancipación de quienes a pesar de
tos de uno de los diferentes tipos de no salir victoriosos en sus respectivos
capital para estar en disposición de campos y de no apropiarse del trabajo
dominar el campo correspondiente y vivo o cosificado de los otros actores,
cuyas luchas se intensifican todas las logran movilizar la energía social con-
veces que se pone en tela de juicio el tenida en su propio trabajo y en sus
valor relativo de los diferentes tipos de propios recursos, para incidir en el
capital (por ejemplo la «tasa de cam- orden dominante, o transformarlo. En
bio» entre el capital cultural y el capi- la obra de Marx ese poder provenía del
tal económico); es decir, en particular, carácter específico y diferenciado del
cuando están amenazados los equili- proletariado dentro de las relaciones de
brios establecidos en el seno del producción, de la fuerza que se des-
campo de las instancias específicamen- prendía de su participación activa en el
te encargadas de la reproducción del proceso productivo como energía crea-
campo del poder (en el caso francés, el dora de riqueza social. La segunda
campo de las escuelas universitarias dicotomía del poder entre capacidad y
selectivas).” (Bourdieu 2002: 50-51). praxis probablemente ayude a com-
La aproximación teórica de prender la tendencia conceptual a
Bourdieu al estudio del poder transfor- encerrar el poder en la dominación.
ma la noción de fuerza en su principal
elemento comprensivo y explicativo y 3. Capacidades individuales
llega hasta subsumir el consenso en sus y colectivas
características simbólicas, cuando los En los albores de la modernidad
actores tienen como referencia princi- política en occidente, Hobbes definió
pal el orden gnoseológico dominante y el poder que tiene el ser humano
el conformismo lógico que él supone. como las facultades del cuerpo o la
La transición del consenso a la fuerza inteligencia, poder original, o los
como eje analítico del poder queda así medios e instrumentos para adquirir
consumada, mediante la superación de bienes futuros, poder instrumental
la sinonimia entre violencia y fuerza, y (Hobbes, 1994: 90). En una época de
el enriquecimiento conceptual de esta desarrollo del capitalismo mercantil, tal
última noción8. Sin embargo, en ese caracterización puso el énfasis en la

8 Incluso la fuerza contenida en el capital económico, cultural y social se transforma en capital simbólico cuando logra su
reconocimiento como poder legítimo, cuando adquiere las características del poder simbólico.

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propiedad por parte del individuo de modernidad y hasta nuestros días un


su propio cuerpo y de los bienes mate- lugar recurrente dentro de las teorías
riales o simbólicos. Sin embargo, dicha del poder. Como capacidad colectiva
propiedad no era entendida como una podemos encontrarla en autores ideo-
apropiación real, sino como la facultad lógicos tan diversos como Carl
abstracta de todos los seres humanos, Schmitt9, Hannah Arendt y Michael
destinada al dominio del mundo exter- Mann, e, incluso, sin que perciba la
no, en el que se incluía a los otros eres inconsistencia con la propuesta de
humanos. Por tal razón, la riqueza, la Marx, en Poulantzas, que la extrapola al
reputación, la amistad y hasta la buena estudio de las clases sociales, a pesar de
suerte, eran consideradas como parte insistir en forma contradictoria en la
de esas facultades, de esas capacidades naturaleza relacional de su perspectiva
individuales de las que disponían a los analítica. No obstante es Parsons quien
seres humanos para la acción. La única le da una nueva identidad, al redefinirla
connotación relacional y práctica en la dentro del ámbito teórico del estructu-
concepción hobbesiana residía en la ral-funcionalismo: “El poder, entonces,
definición del valor de cambio del ser es una capacidad generalizada para ase-
humano como el precio que sería dado gurar la realización de compromisos
por el uso de su poder (Hobbes 1994: obligatorios por parte de las unidades
92). Esta capacidad individual, en su de un sistema de organización colecti-
calidad de propiedad, podía ser sus- va, cuando los compromisos están legi-
ceptible de una cesión abandono, timados por referencia a su relación con
mediante la realización de un contrato los objetivos colectivos, y donde, en
social entre sus portadores, para trans- caso de actitudes recalcitrantes, hay una
ferirla y crear una capacidad colectiva presunción de imposición mediante la
absoluta, una facultad abstracta sobre aplicación de sanciones situacionales
todos los seres humanos y las cosas, que negativas, sea cual fuere la agencia actual
constituiría el fundamento ideológico que aplique dicha imposición” (Parsons
del Leviatán y el Estado moderno 1967: 308)10.
(Hobbes, 1994: 172 y ss). De esta manera, tal como lo ilus-
El poder adquirió así la naturale- tra en forma acertada Barnes, mediante
za de una virtualidad contingente, en la analogía con el dinero, Parsons confi-
cabeza de cada uno de los individuos o gura el poder como un medio institu-
en cabeza del Estado y sus institucio- cional que garantiza las transacciones
nes, que, sin embargo, en la práctica políticas e incluso permite su acumula-
sólo podía ser realizada, sin restriccio- ción en los «bancos de poder». Lo con-
nes, por el Leviatán y por quienes efec- cibe como un medio material y
tivamente tuvieran acceso a los bienes simbólico que no puede ser reducido a
o pudieran desarrollar sus facultades una «suma cero» entre quienes obtienen
físicas e intelectuales. Este tipo de con- su manejo, por no constituir una canti-
cepción se vuelve durante toda la dad fija distribuida proporcionalmente

9 La teoria decisionista de Carl Schmitt se concreta en el poder del soberano, en la capacidad colectiva del mismo para man-
tener la unidad de un pueblo (Schmitt 2001: 23-42).
10 Adopto la traducción del texto de Parsons incluida en Barnes (1990: 34), por considerarla mas ajustada a la versión inglesa.
La edición en español en: (Parsons 1966).

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L eopoldo Múnera Ruiz

en la sociedad, de tal forma que el otros tipos de praxis, en su calidad dual


aumento del poder en manos de un de fuerza, individual o colectiva, y de
agente conlleve al detrimento en las regulación del ejercicio de las fuerzas
manos de los otros agentes sociales en la sociedad: “Consideremos ahora
(Barnes 1990: 34-40). Como ya había una verdadera sociedad de individuos,
sucedido en la teoría de Hannah Arendt, que tienen y constituyen una distribu-
el poder es definido en forma simple y ción de conocimiento y, sobre esa base,
parcial como un medio para la integra- actúan e interactúan de un modo
ción social, el cual supone la existencia coherente. El poder total disponible se
de valores compartidos entre los asocia- ve así considerablemente aumentado; la
dos y de alguna forma de consenso que capacidad total para la acción es bastan-
supedite la fuerza contenida en él a la te más amplia que la de tantos indivi-
obtención de sus objetivos sociales. duos aislados; ahora, son posibles cosas
Adicionalmente, como facultad abstrac- que antes no lo eran; otras cosas pue-
ta inherente a la estructuras, no depende den hacerse con mayor rapidez y
de los efectos que produzca dentro del menos esfuerzo. Una distribución de
sistema de relaciones sociales, sino de las conocimiento compartido confiere
funciones que permita implementar una capacidad para llevar a cabo rutinas
para mantener el equilibrio estructural y ejecutar proyectos de forma concer-
de la sociedad. La identificación entre tada, lo que representa una capacidad
poder y capacidad, lo convierte en una añadida para la acción, que es el poder
especie de atributo metafísico y sistémi- social.” (Barnes 1990: 85).
co ajeno a las consecuencias materiales y Sin abandonar la noción del
sociales que origine. poder como un medio de integración
Ni siquiera los esfuerzos deses- en la sociedad y dentro de una concep-
perados de Barnes para salvar el con- ción sistémica de la misma, Niklas
cepto de poder como capacidad y Luhmann da el salto definitivo de la
obviar sus características abstractas e capacidad hacia la praxis, como ele-
inmateriales logran ponerlo a salvo. mento caracterizador del poder; para
Cuando nos dice que el poder social tal efecto, diferencia dos ámbitos de
“es la capacidad añadida para la acción estudio: “las condiciones genéticas y
que acumulan los individuos a través estructurales para la constitución del
del hecho de constituir una distribu- poder como potencial” y las “condicio-
ción de conocimiento y, por lo tanto, nes estructurales y situacionales para el
una sociedad”, ya empieza a moverse ejercicio del poder.” (Luhmann, 1995:
hacia el terreno de la praxis social 37). El primero sería el relacionado con
(Barnes 1990: 85). En otras palabras está las capacidades, pero ahora vistas como
sosteniendo, como ya lo había hecho un elemento constitutivo de la praxis
con extraordinaria lucidez Spinoza en (el potencial) y el segundo sería el rela-
la época de Hobbes, que la praxis cionado directamente con el poder: su
colectiva no puede ser reducida a la ejercicio y las condiciones que lo per-
sumatoria de las praxis individuales, miten. Unas páginas atrás había defini-
sino que debe ser comprendida como do este concepto en términos
praxis estructurada y estructurante, a la concretos y prácticos, y no como facul-
manera de Bourdieu, que determinada tades abstractas: “Tal vez la diferencia

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P oder (Trayectorias teóricas de un concepto)

más importante con respecto de las términos del poder van encarrilando
teorías de poder más antiguas, es que la las selecciones por las vías sistémicas;
teoría de los medios de comunicación por consiguiente, con respecto a
conceptualiza el fenómeno del poder Parsons y Barnes, el poder conserva su
sobre la base de una diferencia entre el característica de medio socialmente
código y el proceso de comunicación, generalizado, de hecho es un medio de
y por lo tanto, no está en posición de comunicación en la terminología de
atribuir poder a una de las personas Luhmann, pero pierde su carácter
como propiedad o facultad. El poder es facultativo, para adquirir una naturaleza
comunicación guiada por un código. fundamentalmente práctica. A pesar de
La atribución del poder al poderoso hacer el tránsito del poder como capa-
está regulada en este código por los cidad al poder como praxis, Luhmann
resultados de amplio alcance que con- conserva la idea hobbesiana de conce-
ciernen al refuerzo de motivaciones birlo en sus manifestaciones colectivas
que cumplir, responsabilidad, institu- como una función de integración
cionalización, dando una dirección social que adquiere la forma de una
específica a los deseos de cambio, etc.” dominación con una legitimidad pre-
(Luhmann, 1995: 22-23). supuesta, en el caso de Hobbes bajo la
Dentro del juego complejo de la figura del contrato y en el de Luhmann
doble contingencia parsoniana, donde bajo la del sistema social.
hay un condicionamiento mutuo entre
la praxis de los diversos agentes que 4. La praxis
intervienen en una relación social, En la segunda mitad del Siglo
Luhmann opta por conceptualizar el XVII, la noción de potencia en Baruch
poder como la sugerencia sistémica de Spinoza estaba en las antípodas de la
selecciones funcionalmente posibles noción de poder de Hobbes.
dentro de una sociedad, guiada por una Paradójicamente, con relación al signi-
opción binaria generalizada, la cual crea ficado contemporáneo de los términos,
una disyuntiva entre dichas selecciones mientras para Hobbes el poder era una
y la alternativa de evitación compuesta capacidad, una facultad abstracta, como
por una sanción negativa.Transforma el hemos visto con anterioridad, para
poder en una praxis que orienta el sen- Spinoza la potencia era un concepto
tido de la acción social hacia los obje- práctico; sintetizado con precisión al
tivos sistémicos, por medio de la referirse a Dios y a la naturaleza con-
comunicación, vínculo social funda- tenida en él: “El vulgo entiende por
mental, y simultáneamente facilita la potencia de Dios una voluntad libre y
identificación de la disonancias dentro un derecho sobre todas las cosas que
del sistema, en su carácter de resisten- existen, y que son, por ello, común-
cias, las cuales exigen el desarrollo de mente consideradas contingentes.
una función para reducir la compleji- Dicen, en efecto, que Dios tiene la
dad del entorno caótico (asistémico), potestad de destruirlo todo y reducirlo
asimilar el conflicto y permitir la evo- a la nada. Y comparan, además, muy
lución de la sociedad. La comunica- frecuentemente la potencia de Dios
ción, como relación social, implica con la de los reyes. Pero esto lo hemos
praxis recíprocamente referidas, que en refutado […] hemos mostrado que la

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L eopoldo Múnera Ruiz

potencia de Dios no es otra cosa que la Foucault, cuando siguiendo a


esencia activa de Dios y, por tanto, nos Nietzsche, afirma que el poder no es
es tan imposible concebir que Dios no algo que se pueda adquirir, arrancar,
actúa como que Dios no existe” compartir, conservar o dejar escapar,
(Spinoza 1987: 103-104). Tanto en el sino una fuerza en ejercicio, inmanente
caso de Dios como en el de los seres a las relaciones sociales, que transforma
humanos vistos como sujetos colecti- la praxis y el sentido de la misma de los
vos, la multitud, la potencia se diferen- otros sujetos y al sujeto mismo
cia del poder, de la misma forma que la (Foucault 1987: 114-115). También,
fuerza activa productora de las cosas de como se puede inferir de lo ya visto, en
la capacidad para producirlas (Negri este mismo horizonte analítico pueden
1993: 318). La potencia es la capacidad ser ubicados Marx y Bourdieu, quienes
hecha realidad, la capacidad en acto y igualmente comprenden el poder
no la facultad abstracta de actuar. como fuerzas activas en la producción
Además, constituye al mismo tiempo el material y simbólica de la sociedad.
fundamento del derecho natural y del Sin embargo, la visión práctica
derecho positivo, como divina y huma- del poder tiene expresiones que pier-
na, y la condición necesaria para liber- den cualquier vínculo con Spinoza,
tad (Spinoza 1987: 84 y ss.) Esta como en el caso del empirismo, cuyo
manera de comprender la potencia no principal representante es Robert
sólo rompió la relación necesaria que Dahl. Su definición del poder, que en
Hobbes había intentado establecer su formulación clásica puede ser sinte-
entre poder y dominación, sino que tizada de la siguiente manera: «A tiene
desvirtuó la idea del poder-capacidad poder sobre B en la medida en que
como una facultad abstracta sin con- puede conseguir que B haga algo que
creción, ni materialidad. El poder, visto de otra manera no haría; siempre y
como potencia, sólo podía ser entendi- cuando se trate de una tentativa coro-
do como una fuerza actuante que pro- nada por el éxito» (Dahl 1957: 201-
ducía resultados y que no podía ser 205; 1961), reduce la praxis social a las
limitada al gobernante, sino que por el simples conductas individuales y la des-
contrario se extendía a todos los seres poja de sus componentes relacionales y
humanos como forma de realización de estructuración. Con la pretensión de
individual y colectiva. hacerla observable y verificable, la con-
Más allá de las consecuencias vierte en simple acción e interacción,
inmediatamente políticas del pensa- generada en la movilización de los
miento de Spinoza, que lo convirtieron recursos a disposición de actores que
contemporáneamente en el referente viven en un sistema limitado a ser el
teórico por excelencia de la democra- “contexto” o el “escenario” de sus
cia radical y del colectivismo, debido a prácticas sociales. Su concepción del
relecturas como las de Deleuze y poder es totalmente ajena a la doble
Negri, su concepción de la potencia dimensión de la praxis, como fuerza y
colocó al poder en un nuevo horizon- regulación estructural de la misma, que
te analítico: como praxis que produce sintetizó con precisión Bourdieu y que
resultados en los otros y en nosotros encerraba un desarrollo contemporá-
mismos. Esa es la línea teórica de neo de la noción spinoziana de la

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P oder (Trayectorias teóricas de un concepto)

potencia humana como particularidad como categoría analítica que le había


y universalidad. Adicionalmente, como negado Weber y su centralidad en la
también sucedía en la teoría de teoría política contemporánea.
Luhmann, ignora la dimensión del
poder como praxis positiva o negativa, 5. Corolario
acción o inacción, que inhibe las accio- La asunción de la dicotomía
nes individuales de los otros en su ori- entre la fuerza y el consenso como una
gen, mediante la alteración del sentido tensión constitutiva de la política y no
de su praxis o de la producción de la como un par de alternativas excluyen-
misma, tal como lo ponen en evidencia tes, permite comprender la naturaleza
los críticos de su teoría (Lukes 1985: 4- dinámica del poder en las sociedades
27; Múnera 1998: 97-119). No obstan- modernas y contemporáneas. La fuerza
te, el pluralismo político de Dahl abre pura sin el consenso, tiende a desgastar-
la posibilidad de pensar el ejercicio del se en una guerra ininterrumpida, que
poder como una praxis social que en el devenir destructivo de la violen-
puede estructurarse en situaciones cia hace imposible la existencia social.
políticas asimétricas diferentes y ser El consenso puro sin la fuerza se pierde
ejercida desde la dominación, la resis- en la utopía racional del hombre sin
tencia, la emancipación o la negocia- deseo; la unidad y homogeneidad de
ción. La ruptura definitiva de la sentido que presupone llama necesaria-
identidad simple entre dominación y mente a una nueva batalla por la dife-
poder permite entenderlo como un rencia, en la cual la fuerza recobra su
ejercicio de fuerzas sociales, de energí- protagonismo. Por consiguiente, la
as materiales o simbólicas, que transfor- política no puede prescindir del ir y
ma el sentido de la praxis de otros venir entre la fuerza y el consenso, pues
actores en campos decisionales, relacio- en él van tomando forma las diferentes
nales o de producción de sentido, manifestaciones del poder. Es precisa-
mediante el empleo de estrategias de mente en la definición social del tipo
presión, represión (incluida la violen- de consenso constitutivo del poder y
cia) y legitimación a favor o en contra de la fuerza que debe respaldarlo donde
de la dominación o de la búsqueda del se juegan las diferentes concepciones
consenso. Asimismo, facilita su estudio de la política, o, desde otra perspectiva,
en relación tanto con la obediencia en la definición del tipo de fuerzas alre-
voluntaria como con la subordinación dedor de las cuales se deben conformar
impuesta, y la superación, por esta vía, los consensos sociales. Siempre y cuan-
de la dicotomía entre fuerza y consen- do entendamos por consenso, la con-
so11. De Spinoza a Dahl, la visión prác- fluencia de fuerzas para alcanzar
tica del poder reafirma su especificidad objetivos comunes, y por fuerza, la

11 Este punto fue precisado en un texto anterior: “La diferencia entre el poder y a dominación no reside en la existencia o
no de la obediencia, sino en el carácter permanente de ésta para que la dominación pueda ser tal; el «estado de cosas» del
que habla Weber en su definición. Si el poder de quienes resisten se vuelve habitual y contrarresta el poder de quienes
domina, la obediencia permanente se desmorona y la dominación entra en crisis. Un proceso de emancipación con res-
pecto a ella empezaría a andar. Si, por el contrario, esa resistencia sólo alcanza objetivos puntuales o ninguno de los acto-
res conquista el dominio en una relación dada, estaríamos frente a un proceso de negociación, que en este último caso y
dependiendo de sus resultados puede dar origen a otro proceso de dominación o de emancipación. La dominación, la resis-
tencia o la emancipación son procesos, y en cuanto tales, mecanismos que funciona movidos por relaciones sociales cuyo
motor es el poder. Son los mecanismos del poder.” (Múnera 1998: 114).

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Leopoldo Múnera Ruiz

movilización de las energías sociales Mucho menos si se hace referencia al


contenidas en las regulaciones estruc- poder, el cual conlleva la modifica-
turales y en los recursos para la praxis ción real de una praxis o de su senti-
de los actores sociales, dentro de ámbi- do. Concebirlo como mera
tos decisionales, relacionales y de pro- virtualidad, como substancia predis-
ducción de sentido, en los cuales se puesta a la materialización, es como
disputa la orientación de las relaciones concebir la vida como el espíritu vital
sociales. destinado a habitar el cuerpo biológi-
La dicotomía entre capacidad y co. Pero la praxis que constituye el
praxis social, en la configuración del poder no puede ser reducida a mera
poder, debe definirse, por el contra- acción o interacción, pues conforma
rio, a favor de esta última dimensión. un conjunto de prácticas estructura-
Es evidente que toda praxis presupo- das y estructurantes, orientadas por un
ne la existencia de una capacidad para universo de sentido. Al ser estructura-
su realización; es decir, que no puede das encierran facultades concretas en
darse la acción sin que exista la facul- acto y al ser estructurantes, acciones
tad para actuar. La praxis misma que facultan y posibilitan otras accio-
implica la materialización de una nes. El poder sólo puede ser entendi-
facultad para la acción. Sin embargo, do como capacidad materializada en
la capacidad como facultad abstracta, la praxis, de tal forma que la segunda
individual o colectiva, independiente dicotomía se supere sin suprimir los
de la acción, no tiene ninguna rele- términos que la conforman.
vancia social, ni práctica ni analítica. Bogotá, abril de 2006.

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P oder (Trayectorias teóricas de un concepto)

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