DOMINGO 18/9/2005 LA REPÚBLICA POLÍTICA 3

Aviso de los tiempos

de la calle Filipinas,
del espíritu
conservador y del
crecimiento prudente
pero consolidado.
Todo ello cambió
desde 1990 y duró
apenas 9 años.

“como banquera no tengo simpa-

MOMENTO DE GLORIA. En la exitosa oferta de acciones del Wiese Ltdo. en la Bolsa de New York en 1994, Susana de la Puente, que organizó gran parte de la operación.
Susana de la Puente, que afron-
ta ahora su inclusión en el proceso
penal que se sigue por los presun-
tos delitos derivados de la opera-
ción de salvataje, niega ahora ha-
ber tenido aquí ninguna relación
diferente a la que debe sostener
una banquera de inversión con los
ministros de Economía y dirigen-
tes de cualquier otra nación.
De la Puente no aceptó respon-
der para el registro (on-the-record)
las preguntas planteadas por La
República, mencionando una pro-
hibición expresa de JP Morgan en
ese sentido, debido al juicio penal
sobre el caso. Sin embargo, en una
carta reciente a Caretas 1890, del 8
de setiembre, de la Puente indicó
que entre ella y Joy Way “no existió
ninguna relación estrecha... que
explicara la intervención del Esta-
do al Banco Wiese”. Su relación
con “el Ministro Joy Way”, escribió
de la Puente, “fue única y exclusi-
vamente en su condición de Minis-
tro de Economía que en mi condi-
En octubre de 1999, a
poco del ‘salvataje’,
de la Puente declaró
su apoyo total a la
reelección de
Fujimori: “La verdad
es que los temas
sobre derechos
humanos (…) tienen
más importancia
dentro del Perú que
afuera”.
Testaferro Luis Duthurburu.
ción de ejecutiva de JP Morgan
tengo con los ministros de Econo-
mía latinoamericanos”.
Eso es en parte cierto. Fuentes
cercanas a Susana de la Puente
mencionan, por ejemplo, su cerca-
nía con el gobernante venezolano
Hugo Chávez como demostración
EN EL CENTRO DEL PODER . Montesinos se mantuvo informado sobre el ‘salvataje’.
de la imparcialidad política de una
muy agresiva banquera de inver-
siones que busca hacer transaccio-
nes rentables con los gobiernos al
margen de su color político. (El Na-
cional, de Caracas, publicó incluso
una nota al respecto: “¿Qué hacía
esta mujer de Wall Street con el
presidente Chávez en Londres?”).
En una entrevista hecha por
Mariella Balbi y publicada en El
Comercio en marzo de este año, de
la Puente fue más lejos, y al con-
testar a la pregunta de si se arre-
pentía de “haber sido cercana al
gobierno de Fujimori”, dijo:
tía por los gobiernos, trabajamos
con países”.
Eso no es verdad. De la Puente
no solo tuvo simpatía por el gobier-
no de Fujimori sino que lo defen-
dió activamente hasta el final.
No es exagerado indicar que,
mientras Fujimori gobernó, el apo-
yo de Susana de la Puente al fujimo-
rato fue parecido en el ámbito in-
ternacional al que le daba Martha
Chávez en el escenario nacional.
En octubre de 1999, apenas
unas semanas después de termina-
do el “salvataje” del Wiese Ltdo., de
la Puente dio una entrevista en su
oficina de Nueva York a la revista
Empresa Privada, que fue realizada
por Óscar Díaz. Cuando éste le pre-
guntó por el intento reeleccionista
de Fujimori, la respuesta de de la
Puente fue en el estilo de la que
hubieran dado –en caso de haberse
extraviado en Wall Street– Martha
Chávez o Luz Salgado:
“...me resisto a creer que alguien
con el corazón en la mano pueda
decir que Fujimori no ha hecho un
buen trabajo. (...) Por eso yo diría
que, en general, el inversionista,
tanto extranjero como peruano
...obviamente ve la continuidad de
Fujimori como algo positivo”.
Cuando Díaz le preguntó sobre
el copamiento de “todos los pode-
res públicos”, de la Puente respon-
dió: “La verdad es que los temas
sobre derechos humanos y política
interna tienen más importancia
dentro del Perú que afuera. (...) el
Presidente [Fujimori] es una perso-
na muy querida y respetada inter-
nacionalmente... Inclusive, recibo
muchas bromas en países latinoa-
mericanos, diciéndome, ‘cuándo
nos exportan a Fujimori’. Por eso,
yo creo que es poco leal no recono-
cer el trabajo que han hecho Fuji-
mori y su equipo económico...”.
Esto fue muy pocas semanas des-
pués de que el gobierno de “la per-
sona muy querida y respetada inter-
nacionalmente” le había aprobado
el “salvataje” que de la Puente pilo-
teó, como se verá, y que significó un
aval sin casi contragarantías, por
$314 millones para junio del 2006:
un subsidio o un regalo, en buena
cuenta, cuyo pago no iba a salir ni
del bolsillo del exportable Fujimori
ni de la cartera de su entusiasta apo-
logeta del JP Morgan, sino del de los
demás peruanos.
Continuará mañana