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(del griego, 6 µcontra¶; µvida¶), cualquier compuesto químico
utilizado para eliminar o inhibir el crecimiento de organismos infecciosos. Una
propiedad común a todos los antibióticos es la toxicidad selectiva: la toxicidad
hacia los organismos invasores es superior a la toxicidad frente a los animales
o seres humanos. La penicilina es el antibiótico más conocido, y ha sido
empleado para tratar múltiples enfermedades infecciosas, como la sífilis, la
gonorrea, el tétanos o la escarlatina. La estreptomicina es otro antibiótico que
se emplea en el tratamiento de la tuberculosis. En un principio, el término
6 sólo se empleaba para referirse a los compuestos orgánicos
producidos por bacterias u hongos que resultaban tóxicos para otros
microorganismos. En la actualidad también se emplea para denominar
compuestos sintéticos o semisintéticos. La principal categoría de antibióticos
son los antibacterianos, pero se incluyen los fármacos antipalúdicos, antivirales
y antiprotozoos. ?
En la primera década del siglo XX, el físico y químico alemán Paul Ehrlich
ensayó la síntesis de compuestos orgánicos capaces de atacar de manera
selectiva a los microorganismos infecciosos sin lesionar al organismo huésped.
Sus experiencias permitieron el desarrollo, en 1909, del salvarsán, un
compuesto químico de arsénico con acción selectiva frente a las espiroquetas,
las bacterias responsables de la sífilis. El salvarsán fue el único tratamiento
eficaz contra la sífilis hasta la purificación de la penicilina en la década de 1940.
En la década de 1920, el bacteriólogo británico Alexander Fleming, que más
tarde descubriría la penicilina, encontró una sustancia llamada lisozima en
ciertas secreciones corporales como las lágrimas o el sudor, y en ciertas
plantas y sustancias animales. La lisozima presentaba una intensa actividad
antimicrobiana, principalmente frente a bacterias no patógenas.
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Las penicilinas son el grupo más antiguo y seguro de antibiót icos. Son
antibióticos bactericidas que inhiben la formación de la pared celular. Existen
cuatro tipos de penicilinas: las penicilinas -G de espectro restringido, la
ampicilina y derivados, las penicilinas resistentes a la penicilinasa y las
penicilinas ant ipseudomonas. Las penicilinas -G son eficaces contra
estreptococos gram-positivos, estafilococos, enterococos y meningococos: se
emplean en el tratamiento de la sífilis, gonorrea, meningitis, ántrax y el pián. La
penicilina V se utiliza en el tratamiento de las infecciones respiratorias.
Las cefalosporinas tienen, como las penicilinas, un anillo betalactámico que
interfiere con la síntesis de la pared celular bacteriana y son también
antibióticos bactericidas. Son más eficaces que la penicilina frente a los bacilos
gram-negativos, e igual de eficaces frente a los cocos gram -positivos. Las
cefalosporinas se emplean en el tratamiento de la mayor parte de las
meningitis, y como profilaxis en cirugía ortopédica, abdominal y pélvica. A
pesar de ser en general más costosas que las penicilinas, se emplean con
frecuencia debido a su amplio margen de seguridad. También se recomienda
su utilización en la profilaxis debido a su eficacia frente a las bacterias gram -
negativas. Las reacciones de hipersensibilidad a las cefalosporinas son raras:
incluyen erupciones cutáneas y, con menos frecuencia, anafiláctico.
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La utilización de antibióticos debe realizarse con receta médica debido a la
aparición de resistencias bacterianas frente a ciertos antibióticos. Uno de los
principales mecanismos de defensa es la inactivación del antibiótico. Éste es el
mecanismo de defensa más frecuente frente a las penicilinas y el cloranfenicol.
Otras formas de resistencia consisten en mutaciones que cambian la enzima
bacteriana contra la que se dirige el antibiótico, de manera que éste no pueda
ya inhibirla. Éste es el mecanismo más habitual frente a los compuestos que
inhiben la síntesis de proteínas, como las te traciclinas.