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6 de junio de 2003
Las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos que suscribimos este documento
nos permitimos presentar las siguientes consideraciones sobre el cumplimiento por parte del
Estado colombiano de las condiciones contenidas en la sección 564 (a) de la ley 107-228 que
aprueba la asistencia de los Estados Unidos de América a la República de Colombia.
Las organizaciones suscritas consideramos que, de acuerdo a las disposiciones legales
estadounidenses, el Secretario de Estado no podría válidamente extender la certificación del
cumplimiento por parte del Gobierno colombiano de las condiciones (A), (B), (C), (D) y (E), por las
razones que se exponen a continuación.
I Condición (A)
El Comandante General de las Fuerzas Armadas está suspendiendo de las Fuerzas Armadas a
aquellos miembros, de cualquier rango, contra quienes existan denuncias creíbles de haber
cometido graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo ejecuciones extrajudiciales, o de
haber ayudado o encubierto grupos paramilitares[1].
Las organizaciones sociales y no gubernamentales de derechos humanos que suscribimos estos
comentarios no hemos tenido conocimiento, ni hemos sido informadas, ni ha sido comunicado a la
opinión pública, que el Comandante General de las Fuerzas Armadas de Colombia o el Presidente
de la República, en su calidad de Comandante Supremo de las mismas (artículo 189-3
Constitución Política), hayan suspendido de sus cargos a miembros de las Fuerzas Armadas por
existir en su contra denuncias creíbles de haber cometido graves violaciones a los derechos
humanos durante el período comprendido entre el primero de enero de 2002 y la fecha en que se
suscribe este documento. Por el contrario, tenemos precisa y detallada información de que
miembros de la fuerza pública permanecen en servicio activo a pesar de las serias denuncias que
pesan en su contra, como se demuestra a través de los casos que se reseñan a continuación. En
primer lugar se hará una breve referencia al estado de los casos que se reseñaron en el informe
rendido por las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos con ocasión de la
consulta sobre el cumplimiento por parte del Estado colombiano de las condiciones en derechos
humanos, realizada en el mes de febrero de 2002. En segundo lugar se presentarán dos casos
adicionales que confirman que el Gobierno colombiano no está suspendiendo de sus cargos a los
miembros de la fuerza pública contra quienes existen denuncias creíbles de haber cometido graves
violaciones a los derechos humanos.
Entre julio de 2001 y junio de 2002, 95 jueces, abogadas, abogados, y funcionarios judiciales[14],
fueron víctimas de la violencia sociopolítica en Colombia, es decir, una persona en promedio cada
cuatro días. De ellos 34 fueron víctimas de homicidios políticos, uno fue desaparecido, 7 fueron
víctimas de atentados contra sus vidas, de los cuales 6 resultaron heridos; 37 fueron víctimas de
amenazas y 16 fueron secuestrados.
En 65 de los casos, (es decir 68,42%) el hecho está directamente relacionado con el ejercicio de la
abogacía o la actividad judicial. En esos casos, los homicidios, las desapariciones, los secuestros,
los atentados y las amenazas fueron utilizados para evitar la acción independiente y autónoma de
la administración de justicia. Respecto de 30 (31,57%) está por definirse si el hecho fue motivado
por las mismas causas.
En el 16,84% de los casos (16 víctimas) se atribuyó la presunta autoría a grupos paramilitares.
Esos actos no excluyen la responsabilidad de agentes estatales por omisión, tolerancia,
aquiescencia o apoyo a las violaciones cometidas por dichos grupos. A las guerrillas se les atribuyó
la presunta autoría del 37,89% de los casos, con 36 víctimas. A grupos armados sin identificar se
atribuyó el 38,94% de los casos (37 víctimas) y no se identificó al presunto autor en el 6,31% de los
casos (6 víctimas)[15].
Un ejemplo, entre muchos, de la falta de protección por parte del Estado a los funcionarios
judiciales lo constituye el asesinato del juez penal militar que estaba conociendo de dos casos de
graves violaciones a los derechos humanos.
De acuerdo con una investigación llevada a cabo por la ONG Human Rights Watch, al mes de
noviembre de 2002, 15 meses después de estar ejerciendo el cargo el actual Fiscal General,
habían sido despedidos al menos nueve fiscales e investigadores de casos de derechos humanos
y otros 15 habían sido forzados a renunciar o se habían sentido obligados a hacerlo [27]. La
Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresó “su preocupación por la renuncia que se
produjera en el seno de la Fiscalía General de la Nación de la República de Colombia como
consecuencia de las reacciones generadas por la detención de un General del Ejército en retiro,
Rito Alejo del Río Rojas, vinculado a varias investigaciones por graves violaciones a los derechos
humanos durante su gestión como comandante de la XVII Brigada del Ejército en la región de
Urabá (Departamento de Antioquia)”[28].
Varias instancias de protección de los derechos humanos del sistema de Naciones Unidas,
también manifestaron sus preocupaciones al respecto[29].
“A la Relatora Especial le preocupan en este contexto los cambios registrados desde que tomó
posesión de su cargo el nuevo Fiscal General de la Nación, en lo que respecta a la orientación de
la Fiscalía y el despido de determinados funcionarios que habían hecho esfuerzos para encarar la
impunidad. Estos cambios despiertan serios temores acerca de las perspectivas de reforzar la
institución y de su compromiso de lucha contra la impunidad. En este sentido, varios
acontecimientos han puesto en duda la independencia y autonomía de fiscales encargados de
investigar violaciones de los derechos humanos, en especial las que implican a grupos
paramilitares y a funcionarios públicos”[30].
No obstante las reiteradas recomendaciones internacionales en el sentido de que para mejorar la
situación de los derechos humanos en el país es indispensable superar la situación de impunidad,
los pasos que viene dando el Estado colombiano tienden todos a profundizar las causas que
generan impunidad.
4. El proyecto de reforma constitucional por el cual se pretende dotar de
facultades de policía judicial a las fuerzas militares
La señora Monguí Jerez Suárez interpuso una denuncia por esos hechos, manifestando que las
tropas habían entrado por la fuerza a su casa y asesinado a su hijo y a su esposo. A raíz de la
denuncia, miembros de la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo se desplazaron hacia
Cantagallo para verificar lo ocurrido[42]. El delegado de la Defensoría del Pueblo precisó: “hicimos
la verificación del caso y tomamos la declaración de la señora que está gravemente herida en el
hospital. La familia estaba durmiendo en su choza humilde, estaban en condiciones indefensas, no
pueden decir que hubo ataque”. Además, el funcionario señaló que los cuatro hombres detenidos y
reportados como militantes de las Farc son líderes campesinos de la región[43].
2.2.2 El asesinato de la niña Mileidy David cometido presuntamente por miembros del Ejército
Nacional La justicia penal militar abocó el conocimiento de la investigación de la ejecución
extrajudicial de la niña Mileidy David, cometida presuntamente por miembros del ejército nacional
el 18 de marzo de 2003 en San José de Apartadó (Antioquia). El 18 de marzo de 2003, en San
José de Apartadó (Antioquia) la niña Mileidy Dayana David Tuberquía, de tres años de edad, fue
asesinada presuntamente por miembros del Ejército. Según la denuncia, siendo las 10:30 de la
mañana, el padre de la niña, Conrado David, junto con su madre, Alba Rosa David, y sus dos hijas
de tres y cinco años, regresaban del trabajo y se dirigían a su vivienda. En el trayecto, el padre se
adelantó y se encontró con miembros del Ejército Nacional, quienes lo retuvieron, lo tiraron al suelo
y le preguntaron si la guerrilla se encontraba en el sector, a lo que Conrado respondió que las
únicas que estaban por ahí eran su madre y sus dos hijas. En seguida lo amenazaron diciéndole
que si veían a la guerrilla, lo matarían. Minutos más tarde, la abuela venía caminando con las dos
niñas, cuando tres soldados les apuntaron con sus fusiles. La señora Alba Rosa les suplicó que no
dispararan, que sólo venía ella con las dos niñas; sin embargo, le dispararon a Mileidy. Pasadas
una hora y media los soldados emprendieron el descenso al caserío de San José con la niña,
donde los esperaba una ambulancia. La subieron al vehículo, pero la niña murió antes de llegar al
hospital de Apartadó. En el hospital le practicaron la necropsia y posteriormente un Juez Penal
Militar le tomó declaración a Conrado David, asumiendo así el conocimiento de la investigación penal.
Por su parte el Ejército mantuvo retenida a la abuela en inmediaciones del caserío de San José,
insistiéndole que debía declarar que la muerte de la niña se había producido debido a un
enfrentamiento con la guerrilla. Más tarde se hizo presente el mismo Juez Penal Militar a
tomarle declaración y sólo hasta altas horas de la noche pudieron recuperar el cuerpo de la
menor[44].
2.2.3 El asesinato de los niños Edison y Jeison Noche Tapazco y las graves heridas causadas a la
niña Lizeth Paola Noche Tapazco y al señor Humberto Tapazco presuntamente por miembros de la
Fuerza Aérea Colombiana
La investigación del caso la está adelantando la Justicia Penal Militar con sede en el Comando
Aéreo de Combate n° 2 del municipio de Apiay (Meta). Para el 26 de julio de 2002, la investigación
se encontraba en etapa preliminar[45].
El 14 de junio de 2002, en Santa Marta (Magdalena) los niños Edison Noche Tapazco y Jeison
Noche Tapazco fueron asesinados, la niña Liceth Paola Noche, de 10 años y su
tío Humberto Tapazco Galeano fueron heridos, presuntamente por miembros de la Fuerza Aérea
Colombiana, quienes realizaron un bombardeo indiscriminado, en el cual afectaron varias viviendas
del sector[46].
2.2.4 La ejecución extrajudicial de la niña Geiny Jaimes Pinzón, cometido presuntamente por
miembros de las Brigadas XVIII y XVI del Ejército Nacional
La Juez de Instrucción Penal Militar n°. 88 de las Fuerzas Especiales del Ejército está adelantando
la investigación penal por la muerte de la niña Geiny Jaimes Pinzón, sin que a la fecha se haya
proferido medida de aseguramiento contra ningún militar. El propio Tribunal Superior Militar ha
advertido la falta de rigor técnico de la justicia penal militar en el aseguramiento de las pruebas,
errores que hoy son insuperables y que contribuirán a que el caso quede en la impunidad.
Se trata de la ejecución extrajudicial de la niña Geiny Jaimes Pinzón, de once años de edad,
cometida presuntamente por miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército la noche del 19 de
junio de 2001, en la vereda Flor Amarillo, municipio de Tame (Arauca). Los militares habían
allanado previamente, de manera ilegal, la casa donde vivía la niña. La ejecución extrajudicial
ocurrió durante la operación “Arawuac”, adelantada por miembros de la Fuerza de Despliegue
Rápido (Fudra), las brigadas XVIII y XVI del Ejército Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana (FAC).
Los militares reconocieron que la muerte de Geiny Jaimes Pinzón había sido causada por
negligencia, cuando menos, de la patrulla militar que había abierto fuego contra la niña creyéndola
una subversiva. Posteriormente, quisieron presentar la muerte de Geiny como el resultado de un
inexistente cruce de disparos con guerrilleros.
IV Condición (D)
Las fuerzas armadas de Colombia están cortando los vínculos –a nivel de comando, de batallón y
de brigada- con las organizaciones paramilitares (incluyendo la negación del acceso a inteligencia
militar, vehículos y otros equipos o suministros, y cesando otras formas de cooperación activa o
tácita)[47].
Es un hecho que en Colombia persisten los vínculos entre miembros de la fuerza pública del país y
los grupos paramilitares. La situación de connivencia y colaboración de miembros de las fuerzas
militares y de la policía nacional con los grupos paramilitares ha sido constatada de tiempo atrás
por las Naciones Unidas y por distintas organizaciones nacionales e internacionales de derechos
humanos.
En la última declaración sobre la situación de los derechos humanos en Colombia, emitida 25 de abril
de 2003, el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas afirmó que:
“La Comisión deplora profundamente la persistencia de vínculos entre los grupos paramilitares y
los miembros de las fuerzas armadas que colaboran en actos criminales llevados acabo por los
primeros, y que consienten o están de acuerdo con ellos. Exhorta al Gobierno de Colombia a
aplicar plenamente las medidas adoptadas para combatir, reprimir y desmantelar los grupos
paramilitares, así como para investigar y poner fin a los vínculos entre las fuerzas militares y los
grupos paramilitares”[48].
La Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
incluyó en su informe del 24 de febrero de 2003 el tema del paramilitarismo como uno de los
puntos de especial preocupación en la situación de derechos humanos en Colombia. La Oficina
advirtió que:
“34. La actuación paramilitar continuó aprovechando la omisión, la tolerancia o la complicidad de
servidores públicos en varias regiones del país. En muchas de esas zonas los grupos paramilitares
han reemplazado al Estado en importantes ámbitos, incluyendo el uso de la fuerza armada. 74. El
paramilitarismo siguió siendo un factor desestabilizador del Estado de derecho, en particular por los
vínculos que con él mantienen servidores públicos y por la inconsistente respuesta estatal a este
fenómeno. El contraste entre el discurso de las autoridades gubernamentales de combate al
paramilitarismo con lo observado por la Oficina, en el marco de su mandato, evidencia la
ambigüedad del compromiso estatal. Operativos puntuales, como el realizado en Segovia
(Antioquia), el 9 de agosto (a raíz del cual se investigan los nexos entre miembros de la Brigada
XIV y los paramilitares), o detenciones esporádicas de supuestos paramilitares tienen un
cuestionable alcance en el combate contra el paramilitarismo. El control paramilitar es más fuerte
en los cascos urbanos, donde es mayor la presencia de la fuerza pública y de las autoridades, lo
que no deja de ser un elemento significativo en las denuncias de connivencia de servidores
públicos con el paramilitarismo. Son motivos de preocupación las declaraciones de autoridades civiles
y militares negando la existencia en sus regiones de grupos paramilitares, cuando ésta era de
conocimiento público. Ejemplos de estas situaciones se registraron en Cravo Norte y Tame y en
Vigía del Fuerte (Antioquia)”[49].
A continuación se reseñan algunos casos en los cuales se evidencia la colaboración activa o
pasiva de la fuerza pública con los grupos paramilitares.
Notas
1 Traducción de la Comisión Colombiana de Juristas. (Regresar)
2 La información que se aporta en este acápite proviene del conocimiento directo que tienen las
organizaciones no gubernamentales de derechos humanos que suscriben este informe de los
casos que se incluyen, por representar a las víctimas que se han constituido en parte civil dentro
de los respectivos procesos judiciales. (Regresar)
3 “Revocan visa de almirante colombiano por vínculo con narcotráfico”, El Colombiano, 21 de
noviembre de 2002,www.elcolombiano.terra.com.co; “El testigo muerto que tiene en aprietos al general
Quiñónez”, El Espectador, 1 de diciembre de 2002, www.elespectador.com.; Ministerio de Defensa
Nacional – Dirección de Comunicación Corporativa, Declaración Pública, 26 de noviembre de
2002, www.mindefensa.gov.co/politica/. (Regresar)
4 Corte Interamericana de Derechos Humanos, sentencia del 6 de diciembre de 2001, caso Las
Palmeras.(Regresar)
5 Fiscalía General de la Nación, Unidad Nacional de Derechos Humanos, resolución del 30 de
mayo de 2002.(Regresar)
6 Procuraduría General de la Nación, Comunicado público, 19 de enero de
2002, www.procuraduria.gov.co/noti....(Regresar)
7 “La Gabarra: masacre fue anunciada”, El Espectador, 24 de agosto de 1999, primera página y
página 4-A; “El Gobierno no adoptó acciones en La Gabarra”, El Espectador, 26 de agosto de
1999, primera página y página 6-A; “Los paramilitares matan a decenas de campesinos”, Caracol
Radio, 23 de agosto de 1999,www.caracol.com.co/titular.a.... (Regresar)
8 “La Gabarra: masacre fue anunciada”, El Espectador, 24 de agosto de 1999, primera página y
página 4-A; “El Gobierno no adoptó acciones en La Gabarra”, El Espectador, 26 de agosto de
1999, primera página y página 6-A.(Regresar)
9 Traducción de la Comisión Colombiana de Juristas. (Regresar)
10 Organización de las Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, Informe de la Alta
Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, E/CN.4/2002/17,
13 de marzo de 2002; Organización de las Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos,
promoción y protección de los defensores de derechos humanos, Informe presentado por la Sra.
Hina Jilani, Representante Especial del Secretario General sobre los defensores de los derechos
humanos en virtud de la resolución 2000/61 de la Comisión de Derechos Humanos,
E/CN.4/2002/106/Add.2, 17 de abril de 2002. (Regresar)
11 Organización de las Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, 59 período de
sesiones, declaración de la Presidenta, 25 de abril de 2003, www.hchr.org.co. (Regresar)
12 La información que se aporta sobre el caso de la desaparición forzada de Ángel Quintero y de
Claudia Patricia Monsalve ha sido conocida directamente por una de las organizaciones no
gubernamentales de derechos humanos que suscribe este informe por ser representante de las
víctimas que se han constituido en parte civil dentro del proceso judicial. (Regresar)
13 Este sub-capítulo corresponde al acápite número 2.2.3 “Los fiscales, jueces y abogados son
víctimas de amenazas y agresiones, por causas relacionadas con su profesión” del Informe
“Situación de Derechos Humanos y Derecho Humanitario en Colombia (Marzo de 2003)” elaborado
por la Comisión Colombiana de Juristas, Bogotá, 20 de marzo de 2003, mímeo. (Regresar)
14 Se entiende por funcionarios judiciales, los personeros municipales que con frecuencia son
abogados que dependen del Ministerio Público, los funcionarios del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Fiscalía General de la Nación (CTI) y los funcionarios de la misma entidad que
estaban o están ejerciendo labores judiciales. (Regresar)
15 Estas estadísticas son provisionales. Están sujetas a cambios después de consolidados los
datos. (Regresar)
16 “Matan a Juez Penal Militar”, El Tiempo, 12 de julio de 2002, pág. 1-18. (Regresar)
17 “Asesinado juez penal militar en Medellín”, El Colombiano, 12 de julio de 2002, pág. 11 A;
“Asesinado juez penal militar”, El Espectador, 12 de julio de 2002, en www.elespectador.com; Banco de
datos de derechos humanos y violencia política de Cinep y Justicia y Paz (BCJP), Noche y niebla-
Panorama de derechos humanos y violencia política en Colombia, Bogotá, BCJP, 2001, n.° 25,
pág. 16. (Regresar)
18 Organización de las Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, promoción y protección
de los defensores de derechos humanos, Informe presentado por la Sra. Hina Jilani, Representante
Especial del Secretario General sobre los defensores de los derechos humanos en virtud de la
resolución 2000/61 de la Comisión de Derechos Humanos, E/CN.4/2002/106/Add.2,17 de abril de
2002. párr. 82. (Regresar)
19 Este sub-capítulo corresponde a una parte del acápite número 2.2.3 “Los fiscales, jueces y
abogados son víctimas de amenazas y agresiones, por causas relacionadas con su profesión” del
Informe “Situación de Derechos Humanos y Derecho Humanitario en Colombia (Marzo de 2003)”
elaborado por la Comisión Colombiana de Juristas, Bogotá, 20 de marzo de 2003, mímeo. (Regresar)
20 La Unidad de Derechos Humanos empezó a funcionar en 1995, con competencia en todo el
territorio de Colombia en los casos de violación de derechos humanos y de derecho internacional
humanitario. (Regresar)
21 El actual Fiscal General de la Nación asumió la dirección de la Fiscalía en el mes de julio de
2001. (Regresar)
22 Human Rights Watch, Colombia, “Un Giro Erróneo”, www.hrw.org, noviembre de 2002. (Regresar)
23 De acuerdo con el artículo 249 de la Constitución Política, la Fiscalía General de la Nación está
integrada por el fiscal general y los fiscales delegados. El decreto ley 261 de 2000 que regula la
materia, señala que son fiscales delegados: el Vicefiscal General de la Nación, el Director Nacional
de Fiscalías, los directores seccionales de fiscalías, los fiscales de las unidades de fiscalías y los
fiscales delegados especiales. (Regresar)
24 Ley 270 de 1996 y decreto 261 de 2000, por medio del cual se modifica la estructura de la
Fiscalía General de la Nación. (Regresar)
25 La Corte Constitucional en Sentencia C-558 de 1994, Magistrado Ponente, Carlos Gaviria Díaz,
precisó que: “no le está permitido al Fiscal General de la Nación, como a ningún otro funcionario de
la Fiscalía, injerir en las decisiones que deban adoptar los demás fiscales en desarrollo de su
actividad investigativa y acusadora, ni señalarles criterios relacionados con la forma como deben
resolver los casos a su cargo, ni cómo deben interpretar la ley, pues se atentaría contra los
principios de independencia y autonomía funcional del fiscal”. (Regresar)
26 Las denuncias escritas sobre estos hechos se encuentran en los archivos de la Comisión
Colombiana de Juristas. (Regresar)
27 Human Rights Watch, Colombia, “Un Giro Erróneo”, www.hrw.org, noviembre de 2002. (Regresar)
28 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Comunicado de prensa n.° 2101. (Regresar)
29 Organización de las Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, promoción y protección
de los defensores de derechos humanos, Informe presentado por la Sra. Hina Jilani, Representante
Especial del Secretario General sobre los defensores de los derechos humanos en virtud de la
resolución 2000/61 de la Comisión de Derechos Humanos, E/CN.4/2002/106/Add.2,17 de abril de
2002. (Regresar)
30 ONU, E/CN.4/2002/83/Add.3, párrafo 42. (Regresar)
31 Se trata del proyecto de Acto Legislativo No. 223 de 2003, Cámara, “Por el cual se modifican los
artículos 15, 24, 28 y 250 de la Constitución Política y se adiciona un nuevo artículo”. (Regresar)
32 “Narcotráfico se acaba este año”, El Tiempo, 12 de enero de 2003. (Regresar)
33 “Defensor considera desafortunadas las declaraciones de Mininterior”, El Tiempo, 15 de enero de
2003, pág. 1-9.(Regresar)
34 Respuesta del Coordinador de la Oficina de Atención Humanitaria al Desmovilizado del
Ministerio de Defensa Nacional a la solicitud de información formulada por la Comisión Colombiana
de Juristas el 20 de febrero de 2003.(Regresar)
35 Se refiere a los casos señalados en la condición anterior; es decir a los casos de serias
violaciones a los derechos humanos, incluyendo ejecuciones extrajudiciales y el haber ayudado o
encubierto a los grupos paramilitares. (Regresar)
36 Traducción de la Comisión Colombiana de Juristas. (Regresar)
37 En el informe presentado el 28 de febrero de 2002 por organizaciones sociales y no
gubernamentales de derechos humanos sobre el cumplimiento de las condiciones en materia de
derechos humanos para el desembolso de la ayuda militar en el marco del Plan Regional Andino,
se incluyó una reseña de la jurisprudencia de la Corte Constitucional colombiana sobre el alcance
del fuero militar. (Regresar)
38 La información que se aporta en este acápite proviene del conocimiento directo que tienen las
organizaciones no gubernamentales de derechos humanos que suscriben este informe de los
casos que se incluyen, por representar a las víctimas que se han constituido en parte civil dentro
de los respectivos procesos judiciales. (Regresar)
39 Información suministrada por escrito a la Comisión Colombiana de Juristas el 20 de febrero de
2003 por el del Comandante de la Brigada XVIII del Ejército Nacional con sede en Arauca, en
respuesta a la petición formulada el 6 de febrero de 2003; Banco de Datos de Derechos Humanos
y Violencia Política de CINEP y Justicia y Paz (BCJP), Noche y Niebla-Panorama de derechos
humanos y violencia política en Colombia, Bogotá, BCJP, n°. 26. (Regresar)
40 Información suministrada telefónicamente a la Comisión Colombiana de Juristas por el Batallón
Nueva Granada el 16 de julio de 2002. (Regresar)
41 “Dados de baja dos terroristas”, Ministerio de Defensa Nacional, Quinta Brigada, 16 de octubre
de 2002, enwww.mindefensa.gov.co (Regresar)
42 “Verifican muertes de civiles”, El Tiempo, pág. 1-14, octubre 11 de 2002. (Regresar)
43 Banco de datos de derechos humanos y violencia política de CINEP y Justicia y Paz (BCJP),
Seguimiento al Estado de Conmoción, boletín virtual n.° 3, en www.nocheyniebla.org; denuncias que se
encuentran en los archivos de la Comisión Colombiana de Juristas, n.° D-02365, D-02398 y D-
02402. (Regresar)
44 Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política Cinep y Justicia y Paz Revista
Noche y Niebla No. 27, enero- marzo de 2003, pág 108. (Regresar)
Denuncias que se encuentran en el archivo de la Comisión Colombiana de Juristas, D-03593 y D-
03624 (Regresar)
45 Información suministrada por escrito por el Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana a la
Comisión Colombiana de Juristas el 26 de julio de 2002, en respuesta a la petición formulada el 8
de julio de 2002. (Regresar)
46 Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política de CINEP y Justicia y Paz (BCJP),
Noche y Niebla-Panorama de derechos humanos y violencia política en Colombia, Bogotá, BCJP,
n°. 24, pág 143. (Regresar)
47 Traducción de la Comisión Colombiana de Juristas. (Regresar)
48 Organización de las Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, 59 período de
sesiones, declaración de la Presidenta, 25 de abril de 2003, www.hchr.org.co. (Regresar)
49 Organización de las Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, Informe del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, E/CN.4/2003/13,
24 de febrero de 2003. (Regresar)
50 La información que se aporta en este acápite está basada en el informe “Plan Colombia´s first
two years: An evaluation of human rights in Putumayo, April 2003”, elaborado por la organización
de derechos humanos Witness for Peace (WFP), informe que se encuentra en proceso de
publicación. (Regresar)
51 Testimonio del Padre Juan Castillo, sacerdote católico, aportado el 31 de octubre del año 2002,
en “Plan Colombia´s first two years: An evaluation of human rights in Putumayo, April 2003”,
Witness for Peace, mímeo.(Regresar)
52 Witness for Peace, “Plan Colombia´s first two years: An evaluation of human rights in Putumayo,
April 2003”, mímeo. (Regresar)
53 Idem. (Regresar)
54 El 11 de agosto de 2002, cuatro días después de su posesión, el Gobierno de Álvaro Uribe
Vélez decretó el estado de conmoción interior en todo el país y declaró como Zonas de
Rehabilitación y Consolidación dos regiones del territorio nacional: una integrada por varios
municipios de los departamentos de Bolívar y Sucre y la otra por tres municipios del departamento
de Arauca: Arauca, Arauquita y Saravena. Las Zonas de Rehabilitación y Consolidación son zonas
delimitadas en las cuales se concentra la fuerza pública, contando con facultades especiales y
extraordinarias, algunas de las cuales fueron declaradas inconstitucionales por la Corte
Constitucional. (Regresar)
55 La información y los casos que se reseñan en este acápite corresponden a denuncias
presentadas directamente ante el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo y ante la Comisión
Colombiana de Juristas por organizaciones sociales y grupos de derechos humanos, entre ellos la
Asociación Campesina de Arauca (ACCA) el Sindicato Agrario y el Comité Permanente para la
Defensa y Promoción de los Derechos Humanos. Con respecto a los hechos de violaciones a los
derechos humanos, la Comisión Colombiana de Juristas ha realizado el proceso de verificación de
la información suministrada. (Regresar)
56 Organización de las Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, Informe de la Alta
Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, E/CN.4/2002/17,
28 de febrero de 2002. (Regresar)
57 Las medidas cautelares fueron solicitadas el 15 de noviembre de 2002 y La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos las concedió a través de resolución del 21 de noviembre de
2002. (Regresar)
58 El 15 de mayo de 2002, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le solicitó al
Gobierno colombino la adopción de medidas para proteger a los funcionarios públicos de San
Calixto. (Regresar)
59 Banco de datos de derechos humanos y violencia política de CINEP y Justicia y Paz, (BCJP),
Noche y Niebla –Panorama de derechos humanos y violencia política en Colombia, Bogotá, BCJP,
n.° 26, pág 150. (Regresar)
60 Acción urgente de los Cabildos Mayores del Río Sinú y Río Verde, Resguardo Embera Katío del
Alto Sinú.(Regresar)
61 Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
Informe de la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos sobre su Misión de Observación en el Medio Atrato, 20 de mayo de 2002. (Regresar)
62 Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
Informe de la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos sobre su Misión de Observación en el Medio Atrato, 20 de mayo de 2002. (Regresar)
63 Información aportada por los delegados de distintos Consejos Comunitarios de la región, en la
Audiencia Defensorial realizada el 1 de mayo de 2003 en la población de Bellavista
(Chocó). (Regresar)
64 Idem. (Regresar)
65 Por ejemplo, en la revista del Banco de datos de derechos humanos y violencia política de
CINEP y Justicia y Paz, (BCJP), Noche y Niebla –Panorama de derechos humanos y violencia
política en Colombia, correspondiente al último trimestre del año 2002 no se reseñó un solo caso
de combates entre la fuerza pública del Estado y los grupos paramilitares. (Regresar)