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ï Molestias o dolores musculares
ï Crisis epiléptica o convulsiones
ï Agitación intensa
ï Pérdida del conocimiento
ï Fiebre
ï Proteinuria
ï Hipertensión notable
ï Trastornos digestivos
ï Trastornos nerviosos
ï Trastornos sensoriales
ï Oliguria
ï Edema
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El médico lleva a cabo un examen físico y descarta otras posibles causas de las
convulsiones. Se verifica y controla la presión sanguínea y la frecuencia respiratoria.
Igualmente, se pueden realizar exámenes de sangre para verificar:
ï Ácido úrico
ï Creatinina (para evaluar la función del riñón)
ï Función hepática
ï Conteo de plaquetas
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El diagnóstico diferencial debe de realizarse con:
ï Epilepsia
ï Traumatismo cerebral
ï Hemorragia subaracnoidea
ï Aneurisma cerebral roto
ï Coma barbitúrico o hipoglicémico.
Lo normal es que haya un flujo constante de la sangre que llega al feto a través de
la placenta. Entonces el aumento crónico y sostenido de la tensión arterial
modifica los vasos sanguineos que nutren la placenta, lo que lleva a retraso en el
crecimiento fetal y a que el pequeño tenga bajo peso al nacer. Además, las
infecciones pueden afectar seriamente al recién nacido, quien, además, puede
presentar complicaciones respiratorias graves.
En la madre es frecuente la aparición de algunos cambios que hacen sospechar la
enfermedad. Usualmente, la preeclampsia se presenta en la segunda mitad del
embarazo, lo cual ayuda a distinguirla de la mujer hipertensa desde antes del
embarazo. Los síntomas generalmente son leves, y se manifiestan como retención
de líquidos, la cual se presenta como aumento de peso, hinchazón en la cara,
manos y piernas.
Elevación de la presión arterial
Mal funcionamiento de los riñones
Retención de líquidos
Eliminación de proteínas en la orina
Convulsiones
. El parto es la opción de tratamiento para la preeclampsia grave en un intento por
prevenir la eclampsia. El hecho de dar a luz al bebé alivia la afección. Prolongar el
embarazo puede ser peligroso tanto para usted como para el bebé.
Con un monitoreo cuidadoso, el objetivo es manejar los casos graves hasta las
semanas 32 a 34 del embarazo y los casos leves hasta que hayan pasado de 36 a
37 semanas. Esto ayuda a reducir las complicaciones de un parto prematuro.