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La familia

La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el


elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de
la sociedad y del Estado. Los lazos principales que definen una familia son de dos
tipos: vínculos de afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido
socialmente, como el matrimonio que, en algunas sociedades, sólo permite la
unión entre dos personas mientras que en otras es posible la poligamia, y vínculos
de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los lazos que se
establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. También
puede diferenciarse la familia según el grado de parentesco entre sus miembros.

Problemas que afectan a la familia en la sociedad:

a) El alcoholismo
El alcoholismo es una enfermedad de la familia. El hecho de beber
compulsivamente afecta al alcohólico y al mundo que lo rodea: amistades, empleo,
hijos, padres, novia, matrimonio... todos sufren los efectos del alcoholismo. Los
que quedan más profundamente afectados son los que están más en contacto
directo con el alcohólico y los que se preocupan más por él quedan literalmente
embrollados por el comportamiento de éste. Reaccionan ante el comportamiento
del alcohólico. Tratan de controlar la bebida de éste, pero ven que hacerlo está
fuera de su alcance. Se avergüenzan de las escenas que el alcohólico hace en
público, pero en privado esta vergüenza se convierte en acusación. No tardarán
en sentirse culpables, conllevando las heridas, temores y culpa del alcohólico.

b) La drogadicción
Con frecuencia los miembros de la familia cesan de actuar en forma funcional
cuando tratan de lidiar con los problemas producidos por la droga en un ser
querido, algunos niegan que exista algún problema, bloqueando sus propios
sentimientos (de igual modo que el adicto a la droga).

Otro de los miembros de la familia tratan de encubrir los errores cometido por el
adicto a la droga. El encubrimiento ocurre cuando un miembro de la familia rescata
al adicto o le ayuda en la obtención de la droga. Uno de los cónyuges quizás trate
de ocultar a los hijos la adicción a la droga de su pareja.
c) Violencia intrafamiliar
Entendemos que la violencia doméstica es un modelo de conductas aprendidas,
coercitivas que involucran abuso físico o la amenaza de abuso físico. También
puede incluir abuso psicológico repetido, ataque sexual, aislamiento social
progresivo, castigo, intimidación y/o coerción económica.

Hay autores que señalan que la violencia Intrafamiliar se da básicamente por tres
factores; uno de ellos es la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la
incapacidad para resolver problemas adecuadamente; y además en algunas
personas podrían aparecer variables de abuso de alcohol y drogas.

d) Falta de comunicación
El ambiente familiar negativo, caracterizado por problemas de comunicación entre
padres e hijos adolescentes, constituye uno de los factores de riesgo más
vinculados al desarrollo de alteraciones en la salud mental en los hijos, como
síntomas depresivos, ansiedad y estrés.

En contraste, la comunicación familiar fluida y empática ejerce un fuerte efecto


protector ante los problemas de salud mental e influye de forma positiva en el
bienestar psicológico del adolescente.

La investigación destaca que los problemas de comunicación en el contexto


familiar pueden convertirse en problemas de ajuste en la escuela, los cuales
influyen de forma negativa en la salud mental del adolescente.

¿Cómo afectan los problemas familiares a los hijos?


a) Baja autoestima
Una baja autoestima puede desarrollar en los niños sentimientos como la
angustia, el dolor, la indecisión, el desánimo, la pereza, la vergüenza, y otros
malestares. En razón de eso, el mantenimiento de una autoestima positiva es una
tarea fundamental a lo largo del crecimiento de los niños.
Dentro de cada uno de nosotros existen sentimientos ocultos que muchas veces
no los percibimos. Los malos sentimientos, como el dolor, la tristeza, el rencor, y
otros, si no son remediados, acaban por convertirse y ganar formas distintas.
Estos sentimientos pueden llevar a una persona no solo a sufrir depresiones
continuas, como también a tener complejo de culpabilidad, cambios repentinos del
humor, crisis de ansiedad, de pánico, reacciones inexplicables, indecisiones,
excesiva envidia, miedos, hipersensibilidad, pesimismo, impotencia, y otros
malestares.
b) Bajo rendimiento escolar
La falta de atención por parte de los padres en los niños sobre todo durante la
educación primaria crea en ellos una desatención hacia los estudio, ellos no se
sienten motivados en la escuela, y por consiguiente su rendimiento es menor que
en los niños que tienen el apoyo y atención de sus padres.

Actualmente dentro de las familias es posible encontrar problemas de


desintegración familiar, adicciones, infidelidad, hijos no deseados, u otras
situaciones como las madres solteras, padres que laboran (ambos), familias
grandes, hijos predilectos, etc. Que no permiten que los padres presten la atención
necesaria a sus hijos en edad escolar.

c) Conducta antisocial
Las conductas antisociales son muy amplias y varian de unos niños a otros
aunque tienen en común conductas violentas y oposicionistas. Desde niños,
infringen reglas sociales, suelen presentar comportamientos agresivos,
manifestaciones de ira y rabia continuadas, no aceptan someterse a las normas, la
mayoría tiene problemas escolares tanto con respecto a la conducta como en lo
que se refiere al rendimiento, absentismo escolar, tienen escasas habilidades
sociales, dificultades a la hora de resolver problemas, etc.

Es muy probable que se comporten de manera ofensiva, mientan, roben, se


peleen, cometan agresiones sexuales, no muestren consideración hacia los
demás y tengan actitudes resentidas.

d) Rebeldía
Este comportamiento es relativamente común y a menudo aparece cuando el niño
cumple un año. Cuando el bebé nace, trae impulsos amorosos y agresivos que,
con el tiempo y con el cuidado de los padres, empezará a construir vínculos
afectivos y a desarrollar sus relaciones personales. Esta es una fase muy
importante. Su personalidad será construida a partir de su conocimiento del
mundo a su alrededor. Para eso, es necesario que el bebé se sienta protegido y
cuidado en su entorno familiar.

La rebeldía es una característica típica de este periodo relacionada con la


búsqueda de identidad, personalidad etc. Si los padres educamos a los hijos en un
hogar lleno de amor, respeto, confianza, honestidad, y sobre todo disciplina
ayudaremos mucho a evitar que un niño sea rebelde y levantaremos la
autoestima.
Contribución de la familia en la sociedad
Es necesario encontrarse de nuevo con la familia como lugar de fuente y de vida
en nuestra cultura. Encontrarse en el sentido de reconocer, valorar, plasmar e
experimentar. De esta forma numerosas figuras y personalidades que han
trascendido en el ámbito social y profesional alegan haber recibido ciertas
influencias educativas desde la familia, que han trazado las pautas fundamentales,
por lo que determinadas familias han jugado un papel fundamental en la formación
y proyección de estas personalidades. Es así como fácilmente podemos decir que
un niño que no tenga la mejor condición socioeconómica pero que este inmerso en
una familia con una dinámica sana, que propicie su desarrollo emocional,
cognitivo y físico, puede tener un mejor desempeño escolar que un niño que,
teniendo un alto estatus socioeconómico pertenece a una familia disfuncional, la
cual no le permite tener un ambiente propicio para su desarrollo.

Responsabilidades en la familia
La familia como célula fundamental de la sociedad, tiene una gran responsabilidad
en la formación de la personalidad del individuo, ya que las primeras influencias
educativas las recibe el niño en el seno familiar, por lo que se ha dicho que es la
familia la primera escuela del ser humano.
De este modo se ha afirmado también que dentro de las acciones educativas
están implícitas no solo los modos de actuación y patrones de conducta a seguir,
sino también elementos de orientación que abarcan lo profesional, vocacional y lo
ético estrechamente relacionado con la visión del desarrollo de la proyección
social del individuo.

Virtudes en la familia
La familia es el lugar de formación donde se aprende a vivir las grandes virtudes;
el lugar querido por Dios para formar al ser humano; el lugar donde nos instruimos
para ser personas; el lugar donde aprendemos a amar y a ser amados, a ser
generosos, fieles, honestos y responsables. Si nos atenemos al contenido,
sabemos que en la educación en virtudes se sabe con certeza qué es lo que se
tiene que enseñar y es sencillo llevarla a cabo, pues las virtudes están inscritas en
la naturaleza humana, y son los hábitos, es decir, los modos de actuar contrarios
al mal, a los vicios: humildad, generosidad, diligencia, sobriedad, paciencia,
castidad, fortaleza, justicia, prudencia, templanza. Sin embargo, la educación en
valores tiene más matices y es más relativa, pues los valores cambian en función
de las culturas, las épocas, las personas que los trasmiten o las personas a
quienes han de ser transmitidos.
El carácter, primer propósito de la educación en la familia.
Para los padres, ayudar a sus hijos en la formación del carácter y la personalidad
para los que estas edades constituyen una etapa clave ha de resultar un deber
ineludible y al tiempo una satisfacción inmensa. La educación del carácter es
bastante difícil porque es algo que se fragua muy en el interior del joven o de la
señorita, y además es una cuestión personalísima de cada uno. Tanto es así, que
no debe ser fácil siquiera definir en qué consiste ser una persona de carácter. Es
verdad, pero el éxito en la forja del carácter depende en mucho de que él o ella se
convenzan de que les interesa mejorarlo, y estas ideas pueden servirte para
hacerles reflexionar.

Valores para la calidad de vida


Cuando hablamos de calidad de vida en la familia significa que los hijos sean
personas libres y responsables, y para lograr este objetivo los padres tienen que
ser, a su vez, libres y responsables. Es así que se logra coherencia y ejemplaridad
de vida. De hecho es una de las maneras que tienen los padres de expresar el
liderazgo en la familia y propiciar un clima de participación. Se educa de verdad
cuando se busca que la persona tenga convicciones y que las comunique
haciéndolas realidad. Hay algo fundamental que no se comunica con la más
revolucionaria de las metodologías o técnicas. La familia, en su propósito de ser la
primera escuela de valores, debe crear un ambiente propicio para que se cultiven
los valores de la convivencia y para que haya una sana emulación de las virtudes
que hacen posible dicha convivencia: tolerancia, apertura, comprensión, buen
humor, optimismo, de modo que la familia cree su propio ambiente e influya en lo
que la rodea, atrayéndolo, si es positivo, o repeliéndolo, cuando es negativo.

El poder de la familia unida


La familia en su propósito de ser la primera escuela de valores, debe crear un
ambiente propicio para que se cultiven los valores de la convivencia y para que
hayan una sana emulación de las virtudes que hacen posible dicha convivencia:
tolerancia, apertura, comprensión, buen humor, optimismo. De modo que la
familia cree su propio ambiente e influya en lo que la rodea, atrayéndolo, si es
positivo, o repeliéndolo cuando es negativo. La acción de la familia consiste más
en dar que en recibir. Una familia unida es capaza de superar todo lo malo que
sucede, se produzca adentro o afuera. Una manera de ver a cada persona dentro
de la familia es mirarla como a una imagen de Dios (porque ha sido creada a su
imagen y semejanza). En la familia las personas adquieren seguridad en si
mismas y viven respaldadas por la fuerza del amor y la comprensión. En ella
reciben protección biológica, psíquica y espiritual. Aprenden a ser independientes.

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